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  • La democracia, la ciudadana, las polticas pblicas y los movimientos sociales en la Regin MERCOSUR

    Mario Garcs D.

    Doctor en Historia Coordinador del Estudio

    1.- La historia de la democracia en la Regin

    Como se puede apreciar, a travs de los Informes nacionales, cada sociedad y cada estado de la alianza MERCOSUR constituyen una experiencia histrica particular con sus respectivas especfidades, tanto en la conformacin del estado nacional as como con relacin al desarrollo de los movimientos sociales y ms ampliamente, la interaccin entre el Estado y la sociedad. Sin embargo, reconociendo las diferencias, tanto en el pasado como en el presente, se pueden identificar tambin experiencias comunes con relacin a grandes ciclos histricos -el pasado colonial, por ejemplo- o econmicos, como las fases exportadoras dependientes, en el siglo XIX, o de sustitucin de las importaciones, en el siglo XX. Tambin comparten nuestras sociedades experiencias sociopolticas recientes, como aquellas asociadas a las dictaduras en los aos setenta-, los procesos posteriores de recuperacin democrtica y el impacto reciente de la globalizacin y del neoliberalismo. Una mirada general al siglo XX, hace posible sugerir algunos procesos econmicos en comn y al mismo tiempo, resoluciones polticas diversas. Tal es el caso de Argentina, Chile y Uruguay que compartiendo ciclos econmicos semejantes transitaron desde modelos primario exportadores (Argentina y Uruguay desde su produccin agrcola y ganadera; Chile, desde la minera) a modelos de sustitucin de importaciones (ms logrado en Argentina y Brasil que en Chile y Uruguay)1. En todos estos casos, el cambio en el modelo de desarrollo implic profundas transformaciones en las sociedades, que no slo se hicieron ms urbanas, sino que favorecieron la expansin de las clases medias y del sector obrero industrial. Sin embargo, en cada caso, la contraparte poltica del cambio se tradujo en soluciones diversas: peronismo en Argentina; modelo batllista en Uruguay; integracin de la izquierda clasista al sistema poltico en Chile. Cada una de estas soluciones polticas tuvo rasgos propios, que dejaron huellas profundas en la historia de cada una de estas sociedades en el siglo XX: el peronismo articul al menos transitoria, pero significativamente al mundo militar, empresarial y de los sindicatos acogiendo demandas y consagrando los derechos sociales de los trabajadores; la izquierda integrada al sistema poltico chileno fue un actor fundamental en la representacin de los sectores populares, especialmente obreros y modific persistentemente el Estado liberal en la direccin de un Estado con impronta social; el modelo batllista, finalmente, en Uruguay consolid ms temprano que todos los otros pases vecinos, un estado de bienestar o redistributivo entre cuyos rasgos se destacan la combinacin de liberalismo poltico con un fuerte control 1 El caso de Brasil es tambin semejante en cuanto al trnsito del modelo exportador al modelo sustitutivo, desde la produccin cafetalera a la industrializacin, sin embargo, la revolucin del 30 impuso una salida poltica de corte autoritaria y populista diversa a la de los pases del sur, razn por la cual se aborda de manera separada ms adelante.

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  • estatal de la vida econmica as como un rol preponderante a los partidos para lidiar en el campo de las luchas distributivas.2 Para muchos analistas latinoamericanos, a pesar de las diferencias anotadas, este ciclo tendra un rasgo en comn, en todos ellos el Estado jugara un rol fundamental, como espacio al cual acceden diversos grupos sociales que pugnan por la distribucin de la riqueza, y en un sentido ms amplio, por la democratizacin del propio Estado. Garretn y Cavarozzi han sugerido la nocin de una matriz socio poltica de tipo estatal-nacional-popular, en la cual el Estado es visto como un smbolo e institucin de unidad que desempea un papel central tanto por sus funciones para asignar recursos por medio de polticas sociales y redistributivas como por la articulacin de las demandas sociales. En la mayora de los casos, la forma ms eficaz de accin colectiva es directamente poltica (de movilizaciones). La parte ms dbil () la ausencia de relaciones institucionales bien establecidas entre sus diversos componentes; es decir, su parte ms dbil era su rgimen poltico, fuera este democrtico o autoritario. Finalmente, segn estos autores, tambin habra caracterizado a sta matriz socio-poltica, el crecimiento econmico orientado hacia adentro, la modernizacin industrial, la autonoma nacional y la integracin de las clases medias y de los sectores populares organizados.3 Si bien este rasgo latinoamericano, la centralidad del Estado en la organizacin de la sociedad, ha sido destacado por diversos autores, no es menos cierto, que justamente esta centralidad del Estado fue as porque una diversidad de movimientos sociales pugnaron persistentemente por incidir e influir en las formas en que se constituan y democratizaban, a lo largo del siglo XX, los estados nacionales. De este modo, como demuestran los informes nacionales y como buscaremos enfatizar en este breve ensayo, el ltimo tercio del siglo XX fue especialmente crtico y revelador para entender la historia de Amrica Latina, en el sentido, que cuando los movimientos populares alcanzaron mayor desarrollo y radicalidad en sus propuestas de cambio, la respuesta de las elites dominantes, apoyadas por los Estados Unidos de Norteamrica fueron las dictaduras, es decir, el ejercicio de la violencia del Estado en contra de la sociedad para disciplinar a los pueblos y generar nuevas bases para el desarrollo del capitalismo en la regin. Esta vez, a diferencia de los procesos democratizadores anteriores, la orientacin fundamental estara puesta en la integracin al mercado mundial a travs de la trans-nacionalizacin de las economas. Los diversos derroteros de la democracia Desde el punto de vista de la historia de la democracia en la regin, ciertamente Uruguay fue el pas que alcanz mayores logros, seguido por Chile y por cierto, ms

    2 Cfr. Informe Uruguay 3 Manuel A. Garretn et al. Amrica latina en el siglo XXI. Hacia una nueva matriz socio poltica. LOM Ediciones, Santiago, 2004. p. 25.

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  • complejo es el balance que se puede hacer sobre la democracia en Argentina, habida cuenta de las frecuentes intervenciones militares a partir de los aos treinta. En el caso uruguayo, tempranamente la democracia hizo avances sustantivos desde el fin de las guerras civiles (1903-1904) hasta el golpe de estado de 1933- en que se echaron las bases, a partir de los gobiernos de Jos Batlle y Ordoez, de un estado de bienestar que expandi los derechos polticos y sociales. Como indica el Informe uruguayo, ya en 1916 se aprob el voto universal masculino (el femenino ser aprobado en 1934), se realiz una importante reforma constitucional que en 1919 instaur un rgimen de coparticipacin de los dos partidos polticos en el Ejecutivo (a travs del Consejo Nacional de Administracin) y se consolid un proyecto de expansin del Estado que ver nacer las primeras empresas pblicas en este perodo.4 Es decir, Uruguay estuvo a la vanguardia de cambios en el Estado, tanto en lo que se refiere a las formas de participacin poltica favoreciendo el protagonismo de los partidos- as como con relacin a la intervencin de ste en la economa, procesos que en trminos generales se desarrollaron en los pases vecinos con posterioridad a la crisis del 30. Esta democratizacin temprana del Uruguay, favoreci el desarrollo de la clase media tanto por los roles econmicos del Estado como por la expansin del sistema educativo- y la integracin menos conflictiva de la clase obrera la ley de las 8 horas laborales data de 1913 as como un complejo sistema de seguridad social- lo que habra contribuido a inhibir la formacin de partidos de clase. Con posterioridad a la crisis del 30, Uruguay ingres promisoriamente a la era de la sustitucin de importaciones con un crecimiento econmico sostenido entre 1945 y 1955 y con una fuerte movilidad social ascendente aunque con un desperfilamiento del discurso socializante del batllismo original. El neobatllismo a juicio de Constanza Moreira, se vio forzado hacia vertientes prximas al populismo de sus vecinos Argentina y Brasil, los desequilibrios fiscales y las presiones inflacionarias. El neobatllismo por una parte, articul una alianza multiclasista en el Partido Colorado, y por la otra, su dependencia del Estado lo llev a reforzar sus rasgos clientelsticos. Pero, este rasgo comprometa a los dos partidos tradicionales del Uruguay, ya que la frmula del Colegiado (de participacin conjunta e institucionalizada de los dos partidos en el gobierno del pas, con debilitamiento de las funciones presidenciales) ha sido interpretada expresando esta tendencia: la de asegurar el control del Estado para desde ah asegurar el patrimonio clientelstico5 El sindicalismo, por su parte, poda ser integrado por medio de una ideologa minimizadora del conflicto apoyada en la promesa de movilidad social. En el caso chileno, el segundo pas con mayores tradiciones democrticas de la Regin, la historia de la democracia representa algunas semejanzas con el Uruguay, en cuanto al rol preponderante de los partidos polticos como canales de representacin de los diversos intereses econmicos y sociales. Sin embargo, la semejanza llega hasta all, porque se trata de partidos diferentes y de pactos de gobernabilidad bastante ms inestables y que no alcanzaron formas institucionales como la co-participacin en el Estado de los dos grandes partidos uruguayos.

    4 Cfr. Informe Uruguay. 5 Cfr. Informe Uruguay.

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  • En la historia de la democracia chilena, es necesario reconocer al menos dos grandes ciclos; el oligrquico, desde la Independencia, en el siglo XIX, hasta la crisis de los aos veinte, que provoc el cambio de la Constitucin, la apertura del sistema poltico y su progresiva democratizacin entre 1930 y 1973, es decir hasta el golpe de estado que derrib al presidente Allende. En el primer ciclo, los avances en la democracia poltica fueron, en trminos generales, un privilegio de las elites. Sin embargo, el carcter marcadamente clasista de la sociedad chilena hizo que ya en la segunda mitad del siglo XIX tomaran formas diversos movimientos de oposicin a las elites, tanto desde los artesanos que tempranamente se organizaron en sociedad mutuales y asociaciones polticas- pero progresiva y ms radicalmente desde el peonaje en proceso de proletarizacin. Al iniciarse el siglo XX, la confluencia de tradiciones polticas artesanales, pero sobre todo la emergencia de un movimiento obrero clasista hizo pronto estallar la cuestin social, que se expres tanto como deterioro de las condiciones de vida de las mayoras populares y como emergencia de la protesta social. Un ciclo de huelgas y motines abri entonces el nuevo siglo (1903-1907), movimientos que coparon ciudades completas Valparaso, Santiago, Antofagasta, Iquique- y que fueron objeto de las mayores represiones de la historia chilena, al menos hasta la dictadura de Pinochet.6 En la etapa posterior a la represin de principios del siglo XX, el movimiento tendi a radicalizar sus posturas, pero esta vez creando un partido popular propio: el Partido Obrero Socialista fundado por Luis Emilio Recabarren, mtico y sin dudas el ms relevante dirigente obrero chileno. La fundacin del POS fue muy importante desde el punto de vista de la historia de la democracia, ya que en su acta fundacional declar que su objeto no poda ser slo la democracia poltica, sino que la democracia social y econmica,7 lo que de alguna manera orient las luchas populares en el siglo XX. De este modo, el primer ciclo se cierra hacia 1920-1930 con crecientes presiones populares que no slo pugnan por la apertura del sistema poltico, sino que por un horizonte de transformacin socialista de la sociedad (socialismo ahora fue una de las consignas del movimiento obrero organizado en medio de la crisis del 20). Una importante Asamblea de Obreros e Intelectuales en 1925 dio forma de programa a las demandas populares (se postulaba la necesidad de un estado federal, democracia comunal, socializacin de los medios de produccin, educacin pblica, etc.) sin embargo, el presidente de la poca Arturo Alessandri- en alianza con los militares hizo aprobar una nueva constitucin poltica, de corte liberal y presidencialista. Vot menos

    6 La accin represiva ms conocida fue la masacre de la Escuela Santa Mara de Iquique, acaecida el 21 de diciembre de 1907, en respuesta a un movimiento de obreros salitreros. Un estudio exhaustivo del movimiento, se puede ver en Eduardo Devs. Los que van a morir te saludan. LOM Ediciones, Santiago, 2002. La mayor difusin de este suceso fue el producto del trabajo de Luis Advis y el conjunto musical Quilapalln, quienes editaron en 1970, la Cantata Santa Mara de Iquique. CD Warner Music, 1970, 1998. Una visin de conjunto sobre la cuestin social y la protesta popular de principios de siglo XX, se puede consultar en Mario Garcs. Crisis social y motines populares en el 1900. LOM Ediciones, Santiago, 2003 (segunda edicin). 7 Para una mirada histrica de los movimientos populares en Chile, se puede consultar un artculo que he escrito recientemente: Garcs, M. Los movimientos sociales y populares en el siglo XX: balance y perspectivas. Revista Poltica, Volumen 43, Instituto de Asuntos Pblicos, Departamento de Ciencias Polticas, Universidad de Chile, Santiago, 2004. pp. 13-33.

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  • de la mitad de los inscritos. Los militares haban hecho su entrada en escena favoreciendo el ocaso de la era oligrquica y roles econmico sociales ms activos del Estado (en esta poca se aprobaron las primeras leyes laborales, en 1924, y se dict el Cdigo del Trabajo en 1931). Sin embargo, a pesar de sus propuestas reformadoras iniciales, los militares derivaron pronto a la dictadura (1927-1931), de tal modo que no fue sino hasta fines de los aos 30 en que se estructur una alianza poltica entre el Partido Radical, de la clase media y los partidos obreros (socialistas y comunistas) que dieron vida al Frente Popular (1938-1947). Bajo los gobiernos del Frente Popular -que cambi de denominaciones segn se procesaban las diferencias al interior de la alianza- se pusieron en marcha las iniciativas ms sistemticas de la sustitucin de las importaciones asumiendo el Estado roles empresariales tanto en el campo energtico y del acero as como subsidiando a sectores de la industria que producan para el mercado interno. Paralelamente, se expandi el sindicalismo legal, se ampli el sistema educativo y hacia mediados del siglo XX se cre el Servicio Nacional de Salud (SNS). Es decir, junto a la ciudadana poltica se hicieron importantes avances en la ciudadana econmica y social, tanto a propsito de la legalizacin de derechos de los trabajadores como al establecimiento de polticas sociales de carcter universal. No obstante, se trat de una expansin de derechos con evidentes insuficiencias sino exclusiones tanto del mundo campesino -el derecho a la sindicalizacin campesina no se instituy realmente hasta 1967- como de los pobres de la ciudad que crecan junto al proceso de emigracin del campo a la ciudad, sin que el Estado generara polticas de vivienda capaces de asegurar condiciones dignas de habitacin para los pobres (el dficit de vivienda popular en Santiago llegaba al 36%, de acuerdo con el Primer Censo Nacional de la Vivienda, de 1952). La democracia chilena, en este ltimo sentido, adoleca de evidentes lmites. Decamos que entre Uruguay y Chile se pueden establecer ciertas analogas en la historia de la democracia, entre otros, por el papel de los partidos polticos como mecanismos de representacin de intereses. Sin embargo, como se ha visto, en el caso uruguayo son los partidos de la elite y la clase media, mientras que en Chile, se constituyeron tempranamente los partidos obreros, que actuaron como representantes de la clase obrera. En trminos del sistema poltico, Uruguay fue ms estable, porque el sistema de bipartidismo blancos y colorados- se estructur como sistema de control y usos del Estado y no emergi hasta los sesenta una alternativa significativa de izquierda (Movimiento Tupamaros y Frente Amplio) mientras que en al caso chileno, ms inestable, con posterioridad al Frente Popular, se tendi a estructurar un sistema conocido como de los tres tercios: la derecha, el centro y la izquierda. Cada sector, desde fines de los 50 hasta los aos 70, jug sus cartas en una sucesin de propuestas de cambios que busc resolver la crisis del modelo sustitutivo de importaciones y tanto desde el centro como desde la izquierda, ampliar la democracia.8

    8 Estas propuestas, en los aos sesenta, siguieron dos caminos: el de la revolucin en libertad (1964-1970) llevada adelante por la Democracia Cristiana en el contexto de la Alianza para el Progreso promovida por los Estados Unidos; y, la va chilena al socialismo (1970-1973), propuesta de una alianza de partidos de la izquierda chilena bajo el liderazgo de Salvador Allende.

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  • Argentina enfrent desafos semejantes al de sus vecinos Chile y Uruguay, pero sigui otros derroteros. En efecto, si bien desde el punto de vista econmico se pueden reconocer dos grandes ciclos histricos, el agro exportador con Estado liberal (1880-1930) y el de sustitucin de importaciones con Estado intervencionista (1930-1975), la historia de la democracia y de los derechos de ciudadana siguieron cursos diferentes. En el primer ciclo histrico, como indica el Informe de este pas, Argentina, bajo el predominio de la oligarqua terrateniente, se relacion con el mercado mundial como proveedora de materias primas alimenticias; el Estado en alianza con el capital externo, desarrollaron una fuerte inversin en infraestructura para el transporte (puertos y ferrocarriles) y fue tambin esta la poca en que llegaron grandes contingentes de inmigrantes (la mayora provenientes de Espaa e Italia) que vinieron a solucionar el dficit de la escasez de mano de obra nativa.9

    Desde el punto de vista del desarrollo de la democracia y la ciudadana, uno de

    los cambios ms importantes en el rgimen oligrquico se produjo con la promulgacin de la ley Senz Pea (1912) que consagr el voto universal, secreto y obligatorio masculino. No es que antes no existiera el derecho a voto universal, lo que cambi es que ahora fue secreto y obligatorio permitindose de este modo enfrentar la prctica fraudulenta y poco transparente de las elecciones debido a la gran ausentismo electoral y el manejo clientelar que realizaban los caudillos regionales a travs de mecanismo de cooptacin y coercin de los votantes10 La reforma tuvo un doble efecto, favoreci el desarrollo de los partidos polticos y universaliz el voto masculino (el femenino slo llegara con el peronismo). En este contexto, en 1916, fue elegido presidente Hiplito Irigoyen de la Unin Cvica Radical, partido de la clase media, con un discurso anti oligrquico, que si bien no se propuso cambios fundamentales en la Argentina agroexportadora, abri nuevos espacios a la clase media y a las funciones econmico sociales del Estado (como el incentivo a la colonizacin agrcola, pero sin reforma agraria, la construccin de un sistema financiero nacional basado en bancos oficiales, la creacin de una marina mercante y la ampliacin de la red ferroviaria y la explotacin de recursos petroleros11). En esta etapa de la historia argentina, dos movimientos sociales hicieron ms expresivas las demandas de democratizacin de la sociedad: el movimiento estudiantil que protagoniz la primera reforma universitaria, en 1918, en la ciudad de Crdoba, y el movimiento obrero, con gran influencia anarquista y socialista, animada por la inmigracin europea que estimul la organizacin y las demandas de justicia social a travs de huelgas y movilizaciones populares. El estado respondi con la mayor dureza a travs de la represin, que tom forma en la ley de residencia (que permita la expulsin de los anarquistas), en la semana trgica (enero de 1919) y en la mayor de las represiones a los obreros en la Patagonia en 1921, con centenares de muertos.

    9 Diego Baccarelli y Cecilia del Bono, Procesos de democratizacin y ciudadana. Informe de investigacin Argentina, septiembre de 2004. 10 Ibidem 11 Mara Seoane. Argentina. El siglo del progreso y la oscuridad (1900-2003). Edit. Planeta, Buenos Aires, 2004. p. 37.

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  • La crisis mundial del capitalismo de 1929-1930, que afect a toda la regin, en Argentina tuvo variados efectos al desarticular el modelo agro exportador y modificar las reglas del juego de comercio internacional. Afectada la economa y en medio de una evidente crisis social que hizo crecer la pobreza y a los desocupados, el conservadurismo retorn, pero ahora en manos de los militares. El 6 de septiembre de 1930 se produjo el golpe de estado, dirigido por el general Iriburu, el que no slo prolong el predominio oligrquico en lo que se conocer como la dcada infame, sino que convertir al ejrcito argentino, en una suerte de partido militar con sucesivas intervenciones en la poltica, prcticamente durante todo el siglo XX.12

    De acuerdo con Bocarelli y del Bono, entre 1930 y 1976 se pueden advertir tres

    etapas notablemente distintas en al estructuracin del poder durante este perodo: la etapa 1930-1943, no se evidencia una alteracin profunda del bloque hegemnico, que contina siendo ejercido por los terratenientes, quienes se adaptaron a las nuevas condiciones; la etapa 1943-52, surge un nuevo bloque poltico, el movimiento peronista, que polticamente se conform como Partido justicialista -1945- compuesto por un grupo militar partidario de la industrializacin, la burguesa industrial, y con apoyo incondicional de la clase obrera; y la etapa 1952-1970, se disuelve el bloque de poder de la etapa peronista y el consenso de la clase obrera, se suceden gobiernos polticamente inestables y se establece una primera apertura al capital internacional 13

    En este largo ciclo histrico, posterior a 1930, los mayores avances con relacin a la democracia y la ciudadana se produjeron en la etapa peronista, cuando diversos derechos de ciudadana poltica y social se comenzaron a poner en prctica, sino que adems fueron sancionados constitucionalmente en 1949. Entre otros la implantacin de la reeleccin presidencial, la instauracin del voto directo en los comicios nacionales y la incorporacin del habeas corpus, y en el orden social, los derechos al trabajador, de la familia, de la ancianidad, de la comunidad, de la educacin que fueron incorporados bajo los criterios de igualdad y justicia social.14 De acuerdo con un estudioso del peronismo, su mayor logro entre los trabajadores argentinos fue que su discurso neg la validez de la separacin formulada por el liberalismo, entre el Estado y la poltica por una lado y la sociedad civil por otro. La ciudadana ya no deba ser definida ms simplemente en funcin de derechos individuales y relaciones dentro de la sociedad poltica, sino redefinida en funcin de la esfera econmica y social de la sociedad civil.15 De este modo, como llama la atencin el informe argentino, la ciudadana social no se vincul al estatus de ciudadano, a la manera europea, sino al

    12 Mara Seoane ha indicado: Con el golpe militar de 1930 emergen las marcas ideolgicas que sern constantes en todos los movimientos sediciosos que derrocaron gobiernos constitucionales a lo largo del siglo. El ejrcito, transformado en partido del orden y representante de la derecha oligrquica que perdi la posibilidad de acceder al poder por va electoral desde la implantacin del voto secreto (Ley Sanz Pea), se concibi a s mismo anterior a la conformacin de la Nacin. Con esta concepcin se crey llamado a refundar la Argentina cada vez, a custodiar los valores nacionales supuestamente desmadrados por la democracia de masas y a extirpar por medio de la represin los grmenes de la anarqua y la disolucin. Seoane, op. Cit., pp. 52-53. 13 Bocarelli y del Bono, op. Cit. 14 Ibidem, 15 Daniel James. Resistencia e integracin. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1974. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, segunda edicin, 1999, p. 30 (primera edicin en espaol, 1990).

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  • estatus de trabajador (los beneficios, los ingresos suficientes para cubrir las necesidades y lograr capacidades de crecimiento lo proporcionaba el hecho de acceder a un empleo, que se converta en el principal mecanismo de integracin social y base de pertenencia a la sociedad16). Este proceso de redefinicin de la ciudadana, se dio en medio de un Estado decididamente intervencionista en lo econmico y que bajo el peronismo se levant como rbitro entre el capital y el trabajo y con un alto componente nacionalista.

    Pern fue derrocado en su segundo perodo de gobierno (1955) cuando la reaccin de la derecha, sectores de la clase media y la Iglesia y por cierto los militares, se unieron para poner fin al mayor estado distributivo de Amrica Latina. La revolucin libertadora (o gorila como la denominaron los peronistas) inici el perodo de la proscripcin del peronismo, que se prolong por 17 aos en medio de una gran inestabilidad poltica en que se sucedieron gobiernos elegidos democrticamente y reiterados golpes de estado. El peronismo se transform entonces en un movimiento de resistencia. Paraguay y Brasil siguieron cursos histricos relativamente distintos al de sus vecinos del sur, Argentina, Chile y Uruguay. Ciertamente se trata de dos pases muy diferentes: Brasil un pas-continente, colonizado por Portugal, en que confluyen variadas economas regionales y complejos procesos de democratizacin mientras que Paraguay es un pas pequeo, regin de frontera entre las colonias espaolas y portuguesas, y que si bien debiramos asimilar al ncleo de pases del sur, Argentina, Uruguay y Chile, sigui un curso histrico bastante distinto de stos, con una economa predominantemente agraria y con las ms dbiles experiencia de democracia poltica. Paraguay naci a la vida independiente en la misma coyuntura que liber de Espaa a los virreinatos del sur (Lima y Buenos Aires) en la segunda dcada del siglo XIX. Sin embargo, a diferencia de sus vecinos, se estableci en Paraguay en 1813, una experiencia social y poltica indita: la dictadura del Dr. Francia. Un discpulo de Rousseau, que elimin el latifundio con la confiscacin de las propiedades a los espaoles, a los criollos y a las congregaciones religiosas y que enfatiz en la defensa del territorio ante los afanes anexionistas de sus vecinos Argentina y Brasil as como el fomento de la autosuficiencia bajo un estricto control y direccin de un gobierno austero.17 Al doctor Francia le siguieron los gobiernos de Carlos Lpez y su hijo Francisco, luego de los cuales la guerra de la Triple Alianza (1865-1870), tambin llamada la Guerra Grande, devast al pas. Argentina, Brasil y Uruguay se unieron en una guerra de exterminio imponindose luego de ella la primera repblica liberal en un pas derrotado y ocupado por las fuerzas vencedoras. En este contexto, las grandes declaraciones constitucionales no pudieron tener gran vigencia en un sistema econmico basado en la venta masiva de tierras pblicas y la explotacin de la mano de obra semi esclava en yerbales y quebrachales, generalmente por capitales

    16 Baccarelli y Del Bono, op. Cit. 17 Cfr. Informe Paraguayo, p. 4

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  • argentinos y brasileos () que dominaron el transporte, la banca, la produccin e incluso las leyes.18 Durante esta primera repblica liberal nunca hubo elecciones competitivas para elegir presidente, salvo en 1928, aunque tambin era evidente que deba ganar el candidato liberal. Sin embargo, fue en esta etapa, en que se comenz a constituir la moderna sociedad civil paraguaya: partidos polticos, sindicatos, peridicos y las primeras expresiones polticas de las mujeres. Una nueva guerra, esta vez la del Chaco, con Bolivia (1932-1935), volvi a trastornar a la sociedad paraguaya, reforzndose la integracin nacional masculina. El triunfo militar, sin embargo, tuvo variados costos, entre ellos el que los uniformados emergieron como los principales lderes de la nacin, posicin que ocuparan, bajo formas autoritarias, prcticamente hasta 1993. La tendencia de los militares en el poder fue hacia la estatizacin del comercio, la seguridad social y tambin la produccin. Paralelamente, las demandas de libertades pblicas alcanzaron un punto culminante en 1946-47, cuando se logr la legalizacin de los partidos polticos. Sin embargo a la apertura poltica le sigui la guerra civil, que dividi a las fuerzas armadas entre liberales y comunistas en un bando y colorados en el otro. Se impusieron estos ltimos, con resultados desastrosos para la democracia: a) Un cuarto de la poblacin se vio obligada a abandonar el pas; b) se conform una alianza de poder entre ANR o Partido Colorado y los militares, que nunca ms fue desplazada del poder; c) se proscribieron todos los dems partidos polticos hasta 1962; d) aumentaron los medios de control y coercin estatal; e) se acept plenamente la dominacin norteamericana19 En 1954, finalmente, tom el poder el general Alfredo Stroessner, quien permaneci en el poder por 35 aos, hasta que fue derrocado por su yerno en 1989. En esta larga etapa, la conspiracin, la protesta y la represin fueron prcticas permanentes en la relacin entre la sociedad y el Estado. La liberacin econmica favoreci al comercio, aunque destruy la dbil industria nacional mientras que el programa de ampliacin de la frontera favoreci a los campesinos y la organizacin del partido nico en cada pueblo y ciudad, le permiti al gobierno el control de la poblacin: Nadie poda trabajar en la administracin pblica ni como maestra, ni como juez, ni como militar- si no se haba afiliado a la ANR (). Toda organizacin social fue, o destruida, copada, o cooptada, o se intent por lo menos neutralizarla20 A pesar del autoritarismo y del clientelismo que organizaron desde el stronismo las relaciones entre el Estado y la sociedad, y a pesar tambin de que los estudios sobre los movimientos populares son an relativamente escasos, se pueden reconocer, en esta etapa diversos movimientos sociales. El de los obreros, marcado por la represin y el control estatal; el de las mujeres, relativamente invisibilizado; y, el campesino, que alcanz un mayor desarrollo en los aos sesenta a travs de las Ligas Agrarias. Estas se desarrollaron con el apoyo de la Iglesia Catlica y se destacaron por su carcter solidario y basada en la fraternidad. Como indican los investigadores del Centro de Documentacin y Estudios del Paraguay, las Ligas fueron movimientos de

    18 Ibidem. 19 Citado de Jos M. Blanch, El precio de la paz. Asuncin, 1991. En. Alburquerque, La construccin, op. Cit. p. 139. 20 Clyde Soto et al, op.cit. p. 140.

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  • carcter religioso en sus inicios, nacieron y crecieron bajo el amparo de la estructura eclesial, pero gradualmente fueron adquiriendo un carcter contestatario que las llev a romper sus lazos con la Iglesia y a buscar nuevos aliados en otros sectores de la sociedad, como el estudiantil. De la idea de una sociedad igualitaria, con nfasis en el sistema comunitario vivir como hermanos- se pas a concebir el socialismo como el sistema poltico y econmico ideal para la consecucin de la igualdad en la sociedad. La fuerte represin contra las LAC, desatada en los aos 1975 y 1976, logr su total desarticulacin21 A pesar de esta derrota del movimiento campesino, ste volver por sus fueros y tanto en los aos ochenta y noventa de fines de siglo, constituir el movimiento social de mayor amplitud e impacto en la sociedad paraguaya. En trminos comparativos, tanto la evolucin econmica como social y poltica del Paraguay fue distinta a la de los pases del sur, ya que mientras en estos ltimos, con posterioridad a la crisis del 30, se consolidaron procesos de sustitucin de importaciones y de reforma poltica del Estado con orientaciones medianamente democrticas, en Paraguay no prosper la industrializacin y la preeminencia del Partido Colorado, prcticamente como partido nico, no favoreci el desarrollo de la democracia, sino ms bien un sistema de control ciudadano, basado en la represin y el clientelismo poltico, que inhibi el desarrollo de los movimientos sociales y de la sociedad civil paraguaya. Brasil, es el pas ms grande de Amrica Latina, se sita hoy entre las 10 primeras economas del mundo y sin embargo, es al mismo tiempo, el pas ms desigual de la Regin22. La independencia de Brasil se produjo en 1822, pero de una manera distinta al del resto de los pases latinoamericanos, ya que a ella le sigui el Imperio, hasta 1889, en que finalmente se proclam la Repblica. A partir de esta fecha, se pueden distinguir al menos, cuatro etapas en la poltica brasilea: la de los gobernadores (1889-1930); la era Vargas, del estado novo y de los primeros ensayos democrticos (1930-1964); la dictadura de los militares (1964- 1988); y el perodo de la redemocratizacin a partir de la Constitucin denominada ciudadana de 1988 y la eleccin directa de presidente en 1989. A pesar de que hemos marcado ms de una diferencia entre Brasil y sus vecinos del sur, la verdad es que tambin en Brasil se puede distinguir el ciclo oligrquico (coronelismo y liberalismo) hasta 1930 y el ciclo de intervensionismo estatal que busc favorecer la sustitucin de las importaciones (1930-1964). La crisis mundial del capitalismo de 1929-30 marc evidentemente un punto de inflexin en toda la Regin. Hasta all las semejanzas, luego vienen las diferencias, entre las cuales tal vez las mayores sean: a) la revolucin del 30 que llev a la dictadura de Getulio Vargas, se tradujo en un proceso de reforma del Estado desde arriba y con evidentes sesgos corporativistas; b) la dbil capacidad inclusiva del Estado en gran parte de esta etapa, que conden a la exclusin y la pobreza a grandes mayoras de brasileos; c) la inestabilidad poltica brasilea que provena tanto de las pugnas al interior del bloque en el poder como del temor de las elites a los movimientos populares que escapaban al

    21 Clyde Soto et al, op. cit. P. 142. 22 Se puede citar el ltimo Informe del PNUD

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  • control, cooptacin o regulacin estatal; d) el papel protagnico de los militares que condicionaron prcticamente en todo este perodo de la historia del Brasil. Tal es as, que la dictadura que surge en el contexto de la guerra fra, hizo su puesta en escena en Brasil ya en 1964, anticipndose al resto de los pases del cono sur en los que las dictaduras se establecieron en los aos setenta. Por otra parte, aunque sobre este asunto nos detendremos ms adelante, a diferencia de los pases del cono sur, el desarrollo de los movimientos sociales y la reforma de la Constitucin de 1988, abri en Brasil una etapa de orientaciones democrticas sustantivas, que no se reconocen con facilidad en los pases del cono sur, donde las polticas neoliberales han tenido efectos devastadores sobre los derechos sociales alcanzados en las etapas anteriores a las dictaduras. La Constitucin de 1891 estableci en Brasil un rgimen federal, que favoreci una dinmica de descentralizacin y distribucin del poder en las oligarquas locales. En este contexto, las oligarquas estaduales fueron conquistando una progresiva autonoma, destacndose los estados con mayor poder econmico que vivan de la exportacin de caf, en especial Sao Paulo y Minas Gerais: En este perodo Brasil tena elecciones con sufragio restringido a una pequea parte de la poblacin (masculina y propietaria) y controlada por las oligarquas locales. Esta situacin llev a una alternancia entre los gobernadores de dos estados representantes de los productores de caf de Sao Paulo y Minas Gerais- comandando la presidencia de la Repblica, acuerdo que fue conocido como la poltica de los gobernadores 23 Un agudo diagnstico de la realidad brasilea de este perodo, y que iba a influenciar a los hombres de 1930, fue el de Oliveira Vianna, quien indic que la sociabilidad brasilea estaba asentada en el dominio de la gran familia rural, el poder y la autoridad personal de los grandes dueos de la tierra. Esta era, a juicio de Vianna, la herencia ms fuerte del perodo colonial.24 Y lo ms grave, es que toda la estructura jurdica funcionaba para la mantencin y reproduccin de esta pesada herencia; el coronelismo y el liberalismo poltico de la elite eran dos caras de una misma moneda, que bloqueaban tanto el desarrollo econmico como social del Brasil.25 Con anterioridad a la revolucin de1930, que llevara a Getulio Vargas al poder, el malestar se vena expresando en distintos sectores, tanto civiles como militares de la sociedad brasilea. As por ejemplo, el mismo ao que triunfaba la revolucin rusa, tenan lugar en Brasil importantes huelgas obreras, proceso que permiti en marzo de 1922, la formacin del Partido Comunista de Brasil (PCB). Pocos meses despus hacan su debut los tenentes, movimiento de jvenes oficiales que hicieron manifiesto su malestar rebelndose en el Fuerte de Copacabana. Dos aos ms tarde, en 1924, intentaron sin xito derribar al gobierno de Arthur Bernardes. No obstante, entre abril de 1925 y febrero de 1927, el tenente gaucho Luis Carlos Prestes recorri el Brasil en la 23 Cibele Franzese. Mudancas recentes no Estado brasileiro:a reforma do modelo nacional desenvolvimentista entre a garantia de direitos e a abertura do mercado. P. 3. En Informe Brasil para el PMSS, Polticas pblicas y participacin ciudadana en Brasil, POLIS, Sao Paulo, 2004. 24 Citado por, Alberto Aggio, Agnaldo Barbosa, Hercdia Coelho. Poltica e sociedade no Brasil (1930-1964). Annablume, Sao Paulo, 2002. p. 24. 25 Ibidem.

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  • conocida Columna Prestes- denunciando la pobreza y los males sociales del pas. Los tenentes eran moralizadores en la poltica, buscaban la justicia social y el desarrollo del pas, as como mejorar la posicin de las fuerzas armadas, todas banderas de lucha que animaran la revolucin de 1930.26 La ruptura del acuerdo de alternancia en el poder entre paulistas y mineiros, como producto de la insistencia del presidente Washington Luis de nombrar para su sucesin a un poltico paulista, Julio Prestes, llev a la oposicin a levantar la candidatura de Luis Getulio Vargas, ex gobernador de Rio Grande do Sul, para lo cual se constituy la Alianza Liberal. Julio Prestes venci en la eleccin del 1 de marzo de 1930, pero fue acusado de fraude y luego del asesinato de Joao Pessoa, candidato a vicepresidente, hecho que provoc gran conmocin, anim a la oposicin a iniciar el levantamiento en contra del gobierno. El 3 de octubre la revolucin estall en Minas Gerais y Rio Grande de Sul; el 4 en el nordeste; el 24 de octubre fue destituido Washington Luis en Ro de Janeiro; el da 3 de noviembre Getulio Vargas tom la presidencia, con carcter provisorio.27 De acuerdo con el informe preparado por POLIS, el gobierno de Getulio Vargas es considerado como un marco de referencia para la historia del Estado brasileo en el siglo XX. Es en este perodo que se verifica una fuerte centralizacin del Estado que pas a intervenir en la economa y en las relaciones sociales, auxiliadas en un proceso de burocratizacin de la administracin y apoyadas en el autoritarismo.28 Es decir, bajo la era varguista, que comprendi al menos dos perodos de 1930 a 1945 y de 1950 a 1954- el Estado brasileo pas de una estructura federal oligrquica (la era de los gobernadores) a un modelo nacional centralizado. Particularmente, en la coyuntura del golpe silencioso que llev a la proclamacin del Estado Novo en 1937, se produjo el cambio ms significativo del Estado en una perspectiva autoritaria y corporativista. El Estado, anticipndose a la accin potencialmente conflictiva de los grupos y clases sociales, deba ser capaz de atender parcialmente sus demandas, instaurando de este modo un formato que sita de antemano los parmetros de participacin de esos grupos29. Este padrn de relacin entre el Estado y la sociedad tom forma especialmente en la legislacin laboral, que permite que el Estado se relacione con la sociedad civil por medio de corporaciones profesionales. El gobierno poda entonces alcanzar dominio sobre la clase trabajadora sindicalizada a travs de diversos instrumentos legales, desde la autorizacin para la fundacin de un sindicato hasta el control de sus recursos, amn de la cooptacin de sus lderes. Aggio discute hasta qu punto el Estado Novo reproduca la experiencia de los estados autoritarios fascistas europeos, reconociendo que si bien ambos condenaban la democracia liberal, el Estado autoritario brasileo, al menos en su discurso oficial, se esforzaba en recuperar un concepto de democracia. Esta propuesta personalizaba el poder pblico en la figura del presidente que pasaba a constituir la representacin de la pessoa coletiva de la nacin, responsable por la expresin de la voluntad popular. De este modo Estado y

    26 Aggio, op. cit. p. 18 27 Aggio, op.cit. p. 21 28 Cibele, Franzese, op. cit. P. 3 29 Ibidem.

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  • nacin son dos elementos que se identifican y confunden entre si, de tal modo que las instituciones de intermediacin como partidos y parlamento- se vuelven innecesarias. La concepcin de la democracia del rgimen autoritario varguista negaba los derechos polticos y reconoca los derechos sociales fruto da doacao efetuada pelo Pais da Nacao, que era quien mejor expresaba los anhelos de las masas. Una idealizacin de la democracia social de los idelogos de la poltica trabalhista que buscaba constituir la ciudadana ntimamente vinculada al trabajo. A partir de ah, el mundo del trabajo se deba adaptar a esta invencin poltica del Estado Novo, y la sociedad, que en conjunto tenan que convivir con una nocin de ciudadana regulada. En este sentido, la democracia se sostena en los derechos sociales de los ciudadanos y no en sus derechos polticos, de tal modo que era ciudadano quien posea los derechos sociales, es decir quien trabajase. La ciudadana pas a ser definida por la insercin del individuo al mundo del trabajo y su pertenencia a sus respectivas corporaciones, sindicatos o asociaciones de clase.30 Pero, habra que agregar que no slo se trataba de una ciudadana regulada para el que trabajase, sino que amplios sectores que no alcanzaban las formas de trabajo asalariado o los ms extendidos sectores rurales, quedaban al margen de los derechos de ciudadana social. Evidentemente el varguismo se propona realizar la unidad y el desarrollo de la nacin, resolviendo la cuestin social por la va de los derechos laborales, pero tambin por la intervencin directa del Estado en la economa, orientando la inversin pblica para la formacin de empresas mixtas y estatales. Se trataba de hacer del Estado el principal agente que transformara Brasil desde una organizacin social predominantemente agraria a una formacin social moderna e industrial. La creacin del Consejo Nacional del Petrleo, en 1938, y de la Compaa Siderrgica Nacional, en los primeros aos de la dcada del cuarenta daran un respaldo fundamental para consolidar una industria de bienes de capital, en especial, la industria automovilstica.31 Al Estado Novo varguista le sigui, a partir de 1945, una sucesin de gobiernos democrticamente elegidos, lo que oblig a reformar la Constitucin en 1946. La reforma, si bien tuvo un carcter democrtico liberal, mantuvo los controles corporativos del Estado sobre los trabajadores organizados, lo que le permita a ste regular la actividad sindical y las tendencias reivindicativas ms radicalizadas. Pero, ms concretamente todava, el primer gobierno de post guerra, el del general Gaspar Dutra, reprimi durante al Partido Comunista, cuando ste haba llegado a constituirse en el cuarto en importancia en Brasil, y en 1947 el PCB fue borrado de los registros electorales por el Supremo Tribunal Federal: La represin al PCB, en el contexto de los inicios de la guerra fra, era tambin una manera de inhibir el desarrollo de un sindicalismo de orientacin clasista.32

    30 Aggio, op. cit. Passim, pp. 36 y 37. 31 Aggio, op. cit. P. 41. 32 Como indica Fausto: El mismo da de la clausura del PCB, el Ministerio del Trabajo orden la intervencin de catorce sindicatos y cerr una central sindical controlada por los comunistas. En los meses siguientes se sucedieron nuevas acciones represivas, hasta el punto que durante el ltimo ao de gobierno de Dutra haba ms de doscientos sindicatos intervenidos. Aunque la influencia de los comunistas en muchos sindicatos fuese real, era evidente que, en nombre del combate al comunismo, el gobierno trataba de quebrar la espina dorsal de aquellas organizaciones de trabajadores contrarias a su

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  • Vargas retorn a la presidencia el Brasil en 1950, ahora por la va electoral, buscando de cierto modo replicar su papel de rbitro entre la clases y grupos de presin, pero la sociedad haba cambiado lo suficiente como para que las presiones de los trabajadores urbanos fueran mayores, pero adems, los militares ya no le seran tan fieles cuando en esta etapa tenderan a dividirse entre los que se alineaban con los Estados Unidos -los denominados entreguistas- y los nacionalistas que enfatizaban en la industrializacin y la relativa independencia de Brasil en la poltica internacional. Joao Goulart, conocido como Jango, debut como Ministro del Trabajo de Vargas y fue acusado ya en este tiempo, por la Oposicin de derecha, de ser partidario de la repblica sindical33, y ms tarde, de buscar emular al peronismo argentino. Vargas se suicid en 1954, cuando perdi apoyo poltico y un importante grupo de generales le pidi la renuncia. Le sucedi Juscelino Kubistchek en medio de la crisis provocada por el suicidio de Vargas y la intervencin permanente de los militares en la poltica. El perodo de gobierno de J. Kubistchek, como indica el historiador Boris Fausto, fueron aos de optimismo, gracias a los altos ndices de crecimiento econmico, y por el sueo realizado con la construccin de Brasilia, la nueva capital. Por su parte, la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas, especialmente el Ejrcito, estaba dispuesta mayoritariamente a garantizar el rgimen democrtico dentro de ciertos lmites: mantenimiento del orden interno y el combate al comunismo34 El ltimo gobierno democrtico, en esta etapa, fue el Joao Goulart, al que no fue fcil ocupar la presidencia, ya que no gozaba del favor de los militares y fue necesario un movimiento en favor de la legalidad, en que destac la figura del gobernador de Ro Grande do Sul, Leonel Brizola. Junto al incremento de las presiones de los trabajadores urbanos, nuevos actores entraron ahora en escena, en especial el movimiento de las Ligas Campesinas en el Nordeste uno de cuyos lderes ms destacado fue Francisco Juliao- as como la Iglesia Catlica, que viva su mayor aggiornamiento en el contexto del Concilio Vaticano II. La asuncin de Joao Goulart, signific una vuelta al modelo populista, pero ahora en un contexto de movilizaciones y presiones sociales mucho mayores que en le perodo de Vargas. Los idelogos del gobierno y los dirigentes sindicales trataron de fortalecer el modelo. La base de este debera ser la colaboracin entre el Estado incluidos los oficiales nacionalistas de las Fuerzas Armadas-, los intelectuales que formulaban la poltica, la clase obrera organizada y la burguesa nacional. El eje articulador de esa poltica estara constituido por el Estado, cuya ideologa bsica era el nacionalismo, y por las denominadas reformas de base.35 Estas ltimas apuntaban a modernizar el capitalismo y morigerar las profundas desigualdades de la sociedad brasilea. Entre otras medidas, las reformas apuntaban a la nacionalizacin de las refineras, de las tierras subutilizadas y la reforma urbana.

    orientacin. Boris Fausto. Historia concisa de Brasil. Fondo de Cultura Econmica, Mxico-Argentina, 2003. p. 197. 33 Fausto, op. cit. P. 205. 34 Fausto, op. cit. P. 208. 35 Fausto, op. cit. P. 219.

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  • En medio de un clima de creciente movilizacin y polarizacin poltica, Joao

    Goulart opt no slo por sancionar, en 1963, el Estatuto del Trabajador Rural (que regulaba la jornada laboral y estableca el salario mnimo), sino que en 1964, se programaron distintos actos de masa para anunciar la puesta en marcha de las reformas de base. El primer acto se realiz el Ro de Janeiro, con gran concurrencia (150 mil personas escucharon a Jango y Brizola, protegidos por tropas del I Ejrcito), acto en el cual Goulart firm dos decretos, la confiscacin refineras que no estaba en manos de Petrobrs y la confiscacin de tierras subutilizadas. La derecha respondi a los anuncios de Joao Goulart en Sao Paulo con la Marcha da Familia com Deus pela Libertade, antesala del golpe de Estado que llevara a los militares al poder el 31 de marzo de 1964. En suma, los procesos de democratizacin en los pases del MERCOSUR en el siglo XX, exceptuando Paraguay, dieron cuenta de dismiles formas de intervencin estatal tanto en la economa para efectos de la sustitucin de las importaciones- como ms ampliamente en el campo social a efectos de enfrentar los dficits de ciudadana que se heredaban del pasado colonial y oligrquico del siglo XIX, as como las contradicciones que encarnaba el emergente capitalismo industrial latinoamericano. En prcticamente todos los pases, en las primeras dcadas del siglo XX, importantes movilizaciones de obreros y de artesanos, animados por orientaciones democrticas, anarquistas y socialistas, haban puesto en escena demandas de justicia social y sufrido los efectos de la represin poltica y policial de los respectivos estados nacionales. Entre las dcadas de los 30 y los 60, sin embargo, sobrevinieron los mayores cambios en la economa y los Estados que asumieron mayores roles sociales. El balance, con todo, es complejo: Argentina haba dado pasos sustantivos en la ciudadana social con Pern, pero luego del golpe de 1955, el peronismo fue proscrito y la inestabilidad poltica -con frecuentes golpes de Estado- daba cuenta de un frgil orden democrtico y de precarios derechos polticos; Chile, desde los aos del Frente Popular gozaba de un orden democrtico ms estable, sin embargo, las presiones populares que organizaban la izquierda poltica y los movimientos sociales de base, apuntaban a producir transformaciones estructurales en la sociedad chilena, que interrogaban no solo el capitalismo, sino la relativa precariedad en el ejercicio de los derechos sociales ; Uruguay, por su parte, en los aos sesenta, asista al desgaste del batllismo as como a la emergencia de una izquierda y una progresiva presencia de los militares en la poltica, que ponan en tela de juicio la ms estable democracia del cono sur; en Paraguay, la dictadura hacia que la represin siguiera siendo la forma predominante de relacin entre el Estado y al sociedad; Brasil, finalmente, haba ensayado avances en los derechos sociales pero slo para los trabajadores formales y no se ampliaba el campo de los derechos polticos y ms ampliamente de la democracia. Los militares intervinieron permanentemente en la poltica y cuando una alianza social y poltica desarrollista busc avanzar en reformas de base vino el golpe de Estado en manos de unos militares que ahora comenzaban a poner en prctica la doctrina de la seguridad nacional.

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  • 2.- Los procesos de democratizacin en los aos sesenta y los nuevos proyectos de cambio social y poltico. Si la crisis del capitalismo mundial de los aos treinta, al decir Tulio Halpering, se llev consigo, como el viento se lleva castillos de barajas, a ms de una de las situaciones polticas latinoamericanas modificando, como hemos visto, el viejo orden oligrquico36, los aos sesenta, se caracterizaron por la crisis de los modelos desarrollistas que llevaron a radicalizar las bsquedas por un nuevo orden social y poltico, de carcter ms inclusivo y democrtico. Por otra, parte, en ciernes, el capitalismo central y de la periferia se encaminaba hacia su propia reforma a nivel global, la que en el mediando plazo preparaba la hegemona de las grandes corporaciones trasnacionales, que organizan hoy la denominada globalizacin.37

    Los caminos del cambio fueron diversos, aunque todos incluyeron una mayor radicalizacin y presencia de la izquierda poltica que se puso al da en la teora social y que tendi a alinearse con la revolucin cubana y con el ejemplo militante de Ernesto Che Guevara. Los procesos revolucionarios en los pases del sur Argentina, Uruguay y Chile- combinaron desde el campo popular, la tradicin (los viejos proyectos de reforma) y el cambio (los nuevos proyectos de la izquierda revolucionaria), a veces buscando fundir lo nuevo con lo viejo (el caso de Montoneros en Argentina), o tomando distancia unos de otros (el caso de Tupamaros en Uruguay, el PRT-ERP en Argentina y del MIR en Chile con relacin a la izquierda histrica) en un tiempo cargado de esperanzas y compromisos militantes a toda prueba, pero tambin de dificultades -que se ven ms claras a la distancia- como el voluntarismo y la rigidez terica y poltica de las nuevas vanguardias. Hay muchas razones que obligan a ver este tiempo histrico como una etapa crucial en AL, y muy en particular, en el cono sur. En efecto, como nunca las movilizaciones de obreros, campesinos y de los pobres urbanos y rurales, as como de estudiantes y jvenes profesionales de la clase media ocuparon las calles y sitios pblicos en grandes manifestaciones de masa como en el cordobazo de 1969 en Argentina, o las movilizaciones que acompaaron a la eleccin de Allende en Chile en 1970, y ms ampliamente a los aos de la Unidad Popular. Las movilizaciones populares estimularon el desarrollo de las nuevas agrupaciones polticas la nueva izquierda latinoamericana- que se hizo parte de teoras y movimientos culturales que recorran e interrogaban la cultura y la identidad latinoamericana, como la teora de la dependencia, la teologa de la liberacin, pero tambin el canto nuevo en la msica y el boom latinoamericano en la literatura, con obras cumbres como Cien aos de soledad de Gabriel Garca Mrquez.

    36 Tulio Halpering D. Historia contempornea de Amrica Latina. Alianza Editorial. Buenos Aires, 1986. p. 325. Este reconocido historiador de AL denomina incluso como pacto neocolonial al perodo que va desde 1880 a 1930: En 1880 aos ms aos menos- el avance en casi toda Hispanoamrica de una economa primaria y exportadora significa la sustitucin finalmente consumada del pacto colonial impuesto por las metrpolis ibrica por uno nuevo. p. 255. 37 Un interesante anlisis es esta direccin es el que propone Atilio Boron, al caracterizar las dictaduras latinoamericanas. Ver en: Atilo Boron, Estado, capitalismo y democracia en Amrica Latina. Ediciones CLACSO, Buenos Aires 2004. pp. 69 y ss.

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  • Las luchas por el cambio, que dividan a los sectores progresistas entre reformistas y revolucionarios, con variados matices intermedios, comprometieron a todos los pases de la Regin aunque en grados diversos y con las particularidades de cada caso. Qu haba en comn y qu diferenciaba a los proyectos de cambio de los aos sesenta? Pareciera, por una parte, que compartan estos proyectos la persistencia de las alianzas reformistas del tipo pacto social promovida por el peronismo o la afirmacin de una va pacfica al socialismo como en el caso chileno. En Brasil, con Goulart, tambin se haba buscado actualizar una propuesta de tipo nacional desarrollista (las reformas de base) con componentes populistas, y en el caso uruguayo, si bien el batllismo se deterioraba segua siendo una forma poltica aceptada que el Frente Amplio interpelaba desde la izquierda. Es decir, en la mayora de los casos, persistan los proyectos del tipo nacional popular, que buscaban reforzar las capacidades de intervencin y regulacin estatal de diversas clases y grupos de presin. Tal vez, el caso chileno, sea el ms radical en el sentido de concebir las reformas con una orientacin socialista, sin seguir el camino cubano, sino abriendo otras vas para el cambio social. Por otra parte, en prcticamente todos los pases, la emergencia de la nueva izquierda revolucionaria, que se aliment de los logros y el prestigio de la revolucin cubana, cuestion los proyectos reformistas o nacionales populistas, tanto por sus lmites democrticos como porque no modificaban sustantivamente el capitalismo ni la dependencia de los pases centrales. La nueva izquierda, surgida sobre todo entre los jvenes de las clases medias ilustradas, como desde sectores obreros y campesinos radicalizados, hicieron de la revolucin su paradigma, recogiendo aspiraciones nacionalistas y anti-imperialistas y propuestas estratgicas, que enfatizaban en la lucha armada y en el cambio estructural del capitalismo. Sin embargo, a pesar de los elementos en comn que se pueden identificar en los procesos de cambio en los aos sesenta, cada sociedad haca sus caminos propios que daban cuenta de sus especficas tradiciones sociales y polticas as como del impacto que alcanzaba la ola revolucionaria alimentada, estimulada por la nueva izquierda. En Argentina, el peronismo proscrito resista desde la clase obrera organizada y desde los muchachos que el propio Pern animaba desde Espaa a radicalizar sus luchas, pero ms significativo era todava lo que el historiador argentino Luis Alberto Romero ha llamado la primavera de los pueblos, es decir el conjunto de movilizaciones masivas que emergieron primero en el Cordobazo y luego se extendieron a Rosario, Mendoza y otras ciudades argentinas: Como accin de masas, el Cordobazo slo puede ser comparado con la Semana Trgica de 1919, o con el 17 de octubre38, con la diferencia que en este ltimo caso la polica apoy y custodi a los trabajadores. Como ste [el cordobazo], fue el episodio fundador de una ola de movilizacin social que se prolong hasta 1975. Por eso su valor simblico fue enorme, aunque de l se hicieron lecturas diversas, desde el poder, desde las estructuras sindicales o polticas existentes o desde la perspectiva de quienes, de una u otra

    38 Romero se refiere a las movilizaciones del 17 y 18 de octubre de 1945, que consagraron a Pern como lder cuando ste haba sido separado del gobierno militar. Con posterioridad, Pern fue elegido presidente de Argentina en 1946.

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  • manera, se identificaban con la movilizacin popular y extraan sus enseanzas de la jornada. Pero cualquiera fuera la interpretacin, un punto era indudable: el enemigo de la gente que masivamente sali a la calle era el poder autoritario, detrs del cual se adivinaba la presencia multiforme del capital.39 La ola movilizadora, que se inaugur en Crdoba, sumada a las dificultades de los militares para administrar la economa y la poltica del Estado, impuso finalmente, en medio de complejas e intrincadas negociaciones el retorno de Pern, el que buscara, en 1973, reeditar su proyecto de pacto social, acercando a los empresarios agrupados en la CGE y a los trabajadores de la CGT, lo que asegurara el desarrollo de Argentina, a partir de los manejos corporativos en los que Pern era un maestro- y el papel, por cierto activo, de disciplinamiento desde el Estado, para lo cual era necesario el acuerdo democrtico con la fuerzas polticas y la conduccin centralizada del propio movimiento peronista. De acuerdo con el balance de Romero, para que todo esto funcionara se requera que la economa tuviera un desempeo medianamente satisfactorio -las expectativas no eran malas- y que se reforzara el poder del Estado. Pero ste era un punto dbil ya que los mecanismos e instrumentos estaban desgastados y resultaban ineficaces, y el control que Pern poda tener no era pleno, pues las Fuerzas Armadas se mostraban reticentes, pese a la rehabilitacin mutua que se concedieron con Pern; el gobierno, finalmente, result corrodo por la formidable lucha desencadenada dentro del movimiento40 En efecto, el peronismo mientras estuvo proscrito y en medio de la ola movilizadora de fines de los sesenta, aliment diversas orientaciones y proyectos polticos41 que Pern manej en su favor asegurando de este modo su retorno- y que estallaron premonitoriamente ya a su regreso en la impresionante disputa entre las tendencias y la masacre de Ezeiza, el 20 de junio de 1973. Una vez el lder en el gobierno, las disputas se agudizaran hasta el quiebre entre Montoneros y Pern en la Plaza de Mayo, el 1 de mayo de 1974, que dejara, simblicamente, la plaza semivaca. Si ya estos sucesos eran crticos en la historia del peronismo, la muerte del lder, slo dos meses ms tarde, en julio de 1974, desencadenaron la lucha interna, como lucha poltica y de aparatos hasta el paroxismo. En este contexto, no slo Montoneros pas a la clandestinidad y el ERP activ un foco en Tucumn y atac unidades militares en Buenos Aires, sino que hizo su aparicin escena la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), creada por Lpez Rega, ministro

    39 Luis Alberto Romero, Breve historia contempornea de la Argentina. Fondo de Cultura Econmica, Argentina, 1994 (primera edicin), pp. 241. 40 Romero, op. cit. p. 270. 41 Indica, a este respeto, Romero, Para todos Pern expresaba un sentimiento general de tipo nacionalista y popular, de reaccin contra la reciente experiencia de desnacionalizacin y privilegio. Para algunos peronista de siempre, sindicalistas y polticos- esto se encarnaba en el lder histrico, que, como en 1945, traera la antigua bonanza, distribuida por el Estado protector y munificente. Para otros los ms jvenes, los activistas de todos los pelajes- Pern era lder revolucionario del Tercer Mundo, que eliminara a los traidores de su propio movimiento y conducira a la liberacin, nacional o social, potenciando las posibilidades de su pueblo. Inversamente otros, encarnando el ancestral anticomunismo del movimiento, vean a Pern a quien descabezara con toda energa la hidra de a subversin social, ms peligrosa y digna de exterminio en tanto usurpaba las tradicionales banderas peronistas. Para otros muchos sectores de las clases medias o altas, quizs los ms recientes descubridores de sus virtudes- Pern era el pacificador, el lder descarnado de ambiciones, el len herbvoro que antepona el argentino al peronista, capaz de encauzar os conflictos de la sociedad, realizar la reconstruccin y encaminar al pas por la va del crecimiento, hacia la Argentina Potencia. Romero, op.cit pp. 260 y 261

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  • de Isabel Pern, que puso en marcha una secuela de amenazas y crmenes polticos de militantes, dirigentes sociales y profesionales argentinos42. Y cuando la presidente, en 1975, convoc al Ejrcito para reprimir la guerrilla de Tucumn, como indica Romero, el genocidio ya estaba en marcha43. El golpe de estado del 24 de marzo de 1976, vendra a extender y multiplicar la represin para hacer del terrorismo de estado la forma poltica oficial del Proceso de Reorganizacin Nacional proclamado por los militares. En Chile, el camino fue distinto44. En la campaa de 1964, un partido de centro, la Democracia Cristiana, convoc al electorado a participar de una revolucin en libertad que captur un importante apoyo ciudadano, pero adems vio incrementado sus votos cuando la derecha opt por el candidato de centro ante el temor de un triunfo de la izquierda. La revolucin en libertad, que contaba con el apoyo de la Alianza para el Progreso, se propona realizar un conjunto de reformas de tipo desarrollistas, reforma agraria y sindicalizacin campesina, chilenizacin del cobre -o sea, administracin mixta entre el estado y las empresas norteamericanas del principal producto de exportacin-, reforma educativa, apoyo a la industria, y expansin de las polticas sociales, particularmente de la vivienda popular. La revolucin en libertad fue una propuesta de reformas que tocaba puntos sensibles de la economa sobre todo la reforma agraria- y que desde arriba, es decir, desde el Estado, buscaba generar polticas inclusivas hacia los ms pobres. Sus resultados, en gran medida, contribuyeron a ampliar la democracia, pero al mismo tiempo hicieron visibles todos los problemas estructurales de la sociedad chilena as como nociones encontradas con relacin a las formas que deba seguir la democratizacin de la sociedad. La reforma agraria fue duramente resistida por los grandes propietarios y por la derecha poltica que se reagrup en un nuevo partido con fuerte connotaciones anti-democrticas; y, por otra parte, desde el punto de vista del movimiento popular, no slo se reforzaron las luchas reivindicativas del movimiento obrero, sino que hicieron su entrada en escena el movimiento campesino (estimulado por la reforma agraria y la sindicalizacin) y los pobladores, que en esta etapa se constituyeron en un significativo movimiento social, que transform completamente, mediante tomas de sitios (invasiones) las principales ciudades del pas.45 Allende triunf con una propuesta de reformas ms radicales que la DC, proclamando el inicio de una va chilena al socialismo, es decir una transicin que pondra las bases de un desarrollo independiente con fuerte presencia y control estatal: nacionalizacin definitiva y completa del Cobre, reforma agraria y creacin de una rea de propiedad social estatizando la banca, el comercio exterior y los grandes

    42 Para una mirada de conjunto, una excelente seleccin de artculos de diversos autores se puede consultar, Nueva Historia Argentina, Tomo 9, Violencia, proscripcin y autoritarismo (1955-1976). Direccin del Tomo, Daniel James. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2003. 43 Romero, op cit. p. 281. 44 Entre los trabajos ms reciente sobre la historia de Chile en el siglo XX, se pueden consultar, Gabriel Salazar y Julio Pinto, Historia contempornea de Chile, 5 volmenes. Editorial LOM, Santiago, 1999-2002, Sofa Correa et al, Historia del siglo XX chileno. Editorial Sudamericana, Santiago, 2001. 45 Para una mirada de conjunto de los pobladores en esta etapa. Mario Garcs. Tomando su sitio. El movimiento de pobladores de Santiago. 1957-1970. LOM Ediciones, Santiago, 2002.

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  • monopolios. Este programa se realizara en democracia y libertad como proclamaba reiteradamente Salvador Allende. Con el triunfo de la Unidad Popular en 1970, los movimientos populares alcanzaron un protagonismo histrico y logros nunca antes vistos: la CUT (Central Unica de Trabajadores) se transform en interlocutor directo del gobierno; los pobladores, con el apoyo del Estado, construyeron ms viviendas que en toda su historia, mientras que los campesinos ingresaron definitivamente a las luchas democrticas. La Unidad Popular fue, sin lugar a dudas, la mayor experiencia histrica de participacin popular, en escala ampliada de la sociedad chilena, que no slo fue aplastada por el golpe de 1973, sino que en su propio desarrollo, instal nuevas temticas y debates estratgicos que acompaan hasta hoy a los movimientos populares, la izquierda poltica y a los analistas de este perodo histrico46. La sociedad chilena por cierto se polariz como consecuencia de una activa estrategia norteamericana y de la derecha criolla para impedir primero que Allende asumiera como presidente lo que cost la vida del comandante en jefe del Ejrcito, en medio de una operacin conjunta de la CIA y grupos de ultraderecha chilena-47 luego vino el desabastecimiento que gener escasez de productos de primera necesidad, y ms tarde un paro patronal (o empresarial) en octubre de 1972, que exacerb los conflictos y las divisiones sociales y polticas.

    El paro patronal (o empresarial), potenci las capacidades del movimiento popular que fue capaz de hacer andar el pas sin sus patrones. Sin embargo, estas movilizaciones tensaron las relaciones con el presidente Allende, el que llam a las Fuerzas Armadas para integrar su gabinete y conjurar de este modo la estrategia, con visos insurreccionales, de la derecha. Se impuso una tregua, en vistas a las elecciones parlamentarias de 1973, en que la coalicin antisocialista que una a la derecha y la DC- esperaba obtener votos suficientes para obligar a la renuncia de Allende, lo que al no verificarse de este modo (la Unidad Popular subi su votacin respecto de 1970) prepar el camino del golpe de Estado. Slo faltaba organizar la conspiracin, desplazar a los pocos generales constitucionalistas, y movilizar a las clases medias para que el golpe se consumara. Hubo un suerte de ensayo general el 29 de junio de 1973 con un regimiento sublevado en una operacin conjunta con la ultraderecha civil y luego el golpe en forma, el 11 de septiembre de 1973, con todos los comandantes en ejercicio y el ataque por aire y tierra a La Moneda, la casa de gobierno. El presidente resisti heroicamente hasta que el bombardeo destruy parcialmente el palacio,

    46 De acuerdo con el historiador P. Winn, durante la Unidad Popular coexistieron dos procesos: una revolucin desde arriba, la programada por los partidos y los planificadores de la UP y los efectos de sta cuando triunf Allende- para desencadenar una revolucin desde abajo, desde los movimientos sociales de base que vieron incrementado su poder cuando el gobierno neutraliz la represin y puso en marcha su proceso de reformas. Ambos procesos en algunas etapas convergieron, en otras se tensaron, y en otra divergieron. En: Peter Winn, Tejedores de la revolucin. Los trabajadores de Yarur y la va chilena al socialismo. LOM Ediciones, Santiago, 2004. p. 201 47 Peter Kornbluh, Pinochet: los archivos secretos. Editorial Crtica, Barcelona, 2004. pp. 27 y ss.

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  • contexto en el cual Allende opt por quitarse la vida. La dictadura se prolongara por los prximos 17 aos a partir de la cruenta maana del 11 de septiembre de 1973.48 3.- Las dictaduras, las transformaciones neoliberales y los cambios en la economa y el Estado. Los proyectos de cambio social de los aos sesenta y setenta, si bien liberaron una enorme fuerza social, en medio de complejas configuraciones polticas, fueron no slo interrumpidos sino prcticamente barridos de la escena histrica con una estrategia comn: el terrorismo de estado. En efecto, las dictaduras en Brasil (1964), Uruguay y Chile (1973) y Argentina (1976) la de Paraguay vena desde 1953- tuvieron en comn el uso del terror como arma poltica de sometimiento de las poblaciones. Tom forma en la prisin y la tortura de campesinos y estudiantes en Brasil; el ms alto nmero de detenidos con relacin a la poblacin en Uruguay; la desaparicin de cerca de 30 mil detenidos en Argentina, y sobre 3000 vctimas (ejecutados y detenidos desaparecidos) y 28 mil torturados en Chile, segn un reciente informe del ao 2004.49 Las dictaduras en el cono sur suspendieron las formas democrticas en el ejercicio del poder poltico. En la mayora de los casos fueron suprimidos o inhibidos en su accionar los partidos polticos, el parlamento, la prensa y por cierto, el ejercicio de los derechos polticos de los ciudadanos. Pero, ms grave y profundas fueron los daos y las huellas de la represin, que ejercida desde el aparato del estado, viol los derechos humanos ms bsicos de miles de ciudadanos, hombres, mujeres, adultos, jvenes y nios. En este contexto, no hubo lmites en el ejercicio de la violencia en una guerra declarada por los militares en contra de un denominado enemigo interno de la nacin. Esta fue una forma peculiar que alcanz la guerra fra en los pases del cono sur de Amrica Latina. Las dictaduras constituyen una experiencia en comn en la regin, con dficit de verdad y justicia que nos acompaan hasta hoy, pero que adems interrogan radicalmente las tradiciones polticas de cada uno de los pases de la regin. No slo a propsito del ejercicio de la violencia poltica que ya implicara estudios particulares en cada pas- sino que con relacin al papel de las instituciones del estado, pero ms todava, con relacin al autoritarismo como un rasgo cultural que cruza 48 Existe una diversidad de ensayos y estudios sobre la Unidad Popular, entre otros, se pueden consultar. Arturo Valenzuela. El quiebre de la democracia en Chile. FLACSO, Santiago, 1989 (Segunda edicin. Edicin original, The Brakdown of Democracy Regimes. Chile. John Hopkins University Press, 1978); Manuel Antonio Garretn y Luis Moulin, La Unidad Popular y el conflicto poltico en Chile. Ediciones Minga, Santiago, 1983. Para una mirada crtica a la bibliografa ms difundida en Chile sobre la Unidad Popular, ver Mario Garcs y Sebastin Leiva. Perspectivas de Anlisis de la Unidad Popular: Opciones y omisiones, FONDARCIS, octubre de 2004. Pgina web ECO: www.eco-educacionycomunicaciones.cl 49 Tanto para Argentina y Chile existen Informes de Verdad relativos a la represin. Para Argentina, ver, Informe de la Comisin Nacional sobre Desaparicin de Personas, Nunca Mas, Editorial Universitaria, Buenos Aires, 1984; para Chile, ver: Informe de la Comisin Nacional de Verdad y Reconciliacin, Secretara de Comunicacin y Cultura, Ministerio Secretara General de Gobierno, Santiago, 1991; Informe sobre Calificacin de Vctimas de Violaciones de Derechos Humanos y de la Violencia Poltica, Santiago, 1996; Informe sobre la Tortura en Chile, Santiago, 2004.

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  • transversalmente a las sociedades del cono sur de Amrica Latina. La historia de la democracia en el cono sur sera incompleta sin considerar su contracara, es decir las dictaduras, que representan justamente la negacin de diversos derechos, y entre ellos, el ms bsico de todos, el derecho a la vida de los ciudadanos, como ocurri de manera tan extendida y sistemtica en Chile y Argentina. Pues bien, fue en este contexto el de las dictaduras- que comenz a producirse en la regin la mayor transformacin en el estado y en las relaciones que histricamente se haban articulado entre ste y la sociedad. Las principales transformaciones, tanto en el estado como en el modelo de desarrollo, prepararon el terreno o impusieron tempranamente las recetas y reformas neoliberales. En el caso de Chile y Uruguay, las reformas se impusieron al poco tiempo que los militares se instalaron el poder; ms lentos y complejos fueron los cambios en Argentina y Brasil, pases en los que la tarea de transformacin de la economa y el estado fue iniciada por los militares y luego prolongada por civiles elegidos por voto popular. Particularmente crtico y paradojal fue el caso argentino, en que las transformaciones neoliberales ms radicales fueron puestas en prctica en los aos noventa bajo conduccin peronista. Paraguay, siempre un poco diferente, habida cuenta de su dbil economa orientada a la exportacin y su sistema poltico autoritario que se haba instalado a mediados del siglo XX y que slo se modificara en los aos noventa. En el caso chileno, como indica el Informe de este pas, las primeras medidas de los militares en el poder tendieron a reestablecer la lgica del mercado y la liberacin de los precios en detrimento del tradicional y creciente papel del estado como promotor y planificador del desarrollo econmico; ampliar el espacio econmico al capital privado reestableciendo los derechos de propiedad afectados por la Unidad Popular y reintegrar la economa chilena al sistema capitalista mundial, recuperando la confianza de los organismos internacionales.50 En trminos ms concretos y de mayor efecto sobre la poblacin fueron las medidas anti inflacionarias disminuyendo el gasto social, privatizando empresas y ajustando los impuestos. En Uruguay, en cambio, en dictadura se concretaron algunas de las reformas llamadas de primera generacin, es decir liberalizacin financiera y comercial, y en el contexto de la transicin, las iniciativas, no siempre logradas por la oposicin de la sociedad, tendientes a la privatizacin de empresas y servicios estatales. En Argentina, tambin a dos tiempos, las primeras medidas de corte liberal fueron introducidas por los militares apertura al mercado exterior, privatizacin de empresas pblicas y reduccin del gasto pblico-, pero ms radicales fueron los cambios que se materializaron en los aos noventa, bajo el gobierno civil del peronista Carlos Menem.

    En Brasil, en que la dictadura fue ms temprana, los militares an participaron de una orientacin nacionalista,51 de tal suerte que las recetas neoliberales ganaron en 50 Cfr. Informe Chile, pp. 12 y 13 51 Como indica Boris Fausto, En el campo de la poltica econmica, no todo cambi a partir de 1964. se mantuvo el principio de la fuerte presencia del Estado en la actividad econmica y en la regulacin de la economa. Ese rasgo no fue siempre igual y vari con los gobiernos; por ejemplo fue ms tpico del gobierno de Geisel que el Castelo Branco () El modelo que se haba esbozado en el perodo de Kubitschek gan amplia dimensin. Los emprstitos externos y el estmulo al ingreso del capital extranjero se volvieron elementos esenciales para financiar y promover

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  • desarrollo en etapas ms tardas, en los aos noventa, en un contexto complejo, en que por una parte, los movimientos sociales, de la ltima etapa de la dictadura, haban ganado en desarrollo y contribuido a reformar la Constitucin en 1988, incorporando propuestas de polticas pblicas que universalizaban derechos con los que jams cont la sociedad brasileira. Sin embargo, por otra parte, este triunfo de los movimientos y de las fuerzas democrticas brasileas coincidi con la expansin neoliberal que llev primero al presidente Collor de Melo a iniciar una contra-reforma encaminada a frenar la regulacin de las nuevas polticas constitucionales de los derechos y ms tarde, el plan real, de estabilizacin econmica implementado por Fernando H. Cardoso, que tendi al ajuste fiscal y las reformas en favor del gerenciamiento en la administracin pblica.52 En Paraguay, en cambio, el fin de la dictadura, si bien puso en debate la reforma del Estado, como indica el Informe de este pas, en contraste a lo que ocurra en los dems pases de Amrica Latina, en los cuales se hablaba de exceso de estado, se podra decir que aqu ocurri todo lo contrario. Ms que preocuparse por el tamao del estado o de su rol proteccionista, el pas necesitaba construir un estado que se caracterizara por actuar de cara a la sociedad civil 53 En suma, si bien las lgicas neoliberales encaminadas a reducir el tamao del estado, ajustar las cuenta fiscales, privatizar empresas y servicios pblicos estatales, desregular el mercado laboral, reformar los sistemas de previsin, salud y educacin a favor de la iniciativa privada as como modernizar el estado siguiendo estrategias de descentralizacin, gerenciamiento y focalizacin tienden a ser dominantes en la regin y han formado parte de las agendas de varios gobiernos, su desarrollo ha sido variable de un pas u otro, y ha generado tensiones, conflictos y resistencias en los grupos populares ms organizados, los movimientos sociales y ms ampliamente la sociedad civil.

    Los tiempos y los resultados de las polticas neoliberales no coinciden ni son homogneos en la regin, y si hubiera que dibujar un cuadro comparativo general, habra que decir que el pas ms tempranamente transformado, y convertido en la actualidad prcticamente en modelo neoliberal, ese es el caso de Chile. En este pas, con los ms equilibrados indicadores macroeconmicos, salvo Codelco, la empresa nacional del cobre, prcticamente todas las empresas han sido privatizadas y la mayor parte de las inversiones pblicas son hoy concesionadas a privados; el Cdigo del trabajo fue completamente reformulado, favoreciendo la desregulacin de mercado laboral, un precario derecho a huelga y el desincentivo a la organizacin sindical (actualmente menor al 10% de la fuerza de trabajo); los fondos previsionales son administrados por empresas privadas (las AFP); la educacin y la salud se organizan de modo dual, con sistemas privados para los sectores de mayores ingresos y sistema pblicos deficitarios para las mayoras; y el estado unitario opera descentralizadamente a travs de municipios dbilmente participativos y programas sociales centrales en

    el desarrollo econmico, privilegiando a las grandes empresas, multinacionales o nacionales, pblicas o privadas. Fausto, op. cit. pp. 253 y ss. 52 Cfr. Informe Brasil, pp. 4-5. 53 Informe CDE, p. 26.

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  • agencias sectoriales (mujeres, indgenas, discapacitados, etc.) formalmente tcnicas y con diversas derivaciones hacia ONG y consultoras mediante fondos concursables.

    En el campo opuesto a Chile, al menos coyunturalmente, habra que situar probablemente a Argentina que sufri las mayores transformaciones econmicas y del estado en los aos noventa, privatizacin y descentralizacin, reformas sectoriales (en educacin y salud), focalizacin y programas compensatorios, que llevaron a esta sociedad a una de sus mayores crisis econmica, social y poltica- a fines del 2001, la que no slo oblig a la renuncia del presidente electo, sino que a la devaluacin de la moneda y a la mayor expansin del desempleo y la pobreza que super todos los ndices conocidos por los argentinos. La situacin argentina, actual, en este sentido, puede ser definida como de administracin de la crisis provocada por las reformas y de disputas en torno a las formas de superacin de sta con nuevos liderazgos polticos y tambin con nuevos movimientos sociales. La situacin de Chile y Argentina se pueden en cierto sentido homologar, en cuanto a la profundidad de las transformaciones neoliberales en el estado y la economa, sin embargo, se trata de dos sociedades que pueden evolucionar de modo diferente habida cuenta del momento histrico en que se verificaron los cambios ms de fondo Chile en dictadura en los aos 80; Argentina en democracia en los 90- y de las resistencias que estos cambios han encontrado en ambas sociedades. La resistencia a la dictadura en Chile prepar las condiciones para la transicin a la democracia, pero los movimientos sociales no lograron proyectarse polticamente y hoy son bastante dbiles; las resistencias al neoliberalismo en Argentina han configurado nuevos movimientos sociales que pueden alcanzar mayores proyecciones que los chilenos.

    Uruguay, por su parte, puede ser descrito como en una situacin intermedia a la

    de Chile y Argentina, en el sentido que sus tradiciones democrticas impidieron que las reformas neoliberales se radicalizaran en los noventa como ocurra en Argentina- mediante plebiscitos y referndum que frenaron las propuestas privatizadoras de los gobiernos de la transicin, iniciativas de movilizacin de la sociedad civil que colaboraron con el triunfo reciente, en el 2004, del Frente Amplio.

    Brasil y Paraguay admiten lecturas distintas, tanto por sus desarrollos anteriores

    ambos pases con grandes desigualdades- y con estados dbiles en el campo de los derechos y de la inclusin social. Tal vez, la situacin de Brasil sea la ms original, en el sentido que el desarrollo de los movimientos sociales se anticip a la lgica neoliberal que se haran dominante en los gobiernos a partir de los noventa, generando una situacin de doble agenda en la reforma del Estado: la ciudadana, asociada a la reforma de la Constitucin y los movimientos sociales, y la neoliberal, asociada a los gobiernos y al impacto de la globalizacin en la economa y la sociedad brasilea. En suma, hay que admitir y reconocer las particularidades que ha adquirido en cada pas la reforma del estado y la economa. Sin embargo, el dato ms fuerte es que mientras las sociedades chilena, argentina y uruguaya retrocedieron en el campo de los derechos econmicos y sociales, tanto en Paraguay, pero ms claramente en Brasil, los movimientos sociales alcanzaron contemporneamente a los retrocesos del sur, logros relevantes en el campo de la lucha por los derechos. Es verdad, que esta lgica de

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  • accin de los movimientos convive con la lgica expansiva de la globalizacin y los lmites de la accin del gobierno (la doble agenda como indica el Informe de Brasil), pero constituye un horizonte y una tendencia histrica y poltica que avanza sobre nuevas nociones de la democracia y la participacin ciudadana. Contradictoriamente, las sociedades que retrocedieron necesitan desde sus particularidades y sus propios pasados reinventar horizontes de democratizacin bajo nuevas condiciones de vida social y poltica y bajo un nuevo tipo de relacin entre el estado y la sociedad. 4.- Las polticas pblicas, una campo regresivo de derechos, de privatizaciones, focalizacin del gasto y de nuevas propuestas La cuestin de las polticas pblicas ha adquirido gran importancia en los actuales debates sobre la democracia, ya que ha acompaado a los procesos de recuperacin de la democracia en los pases del sur. Sin embargo en la medida que estos procesos han caminado en paralelo con las reformas en el estado, con un sentido neoliberal, la cuestin de las polticas pblicas puede ser vista de dos maneras. Por una parte como la contradictoria experiencia de recuperacin de la democracia y la definitiva regresin de viejos derechos econmicos y sociales asociados a los estados redistributivos de la etapa anterior a las dictaduras. Por otra parte, el debate sobre las polticas pblicas, da cuenta tambin de las nuevas formas en que los estados liberales buscan atender los problemas sociales as como las demandas e iniciativas que surgen de la sociedad civil organizada. Teniendo en cuenta esta doble perspectiva, cualquier balance respecto de las polticas pblicas, resulta complejo, tanto por la superposicin de lgicas de accin sean estas del estado o de la sociedad civil- como por el nivel de iniciativa de la sociedad civil tanto en la fase de lucha contra la dictadura como de incidencia y visibilidad en la fase de recuperacin de la democracia. Si hubiera que elegir dos ejemplos, que de alguna manera se sitan en las antpodas, podramos llamar atencin sobre la situacin de Brasil por una parte y de Chile por la otra. En el primer caso, durante los aos ochenta, los movimientos sociales y ms ampliamente la sociedad civil, alcanz un grado de desarrollo y protagonismo suficiente como para provocar e influir en la reforma de la llamada Constitucin ciudadana en 1988 y en las sucesivas reglamentaciones que organizan importantes polticas pblicas en Brasil. En el segundo caso, el de Chile, tambin en los aos ochenta se desarrollaron importantes movimientos populares y de las clases medias encaminados a producir el fin de la dictadura y la recuperacin de la democracia, sin embargo, los movimientos no lograron proyectar sus demandas y aspiraciones de participacin poltica y la transicin pactada, los tendi a excluir de los procesos de democratizacin del estado en la etapa de la post dictadura pinochetista. De este modo, con relacin a las polticas pblicas se han venido constituyendo campos de conflicto e iniciativa diferentes, uno, relativo a las tradicionales polticas pblicas en educacin, salud, vivienda y seguridad social (servicio de fondos provisionales y jubilacin), y otro campo, ms diverso y con desarrollos desiguales en

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  • los distintos pases de la regin, relativos a variados problemas sociales, como la seguridad alimentaria, el desempleo, los micro emprendimientos, la juventud, etc. que son enfrentados en algunos casos desde los estados centrales y en otros, desde los gobiernos provinciales o locales. Con relacin al campo tradicional de las polticas pblicas la reforma del estado ha comprometido directamente las polticas relativas a la educacin, la salud, la vivienda y la seguridad social siguiendo un curso neoliberal comn: menor compromiso del estado, descentralizacin, focalizacin y mayor presencia del mercado. Con relacin a la educacin un patrn comn se puede reconocer en Chile y Argentina, pases en los cuales la descentralizacin ha tendido a generar ministerios de educacin sin escuelas, es decir, un relativo vaciamiento del viejo estado docente. La descentralizacin, con algunos matices, en cuanto que en Chile se ha favorecido la emergencia de empresas privadas de educacin apoyadas por el estado (sostenedores de escuelas), mientras que en Argentina, signific el traspaso de las escuelas primarias a las jurisdicciones provinciales, en ambos casos ha afectado la calidad de la educacin pblica, las condiciones materiales de las escuelas, los salarios de los profesores, y asimetras sociales y regionales. En Chile, que ha sido pionero en las reformas neoliberales, se ha constituido prcticamente un doble sistema educacional: uno privado, de alto costo, para los ricos y las clases medias acomodad