malvinas 30 años. 50 testimonios

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www.soldadosdigital.com • Año XVII • Número 187 • Abril de 2012 • Precio en todo el país $ 9.00 • • Publicación mensual • Tirada de esta edición 50.000 ejemplares • Malvinas 30 años EDICIÓN ESPECIAL

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Edición especial de la Revista SOLDADOS íntegramente dedicada a la Gesta de Malvinas. Distintos momentos de aquella Guerra de 1982 están presentes a través del testimonio de 50 veteranos que narraron para esta publicación sus vivencias de combate, reflexiones y sensaciones sobre su participación, a tres décadas del conflicto del Atlántico Sur

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Page 1: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

w w w . s o l d a d o s d i g i t a l . c o m• Año XVII • Número 187 • Abril de 2012 • Precio en todo el país $ 9.00 •

• Publicación mensual • Tirada de esta edición 50.000 ejemplares •

Malvinas 30años

EDICIÓN ESPECIAL

Page 2: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

ABRIL DE 20122

Esta edición especial de la Revista SOLDADOS está íntegramente dedicada a la Gesta deMalvinas. Distintos momentos de aquella Guerra de 1982 están presentes a través deltestimonio de 50 veteranos que narraron para esta publicación sus vivencias de combate,reflexiones y sensaciones sobre su participación, a tres décadas del conflicto del AtlánticoSur. En estas páginas desfilan los recuerdos de oficiales, suboficiales, ex soldados y civiles,retirados y en actividad de todas las Armas y especialidades. En estas evocaciones se venreflejados los valores, la entrega, el coraje y el sacrificio de quienes todo lo dieron y nadapidieron al participar de la defensa de la Soberanía Nacional. Esta publicación es un homenajea todos esos argentinos que ante el llamado de la Patria no dudaron en dar un paso al frente

MENSAJES POR EL 2 DE ABRIL DE 1982

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

1982 / 2012

DE LA GESTA DE

MALVINASAÑOS30

EDICIÓN ESPECIAL

•AñoXVII•ABRILde2012Nº187FUNDADO EL 1º DE NOVIEMBRE DE 1995

T reinta años atrás, elgobierno de la dictaduramilitar lanzó a nuestro

país a la guerra sirviéndose dellegítimo reclamo del pueblo parael logro de sus objetivos másespurios. El fracaso de tan des-preciable plan tuvo como resulta-do la consolidación de la vergon-zosa situación colonial que toda-vía persiste, luego de 179 años de

ocupación ilegal por una poten-cia extranjera de una porción delterritorio de nuestra patria.

La Guerra de las Malvinastranscurrió a lo largo de 73días en los que cientos deargentinos perdieron su vidaen defensa de la soberanía, esdecir, de la integridad, elhonor y la libertad de todosnosotros. Recordamos unavez más y rendimos homenajea todos ellos y a los que parti-ciparon, desde los más diver-sos roles y lugares, de aquelesfuerzo colectivo del quesobrevivirán por siempre lasinnumerables muestras deentrega y amor a nuestra tie-rra. La inauguración del Cen-tro Integral de Salud de lasFuerzas Armadas “Veteranosde Malvinas”, el primero ensu tipo en Latinoamérica yque estará al nivel de los másimportantes del mundo, es unpaso más en la política dereparación histórica de nues-tros ex combatientes, con unsentido de integridad perso-nal, familiar y social para laplena contención y reinser-ción como héroes nacionales.

Memoria, verdad y justiciaes también lo que les debemos,para que nunca más la vida y elhonor de nuestro pueblo seanpuestos en juego con fines queno sean la defensa de sus valo-res y legítimos anhelos.

A esos valores fundamenta-les, verdadera política de Esta-do sostenida por nuestro paísdesde 2003, la Presidenta de laNación, la Dra. Cristina Fer-nández de Kirchner, en oca-sión de anunciar la desclasifi-cación del Informe Ratten-bach, sumaba los de Democra-cia y Soberanía, absolutamen-te inescindibles, ya que, afir-maba, “la primera soberaníaes la soberanía popular; sinella, no puede haber ningúnotro gesto de soberanía, haciadentro o hacia fuera, de ningúngobierno”.

Hoy, con el orgullo de viviren una democracia sólida, sos-tenida en la plena vigencia delos derechos humanos y laslibertades civiles, en un mundomuy distinto al de 1982, reafir-mamos ante todas las nacionesla indeclinable voluntad de

recuperar las Islas Malvinas,de manera pacífica y por la víadel derecho, como lo consa-gra nuestra ConstituciónNacional, fundados en laabsoluta justicia de nuestroreclamo y en legítima defensade los recursos que pertene-cen a todos los argentinos ytambién al patrimonio comúnde los países de la región, lapatria grande latinoamerica-na, constituida por voluntadsoberana de sus países en unazona de paz.

La recuperación de las IslasMalvinas es hoy una verdade-ra causa latinoamericana,materializada en el público yrenovado apoyo al reclamoargentino por parte de lacomunidad de naciones de laregión y sostenida en la convic-ción clara del valor más alto dela cooperación en función deun destino común compartido.

Las Islas Malvinas fueron,son y serán argentinas. La his-toria lo sustenta, la insosteni-ble situación presente lo urge ynuestro porvenir, nacional yregional, lo exige

Ministro de Defensa, Doctor Arturo Puricelli

Secretaría General del Ejército

Director GeneralCnl Enrique Ernesto Nogueira

Director Ejecutivoy Editor Responsable

Tcnl Manuel Aller

Jefe de RedacciónWalter Agustín Temperini

RedacciónLucía Tornero • Sandra Pien

• Armando S. Fernández• Pablo Senarega • LucíaMoreno • Natalia López •

Paula Moretón• Teresita Fernández• Victoria Marenssi

Diseño GráficoDG Martín Díaz Cortez

DG Florencia Mc Loughlin

ISSN 0329-4358Azopardo 250 2º Piso (1328)

Capital FederalTeléfonos / Fax: 4346 - 6227

y 4346 - 6100Internos 2584 y 1268

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Distribución InteriorDISA

Pte. Luis Sáenz Peña 1836 Tel: (011) 4305 - 0114 Capital

Los artículos firmados norepresentan necesariamente

la opinión de esta publicación.

Las fotografías que acompa-ñan esta edición pertenecen

al acervo documental delArchivo SOLDADOS y a Vete-ranos de Guerra, que aporta-ron sus imágenes personalespara este número aniversario.

APARICIÓN MENSUALDISTRIBUCIÓN EN TODO

EL PAÍSRegistro de la Propiedad

IntelectualNº 700.598

Editado por laFundación SOLDADOS

Av. Santa Fe 4815 1º PisoCP 1425 - CABA - Argentina

Colaboraron en esta Edición:

División Periodismo:Subof My Rubén Guillermo

SangüesaSubof My Luis Ángel Martínez

Subof Pr Nolberto PáezMacarena Molinari

Joaquín DottoDébora Ruseler

Soldados Digital:Florencia Sánchez Hirsch

Julieta DesmarásAna Castelli

Fabiola GallegoMarcela Troncatti

Centro de Video:Tte Alix María Cabrera

Sarg 1ro Aldo Ariel PenayoRaúl González

Hernán Daniel MéndezNatalia Robello

Juan Franco PaoliMelisa Manso

Mariano GraciaGuillermo Galarraga

Nicolás Gómez Pedreira

Page 3: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

ABRIL DE 2012 3

P róximos a conmemorarel 30mo aniversario de lagesta de Malvinas y

acercándonos a los 180 años desu ilegítima usurpación, mecomplazco en presentar estaedición especial del periódicoSoldados, dedicada muy parti-cularmente a nuestros veteranosde guerra y a los caídos duranteel conflicto.

En 1982 un grupo de valientes,subordinado a decisiones supe-riores que le eran ajenas, supoescribir con abnegación y corajeuna de las páginas más impor-tantes de nuestra historia recien-te, para sentar así un hito en elsentimiento de los argentinos yen la memoria viva de la patria.

Superando una situación polí-tico-estratégica desfavorable, sebatieron contra un enemigo pro-fesional, contra una abrumado-ra superioridad de medios y con-tra un ambiente por demás hos-til. Lucharon con honor, valor ycoraje, cada uno en su rol decombate y las fracciones tácti-cas a cargo de sus jefes.

Lo hicieron de la forma en quefueron entrenados: como verda-deros hombres de armas, con elcelo de quien defiende lo propioy priorizando muchas veces laactitud por sobre la aptitud.

El respeto y el reconocimientoque su desempeño generó en eladversario de entonces puedenapreciarse claramente en lasexpresiones de un general britá-nico al finalizar los enfrenta-mientos: “No cabe duda de quelos hombres que se nos opusieroneran soldados tenaces y compe-tentes y muchos de ellos hanmuerto en sus puestos. Hemosperdido muchos hombres.”1

Viéndolo desde la propia pers-pectiva, y a pocos días de haber-se desclasificado el Informe Rat-tembach, documento que analizóel conflicto en forma rigurosa yobjetiva, me permito transcribiruna de sus conclusiones finales:“Si en las condiciones menciona-das nuestras FFAA supieron

infligir daños fuera de toda pro-porción a la Fuerza de TareasConjunta del Reino Unido […],podemos afirmar que han cumpli-do airosamente con su deber.”2

En 30 años pasaron muchascosas. Hoy vivimos en plenoestado de derecho, con gobiernoselectos por la voluntad popular,en una región hermanada queconforma una zona de paz y quees consciente de su destinocomún.

Esta Fuerza en constante evo-lución, sigue trabajando intensa-mente para mejorar su organiza-ción, su doctrina y sus equipos,manteniendo constantes el entu-siasmo, el ímpetu y la calidad desus integrantes.

Hoy, luego de una espera pru-dente, es momento oportunopara mostrar al mundo, conrenovado impulso, la determina-ción del pueblo argentino pararecuperar pacíficamente la sobe-

ranía sobre las Islas Malvinas.

Para ello es necesario que elEjército, dentro del accionarconjunto, se prepare diariamentecon profesionalismo y entusias-mo para estar en las mejorescondiciones de preservar la paz,asegurar la integridad territorialy los recursos naturales de todoslos argentinos.

Si entre todos los ciudadanos,con y sin uniforme, trabajamosjuntos por la grandeza nacionalenmarcados en las políticas deestado que se han trazado, nopasará mucho tiempo hasta que labandera creada por Belgranovuelva a flamear sobre las IslasMalvinas, materializando asínuestros legítimos derechos sobretan querido y soñado territorio

1. General Anthony Wilson, Comandante de la

Br I V británica en Malvinas.

2. Parte V, Cap XV, Nro 885, Foja 289.

“Lo hicieron de laforma en que fueronentrenados: comoverdaderos hombres dearmas, con el celo dequien defiende lopropio y priorizandomuchas veces la actitudpor sobre la aptitud”.

Jefe del EMGE, Teniente General Luis A. Pozzi

Page 4: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

“E l 24 de marzo de1982 todos losoficiales del Regi-miento de Infante-ría 25 recibimos laorden de concurrira la ‘sala de situa-

ciones’. Por entonces yo era un Sub-teniente recién egresado que habíasido destinado al ‘25’. Allí, el Jefedel Regimiento nos pidió un jura-mento de silencio y acto seguido senos informó que el Regimientohabía sido designado para participaren la recuperación de las Malvinas.Fue una sorpresa total, debe tenerseen cuenta que por entonces, y porpertenecer a una guarnición alejadade los grandes centros poblados, lasnoticias que llegaban eran bastantesescasas. Allí conocí a soldadoscomo Estévez, Gómez Centurión,Reyes, entre otros. Recuerdo unaanécdota que pinta entero a esebravo soldado que fue Estévez.Resulta que por esos días él sehallaba sufriendo una fuerte dolen-cia de un tobillo y su novia, que eramédica, le había diagnosticado quedebía operarse. Estévez no queríaviajar a Buenos Aires. Si lo hubierahecho (y se hubiera sometido a unacirugía) no habría embarcado hacíaMalvinas y, por consiguiente, nohabría caído en combate; cosas deldestino. En la reunión del 24 demarzo el jefe del RI 25 nos detallóquiénes del Regimiento irían pormedio marítimo y quiénes lo haríanpor medio aéreo. La tropa no debíaenterarse de la operación que debía-mos ejecutar (se les hizo creer quepartiríamos a Chile para unasmaniobras). Después de haber efec-tuado el juramento, este tema no sehablaba entre nosotros que, porsupuesto, tampoco lo comunicába-mos a nuestros familiares. Antes de

partir, la totalidad de los oficialesfuimos a un servicio religioso a laiglesia. Nuestras órdenes establecí-an que el RI 25 permanecería pornoventa días en las islas hasta serrelevado. En un lapso de 48 horasalistamos los medios (munición,automotores, uniformes, equipa-miento en general). No fue a Malvi-nas la totalidad de nuestro Regi-miento (que éramos unos 800), sinoalrededor de 600 efectivos. Cadafracción -yo estaba designado alfrente de una compañía de tiradores-llevaba treinta hombres. Partimoscon tres Compañías de Infantería yla Compañía de Comando y Servi-cio. Viajamos hasta ComodoroRivadavia y embarcamos el 28 demarzo. La mayor parte del Regi-miento embarcó en el ARA “CaboSan Antonio” y el Rompehielos“Almirante Irizar”, y otros -entre losque estaba yo- viajamos a bordo deun avión Hércules C-130 que alber-gaba a 64 efectivos con todo suequipo completo. En medio delvuelo le comunicamos a la tropahacia dónde íbamos en realidad. El

espíritu era muy alto. La gente esta-ba muy entusiasmada”.- ¿Cómo fue el desembarco?-El avión que nos llevaba fue elprimero en tocar la pista de PuertoArgentino. Hicimos pie en tierrajunto al Teniente Reyes y despuésnos reunimos con Estévez. Losingleses habían abandonado todoy a mí me tocó tomar una de susbanderas que, hoy por hoy, está enlas vitrinas del museo del “25”.Hubo intercambio de disparos,pero los británicos se replegaronrápidamente. Más tarde, el Jefe delRegimiento recorría continuamen-te nuestras posiciones interesán-dose por el estado de la gente.-¿Cuáles fueron las posiciones queocuparon?-Luego de que la Armada se replega-ra, el RI 25 pasó a controlar PuertoArgentino en su totalidad. Nuestrasprimeras posiciones estuvieron ubi-cadas en el edificio de Radio Nacio-nal (abríamos y cerrábamos lastransmisiones diarias) Asimismo,efectuamos relevamiento de loshabitantes y control del movimientode los isleños. Estábamos en guerray la población debía informar de susmovimientos. Después del día 12 deabril, con la llegada de otros regi-mientos, comenzó a organizarse ladefensa de Puerto Argentino. A par-tir del 26 de abril ocupamos posicio-nes en la zona del aeropuerto.-¿Qué recuerda de los primeros ata-ques a Puerto Argentino?-El 1º de mayo a la madrugadaestábamos en nuestras posicionesy fuimos testigos directos de losataques aéreos británicos y elcañoneo de nuestros artillerosantiaéreos. El día 4 de mayo, laCompañía “B” (a la que pertene-cía) recibió ataque aéreo directo.Estábamos en combate.-¿Estaba en contacto con camara-das como Estévez, Esteban oReyes?-No. Ellos estaban en Darwin. Nosenteramos de la muerte de Estévezcasi al final del conflicto, lo mismoque de los actos de combate deEsteban y de Reyes. Seguramentenuestros jefes lo sabían. El hoyCoronel Dobal redactó el “diario deguerra” del RI 25 y allí está bastanteminucioso lo ocurrido en aquellosdías.

-¿Cómo fueron los días finales decombate?-Nos ordenaron apoyar el Batallónde Infantería de Marina (BIM) 5 queluchaba violentamente contra losingleses. Pero cuando nos unimos aellos, la situación estaba definidaporque los británicos controlabantodas las alturas en torno a PuertoArgentino. De modo que allí regre-samos con los Infantes de Marina.En la rendición, un momento muyamargo, el Jefe del RI 25 nos pidióque levantáramos bien alto nuestrascabezas, recordando el valor denuestros camaradas en los combatesde San Carlos, Darwin-Pradera del

Ganso y eso hicimos.-¿Y el regreso?-La llegada a Comodoro Rivadaviafue muy emotiva para nosotros.Toda la ciudad de Sarmiento fue adarnos la bienvenida, mostrándonoslo contentos que estaban de nuestroregreso. Se mezclaron las risas delreencuentro y las lágrimas pornuestros caídos. Nunca olvido que apoco de llegar al Regimiento, escu-chamos la lectura de la carta queEstévez había pedido que se enviaraa sus padres, en caso de su muerte.Esas palabras escritas son el mejorreflejo del espíritu del soldadoargentino”

ABRIL DE 20124

EL DESEMBARCO DEL 2 DE ABRIL DE 1982

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

La ReconquistaOperación Rosario

Testimonio del Coronel Luis Fernando Bracht

Durante la madrugada del 2 de abril de 1982, efectivos delRegimiento de Infantería 25, de la Compañía de Ingenieros 9 y delBatallón de Comunicaciones de Comando 181 desembarcaron enMalvinas. Ellos fueron los primeros en pisar suelo malvinero

En una fría mañana del 28 demarzo de 1982 tropas del

Ejército Argentino embarcabanen naves de la Armada que inte-graban la Fuerza de Tareas Anfi-bias bajo el mando del Contraal-mirante Carlos Busser. Se tratabade la primera sección “C” delRegimiento de Infantería 25 queestaba liderada por el Subtenien-te Alberto Reyes. Estos efectivosdebían tomar la residencia delGobernador inglés pero se lescambio el objetivo enviandolos aMoody Brook (el BIM-2 atacó ytomó este objetivo que origina-riamente iba a cumplir la seccióndel Subteniente Reyes). Por suparte, la segunda sección bajo elmando del Teniente RobertoNéstor Estévez y la tercera sec-ción, comandada por el Subte-niente Juan José Gómez Centu-rión, ambas bajo el liderazgo delTeniente Primero Carlos Este-ban, debían desembarcar en lazona de Darwin-Pradera delGanso.

Paralelamente a estas accio-nes, a las 6.15 horas del 2 de abrildespegó el primer avión deComodoro Rivadavia transpor-tando a más efectivos del RI 25.

A las 7.30 horas el Jefe del RI 25informó que había capturado elaeropuerto y se había despejadola pista de vehículos colocadosallí por los ingleses para no per-mitir aterrizajes.

A las 8.45 horas aterrizó elprimer Hércules C-130 con lastropas del RI 25 que venían deComodoro Rivadavia. A las 9horas los ingleses se rindieron, subandera fue arriada y luego de149 años de usurpación se izónuestra Enseña Nacional en lasMalvinas. Luego de ello, el RI 25se desplegó y ocupó las alturasdel N y NO del aeropuerto y dePuerto Argentino.

De este modo, quedó estableci-da su posición de batalla frente aposibles sitios de desembarco ene-migo. En aquel glorioso 2 de abrilde 1982, nuestros soldados ejecu-taron a la perfección los planesprevistos. Luego, en sus trincherasy puestos de combate esperarían alenemigo que desde el lejano con-tinente europeo embarcaría con lafinalidad de reafirmar una vez másla usurpación

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

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ABRIL DE 2012 5

L a historia se remontauna vez más a comien-zos de 1982, cuando enlas distintas unidades deEjército se enteraron deque había un conflictoen el Atlántico Sur y

que muchos tenían que participar.El entonces Subteniente Gui-

llermo Daniel Troncellito, desti-nado en el Batallón de Comunica-ciones de Comando 181 “SargentoMayor Santiago Buratovich” deBahía Blanca, Provincia de Bue-nos Aires, se enteró un viernes enla formación de la mañana, cuandoel Jefe de la compañía convocó atodos los oficiales y los notificóacerca de la tarea que iban a cum-plir en los siguientes meses. En sumomento les comentó simplemen-te que habían sido seleccionadospara formar parte de algo que losllenaría de orgullo.

“Así tuve el honor de represen-tar a mi compañía; a todos los quefuimos designados nos dieron laoportunidad de elegir a nuestrossuboficiales y soldados. La subuni-dad del Batallón de Comunicacio-nes de Comando 181 viajó a Mal-vinas formando parte de la opera-ción Rosario que desembarcó el 2de abril”, cuenta el hoy CoronelTroncellito, dentinado en la Direc-ción General de Materiales. Teníaun encargado que era veedor delvestuario de equipo y, sin poderdar precisión de la tarea que teníanque cumplir le comentó que eranmaniobras que se iban a hacer en elSur. De esta manera siguió en elderrotero a la búsqueda de sussuboficiales: “dentro de mi Sec-ción y luego en la Compañía, yellos luego seleccionaron a sus sol-dados con la misión de formar ungrupo cohesionado del Centro deComunicaciones”.

Una vez que habían preparadotodo lo personal llegó el día, fue el28 de marzo cerca de las 5 de la

mañana cuando los despidieron entotal silencio en la plaza de armasdeseándoles toda la suerte y la glo-ria.

-¿Cómo fue el traslado de losequipos?

-Embarcarnos y fuimos a laBase de Puerto Belgrano y comen-zamos a cargar todo en el Rom-pehielos Almirante Irízar.

El equipamiento era suficientepara cumplir la misión de unpequeño escalón de comunicacio-nes, todo lo que se nos ocurrió lollevamos, no había límites para loque teníamos que retirar, ya seaarmamento o material especifico.Ese material no implicaba dema-siado volumen pero los pocosequipos grandes - de la compañía“B”-fueron embarcados en otronavío llamado Cabo San Antonio,un buque de desembarco.

Casi el total de los efectivos delBatallón embarcó en el Irízar ycuando llegamos a las Islas nosdesplazaron en helicóptero hasta elaeropuerto de Malvinas, en PuertoArgentino.

Ahí fui testigo de esa imagenque se ha visto en tantos medioscon los Infantes de Marina británi-cos boca abajo en el piso. La ver-dad es que ahí tome realmente con-ciencia de dónde estábamos y enqué nos estábamos metiendo.

A nosotros nos dieron la ordende acampar al lado de la iglesiacatólica en la zona del pueblo,donde también había una escuelasecundaria.

-¿Cómo llegaron a conformarla Guarnición Militar Malvinas?

-Cuando ocupamos el cuartel deMoody Brook el día 4, pasamos areemplazar todas las indicacionesque estaban en inglés al castellanoy el cartel que identificaba a esaBase por uno que decía “Destaca-mento Militar Malvinas”.

Así se sucedieron los días, ycomenzaron a llegar unidades enuna cantidad abrumadora, o seaque claramente el sentido originalque habían tenido las operacionesde formar una fuerza de ocupaciónhabía cambiado por una ocupaciónde defensa.

Primeramente nosotros estába-mos manejando las comunicacio-nes a órdenes del oficial más anti-guo allí en ese momento, el Jefedel Regimiento de Infantería 25;junto con su unidad completa, élmarchó hacia el aeropuerto.

-¿Cómo era el trabajo diario enlas Islas?

-En reglas generales, nunca sedejo de tener comunicación con elcontinente. Se usaron codificado-res en las comunicaciones fijas; enlas de campaña en un principio seusó lo ortodoxo, se pasaron a insta-lar las redes que por doctrinacorresponden, hasta que conmedios electrónicos modernosdetectamos parte de la flota ingle-sa. Veíamos que nuestras comuni-caciones eran interceptadas, enga-ñadas y de esa manera hubo quepasar a una segunda fase donde laidea fue negarle la información alenemigo, preservar los medios, elpersonal y las instalaciones.

Uno no se tiene que olvidar deque mientras al enemigo le con-venga escuchar, lo hace; y cuandoya no le sirve como fuente deinformación, lo neutraliza.

Eso lo teníamos presente y pasa-mos a armar un esquema de comu-nicaciones para la defensa,

Así se pudo suplir la alta presiónque sufríamos de parte de losingleses; cuando los blancos noeran rentables para obtener infor-mación, lo neutralizaban. De estopueden dar fe muchos de los Subo-ficiales nuestros que formaronparte de las fracciones de Infante-ría.

-¿Qué dejó la guerra?-Como enseñanza, esta guerra

nos dejó la imagen de que lo queindicaba el manual no fue factiblede realizarse porque el enemigo seencontraba tecnológicamentemucho más avanzado. Para esemomento nosotros tendríamos quehaber dispuesto de otros mediosadaptables a la misión que tenía-mos. Lo que más se aproximaba eslo que llegamos a concretar; tal vezse podría haber hecho mucho máscon medios más modernos, mássofisticados, pero en definitiva laúnica alternativa que existía era ladel manual, la de la receta, utilizarantenas direccionales, bajas poten-cias, medios alámbricos.

Nuestro aporte, desde el puntode vista de comunicaciones, fuebueno. En cierta forma, nos queda-mos tranquilos de que además dehaber tratado de hacer todo lo queestuvo a nuestro alcance lo hici-mos en forma acertada. Habránexistido problemas pero eran lospropios; no nos olvidemos de que

las unidades llegaron a combatircuerpo a cuerpo con el enemigo.Algunos entremezclados o supera-dos distintos puestos tal vez per-dieron la comunicaciones porqueel radiooperador quedó fuera decombate.

-¿Cómo definiría la tarea de loscomunicantes?

-Comunicaciones es un Armaque no es tan espectacular como laInfantería, la Caballería o la Arti-llería; su resultado se ve a través delas acciones.

El nervio motor de la batalla esla fluidez de las comunicaciones,el resultado es lo que demuestransi las acciones fueron efectivas ono; Comunicaciones estuvo pre-sente desde que se inició el con-

El entonces Subteniente dialogó con SOLDADOS sobre sus memorias dela guerra, sus actividades durante el conflicto, cómo fueron los días másduros en las Islas y sus reflexiones sobre Malvinas 30 años después

“Hicimos acertadamente todo loque estuvo a nuestro alcance”

Testimonio del Coronel Guillermo Daniel Troncellito

Querido papá:

Cuando recibas esta carta yo yaestaré rindiendo cuentas de misacciones a Dios Nuestro Señor. Él,que sabe lo que hace, así lo hadispuesto: que muera encumplimiento de mi misión. Perofijate vos, ¡qué misión!, ¿no es cierto?¿Te acordás cuando era chico yhacía planes, diseñaba vehículos yarmas, todos destinados a recuperarlas Islas Malvinas y restaurar enellas Nuestra Soberanía? Dios, quees un Padre Generoso, ha querido

que éste, su hijo, totalmente carentede méritos, viva esta experienciaúnica y deje su vida en ofrenda anuestra Patria.

Lo único que a todos quiero pedirleses: 1) que restauren una sincera unidaden la familia bajo la Cruz de Cristo.2) que me recuerden con alegría y noque mi evocación sea la apertura a latristeza y, muy importante, 3) que recen por mí.Papá, hay cosas que en un díacualquiera no se dicen entre

hombres, pero que hoy debodecírtelas: gracias por tenerte comomodelo de bien nacido, gracias porcreer en el honor, gracias por tenertu apellido, gracias por ser católico,argentino e hijo de sangre española,gracias por ser soldado, gracias aDios por ser como soy y que es elfruto de ese hogar donde vos sos elpilar.Hasta el reencuentro, si Dios lopermite. Un fuerte abrazo.Dios y Patria ¡O muerte!

Roberto

LA CARTA DEL TENIENTE ROBERTO NÉSTOR ESTÉVEZ

Sigue en laPágina 6

Page 6: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

ABRIL DE 20126

EL DESEMBARCO DEL 2 DE ABRIL DE 1982

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

flicto hasta que terminó.Si esto hay que ponerlo en una

balanza, en reglas generales se

inclina hacia lo positivo. El perso-nal del Arma de Comunicacioneshizo lo que estuvo a su alcance,cumplimos con la misión; tal veznos hubiera gustado que los resul-tados hubieran sido diferentes.

A veces pienso que si la guerrahubiera durado más tiempo, podrí-

amos haber sacado mejores resul-tados de las experiencias. Fueron74 días y en ellos se hizo lo mejorque se pudo.

Quiero que se entienda muybien que nada de esto es productode la acción de una persona, fue untrabajo en equipo; la prueba la da

que nosotros tuvimos que destacarpersonal en cada fracción deInfantería, sobre todo patrullas,que tuvieron gran accionar.

En la Guerra de Malvinas tene-mos que considerar que peleamosfrente a una de las potencias mun-diales que son tecnológicamente

más avanzados, mejor preparados.Entonces, valga el reconocimientoa nuestros Oficiales, Suboficialesy Soldados que mantuvieron losmedios hasta último momento yestando siempre a la altura de losacontecimientos. ¡Gloria a los héro-es de Malvinas!”

“R ecuerdo que cuandonos informaron en elBatallón de Comuni-caciones 181 deBahía Blanca, que

partíamos hacía Malvinas, nosentregaron una medallita que teníacódigos y un grupo sanguíneo. Erapara identificarnos por si alguno denosotros quedábamos para siempreen las Islas. Del asiento de paz denuestra Unidad viajamos hastaPunta Alta -Base Naval Belgrano- yyo, que tenía a cargo todo el mate-rial de equipamiento de comunica-ciones, embarqué en el buque“Cabo San Antonio” junto a cincosoldados. Debo decir que al no estaracostumbrados al mar, nos marea-mos bastante. Al desembarcar enMalvinas gritamos fuertemente¡Viva la Patria! Nos destacaron enMoody Brook, el cuartel que ocupa-ban los “Royal Marines” británicos(a pocos kms de Puerto Argentino).Allí permanecimos hasta el 30 deabril.

Mi misión era “bajar” informa-ciones de las agencias noticiosas.Todo cambió el 1º de mayo.Mediante helicóptero me enviaron aprestar servicios de Comunicacio-nes a una patrulla de observacióndel Regimiento de Infantería 7 queestaba destacada en Bahía de laAnunciación. Ellos tenían la misiónde detectar cualquier movimientode tropas o de barcos enemigos quepudieran presentarse y mis soldadosy yo comunicábamos las noveda-des, manteniéndolos en enlace consus Comandos Superiores. ElTeniente Alejo Selzer, jefe de la

Compañía del Regimiento de Infan-tería 7, era un señor con todas lasletras y nos hacía sentir que todoséramos uno y cada uno, un miembrofundamental. Si había un trozo depan, galletita o chocolate, todos locompartíamos. Hay que estar en unaguerra para comprender el significa-do de algo que parece tan intrascen-dente y que tanto une a los soldados;el compartir hasta las miguitas dealgo. A nosotros nos tocaba recorrerdesde Bahía de la Anunciaciónhasta Bahía Berkeley. Si visualizá-bamos un movimiento de buques,teníamos que informar.

Recuerdo que el 22 de mayodescubrimos un helicóptero enemi-go que descendió para depositar auna veintena de comandos ingleses.Inmediatamente informamos aPuerto Argentino y la zona (queestaba muy cerca de nuestra posi-ción) fue metódicamente cañonea-da. Menos mal que nuestros artille-ros tenían buena puntería; los britá-nicos se retiraron enseguida de allí.

Las antenas de nuestras radiosdebían estar ubicadas en alturas yahí funcionaban bien. Yo hasta mepude comunicar con mi familia enel continente y por ejemplo un ofi-cial que se había casado seis mesesantes de ir a las Islas, se enteró porradio de que su esposa estaba emba-razada. Cierta vez se inutilizó miequipo de radio mientras transmitíadesde las alturas. No tenía cómoarreglarlo y el helicóptero con elque me estaba comunicando veníadesde Puerto Argentino y evolucio-naba tratando de comunicarse con-migo. Entonces pedí permiso para

marchar a pie a donde habían des-cargado tropas. Sabía que tenía queseguir la bahía. Tomé un sable y unabrújula (que después descubrí queno funcionaba) y me puse en cami-no. Malvinas no es una llanura, estodo terreno de mesetas; había quesubir y bajar continuamente. Yotenía entonces 21 años y marché 12kms en medio de la bruma y el frío.Me perdí. El esfuerzo fue tremendo,agotador. De pronto, en medio de laneblina, escuché voces y advertísombras. ¿Sería el enemigo? Notenía alternativa. Me di a conocer;para mi suerte, eran efectivos delRegimiento de Infantería y me reci-bió el Subteniente César AugustoSilva, que después caería como unhéroe luchando codo a codo conefectivos del Batallón de Infanteríade Marina 5. Allí les informé quetenía el equipo de comunicacionesdescompuesto y que teníamos unsoldado herido que había que eva-cuar hacia Puerto Argentino.

Fue una marcha terrible. Medecía a mí mismo “sos un flojo,Turco, lo que vos exigís de tus sol-dados también lo tenés que poderhacer vos”. Así me daba ánimo parallegar y volver bajo el frío, la lloviz-na y el granizo. Recuerdo que cuan-do comía el estofado de oveja quehicieron, me temblaban las manosdel frío y cansancio. Cuando me tiréa dormir me habría podido haberpasado un tanque por encima que nome iba a enterar. ¿Anécdotas debatalla? Una vez un oficial se tiróencima mío y me dijo: “Quedatequieto, porque se me soltó una gra-nada”. El tipo se jugó la vida, prote-giéndome con su cuerpo en lugar desalir corriendo. Otra, la de un solda-do inglés que, estando nosotros pri-sioneros y con ganas de fumar, nosdio sus propios cigarrillos. HoyMalvinas es un sentimiento que meenorgullece, si tuviera que volver,vuelvo sin dudarlo porque es unaasignatura pendiente. Jamás vi un

soldado dando la espalda al comba-te, todos daban la cara. Esos erannuestros muchachos, nuestros héro-es. El sentimiento que une a losveteranos es un lazo muy fuerte, eslo que digo en las charlas que doyen los colegios. Cuando veníamosde Trelew la jefa de azafatas nosdijo: “El pueblo argentino está conustedes porque está orgulloso deustedes”. Hoy las cosas han cambia-do, el pueblo argentino sabe quesomos un pedacito de historia quecamina por las calles. Se hizo reali-dad lo que dijo aquella azafata; elpueblo argentino, gracias a Dios,valora lo que sus soldados hicieronen Malvinas”

“Al desembarcar gritamos ¡Viva la Patria!”Testimonio del ex Cabo Ramón Ignacio Najar

“P ertenecía al Batallónde Comunicaciones181, con asiento enBahía Blanca. Actual-mente no formo parte

de ningún centro de veteranos perosí mantengo contacto con antiguoscamaradas con los cuales me reúnouna vez al año en Bahía Blanca. Notengo palabras para expresar el sen-timiento que Malvinas significapara mí. Estoy intentando elaborarlopero no me es fácil; nadie me puedequitar el orgullo de haber luchadoen las Islas.

El 26 de marzo de 1982 fuimosinformados por mi jefe, el TenientePrimero Rubén Víctor Castro, queíbamos a recuperar Malvinas y senos dio la orden de alistarnos.Embarcamos en Puerto Belgrano enel Rompehielos “Almirante Irízar”

y como gente de tierra firme la pasa-mos bastante mal con el mareo, pro-pio del vaivén del barco. Alrededorde las 10 de la mañana del 2 de abrildesembarcamos. Fuimos helitrans-portados hasta el aeropuerto y allíabordamos un vehículo anfibio. Alllegar al pueblo, se escuchaban tirosy explosiones pues todavía se libra-ban combates.

Nos establecimos en Town Hall,donde está la capilla Stella Maris.Luego de tres días, nos trasladaron aMoody Brook (a 7 km. de PuertoArgentino, donde los Royal Mari-nes tenían su base). Al crearse elCentro de Comunicaciones, yo, queintegraba una compañía inalámbri-ca, formamos parte de un grupodenominado Centro de Mensajes.Allí, yo me desempeñé como esta-feta. Inicialmente éramos dos perso-

nas para ese trabajo, el Cabo Esco-bar y yo, y luego se nos sumó elCabo Flores, integrante de la Com-pañía de Comunicaciones 9. No dis-poníamos de vehículos, nos movili-zábamos a pie. Me tocó recorrer 14km. de ida y vuelta entre PuertoArgentino y Moody Brook variasveces. Cuando llegó el primer ata-que inglés, el 1º de mayo, nos refu-giamos con otros camaradas en uninvernadero. Allí vi por primera vezel cielo iluminado por la municióntrazante, el paso rapidísimo de losHarriers ingleses y las explosionesque hacían temblar el suelo.

Otra experiencia de combate fueque estando integrado al Regimien-to de Infantería 4, fuimos objeto deataque de aviones ingleses. Recuer-do que no encontraba refugio, mearrojé al suelo en cualquier parte.

Cuando explotaban las bombas,pedazos de roca y tierra me cayeronencima. Como anécdota tragicómi-ca puedo citar que cierta vez, duran-te mi labor de estafeta, llegué alaeropuerto de Puerto Argentino enuna motocicleta, y un avión de laArmada que estaba aterrizando pasóa un par de metros de mí. ¡Pudohaberme hecho pedazos y yo nisiquiera me di cuenta!

La rendición, con todo lo traumá-tica que fue, trajo también el alivio dequitarnos la presión. Podíamos vol-ver a pensar en nuestros seres queri-dos, que nos esperaban con angustiaen el continente. En Malvinas quedónuestra juventud. Nuestros héroesreposan allí ofreciendo el ejemplo delos que todo lo dieron. Yo no volvícon heridas de combate, pero hayheridas sin cicatrices que tardan

mucho en cerrar. Para muchos denosotros comenzó entonces otra gue-rra, la psicológica; son las heridas delalma, del corazón. Se hace difícilmarchar con ese tipo de mochilas.No suelo hablar habitualmente deestos temas, pero agradezco la opor-tunidad que me dan de hacerlo ahoray me siento bien al poder hacerlo.Gracias, de verdad. Pero sí les digoque el orgullo de haber combatidoestá intacto. Luchar para que el temaMalvinas no caiga en el olvido es loque podemos ofrecer a las nuevasgeneraciones”

Testimonio del Sargento 1ro (R) Alejandro José Luján

“El orgullo de haber luchado”

Viene de laPágina 5

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ABRIL DE 2012 7

E l Coronel (R-Art. 62)Roberto Francisco Eitopertenecía a la Escuelade Ingenieros. Fue aprincipios de abril queles impartieron la ordende movilizar la Compa-

ñía 601 hacia el Sur de Río Galle-gos. “Fue muy rápido. El 12 deabril ya estábamos en PuertoArgentino y teníamos planes dealistamiento”, recordó.

La carga del material de Ingenie-ros se produjo por aire: “Era unmaterial pesado, necesario para lainstalación de obstáculos, abasteci-miento de agua, franqueo de buceo,entre otras”, relató el Coronel.

Llegaron a los pocos días de laOperación Rosario. Allí comenza-ron a proyectar su plan de activida-des para apoyar a las tropas desple-gadas y a las recién llegadas. Luegode su sección, llegó la Compañía deIngenieros 10 y ya se encontrabanen las islas los miembros de laCompañía de Ingenieros de Infante-ría de Marina: “Con ellos trabaja-mos y compartimos los equipos.Las primeras minas que enterramos

eran de la Infantería de Marina”,contó.

La primera actividad fue el reco-nocimiento de la zona y la realiza-ción de obstáculos. Al entoncesTeniente Primero Eito le asignaronprimeramente una misión de apoyoal Regimiento de Infantería 3, quese encontraba en el Sur de PuertoArgentino. “Luego de tener unaentrevista con el Jefe de Regimien-to, el entonces Teniente CoronelDaniel Ubaldo Comini, me explicóel plan para defender la posición enPuerto Argentino. La idea era cola-borar con los obstáculos para dete-ner el desembarco. Allí instalé unoscientos de minas”.

La posición en ese momentoera al Este del monte Zapadorhasta el observatorio meteorológi-co británico.

Mientras tanto, las otras seccio-nes de la compañía hacían tareaslogísticas tales como asegurar eltransporte desde el puerto hasta losdepósitos, trabajos en la plantapotabilizadora de la ciudad, estable-cimiento de un taller mecánico, etc.“Teníamos distintos elementos,

entre ellos personal de comunica-ciones, ingenieros de agua, de segu-ridad y contra incendio”, aseguró elCoronel Eito.

La Sección Comando y Serviciorealizó tareas de apoyo general,desde la ejecución de obras de pro-tección y fortificación para la Arti-llería y el remolque de piezas deartillería de 155 mm en los cambiosde posición, hasta la captación ypotabilización de agua en la plantade la ciudad.

“El agua potable fue un trabajoserio. Se aumentó significativamen-te el consumo de agua. Era peligro-so tener una enfermedad masivapor consumo de agua inapropiada.Se distribuía con aguateros”. Losoperadores de equipos viales de laSección Comando y Servicio reali-zaron trabajos de organización delterreno junto con los operadores deVialidad Nacional que cruzaroncon la Compañía.

Instalaciones de camposminados en MalvinasRespecto de sus soldados y

suboficiales, destacó: “Tuve Subo-ficiales con los que podía contar ySoldados que respondían muy pro-fesionalmente. Los Soldados tení-an una instrucción previa limitadaen lo que respecta a instalación decampos minados. El primer día lesmostramos cómo instalarlos. Alsegundo día ya lo hacían solos yubicaban las minas perfectamente.De esta manera, los jefes podíamosregistrar su ubicación como esdebido”.

Acerca de la instalación de minasdurante las noches, explicó: “Huboque superar con voluntad las limita-ciones de luz; es muy riesgoso ins-talar sin ver. Desde el primer al últi-mo día los soldados cumplieron”.

El ahora Coronel Eito apoyó alRegimiento 6 y al Regimiento 4 enMonte Harriet, por lo que estabasiempre en movimiento. “Uno delos primeros días de junio recibi-mos fuego de artillería, entonces

instalamos campos minados enfren-te de las posiciones adelantadas delRegimiento 4 en Monte Wall. Losingleses ocuparon Harriet. Nosotrosestábamos confiados porque norecibíamos fuego de artillería hacíabastante, pero de repente escucha-mos que tiraban a 500 metros.Donde estábamos cayó una salva deartillería, por lo que un soldado per-dió sangre del oído. Lo curaron enenfermería y volvió”, relató.

Al preveer que podía haberdesembarcos en lugares alejados alas posiciones argentinas, fue orde-nada la voladura del puente FitzRoy. “Fue desplazada una secciónde la compañía, al mando delTeniente Blanco. Eran diez hombresperdidos en la inmensidad que semantenían en contacto con radio ycon la visita de algunos comandosque pasaban. Prepararon la voladuradel puente, que tenía unos 200metros. Se trataba de un camino quevenía de Darwin a Puerto Argenti-no”, afirmó el Coronel Eito y evocóque “la voladura del puente tuvouna significación importante porquelos británicos tenían previstodesembarcar allí”.

Una noche, al entonces TenientePrimero le tocó participar junto conlos comandos en una incursión enretaguardia: “Como había instaladominas en la zona donde debíanpasar, tuve la honrosa misión deacompañar a los gloriosos Coman-dos”. Y destacó: “Operábamos las24 horas. Instalábamos camposminados día y noche”.

Una vez anunciada la rendición,la Compañía se terminó de replegarel 14 de junio, pero debió quedarse.“Los Oficiales, Suboficiales ypocos Soldados quedamos prisione-ros un mes más para marcar porrazones humanitarias los camposminados, como indica la Conven-ción de Ginebra”. De esta manera,se hizo presente la Cruz Roja quevenía desde Suiza, y se encargabade supervisar la situación de los pri-sioneros para asegurar que se cum-pliese dicha Convención.

“Dejábamos todo asentado enfichas de la Cruz Roja. Tuvimos laposibilidad de enviar cartas a nues-tra familia. Eran revisadas por nues-tros custodios, pero sólo hacíamosreferencia a la actividad que realizá-bamos. La Cruz Roja nos amparó”.

Durante la demarcación de loscampos minados, un efectivoargentino tuvo un accidente.“Mientras demarcaba, el entoncesCabo Primero Néstor Catay pisóuna mina y perdió parte de su pier-na. Fue atendido por parte de losingleses. Ante esto, fue importantela presencia de la Cruz Roja”. El día8 de julio fueron embarcados deregreso.

El Coronel Eito recuerda elaccionar de los ingenieros en Mal-vinas: “Siempre cumplimos y lleva-mos el espíritu zapador y la imagende nuestro Santo Patrono, San Igna-cio de Loyola. Siempre tratamos dehacer más de lo que se podía. Cum-plimos con el lema de Ingenieros,que es ¡Siempre adelante!”

En su testimonio, el entonces Teniente Primero recordó su acción en elconflicto bélico del Atlántico Sur, durante el cual se dedicó a instalar camposminados y vivió la experiencia de acompañar a los comandos en una operación

“Siempre llevamos el espíritu zapador”Testimonio del Coronel (R-Art. 62) Roberto Francisco Eito

LA DEFENSA DE LAS ISLAS

Page 8: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

“Prestaba servicios en elGrupo de Artillería deDefensa Antiaérea

(GADA) 601 con asiento de pazen Mar del plata. En el año ‘78,junto a otros Suboficiales habíaparticipado en Italia y Suiza deun curso de manejo de cañonesOerlikon. Estábamos en la Uni-dad cuando la radio dio las noti-cias de la recuperación de lasIslas y estalló una alegría gene-ral. Contra lo que algunos otrospensaban, yo estaba seguro deque íbamos a la guerra; mi espo-

sa e hijos lo tomaron con tranqui-lidad. El día 14 de abril arriba-mos a las islas y cuando llegó elprimer ataque inglés, el 1º demayo de 1982, me encontraba enel mismo aeropuerto trabajandojunto al equipo que tenía a sucargo el sargento Armana. Antesde que se descargara el segundoataque, tuvimos problemas conuno de nuestros cañones. Yoconocía bien el material, perouna cosa es tratar de componeralgo que no funciona en la calmadel cuartel y otra es hacerlo bajo

fuego. Tuvimos que buscar refu-gio en nuestras posiciones cuan-do tres aparatos británicos nosatacaron. Era un infierno deexplosiones, disparos de cañón,ametralladoras e incendios. A 30años de aquellos sucesos, los

recuerdo vívidamente; pensé queiba a morir, que no volvería a vermi familia. Pero sabía que si esosucedería, me recordarían con laimagen del soldado que supopelear por su Patria. Luego delregreso, sufrí, como muchos

combatientes, estrés postraumáti-co. Me recuperé, gracias a Dios,y también, gracias a Dios, tuve elhonor de combatir por miPatria”, señaló emocionado elentonces Suboficial PrincipalAntonio José Cáceres

ABRIL DE 20128

LA DEFENSA DE LAS ISLAS

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

Primeros ataques inglesesa Puerto ArgentinoSus radares de tiro Skyguard

y sus antiaéreos Oerlikonde 35 mm custodiaron los cie-los malvineros. Emplazados enla zona de Puerto Argentino,enfrentaron a los pilotos ingle-ses que empeñosamente trata-ban de destruir la pista de aterri-zaje del aeropuerto, verdaderocordón umbilical que unía elarchipiélago con el continente.Una y otra vez los pilotos de laRAF atacaron; una y otra vez elcielo se llenó de estampidos. El1º de mayo llegaron losHarriers con la misión de con-vertir en escombros la pista deaterrizaje. Y allí estaban espe-rándolos los artilleros delGrupo de Artillería Antiaérea(GADA) 601 para convertiresos “corredores aéreos” en“callejones de muerte”. Dosaparatos cayeron en llamas anteel fuego cruzado de los cañonesnacionales.

Los ingleses quedaron “conla sangre en el ojo”. Otro nuevoataque, el 4 de mayo a las13.45horas, ejecutado por tres cazassupersónicos terminó con unode ellos desintegrado en pleno

vuelo y otro, que averiado, sealejó echando humo. Asimis-mo, después de Darwin-Praderadel Ganso la batería “B” delGADA 601 bajo el mando delentonces Mayor Jorge AlbertoMonge fue ubicada en la penín-sula de Camber, en la costaNorte de la bahía y allí cosechóotros éxitos. El 27, 29 y 30 demayo las repetidas incursionesde pilotos británicos no fructifi-caron y sí en cambio sufrierondos nuevas pérdidas.

También abrió fuego unRoland y su misil cobró unnuevo Harrier como trofeo.Pero no todo fue rosas. El 3 dejunio, un director de tiro bajo elmando del entonces TenienteAlejandro Dachary sucumbióbajo el fuego enemigo, allíperecieron el Sargento PrimeroPascual Blanco y los SoldadosOscar Diarte y Jorge Salas delGADA 601. Así pelearon nues-tros artilleros antiaéreos; así seconvirtieron en leyenda

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

“N os enteramos de la recu-peración de las islas enel cuartel. Recuerdo que

el 2 de abril fue un día viernes y,como salíamos de franco, nosintranquilizamos. Pero pudimos ir anuestras casas y retornamos alsiguiente lunes. Ese mismo lunesnos enteramos de que partiríamoscon rumbo al Atlántico Sur. Se rea-lizó una formación en la Plaza deArmas del GADA 601 y el Jefe de

la Agrupación dijo: “Los que quie-ran ir a Malvinas, que den un pasoal frente”. Y todos los soldados lodimos. Viajamos desde Mar delPlata a Río Gallegos y allí nos alo-jamos en instalaciones del Regi-miento de Infantería 8. El 12 deabril llegamos a Malvinas. Noso-tros no estuvimos en Puerto Argen-tino el 1º de mayo de 1982 cuandocomenzaron los ataques ingleses.Nuestra sección había sido enviada

a Darwin, a 80 Km de PuertoArgentino. Pero sí soportamos unferoz ataque a las 8.45 horas de esedía. Un grupo de isleños avisó porradio a la aviación enemiga que noestábamos en “alerta roja” y tresaparatos británicos nos bombardea-ron. Recuerdo que falleció un pilotode la Fuerza Aérea, seis suboficia-les y tres soldados. Los depósitosde combustibles fueron alcanzadospor las bombas enemigas y todo setransformó en un infierno. Fue muytraumático. Nuestra sección, queera de Artillería Antiaérea, terminóconvertida en Artillería de Campa-ña durante la Batalla de Darwin-Pradera del Ganso. Pusimos loscañones en “manual” y ejecutamostiro rasante, haciéndole muchodaño al enemigo. Cañoneamos unavivienda de madera en la que tropasbritánicas estaban guarecidas y lacasa ardió por los cuatro costados. Una vez finalizada la guerra, losingleses nos enviaron en barco alUruguay y de ahí a Buenos Aires.

Siento que somos testigos y pro-tagonistas de la Gesta de Malvinasy también siento que tenemos laobligación de trasmitir en nuestrascharlas en las escuelas el sentidopatriótico de la causa, para que elesfuerzo y sacrificio de tanto com-batiente que supo dar lo mejor de sí,no sea olvidado”

Los centinelas del espacio aéreoHombres del Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea(GADA) 601 combatieron al pie de sus cañones de tirorápido enfrentando los ataques de la aviación británicay cobrando un alto precio a los pilotos ingleses

Testimonio del ex Soldado Clase 63 Eduardo Antonio Miño

Testimonio del Suboficial Mayor (R) Antonio José Cáceres

Page 9: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

de mayo. 08:30 hs. ElTeniente Roberto Esté-vez, del Regimiento deInfantería Mecanizado25, recibió el aviso de

que la infantería británica, quehabía desembarcado en San Carlos,comenzaba a avanzar hacia Darwindesde el oeste.

El Teniente Primero Daniel Este-ban y su fracción de combate prota-gonizaron los primeros enfrenta-mientos con las tropas enemigas.Luego de aquel episodio en el quese destruyeron tres helicópteros bri-tánicos, en el preciso momento enque las tropas comenzaron el replie-gue hacia Puerto Argentino, secomplicaron las comunicaciones.

El entonces Subteniente Gusta-vo Enrique Vázquez estuvo tresdías sin contacto con el grupocomandado por Esteban. “Conser-vamos sólo las antenas VHF de altafrecuencia, que tienen la particulari-dad de que deben ser situadas enaltura para poder establecer comu-nicación, debido a la distancia dePuerto Argentino en que se encon-traban nuestros soldados. De estaúnica manera, el Teniente PrimeroEsteban y sus soldados podíancomunicarse con nosotros”, contóel hoy General Vázquez.

El actual Sargento Ayudante(R) Héctor Fernández se desem-peñó como Cabo 1ro del Regi-miento de Infantería 25. Rememoraque el 2 de abril pisó las Islas:“Estuve en el Rompehielos Irízar.Fue muy emotivo cuando vi la ban-dera y soldados argentinos portodos lados”. Al llegar, estaban losInfantes de Marina y efectivos delRI 25 con su jefe.

Fernández relató la acción bélicaprevia al repliegue de San Carlos.Formaba parte de la fracción del

Teniente Carlos Daniel Esteban enDouglas Paddock: “Cuando llegá-bamos, ya se veía un bombardeoterrible. A mí me mandaron al cen-tro de comunicaciones y al TenientePrimero, a cubrir a primera línea”.

Mientras los efectivos del Güe-mes vigilaban las maniobras deldesembarco en San Carlos, apare-cieron helicópteros ingleses queiban hacia a ellos. “Empezamos atirar y cayó el primer helicóptero.Al segundo le empecé a tirar, peroya había caído cerca de nosotros. Alrato apareció otro helicóptero quevenía con gente pero no vimoscómo cayó”, recordó Fenández.

Mientras empezaban los bom-bardeos, el Subteniente Vázquezarmaba desde Darwin-Pradera delGanso todo un sistema de antenas

direccionales para tratar de captaremisiones provenientes del equipode combate Güemes y de este modocontinuar con el repliegue. “Teníauna fracción de combate perdida yun lema que acudía obstinadamentea mi cabeza: ‘Salva los espacios yreúne a los dispersos’”.

Finalmente, después de muchosintentos, pudo captar transmisióndesde las alturas de Douglas Pad-dock: “Así logré comunicarme conmi coequiper, el Cabo Primero Fer-nández, y luego con el Teniente Pri-mero Esteban. Fue una enorme ale-gría haber concretado el diálogocon mi camarada”. A partir de allíse organizó la evacuación de latropa mediante medios helitrans-portados. Más tarde, en los comba-tes de Darwin-Pradera del Ganso,cayó para siempre el Teniente Esté-vez.

“Cuando hablamos, Vázquez seexpresaba con profunda tristeza porla muerte de nuestros compañeros”,dijo el Sargento Fernández y agre-gó: “Traté de que las comunicacio-nes no se cortaran en ningúnmomento. Durante mi permanenciaen Malvinas estuvimos comunicán-donos con los mandos superiores”.

Ambos se encontraron en Dar-win-Pradera del Ganso donde sedesataron duras batallas. El rigor delos combates obligaba a los comu-nicantes a desplazarse constante-mente con los equipos portátilesporque los ingleses detectaban susemisiones para destruirlos.

“Vázquez fue mi compañero debatalla. Estábamos juntos las 24hs”, dijo Fernández. “Cuando volvíde Malvinas, estuve en Mendoza.Me entregaron una medalla en elCongreso y también otra por partedel RI 25. Ellos hicieron todo paraque me la dieran. Les estoy muy

agradecido”, agregó. El General Vázquez concluyó:

“Como profesional de las armas ysoldado comunicante, el peormomento de mi vida fue el de tenerque comunicar la rendición desdeDarwin- Pradera del Ganso a miComando Superior; destruir luego

mis equipos, mis herramientas detrabajo y a partir de ahí, quedar enpoder de las tropas enemigas”.

Fernández reflexionó al finalizarla entrevista: “Después de nuestrotrabajo, reconocieron al Arma deComunicaciones, ya que sin ella, esimposible ganar una guerra”

ABRIL DE 2012 9

SAN CARLOS

Las primeras acciones terrestres en el Estrecho Alas 8.10 horas del 21 de

mayo de 1982, un centine-la argentino anunció al puesto decomando “Águila” que “unbarco grande y blanco” (el trans-porte de tropas Canberra) entra-ba en el canal de Puerto de SanCarlos. Era el prólogo de la“Operación Sutton” y, como losaltos mandos nacionales nohabían previsto que allí podríaefectuarse el esperado desem-barco, no hubo en los hechos unchoque masivo de tropas quehabría tomado al enemigo en ladifícil instancia de tener quecombatir, mientras trataba deefectivizar su “cabeza de playa”.

Este desembarco había estadoprecedido por tres horas deintenso cañoneo naval, que noestaba destinado a batir ningúnblanco terrestre específico, sinoque “barría” el terreno. Peromientras los ingleses desembar-caban masivamente tropas yequipos, eran observados porsoldados, liderados por elTeniente Primero Carlos DavidEsteban de la Compañía “C” delRegimiento de Infantería 25. Alas 8.20 horas varias lanchas dedesembarco custodiadas desdeel aire por numerosos helicópte-ros pusieron a los primerosingleses en tierra firme. Lainfantería enemiga avanzó hacíael poblado de San Carlos. ElTeniente Esteban advirtióradialmente a Puerto Argentinode lo que sucedía, ordenándose-le desplazarse hacia el este, parano quedar cercados por un des-censo helitransportado. A las8.40 horas, mientras dos compa-ñías británicas arribaban al pue-blo, y un helicóptero Sea Kingintentaba posarse con su cargade soldados, Esteban y sus 42soldados pasaron al ataque. Undiluvio de balas acribilló a lamáquina, que se alejó envueltaen llama y cayó a las aguas.

La infantería inglesa abriófuego con morteros y ametralla-doras sobre las posiciones de

Esteban, mientras un helicópteroGazelle (de ataque) se precipitósobre los argentinos, listo a dis-parar sus cohetes.

Pero nuevamente la cortinade fuego tendida por el Equipode combate “Güemes” resultóletal. Esta segunda máquinatambién se precipitó a las aguas.“-Una lancha tripulada por kel-pers fue en auxilio de los británi-cos y ordené que no les dispara-ran”-Diría más tarde Esteban.Un tercer Gazelle lanzado al ata-que corrió la misma suerte de losdos primeros aparatos.

Los soldados argentinos sedesplazaron, eludiendo la bús-queda de un cuarto aparato(también un Gazelle) al quenuevamente atacaron con susarmas portátiles. Esta últimamáquina se alejó envuelta enllamas y humo. Esteban y sutropa esperaron luego y por doshoras el repliegue de “Gato” (laSección Apoyo del SubtenienteReyes) desde la altura 234. ElEquipo de combate “Güemes”se retiró sin sufrir ningunabaja, dejando tras sí tres Gaze-lles destruidos, un Sea Kingseriamente dañado y probable-mente una veintena de bajasenemigas. Estos 42 hombres(dos oficiales, nueve suboficia-les y treinta y un soldados)regresaron a pie a PuertoArgentino, llegando allí el 26de mayo. Previamente, el día25, efectuaron una formaciónespecial en el caserío de Dou-glas Paddock, para conmemo-rar un nuevo aniversario de laRevolución de Mayo.

Esta valerosa acción y la desubteniente Reyes que abriófuego con sus cañones de 105mm sobre la flota británicaresultaron la única oposiciónterrestre que se hizo al desem-barco inglés en San Carlos

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

21

El rescate de la Agrupación GüemesEl General de Brigada Gustavo Enrique Vázquez fueSubteniente de la Compañía de Comunicaciones 181 conasiento en Bahía Blanca. Durante la contienda estuvo enPuerto Argentino y en Darwin-Pradera del Ganso. Juntocon el actual Sargento Ayudante (R) Fernández, del RI 25,garantizaron las comunicaciones durante el conflicto.Ambos reconstruyeron para SOLDADOS sus días de batalla

GENERAL deBrigada GustavoEnrique Vázquez

SARGENTOAyudante (R)

Héctor Fernández

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ABRIL DE 201210

LA DEFENSA DE LAS ISLAS - SAN CARLOS

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

E l Teniente Coronel JorgeSvendsen recuerda los pri-meros momentos al enterar-se del Operativo Rosario.Señala que no entendía

mucho la situación y sentía inme-diantamente una gran responsabili-dad por la obvia participación queeste conflicto precisaría de suCompañía. “Como jefe de Compa-ñía sabía que en el conflicto con losingleses la Aviación de Ejército ibaa participar. Así que a partir de esemomento empezó la preparaciónde las tripulaciones y de los heli-copteros para marchar a las Islas”.Y así fue que la Aviación de Ejér-cito participó en el conflicto delSur con 19 aeronaves que se pusie-ron a disposición para la defensa delas islas.

A partir del 7 de abril las navesde Ejército comenzaron a acercarseal Sur para realizar el cruce a lasIslas. En primer lugar, las navescruzaban en buques, pero luego delbloqueo marítimo impuesto por losingleses, los helicopteros Bell UH-1H, a cargo del entonces CapitánSvendsen, debieron cruzar a bordode aviones C-130 para llegar a lasIslas. Para el 29 de abril habían yacruzado todas las aeronaves queconfornarían la Compañía de Heli-copteros de Asalto “B” a cargo deSvendsen.

Participar en esta hazaña repre-sentaba un gran orgullo para elentonces Capitán, “para mí fue lomás importante que me paso en micarrera militar”. Llegar a las Islas,estar realizando la tarea de combateera para él muy movilizador. LaCompañía de Svendsen en Malvi-nas estaba conformada por 9 heli-cópteros, tripulados cada uno porun Oficial como piloto y dos Subo-ficiales, un Sargento Ayudantecomo copiloto y Cabos como arti-llería de puerta. La tripulación eraen general muy inexperta, hasta lospilotos eran demasiado modernospara enfrentar estas situaciones.Sin embargo, la destreza y la valen-tía de todo el personal en la Com-pañía es permanentemente destaca-do por Svendsen: “Me hace estarrealmente orgulloso saber que todaesta tripulación, más allá de ser

inexperta, cumplió con las misio-nes con valentía y gran capacidad”.

Volar en las Islas Malvinas es,además de una demostración dedestreza y habilidad, ser testigo dela lucha y ser parte de un compro-miso con la causa. Ser parte de estaguerra fue particular para todos losque participaron, y la Compañía deSvendsen tenía tareas por demáspeculiares.

-¿Recuerda el primer vuelo enlas Islas?

-En realidad, se recuerdan todoslos vuelos; en mi caso hasta el 1º demayo todos los vuelos que se reali-zaron se llevaron a cabo sin tomarcasi ningún tipo de medida, que síse adoptaron luego de los primerosataques. La superioridad aéreainglesa se hizo notoria a partir del1º de mayo.

-¿Qué sensanciones recuerda devolar en las Islas cuando el control

del espacio aéreo ya lo tenían losIngleses?

-Eran todos vuelos muy riesgo-sos. Siempre que volábamos, veía-mos cercanos lo que nosotros lla-mábamos PAC, que eran PatrullasAéreas de Combate conformadasgeneralmente por dos Harriersingleses. Normalmente veíamos lasestelas de los PAC por arriba nues-tro. Por la cantidad de vuelos queya habíamos realizado antes del 1ºde mayo continuábamos en el aire,pero siempre en contacto mediantela radio para que nos avisaran encaso de estar operando en espaciospor demás riesgosos. Cuandodesde la radio nos indicaban unalerta roja, bajábamos, aterrizába-mos y esperábamos que finalizara.

-Durante los días en los que nohabía alertas, ¿qué finalidad teníanlos vuelos?

-Los vuelos se realizaban gene-ralmente con la finalidad de trans-portar personal y materiales a losdiferentes puntos de combate. Losvuelos que se realizaron anterior-mente al 1º de mayo eran de apoyologístico a las Unidades. Se hicie-ron también vuelos con personal deInteligencia y con las compañías deComandos 601 y 602.

Svendsen y sus hombres parti-ciparon en varias misiones recono-cidas por todos, por la valentía queimplicaban y por la destrezademostrada. Una de estas misionesfue el rescate del Teniente PrimeroEsteban, que había luchado en elcombate de Darwin y estaba reple-gándose. En esta misión, que serealizó por orden del ComandanteTerrestre, participaron 4 helicópte-ros de la Compañía de Svendsenque debieron acercarse a una estan-cia donde se creía que se encontra-ba el Teniente 1ro y lo trasladaron

a Puerto Argentino. Otro episodio que es una marca

de fuego en la participación deSvendsen es el rescate de un pilotode Armada. Svendsen recuerda elrecate como una hazaña complica-da y con un gran valor humano.Luego de haber sido víctimas de unfuerte ataque que dejó averiada unade las naves de la Compañía,Svendsen ordena el repliegue aPuerto Argentino. Cuando el Capi-tán se disponía a regresar a su pues-to de combate a buscar a la tripula-ción, recibió por radio la novedadde que un avión de la Armada esta-ba en emergencia luego de haberatacado la flota inglesa en San Car-los: “El avión venía todo perforadoporque había sido atacado. Comola torre de Puerto Argentino no res-pondió inmediatamente, entonceslo ubiqué para indicarle dónde esta-ba la pista de aterrizaje. Cuando ibaa aterrizar, se vio que el piloto notenía las luces prendidas del tren deaterrizaje y desde la torre le avisa-ron que lo tenía averiado; al saberesto, el piloto decidió abandonar lanave”. Se eyectó a unos 500 metrosde la costa de Puerto Argentino. Elhelicóptero se acercó al lugardonde se encontraba el Teniente deNavío José César Arca para resca-tarlo del agua. Allí la tripulación deSvendsen tiene dificultades parapoder rescatarlo. Arca se sacó elsalvavidas que complicaba la ope-ración, y luego de unos pocosintentos más lograron levantar alTeniente de Navío. El SargentoAyudante Santana y el Cabo Mar-tín Héctor San Miguel, tripulaciónde Svendsen, llevaron al Tenientede Navío sujetándolo por lasmanos y en el aire hasta la costa.Luego de poder chequear rápida-mente la salud del Teniente de

Navío, se lo trasladó al Hospital. “Esa noche lo fuimos a visitar

con toda la tripulación, lo vimos enel Hospital Militar y él, desde unasilla de ruedas, nos contaba que esedía había atacado unas fragatas enel estrecho de San Carlos; no sabíanada de las otras dos naves queiban en escuadrilla, y que despuésde atacar la fragata lo persiguió unHarrier, disparándole y que luegode eyectarse, cayó al agua y que mitripulación lo cacheteaba para nopermitirle que cayera en desvane-cimiento por hipotermia”.

La participación de la Compa-ñía de Svendsen cumplió un rolirremplazable en la Guerra de Mal-vinas. Como todos los que partici-paron en ella, hicieron su trabajo demanera única y dando lo mejor decada uno. Hoy Svendsen está fun-damentalmente agradecido concada uno de los que formaron partede su Compañía: “El orgullo másgrande que tengo es el de haberconducido a gente que teniendomuy poca experiencia mostraronque poseían un espíritu de sacrifi-cio y valentía inigualable; fueronleones”. Recuerda que designartareas era gustoso ya que todosestaban dispuestos a aceptar lasmisiones y realizarlas con orgullo.

Luego de la rendición de Dar-win, el destino de la guerra fue con-creto. Las unidades de combateaéreo debieron ponerse a disposi-ción de la logística para recuperarheridos en los frentes de combate ypara reforzar unidades con perso-nal donde todavía quedaban espe-ranzas de hacer frente al avanceinglés. Terminada la guerra, lafunción de estas unidades aéreasfue recorrer las islas para recuperarcuerpos y poder dar honor a los caí-dos en los campos de batalla

La defensa aérea de Puerto ArgentinoTestimonio del Teniente Coronel (R) Jorge Rodolfo Svendsen

La Compañía de Helicópteros de Asalto “B” de Aviación de Ejército, comandada porSvendsen, combatió con sus nueve naves defendiendo heróicamente el territorio insular

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ABRIL DE 2012 11

“Con el grado de subte-niente, en 1982 estabadestinado en el Regi-miento de Infantería 12“General Arenales”

con asiento de paz en Mercedes,Corrientes. Cuando escuché la noti-cia de que habíamos recuperado lasIslas, aquel 2 de abril, era un juvenilpadre de 25 años con un hijo nacidoun mes atrás. Mi Unidad fue movi-lizada, viajamos hacía el Sur, aSanta Cruz, con la misión de custo-diar la frontera con Chile. Peroestando allí recibimos la orden demarchar hacía las Islas. En avionesciviles de Aerolíneas Argentinas sinasientos, viajamos el 22 de abrilhacía el archipiélago. Fue una granalegría llegar a Malvinas, y mi pri-mer cometido fue coordinar la lle-gada del Regimiento y llevar losgrupos a las carpas.

Dos semanas después, nos movi-lizaron hacía Darwin. Cubrimos apie los 10 km que separaban PuertoArgentino de esta localidad. Está-bamos destacados muy cerca de lacosta y presenciamos los primerosataques ingleses, el 1º de mayo. Porentonces yo era jefe de una Secciónantitanque y tenía dos cañones de105 mm con mucha munición, entre50 y 70 tiros para cada cañón. Enuna de esas jornadas, vino a verme

el Subteniente Reyes del Regimien-to de Infantería 25 y me comentóque partiríamos con el TenienteEsteban a una misión. El 15 demayo nos trasladamos a la zona deSan Carlos. Establecimos una zonade vigilancia y defensa en el estre-cho, con dos morteros y un cañónde 105 mm. Nos dividimos en tresgrupos y rotábamos. La misiónencomendada era dar alerta si apa-recían naves enemigas en el estre-cho y atacarlas.

El día 15 por la tarde yo fui heli-transportado a la parte norte de ladenominada “altura 234” pero no sedetectaba presencia enemiga. Pre-gunté por el jefe, el SubtenienteReyes, pero me dijeron que estabadel otro lado y los helicopteristas semarcharon rápido porque habíaalerta aérea de Patrulla Aérea deCombate (PAC) enemigas en lazona. No tenía carta ni brújula y nopodía ubicarme geográficamente,de modo que, acompañado por unsoldado, fui a la parte sur de la“Altura 234”. Descendimos y cami-namos 4 km hasta llegar a un case-río, que después me enteré que erael establecimiento San Carlos. Erade noche cuando llegamos, apare-ció un hombre y lo tomé prisionero.Finalmente nos guió hasta un grupode personas que resultaron ser

argentinos. Al día siguiente, junto alTeniente Esteban, recorrimos lasposiciones y acordamos relevarnoscon el Subteniente Reyes en tresdías. Los otros grupos rotaban cadanueve días y el mío, cada tres. Yome quedé en las alturas; hacíamucho frío y solo disponíamos deraciones tipo “C”.

El 20 de mayo los helicópterosingleses comenzaron a sobrevolarla zona donde estábamos y tuvolugar un bombardeo masivo. Este-ban estaba seguro de que iba a desa-rrollarse una operación enemiga.Esa noche la radio del SubtenienteReyes nos llamaba y tratamos dehacer contacto pero no lo lográba-mos. Nos movilizamos y a la maña-na siguiente dimos con un efectivode la tropa de Reyes que a los gritostrataba de decirnos algo. Subimos ala altura y allí, desde a una distanciade 600 metros, pudimos ver la flotaenemiga que llegaba. Era el prea-nuncio del desembarco inglés enSan Carlos. Esteban intentó comu-nicarse con Puerto Argentino, perono lo consiguió. Entonces aparecie-ron los helicópteros.Y abatimos atres de ellos con nuestras armas por-tátiles. Recuerdo los sapucay -gritosjubilosos- que daban nuestros hom-bres cuando, una a una, las máqui-nas fueron impactadas por nuestros

proyectiles y cayeron. Después nosreplegamos enseguida, porque losingleses nos buscaban para terminarcon nosotros. Por tres días deambu-lamos, eludiendo al enemigo hastaque alcanzamos la localidad deDouglas Paddock. Desde allí pudi-mos comunicarnos y nos evacuaronen cuatro helicópteros hacía PuertoArgentino.

Esteban pidió volver a Darwindonde ya se combatía. Retornamosa la zona de batalla mediantemedios helitransportados. Éramosunos 40 efectivos, contando gentedel Subteniente Reyes. Nos desem-barcaron a 4 km de Pradera delGanso. Cubrimos a pie el tramo enque debimos ocupar nuestras posi-ciones de lucha. Y allí combatimosduro. Con mi Sección nos ordena-ron marchar hacía el Noroeste, cru-zamos un puente. Esperábamos aEsteban y su gente cuando recibi-mos fuego de izquierda y de dere-cha. Nos replegamos y me encontrécon el Subteniente Gómez Centu-rión, que me dijo que volviera ytomara contacto con el enemigo. Enesas circunstancias aparecieron tro-pas inglesas y un oficial intimó larendición. Gómez Centurión le con-testó que no, que se vinieran nomás.Y se vinieron, comenzó el combate.Ahí mataron al Subteniente Gallo e

hirieron a un Suboficial de GómezCenturión, pero no pudieron pasar.Al otro día llegó la orden de cesedel fuego”.

-¿Cuál es su reflexión hoy sobreMalvinas?

-Me invitan mucho a narrar losucedido. Fuimos los primeros quetomamos contacto con el enemigo.Éramos un grupo que apenas nosconocíamos pero trabajamos muyunidos. Se tomaron decisionescorrectas. Nadie daba un paso si elOficial o Suboficial no lo hacía.Nunca se nos ocurrió rendirnos.Siento que cumplimos

Testimonio del ex Subteniente José Alberto Vásquez

“Nunca se nos ocurrió rendirnos”

Testimonio del Suboficial Mayor Carlos Andrés Verón

Como tantas historias vividasen Malvinas, la del SuboficialMayor (R) Carlos AndrésVerón incluye la vivencia dela guerra desde la perspectiva

de un joven de tan sólo 22 años. Lamisión de Verón fue salvar a losheridos y recuperar a los caídos en elcampo de batalla.

En 1982 Carlos Andrés Verónera Cabo Primero perteneciente alBatallón de Helicópteros de Asalto“B”. El 2 de mayo de ese año elCabo Primero Verón se encontrabavolando sobre el Buque HospitalBahía Paraíso con la misión de mar-car las balsas que flotaban a la deri-va con heridos tras el hudimientodel Crucero General Belgrano.“Salíamos con el Helicóptero delbuque, volábamos alrededor bus-

cando las balsas con gente”, descri-be el Suboficial Mayor.

Verón recuerda el llegar al lugardel hudimiento del Crucero comoun momento que cambió su vidapara siempre: “fue triste y shocke-ante ver los bordes de los buquesque se encontraban en la zona, ates-tados de gente herida que buscabasalvarse. La desesperación mía eraver las balsas y ver gente con vida.Lamentablemente la mayoría esta-ban muertos, pero mi desesperaciónera cumplir la misión y salvar a losheridos”.

Hasta pasados 11 días luego dela capitulación, es decir, hasta el 25de junio, el Batallón al que pertene-cía continuó volando sobre las Islasbuscando soldados y realizando res-cates. Esta experiencia, este encuen-

tro con la guerra observando lascrueles consecuencias de la misma,causó en el suboficial tantas tristezascomo alegrías por ver casos de recu-peración que eran casi imposibles.“Para los 22 años, creo que estaexperiencia fue un cambio muygrande en mi vida. Tan es así que yono quise hablar cuando vine a Bue-nos Aires, estuve un mes casi sinhablar con nadie”

“Mi misión era mantener a la gente viva”

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ABRIL DE 201212

LA DEFENSA DE LAS ISLAS

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

Voladura del Puente en Fitz RoyE l 2 de junio de 1982 tiene

un recuerdo muy especialpara los integrantes delArma de Ingenieros. Esedía, el Teniente 1ro Hora-cio Darío Blanco, pertene-

ciente a la Compañía de Ingenieros deCombate 601, detonó las cargas colocadasen el puente de Fitz Roy, y con esa acciónde guerra propició el que posteriormentefue llamado por los mismos ingleses “Eldesastre de Bluff Cove” o The disaster ofFitz Roy, en otras traducciones.

En el testimonio brindado en el libroHistorias de soldados, el mismo oficialrelata la sucesión de hechos que llevaron aesta crucial instancia de combate.

El 18 de mayo de 1982, Blanco seencontraba al frente de su Sección instalan-do un trecho de franja minada al sur dePuerto Argentino, cuando recibió la ordendel Capitán Dunn (el 2do jefe de Compa-ñía) de reunirse con él. Juntos se traslada-ron al Puesto Comando del Jefe de Compa-ñía donde fueron informados que el perso-nal que daba la seguridad al puente cercanoal establecimiento de Fitz Roy se estabareplegando hacia Puerto Argentino.

Es de consignar que este puente estabaubicado en un estuario, al Sudoeste dePuerto Argentino y se trataba de una obrade cien metros de largo, con calzada demadera y gruesos pilotes de hormigón.Cruzaba el profundo estuario y comunicabalas localidades de Fitz Roy, donde había unestablecimiento rural, con Puerto Argenti-no. Los que se habían replegado no habíanpodido “dar fuego” a las cargas que habían

instalado en el puente. La importanciaestratégica de ese puente era fundamental.A través del curso de agua, podían llegarnaves que desembarcarían tropas, acortan-do el camino hacía Puerto Argentino.Luego de que el Teniente Blanco seleccio-nara al personal, preparara el armamento ycargara el único explosivo de que disponían-unos 40 Kg de Trotyl- él, dos suboficialesy diez soldados se pusieron en camino pormedio helitransportado. Una vez en la zonadel puente, pudieron comprobar que lascargas colocadas anteriormente fallaban,porque el circuito pirotécnico, debido a lasinclemencias del tiempo, tenían sus mechashúmedas. Los Ingenieros de Ejército proce-dieron entonces a la colocación de las car-gas que habían transportado.

El explosivo, a modo de carga rápida,fue colocado en el estribo de la primera ori-lla y también en los dos primeros apoyosdel mencionado puente se afirmaron cargasde trotyl. Era dificultoso instalar un sistemade seguridad adecuada, ya que en el lugarno había vegetación para ocultar el vivacque levantaron en una hondonada, que dis-taba a unos 300 metros del puente. La situa-ción no era de las mejores, pues, sumándo-se a las inclemencias del tiempo, no selograba establecer comunicación radialnocturna con el Puesto Comando del Jefede Compañía en Puerto Argentino. Duranteel día, un soldado custodiada el lugar delpuente y otro soldado, el lugar de vivac. Denoche, la vigilancia se repartía en dos tur-nos y tres puestos de guardia que cubrían elterreno, en un radio de 360 grados. Cadatres días se extraían los detonadores eléctri-

cos de las cargas, se les “daba fuego” (selos activaba) y se los reemplazaba por otrosdetonadores, manteniendo siempre el cir-cuito eléctrico en aptitud operable. Losvíveres no faltaban- y según relata elTeniente Blanco en su testimonio- “la dietavariaba cuando alguna oveja desprevenidase acercaba demasiado”. Pero la aparentecalma en que se desenvolvían los efectivosafectados al puente Fitz Roy ya estaba ter-minando.

El 30 de mayo los ingleses ocuparon elmonte Kent, sobrepasando por el Noroestela posición en que los Ingenieros se encon-traban. Entre el 30 de mayo y el 1º de juniohelicópteros británicos comenzaron a mero-dear la zona del puente Fitz Roy. Para máscomplicaciones, el operador de radio, CaboLuis Ernesto Fernández, tropezó con unatrampa explosiva y recibió en su piernaesquirlas de granada. El 2 de junio, el Jefede Compañía les informó radialmente a losefectivos destacados en el puente que, debi-do a la superioridad aérea enemiga, seríaimposible trasladarlos mediante helicópte-ros a Puerto Argentino. De modo que elregreso debía hacerse por sus propiosmedios y a pie. A las 11 horas, un vehículoque transportaba a un grupo de Buzos Tác-ticos de la Armada que iban a Puerto Argen-tino fueron los últimos en cruzar el puente.

La situación empeoraba. A las 14.30horas de aquel 2 de junio de 1982 el Tenien-te Blanco “dio fuego” a las cargas, destru-yendo casi totalmente el puente. Enseguidase inutilizaron los medios eléctricos, se ali-geró el equipo individual y se comenzó lamarcha a pie con rumbo a Puerto Argentino,

distante de allí unos 25 kms. Esta marchaestuvo jalonada de esfuerzos y peligros. ElCabo Fernández apenas podía marchar,luego de horas de camino y poco despuéssufrieron un intenso bombardeo naval quecastigó una altura próxima al sitio donde losefectivos de Ingenieros habían hecho unalto, ya que estaban muy cerca de las posi-ciones ocupadas por el Regimiento deInfantería 4. Al amanecer, luego de viviraquella odisea, encontraron el sendero hacíaPuerto Argentino y fueron transportados envehículo a la capital malvinera.

-Las consecuencias de la voladura delpuente Fitz Roy fueron desastrosas para losbritánicos. Dos de sus naves de guerra, elHMS “Sir Galahad” y el HMS “Sir Tris-tam” que habían llegado al estuario trans-portando un regimiento de Guardias Gale-ses, no pudieron desembarcarlos y debieronaguardar. En esas condiciones, el 8 de juniode 1982 soportaron el ataque de los avionesde la Fuerza Aérea Argentina.

El saldo fue de casi cincuenta muertos ymás de cien heridos, y los dos navíos deguerra quedaron fuera de combate. Estasacciones bélicas fueron amargamenterecordadas por los británicos, quienes alreferirse a ellas las denominaron “el desas-tre de Bluff Cove”, ya que la Guardia Gale-sa debía unirse a otras tropas británicas enEnsenada Bluff (Bluff Cove) o según otraversión The disaster of Fitz Roy y del ladoargentino se lo denominó “El descalabroinglés en Bahía Agradable”

(Fuente: Informe Oficial del EjércitoArgentino - Conflicto Malvinas)

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Ernesto Peluffo habíacomenzado a cursar elcuarto año del Cole-gio Militar de laNación. Corría el mesde abril y, por radio,escucharon que las

Islas Malvinas habían sido recupe-radas. Desde entonces “todo pasómuy rápido. El 7 de abril nos reú-nen a los cadetes y nos informanque íbamos a egresar antes de loprevisto. Y así como egresábamos,nos movilizan con los Regimientosque se iban a trasladar al Sur. A míme toca el Regimiento de InfanteríaMecanizado 12 “General Arenales”que estaba emplazado en Corrien-tes. Yo también soy correntino,relata Peluffo.

El día 25 de abril se encontróviajando a las Islas en un vuelo deAerolíneas Argentinas: “Fue muyemocionante. En el avión íbamosabrazados unos a otros”. Al llegar,sintió la misma emoción e incerti-dumbre que experimentó la granmayoría de los soldados que lucha-

ron en Malvinas: “Nosotros sabía-mos que íbamos como una fuerzapara asegurar la soberanía territo-rial. Pero no sabíamos cómo iban aevolucionar los acontecimientos”,sostuvo y luego agregó: “Comojoven Subteniente, asumía una granresponsabilidad. Primero, un grandesafío porque me sentía un pocoincompleto al no haber terminadoel 4to año del CMN. Pero tambiénme hacía cargo de comandar a sol-dados que estaban a órdenes mías,muchos con mi misma edad”.

Durante el conflicto le tocó estaral frente de la Compañía de Infan-tería “A” del RI 12. En todomomento Peluffo destaca el espíri-tu de cuerpo y camaradería existen-te entre los integrantes de la Com-pañía. Describe que se sentíancomo una banda de hermanos, seayudaban mutuamente, ya sea dán-

Sigue en laPágina 14

ABRIL DE 2012 13

“Malvinas es el recuerdo de unageneración que dio su vida por la Patria”Actualmente destinado en la Dirección de Educación Operacional y Doctrina del Ejército, el entoncesSubteniente Peluffo egresó del Colegio Militar de la Nación en abril de 1982 para ir a Malvinas. Siendocadete de 4to año del CMN, le informaron que él y sus compañeros serían movilizados a losRegimientos que se iban a trasladar al Sur. Participó del conflicto con el Regimiento de Infantería 12

Batalla de Darwin-Pradera del GansoUna vez que el enemigo hubo consolidado su “cabeza de

playa” en Puerto San Carlos, se dispuso a emprender lamarcha hacia Puerto Argentino. No obstante, para lograrlo,debía enfrentar a la agrupación Mercedes (642 efectivos),compuesta por los Regimientos de Infantería 12 y 25, elgrupo de Artillería de Defensa Antiaéreo (GADA) 601(Sección ADA) y una Sección del Regimiento de Infantería8, la Compañía de Ingenieros 9 y el Grupo de ArtilleríaAerotransportado 4.

En las acciones previas de combate, el 23 de mayo, unataque de aviones británicos había destruido 2 helicópterosPuma y un helicóptero A-209 Augusta. Al 27 de mayo de1982 la FT Mercedes (Compañía A) ocupaba un frente en elNorte (entre Darwin Harbour y Bahía Camilla Creek de 1,3km) y en el Sur, de 3 km (Ca C). En la tarde de ese día seprodujeron ataque aéreos ingleses sobre las posiciones de laCompañía A y la Batería “A” del GA Aerot 4. A las 22.50horas del 28 de mayo se desató un cañoneo naval sobre laCa A. El cielo nocturno se iluminó con las bengalas. A las2.30 horas del 29 de mayo la Infantería inglesa se lanzósobre las posiciones del Ca A, batiéndola con intenso fuegode morteros y ametralladoras. La Sección Exploración fuerebasada. El centro de gravedad del ataque enemigo prove-nía desde Sussex - Camilla Creek. Los argentinos contraata-caron y sus morteros de 81 y 120 mm ejecutaron fuegosobre la retaguardia enemiga. Combatiendo furiosamente,se inició el repliegue de estas tropas asediadas. El SectorOeste había cedido pero un contraataque argentino, dondese combatió cuerpo a cuerpo y a distancias próximas logróreestablecer la situación y reconstruir el frente. La SecciónApoyo, agotada la munición, se replegó abandonando lasarmas pesadas. A las 6 horas, el masivo volumen de fuegoinglés fue reduciendo las defensas argentinas. El TenienteRoberto Néstor Estévez, del RI 25, ocupó una posición en laEscuela Pradera del Ganso y ejecutó un contraataque enBoca House, causando muchas bajas al enemigo y lograndoasí y recomponer la primera línea de defensa. En esta acciónel bravo oficial cayó para siempre. El Cabo Mario RodolfoCastro continuó dirigiendo mediante el equipo de comuni-caciones el fuego de artillería nacional. Castro también cayóabatido. Tomó el equipo el Soldado Fabricio Edgar Carras-cul, quien continuó transmitiendo hasta también caer muer-

to.A las 8.30 la Ca “A” había experimentado muchas bajas

y los sobrevivientes se replegaron a la población. Al reple-garse, el Subteniente Marcelo Raúl Colombo efectuó condos morteros de 81 mm un ataque batiendo el Norte de lasposiciones de la Compañía A para permitir el repliegue deesos efectivos. Entre tanto, médicos del Ejército y FuerzaAérea recorrían los sectores efectuando las primeras curas alos heridos y derivando a los más graves a puestos de soco-rro en Pradera del Ganso. En los combates que siguieron sedestacaron el Teniente de Intendencia Carlos AlbertoColugnatti, el Sargento Primero Juan Carlos Coelho y elTeniente Primero Carlos Alberto Chanampa, quien comba-tió hasta agotar sus municiones. A las 9:30, el enemigo detu-vo su ataque y se replegó hacia el Norte. Para ese entonces,la posición defensiva de la FT Mercedes fue reforzada poruna Sección del RI 25, efectivos del escuadrón Güemes, dela Compañía de Comando y la Compañía de Comando yServicios del RI 12.

Dos helicópteros de Aviación de Ejército desembarcarona 8 km al SO de Pradera del Ganso y evacuaron heridosbajo fuego enemigo rumbo a Puerto Argentino. La Fraccióna cargo del Teniente Primero Carlos Daniel Esteban avanzóhacia Pradera del Ganso bajo fuego de artillería enemiga. El28 de mayo a las 10, la Batería “A” del GA 4 cañoneó lossectores de concentración de fuerzas enemigas. Al replegar-se, los ingleses habían sembrado minas para entorpecer elvigoroso avance argentino. La primera línea defensivanacional se mantenía entre el Norte de Boca House (SecciónRI 8, a cargo del Subteniente Guillermo Ricardo Aliaga) ylas alturas al Sur de Darwin (efectivos de la CompañíaApoyo y fracciones de la Compañía Comando y Servicio).Entre tanto, en el Sur, la Compañía “C” del Regimiento deInfantería 12 se había replegado a posiciones al SE de Pra-dera del Ganso.

El Jefe de la FT Mercedes mantenía como reserva a 2 sec-ciones -la Sección EC Güemes y la Sección Gómez Centu-rión- en posiciones al N y al NO de la localidad de Praderadel Ganso. A las 10:30, los efectivos a cargo del SubtenienteJuan José Gómez Centurión contraatacaron vigorosamentey, aunque batidos por el fuego enemigo, lograron alcanzaralturas ubicadas a dos km al Norte de Pradera del Ganso. En

esas circunstancias se produjo un alto en fuego y hubo unparlamento entre el Teniente Coronel Herbert Jones, Jefe delos comandos ingleses, y el Subteniente Gómez Centurión.Ambos pidieron la rendición del otro. En el enfrentamientoarmado que siguió, el jefe inglés perdió la vida. A las 12:30,el enemigo inglés lanzó un masivo ataque final. Su fuertefuego de artillería de campo y morteros castigaron las posi-ciones del RI 8 y de la Compañía A y efectivos de la Com-pañía de Servicios Darwin.

La situación se hizo insostenible para los efectivos nacio-nales que habían combatido hasta el límite de sus posibili-dades logísticas. A las 21:30, del 29 de mayo el Jefe de laFuerza de Tareas Mercedes informó que la situación ya nopodía sostenerse. A las 11 horas del 30 de mayo se produjoel cese de fuego y el final de la mayor batalla terrestre de lacampaña de las Malvinas

(Fuente: Informe Oficial del Ejército Argentino - Conflicto Malvinas)

Testimonio del Coronel Ernesto Orlando Peluffo

DARWIN - PRADERA DEL GANSO

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ABRIL DE 201214 1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

dole calor a aquel Soldado quetuviera pie de trinchera, prendien-do algún fuego o simplementesecando los borceguíes. Además-explica- las cartas y la visita de loscapellanes les daban fuerza, saberque rezaban juntos y que en el con-tinente se confiaba en ellos los lle-naba de valentía y les completabanotras carencias, como la del racio-namiento.

El ataque del 1º de mayo losencontró durmiendo en las carpas.Peluffo describe que a las 4 de lamañana sonó la sirena de los rada-res de vigilancia cercanos. Fuerontestigos del vuelo rasante de losaviones que atacaban la pista delaeropuerto. Luego de ese momen-to bisagra, “tomamos concienciade la gravedad de la situación.Tratábamos de cumplir con mayorresponsabilidad nuestras órdenes.Se incrementó nuestro espíritu decuerpo y nos unimos aún más enel cumplimiento de la misión”,expresa emocionado el CoronelPeluffo.

Otra fecha importante recordadapor el Coronel fue el domingo 4 demayo. Habían coordinado con elPadre Santiago Mora, un Capellánde Malvinas, para dar una misa decampaña: “Armamos un altar decircunstancia en medio del campo.Estábamos escuchando la misa enun semicírculo con el casco bajo elbrazo. De repente, suena una sirena

de alerta roja”. En ese momentorecibieron el segundo ataque aéreoen Darwin; cuatro aviones SeaHarrier en vuelo rasante atacanDarwin y Goose Green: “cuandovemos aproximarse los aviones,ordeno volver a las posiciones. Laartillería de defensa aérea tirósobre los aviones y derribó uno deellos, el piloto de la aeronave ali-vianó la máquina, tiró una bombabeluga de 250 kilos. Ésta cayó a 50mts de donde estábamos nosotros.El Padre no había podido cubrirse,quedó arrodillado frente al altar.La bomba no explotó, rebotó ypasó por nuestras cabezas. Estofue prácticamente un milagro”.Posteriormente, entre los gritos de“Viva la Patria”, los soldados de laSección acompañaron al Padre adar la comunión en las diferentesposiciones.

Caer heridoEl 28 de mayo, durante el comba-

te de Darwin, el entonces Subte-niente Peluffo se encontró muycerca de la muerte. Una bala habíaatravesado el casco y le realizó unsurco lateral en el cráneo: “Ese epi-sodio fue para mí un jalón, un antesy un después. Para mí, ese día es misegundo cumpleaños. En elmomento del impacto, quedé muyaturdido. Después sentía cómo mebrotaba la sangre, tenía una granhemorragia. El soldado Juan Silva,que estaba en la posición conmigo,me sacó el casco. Yo estaba comoen estado de shock, y me pidió queno me aflijiera porque era el cuero.Ese soldado correntino me quisodecir que no se me había perforado

el cráneo. Luego de darme agua, metapó con una manta y me asistió”.Ese mismo día, el heroico TenienteEstévez llegó con su sección parareforzar las posiciones. A Peluffo sullegada le generó alivio, ya que lle-vaban más de 5 horas combatiendo.El Regimiento 12 registró, en esashoras, 12 bajas y más de 20 heridosentre las dos Secciones. El destinoquiso también que durante esemismo combate, Estévez fuera heri-do de muerte.

“Recuerdo el día 28 de mayo de1982 cuando, desde nuestras posi-ciones, veíamos el fuego de lasarmas automáticas, las explosionesy las bengalas. Recuerdo a nuestrosSoldados correntinos y chaqueños,firmes en las posiciones, aceptandoesa realidad y esperando elmomento en el que los británicosaparecieran frente a nosotros. Y asílo hicieron. Nosotros desatamoslos fuegos automáticos de nuestrasarmas, recuerdo los “Viva laPatria” y los “Sapucay” de los sol-dados correntinos que se envalen-tonaban y desafiaban el ataque bri-tánico sobre nuestras posiciones ysobre ese pedazo de suelo argenti-no que fuimos a defender”, expresaPeluffo cuando se refiere a esafecha.

Una difícil decisiónPeluffo se vio obligado a rendir

su posición en un difícil enfrenta-miento ocurrido el 28 de mayo:“Los que quedamos vivos despuésde la muerte de Estévez rendimosla posición. Yo era Subteniente,tenía 20 años y estaba herido”,expresa Peluffo durante un relato

que abunda en detalles pero sobretodo en emoción. “Estábamoscombatiendo a corta distancia, a 25o 50 mts de los ingleses. Salíamos,tirábamos y nos metíamos en lospozos. Cada vez que los Soldadosdel RI Mec 12 salían, recibíanimpactos directos en sus cuerpos.En un momento comenzaron a gri-tarnos, nos instaban a que nos rin-diéramos, pero nosotros seguimos.Entre esos gritos, yo siento minombre. Me pongo el casco y pidoparte para el Teniente Estévez, delotro lado me responden que habíamuerto”.

En posiciones cercanas, losingleses estaban reduciendo a lossoldados y los capturaban. Por estarazón, explica Peluffo, no podíanabrir fuego. “Yo rápidamente apre-cio la situación y me doy cuenta deque tenía que resolver qué hacer, siarmar bayonetas y seguir comba-tiendo con la poca munición quenos quedaba, u ordenar alto elfuego y rendir la posición”. El Sub-teniente Peluffo optó por la segun-da opción, ordenó el alto el fuego:“Le ordeno a un Soldado queponga un repasador en el fusil y loagite. Posteriormente, cuandodejaron de tirar, empezamos a salirde la posición y comenzamos a sercapturados. Yo no podía salir por-que estaba herido, me quedé con elSoldado Orellana que estaba en mimisma situación. Un soldado britá-nico radioperador, con una pistolaametralladora, se acerca al pozo ynos apunta. En ese instante penséque nos iban a abrir fuego porqueno querían prisioneros heridos.Levanté los brazos y le expliqué en

inglés que estábamos heridos. Elme contestó que la guerra ya habíaterminado para mí. Nos ayudó asalir. Finalmente fuimos transpor-tados a un lugar de reunión de pri-sioneros de guerra.

El regresoAl estar herido, fue llevado a un

hospital militar de campaña británi-co, en San Carlos. Posteriormente,fue trasladado al barco Cruz RojaUganda y de ahí fue transferido alBahía Paraíso. Este último navío lollevaría a un Hospital en PuertoBelgrano, en Bahía Blanca. Ya enel continente, Peluffo fue operado yen esas circunstancias se reencontrócon su familia.

Hoy Peluffo expresa orgulloso:“Malvinas me dejó muchas cosas,me dejó un antes y un después enmi vida. Me dejó ganas de seguir enel Ejército. Me dejó una cuentapendiente, la necesidad de cerrar uncapítulo de mi vida, ya que yo toda-vía no volví a Malvinas. Malvinases el recuerdo de una generación deargentinos que dio su vida por laPatria, sin pedir nada a cambio. AMalvinas yo la siento como unaverdadera causa nacional”. Y agre-ga: “Yo siento que los soldados deMalvinas dimos un testimonio deentrega, sacrificio, de lucha y deamor a la Patria. El mismo senti-miento que aún perdura y está pre-sente en la sociedad. Estoy conven-cido de que a Malvinas fueron ver-daderos soldados, que se entrega-ron con espíritu de sacrificio yesfuerzo en defensa de la Patria. Mesiento orgulloso de haber combati-do con ellos”

LA DEFENSA DE LAS ISLAS - DARWIN - PRADERA DEL GANSO

Viene de laPágina 14

“Fue una tristeza para todos”Testimonio del Suboficial Mayor Rubén F. Luna

E l Grupo de Artillería Aero-transportado 4 (hoy Grupode Artillería Paracaidista

4) fue la única Unidad de la pro-vincia de Córdoba que participódel conflicto de Malvinas. Comomiembro, el hoy Suboficial MayorRubén Luna, en ese entoncesCabo 1ro, fue testigo de su bravu-ra.

En Malvinas, el Grupo operó conlas Baterías de Tiro “A” y “B”como elementos de apoyo de fuegode la fuerza de tareas en PuertoArgentino y Darwin. Cabe destacarel coraje con el que combatieronestos artilleros, muchos de ellosSoldados que estaban bajo el servi-cio militar obligatorio, quedandosus piezas a 300 metros de la líneaenemiga, pese a ello se cubrierondetrás de los escudos para soportarel fuego de las armas portátiles yseguir con la misión.

El 1º de abril de 1982, cerca delas 19 horas, el Grupo de Artillería4 recibió una orden de alistamientopara participar de un ejercicio aero-transportado que consistiría en ellanzamiento de paracaidistas encualquier punto del país. Se alista-ron y prepararon para el supuestoejercicio, pero hacia la madrugadadel 2 de abril comenzaron a recibirlas primeras noticias de la recupera-ción. Posteriormente, en la Plaza deArmas del Regimiento de Infantería2, el Comandante del IIIer Cuerpode Ejército les comunicó que, debi-do al éxito de la Operación Rosario,comenzarían los preparativos parair a Malvinas. Desde entonces, lasdistintas unidades se prepararon

para integrar los distintos roles decombate y el 23 de abril el GA 4recibió la orden de desplazarse alaeropuerto cordobés de Pajas Blan-cas para luego viajar a ComodoroRivadavia, y de ahí a Malvinas.“No solamente el orgullo era nues-tro, sino de la sociedad. Mis padresy familiares estaban contentos de loque estaba pasando en nuestro país.Habíamos recuperado algo nuestro,sentíamos alegría”, expresó Lunacon respecto a sus sensaciones pre-vias al viaje.

En Malvinas, Luna fue comointegrante de la Sección Adquisi-ción de Blancos y luego ocupópuestos de observadores adelanta-dos. Estos tuvieron el mérito dehaber realizado un relevamientotopográfico bajo fuego del enemi-go, información que luego fue vol-cada a la plancheta de combate dela Unidad. “Como observadores,nuestra misión era ver y no ser vis-tos con el objetivo de pasar la ubi-cación de ellos. En la zona de Puer-to Argentino la Infantería inglesaprácticamente no llegó, era unduelo de artillerías, entre la argenti-na y la inglesa”, describió Luna.

Un momento trascendente, entretantos de los ocurridos durante elconflicto, fue el ataque del 1º demayo. El Subof My Luna lo recuer-da de la siguiente manera: “ese díarecibimos la orden de prepararnospara iniciar un cambio de posición aGran Malvina. Íbamos a ser embar-cados en el Formosa, que estabaanclado en Puerto Argentino. Cuan-do los ingleses atacaron esta zona,nosotros estábamos levantados pre-

parándonos para tomar las posicio-nes. El ataque principal fue al aero-puerto. Nosotros estábamos a 60metros del mar, en un área dondehabía muchos barcos abandonados.Cuando hacían la corrida final, losaviones descargaban lo que les que-daba sobre esas embarcaciones,corregían su corrida y ametrallabandonde estábamos nosotros”. Ese fueel primer contacto que Luna tuvocon los ingleses: “Desde esa nocheel cielo se llenó de luces de colores,era el fuego de distinto tipo demunición”, sostuvo Luna, quienluego también recordó lo ocurridoel 9 de mayo de 1982: “Días ante-riores nos habían ordenado recono-cer la zona y cavar nuestras posicio-nes cerca de Sapper Hill. Cuandoestuvimos en el lugar, llegó unapala mecánica de la logística argen-tina para facilitarnos el trabajo. Pri-mero cavaron las posiciones paralas piezas de artillería y despuéspara el personal. Teníamos queocupar esas posiciones y nos habíaagarrado la noche, porque al notener vehículos de arrastre paranuestras piezas, casi todo era tran-portado por el personal y eso nosdemandó mucho tiempo. Esa nocherecibimos el primer ataque directo anuestra posición. Nos agarró de sor-presa, el jefe de Unidad nos ordenóponerse a cubierto en proximidadesde unos cerros; ahí pasamos toda lanoche. A la mañana siguiente, lasposiciones que habían sido cavadasestaban llenas de agua, razón por laque no pudimos ocuparlas nueva-mente. La Batería Comando y Ser-vicio fue enviada a tomar posición

en un cerro donde permanecimoshasta el combate final”. Desde esanoche, la Batería empezó a recibirconstantemente el fuego de hostiga-miento de la artillería naval.

Luna aprovecha para destacar elpapel desempeñado por la Batería“A” del GA 4 durante el conflicto:“Cuando se desplazaban para ocu-par posición en Darwin fueron ata-cados, dos piezas iban embarcadasen el Guardacostas Río Iguazú, elque fue fondeado cerca de la costa.La gente de ésta tuvo que bucear enel agua helada para encontrar laspiezas”.

Los artilleros del GA 4 cumplie-ron misiones de fuego hasta el últi-mo día. Habían llevado 70 tonela-das de munición, y en las Islas lesfue asignada otra cantidad signifi-cante; sin embargo, siguieron tiran-do hasta agotarlas.

“Cuando el jefe de Unidad orde-nó que nos replegáramos, porqueno había más nada para hacer nimunición, fue una tristeza paratodos, hasta para el último solda-do”, expresó Luna.

Para finalizar, reflexionó: “Hoy,la historia del Grupo de ArtilleríaAerotransportado 4 es reconocidapor el enemigo. Malvinas es partede nuestro territorio, son nuestras ycreo que hoy todos tenemos un sen-timiento muy particular por nuestrasislas, porque están siendo usurpa-das. Como argentinos, no vamos arenunciar nunca a nuestra soberanía.Sabemos que tienen que ser recupe-radas por la vía diplomática, perocomo Veterano de Guerra y soldadotenemos el orgullo de decir quecuando la Patria nos ordene vamos aestar nuevamente en Malvinas, por-que es territorio nuestro”

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ABRIL DE 2012 15

ué día partió delcontinente haciaDarwin?

-El Grupo deArtillería 4 salióel 23 de abrildesde ComodoroRivadavia hacia

Puerto Argentino. Pero otro oficialy yo fuimos enviados a PuertoDeseado a bordo del buque mercan-te “Córdoba”, junto al cargamentodel grupo de Artillería, que final-mente fue transportado vía Hércu-les a Puerto Argentino. Allí, la bate-ría al mando del Tte 1ro CarlosAlberto Chanampa, nunca estuvoligada al GA 4, porque nos dieronvarias misiones diferentes. El 1º demayo yo estaba como observadoradelantado en el aeropuerto dePuerto Argentino cuando tuvo lugarel ataque inglés. Inmediatamentenos destinaron al Regimiento deInfantería 4, con el Tcnl Diego Ale-jandro Soria, donde armaron laBatería “A” en apoyo de este Regi-miento. Nos llegó la orden de quedebíamos enviar a Darwin vía aéreados de esas piezas y dos vía maríti-ma, con el subteniente Arturo CésarNavarro, en la lancha patrullera“Río Iguazú” de la Prefectura NavalArgentina. Ésta fue atacada por laaviación inglesa antes de llegar adestino. Las piezas nuestras bajarondel monte y fueron enviadas a Dar-win en un helicóptero Chinook delEjército. Junto con ese material, eljefe de Batería, Teniente CoronelChanampa, hizo subir el jeep abordo de la máquina porque sabíaque en Darwin no había vehículo adisposición para efectuar ningúnmovimiento con los cañones. Esti-mo que llegamos a Darwin el 26 demayo. Previamente había llegado elSubteniente Navarro y habían sidorescatadas las piezas de la patrullera“Río Iguazú”, encallada despuésdel ataque aéreo inglés. Con el Sub-teniente Jorge Omar Centurión searmó un grupo, una Batería de Arti-llería de 4 piezas, una de las cualesestaba fuera de servicio.-¿Cuándo empezaron los ataques aDarwin?

El 27 de mayo a la medianoche.Llegamos a Darwin y ya teníamosuna misión preestablecida: realizarfuegos de hostigamiento en la zonadonde habían desembarcado losingleses. Al principio, salíamos condos cañoncitos Oto Melara 105, conalcance de 10 km. Durante el díahacíamos reconocimiento fuera delas posiciones defensivas de laInfantería, dejábamos la munición,volvíamos a buscar el cañón ydurante la noche íbamos a ese lugar,instalábamos la artillería y, con lamunición que dejábamos ahí, desa-tábamos fuego de hostigamiento aun lugar determinado, ordenadopreviamente. Al día siguiente regre-sábamos, levantábamos los restosde las cajas de munición y cualquierotro material y elegíamos una nuevaposición para volver al día siguien-te. Eso lo pudimos hacer sólo unasola noche, porque el segundo día

ya se notaba el incremento de la pre-sión de los ingleses sobre la primeralínea. El jefe de Batería le pidióautorización al jefe del Regimientopara no ir a preparar esa posición yarmar realmente una posición deartillería para apoyar al Regimiento.Esto no fue autorizado. Entoncesesa noche salimos otra vez fuera delas posiciones de primeras líneas demodo que, cuando se lanzó el ata-que inglés, nosotros estábamosdelante de nuestras líneas de Infan-tería cumpliendo la misión de hosti-gamiento. Justo después de este ata-que nos ordenaron regresar a Dar-win. Allí instalamos la primera posi-ción de artillería para dar apoyo alRegimiento, la Fuerza de Tarea(FT) “Mercedes”. Esto ocurrió el 27a la noche. El 28 de mayo a las 2 dela mañana ya estábamos en la posi-ción final para apoyar al Regimien-to. Fue una posición que armamosen el momento, ya que no hubotiempo físico para reconocer elterreno. La rutina era la siguiente:levantar la munición que había que-dado de la noche anterior, reconocerla nueva posición y volver a buscarlos cañones, ya que sólo había dis-ponible un jeep y un tractor incauta-do en la zona de Darwin.-¿Cómo recuerda esos últimosdías?

-El apoyo en forma efectivaarrancó alrededor de las dos de lamañana. El campo de combate seiluminaba continuamente a causade las bengalas, se veía práctica-mente todo. Al principio no tenía-mos observador adelantado, justa-mente por la falta de tiempo. Setiraba en función de lo que el jefe deBatería orientaba, guiado por unacarta topográfica y en base al avan-ce del enemigo. Esto fue hasta lasprimeras luces de la mañana, cuan-do en Darwin el enemigo fue dete-nido por las Secciones del Subte-niente Ernesto Orlando Peluffo, ladel Teniente Roberto Néstor Esté-vez que había ido de refuerzo y ladel Subteniente Guillermo RicardoAliaga, en Boca House. Ahí elTeniente Estévez nos empezó areglar el tiro muy rudimentariamen-te porque todavía nosotros mismosno coordinábamos nuestra forma demedir ángulos. La Infantería medíaen grados y nosotros en milésimos,o sea que Estévez nos pasaba engrados los ángulos donde caían losproyectiles. En esas condiciones seempezó a reglar el tiro y se logróparar el ataque inglés por seis horas.En esa oportunidad murió el TteEstévez, cuando reglaba el fuego denuestra batería. -¿Tenían comunicación efectiva?-Sólo el jefe de Batería, Tte 1roChanampa, ya que en un momentodeterminado un soldado se hizocargo de la radio e informó “el TteEstévez murió” y entonces lo siguióreglando hasta que pudo. Estévez yel soldado Fabricio Edgar Carrasculmurieron dirigiendo el fuego de laArtillería. En ese combate tambiénmurió el jefe del Regimiento deParacaidistas 2 inglés, Teniente

Coronel Herbert Jones.-¿Tuvieron bajas?

En Darwin hubo solamente heri-dos. Pero el GA 4 tuvo bajas enPuerto Argentino. Al morir el jefedel “Parac 2” inglés, ellos se reple-garon y reorganizaron para el com-bate. A media mañana se hizo unalto, y cuando se reinició, estába-mos en la posición que habíamosocupado la noche anterior. Recuer-do que cayó un proyectil de morteroa unos 300 metros a la izquierda denuestra posición y no se le dioimportancia porque supusimos queera sólo un proyectil. Pero a los dosó tres minutos cayó otro de morte-ros frente a la posición, a unos 520metros. Evidentemente, nos estabanmidiendo. Al instante se ordenó yefectuó un cambio de posición. Conel único jeep que teníamos huboque desenterrar los cañones delbarro. Luego se pusieron en marchauno a uno para el traslado. En taloportunidad, cayó un proyectil demortero en el centro de nuestraposición. Ahí tuvimos tres heridos.Cuando hicimos el cambio de posi-ción en esas condiciones, llovió unaráfaga de morteros y gracias a Diosno tuvimos ningún herido. De ahínos fuimos a la última posición quese hizo frente a un galpón de esqui-la, y allí empezamos a tirar conpuntería directa, a ras del suelo.

El 29 a la madrugada se produjola rendición. Previo a esto, había-mos participado junto a la bateríadel Subteniente Claudio OscarBraghini y la antiaérea, en la punte-ría directa. Se hacía ya sin observa-dor adelantado, sin ninguna coordi-nación; no teníamos quién dirigierael fuego de la artillería. Con cuatrocañones, tiramos más de tres milproyectiles. Es decir, que el fuegofue significativo. Recuerdo quemuchos soldados tenían el puñoinflamado de tanto meter proyecti-les en el cañón. El Oto Melara es uncañón de montaña que se puededesarmar para ser montado sobremulas y ser transportado. Esa facili-dad logró que la cadencia impuestaa las piezas fuera continua. Los tor-nillos saltaban, así que había un sol-dado con una cuchara al costado delcañón que, luego de cada disparo,ajustaba los tornillos para poderarmarlo. En un momento de lanoche, un cañón quedó fuera de ser-vicio porque perdimos la palancadel cierre. Se hizo de día y encon-tramos las piezas. Habíamos sobre-pasado los límites del cañón.- ¿Qué rescata de su grupo? -Rescato los actos de valor de lossoldados, de todos los que estuvie-ron ahí. Uno sabía que al lado teníaa alguien que prestaba apoyo conti-nuo, y que no lo iba a dejar solo.Creo que eso se logró en los gruposque tenían una buena cohesión, y sedemuestra hasta el día de hoy cuan-do 30 años después nos seguimosreuniendo todos los años como Sol-dados de esa época, para rememo-rar todas estas cosas que vivimos.Pienso que la guerra es un acto de lamáxima expresión que uno puede

aguantar, nadie la quiere ni la nece-sita; pero sucedió y eso es lo quepasó.

Ninguna duda. Estoy leyendolibros ingleses sobre el combate deDarwin y Goose Green y ellos des-tacan que fue una operación com-plicada. Tenían previsto empezar elcombate a las 10 de la noche y a las6 de la mañana estar desayunandocon los kelpers en Darwin; pero labatalla duró 36 horas. O sea quecanalizaron mal el combate, seequivocaron también, y en la gue-rra, como siempre, gana el quemenos se equivoca. Ellos tuvieronmuchos muertos, alrededor de 17;fue un costo muy alto porque notenía sentido atacar Darwin. Yo hoymantengo mails con el entoncesCapitán David Bennett, oficial decomunicaciones del RegimientoParacaidistas 2. Ellos reconocen elerror de planificación que tuvo elJefe del “Parac 2”, que estuvo muycerca de perder la batalla. Y si bienno la perdieron, porque tenían atrásel apoyo completo de una brigada,fue muy dificultoso. Tan es así quele costó la vida al jefe del Regi-miento Coronel Jones. Esto no sig-nifica que el jefe no haya tenidoheroísmo, de hecho fue uno de lospocos que recibió la Cruz de la Vic-toria. Su bravura quedó demostra-da; murió atacando una trincheraargentina. Muchos lo han cuestio-nado por haber ido a atacar una trin-chera, dejando todo el batallón sinel comando. Sin embargo, fue unejemplo e indudablemente murió enel puesto donde tenía que morir: alfrente de su tropa. -¿Cómo se enteraron de la rendi-ción de Puerto Argentino?

-Por los ingleses. Nosotros está-bamos en un barco y fue una explo-sión de júbilo por parte de ellosdiciendo que se había rendido Puer-to Argentino. Lo que nunca supi-mos fue el día en que el Papa estuvoen Buenos Aires. Nos enteramos deque se jugaba el Mundial de Fútbolen España. Le pedimos permiso aljefe para ver si nos permitía escu-

char el partido Argentina-España yahí nos enteramos de que habíaestado el Papa. Quedamos duranteun mes aislados de las noticias. Meacuerdo de que para pasar el tiempojugábamos a la canasta a 30 milpuntos. Intentábamos ocupar eltiempo en algo, porque se nos hacíatedioso estar sin hacer nada. -Cuando cae Darwin, ¿tuvo la sen-sación de que Puerto Argentinotambién caería o tenía la esperan-za de que la historia se revirtiera?-No sé. Pero cuando nos trasladaronde Darwin a San Carlos, en variasoportunidades nos llevaron a otroslugares a hacer interrogatorios. Unoveía lo que era la “cabeza de playa”y se daba cuenta de que el poderíoenemigo era mucho más grande queel nuestro. No había ninguna solu-ción. Tarde o temprano PuertoArgentino iba a caer, por efecto delas tropas inglesas o por hambre,porque no había forma de cubrir lasnecesidades logísticas que habíaallí, especialmente del Ejército.-¿Qué reflexión tiene respecto deldesempeño de la artillería en Mal-vinas?

-La Artillería cumplió muy biensu deber. Fue sobrepasada por unafuerza mucho más amplia: la Arti-llería inglesa tenía mayor alcance.Pero por sobre todas las cosas, laArtillería no combate sola, es unsistema de armas, sola no podíaganar la guerra, como tampoco lapodía ganar la Infantería sola, ni laArmada ni la Fuerza Aérea. Noso-tros al final ya no teníamos másmunición con lo que era imposibleseguir apoyando a la Fuerza deTareas “Mercedes”. Y creo que ensu momento, el jefe de la Fuerza deTareas optó por la solución másaceptable: no tenía ningún sentidoseguir defendiendo una plaza dondese estaba poniendo en peligro lavida de 145 civiles, los pobladoresde Darwin. El objetivo importanteno era Darwin, sino Puerto Argenti-no. Darwin era un objetivo de paso.Fue una imposición política, no unobjetivo militar

“Uno sabía que al lado tenía a alguien que no lo iba a dejar solo”Entrevista al Coronel Jorge Gustavo Zanela

-¿QEl entonces Subteniente Jorge Zanela, perteneciente al Grupo de Artillería 4, llegó a las Islas con el cargamento de artilleríay pasó a formar parte de las filas del Regimiento de Infantería 4, donde se armó la Batería “A” en apoyo a este Regimiento.Zanella, ahora Coronel destinado en la Dirección General de Materiales, defendió Malvinas en Darwin hasta la rendición final

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esde chiquitos escri-bíamos ‘Las Malvi-nas son Argentinas’en nuestros cuadernosy lo coloreábamos deceleste y blanco”,

recordó el General de Brigada (R)Sergio Fernández. Es que para gene-raciones no tan lejanas, la causaMalvinas era inculcada desde siem-pre y profundamente sentida portoda la Nación.

En 1982 Fernández era TenientePrimero con destino en la Escuelade Infantería. Aquel cuartel era elmismo que ocupaba el grupo Hal-cón 8, integrado por veintidósmiembros, entre ellos, el MayorMario Castagneto.

-Una vez iniciado el conflicto,¿cuáles eran sus impresiones?

- A nivel personal, uno tiene unaeducación, un convencimiento detoda la vida de lo que es la causaMalvinas. La integridad territoriales una meta permanente de cual-quier Nación. No cambia ni con eltiempo ni con los gobiernos. Lanoticia de la recuperación de lasIslas fue para nosotros una alegríaindescriptible. Y como soldados, enaquel momento, especulábamoscon la realidad de tener que enfren-tarnos con un adversario que sabía-mos poderoso, muy superior enmedios. Y, en algunos casos, creía-mos que era un viaje de ida.

-¿Qué pasó aquel 2 de abril?- Por la mañana, en el momento

en que estábamos llegando a laEscuela de Infantería, ya era públicoen los medios que se había hechouna operación llamada Rosario ynos enteramos de que ya había habi-do un muerto argentino en combate.Nos dolió, y esa primera impresiónde que iba a haber guerra la tuvimosaquel día.

-¿Cómo se organizaron para ir alas Islas?

- Empezamos a funcionar comoCompañía de Comandos 601, nosmovilizamos a partir del 6 de abril.La Compañía llegó a tener 64 Ofi-ciales y Suboficiales. Éramos losque estábamos en la Escuela deInfantería en la Sección Comandos yposteriormente se recibieron Oficia-les y Suboficiales comandos de dis-tintas unidades del país.

-¿Cuándo se concretó el viaje aMalvinas?

- El 27 a la mañana cruzó la Com-pañía de Comandos 601. Ya se habíaadelantado a Malvinas el Jefe deCompañía con los Oficiales de Ope-raciones, de Inteligencia, de Comu-nicaciones, para establecer los pri-meros contactos con quien en esemomento era responsable comoGobernador Militar.

-¿Qué recuerda del momento enque arribó a las Islas?

-Cuando llegamos a Malvinas, alabrirse la rampa posterior del Hércu-les C-130 la sensación del aire fres-

co, la imagen del aeropuerto atesta-do de aviones, tropas, misiles, muni-ción y, finalmente, la Banderaargentina… creo que fue uno de losmomentos supremos que uno va arecordar siempre en su vida. El pri-mer instinto que tuvimos la mayoríaal descender del avión fue besarnuestra tierra argentina. Y a partir deese momento, comenzamos a preo-cuparnos por salir del aeropuerto yreunirnos con el Mayor Castagneto.Luego de varios viajes, llegamos a loque es el centro de Puerto Argentino.

-¿Cómo siguieron las activida-des?

- Ese primer día ya hicimos elreconocimiento en la localidad. El28, en medio de una tormenta feroz,se bendijo la Bandera de Guerra dela Compañía de Comandos y fue unmomento más que tocante, de com-promiso con lo que nos deparaba eldestino; fuera cual fuera la suerte,estábamos totalmente seguros. ElMayor Castagneto hizo entrega de laBandera al abanderado con palabrasmás que elocuentes. Todas las dudasson razonables, pero hay dos de ellasque creo no tiene nadie: cumplir consu deber y honrar el juramentohecho un 20 de junio.

-Durante la guerra, le tocó derri-bar un Harrier GR3. ¿Cómo vivióese momento?

-El día 21 de mayo nos encontrá-bamos con parte de la Compañía deComandos 601 en Puerto Howard.Estábamos con el Capitán Frecha,que era el Jefe de la Sección. A las9,55 hs, exactamente, escuchamos elruido de un avión, proveniente delSur. Ocupamos enseguida posicio-nes de tiro y cuando levantamos launidad de puntería hacia el blancoque se aproximaba, vimos la siluetainconfundible de un Harrier vinien-do de frente a muy baja altura, con-torneando el espacio entre las alturasque bordea el Estrecho de la GranMalvina. Entonces apuntamos, ycuando lo tuvimos en alcance máxi-mo, a 3 km, disparamos. El aviónhizo una maniobra y los dos misilesmaestros terminaron estrellándosecontra las piedras.

-¿Inmediatamente hubo un

segundo intento de derribarlo?- Recargamos mientras veíamos

que el avión tomaba una direcciónde Norte a Oeste y en aquel momen-to pensamos que era un segundoavión que volvía a aparecer desde elSur, pero después supimos que era elmismo que volvía por segunda vez.Sin decir nada, mi decisión fue rete-ner el tiro hasta tener la aeronave lomás cerca posible. Me quería asegu-rar el blanco, quería darle la menoropción de eludir misiles o la mayorposibilidad mía de acertar el tiro.Después de tenerlo a menos de milmetros, disparé. Se produce unaexplosión sobre la figura del avión.Finalmente, se estrella sobre la tie-rra, en el fondo de la Bahía Howard.Sobre el mismo humo y fuego deexplosión, se abrió un paracaídasamarillo y naranja, y se vislumbró elpiloto eyectado, que no sabíamos aesta altura si estaba vivo, herido omuerto. Finalmente, cayó al agua yen ese momento nuestra preocupa-ción fue ir y rescatarlo lo más rápida-mente posible.

-¿Qué pasó luego con aquel pilo-to?

-Cuando llegamos a la posición,vimos ya en el agua un bote pequeñocolor blanco de madera, dos subofi-ciales del RI 5 luchando por rescatardel agua lo que veíamos que era unrevuelto de paracaídas, balsa y pilo-to, seguramente. La lucha parasacarlo del agua fue muy dura por-que el piloto estaba incapacitado demoverse, totalmente golpeado yshockeado, enredado en su cuerdade paracaídas, atorado en la mismabalsa que había inflado y a la que nose podía subir. Finalmente, remandodespacito lo trajeron hasta la playa.A pesar de su estado, mantenía bue-nos reflejos porque rápidamenteborró de una pizarra que llevaba ensu pierna derecha un juego de núme-ros y letras que, seguramente eranlos puntos de entrada a la zona delportaviones. Le dijimos que se cal-mara, que estaba bien. Era unTeniente Piloto de la Royal AirForce.

-Una vez finalizada la guerra,¿volvió a tener contacto con aquelsoldado británico?

-Nos escribíamos cartas y ahora,

mails. Justamente nos saludamos enla pasada Navidad. Lo que pasa esque para nosotros era una alegríahaber derribado el avión pero,mucho más, constatar que el pilotohabía sobrevivido. Una vez quehabía caído, era un pobre tipo moja-

do, muerto de frío y herido al que lotranquilizamos y le aseguramos queestaba entre amigos. Había estado,fácil, más de una hora en el aguahelada. Estuvo bajo nuestra custodiatodo el día 21. A la tarde del 22 final-mente fue recuperado por un heli-

ABRIL DE 201216

LA DEFENSA DE LAS ISLAS

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

El combate de Top Malo HouseUn grupo de efectivos de la

Compañía de Comandos602 desembarcó de un helicópte-ro del Ejército Argentino en lascercanías del Monte Simon. Tení-an por misión instalar un puestode observación para dar cuenta delos movimientos de las tropasinglesas que ya habían desembar-cado en San Carlos. Alcanzaronla cresta del monte y desde allípudieron divisar un corredor dehelicópteros “Chinook” enemi-gos que transportaban cañones ybultos aprovisionando la van-guardia enemiga que avanzabahacia Puerto Argentino. Intenta-ron comunicarse radialmente einformar de los movimientos bri-tánicos, pero las interferencias loimpedían. Peor aún, los detecto-res electrónicos del enemigo losdescubrieron. Los argentinos nosabían que a 15 km de allí estabael puesto de comando del Generalde Brigada inglés Julian Thomp-son. Esa noche nevó fuertemente.Descansaron e iniciaron en elamanecer siguiente el repliegue

hacía la zona de Fitz Roy (unos20 km) para contactarse con ele-mentos del Arma de Ingenierosque allí estaban. El 30 de mayo,después de seis horas de marcha,habían hecho sólo 5 km. Su jefe,el Capitán José Vercesi, decidiódescansar. Eligieron un sitio alotro lado del arroyo Malo, llama-do Top Malo House, por unagranja abandonada ubicada a 20km al Norte de Bluff Cove. Cru-zaron el arroyo mientras oscure-cía y se instalaron en la cabañakelper. Ignoraban que llegaba unhelicóptero inglés con comandosdel Mountain and Artic WarfareCadre al mando del capitán RodBoswell, y unos 35 hombres, quese acercaron e intimaron la ren-dición de los efectivos argenti-nos. Estalló el combate y en lalucha cayó para siempre el Sar-gento Mateo Antonio Sbert,comando perteneciente al Armade Ingenieros

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

“Fui testigo de los valores del soldado argentino”

“D

Integrante de la Compañía de Comandos 601, el entonces Teniente Primero formóparte de este grupo que durante la contienda bélica del Atlántico Sur derribó dosHarriers GR3 en Puerto Howard y derrotó a una patrulla del Special Air Service

Entrevista al General de Brigada (R) Sergio Fernández

BLOWPIPE utilizadopor los Comandos

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ABRIL DE 2012 17

cóptero de la Fuerza Aérea quecruzó a Gran Malvina a recuperarpilotos de Fuerza Aérea derribados.

-¿Qué rescata de la guerra?-Fui testigo de los valores del sol-

dado argentino. Los vi reflejados entodos los soldados,oficiales, subofi-ciales que han estado en las Islas. Enel desempeño de las más elementa-les actividades de campaña, ellosestaban enteros, optimistas y espe-ranzados. Fue un combate suma-mente duro para los ingleses, quenunca encontraron defensores que seamedrentaran en sus posiciones, esmás, muchos de esos soldados ysuboficiales en el último momentode combate todavía contraatacaban,aún cuando sabían que no podrían

cambiar el resultado. Son ejemplosde abnegación y sacrificio por elsimple hecho de haber marchadohacia lo desconocido, hacia el ene-migo, hacia el fuego. Sus accionesson comparables a lo que fue Curu-paytí o San Lorenzo. Han dado todode sí y en muchos casos, abandona-ron su vida o su seguridad para ir y asalvar un camarada. Y ahí estánreflejados los valores del EjércitoArgentino.

-A 30 años de Malvinas, ¿cuál esel mensaje que quiere dejar?

-Quiero dejar agradecimiento y elhomenaje a todos nuestros camara-das de las Fuerzas Armadas, de lasFuerzas de Seguridad y a los civilesque dieron su vida en Malvinas; a

todos los que dieron su sangre y fue-ron heridos. También, a aquellosconciudadanos que nos apoyaron ynos sostuvieron y que cuando volvi-mos al continente, nos recibieroncomo si hubiéramos ganado. Elagradecimiento también al pueblo dePuerto Madryn. Esas impresionesno se olvidan jamás. Malvinas no esuna causa que se concluye con laguerra, es una causa nacional, unacausa que está grabada en la letra denuestra Constitución Nacional. Nohay otra solución que no sea la devo-lución de la soberanía de Georgias ySandwich del Sur. Como soldado de30 años atrás, soldado y argentino dehoy y hasta el día que me muera, soyun creyente de que los derechos nose conculcan con la fuerza

n Malvinas me desem-peñé como OficialLogístico de la Com-pañía de Comandos601. Por entonces teníael grado de Capitán y

fui destacado al Puesto de Comandode la citada unidad de combate, quese ubicó en el gimnasio de la FIC(Falkland Island Company), frente ala iglesia católica y la estación depolicía, en Puerto Argentino. Mimisión abarcaba lo concerniente a lacomida, combustible, munición,transporte, etc. Llegué a las islas el27 de abril de 1982 a bordo de unHércules C-130 con toda la Ca Cdo601. En Puerto Argentino nos espe-raba nuestro jefe, el Mayor MarioLuis Castagneto. Recuerdo que dis-poníamos de unas 25 motocicletas yque estuvimos desde el 27 de abril ytodo el mes de mayo solos, hasta quellegaron los camaradas de la Ca Cdo

602. Allí estaban el Sargento MarioAntonio Cisneros, Mateo Sbert entreotros. Los comandos somos “unafamilia chica” y todos nos conoce-mos. Cisneros, por ejemplo, habíasido anteriormente mi auxiliar, comoinstructor en cursos de Comando. EnMalvinas, desgraciadamente no sepudo combatir según especifica ladoctrina de los Comandos, que esta-blece que las misiones deben ejecu-tarse “en la profundidad del disposi-tivo enemigo” y esto fue imposible,debido -en contrapartida a los reali-zado por los comandos ingleses- aque no disponíamos de ciertos movi-mientos que deben ejecutarse previa-mente. Por ejemplo, no teníamosprotección aérea, transporte paraeste tipo de combate. Los ingleses,en contrapartida, cuando sus coman-dos del SAS (Special Air Service)desembarcaron en la isla Borbón,cubrieron todo el movimiento previo

a su acción, con cañoneo naval ymovimientos de tropas en otroslados, para distraer la atención denuestras tropas y así llegaron porsorpresa, helitransportados, y destru-yeron varios aviones nacionales. Lalucha que plantearon nuestrosComandos fue atípica y distinta. Selibró “frente a nuestras líneas”, esdecir que nuestros muchachos iban,sobrepasaban nuestras líneas defen-sivas y allí esperaban al enemigo,emboscándolo cuando se venía. Estoocurrió por ejemplo en Murrel Brid-ge, donde nuestros comandos ataca-ron a los ingleses, emboscándolos.La experiencia recogida fue valiosí-sima. Se dio apoyo a fracciones decombate, a los distintos Regimien-tos, se exploró, se emboscó al ene-migo, etc. En Malvinas se dio algomuy especial, el choque de coman-dos de uno y otro bando. Esto casino tiene precedentes. Comandos

argentinos vs el SAS. Cuando ungrupo de nuestros muchachos partíaal combate, la tensión se podía pal-par casi físicamente; “mucha comi-da y poca munición” era el dichopopular en aquellos días y eso signi-ficaba que se partía en misiones deexploración, por varios días, y no sesabía cuándo se regresaba y la muni-ción -no poca, como se decía- erapara replicar el fuego enemigo si lle-gaba la confrontación. Y en estoscombates cayeron Cisneros, Sbert,Spinoza...estos últimos emboscadospor los SBS británicos en Top MaloHouse. Por otro lado, un momentoque no se borra de mi mente fuecuando, después de combatir enMonte Harriet -donde perdieran lavida Cisneros y Espinoza y fueraherido Vizozo- el jefe de la Compa-ñía de Comandos 602, se presentóen el Comando de Puerto Argentinoe informó del combate y las pérdi-

das. Entonces, el Mayor Castagnetose hincó de rodillas, todos lo imita-mos y nos pusimos a rezar por elalma de esos camaradas que ya esta-ban en la gloria de Dios. Finalmentequiero decir que haber participadoen la Gesta de Malvinas es un orgu-llo que nadie podrá quitarme”

“E

o era Soldado ConscriptoClase 62. Estaba destinadoen la Compañía de Comu-nicaciones Mecanizada10, en Palermo, donde medesempeñaba como Con-ductor Motorista.

El 6 de abril empezaron a llamara los que se habían ido de baja; selos volvió a convocar al cuartel.

El 12 de abril a la 1.15 am llega-mos a Malvinas. Al día siguiente,marchamos a pie hacia PuertoArgentino, cargando esos bolsosincómodos. Éramos 197 soldadosde la misma clase.

Por nuestros conocimientos denáutica y motos, con un compañe-ro, fuimos entregados “en Comi-sión” a la Compañía de Comandos601. Nuestra misión era recibir lasmotos del continente. Yo estabacon los Comandos; aprendí unmontón de ellos.

El 1º de mayo a las 4 de la maña-na nos sorprendieron los ataquesaéreos dentro de la trinchera.Empezaron a sonar explosiones ycaían las bombas muy cerca. Ahítomé real conciencia de que estába-mos en medio de la guerra. Con unfusil, dentro de un pozo, estabarecibiendo fuego de ArtilleríaNaval y no podía hacer mucho,sólo esperar que no cayera ningúnproyectil sobre nosotros. Los avio-nes siguieron atacando hasta lasprimeras horas de sol. Luego, fui-mos a Moody Brook para recibir otransmitir información.

Un día nos atacaron dos Harrier.

Nos empezaron a tirar con sus ame-tralladoras. Luego, uno de los apara-tos vino en vuelo rasante sobrenosotros; abrió fuego con sus caño-nes y uno de los disparos cayó muycerca mío. El avión pasó tan cercaque me acuerdo de haber visto hastael piloto con la máscara. No huboforma de reaccionar y disparar. Dela lancha de Prefectura, un Subofi-cial abrió fuego con la ametrallado-ra y logró bajarlo. En uno de esosataques, murieron los SoldadosIgnacio María Indino (de mi Com-pañía), Carlos Gustavo Mosto yHipólito González de la Xma Briga-da. Fueron nuestras primeras bajas.Ya estábamos muy metidos en el“baile” de la guerra. Si hacíamosguardia, ninguno dormía; había queestar atento, con “ojos en la nuca”.

En otra ocasión, cerca de MonteKent, acompañando a los Coman-dos, una patrulla enemiga nos tirócon mortero. Un Suboficial volócon la onda expansiva, no fue heri-do pero quedó aturdido. El proble-ma fue volver a agarrar las motos,replegar hacia la Compañía mien-tras nos disparaban. Pudimos esca-parnos y llegar a destino.

Los ataques finales fueron a cortadistancia, cuando los ingleses yaestaban dentro de Puerto Argentino.Uno toma conciencia del peligrocuando pasa. Recuerdo que uno delos Suboficiales nos dijo: ‘¿Ustedesse dieron cuenta de que podríamoshaber volado en pedazos?’ Yo siem-pre mantuve la creencia de que loque hacíamos no era sólo en defensade algo nuestro, como las Malvinas,sino que lo hacíamos por quien tení-amos a nuestro lado, los compañe-ros. Cuando estaba alguien herido,no nos importaban los disparos, nosnacía ir a auxiliarlo. Las pérdidasnos daban bronca pero a la vez másfuerzas para seguir adelante.

Durante el repliegue del ataquefinal a Puerto Argentino, llegamoshasta el apostadero naval; yo escu-chaba todavía algunos cañonesnuestros y un Suboficial nos dijo:‘Alto el fuego, ya se terminó la gue-rra’. Yo le contesté: ‘No, no se ter-minó, todavía están disparando losmuchachos de artillería. ¿Para quéllegamos hasta acá? ¿Por qué muriómi compañero? ¿Por qué no vamosa seguir?’ La orden estaba dada. Yolloraba y pensaba: ‘Llegamos hasta

acá y ahora tengo que entregar elfusil’. Pero al mismo tiempo decía-mos: ‘Volvemos a casa’. Sentíamosque la misión no estaba cumplida.Si bien éramos conscientes de nues-tro enemigo, siempre fuimos alenta-dos a ganar.

A 30 años mantengo el mandato,el seguir recordando lo bueno y lomalo, más allá de todo. Todos losVeteranos vivimos lo mismo; estu-vimos bajo las mismas bombas, losmismos calibres.

Después de varios años decidívolver al Ejército. Muchos me decí-an ‘estás loco, estuviste en una gue-rra y querés volver’. Ahí me dicuenta de que mi vocación era ésta.Estuve 17 años sin querer hablar deMalvinas hasta que un buen día medi cuenta de que me hacía bien acer-carme y compartir con los familia-res que no tenían a sus hijos, que erauna forma de tenerlos siemprevivos.

Ojalá la llama quede encendidapor los 649 que están allá en Malvi-nas esperando el relevo y que nohaya sido en vano. Yo tengo la suer-te de estar acá, tengo una familia eintento seguir adelante por ellos

“Después de la guerra, decidí volver al Ejército”Testimonio del Sargento Ayudante Carlos Szyrkoviec

Y

EL “PERRO” MARIOANTONIO CISNEROS:

“¡No sé rendirme, despuésde muerto, hablaremos!Señor, te pido que micuerpo sepa morir con lasonrisa en los labios,¡como murieron tusmártires!...Quiero ser elsoldado más valiente demi Ejército, el argentinomás amante de mi Patria.Perdóname este orgullo,Señor”

LAS NOTAS DEL SARGENTO CISNEROS

“Un orgullo que nadie podrá quitarme”Testimonio Coronel (R) José Ramón Negretti

Page 18: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

¿C ómo te enterastede que ibas aM a l v i n a s ?- Cuando recupe-ramos las Islasestaba bajo instruc-ción en Campo de

Mayo. Estuvimos alrededor de un meshaciendo guardias, patrullando, hastaque el día 28 de mayo nos dieron laorden de prepararnos porque volá-bamos hacia Malvinas. Creí que noiba a cruzar, me agarró de sorpresa;pero después pensé: por algo será.Fui como apuntador de ametralla-dora. Viajamos a Río Grande.Luego de varios intentos de nopoder cruzar, porque había muchomovimiento de los Harrier, llega-mos a Malvinas.

-¿Qué sucedió cuando llegastea las Islas?

-El 5 de junio a la noche lleguéa Puerto Argentino, en el momentode las batallas finales. Éramos 6soldados, dos ametralladoras, dosapuntadores, dos abastecedores yun Oficial a cargo. Volamos enavión, a sólo 20 metros del mar, envuelo rasante para no ser captadospor los radares. Viajamos con laeuforia y convencidos de que íba-mos a volver. Tuvimos la suerte detener un Suboficial que se compor-tó como un verdadero soldado yfue él quien me guió en combate.Después, durante la guerra, loperdí porque lo trasladaron a otraposición. La primera noche mequedé a la espera de las órdenes.Recuerdo que agarré y saqué uncolchón y me tiré a un costado. Al

lado mío había un gendarme delComando Alacrán que me pregun-tó: ‘Soldado, ¿qué pasa?’ Le con-testé: ‘Soy nuevo, recién llego’.Me contestó: ‘Quédese tranquilo,no pasa nada, está todo bien’. Suspalabras me dieron aliento. Al otrodía nos levantamos y el Oficial queviajó con nosotros dio la orden deque las dos ametralladoras fuerancon el Regimiento 7, y el mortero105 con el 6 hacia el Dos Herma-nas. Subimos a un camión desdePuerto Argentino rumbo a MonteLongdon.

-¿Cómo llegaste a MonteLongdon?

-Llegamos al pie del monte ynos recibió el Teniente PrimeroNeirotti, Jefe de la 2da Sección dela Compañía B del RI 7. Viajába-mos bien equipados; con arma-mento, municiones, raciones. Nosordenaron subir todo durante lanoche hasta la primera pendiente,que por la mañana vendría otrogrupo de soldados para seguir lle-vando las cosas a las posiciones.Al otro día vuelve el Suboficialcon los soldados, quedaban doscajas de municiones y un par debolsos. A mí me dejaron cuidandoeso. Recuerdo que no se veía naday de repente salió un avión inglésde costado, pasó enfrente y nosbombardeó. Pensé que era el fin dela guerra y que nos había matado atodos. Me tiré atrás de una roca yno me asomé. Por suerte no pasónada, ése fue el recibimiento deldía. La ametralladora estaba aórdenes del Oficial. Yo era el

apuntador; mi compañero, quienabastecía. Empecé a cortar turba yme armé una especie de pared paraprotegerme de las esquirlas; arribame puse el poncho de lluvia. Escu-ché alerta roja, pasó un avión ame-trallando. Ellos eran precisos,bombardeaban cuando comíamosy cuando dormíamos.

-¿Cómo viviste la guerra enMonte Longdon?

-La madrugada del 11 fue trági-ca en Monte Longdon. Me acuerdoque estábamos haciendo guardia,tenía como apoyo a dos soldadosmás del RI 7 y empezó el bombar-deo. Ellos atacaban en forma deherradura, entonces yo tenía quecubrir un costado. Agarré la ame-tralladora y empecé a tirar; no seveía nada, tiraban las bengalas yyo me cubría porque sabía que eraa quien más buscaban. Los ingle-ses gritaban, se reían, hablaban enun inglés españolizado, parecíaque estaban borrachos. Así empe-zamos a combatir. En un momentocalmó el combate, la luna ilumina-ba mi puesto. De repente sentí unaluz que se encendía y un misilpegó en la piedra. Disparé y notiraron más. Así fue desde las 9 dela noche hasta las 3 de la mañana.Ellos bombardeaban y los proyec-tiles seguían el trayecto hasta elcampo minado que estaba detrásnuestro. Sentí un cañonazo, estabaen posición, me tiré a un costado eintenté cubrirme. Mi compañerohizo lo mismo. Sentí que me dabavuelta todo; había caído un pro-yectil a dos metros. No entendíanada, me paré y no sabía dóndeestaba, los oídos me zumbaban,me toqué el cuello y tenía un orifi-cio; pensé que se me había reven-tado una vena. Me levanté, fui a micarpa y me encontré con un solda-do en estado de shock. Me ayudó avendarme, ahí aterricé. Salí denuevo, fui a mi puesto y mi com-pañero estaba muerto, producto deese mismo proyectil que me habíaalcanzado. No sabía qué hacer, nome podía mover, estaba totalmenteaturdido. Cuando llegué al hospitalmilitar me hicieron las primerascuraciones. Me dijeron que estabatodo bien pero que no podían sacarla esquirla. Es hasta el día de hoyque la llevo en mi cuerpo.

-¿Cómo saliste de la crisis quesignificó ver a un compañeromuerto?

-En ese momento no ves nada,es como que estás en otro mundo.Cuando me cayó el proyectil, mesacó del universo, no entendíanada. Después, con el correr de losdías, cuando me tranquilicé, toméconciencia de lo que había pasado.

Realmente fue duro; encima micompañero era hijo único y demadre viuda. Él eligió ir a la gue-rra y quería seguir la carrera mili-tar. La madre le pidió que se que-dara y él le respondió que sólo loscobardes lo hacían. En MonteLongdon se peleó cuerpo a cuerpo,ellos tuvieron muchas más bajasque nosotros; yo nunca vi a ningu-no decir ‘yo de acá me voy’. Sepeleó con honor hasta donde sepudo. Defendimos las Islas conhonor.

-¿Cómo viviste la rendición? -Nos levantamos el lunes 14 con

la noticia de que había finalizadola guerra. Yo sentí alivio, nosoportaba más. Cuando estás encombate, te olvidás de todo. Perodespués que pasó, pensé: ‘Graciasa Dios terminó y estoy vivo’. Lode mi compañero es un karma quevoy a llevar siempre. Hice terapiamucho tiempo porque sentía queyo lo había abandonado. Hice todolo que pude. Al tiempo me enteré

de que había tenido una sepulturadigna.

-¿Cómo fue tu regreso al conti-nente?

-Si bien la guerra finalizó ellunes, el miércoles me subí alAlmirante Irizar hacia ComodoroRivadavia. Mi madre nunca supoque yo había combatido en Malvi-nas, sabía que estaba en el Sur,pero no que había ido a la guerra.Se enteró cuando regresé.

-A 30 años de Malvinas, ¿quésensación tenés de haber ido adefender las Islas?

-Yo siento orgullo. Tengo uncalco en el auto que dice ‘Comba-timos con honor y lo volveríamosa hacer’. Yo volvería a ir. A 30años de Malvinas, como veterano,lo que quiero es respeto, principal-mente a los caídos en combate quedefendieron nuestra Patria y respe-to también para nosotros, los quevolvimos y los que se fueron pos-guerra a causa del olvido. ¡Gloria yhonor a los caídos!

ABRIL DE 201218

LA DEFENSA DE LAS ISLAS - MONTE LONGDON

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

“Defendimos lasIslas con honor”

Combate de Monte Longdon La Compañía “B” del Regi-

miento de Infantería Mecani-zado 7 y una sección de ametralla-doras de la Infantería de Marina seencontraban emplazados cubrien-do el oeste, noroeste y norte de laprimera línea de posición defensi-va, en las alturas de Monte Long-don El 8 de junio, después deoscurecer, patrullas adelantadasdetectaron la aproximación defuerzas de infantería inglesas.Inmediatamente, se ordenó laapertura de fuego de los morterospesados y se solicitó apoyo sobrela zona de avance del enemigo,acción que produjo su replieguehacia el noroeste. En los siguientestres días se produjeron varios ata-ques aéreos, alcanzando pormomentos inusitada intensidad. Alas 20,30 horas del 11 de junio, seintensificó el fuego de artilleríaenemigo y se cortaron los tendidostelefónicos. Las distintas seccio-nes quedaron comunicadas sólopor radio. Personal de comunica-ciones, bajo el fuego inglés, iniciósu reparación, logrando establecerel tendido una hora después. A las21,30 horas el Subteniente JuanDomingo Baldini, Jefe de la 1raSección, informó que el enemigohabía alcanzado su posición,comunicando que se aprestaba alanzar un contraataque. Estevaliente oficial pasó a la acción ycayó sin vida junto al Cabo Ríos.A las 23 horas se inició el masivoataque inglés sobre Monte Long-don. Sobre la medianoche, el Jefedel subsector ordenó al TenienteQuiroga, Jefe de la 1ra Sección dela Compañía de Ingenieros 10, quelanzara un ataque sobre el sectordonde estaba cercada la 1ra Sec-ción de Baldini, con el fin de recu-perar posiciones o facilitar elrepliegue de esos efectivos. Losingenieros se enfrentaron a los bri-tánicos, logrando que éstos sereplegaran. Pero la fuerza de esteataque terminó deteniéndose, puesnuevas tropas inglesas presiona-ban sobre los flancos. Los comba-tes cuerpo a cuerpo se multiplica-ron lograndose, finalmente, dete-ner el avance inglés y estabilizan-do la situación del sector. Entre-tanto, y desde las 23 horas la 2da y3ra Sección del RI 7 eran presio-nadas por el enemigo desde eloeste, suroeste y noroeste. En esascircunstancias, se solicitó al Jefedel RI 7 el envío de efectivos para

emprender un nuevo contraataquesobre el enemigo. El 12 de juniollegó al Puesto de Comando la Pri-mera Sección “C” bajo el mandodel Teniente Castañeda, quienhabía marchado hasta allí, hostiga-do por el fuego inglés Se le orde-nó, entonces, ejecutar un contraa-taque en dirección noroeste paraenvolver a los británicos que ase-diaban a la Sección de Ingenieros10 y lo que quedaba de la 1ra Sec-ción (de Baldini). A las 3 horas del12 de junio, Castañeda entró encombate, enfrentando a importan-tes fuerzas del enemigo. Suembestida logró el repliegue de losbritánicos. Pero un masivo fuegode morteros detuvo el ímpetuargentino y propició un nuevo ata-que inglés, ahora reforzado connuevos efectivos. A las 5 horas del12 de junio, el enemigo atacabadesde el norte, noroeste, oeste ysuroeste con seis Compañías, apo-yado por masivo fuego de artille-ría y morteros. Las bengalas ilumi-naban el cielo nocturno. Para eseentonces, los argentinos ya notenían efectivos disponibles paraintentar un contraataque y susmuniciones estaban casi agotadas.A pesar del fuego de artilleríanacional, que castigaba las posi-ciones inglesas, el ataque británicono cedía. A las 6,30 horas, elComandante de la AgrupaciónPuerto Argentino ordenó el replie-gue de la Compañía “B” del RI 7hacía Wireless Ridge y tambiénejecutar fuego masivo de artilleríasobre las alturas de Monte Long-don, una vez que el RI 7 se retira-ra. Después, se ordenó el replieguede estos valerosos y extenuadoscombatientes a Puerto Argentino.De los trescientos (300) efectivosempeñados en este combate, solonoventa (90) de ellos pudieron lle-gar a la capital malvinera. El restoquedó muerto, herido o prisioneroMonte Longdon fue el combatemás encarnizado de la campaña delas Malvinas y en aquella oscuri-dad poblada de bengalas, trazado-ras de municiones y relámpagosde bayonetas y cuchillos, nuestrossoldados ofrecieron la más enco-nada resistencia y el supremosacrificio en la lucha por la Sobe-ranía Nacional

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

En 1982 Daniel Orfanotti era Soldado del Regimiento 1 “Patricios”.Llegó a Malvinas en los momentos finales de la Guerra, peroparticipó en Monte Longdon, uno de los combates más cruentos.Allí defendió las Islas como apuntador de ametralladora

Testimonio del ex Soldado Clase 62 Daniel Orfanotti

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ABRIL DE 2012 19

“E l 2 de abril esta-ba trabajando enuna herrería deobra y me enterépor la radio deque las Malvinashabían sido

recuperadas. Tenía 19 años y estosignificó una alegría como la quesentía todo el pueblo; no imaginá-bamos lo que vendría después, perovivimos ese momento con muchaemoción.

Hacía 4 meses que me había idode baja. Fui a casa y le dije a misviejos que quería presentarme;todavía no había recibido la cartade llamada pero sentía que era undeber ir a Malvinas. El 12 de abrilsalí del Regimiento de Infantería 6,con asiento en Mercedes, Provinciade Buenos Aires, hacia las Islas.Llegué de día, el 13 de abril. Cuan-do toqué tierra sentí mucha emo-ción y empezamos a sentirnos mássoldados que nunca. Una vez quellegaron los morteros, nos dirigi-mos a Monte William, a unos 16kilómetros. Esa caminata fue muydura por el peso completo del mor-tero, 500 kilos más o menos, suma-do a los bolsones, el armamento demano, las carpas; la marcha nosrequirió bastante esfuerzo.

Nuestro ánimo antes del 1º demayo era bueno. Tengo guardadasmuchas cartas que le envié a mifamilia y en ninguna les dije queestábamos en guerra, les escribíaque estábamos orgullosos de estarahí en Malvinas defendiendo laPatria.

Recuerdo que el 1º de mayoestaba de guardia, alrededor de las4 y pico de la mañana empezaron aescucharse las primeras explosio-nes. No sabíamos dónde estabanbombardeando, pero se sentía algoalejado de nuestro lugar. Despuésdescubrimos que estaban buscandoel aeropuerto. Fue una gran sorpre-sa escucharlo tan cerca. En esemomento no sentí miedo, me pare-

ció estar viviendo una película. Alamanecer atacaron aviones Harriery veíamos el fuego de la artilleríaantiaérea argentina responderles.Nos dimos cuenta de que el descan-so había terminado. Si bien venía-mos preparándonos, escuchar cercauna bomba cambió todo. Esperába-mos la noche y nos preguntába-mos: ¿qué va a pasar ahora? Luegonos tocó un cañoneo desde los bar-cos que cayó muy cerca de noso-tros, porque buscaban la altura deSapper Hill. Estaban rastreando unradar, las bombas cayeron enMonte William, donde nos encon-trábamos, y ahí ya no lo dudamosmás: estábamos en guerra.

El 2 de mayo a la madrugada lasbombas se sintieron muy cerca, nosfuimos acostumbrando y ya inclusopredecíamos el lugar de la caída.Nuestro grupo estaba formado por4 Suboficiales y 14 Soldados. Porsuerte, siempre había una voz quenos tranquilizaba. Recuerdo, en esesentido, al Cabo 1ro Figueroa.

Nuestros morteros formabanparte de la defensa de PuertoArgentino, funcionaban de apoyo ala Infantería. Tiramos en las últimasnoches, el 11 y el 13 a la madrugadasobre la cima de Tumbledown y enel combate en Monte Longdon. Esanoche fue un infierno. Recibíamosórdenes de tiro del Regimiento 3, deuna Compañía cercana. El 13 a lamadrugada tiramos hasta que lamitad del cañón quedó enterrado enel barro. Nos costó horas sacar esemortero porque a la placa base se lahabía llevado el barro. Sentíamosmucha impotencia porque ese eranuestro momento y teníamos ganasde tirar. El cansancio se mezclabacon la bronca de tantos días de reci-bir bombazos y saber que nuestroscompañeros necesitaban ese apoyoy nosotros teníamos el morteroenterrado. Finalmente, pudimossacarlo pero las órdenes de tirocesaron. Al día siguiente las bom-bas llegaron al lugar, tal vez sabían

que ahí estaba el mortero. Una deellas dio en medio del pozo. Fue unmilagro, nos salvamos; se ve que nonos tenía que tocar ese día. La últi-ma noche armamos los pozos a laintemperie, a unos 50-100 metrosdel lugar anterior. Para ese momen-to ya no había fuerzas ni tiempoporque los ingleses estaban prácti-camente encima de nosotros. Esaúltima noche nos quedamos literal-mente al pie del cañón. A pesar deque ya tenían localizada nuestraposición, los morteros siempreestuvieron a disposición de tirar.Teníamos ganas de combatir, querí-amos ir al frente. Nos motivabasaber que había adelante compañe-ros de la Compañía B.

El 14 de junio alrededor de las 9de la mañana nos ordenaron prepa-rar las armas para combatir cuerpoa cuerpo. Para nosotros, que había-mos estado tantos días juntos, fuemuy duro dejar la posición; perotodos bajamos hacia el camino. Sequedaron dos suboficiales a destruirel mortero; agarramos las municio-nes, una manta y empezamos areplegar. Se veían soldados bajar deMonte Tumbledown, no sabíamossi eran ingleses o argentinos, habíamucha confusión. Empezamos acaminar hacia Puerto Argentino,caían bombas por todos lados; perocerca de nosotros en ese momento,no. Unos 500 metros antes de llegara Sapper Hill empezaron a caerbombas a 50 metros, un bombardeoque nos agarró a la intemperie y sinrefugio. Yo llevaba el aparato depuntería y me metí en una zanja aesconderlo. Esperábamos a SergioAzcárate, un compañero que sehabía golpeado, estaba rengo y se

venía quedando. Un grupo de sol-dados nos quedamos a su espera. Éltraía cajas de municiones de ame-tralladoras, una carga muy pesada.No recuerdo por qué las traía. En unmomento el bombardeo estabaencima nuestro y le digo: Sergio,dejá las cajas. Otros compañerostambién ya se lo habían pedido. Élno quiso. Al instante cayó una ráfa-ga de bombas que nos levantó atodos y nos desparramó. Cuandome levanté vi que él había quedadotirado, volví a buscarlo. No recuer-do las palabras que le decía perointentaba traerlo, no quería abando-narlo. Se acercó el Cabo PrimeroFigueroa y me dijo: ‘no hay nadapara hacer’, sacó una manta, lo tapóy tuvimos que seguir rumbo a Puer-to Argentino. Realmente fue unmomento muy duro. Sergio era unode los que más colaboraba en armarlas posiciones, me prestaba el fusilpara hacer la guardia, era un solda-do que siempre se brindó. Después,cuando termina todo, uno se dacuenta de que quedó un compañeroen el camino. Uno se acostumbra alas pérdidas, a que nuestros compa-ñeros estén heridos, aprendés a con-vivir con la muerte. Muchos dicenque éramos chicos, pero en Malvi-nas no se lloraba, los soldados nolloraban por la muerte de un com-pañero; es duro decirlo, pero uno sefue acostumbrando a eso. A mí lapérdida de Sergio me marcó porquelo tuvimos que dejar, no pudimostraerlo con nosotros.

Si hay algo que nunca faltódurante los días en Malvinas fue lavalentía. Del grupo nunca escuchéla palabra rendirse; el miedo lo tení-amos todos, pero quisimos comba-

tir hasta último momento. Estoyconvencido de que fuimos soldadosvalientes, ninguno abandonó laposición hasta que nos dieron laorden de replegarnos. Siempre estu-vimos firmes para combatir. Variosde nosotros teníamos pistolas 9milímetros por el rol de combate,pero pedíamos a gritos un fusil.

Fue muy importante para mípensar en mis seres queridos. Cuan-do fui a Malvinas, yo estaba denovio; me despedí antes de viajar.Ella me escribía siempre. En unaocasión me mandó una carta con unanillo de compromiso, esa carta medio fuerzas para seguir adelante yánimos para no abandonarme y vol-ver. Una vez que terminó la guerra,regresé y nos casamos. Es muyloco, pero fue así. Tenemos unafamilia y sigo con ella. Esa cartapara mí fue inolvidable.

Cuando terminó la guerra mecostó acomodarme porque extraña-ba a mis compañeros, el pozo deMalvinas; no era que dejaba unaposición de combate sino algo más,algo que iba a marcarme para todala vida. Ya no era el mismo.

Hoy, a 30 años de Malvinas,como Veterano de Guerra, me gus-taría que la sociedad entendieraque dimos todo y que 649 compa-ñeros dieron su vida. Muchosgobiernos nos han querido taparpero el pueblo siempre estuvo pre-sente para recordar esta gestaargentina; por eso es necesariopedirles que sepan que aquellossoldados fueron hombres que deja-ron todo y que nadie dudó en dar lavida por la Patria. Nunca voy aolvidar el valor de nuestros com-pañeros caídos en las Islas”

“Fuimos soldados valientes”Marcelo Ramón Vallejos había sido Soldado en el Regimiento de Infantería 6, Mercedes, Provincia de BuenosAires. Cuando las Islas Malvinas fueron recuperadas, ya estaba de baja pero no dudó en presentarse para ira la guerra. Como apuntador de mortero pesado 120 mm. fue protagonista de la defensa de Puerto Argentino

Testimonio del ex Soldado Clase 62 Ramón Vallejos

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ABRIL DE 201220

CRONOLOGÍA

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

02 de abril

Se recuperanlas Islas en laOperaciónRosario, reali-zada por Fuer-zas conjuntas.

03 de abril

El territorio delas Islas Malvi-nas, Georgiasy Sándwichdel Sur seconstituye enGobernaciónMilitar.

07 de abril

Se crea el“Teatro deOperacionesdel AtlánticoSur” (TOAS).

16 de abril

Para coordinarlas actividadesde las tresFuerzas, seconstituye elComandoConjunto de laGuarniciónMalvinas y unEstado MayorConjunto.

25 de abril

Primer enfren-tamiento conGran Bretaña,que vuelve atomar las islasGeorgias.

01 de mayo

Comienzan losataques britá-nicos a PuertoArgentino.

02 de mayo

El buque ARAGeneral Bel-grano es hun-dido por unsubmarinonuclear británi-co.

08 de mayo

En PuertoArgentino secrea y publicael periódico“La GacetaArgentina”.

21 de mayo

Los inglesesinician unaoperación dedesembarcoen Bahía SanCarlos.

27 de mayo

Se inician losprimeros ata-ques a Darwin– Pradera delGanso.

28 de mayo

Para reforzarla posicióndefendida,más efectivosargentinos sonenviados a lazona de Pra-dera delGanso.

30 de may

Se produceintenso fuenaval sobreposición dePuerto Argeno.

ISLAS MA1 Bahía York (2 de abril)

2 Puerto Argentino

3 Puerto San Carlos

4 Darwin / Pradera del Ganso

5 Top Malo House

6 Puente Fitz Roy

7 Monte Longdon

8 Tumbledown

9 Monte Dos Hermanas

10 Monte Harriet

11 Wireless Ridge

12 Sapper Hill

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ABRIL DE 2012 21

0 de mayo

e produce untenso fuegoaval sobre laosición deuerto Argenti-o.

31 de mayo

Combate enTop MaloHouse.A fin de entor-pecer el avan-ce inglés, seproduce lavoladura delpuente FitzRoy.

01 de junio

Bombardeobritánico sobrePuerto Argenti-no.

05 de junio

Intenso fuegode artillería ymorterossobre los mon-tes Longdon yDos Herma-nas.

06 de junio

A una distan-cia muy próxi-ma entre loscontendientes,se desarrollala defensa dePuerto Argenti-no.

08 de junio

Combates enlos cerrosLongdon yGoat Ridge.

10 de junio

Intenso com-bate en defen-sa de PuertoArgentino.

11 de junio

Combates enlos montesLongdon,Tumbledown,Dos Herma-nas, GoatRidge yHarriet.

12 - 13 de junio

Batallas fina-les en PuertoArgentino.

14 de junio

Combate deWirelessRidge.

16 de junio

Cese de fuegoen PuertoArgentino.

16 - 19 de junio

Las tropasargentinasregresan alcontinente.

Durante el combate de Darwin,los ingleses reconocieron labravura de los soldadosargentinos:“Tantas mentiras que se nosdijeron acerca de queestaban desmoralizados, queno querían pelear, y estánpeleando como leones”.

Simon Jenkins,periodista y escritor inglés

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MALVINAS

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El 2 de abril de 1982Esteban Tries seencontraba trabajandopara una empresa dedecoración. Sus díascomo soldado habíanterminado hacía unos

meses. Ese día, la noticia de la recu-peración de las Islas llegó a los ojosde Tries a través de una vidriera, sindudarlo se sumó a los festejos calle-jeros y caminó junto a un grupo dedesconocidos festejando hasta laPlaza de Mayo. La noticia de larecuperación llenaba de alegría,cuando el conflicto se hizo inmi-nente Tries sabía que iba a ser rein-corporado, y así sucedió que el 7 deabril la novedad llegó a la puerta desu casa “estaba en la casa de mispadres y llega un soldado avisándo-me que debía presentarme en elRegimiento ese mismo día”. Ladespedida con sus familiares Triesla recuerda como un momento muyduro, sobre todo con su padre,quien había perdido a su madre enla Segunda Guerra Mundial. Esedía a las 9 de la Noche Tries ygrupo de ex compañeros reincorpo-rados llegaron al Regimiento 3 deLa Tablada “el regimiento era unapelícula de guerra en primera perso-na” recuerda el soldado. una vezcon el equipo el grupo entero se fuea dormir para esperar que les indi-caran cual iba a ser su destino. Aldía siguiente a primera hora se ente-raron que efectivamente el Regi-miento debía ir directamente a lasIslas. “La despedida a de La Tabla-da, el trayecto hasta El Palomar fueinolvidable. Había cordones huma-nos por todos lados, el pueblo esta-ba saludándote, estaba deseándotesuerte”. De este modo el Regimien-to de Infantería 3 al que pertenecíaTries se movilizó hasta El Palomar,desde donde salió su vuelo. Reali-zaron primero una parada técnicaen Río Gallegos y de ahí continua-ron su viaje con destino Malvinas.Llegaron a Malvinas el 11 de Abril,

domingo de pascuas de 1982, Triesrelata la llegada al suelo isleño“bajamos del avión y vimos dondeestábamos. Hacía frío y lloviznaba,y había un viento que te volaba.Nos sentamos en la pista, al costadode la pista abajo de la lluvia a espe-rar al resto del regimiento. Fue unmomento muy raro para todos losque estábamos ahí”. Luego de pasaresa noche y el día siguiente cami-nando el Regimiento finalmente seestablece en las cercanías de PuertoArgentino. A los pocos días de estarinstalados Tries cuenta que se insta-la cerca de su posición el GADA,Grupo de Artillería de DefensaAntiaérea , 601. La posición cerca-na al GADA beneficiaba al regi-miento por los equipamentos conlos que contaba ese grupo, comopor ejemplo los radares y la defensao protección que para el regimientosignificaba esta defensa. Sin embar-go esta posición es transitoria parael grupo de Tries, los primeros díasde mayo cambiaron su asiento y setrasladaron a la Base de SapperHill. Es por esto que el bombardeodel primero de Mayo a Tries lo sor-

prende en la base de la ladera delmonte Sapper Hill. “Recuerdo queeran las cuatro y pico de la mañanay la tierra se desmoronó. La tierratembló y se desmoronó”. El ataqueaéreo generó una gran incertidum-bre en todos, marcaba y hacía verlo real de esta guerra que tenía aTries y a tantos otros soldadoscomo protagonistas de la acción.Las alertas rojas se mantuvieron portodo el día, los aviones inglesespasaban por arriba de la posicióndel Regimiento 3 y todo el grupopodía observar la lucha aérea de losHarriets ingleses y la Fuerza AéreaArgentina. Los relatos de Tries sonconcisos, su historia tiene detallesque hacen a quien lo escucha viviresos momentos de confusión,miedo y valentía. “Hay momentosen los que te encontrás festejando lacaída de un Harriet, y ahí es cuandose te da vuelta la cabeza. Se te con-funde la cabeza y te planteás cuálesson los valores verdaderos”. El 10de junio el grupo del cual formabaparte Tries vive una situación muyparadigmática. Se les había dado laorden de avanzar al frente de batallaen las afueras de Puerto Argentino.Ese trayecto, ese camino hacia elfrente de batalla Tries lo recuerdacomo “un camino en un mar delágrimas, pero lágrimas de risa” lacuestión fue que todo el grupo llegóa la posición resbalando en el terre-no. El camino hacia el frente decombate se hizo sombrío cuando elgrupo se encuentra con soldadosque venían del frente de batalla, quevenían retirándose abatidos. Yadesde ese camino asfaltado por elque andaban podían ver el fuego delas artillerías terrestres que seencontraban en el medio del monte.“La noche del 13 de junio vimos enfrente nuestro, a no más de 800metros, lo que habíamos visto ya lanoche anterior, el infierno ese. Yalo teníamos mas cerca”. Esa mismanoche el capitán que encabezaba laformación da la orden de movilizar-se para dar apoyo en el frente debatalla. Al llegar al lugar donde sesabía que se iba a dar la batalla,donde se sabía que comenzaba elriesgo mayor, Tries recuerda la voz

del Teniente 1ro Rodríguez, queresuena en todo el lugar con una“Viva la Patria” al cual todos lospresentes adherieron y se dispusie-ron a defender la posición. “ElTeniente 1ro Rodríguez nos metióuna inyección de fuerza y de ejem-plo. Atrás de él, que ya corría haciaarriba del monte, comenzamos acorrer todos, empezamos a subir”.Luego de la primera batalla en pri-mer plano de esa compañía Tries seentera que el Sargento Villegas, conquien había estado durante toda laguerra, estaba gravemente herido.En esa situación en la que Triesconversa con Villegas yaciendo enel suelo de la Isla, ambos ven lafigura de un inglés que esta por dis-parar. El Sargento se comienza aacercar a la posición del ingléscomo para atacar de cerca, pero sinfuerza. Tries observa y decide ir alrescate de Villegas. “Le pedí aLupin que me acompañe y no dudóni un minuto. Nos acercamos hastadonde estaba Villegas protegidospor una campana de cristal. No nospasó nada y pudimos llegar hasta

allí y sostenerlo desde los brazos ycomenzar a evacuarlo”. El trayectocon Villegas herido es una bajamoral para Tries, y toda la compa-ñía ahí mismo tuvo que comenzar areplegarse a la retaguardia. Luegode una largo trayecto a pie Triesencuentra finalmente el Hospitalpara que Villegas sea atendido. Lasituación en el Hospital fue pordemás traumática por la cantidad deheridos que se encontraban en esasala a la que habían llegado y, por-que en todos los cuerpos que Triesveía, veía a Villegas. A cadamomento llegaban más compañe-ros heridos, más malas noticias porcada minuto que pasaba. Más alláde la situación, el funcionamientodel Hospital fue destacable “Con lopoco que les quedaba, con lo pocoque tenían, hicieron maravillas”.Los días en Malvinas pasaron yTries vivió situaciones límites enlas que su valentía y sus valores sepusieron en juego. En todo momen-to se trabajó con responsabilidad ycompromiso, Tries homenajea acada uno de sus compañeros

ABRIL DE 201222

LA DEFENSA DE LAS ISLAS - TUMBLEDOWN

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

Combate de Tumbledown

“Era una película de guerra en primera persona”

E l Batallón de Infantería deMarina (BIM) 5 fue el que

soportó las embestidas inglesasen los combates por el monteTumbledown. Los inglesesavanzaron con tres columnasdesde Goat Ridge. Escalaron elmonte por el norte y se lanzaronal asalto sobre la quinta seccióndel BIM 5. Poco más tarde, unacompañía de Escoceses atacó lacuarta sección del BIM 5. Losingleses ingresaron a un campominado y varios de sus efectivosquedaron heridos. La lucha sevolvió violentísima. Cuando laquinta sección del BIM 5 nopudo resistir las embestidas bri-tánicas, debió replegarse hacía eloeste del monte Tumbledown. Yeste movimiento dejó desprote-gido a un pelotón del Regimien-to de Infantería 4 liderado por el

Subteniente Oscar AugustoSilva, que luchaba codo a codocon nuestros marinos nacionales.Tomados bajo el fuego cruzadode las ametralladoras británicas,Silva y cinco de sus soldadoscayeron para siempre. Luego,una sección del RI 3 apoyó a losefectivos que combatían a losbritánicos. Terminada la batalla,el Capitán de Fragata CarlosRobaccio, jefe del BIM 5, y unoficial de los Royal Marinesrecorrían el teatro de combatecuando descubrieron a un solda-do del Ejército Argentino muer-to y con las manos agarrotadassobre su fusil. Era el SubtenienteOscar Augusto Silva

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

Testimonio del Ex Soldado Clase 62 Esteban Tries

El Ex Soldado del Regimiento de Infantería 3, Esteban Tries, brindó a SOLDADOS eltestimonio de su experiencia en la guerra de Malvinas. Su historia es una descripciónde la vida en la campaña y de los valores que se ponen en juego en estas circunstancias

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ABRIL DE 2012 23

MONTE DOS HERMANAS

Testimonio del Coronel Esteban Vilgré Lamadrid

E l 13 de abril llegó alas Islas como Jefede la 3ra Sección dela Compañía deInfantería “B” del RI6, una de las que másbajas sufrió durante

la guerra. Recuerda con emoción asus Soldados y sus valientes mues-tras de heroísmo. “Como argentinorecuerdo la emoción, el festejo alescuchar la noticia por la radio;todo era un cotorrerío de gritos yalegría. Como militar, era el deseoferviente de poder ir a defender miPatria y combatir. Uno como sol-dado siempre desea estar al frentedel combate. Yo pienso que en granparte por eso fui un privilegiado,porque pude tener la suerte de estaren el frente”.

-¿Cómo fueron los momentosprevios y la llegada a Malvinas?

-Primero fuimos a El Palomar.Rastreé rápidamente el cuartel debomberos, conseguí un teléfono yllamé a una vecina para que le avi-sara a mis padres que me iba a unlugar, pero la realidad es que yo nosabía a dónde. Pensaba que a Chile.También la llamé a mi novia, quetampoco estaba. Subimos al avión,bajamos en Río Gallegos; era uncaos de tropas que iban y venían,aviones que aterrizaban y despega-ban, la pista estaba oscura y hacíamucho frío. Volvimos a embarcar-nos. Luego de unas horas, empezó aaclarar, divisé un pueblo muy chi-quitito y pensé: ‘Qué raro el mar, siyo supuestamente estoy yendo a lacordillera’. Ahí el comandante dijoque estábamos por aterrizar en elaeropuerto de las Islas Malvinas.Llegamos el 13 de abril. No cono-cía a nadie, y a los dos días de haberarribado me designaron Jefe de la3ra Sección de la Compañía deInfantería “B” del RI 6.

-¿Recueda alguna experienciadel Soldado Oscar Ismael Poltro-nieri, “el Poltro”?

-Era muy bromista y tenía esainocencia de paisano, y como tam-bién soy paisano, sabía interpretarsus caras, sus gestos. El paisano esun hombre que entre amigos esdivertido pero, a su vez, es una per-sona seria, responsable y respetuo-sa. Poltro tenía una forma de sermuy particular que siempre provo-caba risas. Era un hombre que sabíalo que es el amor a la Patria, el cum-plimiento y honor nacional. Duran-te toda la guerra, Poltronieri no sólo

fue un ejemplo de las pequeñascosas sino también de las grandes;se quedaba dos turnos seguidos ydejaba que sus compañeros descan-saran. Jactándose de que él nosufría el frío porque era paisano, enrealidad demostraba un enormeamor hacia sus compañeros por sugran sentido de camaradería.

También tengo imágenes de unsoldado apuntador de ametralladoraque se había presentado voluntaria-mente para ir a la guerra y murió enMalvinas: Juan Horisberger. Supadre me contó que al verlo en uni-forme de combate, se dio cuenta deque no despedía al hijo adolescentesino al hombre y al Soldado; su hijole había dado el ejemplo. Es la his-toria de todos los Soldados que fue-ron a Malvinas; todos tuvieron esamisma actitud y todos subimos a uncamión cantando la Canción deMalvinas.

-Su compañía tiene historiasmuy fuertes y estremecedoras, ¿seimaginó alguna vez que sería pro-tagonista?

-Yo deseaba ser protagonista. Amí siempre me ha gustado pasar porun lugar y hacer algo transcendente.Me gusta dejar huella; creo que esun designio de toda persona de bienenriquecer a todos los que están conuno. Cuando me paré frente a laSección y la saludé, me sentí unpoco intimidado. Había dos Subofi-ciales que me habían impresionadomucho; un Sargento, por su expe-riencia militar, y el otro, el Encarga-do de Sección, un Suboficial san-juanino de personalidad muy fuer-te: Sargento 1ro Corbalán. Era unhombre al que le interesaba la histo-ria, que me enseñó y explicómuchas cosas de la vida militar. Mesentí abrumado al ver a esos Solda-dos: rostros firmes, los dientes apre-tados y los ojos dirigidos a su supe-rior, bien parados y con el pesoigualmente distribuido entre las dospiernas como diciendo ‘Acá estoyyo’; no eran rostros con miedo. Mepregunté si podría estar a la alturade ellos. La obligación que tienetodo joven jefe era demostrarlesque merecía ser respetado y obede-cido por ellos. Mi gran deseo eraganar a esa gente, y la única formade hacerlo era demostrándoles queuno sabía y, sobre todo, dando elejemplo.

-¿Ocuparon una misma posiciónpor mucho tiempo?

-No, tuvimos varios movimien-

tos. El marchar en un terreno comoel de Malvinas excede lo físico;pero uno marcha con el espíritu yconvencimiento de lo que estáhaciendo. Tuvimos una primeramarcha corta de alrededor de 5 km,que para nosotros fue un infiernoporque eran nuestros primeros díasen las Islas. No estábamos acostum-brados al suelo y se hundía; el vien-to nos frenaba o nos empujaba paraadelante. Logramos ocupar un lugaren un viejo bunker, un depósito demunición de la 2da Guerra Mundialque estaba pegado a la Bahía dePuerto Argentino. Ahí se instaló elPuesto Comando del Regimientolos primeros días, y nosotros al cos-tado del camino, armamos unas car-pas. Esos días me dediqué a cono-cer a mi gente, entablé mucha rela-ción con mis soldados y empeza-mos a escribir cartas para la familia.Ahí redacté, creo que el 14 de abril,mi primera carta. También recibí laprimera carta de mi madre, que medecía que me preparara para la gue-rra y a mis soldados porque ella,como inglesa, sabía muy bien queInglaterra nunca iba a permitir queun país como nosotros se mostraraorgulloso.

-Se acercaba el mes de mayo…-Pasaron los días y nos dirigimos

hacia las afueras del Puerto Argen-tino con el resto del Regimiento 6.Finalmente, nuestra Compañía fuedesignada como reserva y transpor-tada a Puerto Argentino. Primero,nos llevaron a Moody Brook, dondeestaba el cuartel de los Royal Mari-nes. Nos dedicamos a hacer instruc-ción: embarque y desembarque dehelicópteros, tiro, prueba de armas.Eso me permitió asumir el lideraz-go con mi gente. Ya en ese lugar,nos dedicamos a juntar los primeroscorderos que cuereábamos nosotrosmismos en un sector que era propioy conocíamos sólo nosotros. Nosayudó a empezar a formar lo quellamamos “espíritu de Cuerpo”, quese logra preparándose para la guerray en el entrenamiento duro, perotambién en las acciones de camara-

dería que consiguen la hermandaddel soldado.

Luego de unos días, se decidióque la Reserva se trasladara alMonte Dos Hermanas. El 1º demayo, mientras dormíamos, el Sol-dado Di Sciulo, el Soldado Monto-ya y el Sargento 1ro Corbalán, nosdespertaron los ataques. Lo primeroque sentí fue pánico, el sonido delas explosiones era muy fuerte, elsuelo temblaba y parecía que lasbombas caían encima de nosotros.Lo primero que hice fue zambullir-me en la posición que había cavado.Al no revisarla en los últimos días,se había llenado de agua, con lo queno sólo temblé de miedo adentro deese pozo sino también de frío. Fuela única vez que sentimos realmenteun miedo casi incontrolable. Anosotros nos tocó la suerte de cum-plir el sueño del soldado, que esverle la cara al enemigo. Así pudi-mos de a poco prepararnos para losepisodios de combate finales.

-¿Hay algo más que quiera com-partir acerca de lo que vivió con susección?

-Fuimos testigos del ataque delos paracaidistas británicos a MonteLongdon, también de cómo comba-tió el Regimiento de Infantería 7.Cuando se produce el hecho famo-so del Cabo inglés que pisa la minay delata el avance, nosotros ya habí-amos detectado los movimientos delas fracciones que se estaban ade-lantando por el valle para apoyar elasalto al Monte. En la zona Oeste,justo donde se encontraba el Subte-niente Baldini, que era mi vecinoinmediato en ese sector, el bombar-deo iluminado por las bengalas eracomo un teatro surrealista. Unoveía y sentía temblar el piso; escu-chaba las explosiones y se imagina-ba a esos hombres que estaban sien-do bombardeados. Recuerdo unasensación sobrecogedora; esa nece-sidad de abandonar el pozo e ir aayudar a los camaradas que estabanen frente. Veíamos cómo los ibansuperando y no podíamos hacernada porque los siguientes éramos

nosotros. Entre tanto, el ComandoCuartel 5 de los Royals Marines ini-ció su ataque. Nuestro sector fueatacado por la compañía ‘Zulú’; enmedio del bombardeo y de lainmensidad de la noche se escucha-ban los gritos de los británicos dán-dose aliento, pero también escuchá-bamos ráfagas de los soldados delRegimiento 4 que estaban sobre elMonte Harriet y abrían fuego sobreellos.

Teníamos el enemigo atrás; losexplosivos habían volado los teléfo-nos de campaña, por lo tanto habíaperdido el contacto con mi Jefe deCompañía. Los ingleses ya habíanconquistado gran parte del MonteDos hermanas, entonces ocupába-mos posiciones, mientras quecamaradas del Regimiento 4comenzaban a replegarse. Enmedio de la noche, cuando estába-mos bajo explosiones y el asalto erainminente, pero confiando que losque estaban arriba eran argentinos,llegó un estafeta del puesto decomando de la Compañía con laorden de replegar.

El Batallón nos envió un guíaque nos condujo a través del campominado ubicado entre los montesTumbledown, Dos hermanas yHarriet, e iniciamos el cruce. En eltrayecto, yo ya había coordinadoque el que debía quedar en la reta-guardia era el apuntador de ametra-lladora: Horisberger con su grupo,el Soldado González y el SoldadoAndreacola. Pero Poltronieri, quiense había hecho amigo del Subte-niente Franco, a quien admiraba porsu liderazgo, me pidió quedarse. Yasí fue; Poltrionieri empezó a abrirfuego con su ametralladora mien-tras iniciábamos el cruce y, en unmomento, cuando los inglesesalcanzaron superioridad, el Subte-niente inició su repliegue. En ese

Sigue en laPágina 24

“Todos somos parte de lahermandad de la guerra”En 1982, cuando le tocócombatir en Malvinas, eracadete de 4to año del ColegioMilitar. Fue movilizado por elRegimiento de Infantería 6,localizado en Mercedes,provincia de Buenos Aires

Page 24: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

lugar, Poltronieri, pese a que teníala orden de replegarse, se quedótirando con sus dos soldados auxi-liares. Unos minutos después sereplegó porque ya no tenía muni-ción, pero al hacerlo, frenó duranteunos minutos el avance británicosobre el cerro. Esto sucedió casi alamanecer del día 12 de junio. Antesdel hecho, cuando dejé la retaguar-dia de combate y estábamos porencolumnarnos, nos alcanzó unfuerte fuego de artillería británicade morteros. Algunos llegamos atirarnos fuertemente sobre lasrocas, pero así y todo la explosióncayó tan cerca que nos levantó porel aire. Sentí como un fuego que meagarraba y consiguió arrancarme elcasco y el fusil. Creí que estabaherido, me zumbaban los oídos yestaba confundido por el golpe;sólo atinaba a buscar en el piso micasco y mi fusil. Una vez que losagarré, me empecé a tocar a ver siestaba bien. Escuchaba unos gritosen la oscuridad que decían ‘mi Sub-teniente, mi Subteniente’ pero noreaccionaba. Hasta el que estabadetrás mío, que era Minutti, mepegó y gritó ‘“Mi Subteniente,Guanes y Todde están heridos”.Guanes estaba muy mal herido ydecía ‘no me deje morir, ayúdeme,mi Subteniente’. Otro soldado gri-taba que también estaba herido, erael soldado Todde. Tenía una esquir-la clavada en el tobillo, por lo quetuvimos que cortarle el borceguí yordené que le hicieran un tornique-te. Era el más comprometido y esta-ba perdiendo mucha sangre. Habíaque cargarlo en una manta y empe-zar el cruce porque nos seguíantirando las ametralladoras británi-cas. Quien lo asistió, socorrió yarriesgó su propia vida fue Goñi; leaplicó morfina, le hizo el torniquetey le hablaba; mientras, Guanesrezaba a su virgencita y sentía a sulado a sus compañeros. Hay queser muy macho, pero sobre todohay que tener un gran sentido decamaradería para estar en medio deun valle, iluminado por las benga-las, cubierto por disparos de artille-ría que explotaban cerca, y así ytodo, quedarse al lado de un com-pañero herido. La idea era lasiguiente: si los ingleses estaban a50 metros y tenían todo lo necesa-rio para la evacuación, era más fac-tible que salvara su vida si lo eva-

cuaban ellos. Esto ocurrió con losheridos que tomaron, sobre todo losdel 4, quienes dieron testimonio dela evacuación rápida que tuvieronlos ingleses. Pero se ve que Guanesya había perdido mucha sangre y,cuando lo llevaron, ya estaba muer-to.

Cabe destacar que el petisoTodde cruzó sin un quejido. Llega-mos al puesto socorro del BIM 5con las primeras luces del 12 dejunio y no lo escuché quejarse enningún momento. Por ahí resoplabaun poco, pero no decía nada. Yencima, bajo esa situación surrea-lista, cada tanto se mandaba unchiste: un hombre muy duro.

-¿Cómo siguió la actividadluego de Dos Hermanas?

-Cuando llegamos al MonteTumbledown, simplemente noscontamos y nos preparamos para loque vendría. Tampoco habíamucho tiempo; en la guerra no haymucho tiempo para lamentarse por-que el próximo es uno. El primertemor es el temor a la muerte; des-pués, uno lo que pedía cuando reza-ba era que si venía, que fuera rápi-do. El gran temor del soldado esmorir solo. El 12 y 13 de junio fui-mos intensamente bombardeados,ya que esos días los ingleses esta-ban preparando el asalto final,sobre los montes Tumbledown,William y Wireless Ridge. Senti-mos, como Infantes, el honor dehaber combatido contra los ingle-ses. Por eso, el espíritu en generalestaba bastante alto. No teníamosun gran apoyo excepto algunaBatería del Grupo de Artillería 3 ydel Grupo de Artillería Aerotrans-portado 4, que se quedaron muycerca de Moody Brook y tiraronpero ya la cosa no daba más.

El 13 de junio salí a caminar conel Sargento 1ro Corvalán. Esanoche me llama el Mayor Jaimet yme presenta al entonces Tenientede Corbeta Aquino, quien me dice:“Usted va a ir a reforzar un flancoque tiene expuesto el BIM 5, tienefracciones de primera línea muycomprometidas. Prepare a su gente,que usted es la Sección que va arepresentar a su Compañía y va a irbloquear y a recibir el avance britá-nico y no dejarlo pasar”. Salí, reunía mi gente, llamé a Poltronieri y aHorisberger y les dije: “Bueno,muchachos, llegó la hora de uste-des”.

Ese día, en medio del bombardeobritánico, hicieron el recorrido enprimera línea, el General Jofre, que

era el comandante, y el CoronelAguilar, segundo comandante,gesto que siempre valoramos yaque muchas veces se dijo que loscomandantes no estuvieron en pri-mera línea. Habrán cometido erro-res tácticos, pero estar, estuvieron.Me acuerdo la astucia de Poltrio-nieri, que al escuchar las palabrasdel General, quien preguntó sialgún soldado necesitaba algo, éldijo: “Sí, tengo frío en las manos,mi General”. Y a éste no le quedóotra que sacarse los guantes y entre-gárselos. Se reía después.

Cuando llegamos a la posiciónde Villarrasa, me dijo: “Acá nadiese repliega, así que si vino a comba-tir prepárese para combatir comocorresponda”. Se escuchaba unavoz bastante desesperada, que des-pués me enteré, se trataba del Jefede la 4ta Sección de la CompañíaNacar. Informaba:“Señores, el ene-migo está frente a nosotros, esta-mos combatiendo cuerpo a cuerpo,en cualquier momento pierdo lacomunicación”. Cuando llego a laparte más alta del Monte Tumble-down, siguiéndolo al TenienteAquino, me di cuenta de que lasituación era fea. Tiraban de todoslados, estábamos rodeados.

Sentí que flaqueaba un poco, meacuerdo que se me acerca el Sar-gento 1ro Corbalán, Encargado deSección, y me pregunta qué hacer.Justo veo una bengala y miro a missoldados y suboficiales; siemprerecuerdo y destaco que vi sus carasmuy flacas, cansadas por todo loque habíamos vivido los últimosdías, y sin embargo divisé un brilloen sus ojos; estaban listos para reci-bir órdenes. Entonces dije: “Seguir-me”, pero ni sabía a dónde íbamos.La Compañía del Mayor Price delos Guardias Escoceses se encon-

traba replegando y haciendo relevocon la compañía Flanco Izquierdo(Left Flank) a cargo del MayorKiszley, y el Mayor le informa queen ese sector no había nadie. Hastaque, en medio de ese relevo, comocuenta él, aparece un grupo de alie-nados que abren fuego. Era mi Sec-ción. El soldado que habla de laguerra y de sus acciones en un sen-tido heroico, es difícil de creer. Elmiedo existe y el espíritu de super-vivencia también. Pero hay otrosvalores aún más fuertes, como elamor a la Patria, el orgullo, la res-ponsabilidad y, sobre todo, lacamaradería. Hay un momento enque al soldado lo único que le pesaes el soldado que está al lado; elresto ya queda atrás.

Había ingleses que estaban tiran-do hacia el sector del BIM 5. El ins-tinto me hizo hacer que agarrarauna de las granadas del fusil quetenía colgando de mi hombro; lapongo en el fusil, la tiro. Rebota ypega en la base de las rocas, cayen-do heridos los que estaban en eselugar, escuchaba sus gritos. Salícorriendo y cuando llegué, lo únicoque atiné a gritarle a Corbalán fue:“Son ingleses, despliéguense”. Yocreí que los había matado. Más alláde que uno es soldado y sabe quedebe matar o morir, no era el arre-pentimiento sino el dolor de haberlequitado la vida a un camarada deotro uniforme. Para la tranquilidadde mi conciencia, hace poco meenteré de quiénes eran esos que yocreía haberles causado la muerte:dos suboficiales británicos que fue-ron heridos pero salvaron su vida.Todos somos parte de la herman-dad de la guerra. El verdadero sol-dado no siente odio; hace su traba-jo. Y una vez que terminó el traba-jo, el otro es un camarada que se

opuso; y si fue bueno y tenaz, mejortodavía. Por eso, los británicosguardan ese orgullo de haber com-batido contra nosotros. Lo mani-fiestan cada vez que pueden y lodemuestran cada vez que sale unargentino en un contingente de paz.Saludan con respeto al soldadoargentino, al igual nosotros paracon ellos. Yo estoy orgulloso dehaber combatido contra los británi-cos. Un enemigo poderoso, supe-rior y mejor entrenado pero que notenían más espíritu que nosotros.La victoria se llena de padres, perola derrota siempre es huérfana. Yoformo parte de esos soldados queestuvimos en la guerra y estamosorgullosos de haber sido soldadosargentinos y de haber llevado nues-tra Bandera argentina a las Islas yde haber combatido contra un ene-migo superior. Como dice ese viejodicho vietnamita: “El valor de tuenemigo te honra”. Yo estoy orgu-lloso de ser padre de esa derrota yde ser soldado argentino. Y misSoldados, hasta el día de hoy, nosólo están orgullosos de haber sidosoldados argentinos, sino que vol-verían, aún sabiendo que van a per-der la guerra. Si los miro a los ojos,veo todavía la llama que tenían esanoche cuando me dieron valor paraimpartir una orden y conducirlos.

En cada pausa de fuego británi-co, los Soldados Poltronieri yHorisberger se levantaban de suposición y abrían fuego. Horisber-ger había zafado de esas ráfagas,tirándose. Poltronieri estaba con elSargento Echeverría, y siguió tiran-do. Entonces, le grito a Horisber-ger “¡Dale, tirá!” pero no reciborespuesta. En ese momento, el Sol-dado Sergio González me dice: “MiSubteniente, le dieron a Horisber-ger”. Así que me arrastro ese metro

Viene de laPágina 23

ABRIL DE 201224

LA DEFENSA DE LAS ISLAS - MONTE DOS HERMANAS

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

“El soldado que habla de la guerra y de sus acciones enun sentido heroico, es difícil de creer. El miedo existe y elespíritu de supervivencia también. Pero hay otros valoresaún más fuertes, como el amor a la Patria, el orgullo, laresponsabilidad y, sobre todo, la camaradería”

Monte Dos HermanasEn la noche del 11 de junio

de 1982, precedidas porintenso fuego de artillería terres-tre y naval, los ingleses del 45Cuerpo de Comandos atacaronlas posiciones del Regimiento deInfantería 4, que estaban organi-zadas en dos sectores: el de DosHermanas a cargo de su segundojefe, Mayor Ricardo Cordón, yel de Monte Harriet, bajo elmando del jefe del RI 4, Tenien-te Coronel Diego Soria. Losingleses combinaron su accionaren Dos Hermanas con intensailuminación en la zona; durantetoda la madrugada se combatiócontra efectivos muy superioresen número y en materiales. Latercera compañía del RI 4 sufrióviolentos embates, rechazandouna y otra vez las embestidasenemigas. Ametralladoras y

morteros nacionales mantenían araya a los británicos que, ampa-rados por la oscuridad, tratabande subir las pendientes. El Sub-teniente Marcelo Llambías Pra-vaz, jefe de Sección, ametralla-dora en mano, combate en pri-mera línea. Tras horas de lucha,la munición comenzó a escasear.El enemigo se apoderó delMonte Dos Hermanas Norte,atacando al RI 4 desde allí. Anteel riesgo de quedar cercados, losefectivos se replegaron comba-tiendo ordenadamente hacíaTumbledown, uniéndose a lasfuerzas del Batallón de Infante-ría de Marina BIM 5 que contro-laban esas alturas

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

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que tenía hasta ahí y llego hasta él.Lo doy vuelta y compruebo queuna ráfaga le había dado en elpecho; murió en el acto. Fue unhecho heroico, no sólo en llegarhasta ahí y tomar la posición sinoasumir que él debía detener el ata-que británico. Una hora más tarde,ya llegaba la madrugada del 14 dejunio y no teníamos forma dezafar porque los ingleses nos esta-ban rodeando.

Poltronieri empieza a cambiarde posición dos, tres veces yempieza a tirar; y los inglesescomienzan a buscar directamentesu ametralladora porque era laúnica arma que tiraba. En lasposiciones donde estaban mis sol-dados empiezan a disminuir lasbocas de fuego; algunos porque sequedan sin municiones, pero otrosporque estaban cayendo. En esemomento nos atacan por la

izquierda con una granada queexplota delante nuestro y logrodivisar unos británicos que avan-zaban. Les abrimos fuego. El queapuntó, permaneció en su posicióny tiró fue un soldado argentino, unsoldado que cumplió con suPatria; ni con un gobierno ni conun partido, con la Patria. Y ennombre de la Patria es por quienfue a morir y a combatir. Final-mente los 13 soldados de los 45que subimos a Tumbledown ini-ciamos el repliegue.

Cuenta uno de los británicosque lo que lo impresionó profun-damente fue el espíritu de lucha delos soldados argentinos. Así ter-mina el combate en Monte Tum-bledown.

- ¿Luego comienza el replie-gue?

- El 14 de junio a la mañana veolargas columnas de humo y que

las fracciones del BIM 5 habíaniniciado el repliegue. Desde elotro lado de Puerto Argentino, veoalgunos soldados del Regimiento25, algunas fracciones del Regi-miento 7, Regimiento 3 y abrimosel fuego hasta que nos quedába-mos sin municiones.

Iniciamos el cruce a través deuna barrera de fuego. Una ráfagabritánica alcanza a los SoldadosEchave y Balvidares, que estabana 15 metros hacia mi izquierda y,cuando llego hacia ellos, veo queestaban muertos. Los pongo alcostado del camino, sobre lasrocas, para que los evacuaran.Tomo mi pistola y parte de lamunición que les había quedado yabrimos fuego hacia el sectordonde nos estaban tirando; así seproduce, ya cerca del mediodía,nuestra entrada a Puerto Argenti-no.

-¿Cómo fueron los momentosfinales?

-Al llegar a Puerto Argentino,los que quedábamos nos reuni-mos en una casa kelpper abando-nada. Me acuerdo de que el Sol-dado Britos, quien tenía unaesquirla en la mano y se la habíavendado, me dijo: “Bueno, al maltiempo buena cara, jefe” y sacóuna foto con su cámara. Yo salíagotado y él sonriente por másque estaba herido. Siempre desta-co quién le daba fuerza a quién, siel jefe al soldado o el soldado aljefe. En ese momento, no tengo lamenor duda de que quien dabafuerzas era el soldado.

Ese día nos dimos cuenta deque había terminado la guerra.Ese silencio sepulcral absolutoprovocaba dolor: era el 14 dejunio a la medianoche. Me sentécontra la pared de piedra, había

una vela que iluminaba el galpón;se acercaron algunos soldados demi Sección y me saludaron: “MiSubteniente, feliz cumpleaños”.Yo cumplo años el 15 de junio.También recuerdo que comencé allorar amargamente por la genteque me faltaba, por los caídos,por la sensación de fracaso comoJefe; la sensación de no haberpodido cuidar a mis soldados, deno haber podido conducir a misSuboficiales. Me acuerdo que medaba vergüenza contar que habíallorado. Y hoy, 30 años después,lo digo con orgullo. No importala jerarquía sino que todos fuimosSoldados, y es la sensación quetenemos hoy cuando nos junta-mos, nos reunimos y abrazamos.No es el Subteniente La Madrid ylos soldados de su Sección;somos todos los Veteranos deMalvinas

S iendo Subteniente delDestacamento deExploración de Caba-llería Blindada 181 (enla actualidad, Regi-

miento de Caballería de Explora-ción 3 con asiento en Esquel), elhoy Coronel Gustavo Tamaño fueparte del Escuadrón Panharddurante la Guerra de Malvinas.

En la mañana del lunes 5 deabril recibieron la orden de alistartodos los vehículos Panhard quetenía la Unidad y marchar con elloshacia Comodoro Rivadavia, a 600km de Esquel. “Se cumplió con elprotocolo de acuerdo a lo dispuestopor la Brigada IX de ComodoroRivadavia. Así que a las 19 hs., des-pués de una formación de despedi-da y de haber jurado la Bandera lossoldados nuevos, partimos contodos los integrantes del destaca-mento y los vehículos, para cubrir600 km durante la noche del 5 al 6de abril”, contó el Coronel. El des-tacamento estaba compuesto por 27hombres que partieron desdeComodoro Rivadavia hacia Malvi-nas. Arribaron a las Islas el 9 deabril a la tarde. Se sumarían a ellospersonal y vehículos del Escuadrónde Exploración de Caballería Blin-dado 9. “Así quedó conformado elEscuadrón Panhard, con misionesde reserva en el dispositivo de

defensa inicial que se tuvo en lasIslas. Cuando llegué ese 9 de abril,las Fuerzas presentes eran el Regi-miento de Infantería 25, el Batallónde Infantería de Marina 5 y elemen-tos de apoyo de combate y logísti-cos. También estaba recién llegadoel Regimiento de Infantería 8 quepasaba a la isla Gran Malvina -des-cribió Tamaño y continuó- recibi-mos la orden de colocar este ele-mento de reserva en Moody Brook,en lo que era la ex estación de segui-miento satelital de la agencia espa-cial europea, a 500 metros del cuar-tel de los Royal Marines. Ése fuenuestro asiento prácticamente duran-te toda la campaña. Teníamos comomisión brindar apoyo a las tropas delRI 25, en la zona del aeropuerto y enparte de la costa Sur. En esos doslugares fuimos a hacer reconoci-mientos para hacer los contraata-ques. La misión era que nos aproxi-máramos con los vehículos parabatir con el fuego de los cañones laslanchas de desembarco enemigas; elcañón del Panhard era ideal para esatarea. El problema fue que, sobretodo en la zona del aeropuerto, elsuelo era geológicamente muy malo,entonces hubo que andar con muchocuidado porque podía uno encajarsey luego era muy difícil sacarlo bajoel fuego del enemigo. La turba con-forma un suelo muy flojo, con aguasde carácter ácido. La segunda orden,brindada por el General Yofre, fuedar apoyo con vehículos a los Regi-mientos de Infantería 6 y 3 para darcobertura sobre la costa ante unintento de desembarco inglés. Estosvehículos estuvieron en la primeralínea desde mediados de mayo hastael final de la campaña operando sininconvenientes; claro que había queinterpretar el suelo. Para los vehícu-los sobre ruedas era una superficiemuy complicada; los Scorpion ingle-ses tuvieron un mejor desempeño,dada su adaptación. Después de losbombardeos del 1º de mayo noscolocamos en un lugar más segurosobre la falda de la montaña”.

Los Panhard despuésdel 1º de mayoSi bien el ataque del 1º de mayo

afectó principalmente la zona delaeropuerto, Tamaño y el Escuadrónque él integraba fueron testigos delos bombardeos. El Veterano deGuerra comentó: “Vimos algunasacciones por parte de los SeaHarrier sobre el buque Formosa,que estaba anclado a unos 4 km dela posición. En esa ocasión abrimosfuego con las ametralladoras antia-éreas, creo que fuera de alcance.Este avión hizo un vuelo bastantecercano a nosotros pero se perdióhacia el Norte. Advertimos que esaaeronave largó dos bombas, unaimpactó en el Formosa y otra en larada. También vimos el bombardeoque hubo más tarde a los buques enla zona del puerto”.

Al llegar la noche, las tropasargentinas comenzaron a sufrirfuego de artillería sobre las alturasde Sapper Hill y William, dondeestaba ubicada principalmente laInfantería de Marina: “Nosotrosestábamos detrás de esas alturas yfuimos objeto de los primeros dis-paros que cayeron próximos, ahídecidimos cambiar de posición -afirmó Tamaño-. Entonces elEscuadrón se trasladó hacia elSudeste y se ubicó cerca del puestocomando del Batallón de Infanteríade Marina 5. A partir de ese díaentretejimos con ellos una grancamaradería”.

Más adelante, Tamaño recordóotro momento difícil: “Durante unreconocimiento nos cruzamos conun Harrier de la Royal Air Force, lovimos pasar sobre la camioneta, irhacia el mar y virar hacia nosotros.Dejamos el vehículo y nos atrinche-ramos en una franja. El Infante deMarina sacó un fusil FAL paraapuntarle y yo saqué mi pistola9mm, la única arma que yo llevabacomo tanquista. El avión nos pasótan cerca que recuerdo haber vistoel casco del piloto; es una imagenque me ha quedado grabada, igual

que la del Harrier que pasó entre elfuego de artillería nuestro y atacó elFormosa”.

Pensar estrategias “Nosotros estábamos para

reserva y sin querer nos quedamosen primera línea -comenzó a des-cribir Tamaño y agregó- “nosdimos cuenta de que había aveni-das de aproximación sumamenteútiles para los ingleses, que fuepor donde finalmente atacaron: elvalle de Moody Brook y el caminoque unía Fitz Roy con Sapper hillpor monte William”. Por esoscaminos que describe el Coronelestaban programados los contraa-taques de los Panhard. “Para poderllevar a cabo esos contraataquesno se podía perder las alturas por-que si no corríamos peligro de serflanqueados por los británicos yser sometidos por el fuego antitan-que. Otro tema eran los camposminados. Para montar un contraa-taque blindado había que tenerlosperfectamente delimitados con elobjetivo de no entrar en ellos yperder los vehículos. Había quelidiar con el suelo, defender las

alturas y no caer en la trampa delcampo minado”, dijo.

La zona inicial donde se encon-traba el Escuadrón en MoodyBrook era intensa y constantementeatacada, sobre todo durante lasnoches. “Por costumbre usábamosvarias medidas de velo y engaño.Elegíamos bien el terreno dondeubicar los vehículos para cubrirlosde las vista terrestre y de los avio-nes de observación aerofotográfica.Nosotros teníamos los vehículos enuna posición diurna y luego loscambiábamos a una posición noc-turna”, enfatizó.

Sin lugar a dudas, para el Coro-nel Tamaño como para todos losVGM, la contienda marcó un antesy un después en su vida. Al final dela entrevista, hizo un alto y recordóa su Escuadrón: “Ellos cumplieronlas órdenes acabadamente. Siempretrabajamos como un equipo. Cadauno dependía del otro; eso logróuna gran camaradería”. Y conclu-yó: “el hombre de Caballería tieneuna especial relación con los vehí-culos, de él depende nuestra dife-rencia de vivir o morir, y eso ocu-rrió en Malvinas”

Testimonio del Coronel Gustavo Adolfo Tamaño

“Fui testigo de las páginas heroicasque caracterizan a nuestro Ejército”

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E l desembarco delOperativo Rosariofue la noticia con laque despertaronmillones de argenti-nos, y ése es tambiénel caso del entonces

Cadete de cuarto año del ColegioMilitar Lautaro Jiménez Corbalán,quien el 2 de abril estaba en esa ins-titución educativa. Ese amanecer enla Sala de Armas, Jiménez Corbalánfue uno de los primeros en todo elColegio Militar en saber la noticiade la recuperación de las Islas.

“Recuerdo que escuchaba Radiodel Plata y el periodista comenta efu-sivamente que se estaba realizandouna operación conjunta por la queArgentina había recuperado las IslasMalvinas”; la información era clara.La reacción del entonces cadete decuarto año del Colegio Militar fueconcreta: “lo primero que pensé fue‘esto tengo que compartirlo conalguien’ y salí de la Sala de Armas abuscar al Oficial de semana”. Lanoticia invadió los pasillos del Cole-gio Militar; y luego de la noticia, laansiedad de todos por ser parte deaquella hazaña histórica.

Del Colegio Militar, JiménezCorbalán fue rápidamente moviliza-do a Río Gallegos, donde fue desti-nado al Regimiento de InfanteríaMecanizado 4.

El día 26 de abril finalmente lesllegó la orden de cruzar a las Islas:“la noticia nos conmovió el alma,lograbamos algo que parecía impen-sable para la gente del litoral, queera cruzar a Malvinas”, recuerda.

Los cruces de las Companías con enRío Gallegos se realizaron a fines deabril, y se llevaron a cabo bajo blo-queos aeronavales debido a que elpaso ya estaba controlado porHarriers ingleses.

-¿Cómo fue el momento en quellegaron a las Malvinas?

-Ya en el avión, el piloto nos dioun mensaje muy lindo, para todos,muy significativo. Yo recuerdo quehabía visto que cuando Juan PabloII llegaba a un país besaba la tierraen señal de respeto; entonces, encuanto llegamos a Puerto Argenti-no, decidí copiarle ese gesto. Alprincipio muchos me miraron comosi estuviera loco, pero pasaron unosminutos y varios empezaron a besaresa tierra que significa tanto; paralos argentinos era como estar besan-do Tierra Santa. Nuestra lucha era yes una lucha nacional”.

Los días siguientes fueron parti-culares. Jiménez Corbalán recuerdaque con el Soldado Teodoro Flores,quien fue su compañero durantetoda la guerra, pasaban horas atrin-cherados. Rememora también lasexplosiones que se escuchaban yvenían de Puerto Argentino, de Dar-win, de todas las localidades queiban siendo atacadas a lo largo delos días.

El mes de mayo avanzaba y losbombardeos eran cada vez más segui-dos y más cercanos a su posición.Además, las necesidades se hacíancada vez más notorias, los abasteci-mientos no eran suficientes y la gue-rra se sentía cada vez más cercana.

La caída de Darwin trajo apareja-do el bombardeo en la posición deJiménez Corbalán y, como conse-cuencia, el primer herido. Cuandoocurrió eso, en la Compañía todofue consternación: “Él nos miraba,como diciéndonos que estaba heri-do, y nosotros nos quedamos sinreaccionar por el shock, hasta quemandé llamar al enfermero”. Estasituación, lidiar con un primer heri-do, puso aún más en alerta el accio-nar del grupo, sobre todo a JiménezCorbalán como Oficial a cargo. Elhoy Coronel señaló al respecto:“Este herido paradójicamente per-mitió que la Compañía tuviera unespíritu de convencimiento de quela realidad era concreta, de que laguerra se estaba haciendo presente yque teníamos que dar muestras ycumplir con lo que habíamos ido ahacer a las Islas”. La situación detodos los presentes en las Islascomenzaba a cambiar y los conflic-tos, a hacerse más presentes. Apesar de las condiciones, más allá deque la guerra estaba cada vez máscerca y era cada vez más cruda, nodebemos olvidarnos de que las rela-ciones humanas que se generan eneste tipo de situaciones son relacio-nes circunstanciales y están atrave-sadas por una crisis emocional. ElCoronel Jiménez Corbalán aseguraque el grupo humano se fue cono-ciendo y fortaleciendo de a poco,día tras día, y eso hizo que la vida entrinchera fuera agradable, que losmomentos libres estuvieran carga-dos de buenos recuerdos y que elsentimiento y el espíritu de cada uno

de los soldados que formaban esegrupo fuera creciendo, llenándosecada vez más de coraje.

Jiménez Corbalán habla conemoción de ese grupo con el quevivió la guerra: “El grupo humanode nuestro Regimiento tuvo un muybuen espíritu, nos seguimos reu-niendo, le rendimos homenaje anuestros 22 caídos y mantenemosen alto el recuerdo. Volver a unir-nos, volver a pasar revista tiene quever con que en el pasado cada unocumplió un rol y lo cumplió bien;ese espíritu de cuerpo se formó enun momento muy crítico dondecada uno tuvo que mostrar valores.Por todo ello, estoy convencido deque más allá de la derrota de lasarmas, se ganaron muchas cosas”.

A partir de este momento, lassituaciones que vivió la Compañíade Jiménez Corbalán fueron cadavez más trágicas. Hubo dos comba-tes en los que los Soldados se vieroncara a cara con el enemigo, fueronlas situaciones de mayor peligro.Los combates del 3 y del 8 de juniopusieron en jaque la posición deJiménez Corbalán.

Durante aquellos combates sepusieron a prueba las aptitudes delRegimiento. El 8 fue el bautismo defuego del Subteniente y allí tuvo quesuperar las primeras pérdidas dehombres. Al respecto de esto, relató:“Tomamos los cuerpos, los coloca-mos al lado de la posición y loscubrimos. Nadie hablaba, nadieexpresaba nada y lo primero que mesurgió fue hacer una oración. Dijeque lo mínimo que podíamos hacer

por ellos era rezar, que ellos segura-mente estaban con Dios, y luegohicimos un minuto de silencio; que-daron en el lugar hasta el díasiguiente”. La muerte de algunossoldados y algunos suboficialesafectó obviamente el ánimo delgrupo. “Creo que sentíamos uncompromiso mucho más férreo queantes. Eran nuestros muertos, erannuestros compañeros que ya sehabían ido”. Tras estos sucesos, laCompañía de Jiménez Corbalánbuscó refugiar su espíritu para man-tener la posición y sostener el ánimoen el campo de batalla.

A pesar de estas historias, másallá de la dureza de estos combates,la vida de Jiménez Corbalán cambiópor completo el 12 de junio. Estefue el día en que vio la guerra desdeotro lado, el día en que vivió unaexperiencia límite que le cambió lavida para siempre.

El combate en realidad comenzóel 11 de junio por la noche; en estepunto del relato Jiménez Corbalánadopta un tono que refleja el estadode ánimo, la ansiedad y la adrenalinade aquel Subteniente de 20 años quedebió tomar una rápida decisión queinvolucró verse cara a cara con lamuerte. Las tres alturas principalescercanas a la posición de JiménezCorbalán estaban siendo conquista-das por el asalto británico, por lo quesu primera línea se convirtió en laretaguardia, encontrándose frente alMonte Wall.

El Subteniente desconocía quéestaba pasando del otro lado delmonte, no tenía información concre-

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LA DEFENSA DE LAS ISLAS - MONTE HARRIET

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

El hoy 2do Comandante y Jefe del Estado Mayor de la Brigada de Montaña VI,Coronel Lautaro José Jiménez Corbalán, en 1982 Subteniente, fue durante laGuerra de Malvinas protagonista y testigo, no sólo de combates peligrosos en lasIslas, sino también de una de las historias que reflejan el espíritu de compañerismoy hermandad logrado por quienes ofrecieron su vida en el conflicto

Combate de Monte Harriet

“Participar en esta guerra fue ser parte de una lucha nacional”

En tanto, en Monte Harriet,ocupado por los efectivos

del RI 4 bajo el mando de su jefe,Teniente Coronel Diego Alejan-dro Soria, se preparó a enfrentar-se con la tropa del 42 de Coman-dos ingleses, quienes, luego deabrirse paso a través de uncampo minado, desataron unviolento ataque desde el Oestesobre la 1ra. Compañía del RI 4y luego desde el Norte, sobre la2da. Compañía del RI 4 que esta-ba reforzada por la 1ra sección“B” del Regimiento de Infantería12. La lucha fue violenta y, enalgunos casos, se llegó al cuerpoa cuerpo. La artillería de campa-ña argentina (GA 3 y GA Aerot4) apoyaba la lucha del RI 4 enMonte Harriet y, aunque sufuego retardó el avance enemi-go, no pudo detenerlo. A las 3 de

la madrugada, la Sección Apoyohabía agotado su munición ydebieron replegarse hacíaMoody Brook. El enemigo logróla posesión de la altura y desdeallí intensificó sus ataques sobreMonte Dos Hermanas. Asimis-mo, los efectivos que lograronreplegarse, se agregaron alescuadrón de Exploración deCaballería Blindada 10. Mejorprovisto y organizado, el enemi-go proseguía su marcha hacíaPuerto Argentino. Pero nuestrossoldados habían cobrado muycaro el peaje de la sangre a lastropas del Imperio Británico, dis-putando intensamente cadametro de terreno

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

Testimonio del Coronel Lautaro José Jiménez Corbalán

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ta y había perdido la posibilidad decomunicación, por lo que decidiómantener los dos grupos que esta-ban con él en la posición y esperarmás detalles. Los ingleses comenza-ban a acercarse a donde se encontra-ban los grupos de Jiménez Corba-lán, y sabían que las posibilidadesde hacerle frente eran escasas.

“La idea era ejecutar una especiede emboscada, dejar que se aproxi-maran al máximo, y una vez que lostuviésemos bien cerca, abrirlesfuego. Lamentablemente, hubo unaorden que quedó en el camino por-que cuando los ingleses estabancerca pero no tanto como parahaberlos afectado de la manera enque buscábamos, alguien disparó.Los ingleses obviamente tomaronposición de cuerpo a tierra y allí seprodujo el combate”. El enfrenta-miento se dio cuerpo a cuerpo.Jiménez Corbalán hizo una evalua-ción de la situación y se dio cuentade que los ingleses intentaban rode-arlos. Para evitarlo, decidieron divi-dirse; un grupo debía replegarse yotro grupo realizaría un bloqueopara evitar que los rodearan. Fue enese momento en que Jiménez Cor-balán conoció al Soldado Salvatie-rra (Ver en esta misma página, lanota titulada “Un chaqueño deley”): “Di la orden de que mesiguiesen, y uno de los primeros quesalió a acompañar el movimientofue un soldado que yo no tenía muyregistrado, ya que pertenecía a otraCompañía. Entonces le pregunté:¿Y vos, quién sos? -Soldado Salva-tierra, mi Subteniente -me respon-dió- y nos acompañó.

Luego de un fuerte combate, el

Subteniente se dio cuenta de que ladiferencia numérica y el fuego logra-do por los ingleses era lógicamentesuperior; con mucho dolor ordenó elrepliegue a retaguardia. Una vez reu-nido nuevamente con el grupo quehabía ya comenzado el repliegue,comenzaron a marchar en direccióna Monte William. En ese trayecto elCabo Barrientos le informó a Jimé-nez Corbalán que en la dirección enla que estaban caminando iban aencontrar un campo minado. Eva-luando las opciones posibles, Jimé-nez Corbalán se dio cuenta de que notenía más opción que cruzar por ese

peligroso territorio. Cuando comen-zaron a cruzar, él se adelantó y activóde manera accidental una trampaexplosiva. La onda expansiva despi-dió al Subteniente, que quedóinconsciente y tirado en medio delcampo minado, lo que produjo lainmediata confusión y consternaciónde sus soldados.

La realidad de lo que pasó fueque no sabían si Jiménez Corbalánestaba muerto o tan sólo inconscien-te; no sabían si iban a poder llegarhasta donde él yacía sin activar otrastrampas. “Era ésta una situaciónmuy demandante de una decisiónclara y rápida. Esta decisión vinofinalmente de la mano de los Solda-dos Flores y Salvatierra, este último,a quien había conocido minutosantes”. Ambos sin temor a exponersu propia vida, ingresaron al campo

minado y recuperaron el cuerpoinconsciente de Jiménez Corbalán.La atención médica se hizo en elpuesto Nacar, en el monte Tumble-down, desde donde decidieron laevacuación del Subteniente a PuertoArgentino, El relato de JiménezCorbalán termina allí. Ese día,luego de haber activado la trampa,la guerra finalizó para él, y dos díasdespués, para todos los que aún semantuvieron en combate las nochesdel 13 y 14 de junio.

“A 30 años de Malvinas es untiempo importante que ha pasado ycreo que todos nos merecemos unareflexión. Nosotros, los veteranos,siempre decimos que este períodoha sido el más duro que hemos vivi-do, quizás porque cargamos en laespalda una derrota. Pero el proble-ma quizás también es que vimos

que esa derrota no ha sido todavíacapitalizada. Creemos que siguehabiendo una asignatura pendientedesde el punto de vista moral”,reflexiona.

El testimonio del Coronel Jimé-nez Corbalán deja expreso el espíritude combate de los soldados, de todoslos veteranos y ex combatientes.Sobre ellos, asegura: “Un veteranoes alguien que quizás pase desaper-cibido en el trajín diario, pero es unapersona que en un momento dadotuvo que dar un testimonio, tuvo quedar muestras de que lo que prometió,intentó cumplirlo de la mejor formaque pudo, y es un hombre que lo quebusca básicamente es que le digan‘gracias’, nada más, y que reconoz-can que fue un valiente que se batiólo mejor que pudo aún en una guerraperdida”

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La historia de un chaqueño de leyUn encuentro emotivo enla ciudad de Concepciónde Bermejo, cuando elCoronel Jiménez Corbalánreconoció al SoldadoSalvatierra por suvaleroso acto durante losúltimos días del conflictodel Atlántico Sur

E l 23 de abril de 1983. el entonces Subteniente LautaroJiménez Corbalán decidió escribirle una carta al Soldado

Carlos Antonio Salvatierra, quien lo había salvado junto alSoldado Flores luego de haber activado la trampa explosivaen el campo de batalla. En su carta, Jiménez Corbalán leescribe “Quiero escribirle a usted para que no piense que laguerra pasó y que nadie se acuerda de usted y de su hechovaleroso”. La respuesta a esta carta tardó 28 años en llegar.Así fue que en el año 2011 se generó el esperado reencuentro.Jiménez Corbalán viajó a Concepción de Bermejo, Chaco,ciudad natal de este Soldado para reencontrarse con quien lesalvó la vida. El motivo del viaje se sumó a los festejos porel aniversario del pueblo.

El emotivo acto sucedió ante los perplejos ojos de todoslos pueblerinos. El Intendente de la Ciudad de Bermejo,Pablo Curín, nombró al Coronel Jiménez Corbalán con la

distinción de Huésped de Honor de la Ciudad y fue el anfi-trión del reencuentro.

Salvatierra y Jiménez Corbalán se abrazaron y recordaronlas experiencias de guerra que generaron entre ellos un lazoinquebrantable a pesar de no haber conseguido tener contactopor más de 25 años. El Coronel contó la historia de Salvatie-rra, narró a todos los presentes quién era y manifestó su res-peto y admiración por este ex combatiente que había realiza-do un acto de total desinterés y entrega. “Es un muchacholleno de valores que se jugó por mí, por su jefe, que estaba enuna situación de riesgo. Quiero testimoniar esta historia, la deun chaqueño de ley como lo es Carlos Salvatierra”, las pala-bras del Coronel emocionaron a todo el auditorio e hicieronque la ciudad de Bermejo tomara conciencia de un nuevohéroe, un héroe que hasta el momento se había mantenidoanónimo

“Un veterano esalguien que quizáspase desapercibido enel trajín diario, pero esuna persona que en sumomento tuvo que dartestimonio, tuvo quedar muestras de que loque prometió, intentócumplirlo de la mejorforma que pudo, y esun hombre quebásicamente busca quele digan ‘gracias’ ”

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“C uando llegó lanoticia de larecuperaciónde las Malvi-nas, yo cumplíael servicio mili-tar en el Grupo

de Artillería Aerotransportado 4 (GA4) con asiento de paz en la ciudad deCórdoba. La verdad fue que la noti-cia nos sorprendió a todos los queestábamos en el cuartel. Recuerdoque enseguida nos reunimos entornoa la TV o la radio para recibir lasnoticias. Realmente estábamos muycontentos, porque desde chicos habí-amos aprendido en la escuela que lasislas nos pertenecían. Con nuestros18 o 19 años no podíamos pensar enconsecuencias posteriores. Poco apoco, comenzaron a correr versionesque alguna parte del Grupo podía ir alas islas, pero nada era seguro. Ennuestro cuartel todo el mundo queríair a las Islas, la orden de partida llegó;el día 26 de abril arribamos. Yrecuerdo que yo no había podido avi-sar a mi familia que íbamos al Atlán-tico Sur. Se enteraron dónde estabacuando les mandé una carta desde lasislas.

-¿Cómo fue esa llegada a Malvi-nas?

-Nosotros viajamos a ComodoroRivadavia y ahí abordamos un aviónde LAPA -Líneas Aéreas Privadas

Argentinas- y ahí ya teníamos lanoción de que las cosas no resultaríanfáciles porque los ingleses tenían elcontrol del espacio aéreo. Las bro-mas que se hacían al principio habíanfinalizado; comenzábamos a tomarreal conciencia de la situación. Fueun viaje nocturno que insumió unasdos horas. Recuerdo que cuando ate-rrizamos y abrieron la puerta paradescender, nos recibió un vientofuertísimo y helado que nos iba aacompañar durante toda la campaña.En medio de una absoluta negruracomenzamos a bajar apresuradamen-te elementos y materiales. De esamanera tuvimos la bienvenida enMalvinas.

-¿Cómo fueron esas experienciasde combate?

-No puedo dejar de emocionarmeal recordar el bombardeo inglés alaeropuerto aquel 1º de mayo; fuedescubrir que la guerra había comen-zado. Veíamos los aviones, las traza-doras de los proyectiles de nuestradefensa antiaérea, que los buscabapara destruirlos. No bombardeabannuestra zona, así que nos sentíamosespectadores de lujo contemplandotodo eso; era como ver una películabélica, eso era lo que sentíamos.Recuerdo que cerca de nosotros, ade-lante. estaba el GA 3; hacía el frentea la izquierda, estaba ubicado elBatallón de Infantería de Marina

(BIM) 5. Recuerdo que muy pocosde nosotros hacíamos caso de lasmedidas de seguridad y nos exponía-mos bastante para ver aquel primerataque.

-¿Cuál fue tu rol de combate?-Yo prestaba servicios en la Bate-

ría Comando, donde estaba el Centrode Dirección de Tiro. Teníamos rolesde combate precisos, porque si bienno pertenecíamos a ninguna pieza detiro, conforme fue pasando el tiempoy la situación fue variando, uno deja-ba de hacer las cosas que hacía antespara hacer otras tareas. Había límitesimprecisos, también hicieron eso losestafetas, los de comunicaciones, elpersonal médico, etc. De la necesidaddel combate, de las urgencias delmomento, se comenzó a hacer el tra-bajo de logística. La batería deComando donde estábamos se halla-ba asentada en la cresta de la altura deSapper Hill. Desde allí poseíamosuna vista privilegiada de todas las pie-zas que estaban en el llano; las obser-vábamos cuando disparaban y elmovimiento de ellas. Recuerdo alCabo Cocinero Quiroga, un soldadoextraordinario que no dejó de cumplirsu tarea aún bajo fuego enemigo;repartía mate cocido entre las piezasde artillería mientras éstas disparabany cuando se precisaba, corría a buscarmunición. A partir del 14 de mayocomenzamos a recibir bombardeosmás duros en nuestra posición deSapper Hill. Nos daba mucha broncaque nuestros cañones no tuvieran elalcance para responder a esos barcosenemigos como se merecían. Tenía-mos el lógico temor. ¿Quién no lotendría si viviera constantementeescuchando caer obuses cerca? Peronos sobreponíamos, con una mezclade fatalismo. Si estaba escrito que nosiba a tocar, bueno…nadie nace paravivir para siempre. No nos tocó, gra-cias a Dios. Cuando pudimos respon-der a su fuego, me sentí particular-mente bien. Otro momento especialfue la jura de la Bandera de los solda-dos clase 63 que habíamos ido a Mal-vinas. Muy emotivo, porque sabía-mos que no se estaba jurando la Ban-dera en cualquier lugar. Era nada

menos que en las Malvinas; y yo juréla Bandera en Malvinas, ¿quién mepuede quitar ese orgullo?

-¿Otros momentos de combate?-Estuve poco tiempo, pero inolvi-

dable, en el Centro de Dirección deTiro; después transporté municiones,hice guardia perimetral. Desde el 11al 14 de junio nuestro Grupo de Arti-llería les tiró con todo lo que tenía alos ingleses. No puedo olvidarme deese humo blanco, del olor intensoque dejaban las explosiones y ver alos soldados corriendo entre loscañones, llevando municiones de unlado a otro, para alimentar las piezasy permitir que éstas siguieran tiran-do. Recuerdo al soldado Heredia,que pesaba menos que un cajón demuniciones, y llevaba las municionesdesde 300 o 400 metros de distanciade las piezas, como si no le pesaran.Los soldados ni pensaban en comer,querían seguir tirando, estaban comoenfebrecidos. La muerte de tres denuestros camaradas nos afectómuchísimo. Desde lo humano, es unprecio triste a pagar. Era difícil saberque ya no los veríamos compartiendola rueda del mate con nosotros. Perohabía que apretar los dientes y seguiradelante. Después, mientras arrecia-ba el combate las distintas piezas fue-ron quedando fuera de servicio. Yacasi no quedaba más munición, loscañones estaban al rojo, casi fundi-dos. Y quedó la última batería quesiguió tirando hasta lo último. Esosvalientes se quedaron a combatir ynos pidieron que nos replegáramos.Cuando alguien te dice “Podés reti-

rarte que yo me quedo a cubrirte” esque esa persona se está sacrificandopor uno. Yo les aseguro que eso, enla guerra, se valora.

-¿Tenés alguna reflexión final?-Sí, que los soldados que alguna

vez fuimos a Malvinas todavía esta-mos allá, porque nuestros espírituspermanecen allá. Tuvimos tres muer-tos y unos cincuenta heridos, algunosmuy graves. Hay cosas que no sepueden explicar sobre la guerra,como transmitir las sensaciones, lossentimientos de aquellos días decombate. Después de estar meses enun pozo, chapaleando en el barro,comiendo mal, bajo el viento, la llo-vizna y la nieve, muchos de nosotrosvolvimos bastante deteriorados.Pero, hoy, 30 años después, me digoa mí mismo que a pesar de mi juven-tud, las cosas que hice, las hice bas-tante bien. Y no sólo yo, también lohicieron mis camaradas, que dejaronlo mejor de sus esfuerzos. Que una yotra vez nos jugamos la vida, comoaquella vez que nos tocó ir a buscarmuniciones a Moody Brook, el cuar-tel de los Royal Marines, apareció unHarrier y nos tiró un par de bombas ymilagrosamente no mató a nadie.¿Cómo contás eso y esperás que tecrean? Y sin embargo ocurrió; poreso digo que a veces es difícil expli-car Malvinas. Los que volvimos,sabemos que traemos experienciasintransferibles, pero también sabe-mos que traemos el orgullo de habercombatido por esos territorios quenos pertenecen, dando lo mejor denosotros en la batalla”

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LA DEFENSA DE LAS ISLAS - SAPPER HILL

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

Acciones en Sapper HillE l 14 de junio de 1982 el Jefe

del Batallón de Infantería deMarina (BIM) 5 informó que seretiraba hacía el Este, juntamentecon efectivos de la sección “B” delRegimiento de Infantería (RI) 6,quienes habían perdido contactocon su unidad. Al BIM 5 y al RI 6se les ordenó ocupar posiciones enSapper Hill, mientras que el Grupode Artillería (GA) 3 descargabatoda su potencia de fuego sobre elenemigo, que presionaba la reta-guardia de las fuerzas nacionales enrepliegue. A las 8.45 horas de esedía, el BIM 5 se establecía en Sap-per Hill y la sección “B” alcanzabael sector Oeste de la mencionadalocalidad. A las 11.30 horas de esamisma jornada, el Jefe del Escua-drón Exploración Caballería Blin-dado 10 recibió la orden de empla-zar dos secciones de vehículos blin-dados Panhard en el límite Sudoes-te de Sapper Hill para apoyar con elfuego de sus piezas el repliegue de

las unidades de combate empeña-das en la acción. Algunos helicóp-teros enemigos sobrevolaron nues-tras tropas de Infantería y, en esascircunstancias, los artilleros delGrupo de Artillería Antiaérea(GADA) 601 abrieron fuego, dis-persándolos. Pero más tarde, lasfuerzas argentinas fueron sometidasa un preciso y demoledor fuego deartillería y morteros, enviado desdelas posiciones inglesas que domina-ban las alturas. Luego de concreta-do el cese del fuego, el Comandantede la Agrupación Puerto Argentinoordenó la destrucción de material yarmamento (cañones, obuses, mor-teros, equipos de comunicaciones,vehículos Panhard y toda la corres-pondiente comunicación) paraimpedir que cayeran en poder delenemigo

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

“Los que fuimos a Malvinas,todavía estamos allá”

Testimonio del ex Soldado Clase 63 Carlos Retamar

“Quede sorprendido con lanoticia de la recuperaciónde las Malvinas cuando,

casualmente nos estaban por dar labaja a los Soldados Clase 62, a laque pertenecía. Por entonces yoprestaba servicios en el Grupo deArtillería Aerotransportado 4 (GA4) con base en Córdoba. Cuandome disponía a salir de licenciaapareció el jefe del Regimiento, elTeniente Coronel Carlos AlbertoQuevedo, y nos pidió que reunié-

ramos a todos los Soldados Con-ductores Motoristas. Reunimosunos diez de ellos y estuvimosesperando hasta las 2 de la madru-gada sin saber qué, pero escuchan-do las noticias. Se suspendieronlas bajas y el día 23 llegó la ordende partir a Malvinas. Yo no estabadestinado a ir, pero fui a ver alteniente Coronel Quevedo y ledije que había diez soldados de lacocina (yo entre ellos) que quería-mos ir a Malvinas. Me dijo que no

era posible, porque no estabadesignado, pero me ordenó quecon otros soldados fuera al aero-puerto a tomar las listas de losefectivos que iban a partir. Allídescubrí que había diez camillaspero faltaban cinco camilleros. Meanoté como camillero y gracias aeso, pude embarcar rumbo a lasIslas. Puedo recordar que el 25 demayo, mientras estábamos en unamisa rememorando la fecha patriaen Sapper Hill, comenzaron a

bombardearnos. Debimos ir anuestras posiciones a cubrirnos. El8 de junio soportamos bombarde-os más intensos, y también recuer-do que el día 10 el soldado Valle-jos me salvó la vida. También fueun triste momento, cuando, comodesempeñándome como camille-ro, debí trasladar el cuerpo sinvida de uno de mis compañeros,desde Sapper Hill unos 2 km hastala ruta. El 14 de junio la guerraterminó, pero el orgullo de haber

combatido con honor nos quedóintacto, porque ninguno de noso-tros flaqueó”

Testimonio del ex Soldado Clase 62 Marcos Augusto Giménez

“Me anoté como camillero para poder ir”

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ABRIL DE 2012 29

WIRELESS RIDGE

Ricardo Castro fue Soldado Clase 62 del Regimiento deInfantería Mecanizado 7, y estuvo en Wireless Ridge yen Monte Longdon durante el conflicto de Malvinas.Como protagonista de esas duras batallas, en diálogocon SOLDADOS describió sus días en Malvinas

S iendo un Soldado Clase62 del Regimiento deInfantería Mecanizado7, con asiento en LaPlata, a Ricardo Castrole tocó ir a Malvinascomo parte de la Com-

pañía “C” de esa Unidad. Cuando los argentinos recupera-

ron Malvinas en 1982, el RI Mec 7se encontraba en el terreno, razónpor la que recién se enteraron de loocurrido días después. Desde eseentonces, la Unidad se preparó parair a Malvinas.

Ricardo recuerda que hasta el 1ºde mayo de ese año nunca pensó quele podía tocar ir a la guerra, pero unmartes 13 le tocó acompañar a Mal-vinas a la Unidad. Partieron desde laBase Aérea de El Palomar en unavión de línea pero –aclara- sinasientos. El vuelo los dejó en RíoGallegos, y desde la capital santacru-ceña partieron en otro a las Islas.Ricardo era consciente de que élestaba formando parte de la recupe-ración de esas Islas que nos pertene-cen, y expresa: “Sabía que era pelearpor lo nuestro. Yo era consciente deque estaba para defender la Patria,era lo que me correspondía despuésde haber jurado la Bandera”.

Una vez en Malvinas, fue apunta-dor de FAL de su Compañía enWireless Ridge. Durante las batallasque tuvieron lugar allí, la Artilleríajugó un rol protagónico. Ricardorelata que por las noches, las ráfagasde la artillería se sentían a poca dis-tancia. Fue una zona fuertementehostigada.

Poco a poco comienza a relataruno de esos recuerdos que, con eltiempo, repotencian su significado:“Para mí era todo nuevo, con quie-nes me había tocado participar nohabían sido compañeros míos entodo el año. Nos conocimos desde elmomento en el que me integraron a

esa Compañía. Pero no importó, for-mamos un grupo, nos comprometi-mos todos”, y comienza a describirel momento en el que se unió aúnmás al grupo: “Llegó un momentoen que esos compromisos que habí-amos tomado tuvimos que ponerlosen práctica. Nos habíamos puesto deacuerdo en que nadie se quedaba,excepto que estuviera muerto. Y enuna ocasión, durante una avanzada,le estalló una granada a un compañe-ro y tuvimos que trasladarlo al sectorde la enfermería, en la zona deMoody Brook. Era el Cabo Aldo-natti. Yo mucho tiempo despuéssupe que sigue vivo; en ese momen-to tenía casi toda la pierna despren-dida. Nosotros lo que hicimos fuecargarlo con una frazada”.

A partir de ese relato, Ricardo seinterna más en sus recuerdos y en lahostilidad de Malvinas: “Los díasallí eran cortos, las noches eran lar-gas y duras. Durante la noche losataques se veían de manera nítida.Cuando descansaba -de día, porquede noche no lo podía hacer- soñabaque estaba de vuelta en mi casa.Desde nuestras posiciones escuchá-bamos los proyectiles que se acerca-ban y pasaban de largo. Cuando ocu-rrió el ataque del 1º de mayo estabadescansando; nadie lo esperaba, fuesentir que comenzaba el conflicto”.Y agrega: “Uno se iba preparando,yo iba a luchar, no iba a entregarmefácilmente. De la nada sacábamosvalentía de donde no sabíamos queestaba”.

El 11 de junio la Compañía deRicardo Castro tuvo que prestarapoyo en el combate de MonteLongdon: “Llegamos después de unllano, y de ahí no se podía avanzarmás. Hasta el 14 de junio los tuvi-mos a los ingleses siempre a 50metros. Se llegó hasta el pie delmonte, y se escuchaba a la artilleríanuestra que tiraba desde Puerto

Argentino hacia el monte y despuésla devolución de los ingleses; noso-tros siempre en el medio”.

Monte Longdon, un lugar estraté-gico por ser uno de los puntos máselevados de la geografía malvinense,fue testigo de la batalla más san-grienta. Allí, entre argentinos eingleses, perdieron la vida 52 perso-nas. Quedó en manos inglesasdurante la mañana del 12 de junio:“En la mañana del día 12 estábamostodos quietos, no se podía movernada porque si no caía automática-mente un proyectil. Se esperaba lallegada de la noche para poder rea-gruparse o replegarse. Así fue todohasta el 14. A la noche tratábamosde resistir el avance de los mismosingleses. Yo creo que estuve en ellugar ideal para morir, pero no erami hora”.

Sabiendo de la rendición, Ricardoy sus compañeros tomaron concien-cia de que se aproximaba el momen-to de volver sus hogares: “Era elpunto final de algo que no se sopor-

taba; estuvimos mucho tiempo espe-rando un desenlace. Era duro nopoder dormir esperando el choque.Nosotros queríamos volver paraestar con nuestras familias”, y luegorecuerda el recibimiento en BuenosAires: “Estaba mi familia, me puse allorar al ver a mi papá, después no via nadie más”.

La historia dice que el Regimien-to 7 fue el más castigado y uno de losmás valientes; Ricardo siente eseorgullo: “yo creo que tuve la capaci-tación para ir. Si en las instruccionesme habían dicho que tenía que hacerun pozo de 40 cm, yo lo hice de 80.No me gusta que me digan que fuiun chico sin experiencia, nadie estápreparado para una guerra cuando

no la vivió. Después de que unoempieza a sentir temor, ese mismotemor se transforma en valentía y ahíes cuando uno trata de hacer lo quesabe”.

Cuándo se le pregunta a Ricardoqué significa Malvinas para él,inmediatamente se emociona yexpresa: “me siento orgulloso dehaber formado parte de nuestra his-toria, de haber recuperado otrotramo más para seguir exigiendonuestro derecho sobre Malvinas. Esuna vida. Yo creo que no debe haberveterano que no recuerde en algúnmomento del día a Malvinas. Mimayor homenaje como veteranosería que el día que yo muera misrestos vayan a las Islas”

“Desearía que hiciera llegara la maestra de 3ro D estemensaje para mis alumnos:A mis queridos alumnos de3ro D:No hemos tenido tiempopara despedirnos y eso me hatenido preocupado muchasnoches aquí en Malvinas,donde me encuentrocumpliendo mi labor desoldado: defender laBandera.Espero que ustedes no sepreocupen mucho por míporque muy pronto vamos aestar juntos nuevamente yvamos a cerrar los ojos y nosvamos a subir a nuestroinmenso Cóndor y le vamosa decir que nos lleve a todosal país de los cuentos quecomo ustedes saben quedamuy cerca de las Malvinas.Y ahora, como el maestroconoce muy bien las Islas, nonos vamos a perder.Chicos: quiero que sepan quea las noches, cuando meacuesto, cierro los ojos y veo

cada una de sus caritasriendo y jugando; cuando meduermo, sueño que estoy conustedes.Quiero que se pongan muycontentos porque su maestroes un soldado que los quierey los extraña.Ahora sólo le pido a Diosvolver pronto con ustedes.Muchos cariños de sumaestro que nunca se olvidade ustedes.Afectuosamente, Julio

CARTA DEL MAESTRO JULIO CAO A SUS ALUMNOS

“Sacábamos valentía de dondeno sabíamos que estaba”

Testimonio del ex Soldado Clase 62 Ricardo Castro

El combate de Wireless RidgeDespués de combatir bravamente en Monte Long-

don, el RI 7 se replegó con parte de las compa-ñías “A” y “C” a Wireless Ridge. El 13 de junio lasposiciones argentinas fueron batidas por intenso fuegode artillería y morteros. El Regimiento quedó práctica-mente incomunicado a causa de interferencias radioe-léctricas y corte de líneas alámbricas. Los efectivosbritánicos del 2 de Paracaidistas, apoyados por tan-ques livianos Scorpión y Cimitar y un pelotón de ame-tralladoras y lanzamisiles portátiles Milan del 3 deParacaidistas se dispusieron al asalto final. Pero alavanzar, se encontraron con el cañoneo de nuestros155 mm. Las compañías “A” y “B” del 2 de Paracai-distas atacaron las primeras líneas defensivas del RI 7.Con la noche, un diluvio de fuego proveniente de laartillería naval, de campaña, morteros y granadas defósforo se abatió sobre los defensores argentinos. Unaa una las posiciones nacionales fueron eliminadas. Labatería del GADA 101, ubicada en la península deCamber, abrió violento fuego con sus cañones de 35mm. A su vez, la Compañía “A” del RI 3 y la Compa-ñía “B” del RI 6 batieron con fuego de morteros elMonte Londgon, lugar desde donde llegaba intensofuego enemigo. A la luz de las bengalas, el escuadrónde Exploración de Caballería Blindada 10, que defen-día el sector Oeste, entabló duro combate con la Com-pañía “D” del 2 de Paracaidistas británico. Paralela-mente, los ingleses habían conseguido desalojar a losefectivos del RI 7 de la altura, por lo que los argentinosdebieron replegarse y reagrupar sus castigadas tropasen lo alto de la sierra. Con la intención de destruir labatería del GADA 101 allí ubicada, comandos ingle-ses desembarcaron en Camber, pero fueron barridospor el fuego antiaéreo nacional y debieron retirarseprecipitadamente. Efectivos de las Compañías deComandos 601 y 602 y de Gendarmería Nacional par-tieron hacía Camber para enfrentar a los británicos,pero estos ya se habían retirado. Entonces, para apo-yarlo, tomaron posiciones en el flanco derecho del RI7. Para ese entonces el RI 7 estaba al borde del colap-

so. El Esc Expl CBI 10 se desplazó para reforzar al RI7 y en esas circunstancias chocó contra los Blues andRoyal ingleses -Escuadrón blindado- enfrascándoseambas fuerzas en una enconada lucha. La situación enWireless Ridge se estabilizó y durante horas hubomúltiples combates cuerpo a cuerpo. Los británicos nolograban avanzar. Efectivos del RI 25 y el RI 6 partie-ron hacía Moody Brook para sumar su poder de fuegoa la defensa. A las 3 de la madrugada, los inglesesdesataron el ataque final. La Compañía “D” del 2 deParacaidistas avanzó sobre el flanco izquierdo del RI7 y del Esc Exp CBI 10, sometiéndolos a un devasta-dor ataque envolvente merced a su artillería y lasembestidas de sus tropas. La Compañía “A” del RI 3contraatacó sobre la ladera Oeste del Wireless parapermitir el repliegue de los efectivos nacionales en esazona. Cruzaron el arroyo Moody y entablaron luchacuerpo a cuerpo con armas portátiles y granadas con-tra los ingleses, que, para entonces ya tenían en supoder casi todo Wireless Ridge. Entretanto, el Esc ExpCBI 10 estaba cercado por enemigo que avanzabaarrojando granadas comunes y granadas de fósforo. Laprimera Sección del Escuadrón fue exterminada y elresto debió replegarse. Ya los argentinos se habíanretirado masivamente y para las 7 de la mañana del 13de junio el combate había concluido

(Fuente: Informe Oficial del Ejército Argentino - Conflicto Malvinas)

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ABRIL DE 201230

SOLDADOS DE BLANCO

1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

n 1982, el hoy Director delHospital Militar Central,General de Sanidad DoctorJuan Carlos Adjigogovictenía 28 años. En ese enton-ces, en plena Guerra de Mal-

vinas, su misión fue la de organizarla Sanidad en Puerto Argentino. EraTeniente Primero Médico cuandorecibió la noticia de la recuperaciónde las Islas. Y como prácticamentetodo argentino, que desde chicorecibió la enseñanza de que “lasMalvinas son argentinas”, la alegríay la euforia lo invadió por completo.“Lo que era un deseo de toda la vidase había hecho, casi de forma mila-grosa, realidad”.

Muchísima actividad continuó alanuncio de que partiría con rumbo aaquella tierra desconocida peroargentina en el convencimiento detodo un país. En aquel entonces,Adjigogovic era el Jefe de Sanidaddel Regimiento de Infantería Meca-nizado 12, ubicado en la ciudad deMercedes, Provincia de Corrientes.“El día que cruzamos era el cumple-años de mi mamá. Así que antes departir, la llamé por teléfono y leavisé que me iba a las Islas. Nuestraunidad fue cruzando por partes, endiferentes vuelos. Yo lo hice el 25de abril a la noche, una noche muycerrada. Luego, recién por la maña-na vimos el archipiélago de las Mal-vinas. Inmediatamente nos traslada-

ron en camiones a Puerto Argenti-no”, relató.

La entrada en escenaLa bienvenida no fue de lo más

cálida. El frío era algo como nuncahabía sentido, pero el General aúnse muestra sorprendido ante unfenómeno de la condición humana:la capacidad de adaptación. “Lasprimeras noches, pensaba quemucho más no aguantaríamos enesa condición. Veía a los soldadoschaqueños y correntinos y pensabaque se morirían de frío. Con el tiem-po, seguíamos teniendo frío perohabíamos comenzado a adaptar-nos”.

El 27 de abril, fueron trasladadosa 10 km de Puerto Argentino y seinstalaron en la ladera de un cerro.“El 1º de mayo se produjo el primerataque y desde nuestra posiciónpudimos ver cómo la defensa antia-érea producía explosiones en el aire.También había sido el primer ataqueen Darwin y nos llevaron en heli-cóptero hasta allá. Cuando llega-mos, había una instalación de sani-dad de Fuerza Aérea, con dos médi-cos con suboficiales y un soldado.Nos juntamos e hicimos un solo ser-vicio y seguimos trabajando en eselugar”, recordó.

En una casa de Pradera del Gansose había instalado una enfermería.Al arribar allí, y mientras el Tenien-te Primero recorría el lugar con unode los médicos, se produjo sobre esazona el segundo ataque aéreo.Abruptamente el penetrante sonidode una sirena sorprendió a todos.Había disparos y explosiones y, enmedio del caos, Adjigogovic avistóun avión negro prendido fuego queparecía dirigirse hacia el punto endonde estaban. “Hicimos cuerpo atierra y esperamos. Fueron sólounos segundos, que parecieronmucho más. Al levantarme, pudever los restos del avión que habíacaído. Al instante, un oficial de laFuerza Aérea que andaba en unvehículo me pidió que lo acompaña-ra porque habían lanzado una

bomba y cayó en la carpa dondeestaban sus soldados y temía quehubiesen matado a todos. Cuandollegamos, la carpa estaba incendiadapero no había nadie dentro, porsuerte, porque todos habían salido ahigienizarse. En ese ataque no tuvi-mos ni siquiera heridos. Finalmente,volví para certificar la muerte delpiloto”.

El siguiente destino fue Darwin,zona hacia la que se movilizó conalgunos soldados y un Grupo deIntendencia. Se instalaron en unestablo y allí estuvieron hasta el 28de abril, cuando se produjo el ataquefinal a las 2 am. Antes de que ama-neciera, el encargado de la Compa-ñía A, que estaba más al Norte, fuea avisarles que las posiciones habíansido superadas y que de no trasla-darse de ese lugar quedarían en laretaguardia.

El avance inglés ya había comen-zado y, a medida que se producía, seiban levantando los heridos deambos bandos. Adjigogovic y sugrupo se desplazaron para instalarseen una carpa. “El problema es queestábamos sin comunicaciones y nopodíamos saber qué estaba pasando.Fueron apareciendo algunos heridosmenores, la mayoría por esquirlasde morteros. Una vez más, nosreplegamos y fuimos a la ciudad. Se

produjeron ataques aéreos y sus res-pectivos contraataques, y con cadauno de ellos, buscábamos a los heri-dos con un vehículo que nos facili-taron hasta que nos encontramoscon los ingleses. Sólo hicieron dis-paros al aire al vernos, con el fin deamedrentarnos, me imagino, porhaber visto la cruz roja del vehículo.Regresamos al pueblo y a partir deahí quedamos rodeados en esazona”. A la noche se ordenó el altoel fuego y a la mañana siguiente seconcretó la rendición.

Servicio al prójimo y a la PatriaEl Teniente Primero Médico y su

equipo fueron tomados prisionerosy los confinaron dentro de un esta-blo. A los médicos, les propusieronir a San Carlos para atender a losheridos propios, pero también alenemigo. “Los pertenecientes aFuerza Aérea aceptaron y yo mequedé porque el grueso de mi equi-po estaba en Pradera del Ganso. Nome podía ir y dejar mi gente. Asíque nos quedamos poco más de unasemana como prisioneros. Final-mente, nos trasladaron a San Carlos,nos embarcaron y nos entregaron enMontevideo antes de que finalizar laguerra. Fuimos los primeros en sertomados prisioneros”.

Durante Malvinas, las afecciones

La Sanidad en combate

E

La labor de nuestros “soldados de blanco”

Hospital Militar Malvinas

B ajo conducción conjunta,el Centro InterfuerzasMilitar Malvinas (Hospi-

tal de Puerto Argentino) teníacomo jefe al Mayor Enrique Ceva-llos. Contaba con 122 efectivos -45 médicos (28 del EA-EjércitoArgentino), 4 bioquímicos (2 delEA), 2 farmacéuticos (del EA), 26enfermeros y 25 soldados. Dispo-nía de servicios de radiología,laboratorio, seis mesas de opera-ciones, seis camas de cuidadointensivo, cinco camillas de reani-mación y clasificación de heridos.Tenía una capacidad de interna-ción de 70 pacientes, que luego seampliaron a 146 con el agregadode una tienda de campaña y laocupación de una casa adyacenteal edificio, que originariamenteera una escuela local a la que seeligió porque contaba con sistemade calefacción. Asimismo, habíauna “carpa necrológica”, en la quese depositaban los cuerpos de lossoldados fallecidos. Las especiali-dades del personal médico delEjército Argentino del HospitalInterfuerzas eran: 12 médicos clí-nicos, 6 anestesistas, 3 cirujanos

generales, 4 traumatólogos, 2 neu-rocirujanos, 1 cirujano vascular.

Seis enfermeras en MalvinasDebe destacarse la presencia de

enfermeras, personal civil bajosupervisión del Ejército en lasIslas Malvinas; cabe recordar querecién a finales de 1982 egresaríala primera promoción de enferme-ras militares. Unas veinte de ellasse ofrecieron como voluntariasante el requerimiento de que senecesitaban instrumentadoras qui-rúrgicas para Puerto Argentino,con el fin de auxiliar a los ciruja-nos que operaban a la gran canti-dad de heridos que llegaban de loscampos de batalla. De las veinteque se postulaban, seis fueronaceptadas y embarcaron en elbuque -transformado en hospital-Almirante Irizar. Ellas eran: MaríaMarta Leme, Susana Masa, Ceci-lia Ricchieri, María Angélica Sen-des, Norma Navarro y SilviaBarrera

(Fuente: Informe Oficial delEjército Argentino

- Conflicto Malvinas)

“Durante la guerra, laspersonas se muestranverdaderamente comoson y los soldados sesinceraban connosotros”

Un médico no sólo atiende a heridos. Brindaademás otro tipo de asistencia, que en la guerra sehace más visible que nunca. En los miembros de laSanidad Militar, los soldados encuentran el apoyo yla contención para mitigar los miedos que sedesbordan en la batalla y la medicina en combaterequiere de acciones rápidas, eficientes y heroicas

General de Sanidad Juan Carlos Adjigogovic

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ABRIL DE 2012 31

más comunes fueron pie de trinche-ra, congelamiento de dedos, infec-ciones en la piel, anginas, neumopa-tías, otitis medias supurantes, mico-sis de piel, infecciones urinarias,apendicitis aguda y desnutrición. Lamayoría de los heridos lo fueron porproyectiles de baja velocidad oesquirlas de munición de artillería yde bombardeo aéreo.

Al recordar el arduo trabajo quese presentó durante la Guerra,Adjigogovic pensaba que lamisión de los médicos y enferme-ros se asemejaba en parte al de loscuras. Recorrían las posiciones,charlaban con los heridos, losaconsejaban y en respuesta a esorecibían sinceramiento. La tran-quilidad que brinda tener a la Sani-dad cerca es indescriptible para elherido de guerra. “Cuánto más crí-tica era la situación, más se necesi-ta hablar, y allí las personas se

muestran verdaderamente comoson. Nosotros éramos un equipo detrabajo, compañeros y camaradas.La contención era mutua y a veceslos médicos también necesitába-mos expresar lo que sentíamos enaquellos momentos”.

La angustia que más envolvía aljoven médico era la sensación deser necesitado y no saberlo, por lasescasas comunicaciones, cuando suRegimiento se encontraba en com-bate. Pero esos sentimientos hoy secompensan con la alegría de haberpodido participado en la contienda,de haber tocado suelo malvinero yprestar el servicio que todo soldadoaspira. “Jamás había pensado queiría a una guerra, pero realmentefuimos verdaderos afortunados.Todos queríamos ir a las Islas Mal-vinas. Era el sueño del pibe. Hoypuedo decir que soy un agradecidode ser veterano. Es algo mío”

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s una de las pocas mujeresargentinas que hoy puedenadjudicarse la condición deVeterana de Guerra de Mal-vinas. Y como si fuerapoco, también portadora deuna Medalla al Valor,

diplomas y condecoraciones. Lahistoria comienza así: con tan sólo22 años, Silvia Barrera se ofreciósin vacilar como voluntaria a bordodel buque Almirtante Irízar, paratrabajar como instrumentadora. “Esque desde el jardín de infantes nosinculcaron que las Malvinas sonargentinas y de eso no había discu-sión”, afirmó. Así que aquel 2 deabril de 1982 y ante un pedido seanotó; la solicitud se hizo efectivael 5 de junio, cuando a las 8 am leavisaron que tendría que partir porla tarde del día siguiente. El tiempole alcanzó sólo para juntar sus cosasy cortarse el pelo.

Silvia era personal civil del Ejér-cito y trabajaba en el Hospital Mili-tar Central como instrumentadora.A pesar de provenir de familia mili-tar, poco sabía de borceguíes, uni-forme y jerarquías. Pero la convic-ción la llevó a calzarse el verde ypartir junto a sus cinco compañeras-Susana Maza, María MartaLemme, Norma Navarro, MaríaCecilia Ricchieri y María Angéli-ca Sendes- rumbo al Atlántico Sur.“Llegamos en pleno bombardeo,justo después del hundimiento delCrucero General Belgrano. Unosdías después, empezaron los ata-ques fuertes a las Islas”, recordóSilvia.

Las mujeres se instalaron en elbuque Almirante Irízar, que funcio-naba como hospital. Allí, brindaronapoyo a médicos y enfermeros deFuerza Aérea. “Hay una vieja cre-encia que dice que los curas y lasmujeres en los barcos traen malasuerte. Eso, sumado a que los mili-tares de carrera no estaban acos-tumbrados a trabajar con mujeres,hizo que al principio nos sintiéra-mos un poco como extraterrestres”,contó con humor.

Y así comenzaron su actividad.Dentro de la instrumentación qui-rúrgica hay distintas especialidades.Silvia se desempeñaba en urologíay cirugía general y las demás sedividieron en cirugía general y car-diovascular, traumatología, oftal-mología. De acuerdo con la espe-cialidad, fueron asignadas a deter-minadas partes del buque. Habíaáreas de terapia intermedia e inten-siva, los quirófanos, y en la cubiertase iba a hacer el triage, que implicala clasificación del herido según laprioridad de atención. Esa funciónle tocó a Susana Maza.

Asignatura pendienteOriginalmente, las jóvenes esta-

ban destinadas a reforzar el Hospi-tal Militar Malvinas. Por cuestio-nes operativas, debieron quedarseen el buque.

“Fuimos a Malvinas como volun-

tarias, porque amamos nuestra pro-fesión. Entonces, al llegar y ver queno podíamos bajar, nos pusimos untanto rebeldes. Pero, a fin de cuen-tas, una orden es una orden y nopodía haber discusión. A pesar deser civiles, la acatamos y nos dedi-camos a trabajar mano a mano conla gente de la Armada. Pero pisarsuelo malvinero es una asignaturaque nos queda por cumplir”, contóy aseguró que hoy, luego de 30años, siguen siendo bastante indo-mables como en ese entonces.

“El buque estaba muy bien pre-parado y con una de mis compañe-ras, Cecilia Ricchieri, nos dedica-mos a ayudar a los suboficiales aseparar el instrumental”, dijo, mien-tras venía a su memoria el momen-to en que se dio cuenta de que esta-ba en una guerra. El cielo, repenti-namente, se atestó de luces queparecían fuegos artificiales extra-ños. Silvia dijo que se sentía comoen una película, pero lo que verda-deramente ocurría era un bombar-deo. Así comenzaron a pasarse elúnico visor nocturno que había enel buque, para ver lo que estabaocurriendo.

A pesar de ser “chicas difíciles”no pudieron evitar darle paso a lasensibilidad humana y así, eleván-dose a la altura de las circunstan-cias, las mujeres terminaron siendoun importante sostén para los solda-dos y la tripulación del buque. Esque Silvia, al igual que las demásinstrumentadoras -pero a diferenciade las enfermeras-, no solía tenercontacto con los pacientes, que enuna sala de cirugía ingresan dormi-dos. Pero sí lo tuvieron en Malvi-nas, durante los veinte días a bordodel buque. “Cuando el hombre estáherido, ve en toda mujer a la madre,la hermana, la novia. Habían estadoinmersos en un clima muy hostil,algunos de ellos estuvieron setentadías en al trinchera. Nos hablabande su vida en el continente, de susafectos, pero nunca de lo que habí-an sufrido”.

La rendición fue inminente y,además de la congoja que implica-ba, también fue un desafío para lasmujeres. “Para un militar de carre-ra, el cese del fuego fue un golpemuy fuerte. Nosotras éramos chi-cas, éramos las únicas mujeres, yesa noche nos repartimos para tra-tar de contener tanto a los soldadoscomo a la tripulación, muy decaí-dos por el anuncio. Y ellos a su veznos contenían a nosotras. Era algomutuo”, dijo mientras recordaba laimagen de la guerra que quedó

impregnada en su retina. Las tro-pas que bajaban del monte, abati-das, dejaban sus armas, uno poruno. Allí Silvia realmente tomóconciencia de que la guerra habíaterminado. Pero no hubo tiempopara sollozos y lamentos; inmedia-tamente debió comenzar la eva-cuación del hospital. Un trabajointenso que les llevó cuatro díasrealizarlo, bajo la condición de pri-sioneros de guerra. Y finalmente,organizar la vuelta a ComodoroRivadavia.

Luego de treinta años, Silviaasegura que Malvinas le dejó sussecuelas, como en todo Veteranode Guerra. Además de tener quelidiar con momentos muy fuertes,

las instrumentadoras también tení-an que hacer guardias que implica-ban dormir poco, lo que generótrastornos del sueño que muchasde ellas acarrean hoy en día. Peronada de eso impide sentir la satis-facción de haberse ofrecido por suPatria y de sentirse parte de una“banda de hermanos”.

“En todo este tiempo, meencontré con un solo soldado quedijo que no iba a volver nunca mása Malvinas. Pero después, todosvan a decir lo mismo. A pesar deque sufrieron frío y hambre, que esuna cuestión propia de la guerra yde todas las guerras, el orgullo dehaber peleado, de haber ido eincluso de haber perdido se com-

pensa con esa experiencia, hayasido mala o buena. Hasta los quequedaron heridos de la peor mane-ra, todos quieren volver. Malvinases un sentimiento que ya está ennosotros”, expresó con convicción.

Hoy en día Silvia recuerdacomo su padre le preguntaba siaguantaría, ya que sus únicas preo-cupaciones eran pintarse las uñas eir a bailar. Y sus hijas le dicen quedecidió ir en un afán de cumplir lafantasía de encontrarse a algúnCary Grant, actor estadounidenseque interpretaba papeles bélicos.“No entienden cómo tomé esadecisión. Pero a Malvinas, yo vol-vería una y mil veces más. De esoestoy segura”

ABRIL DE 201232 1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

“Pisar suelo malvineroes una asignatura quenos queda por cumplir”

“Volvería una y mil veces más”

E

Testimonio de la instrumentadora quirúrgica Silvia Barrera

Ella es una de las seis mujeres que participaron voluntariamente en la contienda bélica porlas Islas Malvinas. Poco se conoce de la actividad de estas heroínas que se desempeñarona bordo del Rompehielos Irízar. A continuación, memorias de una Veterana de Guerra

SOLDADOS DE BLANCO

Page 33: MALVINAS 30 años. 50 testimonios

ABRIL DE 2012 33

ui soldado conscrip-to durante la Guerrade Malvinas, tenía25 años. Había pedi-do una prórroga yaque estaba estudian-do medicina y cuan-

do me recibí hice el ServicioMilitar Obligatorio en el Regi-miento de Infantería Mecanizado25, en la localidad de Sarmiento,Provincia de Chubut.

El 30 de marzo de 1982 meencontraba de licencia y llega a micasa un telegrama en el que se meconvocaba a presentarme en miUnidad; tenía tres días para hacerlo,de lo contrario, sería declaradodesertor. Cuando arribé, había unclima de tensión, preparativos. Erael 2 de abril; ahí me entero de quemi Unidad ya estaba en Malvinas.

El jefe del Regimiento dijo quese necesitaban médicos y me pidióque fuera. Fue un motivo de orgulloque me lo haya solicitado especial-mente. Sentí que tenía que ir y lohacía con el más alto honor, aunquepoco seguro de lo que fuera a ocu-

rrir. Posiblemente, pensaba, vamosa entrar en guerra.

En el viaje a las Islas, la “chan-cha” –como se le llamaba al Hércu-les- se movía tanto por el viento quepensé inmediatamente ‘ya estamosen guerra’. Apenas arribé, fui direc-to a presentarme ante mi jefe deregimiento; me abrazó y me dijo‘Bienvenido, mi querido doctor”.

Me instalé en una pequeña vete-rinaria donde trabajé junto a unmeteorólogo que era kelper.Recuerdo que me dijo: ‘Ellos soningleses, ustedes argentinos y noso-tros somos kelpers’, queriendo dife-renciarse. Un día, su hija habíadesarrollado anginas y me ofrecítratarla. Él estaba muy agradecidoporque la había curado, ya que lamedicina era allí muy precaria, yme invitó a su casa para que pudieradarme un baño y tener una ricacena. Fue maravilloso; conocí atoda su familia. Esa fue una de lastres veces que me bañé en las Islas.

De la veterinaria, nos traslada-mos a un gallinero en el que estuvi-mos dos días. Finalmente, avanza-

mos hacia la posición donde se con-solidó la enfermería. Hicimos elpozo, del que estaba muy orgullosoporque me salvó la vida. Las bom-bas caían tan cerca que parecíanencima nuestro, pero estaba tansólidamente construido y protegidoque logramos sobrevivir. Era unespacio glorioso. Allí, colocamoslos medicamentos más urgentescomo sueros, morfina y vendas.Después incorporamos antiespas-módicos, antidiarreicos, vendajespara trinchera, heridas de piel y, porsupuesto, buscamos tener buenosespacios para camillas. Más allá deque el pozo era muy bueno, yosiempre sentí que estaba protegidopor un aura, algo especial. Creomucho en Dios, me sentí protegido.Sin embargo, uno se sentía muysolo a pesar de estar con gente. Hoymiro hacia atrás y no puedo enten-der cómo pude sobrellevar esassituaciones. Por imprudencia, notenía muy claro qué podía pasarme.

Una vez, hubo un bombardeo tanferoz que no podíamos pasar a lacocina para llevar alimento a los

soldados. Cuando logramos llegar alas posiciones, la cara de alegría delos soldados era impresionante por-que les llegaba la comida, la ayudaespiritual y el médico. Era un día degloria. Estaba feliz. Me manteníaocupado, sin pensar demasiado enlo que ocurría alrededor. Les dába-mos fuerza y aliento, siempre concariño.

Los soldados no podían estar sinmédico. Eso lo aprendí un poco delPadre Vicente. Él hacía de enferme-ro mío y yo de monaguillo. Me ayu-daba mucho cuando mi espíritudecaía. Necesitaban afecto, alguienque les dijera algo. Nosotros, queéramos los mas viejos, tratábamosde distribuir ese afecto. Eso mehizo sentir bien, me hizo sobrelle-var la guerra, me sentí útil. Podríadecir que en la guerra fui soldado ydoctor. Nos habíamos transformadoen una familia; era un fenómeno decomuniones humanas.

El día de la Jura de la Banderafue tremendo. Fue uno de los actosmás maravillosos que presencié enmi vida. La voz trémula y agiganta-da del ‘Sí, juro’ fue tremenda, casitanto como el bombardeo que reci-bíamos. No podíamos menos que

lagrimear. Nosotros estábamos ennuestra tierra, teníamos que defen-derla, y a nuestra Bandera. Hoycualquiera de los veteranos de gue-rra te dirían que volverían a la islasa defenderlas. Hay una sensaciónde pertenencia indescriptible.

Por eso, el final de la guerra nossorprendió a todos. No lo podíamoscreer. Pasamos del ruido, el fuego,el horror de la guerra a la nada. Esesilencio de repente fue filoso, comoel puñal más asesino. Alguien habíaescuchado que se había acabado laguerra y todos exclamábamos:‘¡¿Cómo que nos rendimos?!’.

Creo que hoy a la distancia,pienso que podría haber actuadocomo soldado, hubiera empuñadoel arma si hubiese sido necesario.Pero era el médico, debía actuarcomo tal y me metí mucho en esepapel. Estoy orgulloso de lo quehice y lo volvería a hacer. Fue elmomento más dramático de mivida, pero nunca volví a conocergente como en Malvinas. Tuvimosunos soldados maravillosos de 18años, con un comportamientoimpecable. Realizaron tantos actosde amor por la Patria; fueron ver-daderos valientes

“En la guerra, fui soldado y doctor”Testimonio del ex Soldado Médico Clase 57 Rubén Brodsky

“F

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urante la Guerra deMalvinas y con el gradode Subteniente, el hoyCoronel Dardo JoséForti, actualmente des-tinado en la DirecciónGeneral del Servicio

Logístico para la Defensa, sedesempeñó en las filas del Regi-miento Mecanizado 3 con asientode paz en La Tablada, Provincia deBuenos Aires. Perteneciente a laEspecialidad de Intendencia, allí enese especial terreno y en 1982entendió perfectamente que elsoporte del espíritu está en la carney que cualquier desvelo estaba jus-tificado para mantener en alto lamoral de los combatientes.

“Aquel 2 de abril, cuando nos des-pertamos, fue emocionante saber quedespués de casi 150 años recuperába-mos las Malvinas. Yo recién llegabaa La Tablada, estaba destinado en elRegimiento de Infantería Mecaniza-do 3. En un principio, había muchaincertidumbre en todos nosotros,hasta que llegó la hora de partir.

En unos días y con una algarabíaimpresionante del pueblo de LaTablada, que acompañaba a los sol-dados, armamos el Regimiento.

Yo me encontraba a 300 km dedonde vivían mis padres, de modoque no tuve tiempo de ir a despedir-

me personalmente; los llamé telefó-nicamente y le dije a mi madre: “Note preocupes, vamos y volvemos”.

-¿Tan fácil se creyó en esosmomentos que se resolvería el con-flicto?

-Aunque ahora parezca mentira,así fue. Al principio no parecía algotan serio; la sensación popular eraque Gran Bretaña no iba a reaccio-nar, que no mandaría su flota ni asus soldados.

-¿Qué recuerda de aquel día enque pisó por primera vez suelo mal-vinero?

-El día que llegué a Malvinas fueimposible de olvidar para mí. Viaja-mos un martes 13 a las 13 y derriba-mos el antiguo mito de “No te casesni te embarques”. El cruce desdeRío Gallegos fue impecable y sentíque era muy emocionante viajarcon los soldados, en un avión sinasientos, espalda contra espalda.Éramos aproximadamente unos milefectivos y fue impactante poderver las islas desde el aire, tal comouno las ve en el mapa. Pero cuandollegamos a Puerto Argentino,empezamos a comprender que lasituación era un poco más complejade lo que creíamos. Éramos el Regi-miento más grande. Nos prepara-mos en las zonas aledañas al pue-blo, hasta que al día siguiente orga-

nizaron la distribución de efectivosen el terreno. El Regimiento estabadesplegado en un frente de 10 kiló-metros. Nuestra tarea era la logísti-ca y presentaba todo un desafío.Alimentar a mil hombres no estarea fácil. Todos querían comer almismo momento, y que esa comidaestuviera caliente, que no faltaraagua, etcétera. Con los días, fuimosorganizándonos mejor.

-¿Qué implica la logística? -La logística implica suministrar

comida, agua, calzado, ropa dóndey cuándo se necesite. Hay que estardetrás del soldado las 24 hs del día.Pero en Malvinas todo se complicó,porque eran muchas las distancias,muchos hombres y escasos elemen-tos logísticos, sumado al ambientegeográfico que era muy particular.

-¿Todo cambió con los primerosataques ingleses?

-Hasta el 1º de mayo todavía esta-ba en la conciencia colectiva de lossoldados la sensación de que nadaiba a ocurrir. Había soldados míosque no querían hacer el “pozo dezorro”, porque realmente no toma-ban en serio la posibilidad de un ata-que enemigo. Hay una divisiónimportante entre el período desde latoma de Malvinas hasta el 1º demayo. Pero ese día, cuando cayó laprimera bomba a la madrugada,

ABRIL DE 201234 1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

La necesaria labordesplegada porpersonal especializado

IntendenciaTeniendo como base que la dieta alimenticia para el soldado debía

proporcionar unas 4.500 calorías diarias, esto obligaba a balancear losalimentos para alcanzar dicho nivel. Algunos de los Regimientos des-plegados en Malvinas se habían movilizado desde el continente sin suscompañías de servicio y sus cocinas de campaña, por lo que dependíande los alimentos enviados desde Puerto Argentino. En Moody Brook seinstaló una cocina de campaña para el Regimiento de Infantería 7,acantonado en Monte Longdon y Wireless Ridge. Asimismo, la gober-nación dispuso la creación de una panadería en Puerto Argentino. Perotodos estos duros esfuerzos no alcanzaban para solucionar los proble-mas de abastecimiento y sólo eran paliativos. Desde el 20 de mayo sedispuso la reducción de la ración a una comida fuerte diaria y con unmenú establecido, que incluía carne de oveja, requisada, pagada y fae-nada en el Centro de Operaciones Logísticas de Puerto Argentino.

ArsenalesPara dar una idea de la labor de estos efectivos, puede mencionarse

el trabajo de los mecánicos armeros que elaboraban ajustes (soportes)para ametralladoras Browning. Una de estas armas reparadas fue insta-lada en un jeep Mercedes Benz que proporcionaba la custodia al gober-nador militar de Malvinas. Dos fueron colocadas sobre la cubierta delbarco Elma “Eguin” y dos en cada patrullero de la Prefectura NavalArgentina. El Suboficial Mayor Mecánico Armero (R) Isidro AbelVides, perteneciente al equipo del Pelotón Armamento del Grupomóvil de la Compañía Arsenales del Batallón Logístico 10 con asientode paz en Villa Martelli, brindó este testimonio. Cuenta que llegó aPuerto Argentino el 10 de abril de 1982 y con sus camaradas trabajó enla usina, porque ese lugar permitía utilizar máquinas y herramientaspesadas ya que sólo tenían herramientas portátiles de campaña yrepuestos que habían traído desde el continente para apoyar a las tropasde los Regimientos de Infantería Mecanizados 3, 6 y 7 y el Escuadrónde Exploración de Caballería Blindado 10, la Compañía de Ingenieros10 y la Compañía de Comunicaciones 10.

Este Suboficial relata que trabajaban hasta medianoche sin descansoy que muchas veces debían cubrir las ventanas del taller para evitar losreflejos que producían los chispazos de la soldadura eléctrica, ya quediariamente recibían cañoneo naval enemigo a partir de las 18 horas

(Fuente: Informe Oficial del Ejército Argentino - Conflicto Malvinas)

D

La imprescindible logística“Los ejércitos se mueven sobre sus estómagos” señaló alguna vez aquel genio militar llamado Napoleón Bonaparte.Y al dejar esta frase para la posteridad, no hizo más que resaltar lo imprescindible de la función que cumple lalogística en cualquier ejército. Efectivamente, porque cuando un soldado aguarda fusil en mano en una trinchera,debe pensarse entonces quién lo transportó hasta allí, qué manos le entregaron su ración de comida para mantenerseen pie, quiénes le entregaron su vestimenta, de cuánta munición dispone su fusil y otros temas. Y todas estaspreguntas y otras que podrían hacerse, llevan directamente a la labor de los Conductores Motoristas, del personal deIntendencia, Arsenales, mecánicos, etc. En suma, de todo lo que puede sintetizarse en la palabra logística

Testimonio del Coronel de Intendencia Dardo José Forti

APOYO DE LAS OPERACIONES

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todo cambió. Nos dimos cuenta deque la situación se complicaba. Seempezó a trabajar con otra visión,porque la logística es crucial, nece-sita de una planificación y la guerrano tiene fecha de vencimiento.Siempre que la logística fracasa,quien lo sufre es el soldado.

-¿Puede describir las dificultadesque debieron afrontar en su labor?

-Había varios problemas, PuertoArgentino no estaba preparada paraalbergar a trece mil hombres. Elagua salía de las canillas con muchí-sima deficiencia. La red no teníapotencia. Había que buscar aguapara llenar un carro aguatero. Porejemplo, uno de mil litros requeríade 2 horas para ser llenado porque lacanilla tiraba un chorro miserable.El soldado argentino tuvo que pele-ar, no sólo con el enemigo, sinotambién con un montón de circuns-tancias desfavorables que impera-ban en las Islas, como las inclemen-cias del tiempo, que eran muy signi-ficativas –el viento, la lluvia, lahumedad en las botas de combate, lacomida que llegaba fría-.

El 25 de mayo fue una mañanacon sol. Hicimos un pequeño feste-jo en nuestro sector. La logística nopuede estar cerca de la primeralínea, porque si sufre alguna caídade bomba enemiga nos quedamossin nada. Nos trasladamos a lasafueras de Puerto Argentino. Tra-bajar en algo, que todos los díastiene algo distinto para hacer y queuno ve el producto final cuando ter-mina lo hace emocionante, másentretenido. Es como que uno seolvida durante esas horas de laborde la existencia de la Guerra; tieneque hacer una tarea y la cumple.Los soldados con experiencia moti-vaban a los más nuevos a trabajar.

No teníamos tiempo de pensardemasiado en lo que iba a ocurrir.Las cosas iban a suceder o no, másallá de nuestra voluntad.

-¿Cómo se las arreglaban paracocinar en un terreno donde la leñaes casi inexistente?

-Para cocinar, empapábamos laturba en gasoil porque era toda unahazaña conseguir leña para elfuego. La situación del soldado deintendencia, en especial del Regi-miento 3, es un trabajo que requiereque el hombre sienta esa actitud deservicio, que es la virtud de las vir-tudes. Esa actitud hace que el traba-jo salga bien.

-¿Cómo fueron los tramos fina-les del conflicto?

-Después de que nos enteramosde que cayó Darwin, la situación enPuerto Argentino comenzó a serdiferente. Nosotros teníamos unserio problema desde el principio yera que no contábamos con unmedio de transporte. Yo trataba decontar a mis soldados lo que pasaba,desde la pura verdad. La franquezaes algo que se aprecia mucho entales circunstancias. Me daba cuen-ta, en el comportamiento de los sol-dados, de que ellos sentían que lacosa iba de mal en peor. La únicaventaja que teníamos nosotros, esque la cantidad de obligaciones quedebíamos cumplimentar mitigabaun poco lo que podría venir.

Cuando un jefe detecta una nece-sidad y la puede cubrir, ¡qué bien lehace al subordinado! Un día mellamó el jefe del Regimiento,Teniente Coronel David UbaldoComini, y me dijo: “Los vi trabajar,cómo pelean día a día, lo difícil quees traer los víveres desde MoodyBrook, conseguir un vehículo. Asíque he decidido darles mi jeep y el

conductor”. Pueden imagínarse loque fue llegar al “rancho” con unjeep Mercedes Benz. Fue un golpede alegría, una motivación increíblepara todos nosotros. Nos quedamoscon el jeep hasta que terminó laguerra y el Teniente Coronel sequedó de a pie. Ese fue un gestoque nos motivó muchísimo y nosdio más ganas de trabajar. Los sol-dados aplaudían cuando llegamosen el vehículo.

Después de Darwin, la situaciónse complicó. Logísticamente hablan-do estaba todo más o menos igual,pero llegó una orden muy especialque me costó resolver. El Jefe deRegimiento me informó que laCompañía “A” se iba a desplazarcon destino a la primera línea, a lazona de Tumbledown, para detenerel avance inglés y necesitaban unequipo de “rancho” que los acom-pañara con comida y con agua.“Elíjalos y dentro de seis horassalen”, me dijo. Yo pensaba, ¿aquién elijo? Van a estar yendo a lamismísima guerra, a un infierno.Tengo treinta soldados y cuatrosuboficiales. Yo era Subteniente enel tercer año. Le pregunté al

Teniente Coronel si podía elegirvoluntarios ( y me autorizó) porqueera una situación muy difícil. Lestenía que decir la verdad, que iban air al epicentro de la batalla.

Así que finalmente les relaté amis hombres lo que estaba pasandoy que tres soldados y un suboficialtendrían que ir hacia Tumbledown.La mayoría deberíamos permanecerdonde estaba el grueso del Regi-miento. Pregunté si había volunta-rios. Los segundos y los minutosparecían horas, se hizo un gransilencio y al recordarlo, me emocio-na cómo el Soldado Heredia levantóla mano y dijo: “voy yo, mi Subte-niente”. Al ratito, el Soldado Díaz yfinalmente el Soldado Romerohicieron lo mismo. Después de estadecisión, todos rompieron en unaplauso impresionante, fue muyemocionante ver eso. Todos ofre-cieron un verdadero ejemplo. Elmejor recurso que funcionó en laGuerra de Malvinas fue el humano.Mis soldados, todos tuvieron tareaspara hacer, por más pequeña quefuera. El entusiasmo con el que sedesempeñó el soldado, que habíasalido de un asentamiento de paz,

aterrizó en Malvinas y trabajó 74días sin descanso, es para recono-cerlo y admirarlo. Había una moti-vación que contagiaba; daba gustoen ese sentido. Surgía creatividadpara hacer fuego, para hacer lacomida, para hacerla más rica.Hubo una actitud increíble, que creofue la virtud de las virtudes, que elsoldado tuviera ganas de trabajarhasta el último día. En nuestro caso,nos permitió cumplir con la tarea.

-¿Cómo fue el regreso?-Al volver de Malvinas, nos reci-

bieron en Puerto Madryn. Llorába-mos de la emoción. El afecto quenos mostró la gente fue increíble.Después, en Buenos Aires, el reen-cuentro con los afectos familiares.Durante la guerra, la comunicaciónno era muy buena con las familiasy, además, había mucha incerti-dumbre. En el continente nos mos-traron su adhesión y nos dimoscuenta cabal de que nuestro pueblohabía asumido perfectamente todoel sacrificio que habíamos realizadoen las islas. Y fue bueno sentirsereconocido, valorado. A través delmar y la distancia sus corazonesestaban con nosotros”

ABRIL DE 2012 35

“Cuando cayó la primera bomba a la madrugada, todo cambió.Nos dimos cuenta de que la situación se complicaba. Se empezóa trabajar con otra visión, porque la logística es crucial, necesitade una planificación y la guerra no tiene fecha de vencimiento.Siempre que la logística fracasa, quien lo sufre es el soldado”

Malvinas lleguéel día 13, alrede-dor de las cuatrode la tarde. Perte-necía a la Compa-ñía de Comandodel RI 3, era Con-

ductor Motorista, pero no teníavehículo a cargo. Mi suerte cambiócuando el Teniente Coronel DavidUbaldo Comini, jefe del Regimien-to, le entregó un jeep al SubtenienteForti, de Intendencia, quien estabacargo del “rancho” de la tropa. Medesignaron para conductor de ese

jeep y así comencé a recorrer la islatransportando heridos, agua, ali-mentos, armamentos; lo que fuera.En cierta oportunidad, mientrasefectuaba uno de esos viajes, encompañía del Soldado ConscriptoGalíndez (habíamos partido dePuerto Argentino) nos encontramoscon un gran camión amarillo desba-rrancado en el camino que era muysinuoso. Nos cerraba el paso. Tuvi-mos que esperar a que llegara untractor para desplazarlo. Estaba ope-rando el tractor cuando oímos elcañoneo de nuestros antiaéreos. En

esos instantes apareció un Harrier yabrió fuego contra nosotros. Tuvi-mos que arrojarnos al piso. Uno delos proyectiles picó muy cerca mío,mientras que otras balas impactabanen nuestro jeep. De milagro el jeepno explotó porque estaba cargadocon municiones… Si hubiera pasa-do eso, adiós…

En otra ocasión el Subteniente

“El orgullo de estar peleandopor una causa justa”

Testimonio del ex Soldado Clase 62 Alejandro Luis Liebana

“ASigue de la

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Forti nos dio la orden de ir a buscara un herido. Fuimos, y a unos 3 kmdel pueblo encontramos a un Subo-ficial sentado sobre una roca,ensangrentado, y cerca de él, a unSoldado de la Compañía “B” deInfantería, que, al haberse desplaza-do a través de un campo minado,había perdido una pierna. Lo carga-mos como pudimos y lo llevamosal hospital de campaña, el pobrecamarada rogaba que regresáramosa buscar su pierna. No podíamoshacer eso y como el camino eramuy escarpado y el jeep iba a lossaltos, yo sentía que todavía lo está-bamos lastimando más al pobremuchacho. Otro momento trágicofue cuando junto al Soldado Cons-cripto Olate debimos ir a buscar losrestos del Soldado ConscriptoSoria, de la Compañía de Coman-

dos y Servicios, despedazado alentrar a una casa que estaba mina-da. El Subteniente Forti nos contu-vo, nos ayudó a formar un grupounido, nos protegíamos unos a otos,estaba el miedo sí, ¿cómo negarlo?Pero también estaba la camaradería,el coraje, el orgullo de estar pelean-do por una causa justa. Y cuandoalguno comenzaba a desmoralizar-se, siempre había un compañero quelo alentaba. Sólo los que hemospasado por esos trances sabemoscuánto valen ese tipo de actitudes.No importaba si había combate,nosotros teníamos que salir a buscarheridos o a transportar municiones,etc. Nos desplazábamos constante-mente, esquivando como podíamosel fuego enemigo. Debíamos conse-guir comida, fuego, agua, abrigo;todo eso se necesitaba y allá íbamos

nosotros. El día 3 de junio cumplí años

en Malvinas y el Subteniente Fortise llegó hasta donde yo estabahaciendo guardia y me trajo unataza de chocolate caliente. ¿Cómola consiguió?, todavía para mí esoes un misterio. Pero de ese gestode generosidad jamás voy a olvi-darme. Allá en Malvinas madura-mos y nos convertimos en hom-bres que sabían lo que estabanhaciendo. Sin duda, no teníamosla experiencia de soldados profe-sionales, como los ingleses, perono nos faltaba espíritu de comba-te. Todo lo que pasó, nos hizo cre-cer mucho más como seres huma-nos. Eso es lo que en las reunio-nes, siempre comentamos con misantiguos camaradas. Y yo siempreme apoyo en ese sentimiento”

urante la guerra deMalvinas presté ser-vicios como solda-do conscripto. Metocó como destino“el rancho”. Allí medesempeñé como

chofer y distintas tareas de la cocina.En Malvinas estuve con el Subtenien-te Forti, de Intendencia. El “rancho”era mi función. No sabía lo que teníaque hacer, lo aprendí allá, fue algomuy duro, porque entré a la conscrip-ción y tuve que ir a Malvinas.

Lo que más dolió fue no poderavisarles a mis viejos en esemomento. No tenía manera decomunicarles que iba a Malvinas.Mi miedo era no poder despedirme.Pero por suerte, por medio de veci-nos que estuvieron en el cuartel,mis padres se enteraron. Así me fuimás tranquilo. Conocí a mis com-pañeros, que fueron una contenciónmuy importante para mí y paratodos nosotros.

La primera vez que pise Malvi-nas sentí la sensación de que eraalgo nuevo que quería conocer;estaba intrigado. En ese momentoestaba tranquilo y no sentía miedo.Fue después del 1º de mayo que medi cuenta de que estaba en una gue-rra, ya que empezaron los ataques;ahí comprendí que se trataba de

algo serio. En las tareas del “ran-cho” (preparación de comida parala tropa) las actividades me ocupa-ban todo el día, era constante. Sepreparaba la comida a las 9 de lamañana, con 2 cocinas que trabaja-ban a pleno y luego había que efec-tuar la limpieza. Después, a las 5 dela tarde comenzábamos a prepararnuevamente la comida. Tuvimosproblemas, como por ejemplo el delagua, que no había mucha. En Mal-vinas son aproximadamente 4.000habitantes y nosotros éramosmuchos miles más. También, tuvi-mos complicaciones con el hacerfuego. La leña que teníamos erapoca y se nos consumió en un mes.

No teníamos para encenderfuego, entonces conseguimos made-ra de los kelpers. Estos empezaron aquejarse, por lo que debimos utilizarturba, el terreno de las Islas. Estabahúmeda, así que hubo que improvi-sar y conseguir nafta JP1 de avia-ción. De esta manera, podíamostener fuego para la cocina. Siempredebía haber un soldado de 3 a 8 de lamañana, que constantemente larociara con nafta porque de lo con-trario la turba se apagaba. Había quedarle de comer a más de 1.000 hom-bres a lo largo de todo el día.

En los últimos días del conflictorecibimos fuego de artillería. A 200

metros teníamos un Regimiento deCorrientes, que tiraba con mortero,mientras que los ingleses les tirabana ellos y los proyectiles caían muycerca del rancho. Recuerdo al Sub-teniente Dardo Forti gritando queteníamos que ir todos a los “pozosde zorro” para protegernos. Lasalarmas se sucedían y se esperabaun desembarco de los Royal Mari-ne. Cierta vez sucedió que sonó laalarma antiaérea y pasaron 12 avio-nes Harrier y ninguno abrió fuego.En esa ocasión, fui testigo de comonuestra tropa le tiró un misil que noles pegó y terminó explotandosobre una montaña. Los últimosdías de la guerra hubo mucho movi-miento y bombardeo, más que otrasveces. Nosotros estábamos hacien-do las mismas tareas, ya que lacomida tenia que salir sí o sí. En elrancho todo era acelerado, aunquenunca dejó de funcionar y sentía-mos los bombardeos enemigos máscerca que otras veces.

El día de la rendición fue unajornada triste. Recuerdo el silenciode todos, pero lo que más me vienea la memoria es la imagen de lossoldados que venían del frente, queestaban muy golpeados. Es la ima-gen que más recuerdo.

A 30 años de Malvinas, lo quemás quiero es el reconocimiento

por parte de la gente. Creo que aúnhay argentinos que todavía no nosreconocen. Pero a través de char-las que se dan en los colegios, seva conociendo y entendiendo másacerca de lo que ocurrió en la

Guerra de Malvinas. Yo sientoque debo seguir dando testimonio.¿Y qué mejor que lo cuentealguien que le ha tocado estar allíen ese pedazo de suelo que siem-pre será argentino...?”

“Siento que debo seguir dando testimonio”

“D

Testimonio del ex Soldado Clase 62 Oscar Fernando Olate

ABRIL DE 201236 1982 • A 30 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS • 2012

Viene de laPágina 35

APOYO DE LAS OPERACIONES

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ABRIL DE 2012 37

e desempeñaba en laCompañía Servicio delRegimiento de Infante-ría Mecanizado 3. Hici-mos toda la instrucciónen Ezeiza hasta que, almes y medio nos lleva-

ron a Puerto Argentino. El 6 de abril llegamos a Malvi-

nas. Fuimos los primeros en arri-bar. Hasta que llegó el resto de launidad, pasó una semana aproxi-madamente. Aguardamos cerca dePuerto Argentino y simplementefuimos adaptándonos.

En aquel momento, nunca lle-gué a pensar que podríamos llegara enfrentarnos o estar en primeralínea. Una vez que llegó el restode las tropas de la unidad, y tam-bién las cocinas, comenzó el tra-bajo duro.

Cada uno iba cumpliendo unafunción y hasta ese entonces todoestaba más o menos tranquila,hasta que ocurrió un hecho que noshizo darnos cuenta de que real-mente estábamos en una guerra.

El 1 de mayo estábamos arman-do pozos de zorro con mis camara-das. Fue mucha suerte que justoestábamos haciendo eso ese díaporque de repente vimos un avión,sin poder distinguir si era inglés o

propio. Ante la situación, nosmetimos rápidamente en los pozosy observamos como trataba deesquivar un misil hasta que elimpacto fue inevitable. Una sirenasonaba mientras transcurría esteenfrentamiento.

Finalmente, se produce un fogo-nazo en la turbina por las municio-nes de la Artillería Antiaérea y ahíes donde uno tomó conciencia deque la cosa se iba a poner muchomás seria.

Cumplir órdenes y dejar lomejor de sí, o quizás fue la incon-ciencia lo que me invadió cuandonuestro jefe, el entonces Subte-niente Forti, nos plantea una situa-ción en la que necesitaba volunta-rios para ir a primera línea. Mesalió de adentro. Pensé: ‘Algotengo que hacer’. Fuimos tres losque nos ofrecimos. Era una situa-ción muy delicada, la mayoría pen-sábamos que no volveríamos convida.

Llegamos al lugar y vimos seiscarpas, todas agujereadas. Eracomo si las hubiera agarrado unbombardeo. Escuchábamos losgritos de algunos compañerospidiendo auxilio. Lo primero quehicimos fue desmontar la cocinadel camión para hacer lugar para

poner los heridos y trasladarlos aPuerto Argentino.

No se si fue ser valiente o no.Creo que en algunas situaciones,sale el verdadero yo. Algunostoman la decisión de ir al frente yotros la de quedarse en el lugar yotros retroceder.

Creo que nuestra voluntad de irfue dada también por el grupo queteníamos nosotros, tengo muy lin-dos recuerdos de ellos y fue un unacompañía que siempre tiro paraadelante gracias al SubtenienteForti. Él nos dio un gran ejemplo,tiraba para adelante, buscabatodos los medios posibles para queel regimiento recibiera su comida.Estábamos siempre haciendo bro-mas, recordando historias de nues-tras familias, alentándonos, conte-niéndonos.

Mientras estaba en las Islas,recordaba algo que me pasó en laprimaria. En un acto, los más gran-des, por picardía o rebeldes, deja-ron de cantar el Himno Nacional.

Recuerdo que ese día se conme-moraba la fecha de Malvinas. Nosé por qué me quedó grabado yaños después, me encontraba enPuerto Argentino y recordaba esedía, mientras peleaba por la sobe-ranía

“En algunas situaciones, sale el verdadero yo”

M

Testimonio del ex Soldado Clase 62 Luis Valentín Heredia

stando destinado enel Batallón de Comu-nicaciones 181, el día27 de marzo el Ofi-cial de OperacionesCapitán Veloso me

informó que íbamos a recuperarMalvinas. Yo en ese entonces eraSargento Ayudante. El 28 de marzome embarqué en el buque AlmiranteIrizar rumbo a las Islas, fui comoconductor motorista. Sin embargo,mientras estaba en el Ejército, en elmedio civil me especialicé en moto-res eléctricos, actividad que mantu-ve durante 23 años. Este conoci-miento me sirvió en la Guerra pararealizar el mantenimiento de loscuarteles. Recuerdo que un día seempezó a cortar la luz en MoodyBrook. Entonces, me llamaron y medijeron: ‘Toro, se cortó la luz’. Yofui a la Central, a los tableros demando de la parte eléctrica y sintocar nada volvió la luz a los cuarte-les. La usina de Puerto Argentinoestaba a 300 metros. Cuando algúnproblema eléctrico ocurría les decíaa los Jefes que no tocaran nada, queyo iba y luego volvía la luz. Decíanque yo era un genio: ‘Usted va y enseguida vuelve la luz’.

Cuento una anécdota muy linda.Cuando mi Jefe me llevó a PuertoArgentino para dar apoyo logísticoahí, vi la necesidad que tenía lagente que estaba en primera línea.Entonces le propuse algo: juntarmedias. Y me dijo: ‘Sí, lo felicito,Toro, haga eso’. Así fue que empe-

cé a juntar medias y todos colabora-ron, desde el que tenía un cargosuperior hasta el subordinado.Luego se las entregué a MonseñorInocencio Vega. En el momento dela entrega, me abrazó, le saltaron laslágrimas y expresó: ‘Vos no sabéslo que hiciste’. Las entregamos; yollegué a quedarme sin medias.

Uno en la guerra aprende ahablar con Dios de forma diferente,con el pensamiento y la imagina-ción. En los momentos difíciles,pensaba en mi familia. Era comouna película, todo iba muy rápido;me emociono porque muchas vecesle pedí a Dios que dispusiera de mí.Todos hicimos lo mejor, en Malvi-nas dimos todo. Estoy orgulloso dehaber ido a defender mi Patria.

Otro recuerdo me viene a lamemoria. Fue luego de la rendi-

ción. Yo tenía algo de conocimien-to de la Convención de Ginebra,porque la había leído al pasar; y laArgentina e Inglaterra fueron fir-mantes. Cuando caímos prisione-ros y nos embarcaron en el Canbe-rra, empezaron a revisarnos ysacarnos todos nuestros objetospersonales.Veía que sacaban hastalos anillos y los relojes. Entoncesme interpuse y dije que, por la Con-vención de Ginebra, no correspon-

día hacer eso. Claro, yo les hablabay por el idioma no nos entendía-mos. De repente, vino un oficialinglés que hablaba muy bien caste-llano. Le expliqué que no corres-pondía lo que estaban haciendo. Elinglés, que conocía perfectamenteese tema, me dio una palmadita enla espalda y me dijo: ‘No se hagaproblema que todo se va a arre-glar’. A partir de entonces nos deja-ron las cosas, que era lo que corres-

pondía. A 30 años de la Guerra, noso-

tros, los que pisamos Malvinastenemos la convicción, la necesi-dad y el orgullo de llevar en nuestramemoria a aquellos hombres quequedaron en las Islas. Es nuestrodeber tenerlos siempre presentesen lo más profundo de nuestroscorazones. Porque ellos supierondar lo más preciado que tiene el serhumano; la vida”

Testimonio del Suboficial Mayor (R) Jesús Roberto Toro

“E “uno en la guerraaprende a hablarcon Diosde forma diferente,con el pensamientoy la imaginación”

“En Malvinas dimos todo”

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El sentimientosigue vivo