la otra ciudad 02

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la otra ciudad” es el lugar de esta fauna, es parte de su hábitat. Aquí queda abierto el espacio para que se conozcan sus relatos y expresiones, que se hagan visibles sus intenciones y ensanchar un poco el horizonte de este pequeño mundo sobre el Paraná. En esta edición se relatan dos historias verdaderas y mágicas, pero muy dis- tintas. Por un lado encontramos una semblanza de los skaters, que surcan el cemento y se deslizan en las baja- das, como navegantes que custodian calles, veredas y paseos, en ese límite fascinante entre arte, malabarismo y deporte. Por otro, vivimos la experien- cia del Banquito Solidario que funciona en la Vecinal de Barrio Las Quintas, una iniciativa que brinda acceso al crédito a los que menos tienen y está trans- formando al barrio desde dentro. Siempre hay otra ciudad, con otra mirada, plagada de re- latos que se superpone a lo cotidiano, que lo iluminan, lo enriquecen y muchas veces se oponen al discurso corrien- te de queja y linealidad, a la visión que simplifica todo a una avenida larga a la que parecen pegarse todas las cosas que algunos dicen son las únicas importantes. San Lorenzo es multifacética como lo son sus habitantes. Caminan por sus calles poetas y locos, niños y ancianos, edu- cadores, tangueros, raperos, expertos del retruécano, ma- lévolos malabaristas de pala- bras, pintores y caricaturistas, artistas y soñadores. Habitan sus casas y edificios animales fantásticos de ojos polimorfos: hadas y brujas, minotauros y dragones, autómatas voraces de velocidad, flores cargadas de constelaciones... Para participar de “la otra ciudad” enviar un correo electrónico a: [email protected] Esta publicación se distribuye junto con el periódico la ciudad de manera gratuita. julio de 2010.

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Suplemento al periódico la ciudad

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la otra ciudad” es el lugar de esta fauna, es parte de su hábitat. Aquí queda abierto el espacio para que se conozcan sus relatos y expresiones, que se hagan visibles sus intenciones y ensanchar un poco el horizonte de este pequeño mundo sobre el Paraná.

En esta edición se relatan dos historias verdaderas y mágicas, pero muy dis-tintas. Por un lado encontramos una semblanza de los skaters, que surcan el cemento y se deslizan en las baja-das, como navegantes que custodian calles, veredas y paseos, en ese límite fascinante entre arte, malabarismo y deporte. Por otro, vivimos la experien-cia del Banquito Solidario que funciona en la Vecinal de Barrio Las Quintas, una iniciativa que brinda acceso al crédito a los que menos tienen y está trans-formando al barrio desde dentro.

Siempre hay otra ciudad, con otra mirada, plagada de re-latos que se superpone a lo cotidiano, que lo iluminan, lo enriquecen y muchas veces se oponen al discurso corrien-te de queja y linealidad, a la visión que simplifica todo a una avenida larga a la que parecen pegarse todas las cosas que algunos dicen son las únicas importantes. San Lorenzo es multifacética como lo son sus habitantes. Caminan por sus calles poetas y locos, niños y ancianos, edu-cadores, tangueros, raperos, expertos del retruécano, ma-lévolos malabaristas de pala-bras, pintores y caricaturistas, artistas y soñadores. Habitan sus casas y edificios animales fantásticos de ojos polimorfos: hadas y brujas, minotauros y dragones, autómatas voraces de velocidad, flores cargadas de constelaciones...

Para participar de “la otra ciudad” enviar un correo electrónico a: [email protected]

Esta publicación se distribuye junto con el periódico la ciudad de

manera gratuita. julio de 2010.

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Deslízate o muerePor Diego de la Fuente

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Deslízate o muereEs la mañana de un frío día de otoño y el río al fondo se ve tan calmo. Desde acá arriba hay que sostener a la tabla que solamente quiere salir disparada, ganar velocidad y ju-gar a volar.No le puse nombre a la patineta (como le dice mi viejo), es mía, ella lo sabe y yo lo sé. Soy su motor y ella mis alas, para qué poner-le a eso más palabras.Ajusto el casco y me lanzo cuesta abajo. Hay una emoción embriagante, vuelvo a ser uno con ella, y a la vez ambos somos uno con la pista que se deja recorrer y la ciudad que se abre a nuestra mirada borrosa de acele-ración.Son unos segundos gloriosos, ni frío, ni can-sancio, ni ninguna de las preocupaciones que vendrán después cuando nos despe-guemos, cuando mis pies vuelvan a poner-se uno detrás de otro y me convierta en un caminante más. Mientras tanto, mientras me deslizo, fluyo, me dejo llevar y timoneo ape-nas en esta navegación, con una sensación de plenitud incomparable.Se ve otra ciudad desde la tabla, hay otra perspectiva y las caras surgen distintas. Cla-ro, así como están los pibes que nos miran con fascinación, están quienes desaprueban nuestros pies de ruedas y la manía de con-vertir cualquier espacio en pista.Nosotros somos incurables, como es incura-ble la pasión. Podrá cambiar de forma, pero nunca la dejaremos.Cargo ahora mi skate cuesta arriba mientras el sol cae y el frío comienza a hacerse sentir. Mañana tengo que ir a la escuela o al tra-bajo, o a cualquiera de esas cosas que no me provocan tanto placer, pero que a la vez ayudan. Bueno, una más, la última vez. Me tiro una más y basta por hoy.

Con el auspicio de la Subsecretaría de Cultura de la Municipa-lidad de San Lorenzo, jóvenes skaters desarrollaron un “día de patinetas largas” en la bajada Sargento Cabral, de la obra de de-fensa de la barranca en el Paseo de la Libertad, el domingo 6 de junio pasado, con amplia participación de aficionados al skate de nuestra ciudad y localidades vecinas, así como también una gran afluencia de público.Varias decenas de deportistas se lanzaron cuesta abajo, desli-zándose sobre sus tablas, en el “longboard day” organizado por el joven Alejandro Nonis, con el auspicio de la municipalidad de nuestra ciudad, en una tarde a pleno sol en el complejo de de-fensa de la barranca sobre el río Paraná en el inicio de Boulevard Urquiza.Ya la tarde anterior, el grupo de organizadores había preparado esta bajada Sargento Cabral, realizando una limpieza profunda de la zona y acondicionándola para los patinadores. En este mismo

sentido, hay que destacar el ambiente de camaradería y “buena onda” que se vivió durante toda la jornada cuyo desarrollo fue supervisado por inspectores de tránsito y funcionarios del área de Cultura.Esta bajada pronunciada que desemboca en la sección inferior del Paseo de la Libertad se transformó en una excelente pista para el desarrollo de “longboarding”, una disciplina dentro del skate que utiliza tablas más largas que lo habitual especialmente diseñadas para desplazarse más rápidamente en pistas descen-dentes.Durante el encuentro, que tuvo un carácter puramente recreati-vo y de exhibición, también se sortearon regalos entre los parti-cipantes y el público.Entusiasmados con el desarrollo del evento, organizadores, par-ticipantes y auspiciantes deslizaron la intención de organizar un torneo nacional en una próxima fecha del presente año.

Cultura Skate – La noticia

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Basado en el esquema de microcrédito que diseñó Muhammad Yunus, un economista nacido en Bangladesh que recibió el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en pos de erradicar la pobreza, este Banquito Solidario nuclea a cuarenta microemprendedores en grupos de cinco personas, que se capacitan primero durante dos meses y recién después acceden a un monto inicial de $750 por cada uno, que debe ser devuelto en forma semanal en períodos acordados de seis, ocho o doce meses. En una segunda instancia los montos pueden ser ampliados, pero primero debe pagarse el primero.Los cuarenta emprendimientos se organizan en equipos de cinco que son solidariamente responsables. Todos cumplen con sus com-promisos, asisten a las reuniones semanales y realizan las devoluciones correspondientes. Una estadística de cumplimiento que se repite en este esquema en todo el mundo despierta la envidia de los ejecutivos de los bancos tradi-cionales, que sufren con tasas de morosidad y un cúmulo de incobrables.“El Banquito solidario es una red”, subraya Mari Fleitas, presidenta de la Vecinal y por cuya iniciativa Barrio Las Quin-tas lleva adelante este proyecto que cuenta con la capacitación y acom-pañamiento del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.Mari, que no se llama Mari sino Silvia, pero ni ella misma se reconoce con ese nombre, explica que a diferen-cia de los bancos tradicionales para los cuales el acceso al crédito es una acción individual y personal, en el caso del Banquito Popular u otras organizaciones similares “se trabaja en equipos donde todos son solidariamente res-ponsables de los resultados y de la posibilidad de continuar accediendo al crédito”.

“Nosotros evaluamos muchas cosas”, indica Mari para empezar a enumerar, “cómo es la asistencia en la vida de centro, cómo es el compañerismo, cómo es la de-volución, si vemos que le cuesta mucho o que avanza bien para poder apoyarlo con más dinero”.En cuanto al impacto en la comuni-dad, Mari es clara: “Esto le hizo mu-cho bien al barrio y a la vecinal que ahora está más abierta a la comuni- dad.” Como en todo este tipo de proyectos, Mari también destaca la valentía del primer grupo que tuvo que jugarse, de esos quince primeros participantes que siguieron todos los pasos para ver cómo se obtenía el crédito y si era verdad. Cuando vieron que funcionaba “des-pués, empezaron a llegar todos solos”, sonríe.Del Banquito que funciona en Las Quintas no sólo participan personas del barrio, sino que también se acercan de 3 de Febrero, Capitán Bermúdez, José Hernández, Norte y Mitre. Además de las personas que se reúnen en los

Banquitos que ya funcionan en el Centro Integrador Comu-nitario, en barrio Bouchard, Capitán Bermúdez y José Hernández.Mari dirige hoy su propio emprendimiento de una rotisería, obtenido a partir de un microcrédito del Banquito Popular, es ma-dre de siete hijos y hace 20 años que trabaja en

lo social, primero desde Cáritas, en la Cooperadora y en la

Vecinal. Por su parte, el Banquito tiene cinco promoto-res que funcionan como los coordinadores del trabajo. Todo se lleva a cabo por un año, los contratos con estos coordinadores, el crédito y las devoluciones que van haciéndose sema-nalmente. Después de este período se cierra

el proyecto que puede volver a abrirse por un período similar.Es cada grupo de emprendedores, que reciben a su vez un crédito individual, el que evalúa la ex-

tensión del crédito a partir de la capacidad de devolución del

mismo, que puede ser en seis, ocho o doce meses.Estos grupos se forman con personas que no tienen que estar vinculadas familiarmente, con proyectos distintos, y se solidarizan entre sí por el pago, son garantes unos de otros. “Si uno no paga, el resto del grupo debe hacerse cargo por esta persona”, ejemplifica Mari.El principal inconveniente se relaciona con la capacidad de trabajar en grupo “porque todos pensamos distinto en un punto”, indica la líder del proyecto solidario. Todos los problemas se charlan en grupo y después se ven en la vida de Centro, tratando de encontrarle la mejor solución posible. “El banquito es de todos; si un grupo tiene problemas, el problema es de todos”, concluye. Así es que las problemáticas siempre se resuelven en el ámbito del Centro.Más allá del entusiasmo Mari confiesa que “ya con 40 microemprendedores nos sentimos sobrepasados, porque cada uno requiere su seguimiento y capacitación”.Sin embargo, plantea la posibilidad de redoblar la apuesta: “Lo que vemos como posible cre-cimiento es que los emprendedores que están puedan ir a más; como la que vende ropa, que tenga su salón, la que corta el cabello también tenga su salón y que el barrio vaya tomando otra forma.” Lo cierto es que estas mujeres que forman el Banquito en Barrio Las Quintas están transfor-mando su realidad a partir del acceso al crédito por un lado, pero también por la construcción de lazos solidarios y el deseo de crecer en conjunto

Banca a los que más lo necesitan

El Banquito de la Buena Fe que funciona en la Vecinal de Barrio Las Quintas da crédito a cuarenta microempren-dedores que desarrollan proyectos principalmente gastronómicos, de artesanías y peluquería dentro del mismo

barrio. Lleva un año de funcionamiento y no tiene ningún moroso.

“Esto le hizo mucho

bien al barrio y a la

vecinal...””

“El banquito es de to-

dos; si un grupo tiene

problemas, el problema

es de todos”