la comunidad eclesial de base

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  • 7/31/2019 La Comunidad Eclesial de Base

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    LA COMUNIDAD ECLESIAL DE BASEEN EL HORIZONTE DEL

    MAGISTERIO RECIENTE DE LA IGLESIA

    La experiencia comunitaria de los orgenes, en laconvocatoria del Concilio Vaticano II.Desde el Concilio Vaticano II la Iglesia que se renueva est a labsqueda de la comunidad perdida de los Hechos de losApstoles. El mismo Concilio fue convocado para esto: Lo queel Concilio se propone es hacer un momento de pausa en tornoa la Iglesia para descubrir en un estudio afectuoso los trazos desu juventud ms ardiente y remozarlos hasta revelar su fuerza

    conquistadora a los espritus modernos tentados ycomprometidos por falsas teoras del Prncipe de este mundo. Elcometido del Concilio Ecumnico ha sido concebido paradevolver al rostro de la Iglesia de Cristo todo su esplendor,revelando los trazos ms simples y ms puros de su origen(JUAN-XXIII, Discurso preparatorio del Concilio, 13 denoviembrede 1960)

    La experiencia comunitaria de los orgenes, modelo y clavede la renovacin conciliar.El Vaticano II (1962-1965) ve en la experiencia comunitaria delos orgenes (Hch 2, 42-47) el modelo no slo de la vidareligiosa {Perfectae caritatis 15,1), de la de los misioneros {Adgentes 25,1) y de los sacerdotes {Presbiterorum ordinis 17, 4 y21, 1), sino de todo el pueblo santo de Dios (Lumengentium 13, 1; Dei verbum 10, 1).La Iglesia ha ofrecido diversas imgenes de su estructura visiblea lo largo de la historia. Estas imgenes, muy diversas, sonlegtimas -ms o menos- por razn de los contextos culturalesen que la Iglesia hubo de encarnarse. Hoy parece que la Iglesia-para responder al desafo cultural contemporneo- opta porconfigurarse a partir de la inspiracin profunda que le

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    proporciona el modelo de la Iglesia primera, sin fijarse tanto -yaun abandonando- los sucesivos modelos de Iglesia que se handado en el tiempo post-apostlico. Como en otros momentoscruciales, la Iglesia tiende hoy a re-pristinarse volviendo lamirada a sus orgenes y entiende que, en algn sentido, ha deproceder a rincominciare da capo: Todo el trabajo llevado acabo a travs de los siglos precedentes no nos exonera de lacolaboracin con el divino constructor. Es ms: nos impulsa noslo a un fiel empeo de conservacin ni mucho menos a untradicionalismo pasivo o a una hostil repulsa de la innovacinperenne de la vida humana: nos llama a ricominciare da capo;recordando -esto s- y custodiando celosamente aquello que lahistoria autntica de la Iglesia ha acumulado para sta y lasfuturas generaciones, pero sabiendo al mismo tiempo que el

    edificio -hasta el ltimo da de la historia- reclama un nuevotrabajo, requiere una construccin fatigosa, fresca, genial,como si la Iglesia, el divino edificio, hubiere de comenzar hoy laaventura de su tensa bsqueda de las alturas del cielo (cf. 1Cor 3, 10; 1 Pe 2, 5)" (PABLO-VI, Alocucin del 8 de junio de1976).

    La comunidad eclesial de base (CEB/QUE-ES):* Concrecin de la eclesiologa de comunin pedida por el

    Concilio.* Primero y fundamental ncleo eclesial.* Signo de la presencia de Dios en el mundo.Desde el Concilio, las comunidades eclesiales de base hanflorecido un poco por todas partes, pero sobre todo en AmricaLatina. La II Conferencia del Episcopado Latinoamericano (1968)vio en la comunidad eclesial de base la concrecin de laeclesiologa de comunin pedida por el Concilio, la considercomo el primero y fundamental ncleo eclesial y dej

    aprobado lo siguiente:La vivencia de la comunin, a la que ha sido llamado, debeencontrarla el cristiano en su comunidad de base, es decir, unacomunidad local o ambiental, que corresponda a la realidad deun grupo homogneo, y que tenga una dimensin tal quepermita el trato personal fraterno entre sus miembros. Porconsiguiente, el esfuerzo pastoral de la Iglesia debe estar

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    orientado a la transformacin de esas comunidades en familiade Dios, comenzando por hacerse presente en ellas comofermento mediante un ncleo, aunque sea pequeo, queconstituya una comunidad de fe, de esperanza y de caridad. Lacomunidad cristiana de base es as el primero y fundamentalncleo eclesial, que debe, en su propio nivel, responsabilizarsede la riqueza y expansin de la fe, como tambin del culto quees su expresin.Ella es, pues, clula inicial de estructuracin eclesial, y foco deevangelizacin, y actualmente factor primordial de promocinhumana y desarrollo.

    CEB/LIDER:Elemento capital para la existencia de comunidades

    cristianas de base son sus lderes y dirigentes. Ellos pueden sersacerdotes, diconos, religiosos, religiosas o laicos. Es dedesear que pertenezcan a la comunidad por ellos animada. Ladeteccin y formacin de lderes debern ser objeto preferentede la preocupacin de prrocos y obispos, quienes tendrnsiempre presente que la madurez espiritual y moral dependenen gran medida de la asuncin de responsabilidades en un climade autonoma.Los miembros de estas comunidades, viviendo conforme a la

    vocacin a que han sido llamados, ejerciten las funciones queDios les ha confiado, sacerdotal, proftica y real, y hagan as desu comunidadun signo de la presencia de Dios en el mundo(Medelln, 15, 10.11).

    * Impacto en el Snodo de la Evangelizacin.* Evangelii Nuntiandi: pleno reconocimiento eclesial, criterios deeclesialidad.CEB/CRITERIOS-I: El Snodo de la Evangelizacin (1974) seocup mucho de las pequeas comunidades o comunidades debase y prepar el camino para que Pablo Vl, en la EvangeliiNuntiandi (1975) les otorgara pleno reconocimiento eclesial a lavez que estableciera los criterios de su eclesialidad (EN 58).

    * Pleno reconocimiento eclesial (EN 58):

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    -destinatarias especiales de la evangelizacin y al mismotiempo evangelizadoras;

    -florecen un poco por todas partes;El Snodo se ocup mucho de estas "pequeas comunidades"o "comunidades de base", ya que en la Iglesia de hoy se lasmenciona con frecuencia. Qu son y por qu deben serdestinatarias especiales de la evangelizacin y al mismo tiempoevangelizadoras?"Florecen un poco por todas partes en la Iglesia, segn losdistintos testimonios escuchados durante el Snodo, y sediferencian bastante entre s aun dentro de una misma regin,y mucho ms de una regin a otra.

    -en el interior de la Iglesia, para vivir todava con msintensidad la vida de la Iglesia, para hacer crecer a laIglesia;-En ciertas regiones, surgen y se desarrollan, salvo algunaexcepcin, en el interior de la Iglesia, permaneciendo solidariascon su vida, alimentadas con sus enseanzas, unidas a suspastores. En estos casos, nacen de la necesidad de vivir todavacon ms intensidad la vida de la Iglesia; o del deseo y de la

    bsqueda de una dimensin ms humana que difcilmentepueden ofrecer las comunidades eclesiales ms grandes, sobretodo en las metrpolis urbanas contemporneas que favorecena la vez la vida de masa y el anonimato. Pero igualmentepueden prolongar a nivel espiritual y religioso -culto, cultivo deuna fe ms profunda, caridad fraterna, oracin, comunin conlos Pastores- la pequea comunidad sociolgica, el pueblo, etc.O tambin quieren reunir para escuchar y meditar la Palabra,para los sacramentos y el vnculo del gape, gruposhomogneos por la edad, la cultura, el estado civil o la situacinsocial, como parejas, jvenes, profesionales, etc.; personasstas que la vida misma encuentra ya unidas en la lucha por lajusticia, la ayuda fraterna a los pobres, la promocin humana,etc.

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    O. en fin, renen a los cristianos donde la penuria de sacerdotesno favorece la vida normal de una comunidad parroquial. Todoesto, por supuesto, al interior de las comunidades constituidaspor la Iglesia, sobre todo de las Iglesias particulares y de lasparroquias.

    -comunidades que por su espritu de contestacin seseparan de la Iglesia.-En otras regiones, por el contrario, las comunidades de basese renen con un espritu de crtica amarga hacia la Iglesia queestigmatizan como institucional y a la que se oponen comocomunidades carismticas, libres de estructuras, inspiradasnicamente en el Evangelio. Tienen, pues, como caracterstica,una evidente actitud de censura y de rechazo hacia las

    manifestaciones de la Iglesia: En esta lnea, su inspiracinprincipal se convierte rpidamente en ideolgica y no es raroque sean muy pronto presa de una opcin poltica, de unacorriente, y ms tarde de un sistema, de un partido, con elriesgo de ser instrumentalizadas.La diferencia es ya notable: las comunidades que por suespritu de contestacin se separan de la Iglesia, cuya unidadperjudican, pueden llamarse comunidades de base, pero staes una denominacin estrictamente sociolgica. No pueden, sin

    abusar del lenguaje, llamarse comunidades eclesiales de base,aunque tengan la pretensin de perseverar en la unidad de laIglesia mantenindose hostiles a la jerarqua. Este nombrepertenece a las otras, a las que se forman en Iglesia paraunirse a la Iglesia y para hacer crecer a la Iglesia.

    * Criterios de eclesialidad:-alimento: la Palabra de Dios;-no a la contestacin sistemtica;

    -unidas a la Iglesia local y universal;-sincera comunin con los Pastores;-sin creerse el nico agente de evangelizacin;-creciendo cada da en compromiso misionero;-universalistas, no sectarias.Estas ltimas comunidades sern un lugar de evangelizacin,en beneficio de las comunidades ms vastas, especialmente de

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    las Iglesias particulares, y sern una esperanza para la Iglesiauniversal, como Nos mismo dijimos al final del Snodo, en lamedida en que:- buscan su alimento en la Palabra de Dios y no se dejanaprisionar por la polarizacin poltica o por las ideologas demoda, prontas a explotar su inmenso potencial humano;- evitan la tentacin siempre amenazadora de la contestacinsistemtica y del espritu hipercrtico, bajo pretexto deautenticidad y de espritu de colaboracin;- permanecen firmemente unidas a la Iglesia local en la queellas se insieren, y a la Iglesia universal, evitando as el peligro -muy real- de aislarse en s mismas, de creerse, despus, lanica autntica Iglesia de Cristo y, finalmente, de anatematizara las otras comunidades eclesiales;

    - guardan una sincera comunin con los Pastores que el Seorha dado a su Iglesia y al Magisterio que el Espritu de Cristo lesha confiado;- no se creen jams el nico destinatario o el nico agente deevangelizacin, esto es, el nico depositario del Evangelio; sinoque, conscientes de que la Iglesia es mucho ms vasta ydiversificada, aceptan que la Iglesia se encarna en formas queno son las de ellas;

    - crecen cada da en responsabilidad, celo, compromiso eirradiacin misioneros;- se muestran universalistas y no sectarias.

    Con estas condiciones, ciertamente exigentes, pero tambinexaltantes, las comunidades eclesiales de base corresponderna su vocacin ms fundamental: escuchando el Evangelio queles es anunciado y siendo destinatarias privilegiadas de laevangelizacin ellas mismas se convertirn rpidamente enanunciadoras del Evangelio.

    * Impacto en el Snodo de la Catequesis.* La pequea comunidad eclesial, el lugar principal decatequizacin.* Va ideal para la transformacin progresiva de la

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    parroquia.El Snodo de la Catequesis (1977) reconoci que las pequeascomunidades eclesiales ocupan el lugar principal en latransmisin de la catequesis, pues en ellas:- los cristianos se experimentan a s mismos integrados en laIglesia no de forma annima, pues se trata de grupos de tallahumana, donde la educacin de la fe se convierte msfcilmente en persuasin personal;- los cristianos aprenden a compartir con otros la propia fe, laconfrontan con los miembros del grupo y superan las opinionesindividuales o los propios modos de ver las cosas en laconsecucin y profesin de la fe comn);- se adquiere ms fcilmente la educacin para ejercer elamor fraterno, una de las dimensiones esenciales de la fe;

    - se fomenta la actividad y la creatividad, de modo que laaccin catequtica puede asumir la modalidad de una bsquedacomn hasta llegar a una ms profunda asimilacin de laRevelacin;- por la catequesis, la celebracin y el compromiso cristianode cada uno de los miembros, finalmente, estas comunidadesse constituyen en lugares de autntica experiencia de vidaeclesial(Proposicin 29).

    PARROQUIA/C-DE-CS: Sin duda, el Snodo fue critico yrenovador ante la situacin actual de la parroquia, peculiarlugar de catequesis, necesitado de profunda renovacin:De hecho, no pocas parroquias, por diversas razones, estnlejos de constituir una verdadera comunidad cristiana. Sinembargo, la va "ideal" para renovar esta dimensin comunitariade la parroquia podra ser convertirla en una comunidad decomunidades (Proposicin 27).

    * Promocin de la comunidad eclesial de base.* Reconocimiento eclesial.* Emergencia local de la Iglesia universal.* Fuente de ministerios laicales.

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    * Opcin por los pobres y los oprimidos.* Expresin, valoracin y purificacin de la religiosidadpopular.* Participacin del pueblo sencillo en la tarea eclesial y enel compromiso de transformar el mundo.La III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano,celebrada en Puebla (1979), confirma la lnea de Medelln en loque se refiere a la promocin de la comunidad eclesial de base:Adems de la familia cristiana, primer centro deevangelizacin, el hombre vive su vocacin fraterna en el senode la Iglesia particular, en comunidades que hacen presente yoperante el designio salvfico del Seor vivido en comunin yparticipacin. As, dentro de la Iglesia particular o Dicesis,adems de las parroquias, hay que considerar la CEB (Medelln,

    15, 10) y otros grupos eclesiales (Documentos de Puebla, n.617). La evangelizacin en el futuro reconocer la validez dela experiencia de las comunidades eclesiales de base yestimular su desarrollo en comunin con sus pastores (n.155).La comunidad eclesial de base no es un movimiento apostlicoo pastoral, ni una cofrada o asociacin, ni un mtodo, ni ungrupo meramente de trabajo, reflexin u oracin, sino la nicaIglesia de Jess, a su nivel nuclear y celular, el lugar donde se

    da la emergencia local de la Iglesia universal. Con palabras dePuebla: La comunidad eclesial de base, como comunidad,integra familias, adultos y jvenes, en ntima relacininterpersonal en la fe. Como eclesial es comunidad de fe,esperanza y caridad; celebra la palabra de Dios en la vida, atravs de la solidaridad y compromiso con el mandamientonuevo del Seor y hace presente y actuante la misin de laIglesia y la comunin visible con los legtimos pastores, atravs del servicio de coordinadores aprobados. Es de base por

    estar constituida por pocos miembros, en forma permanente ya manera de clula de la gran comunidad (n. 641). Las CEBson fuente de nacimiento de ministerios laicales (n. 98).Comprometidas con los pobres y los oprimidos (n. 1.147), novienen a formar una estructura elitista, sino que son expresindel amor preferente de la Iglesia por el pueblo sencillo; en ellasse expresa, valora y purifica su religiosidad y se le da

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    la cordura piden, pues, continuar dando a la parroquia, si esnecesario, estructuras ms adecuadas y sobre todo un nuevoimpulso gracias a la integracin creciente de miembroscualificados, responsables y generosos (_CT 67). La parroquia,adems, debe velar por la integracin de distintos grupos enel cuerpo eclesial (CT 67).

    En su mensaje a los lderes de las comunidades de base deBrasil, mensaje aparecido en L'Osservatore Romano (10 deagosto 1980, edicin castellana), Juan Pablo II afirma: (Lascomunidades eclesiales de base) son comunidades orgnicaspara mejor ser Iglesia.

    * Es hora de adquirir un compromiso colectivo con lascomunidades eclesiales de base.* Algo nos quiere indicar el Espritu: tratemos dedescifrarlo.El cardenal Tarancnc:

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    realmente en contacto con Jesucristo e invitando a su seguimiento, o no cumpliremosnuestra misin evangelizadora. Se impone la tarea irrenunciable de ofrecer unamodalidad operativa de iniciacin cristiana que, adems de marcar el qu, d tambinelementos para el quin, el cmo y el dnde se realiza. As, asumiremos el desafo deuna nueva evangelizacin, a la que hemos sido reiteradamente convocados.

    288. La iniciacin cristiana, que incluye el kerygma, es la manera prctica de poner encontacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado. Nos da, tambin, la oportunidad defortalecer la unidad de los tres sacramentos de la iniciacin y profundizar en su ricosentido. La iniciacin cristiana, propiamente hablando, se refiere a la primera iniciacinen los misterios de la fe, sea en la forma de catecumenado bautismal para los nobautizados, sea en la forma de catecumenado postbautismal para los bautizados nosuficientemente catequizados. Este catecumenado est ntimamente unido a lossacramentos de la iniciacin: bautismo, confirmacin y eucarista, celebradossolemnemente en la Vigilia Pascual. Habra que distinguirla, por tanto, de otrosprocesos catequticos y formativos que pueden tener la iniciacin cristiana como base.

    6.3.2 Propuestas para la iniciacin cristiana289. Sentimos la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades un proceso deiniciacin en la vida cristiana que comience por el kerygma, guiado por la Palabra deDios, que conduzca a un encuentro personal, cada vez mayor, con Jesucristo, perfectoDios y perfecto hombre166, experimentado como plenitud de la humanidad, y que llevea la conversin, al seguimiento en una comunidad eclesial y a una maduracin de fe enla prctica de los sacramentos, el servicio y la misin.

    290. Recordamos que el itinerario formativo del cristiano, en la tradicin ms antiguade la Iglesia, tuvo siempre un carcter de experiencia, en el cual era determinante elencuentro vivo y persuasivo con Cristo, anunciado por autnticos testigos167. Se tratade una experiencia que introduce en una profunda y feliz celebracin de lossacramentos, con toda la riqueza de sus signos. De este modo, la vida se va

    transformando progresivamente por los santos misterios que se celebran, capacitandoal creyente para transformar el mundo. Esto es lo que se llama catequesismistaggica.

    291. Ser discpulo es un don destinado a crecer. La iniciacin cristiana da la posibilidadde un aprendizaje gradual en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesucristo. As,forja la identidad cristiana con las convicciones fundamentales y acompaa labsqueda del sentido de la vida. Es necesario asumir la dinmica catequtica de lainiciacin cristiana. Una comunidad que asume la iniciacin cristiana renueva su vidacomunitaria y despierta su carcter misionero. Esto requiere nuevas actitudespastorales de parte de obispos, presbteros, diconos, personas consagradas y agentesde pastoral.

    292. Como rasgos del discpulo, al que apunta la iniciacin cristiana destacamos: quetenga como centro la persona de Jesucristo, nuestro Salvador y plenitud de nuestrahumanidad, fuente de toda madurez humana y cristiana; que tenga espritu deoracin, sea amante de la Palabra, practique la confesin frecuente y participe de laEucarista; que se inserte cordialmente en la comunidad eclesial y social, sea solidarioen el amor y fervoroso misionero.

    http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#166bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#166bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#167bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#167bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#167bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#166bis
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    293. La parroquia ha de ser el lugar donde se asegure la iniciacin cristiana y tendrcomo tareas irrenunciables: iniciar en la vida cristiana a los adultos bautizados y nosuficientemente evangelizados; educar en la fe a los nios bautizados en un procesoque los lleve a completar su iniciacin cristiana; iniciar a los no bautizados que,habiendo escuchado el kerygma, quieren abrazar la fe. En esta tarea, el estudio y laasimilacin del Ritual de Iniciacin Cristiana de Adultos es una referencia necesaria y

    un apoyo seguro.

    294. Asumir esta iniciacin cristiana exige no slo una renovacin de modalidadcatequstica de la parroquia. Proponemos que el proceso catequstico formativoadoptado por la Iglesia para la iniciacin cristiana sea asumido en todo el Continentecomo la manera ordinaria e indispensable de introducir en la vida cristiana, y como lacatequesis bsica y fundamental. Despus, vendr la catequesis permanente quecontina el proceso de maduracin en la fe, en la que se debe incorporar undiscernimiento vocacional y la iluminacin para proyectos personales de vida.

    6.3.3 Catequesis permanente295. En cuanto a la situacin actual de la catequesis, es evidente que ha habido ungran progreso. Ha crecido el tiempo que se le dedica a la preparacin para lossacramentos. Se ha tomado mayor conciencia de su necesidad, tanto en las familiascomo entre los pastores. Se comprende que es imprescindible en toda formacincristiana. Se han constituido ordinariamente comisiones diocesanas y parroquiales decatequesis. Es admirable el gran nmero de personas que se sienten llamadas ahacerse catequistas, con gran entrega. A ellas esta Asamblea les manifiesta un sinceroreconocimiento.

    296. Sin embargo, a pesar de la buena voluntad, la formacin teolgica y pedaggicade los catequistas no suele ser la deseable. Los materiales y subsidios son confrecuencia muy variados y no se integran en una pastoral de conjunto; y no siempreson portadores de mtodos pedaggicos actualizados. Los servicios catequsticos de las

    parroquias carecen con frecuencia de una colaboracin cercana de las familias. Losprrocos y dems responsables no asumen con mayor empeo la funcin que lescorresponde como primeros catequistas.

    297. Los desafos que plantea la situacin de la sociedad en Amrica Latina y El Cariberequieren una identidad catlica ms personal y fundamentada. El fortalecimiento deesta identidad pasa por una catequesis adecuada que promueva una adhesin personaly comunitaria a Cristo, sobre todo en los ms dbiles en la fe 168. Es una tarea queincumbe a toda la comunidad de discpulos pero, de manera especial, a quienes, comoobispos, hemos sido llamados a servir a la Iglesia, pastorendola, conducindola alencuentro con Jess y ensendole a vivir todo lo que nos ha mandado (Cf. Mt 28, 19-20).

    298. La catequesis no debe ser slo ocasional, reducida a los momentos previos a lossacramentos o a la iniciacin cristiana, sino ms bien un itinerario catequticopermanente169. Por esto, compete a cada Iglesia particular, con la ayuda de lasConferencias Episcopales, establecer un proceso catequtico orgnico y progresivo quese extienda por todo el arco de la vida, desde la infancia hasta la ancianidad, teniendoen cuenta que el Directorio General de Catequesis considera la catequesis de adultoscomo la forma fundamental de la educacin en la fe. Para que, en verdad, el puebloconozca a fondo a Cristo y lo siga fielmente, debe ser conducido especialmente en la

    http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#168bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#168bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#169bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#169bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#169bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#168bis
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    lectura y meditacin de la Palabra de Dios, que es el primer fundamento de unacatequesis permanente170.

    299. La catequesis no puede limitarse a una formacin meramente doctrinal sino queha de ser una verdadera escuela de formacin integral. Por tanto, se ha de cultivar laamistad con Cristo en la oracin, el aprecio por la celebracin litrgica, la vivencia

    comunitaria, el compromiso apostlico mediante un permanente servicio a los dems.Para ello, resultaran tiles algunos subsidios catequticos elaborados a partir delCatecismo de la Iglesia Catlica y del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia,estableciendo cursos y escuelas de formacin permanente para catequistas.

    300. Debe darse una catequesis apropiada que acompae la fe ya presente en lareligiosidad popular. Una manera concreta puede ser el ofrecer un proceso de iniciacincristiana en visitas a las familias, donde no slo se les comunique los contenidos de lafe, sino que se las conduzca a la prctica de la oracin familiar, a la lectura orante dela Palabra de Dios y al desarrollo de las virtudes evanglicas, que las consoliden cadavez ms como iglesias domsticas. Para este crecimiento en la fe, tambin esconveniente aprovechar pedaggicamente el potencial educativo que encierra la piedadpopular mariana. Se trata de un camino educativo que, cultivando el amor personal ala Virgen, verdadera educadora de la fe171, que nos lleva a asemejarnos cada vezms a Jesucristo, provoque la apropiacin progresiva de sus actitudes.

    6.4 LUGARES DE FORMACIN PARA LOS DISCPULOS MISIONEROS

    301. A continuacin, consideraremos brevemente algunos espacios de formacin dediscpulos misioneros.

    6.4.1 La Familia, primera escuela de la fe

    302. La familia, patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros ms

    valiosos de los pueblos latinoamericanos. Ella ha sido y es espacio y escuela decomunin, fuente de valores humanos y cvicos, hogar en el que la vida humana nacey se acoge generosa y responsablemente. Para que la familia sea escuela de la fe ypueda ayudar a los padres a ser los primeros catequistas de sus hijos, la pastoralfamiliar debe ofrecer espacios formativos, materiales catequticos, momentoscelebrativos, que le permitan cumplir su misin educativa. La familia est llamada aintroducir a los hijos en el camino de la iniciacin cristiana. La familia, pequea Iglesia,debe ser, junto con la Parroquia, el primer lugar para la iniciacin cristiana de losnios172. Ella ofrece a los hijos un sentido cristiano de existencia y los acompaa en laelaboracin de su proyecto de vida, como discpulos misioneros.

    303. Es, adems, un deber de los padres, especialmente a travs de su ejemplo devida, la educacin de los hijos para el amor como don de s mismos y la ayuda que

    ellos le presten para descubrir su vocacin de servicio, sea en la vida laical como en laconsagrada. De este modo, la formacin de los hijos como discpulos de Jesucristo, seopera en las experiencias de la vida diaria en la familia misma. Los hijos tienen elderecho de poder contar con el padre y la madre para que cuiden de ellos y losacompaen hacia la plenitud de vida. La catequesis familiar, implementada dediversas maneras, se ha revelado como una ayuda exitosa a la unidad de las familias,ofreciendo adems, una posibilidad eficiente de formar a los padres de familia, los

    jvenes y los nios, para que sean testigos firmes de la fe en sus respectivascomunidades.

    http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#170bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#170bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#171bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#171bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#171bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#172bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#172bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#172bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#172bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#171bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#170bis
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    6.4.2 Las Parroquias304. La dimensin comunitaria es intrnseca al misterio y a la realidad de la Iglesia quedebe reflejar la Santsima Trinidad. A lo largo de los siglos, de diversas maneras, se havivido esta dimensin esencial. La Iglesia es comunin. Las Parroquias son clulasvivas de la Iglesia173y lugares privilegiados en los que la mayora de los fieles tienen

    una experiencia concreta de Cristo y de su Iglesia174

    . Encierran una inagotable riquezacomunitaria porque en ellas se encuentra una inmensa variedad de situaciones, deedades, de tareas. Sobre todo hoy, cuando la crisis de la vida familiar afecta a tantosnios y jvenes, las Parroquias brindan un espacio comunitario para formarse en la fey crecer comunitariamente.

    305. Por tanto, debe cultivarse la formacin comunitaria, especialmente en laparroquia. Con diversas celebraciones e iniciativas, principalmente con la Eucaristadominical, que es momento privilegiado del encuentro de las comunidades con elSeor resucitado175, los fieles deben experimentar la parroquia como una familia en lafe y la caridad, en la que mutuamente se acompaen y ayuden en el seguimiento deCristo.

    306. Si queremos que las Parroquias sean centros de irradiacin misionera en suspropios territorios, deben ser tambin lugares de formacin permanente. Esto requiereque se organicen en ellas variadas instancias formativas que aseguren elacompaamiento y la maduracin de todos los agentes pastorales y de los laicosinsertos en el mundo. Las Parroquias vecinas tambin pueden aunar esfuerzos en estesentido, sin desaprovechar las ofertas formativas de la Dicesis y de la ConferenciaEpiscopal.

    6.4.3 Pequeas comunidades eclesiales307. Se constata que, en los ltimos aos, ha ido creciendo la espiritualidadde comunin y que, con diversas metodologas, se han hecho no pocosesfuerzos por llevar a los laicos a integrarse en pequeas comunidadeseclesiales, que van mostrando abundantes frutos. Para la NuevaEvangelizacin y para llegar a que los bautizados vivan como autnticosdiscpulos y misioneros de Cristo, tenemos un medio privilegiado en laspequeas comunidades eclesiales.

    308. Ellas son un mbito propicio para escuchar la Palabra de Dios, para vivirla fraternidad, para animar en la oracin, para profundizar procesos deformacin en la fe y para fortalecer el exigente compromiso de ser apstolesen la sociedad de hoy. Ellas son lugares de experiencia cristiana yevangelizacin que, en medio de la situacin cultural que nos afecta,secularizada y hostil a la Iglesia, se hacen todava mucho ms necesarias.

    309. Si se quieren pequeas comunidades vivas y dinmicas, es necesariosuscitar en ellas una espiritualidad slida, basada en la Palabra de Dios, quelas mantenga en plena comunin de vida e ideales con la Iglesia local y, enparticular, con la comunidad parroquial. As la parroquia, por otra parte, comodesde hace aos nos lo hemos propuesto en Amrica Latina, llegar a sercomunidad de comunidades

    176.

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    310. Sealamos que es preciso reanimar los procesos de formacin depequeas comunidades en el Continente, pues en ellas tenemos una fuentesegura de vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa, y a la vida laical conespecial dedicacin al apostolado. A travs de las pequeas comunidades,tambin se podra llegar a los alejados, a los indiferentes y a los quealimentan descontento o resentimientos frente a la Iglesia.

    6.4.4 Los movimientos eclesiales y nuevas comunidades311. Los nuevos movimientos y comunidades son un don del Espritu Santo para laIglesia. En ellos, los fieles encuentran la posibilidad de formarse cristianamente, crecery comprometerse apostlicamente hasta ser verdaderos discpulos misioneros. Asejercitan el derecho natural y bautismal de libre asociacin, como lo seal el ConcilioVaticano II177y lo confirma el Cdigo de Derecho Cannico. Convendra animar aalgunos movimientos y asociaciones, que muestran hoy cierto cansancio o debilidad, einvitarlos a renovar su carisma original, que no deja de enriquecer la diversidad conque el Espritu se manifiesta y acta en el pueblo cristiano.

    312. Los movimientos y nuevas comunidades constituyen un valioso aporte en larealizacin de la Iglesia Particular. Por su misma naturaleza, expresan la dimensincarismtica de la Iglesia:

    En la Iglesia no hay contraste o contraposicin entre la dimensin institucional y ladimensin carismtica, de la cual los movimientos son una expresin significativa,porque ambos son igualmente esenciales para la constitucin divina del Pueblo deDios178.

    En la vida y la accin evangelizadora de la Iglesia, constatamos que, en el mundomoderno, debemos responder a nuevas situaciones y necesidades de la vida cristiana.En este contexto, tambin los movimientos y nuevas comunidades son unaoportunidad para que muchas personas alejadas puedan tener una experiencia deencuentro vital con Jesucristo y, as, recuperen su identidad bautismal y su activaparticipacin en la vida de la Iglesia179. En ellos, podemos ver la multiforme presenciay accin santificadora del Espritu180.

    313. Para aprovechar mejor los carismas y servicios de los movimientos eclesiales enel campo de la formacin de los laicos, deseamos respetar sus carismas y suoriginalidad, procurando que se integren ms plenamente a la estructura originaria quese da en la dicesis. A la vez, es necesario que la comunidad diocesana acoja lariqueza espiritual y apostlica de los movimientos. Es verdad que los movimientosdeben mantener su especificidad, pero dentro de una profunda unidad con la Iglesiaparticular, no slo de fe sino de accin. Mientras ms se multiplique la riqueza de loscarismas, ms estn llamados los obispos a ejercer el discernimiento pastoral para

    favorecer la necesaria integracin de los movimientos en la vida diocesana, apreciandola riqueza de su experiencia comunitaria, formativa y misionera. Conviene prestarespecial acogida y valorizacin a aquellos movimientos eclesiales que han pasado yapor el reconocimiento y discernimiento de la Santa Sede, considerados como dones ybienes para la Iglesia universal.

    6.4.5 Los Seminarios y Casas de formacin religiosa

    http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#177bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#177bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#177bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#178bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#178bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#179bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#179bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#180bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#180bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#180bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#180bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#179bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#178bishttp://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_23.htm#177bis
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    314. En lo que se refiere a la formacin de los discpulos y misioneros de Cristo, ocupaun puesto particular la pastoral vocacional, que acompaa cuidadosamente a todos losque el Seor llama a servirle a la Iglesia en el sacerdocio, en la vida consagrada o enel estado laical. La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo deDios, comienza en la familia y contina en la comunidad cristiana, debe dirigirse a losnios y especialmente a los jvenes para ayudarlos a descubrir el sentido de la vida y

    el proyecto que Dios tenga para cada uno, acompandolos en su proceso dediscernimiento. Plenamente integrada en el mbito de la pastoral ordinaria, la pastoralvocacional es fruto de una slida pastoral de conjunto, en las familias, en la parroquia,en las escuelas catlicas y en las dems instituciones eclesiales. Es necesariointensificar de diversas maneras la oracin por las vocaciones, con la cual tambin secontribuye a crear una mayor sensibilidad y receptividad ante el llamado del Seor; ascomo promover y coordinar diversas iniciativas vocacionales181. Las vocaciones sondon de Dios, por lo tanto, en cada dicesis, no deben faltar especiales oraciones alDueo de la mies.

    315. Ante la escasez, en muchas parte de Amrica Latina y El Caribe, de personas querespondan a la vocacin al sacerdocio y a la vida consagrada es urgente dar uncuidado especial a la promocin vocacional, cultivando los ambientes en los que nacenlas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, con la certeza de que Jess siguellamando discpulos y misioneros para estar con l y para enviarlos a predicar el Reinode Dios. Esta V Conferencia hace un llamado urgente a todos los cristianos, yespecialmente a los jvenes, para que estn abiertos a una posible llamada de Dios alsacerdocio o a la vida consagrada; les recuerda que el Seor les dar la gracianecesaria para responder con decisin y generosidad, a pesar de los problemasgenerados por una cultura secularizada, centrada en el consumismo y el placer. A lasfamilias, las invitamos a reconocer la bendicin de un hijo llamado por Dios a estaconsagracin y a apoyar su decisin y su camino de respuesta vocacional. A lossacerdotes, les alentamos a dar testimonio de vida feliz, alegra, entusiasmo y santidaden el servicio del Seor.

    316. Un espacio privilegiado, escuela y casa para la formacin de discpulos ymisioneros, lo constituyen sin duda los seminarios y las casas de formacin. El tiempode la primera formacin es una etapa donde los futuros presbteros comparten la vidaa ejemplo de la comunidad apostlica en torno a Cristo Resucitado: oran juntos,celebran una misma liturgia que culmina en la Eucarista, a partir de la Palabra de Diosreciben las enseanzas que van iluminando su mente y moldeando su corazn para elejercicio de la caridad fraterna y de la justicia, prestan servicios pastoralesperidicamente a diversas comunidades, preparndose as para vivir una slidaespiritualidad de comunin con Cristo Pastor y docilidad a la accin del Espritu,convirtindose en signo personal y atractivo de Cristo en el mundo, segn el camino desantidad propio del ministerio sacerdotal182.

    317. Reconocemos el esfuerzo de los formadores de los Seminarios. Su testimonio ypreparacin son decisivos para el acompaamiento de los seminaristas hacia unamadurez afectiva que los haga aptos para abrazar el celibato sacerdotal y capaces devivir en comunin con sus hermanos en la vocacin sacerdotal; en este sentido, loscursos de formadores que se han implementado son un medio eficaz de ayuda a sumisin183.

    318. La realidad actual nos exige mayor atencin a los proyectos formativos de losSeminarios, pues los jvenes son vctimas de la influencia negativa de la cultura

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    postmoderna, especialmente de los medios de comunicacin social, trayendo consigola fragmentacin de la personalidad, la incapacidad de asumir compromisos definitivos,la ausencia de madurez humana, el debilitamiento de la identidad espiritual, entreotros, que dificultan el proceso de formacin de autnticos discpulos y misioneros. Poreso, es necesario, antes del ingreso al Seminario, que los formadores y responsableshagan una esmerada seleccin que tenga en cuenta el equilibro psicolgico de una

    sana personalidad, una motivacin genuina de amor a Cristo, a la Iglesia, a la vez quecapacidad intelectual adecuada a las exigencias del ministerio en el tiempo actual184.

    319. Es necesario un proyecto formativo del Seminario que ofrezca a los seminaristasun verdadero proceso integral: humano, espiritual, intelectual y pastoral, centrado enJesucristo Buen Pastor. Es fundamental que, durante los aos de formacin, losseminaristas sean autnticos discpulos, llegando a realizar un verdadero encuentropersonal con Jesucristo en la oracin con la Palabra, para que establezcan con lrelaciones de amistad y amor, asegurando un autntico proceso de iniciacin espiritual,especialmente, en el Perodo Propedutico. La espiritualidad que se promueva deberresponder a la identidad de la propia vocacin, sea diocesana o religiosa185.

    320. Se procurar, a lo largo de la formacin, desarrollar un amor tierno y filial aMara, de manera que cada formando llegue a tener con ella una espontneafamiliaridad, y la acoja en su casa como el discpulo amado. Ella brindar a lossacerdotes fortaleza y esperanza en los momentos difciles y los alentar a serincesantemente discpulos misioneros para el Pueblo de Dios.

    321. Se deber prestar especial atencin al proceso de formacin humana hacia lamadurez, de tal manera que la vocacin al sacerdocio ministerial de los candidatosllegue a ser en cada uno un proyecto de vida estable y definitivo, en medio de unacultura que exalta lo desechable y lo provisorio. Dgase lo mismo de la educacin haciala madurez de la afectividad y la sexualidad. sta debe llevar a comprender mejor elsignificado evanglico del celibato consagrado como valor que configura a Jesucristo,por tanto, como un estado de amor, fruto del don precioso de la gracia divina, segn el

    ejemplo de la donacin nupcial del Hijo de Dios; a acogerlo como tal con firmedecisin, con magnanimidad y de todo corazn; y a vivirlo con serenidad y fielperseverancia, con la debida ascesis en un camino personal y comunitario, comoentrega a Dios y a los dems con corazn pleno e indiviso 186.

    322. En todo el proceso formativo, el ambiente del Seminario y la pedagoga formativadebern cuidar un clima de sana libertad y de responsabilidad personal, evitando crearambientes artificiales o itinerarios impuestos. La opcin del candidato por la vida yministerio sacerdotal debe madurar y apoyarse en motivaciones verdaderas yautnticas, libres y personales. A ello se orienta la disciplina en las casas de formacin.Las experiencias pastorales, discernidas y acompaadas en el proceso formativo, sonsumamente importantes para corroborar la autenticidad de las motivaciones en el

    candidato y ayudarle a asumir el ministerio como un verdadero y generoso servicio, enel cual el ser y el actuar, persona consagrada y ministerio, son realidades inseparables.

    323. Al mismo tiempo, el Seminario deber ofrecer una formacin intelectual seria yprofunda, en el campo de la filosofa, de las ciencias humanas y, especialmente, de lateologa y la misionologa, a fin de que el futuro sacerdote aprenda a anunciar la fe entoda su integridad, fiel al Magisterio de la Iglesia, con atencin crtica atento alcontexto cultural de nuestro tiempo y a las grandes corrientes de pensamiento y deconducta que deber evangelizar. Asimismo, se deber reforzar el estudio de la

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    Palabra de Dios en el currculum acadmico en los diversos campos formativos,procurando que la Palabra divina no se reduzca slo a nociones, sino que sea enverdad espritu y vida que ilumine y alimente toda la existencia. Por tanto, sernecesario contar en cada seminario con el nmero suficiente de profesores bienpreparados187.

    324. Es indispensable confirmar que los candidatos sean capaces de asumir lasexigencias de la vida comunitaria, la cual implica dilogo, capacidad de servicio,humildad, valoracin de los carismas ajenos, disposicin a dejarse interpelar por losdems, obediencia al obispo y apertura para crecer en comunin misionera con lospresbteros, diconos, religiosos y laicos, sirviendo a la unidad en la diversidad. LaIglesia necesita sacerdotes y consagrados que nunca pierdan la conciencia de serdiscpulos en comunin.

    325. Los jvenes provenientes de familias pobres o de grupos indgenas requieren unaformacin inculturada, es decir, deben recibir la adecuada formacin teolgica yespiritual para su futuro ministerio, sin que ello les haga perder sus races y, de estaforma, puedan ser evangelizadores cercanos a sus pueblos y culturas188.

    326. Es oportuno sealar la complementariedad entre la formacin iniciada en elSeminario y el proceso formativo, que abarca las diversas etapas de vida delpresbtero. Hay que despertar la conciencia de que la formacin slo termina con lamuerte. La formacin permanente

    es un deber ante todo para los sacerdotes jvenes, y ha de tener aquella frecuencia yprogramacin de encuentros que, a la vez que prolongan la seriedad y solidez de laformacin recibida en el seminario, lleven progresivamente a los jvenes presbteros acomprender y vivir la singular riqueza del don de Dios el sacerdocio y adesarrollar sus potencialidades y aptitudes ministeriales, tambin mediante unainsercin cada vez ms convencida y responsable en el presbiterio, y, por tanto, en lacomunin y corresponsabilidad con todos los hermanos189.

    Al respecto, se requieren proyectos diocesanos bien articulados y constantementeevaluados.

    327. Las casas y centros de formacin de la Vida religiosa son tambin espaciosprivilegiados de discipulado y formacin de los misioneros y misioneras, segn elcarisma propio de cada instituto religioso.

    6.4.6 La Educacin Catlica328. Amrica Latina y El Caribe viven una particular y delicada emergencia educativa.En efecto, las nuevas reformas educacionales de nuestro continente, impulsadas paraadaptarse a las nuevas exigencias que se van creando con el cambio global, aparecencentradas prevalentemente en la adquisicin de conocimientos y habilidades, ydenotan un claro reduccionismo antropolgico, ya que conciben la educacinpreponderantemente en funcin de la produccin, la competitividad y el mercado. Porotra parte, con frecuencia propician la inclusin de factores contrarios a la vida, a lafamilia y a una sana sexualidad. De esta forma, no despliegan los mejores valores delos jvenes ni su espritu religioso; tampoco les ensean los caminos para superar laviolencia y acercarse a la felicidad, ni les ayudan a llevar una vida sobria y adquirir

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    333. Se produce, de este modo, una compenetracin entre los dos aspectos. Lo cualsignifica que no se concibe que se pueda anunciar el Evangelio sin que ste ilumine,infunda aliento y esperanza, e inspire soluciones adecuadas a los problemas de laexistencia; ni tampoco que pueda pensarse en una promocin verdadera y plena delser humano sin abrirlo a Dios y anunciarle a Jesucristo194.

    334. La Iglesia est llamada a promover en sus escuelas una educacin centrada en lapersona humana que es capaz de vivir en la comunidad, aportando lo suyo para subien. Ante el hecho de que muchos se encuentran excluidos, la Iglesia deber impulsaruna educacin de calidad para todos, formal y no-formal, especialmente para los mspobres. Educacin que ofrezca a los nios, a los jvenes y a los adultos el encuentrocon los valores culturales del propio pas, descubriendo o integrando en ellos ladimensin religiosa y trascendente. Para ello, necesitamos una pastoral de laeducacin dinmica y que acompae los procesos educativos, que sea voz que legitimey salvaguarde la libertad de educacin ante el Estado y el derecho a una educacin decalidad de los ms desposedos.

    335. De este modo, estamos en condiciones de afirmar que en el proyecto educativode la escuela catlica, Cristo, el Hombre perfecto, es el fundamento, en quien todos losvalores humanos encuentran su plena realizacin, y de ah su unidad. l revela ypromueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma, capacitando al hombre y ala mujer para vivir de manera divina; es decir, para pensar, querer y actuar segn elEvangelio, haciendo de las bienaventuranzas la norma de su vida. Precisamente por lareferencia explcita, y compartida por todos los miembros de la comunidad escolar, a lavisin cristiana aunque sea en grado diverso, y respetando la libertad de conciencia yreligiosa de los no cristianos presentes en ellala educacin es catlica, ya que losprincipios evanglicos se convierten para ella en normas educativas, motivacionesinteriores y, al mismo tiempo, en metas finales. ste es el carcter especficamentecatlico de la educacin. Jesucristo, pues, eleva y ennoblece a la persona humana, davalor a su existencia y constituye el perfecto ejemplo de vida. Es la mejor noticia,propuesta a los jvenes por los centros de formacin catlica195.

    336. Por lo tanto, la meta que la escuela catlica se propone, respecto de los nios yjvenes, es la de conducir al encuentro con Jesucristo vivo, Hijo del Padre, hermano yamigo, Maestro y Pastor misericordioso, esperanza, camino, verdad y vida, y, as, a lavivencia de la alianza con Dios y con los hombres. Lo hace, colaborando en laconstruccin de la personalidad de los alumnos, teniendo a Cristo como referencia enel plano de la mentalidad y de la vida. Tal referencia, al hacerse progresivamenteexplcita e interiorizada, le ayudar a ver la historia como Cristo la ve, a juzgar la vidacomo l lo hace, a elegir y amar como l, a cultivar la esperanza como l nos ensea,y a vivir en l la comunin con el Padre y el Espritu Santo. Por la fecundidadmisteriosa de esta referencia, la persona se construye en unidad existencial, o sea,asume sus responsabilidades y busca el significado ltimo de su vida. Situada en la

    Iglesia, comunidad de creyentes, logra con libertad vivir intensamente la fe, anunciarlay celebrarla con alegra en la realidad de cada da. Como consecuencia, maduran yresultan connaturales las actitudes humanas que llevan a abrirse sinceramente a laverdad, a respetar y amar a las personas, a expresar su propia libertad en la donacinde s y en el servicio a los dems para la transformacin de la sociedad.

    337. La Escuela catlica est llamada a una profunda renovacin. Debemos rescatar laidentidad catlica de nuestros centros educativos por medio de un impulso misionerovaliente y audaz, de modo que llegue a ser una opcin proftica plasmada en una

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    pastoral de la educacin participativa. Dichos proyectos deben promover la formacinintegral de la persona teniendo su fundamento en Cristo, con identidad eclesial ycultural, y con excelencia acadmica. Adems, han de generar solidaridad y caridadcon los ms pobres. El acompaamiento de los procesos educativos, la participacin enellos de los padres de familia, y la formacin de docentes, son tareas prioritarias de lapastoral educativa.

    338. Se propone que la educacin en la fe en las instituciones catlicas sea integral ytransversal en todo el currculum, teniendo en cuenta el proceso de formacin paraencontrar a Cristo y para vivir como discpulos y misioneros suyos, e insertando en ellaverdaderos procesos de iniciacin cristiana. Asimismo, se recomienda que lacomunidad educativa, (directivos, maestros, personal administrativo, alumnos, padresde familia, etc.) en cuanto autntica comunidad eclesial y centro de evangelizacin,asuma su rol de formadora de discpulos y misioneros en todos sus estamentos. Que,desde all, en comunin con la comunidad cristiana, que es su matriz, promueva unservicio pastoral en el sector en que se inserta, especialmente de los jvenes, lafamilia, la catequesis y promocin humana de los ms pobres. Estos objetivos sonesenciales en los procesos de admisin de alumnos, sus familias y la contratacin delos docentes.

    339. Un principio irrenunciable para la Iglesia es la libertad de enseanza. El amplioejercicio del derecho a la educacin, reclama a su vez, como condicin para suautntica realizacin, la plena libertad de que debe gozar toda persona para elegir laeducacin de sus hijos que consideren ms conforme a los valores que ellos msestiman y que consideran indispensables. Por el hecho de haberles dado la vida, lospadres asumieron la responsabilidad de ofrecer a sus hijos condiciones favorables parasu crecimiento y la grave obligacin de educarlos. La sociedad ha de reconocerloscomo los primeros y principales educadores. El deber de la educacin familiar, comoprimera escuela de virtudes sociales, es de tanta trascendencia que, cuando falta,difcilmente puede suplirse. Este principio es irrenunciable196.

    340. Este intransferible derecho, que implica una obligacin y que expresa la libertadde la familia en el mbito de la educacin, por su significado y alcance, ha de serdecididamente garantizado por el Estado. Por esta razn, el poder pblico, al quecompete la proteccin y la defensa de las libertades de los ciudadanos, atendiendo a la

    justicia distributiva, debe distribuir las ayudas pblicas que provienen de losimpuestos de todos los ciudadanos de tal manera que la totalidad de los padres, almargen de su condicin social, pueda escoger, segn su conciencia, en medio de unapluralidad de proyectos educativos, las escuelas adecuadas para sus hijos. Ese es elvalor fundamental y la naturaleza jurdica que fundamenta la subvencin escolar. Porlo tanto, a ningn sector educacional, ni siquiera al propio Estado, se le puede otorgarla facultad de concederse el privilegio y la exclusividad de la educacin de los mspobres, sin menoscabar con ello importantes derechos. De este modo, se promueven

    derechos naturales de la persona humana, la convivencia pacfica de los ciudadanos yel progreso de todos.

    6.4.6.2 Las universidades y centros superiores de educacin catlica341. Segn su propia naturaleza, la Universidad Catlica presta una importante ayudaa la Iglesia en su misin evangelizadora. Se trata de un vital testimonio de ordeninstitucional de Cristo y su mensaje, tan necesario e importante para las culturasimpregnadas por el secularismo. Las actividades fundamentales de una universidad

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    catlica debern vincularse y armonizarse con la misin evangelizadora de la Iglesia.Se llevan a cabo a travs de una investigacin realizada a la luz del mensaje cristiano,que ponga los nuevos descubrimientos humanos al servicio de las personas y de lasociedad. As, ofrece una formacin dada en un contexto de fe, que prepare personascapaces de un juicio racional y crtico, conscientes de la dignidad trascendental de lapersona humana. Esto implica una formacin profesional que comprenda los valores

    ticos y la dimensin de servicio a las personas y a la sociedad; el dilogo con lacultura, que favorezca una mejor comprensin y transmisin de la fe; la investigacinteolgica que ayude a la fe a expresarse en lenguaje significativo para estos tiempos.La Iglesia, porque es cada vez ms consciente de su misin salvfica en este mundo,quiere sentir estos centros cercanos a s misma, y desea tenerlos presentes yoperantes en la difusin del mensaje autntico de Cristo197.

    342. Las universidades catlicas, por consiguiente, habrn de desarrollar con fidelidadsu especificidad cristiana, ya que poseen responsabilidades evanglicas queinstituciones de otro tipo no estn obligadas a realizar. Entre ellas se encuentra, sobretodo, el dilogo fe y razn, fe y cultura, y la formacin de profesores, alumnos ypersonal administrativo a travs de la Doctrina Social y Moral de la Iglesia, para quesean capaces de compromiso solidario con la dignidad humana y solidario con lacomunidad, y de mostrar profticamente la novedad que representa el cristianismo enla vida de las sociedades latinoamericanas y caribeas. Para ello, es indispensable quese cuide el perfil humano, acadmico y cristiano de quienes son los principalesresponsables de la investigacin y docencia.

    343. Es necesaria una pastoral universitaria que acompae la vida y el caminar detodos los miembros de la comunidad universitaria, promoviendo un encuentro personaly comprometido con Jesucristo, y mltiples iniciativas solidarias y misioneras. Tambindebe procurarse una presencia cercana y dialogante con miembros de otrasuniversidades pblicas y centros de estudio.

    344. En las ltimas dcadas, en Amrica Latina y El Caribe, observamos el surgimiento

    de diversos Institutos de Teologa y Pastoral orientados a la formacin y actualizacinde agentes de pastoral. En este camino, se ha logrado crear espacios de dilogo,discusin y bsqueda de respuestas adecuadas a los enormes desafos que enfrenta laevangelizacin en el Continente. Asimismo, se han podido formar innumerables lderesal servicio de las Iglesias particulares.

    345. Invitamos a valorar la rica reflexin postconciliar de la Iglesia presente enAmrica Latina y El Caribe, as como la reflexin filosfica, teolgica y pastoral denuestras Iglesias y de sus centros de formacin e investigacin, a fin de fortalecernuestra propia identidad, desarrollar la creatividad pastoral y potenciar lo nuestro. Esnecesario fomentar el estudio y la investigacin teolgica y pastoral de cara a losdesafos de la nueva realidad social, plural, diferenciada y globalizada, buscando

    nuevas respuestas que den sustento a la fe y vivencia del discipulado de los agentesde pastoral. Sugerimos tambin una mayor utilizacin de los servicios que ofrecen losinstitutos de formacin teolgica pastoral existentes, promoviendo el dilogo entre losmismos y destinar ms recursos y esfuerzos conjuntos en la formacin de laicos ylaicas.

    346. Esta V Conferencia agradece el invaluable servicio que las diversas institucionesde educacin catlica prestan en la promocin humana y de evangelizacin de lasnuevas generaciones, como su aporte a la cultura de nuestros pueblos, y alienta a las

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    dicesis, congregaciones religiosas y organizaciones de laicos catlicos que mantienenescuelas, universidades, institutos de educacin superior y de capacitacin no formal, aproseguir incansablemente en su abnegada e insustituible misin apostlica.