heriberto soberanes ahumada 4.pdf

6
Heriberto Soberanes Ahumada Juan Soberanes Leyva, amoleño alto, de piel clara y de ojos azules, acudió a la convocatoria de trabajo que hizo la compañía minera francesa El Boleo, que extraía cobre en las ricas minas de Santa Rosalía BCS. Allí trabajo como contador, y conoció y se casó con su paisana Virginia Ahumada. De este matrimonio le nacería un hijo: Heriberto, que fue parido en El Amole, Guasave, Sinaloa, el 19 de noviembre de 1909, y que perdería a su madre al poco tiempo, quedándose a cargo de su tía Lupita. Ocho años después Juan dejaría las tierras bajacalifornianas para avecindarse en Chuchumicari, cerca de La Trinidad, en Sinaloa, para trabajar bajo las órdenes de Blas Valenzuela, y casarse por segunda vez, ahora con María Del Rosario Cervantes, con la que procrearía a Arturo, a Lucero, a Armida y a Juan Bautista. La familia completa emigrará, finalmente, a Guasave. Heriberto, ya en Guasave, estudiaría contabilidad privada por correspondencia en la Escuela Bancaria y Comercial, trabajó en esa profesión, puso un estudio fotográfico, abrió un par de farmacias, una fallida refaccionaria, se casó con Trinidad Lugo Báez, y tuvo siete hijos. Los vecinos del Guasave viejo saben que don Heriberto se distinguió por ser un contador capaz (a pesar de su modesta carrera) pues gracias a su actitud analítica ante las leyes fiscales, era una autoridad consultada por contadores públicos egresados de la principal universidad de México: la UNAM; conocen también que fue un fotógrafo de alta calidad (inició en la región y perfeccionó el arte de colorear a mano las fotografías, y experimentó ampliamente en técnicas de exposición y revelado fotográfico). Algunos guasavenses, pocos, saben que don Heri como se le llamaba cariñosamente- era un hombre de amplia cultura, de esos que siempre traen un libro en la mano (“me inicié como lector cuando niño, visitando la casa de mis primos Raúl y Flaviano Cervantes Ahumada, en El Amole, que tenía una muy buena y surtida biblioteca” –me contaba); y era además poseedor de grandes capacidades como inventor e innovador. Sobre todo ello ampliaré a manera de episodios.

Upload: heriberto-soberanes-lugo

Post on 24-Oct-2015

31 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Heriberto Soberanes Ahumada 4.pdf

Heriberto Soberanes Ahumada

Juan Soberanes Leyva, amoleño alto, de piel clara y de ojos azules, acudió a la

convocatoria de trabajo que hizo la compañía minera francesa El Boleo, que

extraía cobre en las ricas minas de Santa Rosalía BCS. Allí trabajo como

contador, y conoció y se casó con su paisana Virginia Ahumada. De este

matrimonio le nacería un hijo: Heriberto, que fue parido en El Amole, Guasave,

Sinaloa, el 19 de noviembre de 1909, y que perdería a su madre al poco tiempo,

quedándose a cargo de su tía Lupita. Ocho años después Juan dejaría las

tierras bajacalifornianas para avecindarse en Chuchumicari, cerca de La

Trinidad, en Sinaloa, para trabajar bajo las órdenes de Blas Valenzuela, y

casarse por segunda vez, ahora con María Del Rosario Cervantes, con la que

procrearía a Arturo, a Lucero, a Armida y a Juan Bautista. La familia completa

emigrará, finalmente, a Guasave.

Heriberto, ya en Guasave, estudiaría contabilidad privada por correspondencia

en la Escuela Bancaria y Comercial, trabajó en esa profesión, puso un estudio

fotográfico, abrió un par de farmacias, una fallida refaccionaria, se casó con

Trinidad Lugo Báez, y tuvo siete hijos.

Los vecinos del Guasave viejo saben que don Heriberto se distinguió por ser un

contador capaz (a pesar de su modesta carrera) pues gracias a su actitud

analítica ante las leyes fiscales, era una autoridad consultada por contadores

públicos egresados de la principal universidad de México: la UNAM; conocen

también que fue un fotógrafo de alta calidad (inició en la región y perfeccionó el

arte de colorear a mano las fotografías, y experimentó ampliamente en técnicas

de exposición y revelado fotográfico).

Algunos guasavenses, pocos, saben que don Heri –como se le llamaba

cariñosamente- era un hombre de amplia cultura, de esos que siempre traen un

libro en la mano (“me inicié como lector cuando niño, visitando la casa de mis

primos Raúl y Flaviano Cervantes Ahumada, en El Amole, que tenía una muy

buena y surtida biblioteca” –me contaba); y era además poseedor de grandes

capacidades como inventor e innovador. Sobre todo ello ampliaré a manera de

episodios.

Page 2: Heriberto Soberanes Ahumada 4.pdf

Lector voraz

Un hombre por más inteligencia que posea de nacimiento no la acrecentará si no

lee cotidianamente. Heriberto Soberanes Ahumada leía vorazmente: la última

enciclopedia que compraba la leía como se lee una buena novela, de punta a

rabo – y no superficialmente sino con profundidad- sacrificando alimentos y

sueño las más de las veces. Como natural consecuencia Soberanes poseía una

gramática y una redacción impecables. No es poco para quien –circunstancias

familiares o costumbres de la época- solo estudió primer año de primaria.

Un avión a motor eléctrico

Cuenta Lucero, su hermana, que Heriberto, aún soltero, diseñó y construyó un

avión a escala dotado de un motor eléctrico alimentado por pila, que voló y fue la

admiración de los vecinos. De esto le viene su apodo Lindbergh (nombre del

piloto que cruzó el océano Atlántico, en solitario y sin escalas, en 1927, en su

aeronave, el Espíritu de San Luis), con el que se conocería popularmente.

Su primera cámara fotográfica

El entonces joven Heriberto, cuando se iniciaba en el arte fotográfico, decidió,

quizá alentado por saberse creativo, tal vez por cortedad de recursos

financieros, o ambos, fabricar su primera cámara fotográfica: lentes, fuelles,

articulaciones, paredes y otras piezas, se fueron uniendo con precisión hasta

convertirse en su primera cámara fotográfica.

Un sistema electrónico de flashes

Hacer una fotografía de calidad en los setentas era un reto; entre otros había

que lograr una buena iluminación de la escena: lámparas reflectoras de distinta

potencia luminosa, y situadas en diferentes ángulos y a diversas distancias, eran

parte esencial para lograr una imagen rica en todos sus detalles y aún discreta

con las imperfecciones físicas naturales en cualquier individuo. Don Heri era un

maestro en ello, lograba una iluminación de primera. El problema era que los

tales reflectores generaban un calor alto, y causaban sudor abundante en los

fotografiados. Constantemente, durante las pruebas de iluminación, mi madre

Page 3: Heriberto Soberanes Ahumada 4.pdf

secaba el sudor a los retratados. Un día a don Heriberto se le ocurrió una

solución: un sistema de flashes fotográficos que desde diferentes colocaciones y

a distintas potencias hicieran un disparo de luz simultáneo; el problema ahora

era que el tal artificio no existía; había que crearlo. Pero para él eso no era un

problema sino un reto a su creatividad. Una semana de trabajo –concepciones,

planos y hechuras- con circuitos eléctricos y electrónicos rindió fruto: los

siguientes novios en fotografiarse no sudaron ni una gota en la sesión en que se

estrenó el artilugio (que llegó para quedarse).

Enfoque automático de amplificadora

Proyectar, desde diferentes distancias, la luz que velará el papel sensible

fotográfico, con resolución clara, ocupa ajustar el lente. Nuestro inventor creó

con éxito un mecanismo de enfoque automático de la amplificadora (que había

construido con sus propias manos), mediante un riel de curvatura variable

(probablemente logarítmica), donde se apoyaban una serie de baleros.

Fotografiando el eclipse solar

Un evento como un eclipse de sol es todo un suceso: el oscurecimiento del día

en las horas de la tarde, el comportamiento de las aves allegándose a sus

querencias, el temor hacia el meteoro por supersticiones de mentes

conservadoras, etc. Heriberto Soberanes Ahumada no veía un eclipse solar de

ninguna de estas maneras. Para él era un evento natural digno de estudio: Tomó

fotografías a un Eclipse Solar visible en Guasave (no recuerdo la fecha)

Utilizando un tubo de PVC de tres metros de largo y 5 pulgadas de diámetro, con

una tapa con un pequeño orificio circular en el extremo que apuntaba al sol –

como un lente- y una cámara fotográfica en el otro en la que registró todas y

cada una de esas fases de oscurecimiento, como se les llama, que ahora,

gracias a las telecomunicaciones podemos ver cómodamente desde casa con

solo encender la televisión o consultar el Internet.

Para llegar a la luna

En 1969 el hombre se preparaba para coronar una aventura iniciada años atrás:

poner un ser humano en la luna. Los periódicos nacionales cubrían la noticia día

Page 4: Heriberto Soberanes Ahumada 4.pdf

a día (él era lector de Excélsior, que hacía llegar a Guasave su número del día

sobre las 7 de la tarde). Nuestro personaje reconstruía la ruta de los navegantes

del espacio considerando todas las complejidades de la mecánica de Newton –

que conocía al dedillo-, y lo hacía en forma de planos dibujados y llenos de

ecuaciones implicadas en la navegación. Algunos visitantes de nuestra casa,

interesados en el tema, pasaban a la planta alta donde, sobre una mesa de

trabajo, él les mostraba y explicaba hasta los mínimos detalles el periplo inédito.

“Mi compadre debería estar en la NASA trabajando con el equipo que lleva al

hombre a la luna” –decía alguno de los visitantes-. Mi padre agradecía esos

comentarios, y sonreía ante otros, como aquel que le dedicó uno de sus

paisanos de El Amole, amante de las teorías conspirativas: “pierdes el tiempo

con tus cálculos, Heriberto; jamás podremos ir a la luna, es pura propaganda de

los gringos”.

Reparar la planta de luz

“Amaneció sin electricidad Guasave” –corrió la voz. El gerente de la planta,

notificó de inmediato la falla del sistema al importador que la había vendido al

municipio. Este envió con rapidez, desde la ciudad de México, un equipo técnico

que viniera a arreglar el desperfecto. Varios días de trabajo no rindieron fruto. El

importador le dijo al quejoso que hasta allí llegaba su garantía, que la alternativa

era traer técnicos desde Alemania, el país que había fabricado el aparato, pero

eso se haría a cargo del erario público del municipio. Algún vecino enterado le

comentó a Soberanes del problema. Don Heri se ofreció para intentar resolverlo:

pidió planos del aparato, estudió sus complejidades, se encerró por días enteros

–poco comer y dormir-, leyó textos de especialidad, razonó, probó, y… ¡funcionó!

Guasave volvió a tener electricidad. Mi madre le reclamó que no haya cobrado

por su trabajo, y él contestó: No cobré porque no me contrataron; el dinero es lo

de menos; ¡supieras cuánto aprendí en resolverlo!

Comunismo

Mientras el mundo romántico de los sesentas consideraba a la Rusia de Stalin

un país idealmente gobernado, y a la Cuba de Castro una prueba de que tal

paraíso había podido implementarse en nuestra América, don Heriberto, que

Page 5: Heriberto Soberanes Ahumada 4.pdf

entendía de ciencias sociales y políticas, comentaba a sus amigos que bajo esos

gobiernos escaseaba la libertad, y que en esas condiciones el hombre no podría

ser feliz. Ante las afirmaciones de testimonios que había tenido la experiencia de

viajar a esos países y ver su progreso, decía Soberanes: “se les mostró lo que

ustedes querían ver: lo positivo; la cara sucia del sistema se las esconden”, y

agregaba: “no es un asunto de política sino de lógica: la libertad es condición

necesaria -mas no suficiente, les aclaraba- para que un pueblo alcance la

felicidad”. Con el tiempo se demostró que nuestro biografiado no estaba

equivocado: Stalin terminó satanizado, el muro de Berlín cayó, y la crisis

económica permanente de la isla, y la represión a la disidencia en Cuba llegó a

ser de todos conocida.

Detrás del gesto adusto un alma sensible

A “Lindbergh” se le consideraba un hombre adusto, seco en su trato, y lo fue

ante el interlocutor ajeno, pero ante la gente de sus confianzas y de sus amores

era otro tipo: sensible al grado del llanto de emoción ante un sentido tango, o

frente a la presentación artística de alguno de sus hijos. Era además, y se le

puede preguntar a sus allegados, un bromista creativo y original.

Oído musical

Soberanes tenía como cualquiera su música favorita: gustaba especialmente del

trío Los Panchos, en los que admiraba la ejecución del requinto por Alfredo “el

güero” Gil-; y apreciaba escuchar tangos –cantaba algunos entonadamente-. Se

menciona enseguida que tenía la rara virtud de contar con un oído musical poco

común: era capaz de deletrear, sonido por sonido, una compleja y rápida

sucesión de notas musicales. Tuve la suerte de aprovecharme de esta cualidad

de mi padre toda vez que en mis ejecuciones a la guitarra me señalaba aquellas

notas que él detectaba erróneas, y me las dictaba en “cámara lenta”,

procediendo yo a hacer las correcciones.

Hacedor potente y selectivo

Hacer de todo un poco y de manera regular o mala, es la regla de los mil-usos.

Nuestro biografiado quizás no llegaba a las mil ocupaciones, pero lo

Page 6: Heriberto Soberanes Ahumada 4.pdf

concerniente a plomería, carpintería y electricidad, entre otros quehaceres –abrir

una caja fuerte trabada, reparar el aparato de rayos X del doctor Díaz de León,

arreglar las bombas de gasolina de la localidad…-, lo hacía de alta calidad

invariablemente. Se señala que su condición era que el quehacer fuera de su

gusto, que si no era así, y tuviera que hacerlo –por las presiones profesionales,

familiares- su resultado ya no era el mismo.

Aficionado al beisbol

No se le recuerda como un aficionado a los deportes en general, pero si se

trataba de beisbol, podía clasificarse como fanático. Su asistencia a los juegos

era obligada y su salida del estadio a medio partido un episodio dramático que

podía deberse a dos razones: la necesidad de atender la sesión de fotografías

en ese momento (para lo cual se enviaba un mensajero al estadio a avisarle), o

que el equipo local estuviera recibiendo una paliza. Cuando no podía asistir a

algún partido –y esto lo hace diferente a los más de los aficionados-

acostumbraba llevar un registro de los pormenores jugada a jugada. En esto era

todo un apuntador profesional.

Don Heriberto Soberanes Ahumada, intelectual, inventor, hombre de cultura

amplia, contador y fotógrafo, falleció en su Guasave el 11 de julio de 1983.

Esta semblanza fue escrita por Heriberto Soberanes Lugo,

con la colaboración de los demás hijos del biografiado, de sus

sobrinos, y de Lucero, la única de sus hermanos que le

sobrevive.

2013