guia entrevista motivacional

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E E N N T T R R E E V V I I S S T T A A M M O O T T I I V V A A C C I I O O N N A A L L E E N N A A T T E E N N C C I I Ó Ó N N P P R R I I M M A A R R I I A A Josep Sánchez Monfort [email protected] ENTREVISTA MOTIVACIONAL EN ATENCIÓN PRIMARIA - 1

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Josep Sánchez Monfort [email protected]

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ENTREVISTA MOTIVACIONAL

EN ATENCIÓN PRIMARIA

Definición.- La entrevista motivacio-

nal es un tipo de entrevista clínica

que, mediante la colaboración entre

el profesional y el paciente, acentúa

en este último el compromiso para

el cambio de conducta y la adheren-

cia al tratamiento evocando su pro-

pia motivación y recursos y

respetando su autonomía.

Esta definición utiliza las tres carac-

terísticas que forman lo que se ha

llamado el espíritu de la entrevista

motivacional.

Cooperativa.- La entrevista motiva-

cional se apoya en una participación

cooperativa y colaborativa tanto del

paciente como del profesional. En

vez de una relación desigual entre

un profesional experto que dirige a

un paciente pasivo, se produce una

colaboración activa entre ambos du-

rante el proceso de toma de decisio-

nes. Por ejemplo, nosotros sabemos

que el ejercicio regular es importan-

te, pero es el paciente quien mejor

sabe cómo lo puede integrar con éxi-

to en su vida diaria. Los pacientes

son nuestros mejores asesores.

Evocativa.- Aunque a menudo el

cuidado de la salud parece que con-

siste en dar al paciente aquello que

le falta (medicación, conocimiento,

habilidades, etc), la entrevista moti-

vacional intenta sacar aquello que

los pacientes ya tienen con el fin de

activar su propia motivación y recur-

sos. Aunque un paciente pueda pare-

cer que no está motivado, seguro

que tiene sus propias metas, valo-

res, aspiraciones y sueños. Lo que

hace la entrevista motivacional es

relacionar el cambio de conducta

con aquello que importa a los pa-

cientes, con sus valores e intereses.

Respetuosa con la autonomía

del paciente.- El respeto a la auto-

nomía del paciente, además de ser

uno de los cuatro principios bioéti-

cos clásicos (beneficencia, no malefi-

cencia, justicia y autonomía) es una

de las características básicas de la

entrevista motivacional, pues en últi-

ma instancia es el paciente quien de-

cide lo que hay que hacer. Además,

hay algo en la naturaleza humana

que se resiste a ser coaccionado o a

que le digan lo que tiene que hacer.

Sorprendentemente el reconocimien-

to del derecho a la libertad del pa-

ciente a no cambiar es lo que a

veces hace posible el cambio.

CUATRO PRINCIPIOS DE LA

ENTREVISTA MOTIVACIONAL

(EEEE)

• Evitar el reflejo corrector

• Entender las motivaciones del pa-

ciente

• Escuchar al paciente

• Estimular la autoconfianza del pa-

ciente

Evitar el reflejo corrector.- A me-

nudo creemos que sabemos lo que

es mejor para los demás, especial-

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mente en nuestro trabajo. Las perso-

nas parece que tenemos un deseo in-

terno de corregir las cosas. Es muy

común que cuando vemos algo im-

perfecto intentemos corregirlo. Cuan-

do vemos que alguien va por la

dirección equivocada el reflejo co-

rrector nos impulsa a llevarlo al

buen camino. El problema es que es-

ta inclinación puede tener un efecto

paradójico por la tendencia humana

a resistirse a la persuasión. Esto ocu-

rre principalmente cuando el pacien-

te es ambivalente. Si tomamos el

lado bueno de la ambivalencia y le

decimos a un fumador: “El tabaco te

perjudica y deberías dejar de fumar”

la respuesta natural suele ser: “No

es para tanto. Yo me encuentro muy

bien” Esta forma de actuar podría te-

ner efectos terapéuticos si no fuera

por un principio bien documentado

de la naturaleza humana: tendemos

a creer aquello que nos oímos decir

a nosotros mismos. Cuanto más ver-

balizan las desventajas del cambio,

más firmes se mantienen en su si-

tuación actual. Si estamos argumen-

tando a favor del cambio y el

paciente se resiste y discute en con-

tra del cambio es que nos hemos po-

sicionado en el lado equivocado. Es

el paciente quien tiene que verbali-

zar los argumentos a favor del cam-

bio. Lo que hace la entrevista

motivacional es sacar a la luz esos

argumentos desde el interior del pa-

ciente y eso significa suprimir lo que

puede parecer lo más lógico: el refle-

jo corrector.

Entender las motivaciones del

paciente.- Son las razones del pa-

ciente para cambiar y no las nues-

tras las que tienen más

probabilidades de desencadenar el

cambio, por lo que es necesario ex-

plorar las percepciones sobre su ac-

tual situación y sus motivaciones

para cambiar. El tiempo que tene-

mos para las consultas es limitado,

por lo que es mejor aprovecharlo ex-

plorando los argumentos del pacien-

te para el cambio de conducta, que

perderlo diciéndole por qué tiene

que cambiar y cómo debe hacerlo.

Escuchar al paciente.- Escuchar

bien es una habilidad clínica comple-

ja y requiere algo más que realizar

preguntas y esperar pacientemente

las respuestas. Implica un interés

empático en que el paciente esté se-

guro de que lo hemos entendido, ha-

ciendo conjeturas sobre el

significado de lo que hemos escucha-

do.

Estimular la autoconfianza de pa-

ciente.- Las ideas y recursos del pa-

ciente son una pieza clave para el

cambio. Nuestro papel es estimular

su confianza en que el cambio es po-

sible. Un paciente que toma parte

activa en la consulta, pensando en

voz alta sobre el por qué y cómo

cambiar y que confíe en que el cam-

bio es posible, es más probable que

a continuación haga algo al respecto.

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Ejemplo de consulta directiva

Paciente intervenido de bypass que

acude a consulta de seguimiento

tres meses después de la interven-

ción.

PROFESIONAL.- Hola. Según el informe

del cardiólogo parece que el corazón

está respondiendo bien a la operación.

Sin embargo en el informe dice que si-

gues fumando. ¿Es eso cierto?

PACIENTE.- Sí.

PRO.- Bueno, eso es un problema serio

porque, como ya sabes, el tabaco es fa-

tal para tu corazón. ¿No te hemos dicho

varias veces que tienes que dejar de fu-

mar?

PAC.- Es muy difícil dejarlo. Lo he inten-

tado, se lo aseguro, pero no puedo.

PROF.- ¿No te das cuenta que si sigues

fumando el riesgo de volver a sufrir otro

ataque al corazón es mucho mayor?

PAC.- Salgo a pasear de vez en cuando

como me dijo.

PROF.- Pero no todos los días. Y

además sigues fumando. ¿Qué me dices

de la dieta que te di?

PAC.- La tengo en casa y trato de comer

mejor.

PROF.- ¿Sigues esa dieta?

PAC.- Más o menos.

PROF.- ¿Pero no la haces correctamen-

te?

PAC.- He probado algunas recetas, pe-

ro no me gustan. Además ese tipo de

comidas cuestan mucho más de prepa-

rar. Me costará un poco acostumbrarme.

PROF.- Ya veo que a pesar de lo grave

que has estado, sigues fumando, no ha-

ces bien la dieta y no sales todos los

días a pasear. ¿A qué esperas para ha-

cer lo que te hemos dicho? ¿A sufrir

otro infarto?

PAC.- No

PROF.- Pues no hace falta que te repita

lo que ya sabes: Que tienes que dejar

de fumar, tienes que hacer la dieta que

te di y salir a pasear todos los días.

En el ejemplo anterior el profesio-

nal:

• asume que porque el paciente ha

sufrido un infarto está muy motiva-

do para modificar su dieta, hacer

ejercicio y dejar de fumar

• intenta persuadir abiertamente al

paciente usando su “razonamiento

lógico como experto”

• sugiere pasar inmediatamente a la

acción a pesar de las dudas del pa-

ciente

• no aprecia los cambios que ya ha

realizado el paciente

Por su parte, el paciente:

• se vuelve defensivo y resistente al

cambio

• siente que el profesional no entien-

de sus esfuerzos

• sale de la consulta menos motiva-

do que cuando entró (el peor de los

resultados posibles)

El profesional adopta una postura de

preocupación y confrontación expre-

sando las ventajas del cambio y las

desventajas de no cambiar mientras

que la postura del paciente es de de-

fensa expresando las desventajas

del cambio y las ventajas de no cam-

biar. Los motivos para cambiar han

salido de la boca equivocada. El ob-

jetivo de la entrevista motivacional

es que sea el paciente quien hable a

favor del cambio.

La clave para entender cómo una

consulta relativamente breve puede

provocar un cambio duradero en la

conducta de salud está en conocer el

fenómeno de la ambivalencia:

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La ambivalencia es un estado nor-

mal y definido de la naturaleza hu-

mana. ¿Puedes imaginarte diciendo

o pensando esto?: “Quizás debería

hacer algo al respecto. Me preocupa,

pero no haré nada todavía. Además

tampoco es tan grave. De momento

estoy bien así. Ya veremos más ade-

lante”.

La mayoría de las personas quieren

estar sanas y están dispuestas a ha-

cer alguna cosa en beneficio de la sa-

lud. La mayoría de las personas

también están a gusto con su rutina

habitual y encuentran desventajas

para cambiar. Algunos comporta-

mientos de salud son desagradables

o incluso dolorosos (pincharse la ye-

ma del dedo para comprobar la glu-

cemia, iniciar ejercicio tras una

intervención quirúrgica o soportar

los efectos secundarios de un trata-

miento) Los pacientes suelen tener

buenas razones para realizar el cam-

bio que queremos proponer como

hacer ejercicio, dejar de fumar o se-

guir una dieta. A los pacientes tam-

bién les gusta mantener su estado

actual (vida sedentaria, fumar o co-

mer una dieta desequilibrada) Esta

ambivalencia, este querer y no que-

rer al mismo tiempo, es bastante ha-

bitual. En las siguientes frases:

“Necesito perder peso, pero odio ha-

cer ejercicio”

“Quiero moverme, pero me duele la

herida”

“Debería dejar de fumar, pero ahora

es un mal momento”

“Ya sé que tengo que tomar la medi-

cación, pero me da náuseas”

Lo que delata la ambivalencia es el

“pero” del medio de la frase. Las per-

sonas pueden quedar atrapadas en

la ambivalencia, como si los argu-

mentos a ambos lados del “pero” se

anularan entre sí.

Sin embargo hay cosas que pueden

hacer que una persona se mueva ha-

cia uno de los dos lados de la ambi-

valencia y la consulta con un

profesional de la salud puede ser

una de esas cosas.

En la consulta diaria explicamos una

y otra vez a los pacientes lo que tie-

nen que hacer, como lo tienen que

hacer y por qué lo tienen que hacer

pero no ocurre nada y nos sentimos

frustrados. Nos dejamos llevar por el

reflejo corrector. La respuesta de los

pacientes a estos argumentos a fa-

vor del cambio suele ser un “sí, pe-

ro…” Cuando esto ocurre los

pacientes comienzan a expresar ar-

gumentos en contra del cambio.

Nuestro objetivo debe ser que los pa-

cientes hablen a favor del cambio, si

este es compatible con sus valores

personales y aspiraciones en vez de

provocar resistencia al cambio.

Ejemplo de entrevista con expresio-

nes de ambivalencia:

a) No quiero, pero debería hacerlo.

b) Si crees que debes hacerlo, ¿por

qué no lo haces?

a) No es tan fácil

b) Ya se que no es tan fácil, pero tu

salud empeorará si no lo haces.

a) No creo que sea tan malo como di-

ces.

b) La verdad es que no quieres cam-

biar, ¿no es así?

a) Lo haré algún día. Ahora no es el

momento.

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Si no estamos atentos para detectar

esa ambivalencia y nos dejamos lle-

var por el reflejo corrector, se inicia

un diálogo en el que nosotros asumi-

mos el papel de defensores del cam-

bio, dejando al paciente el papel de

defensor del mantenimiento de la

conducta.

Definición clásica de la entrevista

motivacional (Miller & Rollnick

1995): Método de entrevista clí-

nica centrado en el paciente que

mejora la motivación intrínseca

para el cambio explorando y re-

solviendo sus ambivalencias.

Definición actual de entrevista moti-

vacional (Miller, 2006): Es un pro-

ceso narrativo que evoca en el

paciente razones para el cambio

y compromiso para cambiar.

Estilos de comunicación

Acompañante.- En el estilo acom-

pañante predomina la escucha. La

buena escucha evita instruir o dirigir,

estar de acuerdo o en desacuerdo,

persuadir o aconsejar, advertir o ana-

lizar. El único objetivo es ver y enten-

der el mundo a través de los ojos del

otro. Un paciente a quien le acaba-

mos de dar malas noticias o aquellos

pacientes que están pasando por

una situación de duelo o pérdida ne-

cesitan que adoptemos un estilo

acompañante. Al inicio de la consul-

ta, un breve periodo de acompaña-

miento nos ayuda a entender los

síntomas del paciente y cómo estos

síntomas encajan en el cuadro más

amplio de su vida y su salud.

Director.- El estilo director sugiere

un tipo de relación totalmente dife-

rente. Implica una relación desigual

en cuanto a poder, autoridad, expe-

riencia o conocimiento. El director,

esencialmente, dice a los demás lo

que tienen que hacer. El estilo es

adecuado en los casos en los que la

salud del paciente depende de nues-

tras decisiones o intervenciones. En

los casos de urgencias vitales, el esti-

lo director ha salvado muchas vidas.

Es el tipo de estilo que los pacientes

esperan y se adapta bien a muchas

situaciones clínicas. Bien hecho, sue-

le ser un estilo claro, relevante y re-

quiere poco tiempo. Para eso hay

que comenzar la entrevista con un

estilo acompañante.

Guía.- Un guía te ayuda a encontrar

el camino. No es el guía quien deci-

de lo que tienes que ver o hacer. Tú

decides donde quieres ir y el guía te

ayuda a llegar allí. Un buen guía co-

noce las alternativas y puede ofrecer-

te diversas rutas para que elijas. La

entrevista motivacional es una forma

particular de estilo guía que ayuda al

paciente a tomar sus propias decisio-

nes respecto al cambio de conducta.

Los tres estilos (acompañante, direc-

tor y guía) se usan en la vida diaria.

Cada uno sirve para diferentes tipos

de situaciones y relaciones. (Un em-

pleado no usará un estilo directivo

con su jefe, y a un padre que usa el

estilo acompañante mientras su hijo

se comporta de forma salvaje en un

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restaurante, lo calificaríamos de

irresponsable) Las habilidades en co-

municación requieren el uso apropia-

do y flexible de los tres estilos.

Herramientas de comunicación

Preguntar.- Hacemos preguntas pa-

ra recoger información. El objetivo

de las preguntas es comprender el

problema (o problemas) del pacien-

te. Cuando preguntamos estamos pi-

diendo a la otra persona que nos dé

una respuesta.

Escuchar.- La buena escucha es un

proceso activo. Implica comprobar

que hemos comprendido correcta-

mente el significado de lo que nos di-

cen y también comunica: “Lo que

estas diciendo me interesa. Quiero

que me cuentes más cosas”. Una

buena escucha es la habilidad más

importante en la entrevista motiva-

cional.

Informar.- Es el principal vehículo

para transmitir al paciente conoci-

mientos sobre su estado de salud y

su tratamiento.

Estas tres herramientas de comuni-

cación se usan en los tres estilos

que hemos visto antes. Lo que distin-

gue cada estilo es la proporción del

tiempo dedicado a cada una de las

herramientas. Así el estilo directivo

usa principalmente la información, el

estilo acompañante se basa sobre to-

do en la escucha. Los tres estilos

usan las preguntas de alguna forma.

El estilo guía es el que usa de forma

PREGUNTAR

¿Cómo tenemos que preguntar

en la entrevista motivacional?

Preguntas cerradas.- Son una for-

ma eficiente de conseguir informa-

ción específica. Son preguntas que

requieren una respuesta breve. Los

árboles de decisión diagnóstica re-

quieren realizar las preguntas cerra-

das adecuadas para poder elegir el

camino que llevará al diagnóstico

correcto. Con estas preguntas inten-

tamos recoger la información que

nosotros consideramos importante.

Preguntas abiertas.- Son aquellas

que no admiten una respuesta cor-

ta, por lo que requieren respuestas

más elaboradas Con ellas se invita

al paciente a decir lo que es impor-

tante para él. Nos permite entender

lo que el paciente percibe y experi-

menta. La entrevista motivacional

utiliza las preguntas abiertas para

recoger información.

Ejemplo.- ¿Qué hace cuando sufre

una crisis de asma? (pregunta abier-

ta) ¿Utiliza el inhalador que le indi-

qué? (pregunta cerrada)

más equitativa las tres herramientas.

Los estilos de comunicación también

se diferencian en la finalidad y la for-

ma en que se utilizan cada una de

las herramientas, en la actitud del

profesional y la forma de abordar el

problema del paciente y en el len-

guaje no verbal (tono de voz, con-

tacto visual, lenguaje corporal, etc.)

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Hay que tener cuidado de no reali-

zar una pregunta cerrada a continua-

ción de una abierta, pues la anula y

el paciente responde solamente a la

pregunta cerrada. Imaginad que se

hacen las dos preguntas anteriores

seguidas. Lo más probable es que el

paciente conteste la segunda pre-

gunta e ignore la primera.

¿Qué tenemos que preguntar en

la entrevista motivacional?

En el paciente a quien vamos a pe-

dir cambios necesitamos saber:

• Qué tipo de cambio está dispuesto

a realizar en el caso de que sea posi-

ble más de un cambio (fijar agenda)

• Qué importancia tiene el cambio

para él (expectativas de resultados)

y qué confianza tiene en que el cam-

bio sea posible (expectativas de efi-

cacia) Lo manifiesta verbalizando las

ventajas y desventajas de cambiar o

no cambiar (frases de cambio y fra-

ses en contra del cambio)

• En qué punto del proceso de cam-

bio se encuentra

Fijar la agenda.- Se refiere a una

breve discusión que no dura más de

un minuto, en la cual se le da al pa-

ciente la máxima libertad para deci-

dir qué tipo de cambio está

dispuesto a realizar. Si elegimos no-

sotros el tipo de cambio sin consul-

tar al paciente perdemos la

oportunidad de conocer que tipo de

cambio de conducta está más dis-

puesto a llevar a cabo. Podemos de-

cirle al paciente cuales son los

cambios que podría realizar, para

que elija cual de ellos considera más

importante o más factible, o bien

que proponga alguno que no hemos

mencionado. Se trata de acordar con

el paciente donde enfocará el cam-

bio de conducta.

Frases de cambio.- Son manifesta-

ciones de los pacientes que expresan

deseo (me gustaría dejar de fumar),

capacidad (puedo apuntarme a un

gimnasio), necesidad (tengo que per-

der peso) o razones para cambiar

(no quiero acabar como mi padre).

Si no expresa estas afirmaciones es-

pontáneamente podemos sugerirlas

mediante preguntas del tipo:

• Deseo.- ¿Qué quieres hacer…?

¿Qué te gustaría…?

• Capacidad.- ¿Qué es posible? ¿Qué

podrías hacer?

• Razones.- ¿Por qué quieres cam-

biar? ¿Qué ganarías con el cambio?

• Necesidad.- ¿Qué importancia tie-

ne este cambio?

Escala de medición.- Es una forma

de valorar la motivación y la confian-

za en el cambio. Se pregunta al pa-

ciente que sitúe en una escala del 1

al 10 la importancia que para él tie-

ne el cambio, o la confianza que tie-

ne en conseguir el cambio. Una vez

situado en un punto de la escala se

le pregunta por qué no ha elegido

una puntuación inferior, o qué haría

falta para elegir una puntuación su-

perior. Esto nos ayuda a entender

las razones del paciente y su confian-

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za en el cambio y sus respuestas

suelen ser frases de cambio. Hay

que tener cuidado en no preguntar

por qué no ha elegido una puntua-

ción mayor, pues esto provoca que el

paciente verbalice razones en contra

del cambio.

Pros y contras.- Otra forma de eva-

luar las razones del paciente es pi-

diéndole que analice los pros y los

contras del cambio de conducta. Es-

to permite explorar la ambivalencia

del paciente. Se realiza en cuatro pa-

sos: 1) Preguntamos al paciente por

lo que le gusta de su actual conduc-

ta. 2) Preguntamos por lo que no le

gusta de su conducta. 3) Resumimos

los pros y los contras. 4) Finalizamos

con una pregunta clave como vere-

mos más adelante.

Estadios de cambio

Prochaska y DiClemente, observando

los cambios de conducta respecto al

tabaco que se producen a lo largo de

la vida como fumador en los ámbitos

cognitivo, afectivo y conductual, pro-

pusieron un modelo teórico de cam-

bio que describe cómo las personas

modifican un problema de conducta

o adquieren una conducta positiva.

Dicho modelo sirve de base para de-

sarrollar intervenciones efectivas pa-

ra promover cambios hacia

conductas más saludables.

El eje central del modelo son los es-

tadios de cambio. Éstos representan

una dimensión temporal. El cambio

de conducta implica una serie de

fenómenos que tienen lugar a lo lar-

go del tiempo. A diferencia de otras

teorías alternativas que definen el

cambio de conducta como un todo o

nada, el modelo de Prochaska consi-

dera el cambio como un proceso

que va avanzando a través de una

serie de cinco etapas.

Estas cinco etapas o estadios son:

precontemplación, contemplación,

preparación, acción y mantenimien-

to.

En el estadio de precontemplación

no considera su conducta como pro-

blema y no piensa cambiar en los

próximos seis meses. Suele evitar

todo tipo de información respecto al

cambio y adopta una actitud defensi-

va respecto a su conducta.

En el estadio de contemplación, ya

contempla su conducta como proble-

ma, busca información y, aunque se

plantea seriamente cambiar en los

próximos seis meses, todavía tiene

dudas y mantiene posturas ambiva-

lentes respecto a su conducta.

Cuando está en el estadio de prepa-

ración, ha tomado la decisión firme

cambiar en los próximos 30 días.

En el estadio de acción se ha inicia-

do el cambio y se ha mantenido al

menos 24 horas.

En el estadio de mantenimiento el

cambio de conducta se ha manteni-

do al menos durante 6 meses.

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Otra de las características de los es-

tadios de cambio es que el proceso

no sigue una línea continua. En cual-

quier momento se puede producir

una regresión a un estadio anterior.

Cuando la regresión se produce des-

de los estadios de acción o manteni-

miento a cualquiera de los otros, se

denomina recaída. El modelo con-

templa la recaída como una etapa

más en el camino hacia el cambio

definitivo de conducta.

Los tres primeros estadios represen-

tan diferentes intensidades de inten-

ción o deseo de cambio, mientras

que los otros dos indican el tiempo

transcurrido desde que se produjo el

cambio.

Preguntas claves.- Una pregunta

clave es aquella que explora el nivel

de compromiso del paciente para

cambiar. Es una buena forma de con-

tinuar la entrevista tras evaluar la

motivación, confianza y razones a fa-

vor y en contra del cambio. La esen-

cia de la pregunta clave es: ¿Y

ahora qué…? O bien ¿Qué piensa

hacer al respecto? Las respuestas

normales a esta pregunta deberían

ser las frases de cambio. La fuerza

del compromiso nos indica la proba-

bilidad de que se produzca el cam-

bio.

Cuando el paciente expresa inten-

ción de cambio, puede ser útil pedir-

le que sea más específico: ¿Cuándo

iniciará el cambio? ¿Qué piensa ha-

cer? ¿Cómo piensa lograrlo? Cuando

más específico sea el paciente, más

probabilidades tiene de cambiar. Sin

embargo no debemos presionar para

que se comprometa si el paciente to-

davía no está preparado. Conviene

saber lo que está preparado para ha-

cer, lo que desea hacer y lo que es

capaz de hacer el paciente

Uso del lenguaje hipotético.- Para

los pacientes que están menos prepa-

rados para cambiar, es menos “ame-

nazante” si damos un paso atrás y

usamos un lenguaje hipotético. Esto

les da más libertad a los pacientes

para imaginar el cambio: ¿Si te deci-

dieras a cambiar, que crees que ga-

narías?

¿Cómo sabemos que estamos

realizando las preguntas adecua-

das?:

• El paciente habla sobre cambios de

conducta de forma positiva.

• El paciente se pregunta en voz alta

por qué y cómo podría cambiar.

• El paciente expresa el compromiso

de cambio.

La primera página Web española

de tabaquismo para enfermería

http://www.enfertabac.com

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ESCUCHAR

Cuando un profesional esta escu-

chando a un paciente no tiene otro

objetivo que entender la perspectiva

y experiencia de la otra persona. Se

trata de estar abierto a lo que esa

persona está experimentando y quie-

re decir.

Hay situaciones en las que una bue-

na escucha es esencial:

• Al inicio de una consulta

• Después de una pregunta abierta

• Situaciones de duelo o cuando se

dan malas noticias

¿Cómo tenemos que escuchar en

la entrevista motivacional?

Abriendo la puerta.- Abrimos la

puerta a la escucha mediante una in-

vitación que la mayoría de las veces

tiene forma de pregunta abierta

acompañada de signos de que que-

remos escuchar (contacto visual y

falta de distracción) En este caso,

los signos no verbales son incluso

más importantes que las palabras

usadas en la invitación.

Escucha activa

O dicho con otras palabras: escu-

cha reflexiva.- La mejor forma de

demostrar que hemos oído, escucha-

do y entendido lo que nos han dicho

es reflejar hacia la persona un breve

resumen de lo que hemos entendi-

do. Esto consiste en estar atentos a

lo que dice el paciente, escuchar sus

palabras y después formular una

hipótesis sobre lo que el paciente

quiere decir para devolvérselo con

palabras distintas. Cuando hacemos

esto, ocurre algo interesante: el pa-

ciente confirma o rechaza la hipóte-

sis y continúa su relato. Suena

complicado, pero puede aprenderse

con la práctica. El mejor tutor es

nuestro paciente. Cada vez que re-

flejamos algo recibimos inmediata-

mente retroalimentación por parte

del paciente y, de ese modo, vamos

mejorando a medida que lo practi-

quemos.

Los reflejos deben ser afirmaciones,

nunca preguntas. Una pregunta es

un componente incompleto que re-

quiere una respuesta y en algunos

casos el mensaje que transmite es

que estamos cuestionando lo que

nos dice el paciente, mientras que

una afirmación es un componente

completo que, como mucho, invita a

una respuesta. Un paciente es más

probable que siga su relato si le deci-

mos “Y eso te preocupa” que si deci-

mos “¿Y eso te preocupa? En el

primer caso seguirá su relato, pero

en el segundo caso lo interrumpirá

para responder a nuestra pregunta y

puede que tras responder a la pre-

gunta ya no siga su relato.

Otro aspecto de la escucha reflexiva

es que también podemos reflejar

aquello que el paciente todavía no

ha dicho, pero que intenta decir o lo

está pensando. El reflejo no tiene

por qué limitarse a lo que el pacien-

te nos ha dicho.

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¿Qué tenemos que reflejar en la

entrevista motivacional?

La escucha reflexiva puede ser sor-

prendentemente efectiva para pro-

mover cambios de conducta. Lo que

diferencia la entrevista motivacional

de otras entrevistas que usan la es-

cucha reflexiva es aquello que refle-

jamos.

Eligiendo qué reflejar.- Cuando es-

cuchamos, aunque sea por poco

tiempo descubrimos que debemos

tomar algunas decisiones. Cuando

los pacientes hablan de sus experien-

cias nos ofrecen gran cantidad de

material y no podemos reflejar todo

lo que nos dicen. En la entrevista

motivacional hay algunas reglas que

ayudan a decidir qué es lo que va-

mos a reflejar.

Reflejar la ambivalencia.- Cuando

entrevistemos a pacientes ambiva-

lentes escucharemos algunos argu-

mentos en contra del cambio de

conducta. El reflejo corrector nos im-

pulsa a rebatir estos argumentos y

hablar a favor el cambio. Pero si ha-

blamos a favor del cambio, el pacien-

te se posicionará en el otro extremo

y verbalizará los argumentos en con-

tra del cambio. Si resistimos el refle-

jo corrector, dejamos hablar al

paciente y reflejamos ambos lados

de la ambivalencia, disminuirá la re-

sistencia al cambio.

Reflejar frases de cambio.- Las

frases cambio son aquellas frases

que expresan deseo, capacidad, ne-

cesidad, razones o compromiso para

cambiar o bien indican que se ha da-

do algún paso en la dirección del

cambio. Ya se ha indicado la forma

de preguntar para conseguir que el

paciente exprese este tipo de afirma-

ciones. Lo habitual es que en el dis-

curso del paciente aparezcan estas

frases mezcladas con otro tipo de

afirmaciones. Debemos recoger las

frases de cambio y reflejárselas al

paciente. ¿Por qué?

Cuando reflejamos algo que la perso-

na ha dicho, expresamos interés en

ello y la estamos invitando a seguir

elaborando su relato. Si mostramos

interés y enfocamos hacia las pro-

pias motivaciones para cambiar, es-

tamos estimulando al paciente a

seguir explorando esos motivos.

Cuando hacemos preguntas que evo-

can frases de cambio, los pacientes

verbalizan sus propias motivaciones

para cambiar y se oyen a sí mismos

expresando y explorando esas moti-

vaciones. Cuando reflejamos esas

motivaciones las vuelven a oír (ex-

presadas con otras palabras) y las

vuelven a explorar, reforzándolas.

La habilidad del resumen.- Aun-

que cada reflejo es en realidad un

resumen de lo que nos acaba de de-

cir el paciente aquí nos referimos al

resumen de parte o toda la entrevis-

ta.

Un buen resumen muestra que he-

mos escuchado atentamente lo que

nos ha dicho el paciente. También

nos permite saber si nos hemos per-

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dido algo. Para eso basta con pre-

guntar al final del resumen: ¿Algo

más? Un resumen permite hacer hin-

capié en ciertos aspectos que el pa-

ciente ha dicho. Por último, un

resumen permite cambiar de tema,

por lo que es una forma elegante de

poner fin al relato del paciente.

Resumen: el ramo de flores.- Po-

demos considerar las frases de cam-

bio como flores silvestres que

crecen en un prado junto a otras

hierbas. Los resúmenes en la entre-

vista motivacional tienen una impor-

tante función porque contienen las

propias motivaciones del paciente

para cambiar. Nosotros recogemos

las flores (frases de cambio) y

cuando completamos un ramo se lo

entregamos al paciente. Es parti-

cularmente útil para los pacientes

escuchar sus propias motivaciones

para el cambio recogidas todas jun-

tas quizás por primera vez.

Esto significa que debemos ser capa-

ces de reconocer las frases de cam-

bio en cuanto las oigamos.

Podemos decir que en la entrevista

motivacional se usan las preguntas

para evocar frases de cambio y la es-

cucha reflexiva para reflejar selecti-

vamente estas frases y volverlas a

expresar en los resúmenes.

Cuatro prácticas recomendaciones

para una buena escucha son:

• Hacer preguntas abiertas en vez

de preguntas cerradas.

• No hacer dos preguntas seguidas

(dar tiempo al paciente a que res-

ponda a la primera pregunta antes

de preguntar de nuevo)

• Realizar al menos dos reflejos por

cada pregunta abierta.

• Acabar con un resumen (se puede

hacer más de un resumen a lo largo

de la entrevista)

Puedes descargarte la Guía de

Tabaquismo para Enfermería desde:

www.enfertabac.com/doc01.htm

INFORMAR

¿Cómo tenemos que informar en

la entrevista motivacional?

La entrevista motivacional se basa

en el estilo guía, y un guía debe dar

información, pero lo hace de una for-

ma particular, como veremos a conti-

nuación.

Pedir permiso.- En el estilo guía es

fundamental pedir permiso para dar

información. Siguiendo el principio

de respeto a la autonomía del pa-

ciente, el profesional informa o acon-

seja solamente cuando tiene

permiso para hacerlo.

Hay tres formas de conseguir el per-

miso:

• Nos piden información.- La for-

ma más simple es cuando el pacien-

te nos pide información o consejo. A

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pesar de eso, todavía debemos pre-

guntar al paciente qué sabe antes

de darle información, o qué piensa

hacer, antes de darle consejo.

• Queremos dar información.-

Otra forma consiste en pedir permi-

so para informar. Esto refuerza la au-

tonomía del paciente y su

implicación en el cuidado de su sa-

lud. También reduce su resistencia.

• Tenemos que dar información.-

A veces nos sentimos en la obliga-

ción de dar información y no pode-

mos arriesgarnos a pedir permiso y

que el paciente nos diga que no.

Hay tres formas de hacerlo:

Anunciarlo.- Decir la verdad es lo

más simple: “Hay algo que tengo

que decirle…”

Primera elección.- Otra posibilidad

es preguntar si quiere recibir ahora

la información o si hay algo de lo

que prefiere hablar antes. Esto impli-

ca que más pronto o más tarde va-

mos a darle la información, pero le

da un margen de maniobra al pa-

ciente.

Introducción.- Otra forma es introdu-

cir la información o el consejo con

un comentario que reconozca direc-

tamente la autonomía del paciente.

“no se si qué pensara de lo que le

voy a deciro, pero…”

Ofrecer alternativas.- Hay que

ofrecer alternativas siempre que sea

posible. Cuando se ofrecen varias

opciones hay que hacerlo de forma

simultánea. Si se presentan de una

en una, y el paciente las va recha-

zando, entramos en una discusión

en la que el reflejo corrector nos ha-

ce discutir a favor del cambio, mien-

tras el paciente discute en contra del

cambio. Es siempre mejor ofrecer va-

rias opciones y pedir al paciente que

elija una.

Hablar sobre lo que otros hacen.-

Cuando la información contiene im-

plicaciones para pasar a la acción

hay que considerar la posibilidad de

exponer cómo esto ha afectado a

otros pacientes y evitar sugerir lo

que el paciente tiene que hacer. De

esta forma evitamos que aparezca el

reflejo corrector y los pacientes tie-

nen la libertad de decir lo que funcio-

naría en su caso en forma de frases

de cambio.

Dos estrategias para informar

Informar-comprobar-informar

(ICI).- La más conocida consiste en

proporcionar una pequeña dosis de

información, comprobar que el pa-

ciente lo ha entendido, dar otra pe-

queña dosis de información y así

sucesivamente. Su valor reside en la

comprobación rigurosa de que el pa-

ciente ha comprendido la dosis de in-

formación que le hemos dado, antes

de suministrar una nueva dosis.

En el estilo directo la fase de compro-

bación se usa solamente para asegu-

rarnos de que el paciente nos ha

comprendido mediante alguna pre-

gunta cerrada del tipo: ¿Lo ha enten-

dido?

En el estilo guía la comprobación im-

plica mucho más, utilizando pregun-

tas abiertas para conocer la

perspectiva del paciente, qué piensa

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de esta dosis de información, si hay

alguna parte de la misma que no ha

entendido o si quiere preguntar algo

más respecto a la información que le

hemos dado. De esta forma implica-

mos al paciente en su propio cuidado

aunque estemos informando, comuni-

ca paciencia y respeto y la informa-

ción deja de ser un proceso

unidireccional para convertirse en un

diálogo.

Evaluar-proporcionar-evaluar

(EPE).- Esta forma es más acorde

con los principios de la entrevista mo-

tivacional. Comienza evaluando lo

que los pacientes desean y quieren

conocer, además del significado que

la nueva información tiene para

ellos. Esta forma pone énfasis en la

implicación activa del paciente en su

salud y aumenta la motivación para

el cambio de conducta.

Comienza con una pregunta abierta

para focalizar la información que de-

sea el paciente. Podemos preguntar:

¿Qué le gustaría saber de…? Para sa-

ber qué es importante conocer desde

la perspectiva del paciente, o bien

¿Qué sabes sobre…? Esta segunda

forma nos ahorra tiempo al no tener

que explicar aquello que ya sabe el

paciente, permite conocer las ideas

erróneas del paciente que, de otra

manera podrían pasar desapercibidas

y, además hace que el paciente utili-

ce frases de cambio cuando nos

cuenta la necesidad de cambiar y las

consecuencias de no hacerlo.

La segunda parte del ciclo EPE (pro-

porcionar) requiere que tengamos

permiso del paciente para dar esa in-

formación. Si hemos preguntado an-

tes qué es lo que le gustaría saber,

ya nos está dando permiso al respon-

der a la pregunta. Si hemos comen-

zado antes con la pregunta ¿Qué

sabes de …? puede que la respuesta

del paciente lleve implícita la deman-

da de más información. En caso de

duda siempre podemos pedir permi-

so: ¿Le gustaría que le contara más

cosas de …?

La tercera parte del EPE consiste en

una nueva pregunta abierta para

evaluar la respuesta del paciente a

la información que le acabamos de

dar ¿Qué le parece lo que le he con-

tado? ¿Qué importancia tiene esto

para usted? ¿Hay algo más que le

gustaría saber?

La diferencia entre usar el estilo di-

rector (ICI) y el estilo guía (EPE) es-

ta en nuestra actitud.

En el ICI nosotros tenemos cierta

cantidad de información que quere-

mos dar al paciente. La comproba-

ción es solo para asegurarnos de

que el paciente lo ha “captado”.

Nuestra función es dar información y

la del paciente entenderla.

En el EPE hay una actitud más cola-

borativa que es adecuada para el

cambio de conductas. Debemos co-

nocer las inquietudes del paciente,

sus conocimientos actuales sobre la

materia y su interés en conocer

más. No debemos olvidar que noso-

tros sabemos lo que ha resultado be-

neficioso para otros pacientes en

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circunstancias parecidas, pero el pa-

ciente que tenemos enfrente conoce

muy bien qué es lo que mejor funcio-

na en su caso concreto.

Practicando con las herramien-

tas de la entrevista motivacional.

Cuando intentemos usar la entrevis-

ta motivacional nos parecerá difícil y

poco natural. Deberemos estar aten-

tos a cada paso: ¿La pregunta que

vamos a hacer es abierta o cerrada?

¿Qué y cómo reflejamos lo que nos

está diciendo? ¿Qué incluimos en el

resumen? Esto nos dificultará obser-

var varios detalles que también son

importantes. Por eso es conveniente

practicar con cada una de las tres

herramientas usadas en la entrevis-

ta motivacional aunque sea en otros

contextos hasta que las usemos de

forma natural.

Cuando practiquemos encontrare-

mos una gama de preguntas abier-

tas que mejor funcionan tanto para

iniciar la entrevista con el paciente

como para evocar frases de cambio.

Cuanto más simples, mejor.

Identificaremos las frases de cam-

bio. Reflejaremos diferentes elemen-

tos de lo que dice el paciente

(valores, sentimientos, afirmaciones,

etc.) Practicaremos la recolección de

frases de cambio para devolverlas

en resúmenes más largos, usando el

lenguaje del paciente y asociadas a

sus valores y aspiraciones. Al cam-

biar al estilo guía el paciente se vuel-

ve más activo verbalmente y puede

contar muchas cosas en uno o dos

minutos, lo que puede resultar un

poco agobiante y hacer sentir que

estamos perdiendo el control del

tiempo y de la dirección que está to-

mando la consulta. Ofrecer un resu-

men hace que el paciente esté más

agradecido y dispuesto a cambiar de

dirección si lo proponemos.

También debemos controlar el refle-

jo corrector a la hora de informar.

Muchos profesionales piensan que si

le mostramos al paciente los riesgos

de su conducta, se asustará y cam-

biará. Como hemos visto hasta aho-

ra, la cosa no es tan simple.

Cuando empecemos a sentirnos có-

modos con las técnicas utilizadas

en la entrevista motivacional y poda-

mos cambiar a un estilo guía como

una parte normal de la conversación

estaremos en condiciones de comen-

zar a practicar la entrevista motiva-

cional.

Esta forma de trabajar es muy dis-

tinta a la que solemos estar acos-

tumbrados (usando el estilo director,

dejándonos llevar por el reflejo co-

rrector y diciéndoles a los pacientes

lo que tienen que hacer y por qué lo

tienen que hacer)

Al principio usaremos esta forma de

entrevista en situaciones sencillas,

cuando dispongamos de tiempo y

con pacientes más implicados en el

cambio de comportamiento. A medi-

da que vayamos adquiriendo más

habilidad podremos ponernos retos

más complicados.

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Cinco ejercicios prácticos

Protocolos estandarizados.- Una

situación que suele generar una se-

rie de preguntas cerradas es el uso

de valoraciones estandarizadas. La

historia clínica informatizada está lle-

na de protocolos que las utilizan.

Hay buenas razones para usar este

tipo de valoraciones, pero cuando se

utilizan de forma rutinaria se con-

vierten en intervenciones que igno-

ran las necesidades y

preocupaciones de los pacientes.

Ejercicio 1.- Preguntas abiertas.

Aunque se utilicen valoraciones es-

tandarizadas se puede comenzar la

entrevista de forma más natural con

un par de preguntas abiertas. La

respuesta de los pacientes nos sumi-

nistra parte de la información que

requiere la valoración. A continua-

ción, tras explicar al paciente que

necesitamos completar la informa-

ción, podemos hacerle algunas pre-

guntas cerradas para rellenar los

huecos que han quedado vacíos en

la valoración. De esta forma, no so-

lamente obtenemos la información

que consideramos importante, sino

también la que es importante para

el paciente.

Ejercicio 2.- Escucha reflexiva y

resumen

Cuando hagamos preguntas abier-

tas sin dificultad, es la hora de co-

menzar a practicar con la escucha

reflexiva. Para eso, siguiendo con

los protocolos estandarizados, tras

cada pregunta abierta haremos al

menos dos reflexiones. Acabaremos

con un resumen. Los pacientes

serán nuestros mejores tutores

Ejercicio 3.- Información

Podemos aprovechar cuando tenga-

mos que dar información a un pa-

ciente (resultados de analíticas, Rx o

un diagnóstico) para hacerlo usando

el modelo EPE (Evaluar, proporcio-

nar, evaluar)

Ejercicio 4.- Adaptando las herra-

mientas

Cuando nos encontremos cómodos

usando las tres herramientas, pode-

mos pasar a la segunda fase que

consiste en usar las preguntas abier-

tas para pedir cambios en el estilo

de vida, evaluando la importancia y

confianza que tiene el paciente en el

cambio, así como para evocar frases

de cambio. En la escucha reflexiva

intentaremos reflejar las frases de

cambio que verbalice el paciente, y

se las devolveremos en resúmenes.

Pensad en esta etapa solamente co-

mo un ejercicio cuyo objetivo es es-

cuchar y devolver al paciente las

frases de cambio que verbalice.

Ejercicio 5.- Entrevista motiva-

cional

Una vez hayamos practicado con el

ejercicio 4, es el momento de aplicar

la entrevista motivacional siguiendo

el esquema siguiente, comenzando

por pacientes fáciles (con una moti-

vación moderada/alta), y poco a po-

co lo intentaremos con pacientes

menos motivados.

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Guión de la entrevista

motivacional

Focalizar el objetivo de la con-

sulta

1. -Mostrar al paciente (y a noso-

tros mismos) que vamos a usar un

estilo guía

2.- Fijar la agenda cuando sea posi-

ble realizar más de un cambio de

conducta

Explorar la motivación para el

cambio

3.- Intercambiar información usan-

do el modelo EPE

4.- Hacer preguntas abiertas

5.- Reflejar la ambivalencia y las fra-

ses de cambio del paciente

Los conceptos y ejemplos expuestos en

este documento han sido extraídos del

libro: Rollnick S, Miller WR, Butler CC.

Motivational Interviewing in Health Ca-

re. Helping Patients Change Behavior.

The Guilford Press. New York. 2008

Revisado en abril de 2009

Concluir la entrevista

6.- Hacer resumenes parciales y un

resumen final (se puede aprovechar

el resumen para retomar la agenda

y hacer ver al paciente en qué punto

se encuentra respecto al cambio)

7.- Realizar una pregunta clave para

explorar el nivel de compromiso del

paciente. (que sea el paciente quien

proponga las alternativas)

8.- Si no propone nada, podemos

mostrar varias opciones para que el

paciente elija una de ellas.

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ANEXO

Documentos con acceso libre sobre entrevista motivacional

Ribes M.- La entrevista motivacional (Hay un apartado sobre el abordaje del

tabaquismo en Atención Primaria). Palma de Mallorca. 2004

http://udocent.googlepages.com/hescritlaentrevistamotivacional.pdf

Rollnick S, Miller W.- ¿Qué es la entrevista motivacional?. Revista de

toxicomanías Nº 6. 1996 3-7 Una traducción al español de los “padres” de la

entrevista motivacional.

http://www.cat-barcelona.com/ret/pdfret/RET06-1.pdf

Lizarraga S. Ayarra M. Entrevista motivacional ANALES Sis San Navarra

2001; 24 (Supl. 2): 43-53.

http://www.cfnavarra.es/salud/anales/textos/vol24/suple2/pdf/05.%20entrevi

sta%20motivacional.pdf

Casals Riera R. La entrevista motivacional. Texto de la ponencia presentada

en el III Congreso Estatal de Enfermería Comunitaria. 2000

http://www.enfermeriacomunitaria.org/documentos/libros_ponencias/congreso

_3/casals.html

Miller W.- Mejorando la Motivación para el Cambio en el Tratamiento de Abuso

de Sustancias. Documento de consenso. Departamento de Salud y Servicios

Humanos de los EE.UU. Rockville (Maryland) 1999. El manual más completo

que he encontrado con acceso libre.

http://cbattc.uccaribe.edu/Documentos/productpdf/Manuales/TIP35/TIP35.pdf

http://www.ceuuniversity.com/tip/35.pdf (versión original en inglés)

Centro para el Tratamiento del Abuso de Sustancias. Motivación para el

Cambio. Publicación del DHHS No. (SMA) 06-4170. Rockville, MD:

Administración de Servicios para el Abuso de Sustancias y la Salud Mental,

2006 (Fotonovela en español).

http://www.kap.samhsa.gov/products/brochures/pdfs/FN_MotParCambio.pdf