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Boletín iie, edición especial 8 E n la década de los sesenta, en cuyo inicio se produjo la nacionalización de la industria eléctrica, la Comisión Federal de Electricidad se expandió rá- pidamente. Se obtuvieron importantes logros con la integración de las empresas suministradoras de energía eléctrica, la unificación de frecuen- cia en todo el país y la construcción de grandes centrales. La demanda eléctrica crecía aceleradamente y se vislumbraba un ambicioso plan de construcción de hidroeléctricas, termoeléctricas e incluso de la nucleo- eléctrica de Laguna Verde. Para algunos eran los tiempos en que la inge- niería civil mexicana había llegado a su punto más alto. Ahora se impulsa- ba el fortalecimiento de la ingeniería mecánica y de la eléctrica. Un aspec- to quedaba pendiente dentro de los esfuerzos para encarar con mejores armas el crecimiento acelerado de la demanda de energía eléctrica: tecno- logía propia. Con el fin de desarrollarla, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) había creado en 1966 el Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica (IIIE), que operaba como una departamento interno. Sin embar- go, varios ingenieros de renombre, entre ellos Manuel Moreno Torres y Fernando Hiriart Balderrama, así como otros grupos de especialistas de la Comisión, e incluso investigadores del IIIE, consideraban necesaria una entidad autónoma que no sólo se dedicaría al desarrollo tecnológico, sino que propiciaría incluso la transferencia de tecnologías a la industria nacio- nal de manufacturas eléctricas. Las anteriores constituyeron las principales razones de la crea- ción del Instituto de Investigaciones Eléctricas, que se sumaba a otros pro- yectos gubernamentales encaminados a fortalecer el aparato tecnológico del sector energético: la creación de la Comisión Nacional de Energía Nuclear, en 1956, que luego se convertiría en el Instituto de Investigacio- nes Nucleares (ININ), para apoyar el desarrollo de la industria nuclear mexicana; y el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), que se creó en 1965 para proporcionar soporte tecnológico a Petróleos Mexicanos. Los promotores Los promotores Los promotores Los promotores Los promotores Algunos de los principales actores nos narran de dónde surgió la idea de la creación del Instituto de Investigaciones Eléctricas: “Cuando llegamos a la CFE, yo como subdirector, y Manuel Moreno Torres como director, surgió la idea de instalar un laboratorio hidráulico”. Estas palabras surgen de los labios Gestación El Instituto de Investigaciones de la Industria Eléc- trica (IIIE). Laboratorio de alta tensión del IIIE. 8

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Page 1: Gestación E - Gobierno | gob.mxAlberto Escofet señala que la idea de autonomía implicaba ampliar la participación del nuevo instituto autónomo en el mercado mexicano: “Era necesario

Boletín iie, edición especial

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En la década de los sesenta, en cuyo inicio se produjo la nacionalización dela industria eléctrica, la Comisión Federal de Electricidad se expandió rá-pidamente. Se obtuvieron importantes logros con la integración de lasempresas suministradoras de energía eléctrica, la unificación de frecuen-cia en todo el país y la construcción de grandes centrales. La demandaeléctrica crecía aceleradamente y se vislumbraba un ambicioso plan deconstrucción de hidroeléctricas, termoeléctricas e incluso de la nucleo-eléctrica de Laguna Verde. Para algunos eran los tiempos en que la inge-niería civil mexicana había llegado a su punto más alto. Ahora se impulsa-ba el fortalecimiento de la ingeniería mecánica y de la eléctrica. Un aspec-to quedaba pendiente dentro de los esfuerzos para encarar con mejoresarmas el crecimiento acelerado de la demanda de energía eléctrica: tecno-logía propia.

Con el fin de desarrollarla, la Comisión Federal de Electricidad(CFE) había creado en 1966 el Instituto de Investigaciones de la IndustriaEléctrica (IIIE), que operaba como una departamento interno. Sin embar-go, varios ingenieros de renombre, entre ellos Manuel Moreno Torres yFernando Hiriart Balderrama, así como otros grupos de especialistas de laComisión, e incluso investigadores del IIIE, consideraban necesaria unaentidad autónoma que no sólo se dedicaría al desarrollo tecnológico, sinoque propiciaría incluso la transferencia de tecnologías a la industria nacio-nal de manufacturas eléctricas.

Las anteriores constituyeron las principales razones de la crea-ción del Instituto de Investigaciones Eléctricas, que se sumaba a otros pro-yectos gubernamentales encaminados a fortalecer el aparato tecnológicodel sector energético: la creación de la Comisión Nacional de EnergíaNuclear, en 1956, que luego se convertiría en el Instituto de Investigacio-nes Nucleares (ININ), para apoyar el desarrollo de la industria nuclearmexicana; y el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), que se creó en 1965para proporcionar soporte tecnológico a Petróleos Mexicanos.

Los promotoresLos promotoresLos promotoresLos promotoresLos promotoresAlgunos de los principales actores nos narran de dónde surgió la idea de lacreación del Instituto de Investigaciones Eléctricas: “Cuando llegamos a laCFE, yo como subdirector, y Manuel Moreno Torres como director, surgió laidea de instalar un laboratorio hidráulico”. Estas palabras surgen de los labios

Gestación

El Instituto de Investigaciones de la Industria Eléc-trica (IIIE).

Laboratorio de alta tensión del IIIE.

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del ingeniero Fernando Hiriart Balderrama, pionero de la ingeniería civil mexi-cana, miembro fundador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacio-nal Autónoma de México (IIUNAM) y director de la Comisión Federal deElectricidad de 1983 a 1987. “En esa época –continúa–, el Departamento deIngeniería Experimental funcionaba muy bien y llegamos a la conclusión deque si se pensaba integrar un nuevo grupo, resultaría mejor optar por algoenfocado a las cuestiones eléctricas y mecánicas y no a la ingeniería civil.Recuerdo muy bien que Manuel Moreno Torres le encargó estudiar este asun-to al ingeniero René Fernández Niño, quien propuso crear un instituto.

”Sin embargo –prosigue el ingeniero Hiriart– vino un cambio desexenio y la idea quedó pendiente. Resurgió y se convino formar el Insti-tuto de Investigaciones de la Industria Eléctrica, que empezó a funcionaren 1966 como un departamento.”

El ingeniero Hiriart recuerda que en esa épocael IIIE no atendía problemas específicos, sino genéri-cos: “Se estaban construyendo plantas grandes, hidro-eléctricas principalmente, y empezaban a ponerse enoperación las primeras unidades de vapor de gran ca-pacidad, lo que siempre presenta problemas. No se po-día decir cuáles específicamente, pero los había. Aun-que el trabajo era mucho, éramos autosuficientes y sólorecurríamos a la asesoría de extranjeros para proble-mas específicos. Fue una consecuencia natural que con-sideráramos apropiado contar con el apoyo de un gru-po de especialistas que respondiera las preguntas quese plantearan. La ingeniería estaba a muy buen nivel.En eso días ya existía el Laboratorio de Recursos Hi-dráulicos, fundado en 1936, y el Instituto de Ingenieríade la UNAM, que se creó en 1956. Cuando se planteóla posibilidad de crear un centro autónomo, yo teníamis dudas. Existían varios institutos de ingeniería y nome parecía adecuado crear uno independiente que efec-tuara ese mismo tipo de actividades. No había sufi-ciente trabajo para los centros que ya existían y, al sertodos del gobierno, se podía trabajar con ellos como sifueran de la Comisión Federal de Electricidad”.

Sin embargo, el ingeniero Hiriart impulsó mucho la infraestructu-ra del IIE luego de que se decidió crearlo. Puntualiza: “Al tratarse de in-vestigación tecnológica, los centros de este tipo nunca sobran y en ningu-na circunstancia frenaría la investigación porque es una aventura que siem-pre debe impulsarse. Es cierto, apoyé mucho. Era necesario”.

El ingeniero Juan Eibenschutz Hartman, director del IIIE de 1970a 1971, experto en ingeniería nuclear y de una amplia trayectoria en elsector eléctrico, en la que resalta su participación en el ProyectoNucleoeléctrico de Laguna Verde, proporciona su opinión en torno a lasrazones de la creación del IIE:

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Turbogenerador de la central hidroeléctrica SantaBarbara del Sistema Miguel Alemán, cuna de laCFE en el Estado de México.

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“La idea del Instituto surgió de pláticas dentro de un grupo en elque junto conmigo participaban los ingenieros Fernando Hiriart, Raúl Marsaly Juan Morcos. Se planteaba un concepto similar al Instituto de Ingeniería,que había surgido de los trabajos de la Secretaría de Recursos Hidráulicos,cuyos laboratorios de modelos se ubicaban en Tecamachalco. El ingenieroHiriart fue uno de los promotores del Instituto de Ingeniería y se pensaba queconvendría una institución de desarrollo tecnológico similar asociada a la CFE.”

El ingeniero Eibenschutz cuenta que por esas épocas entre GuillermoMartínez Domínguez, director de la CFE, y Jesús Reyes Heroles, director dePemex, existía una especie de competencia por impulsar grandes proyectos:“Se decía que esa supuesta competencia la había ganado el licenciado ReyesHeroles con la creación del Instituto Mexicano del Petróleo.

”La intención inicial de crear un instituto –agrega el actual subdirectorde Producción de Luz y Fuerza del Centro– cristalizó en un departamento sinautonomía que luego se integró al Laboratorio de la CFE. Había programas deinvestigación y desarrollo con distintas modalidades: hidrología, que era untema de moda, estructuras, energéticos, impactos ambientales y geotermia.

”La ingeniería mexicana había logrado muy buenosresultados en mecánica de rocas, análisis estructural y enalgunas cuestiones de hidrología, pero antes de que fina-lizaran los años sesenta, su competitividad empezaba adeclinar, no por la falta de actividad, sino porque amino-ró su tasa de crecimiento. En la administración de Ma-nuel Moreno Torres se intentó formar las empresasmexicanas de ingeniería para promover el diseño de lasobras electromecánicas comprendidas en el Programa deObras e Inversiones del Sector Eléctrico (POISE) confirmas nacionales. Sin embargo, la idea no fructificó y seoptó por promover asociaciones de empresas mexicanasde ingeniería con firmas extranjeras.

”Posteriormente se decidió contratar una firma de ingeniería (Bechtel)para formar, dentro de la CFE, un grupo de ingeniería de centralestermoeléctricas. Esto dio origen al Departamento de Diseño de Termoeléctri-cas en la Subdirección de Construcción.”

El IIIE necesitaba autonomía para poder cumplir con su función. Enesos años, además de que faltaban herramientas para realizar desarrollo tecno-lógico, se tenían incluso limitaciones para poder comprar equipos y asimilartecnologías. Había una razón fundamental para separar al IIIE: dos vocacio-nes diferentes e igualmente valiosas que incluso llegan a traslaparse y hastafusionarse. Es decir, en tanto que los ingenieros responsables de la operaciónde las instalaciones de generación, transmisión y distribución requerían resol-ver los problemas diarios para brindar el servicio, los investigadores necesita-ban aventurarse hacia el horizonte.

El ingeniero Juan Eibenschutz recuerda que en la época de la crea-ción del IIE se quería, entre otras cuestiones, que apoyara las actividades deingeniería de diseño y que se dedicara también a desarrollos de interés para la

Cuarto de máquinas de la hidroeléctrica de Infier-nillo.

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industria de manufacturas eléctricas en general. Agrega que la visión que setenía en esos años planteaba que el nuevo instituto no se debería dedicar aingeniería, sino a desarrollos tecnológicos, aunque había muchos temas queestaban en el margen: “No es fácil distinguir entre aplicación y desarrollo–añade–. Sin embargo, el objetivo que se defendía era generar los conocimien-tos básicos, agruparlos, transferirlos y luego parir empresas que se dedicaran a laaplicación. Era un camino bastante bueno que finalmente se dejó de seguir”.

Igualmente se pensaba que el fomento a la fabricación nacional demanufacturas eléctricas resultaría más transparente si fuera responsabilidadde una entidad independiente a la Comisión. “En ese tiempo –recuerda el in-geniero Alberto Escofet Artigas, gerente y subdirector de operación de la CFE,y posteriormente director de la misma de 1980 a 1982– el sector eléctrico seexpandía rápidamente y por ello considerábamos un instituto autónomo quefungiera como rama tecnológica. La intención apuntaba a que la CFE pasarade una empresa plana a la promoción de nuevas aplicaciones y que constituye-ra también un factor de integración nacional para incrementar la participaciónde la industria en el suministro de bienes y servicios al sector eléctrico.”

Alberto Escofet señala que la idea de autonomía implicaba ampliar laparticipación del nuevo instituto autónomo en el mercado mexicano: “Eranecesario darle más libertad de acción y, al mismo tiempo, permitirle que fue-ra un proveedor de los servicios que solicitara la CFE. Con el crecimiento delsector, se deseaba que a través del nuevo instituto resultaran totalmente trans-parentes las tareas de investigación, desarrollo y pruebas relacionadas con elsector privado”. El ingeniero Escofet, actual director de la firma de consultoríaAlesco, agrega que con objeto de brindar sustento y apoyar una mayorpenetración en dicho sector, “la CFE constituiría desde un principio uno delos principales contratantes”.

En los primeros días del año 1973, en un café de las calles de Refor-ma, a la vuelta de las oficinas de la CFE que estaban en la calle de Ródano 14,un grupo de cuatro investigadores del IIIE, discutían sobre la conveniencia deproponer cambios substanciales en el instituto. Se trataba de los físicos MartínKushner Shnur, Justino Pineda Larios, Maurilio Ramírez León y el doctorÁngel Fierros Palacios, actual director de la División de Fuentes Alternas deEnergía del IIE, quien relata lo siguiente:

“Durante esas reuniones surgió la idea de impulsar la creación de uninstituto autónomo que realizara las actividades de investigación y desarrollotecnológico que no se hacían ni en el IIIE ni en el Laboratorio. Desde el prin-cipio, se planteó la posibilidad de la creación de dos entidades autónomas, uncentro de investigación y un laboratorio de pruebas.

”Un poco antes de que el Lic. José López Portillo, el entoncesdirector general de la CFE, fuera nombrado secretario de Hacienda y Cré-dito Público, tuve oportunidad de plantearle las ideas que estábamos ma-nejando. Inmediatamente se interesó en ellas y nos pidió que elaborára-mos un primer documento para discutirlo con la cabeza de sector, el Lic.Horacio Flores de la Peña, secretario del Patrimonio Nacional; éste a su vez, loaprobó en principio y recomendó al Lic. López Portillo que nos diera todo su

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apoyo. Sin embargo, un par de semanas después, se hace cargo de la Secretaríade Hacienda y Crédito Público; su puesto lo ocupa el Lic. Arsenio FarellCubillas, quien ve con mucha simpatía el proyecto y lo toma como propio.Después de casi dos años de trabajo intenso, concluimos el proyecto de crea-ción y elaboramos el documento básico y el borrador del decreto de creacióndel centro que nosotros llamamos el Instituto Mexicano de Electricidad, nom-bre que el Lic. Farell cambió por el actual. Al mismo tiempo, se sentaron lasbases y se clarificaron las ideas para la gestación de un laboratorio de pruebasque después de algunos años se transformaría en el Laboratorio de Pruebas deEquipos y Materiales (Lapem). En esta área es menester destacar la participa-ción del físico Maurilio Ramírez León.”

El decreto de creaciónEl decreto de creaciónEl decreto de creaciónEl decreto de creaciónEl decreto de creaciónEl doctor Ángel Fierros señala que el borrador del decreto de creación fueentregado al Lic. Farell, quien lo turnó a un despacho de abogados dirigido porel Lic. Augusto Moheno para sustentarlo jurídicamente y utilizarlo para redac-tar el decreto presidencial, firmado por el Lic. Luis Echeverría Álvarez y pu-blicado en el diario oficial del 1o de diciembre de 1975.

Así se formalizó la creación del Instituto de Investigaciones Eléctri-cas como un organismo público descentralizado con personalidad jurídica ypatrimonio propios, con carácter científico y tecnológico, y con los siguientesobjetivos principales:• Realizar y promover investigación y desarrollo experimental con la finali-dad de resolver los problemas científicos y tecnológicos relacionados con elmejoramiento y el desarrollo de la industria eléctrica.• Contribuir a la difusión e implantación dentro de la industria eléctrica deaquellas tecnologías que mejor se adapten al desarrollo económico del país.• Brindar asesoría a la Comisión Federal de Electricidad, a la industria demanufacturas eléctricas y a las compañías de ingeniería y de servicios deconsultoría relacionadas con la industria eléctrica.

La Junta Directiva del Instituto estaría presidida por el director gene-ral de la Comisión Federal de Electricidad y la integrarían miembros de lamisma, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, de la Universidad Na-cional Autónoma de México, de la Universidad Autónoma Metropolitana, delInstituto Politécnico Nacional, de la Cámara Nacional de las ManufacturasEléctricas y, años más tarde, de la Secretaría de Energía.

Contaría también con un Consejo Consultivo de Investigación paraasesorar programas de investigación y promover la coordinación entre el Ins-tituto y la industria nacional de manufacturas eléctricas, las compañías de in-geniería y de consultoría relacionadas con la industria eléctrica, y las institu-ciones de investigación y enseñanza superior del país.

Así dio inicio una historia que este 1o de diciembre del 2000 cum-ple 25 años.

Los años setenta culminaron con un auge en laconstrucción de centrales generadoras.