evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

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Universidad de La Salle Universidad de La Salle Ciencia Unisalle Ciencia Unisalle Maestría en Ciencias Veterinarias Facultad de Ciencias Agropecuarias 2020 Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de estabilización para el avance de la tuberosidad tibial en caninos estabilización para el avance de la tuberosidad tibial en caninos Mayra Alejandra Fajardo Zabala Universidad de La Salle, Bogotá Follow this and additional works at: https://ciencia.lasalle.edu.co/maest_ciencias_veterinarias Part of the Small or Companion Animal Medicine Commons Citación recomendada Citación recomendada Fajardo Zabala, M. A. (2020). Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de estabilización para el avance de la tuberosidad tibial en caninos. Retrieved from https://ciencia.lasalle.edu.co/ maest_ciencias_veterinarias/85 This Tesis de maestría is brought to you for free and open access by the Facultad de Ciencias Agropecuarias at Ciencia Unisalle. It has been accepted for inclusion in Maestría en Ciencias Veterinarias by an authorized administrator of Ciencia Unisalle. For more information, please contact [email protected].

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Page 1: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

Universidad de La Salle Universidad de La Salle

Ciencia Unisalle Ciencia Unisalle

Maestría en Ciencias Veterinarias Facultad de Ciencias Agropecuarias

2020

Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

estabilización para el avance de la tuberosidad tibial en caninos estabilización para el avance de la tuberosidad tibial en caninos

Mayra Alejandra Fajardo Zabala Universidad de La Salle, Bogotá

Follow this and additional works at: https://ciencia.lasalle.edu.co/maest_ciencias_veterinarias

Part of the Small or Companion Animal Medicine Commons

Citación recomendada Citación recomendada Fajardo Zabala, M. A. (2020). Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de estabilización para el avance de la tuberosidad tibial en caninos. Retrieved from https://ciencia.lasalle.edu.co/maest_ciencias_veterinarias/85

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Page 2: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

EVALUACIÓN BIOMECÁNICA EX VIVO DE CUATRO MÉTODOS DE ESTABILIZACIÓN

PARA EL AVANCE DE LA TUBEROSIDAD TIBIAL EN CANINOS

MAYRA ALEJANDRA FAJARDO ZABALA

UNIVERSIDAD DE LA SALLE

PROGRAMA DE MEDICINA VETERINARIA

BOGOTÁ D.C., AGOSTO DEL AÑO 2020

Page 3: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

EVALUACIÓN BIOMECÁNICA EX VIVO DE CUATRO MÉTODOS DE

ESTABILIZACIÓN PARA EL AVANCE DE LA TUBEROSIDAD TIBIAL EN CANINOS

MAYRA ALEJANDRA FAJARDO ZABALA

76122200

Tutor

LEONEL ALEXANDER CARDONA RODRÍGUEZ, M.V., M.Sc.

UNIVERSIDAD DE LA SALLE

PROGRAMA DE MEDICINA VETERINARIA

BOGOTÁ D.C., AGOSTO DEL AÑO 2020

APROBACIÓN

Page 4: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

DIRECTOR

________________________________

Dr. Leonel Cardona R.

JURADO

________________________________

JURADO

________________________________

JURADO

________________________________

Page 5: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de
Page 6: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

1

COMPROMISO

Los trabajos de grado no contienen ideas que sean contrarias a la doctrina católica en asuntos

de dogma y moral.

Ni la Universidad, ni el director, ni el jurado calificador son responsables de las ideas

expuestas por el graduando.

Page 7: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

2

TABLA DE CONTENIDO

Capítulo 1.

1.1 Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de estabilización para el avance de

la tuberosidad tibial en caninos

1.2 Resumen 7

1.3 Abstract 9

1.4 Planteamiento del problema 11

1.5 Objetivos 15

1.5.1 Objetivo general 15

1.5.2 Objetivos específicos 15

1.6 Marco teórico 16

1.6.1 Anatomía relevante de la rodilla 16

1.6.2 Morfología del ligamento cruzado 17

1.6.3 Ruptura del ligamento cruzado craneal 19

1.6.3.1 Tratamiento 20

1.6.3.1.1 Estabilización extracapsula 21

1.6.3.1.2 Osteotomías de la tibia 21

1.6.4 Avance de la tuberosidad tibial 24

1.6.4.1 Fundamentos de Biomecánica 25

1.6.4.2 Selección de casos para TTA 26

1.6.4.2.1 Punto de inserción del tendón patelar bajo versus alto 26

1.6.4.2.2 Ángulo excesivo del plato tibia 26

Page 8: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

3

1.6.4.2.3 Deformidades de las extremidades: angulares y torsionales 27

1.6.4.2.4 Luxación de rótula 27

1.6.4.2.5 Tamaño del paciente 27

1.6.4.3 Proyecciones radiográficas estándar 28

1.6.4.4 Técnica quirúrgica 29

1.6.4.5 Complicaciones 33

1.6.4.6 Variación en los métodos de fijación 35

1.7 Metodología 40

1.7.1 Localización geográfica 40

1.7.2 Métodos 40

1.8 Resultados 50

1.9 Discusión 56

1.10 Conclusiones 66

1.11 Referencias Bibliográficas 67

Page 9: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

4

LISTA DE TABLAS

Tabla 1. Diferencias entre grupos. Prueba de Tukey 51

Tabla 2. Sitio de fracaso en el modelo, según el grupo al que corresponde 52

Page 10: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

5

LISTA DE FIGURAS

Figura 1. Anatomía normal de la articulación de la rodilla del canino 17

Figura 2. (A) Fotografía y (B) Líneas dibujadas de la articulación de la rodilla derecha de un

canino 18

Figura 3. Secuencia fotográfica intra-operatoria 32

Figura 4. Secuencia fotográfica intra-operatoria que muestra los puntos clave en la técnica

quirúrgica TTA 33

Figura 5. Radiografía estándar de la articulación de la rodilla en un perro de 5 años de edad

36

Figura 6. Placa radiográfica latero-lateral con placa de TTA con tornillos 37

Figura 7. Placas radiográficas postquirúrgicas de la nueva caja espaciadora en titanio (TTA

rapid) 38

Figura 8. Caja espaciadora biocompuesta 38

Figura 9. Acople de la tuberosidad tibial al tubo de PVC 42

Figura 10. Selección de tratamientos 43

Figura 11. Modelo grupo banda de tensión en ocho/separador tubular. 44

Figura 12. Modelo grupo banda de tensión en ocho/ caja metálica 45

Page 11: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

6

Figura 13. Modelo grupo Placa y tornillos / separador tubular 47

Figura 14. Modelo grupo Placa y tornillos / caja metálica 48

Figura 15. Acople proximal y distal en un modelo de prueba 49

Figura 16. Media de fuerza con el error estándar de cada grupo 51

Figura 17. Rotura del cerclaje con avulsión de la tuberosidad tibial 53

Figura 18. Rotura del tubo 54

Figura 19. Fractura de la patela 54

Figura 20. Doblamiento de la placa 55

Page 12: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

7

1.2 RESUMEN

La ruptura del ligamento cruzado craneal (RLCC), es descrita como la causa más común de

claudicación en caninos. Las técnicas quirúrgicas descritas para la estabilización de la

articulación incluyen: estabilización intraarticular o extraarticular y técnicas modificadoras

de la biomecánica, dentro de estas últimas se encuentra el avance de la tuberosidad tibial

(TTA). La técnica quirúrgica de TTA fue descrita en el 2002, y busca modificar el ángulo

entre el plato tibial y el tendón patelar y llevarlo a 90°, en dicho ángulo se inhibe el empuje

tibial y por tanto se logra la estabilización dinámica de la articulación de la rodilla.

Con la finalidad de establecer tratamientos alternativos con buenos resultados a corto y

mediano plazo, y menores tasas de complicación. Esta investigación busco establecer

mediante una evaluación biomecánica de fuerza de tensión, si la banda de tensión en 8 es un

método de estabilización alternativo para el tratamiento de la RLCC al compararlo con un

método estándar con placa; para esto se recolectaron 32 extremidades pélvicas (n=32) de

perros adultos; mestizos, esqueléticamente maduros y con un peso corporal entre 20 y 30 kg.

Las muestras se dividieron al azar en cuatro grupos de 8 extremidades cada uno, de la

siguiente manera: Grupo 1: Banda de tensión en 8/separador tubular (BT), Grupo 2: Banda

de tensión en 8/caja metálica (BC), Grupo 3: Placa y tornillos/separador tubular (PT), Grupo

4: Placa y tornillos/caja metálica (PC). Después, se realizó en todas las extremidades una

osteotomía estándar para TTA con sierra oscilante, y se utilizó el método de estabilización

específico para cada grupo, luego se acopló cada modelo a una maquina universal de ensayos,

la cual se encargó de realizar la fuerza de tensión al tendón patelar, y posteriormente se

Page 13: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

8

registró la máxima fuerza (en Newtons) que llevo al fracaso de cada modelo y el sitio de fallo

de este.

Los cuatro grupos se evaluaron con un modelo completamente aleatorizado de 8 repeticiones

cada uno. La media de fuerza que llevo al fracaso del modelo fue de: 789.38 N en el grupo

(BT), 863.63 N en el grupo (BC), 774.13 N en el grupo (PT), 989.88 N en el grupo (PC). Las

diferencias entre grupos se evaluaron mediante una prueba de Tukey. Los resultados

mostraron que no hubo diferencias estadísticamente significativas entre el grupo (PT) y (BT).

El grupo (PC) mostró diferencias estadísticamente significativas con los otros grupos.

En conclusión, el grupo (PC) fue el que soporto más carga de tensión antes de llevar al fracaso

del modelo, por otro lado, el grupo (BT) es un método de estabilización viable para la

realización de TTA, lo cual justifica su utilización en modelos vivos.

Page 14: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

9

1.3 ABSTRACT

The cranial cruciate ligament rupture (CrCLR) is described as the most common cause of

lameness in canines. Surgical techniques described for the stabilization of the joint, include:

intra-articular or extra-articular stabilization and biomechanical modifying techniques,

among these last ones, it’s found the tibial tuberosity advancement (TTA). The TTA surgical

technique was described in 2002, and it seeks to modify the angle between the tibial plateau

and the patellar tendon and bring it to 90°, in this angle the tibial thrust is inhibited and

therefore the dynamic stabilization of the knee joint is achieved.

In order to establish alternative treatments with good, short and medium term results and

lower complication rates, this research sought to establish through a biomechanical

evaluation of tension force; whether the figure-of-8 tension band is an alternative

stabilization method for the treatment of CrCLR when compared to a standard plate method;

for this, 32 pelvic limbs (n = 32) were collected from adult dogs; mixed-breed, skeletally

mature and with a body weight between 20 and 30 kg. The samples were randomly divided

into four groups of 8 limbs each as follows: Group 1: figure-of-8 tension band / tubular

separator (BT), Group 2: figure-of-8 tension band / metal box (BC), Group 3: Plate and

screws / tubular separator (PT), Group 4: Plate and screws / metal box (PC). Afterwards, a

standard osteotomy for the TTA with oscillating saw was performed on all extremities, and

the specific stabilization method was used for each group, then each model was adapted to a

universal testing machine, which was responsible of performing the tension to the patellar

tendon, and the maximum force (in Newtons) that led to the failure of each model and the

site of its failure was subsequently recorded.

Page 15: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

10

The four groups were evaluated with a completely randomized model of 8 repetitions each.

The mean strength that led to the failure of the model was: 789.38 N in the group (BT),

863.63 N in the group (BC), 774.13 N in the group (PT), 989.88 N in the group (PC).

Differences between groups were assessed using a Tukey´s test. The results showed that there

were no statistically significant differences between the group (PT) and (BT). The group (PC)

showed statistically significant differences with the other groups.

In summary, the group (PC) was the one that supported the most tension load before leading

to the failure of the model. On the other hand, the group (BT) is a viable stabilization method

for performing the TTA, which justifies its use in live models.

Page 16: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

11

1.4 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La mayoría de los problemas que resultan en inestabilidad y osteoartritis de la articulación

femorotibiopatelar (articulación de la rodilla) son el resultado de la degeneración y ruptura

del ligamento cruzado craneal (RLCC) (Lampman et al., 2003); de hecho, la RLCC es

descrita como una de las causas más frecuente de claudicación en perros (Johnson, J., Austin,

C, & Breur, G., 1994; Lampman et al., 2003; Ramirez et al., 2015; McCartney, Ober, Benito,

& MacDonald, 2019).

La estabilización quirúrgica de la rodilla está indicada en la mayoria de los pacientes

que presentan esta patología. Debido a esto, a lo largo del tiempo se han descrito numerosas

técnicas, de las cuales es bien conocido tanto su potencial, como sus ventajas y desventajas.

Inicialmente, las técnicas quirúrgicas se basaban en el remplazo del ligamento con tejido

autólogo (injerto intraarticular) o materiales sintéticos (estabilización extracapsular) (Aragon

& Budsberg, 2005), luego, las técnicas quirúrgicas se basaron en la modificación

biomecánica de las fuerzas que intervienen en el funcionamiento de la rodilla, dentro de las

cuales se incluye la técnica del avance de la tuberosidad tibial (tibial tuberosity advancement

TTA por sus siglas en ingles) (Kim et al., 2008; Lafaver et al., 2007).

Montavon, en 2002 fue el primero en postular que la TTA podia neutralizar el empuje

craneal de la tibia ejercido por las fuerzas de cizallamiento, siendo el responsable de la

subluxación tibial craneal en perros con RLCC (Etchepareborde et al., 2010). El objetivo de

la TTA es modificar el ángulo generado entre el tendón patelar y el plato tibial por medio del

avance de la tuberosidad tibial. Este nuevo posicionamiento se logra a partir de una

Page 17: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

12

osteotomía de la tuberosidad, la distracción de está se mantiene mediante una caja separadora

ubicada interfragmentariamente y la estabilización se da mediante la colocación de una placa

(Lafaver et al., 2007). Esta técnica quirúrgica fue desarrollada por Kyon® en Zurich, Suiza

a inicios del 2004, despues de tres años de pruebas clinicas Slodovan y Montavon

describieron esta técnica, la cual se salia de la práctica convencional, pero la cual ha sido

utilizada desde entonces por mas de 1000 cirujanos en mas de 100.000 casos, con buenos

resultados. (Dog Knee Surgery | TTA Surgery | TPLO Surgery, s. f.).

El método de estabilización inicial fue descrito con el uso de un peine y una caja

metálica, dentro de las principales desventajas que podemos encontrar en esta técnica

quirúrgica se describe la colocación de un amplio equipamento, el uso de 7 diferentes

tamaños de peines y placas que no cumplen con otras funciones y que solo pueden ser usados

en pacientes con un peso especifico (Bisgard et al., 2011). Por otro lado, la tasa de

complicación se reporta entre el 11 al 36%, e incluye: lesion meniscal tardia, luxación

rotuliana, fractura de la tuberosidad tibial asociada al uso del peine, fractura tibial, fracaso

del implante, infección, hemorragia, dehiscencia e inflamación de la herida (Bleakley et al.,

2017; Calvo et al., 2014; Costa et al., 2017; de Lima Dantas et al., 2016; Edwards et al., 2016;

Hans et al., 2017; Hoffmann et al., 2006; Lafaver et al., 2007; Nutt et al., 2015), de hecho

algunos investigadores describen que este tipo de implantes al predisponer a la ruptura de la

tuberosidad tibial, incrementan el tiempo de recuperación en el paciente (Lafaver et al., 2007;

Voss et al., 2008).

Al ser este método de estabilización descrito como técnicamente difícil, los

investigadores han buscado la simplificación del mismo, al reducir el número de implantes

necesarios y lograr un procedimiento quirúrgico menos complejo (Samoy et al., 2015), se

Page 18: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

13

han reportado variaciones en los métodos de estabilización, con la finalidad de establecer

tratamientos alternativos con buenos resultados a corto y mediano plazo y menor tasa de

complicación. Dentro de dichas variaciones encontramos: modifcación en la forma y material

de los implantes y el remplazo de las cajas separadoras originales con diferentes materiales

para mejorar la biocompatibilidad y la osteointegración (McCartney et al., 2019; Plyusnin

et al., 2020).

A partir de esto, se han realizado las siguientes modificaciones: placas para TTA que

se unen a la tuberosidad tibial mediante tornillos y omiten el uso del peine (Bisgard et al.,

2011), la TTA-rapida en donde se anula el uso de la placa y se sustituye por una caja

separadora modificada en titanio, la cual utiliza 4 o 6 tornillos; dependiendo el tamaño para

su fijación (Samoy et al., 2015), Kyon® desarrolló la TTA-2; en la cual se utiliza una caja

separadora modificada en forma de jaula, que suprime el uso de la placa, y que busca

perfeccionar la técnica y disminuir las complicaciones anteriormente descritas (McCartney

et al., 2019).

Por otro lado, la técnica de estabilización con banda de tensión en 8 es uno de los métodos

quirúrgicos más comunes para el manejo de la fractura en tensión. La técnica con banda de

tensión implica el uso de dos agujas de kirschner colocadas de manera paralela entre sí y

craneal a la tuberosidad se coloca una banda de tensión con alambre de acero inoxidable en

posición vertical con un patrón de figura en 8, dando como resultado la neutralización de la

fuerza tensil. (McCartney et al., 2019). Existen pocos reportes en la literatura que comparen

la técnica de banda de tensión en 8 con otros métodos de estabilización para TTA, es por esto

por lo que dar más claridad en el papel y efecto de la aplicación de la banda de tensión en 8

como tratamiento quirúrgico en la RLCC; en comparación con otros métodos de

Page 19: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

14

estabilización, se puede hacer una evaluación de fuerza a traves de una prueba biomecanica

ex vivo con la finalidad de fundamentar a futuro su utilización en pacientes vivos.

Considerando todo lo anteriormente planteado, este estudio buscó determinar a partir

de 4 métodos de estabilización para el avance de la tuberosidad tibial cual soporta mayor

carga de tensión ejercida al tendón patelar, esto se logró a partir del siguiente objetivo

general: Determinar cuál método de estabilización para el avance de la tuberosidad tibial

soporta mayor carga de tensión ejercida al tendón patelar. Dicho objetivo, se desarrolló a

partir de los siguientes objetivos específicos: Diseñar las herramientas para la realización de

las pruebas biomecánicas y determinar la máxima carga que lleve al fracaso del modelo y el

sitio de fallo de este.

Page 20: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

15

1.5 OBJETIVOS

1.5.1 Objetivo general

Determinar cuál método de estabilización para el avance de la tuberosidad tibial

soporta mayor carga de tensión ejercida al tendón patelar.

1.5.2 Objetivos específicos

Diseñar las herramientas para la realización de las pruebas biomecánicas.

Determinar la máxima carga que lleve al fracaso del modelo y el sitio de fallo de este.

Page 21: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

16

1.6 MARCO TEÓRICO

1.6.1 Anatomía relevante de la articulación femorotibiopatelar

La articulación femorotibiopatelar se clasifica como una articulación condilar

sinovial compleja, debido a la separación de sus superficies articulares por fibrocartílagos

intraarticulares: Los meniscos. La flexión-extensión y la rotación son los principales tipos de

movimientos que ejerce dicha articulación. La articulación consta de tres componentes que

se interconectan libremente: la articulación femorotibial (entre los cóndilos femorales y

tibiales), la articulación femoropatelar (entre la superficie articular de la patela y la tróclea

femoral) y la articulación tibiofibular proximal. La capsula articular que la compone es la

más grande del cuerpo y consta de tres sacos donde todos se comunican entre sí (Payne &

Constantinescu, 1993).

La articulación femorotibiopatelar del canino consta de cuatro ligamentos que

permiten estabilizar pasivamente la articulación (Figura 1). El ligamento cruzado craneal

(LCC), ligamento cruzado caudal, ligamento colateral medial y ligamento colateral lateral

(de Rooster et al., 2006).

Page 22: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

17

Figura 1. Anatomía normal de la articulación de la rodilla del canino (Canapp Jr., 2007)

1.6.2 Morfología del ligamento cruzado craneal

El LCC se origina en el cóndilo lateral del fémur a nivel de su aspecto axial, cerca al

borde articular, el cual se extiende a través del espacio articular hasta fijarse en la superficie

intercondilar craneal al plato tibial (Arnoczky & Marshall, 1977). El sitio de acoplamiento

de la tibia es bordeado cranealmente por el ligamento meniscotibial craneal del menisco

medial y caudalmente por el ligamento meniscotibial caudal del menisco lateral. La longitud

el LCC muestra una correlación directa con el peso del animal, sin embargo algunos

investigadores reportan que en promedio la longitud de los bordes craneales y caudales del

LCC tiene una longitud media de 13.5 a 18.77 mm (Wingfield et al., 2000).

El LCC consta de dos fibras que se encuentran evidentemente separadas denominadas

según su sitio de unión en el plato tibial en: craneomedial y caudolateral (Figura 2). La

Page 23: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

18

división craneomedial es la más larga y tiene más forma de espiral, surge mas proximal al

fémur y se inserta a nivel craneal en la tibia. La división caudolateral es mas recta y se origina

en la parte mas lateral y distal del condilo lateral del fémur insertandose en la región mas

caudal de la tibial (Arnoczky & Marshall, 1977).

Figura 2. (A) Fotografía y (B) Diagrama de la articulación de la rodilla derecha de un canino.

Vista craneal después de remover la grasa infrapatelar. 1a: Banda caudolateral del ligamento

cruzado craneal; 1b: Banda craneomedial del ligamento cruzado craneal; 2: Ligamento

cruzado caudal; 3: Menisco medial; 4: Menisco lateral 5: Tendón del extensor digital largo;

6: Cóndilo medial humeral; 7: Tuberosidad tibial. (de Rooster, Bruin & van Bree, 2010)

B

A

Page 24: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

19

1.6.3 Ruptura del ligamento cruzado craneal

La ruptura del ligamento cruzado craneal, es una patología que involucra una

alteración de los procesos biológicos y biomecánicos de la articulación de la rodilla, los

cuales pueden iniciarse o exacerbarse mutuamente, e involucrarse en un círculo vicioso, el

cual conduce a la osteoartritis (OA), desencadenando signos de: claudicación, dolor y

disfunción (Griffon, 2010).

La etiología de la RLCC en perros aún sigue siendo desconocida, pero ciertamente es

una condición multifactorial que resulta en la falla de la articulación (Comerford et al., 2011).

Existe una hipótesis que indica que la genética y factores propios de la raza pueden

predisponer a la conformación anormal de la articulación, de la cinemática y de la marcha

(Clements et al., 2010; V. L. Wilke et al., 2005; Vicki L. Wilke et al., 2006). Por otro lado,

dentro de los componentes biológicos que predisponen a la presentación de la misma se

encuentran: Inflamación, degradación y degeneración, daño en la síntesis y renovación de la

matriz celular (Bruehlmann et al., 2002; Doom et al., 2008; Hayashi et al., 2004; Krayer

et al., 2008). Y los componentes biomecánicos incluyen: inestabilidad, debilidad y

disfunción muscular, cambios conformacionales, mala alineación, alteración en la cinemática

y desordenes articulares en las áreas de fuerza y contacto (Comerford et al., 2006; Duerr

et al., 2007; Fuller et al., 2014; Inauen et al., 2009; Mostafa et al., 2009).

Muchos de estos factores, han sido considerados causantes de RLCC, sin embargo,

se describe que esta debe ser considerada como una enfermedad de origen multifactorial. Por

tal motivo, se hace necesario razonar que cada uno de estos procesos determina un factor

importante en la presentación de la enfermedad; sugiriendo el tenerlos en consideración para

entender los mecanismos de presentación, prevención y tratamiento (Griffon, 2010).

Page 25: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

20

1.6.3.1 Tratamiento

La RLCC es una de las condiciones ortopédicas asociada a cambios degenerativos de

la articulación de la rodilla (Agnello et al., 2014). La OA ha sido descrita tanto en perros con

RLCC inducida de forma natural (Voss et al., 2008), como en perros en los cuales se ha

inducido de manera experimental (Adams & Brandt, 1991). Es por esta razón, que el

tratamiento farmacológico en la RLCC está encaminado única y exclusivamente al manejo

de la OA.

Dentro del manejo farmacológico de la OA se incluyen los antiinflamatorios no

esteroidales (Lipscomb et al., 2002), con medicamentos como: Carprofeno, (Pelletier et al.,

2001), deracoxib, tepoxalin y firocoxib (Johnston et al., 2008), corticosteroides (Henrotin

et al., 2005), analgesia multimodal, con medicamentos como: Amantadina, gabapentina y

amitriptilina (Johnston et al., 2008).

De igual forma, se pueden utilizar agentes terapéuticos adicionales, dentro de los que

se encuentran principalmente: Polisulfato de glicosaminoglicanos, polisulfato de pentosan y

ácido hialurónico; otros, como el extractos de mejillón de labio verde, omega 3, y extractos

de resina del árbol de Boswellia Serrata, también han sido utilizados con buenos resultados

para el manejo de este tipo de inflamación crónica (Johnston et al., 2008).

Por otro parte, el tratamiento quirúrgico es la indicación en pacientes con RLCC.

Existe un amplio número de técnicas quirúrgicas utilizadas para el tratamiento de la

inestabilidad de rodilla en perros, razón por la cual aún sigue siendo controversial qué tipo

de técnica utilizar en cada paciente. Hoy en día los tratamientos buscan dar estabilidad a la

rodilla y no hacer una reconstrucción o reparo del ligamento (Cook, 2010).

Page 26: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

21

Básicamente las técnicas utilizadas para conseguir esa estabilidad; se clasifican en

dos grandes grupos: Estabilización extracapsular y osteotomías de la tibia.

1.6.3.1.1 Estabilización extracapsular

La estabilización extracapsular involucra el uso de material biológico o sintético; en

puntos de fijación en fémur y tibia, con la finalidad de proveer resistencia pasiva al empuje

tibial craneal, rotación interna y/o hiperextensión de la rodilla; lo cual se logra mediante

fibrosis periarticular formada en el transcurso de un largo período. Sus primeras ventajas

incluyen: Potencial para direccionar la rotación interna anormal, un buen perfil de seguridad.

En general, son técnicas fáciles de realizar, por tanto, requieren pocos materiales de trabajo

lo cual disminuye significativamente los costos. En contraposición dentro de sus principales

desventajas se encuentra: La probabilidad de ruptura o aflojamiento de los materiales después

de la intervención quirúrgica, lo cual resulta en inestabilidad y por tanto disfunción de la

articulación (Cook, 2010). Dentro de este tipo de estabilización se encuentran principalmente

las siguientes técnicas: Imbricación fascial, transposición de la cabeza fibular, sutura lateral

fabelotibial, imbricación retinacular modificada, sutura lateral con anchore y TightRope

(Aiken, Bauer, & Toombs, 1992; Dupuis, Harari, Papageorges, Gallina, & Ratzlaff, 1994;

Guénégo et al., 2007, Cook, 2010).

1.6.3.1.2 Osteotomías de la tibia

Para lograr definir la manera en la que funcionan las osteotomías de la tibia, en el

tratamiento de la RLCC; se hace necesario entender sus fundamentos biomecánicos.

El movimiento de la rodilla se mantiene controlado, gracias a la superficie y cápsula

articular, meniscos y ligamentos. La RLCC hace que se alteren todos estos sujetadores

Page 27: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

22

pasivos de la articulación, llevándola a la inestabilidad. Las modificaciones en el cartílago

son dadas por la OA subsecuente, de la que se habló con anterioridad. Es por esta razón, que

la reconstrucción del LCC debe buscar el restablecimiento de la mecánica normal y reducir

el progreso de la OA (Kim et al., 2010).

Varios de los estudios clínicos y experimentales que evalúan las técnicas quirúrgicas

para el tratamiento de la RLCC, adoptan la estabilidad estática como indicador de éxito para

la técnica quirúrgica (Slocum & Slocum, 1993; Warzee et al., 2001). Por ejemplo, en el caso

de la osteotomía niveladora del plato tibial (TPLO por sus siglas en inglés), una prueba de

compresión tibial negativa es indicadora de una articulación estable. Sin embargo, la

estabilidad estática (estabilidad palpable en la exploración clínica ortopédica) no

necesariamente esta correlacionada con la estabilidad dinámica (alineación controlada de la

rodilla durante la actividad in vivo) (Kim et al., 2008, 2010)

Un concepto clave es que la estabilidad de la rodilla es un fenómeno dinámico, y se

fundamenta en la respuesta del sistema musculoesquelético y una compleja combinación de

posiciones del cuerpo, fuerzas musculares, cargas externas y estímulos sensoriales. El valor

limitado de las pruebas realizadas a la palpación en el examen ortopédico, terminan siendo

el reflejo de la diferencia entre la laxitud articular y estabilidad dinámica (Stead, 1994). La

laxitud de las pruebas mide el desplazamiento máximo de la articulación en respuesta a una

carga externa aplicada, en ausencia de las fuerzas musculares. La laxitud simple provocada

a la palpación no puede simular la complejidad y la tasa de aplicación de fuerzas musculares

producidas en la rodilla durante el movimiento, en especial la producida por el cuádriceps.

Es por esta razón, que sería más correcto utilizar el término "laxitud" cuando se evalúa la

estabilidad estática, y considerar la estabilidad dinámica sólo cuando se evalúa la cinemática

Page 28: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

23

de la articulación femorotibial en todo el rango de movimiento en diferentes patrones de la

marcha en vivo (Pozzi & Kim, 2010).

En 1983, Slocum describió el empuje tibial craneal como una fuerza de cizallamiento

femorotibial que ocurre durante la carga de peso. Slocum también presentó un modelo teórico

que propuso que la magnitud del empuje tibial craneal era dependiente del grado de la

pendiente caudal al plato tibial. En la rodilla normal, el componente de cizallamiento craneal

se opone por el LCC y por las fuerzas musculares. En la RLCC, la incontrolable fuerza de

cizallamiento craneal es el resultado de la subluxación craneal de la tibia (Slocum & Devine,

1983).

Otra teoría biomecánica es la argumentada por Tepic, quien sugirió que el total de las

fuerzas femorotibiales in vivo se dirigen de forma paralela al tendón patelar, de acuerdo con

este modelo, el empuje tibial craneal es dependiente del ángulo entre el plato tibial y el tendón

patelar. Este modelo también predice que el avance craneal de la tibial no debe producirse

cuando se flexiona una articulación de la rodilla más allá de 90°. El rol del ángulo de flexión

en la biomecánica de la rodilla ha sido investigado en piezas anatómicas (Pozzi y Kim, 2010).

Cuando la articulación se acerca a 90° de flexión, el mecanismo del cuádriceps se convierte

en un estabilizador y empuja eficazmente la tibia hacia caudal. Del mismo modo, el avance

de la tuberosidad tibial pretende impartir la estabilidad funcional, moviendo el ángulo de

tendón patelar a aproximadamente 90°, cuando la rodilla es posicionada en el ángulo de

reposo (Kim et al., 2010). Estudios ex vivo demostraron que la estabilidad después del

seccionamiento del LCC se logra mediante el avance de la tibial tuberosidad, logrando un

ángulo del tendón patelar de 90 +/- 9° (Apelt et al., 2007).

Page 29: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

24

Por todo lo anterior, se puede deducir que la estabilidad funcional de la rodilla se

puede lograr mediante la disminución de la pendiente del plato tibial, a través de las

siguientes técnicas: Osteotomía tibial craneal en cuña (CTWO, por sus siglas en ingles),

TPLO, Combinación de TPLO con CTWO, CBLO (En donde se utiliza una osteotomía de

nivelación basada en el centro de rotación de la angulación), osteotomía proximal

intraarticular y Osteotomía de chevron en cuña. Por otro lado, la estabilidad también se puede

lograr mediante la alteración en la alineación del tendón patelar, la cual se logra mediante las

siguientes técnicas quirúrgicas: TTA y Triple osteotomía tibial (Kim et al., 2008; Vasquez

et al., 2018).

1.6.4 Avance de la tuberosidad tibial

El avance de la tuberosidad tibial fue descrito inicialmente por Maquet, quien

utilizaba la técnica para aumentar la eficiencia del mecanismo del cuádriceps, disminuyendo

la presión retropatelar, con el fin de aliviar el dolor de la articulación de la rodilla en seres

humanos (Maquet, 1976). Basado en esto, Nisell (1986), determinó que otros posibles efectos

en la biomecánica de la articulación de la rodilla incluían una variación en la fuerza de

cizallamiento tibiofemoral, la cual puede ir en dirección anterior o posterior dependiendo del

angulo de flexión o extensión de la rodilla y del angulo del tendon patelar (ATP)

respectivamente, y finalmente que la magnitud y la dirección de la fuerza de corte

femorotibial se determinan por el ATP (Nisell et al., 1986).

Basados en las publicaciones de Maquet y Nisell: Montavon y Tepic, describieron

que una situación similar ocurre en el perro, y que la técnica de TTA podría llegar a

neutralizar las fuerzas de cizallamiento de la articulación de la rodilla en la RLCC

(Boudrieau, 2010). Es por esta razón, que la TTA apareció para restablecer el contacto y la

Page 30: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

25

presión femorotibial normal, lo que lleva a disminuir el riesgo de trauma en el menisco

después de realizada la técnica (Kim et al., 2009). El trabajo de Kim et al. también sugieren

que la TTA elimina la inestabilidad craneocaudal con levantamiento de peso simulado; y al

mismo tiempo restaura la normalidad en la mecánica del contacto femorotibial. Se concluye

que la relevancia clínica de la TTA, es que puede mitigar la progresión de la OA en perros

con RLCC, mediante la eliminación del empuje tibial craneal mientras que preserva la

orientación normal de la superficie articular de la tibia proximal.

1.6.4.1 Fundamentos de Biomecánica

La técnica de TTA fue desarrollada como resultado de un análisis y una exhaustiva

observación de la biomecánica de la articulación de la rodilla en el canino concluyendo que

(Boudrieau, 2009):

• La fuerza total de la articulación de la rodilla se encuentra aproximadamente paralela

al tendón patelar (Punto de partida de Slocum, quien sostenía que era paralelo al eje

funcional de la tibia).

• Si el ángulo entre el tendón patelar y la tangente común en el punto de contacto

femorotibial (llamado α) es de 90°, ninguno de los ligamentos ejerce carga.

• Se ha propuesto la existencia de una fuerza de corte femorotibial en dirección

proximal en un ángulo entre el plato tibial y el tendón patelar (APT) >90° y una fuerza

de corte femorotibial en dirección distal en un APT <90°.

• Con un punto de cruce en 90°, se propone que al mover la tuberosidad tibial hacia

craneal, la articulación de la rodilla en extensión completa o alguna flexión de la

Page 31: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

26

articulación durante la cual se ejerza una carga (135°), el APT es siempre ≤ 90°; por

tanto, la fuerza de corte femorotibial neutral o en dirección caudal es quien mantendrá

estabilizada la articulación

Esta técnica, desarrollada para poder llevar a cabo el avance de la tuberosidad tibial

fue estandarizada por la realización de una osteotomía de la tuberosidad en el plano frontal,

estableciendo un avance craneal lo suficientemente lejos, para permitir que el APT sea de

90° cuando la articulación se encuentra en total extensión.

1.6.4.2 Selección de casos para TTA

Varios factores deben ser considerados antes de la selección de esta técnica quirúrgica:

1.6.4.2.1 Punto de inserción del tendón patelar bajo versus alto

La tuberosidad tibial puede ser un gran riesgo de posible fractura con la TTA, en los

casos con un punto de inserción del tendón patelar bajo. En los perros con un punto de

inserción alto, la TTA es mas recomendable, ya que puede colocarse una placa mas grande

de TTA en la tuberosidad tibial, y el caja metálica permanece adecuadamente reforzada con

hueso. Adicional a esto, cuando la placa es más grande, dispersa de una mejor forma todas

las fuerzas a la tuberosidad. Sin embargo, no hay estudios clínicos experimentales que apoyen

está hipótesis (Boudrieau, 2010).

1.6.4.2.2 Ángulo excesivo del plato tibial

Cuando existe un excesivo ángulo del plato tibial no es propicio para la realización

de la TTA. El objetivo del ángulo del tendon patelar, es llegar 90°, pero en este tipo de casos

probablemente el avance sea más allá de la obtenidos con los implantes disponibles en la

Page 32: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

27

actualidad (el ancho maximo del caja metálica es 15 mm). El ángulo del plato tibial máximo

para realizar una TTA aún no se ha determinado. No se han publicado datos respecto a la

gama de ángulos del plato tibial en perros con TTA, aunque se ha informado procedimientos

realizados con éxito en perros con una pendiente del plato tibial de ~ 30° y anecdóticamente

se propuso que los ángulos > 30° probablemente no se adaptan bien para una TTA

(Boudrieau, 2010).

1.6.4.2.3 Deformidades de las extremidades: angulares y torsionales

Las deformidades de las extremidades angulares y de torsión pueden ser tratadas con

TTA, sin embargo, se requiere una osteotomía separada para la corrección de cualquier varo

tibial, valgo o torsión. La desventaja de la realización de una osteotomía separada, es que el

lado medial del hueso ya tiene una placa de TTA en el tercio proximal, lo que puede interferir

con la posterior fijación de la placa adicional medial. Aunque una placa estándar podría ser

aplicada sobre la placa delgada de TTA , esto está lejos de ser ideal y por lo general no se

recomienda (Boudrieau, 2010).

1.6.4.2.4 Luxación de rótula

La luxación de rótula que requiere la transposición de la tuberosidad tibial puede ser

adecuado con una TTA, como cualquier transposición deseada puede llevarse a cabo

simultáneamente con el avance (Yeadon et al., 2011).

1.6.4.2.5 Tamaño del paciente

La TTA se ha realizado en perros tan pequeños como 10.4 kg y tan grandes como 83

kg (Hoffmann et al., 2006; Lafaver et al., 2007). Las limitaciónes dependen de la disposición

Page 33: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

28

adecuada de los implantes para el tamaño del paciente (placas de 2-8 agujeros, y caja metalica

de 3 a 15 mm de ancho. Kyon, Zurich, Suiza) (Boudrieau, 2010).

1.6.4.3 Proyecciones radiográficas estandar

Las proyecciones radiográficas estandar para la evaluación de la articulación en la

técnica de TTA son: Antero-posterior y medio-lateral de la articulación de la rodilla. La

proyección medio-lateral debe contar con un adecuado posicionamiento de la articulación

(basandose en la perfecta superposición de los condilos femorales y la ausencia de

translocación tibial craneal) determinada con un angulo de 135° mediante los ejes

longitudinales del fémur y la tibia (Lafaver et al., 2007).

No existe un método específico con la finalidad de determinar el avance requerido

para lograr un ángulo del tendón patelar de 90°, ya que estos han demostrado ser una fuente

de variabilidad en esta técnica quirúrgica. Algunos cirujanos prefieren el uso de software,

mientras que otros prefieren el uso de transparencias (Etchepareborde et al., 2011).

El método virtual se realiza de tal manera que el ángulo del tendón patelar se lleva a

90°; se determina el gap con la osteotomía creada y justo en el nivel en donde se coloca la

caja espaciadora se determina el tamaño apropiado del mismo (Etchepareborde et al., 2011).

La transparencia de TTA estandar (Kyon®, Zurich, Suiza) es utilizada en la proyeccion

medio-lateral para determinar que tanta transposición debe realizarse en el paciente; para

posicionar el tendón patelar perpendicularmente al plato tibial y determinar que tamaño de

placa que se debe utilizar para cubrir toda la extensión de la cresta tibial. Esta guia permite

determinar la posición de los orificios del peine y la posición final de la placa a lo largo de

la cresta tibial (Lafaver et al., 2007).

Page 34: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

29

Se pueden utilizar dos referentes para determinar el plato tibial: El referente

anatómico y el referente de la tangente común. El uso de referentes anatómicos para el plato

tibial se define por una línea que une el punto más craneal y caudal del margen articular. El

ángulo del tendón patelar de 90° se establece extendiendo una línea perpendicular al plato

tibial anatómico hasta el punto de origen del tendón patelar; a lo largo del borde craneal de

la rótula. Por otro lado, el uso de referentes de tangente común para el plato tibial se

determina a partir de dos círculos que se dibujan, uno que se aproxima al margen articular

del cóndilo femoral y el otro que se aproxima al margen articular medio del plato tibial. El

ángulo del tendón patelar de 90° se establece mediante una línea que se extiende

perpendicular al plato tibial (definida por la tangente común), hasta el punto de origen del

tendón patelar a lo largo del borde craneal de la rótula (Kapler et al., 2015).

1.6.4.4 Técnica quirúrgica

La cirugía debe realizarse con el paciente posicionado en recumbencia dorsal. El

miembro afectado debe prepararse asépticamente desde la mitad del fémur hasta el corvejón

(Hoffmann et al., 2006).

La exploración de la articulación de la rodilla antes del procedimiento quirúrgico debe

realizarse, ya sea mediante artrotomía o artroscopía. Esto, con la finalidad de evaluar el grado

de lesión del ligamento cruzado y del menisco, y finalmente determinar el grado de

enfermedad articular degenerativa. Los restos de LCC deben ser desbridados y cualquier

ruptura o desgarro de menisco debe tratarse con una menisectomía parcial o completa,

inicialmente todos los meniscos se dejan in situ (Hoffmann et al., 2006); sin embargo, existen

cirujanos que prefieren hacer release meniscal, por la alta probabilidad de daño meniscal

postquirúrgica (Boudrieau, 2010).

Page 35: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

30

La exposición de la porción craneomedial de la cresta de la tibia es realizada mediante

la incisión del vientre caudal del músculo sartorio y la aponeurosis de las inserciones

musculares del gracilis, semimembranoso y semitendinoso (figura 3A). Esta incisión es

realizada aproximadamente a dos milímetros caudal y paralelo a la cresta tibial; y se extiende

distalmente a la diáfisis de la tibia. El periostio de la cresta tibial craneal se debe reflejar para

permitir la exposición y visualización del margen óseo craneal completo de la cresta tibial

(Lafaver et al., 2007).

Una guía de broca de 8 orificios (Kyon®, Zurich, Suiza) es colocada paralela al

margen craneal de la cresta tibial, con el primer orificio alineado a nivel de la inserción del

tendón patelar en la tuberosidad tibial (figura 3B). Antes de hacer la perforación de los

agujeros se debe orientar la placa, de tal manera que el extremo distal se encuentre

ligeramente hacia delante del eje central de la tibia; asegurando que después de hacer el

avance/rotación de la tuberosidad tibial, los agujeros de los tornillos distales de la placa estén

a nivel de la tibia central, algunas veces es necesario alinear el extremo proximal de la placa

ligeramente en sentido caudal (Lafaver et al., 2007). La guía de perforación se mantiene en

su lugar con pinzas auto-retenedoras, una broca de 2.0 mm es utilizada para taladrar los 8

orificios de la cresta y finalmente la guía es retirada (Hoffmann et al., 2006).

La osteotomía planificada, se hace perpendicular al plano sagital de la tibia, esta se

orienta desde un punto inmediatamente craneal al menisco medial (y craneal al tendón

extensor digital largo) y se extiende distal a la cresta tibial. El siguiente paso consiste en

realizar una osteotomía transversa de la tuberosidad tibial (figura 3C), la cual es realizada

con una sierra oscilante y hoja de corte recta, teniendo como punto de partida a nivel proximal

en el canino el equivalente al tuberculo de gerdy en el humano (Lafaver et al., 2007). La

Page 36: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

31

osteotomía solo suele ser bicortical hasta el orificio mas proximal de la tuberosidad tibial,

proximal a este es monocortical. Esta última porción se completa una vez se fije a la

tuberosidad tibial la placa y el peine. Si es necesario; se debe hacer un predoblamiento de la

placa para permititr que esta se acople mejor a la superficie medial de la tibia. Luego se

acopla el conjunto placa-peine al impactador (figura 3D, figura 3E, figura 3F) (Guerrero,

Montavon y Rodriguez, 2010).

La tuberosidad de la tibia es desplazada hacia craneal mediante un separador con

mango en forma de T (Kyon®) (Figura 4A y 4B), manteniendo este distancimiento mediante

una caja separadora (caja metálica). Finalmente la caja metálica con el tamaño y la distancia

adecuada es colocada para mantener la distracción (Figura 4C y 4D). La caja metálica y la

placa se fijan con tornillos y es posible la utilización de injerto de hueso esponjoso para

Page 37: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

32

rellenar el espacio creado en la osteotomía (43 y 4F) (Guerrero, Montavon y Rodriguez,

2010)

Figura 3. Secuencia fotográfica intra-operatoria de los puntos clave en la técnica quirúrgica

TTA – Realización de la osteotomía y colocación de la placa. (Para la orientación de todas

las fotografías muestra el contorno de la superficie tibial medial).

Page 38: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

33

Figura 4. Secuencia fotográfica intra-operatoria que muestra los puntos clave en la técnica

quirúrgica TTA – Colocación de la caja espaciadora e injerto de hueso esponjoso. (Para

laorientación de todas las fotografías se muestra el contorno de la superficie tibial medial).

1.6.4.5 Complicaciones

En un estudio retrospectivo del 2006, se evaluaron 57 perros sometidos a TTA

unilateral o bilateral, se evaluaron los registros médicos previos y las placas radiográficas

postoperatorias, posterior a esto fue enviado un cuestionario a los propietarios para conocer

y evaluar la evolución postoperatoria completa. Al hacer seguimiento de 65 rodillas, que

cumplían con los ítems de inclusión, 27 mostraron complicaciones. La mayoría fueron

complicaciones menores, que incluían: Hematoma e inflamación incisional. El 5 % de los

Page 39: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

34

perros evidencio dehiscencia e infección superficial, dolor articular y efusión (10%), injuria

del menisco medial (5 %) y crepitación de la articular (4%). Las complicaciones más

catastróficas, incluyeron: falla completa del implante con fractura del peine y ruptura del caja

metálica con desplazamiento de la tuberosidad tibial (Hoffmann et al., 2006).

En otro estudio realizado en el 2012, se evaluaron 458 perros, con la finalidad de

describir las complicaciones quirúrgicas y postoperatorias con la TTA. Después de un

periodo de dos años de evaluación y 501 cirugías, se reportaron 95 casos de complicaciones

y en 7 de esas complicaciones ocurrieron 2 a la vez. De esas 95, 57 (60%) fueron clasificadas

como complicaciones graves. Las complicaciones más graves incluían: Fracturas (36,8%) y

fracaso del implante (17.5%). De las 21 fracturas, 16 (76.2%) eran fracturas de la tuberosidad

tibial a través de los orificios del peine, 2 (9.5 %) eran fracturas de la osteotomía al tornillo

proximal de la placa, 2 (9.5 %) eran fracturas de la tuberosidad tibial a través del tornillo

craneal del caja metálica y 1 (4.8 %) fue una fractura de la corteza lateral de la tibia; durante

la colocación (Wolf et al., 2012).

La complicación menor más frecuente fue la infección de la incisión y la inflamación,

el seroma se presentó en 38 de las 501 cirugías. Las articulaciones de la rodilla, en las cuales

no se hicieron reléase meniscal; evidenciaron una alta incidencia de lesión posterior, y el

desgarro meniscal fue la complicación más comúnmente tratada en una segunda cirugía

(Wolf et al., 2012).

En un estudio publicado en el 2016 se evaluaron pacientes con diagnóstico de RLCC

entre octubre 2007 y abril del 2012, los cuales fueron sometidos a cirugía de TTA. Los perros

Page 40: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

35

incluidos en el estudio contaban con placas radiográficas postoperatorias y de seguimiento a

las 6 y 8 semanas y finalmente documentación de complicaciones disponible para su revisión.

En un estudio más reciente, con un n de 1613 perros con RLCC tratados con TTA se

registraron: 13.4% de complicaciones mayores, 6,9% de irritaciones incisionales, 2% de daño

meniscal posterior, 1.1 % de dehiscencia incisional, 1.2 % de luxación rotuliana, 1% de

insuficiencia del implante, 0.9 % de fracturas y 0.4 de artritis séptica. La revisión quirúrgica

de los implantes fue necesaria en 17 perros (1%) las cuales incluyeron: 5 tornillos rotos de la

caja espaciadora, 7 peines rotos y 5 procedimientos de retiro de placas. 11 perros (0,7%)

sufrieron fracturas, que incluyeron: 8 fracturas de la tuberosidad tibial y 3 fracturas tibiales

(Costa et al., 2017).

1.6.4.5 Variación en los métodos de fijación

Ya que la fractura de la tuberosidad tibial es una complicación compleja que en

algunos casos requiere de una reintervención quirúrgica (Calvo et al., 2014), y que presenta

una incidencia de 0.9 a 4 % (Boudrieau, 2009; Costa et al., 2017; Hoffmann et al., 2006;

Lafaver et al., 2007), y ya que el diseño incial de implantes para TTA (Kyon®, Zurich, Suiza)

presenta varias desventajas, en las que se incluyen: la colocación de un amplio equipamento,

el uso de 7 diferentes tamaños de peines y platos que no cumplen con otras funciones; por lo

tanto, solo pueden ser utilizados en esta técnica, con un tamaño especifico de paciente

(Bisgard et al., 2011). Algunos autores han realizado modificaciones en los métodos de

fijación, en búsqueda de disminuir este tipo de complicaciones.

En un estudio descrito en el 2010, realizaron pruebas biomecánicas de tracción en

especímenes de perros con TTA de avance de 9 mm. Los especímenes fueron clasificados en

Page 41: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

36

3 grupos. En el grupo 1 (Figura 5), la parte distal de la tuberosidad tibial permanece unida a

la tibia mediante la corteza craneal y se adiciona una banda de tensión en 8 para mantener la

estabilización. En el grupo 2, la parte distal de la tuberosidad tibial permanece unida a la tibia

mediante la corteza craneal pero no se coloca una banda de tensión en 8 adicional.

Finalmente, en el grupo 3, se separa completamente la tuberosidad tibial y se fija mediante

una banda de tensión en 8. Los resultados permitieron determinar que no había diferencias

estadísticamente significativas entre los grupos 1 y 2, y que estos dos grupos evidenciaron

una construcción significativamente más fuerte que la del grupo 3. Este tipo de

modificaciones, fueron realizadas con la finalidad de crear alternativas al uso de la placa y

justificar su investigación clínica (Etchepareborde et al., 2010).

Figura 5. Radiografía estándar de la articulación de la rodilla en un perro de 5 años de edad.

Después de realizar un avance modificado de la tuberosidad tibial con una caja espaciadora

de 6 mm.

Page 42: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

37

Otro estudio realizado en el 2011, el cual tenía como objetivo evaluar el efecto del

autoinjerto y el uso de nuevas placas en la cicatrización y complicaciones radiológicas,

describe el uso de la técnica con placas de TTA, que se unen a la tuberosidad tibial mediante

tornillos (Figura 6), omitiendo el uso del peine. De 125 perros evaluados, 13 evidenciaron

complicaciones radiográficas, de los cuales cuatro utilizaban este tipo de placa. El estudio

concluye que las complicaciones reportadas no fueron influenciadas por el injerto o el nuevo

diseño de placa (Bisgard et al., 2011).

Figura 6. Placa radiográfica latero-lateral con placa de TTA con tornillos

En un estudio en el 2015, se estudiaron 50 perros con RLCC en los que se probó una

nueva caja espaciadora en titanio (Figura 7), su objetivo principal era crear una modificación

de la técnica que permitiera: simplificar el procedimiento, reducir el número de implantes y

mostrar resultados clínicos similares. Se establecieron complicaciones menores en el 30% de

los pacientes, complicaciones mayores en el 4% de los pacientes y resultados buenos o

excelentes en el 96% de los perros. Los resultados anteriores permitieron concluir que esta

modificación en la técnica es una alternativa viable dentro de las técnicas de osteotomías

(Samoy et al., 2015).

Page 43: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

38

Figura 7. Placas radiográficas postquirúrgicas de la nueva caja espaciadora en titanio (TTA

rapid)

En un estudio más reciente, se evaluó la idoneidad de una nueva caja espaciadora

bioabsorbible-biocompuesto (CB) (Figura 8), comparando los puntajes de cicatrización

radiológica postquirúrgica y complicaciones con un grupo que utilizó caja espaciadora en

acero (CA). Se utilizaron 60 perros con RLCC, 30 formaban parte del grupo CB y los otros

30 del grupo formaban parte del grupo CA, de los cuales 56 pudieron ser utilizados al tener

el estudio clínico y radiológico completo. Basado en que las puntuaciones de cicatrización a

los 6 meses fueron significativamente más altas en el grupo CA (3.3 +/- 0.52), en

comparación con las obtenidas en el grupo CB (2.9 +/- 0.69) y en que no hubo diferencias

estadísticamente significativas en las complicaciones postquirúrgicas. Se pudo concluir, que

la caja espaciadora biodegradable es una alternativa viable para la realización del avance de

la tuberosidad tibial (Barnhart et al., 2016).

Page 44: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

39

Figura 8. Caja espaciadora biocompuesta

Está constituido por 30% de fosfato bicalcico, dispersado con un polímero amorfo de L-

lactide-co-D, el cual acepta las alas en titanio o acero inoxidable, las cuales se sujetan a una

especie de poste en forma de T, las cuales se pueden rotar hasta 360° para obtener la posición

deseada.

Finalmente, otro método de estabilización descrito es el uso de la banda de tensión en ocho

(Chalidis et al., 2008; Gower et al., 2008), en este método se colocan dos pines (1.1–2 mm)

paralelos entre sí en la porción más ancha de la tuberosidad tibial (se recomienda el punto

de inserción del ligamento rotuliano), estos pines deben ser ubicados craneal al alambre de

la banda de tensión de acero inoxidable, la cual se ubica en vertical con un patrón orientado

de figura en 8, lo que resulta en la neutralización de fuerzas de tracción. (Kowaleski et al.,

2012).

Algunos estudios confirman con sus resultados que la construcción con pines y banda de

tensión es un método fuerte de fijación (Birks & Kowaleski, 2018; Newman et al., 2014). Un

estudio más reciente muestra que dicho método de estabilización proporciono mayor fuerza

biomecánica exvivo en comparación con otras técnicas utilizadas para tratar la RLCC. En

este estudio la placa para TTA fue utilizada como control y mostro 16.66 % menos fuerza de

tensión que la técnica con banda de tensión, sin embargo, mostro 3.96% menos que la TTA

rápida (McCartney et al., 2019).

Page 45: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

40

1.7 METODOLOGÍA

1.7.1 Localización geográfica

Instalaciones y laboratorios

Las instalaciones para albergar los modelos experimentales se adecuaron en la sala

de necropsia de la Universidad de la Salle

Sala de radiología: Clínica de pequeñas especies de la Universidad de la Salle

Laboratorio de física Pontificia Universidad Javeriana

Laboratorio de pruebas y ensayos del departamento de ingeniería civil Pontificia Universidad

Javeriana

1.7.2 Métodos

Los métodos de esta investigación fueron clasificados en tres fases:

Fase 1: Preparación de especímenes

Se recolectaron 32 extremidades pélvicas (n=32) en 16 perros adultos

(esqueléticamente maduros) con un peso entre 20 y 30 kg. Se realizaron 2 proyecciones

radiográficas estándar por cada extremidad: Una antero-posterior y otra medio-lateral

(Lafaver et al., 2007).

En la placa radiográfica medio-lateral se aseguró la superposición exacta de los

cóndilos femorales y se abarco la totalidad de la tibia y el fémur para precisar un ángulo de

135° de la articulación de la rodilla (Lafaver et al., 2007). El ángulo de 135° se determinó en

Page 46: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

41

el momento de la toma mediante un goniómetro de plástico estándar, uno de los brazos del

goniómetro se dirigió hacia el trocánter mayor del fémur y el otro hacia el maléolo medial de

la tibia, y respectivamente el centro del goniómetro se ubicó sobre la articulación en la

eminencia intercondilar. En la placa radiográfica medio-lateral el ángulo de 135° se

determinó mediante el método de cinemática, el cual se basa en los siguientes puntos: El

trocánter mayor del fémur, el punto medio entre el cóndilo lateral femoral y la cabeza de la

fibula y el punto medio de la articulación tibiotarsal (Bush et al., 2011). Fueron aceptadas las

proyecciones medio-laterales que evidenciaron hasta una distancia de 4 mm entre los

cóndilos femorales.

Una transparencia estándar de TTA (Kyon®) se utilizó para determinar el avance que

posteriormente fue ejercido en la tuberosidad de la tibia. Para ello se aseguró que el tendón

patelar se encontrara perpendicular al plato tibial en un posicionamiento estándar (135° en

extensión de la articulación de la rodilla) (Lafaver et al., 2007). Fueron aceptados los

especímenes con mediciones del empuje tibial entre 5 a 7 mm.

Después de realizadas las placas radiográficas, las muestras fueron envueltas en

toallas empapadas con solución salina isotónica dentro de bolsas herméticas y almacenadas

en bolsas rojas de plástico, a una temperatura de -20°C hasta el día del ensayo

(Etchepareborde et al., 2010). Para el ensayo, las extremidades se descongelaron a

temperatura ambiente durante la noche. La piel, el fémur y los tejidos blandos fueron

retirados, manteniendo el tendón rotuliano y la rótula. El tendón del cuádriceps fue

seccionado proximal a la rótula (Etchepareborde et al., 2010). En la tibia se realizó una

osteotomía transversa en el tercio distal de la tibial, la cual se colocó en un tubo de cloruro

de polivinilo (PVC) de 6 cm de diámetro y 10 cm de largo, garantizando el posicionamiento

Page 47: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

42

del plato tibial paralelo a la base (tubo) (Figura 9), mientras este fue llenado con

polimetilmetacrilato para mantener la tibia fija a la base. Los tejidos se mantuvieron húmedos

durante todo el experimento para evitar la pulverización de las muestras (Etchepareborde

et al., 2010).

Figura 9. Acople de la tuberosidad tibial al tubo de PVC

En cada muestra se perforo un orificio de caudal a craneal de 2.0 mm de diámetro a

través de la patela, el cual alojo un clavo de Steinmman de 2 mm de diámetro, posteriormente

utilizándolo para hacer parte del acople de fuerza axial proximal (Etchepareborde et al.,

2010).

Fase 2: Tratamientos de los grupos

La muestra (n=32) se dividió al azar en cuatro grupos de 8 extremidades cada uno de la

siguiente manera: Grupo 1 Banda de tensión en ocho/separador tubular, Grupo 2: Banda de

tensión en ocho/caja metálica, Grupo 3: Placa y tornillos/separador tubular y Grupo 4: Placa

y tornillos/caja metálica (Grupo control) (Figura 10).

Page 48: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

43

Figura 10. Selección de tratamientos: A. Grupo Banda de tensión en ocho/separador tubular

B. Grupo Banda de tensión en ocho/caja metálica C. Grupo placa y tornillos/separador

tubular D. Grupo Placa y tornillos/caja metálica.

A continuación, se explicará la metodología que se realizó a cada grupo:

Grupo 1: Banda de tensión en ocho/separador tubular (BT)

Un orificio con broca de 2.5 mm fue perforado en dirección medio-lateral,

inmediatamente en la porción distal del final de la tuberosidad tibial, a 0.5 mm hacia caudal

de la corteza craneal. Se realizó una osteotomía modificada para TTA con sierra oscilante

(Etchepareborde et al., 2010), paralela al plano sagital de la tibia, extendiéndose desde un

punto inmediatamente craneal al menisco medial (Lafaver et al., 2007), y terminando en la

perforación de 2.5 mm, previamente realizada, manteniendo la viabilidad de la corteza distal.

Se realizó una perforación de 1.5 mm a nivel de la diáfisis tibial, a 1 cm distal al extremo

distal de la osteotomía y 5 mm caudal al borde craneal de la tibia (Etchepareborde et al.,

2010). Se avanzó la cresta tibial mediante osteótomo de 1 cm y se ubicó proximalmente en

Page 49: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

44

el espacio de la osteotomía un separador tubular en acero quirúrgico 316L cortable de 6 mm

de ancho. La porción dorsal del separador se acomodó 2 mm del margen proximal del hueso

tibial (MacDonald et al., 2013). El separador tubular se fijó con dos clavos de steinmann de

1.5 mm. Finalmente se colocó un cerclaje de 1 mm de diámetro usando un patrón de banda

de tensión en 8 con dos nudos de torsión, realizadas por el mismo operador (Figura 11)

(Piermattei & Flo, 1999)

Figura 11. Modelo grupo banda de tensión en ocho/separador tubular

Grupo 2: Banda de tensión en ocho/caja metálica (BC)

Un orificio con broca de 2.5 mm fue perforado en dirección medio-lateral,

inmediatamente en la porción distal del final de la tuberosidad tibial, a 0.5 mm hacia caudal

de la corteza craneal. Se realizó una osteotomía modificada para TTA con sierra oscilante

(Etchepareborde et al., 2010), paralela al plano sagital de la tibia, extendiéndose desde un

punto inmediatamente craneal al menisco medial (Lafaver et al., 2007), y terminando en la

perforación de 2.5 mm, previamente realizada, manteniendo la viabilidad de la corteza distal.

Page 50: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

45

Se realizó una perforación de 1.5 mm a nivel de la diáfisis tibial, 1 cm distal al extremo distal

de la osteotomía y 5 mm caudal al borde craneal de la tibia (Etchepareborde et al., 2010). Se

avanzó la cresta tibial mediante osteótomo de 1 cm y se ubicó proximalmente en el espacio

de la osteotomía una caja metálica en acero quirúrgico 316L cortable de 6/27 mm. La porción

dorsal de la caja metálica se acomodó 2 mm del margen proximal del hueso tibial

(MacDonald et al., 2013), la cual fue fijada mediante dos tornillos de cortical auto-roscantes,

de un calibre de 2.0 mm y del largo ideal para cada modelo. Seguido de esto, se colocaron

dos clavos de steinmann de 1.5 mm (uno medial y uno lateral), en el punto más distal de

inserción del tendón patelar, en dirección craneocaudal en angulación dorsoventral

atravesando las dos corticales. Finalmente se colocó un cerclaje de 1 mm de diámetro usando

un patrón de banda de tensión en 8 con dos nudos de torsión, realizado por el mismo operador

(Figura 12 ) (Brinker, Piermattei & Flo, 1999).

Figura 12. Modelo grupo banda de tensión en ocho/ caja metálica

Grupo 3: Placa y tornillos/separador tubular (PT)

Page 51: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

46

Un orificio con broca de 2.5 mm fue perforado en dirección medio lateral,

inmediatamente en la porción distal del final de la tuberosidad tibial, a 0.5 mm hacia caudal

de la corteza craneal. Se inició con el contorneamiento de la placa de TTA, permitiendo que

esta se ajustara a la forma de la tuberosidad tibial y tibia proximal en la cara medial del

espécimen, luego, la placa fue posicionada en la tibia, tal como una placa convencional. Se

realizaron de 2 o 3 perforaciones en la tuberosidad de la tibia (según corresponda el tamaño

de la placa) con broca de 1.5 mm (Bisgard et al., 2011). Luego se realizó una osteotomía

modificada para TTA con sierra oscilante (Etchepareborde et al., 2010), paralela al plano

sagital de la tibia extendiéndose desde un punto inmediatamente craneal al menisco medial

(Lafaver et al., 2007), y terminando en la perforación de 2.5 mm; previamente realizada,

manteniendo la viabilidad de la corteza distal. Posteriormente, se avanzó la cresta tibial

mediante osteótomo de 1 cm y se ubicó proximalmente en el espacio de la osteotomía un

separador tubular en acero quirúrgico 316L cortable de 6 mm de ancho. La porción dorsal

del separador se acomodó 2 mm del margen proximal del hueso tibial (MacDonald et al.,

2013). El separador tubular se fijó con dos clavos de steinmann de 1.5 mm. Seguido de esto

se colocaron 2 o 3 tornillos autorroscantes de 2.0 mm en las perforaciones de la tuberosidad

tibial y finalmente se realizaron las 2 perforaciones de la porción distal de la placa, para luego

colocar 2 tornillos autorroscantes de 2.7 mm (Figura 13) (Bisgard et al., 2011).

Page 52: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

47

Figura 13. Modelo grupo Placa y tornillos / separador tubular

Grupo 4: Placa y tornillos/caja metálica (Grupo control) (PC)

Un orificio con broca de 2.5 mm fue perforado en dirección medio-lateral,

inmediatamente en la porción distal del final de la tuberosidad tibial, a 0.5 mm hacia caudal

de la corteza craneal. Se inició con el contorneamiento de la placa de TTA, permitiendo que

esta se ajustara a la forma de la tuberosidad tibial y tibia proximal en la cara medial del

espécimen. Luego, la placa fue posicionada en la tibia tal como una placa convencional. Se

realizaron de 2 o 3 perforaciones en la tuberosidad de la tibia (según corresponda el tamaño

de la placa) con broca de 1.5 mm (Bisgard et al., 2011). Luego se realizó una osteotomía

modificada para TTA con sierra oscilante (Etchepareborde et al., 2010), paralela al plano

sagital de la tibia extendiéndose desde un punto inmediatamente craneal al menisco medial

(Lafaver et al., 2007), y terminando en la perforación de 2.5 mm, previamente realizada,

manteniendo la viabilidad de la corteza distal. Posteriormente, se avanzó la cresta tibial

mediante osteótomo de 1 cm y se ubicó proximalmente en el espacio de la osteotomía una

caja metálica en acero quirúrgico 316L cortable de 6/27 mm. La porción dorsal del separador

Page 53: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

48

se acomodó 2 mm del margen proximal del hueso tibial (MacDonald et al., 2013). El

separador tubular se fijó con dos clavos de steinmann de 1.5 mm. Seguido de esto se

colocaron 2 o 3 tornillos autoroscantes de 2.0 mm en las perforaciones de la tuberosidad tibial

y finalmente se realizaron las 2 perforaciones de la porción distal de la placa, para luego

colocar 2 tornillos autorroscantes de 2.7 mm (Figura 13) (Bisgard et al., 2011).

Figura 14. Modelo grupo Placa y tornillos / caja metálica

Fase 3: Protocolo de prueba

Se elaboraron dos acoples (uno proximal y uno distal) (Figura 9.), que permitieron

fijar los modelos a la maquina universal de ensayos marca Shimadzu. Se aseguró un ángulo

de 90° entre el tendón patelar y el plato tibial. En la tensión ejercida al tendón patelar se

utilizó una velocidad de 20 mm/segundo hasta que se produjo la falla del modelo. Se registró

la máxima carga (Newton) que llevo al fallo del modelo y se registró por escrito y en

fotografía el sitio de fracaso.

Page 54: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

49

Figura 15. Acople proximal y distal en un modelo de prueba

ANÁLISIS ESTADÍSTICO

La fuerza que llevó al fracaso del modelo fue representada con su media ± su error

estándar (SD).

Para los datos paramétricos: la normalidad fue evaluada con la prueba de Shapiro-

Wilk, la homogeneidad fue evaluada a través de la prueba de Bartlett y las diferencias entre

grupos se evaluaron mediante prueba de Tukey.

Se realizó estadística descriptiva para los datos no paramétricos.

Page 55: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

50

1.8 RESULTADOS

Se recolectaron 40 extremidades pélvicas, de las cuales fueron descartadas 8: 4 de

perros que no eran esqueléticamente maduros, 2 por fracturas ya consolidadas y 2 por

cambios radiológicos compatibles con osteopenia. Las 32 extremidades seleccionadas eran

de perros que se encontraban esqueléticamente maduros, con un peso promedio de 26.4 ± 3

Kg y ninguna evidenció signos radiológicos de osteoartritis.

Se evaluaron cuatro grupos con un modelo completamente aleatorizado de 8

repeticiones cada uno. La media de fuerza que llevo al fracaso del modelo (Figura 10) fue

de: 789.38 ± 59.36 N en el grupo BT, 863.63 ± 33.38 N en el grupo BC, 774.13 ± 18.52 N

en el grupo PT, 989.88 ± 49.32 N en el grupo PC.

La normalidad de los datos dio como resultado un P = 0.0257, razón por la cual se

realizó la transformación por logaritmo de la variable fuerza; dando como resultado un

P=0.2220.

La homogeneidad se evaluó a través de la prueba de Bartlett, dando como resultado

un P= 0.0879. Por otro lado, el resultado del Coeficiente de Variación fue de: CV=2.00,

indicando que las unidades experimentales son homogéneas.

Las diferencias entre grupos se evaluaron mediante una prueba de Tukey con un

α=0.05, la cual mostró los siguientes resultados:

Page 56: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

51

GRUPO MEDIA HOMOGENEIDAD DE GRUPOS

PC 2.9918 A

BC 2.9340 AB

BT 2.8900 B

PT 2.8879 B

Tabla 1. Diferencias entre grupos. Prueba de Tukey

Figura 16. Media de fuerza con el error estándar de cada grupo

La siguiente tabla (Tabla 2) muestra los sitios de fracaso de cada espécimen, según el

grupo al que corresponde:

Page 57: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

52

GRUPO NUMERO SITIO DE FRACASO

BT 1 Fractura Tuberosidad distal- Rotura de cerclaje

BT 2 Fractura patela

BT 3 Avulsión de la tuberosidad- Rotura del cerclaje

BT 4 Avulsión de la tuberosidad- Aflojamiento del cerclaje

BT 5 Doblamiento clavos- Avulsión de la tuberosidad

BT 6 Rotura de cerclaje

BT 7 Avulsión de la tuberosidad- Aflojamiento del cerclaje

BT 8 Avulsión de la tuberosidad- Aflojamiento del cerclaje

BC 1 Fractura tuberosidad distal-Rotura de cerclaje

BC 2 Fractura tuberosidad distal y fisura diáfisis media

BC 3 Rotura de cerclaje

BC 4 Avulsión tuberosidad distal-Rotura de cerclaje

BC 5 Fractura de patela

BC 6 Rotura de cerclaje

BC 7 Avulsión tuberosidad distal-Rotura de cerclaje

BC 8 Fractura de patela

PT 1 Fractura de tibia distal y rotura del tubo

PT 2 Doblamiento placa- Fractura tibia distal

PT 3 Fractura de patela

PT 4 Fractura tibia distal y tubo

PT 5 Fractura tibia distal

PT 6 Rotura del tubo

Page 58: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

53

PT 7 Doblamiento placa- Fractura tibia distal

PT 8 Doblamiento placa- Fractura tuberosidad distal

PC 1 Doblamiento placa

PC 2 Doblamiento placa y Fractura tibia distal

PC 3 Fractura de patela

PC 4 Doblamiento placa y Fractura tibia distal

PC 5 Fractura de tuberosidad tibial

PC 6 Fractura tibia distal y rotura del tubo

PC 7 Doblamiento placa

PC 8 Fractura tuberosidad tibial

Tabla 2. Sitio de fracaso en el modelo, según el grupo al que corresponde.

Las siguientes imágenes representan unos ejemplos de los sitios en donde se llevó a

cabo el fracaso del modelo:

Page 59: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

54

Figura 17. Rotura del cerclaje con avulsión de la tuberosidad tibial. Representa el sitio de

fracaso más común para los grupos con banda de tensión en 8.

Figura 18. Rotura del tubo

Figura 19. Fractura de la patela

Page 60: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

55

Figura 20. Doblamiento de la placa

Page 61: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

56

1.9 DISCUSIÓN

El avance de la tuberosidad tibial, es una técnica reconocida, para el tratamiento de la

ruptura del ligamento cruzado anterior (Boudrieau, 2009; Lafaver et al., 2007), la tasa de

complicación se reporta entre el 11 al 36%, e incluye: lesion meniscal tardia, luxación

rotuliana, fractura de la tuberosidad tibial asociada al uso del peine, fractura tibial, fracaso

del implante, infección, hemorragia, dehiscencia e inflamación de la herida (Bleakley et al.,

2017; Calvo et al., 2014; Costa et al., 2017; de Lima Dantas et al., 2016; Edwards et al., 2016;

Hans et al., 2017; Hoffmann et al., 2006; Lafaver et al., 2007; Nutt et al., 2015), de hecho

algunos investigadores describen que este tipo de implantes al predisponer a la ruptura de la

tuberosidad tibial, incrementan el tiempo de recuperación en el paciente (Lafaver et al., 2007;

Voss et al., 2008).

El primer método de estabilización descrito fue mediante el uso de placa y peine, el

cual es reportado como técnicamente difícil de implementar, los investigadores han buscado

la simplificación del mismo al reducir el número de implantes necesarios y lograr un

procedimiento quirúrgico menos complejo (Samoy et al., 2015), se han reportado variaciones

en los métodos de estabilización, con la finalidad de establecer tratamientos alternativos con

buenos resultados a corto y mediano plazo y menor tasa de complicación. Dentro de dichas

variaciones encontramos: modifcación en la forma y material de los implantes y el remplazo

de las cajas separadoras originales con diferentes materiales para mejorar la

biocompatibilidad y la osteointegración (McCartney et al., 2019; Plyusnin et al., 2020).

Page 62: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

57

Para ofrecer nuevos métodos de estabilización, se requiere de un fundamento

biomecánico de los implantes, garantizando de esta forma su uso en pacientes vivos. Razón

por la cual, es fundamental seguir los regímenes establecidos para este tipo de pruebas. En

consideración a lo anterior, los tejidos blandos frescos congelados son usualmente utilizados

para el desarrollo de investigaciones en biomecánica, y ya que los protocolos experimentales

suelen ser lentos y complejos, los especímenes suelen requerir periodos de congelamiento

extra antes de realizar el experimento (Wieding et al., 2015). En este estudio se realizó la

prueba biomecánica de tensión después de una fase de descongelamiento desde los -20°C,

idealmente dicha prueba se debe hacer inmediatamente después de realizar la eutanasia, sin

embargo, debido a la logística en cuanto a instalaciones, permisos y procedimiento, este

hecho no podía ser viable.

Es necesario tener en cuenta que el método más común de preservar el tendón después

de la recolección es la congelación (Wieding et al., 2015), pero dependiendo del tipo de

estudio se puede hacer necesario volver a congelar las muestras después de su preparación

(Moon et al., 2006). Existen numerosos estudios que han evaluado el efecto que tiene la

congelación en los tendones, sin embargo no se han podido suministrar resultados

contundentes. Ejemplo de esto, es un estudio publicado en 1992, en el que se evaluó el

espesor y configuración de tendones flexores en cadáveres humanos, empleando pruebas

cíclicas y de tensión; dicho estudio concluyó que la congelación no tenía ningún efecto sobre

las reparaciones de tendones, pero no se hizo mención de si esta congelación fue antes o

después de su preparación (Bhatia et al., 1992).

Page 63: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

58

En el 2008 se estudiaron los efectos de la congelación a -80° C en el tendón tibial

posterior humano, se pudo concluir a través del análisis biomecánico que había una

disminución en la carga final y la tensión final, un aumento en la rigidez y una disminución

en la tensión final de los tendones.(Giannini et al., 2008). Estas conclusiones son similares a

las de otros autores en la literatura (Graf et al., 1992; Hara et al., 2003).

En otro estudio en el 2008, se utilizaron 150 tendones de extremidad posterior de

porcinos adultos, a diferencia de los estudios previos, se realizó un análisis biomecánico de

los tendones divididos y reparados, en fresco y refrigerados durante 24 horas o congelados a

– 25°C por 3 o 6 meses. Así, se concluyó que no hubo diferencias estadísticamente

significativas en la fuerza para producir una separación de 3 mm o la fuerza de falla para

tendones refrigerados o congelados (Hirpara et al., 2008). Teóricamente, esto significa que

los datos de muestras congeladas y frescas pueden ser agrupados, sin embargo, la buena

práctica experimental requiere que cualquier variable de este tipo sea controlada.

Por otro lado, el agua (matriz) representa aproximadamente el 6% del peso y el 11%

del volumen del hueso hidratado. Basados en esto, los cambios en el contenido de agua tienen

un efecto significativo sobre sus propiedades mecánicas. Se ha demostrado que estas

propiedades varían significativamente según los procedimientos de almacenamiento y

manipulación. Es por esto, que cualquier tratamiento que se realice al hueso que cambie la

naturaleza o la composición relativa de estos componentes, pueden influir en el

comportamiento mecánico (Pelker et al., 1984)

El protocolo de congelación a -20°C utilizado en este estudio, ha sido descrito con

anterioridad por otros autores (Etchepareborde et al., 2010; Goh, Ang, & Bose, 1989; van

Page 64: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

59

Haaren et al., 2008). Goh, Ang & Bose (1989) investigaron las propiedades mecánicas de

fémur y humero en gatos a los 3 y 21 días, concluyendo que los huesos congelados a -20°C

no tenían efecto sobre estas propiedades mecánicas. Por otro lado Haren et al., (2008)

realizaron un estudio en fémures y humeros de cabras lecheras, concluyendo que después de

5 periodos de almacenamiento diferentes (que van de 0 a 12 meses) la congelación no altera

las propiedades mecánicas del hueso en pruebas de torsión y flexión.

Aunque los resultados previos no muestran alteraciones de las propiedades mecánicas

óseas, se reporta en la literatura que, para conservar óptimamente las propiedades físicas y

mecánicas del hueso en almacenamientos a largo plazo, son recomendados los siguientes

métodos de almacenamiento: El hueso se debe congelar y mantener lo más hidratado posible,

con el fin, de evitar la liofilización del tejido óseo, la musculatura ósea debe dejarse intacta.

Es necesario utilizar una envoltura de plástico, con el fin de minimizar aún más la

liofilización y las quemaduras por congelación. Si la musculatura y los tejidos blandos

circundantes deben ser eliminados antes de congelar, el tejido óseo debe ser envuelto en gasa

empapada con solución salina, posterior a esto una envoltura de plástico y colocar en bolsas

herméticas de plástico, debidamente cerradas. El tejido óseo se debe colocar en el congelador

después de 1 hora de haber sido recolectado a una temperatura de -20°C. Al sacarlo del

congelador; y durante todas las etapas de preparación, el hueso debe mantenerse hidratado

con solución salina, tal como se realizó en esta investigación (Barsom & Rolfe, 1999)

Por otro lado, es importante considerar, que en general las pruebas mecánicas de

tensión en hueso son sencillas; sin embargo, sus resultados pueden estar afectados por la

forma en la que se preparó la muestra, los métodos utilizados para la prueba y las condiciones

ambientales (Currey, 1970). En general, la velocidad de la carga, la velocidad de la

Page 65: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

60

deformación, el tamaño de la muestra, la forma de la muestra, el modo de carga y el método

de agarre de la muestra puede influenciar la respuesta mecánica del hueso y la ingeniería del

material (Turner & Burr, 1993). Es por esta razón, que se han establecido estándares estrictos

para probar la ingeniería de los materiales, sin embargo, en el caso del hueso, los métodos

estandarizados no siempre pueden ser utilizados, ya que existen restricciones impuestas por

el tamaño de los especímenes, que dificultan el agarre de las muestras que requieren de cargas

relativamente bajas para ser aplicadas al hueso (H. Kuhn & D. Medlin, 2000). Dada la

complejidad de la estructura ósea, la causa mecanicista de su falla es probablemente

multifactorial, involucrando componentes óseos y cada nivel jerárquico de organización del

tejido. Dicha información es extremadamente importante para modelar con precisión el

comportamiento de falla del hueso (Nyman et al., 2009).

Un aspecto para considerar es el corte del hueso. Teniendo en cuenta que dicho corte

se puede hacer con una sierra de cinta, de arco o de vaivén, es posible que se complique la

humectación del hueso, favoreciendo el calentamiento y daño de dicho tejido (An &

Draughn, 1999). Ya que en esta investigación no se realizó el riego constante con solución

salina durante dicho proceso, y considerando que el sobrecalentamiento puede afectar el

hueso de 1 a 2 mm desde el área de corte, se hacía necesario evaluar mediante microscopia

o radiografía la presencia de grietas y/o defectos que podían ser originados por dicho corte;

con el fin de eliminarlos en caso de ser necesario, y de esta manera, evitar alteraciones del

acople con la probeta cilíndrica (Barsom & Rolfe, 1999).

Otro factor clave para tener en cuenta; es la geometría de la muestra, ya que al ser una

prueba con el hueso completo se presenta un mayor grado de dificultad para unir el espécimen

a la máquina. En general, este tipo de muestras no tienen una buena forma prismática, razón

Page 66: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

61

por la cual se requieren de accesorios especiales para los acoples, como es el caso de las

probetas (Zdero et al., 2012). Las probetas utilizadas en los ensayos de tensión pueden tener

forma cilíndrica o prismática, idealmente sus extremos deben ser más anchos, esto permite

una mayor sujeción a la máquina de ensayos, y por otro lado aseguran que la rotura de la

misma se encuentre dentro de la región de menor sección (Turner & Burr, 1993), factor que

no fue considerado en esta investigación.

Por lo general, el espécimen se acopla a la probeta con cemento óseo o la resina epoxi

(Barsom & Rolfe, 1999), sin embargo los materiales comúnmente utilizados incluyen

polimetilmetacrilato (PMMA) o resina plástica (Race, Mann, & Edidin, 2007). Los

materiales anteriormente nombrados, permiten obtener una interfaz de agarre confiable para

el aparato de prueba, teniendo como precaución previa, la eliminación de la médula ósea y

la grasa, para una unión adecuada a la superficie ósea. Para pruebas mecánicas destructivas,

como es el caso de esta investigación varias capas de polimetilmetacrilato deben ser aplicadas

en la superficie del hueso (Turner & Burr, 1993), tal y como fue realizado en este estudio.

Por otro lado, el volumen del molde no debe exceder tres veces el volumen de la

región ósea que está incrustado en el cemento óseo. Al usar esta regla general, el

sobrecalentamiento de la muestra durante el proceso de curado térmico del PMMA (≈60 ° C)

se minimizará (Pradhan & Sahoo, 2017). Dicho procedimiento, no se tuvo en cuenta en esta

investigación, sin embargo, las muestras fueron rehidratadas después realizar dicho proceso,

se hace necesario realizar pruebas extras que determinen el grado de necrosis o daño óseo

después de la aplicación del PMMA.

Page 67: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

62

En otro orden de ideas, se debe considerar que en el estudio de materiales, la teoría

de la mecánica de fractura es fundamental para entender el comportamiento de los mismos.

Banfield (1987), fue el primero en describir, que la fractura del hueso cortical depende no

solo de la magnitud del esfuerzo aplicado, sino también de la naturaleza de cualquier grieta

intrínseca o producida. La fractura de materiales ha originado la necesidad de ampliar y

profundizar el conocimiento de la mecánica de la fractura (Vashishth, 2008). El conocimiento

adquirido a lo largo de los últimos años e investigaciones, ha permitido la cuantificación de

la relación entre las propiedades de los materiales, los niveles de tensión, la presencia de

defectos que producen grietas y los mecanismos de propagación de grietas (Helgason et al.,

2008).

Cuando se requiere estimar el valor teórico de la tensión que se necesita para abrir

una grieta en una pieza o modelo, este resulta ser más elevado que el que se observa durante

la práctica. Partiendo de este concepto, en 1921 se planteó que debían existir grietas o

defectos, y que aunque estos fueran muy pequeños, la fractura era el resultado de su

crecimiento o propagación (Anderson, 2005).

Tomando en consideración, la teoría de la mecánica de la fractura se podría explicar

porque en los grupos de placa se evidencio mayor incidencia de fractura tibial, ya que el

hecho de llevar más implantes; por tanto más perforaciones favorece la presentación de más

grietas o defectos.

Estudios biomecánicos previos con placas PCD, han elegido modelos de fracturas con

una gran brecha (Bernarde, et al., 2001; Silbernagel, et al., 2004), ejemplo de esto podría ser

la brecha de la TTA. La torsión y la flexión han sido elegidos como las modalidades de carga

Page 68: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

63

más comunes, al representar más del 90% de los cargas fisiológicas (Abel & Sun, 1998;

Gautier et al., 2000; Haerdi-Landerer et al., 2002), En sentido contrario, la carga axial con

brechas muy grandes lleva a la flexión de la PCD según lo observado por otros autores

(Bernarde et al., 2001; Zahn et al., 2008), y por lo tanto en estudios biomecánicos es

considerada una prueba de menor importancia. Sin embargo, esto podría fundamentar porque

el tipo de falla que llevo al fracaso de modelo, en estos grupos es el doblamiento de placas.

Un punto fundamental para tener en cuenta en los grupos de banda de tensión es que

la tensión ejercida para hacer la torsión del nudo en el cerclaje debió haber sido estandarizada.

Sin embargo, en el estudio no se contaba con el tipo de dispositivos de calibración necesarios

para dicha estandarización. Se debe considerar, que dicha variación podría verse representada

en los resultados obtenidos (Harnroongroj, 1998). Por otro lado, la experiencia y las

habilidades del cirujano no fueron asociadas con la capacidad de hacer la torsión (Simon C.

Roe, 2002), es por esta razón, que usar solo la experiencia clínica, para juzgar la tensión

ejercida para realizar el nudo del cerclaje es posiblemente una debilidad en este estudio

Estudios previos han indicado que los nudos de estilo de bucle, particularmente el

doble loop, son mecánicamente superiores a los de torsión, al resistir mayores cargas de

soporte (S. C. Roe, 1997; Simon C. Roe, 2002). Sin embargo, en nuestra investigación no

podía ser viable debido a su costo y al uso de instrumentos adicionales con los que no se

contaba.

La colocación de dos nudos de torsión, resulta ser una fijación más rígida que usar un

solo nudo en la banda de tensión (Hak & Golladay, 2000; Wilson, 1988), este es un punto a

favor que debe ser considerado en esta investigación, ya que al no poder tener en cuenta los

Page 69: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

64

factores anteriormente nombrados, se permitió dar más rigidez y asegurar una mejor

estructura final. En otro orden de ideas, a pesar de que la ausencia de tejido blando

proporcionó las condiciones ideales para la colocación del alambre y el ajuste de nudos,

consideramos que no se evidenció una técnica de torsión poco optima, ya que, aunque la

máxima carga de fracaso fue significativamente más bajo en el grupo BT en comparación

con el grupo BC, ambas mostraron resultados comparables con estudios previos (Bostrom

et al., 1994; Davey et al., 1987; Voss et al., 2008).

El análisis cinemático de la marcha normal de un perro, sugiere que el ángulo de

flexión de la rodilla en el punto medio de la postura, se encuentra entre 120 ° y 140°

(Conzemius et al., 2005; Shahar & Banks-Sills, 2002). El objetivo de la TTA, es lograr un

ángulo de 90 ° entre el tendón rotuliano y el tibial meseta cuando la rodilla está en extensión

de 135 ° (Boudrieau, 2009; Lafaver et al., 2007). Cuando el ángulo es inferior a 90 °, la

fuerza aplicada a la tuberosidad tibial se puede dividir en dos vectores de fuerza: uno

perpendicular a la meseta tibial, que tira de la tuberosidad tibial proximalmente. Esta fuerza

tiende a avulsionar la tuberosidad tibial, y es máxima cuando el ángulo entre el tendón

rotuliano y la meseta tibial es 90°. El segundo vector de fuerza es paralelo a la meseta tibial,

de esta manera presionando la tuberosidad tibial hacia la tibia (Boudrieau, 2009). Se eligió

para nuestro estudio, el vector de fuerza perpendicular a la meseta tibial para maximizar la

tendencia a la avulsión.

Se reporta, que la cortical distal intacta puede resistir adecuadamente la avulsión de

la cresta tibial (Etchepareborde et al., 2011).

Page 70: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

65

Finalmente, está prueba biomecánica en la que se ejerce una fuerza de tensión al

tendón patelar no puede igualar las fuerzas que actúan in vivo. Por otro lado, la carga axial

aguda no puede comparar los resultados a la carga cíclica experimentada en el postquirúrgico.

Este es un estudio piloto, que busca incentivar nuevos estudios en el área.

Page 71: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

66

1.10 CONCLUSIONES

El grupo (PC) fue quien soporto más carga de tensión antes de llevar al fracaso del

modelo.

El grupo (BT) es un método de estabilización viable para la realización de TTA, lo

cual permite contemplarlo como una opción al realizar la técnica quirúrgica.

El método más común de preservar el modelo después de la recolección es la

congelación

Los resultados de las pruebas mecánicas de tensión, pueden estar afectadas por la

forma en la que se preparó la muestra, los métodos utilizados para la prueba y las condiciones

ambientales

El tipo de fracaso más común en el grupo de placas es la fractura de la tuberosidad

tibial, y en el grupo de banda de tensión en 8 la avulsión de la tuberosidad tibial.

Aunque el repertorio de pruebas mecánicas, disponible para huesos de pequeños

animales, está limitado debido a las limitaciones inherentes impuestas por el tamaño del

hueso. La RLCC no se puede aislar de la membrana sinovial, cápsula articular, ligamento

cruzado caudal, cartílago articular, meniscos, o hueso subcondral, y todos los componentes

deben estar considerados como elementos críticos interrelacionados de un equipo esencial a

la función de la extremidad a largo plazo.

Page 72: Evaluación biomecánica ex vivo de cuatro métodos de

67

1.11 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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