estableciendo un objetivo: el sistema s.m.a.r.t

Por: Marco Guzmán Orbegoso

Colegio: “Fe y Alegría Nº5” Año y Sección: 5º “F”

2015

Estableciendo un objetivo: El Sistema S.M.A.R.T.

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« Quita, pues, de tu corazón el enojo, y

Aparta de tu carne el mal; porque

La adolescencia y la juventud

Son vanidad. »

Eclesiastés 11: 10, Versión RVR-60


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Dedicado a todos aquellos

Jóvenes que anhelan ser

El futuro de nuestro

País.


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I

El día en el que Carlos Ortega recibió sus títulos como ingeniero

industrial, en la Universidad Nacional de Ingeniería, fue cuando

recordó sus tiempos en los caóticos días de la secundaria. Eran los

últimos meses del año escolar, la expectativa de un futuro incierto

atormentaba los pensamientos de la mayoría de estudiantes de

quinto.

Por aquel entonces, Carlos no atravesaba un momento emocional

muy agradable: aún no decidía la carrera que estudiaría al salir del

colegio. Tenía dos opciones completamente diferentes y la

oportunidad de conseguir tan solo una beca, en la mejor universidad

del país. La presión de sus padres, compañeros y profesores

terminaron por provocarle dolores infernales en la cabeza, todos los

días, desde el amanecer hasta la puesta del sol.

Como si el tormento de su indecisión fuese poco, el excesivo

consumo de alimentos no muy saludables le dieron como resultado

un exagerado incremento de peso. Las constantes burlas de sus

compañeros fueron motivo suficiente para que se aislase poco a

poco – sin que él mismo pudiera notarlo – de las salidas al cine con

sus primos o de las tardes de futbol que compartía con los chicos

del barrio.


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Pronto se encontró sumergido en la soledad de su habitación,

sentado frente a la computadora, desperdiciando su tiempo en

videojuegos que adormecían sus neuronas.

Su hermana se percató de su encierro y trató de hablar con él. Sin

embargo, Carlos reaccionó de una manera demasiado agresiva e

infantil. Lo único que consiguió es que su hermano le cerrara la

puerta en las narices, después de haberla corrido de su habitación

con mucha brusquedad.

Pasaron tres semanas para que Carlos se percatara, por su propia

cuenta, de su soledad tan deprimente. Se observó en el espejo y vió

a un ser vil y despreciable, derrotado por su mente. Seco las

lágrimas que brotaron de sus ojos al haber descubierto en lo que se

había convertido. No estaba dispuesto a permitir que tantos años de

esfuerzo por alcanzar la oportunidad de una beca, en la mejor

universidad de todo el país, se fuera a la basura por culpa de su

indecisión.

El problema ahora se encontraba en cómo hallar la forma de

organizarse. ¿Cómo podría establecer sus objetivos en la vida?

Salió de su alcoba con las ideas todavía desordenadas. No sabía

cómo empezar. Necesitaba orientación. Tenía la necesidad de


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hablar con alguien que pudiese ayudarlo; pero, la casa se

encontraba completamente vacía. Su hermana, a quien le había

cerrado la puerta en la cara, posiblemente había salido de compras

al supermercado. Sus padres, quienes eran personas

extremadamente ocupadas, todavía debían de estar trabajando en

la oficina.

Como no contaba con nadie más en casa – excepto los tres

periquitos que mantenían en cautiverio en el tercer piso – se resignó

y salió a tomar un poco de aire fresco.

Caminó aproximadamente una hora y se detuvo a descansar,

sentado en una banca de roble, observando la estatua de un

célebre escritor, en medio de uno de los poquísimos parques de la

zona.

Mientras observaba atentamente los rasgos de aquella estatua,

pudo comprender que aquel escritor nunca había sido superior a él

o los demás. Ese escritor se volvió famoso debido a que supo cómo

perfeccionar el don que tenía, o sea, el arte de crear historias y

aprendió, probablemente, a plantear objetivos tan ambiciosos, como

el convertirse en el mejor literato que se halla visto.


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Era la primera vez en la que podía saborear los frutos de la

meditación. Y es que la mayoría de jóvenes de entonces no se

daban un tiempo para planificar las cosas. En el mundo, todo era

competencia tras competencia.

Carlos había descubierto un punto muy importante para la vida: las

metas y objetivos debían ser planificadas cuidadosamente.

En ese caso, debía de existir alguna forma práctica, algunos puntos

que se tendrían que tomar en consideración.

Se levantó de la banca y emprendió el regreso a casa. Estaba

oscureciendo y ráfagas de aire congelante lo azotaban.

Llego a casa titiritando de frio. A pesar de ser las diez de la noche,

aún no llegaba nadie. La casa vacía le recordó por unas cuantos

segundos la soledad de la que se había decidido a huir.

Encendió la computadora y trató de investigar cómo tomar buenas

decisiones. Tan solo encontró un montón de información

incoherente y lo poco que pudo hallar no lo convenció.

Faltaban quince minutos para las once de la noche. Aún no había

señal de su familia. Como estaba agotado, pensó que la mejor idea


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sería descansar. Mañana tendría que regresar a la escuela muy

temprano. A lo mejor, encontraría algo de ayuda en ese lugar.


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II

Cuando Carlos Ortega salió de la universidad, con sus títulos

celosamente resguardados bajo su brazo, hubo de recordar la vez

en la que pudo hallar la respuesta a sus problemas de indecisión

mientras se encontraba en el colegio. Habían pasado dos semanas

desde que experimento su primera revelación acerca de cómo

mejorar su futuro. Una semana antes, el profesor de Persona,

Familia y Relaciones Humanas había dejado como tarea la

investigación de las diversas habilidades sociales que toda persona

debería tener. Carlos realizó una breve exposición acerca de cómo

iniciar una conversación.

Las tres interminables horas hubieran sido una tortura para él si es

que no hubiese salido al frente una alumna, a la que casi nadie

prestaba atención, y fue ella quien expuso una de las habilidades

sociales que Carlos necesitaba: Establecer un objetivo.

Desgraciadamente, la campana que anunciaba la hora de salida dio

por terminada la clase. La exposición de Carina – ese era el nombre

de la chica – tuvo que programarse para la próxima semana.


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La poca paciencia que poseía Carlos, no le alcanzaría para soportar

toda una semana. Así que, decidió ir a buscar a su compañera para

pedirle sus apuntes.

La buscó por todos lados; pero, no alcanzó a encontrarla. Se

resignó. Mientras emprendía el triste retorno a casa., cerca de la

puerta principal del colegio, halló un pequeño cuaderno con las

hojas muy desgastadas por el uso. En la primera hoja se

encontraba escrito el nombre del propietario: Carina Fernández. La

caligrafía era muy hermosa.

Mientras chequeaba las hojas del cuaderno, se alegró demasiado al

descubrir que eran los apuntes que necesitaba.

Su compañera aparentemente se había retirado. Leería los apuntes

en casa y se los devolvería después.

Al ingresar a su dormitorio no pudo contener el olor tan

desagradable que emanaba. No había limpiado su alcoba desde

que inició su encierro social.

Tuvo que coger la escoba y el recogedor para comenzar toda una

faena de limpieza que le tomó toda la tarde y apenas si le dejó

tiempo para terminar las tareas del día siguiente.


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Como ya era muy de noche, decidió que la mejor opción sería leer

el cuaderno con los apuntes después de regresar de la escuela.

No podría llevarse los apuntes al salón, de lo contrario, Carina se

enteraría de que fue él quien se había llevado lo que le pertenecía.

El plan que se le ocurrió al principio consistía en leer el libro lo más

pronto posible, tal vez, hacerle un resumen. Afortunadamente, se le

vino a la mente una idea muy brillante: fotocopiaría los apuntes para

poder leerlos con mayor tranquilidad.

Al día siguiente, después de las tres horas más horribles de

matemáticas, Carlos metió el cuaderno en la mochila de Carina,

mientras ella se encontraba conversando afuera del salón con una

de sus pocas amigas. Era la hora de recreo.

Nuevamente, su falta de paciencia termino por enloquecerlo durante

las dos horas de Historia, Geografía y Economía.

Su desconcentración llego a tal punto que confundió a Simón

Bolívar como el precursor de la Segunda Guerra Mundial, de

responderle a la profesora que París era la capital de Chile y de que

afirmar que el Inti era la moneda oficial del país.


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En aquellas horas experimentó nuevamente los dolores de cabeza

infernales que lo atormentaron durante los días en los que sufría por

su indecisión.

Carlos no pudo soportar más y pidió autorización para salir al baño.

Mientras se lavaba la cara en el baño de la escuela, subió un poco

la mirada y se observó en el espejo. Sí que había engordado de una

manera exagerada. La ansiedad que le provocaba el estrés, le

había llevado a tener hambre a cada instante. Por esta razón, no

había día en el que no se comprara hamburguesas en el quiosco de

la escuela.

Carlos se sintió un poco mal al recordar todas estas cosas. Salió del

baño, y mientras se dirigía lentamente hacia el aula, el timbre de la

salida sonó.

Corrió, cogió sus cosas y emprendió el retorno a casa. Tenía que

leer aquellos apuntes lo más pronto posible.


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III

(ESTABLECER UN OBJETIVO)

Aquel día había comenzado con un sol radiante y la brisa marina

refrescaba las calles del vecindario. Sin embargo, a medida que

fueron pasando las horas , enormes nubes grises ocultaron los

últimos rayos solares de la mañana y llegadas las dos de la tarde,

una lluvia sorprendió a Carlos cuando estaba a tres cuadras de su

hogar.

Cuando llego a la puerta de su vivienda, se encontraba totalmente

empapado. Al ingresar, nuevamente encontró la casa vacía. El

silencio permitía escuchar el canto de los periquitos, que se

encontraban en lo más recóndito del tercer piso del lugar.

Tenía mucha hambre; así que, se adentró en la cocina y se metió a

la boca todo lo que encontraba y era comestible. Luego de terminar

su improvisado almuerzo, se dirigió al estudio de su padre; ya que,

ese era el mejor lugar para poder leer sin que nadie lo

interrumpiera. Aunque, eso no era necesario. De todas formas, lo

único que pudiese distraerlo era la risa de los pequeños niños que

jugaban todas las tardes, así fuese temporada de lluvia o no, por las

calles del vecindario.


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No se había percatado de lo realmente preciosa que era la

caligrafía de Carina, la cual tenía el aspecto de haber sido escrita

por un sabio de los tiempos de la colonia.

Se apresuró en leer las primeras páginas:

“ESTABLECER UN OBJETIVO: EL SITEMA S.M.A.R.T.”

Desde tiempos antiguos, los maestros más sabios han coincidido,

sin excepción, en que el primer paso que toda persona debe tomar

para llegar al éxito en todo lo que emprenda es el establecer de

manera correcta sus objetivos. Este es también el principal

problema que lleva al fracaso, si es que el objetivo no es

correctamente definido. Y es que muchas veces, las personas se

establecen objetivos demasiado ambiciosos o ambiguos, por lo que

nunca se concretan; ya que, las personas terminan por perder el

interés en ellos.

El acrónimo S.M.A.R.T. es una palabra inglesa que significa

“inteligente” y es utilizado como un sistema para recordar cinco

puntos clave que se deben tener en cuenta para establecer

objetivos correctamente.

Si uno de los puntos no es cumplido de la manera adecuada, el

objetivo que se quiere plantear corre el riesgo de no llegar a su

completa realización. El significado de cada letra es el siguiente:


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Specific --- Específico

Measurable --- Medible

Achievable --- Alcanzable

Realistic --- Realista

Time --- Tiempo

Antes de poder utilizar este sistema, es necesario determinar lo que

se pretende lograr. ¡Tienes que identificar tu problema!

La lectura de los manuscritos fotocopiados hubiese continuado sin

ninguna interrupción, si es que su hermano mayor no hubiese

ingresado al estudio, trayéndole algo de comer.

Había estado leyendo por más de dos horas. El mismo se

sorprendió de que hubiese estado concentrado a tal punto de haber

perdido las nociones del tiempo y del clima. La lluvia había

terminado hace más de una hora.

Su hermana le preguntó qué era lo que había estado leyendo con

tanto esmero y durante tanto tiempo. Carlos solamente atinó a

responderle que aquellas hojas eran una tarea que tenía que

presentar para la próxima semana.


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En el fondo, Carlos sintió que su hermana no le creyó la mentira por

completo. Quiso volver a leer; pero, se hallaba muy cansado y

decidió ir a dormir.

Al día siguiente, mientras la profesora de Religión escribía unos

cuantos versículos bíblicos en la pizarra, Carlos trató de aprovechar

el tiempo ese tiempo para pensar en los problemas que tenía. No

tardó mucho en identificarlos: quería decidir entre estudiar medicina

o ingeniería y anhelaba perder algo de peso antes de la fiesta de la

promoción.

Estuvo pensando en esto tanto tiempo, que había olvidado que aún

se encontraba en la escuela.

Cuando lo descubrió la profesora en plena meditación, no supo

cómo responder a las preguntas que la maestra le lanzaba al

azahar.

Había estado tan distraído que respondió que Pablo fue uno de los

profetas que mato a ochenta mil filisteos con una quijada de caballo,

que Abraham tuvo como hijo a David, rey de Siria, y que el último

libro de la biblia era el apocalipsis escrito por Moisés. Las burlas de

sus compañeros terminaron por avergonzarlo.


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IV

(Specific --- Específico)

El primer punto que se debe tener en cuenta para establecer un

objetivo destinado al éxito es el que este sea lo más específico

posible.

Si por ejemplo decimos que queremos ser los mejores estudiantes

de arte, no estamos siendo específicos. En cambio, si decimos que

queremos ser los mejores estudiantes en el arte del teatro cómico,

allí sí le estamos dando una verdadera dirección a nuestros

objetivos.

Una vez descubierto el problema en el que se encuentra, es hora de

especificar lo que quiere hacer al respecto.

¡Es hora de dar el siguiente paso!

Nuevamente la lluvia había sorprendido a Carlos cuando regresaba

de la escuela. Sin embargo, en esta oportunidad llegó a encontrar a

sus padres almorzando junto con su hermana en el comedor

principal. Lo invitaron a sentarse ya disfrutar de la comida. Por casi

una hora, tuvieron un almuerzo como nuca antes en la vida.

Una vez recostado en su cama, Carlos trató de especificar qué es lo

que anhelaba en el futuro. Pero, para elegir la carrera correcta,

primero tendría que investigar más a fondo las dos opciones que

tenía.


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La segunda meta que se había planteado era con respecto a su

cuerpo. Los kilos de más que le habían provocado las

hamburguesas y las papas fritas terminaron por cobrarle la factura

cuando intentaba buscar una pareja para la graduación.

Las chicas de la escuela no le prestaban atención por la redondez

de su panza y siempre terminaban por ponerle una excusa cada vez

más creativa. Como aquella vez en la que una de ellas le dijo que

no iría al baile porque tendría que cuidar al hijo de la sobrina del

coronel retirado que conocía su abuelita o como en la ocasión en la

que otra le dijo que solamente iría al baile si su padre le compraba

el vestido de seda japonesa exportado que pidió como regalo de

cumpleaños.

Carlos decidió que la planificación de sus objetivos los realizaría en

un cuaderno para no olvidarlos. Como lo decían los apuntes:

Para obtener mejores resultados, se recomienda anotar los

progresos que se obtenga. Recuerde que muchas personas

dejaron sus objetivos a un lado; por que, simplemente se olvidaron

de ellos.

Después de tres largos días investigando acerca de las carreras

que tenía como opciones, decidió escoger la carrera de Ingeniería

Industrial. La universidad que eligió fue la UNI.


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Al salir de su habitación, era hora de cenar. Se alegró demasiado al

encontrar a sus padres y a su hermana en la mesa, esperando a

que se sentase junto con ellos.

Carlos no pudo contener la curiosidad de saber porqué ellos habían

decidido no trabajar en los quehaceres de la oficina para

permanecer un rato en casa.

Su hermana mayor le explicó que desde el día en el que él la

expulsó de su habitación con mucha brusquedad, no pudo dejar de

pensar en él.

Tanto sus padres como ella habían dejado de tomarle importancia a

sus problemas de adolescente al creer que por el simple hecho de

haber cumplido los dieciséis años, ya no necesitaba ninguna clase

de consejo. Estaban equivocados. Por esta razón, sus padres se

sintieron culpables de una buena parte de su encierro social. No

volvería a suceder. De ahora en adelante, siempre le darían para

poder charlar un rato.

Carlos tuvo la impresión de haber hallado el calor de una familia

verdaderamente unida. Y no se equivocaba. Aprovechando el

ambiente de confianza que se había establecido, les contó a todos

lo que había aprendido en las últimas semanas. Comenzó con su


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experiencia frente a la estatua del escritor y de cómo halló las

respuestas a su indecisión. Les explicó todo acerca del Sistema

S.M.A.R.T. para establecer objetivos correctamente.

Sus padres y su hermana se sorprendieron de su repentino cambio

de perspectiva. Decidieron unírsele planteando sus propios

objetivos.

El primero en ofrecerse como voluntario fue su padre. Era un

hombre de más de cuarenta años, maduro e inteligente. En su niñez

tuvo que pasar largas jornadas en las chacras de cacao de su

padre. Era el único sustento económico que tenía en su familia.

Nunca tuvo la oportunidad de estudiar. Pero siempre fue un hombre

emprendedor. Fue así como tuvo el deseo de poder exportar todo

ese cacao que producían en las chacras hacia países extranjeros.

Por esta razón, tuvo que viajar a la capital, en donde conocería a su

futura esposa.

Al principio le fue algo complicado hallar gente dispuesta a pagar

por el producto que ofrecía.

Tuvieron que pasar tres años para que al fin consiguiera

contactarse con una empresa dispuesta a comprarle toda la

producción de cacao. Ya para ese entonces estaba casado y la


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hermana mayor de Carlos había cumplido dos años. Sin embargo, a

pesar de que a partir de ese momento pudo formar una empresa,

todas las decisiones y objetivos que tomaba no eran definidos de la

manera adecuada.

Fue así como muchos de los proyectos que tenía para su empresa

que tenía para su empresa quedaron en el aire; ya que, nunca

supo cómo organizarlos y ponerlos en marcha. Esta fue la razón por

la cual la empresa atravesaba una etapa de crisis.

El objetivo que se había planteado toda su vida era tener la

empresa más exitosa en la exportación de cacao del país.

Obviamente, aquel objetivo era demasiado ambiguo por lo que no

resultó.

Cuando su hijo le comentó acerca del Sistema S.M.A.R.T., no dudó

en establecer una nueva meta: exportar el cacao al país de Suiza y

establecer un contrato permanente con la empresa “Chocolate

company”.

Las horas pasaron volando y tuvieron que postergar la conversación

para el día siguiente.


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V

(Measurable --- Medible)

Todo objetivo debe ser, obligatoriamente, medible. Esto es

necesario para poder saber si lo que hemos establecido lo estamos

cumpliendo o no estamos llegando a lo propuesto. Al medir un

objetivo podemos compararlo con la planificación y decidir, en caso

de desviaciones o variaciones, que medidas correctivas se van a

tomar.

Mientras leía atentamente el segundo capítulo de la información, no

se percató de la presencia de Carina, quien estaba parada frente a

él desde hace varios segundos. Trato de las hojas; pero, ya era

demasiado tarde. “me imagino que te debes sentir un poco

enfadada por haber tomado tus pertenencias sin autorización”, fue

lo primero que le dijo mirándola fijamente a los ojos. “No me fastidia

el hecho de que hallas cogido el cuaderno sin permiso… estoy

enojada porque le sacaste una copia a mi material”, le respondió la

chica con la voz un poco quebrada.

Carlos tuvo que explicarle los problemas que había tenido y que

aquella información le era muy útil para poder solucionarlos.


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A la joven no le quedó más remedio que perdonarle la insolencia.

Estuvieron conversando un largo rato acerca de los dos primeros

puntos de la información.

Fue así, como en plena conversación, Carlos se enteró que el padre

de Carina era el autor de los textos que tenía en las manaos.

“Siempre ha estado muy apasionado con la idea de ayudar a los

jóvenes a descubrir su camino, a incentivarlos a detenerse por un

momento y meditar en sus acciones. Él es un escritor muy famoso.

Cada vez que veo su estatua en medio del parque, me rio al

observar la expresión en la que aparece.”

“Un momento… ¿Dijiste estatua?... ¿La que se encuentra en medio

del Parque Inkarri? ”, Fue lo único que pudo pronunciar, todavía

aturdido por la impresión.

La jovencita hizo un gesto con la cabeza afirmando lo que había

dicho. A partir de ese entonces, trató de ser mucho más amigable

con aquella chica que había despertado en él aquel espíritu de

emprendimiento, que años más adelante lo ayudarían a convertirse

en el ingeniero más reconocido a nivel nacional.


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Pasaban horas y horas en sus ratos libres conversando acerca del

padre de Carina. Cinco días después, Carina le dio la oportunidad

de poder visitar su casa y hablar con su padre personalmente. No

dudó en aceptar.

Durante todo el camino de regreso a casa, Carlos Ortega no

pensaba en otra cosa que no fuese conocer al padre de Carina.

Al ingresar al estudio de su padre para continuar con la lectura,

halló a su hermana chequeando un par de folletos. Le preguntó qué

era lo que leía. Eran opciones de viaje que tenía para el extranjero,

en donde ella había planeado sacar su doctorado en pediatría.

Conversaron durante un largo rato acerca de lo que había

descubierto en la información que tenía. Carlos le explico el

segundo punto que tenía que tomar en cuenta para establecer

objetivos.

Su hermana decido ser partícipe de aquel sistema.

Ella había nacido en el tiempo en que su padre trabajaba como

costurero en taller de ropa para niños, mientras esperaba la

respuesta de alguna compañía que estuviera dispuesta a comprarle

el cacao.


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Durante toda su vida tuvo que aprender a trabajar en diversos

oficios para poder ayudar a sus padres con la formación de la

empresa. Fue así como en algún momento de su vida estuvo

vendiendo ropa o sirviendo comida en algún restaurante o

ayudando a papá, bordando pantalonetas para niñas. Sin embargo,

la madurez que había adquirido durante tantos años, no habían

impedido que sus objetivos y sueños, así como los de su padre,

fuesen establecidos de una manera alocada y sin fundamento. Por

esta razón, ella no pudo cumplir muchos de los proyectos que tenía

para su vida, como el de viajar al extranjero para estudiar.

Teniendo como base los dos primeros puntos del Sistema

S.M.A.R.T., escribió en un papel cuál era su objetivo: viajar a los

Estados Unidos para terminar su doctorado en Pediatría. También

anotó las medidas que tomaría, como el tiempo que le tomaría

conseguir el pasaporte, realizar los trámites en la universidad, el

tiempo que estaría en el país de los gringos, entre otras cosas.

Terminada la breve, pero muy productiva charla con su hermano,

decidió salir a tomar un poco de aire.

Carlos por su parte tuvo que suspender la lectura de los escritos al

recordar que tenía que terminar la tarea de mañana y la del día


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siguiente. Había pensado en pasar toda la tarde en casa de Carina,

conversando con su padre, y el tiempo le quedaría muy corto.

Al día siguiente, volvió a distraerse en la clase, sumergido en sus

fantasías de cómo sería conocer al padre de Carina. Era la clase de

Literatura y cuando el profesor lo sorprendió, no supo cómo

responderle. Nuevamente, estaba tan perdido que una de sus

respuestas fue que Abraham Valdelomar fue uno de los personajes

principales de Cien Años de Soledad, escrito por Frank Kafta; que

Las Mil y Una Noches fue una novela escrita por Virgilio y que

Cesar Vallejo fue el representante más destacado del

Romanticismo.


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VI

(Achievable --- Alcanzable)

Durante todo aquel día, Carlos Ortega no había dejado de pensar

en aquellos tiempos de su juventud. Mientras dejaba los títulos y

papeles, que había recibido de la universidad, en la cajuela de su

camioneta, recibió la llamada inesperada de su padre.

Por poco y dejaba caer al piso el celular, cuando escucho la voz de

su progenitor al otro lado de la línea, que le decía que su esposa

había sufrido un desmayo. Estaban en una clínica cercana; así que,

Carlos Ortega no desaprovechó el tiempo y encendió el auto.

Mientras conducía la camioneta en medio de un tránsito caótico, fue

cuando recordó la primera vez que habló con el padre de su

esposa.

Era una tarde nublada y el viento soplaba en dirección al mar.

Estuvieron a punto de ser sorprendidos por la lluvia; pero lograron

llegar al condominio. Al ingresar, Carlos no pudo evitar quedar

asombrado ante la espléndida y lujosa decoración de la casa.

En el suelo se hallaban tendidas exóticas alfombras árabes y

persas, con ilustraciones de los antiguos dioses mitológicos de

aquellas culturas. Todos los muebles, roperos y sillas estaban


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tallados en fina madera de roble. En el comedor, la mesa principal

estaba fabricada de caoba y sobre ella reposaba un elegantísimo

mantel de lino fino, como los que son mencionados en la Biblia. Los

platos y tazas sobre la mesa tenían el aspecto de haber pertenecido

a la época colonial. Las cucharas, cuchillos y tenedores eran de

acero inoxidable con detalles en alto relieve de ángeles y

querubines.

Carlos tomó asiento junto con Carina y esperaron unos minutos a la

llegada del dueño de tan refinada casa.

El hombre a simple vista pasaba de los cuarenta años. Tenía el

aspecto de un maestro griego. Saludó cordialmente al invitado de

honor. Tomó asiento y llamó a los sirvientes para que trajeran la

comida.

El almuerzo fue callado. Ni siquiera se escuchaba el sonido de la

más mínima mosca.

Cuando hubieron terminado toda la comida, iniciaron oficialmente la

plática.

- En verdad… es un gran honor para mí… Señor Fernández…

de poder conocerlo en persona –inició Carlos, con la voz

temblorosa –.


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- Carlos es un amigo mío, de la escuela. Ha venido visitarnos;

porque, deseaba poder hablar contigo acerca de la

información que me brindaste semanas atrás para poder

realizar mi trabajo de investigación –interrumpió Carina –.

- Ya veo –pronunció el señor Fernández mirando fijamente a

Carlos –.

El joven le comentó que ya había leído el material hasta el segundo

punto y que deseaba conocer más acerca de aquel ingenioso

sistema.

El señor Fernández le pidió la copia de la información que Carlos

había traído consigo y dispuso a leer en voz alta:

Un objetivo tiene que ser alcanzable. Es decir, alguien que tú

conozcas directa o indirectamente tuvo que haber conseguido el

objetivo que tú deseas o algo similar.

Si tus objetivos involucran a varias personas, debes hablar con ellos

y lograr su compromiso, pues los objetivos colectivos son un reto a

lograr si los implicados no están comprometidos con ellos y con el

equipo.

Cuando hubo terminado la breve lectura del tercer punto, prosiguió

con la explicación:

- Hasta ahora, has aprendido que todo objetivo que te plantees

tiene que ser específico, medible y alcanzable. Te propongo

un ejemplo: Yo quiero inculcar en los jóvenes el hábito de la


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planificación de su futuro a través de mis obras. En este mi

objetivo necesita pulirse para que esté correctamente

establecido. Si quiero que sea específico, entonces diré que

los jóvenes a los que me dirijo son los que cursan la

secundaria. Si quiero que mi objetivo sea medible, entonces

me veo obligado a calcular cuánto tardaría en escribir un libro

y publicarlo. Finalmente, si quisiera decir que mi objetivo es

alcanzable, entonces tengo que buscar si otra lo ha

conseguido antes. En este caso, podría decir que sí; ya que,

han surgido autores que han alcanzado esta meta, incluso

escalas mucho mayores.

- Interesante –interrumpió Carlos –. Ese es un buen ejemplo de

cómo podría establecer mis objetivos en la vida.

- Aún no, jovencito. Recuerda que te falta tener en cuenta dos

puntos importantes antes.

- Tiene razón. Y dígame, ¿Qué es lo que le inspira a dar su vida

para enseñarle a jóvenes como yo a ser más responsables,

visionarios?

- De hecho, esa es una buena pregunta…Veras, todo persona,

lo crea o no, ha nacido con la capacidad para poder

convertirse en un líder. Y cuando me refiero a un líder, no me

estoy dirigiendo a las autoridades de nuestro país

necesariamente. Un verdadero líder es aquella persona que

está dispuesta a dar su vida para servir a los demás, a buscar

cambios en la sociedad, a plantearse objetivos que no


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solamente lo beneficien, sino que sean beneficiosos para toda

una comunidad. El mundo, en la actualidad, ha perdido la

práctica del liderazgo de servicio. Ahora, todo es competencia

tras competencia. Cada joven estudia o trabaja cada vez más

duro tan solo para demostrar que es el mejor de todos, para

conseguir un ascenso, para ser reconocido, para recibir

riquezas que anhela guardar celosamente. Como diría el rey

Salomón en Eclesiastés: “Vanidad de vanidades, dijo el

Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad”1. Es por

esta razón, que hoy en día se observan a muchos jóvenes

que, por conseguir todo con mayor facilidad, se han

sumergido en el mundo del hampa, del narcotráfico o de la

prostitución. Aparentemente, son felices con todo el dinero

que poseen, que no están dispuestos a compartir; pero, en el

fondo están incompletos, destruidos. Han asesinado sus

valores, si es que los tuvieron… Personalmente, yo no quiero

que mi hija viva en un mundo lleno de personas de esa

calaña. Por tal motivo, el único de hecho, trato de ayudar a

todos esos chicos de la secundaria, para que no se pierdan y

no provoquen que mi hija sufra por sus malas acciones.

Cuando terminó de hablar, ambos jóvenes se encontraban

silenciosos. No se habían perdido ni una sola palabra. Era un poco

tarde. Carlos se despidió de él y regresó a casa.

1 Véase Eclesiastés 1: 2, Reina – Valera 1960.


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VII

(Realistic --- Realista)

Todo objetivo planteado no puede simplemente ser una fantasía,

algo maravilloso. Tiene que ser real. El objetivo planteado debe

estar dentro de tus posibilidades; y para lograr esto, tienes que

reconocer y aceptar tus límites, tu situación económica y tu entorno.

¿Quieres ser la persona más rica del mundo en tan solo un par de

días?... Ser irrealista a la hora de plantear un nos desmotivara e

impedirá que continuemos peleando por nuestras metas. Sin

embargo, esto no quiere decir que se tiene que dejar de soñar o

ponerle algo de creatividad a nuestros objetivos.

Faltaban menos de dos meses para que el año escolar terminara.

La gran mayoría de estudiantes de quinto celebraba por adelantado

el término de un ciclo en sus vidas.

La nueva preocupación ahora, no era nada más ni nada menos que

el viaje y la fiesta de promoción.

Casi a diario se observaban a chicas a las afueras del colegio,

planificando en dónde irían a comprar sus vestidos, zapatos y

demás accesorios para la fiesta; a jóvenes que coordinaban los

últimos detalles para el viaje y a profesores correteando de aquí

para allá, coordinando la entrega de notas finales, las últimas


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asambleas para padres, los detalles de la ceremonia de graduación

y las listas de alumnos que irían de viaje a Huaraz. Esos dos

últimos meses fueron los más agitados del año.

Carlos había adoptado la costumbre de aprovechar las horas de

refrigerio para poder repasar los escritos del padre de Carina. A

veces, ella también se unía a él para acompañarlo y alentarlo.

Lamentablemente ninguno de los dos podría participar en el viaje de

promoción. Carlos se quedaría junto con su hermana, mientras sus

padres estaban de viaje en Suiza, firmando un contrato permanente

con la empresa “Chocolate Company”. Carina tendría que cuidar a

su padre; ya que, había pescado un terrible catarro.

Ahora que Carlos había terminado de estudiar al capítulo de cómo

ser realistas en establecer objetivos, había estado planeando en

redactar sus metas en base a lo aprendido.

1. Problema: Estudios de Ingeniería Industrial.

Especificación: Necesito estudiar en la UNI; ya que, es

la mejor en lo que respecta a esta carrera.

Medición: Para lograr este objetivo necesito estudiar en

una academia. Así que, dedicaré seis meses en

prepararme. La carrera me tardará cinco años y la

especialización un par de años más.


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Alcance: En mi familia, por parte de mi madre tengo dos

primos que son ingenieros civiles y un tío que es

ingeniero electrónico. Puedo pedirles ayuda y consejos

de cómo sobrevivir a la vida universitaria.

Realidad: Tengo las mejores calificaciones de mi salón,

a pesar de que estos últimos días me he distraído un

poco. Mis padres tienen los medios suficientes para

cubrir mis estudios. La carrera que escogí es muy

solicitada.

2. Problema: Bajar de peso.

Especificación: quisiera bajar al menos ocho kilos en

menos de dos meses.

Medición: realizar treinta minutos de ejercicios todos los

días. Dejar de comer alimentos poco saludables por un

año.

Alcance: Solamente tengo referencia en que mi madre

consiguió esto en tres meses, con una rutina muy

estricta.

Realidad: Cuento con equipos para salir a trotar todos

los días. Además, en el garaje, mi padre aún conserva

sus pesas y su máquina para abdominales.

Cuando terminó de escribir sus objetivos en una libreta, teniendo

como base lo que sabía hasta ese momento, se dio cuenta de que

aún le faltaba algo muy importante: ¿cuánto comenzaría?

Además, el segundo objetivo, bajar algunos kilos de más, no sería

tan posible de alcanzar; ya que, no contaba con el tiempo suficiente


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para poder cumplirlo. Sin embargo, eso no lo detuvo. Iría al baile de

todas formas. Si avanzaba en su rutina de ejercicios, al menos no

iría tan obeso al baile de graduación.


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VIII

(Time --- Tiempo)

Unos objetivos S.M.A.R.T. planteados de modo inteligente,

requieren un plazo máximo de tiempo para ser cumplidos y una

fecha de caducidad.

Los plazos de tiempo pueden ser de corto plazo (los objetivos se

deben comenzar en los próximos días), de mediano plazo (se debe

empezar entre el primer y segundo mes) y de largo plazo (los

objetivos deben iniciarse hasta seis meses después de haber sido

planteados).

La fecha de caducidad quiere decir que si los objetivos no empiezan

a ser realizados pasados ocho o doce meses, deben ser borrados

para dar paso a nuevos objetivos.

Se observa normalmente que lo primero que realizamos es aquello

para lo que tenemos menor plazo y que dejamos para después lo

menos urgente.

En caso de no contar con un límite de tiempo, se puede caer en la

relajación y el objetivo se puede ir postergando hasta el infinito.

Mientras los objetivos sean iniciados lo más pronto posible, los

resultados serán mejores.

Este era el penúltimo capítulo de la información que tenía. Tan solo

faltaba un mes y dos semanas para la graduación.

La primavera había tardado en llegar. Recién a mediados de

Noviembre comenzaron a florecer las primeras flores que los


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alumnos de quinto habían sembrado y cuidado con tanto esmero

durante todo el año.

Fue muy complicado acercarse a Carina y pedirle que lo

acompañara a la fiesta de graduación. Ella no lo dudó para nada y

acepto. De todas formas, Carlos era la única persona con la que

estaba dispuesta a ir. Los otros chicos nunca le habían prestado

atención. Durante toda su vida, los jóvenes con los que había

estudiado la rechazaban por la ideología que ella tenía, la cual

había heredado de su padre.

Ella creía fervientemente en que el liderazgo de servicio era la

mejor forma para quitar de los jóvenes el egoísmo de su corazón.

No decía que era malo tener ambiciones en la vida, el problema

radicaba en cuando esas ambiciones tomaban cautiva la moral de

la gente, haciéndoles actuar de manera egoísta para conseguir

dinero. El amor al dinero era el origen de todos los males. El mundo

moderno giraba entorno en el conseguir más y más recursos

económicos para luego gastarlos en diversos lujos.

Como si fuese una despedida del invierno, nuevamente, y por

última vez en el año, una lluvia lo sorprendió a tres cuadras de

casa.


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Al llegar no se percató de las maletas junto a la entrada. Se dirigió

hacia la cocina para buscar algo con que calmar su apetito.

Al ingresar se dio con la sorpresa de hallar a su madre preparando

el almuerzo.

- Esta vez sí que me sorprendieron –fue lo primero que dijo, al

ver a su madre vistiendo el mandil floreado de la tatarabuela

–. Pensé que no llegarían hasta la próxima semana.

- No podíamos perdernos tu graduación. Además, los negocios

que realizamos allá en Suiza terminaron más rápido de lo que

esperábamos… lástima que no llegaste a ir a ese viaje a

Huaraz que tanto querías.

- No te preocupes. Era muy importante que la empresa firmara

ese contrato.

- Gracias… por tu comprensión.

Después de una entretenida conversación con su madre en la

cocina. Pasaron a la mesa para disfrutar del almuerzo. Mientras

devoraba los trozos de pollo en su plato, su padre iba contándole la

aventura que fue viajar a Suiza.

Habló acerca de cómo se perdieron al no conocer las calles ni el

idioma de aquel país. Gracias al cielo, una de las personas que


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pasaban por el lugar, al saber del idioma castellano, se ofreció a

llevarlos a un hotel y ser su guía y traductor personal por un precio

razonable.

En Suiza, la cultura era completamente diferente: las personas eran

reservadas y pacíficas. No había gente conflictiva ni chismosa en

aquel país.

Las oficinas a las que fueron a firmar los contratos eran

elegantísimas. Los pisos estaban forrados de cerámicos irlandeses.

Las ventanas eran de vidrio templado con marcos de aluminio. Las

mesas, sillas y escritorios fabricados con la mejor de madera que se

pudiese comprar. El administrador de la empresa los recibió

cordialmente y los invitó a sentarse en sillones masajeadores,

mientras establecían los puntos del contrato.

Sus padres habían tomado numerosas fotografías de aquel viaje tan

espectacular. Tal vez, regresarían el próximo año en familia.

Cuando el almuerzo hubo terminado, Carlos se dirigió a su

habitación. Antes de comenzar con la lectura de los escritos, decidió

darse un tiempo para poder meditar. Hasta ese entonces, no había

tenido la oportunidad de analizar su vida.


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Él nació dos años después de la formación de la empresa de su

padre. Había tenido mejores comodidades, de las que su hermana

mayor siempre añoró mientras estampaba pantalonetas en el taller

donde trabajaba su padre.

Toda su vida fue tranquila, sin temores, sin aspiraciones. Por las

tardes salía a jugar futbol con sus amigos. Siempre llegaba

agotado, sudoroso. También, solía salir al cine en grandes grupos

de compañeros de toda la vida.

Todo el desastre, del cual aún intentaba escapar, comenzó cuando

uno de los profesores lanzó una campaña acerca del proyecto de

vida que cada joven debía tener. A Carlos, aquel tema no había

sido importante hasta ese entonces. Pronto la escuela se

encontraba alborotada por jóvenes que tenían como único tema de

conversación todo lo relacionado con su futuro. La gran mayoría

lanzaba objetivos ambiguos y absurdos. No tenían visión ni

creatividad para formular proyectos concretos. Como a Carlos le

encantaba ser más exigente consigo mismo, intentó formular un

proyecta de vida espectacular. Su plan incluiría viajes a Japón, a

China, a Francia y a otros países que siempre quiso conocer;

también incluiría una esposa, hijos, autos, una mansión…


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Todo estaba perfecto, hasta el momento en el que se vio estancado

por la carrera que estudiaría. Fue a partir de entonces que los

dolores de cabeza infernales iniciaron su azote interminable. La

ansiedad le provocaba hambre, la cual lo dirigía a los restaurantes

de comida rápida más cercanos. Efectivamente, su vida había sido

un desastre. Sin embargo, en las últimas semanas su perspectiva

había cambiado. Maduró. Ahora sabía lo que tenía que hacer.


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IX

(Entrar en acción)

Cuando terminó de meditar en todo lo que había cambiado desde

que decidió salir de su encierro, se dispuso a terminar de redactar

sus objetivos, dándoles una fecha de inicio.

Como tan solo faltaban treinta y nueve días exactamente para la

graduación, decidió que la mejor opción sería empezar con la rutina

de ejercicios el día de mañana.

Con respecto a su carrera, había establecido que ingresaría a la

academia terminada la escuela.

Eran las cuatro de la tarde. Mientras terminaba la última tarea para

el día siguiente, accidentalmente, tiro al piso el cuaderno con la

información del Señor Fernández. Estaba recogiendo las hojas,

cuando se percató de la presencia de dos páginas más, anexadas

con una engrampadora. Probablemente, el padre de Carina le

brindó esa última información para que pudiese leerla, mientras él

escuchaba su ideología atentamente. Era la explicación más

razonable.

Ordenó todas sus cosas, limpió su cuarto y aseguró la puerta, para

que no tuviera la interrupción de sus padres, de algún olor


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desagradable o de su consciencia, por no haber empacado la

mochila para el día siguiente. Se recostó sobre su cama y dispuso

toda su concentración en la lectura de los últimos secretos para

establecer objetivos correctamente.

¡Es hora de entrar en acción! Ya hemos tocado los cinco puntos

clave para plantear objetivos de manera inteligente con el Sistema

S.M.A.R.T.

Sería buena idea corregir tus objetivos para no correr riesgos de

fracaso. Pídele ayuda a alguien de confianza para que le dé una

chequeada a tu planteamiento.

En la práctica es muy común encontrar a personas que han definida

las metas que anhelan, las responsabilidades que tomaran y la

fecha en la que iniciaran su camino. Sin embargo, raras veces se

hallan definidas las estrategias para conseguir los objetivos que se

han planteado. Es necesario saber el “Cómo lo vamos a lograr.”

Por ejemplo: Si yo quisiera enseñarle a los jóvenes de quinto de

secundaria a tomarse un tiempo para pensar en sus planes, me es

necesario saber cómo lo haré. En ese caso, se podría decir que

para conseguir tal objetivo, podría publicar artículos virtuales en las

redes sociales, que hablen acerca del proyecto de vida y del

liderazgo de servicio.

¡Mientras no tengas un plan de acción, nada de lo que sueñas

podrá suceder!

Por: Ulises Fernández.


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No perdió más tiempo. Era como si de repente, la chispa que

necesitaba para comenzar había sido encendida.

Investigó en internet las mejores rutinas de ejercicios que podía

realizar y las mejores academias a las que podía ingresar.

Al día siguiente, después de haber terminado una clase agobiante

de Historia, Geografía y Economía, y de haber almorzado junto con

sus padres y su hermana, se dispuso a entrenar antes de que

llegara la fiesta de promoción. El programa de ejercicios consistía

en que las dos primeras semanas trotaría por el parque unos treinta

minutos. Faltaban menos de treinta y ocho días para la fiesta. Los

otros veintidós días restantes los dedicaría a utilizar la máquina de

abdominales que papá guardaba en el garaje. Dejaría dos días para

descansar y prepararse para el día en el que se sellaría todo un

ciclo de su vida. No quería pasar a recoger a Carina con el cuerpo

adolorido. Además tenía que ir a buscar el traje ideal para la

ocasión.

Unos cuatro días antes de la fiesta, su hermana mayor tuvo que

partir a los Estados Unidos, para cumplir su sueño de conseguir un

doctorado en Pediatría. Antes de subir al avión, le agradeció por

haberle enseñado a definir sus metas de la manera correcta.


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X

Carlos Ortega se abrió paso entre los pacientes y enfermeras de la

clínica. En su rostro había un gesto de preocupación extrema. A

pesar de que en los últimos años había tomado clases para

controlar los nervios y la falta de paciencia, aquel día no pudo

soportar la presión del pánico y terminó por gritarle a la señorita de

la administración, quien no podía encontrar el número de la

habitación de su esposa.

Después de unos cinco minutos que en realidad parecían meses,

una enfermera le dio el número del cuarto buscado: 502, quinto piso

a la derecha.

Carlos corrió lo más rápido que pudo. Cuando llego al elevador se

dio con la mala noticia de que estaba averiado. Tendría que utilizar

las escaleras. Mientras subía cada peldaño como si su vida

dependiera de ello, Carlos Ortega recordó el día de su graduación.

Treinta y ocho días antes, había estado entrenando con mucho

esmero. En definitiva había perdido unos cinco kilos y su cuerpo se

veía tan saludable como en los días en los que salía con sus

amigos del barrio a jugar futbol en las pocas canchas de la zona.


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Dos días entes, había salido con sus padres a buscar un buen

atuendo para aquel día. Todo estaba listo. Aunque a él le hubiese

encantado tener a su hermana presente.

Faltaban dos horas para la fiesta. Carlos fue a recoger a Carina. La

chica salió con un precioso vestido palo rosa adornado con detalles

en alto relieve. El Señor Fernández llevo a los jóvenes hasta el

local…

En ese preciso momento, el rostro de su padre interrumpió sus

recuerdos.

- Dime… ¿Qué fue lo que pasó?

- No lo sé… Estábamos en la casa, cuando de pronto escuche

un grito y el sonido de algo que se golpeaba con el suelo.

Cuando me acerque al lugar… Carina estaba inconsciente en

el piso… al parecer sufrió un desmayo mientras subía las

escaleras.

- ¿Qué te han dicho los doctores?

- Aún no me han dicho nada nuevo… solamente una enfermera

se me acerco y me dijo que la paciente se encontraba en

cuidados intensivos. Perece que la herida que sufrió en la

cabeza fue algo grave.


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- Demonios… Sabía que no debí haber salido a recoger esos

papeles en la universidad el día de hoy… algo me decía que

me quedara en casa.

- Cálmate… todo va a salir bien.

- ¿Todo? –Carlos Ortega observó a su padre con los ojos

encendidos de cólera –. ¿Dijiste “todo”? ¿Cómo en el día de

mi graduación? ¿Cuándo casi pierdo la vida junto con Carina

en aquel accidente?

El día de la graduación, a unas pocas cuadras de llegar al local de

la fiesta, una camioneta blanca que iba a excesiva velocidad, los

envistió y el auto del Señor Fernández dio tres vueltas de campana,

y termino de cabeza sobre el pavimento.

Llevaron a los heridos al hospital más cercano. Carlos estuvo

internado dos meses, mientras se recuperaba de las heridas que

tenía en todo el cuerpo. Carina no sufrió tantas lesiones; porque, él

la protegió con su cuerpo. Lamentablemente, el Señor Fernández

no pudo salir con vida de aquella tragedia. Al tercer mes de haber

estado en coma, su cuerpo lastimado no pudo resistir más con el

dolor y cedió ante la muerte.


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El día del entierro del Señor Fernández, fueron a darle el último

adiós cientos de escritores y periodistas de todos los rincones del

planeta. Al parecer el padre de Carina era bastante reconocido en el

mundo de la Literatura.

Aquel día llegaron, escritores provenientes de Dinamarca, de

Marruecos, de Finlandia y de otros países orientales y occidentales.

En ese preciso momento, una enfermera interrumpió la

conversación de ambos y les informo que ya era posible visitar a la

paciente.

Carlos fue el primero en ingresar y halló a su esposa recostada en

la cama. Ella al percatarse de su presencia, sonrió, y cuando él se

le acercó a besarla, le acaricio el cabello.

- Parece que has estado muy asustado…

- No quería que algo malo te sucediera.

- Tranquilo.

- ¿Qué fue lo que te sucedió?

- Estaba subiendo las escaleras y de pronto todo a mí alrededor

empezó a girar. Caí de las escaleras y me di un golpe muy

fuerte en la cabeza…

- ¿Qué te dijeron los doctores? ¿Tienes algo malo?


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- No…

- ¿Te detectaron cáncer?

- No… eso jamás.

- ¿Fue un paro cardíaco?

- Tampoco… –Carina sonrió –.

- ¿Entonces qué fue lo que te dijeron? ¿Es algo grave?

- Estoy embarazada…

A Carlos se le dibujo una enorme sonrisa en el rostro. Un par de

horas más tarde llegaron su madre y su hermana, quienes habían

estado atascadas en el tránsito. Al enterarse de la noticia de la

llegada de un nuevo miembro a la familia, no pudieron evitar lanzar

gritos de júbilo, a pesar del letrero de “Silencio, por favor”.

******************************************

Nueve meses después, Carlos Ortega se dirigió a la sala de

incubadoras del hospital. Con el rostro empapado en lágrimas,

observaba atentamente los movimientos del pequeño Ulises

– nombre que le habían puesto en honor a su abuelo -. Habían

pasado tantos años… Fue en ese momento en el que hubo de

recordar el día en el que ingresó a la universidad. En medio de las

celebraciones se había prometido a sí mismo que nunca olvidaría


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todo lo que el padre de Carina le había enseñado atreves de sus

escritos. Desde que aprendió a establecer sus objetivos

correctamente, había podido alcanzar la mayor parte de sus

sueños. Ahora… era tiempo de compartir todas esas ideas con su

hijo… se había dedicado mucho tiempo a buscar su felicidad; pero,

había olvidado la ideología del señor Fernández acerca de servir a

los demás. No perdería más tiempo. Era hora de luchar por salvar a

la juventud. Su hijo no caería en las garras de un mundo egoísta.

Años más tarde, Carlos Ortega se convirtió en Ministro del Interior y

posteriormente pasaría a sentarse en el sillón presidencial. FIN


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REFERENCIAS

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mayo de 2015 de http://www.sebascelis.com/como-establecer-

objetivos/

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Cortiñas, J. Principios para establecer objetivos correctos,

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http://www.apuntegestión.com/principiso-para-establecer-

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Recuperado el 15 de mayo de 2015 de

http://abastomedia.com/noticias/5-pasos-para-fijar-objetivos-

smart-este-2013/

Munroe, M. (2008) Visualización: ordenar mis pasos. Al

mando. EE.UU: Casa Creación.

estableciendo un objetivo: el sistema s.m.a.r.t

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