elementos para un ejercicio de análisis y predicación sobre nuestras fraternidades laicales...

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  ORDEN DE PREDICADORES FAMILIA DOMINICANA DE COLOMBIA SOLEMNIDAD DE NUESTRO PADRE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN Elementos para un ejercicio de análisis y predicación sobre nuestras fraternidades laicales dominicana s de Colombia:  Nuestra fraternidad es la comunión entre tanta diversidad.  La expresión «laicos dominicos» permite constatar una cierta diversidad entre aquellos hombres y mujeres que hoy en día desean, por la gracia de su bautismo, participar en la misión de Cristo y «hacer brillar la presencia de Cristo en el corazón de la humanidad» (Prologo de la Regla de 1968), siguiendo las enseñanzas de Santo Domingo. Todos, como laicos, tienen «la noble obligación de trabajar para que el mensaje divino de la salvación sea conocido y aceptado por todos los hombres de cualquier lugar de la tierra» (Decreto sobre el apostolado de los laicos, § 3). Y todos son invitados a hacerlo contribuyendo a la constitución de esta «familia» dominicana enviada a predicar el Evangelio (Fr. Bruno Cadoré, O.P., El laicado dominicano y la predicación).  Hay comunión. Ello no significa que todas las personas o todos los grupos tengan la misma misión, o que todos tengan la misma ideología. Dentro de cada grupo, o en cada persona, existe pluralismo en el pensamiento y en la acción.  Habrá un fraile catedrático y otro misionero en la selva. Una religiosa profesora en un colegio y otra dedicada a la labor social, hospitalaria o misionera. Un seglar comprometido en la alta dirección de una empresa, y otro seglar trabajará en la asistencia social o catequética en un suburbio. Todos sienten la urgencia de transmitir a sus hermanos los hombres, cada cual a su manera, las propias vivencias del Evangelio: la «verdad de la caridad» (Fr. Timothy Radcliffe, O.P., Familia Dominicana).  Nuestras comunidades buscan siempre la construcción  Domingo predicaba al Dios que se hizo carne, que se convirtió en uno de nosotros, que se hizo humano. El predicador debe ser humano para predicar a este Dios humano. Aprendemos a ser humanos en nuestras familias. Nos enseñan humanidad nuestros padres, hermanos, tíos y tías. Y así una Orden

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Elementos para un ejercicio de análisis y predicación sobre nuestras fraternidades laicales dominicanas de Colombia

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Page 1: Elementos Para Un Ejercicio de Análisis y Predicación Sobre Nuestras Fraternidades Laicales Dominicana de Colombia

7/18/2019 Elementos Para Un Ejercicio de Análisis y Predicación Sobre Nuestras Fraternidades Laicales Dominicana de Colom…

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ORDEN DE PREDICADORES

FAMILIA DOMINICANA DE COLOMBIA

SOLEMNIDAD DE NUESTRO PADRESANTO DOMINGO DE GUZMÁN

Elementos para un ejercicio de análisis y predicación sobre nuestras fraternidades laicales dominicanas de

Colombia:

  Nuestra

fraternidad esla comuniónentre tantadiversidad.

  La expresión «laicos dominicos» permite constatar una cierta

diversidad entre aquellos hombres y mujeres que hoy en díadesean, por la gracia de su bautismo, participar en la misiónde Cristo y «hacer brillar la presencia de Cristo en el corazónde la humanidad» (Prologo de la Regla de 1968), siguiendo lasenseñanzas de Santo Domingo. Todos, como laicos, tienen «lanoble obligación de trabajar para que el mensaje divino de la

salvación sea conocido y aceptado por todos los hombres decualquier lugar de la tierra» (Decreto sobre el apostolado delos laicos, § 3). Y todos son invitados a hacerlo contribuyendoa la constitución de esta «familia» dominicana enviada apredicar el Evangelio (Fr. Bruno Cadoré, O.P., El laicadodominicano y la predicación).

  Hay comunión. Ello no significa que todas las personas o

todos los grupos tengan la misma misión, o que todos tenganla misma ideología. Dentro de cada grupo, o en cada persona,existe pluralismo en el pensamiento y en la acción. Habrá un

fraile catedrático y otro misionero en la selva. Una religiosaprofesora en un colegio y otra dedicada a la labor social,hospitalaria o misionera. Un seglar comprometido en la altadirección de una empresa, y otro seglar trabajará en laasistencia social o catequética en un suburbio. Todos sientenla urgencia de transmitir a sus hermanos los hombres, cadacual a su manera, las propias vivencias del Evangelio: la«verdad de la caridad» (Fr. Timothy Radcliffe, O.P., FamiliaDominicana).

  Nuestras

comunidadesbuscansiempre laconstrucción

  Domingo predicaba al Dios que se hizo carne, que se convirtió

en uno de nosotros, que se hizo humano. El predicador debeser humano para predicar a este Dios humano. Aprendemos aser humanos en nuestras familias. Nos enseñan humanidadnuestros padres, hermanos, tíos y tías. Y así una Orden

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7/18/2019 Elementos Para Un Ejercicio de Análisis y Predicación Sobre Nuestras Fraternidades Laicales Dominicana de Colom…

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de unaverdaderafamilia

entregada a la predicación de Dios que abraza nuestrahumanidad necesitaba ser una familia que nos formatambién como predicadores humanos.  Una Ordenexclusivamente masculina y célibe no podría hacerlo bien.Necesitamos ser una comunidad que incluye mujeres,

matrimonios, laicos y laicas, con su sabiduría, su experiencia(Fr. Timothy Radcliffe, O.P., Familia Dominicana)

  “Se esforzarán por vivir una auténtica comunión fraterna

según el espíritu de las Bienaventuranzas que se manifestaráen toda ocasión por gestos de misericordia y de participaciónde bienes entre los miembros de las Fraternidades, sobre todocon los pobres y enfermos y mediante la oración por losdifuntos, de suerte que todos tengan un solo corazón y unasola alma (Hch. 4, 32)” (Regla de las Fraternidades LaicalesDominicanas, 8).

  La amistad debería ser la derivación de una vida en comúnvivida desde el interior. La comunidad no tiene por fin daruna estabilidad a la predicación, que ciertamente lo consigue,sino dar opción a que se desarrolle la vida afectiva en losfrailes. Esto favorecerá, entre otras cosas, que haya estabilidademocional en los predicadores (Juan José de León Lastra, O.P.)

  La familiadominicanasiembra ycultiva nuevasvocaciones

dominicanas.

  Entre estos laicos dominicos, los miembros de lasfraternidades laicales dominicanas tienen un lugarprivilegiado, puesto que hacen la opción de comprometertoda su vida por medio de la promesa de contribuir a lamisión de Cristo participando de modo específico como

miembros de la Orden. Ellos inscriben su compromiso con laPalabra viva no sólo en su vida de bautizados, sino tambiénbuscando un equilibrio en su vida y en sus diferentesresponsabilidades para que sean una «predicación», unservicio a la conversación de Dios con el mundo (Fr. BrunoCadoré, O.P., El laicado dominicano y la predicación).

  El testimonio de la beata Cecilia Romana pone de relieve elcarácter afable de Domingo, que le hacía cercano y accesible atodos, haciendo brotar fácilmente la amistad a su alrededor:“De su frente y de las cejas salía cierto resplandor, que

seducía a todos y los arrastraba a su amor y reverencia.Siempre estaba con el semblante alegre y risueño,   a no sercuando se encontraba afectado por la compasión de algunapena del prójimo” (Manuel Ángel Martínez de Juan, O.P.)