el positivismo y la circunstancia mexicana dos

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El positivismo y la circunstancia mexicana En el año de 1867 Gabino Barrera fue invitado por Benito Juárez para formar parte de la comisión encargada de redactar un plan de reorganización educativa. El 2 de Diciembre del año en curso se publicó la ley que orientaba y reglamentaba la instrucción en México, desde la primaria hasta nivel profesional. Esta ley reglamentaria de la educación tenía como finalidad una doctrina de la que hasta entonces muchos desconocían: EL POSITIVISMO. Juárez encontró en la doctrina positivista el instrumento que necesitaba para cimentar la obra de la revolución reformista. En la reforma educativa de Barreda, Juárez vio el instrumento necesario para terminar con la era de desorden y la anarquía en que había caído la nación mexicana. Uno de los grandes enemigos contra los que tuvo que luchar el partido liberal de nuestro país fue EL CLERO CATOLICO, quien provoco una revuelta incluso intervenciones de extranjeros. Barreda, mostró en su discurso de Guanajuato, el aspecto anticlerical del positivismo, “la iglesia católica no viene a ser sino uno de los estado que la humanidad ha tomado en su marcha hacia el progreso, un estado que por haber pasado su tiempo, por haber terminado su misión, ya no tiene razón de ser”. En este discurso Barreda muestra la historia de México como un camino que conduce a una plena independencia o emancipación política, espiritual o mental. La emancipación a que debe llegar la humanidad, según él (Barreda), es triple: científica, religiosa y política. En la progresiva emancipación mental de la humanidad, México representa un alto grado de progreso. Barreda, No combatía al catolicismo porque haya dejado de cumplir su misión y quiera sustituirlo por otra religión; sino que ve en su expresión social y material, en el clero, un obstáculo a la marcha del

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El positivismo y la circunstancia mexicana

En el año de 1867 Gabino Barrera fue invitado por Benito Juárez para formar parte de la comisión encargada de redactar un plan de reorganización educativa. El 2 de Diciembre del año en curso se publicó la ley que orientaba y reglamentaba la instrucción en México, desde la primaria hasta nivel profesional. Esta ley reglamentaria de la educación tenía como finalidad una doctrina de la que hasta entonces muchos desconocían: EL POSITIVISMO.

Juárez encontró en la doctrina positivista el instrumento que necesitaba para cimentar la obra de la revolución reformista. En la reforma educativa de Barreda, Juárez vio el instrumento necesario para terminar con la era de desorden y la anarquía en que había caído la nación mexicana.

Uno de los grandes enemigos contra los que tuvo que luchar el partido liberal de nuestro país fue EL CLERO CATOLICO, quien provoco una revuelta incluso intervenciones de extranjeros. Barreda, mostró en su discurso de Guanajuato, el aspecto anticlerical del positivismo, “la iglesia católica no viene a ser sino uno de los estado que la humanidad ha tomado en su marcha hacia el progreso, un estado que por haber pasado su tiempo, por haber terminado su misión, ya no tiene razón de ser”.

En este discurso Barreda muestra la historia de México como un camino que conduce a una plena independencia o emancipación política, espiritual o mental. La emancipación a que debe llegar la humanidad, según él (Barreda), es triple: científica, religiosa y política.

En la progresiva emancipación mental de la humanidad, México representa un alto grado de progreso. Barreda, No combatía al catolicismo porque haya dejado de cumplir su misión y quiera sustituirlo por otra religión; sino que ve en su expresión social y material, en el clero, un obstáculo a la marcha del espíritu positivo. El clero se presentaba como el espíritu negativo tratando de estorbar la marcha de la revolución que se presenta como un orden, como una marcha violenta originada por la oposición que se le ha hecho; pero no deja de tener un fin. El fin perseguido por la revolución mexicana es la emancipación mental; no solo de México, sino de la humanidad en general.

El clero había ido perdiendo su capacidad de fuerza positiva, sus doctrinas ya no estaban a la altura del progreso.

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El clero considera al positivismo en la misma forma que los positivistas consideran las verdades en que se apoya el clero: como verdades de secta, válidas tan solo para quienes quieran aceptarlas y no para todos. El clero puede considerar que sus verdades no atentan a la libertad de conciencia porque son verdades en las que la conciencia no tiene libertad. Los clericales, dice Barreda, son hombres que principian por desconocer todo lazo con el mundo, la familia y la patria

La burguesía mexicana quiere un orden; pero no el orden antiguo al que consideran como fuente de desorden, aunque de desorden frente al orden que ella quiere. Para establecer este orden, era menester una ideología que justificase el orden que se quería implantar como si fuese el orden de la sociedad, al servicio de todos los ciudadanos y no como era en realidad: el orden de una determinada clase social, el orden de la burguesía mexicana.

Con el positivismo se intentó realizar la revolución mental. Ésta información de opiniones de todos los mexicanos, no podrá alcanzarse por la violencia. El instrumento para lograr deberá ser la persuasión. La educación fue el arma de que se valió la burguesía mexicana para persuadir a otras clases de su derecho a los privilegios que obtuvo. La misión de Barreda fue la de establecer una educación que sirviese de base social al nuevo orden que se trataba de implantar. Un orden que tuviese su base en la conciencia de los individuos; era menester un orden espiritual.

Para implantar dicho orden, había que enfrentarse el orden espiritual sostenido por el clero y el grupo militarista que le apoyaba. La reforma traía en sus entrañas un nuevo enemigo del orden; a los positivistas llamaron genéricamente jacobinismo .Los mexicanos quedaban en esta forma más libres, se les libertaba de la carga que representaba el orden material. Representa lo menos noble, aquello a lo que menos deberían tender las ambiciones de los mexicanos. Tarea encomendada al Estado. Debería ser el guardián del orden material, para que así fuese posible una plena libertad espiritual. México, al independizarse de España, no tuvo sino una independencia de carácter político respecto a la metrópoli, económicamente quedó a merced de los mismos detentadores del poder económico de la Colonia .Este poder económico tenía un origen agrícola; los dueños de las grandes extensiones de tierras de la República Mexicana eran los dueños de la economía mexicana. Cada mexicano podía pensar lo que quisiera y manejar su riqueza como le viniese en gana; El 4 de febrero de 1877, diez años después del triunfo de la Reforma y de la entrada de Gabino Barreda como colaborador en el

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gobierno de Juárez, se aprobaban las bases que habían de reglamentar la Asociación Metodófila Gabino Barreda. La burguesía mexicana necesitaba de una filosofía que justificara el orden que quería establecer; justificación que encontrará en las ciencias positivas, que justificará sus actos y la forma del orden social que quiere establecer. Ante ella no valen justificaciones que tengan su origen en lo indemostrable. Toda pretensión debe justificarse con hechos positivos. La obra educativa de Barreda tuvo resultados de un amplio carácter social, La filosofía de Barreda no era un filosofía combativa, no era una filosofía de desorden, sino una filosofía cuyo último fin era el orden. En vez de combatir venía a construir; su único enemigo era la anarquía dio, las bases ideológicas sobre las cuales se apoyó la triunfante burguesía mexicana. El positivismo se ha presentado como la doctrina en la que se pueden sintetizar todos los ideales de la burguesía mexicana, como la doctrina que justifica el ideal de orden de esta clase, y como tal se le acepta, pero siempre y cuando ésta doctrina no altere en alguna forma dicho orden. El positivismo está en contra de una de las bases del orden establecido por la burguesía mexicana: la libertad de conciencia; pero ambos han marchado unidos, pero sólo cuando a la burguesía le ha convenido así para sus intereses: se separarán en cuanto estos intereses sean vulnerados. Los positivistas mexicanos están contra el concepto de educación laica como educación neutral, de una educación que se abstenga de toda intervención ideológica y ésta debe interpretarse como el enseñar aquellos principios ideológicos que son considerados como necesarios para establecer el acuerdo social.

El clero considera al positivismo en la misma forma que los positivistas consideran las verdades en que se apoya el clero: como verdades de secta, válidas tan solo para quienes quieran aceptarlas y no para todos.

El clero puede considerar que sus verdades no atentan a la libertad de conciencia porque son verdades en las que la conciencia no tiene libertad. Los clericales, dice Barreda, son hombres que principian por desconocer todo lazo con el mundo, la familia y la patria.

La confusión de los positivistas entre el terreno de la exigencia moral y la exigencia material. Para ellos todo deber y todo derecho tiene como correlativo la fuerza del estado que hace cumplir estos deberes y hace que se respeten tales derechos. Las limitaciones morales contra la propiedad pueden convertirse en limitaciones materiales.

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En el nuevo orden sólo se reconocen los derechos del más fuerte; sólo poseen los bienes aquellos individuos que se han mostrado capaces de obtenerlos; la forma no importa. El estado no debe preguntarse por la forma en que estos bienes se han obtenido; su misión es la de protegerlos.

El positivista sabe resistir a los halagos del deseo, a quien jamás encomienda la tarea de formular opiniones, porque el estudio atento de la naturaleza humana le ha convencido de que las aspiraciones de nuestra alma no bastan por sí solas para probar que existen medios proporcionales a su intensidad.

El punto de partida de la crítica de Vigil fue lo que éste llamó la anarquía positiva, que dice que los hombres que hablan del orden y sostienen una ideología de orden, se apoyan en una doctrina cuyos creadores aún no habían podido ponerse de acuerdo. Comte , Mill, Spencer, reconocidos jefes de la escuela positivista, considera cada uno opuesto a los otros. A pesar de este acuerdo, nuestros positivistas tratan de establecer un nuevo orden sobre tal doctrina. Presentan a la filosofía positiva como la doctrina sobre la cual ha de levantarse la nueva sociedad; dicen tomar de ella los principios de una nueva educación

El positivismo en México busca el orden social, y éste no se lograría si se presentase como otra doctrina más, como una doctrina que viene a negar ciertas ideas o creencias. Es una ciencia social que viene a establecer el orden. Nada quiere saber de cosas en las cuales los individuos no están todos de acuerdo. Católicos y liberales están en desacuerdo con esta actitud; en vez de considerarla como neutral, la consideran como negativa. El hombre no tiene otro campo que el positivo, esto es, el campo limitado de la experiencia.

El positivismo no pudo así, ser la bandera de paz, no fue sino expresión de un nuevo temperamento humano, expresión de nuevas pasiones, pendón en nueva lucha, arma de guerra y no de paz. El positivismo mexicano entraba en crisis: dejaba de ser ciencia definitiva, apareciendo como una filosofía más, lo que actualmente llamamos una ideología. No expresaba ya el Orden, sino un orden, no era un instrumento de paz, sino instrumentos de guerra. Frente a él se alzarían otros pendones, nuevas filosofías y con ellas nuevos hombres.

CONCLUCIONES

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Positivismo se ha presentado como la doctrina en la que se pueden sintetizar todos los ideales de la burguesía mexicana los hechos más importantes que sucedieron en este mismo así como influyo en muchas cosas también afecto mucho a la iglesia católica Con el positivismo se intentó realizar la revolución mental. Ésta información de opiniones de todos los mexicanos, no podrá alcanzarse por la violencia. El instrumento para lograr deberá ser la persuasión. La educación fue el arma de que se valió la burguesía mexicana para persuadir a otras clases de su derecho a los privilegios que obtuvo. La misión de Barreda fue la de establecer una educación que sirviese de base social al nuevo orden que se trata de implantar

BIBLIOGRAFIA

FONDO DE CULTURA ECONOMICA/LEOPOLDO ZEA

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EL POSITIVISMO EN LA CIRCUNSTANCIA MEXICANA.

INTERPRETACIONES DADAS AL POSITIVISMO EN MÉXICO.

Los positivistas mexicanos consideraron que el Positivismo era de carácter universal y eterno. Que la filosofía positiva y el método positivo eran la filosofía y métodos verdaderos, y que las otras filosofías eran el producto de conciencias no independizadas.

En México se tiende a interpretar al positivismo en términos concretos, se puede decir en términos de política militante, porque, se trata de una doctrina importada que no se discutió en plazas públicas sino que se puso al servicio de un determinado grupo político y social como instrumento en contra de otros grupos. Por eso en México no es posible desenlazar al positivismo de una determinada forma de política. Cuando los positivistas mexicanos afirmaban el valor universal de su filosofía estaban afirmando conscientemente el derecho a la superioridad social de la clase que representaba.

Las interpretaciones que se dan al positivismo son determinadas por la posición social, política y religiosa de sus expositores. Existe una interpretación que se puede llamar de “derecha”, casi siempre opuesto al positivismo en México y una de “izquierda”, en muchos puntos conforme con el positivismo.

LA GENERACIÓN QUE SIGUIÓ AL POSITIVISMO.

El positivismo de México fue combatido duramente por distinto grupos políticos y religiosos que estaban representados por los jacobinos y los católicos pero hubo otro contra el cual se tuvo que enfrentar el positivismo. Se trata de un grupo de jóvenes que se sintieron ahogados dentro de la filosofía que se les había inculcado. Es una generación de autodidactas llamada del Ateneo de la Juventud.

José Vasconcelos, uno de los líderes del grupo, dijo: “El positivismo de Comte y de Spencer nunca pudo contener nuestras aspiraciones”.

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Este grupo se sentía sin misión por cumplir dentro del positivismo y considera que todo está hecho y no queda nada por hacer. Antonio Caso, el más agudo y polemista del grupo, considera al positivismo como una filosofía de mediocres, de irresponsables y llama a esta filosofía una doctrina que ”ahorra el pensar” y que formaba hombres ansiosos de bienestar material, celosos de su prosperidad económica que colaboraron en la obra política de Porfirio Díaz. Alfonso Reyes, otro integrante del grupo dice: “Bajo la figura de Porfirio Díaz en aquellos últimos tiempos la historia se detiene…. Nuestros directores positivistas tenían miedo de la evolución, de la transformación…… México era un país maduro no pasible de cambio”. Lo importante de esta interpretación es la relación que establecía entre la doctrina y la realidad social. Más que una doctrina filosófica se trataba de una doctrina política puesta al servicio de un grupo político que se escudaba en ella para justificar sus privilegios sociales y políticos. El Porfirismo y un grupo llamado de Los Científicos eran los que se escudaban en ella .

Vasconcelos argumento que educadores y escritores del viejo tipo científico afirmaron que la población oprimida era incapaz de derrocar el despotismo militar y político de Porfirio Díaz, y sin embargo la Revolución y la vida misma burlaron la doctrina positivista según la cual el avance produce fatalmente una clase afortunada que, por poseer mejores dotes, representa la selección de las especies y por lo mismo tiene el derecho casi sagrado de explotar y sostener a su dominio a los ineptos. También dice Vasconcelos que a base del darwinismo social se pretendió negar al pueblo su derecho de opinar y defender sus intereses. Toda intervención contraria a los efectos de las leyes era condenable. De acuerdo con estas leyes, en la lucha por la vida siempre triunfaba el más apto. La inconformidad es completa; no se puede aceptar algo sin aceptar todo; de aquí que no se acepte nada. La inconformidad no es solo la doctrina sino con todo aquello que es expresión esta doctrina. La inconformidad es cultural de aquí que en sus ataques no se pueda desligar la doctrina de la realidad social.

En el fondo la generación de Ateneo es la que haría la Revolución social y cultural contra el Porfirismo.

INTERPRETACIÓN DEFENSIVA QUE DE SU DOCTRINA HACEN LOS POSITIVISTAS MEXICANOS.

Los positivistas mostraron el error de quienes atacaban a la doctrina confundiéndola con el Porfirismo. Se niegan a reconocer a Los Científicos como positivistas. José Torres abiertamente defendió que el positivismo y dijo que este no tiene nada que ver con el régimen porfirista y que no tuvo nada que ver con los malestares sociales y la crisis revolucionaria.

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Dice torres que el malestar social se ha vivido desde la independencia y en ese tiempo no era conocido el positivismo en la república, pero que el malestar social y el desastre nacional si se le debe atribuir a la psicología de nuestra raza. También dice que no se puede afirmar que el gobierno de Porfirio Díaz haya sido un gobierno derivado de la filosofía positiva.

Torres muestra algo más: Que si bien la política positiva no paso de un ideal irrealizable que no puede confundirse con una política corrompida como el porfirismo, no por esto las leyes descubiertas por las ciencias positivas han dejado de ser efectivas. Quiere hacer ver que los ataques que la generación del Ateneo dirigió al positivismo son falsos, porque confunden el plano teórico con el de la realidad. Para Torres, como para los demás positivistas, la doctrina positiva es independiente de la realidad.

INTERPRETACIÓN QUE SE SEGUIRÁ EN ESTA OBRA.

Todos tratan de demostrar las ligas políticas del positivismo o bien lo contrario. Los positivistas quieren demostrar que una cosa es la doctrina positiva y otra cosa es la práctica de esta doctrina, lo que hacen es tratar de salvar esta doctrina de su fracaso en el terreno político. En el fondo los males de México están en una realidad histórica y no una doctrina filosófica.

Una doctrina no es la causante de un bienestar o un malestar social, sino que son este bienestar o malestar social los que se expresan en una doctrina. Los filosofemas, las doctrinas filosóficas son expresión de una determinada realidad social. Esto es lo que supieron ver la generación del Ateneo.

El positivismo pretendió ser algo realizable y su realización, se supone, tenía que ser sobre todos los obstáculos que se le presentaran.

El ideal positivista es intocable mientras se quede en el terreno de lo ideal pero cuando se trató de hacer realizable había que enjuiciarlo.

Solo partiendo del supuesto de que una doctrina es algo ajeno al hombre, ajeno a su realidad histórica puede pensarse que una doctrina no es responsable de la realidad a que ha dado lugar.

El positivismo fue traído a México para resolver una serie de problemas sociales y políticos y no solamente para ser discutido teóricamente que por supuesto fue desconocido.

En esta interpretación habrá que separar las distintas expresiones desde la del conocedor de la doctrina, como Torres, que no vio en ella mas que

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una doctrina ideal, una utopía irrealizable, hasta la del político vividor que no vio en la doctrina otra cosa que la justificación de sus abusos. Hay que separar a los teóricos puros del positivismo de los educadores que, como Gabino Barreda trataron de adaptar la doctrina a las circunstancias mexicanas para solucionar problemas que estas suscitaban.

El positivismo en México no fue sino la expresión filosófica de una realidad ajena al positivismo como doctrina ideal. En esto tiene razón Torres: El positivismo como teoría no tiene nada que ver con el positivismo como practica.