el mundo rural latinoamericano y la nueva ruralidad - pérez

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NÓMADAS 180 * Profesora titular de la Pontificia Universidad Javeriana. Directora del Departamento de Desarrollo Rural y Regional de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la misma universidad. E-mail: [email protected] Es indudable la importancia del debate actual en Amé- rica Latina acerca de las nuevas concepciones del desarrollo rural. Se empieza a presentar una coincidencia en la ne- cesidad de darle a éste un enfoque territorial y a ello ha contribuido el aporte de la mirada de desarrollo rural de la Unión Europea, pero también la visión de “nueva ruralidad” que han venido planteando distintos estudiosos del continente, de manera especial en los últimos diez años. Aunque el mundo rural ha tenido grandes transforma- ciones, aún persisten en América Latina rezagos estructu- rales que impiden la incorporación de las áreas rurales y de sus pobladores a las dinámicas actuales del desarrollo los cuales son analizados en este artículo. The importance of a debate on new conceptions of ru- ral development in Latin America is indubitable. A coincidence on the need of a new regional approach to rural development is now appearing, founded on the view of European Community and also on the “new rurality” view, stated by several continental researchers, specially in the last ten years. Although great transformations have occurred in the rural world, old structures persist in Latin America, preventing the incorporation of new rural areas and its population to the current development dynamics analyzed in this article. Palabras clave: América Latina, nueva ruralidad, rezagos estructurales, desarrollo rural, desigualdad, pobreza rural, población rural. EL MUNDO RURAL LATINOAMERICANO Y LA NUEVA RURALIDAD Edelmira Pérez C. *

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Nueva ruralidad en América Latina

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Page 1: El Mundo Rural Latinoamericano y La Nueva Ruralidad - Pérez

NÓMADAS180

* Profesora titular de la Pontificia Universidad Javeriana. Directora del Departamento deDesarrollo Rural y Regional de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de lamisma universidad. E-mail: [email protected]

Es indudable la importancia del debate actual en Amé-rica Latina acerca de las nuevas concepciones del desarrollorural. Se empieza a presentar una coincidencia en la ne-cesidad de darle a éste un enfoque territorial y a ello hacontribuido el aporte de la mirada de desarrollo rural de laUnión Europea, pero también la visión de “nuevaruralidad” que han venido planteando distintos estudiososdel continente, de manera especial en los últimos diez años.

Aunque el mundo rural ha tenido grandes transforma-ciones, aún persisten en América Latina rezagos estructu-rales que impiden la incorporación de las áreas rurales y desus pobladores a las dinámicas actuales del desarrollo loscuales son analizados en este artículo.

The importance of a debate on new conceptions of ru-ral development in Latin America is indubitable. Acoincidence on the need of a new regional approach torural development is now appearing, founded on the viewof European Community and also on the “new rurality”view, stated by several continental researchers, specially inthe last ten years.

Although great transformations have occurred in therural world, old structures persist in Latin America,preventing the incorporation of new rural areas and itspopulation to the current development dynamics analyzedin this article.

Palabras clave: América Latina, nueva ruralidad, rezagosestructurales, desarrollo rural, desigualdad, pobreza rural,población rural.

EL MUNDO RURALLATINOAMERICANO Y LA

NUEVA RURALIDAD

Edelmira Pérez C.*

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181NÓMADAS

Introducción

En los últimos años se ha forta-lecido el debate acerca de lo que esel mundo rural. Los diferentes enfo-ques conducen a construir una nue-va visión que modifique la imagenque lo asocia sólo con lo agrícola. Hoyen día, el mundo rural se ve como elámbito en el cual se desa-rrollan múltiples activida-des económicas y sociales,a partir de los recursos na-turales y de los diferentespobladores que allí se en-cuentran. Actividades li-gadas a procesos deagroindustrialización, tu-rismo, agroforestería, pes-ca, explotaciones minerasy elaboración de artesanías,son apenas algunos ejem-plos de la gran variedad deactividades económicas,que no eran claramentereconocidas por la visiónsectorial sobre el mundorural.

Por otra parte, éstesiempre se ha planteadocomo lo aislado, lo atra-sado, lo despoblado y, entodo caso, lo antagónicoa lo urbano, lo desarrolla-do y, por ende, lo desea-ble para la mayoría de lapoblación, pues ello sig-nifica el progreso.

Distintos modelos dedesarrollo desde la segunda mitaddel siglo pasado impulsaron esta mi-rada, lo que condujo a la migraciónmasiva campo-ciudad. Los efectosson ahora visibles en Colombia y, engeneral, en América Latina, con laproliferación de grandes y medianasciudades densamente pobladas, in-

capaces de satisfacer las demandasde servicios y bienestar social querequieren sus pobladores y que vi-ven en condiciones de pobreza e in-digencia, en cifras alarmantes puessobrepasan el 70% de la totalidad delos habitantes, en casi todos los paí-ses de la región. Esos habitantes deorigen rural siguen dependiendo, en

gran medida y diferentes formas, derecursos provenientes del espacioque ocupa.

Los límites que separan lo ruralde lo urbano son, cada vez, más difu-sos. En el mundo globalizado el abas-tecimiento alimentario de los

pobladores urbanos no depende sólode la producción agrícola y pecuariacircunvecina sino de relaciones demercado mucho más complejas.

Al espacio rural se le hanasignado –o reconocido– nuevasfunciones, que contribuyen al de-bilitamiento de las fronteras entre

lo rural y lo urbano y másbien se llama la atenciónsobre la necesidad de ana-lizar mejor el sentido delas interacciones entreambos espacios. “Bajo elempuje de nuevas funcio-nes de las áreas rurales, lavieja dicotomía entre cam-po y ciudad ha dejado detener sentido. Como con-secuencia, muchos inves-tigadores sociales handejado de prestarle aten-ción al asunto, esfor-zándose los demás enencontrarle sentido a loque se reconoce ya como“nuevas ruralidades” ointeracciones rural-urba-no” (Link, 2001, p. 37).

Antes de ver cuálesson los aportes de la teo-ría de la nueva ruralidad,es importante hacer unadescripción de lo que es hoyel mundo rural latinoame-ricano, haciendo énfasis enalgunos de los aspectos quese considera mantienen re-zagado el desarrollo de las

áreas rurales del continente.

El mundo rurallatinoamericano1

En los comienzos del siglo XXIel mundo rural latinoamericano se

Óscar Muñoz (Colombia, 1951)

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caracteriza por tener grandesconcentraciones urbanas y baja den-sidad rural, baja calidad de la infra-estructura y escasa conectividad,concentración de la riqueza e incre-mento de la pobreza, desigualdad enla tenencia y acceso a la tierra, granpeso de la agricultura en la econo-mía general de la región, enfoquesectorial de las políticas y programasde desarrollo rural, y sobreex-plotación y mal uso de los recursosnaturales.

1. Grandes concentracionesurbanas y baja densidad rural

Uno de los resultados del mo-delo de industrialización, en casitoda la región latinoamericana, fuela conformación de grandes con-centraciones urbanas alimentadaspor la migración masiva del campoa la ciudad. América Latina es laúnica región del denominado Ter-cer Mundo en donde el número dehabitantes urbanos es mayor que elde los habitantes rurales. Mientrasen Africa y Asia el porcentaje deesta población en el 2000 era de62.7 y 62.3, respectivamente, enAmérica Latina era de 23.5, infe-rior a la de Europa 24.8 y muy si-milar a América del Norte con22.5.

De los 3313 millones de pobla-dores rurales del mundo, AméricaLatina tiene sólo 123. En la mayo-ría de los países la tendencia es a ladisminución del porcentaje, aun-que en términos absolutos la pobla-ción del área sigue creciendo,debido a las altas tasas de natalidadrural.

América Latina se caracterizapor tener muy baja densidad depoblación y vastos territorios va-

cíos. Hay 21 habitantes por km2 y losextremos son El Salvador con 257 yHaití con 6. Las densidades de po-blación dispersa son aún más bajas:Argentina tiene 1.7 habitantes porkm2, Bolivia y Uruguay 2.9, Chile3.1, Venezuela 3.4 y Brasil 4.4. Enestos países se presenta un gran des-equilibrio en la distribución de lapoblación, pues a la vez que se pre-sentan esas bajas densidades en po-blaciones dispersas, la mayoría de lapoblación se concentra en ciudadescon más de un millón de habitantes(Dirven, 2002).

Más o menos el 40% del totalde población del continente vivedisperso o en localidades muy pe-queñas, es decir con menos de dosmil habitantes. En Colombia, porejemplo, unas 650 cabeceras mu-nicipales, de las 1.098 que tiene elpaís, entran en esta categoría. Re-pública Dominicana, Ecuador,Panamá, Bolivia, Nicaragua, Para-guay, El Salvador, Costa Rica, Hon-duras, Guatemala y Haití, tienenentre un 40% y un 75% de su po-blación en este tipo de localidades.En cambio en Uruguay, Argentinay Brasil más del 50% de la pobla-ción vive en ciudades de más de unmillón de habitantes (Dirven,2002).

El proceso de urbanización y con-centración de la población, en gran-des ciudades, en América Latina hasido rápido, con poca planificación yha generado muchas consecuenciasnegativas tanto para el mundo ruralcomo para el urbano.

Muchos países concentran en sucapital casi la mitad de su poblacióncomo el Perú, por ejemplo. Perotambién México, Argentina, Boli-via, Chile, Honduras y El Salvador

pueden mencionarse acá. Otros paí-ses como Brasil y Colombia, entreotros, además de la capital han im-pulsado el crecimiento de grandesciudades densamente pobladas.

Las ciudades grandes y media-nas de América Latina concentrangran parte de los servicios, en es-pecial los de calidad. Pero aunquehay una buena oferta de los mismos,la mayoría de la población, quevive en condiciones de pobreza yde indigencia, no tiene acceso aellos. Gran parte de esa poblaciónpobre es de origen rural y, así, con-tinúa siendo excluída, a pesar dehaber abandonado el campo.

La migración campo-ciudad si-gue siendo alta en América Latinacomo consecuencia del modelo dedesarrollo vigente y agravada, enalgunos países, por catástrofes na-turales (inundaciones, sequías,terremotos) o por problemas de vio-lencia e inestabilidad política, comoes el caso de El Salvador, Nicaragua,Guatemala, Colombia, Bolivia, Perú,Ecuador y Venezuela, entre otros.Fenómenos como el narcotráfico y lapermanencia de los cultivos ilícitosen la región han producido despla-zamientos forzados de los poblado-res rurales, de lo cual es un claroejemplo Colombia, que registra ci-fras cercanas a los tres millones dedesplazados por causa de la violen-cia, en los últimos años.

2. Baja calidad de lainfraestructura y escasaconectividad

En la mayoría de los países delcontinente persisten las deficienciasen disponibilidad, adecuación ycalidad de la infraestructura y laconectividad. En estas condiciones

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el acceso a los mercados y a los bie-nes y servicios públicos en generales bastante difícil para una gran par-te de los habitantes rurales y por tan-to sus posibilidades de desarrollosiguen en desventaja con las de loshabitantes urbanos.

Hay una enorme dife-rencia entre los paísesdesarrollados y nuestrocontinente en la disponi-bilidad de kilómetros decarreteras, vías pavimen-tadas y ferrovías. Esta di-ferencia es denominadapor Martine Dirven (Dir-ven, 2002) como “distan-cia económica”.

Aunque no se tiene eldato de carreteras pavi-mentadas en Europa, eltipo de vías, su calidad yla frecuencia del transpor-te, permite el acceso aprácticamente la totali-dad de las zonas de la re-gión, aunque persistenalgunas dificultades en laszonas de montaña, enespecial en los países másrecientemente incorpora-dos a la Unión Europea.Así mismo, la red de ferro-carriles tiene un muy buennivel de desarrollo, aun-que hace falta la moder-nización de vías y unamayor cobertura en los paí-ses a los que se hizo refe-rencia anteriormente.

Es enorme la diferencia que hayen la disponibilidad de vías de ca-rretera entre Europa y cualquier paísde América Latina, pues al compa-rar los datos se puede apreciar quesolo algunos países de América Cen-

tral están cercanos a los países euro-peos que tienen el más bajo númerode kilómetros de carretera por cada1000 km2. Sin embargo, es importan-te destacar que esos países de Amé-rica Central sólo tienen en promedioun 15% de vías pavimentadas. Aún

los países supuestamente más desa-rrollados en América Latina comoBrasil, Chile, México, Uruguay y Ar-gentina, no alcanzan a tener una dis-ponibilidad de red camineramedianamente comparable con laeuropea.

Es más crítica aún la relación dered de ferrocarriles por 1000 km2,pues el país que más kilómetros tie-ne, que es Cuba, dispone de 43.7,dato sólo comparable con los últimospaíses incorporados a la Unión Eu-ropea. La otra diferencia es que en

esos países los fondos es-tructurales están haciendograndes inversiones enampliación, adecuación ymodernización de vías fé-rreas, mientras que enAmérica Latina este tipode inversiones casi noexiste. El gobierno de Co-lombia, a finales de febre-ro de 2004, tomó ladecisión de invertir recur-sos en la adecuación de2500 kilómetros de carre-teras secundarias, para tra-tar de disminuir lasdeficiencias de la red ca-minera y adecuarse a lasexigencias de la incorpo-ración del país al ALCA.

Otro de los indica-dores para medir la dis-tancia económica entrepaíses es el de la dispo-nibilidad de líneas tele-fónicas por cada 1000habitantes y aquí las di-ferencias entre Europa yAmérica Latina son aúnmás dramáticas. El paíscon mayor disponibilidadde líneas telefónicas enAmérica Latina apenassobrepasa la mitad del

que menos tiene en la Unión Euro-pea. En el área andina las mayorestasas de líneas telefónicas las tienenColombia, Venezuela, Ecuador y lamenor la tiene Paraguay. En los paí-ses del MERCOSUR las tasas sonmás altas y allí Uruguay ocupa el

Óscar Muñoz, s.t., carboncillo, 1979

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primer lugar con 278 líneas por cadacien mil habitantes pero, ademáscabe señalar que Argentina pasó de93 a 213 entre 1990 y el 2000.

Por su parte, el número desuscriptores a teléfonos celularespor cada cien mil habitantes, en lacomunidad andina, no supera lasdos cifras con excepción de Vene-zuela con 217; mientras Bolivia tie-ne 70; Colombia 53; Perú 50 yEcuador 38. En los países delMERCOSUR la proporción es másalta con más de 132 suscriptorespor cada cien mil habitantes.

Hay múltiples estudios que mues-tran que una gran proporción de laslíneas telefónicas en América Latinase utiliza sólo como comunicaciónprivada y hay vastas regiones en don-de aún es imposible el acceso aInternet y a telefonía celular, lo cuallimita las posibilidades de conec-tividad en todos los sentidos, pero demanera especial la conexión a mer-cados y el acceso a tecnología e in-formación.

La baja calidad de la infraes-tructura, a todos los niveles, y laescasa conectividad dificulta el ac-ceso y la competencia en los mer-cados e impide la incorporación devastas zonas del territorio a proce-sos productivos eficientes.

3. Concentración de la riquezae incremento de la pobreza

Una de las características máspreocupantes del sector rural lati-noamericano es la creciente po-breza y la profundización de lasdesigualdades económicas y socia-les. Según recientes estudios delBanco Mundial y de la CEPAL, lapobreza del sector ha aumentado en

los últimos años y, sobre todo, hatenido una mayor incidencia enciertos sectores de la poblacióncomo son los indígenas, mayores deedad y mujeres cabeza de familia.Mientras en 1980, el 54% de loshogares rurales eran pobres y el28% estaban en situación de indi-gencia, para 1997 el porcentaje dehogares pobres se mantenía y el deindigentes se ubicó en un 31% (Da-vid, Morales y Rodríguez, 2001).Esto significa que para 1980, 73 mi-llones de los habitantes rurales delcontinente eran pobres, de los cua-les casi 40 millones eran indigentes,cifra que aumentó, hacia 1997, a 78y 47 millones, respectivamente(Echeverri y Ribero, 2002). De lospobres rurales, 47 millones son peque-ños productores y el resto son trabaja-dores sin tierra, indígenas o miembrosde otros grupos minoritarios.

Pero uno de los elementos máscontrastantes frente al tema de lapobreza en la región es el de la granconcentración de ingresos en po-cas manos, pues el 5% de quienesreciben los mayores ingresos per-cibe 75 veces más de ingreso, enpromedio, que el 5% de los que tie-nen menores ingresos. El nuevomodelo de desarrollo en vez decorregir estas desigualdades hacontribuido a su reforzamientopues según los resultados de un es-tudio presentado por el BancoMundial en febrero del 2004 laconcentración del ingreso en laregión no solo se ha mantenidosino que en algunos de los paísesse ha incrementado. Tal es el casode Argentina, Uruguay y Venezue-la; Brasil experimentó una levemejoría, pero tal estudio la consi-dera significativa. México tambiénparece haber mejorado un poco lasituación.

En Colombia el 10% más rico dela población percibe 30 veces el in-greso del 10% más pobre. Y la po-breza rural asociada a la variableingreso, muestra que cerca del79.7% de la población rural no re-cibe ingresos suficientes para unacanasta familiar mínima y, por tan-to, se sitúa por debajo de la líneade pobreza. El 45.9% de la pobla-ción pobre rural se ubica en la ca-tegoría de indigente, es decir, enpobreza extrema (Contraloría Ge-neral de la República, 2002).

Según el Banco Mundial “Amé-rica Latina es altamente desigual encuanto ingresos y también en elacceso a servicios como educación,salud, agua y electricidad; persistenademás enormes disparidades entérminos de participación, bienes yoportunidades. Esta situación frenael ritmo de la reducción de la po-breza y mina el proceso de desarro-llo en sí”2

Según esta misma fuente, eldecil más rico de la población deAmérica Latina y el Caribe se que-da con el 48% del ingreso total,mientras el decil más pobre sólo re-cibe el 1.6%. Así mismo el estudiomuestra que la desigualdad enAmérica Latina y el Caribe fue su-perior en 10 puntos respecto a Asia;en 17.5 puntos respecto de los 30países de la OCDE y en 20.4 pun-tos respecto de Europa Oriental.

Por otra parte, la pobreza y ladesigualdad en la región tienenotros sesgos como son la raza, laetnia y el género. Las comunida-des indígenas y las afrolatinas vi-ven “en considerable desventajarespecto de los blancos”. Hay su-ficientes evidencias de esto enpaíses como Brasil, Guyana, Gua-

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temala, Bolivia, Chile, México yPerú. La única variable que presentauna cierta mejoría es la de génerosi se mira lo relativo a ingresos ylogros educacionales.

La persistencia de la desigual-dad y el aumento de la pobreza sonfactores que frenan las posibilidadesde desarrollo y esto es másevidente en el mundo ru-ral.

4. Desigualdaden la tenencia yacceso a la tierra

Los países de AméricaLatina y el Caribe han re-gistrado, históricamente,los índices de concentra-ción de la tierra más altosdel mundo. Paraguay, Chi-le, México, Argentina,Brasil, Costa Rica, El Sal-vador, Panamá, Perú y Ve-nezuela tienen los índicesmás altos, ubicados entre0.80 y más de 0.90. Por suparte, Honduras, Colom-bia, Jamaica, Puerto Rico,República Dominicana yUruguay tienen índicesentre 0.66 y 0.80 (Vercuadro 1).

Colombia es un claroejemplo de la ineficaciade las reformas agrariasemprendidas a finales dela década de los setentaen el continente. No seha producido la redis-tribución equitativa de latierra, sino que la concentración dela propiedad es cada vez mayor, de-bido a la recomposición del latifun-dio ganadero y a la compra detierras por parte de los narcotra-

ficantes y los grupos armados ilega-les. En gran medida el conflictoarmado en Colombia tiene su ori-gen y permanencia en procesos delucha por la tierra, en especial enalgunas regiones del país. El des-plazamiento forzado de campesinosy propietarios rurales es apenas unamanifestación de este fenómeno.

El minifundio tiene, aún, granimportancia, y hay departamentoscomo Boyacá y Cauca, en donde eltamaño promedio de los predios pe-queños es de 2 y 3 hectáreas, res-

pectivamente (Pérez, et al., 1999).La inequidad no es sólo en cuanto ala tenencia, sino de manera espe-cial al acceso a la tierra, por la im-posibilidad de obtener recursosfinancieros que faciliten a los agri-cultores sin tierra y a pequeños ymedianos propietarios la participa-ción en el “mercado de tierras”.

Aunque las mujeres par-ticipan en actividadesagrícolas y pecuarias, aúnno hay suficientes meca-nismos que les faciliten elacceso a los diferentes re-cursos productivos, en es-pecial a la tierra.

5. Gran peso de laagricultura en laeconomía generalde la región

En América Latina elsector agroalimentario re-presenta más del 25% delproducto regional y del40% de las exportacionesen los distintos países, se-gún el BID. El aporte dela agricultura al PIB con-tinental es de un 3%, peromaneja cerca de una ter-cera parte del sistemaagroalimentario y agroin-dustrial del mundo, segúnestimaciones del IICA.Para muchos países elaporte de la agricultura alPIB es muy superior al 3%.Por ejemplo, el sectoragropecuario en Colombiagenera el 18% del PIB to-tal; en América Central

en su conjunto es de 16.6%; en laComunidad Andina es 9.2%; en elCono Sur 6.2%; en Brasil 9.4% yMéxico 4.6% (datos de 1999, toma-dos de CEPAL, 2001).

Óscar Muñoz, s.t., carboncillo, 1979

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En Colombia la agricultura tie-ne un peso importante en el valorde la producción agropecuaria, 64%en el período 1970 - 1997. Hastaprincipios de los noventa, el áreadedicada a la agricultura presentóun crecimiento continuo, pero en-tre el 1991 y el 1998 las áreas dedi-cadas a cultivos transitorios (maíz,sorgo, cebada, trigo y oleaginosas deciclo corto) disminuyeron en más de875.000 has., mientras que las áreasdedicadas a cultivos permanentes,sin incluir café, aumentaron en293.000 has. (Pérez, et al., 2000).

El área y la producción cafete-ra han sufrido, igualmente, unaconsiderable merma a partir de losaños noventa, debido a problemasfitosanitarios, pero muy especial-

mente, a la baja en los precios in-ternacionales y a la ruptura delpacto internacional del café en1989. A finales del 2003 el sec-tor agrícola presentó un leverepunte, pero es difícil predecir sucontinuidad.

Es así como la agricultura enAmérica Latina aún tiene un pesosignificativo en la economía regio-nal. Esto contrasta con la actualUnión Europea, en donde tan sóloun 2.4% del PIB proviene de la pro-ducción agrícola3.

Por otra parte, la agricultura si-gue siendo la actividad económicaque genera mayor empleo en lospaíses pobres, tal como puede apre-ciarse en el cuadro 2.

La población económicamenteactiva (PEA) agrícola es de unos 41millones de trabajadores, la cual, en1990, equivalía al 26% del total dela PEA. En la actualidad, mirandoen conjunto a América Latina y elCaribe, el 22% de los trabajadoresse dedican a la agricultura, cifra quecontrasta con la participación sec-torial de tan sólo un 9% del PIB(Cruz, 2002).

Según algunos analistas, la ten-dencia de la agricultura en el con-tinente es hacia la disminución desu importancia, tanto en términos deempleo como de producción, y esti-man que para el año 2010 la PEAagrícola descenderá a un 16%, mien-tras que la PEA rural aumentará(Cruz, 2002).

Países Década de setenta Década del ochenta Década del noventa Argentina Nd 0.83 (88) Nd Brasil 0.84 (70) 0.85 (85) 0.81 (96) Chile 0.92 (75) Nd 0.92 (97) Colombia 0.86 (71) 0.79 (88) 0.79 (97) Costa Rica 0.81 (73) 0.80 (84) Nd

Ecuador 0.81 (74) Nd Nd

El Salvador 0.80 (71) Nd Nd Honduras 0.71 (74) Nd 0.66 (93) Jamaica 0.79 (69) Nd Nd México 0.93 (70) Nd Nd Panamá 0.77 (71) 0.83 (80) 0.85 (90) Paraguay Nd 0.93 (81) 0.93 (91) Perú 0.88 (72) Nd 0.86 (94) Puerto Rico 0.76 (70) 0.77 (87) Nd República Dominicana 0.78 (70) 0.73 (81) Nd Uruguay 0.81 (70) 0.80 (80) 0.76 (90) Venezuela 0.90 (70) 0.89 (85) Nd

Fuente: Unidad de Desarrollo Agrícola de la CEPAL, citado por David, Morales y Rodríguez, 2001. Nota: nd à no hay dato. El número entre paréntesis corresponde al año del índice para cada país.

Cuadro 1Índices de concentración de la tierra en América Latina y El Caribe. Décadas 70, 80 y 90

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187NÓMADAS

Ya a mediados de los noventa un30% de la PEA rural se dedicaba aactividades de comercio, servicio yotras no vinculadas directamente ala agricultura, siguiendo las tenden-cias del mundo rural en los paísesdesarrollados (Dirven, 1997, citadapor Cruz, 2002).

El fenómeno del desempleo esmuy importante en el continente yel desempleo rural ocupa un lugarpreponderante. En los últimos añosse han disparado las cifras de de-sempleo en varios países del conti-nente, como es el caso de Argentinay Colombia, en donde ha alcanzadola cifra del 17% (febrero de 2004).“Pero sobre todo se han producidotransformaciones muy grandes en eltipo de empleo, en la seguridad la-boral, en las migraciones nacionalesy transnacionales, en búsqueda deingresos, y en varios países de la re-gión se están produciendo fenóme-nos de desplazamiento forzado porproblemas de violencia en el sectorrural (Nicaragua, El Salvador, Boli-via, Colombia, por ejemplo). Además,fenómenos naturales, como los delNiño y la Niña, terremotos, inunda-ciones y sequías en varios países, hantenido grandes impactos en la pobla-ción, en las áreas físicas y en la pro-ducción en el área rural de los países

latinoamericanos. Para citar sólo al-gunos de los más recientes como losocurridos en Perú, Argentina, Hon-duras, Venezuela, Colombia y Méxi-co, entre otros” (Pérez, 2002).

La pérdida de importancia dela agricultura se puede apreciar conla caída de los precios internacio-nales de los productos agrícolas,debido a los efectos de los proce-sos de industrialización, la revolu-ción verde y factores complejos depolítica y de mercado. Pero, sobretodo, las políticas de subsidios a laagricultura, tanto a la produccióncomo a la exportación, que aplicanlos países desarrollados.

“Un estudio de USDA elabora-do en el año 2001 determinó quelos aranceles y subsidios de los paí-ses desarrollados deprimen los pre-cios agrícolas hasta en un 12% ycontribuyen en conjunto con casi el80% de las distorsiones del comer-cio mundial. Estas políticas permitenque los productores nacionales ven-dan a precios más bajos que los queserían económicamente viables sindicho apoyo, así como el que pro-ductores con menores ventajascompetitivas y mayores costos perma-nezcan en el mercado internacional”(Gordillo, 2003).

Los subsidios aumentan las rela-ciones asimétricas entre países desa-rrollados y en desarrollo pues “...colocan en el mercado productos aprecios inferiores a los que podríanofrecerse si los subsidios no existie-sen, con lo que se impide el creci-miento de las exportaciones de lospaíses en desarrollo...” (Gordillo,2003).

Por otra parte, los países pobrestienen cada vez mayores dificulta-des para colocar sus productosagrícolas en los mercados interna-cionales, especialmente los produc-tos alimenticios, “para el año 2000,el apoyo a los productos en los paí-ses de la OCDE alcanzó los 245.000millones de dólares, cifra que llegaa los 327.000 millones si se inclu-yen las transferencias a la agricul-tura de carácter más general (FAO,2000). Ello significa que las nacio-nes más prósperas favorecen a suproducción casi hasta con mil mi-llones de dólares cada día” (Gor-dillo, 2003).

Este mismo autor señala, basa-do en un estudio de la USDA, que“si se eliminasen todos los arance-les y subsidios a la producción y ala exportación, en el corto plazose produciría un aumento de 31.000

Cuadro 2Población activa mundial. 1995 (millones de personas)

Agricultura Servicios Industria Desempleado

PAÍSES CON ALTOS INGRESOS 20 220 110 30PAÍSES CON INGRESOS MEDIOS 210 250 170 50PAÍSES CON INGRESOS BAJOS 800 470 200 50

TOTAL MUNDIAL 1030 940 480 130

Fuente: Naciones Unidas. World Urbanizations Prospects. The 1994 Revisión. En: Habitat 1997. Citado por Forero, J. (2002).

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NÓMADAS188

millones de dólares al año en elingreso mundial, el cual sería cap-tado en 92% por los países desarro-llados y en sólo 8% por los países endesarrollo” (Gordillo, 2003).

Vale la pena, entonces, reflexio-nar sobre el papel de la agriculturaen la nueva ruralidad y las diferen-cias que se dan con las políticasrurales en los dos continentes.

6. Enfoque sectorial de laspolíticas y programas dedesarrollo rural

En general las políticas, planesy programas de desarrollo rural, enAmérica Latina tienen un sesgo sec-torial, agrarista o están orientadashacia la mitigación de la pobrezarural. Este sesgo agrarista ha impe-dido que se asuma el desarrollo ru-ral con una visión de territorio yque se consideren todas las activi-dades económicas que se desarro-llan en el mundo rural. Así mismo

“hacen caso omiso del alto grado deheterogeneidad que caracteriza a lassociedades rurales, al mundo de lapobreza, de la pequeña agriculturay de la pequeña empresa rural noagrícola, y por lo tanto, a la necesi-dad de políticas diferenciadas, quesólo recientemente y de manera muyparcial han empezado a ser adopta-das de manera explícita por algunospaíses de la región” (Schejtman yBerdegué, 2003).

Este enfoque no permite ver laimportancia del trabajo rural noagrícola, que cada vez cobra másimportancia en la región y de ellohay pruebas evidentes en Colom-bia. Tampoco reconoce la impor-tancia que tiene en la actualidad laincorporación de las mujeres almercado laboral. “En el mundo ru-ral de hoy las relaciones de génerose están transformando. Ahora sehace más visible la participación delas mujeres en las actividades pro-ductivas y en la toma de decisio-

nes relacionadas con las mismas. Lapresencia de las mujeres en la agri-cultura y ganadería es mayor y mu-cho más visible hoy que antes”(Farah y Pérez, 2003).

Por otra parte, tampoco presen-ta suficientes alternativas paracorregir las fallas del mercado, es-pecialmente para los pequeños ymedianos productores y sólo plan-tea proyectos de mitigación de lapobreza que, finalmente, sólo con-tribuyen a reproducirla. En muchoscasos, la dimensión institucionalqueda reducida a aspectos relacio-nados con la organización y funcio-nes del sector público y, sobre todo,de los ministerios de agricultura yde las agencias de desarrollo rural(Schejtman y Berdegué, 2003).

“Finalmente, las políticas secto-riales al discriminar en contra de losbienes no transables no permitieroncrear las condiciones necesariaspara que, a través de la moderniza-

Óscar Muñoz, inquilinato, tríptico, carboncillo/papel, 1976

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ción de una gran variedad de cul-tivos y actividades que se adelanta-ban en condiciones tradicionales detecnología y mercado por parte dela pequeña producción campesina,se hubiera logrado impulsar un cre-cimiento endógeno, no sólo secto-rial, sino del resto de la economía através de sus vínculos y eslabona-mientos intersectoriales” (Ministe-rio de Agricultura y DesarrolloRural, 2001).

7. Sobreexplotación y mal usode los recursos naturales

Los enfoques productivistas dela agricultura han traído consecuen-cias nefastas para los recursosnaturales. “La agricultura de expor-tación, al igual que la de sustitu-ción de importaciones, contribuyóal deterioro ambiental, aunque porcausas distintas. A diferencia deesta última, aquella guarda corres-pondencia entre la aptitud de losrecursos y el tipo de cultivos, y,además, el vínculo a largo plazoinduce a los productores a neutra-lizar tan solo aquellos efectos am-bientales que, a la larga, reducenla rentabilidad privada, pero, porfalta de normas que internalicen loscostos ambientales sociales, no pro-curan corregir los daños ambienta-les que trascienden sus interesesparticulares”.

“En forma semejante a la agri-cultura de exportación, el desarro-llo de los cultivos no transables,caracterizado por su amplia diversi-dad, se vio favorecido por su adap-tabilidad a las diferentes condicionesagroecológicas propias de la geogra-fía nacional y se sustentó en sistemasde producción integrados que miti-gan el impacto ambiental de la pro-ducción. Sin embargo, el insuficiente

acceso a la tierra por parte de los pro-ductores vinculados a dichos culti-vos, dada su situación de pobreza,provocó la sobreexplotación de losrecursos naturales, con la consecuen-te degradación que alimenta la di-námica de la pobreza” (Ministerio deAgricultura y Desarrollo Rural, 2001).

La sobreexplotación de ciertasáreas, el uso indiscriminado de pa-quetes tecnológicos con fuertescomponentes agroquímicos, la ex-pansión de la frontera agrícola acosta del devastamiento de las re-giones selváticas y los bosquesinterandinos y el uso inadecuadode las fuentes de agua son apenasalgunos de los problemas ambien-tales de la larga lista que se podríahacer como efecto de la visión dedesarrollo rural sectorial.

Los procesos de expansión delos cultivos ilícitos dan cuenta dela desaparición de miles de hectá-reas de bosques y de graves efectosde contaminación, tanto por el usode productos químicos para el de-sarrollo de los cultivos como paralos procesos de transformación, enlos laboratorios que producen pas-ta de coca y heroína. Pero más gra-ve aún es la fumigación masiva deestos cultivos para controlar su exis-tencia y expansión, que ha llevadoa gobiernos, como el de Colombia,a autorizar el uso de glifosato aúnen los parques naturales y zonas dereserva con la consecuente pérdi-da de biodiversidad y contamina-ción de fuentes de agua.

En varios países de la región hanavanzado los problemas de deserti-ficación y el acceso al agua empiezaa generar conflictos entre comunida-des. Así mismo, el modelo de desa-rrollo actual ha conducido a muchos

productores rurales a abandonar laagricultura y a aumentar el área deterrenos dedicados a la ganadería entierras no aptas para esta actividad.Este fenómeno se presenta aún enpredios de minifundio en muchosdepartamentos de Colombia.

La agricultura productivistatambién ha llevado al desarrollomasivo de los cultivos de produc-tos genéticamente modificados, locual representa una amenaza parala sobrevivencia de la biodiversi-dad vegetal y la preservación desemillas y germoplasma.

La nueva ruralidad ysus aportes a la visióndel mundo rural

El concepto de lo rural ha idocambiando de una manera muy rá-pida tanto en Europa como en Amé-rica Latina. En uno y otro continentese habla de “nueva ruralidad” peroeste término ha cobrado mayor fuer-za en América Latina, desde el ini-cio de la década del noventa.

Pero no solo ha cambiado el con-cepto. El mundo rural se ha trans-formado en Europa de una maneraradical en las últimas décadas. Elcambio tecnológico, la disminucióndel número de explotaciones agrí-colas y el aumento de su tamaño, lacaída de la ocupación agrícola; enfin la modernización de la agricul-tura, la ruptura del latifundio y elcambio de ocupación de los agricul-tores pobres o su migración definiti-va, son factores muy importantes enese proceso de transformación. Porotra parte “la profundidad de los pro-cesos de cambio rural en Europa seexplica sobre todo por su articula-ción, con el proceso general de de-

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sarrollo” (Pérez A., Caballero J.M.2003).

Estos mismos autores señalantres circunstancias de gran impor-tancia para el cambio rural en Eu-ropa, que no estuvieron presentesen la misma medida en AméricaLatina, y ellos son:

- Gran demanda de mano deobra por la industria y losservicios.

- Bajas tasas de crecimiento dela población.

- Disponibilidad de cuantio-sos recursos para inversiónaportados por la Unión Eu-ropea, de los cuales un buenporcentaje se destinaron almedio rural.

Se mejoraron, entonces, los ser-vicios sociales, se diversificaron lasactividades económicas, se facilitóel desarrollo de la infraestructurarural, se modernizaron las explota-ciones agrícolas, se aumentó la can-tidad y calidad de los servicios parael medio rural, en general se mejo-raron las condiciones para la diver-sificación productiva y la agriculturapasó a ser un componente minori-tario del ingreso rural.

Por otra parte, se amplió el mercadoconsumidor de productos agroin-dustriales y de servicios ofrecidos porel medio rural, entre los que se inclu-yen los ambientales, recreativos, tu-rísticos, de segunda residencia, entreotros, generando una nueva dinámi-ca para la economía rural.

En América Latina también sehan producido en el mismo perío-do importantes cambios en el mediorural pero con diferencias muy mar-cadas por países y regiones.

La agricultura sigue siendo unaactividad muy importante, en mu-chos de los países del área, comogeneradora de ingresos y de ocupa-ción de buena parte de la pobla-ción rural, que como veremos másadelante, sigue siendo significativay crece en términos absolutos aun-que disminuye en términos relati-vos. Los procesos de modernización,con contadas excepciones, han sidolentos o inexistentes. La articulaciónal mercado internacional ha estadomarcada por las asimetrías, cada vezmás grandes, entre países pobres yricos y la era de la globalización yel libre mercado ha impactado demanera negativa a los agricultoresde muchos de los países latinoame-ricanos.

Complejos procesos políticos,económicos y sociales han afectadoal continente en los últimos años ymantienen lejanas las posibilidadesde que el desarrollo rural garanticea los pobladores rurales unas condi-ciones de vida al menos semejantesa las de los pobladores urbanos.

Ese cambio en la concepcióndel mundo rural ha estado anima-do por el debate de los académicosy especialistas en desarrollo ruralsobre la vieja y nueva ruralidad, yse ha acudido a la sociología ruraly a la sociología agrícola, comocorriente muy importante en Amé-rica del Norte, para tratar de ex-plicar si la dicotomía urbano - ruralcon equivalencia entre lo atrasadoy el progreso ha llegado a su fin ypor lo tanto ha desaparecido comoobjeto de la sociología rural4.

“El sincronismo en el surgimien-to de las nociones de multifun-cionalidad de la agricultura (MFA)en Europa y de nueva ruralidad (NR)

en América Latina es notable.Elaboradas en contextos socio-económicos diferentes ambas se de-sarrollaron progresivamente durantelos años 1990 como reacción a losmismos procesos relacionadas con laglobalización. (...) Curiosamente laMFA y la NR han llevado una vidaparalela. Aunque coinciden en quele atribuyen una atención particu-lar al desarrollo y a las actividadesde las zonas rurales y en que preten-den crear un marco renovado parala definición de políticas públicas enel campo rural, rara vez han sido con-frontadas en cuanto a su contenido,sus objetivos y los referenciales enlos que se fundamentan” (Bonnal,et al., 2003).

A pesar de la coincidencia en-tre los conceptos de MFA y NR, elprimero no es ni muy conocido nimuy aceptado en América Latina yel segundo tampoco lo es en Europa.

A partir de los años noventa seha escrito bastante sobre la nuevaruralidad en América Latina y sehan desarrollado encuentros inter-nacionales, que han propiciado sudiscusión y construcción. Aunquepersistan las posiciones unidiscipli-narias para mirar el mundo rural,cada vez se ve más claro que se vaabriendo paso una nueva perspec-tiva que permita una mejor com-prensión de su complejidad5.

La nueva ruralidad es, entonces,una visión interdisciplinaria delmundo rural, que toma en cuentalos aportes de la sociología rural yde la economía agraria, pero que vamás allá de la mirada de estas dosdisciplinas, que establecieron porseparado la actividad productiva yel comportamiento social de los po-bladores rurales. Pero, además, in-

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corpora elementos de la antropolo-gía, la historia, la geografía, labiología y las llamadas ciencias am-bientales, entre otras.

Los aportes hechos por los estu-diosos de la nueva ruralidad hancontribuido a disminuir el sesgo sec-torial dado al desarrollo rural y hanimpulsado el acercamiento al con-cepto del desarrollo rural te-rritorial que empieza a cogerfuerza en la literatura recien-te sobre el tema.

Otro de los puntos en don-de puede verse una contribu-ción de la nueva ruralidad esla ruptura de la dicotomía ur-bano - rural y en la búsquedade interrelaciones y vínculosmás complejos que los asigna-dos, hasta hace algún tiem-po, a los habitantes rurales yurbanos como productores yconsumidores de alimentos,respectivamente. Hoy en díase reconoce la enorme in-terdependencia entre un es-pacio y otro, tanto en lageneración de actividadesproductivas, de empleo, delugar de residencia, como deentrelazamiento y compleji-dad de las relaciones sociales,políticas y económicas.

La población rural ya noes sólo la población campesi-na, como solía aparecer entoda la literatura sobre el tema. Seha ampliado el espectro de poblaciónrural a todos los habitantes, aunqueno estén dedicados a la producciónagrícola. Es así como la nuevaruralidad reconoce a campesinos,mineros, pescadores, artesanos, em-presarios agrícolas y los dedicados alsector servicios. Se hace un recono-

cimiento explícito a los gruposétnicos y se incorpora la variable deequidad de género como elementofundamental, para entender e inter-venir en el mundo rural.

Fenómenos como las migracio-nes laborales internas en los países,intracontinentales y transcontinen-tales, aunque han sido recurrentes

en la historia de la humanidad, hoydan cuenta de una reestructuración,principalmente del mundo rural, tan-to en el mundo desarrollado comoen los países en desarrollo. Si a ellose suma el papel de las remesas nosólo en la economía general de lospaíses expulsores de mano de obra,sino también en la economía rural

en particular, podrían llegar a com-prenderse mejor algunas de las ra-zones de la supervivencia de laproducción campesina en varios paí-ses de la región.

Por otra parte, la nueva ruralidadhace énfasis en el concepto demultifuncionalidad del territorio yen el reconocimiento de la pluriac-

tividad y de la importanciade los ingresos extrapredialespara la preservación de laseconomías agrarias y el man-tenimiento de la poblaciónrural, para evitar el despobla-miento de estas áreas que haproducido graves problemasen los países desarrollados.

La desagrarización delmundo rural en la literaturasobre nueva ruralidad noimplica el desconocimientode la importancia de la ac-tividad productiva agrícolaen América Latina. Pero sída cuenta de las tendenciasmundiales sobre el tema yconsidera las evidencias yanotorias en el continente,como se verá más adelante.La caída de las exportacio-nes, del área de cultivos, delnúmero de las explotaciones,del empleo agrícola, sonapenas algunos de los indi-cadores de transformacionesmás profundas, que requie-ren análisis cuidadosos y ve-

rificaciones empíricas abundantes,para nutrir la formación de un cuer-po teórico más contundente.

La visión de la nueva ruralidad,como ya se ha dicho, no sólo pone elénfasis en la actividad productivasino que reconoce la trascendentalimportancia del manejo, uso y con-

Óscar Muñoz, s.t., dibujo a lápiz y carbón,

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Óscar Muñoz, Dos figuras, 70 x 100 cm, lápiz-carbón, 1975

servación de los recursos naturales,así como el reconocimiento de losservicios ambientales como una for-ma de dinamizar la economía de lasáreas rurales y construir un proyec-to de desarrollo más sostenible.Dentro de las nuevas funciones asig-nadas a los espacios agrarios estáprecisamente la conservación y ma-nejo de los recursos naturales comoparte de las actividades económicasque pueden ser desarrolladaspor la población rural. Así mis-mo, el reconocimiento del usodel paisaje natural como espa-cio para el ocio y para el logrode una mejor calidad de vida,es un elemento que ha cobra-do vigencia a partir de laredefinición de los conceptosde desarrollo rural y nuevaruralidad.

Se insiste, además, en lanecesidad de desarrollar tec-nologías en la agricultura queconduzcan a la recuperacióny mantenimiento de los sue-los, a un mejor uso del agua ya incentivar la agriculturalimpia, disminuyendo el usode contaminantes, lo cual nosolo repercute en el manejoadecuado de los recursos na-turales sino también en la sa-lud humana.

La institucionalidad, laparticipación y la construc-ción de planes y proyectos dedesarrollo rural de abajo ha-cia arriba son temas claros en laagenda de la nueva ruralidad, locual implica un papel diferente,para los distintos actores sociales, alasignado en la concepción de lo ru-ral como un tema sectorial de la eco-nomía. Todo ello conlleva cambiosprofundos desde el Estado, las insti-

tuciones y las personas, que requie-ren tiempos largos y decisiones polí-ticas complejas cuyos resultados solopueden verse y medirse en el me-diano y largo plazo.

La nueva ruralidad se asocia conprocesos de democratización localde mayor valoración de los recur-sos propios, tanto de los humanoscomo de los recursos naturales.

También implica la búsqueda de lasuperación de los conflictos socio-políticos que dificultan el avance yel bienestar general de las socieda-des rurales. Así mismo, plantea lanecesidad de concertación entre losdiferentes actores para la búsquedadel bien común e implica la valo-

ración o creación de mecanismos departicipación y control de los pro-cesos de desarrollo.

Otro de los aportes de la nuevaruralidad es la búsqueda de la reva-lorización de lo rural, rompiendo elmito de que lo rural solo representalo atrasado y lo no deseable en unavisión de progreso y desarrollo.

La persistencia de fenó-menos como la pobreza, laconcentración de la tenen-cia de la tierra y de los in-gresos, de la importancia dela agricultura y la depen-dencia de la exportación debienes primarios en el conti-nente latinoamericano, noimpide las transformacionesde las que hemos hablado yes por eso que creemos queestamos frente al desarrollode una nueva ruralidad enAmérica Latina.

Citas

1 Algunos apartes, cifras y datos quese toman acá son extraídos del capí-tulo 4 del libro El campo en la sociolo-gía actual: una perspectiva latinoame-ricana (ver Pérez y Farah, 2003).

2 (ver: http://wbln0018. world-bank.org/LAC/LAC.nsf/ECADocByUnid 2ndLanguage/4112F1114F594B4 B85256DB300 5DB262?Opendo cument).

3 (http://www.ucm. es/BUCM/cee/cjm/0101/Tillmansimposio.htm).

4 Varios autores han trabajado estetema, pero una buena síntesis se puedever en Gómez, Sergio (2002).

5 Ver Pérez y Sumpsi (2002); Gómez(2002); Echeverri y Ribero (2002); Pérez(2001); Pérez y Farah (2001); Maestríaen Desarrollo Rural (1994); IICA(2003) y diferentes trabajos presentadosen el Seminario Internacional “El mun-do rural: transformaciones y perspectivasa la luz de la nueva ruralidad” realizado

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entre el 15 y el 17 de octubre de 2003 enBogotá, Colombia.

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