el mito de la caverna

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EL MITO DE LA CAVERNA Ya Platón en el siglo IV antes de cristo, en su libro “La República”, describe a través de la metáfora: “El Mito de la Caverna”, en una manera profunda y genial, la importancia y esencia del origen de las discrepancias de la percepción en los seres humanos. Recordemos ahora dicha metáfora: Unos hombres que viven en un cuarto subterráneo, en una caverna cuya entrada está abierta hacia la luz en toda su anchura y con un largo acceso. Que todos se encuentran atados de cuello y piernas de manera que no pueden girar ni darse vuelta, y que únicamente pueden observar la pared del fondo de la caverna. Imaginémonos luego, que cerca de la entrada de la cueva existe un muro de la altura de una persona; que detrás de esta pared, que nadie conoce, caminan otros hombres cargando varias estatuas de madera, que representan muchos tipos de objetos; y que detrás de estos, arde encendida una hoguera. Además, que haya eco y que los hombres que pasan más allá del muro conversan, de modo que por efecto del eco retumban sus voces desde el fondo de la caverna. Si todo esto ocurre, aquellos prisioneros no podrían ver más que las sombras de las estatuas que se proyectan sobre el fondo y escuchar el eco de las voces de los hombres de afuera. Sin embargo, al no haber visto jamás otras cosas, creen que aquellas sombras constituyen la única y verdadera realidad, y también creen que las voces del eco son las voces producidas por aquellas sombras. Ahora bien, supongan que uno de estos prisioneros logra desatar las ataduras, le costará mucho acostumbrarse a la nueva visión que adquiera. Una vez acostumbrado, vería las estatuas moviéndose por encima del muro, y por detrás de ellas la luz del fuego; comprenderá que se trata de cosas mucho más verdaderas que las que antes podía ver y que ahora le resultan sombras. Alguien saca fuera de la caverna al prisionero, llevándole más allá del muro. Al principio, quedará deslumbrado por la gran luminosidad. Luego, al acostumbrarse, verá las cosas en si mismas y por último, primero reflejada en algo, y luego en sí misma, verá la luz del sol y comprenderá que éstas, y solo éstas, son las auténticas realidades y que la luz es causa de todas las demás cosas que existen. Platón, sin saberlo, describe a través de su metáfora a la sociedad de principios del siglo XXI, cuyos hombres y mujeres consideran sus ideas como verdades absolutas, sin cuestionar si sus conclusiones son reflejos o ecos de un mundo diferente del que perciben. Haciendo una analogía del Mito de la Caverna con las organizaciones actuales encontramos un increíble parecido, ya que las percepciones organizacionales giran alrededor de hechos observados en el pasado, mismos que resultan irrelevantes en la mayoría de los casos para las estrategias que acompañarán el éxito de la compañía, dada la inverosímil movilidad del mundo contemporáneo. Las realidades compartidas construidas por los prisioneros de la caverna, les impiden imaginar lo que en verdad existe afuera, y sólo hasta que lo observan,

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EL COMPORTAMIENTO HUMANO

EL MITO DE LA CAVERNA

Ya Platn en el siglo IV antes de cristo, en su libro La Repblica, describe a travs de la metfora: El Mito de la Caverna, en una manera profunda y genial, la importancia y esencia del origen de las discrepancias de la percepcin en los seres humanos.

Recordemos ahora dicha metfora: Unos hombres que viven en un cuarto subterrneo, en una caverna cuya entrada est abierta hacia la luz en toda su anchura y con un largo acceso. Que todos se encuentran atados de cuello y piernas de manera que no pueden girar ni darse vuelta, y que nicamente pueden observar la pared del fondo de la caverna. Imaginmonos luego, que cerca de la entrada de la cueva existe un muro de la altura de una persona; que detrs de esta pared, que nadie conoce, caminan otros hombres cargando varias estatuas de madera, que representan muchos tipos de objetos; y que detrs de estos, arde encendida una hoguera. Adems, que haya eco y que los hombres que pasan ms all del muro conversan, de modo que por efecto del eco retumban sus voces desde el fondo de la caverna. Si todo esto ocurre, aquellos prisioneros no podran ver ms que las sombras de las estatuas que se proyectan sobre el fondo y escuchar el eco de las voces de los hombres de afuera. Sin embargo, al no haber visto jams otras cosas, creen que aquellas sombras constituyen la nica y verdadera realidad, y tambin creen que las voces del eco son las voces producidas por aquellas sombras. Ahora bien, supongan que uno de estos prisioneros logra desatar las ataduras, le costar mucho acostumbrarse a la nueva visin que adquiera. Una vez acostumbrado, vera las estatuas movindose por encima del muro, y por detrs de ellas la luz del fuego; comprender que se trata de cosas mucho ms verdaderas que las que antes poda ver y que ahora le resultan sombras. Alguien saca fuera de la caverna al prisionero, llevndole ms all del muro.

Al principio, quedar deslumbrado por la gran luminosidad. Luego, al acostumbrarse, ver las cosas en si mismas y por ltimo, primero reflejada en algo, y luego en s misma, ver la luz del sol y comprender que stas, y solo stas, son las autnticas realidades y que la luz es causa de todas las dems cosas que existen. Platn, sin saberlo, describe a travs de su metfora a la sociedad de principios del siglo XXI, cuyos hombres y mujeres consideran sus ideas como verdades absolutas, sin cuestionar si sus conclusiones son reflejos o ecos de un mundo diferente del que perciben.

Haciendo una analoga del Mito de la Caverna con las organizaciones actuales encontramos un increble parecido, ya que las percepciones organizacionales giran alrededor de hechos observados en el pasado, mismos que resultan irrelevantes en la mayora de los casos para las estrategias que acompaarn el xito de la compaa, dada la inverosmil movilidad del mundo contemporneo. Las realidades compartidas construidas por los prisioneros de la caverna, les impiden imaginar lo que en verdad existe afuera, y slo hasta que lo observan, y despus de vencer el deslumbramiento que provoca la luz del exterior de la cueva, es que encuentran libertad y nuevos esquemas de pensamiento.

Las ataduras de los prisioneros, que les impide mover su cuello y sus piernas, girar y darse vuelta a fin de ver el mundo desde una perspectiva distinta, equivalen a los modelos mentales que los miembros de cualquier organizacin comparten y limitan su funcionamiento, restringen su capacidad creadora y su velocidad de respuesta ante un medio cambiante y sin rumbo seguro. El reto ms importante que tenemos, al igual que los ocupantes de la cueva en la metfora de Platn, es el de lograr desatar las ataduras que nos impiden movernos; y una vez auto-liberados, compartir con nuestro grupo una nueva visin del mundo, para que en equipo, analicemos esta nueva realidad y la complementemos a travs de la incorporacin de nuevas ideas; convencidos de la necesidad de adaptarlas una vez que las descubramos que son adecuadas a nuestro entorno.

La interrogante principal que debemos plantearnos es: "Queremos actuar como los habitantes de la caverna observando slo las sombras, escuchando los ecos y percibiendo los reflejos de las imgenes del mundo o queremos definir nuestro futuro rompiendo a cada momento con nuestros esquemas mentales?. De la respuesta, depende en gran medida la permanencia de nuestra Empresa en el mercado internacional y de nuestro futuro en la organizacin.