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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
Cife- Especialización en Currículo y Pedagogía
Educación para la Convivencia
Abril 5 de 2015
Sandra Isabel Terán Rodríguez
EL CONFLICTO ESCOLAR COMO ESPACIO PARA EL DESARROLLO DE
COMPETENCIAS CIUDADANAS1
La escuela es una institución social a la que se le han asignado responsabilidades
humanísticas y políticas, entre ellas formar a los ciudadanos en coherencia con principios
éticos y valores que permitan la construcción de sociedades fundamentadas en
interacciones humanas equitativas, justas y tolerantes (Latappi, 1991). En el caso
particular de nuestro contexto colombiano, se tiene como prioridad del país “la formación
para el ejercicio activo de la ciudadanía y de los derechos humanos…que promueva y
fortalezca la convivencia escolar” (Decreto 1965 de 2013). Desde la normatividad, se
enfatiza el papel que cumplen las prácticas pedagógicas democráticas en la escuela, como
posibilitadoras de experiencias que promuevan el desarrollo de la personalidad, la
construcción de un proyecto de vida de lo cual dependerá que los niños, niñas y Jóvenes,
persigan no sólo su bienestar, sino también el bienestar colectivo (ídem).
El camino hacia la toma de decisiones y acciones que tengan en cuenta el bienestar
de la comunidad y no sólo el propio, implica el desarrollo de la autonomía, definida como
“la capacidad humana de optar, de modo libre y responsable, ante valores diferentes”
(ídem, pág. 20). Dewey (1965, pág. 12) lo plantea como “ la conducta en que el individuo
piensa y juzga por sí mismo, considera si un propósito es bueno o correcto, decide y escoge
y no acepta las normas consagradas en un grupo sin reflexión” . En el espacio escolar, esto
implicaría que los miembros de la comunidad educativa pudieran evaluar las situaciones de
tal manera que, a pesar de los conflictos de interés presentados entre las personas, se 1 El presente avance de investigación muestra el desarrollo del trabajo que vengo realizando este semestre, conjuntamente en el seminario de Investigación-Acción y en el curso de Educación para la convivencia, por ser ejercicios que se complementan desde la metodología y las reflexiones y problemas en torno al campo del conflicto escolar.
pudiera optar por las acciones que propendieran el bien común. La autonomía podría
traducirse entonces, en un conjunto de competencias tales que les permita a los miembros
de la comunidad educativa un proceso reflexivo y riguroso en la toma de decisiones y en la
resolución de conflictos. El MEN define las competencias Ciudadanas como “el conjunto
de conocimientos y de habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas que,
articulados entre sí, hacen posible que el ciudadano actúe de manera constructiva en la
sociedad democrática” (Ley 1620 de 2013).
A pesar de que esta intención formativa en ciudadanía, esté planteada desde la ley y
desde el discurso y las acciones de los maestros, en la realidad escolar del colegio donde
me desempeño como coordinadora, a diario se presentan situaciones de conflicto entre
pares, como burlas por características físicas de las personas, “chismes”, problemas que
surgen de juegos, entre otras, las cuales, no siempre en su proceso de evolución, dilucidan
el desarrollo de las competencias ciudadanas antes enunciadas. Por esta razón no llegan a
buen término, desencadenando conflictos más complejos, agresiones físicas y verbales, un
mayor número de personas involucradas, amenazas, acoso, etc. Estas situaciones, si bien
se presentan en la mayoría de los grados, percibo que son más recurrentes en el primer
curso de bachillerato, grado 6°. Esto por las “quejas” diarias que recibo de los docentes
que los acompañan. Este índice de frecuencia, que surge de mi percepción, puede ser
mayor si pensamos en los datos que arrojan algunas investigaciones con relación a que los
docentes nos enteramos sólo de un 14% a 18% de los conflictos que se presentan en las
escuelas entre estudiantes (Chaux, 2006, pág. 47).
Hasta aquí he hablado de la responsabilidad y de la intención pedagógica de la
escuela en la formación de ciudadanía y de lo frecuentes que son los conflictos en la
cotidianidad escolar, como preámbulo para dirigir la mirada a mis prácticas pedagógicas
con relación al manejo de conflictos escolares. La mirada está puesta ahora, en observar y
reflexionar sobre la forma en que intervengo en dichas situaciones, con el fin de hacer
ajustes en mi práctica, que me permitan aportar en la formación de ciudadanos autónomos
que libremente piensan y actúan según el bien común
Para afinar y volver más detallada la mirada sobre mis prácticas acudo de nuevo a la
revisión de alguna bibliografía que habla sobre el conflicto escolar.
Chaux (2006, pág.47) plantea que el papel de los terceros en la escalada o
desescalada de los conflictos es fundamental. Con relación a esto encontró, en uno de sus
estudios, que la forma en que intervenimos los docentes en este tipo de situaciones
conflictivas es con sanciones o regaños, medidas punitivas que no promueven la reflexión
y el desarrollo de habilidades para solucionar conflictos. En casi ningún caso se propició la
mediación para llegar a acuerdos entre las partes implicadas. Por otra parte, también
solemos dar “sermones” del “deber ser”. Frente a esta acción de los nuestra, lo que dicen
los estudios es que cuando se pide a los niños que identifiquen las acciones correctas frete a
situaciones de conflicto, ellos saben que se “debería hacer”, pero no escogen estas acciones
porque sus emociones son más fuertes. Dicho en términos de Chaux (2006, pág. 45), hay
una brecha entre lo que los niños piensan y lo que hacen, es así como son capaces de pensar
en soluciones constructivas, pero no las implementan.
Abordar los conflictos desde la mediación implica repensar los espacios autocráticos2
de la escuela y promover espacios escolares democráticos3 como condición necesaria para
el ejercicio y formación ciudadana. Esto más que ser un enfoque caprichoso está sustentado
en diferentes estudios en los que se puede observar que las prácticas pedagógicas
democráticas fomentan el sentido de grupo, las relaciones con los maestros son más
positivas y libres, los niños se muestran más espontáneos y creativos, existe una unión
estrecha del grupo, las relaciones están fundamentadas en el respeto y disposición para la
ayuda mutua, los conflictos del grupo no escalan a niveles riesgosos y se encuentran
mayores niveles de autonomía de los miembros del grupo, entre otros (Weber, 1976, pág.
223-224).
2 Los docentes que practican estilos autocráticos deciden y dictaminan por sí solos lo que hay que hacer. (Weber, 1976, pág. 219).
3 Las prácticas democráticas se caracterizan por que se estimula el desarrollo de los proyectos de los niños, la responsabilidad de los procesos y de los resultados recae sobre el grupo, las decisiones se toman en el grupo, con la orientación del maestro, se promueve la autonomía de los miembros del grupo, se hacen críticas constructivas, el maestro aparece como un compañero del grupo. (Weber, 1976, pág. 223).
Estos estudios me sirven como espejo y alimentan el campo de mi reflexión, desde
donde emergen preguntas tales como: desde mi rol actual como coordinadora, ¿qué tan
democráticas son mis prácticas pedagógicas cuando se presentan situaciones de conflicto
escolar? , ¿la forma como estoy interviniendo en dichos conflictos permite el desarrollo de
competencias ciudadanas? , ¿cuáles son las situaciones que afectan la convivencia en grado
sexto, que ocurren con mayor frecuencia?, ¿Qué tanto conozco sobre las dinámicas de los
conflictos que se dan entre los estudiantes?, ¿Qué capacidades están implicadas en los
diferentes tipos de conflictos? ¿Debo abordar todos los conflictos de la misma manera, para
solucionarlos?.
De estos cuestionamientos específicos surgen otras preguntas que van perfilando la
finalidad de este estudio ¿Cómo puedo, a través de mi práctica pedagógica, hacer del
conflicto escolar un espacio de formación en ciudadanía para los estudiantes de grado
sexto?.
El proceso de volver sobre el propio quehacer, de una manera sistemática y rigurosa
se constituye en un ejercicio de investigación-acción. Lewin (cit. En Elliot, 2000, pág. 17)
presenta un paso a paso no lineal de la investigación- acción. Este modelo en espiral
implica acciones tales como: “aclaración y diagnóstico de una situación problemática en la
práctica, formulación de estrategias de acción para resolver el problema, implantación y
evaluación de las estrategias de acción; aclaración y diagnóstico posteriores de la situación
problemática”. En todos los casos, este proceso conlleva necesariamente una
replanificación, dilucidando así la relación entre acción y reflexión.
Siguiendo la espiral encausada desde la Investigación-Acción, presento a
continuación, un primer momento de acercamiento a la convivencia escolar del grado
601.
Develando la Convivencia en la realidad escolar.
Desde hace pocos meses soy coordinadora de convivencia del colegio donde laboro.
Antes me desempeñaba como maestra de Básica Primaria. La mirada sobre las acciones y
las acciones mismas amplían su marco desde donde estoy ahora. El aula trasciende los
salones de clase y se explaya a todo el colegio, las familias, los entornos cercanos. Los
problemas de Convivencia pasan de concentrase en un curso de 30 niños y niñas, a un
colegio de 1000 estudiantes en la jornada mañana, mundos diversos, , intereses y momentos
del desarrollo .
Los conflictos se ven más “graves”, desde aquí; ya no son las “quejas” habituales de
los niños, que con un espacio de expresión de emociones, escucha, reflexión sobre la
situación, acuerdos y disculpas mutuas , parecen desescalar y no trascender a situaciones
más complejas de acoso escolar.
Desde este nuevo lugar, la sensación de no saber, no comprender y la incertidumbre
frente a las decisiones e intervención que se hace de las situaciones de conflicto reportadas
a diario por maestros y estudiantes de grado sexto de bachillerato, se hace más grande y
evidente. Es entonces, cuando surge la necesidad tangible de realizar un ejercicio de
clarificación inicial para lograr las comprensiones que requiero para repensar estrategias de
intervención que permitan mejorar la convivencia. Retomo, entonces algunas preguntas
enunciadas al inicio de este texto: ¿Cuáles son las situaciones de conflicto que ocurren con
mayor frecuencia en grado sexto?, ¿Cuál es la dinámica de dichas situaciones? ¿Qué
manejo les hemos dado a las mismas, desde el espacio de coordinación y desde el aula?,
¿Qué efectos ha tenido en la convivencia de este curso nuestras intervenciones?.
Para responder a estas preguntas usé una primera fuente de información: los registros
realizados por los maestros en los observadores de los jóvenes de grado 601, sumado al de
seis estudiantes del grado 602, que presentaban más de dos registros en los que lleva
trascurrido del año escolar.
La gráfica 1, muestra la información de un total de 20 jóvenes que forman parte de estos
dos cursos. En esta se evidencia que la evasión de clase, entendida como la permanencia
del estudiante en el colegio, sin ingresar a las clases programadas, es la situación más
reportada en sus observadores. Aunque en la normatividad que regula la Convivencia
escolar en Colombia4 , esta situación está asociada a la presencia de conflictos entre
maestros, estudiantes y padres, pérdida reiterada del año escolar y deserción escolar
(García & Ortiz, 2012, pág. 73). Esta última situación afecta la convivencia social ya que
el adolescente, niño o niña se vea más propenso a realizar conductas de riesgo, esto es,
acciones que afectan aspectos de su desarrollo psicosocial o su supervivencia, aumentando
la probabilidad de que sufran algún daño o que cometan conductas infractoras (consumir
tóxicos, exponerse a sufrir accidentes, deprimirse, asociarse con pares que presentan
conductas disruptivas, parasociales o violentas, usar de manera inadecuada las redes
sociales de internet), (SSP, 2012, pág. 11).
Un poco por debajo de la evasión de clase se evidencian “peleas, golpes, pegar
puños”, consideradas como agresiones físicas no reiteradas. En menor medida se presentan
situaciones de daño a elementos del colegio “arboles, paredes”; conductas disruptivas
descritas por los docentes como “pararse del puesto, hablar e interrumpir las clases”. Se
menciona un mínimo de agresiones verbales. Sólo se reportan un caso de hurto y uno de
amenaza, los cuales fueron realizados por el mismo estudiante.
4 El decreto 1965 de 2013 que reglamenta la ley 1620 del mismo año, clasifica las situaciones que afectan la convivencia escolar en tres tipos: Tipo I, conflictos manejados inadecuadamente, esporádicos que inciden de manera negativa en el clima escolar y que no generan daños al cuerpo o a la salud. Las Tipo II , corresponden a agresión escolar, acoso, ciberacoso, que no se constituyan en delitos. Son sistemáticos y recurrentes y no generan incapacidad de ningún tipo. Por último las situaciones Tipo III, son las agresiones escolares que sean constitutivas de cualquier delito. Esta tipificación determina también las rutas de atención de las mismas (pág. 16).
Chart Title
EVASIÓN DAÑOS A ELEMENTOS DEL COLEGIO AGRESION FISICA AGRESIÓN VERBAL HURTO AMENAZA CONDUCTAS DISRUPTIVAS
Gráfico 1 Frecuencia situaciones tipo I, registradas en los observadores grados 6° JM
Al revisar la información, llamó mi atención que los registros realizados en el curso 601
corresponden a estudiantes Hombres. Por esta razón hice el mismo ejercicio de lectura con
los observadores de los grados 602 y 603. Encontré que siete estudiantes, mujeres, del
curso 602 han evadido clase. No se registran otro tipo de situaciones. Estos datos están en
correspondencia con los estudios que encuentran diferencias en las situaciones de conflicto
en la que participan estudiantes, por ejemplo, que los hombres son más agresivos
físicamente que las niñas (Chaux, 2012, pág. 41).
Para poder diseñar una estrategia de intervención que permita transformar el
conflicto en un espacio de aprendizaje de competencias ciudadanas, se debe trascender la
identificación de las situaciones más frecuentes que afectan la convivencia y profundizar en
la dinámica de las mismas (Chaux, 2012, pág. 49). El análisis documental de los
observadores de los estudiantes, por sí sola no me da información con relación a estos
elementos. Por lo general, los docentes narran las situaciones desde los comportamientos
realizados por los estudiantes, descritos como acciones concretas. No se ve un proceso de
indagación con relación al papel que cumplen otros actores implicados (por ejemplo
terceros), ni a las razones o explicaciones que los estudiantes hacen de sus acciones o de la
de los otros.
Por esta razón es importante acudir a otras fuentes e instrumentos tales como análisis de
mis diarios de campo, entrevistas semiestructuradas y una encuesta de percepción del
clima escolar que se pueden aplicar a algunos estudiantes y maestros, con el fin de
consolidar la información. Este proceso de validación es fundamental en el marco de la
investigación cualitativa y en este estudio lo realizaré a través de la triangulación mixta,
entendida como un “cruce entre diferentes fuentes de datos, personas, instrumentos,
documentos” (Kemmis, 1983, cit en Bisquerra, 2000, pág. 264).
Con relación a la forma en que estamos abordando los conflictos, puedo ver que por lo
general ocupamos un lugar de árbitro, entendido como la figura o actor que toma decisiones
en los conflictos, esta se asocia a la visión de un juez que dictamina castigos (Ury, 2000,
pág. 159). Dada la importancia que tiene los terceros, en este caso los maestros en la
escalada o desescalada de los conflictos, es fundamental un ejercicio de reflexión y cambio
de enfoque, ya que los estudios muestran que las sanciones, los regaños y las medidas
punitivas que acostumbramos usar, no son un espacio propicio para la reflexión y el
desarrollo de habilidades para solucionar conflictos (Chaux, 2006, pág.47).
Al inicio del año, tratando de hacer un ajuste del manual de convivencia y de los protocolos
de atención a las situaciones de conflicto, con relación a la nueva reglamentación del MEN,
se modificó el observador del estudiante y ahora presenta la opción no sólo de
“sanciones”, sino también, la explicitación de una estrategia de reparación, como estrategia
pedagógica que permita el aprendizaje de competencias ciudadanas, así como también
mejorar las relaciones dañadas y generar un clima emocional correcto para la resolución
adecuada del conflicto (Ury, 2000, pág 170). Sin embargo, sólo en la situación de “daño de
árboles” se propuso que los estudiantes trajeran un árbol y lo sembraran. Después de dos
meses no había indicios, en los registros, que permitieran dar cuenta de si se había llevado
a cabo esta acción reparadora. Este ajuste no contó con el trabajo mancomunado de
docentes, a pesar de que se elaboró una guía y se hicieron reuniones con maestros para
poner en común este documento institucional, tal vez no se comprendió el enfoque y la
intención pedagógica de sus modificaciones. El simple registro en el observador no
trasforma las acciones y formas de abordar el conflicto escolar, pero puede ser un
instrumento que recoja las memorias, reflexiones y procesos de mediación de conflictos
que permitan hacer seguimiento y evaluación a los mismos. Para resignificar el uso de este
instrumento, sería conveniente hacer un trabajo con docentes frente a la reflexión sobre
nuestra praxis con relación a la intervención que hacemos a las diversas situaciones que
afectan la convivencia escolar.
En este punto queda aún inconclusa la pregunta sobre ¿Cuál es la dinámica de las
situaciones que afectan la convivencia escolar, reportadas en grado sexto?. Punto que
forma parte de mi agenda de trabajo de campo para el mes en curso.
Abriendo caminos hacia una convivencia armónica
Sin perder de vista que aún no logro acercarme a un entendimiento complejo de los
conflictos escolares presentes en grado sexto, a continuación voy a plantear algunos
elementos teóricos y empíricos que formarían parte del diseño de intervención y que me
permitirían responder a preguntas tales como ¿Cómo puedo, en mi práctica pedagógica,
hacer del conflicto un espacio de formación en ciudadanía? O puntualizando un poco más
la pregunta: ¿De qué manera, la intervención del conflicto escolar desde la mediación,
permite el desarrollo de competencias ciudadanas en los estudiantes de sexto grado del
colegio Las Violetas?
El abordar el conflicto desde la mediación, en mi práctica como coordinadora,
implica tener una perspectiva institucional, es decir requiere que se planteen varias líneas
de trabajo, en las que se involucre a los diferentes actores de la comunidad educativa. Esto
se sustenta en estudios que afirman que las intervenciones pedagógicas que han logrado un
mayor impacto en la convivencia escolar, corresponden a programas institucionales que se
caracterizan por ser integrales, es decir que apuntan a intervenir diversos factores que
afectan la convivencia con componentes en cada una de estas línea (Chaux, 2006, pág. 50).
De igual manera, estas estrategias deben generarse en un espacio democrático que cuente
con la participación de los miembros de la comunidad educativa, entorno a un proyecto
común: el mejoramiento de la convivencia escolar (David & Rogers, cit. en Chaux, 2006,
pág. 50).
Dentro de los componentes que conforman estos programas integrales están (Chaux,
2006, pág. 51):
La formación permanente en ciudadanía que debería estar a cargo de los maestros,
desde sus espacios curriculares, en esta medida se haría necesario un proceso
continuo de reflexión y formación entre maestros con relación a los Mecanismos de
Resolución Pacífica de Conflictos.
Implementación de un programa de mediación entre pares, conformado por
estudiantes que presenten mayor probabilidad de enfrentarse a situaciones de
conflicto.
Estrategias de formación que permitan desarrollar competencias emocionales y que
promuevan tanto la evaluación de las situaciones reales, como la puesta en práctica
de competencias cognitivas, comunicativas y emocionales. Intervenciones que se
dan de acuerdo al nivel de desarrollo de los estudiantes.
Evaluación permanente de las acciones que permita reajustar y lograr un mayor
impacto positivo en la convivencia de la comunidad educativa.
Con base en esta información presento un esquema de los componentes de la
intervención institucional que se podría viabilizar en Las Violetas, teniendo en cuanta que
se han dado algunos pasos en su implementación. Sin embrago, es claro que se hace
necesario volver más sistemático el ejercicio sobre cada uno de los componentes.
Estrategia Institucional Línea de acción ley 1620 de 2013
Proceso colectivo de reajuste del manual de convivencia, protocolos de
atención y seguimiento que involucre a padres, estudiantes, maestros.
Construcción conjunta con padres, estudiantes maestros de un manual de
convivencia para los ciclos inicial y ciclo 1.
Revisión y ajuste al manual de convivencia
Conformación de un equipo de medidores escolares conformado por
estudiantes de grado sexto.
Formación de docentes, padres y directivos docentes en procesos de
Actividades pedagógicas orientadas al desarrollo de
competencias ciudadanas
mediación y resolución pacífica de conflictos.
Proceso de curricularización de la formación ética, con base en el PEI
institucional y el desarrollo de competencias ciudadanas. Construcción
colectiva de un currículo base.
Actividades pedagógicas integradas a las áreas curriculares.
Conformación y activación del comité de convivencia escolar como
espacio que garantice la creación e implementación de estrategias de
promoción, prevención, atención y evaluación y seguimiento de los
procesos de los conflictos escolares y de la formación ciudadana.
Políticas institucionales orientadas a la promoción de la
convivencia escolar.
Debido a las limitaciones temporales del presente estudio, para efectos de la
presentación de informe de investigación, me centraré en la caracterización de la
convivencia de grado sexto y en el diseño e implementación de una estrategia de
intervención relacionada con la conformación de un equipo de mediación entre pares,
conformado por los estudiantes de grado sexto que se han enfrentado a situaciones que
afectan la convivencia escolar, durante el 2015. Esto visto como un pilotaje, que me
permita posteriormente comprender y orientar una propuesta de convivencia de todos los
ciclos educativos en Las Violetas.
Apoyada en esta revisión bibliográfica, presento un bosquejo inicial de los que
podría ser el proceso de formación y consolidación del equipo de mediadores escolares .
Fase del
proceso de
formación
Objetivo Competencias
ciudadanas
implicadas
Actividad Sustento desde la teoría y la
práctica para el diseño de la
actividad.
Evidencias para la
evaluación
Reflexión
sobre
situaciones
de conflicto
escolar
Compre
nder los
element
os
cognitiv
os,
comunic
ativos y
emocion
ales
presente
s en las
situacio
Competencias
cognitivas
Escritura de relatos de
situaciones vividas por
los estudiantes. Puesta
en común de los relatos.
Realización de
preguntas tendientes a
tener en cuenta
elementos cognitivos,
comunicativos y
emocionales en estas
situaciones, por parte
del agresor, del
agredido y de los
Existe un brecha entre lo que
los estudiantes hacen y lo que
“saben que deben hacer”, ante
los conflictos. Para poder
intervenir sobre las acciones de
los estudiantes, es necesario
buscar instrumentos que nos
permitan evaluar las situaciones
y comprenderlas a profundidad.
“Recoger historias detalladas
recientes y analizarlas
cualitativamente es una manera
para acercarse y evaluar
Relatos, diarios del
estudiante (borradores y
segundas versiones).
Aplicación de encuesta de
percepción del clima
escolar de la SED.
nes que
afectan
la
convive
ncia
escolar.
terceros.
Reescritura de textos
con base en estas
preguntas.
Publicación de relatos
en l revista Macondo
(anónimos, con cambio
de nombres de
personajes, etc).
comportamientos” (Chaux,
2006, pág.48).
Puesta en
práctica de
competencia
s ciudadanas
Implem
entar
compete
ncias
ciudada
nas
necesari
as en
cada
una de
las
diferent
es
situacio
nes que
afectan
la
convive
ncia
escolar.
Competencias
comunicativas
Competencias
cognitivas
Competencias
emocionales
Se retoman uno a uno
los relatos de los
estudiantes y se realiza
juego de roles en los
que se haga necesario la
práctica de
competencias
ciudadanas.
Análisis de registros
video gráficos.
Juego de roles de
procesos de mediación.
Talleres mediación
escolar.
Cine- foro
La falta de entrenamiento y
práctica de competencias
ciudadanas es uno de los
factores que hace que los
estudiantes no recurran a
acciones constructivas cuando
se enfrentan a un conflicto.
Por esta razón es importante
que los programas contemplen
pasar del mensaje a las acciones
concretas (Chaux, 2006, pág.
49).
Registros videográficos.
Relatorías de los
Promoción
de la
convivencia
escolar.
Promov
er la
sana
convive
ncia
escolar.
Competencias
comunicativas
Competencias
cognitivas
Competencias
emocionales
Se recrean sketch de
teatro en los que los
estudiantes evidencian
la implementación de
competencias
ciudadanas implicadas
en conflictos
específicos.
La normatividad colombiana
plantea dentro de las líneas de
acción de los programas de
convivencia escolar, al interior
de las instituciones educativas,
la promoción, entendida como
la movilización de acciones
hacia un proyecto común, en
este caso, la sana convivencia.
La actividad planteada puede
ser un ejemplo de
implementación de este
Registros videográficos.
Encuestas de impacto
realizadas a la comunidad.
Encuesta de evaluación
del clima escolar.
componente de promoción
institucional (MEN, 2013, pág.
75)
Atención a
conflictos
Implem
entar
estrategi
as de
mediaci
ón
escolar.
Competencias
comunicativas
Competencias
cognitivas
Competencias
emocionales
Acompañamiento a
proceso de mediación
escolar realizados por
los docentes, comité de
convivencia o
coordinadora.
Mediación tutoriada de
conflictos escolares
entre pares.
La implementación de una
estrategia de formación en
mediación entre pares, dirigida
a estudiantes que presentan un
alto índice de factores de riesgo
para verse involucrados en
situaciones que afectan la
convivencia escolar, se
considera un componente
fundamental en la
implementación de programas
integrales de convivencia
(Chaux, 2006, pág. 51).
Acta de conformación de
equipo de mediación
escolar.
Actas de procesos de
mediación llevados por
estudiantes.
En la estructura de la propuesta de intervención se plantea instrumentos de evaluación
de cada una de las fases, que permitan ir tomando decisiones y reajustando la misma.
Con relación a los espacios para su implementación, esta estrategia fue aprobada en
el Comité de Convivencia escolar, del cual forman parte el rector, otros coordinadores, los
orientadores, un representante de los docentes, de los padres y de los estudiantes. Sin
embargo aún no se han programado tiempos reales ya que esto requiere el beneplácito de
los docentes que acompañan a los estudiantes de sexto, para optimizar los tiempos de la
jornada escolar. La tarea está esbozada esperando cobrar forma en su ejecución.
Referencias
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ANEXOS
Matriz de sistematización registros de observadores de estudiantes
estudiante sexo situacion 1 situación 2 situacion 3 situación 4 situación 5 situación 6 situación 71 M evasión agresión física - I2 M evasión daño de árboles y paredes del colegio .3 M evasión se para del puesto, habla en clase4 M evasión 5 M evasión agresión física - I daño de árboles y paredes del colegio. 6 M agresión física - I agresión verbal 7 M evasión agresión física - I8 M evasión agresión física - I9 M evasión agresión física - I
10 M agresión física - I11 M evasión agresión física - I daño a a´rboles y paredes del colegio 12 M evasión 13 M agresión física - I14 M agresión física - I se para del puesto, habla en clase 15 M evasión agresión física - I amenaza con bisturí hurto de un celular16 M evasión agresión física - I17 M daño elementos del colegio (por ira) se para del puesto, habla en clase agresión verbal 18 M agresión física - I daño a a´rboles y paredes del colegio 19 M evasión (ICBF) 20 M evasión (riesgo psicosocial)
602 F 4603 F 7 1
Diarios y notas de campo