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DIÁLOGOS DE LA LENGUA Acerca de la transitividad e intransitividad en español Ángel Cervera Rodríguez Universidad Complutense de Madrid oración es una unidad de construcción. Para la RAE (1 973), es una unidad de sen- Ldtido completo en misma en que se divide el habla real. Para Gilí Gaya (1 970), es la expresión de un juicio. Se caracteriza porque tiene autonomía sintáctica, está dotada de entonación propia y constituye una unidad de construcción completa. Es, además, una construcción abstracta constituida gramaticalmente por sujeto y predicado. Pero, a su vez, la oración establece el límite entre lo gramatical y lo discursivo, puesto que se concreta en unidades de comunicación, el enunciado y el texto, entendido como una secuencia coherente de oraciones insertas en un contexto tanto en la modalidad oral como en la escrita. Desde el punto de vista semántico, la oración contiene una expresión predicativa y uno o varios ar- gumentos. Estos argumentos son expresiones referen- ciales que permiten identificar entidades del mundo extralingüístico. Así el predicado atribuye una propie- dad a un argumento o describe la relación entre los argumentos. Según esto, el predicado determina qué y cuántos argumentos son necesarios. El núcleo del pre- dicado selecciona el número de argumentos (o com- plementos obligatorios) que necesita. Según el grado de exigencia, hablaríamos de predicados cero-ádicos, sin ningún argumento, (la) Llueve, b) Hace frío, c) Ya ha amanecido; monádicos, con un argumento: (2) Juan ha llegado tarde; diádicos, con dos argumentos: (3) Mi amigo vivió una expeñencia única en vacaciones; y triádi- cos, con tres argumentos: (4a) Antonio habló a sus ami- gos de sus proyectos, b) Este libro dedica mucho espacio al análisis de la realidad. Por todo ello, decimos que los predicados semánticos tienen una estructura argumen- tad constituida por los argumentos seleccionados. A su vez, cada argumento se caracteriza por un determinado papel temático, que es una unidad semántica que in- dica cuál es la participación del argumento en el estado de cosas descrito: (5a) Antonio rompió la mesa con un martillo (sujeto agente); b) El martillo rompió la mesa (sujeto instrumental); c) La mesa se rompió (sujeto pa- ciente); d) Antonio teme la bronca (sujeto experimenta- dor). En cuanto al CD, vemos un paciente afectado en a) y b) y un tema en d). El predicado determina, como en una obra de teatro, cuántos participantes se requie- ren y qué papel desempeña cada uno de ellos. Por ello, los elementos que integran una oración dependerán de la estructura argumental. Los verbos predicativos llevan adscrita una com- plementación o expansión predicativa -complemen- tos- en forma de sintagmas, de adverbios o de propo- siciones. Tradicionalmente se distinguen dos tipos de construcción predicativa: transitiva e intransitiva. La transitiva responde a una estructura analítica (5a) El niño hace los deberes en casa; b) El niño hace los deberes, pero no es aceptable decir c)*El niño hace; y la intransi- tiva presenta una estructura sintética (6a) Mi hijo duer- me bien por la noche y b) Mi hijo duerme, donde a) y b) responden a estructuras intransitivas, puesto que pue- den ser prescindibles los CCs. Ahora bien no siempre puede suprimirse el CC en casos como (7a) Mi madre puso los alimentos (en el frigorífico); b) *Mi madre puso en el frigorífico; c) *Mi madre puso. Puede decirse que el verbo ponertiene dos complementos: CD y locativo. A estos complementos los llamamos arguméntalespuesto que son exigidos por el verbo. Para la RAE el verbo transitivo lleva CD: comprar algo, poner algo, ver la película, llamar a alguien... y el intransitivo, el que no lleva CD aunque lleve otros complementos. Los transitivos son verbos de predicación incom- pleta, por lo que necesitan un complemento necesario (CD) de carácter argumental. A través de estos verbos las acciones transitan desde el actor al objeto. El verbo por solo no tiene sentido y necesita un aporte infor- mativo para completar su significado (8) He comprado un regalo para mi madre (CD). Estos verbos responden a la estructura lógico-argumentativa de alguien (agente) hace (V) algo (OD) a alguien (OI). Así decimos que todo verbo transitivo lleva por lo menos un comple- mento objetivo en el cual termina y se consuma la ac- ción, señala Gili Gaya (1970: 208). El verbo transitivo rige complemento objeto directo, expresado o poten- cial: amar, besar, ver, querer, comprar, dar, hacer...Se denomina así porque la acción pasa al objeto. Los verbos transitivos pueden ser: reflexivos o pasivos, por- que están constituidos linealmente por la estructura SVO. Hay verbos como comprar, escribir, pintar, de- cir, mirar, ver, saltar..., que admiten la construcción transitiva e intransitiva. En las construcciones transiti- vas el núcleo verbal necesita una concreción, determi- nación o precisión para poder significar plenamente, es decir, necesita un complemento que delimite la exten- sión significativa del verbo. Supone una gran riqueza de matices: (9a) Hacer el indio, una redacción, una casa, la pascua, las paces, el ridículo, o b) Romper un papel, el Octubre-Diciembre 2009 Página 5

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DIÁLOGOS DE LA LENGUA

Acerca de la transitividad e intransitividad en español

Ángel Cervera Rodríguez

Universidad Complutense de Madrid

oración es una unidad de construcción. Para la RAE (1 973), es una unidad de sen- Ldtido completo en sí misma en que se divide el habla real. Para Gilí Gaya (1 970), es la expresión de un juicio. Se caracteriza porque tiene autonomía sintáctica, está dotada de entonación propia y constituye una unidad de construcción completa. Es, además, una construcción abstracta constituida gramaticalmente por sujeto y predicado. Pero, a su vez, la oración establece el límite entre lo gramatical y lo discursivo, puesto que se concreta en unidades de comunicación, el enunciado y el texto, entendido como una secuencia coherente de oraciones insertas en un contexto tanto en la modalidad oral como en la escrita.

Desde el punto de vista semántico, la oración contiene una expresión predicativa y uno o varios ar­gumentos. Estos argumentos son expresiones referen- ciales que permiten identificar entidades del mundo extralingüístico. Así el predicado atribuye una propie­dad a un argumento o describe la relación entre los argumentos. Según esto, el predicado determina qué y cuántos argumentos son necesarios. El núcleo del pre­dicado selecciona el número de argumentos (o com­plementos obligatorios) que necesita. Según el grado de exigencia, hablaríamos de predicados cero-ádicos, sin ningún argumento, (la) Llueve, b) Hace frío, c) Ya ha amanecido; monádicos, con un argumento: (2) Juan ha llegado tarde; diádicos, con dos argumentos: (3) Mi amigo vivió una expeñencia única en vacaciones; y triádi- cos, con tres argumentos: (4a) Antonio habló a sus ami­gos de sus proyectos, b) Este libro dedica mucho espacio al análisis de la realidad. Por todo ello, decimos que los predicados semánticos tienen una estructura argumen­tad constituida por los argumentos seleccionados. A su vez, cada argumento se caracteriza por un determinado papel temático, que es una unidad semántica que in­dica cuál es la participación del argumento en el estado de cosas descrito: (5a) Antonio rompió la mesa con un martillo (sujeto agente); b) El martillo rompió la mesa (sujeto instrumental); c) La mesa se rompió (sujeto pa­ciente); d) Antonio teme la bronca (sujeto experimenta­dor). En cuanto al CD, vemos un paciente afectado en a) y b) y un tema en d). El predicado determina, como en una obra de teatro, cuántos participantes se requie­ren y qué papel desempeña cada uno de ellos. Por ello, los elementos que integran una oración dependerán de la estructura argumental.

Los verbos predicativos llevan adscrita una com- plementación o expansión predicativa -complemen­tos- en forma de sintagmas, de adverbios o de propo­siciones. Tradicionalmente se distinguen dos tipos de construcción predicativa: transitiva e intransitiva. La transitiva responde a una estructura analítica (5a) El niño hace los deberes en casa; b) El niño hace los deberes,

pero no es aceptable decir c)*El niño hace; y la intransi­tiva presenta una estructura sintética (6a) Mi hijo duer­me bien por la noche y b) Mi hijo duerme, donde a) y b) responden a estructuras intransitivas, puesto que pue­den ser prescindibles los CCs. Ahora bien no siempre puede suprimirse el CC en casos como (7a) Mi madre puso los alimentos (en el frigorífico); b) *Mi madre puso en el frigorífico; c) *Mi madre puso. Puede decirse que el verbo “poner” tiene dos complementos: CD y locativo. A estos complementos los llamamos “arguméntales” puesto que son exigidos por el verbo. Para la RAE el verbo transitivo lleva CD: comprar algo, poner algo, ver la película, llamar a alguien... y el intransitivo, el que no lleva CD aunque lleve otros complementos.

Los transitivos son verbos de predicación incom­pleta, por lo que necesitan un complemento necesario (CD) de carácter argumental. A través de estos verbos las acciones transitan desde el actor al objeto. El verbo por sí solo no tiene sentido y necesita un aporte infor­mativo para completar su significado (8) He comprado un regalo para mi madre (CD). Estos verbos responden a la estructura lógico-argumentativa de “alguien (agente) hace (V) algo (OD) a alguien (OI)”. Así decimos que todo verbo transitivo lleva por lo menos un comple­mento objetivo en el cual termina y se consuma la ac­ción, señala Gili Gaya (1970: 208). El verbo transitivo rige complemento objeto directo, expresado o poten­cial: “amar, besar, ver, querer, comprar, dar, hacer...” Se denomina así porque la acción pasa al objeto. Los verbos transitivos pueden ser: reflexivos o pasivos, por­que están constituidos linealmente por la estructura SVO. Hay verbos como “comprar, escribir, pintar, de­cir, mirar, ver, saltar...” , que admiten la construcción transitiva e intransitiva. En las construcciones transiti­vas el núcleo verbal necesita una concreción, determi­nación o precisión para poder significar plenamente, es decir, necesita un complemento que delimite la exten­sión significativa del verbo. Supone una gran riqueza de matices: (9a) Hacer el indio, una redacción, una casa, la pascua, las paces, el ridículo, o b) Romper un papel, el

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DIÁLOGOS DE LA LENGUAAcerca de la transitividad e intransitividad en español

silencio, una amistad, un plato, la cadena, donde los ver­bos “hacer” en a) y “romper” en b) tienen un carácter generalizador. Algunos gramáticos consideran que los demás complementos arguméntales, es decir, el com­plemento de régimen y el indirecto, junto con el verbo, constituyen una estructura de predicado transitiva, de ahí que se hable de transitividad directa con verbo + CD: (10a) Mi hermano ha comprado un coche', de transi­tividad preposicional con V + CPR: b) El conferenciante habló de economía; y doble transitividad con V + CD + CI: c) Mí padre le resaló un coche a mi hermano. Parece ser que el comportamiento transitivo semántico-prag- mático es intrínseco al significado léxico del verbo que depende del uso sintáctico con o sin CD. Esto nos lleva a conocer la estructura temática verbal.

En latín las transitivas se oponían a las intran­sitivas porque podían pasar de activas a pasivas, por lo que respondían a un proceso de transformación o transformabilidad. En la tradición escolástica, de don­de lo toma la RAE (1931) el término transitivo venía a expresar el paso de la acción del verbo al comple­mento. En el plano sintáctico, el verbo es el elemento regente del cual dependen los complementos subor­dinados mediante el procedimiento de rección; y en el semántico, el verbo es el determinado y el sustanti­vo-objeto viene a completar su significado. La idea de rección está implícita en la definición de Bello (1970) sobre transitividad o proposición transitiva, donde el verbo está modificado por un acusativo y la intransi­tiva sería la que carece de complemento acusativo. En el marco de la gramática generativa, el CD se define en función de la posición del SN y de la relación que tiene con el verbo. Chomsky (1966:71) define el CD como la relación entre el SN y el verbo dentro del SV, en el cual el CD (SN) es el constituyente dominado por el SV De la misma forma podría definir la noción de sujeto, que sería el SN dominado por el nodulo 0. Así el verbo transitivo sería aquel que aparece con un SN complemento en una estructura como V+SN, donde el rasgo (+transitivo) puede ser considerado como una notación que indica aparición en el entorno V+SN.

Pero, ¿es propiedad la transitividad del verbo o de la construcción? El uso explícito del CD depen­de de la intención expresiva del hablante en cada acto concreto de habla: (lia) Mi madre ya ha comprado esta mañana (INT.); b) Mi madre ya ha hecho la compra esta mañana (TR). Y también algunos verbos que se usan intransitivamente pueden aparecer con CD: (12a) Mi amigo duerme la siesta todos los días y b) Mi amigo se echa la siesta. La transitividad es un procedimiento comple­jo que presenta propiedades lingüísticas -sintácticas y semánticas- y extralingüisticas que se interrelacionan en una oración prototípica. Para H. Campos (1999), la transitividad depende del tipo de predicado. Así, no es lo mismo: (13a) El cielo enmudeció (predicación com­

pleta), que (b) Mí hermano ha leído un libro este fin de semana, o (c) Mi hermano ha leído este fin de semana. La transitividad permite dar cuenta de la limitación de determinados verbos que significan posesión (tener, incluir, poseer...); percepción (ver, oír, escuchar, mi­rar...); voluntad (desear, querer, pretender...); afecti­vidad (odiar, amar, apreciar...); cordialidad o cortesía (felicitar, saludar, agradar...); intelectualidad (saber, conocer, entender, comprender...); comunicación o lengua (hablar, comunicar, decir, expresar...). Campos puntualiza que el uso absoluto del verbo transitivo -sin CD- es característico de verbos que indican percepción física o mental: “comer, cenar, beber...”, actividades intelectuales: estudiar, leer, escribir...; y verbos activos como “bailar, cantar, comprar”. En estos y otros verbos el CD está elidido en el nivel sintáctico, aunque está presente en el nivel semántico de interpretación. Pode­mos ver algunos cambios en la estructura de formas de transitividad: (14a) El niño no hace más que pinchar a su hermano (otra cosa que); b) La década de los 80 se abrió con el golpe de estado; y c) La transición se cierra con los socialistas en el gobierno.

Si atendemos a la estructura observamos que en (14a) hay un CD un tanto enmascarado, aunque se identifica restrictivamente. En b) y c) cabe la trans­formación en “El golpe de estado abrió la década de los ochenta” y “Los socialistas en el gobierno cierran la transición”. En estas construcciones comprobamos que el aspecto verbal es el mismo, pero se desencadena un proceso léxico que influye en el cambio o trueque de función de los sujetos y complementos con la presencia del clítico “se”. Esto lleva a pensar con Mendikoetxea (1999: 1651) que “se” es un elemento intransitivizante, que desencadena el proceso de “destransitivización” a partir de una marca “se” que convierte un verbo transi­tivo en intransitivo.

Los intransitivos son verbos de predicación com­pleta, es decir, por sí mismos expresan el significado pleno, por lo que no necesitan CD aunque puedan lle­var otros complementos. Por ejemplo: (15) Mi herma­no corre todos los días diez kilómetros. Son intransitivos los verbos de movimiento, siempre que no se empleen metafórica o redundantemente, y los verbos de esta­do. El español dispone de formas autorreflexivas para denotar intransitividad: (16) El libro se ha roto. Ahora bien, en el uso lingüístico los verbos no son en sí mis­mos transitivos o intransitivos. Se denominan así por el uso que se hace de ellos, porque en muchos contextos aparecen invertidos: transitivos que se intransitivizan e intransitivos que se transitivizan. Para Mendikoetxea (1999), los verbos intransitivos forman una clase hete­rogénea con distintas propiedades sintácticas y semán­ticas. Y distingue dos tipos de verbos intransitivos: los inergativos (+voluntad, + intención), que desarrollan procesos dependientes de la voluntad de un agente,

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como “llorar, reír, saltar, cantar...,”, por lo que poseen sujeto agente pero no complemento paciente; y los in­acusativos o ergativos (+ tema paciente, -intención), denotan estados o eventos no-agentivos, como “existir, aparecer, llegar, florecer, crecer...”, por lo que poseen complemento paciente pero no sujeto agente.

Podemos decir que hay verbos que exigen CD siempre y otros que no suelen llevarlo, aunque admitan la doble estructura. A ello, conviene añadir que TRAN- SITIVIDAD E INTRANSITIVIDAD son características sintácticas de la estructura, y no de los verbos nece­sariamente ni de los paradigmas. Hay que fijarse más bien en el eje o núcleo verbal de la construcción. Eso sí, los rasgos del CD y de complemento de régimen (o suplemento, en términos de Alarcos) son en gran me­dida coincidentes e incluso tienen la misma función se­mántica, por lo que cabría incluirlos en una macrofun- ción, que lleva a la macroestructura analítica con dos variantes, una con CD y otra con CPrep. Por ejemplo: (17a) Mi amigo no cree a nadie y b) Mi amigo no cree en nadie; (18a) Confía sus asuntos a un abogado y b) Confía en sus asuntos; o también c) Piensa la mejor medida y d) Piensa en la mejor medida. Conviene fijarse también en el contenido del eje verbal: proceso + término o acción + objeto o estado (actitud) + modo o término”, de tal manera que no es lo mismo decir (19a) Antonio durmió al niño, que b) Antonio se durmió con el niño; ni es igual (20a) Antonio comió de postre una manzana, que b) An­tonio se comió una línea; ni tampoco se desencadena el mismo proceso en (21a) Antonio compró unos zapatos, que en b) Antonio vivió una experiencia buena, aunque ambas construcciones sean sintácticamente transitivas.

Hay verbos, pues, que, aun siendo transitivos, pue­den funcionar como intransitivos; por ejemplo (22a) Antonio vio correr a una persona (CD) -» b) Antonio vio a una persona (CD) -* c) * Antonio vio (incompleta); o (23a) María le ha roto la camisa a Antonio esta mañana en casa. Si no apareciera el CD, la oración sería agramatical b)*María ha roto a Antonio esta mañana en casa. No obs­tante, algunos verbos de carácter transitivo puede utili­zarse en ocasiones con sentido gramatical completo aun sin CD, como en (24) Antonio vio ayer mucho (intran­sitiva). Hay muchos verbos en español que tienen una significación muy amplia y el CD la restringe, como “dar, hacer, decir, poner, cantar, romper..Esto determina el que se produzcan construcciones transitivas gramaticali- zadas: (25a) Dar premios, golpes, conferencias, patadas, las uvas, las gracias / No dar golpe, pie con bola, palo al agua; b) Hacer el trabajo, el ridículo, el canelo, el ganso... / pisos, operaciones, gracias, pellas, las paces / hacer caso / hacer el bien, c) Cantar una melodía, una canción, un romance... / las cuarenta; d) Tener hambre, miedo, dinero, paz, fuerzas, frío, razón, guasa...; o e) Pegar a alguien, un cartel, un li­bro. .. / No pegar ojo / Soltar una carcajada / sentir miedo / dorar la píldora / Reír las gracias / Sonar la flauta, etc.

El CD es donde recae la acción de verbo transitivo, de manera que V + CD forman una unidad sintáctico- semántica unitaria. Los verbos transitivos propiamente dichos necesitan el CD en la estructura profunda y en la superficial para evitar los agramaticalismos, como “dar y tener”. No obstante, hay verbos transitivos que, aun llevando CD en la estructura profunda, pueden pres­cindir de él en la superficial mediante la transformación de supresión, como “escribir, comer, contar, comprar”: (26) Mi hermano escribe habitualmente. Se recupera el CD porque se trata de una elipsis contextual que ayuda a identificarlo. Hay verbos que seleccionan el CD por su significado específico: (26) Cerrar la puerta, tocar el timbre, sonar la flauta... Por esta razón, si se suprime el CD el significado del verbo nos ayuda a recuperarlo: (27a) El Atlético ganó el domingo (CD= el partido); b) El cartero repartió pronto (CD= la correspondencia); c) El torero bñndó al público (CD = el toro); d) El director de cine grabó en verano (CD= la película); y e) El profesor explicó en clase (CD= el tema)

Desde el punto de vista semántico, los verbos in­transitivos son autosuficientes, puesto que no necesi­tan restringir su significación por lo que no llevan CD, como “ir, marcharse, reírse, sentarse, permanecer...”. Pero hay verbos que, siendo intransitivos, se hacen transitivos en ocasiones, porque desarrollan un CD, que responde al clásico “acusativo interno”. Son verbos que permiten extraer de su sentido semántico un com­plemento directo intrínseco, como (28a) Vivir la vida; b) Soñar un sueño dorado; o c) Llorar lágrimas de dolor. Pero también hay verbos que cambian de significado según se construyan con CD o vayan sin él. Son verbos que tie­nen la misma forma, pero difieren sintáctica y semánti­camente: (29a) Una gota saltó al ojo (entró en el ojo); y b) Una gota saltó el ojo (pasó por encima del ojo). Es normal la conversión de oraciones transitivas en intransitivas, como sucede en: (30a) Marta hierve el agua (TR.)~*b) El agua está hirviendo (INT.); (31a) El ministerio sube los pre­cios (TR.)-+ Los precios suben todos los días (INT.). A veces, el sujeto de la oración intransitiva puede ser animado: (32a) El niño está paseando (INT.)—*b) La abuela pasea al niño (TR.). Eso sí, la relación de transitividad e intransi- tividad se da con mayor frecuencia en español cuando el verbo es pronominal en la oración intransitiva y no pronominal en la transitiva: (33a) El vaso se rompió (INT. pronominal con “se”) y b) Antonio rompió el vaso (TR. no pronominal). Esta ambivalencia sintáctica ha lleva­do a algunos gramáticos, como Hdez. Alonso (1995: 83-85) a considerar que un número amplio de oracio­nes con CD se han incluido tradicionalmente entre las reflexivas y las recíprocas.

El efecto resultante de las transformaciones que operan desde una construcción transitiva hasta otra in­transitiva y al revés conforma el valor pragmático de la construcción sintáctica, puesto que a medida que se

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avanza desde la transitividad hacia la intransitividad el grado de información es más general e impreciso: (33a) El jefe pagó la nómina a sus empleados al final de mes-*b) El jefe pagó a sus empleados al final de mes~*c.j El jefe pagó al final de mes~*d) El jefe pagó. A su vez, se puede ver el resultado de las transformaciones que operan des­de una construcción intransitiva hasta otra transitiva: (34a) Mi padre regaló ( )—*b) Mi padre regaló un coche ( )->c) Mi padre le regaló un coche a mi hermano-* d) Mi padre le regaló un coche a mi hermano por su cumpleaños. Conviene, no obstante, reconocer que en las construc­ciones transitivas del tipo (35) El maestro dio un regalo (2) al niño (3)al final de curso, la complementación abar­ca los dos sintagmas (2, 3): el 2 es directo respecto al verbo y el 3 es indirecto respecto al verbo, pero directo en la predicación.

La transitividad, en definitiva, hay que entenderla como un procedimiento lingüístico que se manifiesta sintagmáticamente mediante la presencia de un CD y que la presencia o ausencia del CD determina el es­quema oracional ya transitivo ya intransitivo. El com­ponente básico de la gramática ha de ser semántico y sintáctico con el fin de ser interpretados y llegar a la formulación de las relaciones existentes entre el com­ponente semántico oracional y el sintáctico. Por esta razón las transformaciones en la semántica generativa son una manera de hacer variar externamente las es­tructuras semánticas profundas hasta que se adapten a la representación sintáctica superficial. Por ejemplo: (36a) Antonio pegó a un desconocido~*b) Juan propinó golpes a un desconocido-*c) Juan causó que propinara gol­pes a un desconocido.

Los gramáticos tratan de explicar la transitividad y de distinguirla de la intransitividad basándose en el proceso de conversión de activa a pasiva adscrito a las construcciones transitivas y no a las intransitivas. No obstante, esta diferenciación no se da en todos los ca­sos, puesto que se producen constantemente oraciones transitivas activas que no pueden pasar a pasiva, como sucede en (37a) Antonio tiene mucho dinero; b) El coche vale diez mil euros; o c) La casa tiene trescientos metros cuadrados. Ninguna de ellas puede pasar a pasiva sin que se convierta en agramatical. Por tanto, cabe afirmar que el campo de la pasivización no abarca la totalidad de oraciones con CD. Todo esto nos lleva a decir que la transitividad y la intransitividad son procedimientos complejos que operan con elementos lingüísticos siem­pre guiados por la intención del hablante a producir un efecto pragmático. En este sentido, las reglas gramati­cales de la transitividad e intransitividad no dependen exclusivamente de los verbos sino de la construcción que está al servicio de la actuación lingüística en el ám­bito discursivo. Por ello, son características sintácticas de la estructura y, a su vez, son estructuras gramaticales ligadas a cada acto de habla. ■

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