diálogo extraordinario nueva Época / una mirada al horizonte electoral

12
Nueva época, Año 3, No. extraordinario Guatemala, diciembre de 2003 Una mirada al horizonte electoral Presentación F LACSO-Guatemala cierra el año 2003 con la presen- tación de este número extraordinario de diálogo, dedicado al examen y análisis de diversas variables significativas del proceso electoral 2003. Tres miembros de la Facultad, Víctor Gálvez Borrell, Pavel Centeno y Virgilio Álvarez proponen, en su orden, los siguientes artículos: Un balance del proceso electoral 2003, en el que se destacan las similitudes y diferencias de dicho proceso con otros ocurridos desde el inicio de la transición a la democracia a la fecha. Por su parte, en Posibles escenarios para el nuevo Congreso de la Repú- blica, su autor realiza un recorrido sobre eventuales alian- zas en el Legislativo, dependiendo del triunfo de la alianza GANA o del partido UNE, y pronostica un difícil cabildeo para hacer gobierno. Guatemala: 10 de noviembre, aborda un análisis del comportamiento del electorado y propone, a partir de los resultados de éste, la posible configuración de dos tendencias del voto, que dibujan un nuevo mapa sociopolítico del país. Cierra este número extraordinario el artículo: En la segunda vuelta electoral nada está definido, de Edmundo Urrutia, para quien la primera vuelta deparó, aparte de sorpresas, logros positivos como la legalidad del proceso, a pesar de las deficiencias ya conocidas, y la responsa- bilidad ciudadana en cuanto a participación y forma de votar. Cada autor realizó su trabajo de manera indepen- diente, por lo que sus enfoques no necesariamente son coincidentes. Al dejar en manos de los y las lectoras los artículos de este diálogo, lo hacemos con el interés de que se formen su propio criterio sobre el horizonte electoral en Guatemala. ©Ricardo Ramírez Arriola, Niñez de Guatemala, 2003

Upload: flacso-guatemala

Post on 11-Mar-2016

216 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Una mirada al horizonte electoral/ Publicación mensual de FLACSO-Guatemala

TRANSCRIPT

Nueva época, Año 3, No. extraordinario Guatemala, diciembre de 2003

Una miradaal horizonte electoral

Presentación

FLACSO-Guatemala cierra el año 2003 con la presen-tación de este número extraordinario de diálogo,

dedicado al examen y análisis de diversas variablessignificativas del proceso electoral 2003.

Tres miembros de la Facultad, Víctor Gálvez Borrell,Pavel Centeno y Virgilio Álvarez proponen, en su orden,los siguientes artículos: Un balance del proceso electoral2003, en el que se destacan las similitudes y diferenciasde dicho proceso con otros ocurridos desde el inicio de latransición a la democracia a la fecha. Por su parte, enPosibles escenarios para el nuevo Congreso de la Repú-blica, su autor realiza un recorrido sobre eventuales alian-zas en el Legislativo, dependiendo del triunfo de la alianzaGANA o del partido UNE, y pronostica un difícil cabildeopara hacer gobierno. Guatemala: 10 de noviembre, abordaun análisis del comportamiento del electorado y propone,a partir de los resultados de éste, la posible configuraciónde dos tendencias del voto, que dibujan un nuevo mapasociopolítico del país.

Cierra este número extraordinario el artículo: En lasegunda vuelta electoral nada está definido, de EdmundoUrrutia, para quien la primera vuelta deparó, aparte desorpresas, logros positivos como la legalidad del proceso,a pesar de las deficiencias ya conocidas, y la responsa-bilidad ciudadana en cuanto a participación y forma devotar.

Cada autor realizó su trabajo de manera indepen-diente, por lo que sus enfoques no necesariamente soncoincidentes. Al dejar en manos de los y las lectoras losartículos de este diálogo, lo hacemos con el interés deque se formen su propio criterio sobre el horizonte electoralen Guatemala.

©Ricardo Ramírez Arriola, Niñez de Guatemala, 2003

2 / diciembre 2003, No. extraordinario

Secretario general de FLACSO

Wilfredo LozanoSan José, Costa Rica

CONSEJO ACADÉMICO DE FLACSO-GUATEMALAVíctor Gálvez Borrell-directorVirgilio Álvarez/Walda Barrios-Klée/Virgilio Reyes/Edelberto Torres-Rivas

Tel. PBX (502) 362-1431 Fax: (502) 332-6729Correo electrónico: [email protected]ágina web: http://www.flacso.edu.gtCoordinación de edición: Hugo de LeónEdición: Víctor Gálvez BorrellDiseño y diagramación: José BolañosCorrección: Ariel Ribeaux

Esta publicación es posible gracias al apoyofinanciero de la agencia sueca de desarrollo

internacional ASDI/SAREC

Publicación mensual de FLACSO-Guatemalay elPeriódico

30,000 ejemplares

El proceso electoral 2003 presenta rasgoscomunes pero también diferencias especí-

ficas, si se le compara con los cuatro anterioresocurridos desde el inicio de la transición a lademocracia a la fecha (1985, 1990, 1995 y 1999).Un balance de estas similitudes y diferencias,ayudaría a caracterizar las principales tenden-cias por las que parece discurrir la cultura y elsistema político en el país en los años recien-tes:

a. Las similitudes queparecerían estar constituyendouna tendenciaAl analizar los principales acontecimientospolíticos desde la convocatoria a eleccionesgenerales de mayo de este año hasta la con-sulta del 9 de noviembre, resalta la repeticiónde tres rasgos que se vienen produciendo des-de 1985: la derrota del partido de gobierno; laproliferación de organizaciones políticas que

Un balancedel procesoelectoral 2003Víctor Gálvez Borrell*

nacen y mueren rápidamente con las eleccio-nes generales; y el dominio de la oferta elec-toral por parte de opciones que correspondenal espectro político de la derecha y del centroderecha. Cada una de estas características re-quiere alguna explicación, pero también ge-nera efectos importantes.

La imposibilidad del partido oficial

para lograr la reelección

Lo anterior se ha convertido en una constantedesde que, en 1990, el partido DemocraciaCristiana Guatemalteca (DCG) sufriera su pri-mera derrota. Este comportamiento, confir-mado una vez más con el resultado que alcan-zó el Frente Republicano Guatemalteco (FRG)el 9 de noviembre, ha llevado a algunos inclusoa pensar que, aquellos ejemplos de reelecciónregistrados en el pasado por parte de partidospolíticos que hacían gobierno, fueron explica-bles únicamente por fraude y que, en todo ca-so, ello confirmaría la manipulación de los re-sultados electorales en esos años.1

Esta dificultad de los partidos políticos, queuna vez que alcanzan el poder no puedenconvencer al electorado para la segunda opor-tunidad, contrasta, por ejemplo, con el compor-tamiento tanto de las organizaciones partidis-tas como de los electores en El Salvador, elpaís de la región con el que Guatemala poseelas mayores influencias recíprocas en materiaspolítica, económica y hasta social, y que paramuchos (como ocurre con los empresarios)funciona como un “espejo para los guatemal-

tecos”. En efecto, en este caso, el partidoARENA ha logrado reproducirse en tres admi-nistraciones consecutivas, pero también laizquierda ha pasado a ser una fuerza políticaimportante. ¿Se trata en Guatemala de la in-capacidad para consolidar una imagen de“buen gobierno”, eficiencia y honestidad?, ¿esdebido a un rápido desgaste?, ¿a una despia-dada oposición? ¿O es que las desigualdadessociales, los rezagos y los desafíos son tan pro-fundos y lacerantes, que es imposible que unaadministración logre colmarlos en un solo pe-ríodo? ¿O se requerirían décadas de mante-nimiento de las mismas políticas públicas parasu solución y esto no se produce pues los go-biernos no alcanzan a reelegirse?

La explicación podría encontrarse “a caba-llo” entre ambos grupos de razones y lo queha fallado aparatosamente en Guatemala enlos últimos años: la credibilidad que proyec-tan los partidos. En efecto, en las democraciasrepresentativas modernas, tan dependientesde la capacidad mediática de transmisión deimágenes y en las que lo importante no es tanto“hacer, sino hacer creer que se está haciendo”,los gobiernos guatemaltecos no han demos-trado tal habilidad. Y los medios de comunica-ción social los han ayudado escasamente, alinsistir tanto en los desaciertos y tan poco enlos magros logros.2 Una de las consecuenciasmás negativas de este comportamiento serefleja en la crisis de las formaciones políticassalientes luego de las derrotas sufridas (debili-tamiento cercano a la inanición, divisiones odesapariciones) como ha ocurrido con la DCG,

* Abogado y notario, sociólogo, ha sido profesor de la Escuelade Ciencia Política de la USAC e investigador de FLACSO-Guatemala, de la cual es actualmente director.1 Se trató de las elecciones generales de 1974, 1978 y 1982,en las que, dependiendo de los casos, aparecían el Movimientode Liberación Nacional (MLN), el Partido Institucional Demo-crático (PID) o el Partido Revolucionario (PR) como “oficiales”y lograban así su reelección para otro período.

2 El caso que se aparta de esta tendencia: el triunfo del mismoequipo político en la alcaldía de la capital durante cinco perío-dos consecutivos mostraría que en el espacio más reducidodel municipio y en el que existe más proximidad entre gober-nantes y gobernados, el PAN y sus herederos demostraronser más diestros en el manejo de esta habilidad y los vecinosmenos exigentes con lo que el gobierno local les ha entregado.

©Hugo de León

diciembre 2003, No. extraordinario / 3

el MAS de Serrano Elías, el propio PANy lo que se le ha augurado al FRG , temaal que regresaremos más adelante.

La dispersión e inestabilidad de

los partidos políticos vrs. latendencia a la concentración del

voto

Las elecciones generales de 2003 confir-man la proliferación de los partidos políti-cos en Guatemala: en las elecciones de1990 habían 20 partidos inscritos aunquesólo participaron 14, mientras que en lasde 1995 su número llegó a 23. Esta dis-persión está acompañada por un alto gra-do de sustitución de tales formaciones:unas dejan de existir o son canceladasdespués de cada elección (sea porqueno logran colocar diputados o porque noalcanzan el porcentaje mínimo legal devotos) y nuevas aparecen, incorporandoo no, a las antiguas directivas partidistas.Así, de los doce partidos que presentaroncandidatos presidenciales en 1985 sólosubsiste la DCG, el único partido “histó-rico” que logró sobrevivir en el 2003, condificultades. De los trece partidos quepresentaron candidatos presidencialesen 2003, ocho se inscribieron despuésde las elecciones generales de 1999.

La elevada proliferación y rotación delas organizaciones políticas expresa su débilinstitucionalización, el escaso arraigo entre laciudadanía y la limitada identidad partidista quecaracteriza a los y las guatemaltecas. Ejemplode ello es el apoyo que recibió Óscar Berger en2003, el favorito para la segunda vuelta, un can-didato que no tiene partido, sino una coaliciónreciente, poco conocida y con diferencias inter-nas significativas.

La dispersión e inestabilidad partidista poruna parte, contrastan con la tendencia a la con-centración del voto entre pocas organizacionespolíticas, como lo muestra el siguiente cuadro.En el mismo se incluye el total de partidos con-tendientes, destacando los que lograron acumu-lar entre sí más del 65% de los votos en cadaelección presidencial ocurrida desde 1985 a lafecha:

Las cifras ponen de manifiesto que, a pesardel número de partidos postulantes (entre docey 23 según los años) más del 65% de los votosse concentra entre tres partidos o coalicionesque dominan la escena. Ello mostraría que laintención del electorado pareciera ser la deconsolidar un comportamiento bipartidista, quesin embargo se frustra, porque los partidos su-cumben al no lograr mantenerse en los prime-ros lugares más allá de dos elecciones.

Las dificultades de la izquierda para

convertirse en una opción política

electoral, moderna y viable y el pre-

dominio del bloque de derecha y

centro derecha desde 1986

Una de las características más significativas ylimitantes de la apertura política y de la transi-

ción democrática iniciada en 1986, fuesu coexistencia con la guerra, lo quegeneró la cauda de represión y violacio-nes a los derechos humanos (ya docu-mentada por el REMHI y La memoriadel silencio) en el momento mismo enel que debía construirse la democracia.Ello puede explicar, en buena medida,por qué la democracia aún no aparececonsolidada en Guatemala, pero tam-bién permite entender que la construc-ción de esa democracia limitada sehacía precisamente para desactivar elpropio conflicto armado, al quitarle “ban-deras políticas a la guerrilla”. Las pers-pectivas de constituir entonces una op-ción electoral de izquierda entre 1986y 1996, parecían estar muy restringidaspor los acontecimientos mismos de laépoca. Pero después de 1996, esta pers-pectiva tampoco se alcanzó y los resul-tados de los dos partidos llamados ahacerlo: URNG y ANN el 9 de noviem-bre de 2003, testimonian este sonadofracaso. ¿Qué sucedió?

Hay quienes han señalado que laizquierda no existe en Guatemala, y losque tal cosa plantean no son únicamen-te conservadores de derecha, sino mu-chos de los que gustan autodefinirsecomo progresistas. Esta aparente coin-

cidencia entre quienes suelen profesar orienta-ciones ideológicas tan distintas, encierra unaverdad a medias. En efecto, a juzgar por sureciente desempeño electoral, la izquierda es-taría en el umbral de su desaparición, pueslejos de inscribirse en un proceso paulatino defortalecimiento a partir de 1996, se ha debili-tado, dividido y subdividido. Pero de ello nonecesariamente se concluye que no existe.¿Cómo entender entonces esta aparente con-tradicción?

Como corriente de opinión y conjunto deagrupaciones (ong, asociaciones, grupos,proyectos de desarrollo, etc.) interesados porla exclusión social, la participación directa dela población en la toma de decisiones, la demo-cratización del poder y una mayor intervencióndel Estado en las políticas públicas, la izquier-da existe y cuenta con numerosos adeptos enel campo y las ciudades, en las regiones ladi-nas e indígenas. No obstante, sus miembroso simpatizantes no se identifican con los parti-dos políticos que se supone representarían susintereses. Lo que caracteriza a esta corrienteen Guatemala, más que en ningún otro país,es el divorcio entre esa izquierda, que prefierela calle para expresarse, y los partidos po-

©Hugo de León

4 / diciembre 2003, No. extraordinario

líticos, que serían los llamados a representarla;es decir, la URNG y la ANN en este caso.

Esta distancia no hizo sino acentuarsedespués de 1996. La dirigencia ex guerrillera,que se convirtió en partido político, fue incapazde democratizarse y concretar alianzas estra-tégicas efectivas con quienes alguna vez fue-ron sus simpatizantes o seguidores. Y a ello seañadió la intolerancia y las divisiones en lospropios partidos políticos de izquierda, cons-tituidos luego de la firma de la paz en 1996:desde el Frente Democrático Nueva Guatemala,hasta la URNG, pasando por la UNID y la ANN,que terminaron por enajenarse la poca simpa-tía que tenían y debilitarse aún más.

b. Las especificidadesdel proceso electoral2003Un resumen de las particularidadesque caracterizaron el actual procesoelectoral (algunas de las cuales seregistraron en ciertos procesos an-teriores) se ofrece a continuación:

El crecimiento de la partici-

pación electoral a pesar de las

dificultades que encontraron

los votantes

La afluencia a las urnas el 9 de no-viembre se elevó casi cinco puntosporcentuales frente al resultado dela primera vuelta en 1999 y alcanzóel 58%, una cifra que confirmaría latendencia a la recuperación del inte-rés por el voto, luego de la caída másbaja de 1995, cuando de cada 100 empadro-nados votaron tan sólo 46. Ello, a pesar de losproblemas prácticos que generaron las“innovaciones” que decidió aplicar el TribunalSupremo Electoral (actualización de los electo-res sin la adecuada capacitación de los encar-gados y la suficiente supervisión de la formaen la cual se aplicó) y un clima de violencia ysospecha de fraude, como pocas veces se re-cordaba en Guatemala desde 1985.

El clima de incertidumbre y sospecha

permanente de fraude electoral, que

se acrecentó a partir de finales de

julio de 2003

La insistencia del Gral. Ríos Montt de participarcomo candidato presidencial, a pesar de laslimitaciones constitucionales, de haber sido re-chazada su candidatura por las autoridadeselectorales y judiciales en 1990 y de haber de-clinado participar en 1995 y 1999, generó un

clima de tensión que se explica ahora más queantes por ser esta vez el FRG el partido de go-bierno. Paralelamente a la estrategia legal quellevó al FRG a obtener una controvertida decisiónjudicial de aceptación por parte de la Corte deConstitucionalidad, que rompía con la jurispru-dencia anterior y que se logró merced a uncriticado procedimiento de sorteo de los magis-trados favorables al candidato, el partido oficialdiseñó una campaña de zanahoria y garrote.

Si bien es cierto que el FRG no descuidó lapublicidad electoral tradicional (según el es-tudio de Mirador Electoral el partido oficial fueel que más gastó en publicidad –50.4 millones

de quetzales–, seguido en segundo lugar porla coalición GANA –con 47.8 millones–) centróbuena parte de su estrategia en explotar susprivilegios como partido oficial (en forma similara lo que otras organizaciones políticas han he-cho en el pasado). Intentó capitalizar para síalgunos programas populares del gobiernocomo la entrega de fertilizantes a campesinospobres y recurrió a la repartición de utensiliosdiversos (desde láminas hasta palas y piochasy otros regalos). Pero lo que testimonia mejoresta estrategia de la zanahoria, fue la ofertade retribución económica a los antiguos patru-lleros de autodefensa civil, los ex PAC, gigantedormido que se convirtió en la más promete-dora inversión electoral desde finales de 2002.Las cifras mostrarían más tarde que los ex pa-trulleros, lejos de concentrar su voto en un solocandidato, lo distribuyeron a su antojo.3

Por su parte, el componente más explícitodel garrote dentro de esta estrategia, fue lamovilización violenta e intimidatoria de losllamados “jueves negro” y “viernes de luto”, loque constituyó la segunda gran equivocacióndel FRG (la primera fue la insistencia enescoger a su candidato en lugar de optar porotro personaje menos polarizador y que nogenerara tantos anticuerpos). Como resultadode ello, creció el temor de estallidos de violen-cia el día de las elecciones o de eventualesmanipulaciones de los resultados (uso masivode cédulas falsas, voto de muertos o inhabilita-dos, alteración electrónica de datos, etc.).

La masiva observación

electoral

Como consecuencia del clima deincertidumbre y de temor de un frau-de, el proceso electoral 2003 se con-virtió en el más observado de cuan-tos han ocurrido desde 1985 en elpaís. Desde la Misión de la OEA yla Unión Europea, hasta las de laCorte Interamericana de DerechosHumanos, del Centro Carter, Ameri-ca’s Watch, WOLA, etc., pasandopor el primer proyecto organizado deobservación nacional: el MiradorElectoral, la Procuraduría de los De-rechos Humanos, entre otros. Entotal, el conjunto de observadores(que no se concretaron a lo ocurridoel día de las elecciones, como hasido tradicionalmente sino que ade-lantaron su misión) alcanzó la cifrade 5,900 nacionales registrados enel TSE (de los cuales cerca de la

mitad pertenecían a Mirador Electoral) y 950internacionales, igualmente registrados, paratotalizar 6,850, suma sin precedentes.

Los acercamientos y acuerdos entre

partidos políticos

En el marco de la escasa credibilidad que su-fren los partidos políticos, se produjeron variasexperiencias positivas de acercamiento y acuer-dos durante el proceso electoral 2003. La pri-mera de ellas, la constitución del Foro Perma-nente de Partidos Políticos, seguida de otrascomo el Acuerdo Ético Político para el Desa-rrollo del Proceso Electoral 2003 y el Compro-miso con la Plena Vigencia e Implementación

3 El último recurso de esta estrategia fue el frustrado decretodel Congreso de la República de establecer un “paro produc-tivo” de tres días de duración para el 9 de noviembre, lo que

despertó las más variadas sospechas de desestímulo para losvotantes y de fraude, generando así un amplio rechazo y lapresión de diversas organizaciones, observadores y hasta dela comunidad internacional, que lo hicieron ver al Jefe del Eje-cutivo, quien lo vetó.

©Hugo de León

diciembre 2003, No. extraordinario / 5

de los Acuerdos de Paz del 10 de julio de 2003,la Agenda Nacional Compartida y el Compro-miso por la Convivencia Democrática y la noViolencia de octubre de este mismo año. Estosacuerdos han estimulado el sentimiento deidentidad entre la clase política y posibilitadola comunicación, el acercamiento y la discusiónentre pares, algo poco usual en Guatemala yque presagiaría, de mantenerse, el inicio deun proceso de modernización de los propiospartidos políticos.

El voto cruzado

La relación entre la proporción de votos emi-tidos a favor del candidato presidencial respec-to de aquellos para elegir diputados, es unindicador de la identidad partidaria, de la popu-laridad y del arrastre del partido dentro de loselectores, respecto de la simpatía por el candi-dato a la presidencia. En igual forma, influyeen la mayoría que tendrá el partido de gobiernoen el parlamento. En las elecciones generalesde 1985, 1995 y 1999, la proporción de votos

en las elecciones para el Congreso fue mayora la recibida por los candidatos presidencialesque gobernaron (DCG, PAN y FRG respectiva-mente). Esto facilitó que obtuvieran mayoríaparlamentaria. Esta situación no se produjo enel caso de las elecciones generales de 1990,cuando el MAS sólo obtuvo el 15.5% de lossufragios parlamentarios. Una situación similarocurrió en las elecciones de 2003, cuando loselectores aparentemente decidieron no con-centrar todo el peso de sus votos en el mismopartido o coalición para los cargos del Ejecu-tivo, Congreso y municipalidades, sino cruzar-los o distribuirlos.

El resultado del comportamiento anteriores un Congreso sin mayorías, en el que el FRGocupa el primer lugar como partido, aunque laalianza GANA obtuvo el mayor número deescaños y la UNE se sitúa en tercer lugar. Ellodificultará el trabajo del Ejecutivo, cualquieraque sea el candidato triunfante en la segundavuelta, pues la coalición de la GANA es ines-table, la UNE un partido nuevo y fraccionado.

Por su parte, el FRG está decidido a aprove-char su condición de partido disciplinado y ver-tical para realizar oposición. Las condicionespara una difícil gobernabilidad desde un Eje-cutivo débil, en cualquiera de las dos opciones,están dadas, dentro de una cultura política que,como la guatemalteca, no se termina de habi-tuar a la necesidad de alcanzar acuerdos paraejercer el poder del Estado.

Hay que recordar no obstante, que la nego-ciación y el logro de acuerdos son importantespara la gobernabilidad democrática, perotampoco constituyen un valor absoluto: hayformas espurias de negociar y también acuer-dos ilegítimos. Ejemplo de lo primero fue larelación entre el Ejecutivo y el Congreso duran-te la administración de Serrano Elías en Gua-temala. Y casos del segundo tipo los encon-tramos en los acuerdos bipartidistas entre san-dinistas y liberales en Nicaragua, por ejemplo.Hay límites en la forma y en el contenido de lanegociación, que esperaríamos que no se ol-viden en la próxima administración.

Escenarios posibles parael nuevo Congresode la RepúblicaPavel Centeno*

Una vez concluido el proceso electoral yteniendo como marco los problemas y

enormes desafíos económicos, políticos y so-ciales por los que atraviesa la sociedad gua-

* Economista con postgrado en finanzas en la Universidad deGuadalajara. Coordinador administrativo de FLACSO-Gua-temala y representante de esta Facultad ante el proyecto deobservación nacional: Mirador Electoral 2003.

Tomando en cuenta lo anterior, es impor-tante adelantar algunas consideraciones sobrelas futuras relaciones entre el Ejecutivo y elLegislativo en la nueva administración quetomará posesión el 14 de enero de 2004, puestampoco hay que olvidar que, del resultado dela segunda vuelta también dependerán las ac-ciones y alianzas del futuro Congreso.

temalteca, surge la pregunta obligada: ¿cuáldebería ser el papel del nuevo Congreso? Enel mismo sentido, es necesario preguntarsepor el papel del nuevo presidente de la Repú-blica, ya que aunque con funciones específicasen la Constitución Política, ambos poderes delEstado están estrechamente vinculados y sufin supremo es la realización del bien común.

©Hugo de León

6 / diciembre 2003, No. extraordinario

¿Cómo imaginar un Congreso en el que nin-guna fuerza política cuenta con la mayoríasuficiente para promulgar leyes sin el consensode, al menos, otro partido? En 2004 quedaránatrás las recientes discrecionalidad y facilidadcon las que el partido del gobierno las hacíaaprobar. ¿Fue ese actuar perjudicial para el paíso podríamos esperar algo peor?

A juzgar por los resultados electorales, elnuevo Congreso debería integrarse “sin apla-nadoras”, pero con tres fuerzas que se distri-buyen el 78% del Poder Legislativo. El futuroCongreso de la República quedará integradode la forma que muestra el siguiente cuadro:

De lo anterior se concluye que para obte-ner mayoría simple se necesita contar con laaprobación de 80 diputados, y para alcanzarla mayoría calificada con la de 107. En vistade esta situación, es posible plantearse los si-guientes escenarios:

La Unidad Nacional de la Esperanza

(UNE) gana la elección en la segunda

vuelta

En relación con este escenario, hay que se-ñalar que el presidenciable de la UNE tiene, alparecer, mejores posibilidades de llegar aacuerdos con el Partido de Avanzada Nacional(PAN) (existe incluso uno ya firmado, que enprincipio le otorgaría una bancada de 49 dipu-tados). Esta posición de entendimiento puedemantenerse, en algunos temas legislativos,con otras organizaciones como los Unionistas,la ANN, la URNG, la UD e inclusive con el DIA.En lo relativo al FRG, es prematuro vislumbraralgún comportamiento al respecto, puesto quea pesar de su verticalidad y unidad interna,este partido podría sufrir los efectos que laderrota generó en otras organizaciones polí-ticas del pasado reciente (DCG, MAS, PAN).Pero en igual forma, también podría ser que

el FRG decida jugar, en alianza o en solitario,un papel de oposición plena.

Bajo este esquema –en el que la UNE nocuente con el apoyo de la GANA, pero sí lograalianzas con otras formaciones excluyendo alFRG– significaría que dicho partido podríallegar a sumar hasta un total de 68 diputados.Con ello no lograría ni siquiera mayoría simple,lo que reduciría las posibilidades avanzar, porejemplo, en las reformas políticas indispensa-bles que el país requiere. La duda en este es-cenario sigue siendo el papel que jugaría elFRG, que con 43 diputados unidos al esquemaplanteado, sumaría 111 escaños (33 de UNE,

más 29 de los res-tantes y 43 del FRG).Esto significa cuatromás de los necesa-rios para obtener ma-yoría calificada. Noobstante, es muy po-co probable que fun-cione dicha opcióndentro de este esce-nario (aunque no im-posible).

Por otra parte,también es dable pen-sar que el FRG pue-da desgranarse enalguna medida y quelos “fugados” deci-

dan apoyar al Ejecutivo de Colom, lo cual su-pondría que se descarte el liderazgo de RíosMontt. No es fácil considerar que esta situaciónocurra durante el primer año de gobierno, perosí que se produzcan alianzas tácticas o estra-tégicas para ciertos temas, lo que le permitiríaa Colom algún avance.

El papel que decida jugar el FRG depende-rá, en parte, de sus planes para las eleccionesde 2007, ya sea pos-tulando a la presiden-cia a uno de los miem-bros del grupo familiar,o de sus dirigentes his-tóricos, que aún gocende cierto prestigio. Ellopodría dar lugar a queel partido adopte unaoposición sistemática,pues bajo este esque-ma en nada le convie-ne fortalecer al partidode la esperanza.

Si ocurre este pro-ceso de acercamientode la UNE con otras for-maciones políticas,

sólo necesitaría 12 diputados del FRG paraalcanzar mayoría simple, con lo cual puedemantener el ritmo de los cambios y el impulsode las leyes que desee desarrollar durante elprimer año de gobierno. No obstante, ello des-gastaría al Ejecutivo, ya que las reformas másurgentes requieren de mayorías calificadas, yal final de cuatro años podría sufrir el “voto decastigo” por no haber alcanzado a realizar lastransformaciones anunciadas y esperadas porla población.

En ese mismo escenario, un entorno másrealista se visualiza con una GANA desmem-brada, ya que es muy difícil que esta alianzase mantenga si su candidato no llega a la pre-sidencia. A la fecha, los grupos que la inte-gran están bien diferenciados en sus interesespolíticos, afinidades ideológicas y cantidad deafiliados; y estarán, por otra parte, pensandoen el futuro: las elecciones de 2007. Cabe re-cordar que en cinco departamentos GANA pos-tuló candidatos a diputados en alianzas parcia-les; es decir, no como coalición en su conjunto,sino a través de distintas combinaciones deella. Si a esta probabilidad se le suma la actitudmantenida por el autodeterminado Grupo M-17, de mantener aislados a sus otros aliados,la ruptura parece inminente. El Partido Patriota,por ejemplo, no ha ocultado sus intencionesde independizarse al inicio de la nueva legis-latura.

Lo anterior muestra la debilidad del grupoque respaldará a Berger en el futuro, y confirmaque el candidato hubiera requerido mayor tra-bajo que el tiempo le impidió, para solidificaralianzas no sólo alrededor de tres partidos,sino de otros grupos sociales importantes paraalcanzar la gobernabilidad y los consensosnecesarios que requieren las transformacionesinstitucionales más urgentes de la nueva admi-nistración.

diciembre 2003, No. extraordinario / 7

La alianza GANA está integradapor 47 diputados, pero divididos encuatro subgrupos políticos: el Parti-do Patriota, el Movimiento Refor-mador, Solidaridad Nacional y el M-17. Descontando al M-17, el grupode mayor identidad y lealtad conÓscar Berger, es posible imaginarque una parte del resto de diputa-dos de los partidos restantes se alíeal Ejecutivo de Colom en los prime-ros dos años del gobierno de éste,lo que permitiría no sólo la gober-nabilidad del país, sino lograr con-sensos más estables y el númerode diputados necesario para llegara la mayoría simple e inclusive a lamayoría calificada. No obstante, alacercarse el próximo período elec-cionario, las cosas podrían cambiary la oposición, de acuerdo con susestrategias, definiría una nueva ac-titud a seguir.

Sólo en una situación ideal y nofácil de alcanzar, es dable pensar que la UNEpodría lograr, desde el principio de su gestión,el apoyo de un buen número de diputados quehoy pertenecen a otras bancadas y, por ende,un buen ejercicio de gobierno, que podría ca-tapultarlo como primera opción del electoradoen 2007.

Berger al frente del Ejecutivo

Las posibilidades de alcanzar buenas relacio-nes entre el Ejecutivo y el Congreso en esteescenario, se conforman sobre la idea que loscuatro grupos que integran la GANA se man-tengan unidos, ya sea por intereses políticos,por la unidad del plan de gobierno o por larepartición de puestos que como partidos degobierno les correspondería en el Ejecutivo.Lo anterior es muy importante, pues existenrumores en torno a reparticiones de ministe-rios, secretarías y direcciones generales dise-ñadas en forma inadecuada y parcial, que hanprovocado el descontento al interior de algunosde ellos, como el Partido Patriota ya indicado.Hay que señalar que lo anterior también tieneque ver con la estrategia política de esta últimaformación, pues su líder –que no ha ocultadosus pretensiones presidenciales– podría de-cidir guardar distancia del Ejecutivo para evitarel desgaste que implica el ejercicio del poder.

La propuesta del M-17 de fusionar la GANAno ha sido del agrado de todos. En efecto, di-cha fusión significaría perder la membresíapartidaria y tres secretarías generales, las cua-les tienen poder dentro de cada organización,no así dentro de una GANA constituida en par-

tido. Si a lo anterior se suman las pretensionespolíticas de los miembros de los distintos Co-mités Ejecutivos Nacionales, muchos desapa-recerían de la escena política en función delos puestos reducidos de un solo partido.

La situación antes descrita haría pensaren la coalición GANA dividida y con mayoresproblemas que los que tendría la UNE de ganarlas elecciones. No obstante, si la GANA semantiene unida, el Ejecutivo necesitará 80diputados para gobernar con mayorías simplesy 107 para una mayoría calificada. ¿Quépodría hacer entonces?

Frente a este escenario, y si el FRG perma-neciera unido, Berger tendría 43 diputados me-nos con los cuales negociar. Todavía queda-rían 115 diputados para alcanzar la mayoríacalificada. Es posible entonces que los dipu-tados de la UNE, al menos en su gran mayoría,no decidirán apoyarlo, con lo que le restaría,en el peor de los casos, otros 33 diputados. Yaunque en este caso la GANA podría haceralianzas hasta con los 74 diputados restantes,no alcanzaría a obtener la mayoría simple. Su-poniendo que los Unionistas tampoco den suapoyo a Berger, el presidente se quedaría con67 congresistas, lo que lo dejaría en una po-sición muy debilitada y con pocas posibilidadesde hacer los cambios que ha ofrecido durantela campaña, con el consecuente desgaste quepodría llevar a la GANA a desaparecer y, encuatro años, volver al escenario del “voto decastigo”.

Sin el apoyo de la UNE y del FRG, la GANAsólo cuenta con posibilidades de negociación

con 82 diputados, lo cual implicaría sumar 35diputados a su bancada, opción difícil de alcan-zar en una situación política polarizada comola que actualmente vive el país.

Otro de los aspectos que hay que tomaren cuenta en este análisis es que Berger nodebería utilizar diputados para el Ejecutivo,porque según el cálculo de adjudicación y deacuerdo con los resultados de la votación dife-renciada, los suplentes no siempre son delmismo partido, y ello provocaría una disminu-ción numérica en la bancada.

El análisis anterior indica la poca capacidadde maniobra que tendrán los actuales candi-datos presidenciales que aspiran a ocupar elEjecutivo en la segunda vuelta. Bajo este enfo-que, poco halagador y problemático, puedeafirmarse que solamente a través de un seriocompromiso y responsabilidad con la visión depaís que ambos contendientes han pregonadoen su campaña, será posible apoyar la gober-nabilidad democrática desde el Congreso ycumplir con un plan de gobierno que permitaejecutar con eficiencia las políticas públicasque requiere con tanta urgencia Guatemala.Ello demandaría una elevada dosis de con-ciencia y madurez entre los congresistas, paraalcanzar un acuerdo estratégico entre laGANA, la UNE y otras bancadas. Frente a estasituación, subsiste entonces la pregunta: ¿espositivo o no contar con mayoría en el Con-greso? ¿Es correcto o no el voto cruzado? Eltiempo dirá cuál de estas alternativas es la másaconsejable.

©Hugo de León

8 / diciembre 2003, No. extraordinario

Guatemala: 10 de noviembreVirgilio Álvarez Aragón*

©Hugo de León

El 9 de noviembre Guatemala vivió uno delos procesos electorales más intensos

luego del inicio de la transición a la democraciay se estima que un 58% del total de electoresse presentó a ejercer el voto. A partir de estenuevo acontecimiento electoral, es posible en-tender qué tipo de país es Guatemala en loque a características políticas se refiere. Mu-chos análisis se han hecho sobre los resulta-dos electorales, la mayoría centrados en lo quepodría pasar en el segundo turno de las elec-ciones presidenciales. El objetivo de este ar-tículo es diferente, se interesa por descubrirqué tipo de sociedad es la Guatemala postelec-toral en términos de su orientación político ideo-lógica, bajo el supuesto que al emitir su voto,los electores han manifestado alguna identifi-cación con la tendencia ideológica del partidoseleccionado.

Los supuestosPara la mejor comprensión del análisis, es ne-cesario explicitar los supuestos que fundamen-taron las conclusiones del artículo. Uno de ellos–posiblemente el más importante– es que elvoto, dependiendo de la “costumbre política”y la escolaridad del elector, está asociado con

la obtención de un beneficio que no necesa-riamente es directo e inmediato. Así, mientrasque los sectores urbanos medios están másclaros respecto a que el grupo que favoreceráncon su voto a nivel nacional no les concederábeneficios materiales directos; los rurales y losurbanos más pobres, pueden asociar su deci-sión a beneficios inmediatos: una canasta devíveres, una lámina, un saco de fertilizante, etc.

Tomando en cuenta lo anterior, es posibledefinir dos grupos de electores bastantediferenciados: el de los que votan basados enuna simple y clara racionalidad –la obtenciónde un beneficio directo, individualizable y casiinmediato–, y los que lo hacen partiendo deuna norma social cuyo cumplimiento no repre-senta dicho beneficio individual inmediato.1

Mientras los primeros se concentran en laszonas y regiones más pobres, los segundosno pueden ser ya alcanzados por ofrecimientossimplistas; son más críticos ante el comporta-miento de los políticos, se concentran en laszonas más urbanizadas y poseen mayor esco-laridad. Para simplificar, es posible afirmarentonces que unos son electores del área rural,y los otros, los urbanos de clase media.

Otro supuesto importante es que, si bienla disputa electoral está siempre marcada poruna intensa propaganda que intenta “posicio-

nar” al político como si fuera un producto co-mercial, siempre será posible identificar –den-tro de tanta música, símbolos y palabras sinsentido– una tendencia ideológica que, parafacilitar el análisis, puede asociarse con dife-rentes niveles de compromiso con la búsquedadel bien colectivo sobre el dominio de los in-tereses individuales. Los extremos de ese con-tinuo serían lo que conocemos como izquierday derecha, que en el caso guatemalteco tieneasociado también el compromiso con la verdadhistórica y la lucha contra la impunidad.

Para el caso de la Guatemala actual, esdable suponer que aunque las organizacionespartidarias son débiles, de reciente creación ycon bajo arraigo en la población, los electoresson capaces de tomar sus decisiones electora-les a partir del contexto ideológico-político enel que les ha tocado vivir. De esa cuenta, si bienel caudillismo es aquí un síntoma político claro,el voto estará siempre asociado con las formasy maneras en que el ejercicio del poder estéconsiderado en el entorno próximo del elector.

Un último supuesto es que el elector, apesar de su reducida información política odesconocimiento de los procesos, es capaz dediferenciar entre las opciones de los candidatosque ocuparán el Ejecutivo o el Legislativo, yasea porque los ofrecimientos vienen de dife-rentes candidatos o porque los presidenciablesle parecen más lejanos y los diputados lesresultan más próximos y muchas vecesconocidos, al igual que ocurre con los alcaldes.

1 Esta afirmación cuestiona la idea que los sectores pobres noson racionales en sus decisiones, y afirma lo contrario: sonellos los que de manera más directa asocian su comportamientoelectoral con beneficios directos.

* Doctor en sociología y estudios comparados de América Latinapor la Universidad de Brasilia y FLACSO-Brasil; maestro enciencias sociales por FLACSO-México, y licenciado en pedago-gía por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Actual-mente es coordinador académico de docencia en FLACSO-Guatemala.

diciembre 2003, No. extraordinario / 9

©Hugo de León

La nueva realidadLas primeras conclusiones tienen que ver conla situación y relación entre derecha e izquier-da. Mientras la primera, con sus diferentestendencias, ha concentrado a su favor casi el90% de los votos en los dos niveles en dondelas elecciones se realizaron con carácter nacio-nal, la segunda apenas obtuvo el 9% de losvotos en las elecciones para diputados en ellistado nacional.

Si la derecha más conservadora, defenso-ra del proyecto contrainsurgente de los años80, concentró su fuerza en el altiplano occiden-tal del país; la derecha que se podría llamar“modernizadora”, a pesar de haberse atomiza-do, ha mantenido su fuerza en las regionesde mayor concentración urbana. Los electoresmás rurales se han mostrado mucho másidentificados con la propuesta política que leshace recordar que existe un supuesto enemigoy que a éste se le combate con la fuerza. Apesar de que su discurso político tuvo un fuerterevestimiento populista, éste estuvo siempreadherido a la “salvación” que del país hicieronlas fuerzas contrainsurgentes en su mejormomento.2 Como consecuencia natural de esaforma de presentar la política, la izquierda exinsurgente también obtuvo sus mejores resul-tados –aunque magros– en estas regiones,logrando con ello recuperar a buena parte susantiguos simpatizantes.

De lo anterior se deduce que los temasdel conflicto armado no están superados, nimucho menos olvidados. Los actores del pa-sado, al imponerse como actores del presente,han demostrado que el trasfondo ideológicoque desangró de manera inmisericorde a lasregiones más pobres del país pervive, estimu-lado por una fuerza política que, astutamente,ha logrado preservar no sólo su espacio socialsino matizar con atisbos de paternal bondad,su claro proyecto conservador. La gran canti-dad de votos obtenidos para presidente por elFRG en los departamentos de Quiché, Hue-huetenango, San Marcos y Baja Verapaz sonuna muestra de ello. Los réditos políticos dela estrategia de “tierra arrasada” quedaron cla-ros, pues un amplio sector de esa poblaciónconsideró al político más identificado con lamisma como el merecedor de su simpatía. Enesos lugares, las dos fuerzas electorales que

pasaron al segundo turno no lograron sumarjuntas más del 50% de los votos.3

El sector urbano, por el contrario, se hamantenido fiel a las propuestas que, para sim-plificar el análisis, se pueden identificar conde derecha demócrata empresarial, la que hatratado de diferenciarse de las otras al apostarmás a la democratización del ejercicio públicoy, que a pesar de ser portadora de un discursoneoliberal, se compromete cada vez más conel fortalecimiento del Estado y el logro de polí-ticas públicas de beneficio social. Su desem-peño electoral vuelve a parecerse al de elec-ciones anteriores. En efecto, si en 1995 obtuvoun 36.6% de los votos válidos a nivel nacional(proporción que le permitió, como ahora, situar-se primero para la segunda ronda), cuatro añosdespués perdió el 6.2% del total de votos. Yaunque pasó al segundo turno, no logró remon-tar la diferencia impuesta por el ganador de eseentonces, el FRG, que ya en la primera vueltacontaba con el 47.7% del total de los sufragios.

Es innegable que la otra opción de dere-cha, con ribetes de populismo producto de laparticipación anterior de su candidato en laselecciones de 1999, como abanderado de laizquierda y de su necesidad de captar elec-tores del bando de la derecha contra-insur-gente, logró atraer muchos de los votos de

castigo al gobierno actual. Podría afirmarseque el 26.3% que la UNE alcanzó es, en buenaparte, producto de los electores urbanos queen 1999 le dieron el triunfo al FRG y que tam-bién votaron por él en 1995.

Lo anterior conduce a una primera conclu-sión: el FRG (o el discurso neo-contrainsur-gente) ha regresado a su punto electoral deequilibrio –20% de los votos– y mantiene elcontrol de las regiones geográficas y socialesque, desde su fundación, le han sido afines.No está ni muerto ni enterrado como se hadicho, y su futuro dependerá no sólo de cómoreconstruya su discurso, alianzas y resuelvasus seguras disputas ideológicas, sino tambiénde qué modo las cuestiones relacionadas conla impunidad, los crímenes de guerra y el pro-ceso de modernización de las relaciones pro-ductivas en el agro se conduzcan y desarrollenen el país.

La segunda conclusión plantea que a pe-sar de que la derecha demócrata-empresarialse dividió en varias tendencias y microagru-paciones, su candidato principal logró casirecuperar el techo histórico de su posición(36% de los votos válidos), con el agregadode que el PAN, la formación tradicional de estaexpresión, logró sumar el 8% de la votaciónpara presidente. En este momento, dicha ten-dencia resulta ser la hegemónica, con un am-plio arraigo en las regiones urbanas. El tipode sociedad y el modelo de desarrollo que al-cancemos estará innegablemente ligado a laforma en que esa tendencia se comprometacon la democracia y la inclusión social, dadoque sus simpatizantes son casi la mitad de los

2 Si bien el país ya no se encuentra en las condiciones políticasen las que se desarrolló el conflicto armado, esta derecha nosólo recurre a los supuestos logros concedidos por los aparatoscontrainsurgentes en aquella época, sino basa su organizaciónpolítica en las formas y estructuras construidas por éstos. Sumayor logro ideológico ha sido hacer propias las demandashistóricas de la izquierda y, con ese subterfugio, presentar comoparte de sus miembros a ex dirigentes de ésta.

3 Mientras que en Quiché apenas si sumaron juntas el 39% delos votos, en San Marcos sólo alcanzaron el 43%, en BajaVerapaz el 48%, y San Marcos el 49%, lo que hizo de esosdepartamentos verdaderas fortalezas del FRG. En Quiché elpartido oficial obtuvo cinco de ocho curules para el Congreso,mientras que en San Marcos alcanzó tres de las nueve endisputa. Este departamento, al igual que Huehuetenango,concedió diputaciones a varios partidos, incluida la URNG, queconsiguió un diputado distrital.

10 / diciembre 2003, No. extraordinario

* Licenciado en filosofía, con maestría en ciencias sociales porFLACSO-México, y estudios de doctorado en la Universidadde Nuevo México, E.U.A.

La ética es un asunto personaly la política es un asunto ins-

titucional, respondió FernandoSavater con su peculiar modo enfá-tico e irónico, cuando alguien con desáni-mo le preguntó acerca de la ética de los po-líticos. La respuesta no deja de sorprendernos,acostumbrados como estamos a juzgar a lospolíticos desde la perspectiva de su falta de

valores o de susantivalores, a lo cual le adjudicamos lo mal quese encuentra la política en Guatemala y en elmundo. Savater, en cambio, nos advierte: elproblema son las instituciones políticas, puesla conducta de quienes se desenvuelven alre-dedor y en las instancias del poder estatal va

a estardeterminada por

las instituciones, por la forta-leza de las mismas. Mejores instituciones

y más fuertes se traduce en una mejor con-ducta de los políticos. El pensador español nosestá diciendo que las instituciones constituyenel marco que constriñe, que obliga a una con-ducta apegada sobre todo al derecho.

Todo esto viene a cuento porque, a pesarde todos los presagios catastrofistas –funda-

En la segunda vuelta electoralnada está escritoEdmundo Urrutia*

electores, que en los últimos veinte años hancreciendo paulatinamente.

La izquierda, si bien ha quedado reducidaa una expresión casi marginal, logró mantenersu votación histórica, pues aunque en las elec-ciones presidenciales obtuvo apenas un 3%de los votos, en las elecciones a diputados delistado nacional las dos tendencias sumaronel 9%.

Lo anterior es consecuencia de loque posiblemente fue lo más novedosode este proceso electoral: la capacidadde un porcentaje importante de la po-blación de emitir el llamado voto cru-zado. Como se aprecia en el cuadro, alanalizar el comportamiento en las elec-ciones legislativas de las dos fuerzasque llegaron a la segunda ronda presi-dencial, se descubre que sus resultadosfueron sensiblemente menores, con unapérdida del 18% de sus votos, situaciónque es mucho más significativa si setoma en cuenta que los votos válidospara diputados fueron un 4% menor quepara presidente (dado que los nulos yen blanco representaron una proporciónmayor). El voto cruzado –más urbanoque rural y que en consecuencia afectómenos al FRG–, benefició a casi todoslos partidos pequeños, con un impresio-nante resultado a favor de la AlianzaNueva Nación (ANN), que no sólo seconvirtió en la segunda fuerza legislati-va de la capital, sino que a nivel nacio-nal obtuvo seis mil votos más que la

URNG.

Ese dato electoral, que lamentablementeno se traduce de manera directa en la compo-sición del parlamento (la fórmula para selec-cionar a los diputados beneficia a los dos parti-dos con mayor número de votos) permitedistinguir dos consecuencias: que en el áreaurbana se ha comenzado a conformar unacorriente de izquierda, poco vinculada al pa-sado militarista del conflicto armado y que

parece recordar e inscribirse dentro del en-foque de la izquierda democrática de los años60 y 70. Es probable, entonces, que si susdirigentes logran conducirse con habilidad yamplitud, en los próximos años asistamos a laconstitución de una tendencia que, nutrida delas demandas de los sectores de la clase me-dia urbana, evidencie una izquierda capaz decompetir –aunque no de disputar el poder– conla derecha empresarial democrática.

Finalmente, la otra constatación, conse-cuencia de la combinación de todos los resul-tados, es el surgimiento de una tendencia decentro derecha. Si bien en la actualidad éstaconsiguió llegar al segundo turno sin tener unrostro ideológico específico y capitalizar parasí el bloque de votos de castigo al actual go-bierno y a la fuerza de rechazo a la administra-ción anterior del PAN, su electorado bien pue-de enmarcarse en esa zona franca capaz deorientarse a la derecha o la izquierda, depen-diendo de que su discurso no sea radical ypresente atisbos de transparencia, honestidady responsabilidad en lo social.

La ubicación en el futuro inmediato de losdos polos del espectro político dependerá, yen mucho, de la forma en que el mapa políticoelectoral se configure. La consolidación y mo-dernización de los partidos de una u otra ten-dencia puede llevar a forjar un sistema en elque el ala de la derecha del sector neo-contra-insurgente desaparezca y las corrientes mo-dernizadoras del ala izquierda alcancen mássolidez programática. El centro, en este esce-nario, irá perdiendo sentido y capacidad deconvocatoria.

Fuente: TSE, Informe elecciones 2003.

©Hugo de León

diciembre 2003, No. extraordinario / 11

dos o infundados–, el proceso electoral dis-currió de manera básicamente pacífica, conuna conflictividad limitada y controlable. Laansiedad creada por la conducta preelectoralviolenta del FRG y la configuración ética delgobierno de Alfonso Portillo (la política comojuegos de poder), se desvaneció cuando el 9de noviembre de manera masiva la poblaciónacudió a las urnas y depositó su voto por lasopciones existentes, sin que se cumplieran lospronósticos pesimistas, aquellos que pintabanun escenario de grupos de PAC haciendo des-manes o de maras destruyendo las urnas elec-torales y persiguiendo a los incautos ciuda-danos.1

Este desenlace de la primera parte delevento político más importante de nuestra de-mocracia electoral, apunta hacia algunos he-chos indiscutibles: primero, que después deveinte años de procesos electorales, el Tri-bunal Supremo Electoral a cargo de garantizarla transparencia y la legalidad del proceso cum-plió su papel de manera eficaz, aunque de unaforma no totalmente eficiente; y segundo, quelos ciudadanos guatemaltecos escucharon elllamado a la participación y la importancia deser vigilantes respecto a las maniobras omanipulaciones que podían darse durante elevento. Hubo una muestra de responsabilidadciudadana que se expresó, además, en ladisposición de supervisar y fiscalizar el proceso.Miles de ciudadanos, junto con observadoresextranjeros, garantizaron la limpieza de unproceso electoral amenazado por la ambiciónde poder y la falta de escrúpulos.2 No fue laética de la clase política oficial, sino la imposi-bilidad práctica (por el peso de nuestra institu-cionalidad y por la vigilancia ciudadana nacio-nal e internacional) de deformar o manipularlos resultados, lo que explica que hoy continue-mos disfrutando de la salud de nuestro régimenpolítico de democracia electoral.

Otro dato positivo fue el hecho que serevirtió la tendencia al abstencionismo por se-gunda vez consecutiva, pues la línea declinan-te en la participación electoral, que se iniciódesde 1984 y llegó a su punto más bajo en1995, es decir, 43% de los empadronados,volvió a subir a 56% en 2003, luego de que en1995 aumentara a 53%. En 1999, la eficaciadel discurso populista de Portillo movió a mu-chos ciudadanos a ir a las urnas, y en 2003, eldeseo popular generalizado de sacar al FRGdel poder, hizo que los ciudadanos se volcaran

a las urnas. Eltriunfo de la re-tórica populistade hace cuatroaños, se tradujoahora en un vo-to de castigo ma-sivo de parte delos habitantes dela mayor partedel país, salvoen los departa-mentos de Qui-ché y Huehuete-nango. De formaevidente, la mayoría de la población votó paradarle un rumbo nuevo al país, en direcciónopuesta a la establecida por el actual gobierno.Con esto, también se cumplió la regularidadhistórica de que el partido que gobierna norepite, lo cual se combinó con el derrumbe deuno de los últimos caudillos del siglo pasado.

En la misma línea, destaca en los resulta-dos electorales el hecho de que la mayoría delos ciudadanos votó de manera cruzada, con-jurando de esta manera el fenómeno de laaplanadora en el Congreso, que ha erosionadogravemente la función democrática y fiscali-zadora de la vida parlamentaria. Por un lado,esto indica que el ciudadano ya no está dis-puesto de darle un cheque en blanco a ningúnpresidente y partido político, porque sin dudaha aprendido la necesidad de los contrapesosy los controles, la necesidad de limitar un poderpresidencial que tiende irremediablemente aabusar. Por el otro, esto pone, sin duda, seriosdesafíos al nuevo gobierno y a los partidos conmayor representación en el Congreso. El pro-nóstico realista es que habrá serios problemas,que el escenario está instalando para el des-pliegue de los enconos y de las bajas pasiones.El reto presidencial es el discurso moderado yde concertación, así como la capacidad de ne-gociar sin caer en la tentación de la corrupciónque fue la clave de la debacle de Jorge Serrano

Asimismo, sucedieron sorpresas como elhecho que hubo partidos que tuvieron másapoyo que sus candidatos a la presidencia yvicepresidencia, ya que dos partidos tuvieronmayores logros a nivel de alcaldes y diputados(PAN y Unionistas). En el caso de GANA y deUNE, la situación fue la contraria.3 Esto puedeinterpretarse como mayor fortaleza organiza-tiva en los primeros, y mayor fortaleza en los

candidatos en los segundos. El FRG tuvo unvoto consistente en las casillas para presidentey diputados, mostrando fortaleza tanto de can-didatos y organización, lo cual hace pensar enelectores con fuerte identidad partidaria.

Pero todos estos hechos no son más quemeros antecedentes de lo que está por suce-der en la segunda vuelta de las elecciones, elballotage entre la fórmula Berger-Stein de laGANA, y Colom-Andrade Díaz Durán de laUNE. La primera representa de manera pre-dominante el proyecto político de los grandesempresarios, abiertos en esta coyuntura his-tórica a alianzas con otros sectores, y cuyaapertura está simbolizada por la presencia deEduardo Stein, figura que se asocia con secto-res sensibles a un proyecto de desarrollo conrostro social. Su matriz original es el PAN his-tórico, aunque políticos de diferente origen sele han unido. La diversidad de figuras se amarra,empero, por expresar la visión empresarial.

En el caso del binomio de la UNE, la carac-terización de su proyecto es más complicadaporque el perfil de los intereses que representa,a todas luces, es muy heterogéneo. Su núcleooriginal surgió de la ANN (alianza URNG y DIAen 1999), luego se nutrió de los desprendi-mientos del FRG, del Unionismo y de otrasfuerzas políticas y figuras del más variadoorigen. A estas alturas, se dice que al proyectode la UNE se han subido los preclaros y dis-tinguidos miembros de lo que equívocamentese bautizó portillismo y hasta sectores de lavilipendiada oligarquía.4 El esfuerzo de captaruna identidad política clara y definida se di-suelve entre las manos y, al parecer, ese pro-

1 A propósito de visiones apocalípticas, ver el memo que circulódel PNUD, en donde se llama a hacer acopio de víveres, aguardar agua y tener una buena dotación de gasolina, entreotras muchas medidas para sobrevivir a los “terremotos” quecon tanta frecuencia tienen lugar en Guatemala.2 En términos relativos, posiblemente uno de los procesos elec-torales más vigilado del mundo.

3 FRG tuvo para presidente 19.22%, y para diputados distritales20.9%; el PAN obtuvo 8.3% y 11.9, respectivamente; losUnionistas sacaron para presidente 3.04%, y para diputados6.5%. En el caso de GANA, Berger obtuvo 34.5%, pero losdiputados 24.6%; Álvaro Colom, por su parte, sacó 26.5%, losdiputados 17% .

4 Esto nos hace recordar una forma de construir alianzas, muyexitosa hace cuatro años, que consiste en invitar a cada uno ya todos los que se pueda, a subirse al carro sin definir principios,políticas y programas. No hace falta agregar que esta modali-dad de construcción de alianzas es crisol de oportunistas, losqeu se suben hasta el último momento. Por otra parte, el apoyode sectores del gran capital a la UNE significaría un cambioen la operación de apoyar a un solo candidato, lo cual implicaregresar a la vieja modalidad de apoyar a los candidatos pun-teros por parte de este sector.

©Hugo de León

12 / diciembre 2003, No. extraordinario

yecto no tiene síntesis, al menos que Colomsepa llevar el rumbo.

A simple vista y basándonos en una arit-mética elemental, la suma de las fuerzas polí-ticas que se están reacomodando alrededorde las dos opciones favorece la candidaturade Álvaro Colom, pues a su caudal electoralhabría que sumar el voto del FRG y del PAN(19% y 8%, respectivamente), lo cual lo empu-jaría poco más allá del 50%. La GANA podríasumar a los electores del DIA, de los Unionis-tas y, probablemente, de la ANN (total quesuma alrededor de 10%), lo cual no le alcan-zaría a Berger para ganar las elecciones. Sinembargo, esto sucede en el papel, y como re-sultado de un simple razonamiento que des-cansa en una premisa falsa o dudosa: la dis-ciplina del voto. Es decir, el endoso por partede la cúpula de un partido no significa, paranada, que los electores se dispongan a votarsiguiendo tales directrices. En especial, en uncontexto en el que, por ejemplo, filiales del PANse desmembran y alcaldes del FRG se pasancon el adversario.

Puestas así las cosas, los electores de lospartidos fuera de la contienda son objeto de

disputa y, entonces, logrará atraer su voto lamejor estrategia y el mejor desempeño de loscandidatos. Como han afirmado algunos, lasegunda vuelta es otra cosa, en gran parte por-que desapareció la amenaza eferregista. Porello, el desafío de la fórmula Berger-Stein esdemostrar que, a pesar de su asociación conlos sectores empresariales, tiene una propues-ta incluyente, plural y con visión de bien común.Que el proyecto de nación que propone tomaen consideración a la mayoría de la poblaciónpobre del país, es decir, que trata de subir alcarro de la modernidad a la mayoría de losguatemaltecos que ha vivido al margen de losbeneficios del desarrollo. Esta fórmula pre-sidencial tiene que demostrar que sus finan-cistas no están en la actitud de regresar a losviejos esquemas de privilegios y evasión fiscal,es decir, back to business as usual.

El desafío de la fórmula Colom-Andradeconsiste en anular o desmentir su asociacióncon el eferregismo y el portillismo; es decir,ser convincente respecto a que representa unaopción cualitativamente diferente al populismoautoritario y mafioso que desgarró la vida po-lítica nacional durante los últimos cuatro años.

La UNE tiene que demostrar que existe unidadde visión y no se agota en el caldo eclécticode los que se arriman en el último momentopara mantener sus privilegios o adquirirlos.Además, y esto es muy importante, que suscandidatos tienen las cualidades de carácternecesarias y suficientes para conducir losdestinos del país.

Por ello, a estas alturas, al existir práctica-mente un empate técnico de las dos fuerzas,todo dependerá de las virtudes y la eficaciade la estrategia y, como bien nos recuerdaMaquiavelo, de la buena o mala fortuna, quepuede significar no cometer errores crasos.Entonces, lo único seguro en estos momen-tos es que nada está escrito para el desenlacedel drama electoral el 28 de diciembre.5

5 En el momento en que se terminan estas notas la prensaescrita publica los resultados de una encuesta que le da unaventaja significativa a la fórmula Berger-Stein, lo que refutaríala hipótesis del carácter indeterminado de los resultados, locual echaría por tierra el valor de este análisis.

Gran venta navideñaDel 15 al 20 de diciembretodos nuestros librosrebajados...

Regale un libro,regale cultura

En La aventura de investigar: el plan y la tesis, laconstrucción sistemática de un todo concatenado se logrófelizmente: seleccionar y delimitar epistémicamente eltema, utilizar las partes terminadas como informaciónpara las que no se habían elaborado, desarrollar elsistema de preguntas, comprender la función opera-tiva de las preguntas para la evolución de todo elproceso de investigación, construir la problemati-zación, utilizar y valorar el papel central de lashipótesis como factor dinámico en el desarrollode la investigación y otras cuestiones quesurgen como parte de esa visión de procesoque debe acompa-ñar al ejercicio cien-tífico, fueron elemen-

tos que encontraron sentidoen un plan de investigación y en la

investigación misma.

¡Ya a la venta! ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○○