diálogo extraordinario nueva Época / la crisis argentina:¿lecciones para centroamÉrica?

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Publicación mensual de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales/FLACSO-Guatemala. Nueva época, Año II, febrero de 2002 C orrían las primeras décadas del siglo XX y un escritor entonces desconocido escribía Fervor de Buenos Aires, en el escenario de una Argentina próspera, alejada de los avatares de la hiperinflación, los golpistas militares y del neoliberalismo de años posteriores. Así, Jorge Luis Borges empezaba una larga carrera que logró trascender los encantos de los ajustes estructurales, la reducción del Estado, la liberalización económica y otras fórmulas que ya en las postrimerías del milenio, por lo visto, han sumido a aquel fecundo país en una crisis económica, política, social y cultural, sin precedentes en América Latina. Crisis en todos los sentidos y todas las direcciones. Sin lugar a dudas, el resto de países del continente, y especialmente Centroamérica, ve con preocupación los hechos que a diario sacuden a los argentinos. Reemplazo de presidentes como si se tratara de un partido de futbol; “cacerolazos”, “corralito financiero”, y demás ocurrencias de los políticos a la hora de enfrentar una crisis profunda, arrebato quizá de los tiempos; inconsistencia moral ante el ciudadano; miopía ante la historia. Y es que Argentina estaba catalogada hacia 1930 como uno de los países con el producto anual medio por habitante más alto de Latinoamérica, con una próspera economía exportadora y una sólida base industrial. No parece tratarse entonces del mismo país: ¿qué sucedió? En ese sentido, el último libro del poeta Juan Gelman, Valer la pena, resulta aleccionador: el olvido de la historia reciente, la negativa a sanear ética y moralmente a la clase política, la manía de escapar hacia adelante, el cerrar los ojos a los desmanes de la dictadura militar y los destrozos que ésta causó al interior del cuerpo de la sociedad argentina, son elementos que contribuyen a entender este debate. Del fervor a la frustración podría resumir este azaroso pasaje, en el que el entusiasmo y la esperanza de inicios del siglo, han sido sustituidos por la amargura y la sensación de desamparo en la que se encuentran muchos argentinos en la actualidad. Bajo esta introducción se agrupan dos trabajos de académicos y periodistas argentinos que destacan la compleja multicausalidad entre la economía y la política, y a los que la FLACSO solicitó colaboración para este número extraordinario. LA CRISIS ARGENTINA: ¿LECCIONES PARA CENTROAMÉRICA? Número extraordinario LA CRISIS ARGENTINA: ¿LECCIONES PARA CENTROAMÉRICA? Las opiniones expresadas en este suplemento son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. DEL FERVOR A LA FRUSTRACIÓN

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LA CRISIS ARGENTINA: ¿LECCIONES PARA CENTROAMÉRICA? / Publicación mensual de FLACSO-Guatemala

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Page 1: Diálogo extraordinario Nueva Época / LA CRISIS ARGENTINA:¿LECCIONES PARA CENTROAMÉRICA?

Publicación mensual de FLACSO Nueva época, Año II, extraordinario, febrero de 2002 / 1

Publicación mensual de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales/FLACSO-Guatemala. Nueva época, Año II, febrero de 2002

Corrían las primeras décadas del siglo XX y un escritor entoncesdesconocido escribía Fervor de Buenos Aires, en el escenario de una

Argentina próspera, alejada de los avatares de la hiperinflación, los golpistasmilitares y del neoliberalismo de años posteriores. Así, Jorge Luis Borgesempezaba una larga carrera que logró trascender los encantos de los ajustesestructurales, la reducción del Estado, la liberalización económica y otrasfórmulas que ya en las postrimerías del milenio, por lo visto, han sumido aaquel fecundo país en una crisis económica, política, social y cultural, sinprecedentes en América Latina.

Crisis en todos los sentidos y todas las direcciones. Sin lugar a dudas, elresto de países del continente, y especialmente Centroamérica, ve conpreocupación los hechos que a diario sacuden a los argentinos. Reemplazo depresidentes como si se tratara de un partido de futbol; “cacerolazos”, “corralitofinanciero”, y demás ocurrencias de los políticos a la hora de enfrentar una crisisprofunda, arrebato quizá de los tiempos; inconsistencia moral ante el ciudadano;miopía ante la historia. Y es que Argentina estaba catalogada hacia 1930

como uno de los países con el producto anual medio por habitante más altode Latinoamérica, con una próspera economía exportadora y una sólida baseindustrial. No parece tratarse entonces del mismo país: ¿qué sucedió?

En ese sentido, el último libro del poeta Juan Gelman, Valer la pena,resulta aleccionador: el olvido de la historia reciente, la negativa a sanearética y moralmente a la clase política, la manía de escapar hacia adelante,el cerrar los ojos a los desmanes de la dictadura militar y los destrozos queésta causó al interior del cuerpo de la sociedad argentina, son elementosque contribuyen a entender este debate.

Del fervor a la frustración podría resumir este azaroso pasaje, en elque el entusiasmo y la esperanza de inicios del siglo, han sido sustituidos porla amargura y la sensación de desamparo en la que se encuentran muchosargentinos en la actualidad. Bajo esta introducción se agrupan dos trabajosde académicos y periodistas argentinos que destacan la complejamulticausalidad entre la economía y la política, y a los que la FLACSO solicitócolaboración para este número extraordinario.

LA CRISIS ARGENTINA:¿LECCIONES PARA CENTROAMÉRICA?

Número extraordinario

LA CRISIS ARGENTINA:¿LECCIONES PARA CENTROAMÉRICA?

Las opiniones expresadas en este suplemento son de la exclusiva responsabilidad de sus autores.

DEL FERVOR A LA FRUSTRACIÓN

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2 / Publicación mensual de FLACSO Nueva época, Año II, extraordinario, febrero de 2002

CONSEJO ACADÉMICO DE FLACSO-GUATEMALAVíctor Gálvez Borrell

Virgilio Álvarez/Walda Barrios-Klée /Silvel Elías/Gisela Gellert/Irene Palma/EdgarPape/Jorge Solares/Edelberto Torres-Rivas

CONSEJO HONORARIO■ Alain Touraine, Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París,

Francia. ■ Alejandro Portes, Johns Hopkins University, USA.■ Volker Lühr, Freie Universitat Lateinamerika-Institut, Berlín, Alemania.

■ Mitchell A. Seligson, University of Pittsburgh, USA.■ Guy Hermet, Instituto de Ciencias Políticas, París, Francia.

Secretario general de FLACSO

Wilfredo LozanoSan José, Costa Rica

Director de FLACSO-GuatemalaVíctor Gálvez Borrell

es una publicación de FLACSO-Guatemalay de elPeriódico.

Tels: (502) 362-1431 al 33Fax: (502) 332-6729

Correo electrónico: [email protected]ágina web: http://www.geocities.com/athens/rodes/9162

Coordinación de edición: Hugo de LeónDiseño, edición y diagramación: Magna Terra editores

Esta edición es posible gracias a: SAREC

A las 23 horas del miércoles 19 de diciembre, Fernando De La Rúa, conestudiada firmeza, se dirigió al país por cadena nacional. “Grupos

enemigos del orden y de la república aprovechan para sembrar discordia yviolencia, buscando crear el caos”. El discurso fue escrito, como era ha-bitual, por su hijo Antonio, mejor conocido por su romance con la cantanteShakira. “Así como enfrenté los problemas económicos, así como dispusemedidas de emergencia para asistir a los más necesitados, decidí ponerlímite a los violentos que se aprovechan de las penurias ajenas”. Desde ellunes, una ola de saqueos a supermercados se extendía por todo el país.“Decreto el estado de sitio en todo el territorio de la república”. En todos losbarrios de la capital y el gran Buenos Aires la reacción fue inmediata: concacerolas, botellas, utensilios de cocina, la gente salió decidida a la calle,desautorizando la medida. “El estado de sitio, se lo meten en el c...”, cantabauna multitud reunida una hora más tarde en la Plaza de Mayo.

El país había comenzado el año 2001 soportando treinta meses dedepresión económica. La puja de intereses para sobrevivir a la crisis sehacía cada vez más aguda. Por un lado, el sector financiero y las empresasprivatizadas exigían mayor seguridad jurídica y recortes en el gasto público.Por otro, la industria nacional y la banca pública pedían políticas quereactivaran la producción. Crecientes reclamos de trabajadores ydesempleados profundizaban la debilidad del gobierno de la Alianza,

☞3 de diciembre: El gobierno limita a 250 dólares la cantidadsemanal que podrá retirar cada ciudadano de su cuenta bancariapara frenar la fuga de capitales: nace el “corralito”.

☞13 de diciembre: Huelga general contra las restriccionesbancarias.

☞17 de diciembre: Comienzan los saqueos.

☞19 de diciembre: Se generalizan los saqueos a super-mercados y estallan violentas protestas. El gobierno declara elestado de sitio. Un cacerolazo provoca la renuncia de DomingoCavallo.

☞20 de diciembre: De La Rúa dimite tras un ineficaz intento delograr un gobierno de coalición con los peronistas. Batalla campal

en torno a la Plaza de Mayo. Se mencionan 30 muertos en lasrefriegas con la policía. Asume Ramón Puerta, presidente delSenado, que convoca a la Asamblea Legislativa.

☞23 de diciembre: Rodríguez Saá es investido nuevo presidenteprovisional y declara la mayor suspensión de pagos de la historiaeconómica internacional.

☞30 de diciembre: Rodríguez Saá y su gobierno presentan ladimisión ante las protestas populares. Renuncia de Puerta. AsumeEduardo Caamaño, presidente de la Cámara de Diputados.

☞2 de enero de 2002: El peronista Eduardo Duhalde asume lapresidencia, cargo para el que es elegido por la AsambleaLegislativa para un período de dos años. Devaluación y fin de laconvertibilidad.

CRONOLOGÍA

LA ENCRUCIJADA ARGENTINA

Sandra Lefcovich*Edgardo Loguercio**

* Periodista argentina, miembro del cuerpo editorial de la sección internacional del diario CorreioBrazilense, de Brasil. Especialista en América Latina que ha cubierto in situ varios eventosimportantes en el continente, como la actual crisis argentina.** Escritor y poeta argentino. Ha publicado varios textos en editoriales independientes.

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coalición de la centenaria Unión Cívica Radical (UCR) con el Frente PaísSolidario (FREPASO). Las presiones y la parálisis de la política económicacondujeron finalmente a la renuncia del ministro de economía José LuisMachinea, el 2 de marzo. El plan de ajuste ensayado por su reemplazante,Ricardo López Murphy, un liberal ortodoxo, provocó un amplio rechazopopular, obligándolo a dimitir apenas dos semanas más tarde.

Domingo Cavallo, el mentor de la convertibilidad, fue el elegido paraencauzar la crisis económica. Se fueron sucediendo iniciativas que, una trasotra, produjeron mayores problemas y recesión: un megacanje de bonos dela deuda; el otorgamiento de “superpoderes” al ministro; un plan decompetitividad para bajar los costos de las empresas; un plan de déficit ceroque incluyó recortes del 13% en los salarios estatales y las jubilaciones. Elriesgo país1 crecía y el valor de los bonos argentinos caía en picada. Lasituación social empeoraba.

La pobreza era marginal en la Argentina hasta la llegada de los militaresen 1976: apenas el 5% de los hogares eran pobres. 25 años después, el44% de la población vive debajo de la línea de pobreza. Sólo en el añopasado, tres millones de personas de la clase media se sumaron a ese grupo.El ritmo de crecimiento de la tasa de desempleo se volvió vertiginoso, pasandodel 18% en octubre al 20% en diciembre. La prensa empezó a hablar de una“latinoamericanización” de la Argentina, donde la distancia entre ricos y pobresaumentó de doce veces en 1974 a 28 veces en 2001.

Como consecuencia de esa crisis, el movimiento “piquetero” ganabala escena política organizando, desde el mes de julio, cortes de ruta(“piquetes”) coordinados, que paralizaron el país en varias oportunidades,en reclamo de trabajo. Los desocupados, después de cinco años de luchasaisladas, se reunieron por primera vez en una Asamblea Nacional queelaboró un programa y un plan de acción. Con un gobierno que se debatíaentre la voracidad de los mercados y las crecientes demandas sociales,Argentina se convertía en el país más riesgoso del mundo, superando los1916 puntos básicos en los primeros días de octubre.

VOTO BRONCA

Las elecciones legislativas de ese mes dieron una muestra clara delprofundo descontento popular. El llamado voto bronca –sumatoria de lossufragios blancos y anulados– fue la estrella del comicio, un castigo en lasurnas dirigido no sólo al oficialismo gobernante. En la ciudad de BuenosAires y en la provincia de Santa Fe se impuso a todos los partidos políticos.La Alianza sufrió un derrumbe electoral al perder cinco millones de votos.El peronismo, que a pesar de retroceder logró un 25%, se colocó como laalternativa de recambio, alcanzando la mayoría en ambas cámaras.

Pero ni De La Rúa ni Cavallo reaccionaron ante el mensaje. Se diocontinuidad a una política económica sostenida dogmáticamente, que permitíagrandes negocios a la especulación financiera mientras se multiplicaban lasquiebras y los despidos. La cadena de pagos se rompía. El marasmoeconómico y el malhumor social parecían no conmover al gobierno, encerradoen un aislamiento pronto calificado de “autista”. La última jugada intentada

por Cavallo fue un nuevo canje de deuda que permitiera cumplir con loscompromisos del año ante los acreedores externos. El FMI anunció que nogiraría un préstamo de 1260 millones de dólares, pactados como parte delblindaje suscrito en enero. El canje no pudo completarse y el default, que eraun hecho inminente, provocó una corrida financiera el último viernes denoviembre. En un fin de semana interminable, y ante el riesgo de unabancarrota del sistema bancario, el gobierno decretó el “corralito”.

La bancarización compulsiva, restringiendo el uso de efectivo, y laretención de los salarios y los depósitos a plazo fijo, paralizó aún más laactividad económica. Para sostenerse, los defensores del libremercadoprivaban a la población del uso de su dinero. Miles de personas se abarrotaronen los cajeros automáticos, multitudinarias filas esperaban durante horas,intentando hacer gestiones en los bancos. La vida cotidiana se volvió uninfierno, dominada por el temor. La economía informal, que permitía sobrevivira millones de familias, había recibido un golpe de muerte. En los barriospopulares y en el interior del país, a causa del hambre, combinada a laimposibilidad de conseguir un mínimo peso, la situación se tornaba explosiva.

REBELIÓN POPULAR

El 17 de diciembre empezaron a producirse saqueos en algunossupermercados, en los barrios pobres de las provincias de Entre Ríos yMendoza. Las imágenes registradas por la televisión fueron una mecha enpasto seco, y el país se incendió. El 19, en el gran Buenos Aires estalló unaola de asaltos a supermercados, protagonizados por gente desesperadaque, de a miles, avanzó sobre los comercios para conseguir comida. Cuandoel gobierno atinó a reaccionar, pretendió arrogarse una autoridad que aesa altura no era más que una ilusión. La noche del 19, después del anunciodel estado de sitio, el “cacerolazo” era la expresión de una rebelión populargeneralizada contra el gobierno. Cavallo, acorralado por miles de perso-nas en su propia casa, fue el primero en presentar la renuncia. Para lamañana siguiente lo había hecho todo el gabinete.

1 Es un índice denominado Emerging Markets Bond Index Plus (EMBI+) y es elaborado por elbanco de inversiones J.P. Morgan, de Estados Unidos. Mide el grado de “peligro” que entrañaun país para las inversiones extranjeras.

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Pero la movilización quería la caída del presidente. Pasado el mediodíadel 20, De la Rúa ofreció al peronismo la formación de un gobierno de unidadnacional y puso todos los ministerios a su disposición. Los justicialistas, desdeel Congreso, se negaron a sostener al gobierno. Mientras tanto, en las callescercanas a la Casa Rosada se libraba una batalla feroz. Hombres, mujeres,jóvenes, enfrentaban a la policía con piedras y palos. De la Rúa debió abandonarla sede del gobierno en helicóptero, desde donde pudo ver a los miles demanifestantes que pugnaban por entrar en la Plaza de Mayo, las barricadas ylas columnas de humo. Era la primera vez en la historia del país en que unpresidente dejaba el cargo por el reclamo directo de la población rebelada. Lajornada había dejado un saldo de más de 30 muertos, cientos de heridos y4,000 detenidos, a manos de una salvaje represión. Como en el pasado,Argentina pagaba con sangre el comienzo de una nueva etapa política.

ASAMBLEA

LEGISLATIVA

El Congreso debió convo-car a una Asamblea Legis-lativa, puesto que el vice-presidente electo en 1999había renunciado un añoatrás. La Asamblea se reu-nió el 22 de diciembre, desig-nando presidente al gober-nador de la provincia de SanLuis, Adolfo Rodríguez Saá,para liderar una transición detres meses, tras la cual seconvocaría a elecciones pre-sidenciales. Debido a las divergencias en el seno del Partido Justicialista, mayo-ría en el Congreso Nacional, y a la urgencia, que no permitía el desgaste dehacer elecciones internas, los peronistas, aliados a la minúscula derechaparlamentaria, impusieron al país que las presidenciales se hicieran aplicandola ley de lemas; o sea, que cada partido podría presentar más de un candidato.Distintos partidos menores, como el Argentinos por una República de Iguales(ARI) de Elisa Carrió, y legisladores del interior del país, denunciaron que laConstitución impedía expresamente la aplicación de esa metodología, por loque Rodríguez Saá fue electo por el ajustado margen de 169 a 138 votos.

En su discurso de asunción ante la Asamblea, Rodríguez Saá declarócon tono de victoria la mayor suspensión de pagos de la deuda de la historiamundial; la creación de un millón de empleos y ayudas para los másnecesitados, además de la extradición de los militares acusados de crímenesdurante la dictadura. Pero pronto se vio que los anuncios eran purademagogia. Pagó en su única semana de mandato 75 millones de dólares alFMI, y mantuvo el compromiso con los bancos por el canje de deuda localimpulsado por Cavallo. Para peor, sin haber definido el rumbo económicoque tomaría el país, el presidente del Banco Central propuso la emisión de15,000 millones en bonos Lecop, causando alarma en los sectores financieros.La designación de funcionarios en la primera línea del gobierno, sobre losque pesaban graves acusaciones de corrupción, sumó descrédito para elflamante presidente. Los argentinos, oscilando entre el drama de la penuria

económica y el espíritu de cambio que alumbrara en las jornadas del 19 y20, veían que el hombre designado por el justicialismo para conducir latransición, con un escaso apoyo político, ventilaba sus pretensiones decompletar el mandato dejado vacante por De la Rúa hasta el 2003.

La población reaccionó con furia ante la decisión de la Corte Supremade Justicia de respaldar el “corralito”. Un nuevo “cacerolazo”, en la nochedel viernes 28, hizo tambalear al gobierno provisional. “Que se vayan todos,que no quede ni uno sólo”, cantaba la multitud. La “bronca” desatada trasla represión llegó al mismo Salón Azul del Congreso, donde un grupo demanifestantes ingresó por la fuerza, prendiendo fuego y sacando elmobiliario a la calle. Las imágenes de la movilización que, en una solanoche, tuvo como blanco a cada uno de los tres poderes del Estado, muestranal mundo la profundidad de la crisis política argentina. Ese fin de semana,los gobernadores justicialistas hacen fracasar una reunión convocada por

Rodríguez Saá en el balneariode Chapadmalal. Abandonadopor sus pares, vuela a su pro-vincia para anunciar la renun-cia, una semana después deasumir el poder. Argentina des-pediría el turbulento e inolvida-ble 2001 sin presidente y sumi-da en la incertidumbre.

QUINTO

PRESIDENTE

La nueva Asamblea Legislativa,reunida el 1 de enero, eligió parala presidencia a Eduardo Duhalde,

ex vicepresidente de Carlos Menem, que había sido derrotado por De La Rúaen las elecciones de 1999. Contando con un poderoso aparato político enlas concentraciones urbanas de la provincia de Buenos Aires, Duhalde fuedesignado por sus pares justicialistas como el dirigente con mejorescondiciones para encabezar un gobierno de unidad nacional. El peronismoobtuvo el apoyo de los radicales, liderados por Raúl Alfonsín, de un sectordel centroizquierdista FREPASO, y de buena parte de los partidos provinciales,sumando 262 votos sobre 301. Ese acuerdo representó la alianza, por primeravez, entre los dos partidos mayoritarios, enfrentados durante 50 años, unidosahora ante la crisis más grave que haya conocido el país. La paradoja esque uno y otro se encuentran en el momento de mayor desprestigio de todasu historia.

Al aceptar la presidencia, Duhalde anunció ante la Asamblea queterminaría “con un modelo agotado” que beneficiaba a los sectoresfinancieros, en favor de la producción y el mercado interno. Al mismo tiempo,aseguró a los ahorristas que el dinero retenido en el “corralito” sería devueltoen la moneda original; es decir, que quienes tuvieran depósitos en dólaresrecibirían dólares. Detrás del vallado que rodeaba al Congreso y en muchosbarrios de la ciudad, un nuevo “cacerolazo” dejó en claro al nuevo presidenteque su gobierno no tendría margen para maniobras. “Yo no lo voté”, era laconsigna preferida de los manifestantes.

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PROTESTA SOCIAL Y CRISIS POLÍTICA EN ARGENTINA:¿LA DEBACLE NEOLIBERAL?1

José Seoane*

IMÁGENES DEL FINAL

El jueves 20 de diciembre, al caer la tarde, presentaba su renuncia elpresidente De la Rúa y concluía, precipitadamente, el breve gobierno

de la “Alianza2” que había ganado holgadamente laselecciones presidenciales en Argentina en octubre de 1999.Mientras el helicóptero oficial transportaba al ya ex presi-dente, en los alrededores de la Casa de Gobierno y a lolargo de todo el centro de la ciudad de Buenos Aires, lasfuerzas policiales intentaban disolver, bajo el peso de unaviolenta represión, la incansable manifestación popular quehabía ocupado y disputado la simbólica Plaza de Mayo desdela noche del día anterior.

Estas imágenes retrataban el fracaso de la coaliciónpolítica oficial que había por demás defraudado las expec-

tativas populares que acompañaron su triunfo dos años atrás. Tras elcompromiso electoral de trabajo, educación y justicia3, el significativo in-cremento de la desocupación, la asfixia presupuestaria de la educaciónpública y los intentos de arancelamiento de los estudios universitarios, y laconcupiscencia con los jueces federales designados bajo la gestión

LA OPINIÓN DE LA GENTE

Antonio di Luca

Tiene un minimercado de verduras y alimentos en el barrio de Once. Endiciembre y enero las ventas disminuyeron un 60%. “Las personas estánpresas en el ‘corralito’ bancario”, reclama el comerciante de 54 años. Antoniono tenía dinero depositado en el banco. Pero su hija sí: 30 mil dólares aplazo fijo, ahorrados con el novio para comprarse una casa. Ahora no sabencuándo se casan, y mucho menos dónde irán a vivir.

Pedro di Silvestre

Dueño de una pequeña constructora, fue a la quiebra hace ocho meses.Está furioso. Acompañado de sus hijos, participa de las protestas con unmapa de la Argentina colgado en el pecho. “Todos esos políticos fracasadosdel radicalismo y del justicialismo se unirán para llevar a Duhalde a lapresidencia. Son una mafia, son todos corruptos.”

Silvia Rodríguez

Vestido de algodón y cabello teñido de rubio, no le alcanzan las malaspalabras para definir la crisis argentina. “Estoy furiosa con el desempleo y

la pobreza que sufrimos ahora”, reclama la mujer de 46 años. “Tuve quecerrar mi negocio por el h.d.p. de Menem que, mientras sufrimos, paseapor las playas de México con la mujer”.

Olga

La madre de Gustavo Benedetto, uno de los seis jóvenes que murieron eldía 20 de diciembre por la represión policial en la capital argentina, esperaque se haga justicia. Era la primera vez que el muchacho de 23 añosparticipaba en una manifestación. Fue a la Plaza de Mayo porque lo habíanechado del supermercado donde trabajaba, destruido por los saqueos. “Salióa defender su trabajo”, cuenta la madre. Está preocupada. “La situación noestá nada calma. No me gusta nada lo que viene pasando en la Argentina.”

Manuel Alonzo

La bocina del Ford-T sirve para hacer mucho ruido. Manuel tuvo que cerrarsu distribuidora de libros porque lo hundieron las deudas. “Ya echamospresidentes. Podemos echar hasta el FMI”, dice entusiasmado. En el barriolas relaciones cambiaron. “Antes ni nos hablábamos. Ahora nos unimos enasambleas para discutir cómo seguir la lucha. Esto es lo más grande queme ha pasado en 44 años de vida.”

* Sociólogo. Coordinador del programa Observatorio Social de América Latina(OSAL) del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires,Argentina.

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“menemista”, habían señalado ya el fácil olvido de los pactos ciudadanosdel que parecen hacer gala las élites políticas contemporáneas. Los“cacerolazos” y movilizaciones de finales de diciembre, protagonizados enbuena medida por los propios sectores sociales que habían apoyado lacoalición gobernante, reponían en las calles la esencia vital de lademocracia, vilipendiada y corroída bajo la aplicación de las políticasneoliberales.

Finalizaba una gestión que sólo había profundizado, una y otra vez,el ajuste fiscal y, consecuentemente, acelerado brutalmente el largo ciclorecesivo –que lleva más de cuatro años– y el proceso de pauperizaciónsocial que signa la política económica argentina –casi sin discontinuidades–desde mediados de la década de 1970.

La renuncia forzada del ex presidente De La Rúa se incorporaba asía la lista –por cierto, nada breve si consideramos los casos de Brasil, Ec-uador, Perú y Venezuela en la última década– de gobernantes “neoliberales”latinoamericanos que debieron abandonar apresuradamente el poder alcalor del repudio y la movilización social.

Pero la caída del gobierno y la crisis política desencadenada a partirde allí –que, entre otras cuestiones, se expresó en el devenir de cincopresidentes en menos de 15 días, y que aún está lejos de haberse resuelto–reflejaba también el colapso del régimen forjado a principios de la décadade 1990, conocido bajo el nombre de la “convertibilidad”, y que fuera lacristalización histórica particular de un ciclo de más largo aliento que hundesus raíces casi tres décadas atrás con el inicio de las políticas de corteneoliberal en Argentina. Las consecuencias sociales de dichas políticasquedan, por demás, graficadas ante el hecho que mientras en 1975, sobre22 millones de habitantes, la población que vivía por debajo de la línea depobreza se contaba en 2 millones; hoy, entre una población de 37 millones,son casi 14 millones los condenados a ser pobres, de los cuales casi untercio (un poco más de 4,5 millones de personas) son indigentes. Por otraparte, su incapacidad siquiera de garantizar, aun con un patrón de

distribución regresivo, un ciclo de creci-miento económico sostenido, quedade manifiesto en la prolongada rece-sión actual.

Y, en este caso, la crisis de la“Argentina de la convertibilidad”–forjada por el ex presidente Menemy el ministro Cavallo a principios de1990, y prolongada bajo la gestión deDe La Rua, otrora ejemplo internacionalde los impulsores del “libre mercado” ydel camino a seguir, reflejaba también,con toda la intensidad de un casotestigo, la profunda crisis económicaque afronta la llamada “globalizaciónneoliberal” a nivel internacional.

FISONOMÍA DEL

NEOLIBERALISMO

Impuesta a sangre y fuego a partir de 1976 con la dictadura militar, la estra-tegia neoliberal en Argentina supuso la constitución de un nuevo régimensocioeconómico, caracterizado por un patrón regresivo de distribución delingreso y la riqueza, que significó un furioso proceso de concentración delcapital y expropiación de bienes, ingresos y derechos de amplias franjassociales; así como también de los bienes públicos y recursos naturales.

Bajo inspiración de la “ortodoxia” económica, basado en la libera-lización financiera y comercial, dicho régimen significó la instalación de unmodelo signado por la valorización financiera y la transferencia de recursosal exterior. El endeudamiento externo del gran capital local –luego “esta-tizado” bajo la gestión de Domingo Cavallo al frente del Banco Central–ligado a la especulación financiera y la fuga de capitales, y el endeuda-miento estatal que acompañó a éste para proveer las divisas necesarias alciclo especulativo, hicieron del crecimiento de la deuda externa un com-ponente esencial del régimen neoliberal. Por otra parte, el predominio dela inversión financiera –en detrimento de la productiva– combinado con laapertura comercial, indujo al extremo la destrucción del aparato productivoy consumó la desindustrialización, con la consecuente expansión del desem-pleo y la reducción de los ingresos.

La implementación en 1991 del régimen de la convertibilidad significó,más allá de sus efectos sobre la contención de la espiral inflacionaria, laprofundización radical del rumbo neoliberal acentuando la apertura comercialy abriendo paso a la privatización radical de los activos públicos. En esteesquema, las privatizaciones permitieron, tanto al gran capital local comoal internacional, apropiarse, a valores irrisorios, de parcelas de la actividadeconómica, en condiciones, por lo menos, de cuasi-monopolio y de altarentabilidad, obteniendo nuevas alternativas de valorización sobre la basede trastocar la otrora vigencia de determinados derechos de carácter públicoen un objeto más del proceso de acumulación del capital. La asociación enuna nueva “comunidad de negocios” de los grandes empresarios localescon la banca internacional y empresas trasnacionales en la gestión de las

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empresas públicas privatizadas, constituyó tanto un punto de consensoentre el poder económico como un permanente sostenedor de la gestióndel gobierno del ex presidente Menem. El otorgamiento de estos sectoresde alta rentabilidad al capital más concentrado, se vinculó a un nuevo ciclode endeudamiento externo y fuga de capitales que caracterizó la décadade 1990, y marcó, una vez más, el carácter prebendario y rentístico delrégimen económico en Argentina. Es fácil percibir que el desarrollo de esteproceso no sólo profundizó la crisis social y la injusticia en términosdistributivos, sino que a su vez llevó al extremo las condiciones de fragilidadfiscal y de deterioro del país, en términos de su balance externo.

En este sentido, la dependencia estructural del régimen iniciado amediados de la década de 1970 hacia el flujo de capitales externos –seabajo la forma de endeudamiento o de capital especulativo o de inversión–significa, claro está, que cuando el acceso al crédito se interrumpe, elmencionado orden es puesto en crisis y afronta momentos de colapso. Asíocurrió en 1982 (crisis de la deuda externa); en 1989 (quiebra fiscal ehiperinflación); en 1995 (efecto Tequila), y vuelve a darse desde mediadosde 1998 como efecto de la crisis mundial.4

Así, la crisis argentina, en su particular complejidad, expresa losefectos de los temblores financieros que atravesaron la “globalizaciónneoliberal” desde finales de 1997 (con el derrumbe de las economíasasiáticas), y que prolongaron sus efectos a lo largo de 1998 (en Rusia yBrasil) para alcanzar al centro de las grandes potencias –particularmenteEstados Unidos– en 2001, bajo la forma de un recesión económica queparece hoy instalarse a nivel internacional. Sin embargo, a diferencia delas crisis anteriores, la particularidad de la presente nos remite a trescuestiones o procesos que intentaremos analizar a continuación.

EL RESURGIR DE LA MOVILIZACIÓN

SOCIAL

Los “cacerolazos” y movilizaciones encarnados por los sectores urbanos–particularmente las capas medias y amplios grupos juveniles en la ciudadde Buenos Aires, que signaron las jornadas de diciembre, coronaron unlargo proceso de incremento de la protesta social y de fortalecimiento delos movimientos populares forjado a lo largo del año 2001.

En este sentido, vale mencionar que, por ejemplo, los registros deseguimiento de los conflictos sociales elaborados por el Observatorio So-cial de América Latina (OSAL-CLACSO) indican que en el caso de Argen-tina, el número de protestas impulsadas por diferentes movimientos yorganizaciones, a lo largo del año que acaba de concluir, se incrementó enmás de un 50% respecto del año anterior.5

Este crecimiento de la protesta se manifestó también en la ampliaciónde la territorialidad social de la misma –que abarcó a trabajadores conempleo, a los desocupados, los estudiantes, los sectores medios, loscomerciantes y los pequeños productores agrícolas; en su densidad; en elavance organizativo que algunos de estos procesos supusieron –espe-cialmente en los sectores de trabajadores desocupados y urbanos; en eldesarrollo de nuevas formas de acción colectiva y entramados organizativos,y en la importancia de los conflictos. En su amplia configuración e intensidad,

estos procesos reflejaban la profundidad del impacto de la recesióneconómica y de las políticas de ajuste.

En este sentido, las movilizaciones de diciembre de 2001 portabancomo herencia, experiencia y antecedente, las intensas luchas socialesdesencadenadas en marzo y julio del mismo año frente a los renovadosintentos de recorte del gasto fiscal impulsados por el gobierno. El primero,condensado entre los días 16 y 21 de marzo, originó el rechazo al ferozpaquete de medidas de recorte del gasto público anunciado por el ministrode economía Ricardo López Murphy. Si bien se concretó sólo parte de lasmedidas anunciadas, la masiva movilización contribuyó a precipitar larenuncia del nuevo ministro. El segundo intento, iniciado a mediados dejulio y que se extiende hasta septiembre, es respuesta al plan de déficitcero de Domingo Cavallo (sucesor de Murphy en el Ministerio de Economía).La rebaja del 13% en los salarios del sector público (que incluye también alas jubilaciones), las cesantías, el pago de parte de los salarios con bonos–en el caso de los empleados provinciales– o directamente el no pago, a loque se agregaba la deuda del incentivo docente –plus salarial obtenido enlos inicios del gobierno aliancista– y el recorte del presupuesto universitario–lo que condenaba a varias casas de estudio a su virtual paralización,motivaron las protestas y señalaban ya el colapso del régimen económicoconocido como “convertibilidad”.

El ciclo de movilizaciones, huelgas, cortes de ruta y “cacerolazos” querecorrió el 2001 y que se concentró en el fin del año, nos remite a tres cuestiones

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a resaltar. En primer lugar, parece marcar el final del “disciplinamiento” socialconsolidado bajo el terror represivo de la pasada dictadura y recuperadopor el “terror económico” que instaló la serie hiperinflacionaria y el desempleode masas en la década de 1990. La irrupción social en la escena del podery su demostrada capacidad de incidencia en la crisis, han puesto demanifiesto, por lo menos, la vigencia de un límite social a los intentos deresolución de la situación actual. El bullar de las cacerolas resuena aún enlos oídos de la élite política y económica.

En segundo lugar, en tanto las políticas aplicadas durante estas dé-cadas contaron con la participación o beneplácito de la mayoría del establish-ment político, el crecimiento de los movimientos de protesta se consolidóen una manifiesta autonomía de los partidos mayoritarios y fue forjandouna crítica al conjunto del régimen político, dando inicio a un complejo ygerminal proceso de “democracia callejera”, asambleísta y participativa.

Finalmente, en su vitalidad y sus formas, parecen rememorar otrasexperiencias de rebeliones sociales recientes en Latinoamérica, como ellevantamiento indígena de Ecuador en enero de 2000, o la llamada “Guerradel Agua”, en Cochabamba, Bolivia, en abril de ese mismo año, en contrala privatización de la empresa proveedora de agua, señalando así tambiénel carácter regional de estas luchas.6

LA CRECIENTE ILEGITIMIDAD DEL

RÉGIMEN POLÍTICO

Como lo señala Noam Chomsky,7 la liberalización del capital (característicade las contrarreformas neoliberales), conduce a la instalación de un“parlamento virtual” que, tras el control cotidiano de los flujos especulativos,obtiene un “poder de veto y decisión” sobre las políticas de gobierno,restringiendo de facto la democracia. También Atilio Boron8 ha señalado laprofunda contradicción vigente entre la democracia –entendida comoefectivo gobierno del pueblo– y el neoliberalismo.

La experiencia argentina reciente resulta un trágico y claro ejemplode estas consideraciones. La aplicación de las políticasneoliberales durante la década “menemista” supuso unaparticular concentración del poder en el Ejecutivo –através de los decretos presidenciales, de control ysubordinación de la Justicia –ampliación de la CorteSuprema, reemplazo de los Jueces Federales; y degeneralización de la corrupción. Las victorias electoralesobtenidas por el presidente Menem –abonadas porestos procesos y por la ficticia bonanza económica yextensión del crédito de los primeros años– comenzarona opacarse en la segunda mitad de la década de 1990con la profundización de la crisis económica. Así, elretroceso electoral del partido gobernante (Justicialista)en las elecciones parlamentarias y provinciales de 1997-particularmente en la provincia de Buenos Aires, y laderrota estrepitosa en las elecciones presidenciales yparlamentarias de 1999, marcaban la exigencia socialde un cambio de rumbo. Sin embargo, como ya lo seña-lamos, el gobierno de la Alianza lejos de escuchar las

razones democráticas de su apoyo electoral, fue marcando una continuidad,cada vez más acentuada, con el gobierno menemista anterior.

La renuncia del vicepresidente Álvarez en octubre de 2000, justificadapor la no resolución del escándalo de la compra de votos de los senadorespara la aprobación de una nueva reforma laboral precarizante; la renunciade los ministros del Interior y Educación ante el ajuste anunciado por LópezMurphy en marzo de 2001, y la asunción de Domingo Cavallo en su segundomandato como Ministro de Economía –una muestra palmaria de la conti-nuidad– marcaron el aislamiento social que consumió al Poder Ejecutivoen su respeto a los dictados de los mercados y la incapacidad del régimendominante de conquistar alguna legitimidad social.

De cara a la sociedad, la creciente ilegitimidad política que habíasabido ganarse el gobierno en su corta gestión (y la amplia mayoría delestablishment), se reflejó en los resultados de las elecciones de octubre de2001, con el fabuloso derrumbe electoral de la alianza gobernante, la pérdidade votos del Partido Justicialista –aunque le permitió conquistar la primeraminoría en la Cámara de Diputados y, en ese sentido, asegurarse un relativocontrol del Parlamento. Esto jugará un rol decisivo en la transición abiertaen diciembre y el vertiginoso crecimiento del voto nulo o blanco, que alcanzóa casi el 22% y se convirtió en la tercera fuerza a nivel nacional.

En este sentido, el cuestionamiento al conjunto de los poderes delEstado (Ejecutivo, Parlamento y Corte Suprema) de las protestas dediciembre, expresó en las calles, con mayor intensidad, el reclamo de un“demos” huérfano de representación que, aun germinalmente, demandabauna reforma radical del régimen político capaz de hacer efectivo el gobiernodel pueblo.

LA DISPUTA DE LOS PODERES

ECONÓMICOS

Como ya lo señalamos, el ciclo de la “convertibilidad” aseguró un nuevoproceso de enriquecimiento para los poderes económicos dominantes,

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cifrados en su participación en lasprivatizaciones de las empresaspúblicas. La entrega de estos activospúblicos significó el traspaso de áreascuasi-monopólicas en condicionesregulatorias altamente favorables–aumento tarifarios, dolarización delas facturas, indexación bianual por lainflación norteamericana, etc.– garan-tizando por esta vía, un nuevo ciclo detransferencia de ingresos y riquezasal poder económico más concentrado.

Sin embargo, el relativo cierredel acceso al crédito internacional, lasdevaluaciones competitivas encaradaspor otros países de la región –particu-larmente Brasil, y la creciente mag-nitud de la recesión mundial, marcaronel agotamiento de este círculo “vir-tuoso”, en términos del capital másconcentrado, de la convertibilidad.Esta crisis se expresó en la crecientedisputa y tensión al interior de dichobloque de capital, entre las fraccionesfinancieras y de los servicios públicosprivatizados (que sobre la segundamitad de los 90 pasaron a manos delas trasnacionales que pugnaban por la dolarización), y la fracciónacaudillada por los llamados “grandes grupos locales” (fundamentalmenteexportadores) que defendían la devaluación.9 Ciertamente, más allá deestas diferencias y de los intentos de volcar a su favor a otros sectoressociales, ambos grupos coincidían, y siguen coincidiendo, en sostener elpatrón regresivo de distribución del ingreso.

Dicha puja atravesó al conjunto del establishment político y se expresóante cada adopción de medidas económicas. Bajo los reiterados “golpesde mercado” –que se mostraban particularmente bajo la escalada del riesgo-país y la fuga de depósitos, el gobierno de De la Rúa privilegió, con laadopción de sucesivos ajustes fiscales, la preeminencia de los sectoresfinancieros.

LAS JORNADAS DE DICIEMBRE

Durante las últimas semanas de diciembre, los procesos descritos secombinaron e intensificaron para sellar la suerte del oficialismo, cuestionar alrégimen político y poner en debate las salidas a la crisis de la “convertibilidad”.Su detonante fue la sanción de una serie de medidas que el ministro Cavallo,bautizadas luego como el “corralito”, y que significaron un virtual congelamientode los depósitos bancarios afectando tanto a los “plazos fijos” como al cobrode salarios (que habían sido obligados en buena parte a bancarizarse pormedidas anteriores del propio ministro). El impacto de estas políticasrápidamente hizo oír su voz. El miércoles 12 de diciembre múltiples protestasy cortes de ruta se realizaban en todo el país, y se escuchaban los primeros

“cacerolazos” y “bocinazos”. Al día siguiente, todas las centrales sindicalesconvocaban a un paro nacional contra la política económica que recogió unaltísimo acatamiento –uno de los mayores de la década.10

Ese mismo día aparecen los primeros saqueos y reclamos decomida en el interior del país, que se prolongan y se multiplican en todoel conurbano bonaerense y en buena parte de las ciudades del país. Bajoestas acciones (que rememoran aquéllas de 1989), los sectores másempobrecidos de las populosas barriadas de las principales ciudades delpaís, reaparecen en la arena del conflicto –redefiniendo las experienciasde cortes de ruta que habían caracterizado al movimiento de trabajadoresdesocupados en los meses y años anteriores. Es difícil aún evaluar concerteza este dramático proceso, sobre el que seguramente incidió laprofundización de la crisis que supuso el “corralito bancario” y la proximidadde las fiestas, así como aquéllos que intentaron sacar provecho del “ríorevuelto”.

La noche del 19 de diciembre el ex presidente De la Rúa anunciabapor cadena nacional el estado de sitio, medida aparentemente consensuadacon los gobernadores justicialitas. Sobre el final de su discurso y en unacto de abierta desobediencia civil, los vecinos de Buenos Aires –y denumerosas ciudades del país– comenzaban a hacer sonar sus cacerolas,para reunirse luego en las esquinas e iniciar una larga marcha hacia loslugares símbolos del poder político: la residencia presidencial de Olivos, lacasa del ministro Cavallo, el Congreso Nacional y la Plaza de Mayo. Cuandolas primeras columnas de vecinos –donde se destacaban las mujeres, losjóvenes y los niños– llegaban a la Plaza de Mayo repiqueteando lascacerolas, ya era pasada la medianoche. Singularmente, la represión que

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se descargó sobre los primeros manifestantes que se concentraban en laplaza, no hizo desistir al conjunto.

Durante buena parte de la noche, en una jornada que se reinicia eljueves desde la mañana, se prolonga una verdadera batalla callejera porsu ocupación, la que se extiende paulatinamente a todo el centro de laciudad. Las imágenes de estos enfrentamientos, la distintiva presenciajuvenil y el encarnizamiento policial, hacen recordar a las jornadas deGénova de julio de 2001 contra la Cumbre del G8. La brutal represióncobra cientos de heridos y detenidos y, por lo menos, siete muertos bajolas balas policiales. Hacia el fin del día, el ministro Cavallo y, luego, elgobierno en su conjunto, renuncian. La tan inesperada como intensaprotesta y movilización ciudadana –de aquéllos que fueron principalesapoyos electorales del triunfo de la Alianza en 1999, y la respuestarepresiva que los acogió, marcan, así, el fin del gobierno de De la Rúa.Señalan también la profundidad de la crisis de hegemonía que cuestionahoy al modelo neoliberal en Argentina.

Tras la asunción de Rodriguez Saá de su brevísimo mandato comopresidente, las disputas de poder al interior del Partido Justicialista (a la queno fue ajena el conjunto del establishment político) y la puja entre las distintasfracciones del “poder económico”, abrieron el espacio para que el bullar delas cacerolas y las movilizaciones marcaran el tiempo de la crisis política.

UNA RESOLUCIÓN PENDIENTE

La elección de Eduardo Duhalde como nuevo presidente por la AsambleaLegislativa está lejos aún de haber resuelto la profunda crisis de hegemoníaexpresada con particular intensidad desde finales de diciembre. A diferenciade los sucesos de 1989 (cuando la hiperinflación y los saqueos apresuraronla asunción de Carlos Menem a la presidencia), hoy la constitución, sobrelas cenizas de aquel régimen, de un nuevo modelo, enfrenta varios retos:tanto la dificultad de reconstruir la unidad de los poderes económicos–ahora bajo la aparente preeminencia de los “grupos exportadores”– como

la creciente resistencia social a la prolongación del patrónregresivo de distribución del ingreso.

En lo que corresponde al movimiento social, las experienciasde los “cacerolazos”, los piquetes barriales y las movilizaciones,han abierto, al interior de los sectores urbanos, nuevos procesosde organización local cuya potencialidad y riqueza todavía nopueden ser evaluadas en toda su dimensión. A la par de losnuevos “cacerolazos” (que, particularmente dirigidos a la banca,ya acompañan la gestión de Duhalde), otras protestas vuelven amanifestarse, particularmente protagonizadas por los trabaja-dores del sector público y del movimiento de trabajadoresdesocupados que ya habían encarnado el ciclo de movilizacionesdurante agosto y septiembre de 2001.

La gestación de estas experiencias y la instalación en lacalle, más allá de sus reclamos particulares, dan cuenta de unaaspiración de renovación y democratización radical de la vidasocial -en la que la política económica y la distribución de losrecursos sociales, lejos de quedar fuera, están en el centro de laatención ciudadana.

En tanto los hechos no concluyen, quizá valdría interrogarse en quémedida, si la otrora “Argentina convertible” forjada por Menem y Cavallofue presentada por los organismos internacionales de crédito como el exitosocamino a seguir, la de hoy no podría ser pensada como el espejo del posiblefuturo del neoliberalismo.

NOTAS

1 Agradezco especialmente a Ivana Brighenti la colaboración en lapreparación de este artículo.

2 Nombre de la coalición electoral conformada por la Unión Cívica Radicaly el FREPASO (Frente País Solidario).

3 Éste fue el lema principal de la campaña electoral realizada por la Alianzaen 1999.

4 Lozano, Claudio. “Contexto económico y político de la protesta social en laArgentina contemporánea”, en OSAL (CLACSO) No. 5, septiembre 2001.

5 Ver Seoane, Taddei y Algranati, 2001; Seoane y Taddei, 2001; Iñigo Carreray Cotarelo, 2001; Dinerstein, 2001; Scribano y Schuster, 2001;Spaltenberg y Maceira, 2001; Rodríguez, 2001; Seoane, Viú, Rodríguezy Santucho, 2001; Spaltenberg, Seoane, Rodríguez y Santucho, 2000.

6 Ver AA.VV. Bolivia. La “Guerra del Agua” en Cochabamba y AA.VV. Larevuelta indígena en Ecuador.

7 Pueden consultarse, entre otros, Chomsky, 2002.8 Boron, Atilio. Tras el búho de Minerva. Mercado contra democracia en el

capitalismo de fin de siglo, Fondo de Cultura Económica: Buenos Aires, 2000.9 Ver Lozano, Claudio, 2001.10 Vale señalar también que entre el viernes 14 y el lunes 17, el Frente Nacional

contra la Pobreza –multisectorial que agrupa a la CTA, organismos dederechos humanos, asociaciones de pequeños propietarios del campo yla ciudad y partidos políticos– realizó una consulta nacional por el reclamode un seguro de empleo y formación para los jefes y jefas de hogardesocupados que recogió más de 2,9 millones de votos a favor.

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Publicación mensual de FLACSO Nueva época, Año II, extraordinario, febrero de 2002 / 11

1987-2002:QUINCE AÑOS DE EXISTENCIA

DE LA FLACSO-GUATEMALA

De 1987 a la fecha, la FLACSO-Guatemala ha realizado 210 inves-tigaciones, publicado y reeditado más de 160 títulos, e impartido varios diplomadosy cursos superiores (en Relaciones Internacionales, Forestería comunitaria,Sociología ambiental, Liderazgo de jóvenes y mujeres mayas, entre otros). Encolaboración con la Universidad Rafael Landívar ofrece una Maestría en relacionesinternacionales e iniciará otra Maestría centroamericana en ciencias sociales.

La Facultad Lati- noamericana deCiencias Sociales–FLACSO– es un or-ganismo internacio-nal, regional y autó-nomo, integrado porlos países latinoame-

ricanos y del Caribe para promover la ense-ñanza e investigación de las ciencias so-

ciales, que se creó en 1957 a iniciativa de laUNESCO. En los 45 años transcurridos desde entonces, la Facultad cuentacon unidades académicas en diez países: Argentina, Brasil, Costa Rica,Cuba, Chile, El Salvador, Ecuador, Guatemala, México y RepúblicaDominicana. Constituye el programa regional más antiguo e integrado deciencias sociales en América Latina y el Caribe.

La FLACSO inició sus actividades en Guatemala en 1986, poriniciativa de un grupo de profesores e investigadores de las universidadesde San Carlos y Rafael Landívar. En 1987, el Congreso de la Repúblicaemitió el Decreto 96-87 por el que Guatemala se adhería al acuerdoconstitutivo de la FLACSO, formalizando así las funciones académicas de

MAESTRÍA CENTROAMERICANA EN CIENCIAS SOCIALES

INICIA EL 18 DE FEBRERO

Las tres unidades académicas de la FLACSO en Centroamérica –Guate-mala, El Salvador y Costa Rica– inician el 18 de febrero un importante

Programa regional de posgrado en ciencias sociales. A partir de ese día,22 profesionales, mujeres y hombres provenientes de las seis repúblicascentroamericanas, recibirán sus primeras clases como estudiantes de laMaestría en ciencias sociales.

Durante el resto del año 2002, estudiarán bajo las orientaciones dedestacados profesionales del área y europeos, entre los que se encuentranEdelberto Torres-Rivas, René Poitevin, Juan Pablo Pérez Sainz, WinSavenije y Gustavo Palma.

Completados los cursos reglamentarios, cada estudiante se dedicaráa la investigación y redacción de su respectiva tesis de grado, la cual debeconcluir y defender en diciembre de 2003. Según el tema de la tesis que

hayan escogido, los estudiantes se trasladarán a El Salvador o Costa Rica,o se quedarán en Guatemala, donde las respectivas unidades académicasde la FLACSO se encargarán de proporcionarles las orientacionesmetodológicas y temáticas correspondientes.

El Programa centroamericano de posgrado cuenta con el apoyofinanciero de SAREC, la oficina para la cooperación cultural y educativadel gobierno de Suecia. Además, se nutre de las abundantes y dilatadasexperiencias en posgrados que han impartido las unidades académicas dela FLACSO en México, Chile y Ecuador.

Todos los estudiantes de la maestría de ciencias sociales sebenefician con una beca de estudios, y más de dos terceras partes tambiénreciben becas de manutención a través del Programa de posgrado de laFLACSO y de otras instituciones académicas en Centroamérica.

la Facultad en el país. En la actualidad realiza actividades de investigación,docencia y extensión en las siguientes áreas académicas:

Actividades

Investigación

Docencia (cursos, diplomados ymaestrías)

Extensión (foros, conferencias,publicaciones)

Áreas académicas

Estudios económicos

Estudios étnicos

Estudios de género y de juventud

Medio ambiente y desarrollo sostenible

Estudios de seguridad

Estudios urbanos, de población ymigraciones

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12 / Publicación mensual de FLACSO Nueva época, Año II, extraordinario, febrero de 2002

Editorial FLACSO, S.A.

y su

Librería de Ciencias Socialesinvitan a la

PRESENTACIÓNde la

Colección de estudios de género

Nueva Librería de Ciencias Sociales

La Librería de Ciencias Sociales, creada por la FLACSO Guate-mala en 1998, es única en su género y pone a disposición deespecialistas, estudiantes y público en general, su vasta colecciónde informes, ensayos y estudios académicos sobre la realidadpolítica, social y económica del país. El lector también encontrarápublicaciones especializadas de otras editoriales, tanto nacionales

como extranjeras. Durante el mes de febrero todos los títulos de la Edito-rial FLACSO se pondrán a la venta con un 15% de descuento.

Nueva sede, nueva administración8 calle 7-38 zona 9, Ciudad de Guatemala. Tel/fax: 339-3873

Desarrollo de los programas de género en América LatinaMaría Luisa TarrésChilena, doctora en sociología por la Universidad de ParísProfesora investigadora del Centro de Estudios SociológicosEl Colegio de México

Temas de género, su edición y difusión en GuatemalaIsabel Aguilar UmañaGuatemalteca, licenciada en letras por la Universidad de San Carlos de GuatemalaMiembro del Consejo Editorial de la Revista La Ermitay del Consejo Académico de la Editorial Letra Negra

Hotel Meliá GuatemalaSalón Centro América17:30 horasViernes 8 de febrero 2002

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FLACSO con 15% de descuento

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