curso descubre don quijote de la mancha: capítulos 27-31, parte ii - donquijote.ufm.edu

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Capítulos 27 - 31

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Page 1: Curso Descubre Don Quijote de la Mancha: Capítulos 27-31, Parte II - donquijote.ufm.edu

Capítulos 27 - 31

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La presente es una guía de la estructura del MOOC Descubre Don Quijote de la Mancha de la Universidad Francisco Marroquín que contiene una descripción detallada del contenido y actividades a desarrollar durante la Parte II del curso dividida en 3 módulos.

A través de ésta guía se pretende facilitar el proceso de mediación pedagógica de las instituciones educativas interesadas en la enseñanza de la literatura y las humanidades por medio de la mejor novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

Curso gratuito, masivo, abierto y en líneadonquijote.ufm.edu

Parte I1 - 52

Parte II1 - 74

2 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Curso Descubre Don Quijote de la Mancha

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Descubre Don Quijote de la Mancha es un curso MOOC (curso gratuito, masivo, abierto y en línea) de la Universidad Francisco Marroquín que tiene como objetivo impulsar la enseñanza de las humanidades por medio de la mejor novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

El curso consiste en una serie de glosas detalladas de la primera y segunda parte de la novela de Miguel de Cervantes y Saavedra. El profesor Eric Clifford Graf presenta una serie de eventos y problemas importantes de la novela, ya que es un texto magistral del renacimiento con alusiones a Platón, Aristóteles, la Biblia y la Escuela de Salamanca.

El curso se imparte de forma asincrónica a través de la plataforma Open Edx y diversos recursos educativos como: vídeos disponibles en el canal de YouTube, transcripción de los vídeos en formato descargable, audios de las lecturas, evaluaciones, foros de discusión y sesiones en vivo.

Página descriptiva e inscripción: donquijote.ufm.edu

• Descripción del curso• ¿Por qué aprender sobre Don Quijote de la Mancha?• Acerca de la Universidad Francisco Marroquín• Profesor Eric Clifford Graf• Programa académico• Contenido de la Parte II• Actividades de la Parte II

Índice

Descripcióndel curso

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/DonQuijoteUFM

3 Descubre Don Quijote de la Mancha

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“ “

La Universidad Francisco Marroquín tiene como misión enseñar y difundir los principios éticos, jurídicos y económicos de una sociedad de personas libres y responsables. En los últimos años la universidad se ha preocupado por utilizar tecnologías innovadoras para enriquecer la experiencia de aprendizaje dentro y fuera del campus de estudios.

Acerca deUniversidad Francisco Marroquín

“No toda la vida se puede dedicar a los asuntos graves, como los negocios o el aprendizaje técnico. De vez en cuando es importante reírse y disfrutar del ocio. En la medida que Don Quijote entretiene y enseña, vale la pena y es útil. Además, como la libertad del individuo está entre los valores principales de ese libro, estudiarlo es, por definición, mejorar la condición humana”.

–Profesor Eric Clifford Graf

¿Por qué aprendersobre Don Quijote de la Mancha?

El programa que ustedes ofrecen es verdaderamente increíble. En la matrícula del programa para el Adulto Mayor en el Municipio de Rionegro Antioquia, Colombia nos hemos animado a inscribir a un grupo de literatura donde empezaremos con Don Quijote de la Mancha. Es un grupo con algunas limitaciones visuales, con poco conocimiento de Internet o baja lecto-escritura, pero la metodología que ustedes ofrecen, a través de vídeos, nos permite adaptarlo a nuestro grupo de 2,800 personas. Quisiera que todos conozcan esta magna obra de Miguel de Cervantes

Julian Salazar CorreaAbogado UCO / Trabajador Social UPB

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Eric Clifford Graf es catedrático de literatura en la Universidad Francisco Marroquín. Se doctoró en literatura española en la Universidad de Virginia (1997). Ha sido profesor de literatura española en las universidades de Smith, Illinois en Urbana-Champaign, Chicago, William & Mary y Wesleyan. Sus áreas de especialización incluyen: literatura española medieval y moderna, filosofía renacentista, historia de la novela y teoría literaria, política, cultural y económica. Además de su libro Cervantes and Modernity (Bucknell University Press, 2007) y sus múltiples ensayos sobre poesía, teatro y narrativa de Miguel de Cervantes. También ha publicado en revistas académicas sobre El poema de mio Cid, Garcilaso de la Vega, Juan de Mariana, El Greco, San Juan de la Cruz, Pedro de Calderón, José de Cadalso, Vicente Aleixandre, Julio Cortázar.

Página webhttp://ufm.academia.edu/EricGraf

Ensayos publicados en Amazonhttp://www.amazon.com/Cervantes-Modernity-Four-Essays-Quijote-ebook/dp/B00OM9MJJA/

ProfesorEric Clifford Graf

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El curso MOOC Descubre Don Quijote de la Mancha aborda la primera parte (52 capítulos) y segunda parte (74 capítulos) de la obra Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. El curso completo está constituido por 6 insignias que el estudiante obtiene al avanzar en el contenido, a través de los recursos de aprendizaje.

Duración18 semanas con un total de 75 horas de dedicación.

DivisiónPalmerín de Inglaterra (Capítulos 1-14 del libro)Tirante el Blanco (Capítulos 15-28 del libro)Amadís de Gaula (Capítulos 29-52 del libro)

Tiempo de dedicación5 horas por semana

IdiomaTodo el material del curso está disponible en Español / Inglés

CertificaciónOptativa

Duración21 semanas con un total de 75 horas de dedicación.

DivisiónSantiago Matamoros (Capítulos 1-23 del libro)San Jorge (Capítulos 24-47 del libro)San Martín de Tours (Capítulos 48-74 del libro)

Tiempo de dedicación5 horas por semana

IdiomaTodo el material del curso está disponible en Español / Inglés

CertificaciónOptativa

Parte I - Capítulos 1 al 52 Parte II - Capítulos 1 al 74

Programaacadémico

6 Descubre Don Quijote de la Mancha

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• Asincrónica: El estudiante puede avanzar a su ritmo y en el horario de su conveniencia.• El estudiante puede consultar las lecciones y el material las veces que necesite.• Los módulos se aperturan de forma cronológica y dosificada para facilitar el aprendizaje de los estudiantes.• El contenido de cada módulo se activa de forma semanal y el estudiante recibirá notificaciones a su correo electrónico.

• La primera parte del curso (3 insignias) tiene una duración de 18 semanas.• La segunda parte del curso (3 insignias) tiene una duración de 21 semanas.• Se estima una dedicación de 80-95 horas por cada parte del curso.

Metodología

Duración

Específicas• Habilidad de identificar los elementos simbólicos y su significado dentro de los capítulos del libro de Don Quijote de la Mancha.• Capacidad de análisis y síntesis del contenido dentro de cada capítulo de la novela.

Competencias

Estrategiade enseñanza - aprendizaje

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• La inscripción, acceso a los contenidos y recursos educativos del curso son gratuitos y de uso libre bajo licencias Creative Commons.

El estudiante tendrá a su disposición una serie de recursos de aprendizaje en diversos formatos. • Vídeos que presentan el contenido expuesto por el profesor.• Material en formato PDF o MP3 disponible para descargar.• Evaluaciones dinámicas que apoyan el proceso de comprensión del curso.• La obra completa en versión digital dentro de la plataforma. • Foros de análisis e interpretación de la obra a través de imágenes. • Sesiones en vivo para interactuar con el profesor.

Recursos de aprendizaje

• El estudiante puede optar a una certificación de USD $20 por cada módulo del curso Descubre Don Quijote de la Mancha.

• Se obtiene un certificado digital que puede compartirse con amigos y colegas a través del sistema de Open Badges.Certificación

Instrumentales• Capacidad de abstracción, análisis y síntesis.• Capacidad de comunicación escrita a través de los recursos en la plataforma y las sesiones en vivo.• Habilidad en el uso de tecnologías de la información y de la comunicación.• Habilidades para buscar, procesar y analizar información.• Capacidad de aplicar los conocimientos en la práctica.

Interpersonales• Habilidad para trabajar en forma autónoma.• Valoración y respeto por la diversidad y multiculturalidad.• Compromiso ético.• Capacidad crítica y autocrítica.

Sistémicas• Capacidad de aprender y actualizarse permanentemente.• Capacidad para motivar y conducir hacia metas comunes.

Costo

Competencias

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Descubre Don Quijote de la Mancha

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Parte IICápitulos 27 - 31

Contenido

Lección 07: La definición de «guerra justa» 13

Lección 06: La identidad de Maese Pedro 11

Lección 09: “La aventura del barco encantado” 17

Lección 12: La naturaleza de las relaciones sociales 27

Lección 10: El Duque y la Duquesa 23

Lección 08: La unión feudal entre don Quijote y Sancho 15

Lección 11: Los duques reciben a don Quijote de la Mancha 25

Resumen: capítulos 27 - 29 21

Resumen: capítulos 30 - 31 30

Actividad 31

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“Nuestras vidasson los ríos que van a dar en la mar...”

—Jorge Manrique,

“Coplas a la muerte de su padre”

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La identidadde Maese PedroE l capítulo veintisiete continúa con “La historia del rebuzno” del capítulo

veinticinco. De por sí, también sitúa al espectáculo de marionetas de Maese Pedro en medio de una sátira de la guerra civil. El capítulo se abre

con otra confusa intervención del autor moro original, Cide Hamete Benengeli. Resulta irónico porque jura que dice la verdad al igual que un católico cristiano: «Entra Cide Hamete, coronista desta grande historia, con estas palabras en este capítulo: “Juro como católico cristiano”». Esto conlleva una aclaración hilarante y extensa del traductor: «A lo que su traductor dice que el jurar Cide Hamete como católico cristiano, siendo él moro, como sin duda lo era, no quiso decir otra cosa sino que así como el católico cristiano, cuando jura, jura o debe jurar verdad y decirla en lo que dijere, así él la decía como si jurara como cristiano católico en lo que quería escribir de don Quijote». Divertido, sí, pero la interrupción hace que, otra vez, prestemos atención al conflicto étnico entre cristianos viejos y moriscos exiliados en los años previos a la segunda parte de Don Quijote. El juramento de Benengeli nos recuerda que los moriscos eran técnicamente cristianos que se enfrentaban a la desconfianza relativa a su lealtad a España.

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«Juro como católico cristiano»

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¿Acerca de qué jura Benengeli que dirá la verdad? La identidad de Maese Pedro, quien resulta ser Ginés de Pasamonte. El narrador incluso recuerda al lector la problemática liberación de los galeotes en Sierra Morena por parte de DQ en DQ 1.22: «beneficio que después le fue mal agradecido y peor pagado de aquella gente maligna y mal acostumbrada». Por un lado, esta caracterización da a entender la deslealtad de los moriscos en Valencia y Aragón. Por otro lado, los galeotes no eran moriscos, así que tal vez la religión no se correlaciona con la rebelión. El narrador recuerda además el error del impresor en cuanto a «el que hurtó a Sancho Panza el rucio» y el sensacional artificio con el que Pasamonte llevó a cabo el robo del asno de debajo de SP, tal y como contó el escudero en DQ 2.4. Nótese también la detallada presentación de la teoría relativista del teatro de Pasamonte, que cambia según la audiencia: «unas veces era de una historia y otras de otra». También es interesante que Pasamonte «determinó pasarse al reino de Aragón». Quizás el teatro caballeresco es mejor recibido ahí; o quizás esto lo sitúa fuera del alcance del sistema legal de Castilla.

Así que DQ y SP se dirigen ahora a Zaragoza, presumiblemente siguiendo la ruta de Pasamonte. Al tercer día escuchan «un gran rumor de atambores, de trompetas y arcabuces». Nótese cómo esto parece ser una proyección del espectáculo de marionetas de Maese Pedro. El narrador nos dice que DQ «al principio pensó que algún tercio de soldados pasaba por aquella parte». Esto alude a dos guerras civiles recientes. La infantería castellana reprimió a los moriscos en 1568-71 y a la nobleza aragonesa en 1591. La sátira de la guerra de Cervantes es implacable e hilarante. La muchedumbre parece ser un escuadrón de unos doscientos hombres, que marchan bajo banderas ridículas, y una en particular: «especialmente una que en un estandarte o jirón de raso blanco venía, en el cual estaba pintado muy al vivo un asno como un pequeño sardesco, la cabeza levantada, la boca abierta y la lengua de fuera, en acto y postura como si estuviera rebuznando». Bajo la imagen hay un lema: «No rebuznaron en balde / el uno y el otro alcalde». “La historia del rebuzno” pasa a ser ahora “La aventura del rebuzno”.

«menos mal hace el hipócrita que se finge bueno que el público pecador»

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La definición de «guerra justa»

D on Quijote observa inmediatamente que el narrador original de la historia cometió un error, porque llamó a los rebuznadores regidores en lugar de alcaldes. SP objeta que DQ está siendo demasiado puntilloso, añadiendo que los regidores habrán pasado a ser alcaldes. Del mismo modo, DQ y SP se dan cuenta de que estos hombres son del pueblo ofendido por las burlas

de sus vecinos, quienes ahora tienen el plan de atacar. DQ se aproxima a la bandera del asno y ofrece una larga arenga en la que anima a los hombres a abandonar las armas. Prestemos atención a los detalles de DQ y su lógica dispersa.

Primero, DQ señala que un pueblo al completo no puede ser ofendido por un individuo particular. Pero entonces trae a colación un caso en el que esto pasó así en realidad: Diego Ordóñez de Lara, quien, habiéndose enterado del infame asesinato del rey Sancho II llevado a cabo por Vellido Dolfos durante el sitio de Zamora, luego desafió a toda la ciudad. DQ, entonces, citando un romance popular insiste en que Ordóñez fue demasiado lejos: «aunque bien es verdad que el señor don Diego anduvo algo demasiado y aun pasó muy adelante de los límites del reto, porque no tenía para qué retar a los muertos, a las aguas, ni a los panes, ni a los que estaban por nacer, ni a las otras menudencias que allí se declaran». DQ argumenta que es absurdo que la gente vaya a la guerra por un simple insulto: «¡No, no, ni Dios lo permita o quiera!». Después, mezclando tradición y ley natural, ofrece cuatro razones de por qué la gente y las repúblicas podrían, ciertamente, ir a la guerra: 1) «defender la fe católica», 2) «defender su vida, que es de ley natural y divina», 3) «en defensa de su honra», 4) «en servicio de su rey en la guerra justa». Entonces, añade torpemente una quinta razón, relacionada con la segunda: «en defensa de su patria». Nótese la tibia inclusión de este recurso final al nacionalismo moderno.

El problema más profundo, por supuesto, es antiguo. ¿Cuál es la definición de «guerra justa»? DQ apela a la razón, diciendo que ninguna de las tres razones para tomar las armas pueden aplicarse en este caso: «por niñerías y por cosas que antes son de risa y pasatiempo que de afrenta, parece que quien las toma carece de todo razonable discurso». Va incluso más allá, aludiendo a la moralidad cristiana, en particular Mateo 5.44, que Cervantes había citado en latín en el prólogo de la primera parte de DQ: «el tomar venganza injusta, que justa no puede haber alguna que lo sea, va derechamente contra la santa ley que profesamos, en la cual se nos manda que hagamos bien a nuestros enemigos y que amemos a los que nos aborrecen». Concluye llamando triunfantemente

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a estos hombres a que cesen y desistan: «Así que, mis señores, vuesas mercedes están obligados por leyes divinas y humanas a sosegarse». SP está impresionado, maravillándose de que DQ sea un teólogo: «El diablo me lleve... si este mi amo no es tólogo, y si no lo es, que lo parece como un güevo a otro». Nótese nuestro acceso a los pensamientos internos de SP aquí y la equivalencia entre un huevo y otro. Esto es una muestra de la moralidad humanista.

Resulta hilarante que SP tome ahora su turno para reprender a los vecinos: «es necedad correrse por solo oír un rebuzno». Pero su mente le da vueltas y recuerda sus propias habilidades para rebuznar cuando era joven: «que yo me acuerdo, cuando muchacho, que rebuznaba cada y cuando que se me antojaba, sin que nadie me fuese a la mano, y con tanta gracia y propiedad, que en rebuznando yo rebuznaban todos los asnos del pueblo». SP les da entonces a los vecinos una muestra de la “ciencia” del rebuzno: «Y porque se vea que digo verdad, esperen y escuchen, que esta ciencia es como la del nadar, que una vez aprendida, nunca se olvida». Es un momento increíble: «Y, luego, puesta la mano en las narices, comenzó a rebuznar tan reciamente, que todos los cercanos valles retumbaron». Pero los vecinos lo toman como una ofensa y uno de ellos golpea a SP y lo tira al suelo.

En este momento, todas las palabras de violencia y guerra de los cuatro últimos capítulos llegan a su punto álgido. El instinto de DQ es el de vengar a SP atacando al hombre que le ha golpeado, pero se contiene, no por mandato cristiano en contra de la venganza, sino porque le sobrepasan en número: «pero fueron tantos los que pusieron en medio, que no fue posible vengarle». Se retira, comprobando si tiene agujeros de bala en su cuerpo mientras huye. Mientras tanto, los vecinos arrojan a SP sobre su asno y le dejan marchar. El relato del narrador sobre la alegría de los vecinos por haber tenido una victoria épica es descacharrante: «si ellos supieran la costumbre antigua de los griegos, levantaran en aquel lugar y sitio un trofeo». Cervantes ha reducido las guerras más famosas de la historia clásica, como era la guerra de Troya, a un lío camorrista sobre llamadas de asnos.

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E l capítulo veintiocho comienza con un subtítulo que suena ridículo: «De cosas que dice Benengeli que las sabrá quien le leyere, si las lee con atención». ¿Es esto humor absurdo? ¿O acaso está Cervantes señalandonos algo? Hagamos como dice Benengeli y leamos cuidadosamente. El capítulo se enfoca en la cada vez menos convincente relación entre amo y sirviente.

SP se siente traicionado. En otras palabras, la unión feudal entre DQ y SP ha sido probada en el fragor de la batalla, y la insistencia constante de DQ en la lealtad de su escudero suena ahora hipócrita. Para empezar, SP se escurre de su asno. Es algo cinematográfico: «ya vuelto en su acuerdo, al llegar se dejó caer del rucio a los pies de Rocinante, todo ansioso, todo molido y todo apaleado». El narrador adopta aquí el estilo retórico de DQ: «Apeóse don Quijote para catarle las feridas». DQ tiene entonces el descaro de enfadarse: «¡Tan enhoramala supiste vos rebuznar, Sancho!».

La respuesta de SP es brutal: «yo pondré silencio en mis rebuznos, pero no en dejar de decir que los caballeros andantes huyen y dejan a sus buenos escuderos molidos como alheña o como cibera en poder de sus enemigos». Nótese el tema del molimiento de DQ 1.5 y 1.8. DQ justifica sus acciones con sabiduría clásica: «No huye el que se retira... porque has de saber, Sancho, que la valentía que no se funda sobre la basa de la prudencia se llama temeridad». Aquí DQ apela a la mesura aristotélica, in medio virtus. Pero esto contradice su argumento de DQ 2.24, donde citó la frase de Terencio: «más bien parece el soldado muerto en la batalla que vivo y salvo en la huida». SP se queja de dolor y DQ establece, pedantemente, lo obvio: el dolor de SP se debe al hecho de que los vecinos le golpearon en la espalda, lo que duele mucho, y cuanto más le pegan, más le duele. SP se pone ahora más sarcástico que en ningún lugar en toda la novela: «¡Por Dios... que vuesa merced me ha sacado de una gran duda, y que me la ha declarado por lindos términos! ¡Cuerpo de mí! ¿Tan encubierta estaba la causa de mi dolor, que ha sido menester decirme que me duele todo aquello que alcanzó el palo?».

La unión feudal entre don Quijote y Sancho

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«Apeóse don Quijote para

catarle las feridas»

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La tensión entre amo y sirviente crece. SP está harto. Anticipa la advertencia de Voltaire en contra del aventurismo: «harto mejor haría yo, vuelvo a decir en volverme a mi casa y a mi mujer y a mis hijos, y sustentarla y criarlos con lo que Dios fue servido de darme, y no andarme tras vuesa merced por caminos sin camino y por sendas y carreras que no las tienen, bebiendo mal y comiendo peor». DQ cree que su escudero va de farol, y le anima a irse. Nótese el modo más formal de “vos” al dirigirse a él: «no permita Dios que yo os lo impida: dineros tenéis míos, mirado cuánto ha que esta tercera vez salimos de nuestro pueblo y mirad lo que podéis y debéis ganar cada mes, y pagaos de vuestra mano». ¡Oops! DQ justo acaba de poner sobre la mesa el tema del salario de SP. Lo que sigue es una ardua negociación.

Si leemos despacio aquí, aprenderemos mucho. SP trabaja normalmente para Tomé Carrasco, el padre de Sansón. Recibe un salario: «dos ducados ganaba cada mes, amén de la comida». El escudero, entonces, hace una lista de las condiciones tan duras que tiene su presente ocupación. DQ está de acuerdo: «Confieso... que todo lo que dices, Sancho, sea verdad: ¿cuánto parece que os debo dar más de lo que os daba Tomé Carrasco?». SP calcula algo más: «A mi parecer... con dos reales más que vuestra merced añadiese cada mes me tendría por bien pagado». Entonces añade seis reales más al mes para cubrir la isla prometida, que todavía falta por materializarse, y hace un total: «en cuanto a satisfacerme a la palabra y promesa que vuestra merced me tiene hecha de darme el gobierno de una ínsula, sería justo que se me añadiesen otros seis reales, que por todos serían treinta». Nótese la increíble cantidad de información relativa a las tasas de la mano de obra y los valores de las distintas monedas. Ahora sabemos, por ejemplo, que un ducado vale once reales.

Extraordinariamente, DQ acepta la propuesta de treinta reales al mes: «Está muy bien... contad, Sancho, rata por cantidad, y mirad lo que os debo y pagaos, como os tengo dicho, de vuestra mano». Pero las negociaciones se rompen al tratar el tiempo del servicio de SP. DQ dice que han estado viajando durante veinticinco días. SP quiere, con razón, contar la salida anterior de la primera parte. Pero calcula de modo extravagante el periodo total del servicio: «debe de haber más de veinte años, tres días más a menos». Eso es 240 veces más de lo que DQ ha acordado pagar. DQ cede un poco, aceptando dos meses de servicio total. Pero mantiene su posición feudal y de nuevo señala que no hay salarios para los escuderos en las novelas de caballerías: «¿dónde has visto tú o leído que ningún escudero de caballero andante se haya puesto con su señor en “cuanto más tanto me habéis de dar cada mes porque os sirva”?». Añade que si SP encuentra alguna evidencia, aceptará que se lo claven en la frente y que le alboroten la cara cuatro veces. Los alborotos de caras serán importantes en futuros episodios, al igual que esta negociación salarial.

Al final, DQ señala el subtexto de Apuleyo en todo esto. Señala que SP es un burro: «Asno eres, y asno has de ser, y en asno has de parar cuando se te acabe el curso de la vida». SP admite todo y se retracta de su petición: «Señor mío, yo confieso que para ser del todo asno no me falta más de la cola, si vuestra merced quiere ponérmela, yo la daré por bien puesta, y le serviré como jumento todos los días que me quedan de mi vida». Nuestros héroes hacen las paces y entonces continúan hacia el este, «buscando las riberas del famoso Ebro».

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“La aventura del barco encantado”E l capítulo veintinueve relata “La aventura del barco encantado”. Al encontrar un pequeño bote pesquero atado a un árbol en

la orilla del río Ebro, DQ explica que deben abordarlo. Esto puede sonar extraño a los lectores modernos, pero parodia a la perfección los eventos similares que encontramos en los libros de caballerías, en donde misteriosos barcos vacíos llevan a

los caballeros andantes a tierras lejanas donde otras aventuras les esperan. DQ explica: «este es estilo de los libros de las historias caballerescas y de los encantadores». SP razona que, probablemente, el barco pertenezca a un pescador local, pero todavía se pliega ante la relación feudal, con su promesa proverbial de una recompensa futura en la mesa proverbial de su amo: «no hay sino obedecer y bajar la cabeza, atendiendo al refrán: “Haz lo que tu amo te manda, y siéntate con él a la mesa”».

Es aquí notable el pánico inmediato de SP al quedarse a la deriva. Es más, lamenta los gritos de su asno, a quien habían dejado atado a un árbol al lado de Rocinante: «comenzó a temblar, temiendo su perdición, pero ninguna cosa le dio más pena que el oír roznar al rucio y el ver que Rocinante pugnaba por desatarse». DQ le dice que no se preocupe y considera cuán lejos han viajado: «habemos de haber salido y caminado por lo menos setecientas o ochocientas leguas... ya hemos pasado o pasaremos presto por la línea equinocial». Esto es un absurdo y una estimación irónica: puede que DQ tenga un sentido del tiempo más razonable que su escudero, pero su sentido de la distancia es nulo.

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Ahora DQ comparte una larga parodia sobre la cosmografía, enfocándose en el ámbito internacional del imperio español, y aludiendo a los avances científicos del momento. Menciona el astrolabio, un instrumento crucial para la navegación, y se refiere al cálculo de la latitud en el que uno se encuentra usando la Estrella Polar. Pero también se aferra a la visión de Ptolomeo sobre el cosmos, que ya había cedido el paso al sistema copernicano en la mitad del siglo XVI. Del mismo modo, la historia de DQ sobre las pulgas que se morían cuando los marineros cruzaban el ecuador durante los viajes entre Cádiz y las Indias Occidentales se burla de una creencia común. Nótese la extraña alusión de DQ al incentivo económico como prueba. Una vez cruzado el ecuador, no se encuentra ninguna pulga, ni aunque a los marineros se les ofrezca su peso en oro: «sin que les quede ninguno, ni en todo el bajel le hallarán si le pesan a oro». ¿Cuánto pueden pesar las pulgas?

También resulta divertida la larga lista sobre términos náuticos y astronómicos completada por DQ, quien aturde a SP: «tú no sabes qué cosa sean coluros, líneas, paralelos, zodiacos, eclíticas, polos solsticios, equinocios, planetas, signos, puntos, medidas, de que se compone la esfera celeste y terrestre». En medio de todo esto, SP comprueba que hay pulgas, y encuentra unas cuantas, lo que refuta la cuenta que DQ está haciendo del viaje: «O la experiencia es falsa o no hemos llegado adonde vuesa merced dice, ni con muchas leguas». ¿Va a pagar DQ oro por estas pulgas? Por supuesto que no. A continuación, hidalgo y escudero son arrastrados hacia unos molinos de agua (aceñas), usados para moler trigo. DQ los toma por castillos en donde víctimas inocentes están retenidas en contra de su voluntad. Incluso se enfrenta a los molineros quienes intentan dirigirlo lejos de una destrucción segura: «dejad en su libertad y libre albedrío a la persona que en esa vuestra fortaleza o prisión tenéis oprimida».

SP reza por una intervención divina, pero el narrador especifica que no les salva un milagro sino los esfuerzos de los molineros: «Púsose Sancho de rodillas, pidiendo devotamente al cielo le librase de tan manifiesto peligro, como lo hizo por la industria y presteza de los molineros, que oponiéndose con sus palos al barco le detuvieron». La frase recuerda al truco de Basilio en la boda de Camacho. ¡La realidad burguesa de nuevo al rescate! Para ser más precisos, sin embargo, el narrador dice que los cielos hicieron su magia de modo indirecto, es decir, por medio de la acción de los molineros. Esta es una distinción excelente entre el sistema de creencias de los humanistas y aquellos pertenecientes a tantos fanáticos religiosos de Europa. Aun así, el barco se destruye y caballero y escudero deben ser rescatados por los molineros, quienes además deben sumergirse en el río para salvarlos. Lo divertido aquí es la descripción contradictoria de DQ por parte del narrador: «vínole bien a don Quijote, que sabía nadar como un ganso, aunque el peso de las armas le llevó al fondo dos veces». Al final, DQ y SP evitan una derrota troyana. SP está enfadado, pero todavía paga a los pescadores cincuenta reales por la destrucción del barco.

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Nótese la reacción de DQ. Primero acepta la derrota, poniéndose melancólico y estoico porque no puede ayudar a aquellos que están atrapados en el castillo: «Para otro caballero debe de estar guardada y reservada esta aventura». Los eruditos sobre Cervantes interpretan a menudo que esta es el inicio de la fase de decaimiento de las aventuras de DQ. Todavía es más interesante, ya que DQ formula lo infructuoso de su esfuerzo como si hubiera dos fuerzas mágicas en conflicto que se han combinado para neutralizar su libre albedrío. Se dice a sí mismo: «¡Basta!... en esta aventura se deben de haber encontrado dos valientes encantadores, y el uno estorba lo que el otro intenta: el uno me deparó el barco y el otro dio conmigo al través. Dios lo remedie, que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más». ¡Increíble! DQ ha aceptado la idea de que los sucesos de la realidad, tal vez de la Historia misma, están más allá del control de un solo hombre. Aquí está el héroe romántico del siglo XIX, perdido, oscuro, ensimismado, resignado ante la derrota.

«dejad en su libertad y libre albedrío a la persona que en esa vuestra fortaleza o prisión tenéis oprimida»

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Resumen Capítulos 27 - 29

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En estos capítulos, Cervantes extiende su parodia de la guerra civil como asnal y absurda. Después, tenemos las negociaciones de empleo entre escudero e hidalgo, completadas con detalles intensos sobre el salario habitual de SP. El viaje por el río Ebro es como un tipo de bautismo inservible, así como un repaso de temas ya familiares: tenemos otro molino, otra paliza, y otro desagravio monetario por los daños a la propiedad. Pensemos que en “La aventura del barco encantado” Cervantes ha presionado el botón de reinicio. Pero hay que tener en mente el decaimiento anímico de DQ, que anticipa el Romanticismo en casi doscientos años. Más que una tabula rasa, esta es una oscura tabula rasa. Ahora estamos listos para la compleja serie de episodios en el misterioso palacio de los innombrables Duque y Duquesa, junto al río Ebro en Zaragoza, la capital de Aragón.

Recapitulemos

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“Que si se limitasen a burlarse de mí, como dices se mofan de ti, no sería desagradable pasar aquí unas horas de broma y diversión”.

—Platón, Eutifrón

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E n el capítulo treinta nuestros héroes conocen al Duque y la Duquesa, dos personajes importantes que se mantendrán innombrados durante el resto de la segunda parte. Este breve pero altamente simbólico capítulo tiene ciertas implicaciones para las interpretaciones feministas de DQ. También revela más a fondo las conexiones entre el texto de 1605 y el de 1615. El

Duque y la Duquesa declaran claramente que han leído la primera parte de DQ, y el narrador nos informa que tienen planeado divertirse con el caballero y su escudero.

El capítulo comienza con nuestros héroes deprimidos tras “La aventura del barco”, en particular SP, «a quien llegaba al alma llegar al caudal del dinero». El narrador incluso nos cuenta que SP decide abandonar a su amo: «buscaba ocasión de que, sin entrar en cuentas ni en despedimientos con su señor, un día se desgarrase y se fuese a su casa». Pero esta idea se evapora cuando DQ y SP entran en un prado en el que hay una partida de caza, dirigida por «una gallarda señora sobre un palafrén o hacanea blanquísima, adornada de guarniciones verdes y con un sillón de plata». Gente de pasta. La mujer «en la mano izquierda traía un azor», que es un signo de nobleza.

DQ manda a SP en una «embajada» a saludar a la mujer y SP le ayuda alegremente, aludiendo irónicamente a su misión previa para encontrar a Dulcinea: «Sí, que no es esta la vez primera que he llevado embajadas a altas y crecidas señoras en esta vida». SP le comunica a la señora el deseo que tiene DQ «de servir a vuestra encumbrada altanería y fermosura», y la Duquesa reconoce a «el de la Triste Figura, de quien ya tenemos acá mucha noticia» y expresa su aprobación: «decid a vuestro señor que venga mucho enhorabuena a servirse de mí y del duque mi marido, en una casa de placer que aquí tenemos». Ella verifica entonces con SP que DQ es «uno de quien anda impresa una historia que se llama Del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha». La confirmación de SP de su propia identidad muestra una gracia metaliteraria: «Sancho Panza, soy yo, si no es que me trocaron en la cuna, quiero decir, que me trocaron en la estampa». El narrador aclara las intenciones de los nobles: «los dos, por haber leído la primera parte desta historia y haber entendido por ella el disparatado humor de don Quijote, con grandísimo gusto y con deseo de conocerle

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“Revela más a fondo las conexiones entre el texto

de 1605 y el de 1615”

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le atendían». Explica, entonces, que planean tratar a DQ «como a caballero andante los días que con ellos se detuviese, con todas las ceremonias acostumbradas en los libros de caballerías, que ellos habían leído, y aun les eran muy aficionados». Vemos aquí que la nobleza aragonesa eran fanáticos de todo lo relacionado con la caballería. Aragón es, tal vez, el único sitio donde DQ se habría sentido en casa. Los torneos en Zaragoza que atraen a DQ a la largo de la segunda parte cuadran perfectamente.

Ahora Cervantes proporciona un toque de humor bufonesco, pero como es a la vez una pérdida de la gracia, también resulta simbólico para la tragedia global de la novela. Según DQ se aproxima, SP se cae de su asno, y DQ, sin darse cuenta de que SP ya no está sujetando su estribo, también se cae de Rocinante. El Duque expresa su arrepentimiento, y DQ responde con una hipérbole que es simultáneamente ominosa y divertida. El hidalgo se considera a sí mismo afortunado por haber conocido a este «valeroso príncipe... aunque mi caída no parara hasta el profundo de los abismos». Entonces alaba a la Duquesa «digna señora de la hermosura y universal princesa de la cortesía». El Duque hace de menos la alabanza de DQ, señalando «que adonde está mi señora doña Dulcinea del Toboso no es razón que se alaben otras fermosuras». Así que no solamente SP está imitando la anticuada retórica de DQ, también el Duque lo hace mediante la ‘F’ medieval en lugar de la ‘H’ moderna.

El comentario de SP es fascinante y sofisticado: «que yo he oído decir que esto que llaman naturaleza es como un alcaller que hace vasos del barro, y el que hace un vaso hermoso también puede hacer dos y tres y ciento: dígolo porque mi señora la duquesa a fee que no va en zaga a mi ama la señora Dulcinea del Toboso». El «alcaller», o “alfarero”, recuerda las tinajas gigantes de El Toboso fabricadas por moriscos, que vimos en la casa de Miranda y en la boda de Camacho. Pero están sucediendo más cosas. SP alude al Demiurgo, una entidad mediadora entre el mundo espiritual y el material. Del mismo modo, DQ se refiere a la Duquesa como «vuestra gran celsitud». La base del feminismo moderno es el respeto. Aquí vemos cuánto le debe el feminismo a la filosofía renacentista del neoplatonismo, el cual veía a las mujeres como manifestaciones divinas, es decir, como proyecciones materiales de la perfección metafísica.

DQ se siente avergonzado por el resbalón y la charlatanería de su escudero. El uso cómico de Cervantes de este contraste teatral caracterizará el tiempo que DQ y SP pasen en el palacio ducal. Hidalgo y escudero comienzan ahora a representar una especie de extraño y moderno dúo cómico, burlándose el uno del otro de sus payadas y deleitándose en los errores del otro. Nótese también que la Duquesa favorece claramente a SP. Él será su bufón personal. Hay algo muy moderno en todo esto, además. Cervantes reconfigura el amor cortesano añadiendo el humor como factor de atracción, poniéndolo a la par del poder, el prestigio y la riqueza.

Ahora el Duque invita a nuestro héroe a su palacio: «Digo que venga el señor Caballero de los Leones a un castillo mío que está aquí cerca, donde se le hará el acogimiento que a tan alta persona se debe justamente». Según sale el grupo, el narrador crea todavía otra creciente lista de juegos de palabras contrastando a DQ y SP: «con gran gusto de la duquesa y del duque, tuvieron a gran ventura acoger en su castillo tal caballero andante y tal escudero andado».

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A l comienzo del capítulo treinta y uno, el narrador advierte de que SP está muy feliz de encontrarse «en privanza con la duquesa». Siente que es una experiencia positiva, como la de la casa de Miranda y la de Basilio. El narrador también nos informa de la primera ilusión que el Duque y la Duquesa representan para DQ. Se trata de una recepción improvisada para el

héroe caballeresco. Nótese cómo se refiere a su residencia como «casa de placer o castillo», haciéndose eco pero también mostrando un contraste con el «palacio o alcázar» que Cervantes usa en referencia a la casa de Dulcinea. Aparecen dos sirvientes, vestidos con trajes de satén carmesí, y bajan a DQ de su caballo. Al mismo tiempo, «echaron sobre los hombros a don Quijote un gran mantón de finísima escarlata» (cf. El expolio de El Greco). DQ, entonces, intenta ayudar a la Duquesa, pero ella insiste en desmontar «en los brazos del duque». Tal vez esto hace referencia a la naturaleza supuestamente platónica del amor cortés. El séquito rocía entonces a DQ con agua perfumada, alabándolo como «la flor y la nata de los caballeros andantes». Esta escena es un hito: «aquel fue el primer día que de todo en todo conoció y creyó ser caballero andante verdadero, y no fantástico». La escena también contiene una amarga ironía en el hecho de que DQ, quien tan a menudo insiste en que los “caballeros valientes” son superiores a los “caballeros cortesanos”, encuentra ahora la confirmación de esto en esta majestuosa recepción en la corte del Duque y la Duquesa. En retrospectiva, la bufonesca caída de Rocinante de DQ cobra ahora sentido. Es una tragedia clásica: DQ traiciona sus ideales.

Justo después de la observación crucial del narrador sobre el nuevo estatus de DQ, SP se mete en una discusión sobre su asno con una de las doncellas de la Duquesa. Es una de esas minuciosas divergencias de la historia principal que el lector moderno puede encontrar difícil de comprender. Simplemente recordemos que el asno de SP es una señal de todo tipo de problemas sociales, étnicos y raciales. Aquí, Cervantes alude a la hipocresía moral de aquellos que tienen éxito en la vida olvidándose de la suerte de quienes comparten sus raíces. Al igual que la transformación mágica de su amo, SP se siente ahora tan crecido que hace de menos a los otros

Los duques reciben a don Quijote de la Mancha

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sirvientes. El narrador incluso subraya que SP se siente culpable por haber intentado ponerse cerca de la Duquesa. «desamparando al rucio, se cosió con la duquesa y se entró en el castillo; y remordiéndole la conciencia de que dejaba al jumento solo, se llegó a una reverenda dueña, que con otras a recebir a la duquesa había salido».

SP pide a esta mujer, doña Rodríguez, que se asegure de que su asno es conducido al establo. Ella lo reprende y él reclama que merece más respeto por su parte. Curiosamente, mientras se da cuenta de la identificación de su amo con Lanzarote, SP lo llama «zahorí de las historias», refiriéndose a que DQ percibe el significado más profundo de los textos caballerescos. Nótese cómo SP enfatiza el arte de la interpretación literaria, lo que llamaríamos una lectura cuidadosa. La ironía, por supuesto, es que SP continúa sobrevalorando a su asno: «en el particular de mi asno, que no le trocara yo con el rocín del señor Lanzarote». Es más, insulta a doña Rodríguez, primero olvidando su nombre, y luego llamándola vieja mediante una sofisticada metáfora basada en el conteo del valor de los naipes: «no perderá vuesa merced la quínola de sus años por puntos menos». Doña Rodríguez entiende el insulto matemático. ¿Entiende el lector el texto? Doña Rodríguez informa a la Duquesa del insulto y SP intenta excusarse: «solo lo dije porque es tan grande el cariño que tengo a mi jumento». El Duque, entonces, tranquiliza a SP equiparando a escudero y asno: «descuide Sancho, que se le tratará como a su mesma persona».

Esta lección de ética sobre el estado social continúa cuando los sirvientes intentan vestir a DQ con una camisa nueva. Nótese aquí la naturaleza direccional, incluso sádica, del humor y la carcajada. Los sirvientes y los nobles se ríen de la facha de DQ: «seco, algo, tendido, con las quijadas que por de dentro se besaba la una con la otra». Tienen que esforzarse para «disimular la risa». Curiosamente, cuando le ofrecen la camisa a DQ, al principio la rechaza, insistiendo en que se la den a SP, pero entonces se lleva a SP a un dormitorio contiguo y se viste con ella. El extraño cambio sucede en una sola frase: «Con todo, dijo que diesen la camisa a Sancho; y encerrándose con él en una cuadra donde estaba un rico lecho, se desnudó y vistió la camisa».

DQ sermonea entonces a SP sobre su comportamiento, insistiendo en que el escudero esté a la altura ante tal ocasión con nobles anfitriones. Este discurso revela dos cosas sobre DQ, y los lectores que se identifican con él se deben sentir desilusionados. Primero, revela su extrema ansiedad por su propio estado. No quiere que SP revele sin querer sus bajos orígenes. Segundo, revela que él también tiene delirios de grandeza. Si actúan adecuadamente, serán ricos: «hemos de salir mejorados en tercio y quinto en fama y en hacienda». SP promete comportarse y guardar el secreto de los orígenes humildes de ambos: «que nunca por él se descubriría quién ellos eran». Insisto, todo esto traiciona los valores meritocráticos que DQ tan a menudo defiende. Volviendo al salón principal, DQ se viste como un invitado noble: «púsose su tahalí con espada, echóse el mantón de escarlata a cuestas, púsose una montera de raso verde que las doncellas le dieron, y con este adorno salió a la gran sala».

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A hora tenemos la escena de la cena. Nótense dos aspectos: primero, la presencia de un «un grave eclesiástico destos que gobiernan las casas de los príncipes»; segundo, la anécdota de SP sobre una cena similar que tuvo una vez un granjero invitado por un hidalgo. El eclesiástico es una figura compleja. Por un lado, el narrador nos cuenta que este hombre tiene

una personalidad resentida y excesivamente censora: «destos que, como no nacen príncipes, no aciertan a enseñar cómo lo han de ser los que lo son; destos que quieren que la grandeza de los grandes se mida con la estrecheza de sus ánimos, destos que, queriendo mostrar a los que ellos gobiernan a ser limitados, les hacen ser miserables». Por otro lado, es crítico con DQ, de modo que recuerda el ataque de Cervantes a los libros de caballerías. Advierte al Duque de que «era disparate leer tales disparates» y llama a las excentricidades de nuestro caballero «sandeces y vaciedades». Esto es una paradoja. La novela sobre DQ que el Duque ha estado leyendo es, por sí misma, una parodia de la fantasía caballeresca, pero el eclesiástico se lo ha tomado por su valor aparente, como si fuera el tipo de novela caballeresca criticada por humanistas como Erasmo y Vives. ¿Acaso esconde aquí Cervantes sus tendencias humanistas? ¿O expone cómo los humanistas pueden llegar a ser de mojigatos? En ambos casos, distingue entre novela sincera y sátira sutil.

La anécdota de SP se centra en las distinciones de casta. Es como una versión en miniatura del capítulo que estamos leyendo. ¿Qué lleva a SP a contar esta historia? Es testigo de una batalla sobre el decoro entre el Duque y DQ. Al principio, DQ se resiste a sentarse en la presidencia de la mesa, pero tras mucha insistencia acaba aceptando. El eclesiástico se sienta justo enfrente de él, subrayando su conflicto. SP agarra al vuelo la oportunidad: «les contaré un cuento que pasó en mi pueblo acerca desto de los asientos». Nótese la cómica incomodidad social aquí, según SP le dice a DQ que no olvidará el reciente consejo de su amo «sobre hablar mucho o poco». SP avergüenza a DQ, quien se ve obligado a mentir sobre el haberle aconsejado: «Yo no me acuerdo de nada, Sancho». DQ suplica al Duque y la Duquesa que perdonen la impertinencia de su escudero, e incluso sugiere «que vuestras grandezas manden echar de aquí a este tonto». Aludiendo a la alianza feminista entre ella misma y SP, la Duquesa llega al rescate del escudero: «no se ha de apartar de mí Sancho un punto». Él le agradece: «Discretos días... viva vuestra santidad por el buen crédito que de mí tiene».

La naturaleza de las relaciones sociales

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La anécdota de SP incluye a figuras reales de la historia española del momento, quienes estuvieron implicados es una expedición militar desastrosa enviada para apoyar a las tropas españolas en el norte de África. En otras palabras, el relato evalúa el imperialismo español. SP incluso intenta que DQ confirme el linaje de los personajes de su historia. DQ admite que su escudero dice la verdad, pero le insta a terminar rápido. El eclesiástico está también molesto por «la dilación y pausas con que Sancho contaba su cuento». De nuevo, la Duquesa defiende al escudero, diciendo que él debería hablar tanto como deseara. Y, de nuevo, apreciamos que, muy a menudo, el arte de la narración de Cervantes se preocupa del arte de la narración.

La historia de SP se centra en un hidalgo que insiste en agasajar a su vecino campesino. El vecino se niega a sentarse en la cabecera de la mesa, pero el hidalgo finalmente le obliga: «poniéndole ambas manos sobre los hombros, le hizo sentar por fuerza, diciéndole: “Sentaos, majagranzas, que adondequiera que yo me siente será vuestra merced cabecera”». En la superficie, la historia es otro ejemplo de la verborrea de SP. Si leemos cuidadosamente, sin embargo, también saca a relucir la arrogante indiferencia de DQ hacia su escudero. Esto se hace eco, por ejemplo, al preámbulo del discurso de la edad dorada de DQ en DQ 1.11, en donde nuestro caballero había obligado a SP a sentarse a su lado. Nótese también cómo SP alaba al «hidalgo convidador» de su historia, quien ya ha fallecido: «que buen poso haya su ánima, que ya es muerto, y por más señas dicen que hizo una muerte de ángel». Podemos preguntarnos: ¿Ha muerto algún aspecto de DQ? Nótese cómo SP afirma que esta historia no está fuera de lugar: «Y este es el cuento, y en verdad que creo que no ha sido aquí traído fuera de propósito». La ironía es que SP ha construido una historia que critica la arrogancia de su amo. Finalmente, la descripción del narrador sobre la vergüenza de DQ alude a la raza: «Púsose don Quijote de mil colores, que sobre lo morena le jaspeaban y se le parecían».

Extendiendo el conflicto entre escudero y caballero, la Duquesa pregunta ahora por Dulcinea. DQ dice que la ha encontrado, pero ahora ella está «encantada y vuelta en la más fea labradora que imaginar se puede». Personificando su propia lección igualitaria hacia su amo, SP adopta un punto de vista radicalmente opuesto, apelando a la Duquesa para que lo apoye: «No sé... a mí me parece la más hermosa criatura del mundo... a buena fe, señora duquesa, así salta desde el suelo sobre una borrica como si fuera un gato». Va más allá, desacreditando la afirmación de su amo de que Dulcinea está encantada: «¡Tan encantada es como mi padre!».

El capítulo treinta y uno concluye con el eclesiástico manifestando su desaprobación, tanto hacia el Duque como hacia DQ. El telón de fondo es una compleja red de relaciones sociales: un cura, un par de nobles, un hidalgo y un peón. La crítica literaria tiende a tener una visión negativa del eclesiástico, especialmente los críticos modernos que simpatizan con DQ, a quien el eclesiástico llama «alma de cántaro». En cualquier caso, hemos escuchado este calificativo anteriormente, por boca de SP y por la de la sobrina de DQ. Anticipando el mensaje anticolonialista de la sátira Cándido de Voltaire, el eclesiástico incluso inserta una cita en el discurso que dirige a DQ, diciéndole lo que otros le tendrían que decir: «Volveos a vuestra casa y criad vuestros hijos, si los tenéis, y curad de vuestra hacienda, y dejad de andar vagando por el mundo, papando viento y dando que reír a cuantos os conocen y no conocen». Esto enfurece a DQ, quien, «con semblante airado y alborotado rostro, se puso en pie y dijo...». Pero aquí tenemos todavía otra interrupción que continuará en el siguiente capítulo.

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Resumen Capítulos 30 - 31

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El encuentro con el Duque y la Duquesa contiene conflictos sociales profundos. El perspectivismo de Cervantes no es sólo cuestión de producir una narrativa más realista sino, más bien, de mostrar las contradicciones éticas o ideológicas de sus personajes, contradicciones que a menudo revelan a los personajes como hipócritas. De este modo, el arte de Cervantes indica la naturaleza enrevesada de las relaciones sociales: el narrador critica al eclesiástico, pero el eclesiástico también critica a DQ, quien critica a SP, quien critica a doña Rodríguez, etc. Y el proceso funciona de vuelta también: SP olvida sus propios orígenes humildes y va demasiado lejos en su crítica hacia doña Rodríguez; pero entonces le comunica la misma lección a DQ, quien ha perdido su propio camino llegando a ser un caballero cortesano y arrogante. ¿Y cuál es el papel de la Duquesa en todo esto? Parece estar del lado del más desfavorecido, el que lleva las de perder, SP, especialmente cuando DQ intenta menospreciarlo como un payaso. ¿Tiene una mujer un entendimiento natural sobre qué se siente siendo menospreciada como alguien socialmente inferior?

Recapitulemos

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Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 30 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

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ActividadParte IICápitulos 27 - 31

Ilustración por Christopher Roelofs

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Una producción de UFM New MediaUniversidad Francisco Marroquín

Dirección del proyecto Stephanie FallaGuión y profesor Eric Clifford GrafEdición de guión Ainara Herrán Andrea M. Castelluccio Coordinación pedagógica Lisa QuanIlustraciones Gabriella Noriega Sergio Miranda Christopher RoelofsDiseño y diagramación Dagoberto GrajedaSitio web del proyecto donquijote.ufm.eduDirección Calle Manuel F. Ayau (6ta Calle final), zona 10 Guatemala, Guatemala 01010Teléfono (+502) 2338-7849

Guatemala, enero 2017

Este proyecto ha sido posible gracias a una donación de John Templeton Foundation. Con el apoyo de Earhart Foundation.

Las opiniones expresadas en el mismo son responsabilidad de su autor (o autores) y no reflejan necesariamente los puntos de vista de John Templeton Foundation.

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