curso descubre don quijote de la mancha: capítulos 24-47, parte ii -

132
Capítulos 24 - 47

Upload: ufm-curso-descubre-a-don-quijote-de-la-mancha

Post on 22-Jan-2018

740 views

Category:

Education


7 download

TRANSCRIPT

Capítulos 24 - 47

La presente es una guía de la estructura del MOOC Descubre Don Quijote de la Mancha de la Universidad Francisco Marroquín que contiene una descripción detallada del contenido y actividades a desarrollar durante la Parte II del curso dividida en 3 módulos.

A través de ésta guía se pretende facilitar el proceso de mediación pedagógica de las instituciones educativas interesadas en la enseñanza de la literatura y las humanidades por medio de la mejor novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

Curso gratuito, masivo, abierto y en líneadonquijote.ufm.edu

Parte I1 - 52

Parte II1 - 74

2 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Curso Descubre Don Quijote de la Mancha

Descubre Don Quijote de la Mancha es un curso MOOC (curso gratuito, masivo, abierto y en línea) de la Universidad Francisco Marroquín que tiene como objetivo impulsar la enseñanza de las humanidades por medio de la mejor novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

El curso consiste en una serie de glosas detalladas de la primera y segunda parte de la novela de Miguel de Cervantes y Saavedra. El profesor Eric Clifford Graf presenta una serie de eventos y problemas importantes de la novela, ya que es un texto magistral del renacimiento con alusiones a Platón, Aristóteles, la Biblia y la Escuela de Salamanca.

El curso se imparte de forma asincrónica a través de la plataforma Open Edx y diversos recursos educativos como: vídeos disponibles en el canal de YouTube, transcripción de los vídeos en formato descargable, audios de las lecturas, evaluaciones, foros de discusión y sesiones en vivo.

Página descriptiva e inscripción: donquijote.ufm.edu

• Descripción del curso• ¿Por qué aprender sobre Don Quijote de la Mancha?• Acerca de la Universidad Francisco Marroquín• Profesor Eric Clifford Graf• Programa académico• Contenido de la Parte II• Actividades de la Parte II

Índice

Descripcióndel curso

Síguenos en facebook

/DonQuijoteUFM

3 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

“ “

La Universidad Francisco Marroquín tiene como misión enseñar y difundir los principios éticos, jurídicos y económicos de una sociedad de personas libres y responsables. En los últimos años la universidad se ha preocupado por utilizar tecnologías innovadoras para enriquecer la experiencia de aprendizaje dentro y fuera del campus de estudios.

Acerca deUniversidad Francisco Marroquín

“No toda la vida se puede dedicar a los asuntos graves, como los negocios o el aprendizaje técnico. De vez en cuando es importante reírse y disfrutar del ocio. En la medida que Don Quijote entretiene y enseña, vale la pena y es útil. Además, como la libertad del individuo está entre los valores principales de ese libro, estudiarlo es, por definición, mejorar la condición humana”.

–Profesor Eric Clifford Graf

¿Por qué aprendersobre Don Quijote de la Mancha?

El programa que ustedes ofrecen es verdaderamente increíble. En la matrícula del programa para el Adulto Mayor en el Municipio de Rionegro Antioquia, Colombia nos hemos animado a inscribir a un grupo de literatura donde empezaremos con Don Quijote de la Mancha. Es un grupo con algunas limitaciones visuales, con poco conocimiento de Internet o baja lecto-escritura, pero la metodología que ustedes ofrecen, a través de vídeos, nos permite adaptarlo a nuestro grupo de 2,800 personas. Quisiera que todos conozcan esta magna obra de Miguel de Cervantes

Julian Salazar CorreaAbogado UCO / Trabajador Social UPB

Suscríbete a Youtube

DonQuijoteUFM

Eric Clifford Graf es catedrático de literatura en la Universidad Francisco Marroquín. Se doctoró en literatura española en la Universidad de Virginia (1997). Ha sido profesor de literatura española en las universidades de Smith, Illinois en Urbana-Champaign, Chicago, William & Mary y Wesleyan. Sus áreas de especialización incluyen: literatura española medieval y moderna, filosofía renacentista, historia de la novela y teoría literaria, política, cultural y económica. Además de su libro Cervantes and Modernity (Bucknell University Press, 2007) y sus múltiples ensayos sobre poesía, teatro y narrativa de Miguel de Cervantes. También ha publicado en revistas académicas sobre El poema de mio Cid, Garcilaso de la Vega, Juan de Mariana, El Greco, San Juan de la Cruz, Pedro de Calderón, José de Cadalso, Vicente Aleixandre, Julio Cortázar.

Página webhttp://ufm.academia.edu/EricGraf

Ensayos publicados en Amazonhttp://www.amazon.com/Cervantes-Modernity-Four-Essays-Quijote-ebook/dp/B00OM9MJJA/

ProfesorEric Clifford Graf

Síguenos en twitter

@DonQuijoteUFM

El curso MOOC Descubre Don Quijote de la Mancha aborda la primera parte (52 capítulos) y segunda parte (74 capítulos) de la obra Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. El curso completo está constituido por 6 insignias que el estudiante obtiene al avanzar en el contenido, a través de los recursos de aprendizaje.

Duración18 semanas con un total de 75 horas de dedicación.

DivisiónPalmerín de Inglaterra (Capítulos 1-14 del libro)Tirante el Blanco (Capítulos 15-28 del libro)Amadís de Gaula (Capítulos 29-52 del libro)

Tiempo de dedicación5 horas por semana

IdiomaTodo el material del curso está disponible en Español / Inglés

CertificaciónOptativa

Duración21 semanas con un total de 75 horas de dedicación.

DivisiónSantiago Matamoros (Capítulos 1-23 del libro)San Jorge (Capítulos 24-47 del libro)San Martín de Tours (Capítulos 48-74 del libro)

Tiempo de dedicación5 horas por semana

IdiomaTodo el material del curso está disponible en Español / Inglés

CertificaciónOptativa

Parte I - Capítulos 1 al 52 Parte II - Capítulos 1 al 74

Programaacadémico

6 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

• Asincrónica: El estudiante puede avanzar a su ritmo y en el horario de su conveniencia.• El estudiante puede consultar las lecciones y el material las veces que necesite.• Los módulos se aperturan de forma cronológica y dosificada para facilitar el aprendizaje de los estudiantes.• El contenido de cada módulo se activa de forma semanal y el estudiante recibirá notificaciones a su correo electrónico.

• La primera parte del curso (3 insignias) tiene una duración de 18 semanas.• La segunda parte del curso (3 insignias) tiene una duración de 21 semanas.• Se estima una dedicación de 80-95 horas por cada parte del curso.

Metodología

Duración

Específicas• Habilidad de identificar los elementos simbólicos y su significado dentro de los capítulos del libro de Don Quijote de la Mancha.• Capacidad de análisis y síntesis del contenido dentro de cada capítulo de la novela.

Competencias

Estrategiade enseñanza - aprendizaje

7 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

• La inscripción, acceso a los contenidos y recursos educativos del curso son gratuitos y de uso libre bajo licencias Creative Commons.

El estudiante tendrá a su disposición una serie de recursos de aprendizaje en diversos formatos. • Vídeos que presentan el contenido expuesto por el profesor.• Material en formato PDF o MP3 disponible para descargar.• Evaluaciones dinámicas que apoyan el proceso de comprensión del curso.• La obra completa en versión digital dentro de la plataforma. • Foros de análisis e interpretación de la obra a través de imágenes. • Sesiones en vivo para interactuar con el profesor.

Recursos de aprendizaje

• El estudiante puede optar a una certificación de USD $20 por cada módulo del curso Descubre Don Quijote de la Mancha.

• Se obtiene un certificado digital que puede compartirse con amigos y colegas a través del sistema de Open Badges.Certificación

Instrumentales• Capacidad de abstracción, análisis y síntesis.• Capacidad de comunicación escrita a través de los recursos en la plataforma y las sesiones en vivo.• Habilidad en el uso de tecnologías de la información y de la comunicación.• Habilidades para buscar, procesar y analizar información.• Capacidad de aplicar los conocimientos en la práctica.

Interpersonales• Habilidad para trabajar en forma autónoma.• Valoración y respeto por la diversidad y multiculturalidad.• Compromiso ético.• Capacidad crítica y autocrítica.

Sistémicas• Capacidad de aprender y actualizarse permanentemente.• Capacidad para motivar y conducir hacia metas comunes.

Costo

Competencias

8 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Lección 20: La penitencia de Sancho Panza 65

Lección 21: Carta de Sancho Panza a Teresa 70

Resumen: capítulos 34 - 35 68

Lección 22: El conflicto de la condesa Trifaldi con el gigante Mambruno 72

Lección 23: Las relaciones entre hombres y sus objetos de amo 74

Lección 1: Sancho desafía la autoridad de su amo 13

Bienvenida 11

Lección 2: Don Quijote llega a la ermita y luego a la venta 15

Lección 3: “La historia del rebuzno” 17

Lección 4: La llegada de Maese Pedro 19

Capítulos 24 - 26

Lección 5: «El retablo de la libertad de Melisendra» 21

Resumen: capítulos 24 - 26 24

Resumen: capítulos 27 - 29 36

Resumen: capítulos 30 - 31 45

Lección 6: La identidad de Maese Pedro 26

Lección 7: La definición de «guerra justa» 28

Capítulos 27 - 31

Lección 8: La unión feudal entre don Quijote y Sancho 30

Lección 11: Los duques reciben a don Quijote de la Mancha 40

Lección 9: “La aventura del barco encantado” 32

Lección 12: La naturaleza de las relaciones sociales 42

Lección 10: El Duque y la Duquesa 38

Capítulos 35 - 38

Lección 17: Las burlas de los duques 58

Lección 18: Se anuncia la llegada de Dulcinea 60

Lección 19: La llegada de Merlín y Dulcinea 62

Lección 24: La aventura amorosa entre Antonomasia y Clavijo 76

Capítulos 32 - 34

Lección 13: La respuesta de don Quijote al capellán 47

Lección 15: Los atributos de Dulcinea 51

Resumen: capítulos 32 - 33 56

Lección 14: La humillación de don Quijote 49

Lección 16: Sancho y la Duquesa 53

9 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Parte IICapítulos 24 - 47

Indice

Lección 29: Don Quijote, el liberador de las doncellas 90 Resumen: capítulos 45 - 47 123

Lección 35: Don Quijote rechaza la oferta de la Duquesa 105

Resumen: capítulos 40 - 41 93

Resumen: capítulos 42 - 44 110

Lección 36: El romance de Altisidora 107

Capítulos 39 - 41 Capítulos 45 - 47

Capítulos 42 - 44

Lección 25: Trifaldi termina la historia de Antonomasia y Clavijo 79 Lección 37: Sancho resuelve tres casos legales 112

Lección 30: Sancho se prepara para gobernar 95

Lección 26: Don Quijote debe romper el hechizo de las doncellas 84 Lección 39: Don Quijote canta un romance a Altisidora 116

Lección 32: La segunda ronda de consejos principescos de don Quijote 99

Lección 28: La Aventura de Clavileño 88 Lección 41: Sancho defiende el estado 120

Lección 34: La intrusión de Cide Hamete Benengeli 103

Resumen: capítulos 36 - 39 82 Lección 38: «¡Justicia, señor gobernador, justicia...!» 114

Lección 31: Don Quijote le da consejos principescos a Sancho Panza 97

Lección 27: «Clavileño el Alígero» 86 Lección 40: El conflicto entre Sancho y Recio 118

Lección 33: Los refranes de Sancho 101

10 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Parte IICapítulos 24 - 47

Course activities 124

H ola amigos, quiero felicitarlos por llegar a esta etapa del curso. Si has estado inscrito en el curso desde nuestro primer capítulo,

has visto por lo menos 140 vídeos en los que hemos acompañado al protagonista en su viaje como caballero andante.

Como pueden ver, hay una evolución en el formato de nuestro curso, y espero que también una evolución en cada uno de ustedes. De la misma manera hay una evolución en nuestra historia, cada vez más oscura, en la que vemos que don Quijote está más consciente del mundo que lo rodea. Él ya no es el mismo loco de las primeras páginas.

A partir de este vídeo iniciamos el moduloSan Martín de Tours tomado de la segunda parte del curso Descubre Don Quijote de la Mancha.

Iniciemos...

Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

“Lobo es el hombrepara el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro”.—Plautus, Asinaria

13 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N 0

1

Sancho desafía la autoridad de su amoE l capítulo veinticuatro comienza con otra serie de marcos narrativos supuestamente envueltos en la composición de Don

Quijote. El narrador nos cuenta que el traductor nos cuenta que Cide Hamete Benengeli, el autor original, nos cuenta, todo en una nota manuscrita en el margen del capítulo anterior, que él no cree que don Quijote haya experimentado lo que asegura

haber experimentado. Así que tenemos el relato de DQ sobre lo que vio en la Cueva de Montesinos, que es relatado por Benengeli y, todo ello, traducido y vuelto a contar por el narrador. Y entonces tenemos las dudas de Benengeli en el margen. Y al mismo tiempo, para colmo, Benengeli no cree que DQ mintiera: «Pues pensar yo que don Quijote mintiese, siendo el más verdadero hidalgo y el más noble caballero de sus tiempos, no es posible, que no dijera él una mentira si le asaetaran». En cualquier caso, parece más bien que DQ hubiera preferido ser asesinado como san Sebastián en lugar de decir una mentira jamás. Ahora, Benengeli, exactamente como Cervantes en el prólogo de la primera parte, deja todo a la interpretación del lector: «Tú, letor, pues eres prudente, juzga lo que te pareciere». Además de todo esto, Benengeli dice que otros testigos innombrados aseguran que DQ se retractó de toda esta historia en su lecho de muerte: «se tiene por cierto que al tiempo de su fin y muerte dicen que se retrató della y dijo que él la había inventado, por parecerle que convenía y cuadraba bien con las aventuras que había leído en sus historias». ¡Dios mío! ¡Ahora no tenemos forma de decir si DQ está chalado o simplemente está fingiendo!

Siguiendo hacia adelante, el narrador nos cuenta ahora que el primo está conmocionado por el desafío de SP a la autoridad de su amo. Nótese que ahora la autoridad está trastocada, tanto la autoridad narrativa que el escritor tiene sobre su lector como la autoridad social que un señor feudal tiene sobre su sirviente. Pero el primo opta por agradecer a DQ la aventura del día, y da cuatro razones: 1) haber tenido el placer de haber conocido al mismísimo DQ, 2) tener ahora material para su Ovidio español, 3) haber aprendido que las citas para jugar a las cartas datan, al menos, desde tiempos de Carlomagno, según el uso de Durandarte de la frase «Paciencia y

Cap

ítul

o 24

barajar», información que el primo incluirá en su Suplemento de Virgilio Polidorio, y 4) saber ahora el auténtico origen del río Guadiana. Tras el discurso del primo, DQ hace una observación cínica sobre lo difícil que es encontrar príncipes que sepan apreciar a buenos autores. Algunos críticos leen aquí una queja del propio Cervantes.

El final del capítulo es una transición alegórica, e incluye el tiempo que va entre la Cueva de Montesinos del capítulo veintitrés y El Retablo de Maese Pedro de los capítulos veinticinco y veintiséis. Primero, DQ, SP y el primo se dirigen a una ermita, en el que el primo asegura que los pueden alojar durante la noche. Esto lleva a una confusa disquisición moral de DQ, quien es moderadamente crítico con los ermitaños modernos, observando que sus mortificaciones no son tan estrictas como las de antaño. Concluye, sin embargo, con una aprobación cínica: «menos mal hace el hipócrita que se finge bueno que el público pecador». Nótese cómo esto es similar a su alabanza previa a las esposas infieles que se las ingenian para mantener sus aventuras en privado. La segunda parte de la novela es más oscura en casi todos los aspectos.

«menos mal hace el hipócrita que se finge bueno que el público pecador»

15 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

02

Don Quijote llega a la ermita y luego a la venta

A hora conocemos al primero de los dos compañeros de viaje de este capítulo. Un hombre camina a pie, azuzando con urgencia a una mula que lleva armas de la infantería: «dando varazos a un macho que venía cargado de lanzas y de alabardas». DQ le dice que baje el paso y se les una, pero el hombre tiene prisa. Hace dos comentarios interesantes. Primero, sugiere

que la guerra es inminente: «las armas que veis que aquí llevo han de servir mañana». Segundo, dice que si ellos van a quedarse en una venta cercana en lugar de en la ermita, les contará sucesos increíbles: «os contaré maravillas». Esto es suficiente para DQ, quien ordena dirigirse a la venta.

Antes de llegar a la venta, Cervantes satiriza sobre la ermita. El primo quiere parar y beber algo. El ermitaño no está, pero son recibidos por el «sotaermitaño», es decir, la hermana laica, insinuando, a su vez, que es la amante del ermitaño. Los viajeros preguntan por el vino caro pero ella solo les ofrece agua barata. El interludio es escueto en detalles, pero predomina la desilusión por la religión. Todo lo sagrado relativo a la ermita está podrido, y, por contraste, SP recuerda con nostalgia la abundancia de la boda de Camacho y la casa de Miranda.

De camino a la venta, conocemos al segundo compañero de viaje del capítulo. Él también representa la guerra, de hecho, es un hombre joven, un paje, que va a la guerra. Porta una espada sobre su hombro, con un bulto atado a ella. Va cantando una «seguidilla», un poema lírico popular del momento y, curiosamente, el narrador nos dice que el primo lo memorizó. El poderoso mensaje no necesita interpretación: «A la guerra me lleva / mi necesidad; / si tuviera dineros, / no fuera, en verdad» (cf. “Fortunate Son” de John Fogerty). De la conversación de este joven hombre con nuestros viajeros sabemos que se ha alistado en una compañía de infantería, con la que pronto partirá de la ciudad portuaria de Cartagena en Murcia. Lo hace porque es desesperadamente pobre, y aunque ha intentado servir a diferentes amos en la corte, nunca fue admitido como doméstico.

Cap

ítul

o 25

16 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

La historia del paje hace referencia a la vida de un pícaro fallido. Este es uno de los retratos más ajustados de Cervantes de la explotación humana y la corrupción de la corte. El paje también alude a la inmoralidad de la ermita que acabamos de visitar, comparando su suerte a la de aquellos que han sido expulsados de una orden religiosa: «así como el que se sale de alguna religión antes de profesar le quitan el hábito y le vuelven sus vestidos, así me volvían a mí los míos mis amos, que, acabados los negocios a que venían a la corte, se volvían a sus casas y recogían las libreas que por sola ostentación habían dado». Esto es importante. El comportamiento de los cortesanos corruptos es opuesto al ideal liberal y magnánimo que Cervantes propone tan a menudo, tal y como hizo en el retrato de Miranda. El disgusto de DQ por el tratamiento recibido por el paje enfatiza esta crítica: «Notable espilorchería».

Tenemos cinco aspectos importantes de la conclusión de este capítulo: 1) Después de que DQ simpatizara con la suerte del paje y criticara la extravagancia cortesana que no logra crear un empleo estable para un hombre joven como este, irónicamente, no puede resistirse a alabar la vida de soldado: «no hay otra cosa en la tierra más honrada ni de más provecho que servir a Dios, primeramente, y luego a su rey y señor natural, especialmente en el ejercicio de las armas». 2) DQ le dice al paje que no tema a la muerte, citando a Julio César: «Preguntáronle a Julio César, aquel valeroso emperador romano, cuál era la mejor muerte, respondió que la impensada, la de repente y no prevista». 3) Al igual que Cervantes hace en el prólogo de la segunda parte, DQ cita a Terencio con respecto a su preferencia por la muerte antes que la retirada: «más bien parece el soldado muerto en la batalla que vivo y salvo en la huida». 4) DQ lamenta la suerte de los viejos soldados que son olvidados, comparándolos con viejos esclavos africanos que son liberados justo cuando no pueden ganarse la vida: «no es bien que se haga con ellos lo que suelen hacer los que ahorran y dan libertad a sus negros cuando ya son viejos y no pueden servir, y echándolos de casa con título de libres los hacen esclavos de la hambre, de quien no piensan ahorrarse sino con la muerte». 5) Por vez primera, DQ reconoce la existencia de una venta en lugar de un castillo. Tanto el narrador como SP toman nota de esto: «llegaron a la venta, a tiempo que anochecía, y no sin gusto de Sancho, por ver que se señor la juzgó por verdadera venta, y no por castillo, como solía».

17 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

A sí que tenemos sátira social unida a que DQ reconoce una venta. ¿Qué significa esto? Tal vez tengamos una respuesta al inicio del capítulo veinticinco, que comienza con la sorprendente imagen de DQ realizando una labor manual por primera y única vez en toda la novela. Está tan ansioso por escuchar la historia del arriero del capítulo previo que se pone a trabajar

para ganarse su favor: «Y así lo hizo, ahechándole la cebada y limpiando el pesebre, humildad que obligó al hombre a contarle con buena voluntad lo que le pedía». Y así, el arriero cuenta la historia a todos los presentes: «sentándose en un poyo, y don Quijote junto a él, teniendo por senado y auditorio al primo, al paje, a Sancho Panza y al ventero».

“La historia del rebuzno” es uno de los cuentos más bellamente sutiles y divertidos de la novela. Una vez más, Cervantes alude al problema de la pérdida del burro de SP en la primera parte. Un regidor de un pueblo cercano perdió un burro, debido a las actividades no reveladas de su sirvienta. Otro regidor asegura haberlo visto: «En el monte... le vi esta mañana, sin albarda y sin aparejo alguno, y tan flaco, que era compasión miralle». Después de que el segundo regidor se lleve su propia burra a su casa, acepta ayudar al primero. Nótese que el primero se siente muy agradecido y se ofrece a pagar: «yo procuraré pagároslo en la mesma moneda». La comedia viene cuando el hombre presume de su habilidad de imitar la llamada de los asnos: «yo sé rebuznar maravillosamente»; el otro responde, «Por Dios, que no dé la ventaja a nadie, ni aun los mesmos asnos». Después de que deciden separarse, se confunden constantemente el uno al otro con un asno: «se tornaron a dividir y a volver a sus rebuznos, y a cada paso se engañaban y volvían a juntarse».

“La historiadel rebuzno”

LEC

CIÓ

N

03

“La historiadel rebuzno”

18 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Todo esto es hilarante, pero hay una moraleja aquí: «Ahora digo –dijo el dueño– que de vos a un asno, compadre, no hay alguna diferencia». Dos hombres alabándose el uno al otro por ser dos perfectos asnos es la esencia de la identidad tribal o del nacionalismo. Irónicamente, reconocer que todos somos asnos es la solución al conflicto tribal. Finalmente, nuestro narrador realiza un apóstrofe al lector en cuanto a la suerte del asno perdido, contándonos por qué el asno no respondía a ninguna de las llamadas de los regidores: «Mas ¿cómo había de responder el pobre y mal logrado, si le hallaron en lo más escondido del bosque comido de lobos?». El dueño no está triste al final. Ha sido todo un honor haber perdido a su asno: «a trueco de haberos oído rebuznar con tanta gracia, compadre, doy por bien empleado el trabajo que he tenido en buscarle, aunque le he hallado muerto».

Hay más. El hombre que cuenta la historia también explica por qué tiene tanta prisa en entregar las lanzas y las alabardas en su ciudad, que es, además, la misma ciudad de los regidores rebuznadores. Los pueblos vecinos se han estado burlando de la gente de su propio pueblo, rebuznándoles en la cara. Él atribuye esto al Demonio: «el diablo, que no duerme, como es amigo de sembrar y derramar rencillas y discordia por doquiera». Describe el entusiasmo de los mozos por burlarse de su pueblo como una vuelta infernal: «Dieron en ello los muchachos, que fue dar en manos y en bocas de todos los demonios del infierno». Finalmente, la raza es un tema: «son conocidos los naturales del pueblo del rebuzno como son conocidos y diferenciados los negros de los blancos». Las cosas se han desmadrado tanto que la guerra es inminente: «con mano armada y formado escuadrón han salido contra los burladores los burlados a darse la batalla, sin poderlo remediar rey ni roque, ni temor ni vergüenza».

¡Que el Señor se apiade de nosotros! ¿Hay alguna forma de detener una guerra civil tan absurda? En este momento, Maese Pedro llega con su mono adivino y su espectáculo de marionetas, conocido como «el retablo de la libertad de Melisendra». Va vestido según la moda de la picaresca y el narrador subraya su gran parche verde que oculta su ojo izquierdo. Pregunta si hay sitio para él en la venta: «¿hay posada?». El entusiasmo del ventero hace referencia al general más infame de toda España: «Al mismo duque de Alba se la quitara para dársela al señor mase Pedro». El Duque de Alba era conocido en época de Cervantes como “el carnicero de Flandes”, por su brutal represión a la rebelión protestante que se dio allí. Para cualquiera que busque la crítica de Cervantes de los pecados del imperialismo español, estos capítulos ofrecen evidencia de ello.

«Y así lo hizo, ahechándole la cebada y limpiando el pesebre»

19 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

04

La llegada triunfal de Maese Pedro¿Q uién es Maese Pedro? Hay mucho debate. Nótese que se define por su profesión, un emprendedor de la animación, así

como su cobertura geográfica: frecuenta la región conocida como La Mancha de Aragón, esto es, la parte más oriental de La Mancha que linda con Valencia y Aragón. Esta geografía significa, por sí misma, que Maese Pedro tiene un

significado político. Valencia y Aragón fueron las regiones que más sufrieron la expulsión de los moriscos entre 1609 y 1614, llegando a perder entre un tercio y un sexto de sus respectivas poblaciones. También merece la pena señalar que los nobles del Reino de Aragón estaban particularmente locos por las novelas de caballerías. De hecho, la infantería de Felipe II aplastó una especie de rebelión caballeresca en Aragón en 1591. Otra manera de pensar en esto es: la imaginativa fantasía caballeresca de la Cueva de Montesinos en Castilla-La Mancha fue la visión del mundo de la nobleza de Aragón. En otras palabras, Maese Pedro da la bienvenida a DQ a un mundo con el que siempre ha soñado, y el «retablo de la libertad de Melisendra» es una alegoría de la independencia aragonesa de la Castilla de los Habsburgo. Oh, y un último detalle. El viaje de DQ hacia el este también es político. Los hidalgos tenían representación política en la corte de Aragón; y, en Castilla, no.

Otro aspecto importante de la llegada de Maese Pedro es la insistencia de Cervantes por mantener el foco de atención en el valor económico y el intercambio. El ventero observa que la gente está lista para pagar por las adivinaciones del mono y por el espectáculo de marionetas, y Maese Pedro responde diciendo que tendrá precios moderados. Sabemos por el ventero que se rumorea que Maese Pedro es muy rico –«se cree que el tal maese Pedro está riquísimo»– y que cobra dos reales por las respuestas de su mono a las preguntas de la gente. Como el Demonio, sin embargo, el mono no puede saber el futuro, sólo el pasado y el presente. Cuando SP quiere pagar para saber qué es lo que está haciendo su esposa Teresa en ese mismo momento, Maese Pedro enfatiza la formalidad del intercambio económico. Primero, el servicio, después, el pago: «No quiero recebir adelantados los premios, sin que hayan precedido los servicios».

Cap

ítul

o 22

20 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Antes de pedir a su mono que adivine las actividades de Teresa, sin embargo, Maese Pedro asombra a todo el mundo al reconocer a DQ. Se tira a los pies de DQ, describiendo a nuestro caballero en términos épicos «Estas piernas abrazo, bien así como si abrazara las dos colunas de Hércules, ¡oh resucitador insigne de la ya puesta en olvido andante caballería, oh no jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha!». Le cuenta entonces a SP que su mujer está bebiendo vino y preparando lino para tejer. SP se inclina a creerle. La identidad de DQ es de nuevo un asunto. Él cree que Maese Pedro exagera, pero está feliz por haber sido reconocido por ser quién es: «doy gracias al cielo, que me dotó de un ánimo blando y compasivo, inclinado siempre a hacer bien a todos y mal a ninguno». Nótese cómo la visión pacífica que DQ tiene de sí mismo contrasta con el patético destino del joven soldado, quien carece de dinero para preguntar por su propio futuro: «Si yo tuviera dineros... preguntara al señor mono qué me ha de suceder en la peregrinación que llevo».

DQ informa a SP que está preocupado por si Maese Pedro hubiera hecho un pacto con el Diablo: «que a solo Dios está reservado conocer los tiempos y los momentos». Se pregunta por qué el dueño de las marionetas no ha sido arrestado por la Inquisición: «estoy maravillado cómo no le han acusado al Santo Oficio». Pero entonces cuenta una anécdota a SP que prueba que la adivinación es un simple engaño. Un astrólogo predijo una vez que si se montaba en los días adecuados, el perro faldero de una mujer daría a luz tres cachorros, uno verde, otro rojo y el otro mezclado. Cervantes alude de nuevo a la mezcla de razas. SP ignora la anécdota y le dice a su amo que le pregunte a Maese Pedro si lo que vio en la Cueva de Montesinos era real. Maese Pedro dice que el mono es ambivalente: «dice que parte de las cosas que vuesa merced vio o pasó en la dicha cueva son falsas, y parte verosímiles». Con esta incertidumbre subterránea como trasfondo, volvemos al espectáculo.

21 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

05

«El retablo de la libertad de Melisendra»E l capítulo veintiséis cuenta «el retablo de la libertad de Melisendra». Nótese que Cervantes ha añadido otro marco narrativo:

un joven asistente narra la acción de las marionetas, que son, a su vez, controladas por Maese Pedro. Cervantes está de nuevo en su mejor momento y hace que un espectáculo de marionetas cobre vida ante nuestros ojos. El rescate de Melisendra por

parte de su marido Gaiferos de una Zaragoza controlada por los moros es una versión feliz de la historia trágica de Montesinos sobre Durandarte y Belerma.

Es fascinante y divertido al mismo tiempo. El humor deriva de nuevo del contraste entre una intensa fantasía melodramática y sus mundanos e incluso ofensivos detalles. Por ejemplo, el narrador comienza citando La Eneida de Virgilio, cuando el héroe troyano cuenta su historia a la audiencia cartaginense: «Callaron todos, tirios y troyanos». Sonidos épicos de artillería y trompetas surgen de debajo del escenario. Pero entonces, el asistente de Maese Pedro nos cuenta que Gaiferos está jugando, de todas las cosas, al chaquete cuando el emperador Carlomagno lo reprende por no haber rescatado a su propia esposa. Del mismo modo, el asistente llama a Carlomagno «padre putativo de la tal Melisendra», dando a entender que él no es su padre auténtico, pero también insinuando la prostitución. Otro detalle prosaico: Gaiferos le pide a su primo Roldán que le preste su espada «Durindana» para la aventura, pero él se la niega.

Véanse las maniobras freudianas en la historia. El episodio completo es una proyección del propio viaje de DQ a Zaragoza. También hay ecos de la aventura en la Cueva de Montesinos. Aquí se nombra, en efecto, la espada de Roldán. En otras palabras, Cervantes entendió las distorsiones de la tradición épica francesa que resultaron en la figura de Durandarte según la tradición de los romances españoles. Igualmente, cuando Gaiferos rechaza la ayuda de Roldán, alude a la experiencia subterránea de DQ: «antes dice que él solo es bastante para sacar a su esposa, si bien estuviese metida en el más hondo centro de la tierra». Y todo esto complica el asunto de la etnicidad. Las líneas familiares son confusas y moros y francos están en cercana proximidad sexual. Por ejemplo, un moro le roba un beso a Melisendra y ella reacciona violentamente: «miren cómo le da un beso en mitad de los labios, y la priesa que ella se da a escupir y a limpiárselos con la blanca manga de su camisa».

Cap

ítul

o 26

22 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Otro aspecto cómico del espectáculo se da en las numerosas interrupciones de la narración por parte del asistente, quien se pierde en detalles que no interesan ni a DQ ni a Maese Pedro. De nuevo, Cervantes se mofa de la impaciencia de ciertos lectores de su propia novela. DQ objeta: «seguid vuestra historia línea recta y no os metáis en las curvas o transversales». Y Maese Pedro objeta también: «sigue tu canto llano y no te metas en contrapuntos». Pero lo que distrae al asistente es información fundamental sobre cómo los españoles veían su conflicto con el Islam. Por ejemplo, describe el castigo del moro que se atrevió a besar a Melisendra, recalcando que el rey moro de Zaragoza ordenó que sufriera doscientos latigazos en público. Su punto es que los moros no seguían ninguna ley formal que diera al acusado el derecho a la autodefensa legal: «porque no hay “traslado a la parte”, ni “a prueba y estése”, como entre nosotros». Es divertido, pero recordad que DQ cree que Maese Pedro debería ser juzgado por la Inquisición.

Así que Gaiferos rescata a su esposa de la torre de la prisión en Zaragoza y sale corriendo hacia París. Pero los moros hacen sonar la alarma: «ya la ciudad se hunde con el son de las campanas que en todas las torres de las mezquitas suenan». Esto es un problema. Los cristianos tenían campanarios; los moros usaban tambores. DQ sabe esto y se opone a la inexactitud cultural: «En esto de las campanas anda muy impropio maese Pedro... sin duda que es gran disparate». Maese Pedro tiene que convencer a DQ que, al igual que en las producciones teatrales modernas, están permitidas una cierta cantidad de licencias poéticas.

DQ acepta la explicación de Maese Pedro, pero cuando el asistente describe a los caballeros moros de Zaragoza persiguiendo a Gaiferos y Melisendra, es demasiado para nuestro hidalgo. Como Gulliver en el país de los liliputienses, DQ blande su espada y ataca el espectáculo de Maese Pedro: «con acelerada nunca vista furia comenzó a llover cuchilladas sobre la titerera morisma». Maese Pedro está consternado: «no son verdaderos moros, sino unas figurillas de pasta. Mire, ¡pecador de mí!, que me destruye y echa a perder toda mi hacienda». Con ironía histórica, Maese Pedro actúa como si fuera Rodrigo, el último rey godo, que perdió España a manos de los moros.

El resto del capítulo implica una detallada negociación del pago de DQ por los daños causados a Maese Pedro. El nuevo mundo burgués impone sus valores al viejo. DQ atribuye su confusión a hechiceros enemigos, pero al final está dispuesto a pagar más de lo que Maese Pedro pide. El ventero y, sorprendentemente, SP, son ahora árbitros de este ajuste de cuentas: «No llores, maese Pedro, ni te lamentes, que me quiebras el corazón, porque te hago saber que es mi señor don Quijote tan católico y escrupuloso cristiano, que si él cae en la cuenta de que te ha hecho algún agravio, te lo sabrá y te lo querrá pagar y satisfacer con muchas ventajas». DQ incluso añade «dos reales por el trabajo de tomar el mono», quien se escapó entre la confusión. Paga entonces la cena de todos –«todos cenaron en paz y en buena compañía, a costa de don Quijote, que era liberal en todo estremo»–, y finalmente le da al pobre paje «una docena de reales», ya que marcha a la guerra. Todo esto es casi como el final de la primera parte. La destrucción causada por la fantasía caballeresca termina positivamente gracias a un milagro burgués.

23 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 24 - 26

24 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

El capítulo veinticuatro sirve a modo de transición, pero, como es normal, es muy denso. La gente a la que conocen nuestros viajeros tienen problemas morales y bélicos. El paje, en particular, es explotado por el estado corrupto. El elogio de DQ sobre la guerra es un eco de su defensa de las armas sobre las letras en DQ 1.37-38, así como de los valores del Capitán Viedma y probablemente de los del joven Cervantes, orgulloso de su servicio a la cristiandad occidental en la Batalla de Lepanto. En cualquier caso, los detalles del discurso son problemáticos. DQ cita a Julio César, pero los césares son figuras malévolas según humanistas como Erasmo y Vives, y aquellos ya fueron parodiados en DQ 2.8. Es más, las sabias palabras citadas por DQ fueron pronunciadas por César justo antes de su propia muerte en el senado romano y fueron, en realidad, el preludio de una terrible guerra civil. En cuanto a la afirmación de Terencio de que es preferible la muerte a la retirada, bueno, el mismo DQ se retirará en DQ 2.27. Y si la guerra es tan noble, ¿qué pasa con una guerra que se libra contra un imperio que ahora abraza la esclavitud? Al final, Cervantes es más dado a empatizar con los esclavos africanos maltratados y abandonados que a defender la visión romántica de la guerra de DQ. Del mismo modo, el episodio de los rebuznos es una alegoría sobre lo absurdo de la guerra civil. Luego, Maese Pedro y su mono misterioso desafían a los lectores a conectar el problema de la guerra moderna con la fantasía caballeresca. Esta fantasía es de nuevo hilarante, haciéndose eco de lo sucedido en la Cueva de Montesinos. Sigue la misma línea narrativa, y DQ está particularmente enamorado de la ilusión, tanto que llega, irónicamente, a atacarla. El comentario de SP al final de DQ 2.24, siguiendo las ambiguas palabras de DQ sobre la guerra, sirve de puente entre dos fantasías caballerescas: «¿Y es posible que hombre que sabe decir tales, tantas y tan buenas cosas como aquí ha dicho, diga que ha visto los disparates imposibles que cuenta de la cueva de Montesinos?». ¿Cómo termina el espectáculo de marionetas? Bueno, si aceptamos la visión de la realidad de DQ, entonces, al igual que la guerra, el espectáculo trae destrucción y costes bien altos. Pero, una vez más, debemos contrastar esta destructiva fantasía con una conclusión que pone los pies sobre la tierra: SP paga a Maese Pedro, en nombre de su amo, para sufragar todos los daños. Nótese también que todo el mundo cena feliz a expensas de DQ. Al igual que el final de la primera parte, se ha traído una paz liberal a otra caótica venta.

Recapitulemos

“Nuestras vidasson los ríos que van a dar en la mar...”

—Jorge Manrique,

“Coplas a la muerte de su padre”

LEC

CIÓ

N 0

6

La identidadde Maese PedroE l capítulo veintisiete continúa con “La historia del rebuzno” del capítulo

veinticinco. De por sí, también sitúa al espectáculo de marionetas de Maese Pedro en medio de una sátira de la guerra civil. El capítulo se abre

con otra confusa intervención del autor moro original, Cide Hamete Benengeli. Resulta irónico porque jura que dice la verdad al igual que un católico cristiano: «Entra Cide Hamete, coronista desta grande historia, con estas palabras en este capítulo: “Juro como católico cristiano”». Esto conlleva una aclaración hilarante y extensa del traductor: «A lo que su traductor dice que el jurar Cide Hamete como católico cristiano, siendo él moro, como sin duda lo era, no quiso decir otra cosa sino que así como el católico cristiano, cuando jura, jura o debe jurar verdad y decirla en lo que dijere, así él la decía como si jurara como cristiano católico en lo que quería escribir de don Quijote». Divertido, sí, pero la interrupción hace que, otra vez, prestemos atención al conflicto étnico entre cristianos viejos y moriscos exiliados en los años previos a la segunda parte de Don Quijote. El juramento de Benengeli nos recuerda que los moriscos eran técnicamente cristianos que se enfrentaban a la desconfianza relativa a su lealtad a España.

Cap

ítul

o 27

«Juro como católico cristiano»

¿Acerca de qué jura Benengeli que dirá la verdad? La identidad de Maese Pedro, quien resulta ser Ginés de Pasamonte. El narrador incluso recuerda al lector la problemática liberación de los galeotes en Sierra Morena por parte de DQ en DQ 1.22: «beneficio que después le fue mal agradecido y peor pagado de aquella gente maligna y mal acostumbrada». Por un lado, esta caracterización da a entender la deslealtad de los moriscos en Valencia y Aragón. Por otro lado, los galeotes no eran moriscos, así que tal vez la religión no se correlaciona con la rebelión. El narrador recuerda además el error del impresor en cuanto a «el que hurtó a Sancho Panza el rucio» y el sensacional artificio con el que Pasamonte llevó a cabo el robo del asno de debajo de SP, tal y como contó el escudero en DQ 2.4. Nótese también la detallada presentación de la teoría relativista del teatro de Pasamonte, que cambia según la audiencia: «unas veces era de una historia y otras de otra». También es interesante que Pasamonte «determinó pasarse al reino de Aragón». Quizás el teatro caballeresco es mejor recibido ahí; o quizás esto lo sitúa fuera del alcance del sistema legal de Castilla.

Así que DQ y SP se dirigen ahora a Zaragoza, presumiblemente siguiendo la ruta de Pasamonte. Al tercer día escuchan «un gran rumor de atambores, de trompetas y arcabuces». Nótese cómo esto parece ser una proyección del espectáculo de marionetas de Maese Pedro. El narrador nos dice que DQ «al principio pensó que algún tercio de soldados pasaba por aquella parte». Esto alude a dos guerras civiles recientes. La infantería castellana reprimió a los moriscos en 1568-71 y a la nobleza aragonesa en 1591. La sátira de la guerra de Cervantes es implacable e hilarante. La muchedumbre parece ser un escuadrón de unos doscientos hombres, que marchan bajo banderas ridículas, y una en particular: «especialmente una que en un estandarte o jirón de raso blanco venía, en el cual estaba pintado muy al vivo un asno como un pequeño sardesco, la cabeza levantada, la boca abierta y la lengua de fuera, en acto y postura como si estuviera rebuznando». Bajo la imagen hay un lema: «No rebuznaron en balde / el uno y el otro alcalde». “La historia del rebuzno” pasa a ser ahora “La aventura del rebuzno”.

«menos mal hace el hipócrita que se finge bueno que el público pecador»

28 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

07

La definición de «guerra justa»

D on Quijote observa inmediatamente que el narrador original de la historia cometió un error, porque llamó a los rebuznadores regidores en lugar de alcaldes. SP objeta que DQ está siendo demasiado puntilloso, añadiendo que los regidores habrán pasado a ser alcaldes. Del mismo modo, DQ y SP se dan cuenta de que estos hombres son del pueblo ofendido por las burlas

de sus vecinos, quienes ahora tienen el plan de atacar. DQ se aproxima a la bandera del asno y ofrece una larga arenga en la que anima a los hombres a abandonar las armas. Prestemos atención a los detalles de DQ y su lógica dispersa.

Primero, DQ señala que un pueblo al completo no puede ser ofendido por un individuo particular. Pero entonces trae a colación un caso en el que esto pasó así en realidad: Diego Ordóñez de Lara, quien, habiéndose enterado del infame asesinato del rey Sancho II llevado a cabo por Vellido Dolfos durante el sitio de Zamora, luego desafió a toda la ciudad. DQ, entonces, citando un romance popular insiste en que Ordóñez fue demasiado lejos: «aunque bien es verdad que el señor don Diego anduvo algo demasiado y aun pasó muy adelante de los límites del reto, porque no tenía para qué retar a los muertos, a las aguas, ni a los panes, ni a los que estaban por nacer, ni a las otras menudencias que allí se declaran». DQ argumenta que es absurdo que la gente vaya a la guerra por un simple insulto: «¡No, no, ni Dios lo permita o quiera!». Después, mezclando tradición y ley natural, ofrece cuatro razones de por qué la gente y las repúblicas podrían, ciertamente, ir a la guerra: 1) «defender la fe católica», 2) «defender su vida, que es de ley natural y divina», 3) «en defensa de su honra», 4) «en servicio de su rey en la guerra justa». Entonces, añade torpemente una quinta razón, relacionada con la segunda: «en defensa de su patria». Nótese la tibia inclusión de este recurso final al nacionalismo moderno.

El problema más profundo, por supuesto, es antiguo. ¿Cuál es la definición de «guerra justa»? DQ apela a la razón, diciendo que ninguna de las tres razones para tomar las armas pueden aplicarse en este caso: «por niñerías y por cosas que antes son de risa y pasatiempo que de afrenta, parece que quien las toma carece de todo razonable discurso». Va incluso más allá, aludiendo a la moralidad cristiana, en particular Mateo 5.44, que Cervantes había citado en latín en el prólogo de la primera parte de DQ: «el tomar venganza injusta, que justa no puede haber alguna que lo sea, va derechamente contra la santa ley que profesamos, en la cual se nos manda que hagamos bien a nuestros enemigos y que amemos a los que nos aborrecen». Concluye llamando triunfantemente

29 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

a estos hombres a que cesen y desistan: «Así que, mis señores, vuesas mercedes están obligados por leyes divinas y humanas a sosegarse». SP está impresionado, maravillándose de que DQ sea un teólogo: «El diablo me lleve... si este mi amo no es tólogo, y si no lo es, que lo parece como un güevo a otro». Nótese nuestro acceso a los pensamientos internos de SP aquí y la equivalencia entre un huevo y otro. Esto es una muestra de la moralidad humanista.

Resulta hilarante que SP tome ahora su turno para reprender a los vecinos: «es necedad correrse por solo oír un rebuzno». Pero su mente le da vueltas y recuerda sus propias habilidades para rebuznar cuando era joven: «que yo me acuerdo, cuando muchacho, que rebuznaba cada y cuando que se me antojaba, sin que nadie me fuese a la mano, y con tanta gracia y propiedad, que en rebuznando yo rebuznaban todos los asnos del pueblo». SP les da entonces a los vecinos una muestra de la “ciencia” del rebuzno: «Y porque se vea que digo verdad, esperen y escuchen, que esta ciencia es como la del nadar, que una vez aprendida, nunca se olvida». Es un momento increíble: «Y, luego, puesta la mano en las narices, comenzó a rebuznar tan reciamente, que todos los cercanos valles retumbaron». Pero los vecinos lo toman como una ofensa y uno de ellos golpea a SP y lo tira al suelo.

En este momento, todas las palabras de violencia y guerra de los cuatro últimos capítulos llegan a su punto álgido. El instinto de DQ es el de vengar a SP atacando al hombre que le ha golpeado, pero se contiene, no por mandato cristiano en contra de la venganza, sino porque le sobrepasan en número: «pero fueron tantos los que pusieron en medio, que no fue posible vengarle». Se retira, comprobando si tiene agujeros de bala en su cuerpo mientras huye. Mientras tanto, los vecinos arrojan a SP sobre su asno y le dejan marchar. El relato del narrador sobre la alegría de los vecinos por haber tenido una victoria épica es descacharrante: «si ellos supieran la costumbre antigua de los griegos, levantaran en aquel lugar y sitio un trofeo». Cervantes ha reducido las guerras más famosas de la historia clásica, como era la guerra de Troya, a un lío camorrista sobre llamadas de asnos.

30 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E l capítulo veintiocho comienza con un subtítulo que suena ridículo: «De cosas que dice Benengeli que las sabrá quien le leyere, si las lee con atención». ¿Es esto humor absurdo? ¿O acaso está Cervantes señalandonos algo? Hagamos como dice Benengeli y leamos cuidadosamente. El capítulo se enfoca en la cada vez menos convincente relación entre amo y sirviente.

SP se siente traicionado. En otras palabras, la unión feudal entre DQ y SP ha sido probada en el fragor de la batalla, y la insistencia constante de DQ en la lealtad de su escudero suena ahora hipócrita. Para empezar, SP se escurre de su asno. Es algo cinematográfico: «ya vuelto en su acuerdo, al llegar se dejó caer del rucio a los pies de Rocinante, todo ansioso, todo molido y todo apaleado». El narrador adopta aquí el estilo retórico de DQ: «Apeóse don Quijote para catarle las feridas». DQ tiene entonces el descaro de enfadarse: «¡Tan enhoramala supiste vos rebuznar, Sancho!».

La respuesta de SP es brutal: «yo pondré silencio en mis rebuznos, pero no en dejar de decir que los caballeros andantes huyen y dejan a sus buenos escuderos molidos como alheña o como cibera en poder de sus enemigos». Nótese el tema del molimiento de DQ 1.5 y 1.8. DQ justifica sus acciones con sabiduría clásica: «No huye el que se retira... porque has de saber, Sancho, que la valentía que no se funda sobre la basa de la prudencia se llama temeridad». Aquí DQ apela a la mesura aristotélica, in medio virtus. Pero esto contradice su argumento de DQ 2.24, donde citó la frase de Terencio: «más bien parece el soldado muerto en la batalla que vivo y salvo en la huida». SP se queja de dolor y DQ establece, pedantemente, lo obvio: el dolor de SP se debe al hecho de que los vecinos le golpearon en la espalda, lo que duele mucho, y cuanto más le pegan, más le duele. SP se pone ahora más sarcástico que en ningún lugar en toda la novela: «¡Por Dios... que vuesa merced me ha sacado de una gran duda, y que me la ha declarado por lindos términos! ¡Cuerpo de mí! ¿Tan encubierta estaba la causa de mi dolor, que ha sido menester decirme que me duele todo aquello que alcanzó el palo?».

La unión feudal entre don Quijote y Sancho

LEC

CIÓ

N

08

«Apeóse don Quijote para

catarle las feridas»

Cap

ítul

o 28

31 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

La tensión entre amo y sirviente crece. SP está harto. Anticipa la advertencia de Voltaire en contra del aventurismo: «harto mejor haría yo, vuelvo a decir en volverme a mi casa y a mi mujer y a mis hijos, y sustentarla y criarlos con lo que Dios fue servido de darme, y no andarme tras vuesa merced por caminos sin camino y por sendas y carreras que no las tienen, bebiendo mal y comiendo peor». DQ cree que su escudero va de farol, y le anima a irse. Nótese el modo más formal de “vos” al dirigirse a él: «no permita Dios que yo os lo impida: dineros tenéis míos, mirado cuánto ha que esta tercera vez salimos de nuestro pueblo y mirad lo que podéis y debéis ganar cada mes, y pagaos de vuestra mano». ¡Oops! DQ justo acaba de poner sobre la mesa el tema del salario de SP. Lo que sigue es una ardua negociación.

Si leemos despacio aquí, aprenderemos mucho. SP trabaja normalmente para Tomé Carrasco, el padre de Sansón. Recibe un salario: «dos ducados ganaba cada mes, amén de la comida». El escudero, entonces, hace una lista de las condiciones tan duras que tiene su presente ocupación. DQ está de acuerdo: «Confieso... que todo lo que dices, Sancho, sea verdad: ¿cuánto parece que os debo dar más de lo que os daba Tomé Carrasco?». SP calcula algo más: «A mi parecer... con dos reales más que vuestra merced añadiese cada mes me tendría por bien pagado». Entonces añade seis reales más al mes para cubrir la isla prometida, que todavía falta por materializarse, y hace un total: «en cuanto a satisfacerme a la palabra y promesa que vuestra merced me tiene hecha de darme el gobierno de una ínsula, sería justo que se me añadiesen otros seis reales, que por todos serían treinta». Nótese la increíble cantidad de información relativa a las tasas de la mano de obra y los valores de las distintas monedas. Ahora sabemos, por ejemplo, que un ducado vale once reales.

Extraordinariamente, DQ acepta la propuesta de treinta reales al mes: «Está muy bien... contad, Sancho, rata por cantidad, y mirad lo que os debo y pagaos, como os tengo dicho, de vuestra mano». Pero las negociaciones se rompen al tratar el tiempo del servicio de SP. DQ dice que han estado viajando durante veinticinco días. SP quiere, con razón, contar la salida anterior de la primera parte. Pero calcula de modo extravagante el periodo total del servicio: «debe de haber más de veinte años, tres días más a menos». Eso es 240 veces más de lo que DQ ha acordado pagar. DQ cede un poco, aceptando dos meses de servicio total. Pero mantiene su posición feudal y de nuevo señala que no hay salarios para los escuderos en las novelas de caballerías: «¿dónde has visto tú o leído que ningún escudero de caballero andante se haya puesto con su señor en “cuanto más tanto me habéis de dar cada mes porque os sirva”?». Añade que si SP encuentra alguna evidencia, aceptará que se lo claven en la frente y que le alboroten la cara cuatro veces. Los alborotos de caras serán importantes en futuros episodios, al igual que esta negociación salarial.

Al final, DQ señala el subtexto de Apuleyo en todo esto. Señala que SP es un burro: «Asno eres, y asno has de ser, y en asno has de parar cuando se te acabe el curso de la vida». SP admite todo y se retracta de su petición: «Señor mío, yo confieso que para ser del todo asno no me falta más de la cola, si vuestra merced quiere ponérmela, yo la daré por bien puesta, y le serviré como jumento todos los días que me quedan de mi vida». Nuestros héroes hacen las paces y entonces continúan hacia el este, «buscando las riberas del famoso Ebro».

32 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

09

“La aventura del barco encantado”E l capítulo veintinueve relata “La aventura del barco encantado”. Al encontrar un pequeño bote pesquero atado a un árbol en

la orilla del río Ebro, DQ explica que deben abordarlo. Esto puede sonar extraño a los lectores modernos, pero parodia a la perfección los eventos similares que encontramos en los libros de caballerías, en donde misteriosos barcos vacíos llevan a

los caballeros andantes a tierras lejanas donde otras aventuras les esperan. DQ explica: «este es estilo de los libros de las historias caballerescas y de los encantadores». SP razona que, probablemente, el barco pertenezca a un pescador local, pero todavía se pliega ante la relación feudal, con su promesa proverbial de una recompensa futura en la mesa proverbial de su amo: «no hay sino obedecer y bajar la cabeza, atendiendo al refrán: “Haz lo que tu amo te manda, y siéntate con él a la mesa”».

Es aquí notable el pánico inmediato de SP al quedarse a la deriva. Es más, lamenta los gritos de su asno, a quien habían dejado atado a un árbol al lado de Rocinante: «comenzó a temblar, temiendo su perdición, pero ninguna cosa le dio más pena que el oír roznar al rucio y el ver que Rocinante pugnaba por desatarse». DQ le dice que no se preocupe y considera cuán lejos han viajado: «habemos de haber salido y caminado por lo menos setecientas o ochocientas leguas... ya hemos pasado o pasaremos presto por la línea equinocial». Esto es un absurdo y una estimación irónica: puede que DQ tenga un sentido del tiempo más razonable que su escudero, pero su sentido de la distancia es nulo.

Cap

ítul

o 29

33 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Ahora DQ comparte una larga parodia sobre la cosmografía, enfocándose en el ámbito internacional del imperio español, y aludiendo a los avances científicos del momento. Menciona el astrolabio, un instrumento crucial para la navegación, y se refiere al cálculo de la latitud en el que uno se encuentra usando la Estrella Polar. Pero también se aferra a la visión de Ptolomeo sobre el cosmos, que ya había cedido el paso al sistema copernicano en la mitad del siglo XVI. Del mismo modo, la historia de DQ sobre las pulgas que se morían cuando los marineros cruzaban el ecuador durante los viajes entre Cádiz y las Indias Occidentales se burla de una creencia común. Nótese la extraña alusión de DQ al incentivo económico como prueba. Una vez cruzado el ecuador, no se encuentra ninguna pulga, ni aunque a los marineros se les ofrezca su peso en oro: «sin que les quede ninguno, ni en todo el bajel le hallarán si le pesan a oro». ¿Cuánto pueden pesar las pulgas?

También resulta divertida la larga lista sobre términos náuticos y astronómicos completada por DQ, quien aturde a SP: «tú no sabes qué cosa sean coluros, líneas, paralelos, zodiacos, eclíticas, polos solsticios, equinocios, planetas, signos, puntos, medidas, de que se compone la esfera celeste y terrestre». En medio de todo esto, SP comprueba que hay pulgas, y encuentra unas cuantas, lo que refuta la cuenta que DQ está haciendo del viaje: «O la experiencia es falsa o no hemos llegado adonde vuesa merced dice, ni con muchas leguas». ¿Va a pagar DQ oro por estas pulgas? Por supuesto que no. A continuación, hidalgo y escudero son arrastrados hacia unos molinos de agua (aceñas), usados para moler trigo. DQ los toma por castillos en donde víctimas inocentes están retenidas en contra de su voluntad. Incluso se enfrenta a los molineros quienes intentan dirigirlo lejos de una destrucción segura: «dejad en su libertad y libre albedrío a la persona que en esa vuestra fortaleza o prisión tenéis oprimida».

SP reza por una intervención divina, pero el narrador especifica que no les salva un milagro sino los esfuerzos de los molineros: «Púsose Sancho de rodillas, pidiendo devotamente al cielo le librase de tan manifiesto peligro, como lo hizo por la industria y presteza de los molineros, que oponiéndose con sus palos al barco le detuvieron». La frase recuerda al truco de Basilio en la boda de Camacho. ¡La realidad burguesa de nuevo al rescate! Para ser más precisos, sin embargo, el narrador dice que los cielos hicieron su magia de modo indirecto, es decir, por medio de la acción de los molineros. Esta es una distinción excelente entre el sistema de creencias de los humanistas y aquellos pertenecientes a tantos fanáticos religiosos de Europa. Aun así, el barco se destruye y caballero y escudero deben ser rescatados por los molineros, quienes además deben sumergirse en el río para salvarlos. Lo divertido aquí es la descripción contradictoria de DQ por parte del narrador: «vínole bien a don Quijote, que sabía nadar como un ganso, aunque el peso de las armas le llevó al fondo dos veces». Al final, DQ y SP evitan una derrota troyana. SP está enfadado, pero todavía paga a los pescadores cincuenta reales por la destrucción del barco.

34 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Nótese la reacción de DQ. Primero acepta la derrota, poniéndose melancólico y estoico porque no puede ayudar a aquellos que están atrapados en el castillo: «Para otro caballero debe de estar guardada y reservada esta aventura». Los eruditos sobre Cervantes interpretan a menudo que esta es el inicio de la fase de decaimiento de las aventuras de DQ. Todavía es más interesante, ya que DQ formula lo infructuoso de su esfuerzo como si hubiera dos fuerzas mágicas en conflicto que se han combinado para neutralizar su libre albedrío. Se dice a sí mismo: «¡Basta!... en esta aventura se deben de haber encontrado dos valientes encantadores, y el uno estorba lo que el otro intenta: el uno me deparó el barco y el otro dio conmigo al través. Dios lo remedie, que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más». ¡Increíble! DQ ha aceptado la idea de que los sucesos de la realidad, tal vez de la Historia misma, están más allá del control de un solo hombre. Aquí está el héroe romántico del siglo XIX, perdido, oscuro, ensimismado, resignado ante la derrota.

«dejad en su libertad y libre albedrío a la persona que en esa vuestra fortaleza o prisión tenéis oprimida»

35 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 27 - 29

36 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

En estos capítulos, Cervantes extiende su parodia de la guerra civil como asnal y absurda. Después, tenemos las negociaciones de empleo entre escudero e hidalgo, completadas con detalles intensos sobre el salario habitual de SP. El viaje por el río Ebro es como un tipo de bautismo inservible, así como un repaso de temas ya familiares: tenemos otro molino, otra paliza, y otro desagravio monetario por los daños a la propiedad. Pensemos que en “La aventura del barco encantado” Cervantes ha presionado el botón de reinicio. Pero hay que tener en mente el decaimiento anímico de DQ, que anticipa el Romanticismo en casi doscientos años. Más que una tabula rasa, esta es una oscura tabula rasa. Ahora estamos listos para la compleja serie de episodios en el misterioso palacio de los innombrables Duque y Duquesa, junto al río Ebro en Zaragoza, la capital de Aragón.

Recapitulemos

“Que si se limitasen a burlarse de mí, como dices se mofan de ti, no sería desagradable pasar aquí unas horas de broma y diversión”.

—Platón, Eutifrón

38 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E n el capítulo treinta nuestros héroes conocen al Duque y la Duquesa, dos personajes importantes que se mantendrán innombrados durante el resto de la segunda parte. Este breve pero altamente simbólico capítulo tiene ciertas implicaciones para las interpretaciones feministas de DQ. También revela más a fondo las conexiones entre el texto de 1605 y el de 1615. El

Duque y la Duquesa declaran claramente que han leído la primera parte de DQ, y el narrador nos informa que tienen planeado divertirse con el caballero y su escudero.

El capítulo comienza con nuestros héroes deprimidos tras “La aventura del barco”, en particular SP, «a quien llegaba al alma llegar al caudal del dinero». El narrador incluso nos cuenta que SP decide abandonar a su amo: «buscaba ocasión de que, sin entrar en cuentas ni en despedimientos con su señor, un día se desgarrase y se fuese a su casa». Pero esta idea se evapora cuando DQ y SP entran en un prado en el que hay una partida de caza, dirigida por «una gallarda señora sobre un palafrén o hacanea blanquísima, adornada de guarniciones verdes y con un sillón de plata». Gente de pasta. La mujer «en la mano izquierda traía un azor», que es un signo de nobleza.

DQ manda a SP en una «embajada» a saludar a la mujer y SP le ayuda alegremente, aludiendo irónicamente a su misión previa para encontrar a Dulcinea: «Sí, que no es esta la vez primera que he llevado embajadas a altas y crecidas señoras en esta vida». SP le comunica a la señora el deseo que tiene DQ «de servir a vuestra encumbrada altanería y fermosura», y la Duquesa reconoce a «el de la Triste Figura, de quien ya tenemos acá mucha noticia» y expresa su aprobación: «decid a vuestro señor que venga mucho enhorabuena a servirse de mí y del duque mi marido, en una casa de placer que aquí tenemos». Ella verifica entonces con SP que DQ es «uno de quien anda impresa una historia que se llama Del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha». La confirmación de SP de su propia identidad muestra una gracia metaliteraria: «Sancho Panza, soy yo, si no es que me trocaron en la cuna, quiero decir, que me trocaron en la estampa». El narrador aclara las intenciones de los nobles: «los dos, por haber leído la primera parte desta historia y haber entendido por ella el disparatado humor de don Quijote, con grandísimo gusto y con deseo de conocerle

El Duquey la Duquesa

LEC

CIÓ

N

10

“Revela más a fondo las conexiones entre el texto

de 1605 y el de 1615”

Cap

ítul

o 30

39 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

le atendían». Explica, entonces, que planean tratar a DQ «como a caballero andante los días que con ellos se detuviese, con todas las ceremonias acostumbradas en los libros de caballerías, que ellos habían leído, y aun les eran muy aficionados». Vemos aquí que la nobleza aragonesa eran fanáticos de todo lo relacionado con la caballería. Aragón es, tal vez, el único sitio donde DQ se habría sentido en casa. Los torneos en Zaragoza que atraen a DQ a la largo de la segunda parte cuadran perfectamente.

Ahora Cervantes proporciona un toque de humor bufonesco, pero como es a la vez una pérdida de la gracia, también resulta simbólico para la tragedia global de la novela. Según DQ se aproxima, SP se cae de su asno, y DQ, sin darse cuenta de que SP ya no está sujetando su estribo, también se cae de Rocinante. El Duque expresa su arrepentimiento, y DQ responde con una hipérbole que es simultáneamente ominosa y divertida. El hidalgo se considera a sí mismo afortunado por haber conocido a este «valeroso príncipe... aunque mi caída no parara hasta el profundo de los abismos». Entonces alaba a la Duquesa «digna señora de la hermosura y universal princesa de la cortesía». El Duque hace de menos la alabanza de DQ, señalando «que adonde está mi señora doña Dulcinea del Toboso no es razón que se alaben otras fermosuras». Así que no solamente SP está imitando la anticuada retórica de DQ, también el Duque lo hace mediante la ‘F’ medieval en lugar de la ‘H’ moderna.

El comentario de SP es fascinante y sofisticado: «que yo he oído decir que esto que llaman naturaleza es como un alcaller que hace vasos del barro, y el que hace un vaso hermoso también puede hacer dos y tres y ciento: dígolo porque mi señora la duquesa a fee que no va en zaga a mi ama la señora Dulcinea del Toboso». El «alcaller», o “alfarero”, recuerda las tinajas gigantes de El Toboso fabricadas por moriscos, que vimos en la casa de Miranda y en la boda de Camacho. Pero están sucediendo más cosas. SP alude al Demiurgo, una entidad mediadora entre el mundo espiritual y el material. Del mismo modo, DQ se refiere a la Duquesa como «vuestra gran celsitud». La base del feminismo moderno es el respeto. Aquí vemos cuánto le debe el feminismo a la filosofía renacentista del neoplatonismo, el cual veía a las mujeres como manifestaciones divinas, es decir, como proyecciones materiales de la perfección metafísica.

DQ se siente avergonzado por el resbalón y la charlatanería de su escudero. El uso cómico de Cervantes de este contraste teatral caracterizará el tiempo que DQ y SP pasen en el palacio ducal. Hidalgo y escudero comienzan ahora a representar una especie de extraño y moderno dúo cómico, burlándose el uno del otro de sus payadas y deleitándose en los errores del otro. Nótese también que la Duquesa favorece claramente a SP. Él será su bufón personal. Hay algo muy moderno en todo esto, además. Cervantes reconfigura el amor cortesano añadiendo el humor como factor de atracción, poniéndolo a la par del poder, el prestigio y la riqueza.

Ahora el Duque invita a nuestro héroe a su palacio: «Digo que venga el señor Caballero de los Leones a un castillo mío que está aquí cerca, donde se le hará el acogimiento que a tan alta persona se debe justamente». Según sale el grupo, el narrador crea todavía otra creciente lista de juegos de palabras contrastando a DQ y SP: «con gran gusto de la duquesa y del duque, tuvieron a gran ventura acoger en su castillo tal caballero andante y tal escudero andado».

40 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

A l comienzo del capítulo treinta y uno, el narrador advierte de que SP está muy feliz de encontrarse «en privanza con la duquesa». Siente que es una experiencia positiva, como la de la casa de Miranda y la de Basilio. El narrador también nos informa de la primera ilusión que el Duque y la Duquesa representan para DQ. Se trata de una recepción improvisada para el

héroe caballeresco. Nótese cómo se refiere a su residencia como «casa de placer o castillo», haciéndose eco pero también mostrando un contraste con el «palacio o alcázar» que Cervantes usa en referencia a la casa de Dulcinea. Aparecen dos sirvientes, vestidos con trajes de satén carmesí, y bajan a DQ de su caballo. Al mismo tiempo, «echaron sobre los hombros a don Quijote un gran mantón de finísima escarlata» (cf. El expolio de El Greco). DQ, entonces, intenta ayudar a la Duquesa, pero ella insiste en desmontar «en los brazos del duque». Tal vez esto hace referencia a la naturaleza supuestamente platónica del amor cortés. El séquito rocía entonces a DQ con agua perfumada, alabándolo como «la flor y la nata de los caballeros andantes». Esta escena es un hito: «aquel fue el primer día que de todo en todo conoció y creyó ser caballero andante verdadero, y no fantástico». La escena también contiene una amarga ironía en el hecho de que DQ, quien tan a menudo insiste en que los “caballeros valientes” son superiores a los “caballeros cortesanos”, encuentra ahora la confirmación de esto en esta majestuosa recepción en la corte del Duque y la Duquesa. En retrospectiva, la bufonesca caída de Rocinante de DQ cobra ahora sentido. Es una tragedia clásica: DQ traiciona sus ideales.

Justo después de la observación crucial del narrador sobre el nuevo estatus de DQ, SP se mete en una discusión sobre su asno con una de las doncellas de la Duquesa. Es una de esas minuciosas divergencias de la historia principal que el lector moderno puede encontrar difícil de comprender. Simplemente recordemos que el asno de SP es una señal de todo tipo de problemas sociales, étnicos y raciales. Aquí, Cervantes alude a la hipocresía moral de aquellos que tienen éxito en la vida olvidándose de la suerte de quienes comparten sus raíces. Al igual que la transformación mágica de su amo, SP se siente ahora tan crecido que hace de menos a los otros

Los duques reciben a don Quijote de la Mancha

LEC

CIÓ

N

11C

apít

ulo

31

sirvientes. El narrador incluso subraya que SP se siente culpable por haber intentado ponerse cerca de la Duquesa. «desamparando al rucio, se cosió con la duquesa y se entró en el castillo; y remordiéndole la conciencia de que dejaba al jumento solo, se llegó a una reverenda dueña, que con otras a recebir a la duquesa había salido».

SP pide a esta mujer, doña Rodríguez, que se asegure de que su asno es conducido al establo. Ella lo reprende y él reclama que merece más respeto por su parte. Curiosamente, mientras se da cuenta de la identificación de su amo con Lanzarote, SP lo llama «zahorí de las historias», refiriéndose a que DQ percibe el significado más profundo de los textos caballerescos. Nótese cómo SP enfatiza el arte de la interpretación literaria, lo que llamaríamos una lectura cuidadosa. La ironía, por supuesto, es que SP continúa sobrevalorando a su asno: «en el particular de mi asno, que no le trocara yo con el rocín del señor Lanzarote». Es más, insulta a doña Rodríguez, primero olvidando su nombre, y luego llamándola vieja mediante una sofisticada metáfora basada en el conteo del valor de los naipes: «no perderá vuesa merced la quínola de sus años por puntos menos». Doña Rodríguez entiende el insulto matemático. ¿Entiende el lector el texto? Doña Rodríguez informa a la Duquesa del insulto y SP intenta excusarse: «solo lo dije porque es tan grande el cariño que tengo a mi jumento». El Duque, entonces, tranquiliza a SP equiparando a escudero y asno: «descuide Sancho, que se le tratará como a su mesma persona».

Esta lección de ética sobre el estado social continúa cuando los sirvientes intentan vestir a DQ con una camisa nueva. Nótese aquí la naturaleza direccional, incluso sádica, del humor y la carcajada. Los sirvientes y los nobles se ríen de la facha de DQ: «seco, algo, tendido, con las quijadas que por de dentro se besaba la una con la otra». Tienen que esforzarse para «disimular la risa». Curiosamente, cuando le ofrecen la camisa a DQ, al principio la rechaza, insistiendo en que se la den a SP, pero entonces se lleva a SP a un dormitorio contiguo y se viste con ella. El extraño cambio sucede en una sola frase: «Con todo, dijo que diesen la camisa a Sancho; y encerrándose con él en una cuadra donde estaba un rico lecho, se desnudó y vistió la camisa».

DQ sermonea entonces a SP sobre su comportamiento, insistiendo en que el escudero esté a la altura ante tal ocasión con nobles anfitriones. Este discurso revela dos cosas sobre DQ, y los lectores que se identifican con él se deben sentir desilusionados. Primero, revela su extrema ansiedad por su propio estado. No quiere que SP revele sin querer sus bajos orígenes. Segundo, revela que él también tiene delirios de grandeza. Si actúan adecuadamente, serán ricos: «hemos de salir mejorados en tercio y quinto en fama y en hacienda». SP promete comportarse y guardar el secreto de los orígenes humildes de ambos: «que nunca por él se descubriría quién ellos eran». Insisto, todo esto traiciona los valores meritocráticos que DQ tan a menudo defiende. Volviendo al salón principal, DQ se viste como un invitado noble: «púsose su tahalí con espada, echóse el mantón de escarlata a cuestas, púsose una montera de raso verde que las doncellas le dieron, y con este adorno salió a la gran sala».

42 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

A hora tenemos la escena de la cena. Nótense dos aspectos: primero, la presencia de un «un grave eclesiástico destos que gobiernan las casas de los príncipes»; segundo, la anécdota de SP sobre una cena similar que tuvo una vez un granjero invitado por un hidalgo. El eclesiástico es una figura compleja. Por un lado, el narrador nos cuenta que este hombre tiene

una personalidad resentida y excesivamente censora: «destos que, como no nacen príncipes, no aciertan a enseñar cómo lo han de ser los que lo son; destos que quieren que la grandeza de los grandes se mida con la estrecheza de sus ánimos, destos que, queriendo mostrar a los que ellos gobiernan a ser limitados, les hacen ser miserables». Por otro lado, es crítico con DQ, de modo que recuerda el ataque de Cervantes a los libros de caballerías. Advierte al Duque de que «era disparate leer tales disparates» y llama a las excentricidades de nuestro caballero «sandeces y vaciedades». Esto es una paradoja. La novela sobre DQ que el Duque ha estado leyendo es, por sí misma, una parodia de la fantasía caballeresca, pero el eclesiástico se lo ha tomado por su valor aparente, como si fuera el tipo de novela caballeresca criticada por humanistas como Erasmo y Vives. ¿Acaso esconde aquí Cervantes sus tendencias humanistas? ¿O expone cómo los humanistas pueden llegar a ser de mojigatos? En ambos casos, distingue entre novela sincera y sátira sutil.

La anécdota de SP se centra en las distinciones de casta. Es como una versión en miniatura del capítulo que estamos leyendo. ¿Qué lleva a SP a contar esta historia? Es testigo de una batalla sobre el decoro entre el Duque y DQ. Al principio, DQ se resiste a sentarse en la presidencia de la mesa, pero tras mucha insistencia acaba aceptando. El eclesiástico se sienta justo enfrente de él, subrayando su conflicto. SP agarra al vuelo la oportunidad: «les contaré un cuento que pasó en mi pueblo acerca desto de los asientos». Nótese la cómica incomodidad social aquí, según SP le dice a DQ que no olvidará el reciente consejo de su amo «sobre hablar mucho o poco». SP avergüenza a DQ, quien se ve obligado a mentir sobre el haberle aconsejado: «Yo no me acuerdo de nada, Sancho». DQ suplica al Duque y la Duquesa que perdonen la impertinencia de su escudero, e incluso sugiere «que vuestras grandezas manden echar de aquí a este tonto». Aludiendo a la alianza feminista entre ella misma y SP, la Duquesa llega al rescate del escudero: «no se ha de apartar de mí Sancho un punto». Él le agradece: «Discretos días... viva vuestra santidad por el buen crédito que de mí tiene».

La naturaleza de las relaciones sociales

LEC

CIÓ

N

12

43 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

La anécdota de SP incluye a figuras reales de la historia española del momento, quienes estuvieron implicados es una expedición militar desastrosa enviada para apoyar a las tropas españolas en el norte de África. En otras palabras, el relato evalúa el imperialismo español. SP incluso intenta que DQ confirme el linaje de los personajes de su historia. DQ admite que su escudero dice la verdad, pero le insta a terminar rápido. El eclesiástico está también molesto por «la dilación y pausas con que Sancho contaba su cuento». De nuevo, la Duquesa defiende al escudero, diciendo que él debería hablar tanto como deseara. Y, de nuevo, apreciamos que, muy a menudo, el arte de la narración de Cervantes se preocupa del arte de la narración.

La historia de SP se centra en un hidalgo que insiste en agasajar a su vecino campesino. El vecino se niega a sentarse en la cabecera de la mesa, pero el hidalgo finalmente le obliga: «poniéndole ambas manos sobre los hombros, le hizo sentar por fuerza, diciéndole: “Sentaos, majagranzas, que adondequiera que yo me siente será vuestra merced cabecera”». En la superficie, la historia es otro ejemplo de la verborrea de SP. Si leemos cuidadosamente, sin embargo, también saca a relucir la arrogante indiferencia de DQ hacia su escudero. Esto se hace eco, por ejemplo, al preámbulo del discurso de la edad dorada de DQ en DQ 1.11, en donde nuestro caballero había obligado a SP a sentarse a su lado. Nótese también cómo SP alaba al «hidalgo convidador» de su historia, quien ya ha fallecido: «que buen poso haya su ánima, que ya es muerto, y por más señas dicen que hizo una muerte de ángel». Podemos preguntarnos: ¿Ha muerto algún aspecto de DQ? Nótese cómo SP afirma que esta historia no está fuera de lugar: «Y este es el cuento, y en verdad que creo que no ha sido aquí traído fuera de propósito». La ironía es que SP ha construido una historia que critica la arrogancia de su amo. Finalmente, la descripción del narrador sobre la vergüenza de DQ alude a la raza: «Púsose don Quijote de mil colores, que sobre lo morena le jaspeaban y se le parecían».

Extendiendo el conflicto entre escudero y caballero, la Duquesa pregunta ahora por Dulcinea. DQ dice que la ha encontrado, pero ahora ella está «encantada y vuelta en la más fea labradora que imaginar se puede». Personificando su propia lección igualitaria hacia su amo, SP adopta un punto de vista radicalmente opuesto, apelando a la Duquesa para que lo apoye: «No sé... a mí me parece la más hermosa criatura del mundo... a buena fe, señora duquesa, así salta desde el suelo sobre una borrica como si fuera un gato». Va más allá, desacreditando la afirmación de su amo de que Dulcinea está encantada: «¡Tan encantada es como mi padre!».

El capítulo treinta y uno concluye con el eclesiástico manifestando su desaprobación, tanto hacia el Duque como hacia DQ. El telón de fondo es una compleja red de relaciones sociales: un cura, un par de nobles, un hidalgo y un peón. La crítica literaria tiende a tener una visión negativa del eclesiástico, especialmente los críticos modernos que simpatizan con DQ, a quien el eclesiástico llama «alma de cántaro». En cualquier caso, hemos escuchado este calificativo anteriormente, por boca de SP y por la de la sobrina de DQ. Anticipando el mensaje anticolonialista de la sátira Cándido de Voltaire, el eclesiástico incluso inserta una cita en el discurso que dirige a DQ, diciéndole lo que otros le tendrían que decir: «Volveos a vuestra casa y criad vuestros hijos, si los tenéis, y curad de vuestra hacienda, y dejad de andar vagando por el mundo, papando viento y dando que reír a cuantos os conocen y no conocen». Esto enfurece a DQ, quien, «con semblante airado y alborotado rostro, se puso en pie y dijo...». Pero aquí tenemos todavía otra interrupción que continuará en el siguiente capítulo.

44 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 30 - 31

45 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

El encuentro con el Duque y la Duquesa contiene conflictos sociales profundos. El perspectivismo de Cervantes no es sólo cuestión de producir una narrativa más realista sino, más bien, de mostrar las contradicciones éticas o ideológicas de sus personajes, contradicciones que a menudo revelan a los personajes como hipócritas. De este modo, el arte de Cervantes indica la naturaleza enrevesada de las relaciones sociales: el narrador critica al eclesiástico, pero el eclesiástico también critica a DQ, quien critica a SP, quien critica a doña Rodríguez, etc. Y el proceso funciona de vuelta también: SP olvida sus propios orígenes humildes y va demasiado lejos en su crítica hacia doña Rodríguez; pero entonces le comunica la misma lección a DQ, quien ha perdido su propio camino llegando a ser un caballero cortesano y arrogante. ¿Y cuál es el papel de la Duquesa en todo esto? Parece estar del lado del más desfavorecido, el que lleva las de perder, SP, especialmente cuando DQ intenta menospreciarlo como un payaso. ¿Tiene una mujer un entendimiento natural sobre qué se siente siendo menospreciada como alguien socialmente inferior?

Recapitulemos

“¡Merçed, ya Çid, barba tan complida!”

—Anónimo,

Poema de mio Cid

47 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N 1

3

La respuestade don Quijote al capellánE l capítulo treinta y dos se desarrolla en dos fases: la respuesta de DQ al capellán, la humillación experimentada por DQ cuando

los sirvientes del Duque le lavan la barba, una discusión sobre los atributos de Dulcinea y su estado de encantamiento, y, para concluir, una farsa cuando los sirvientes intentan lavarle la barba a SP. El punto de mira en las barbas es un paralelo con

el punto de mira en las tensiones sociales, porque agarrar de las barbas a un hombre era una seria ofensa en los periodos medieval y moderno temprano. Pero el punto de mira simultáneo en Dulcinea sugiere que las barbas también son símbolos fálicos de la potencia masculina según Freud.

La respuesta de DQ al capellán alude a su respuesta al canon de Toledo en la primera parte. Afirma estar en una especie de batalla con el eclesiástico, «de quien se debía esperar antes buenos consejos que infames vituperios», y le acusa de haber sobrepasado sus límites: «ha pasado todos los límites de la buena reprehensión». Incluso da a entender que su propia profesión es más noble que la del clérigo: «¿Por ventura es asumpto vano o es tiempo mal gastado el que se gasta en vagar por el mundo, no buscando los regalos dél, sino las asperezas por donde los buenos suben al asiento de la inmortalidad?». Al igual que hizo en su discurso sobre las armas y las letras, DQ compara su decisión de haber seguido el camino más duro en la vida –«la angosta senda de la caballería andante»– con el modo de vida más ligero de los clérigos. Además, afirma que su amor por Dulcinea es irreprochable: «yo soy enamorado, no más de porque es forzoso que los caballeros andantes lo sean, y, siéndolo, no soy de los enamorados viciosos, sino de los platónicos continentes». Finalmente, DQ sostiene su superioridad moral: «mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines».

Cap

ítul

o 32

Como en los pasajes de la primera parte de la quema de libros, la “Aventura del cuerpo muerto” y la penitencia de DQ en Sierra Morena, este pasaje indica las objeciones de Cervantes a la ortodoxia religiosa. En cualquier caso, nótese que, cuando SP respalda la respuesta de su amo al eclesiástico, subraya su propio interés y su deseo de poder político: «Dios queriendo; y viva él y viva yo, que ni a él le faltarán imperios que mandar, ni a mí ínsulas que gobernar». Este es el lado oscuro de la fantasía caballeresca, la cual puede criticar con razón un clérigo. Y subrayando el conflicto entre el clérigo y DQ, ahora el Duque cumple el deseo más oculto de SP: «os mando el gobierno de una que tengo de nones, de no pequeña calidad». Nuestra interpretación aparte, este sí es un momento culminante. DQ incluso ordena que SP le bese los pies al Duque. Ahora el eclesiástico se marcha indignado. ¿Pero está su «impertinente cólera» tan lejos de la verdad?

DQ reflexiona entonces sobre el intercambio con el clérigo, concluyendo que no está ofendido. El Duque está de acuerdo: «como no agravian las mujeres, no agravian los eclesiásticos». Por decirlo brevemente, para los nobles, tratar a un representante de la Iglesia de esta manera habría sido problemático durante la Contrarreforma. Finalmente, DQ lleva el conflicto secular y religioso a otro nivel, al maravillarse de su propio control, conjeturando que si el clérigo hubiera ofendido a Amadís o a otro caballero andante, «yo sé que no le fuera bien a su merced». Y SP se hace eco de este punto, llamando al clérigo un «hombrecillo»: «cuchillada le hubieran dado, que le abrieran de arriba abajo como una granada o como a un melón muy maduro». Esta es una irreverencia brutal.

LEC

CIÓ

N

14

La humillación de don Quijote

A hora tenemos el lavado de la barba de DQ. Tal vez, la justicia poética por la irreverencia hacia el clérigo sea que le toca ahora el turno a DQ de ser humillado. DQ acepta porque cree que es una costumbre aragonesa, «creyendo que debía ser

usanza de aquella tierra». Los sirvientes del Duque ponen mucha espuma en la cara y la barba de DQ, y cuando fingen que les falta agua para aclararlas, el caballero debe permanecer quieto, con los ojos cerrados y el cuello estirado. Hay también un toque de diferencia de raza o de clase aquí, ya que su cuello parece ser «más que medianamente moreno». Nótese también que la humillación de DQ viene de que se trata de una iniciativa propia de los sirvientes. El Duque y la Duquesa vacilan entre «la cólera y la risa» y no saben si castigar o premiar a sus sirvientes: «no sabían a qué acudir: o a castigar el atrevimiento de las muchachas o darles premio por el gusto que recibían de ver a don Quijote de aquella suerte». Esto está relacionado con el conflicto en curso entre DQ y SP.

SP está especialmente atónito ante la humillación de su maestro, aunque, irónicamente, también reconoce que su propia barba está asquerosa y que le vendría bien un lavado. La duquesa ordena a su camarero –«maestresala»– que se lleve a SP a lavar la barba. Entonces parece que ella cambia de tema, pidiendo a DQ que describa «la hermosura y facciones de la señora Dulcinea». En un hilarante eco de la suerte de Durandarte en la Cueva de Montesinos, así como una hiperbólica versión de la teoría neoplatónica del amor que encontramos en el soneto quinto de Garcilaso de la Vega, DQ dice que desea sacar su corazón y ponerlo sobre la mesa, «porque Vuestra Excelencia la viera en él toda retratada». Entonces alarga este absurdo observando que los grandes artistas y retóricos de la Antigüedad griega y latina, como Apeles y Cicerón, deberían también mantenerse ocupados con el retrato de Dulcinea.

«porque Vuestra Excelencia la viera en él toda retratada»

50 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Tras llegar a estas alturas con respecto a la perfección de Dulcinea, DQ, entonces, vuelve a descender a la realidad, cuando informa de su reciente desengaño en El Toboso. Nótese otra vez cómo el humor de Cervantes se basa en la táctica del exceso. Acumula un punto moderado de comicidad hasta que llega a ser insoportable y embarazosamente divertido de nuevo: «halléla encantada y convertida de princesa en labradora, de hermosa en fea, de ángel en diablo, de olorosa en pestífera, de bien hablada en rústica, de reposada en brincadora, de luz en tinieblas, y, finalmente, de Dulcinea del Toboso en una villana de Sayago». Cuando el Duque pregunta quién ha transformado a Dulcinea, DQ utiliza su habitual recurso de los hechiceros. Pero nótese cómo los hechiceros ahora son una raza: «¿Quién puede ser sino algún maligno encantador de los muchos invidiosos que me persiguen? Esta raza maldita, nacida en el mundo para escurecer y aniquilar las hazañas de los buenos y para dar luz y levantar los fechos de los malos». ¿Qué raza es esta? Finalmente, DQ se retrata a sí mismo una vez más como el héroe romántico moderno: «quitarle a un caballero andante su dama es quitarle los ojos con que mira y el sol con que se alumbra y el sustento con que se mantiene... el caballero andante sin dama es como el árbol sin hojas, el edificio sin cimiento y la sombra sin cuerpo de quien se cause». Otro aspecto asombroso de la prosa de Cervantes es que combina pathos y bathos, es decir, la ternura desgarradora y la sátira ridícula, como muy pocos autores han podido hacer a lo largo de la historia de la literatura.

¿Quién puede ser sino algún maligno encantador de los muchos invidiosos que me persiguen?

51 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

U na vez más, la Duquesa toma la iniciativa. Recuerda que, de acuerdo a lo leído, DQ nunca ha conocido a Dulcinea: «se colige, si mal no me acuerdo, que nunca vuesa merced ha visto a la señora Dulcinea, y que no es en el mundo, sino que es dama fantástica, que vuesa merced la engendró y parió en su entendimiento, y la pintó con todas aquellas gracias

y perfeciones que quiso». DQ pasa a ser más contradictorio que nunca. Primero, admite que «Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, os es fantástica o no es fantástica»; pero entonces regresa a su anticuada visión de Dulcinea como mujer de alta cuna y pura sangre: «alta por linaje, a causa que sobre la buena sangre resplandece y campea la hermosura con más grados de perfeción que en las hermosuras humildemente nacidas». No resulta sorprendente que la Duquesa respalde el ánimo de fidelidad de DQ hacia su amada, pero, refiriéndose al testimonio de SP en el que dice haber visto a Dulcinea trillando trigo sarraceno en lugar de grano puro, cuestiona la idea de la mujer tobosana como modelo de pureza de sangre: «cosa que me hace dudar en la alteza de su linaje».

Esto lleva a DQ a expresar otra disquisición retorcida y contradictoria sobre las vidas de los caballeros andantes. Pone en duda el testimonio de SP –«ya tengo yo dicho que aquel trigo ni era rubión ni trigo, sino granos de perlas orientales»– y compara a Dulcinea con Helena de Troya y La Cava de España. La última comparación, por supuesto, arroja calumnias sobre la pureza de Dulcinea. El problema dominante aquí se debe a que El Toboso era habitado por moriscos, y de ahí que los esfuerzos de DQ para salvar a Dulcinea sean ridículos. Una vez más, como lectores nuestro problema es cómo enfocar la ironía. ¿Está DQ loco en un sentido abiertamente negativo por rechazar la impureza de Dulcinea? ¿O está loco en un sentido más sutilmente positivo por negarse a ser disuadido de amar a una morisca?

Los atributos de Dulcinea

LEC

CIÓ

N

15

52 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Además de esta complejidad social, DQ ahora matiza su opinión sobre SP insistiendo en que, a pesar de los defectos del escudero, no lo cambiaría por ningún otro escudero en el mundo. Sin embargo, al final de su discurso, DQ vacila sobre si SP sería o no un buen gobernador: «estoy en duda si será bien enviarle al gobierno de quien vuestra grandeza le ha hecho merced, aunque veo en él cierta aptitud para esto de gobernar». Nótese el cinismo cuando DQ da un golpe final a todos los dirigentes de cualquier lado: «ya por muchas experiencias sabemos que no es menester ni mucha habilidad ni muchas letras para ser uno gobernador».

Como si fuera una señal, SP reaparece ahora, interrumpiendo el discurso de DQ. Aquí leemos la palabra «pícaro» en dos ocasiones, reforzando la idea de que tanto el mérito como la etnicidad de SP son controvertidos. El escudero corre hacia el comedor intentando escapar de los sirvientes, quienes, pretendiendo gastar otra broma, quieren lavarle la barba con agua sucia. Nótese el significado social de la preocupación de SP: «no hay tanta diferencia de mí a mi amo, que a él le laven con agua de ángeles y a mí con lejía de diablos». Una vez más, la Duquesa llega al rescate de SP, acusando a sus sirvientes de ir demasiado lejos. Nótese cómo realiza un juego de palabras para retratar a estos bromistas como excesivamente ortodoxos: «vosotros, ministros de la limpieza, habéis andado demasiadamente de remisos y descuidados». SP se arrodilla ante la Duquesa para mostrarle su gratitud y ella responde prometiéndole que va a «hacer que el duque mi señor lo más presto que pudiere os cumpla la merced prometida del gobierno». Cervantes ha construido todo el episodio para burlarse de la noción de la «limpieza de sangre». Recordad que los cristianos viejos usaban la pureza de sangre para mantener a los linajes converso o morisco fuera de las posiciones de poder. Y recordad que esta política parece incluso que dejó a Cervantes fuera de obtener prebendas en el Nuevo Mundo.

¿Está DQ loco en un sentido abiertamente negativo por rechazar la impureza de Dulcinea?

53 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

16

E n el capítulo treinta y tres, DQ debe irse a echar la «siesta», y SP pasa el tiempo en compañía de la Duquesa y su séquito de «doncellas y dueñas». Es una escena fascinante que ofrece íntimo acceso a los pensamientos de SP, así como a los de la Duquesa. También incluye lecciones políticas. La Duquesa insiste en que SP tome un sitio de honor a su lado. Entonces le

da a SP un rodaje de prueba, y él preside como un héroe medieval español sobre una corte de mujeres: «le dijo que sentase como gobernador y hablase como escudero, puesto que por entrambas cosas merecía el mismo escaño del Cid Ruy Díaz Campeador». ¿Hay aquí un mensaje más profundo y feminista sobre la necesidad de humildad en contra del exceso de poder? Tened en mente que el Cid fue esencialmente rey de Valencia y, entonces, tras su muerte, su esposa Ximena accedió al trono. Así que las políticas metafóricas de la novela continúan aludiendo a las dinámicas de la cuestión morisca.

Cuando la Duquesa cuestiona a SP en lo relativo a su mentira a DQ sobre su embajada para ver a Dulcinea durante la penitencia de su amo en Sierra Morena, SP confiesa la verdad. Después de comprobar detrás de los tapices colgados de las paredes que no hay espías, SP admite que considera a su amo un «loco rematado» y «un mentecato». También se jacta de su embajada más reciente a El Toboso, mediante la cual convenció a DQ de que Dulcinea estaba hechizada. En este punto, la Duquesa expresa sus dudas sobre la habilidad de SP para gobernar mediante una referencia a la alegoría de la caverna de Platón. Si SP sabe que su amo está loco y todavía le sirve, entonces el escudero ha demostrado que no es capaz de gobernarse a sí mismo y, por lo tanto, «¿cómo sabrá gobernar a otros?». Asombrosamente, la Duquesa expresa sus dudas citando una voz interior que le habla. Esta estructura narrativa de mise-en-abyme, o como decimos en español, “caja china” o “muñeca rusa”, es una seña de que la Duquesa es adepta al complejo juego de marcos discursivos. Según su sofisticada capacidad narrativa, al igual que Camila en la novela de 1605, la Duquesa es uno de los personajes más complejos de toda la novela.

Cap

ítul

o 33

Sanchoy la Duquesa

54 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Y la complejidad de la Duquesa crece. SP se rinde pronto ante su poder, y hasta le llega a confesar que él realmente admira a DQ –«quiérole bien»– y que le es leal, e, incluso, está en deuda con él: «diome sus pollinos». SP parece que incluso está preparado para renunciar a su gobierno, arguyendo que la política corrompe el alma: «Y si vuestra altanería no quisiere que se me dé el prometido gobierno... podría ser que el no dármele redundase en pro de mi conciencia... y aun podría ser que se fuese más aína Sancho escudero al cielo que no Sancho gobernador». El escudero se recupera insistiendo en que toda la gente es igual. Lo hace mediante refranes que van desde lo general de una equivalencia racial –«de noche todos los gatos son pardos»– a algo mucho más específico políticamente: «por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del papa que el del sacristán». SP concluye este discurso socialmente igualatorio refiriéndose a una famosa leyenda medieval española, según la cual el rey Rodrigo fue devorado por serpientes. Nótese cómo SP ha descendido a una pesadilla castradora. Doña Rodríguez se deleita con esto, citando el “Romance de la penitencia del rey Rodrigo”: «Ya me comen, ya me comen / por do más pecado había». Recordemos que DQ ha comparado recientemente a Dulcinea con La Cava, una mujer violada por el rey Rodrigo, un acto por el que fue castigado no solo con que las serpientes devoraran su pene, sino también con perder España a manos de los moros.

Con SP rebajado, figurativamente echado de su trono, ahora la Duquesa, como una reina Médici, toma el control de la conversación.

Primero, se proclama a sí misma como la llave que SP necesita para subir de estado. Asegura a SP que su esposo «cumplirá la palabra de la prometida ínsula» y le aconseja que no discrimine entre sus súbditos: «Lo que yo le encargo es que mire cómo gobierna sus vasallos, advirtiendo que todos son leales y bien nacidos». Este es un consejo moral serio, que contrasta con la fantasía diabólica del Reino de Micomicón de SP. Finalmente, con un razonamiento sutil, la Duquesa da la vuelta a SP invirtiendo el engaño que hizo a su amo. Ella insiste en que, en realidad, fue el escudero quien fue engañado por los hechiceros: «tengo por cosa cierta y más que averiguada que aquella imaginación que Sancho tuvo de burlar a su señor y darle a entender que la labradora era Dulcinea... toda fue invención de alguno de los encantadores que al señor don Quijote persiguen... Porque real y verdaderamente yo sé de buena parte que la villana que dio el brinco sobre la pollina era y es Dulcinea del Toboso, y que el buen Sancho, pensando ser el engañador, es el engañado... y cuando menos nos pensemos, la habemos de ver en su propia figura, y entonces saldrá Sancho del engaño en que vive».

¿Recordáis el significado del asno intermitente en relación al argumento del Reino de Micomicón en la primera parte? Después de que SP acepte la visión de la vida de la Duquesa como una ilusión infinitamente compleja, el capítulo finaliza con SP besando las manos de la Duquesa y urgiéndola a que cuide de su asno: «y le suplicó le hiciese merced de que se tuviese buena cuenta con su rucio, porque era la lumbre de sus ojos». SP recuerda entonces su conflicto con doña Rodríguez por el cuidado de su rucio, así como por cierto hidalgo misógino innombrado de su ciudad natal: «¡Oh, válame Dios, y cuán mal estaba con estas señoras un hidalgo de mi lugar!». En una impactante transgresión del decoro, la Duquesa le promete a SP cuidar en exceso a su asno: «le pondré yo sobre las niñas de mis ojos». Finalmente, la Duquesa incluso sugiere que SP se lleve a su asno con él a su isla. El escudero está de acuerdo, dando un golpe final a aquellos que gobiernan: «que yo he visto ir más de dos asnos a los gobiernos, y que llevase yo el mío no sería cosa nueva».

55 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 32 - 33

56 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

En el capítulo treinta y dos de la segunda parte de DQ, la estricta actitud moral del eclesiástico en contra de la fantasía caballeresca parece ser derrotada cuando el Duque concede a SP el gobierno de una isla. Esto subraya el gobierno de SP como algo más que un chiste cómico. Es decir, Cervantes utiliza la retirada del eclesiástico para que sus lectores evalúen el poder secular. ¿Es el eclesiástico injusto? ¿O están sus preocupaciones bien fundamentadas? Resulta más increíble todavía, en este mismo capítulo y en el siguiente, que Cervantes entreteje los temas de la autoridad política y el feminismo. Las ansiedades masculinas sobre las barbas y las dudas constantes sobre la habilidad de SP para gobernar se yuxtaponen con las alusiones a la impureza de Dulcinea y con la sofisticada perspectiva femenina en la poderosa voz de la Duquesa. Nótese también cómo doña Rodríguez, con quien SP había discutido previamente, se deleita especialmente en la historia sobre una serpiente que devora el pene de Rodrigo, el último rey visigodo de España. En otras palabras, el simbolismo pre-freudiano del Renacimiento es divertido, pero también señala significativamente el conflicto social. Los lectores modernos tienden a la risa floja ante las alusiones sexuales en la literatura. Esto está bien mientras no llegue a ser despectivo, especialmente en el caso de la mejor novela de todos los tiempos. No es accidental que las preocupaciones de SP sobre la suerte de barbas y penes coincidan con las noticias de que pronto gobernará una isla. Finalmente, notamos de nuevo que Cervantes mantiene el tema de Apuleyo sobre el asno cuando la posibilidad de que SP reine coincide con su renovado interés por el bienestar de su rucio. Después de todo, como vimos en la “Aventura del rebuzno”, el líder político de una nación no es otra cosa que un asno.

Recapitulemos

“Preferiríano hacerlo”.

—Herman Melville,

Bartleby, el escribiente: Una historia de Wall Street

58 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E n el capítulo treinta y cuatro, el Duque y la Duquesa crean farsas más elaboradas para SP y DQ. Les llevan a una cacería con insinuaciones políticas: «con tanto aparato de monteros y cazadores como pudiera

llevar un rey coronado». La caza pone a prueba la bravura de nuestros héroes. Cuando la partida de caza pasa la noche en el bosque, el Duque y la Duquesa someten a nuestros héroes a otro acto de teatro caballeresco, que viene marcado por la tercera y última aparición de Dulcinea. El narrador nos cuenta que estas «burlas», que manifiestan «vislumbres y apariencias de aventuras», están modeladas por los nobles como una ampliación de la Aventura de la Cueva de Montesinos, «de la que don Quijote ya les había contado». Esto es extraño porque era SP, y no DQ, quien les había informado sobre lo que había visto su amo en la cueva.

El Duque y la Duquesa ofrecen a nuestros héroes trajes de caza. DQ rechaza el suyo, pero SP acepta una túnica hecha de fina tela verde. El narrador nos cuenta que el escudero hace esto por motivos egoístas: «con intención de venderle en la primera ocasión que pudiese». Nótese cómo el traje verde de SP alude al del moderado hidalgo Diego de Miranda, a pesar de que la glotonería y cobardía del escudero contrastan notablemente con este otro personaje. Otro detalle interesante sobre el episodio es que SP insiste en llevarse a su «rucio», porque «no le quiso dejar aunque le daban un caballo». Del mismo modo, cuando comienza la cacería, todo el mundo descabalga salvo SP: «Sancho se puso detrás de todos, sin apearse del rucio, a quien no osara desamparar, porque no le sucediese algún desmán».

Las burlasde los duques

LEC

CIÓ

N

17C

apít

ulo

34

Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Como una Diana moderna, la Duquesa juega un papel principal en la cacería. Es la primera en desmontar y en posicionarse al borde de los bosques con una afilada jabalina. Los rastreadores y los perros cazan un «desmesurado jabalí» fuera de los bosques, y la partida de caza lo mata. De nuevo, el narrador enfatiza la prisa que tiene la Duquesa por cazar: «a todos se adelantara la duquesa, si el duque no se lo estorbara». Por contraste, ahora SP sí ha abandonado a su asno: «en viendo al valiente animal, desamparó al rucio y dio a correr cuanto pudo». El escudero se queda enganchado en un roble y DQ tiene que ir a rescatarlo. Dos detalles importantes: primero, SP se rasga la túnica verde, lo que hace que se enfade mucho; segundo, la traición a su asno contrasta con el hecho de que, por su parte, el animal no lo ha abandonado. El narrador árabe original ofrece este valioso comentario: «dice Cide Hamete que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se guardaban».

A pesar de las ironías multidireccionales de Cervantes, el tono general aquí es antimonárquico. El «jabelí poderoso», símbolo del tirano (cf. Ricardo III de Shakespeare), se coloca sobre otra de las muchas bestias de carga de la novela, otra «acémila», y es llevado de regreso al campamento «como en señal de vitoriosos despojos». Del mismo modo, cuando SP se queja sobre su agujero en la túnica, cita un texto difamatorio que se refiere a un rey visigodo asesinado por un oso. SP argumenta que la caza mayor es demasiado peligrosa para un príncipe, y añade que la práctica es injusta: «pues consiste en matar a un animal que no ha cometido delito alguno». Pero el Duque la defiende en términos políticos: «el ejercicio de la caza de monte es el más conveniente y necesario para los reyes y príncipes que otro alguno». Incluso cita a Jenofonte, el creador clásico de la idea: «La caza es una imagen de la guerra». Si la caza es una metáfora de la guerra, entonces, ¿contra quién es la guerra? SP dice que prefiere jugar a los naipes. Por su parte, DQ está molesto por la impertinencia de su escudero: «Vuestras grandezas dejen a este tonto, señores míos, que les molerá las almas».

60 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

A hora, el capítulo cambia de centro de atención: tres carretas gigantes llegan, dirigidas por el Diablo, quien anuncia que Montesinos busca a DQ, ya que tiene información sobre cómo desencantar a Dulcinea. Esto ocurre según va anocheciendo. Luces cegadoras y sonidos de tambores y trompetas aterrorizan a todo el mundo. La guerra es, de nuevo, el tema, y ahora

hay un toque racial: «se oyeron infinitos lelilíes, al uso de moros cuando entran en las batallas». Cuando un mensajero llega vestido como el Diablo, la pregunta del Duque refuerza el tema: «¿quién sois, adónde vais, y qué gente de guerra es la que por este bosque parece que atraviesa?».

El Diablo, el segundo que encontramos en la segunda parte, responde que busca a DQ, que más tropas están por llegar, y que Dulcinea llegará a continuación «sobre un carro triunfante» acompañada por «el gallardo francés Montesinos», quien explicará «cómo ha de ser desencantada la tal señora». Hay un detalle cómico aquí: el Diablo no reconoce a DQ y el Duque debe señalárselo. El Diablo entonces jura por Dios y su conciencia que estaba distraído. Ante esto, SP realiza un comentario sorprendente que subraya el problema de la ortodoxia religiosa: «Sin duda... que este demonio debe de ser hombre de bien y buen cristiano, porque a no serlo no jurara “en Dios y en mi conciencia”. Ahora yo tengo para mí que aun en el mesmo infierno debe de haber buena gente». Al igual que la observación del narrador sobre que se quemaron buenos libros en la burla a la Inquisición en la primera parte, SP sitúa a gente buena en el infierno. De hecho, observa que el mismo Diablo puede ser buena persona. De nuevo, como los personajes disfrazados que ahora deambulan ante nosotros, el tejido de la comedia y de los complicados argumentos de Cervantes encubre puntos serios. La propuesta de SP es radical en un período de guerras religiosas entre protestantes, católicos, musulmanes y todo un elenco de paganos en el Nuevo Mundo y en África. Lector ocioso, ¿qué pasaría si el Diablo fuese bueno?

Se anuncia lallegada de Dulcinea

LEC

CIÓ

N

18

Cuando el Diablo se aproxima a DQ, adopta una posición contraria a la alabanza que realizó Cide Hamete sobre nuestro héroe en el desafío de los leones en DQ 2.17: «A ti el Caballero de los Leones, que entre las garras dellos te vea yo, me envía el desgraciado pero valiente caballero Montesinos». Anuncia una vez más la llegada de Dulcinea y se marcha tras dar otro complejo golpe moral a DQ: «los demonios como yo queden contigo, y los ángeles buenos con estos señores». Nótese también que DQ y SP están ambos en shock por esta confirmación de la visión del caballero en la Cueva de Montesinos. Mientras esperan a Montesinos, SP expresa temor: «esperaré yo aquí como en Flandes»; DQ expresa valentía: «Aquí esperaré intrépido y fuerte, si me viniese a embestir todo el infierno». Recordemos que católicos y protestantes estaban luchando en Flandes.

De nuevo, sonidos de guerra llenan el bosque en todas direcciones: «a las cuatro partes del bosque se estaban dando a un mismo tiempo cuatro rencuentros o batallas». El narrador es específico en cuanto a los sonidos: artillería, disparos, soldados, y «lejos se reiteraban los lililíes agarenos», es decir, soldados que son musulmanes, denominados así como referencia a Agar, la esclava de Abraham, que dio a luz a su primer hijo Ismael, el patriarca del Islam. El espectáculo asusta tanto a SP que se desmaya entre las faldas de la Duquesa, quien lo revive echándole agua sobre la cara. A continuación, llegan tres carretas arrastradas por cuatro bueyes, cubiertos por telas negras y con antorchas de ceras atadas a los cuernos. Cada carreta está guiada por un viejo brujo acompañado por un par de demonios. Todos van vestidos de negro. Finalmente, una cuarta carreta se acerca, pero en vez de sonidos de guerra, escuchamos «un son de una suave y concertada música». SP toma esto como un signo esperanzador: «donde hay música, no puede haber cosa mala». La Duquesa está de acuerdo, y añade que las luces traen claridad. Ante esto, y aludiendo a la tortura de la Inquisición, se muestra de nuevo dudoso: «bien podría ser que nos abrasasen».

«Aquí esperaré intrépido y fuerte, si me viniese a

embestir todo el infierno»

62 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E l capítulo treinta y cinco concluye el episodio de la caza con la llegada de Merlín y Dulcinea. Nótese que el Diablo había dicho que Dulcinea llegaría en compañía de Montesinos. ¿Es este otro de los supuestos errores de Cervantes? Como podremos ver, la respuesta es “en absoluto”. Al principio, el optimismo de SP parece confirmarse. A diferencia de las tres carretas premonitorias

del capítulo anterior, Merlín y Dulcinea llegan sobre una carreta triunfal tirada no por un buey, sino por seis «mulas pardas» cubiertas por una tela blanca y guiadas por penitentes. Los penitentes portan grandes antorchas de cera y también van vestidos de blanco. La descripción de Dulcinea es exótica: «una ninfa, vestida de mil velos de tela de plata, brillando por todos ellos infinitas hojas de argentería de oro». El narrador especifica que tiene entre dieciséis y veinte años. Esto ahora resulta también erótico. Sin embargo, ojo. Cervantes nos está tendiendo una trampa.

El pesimismo invade la escena cuando una figura vestida de negro y sentada junto a la muchacha se levanta y, quitándose la sotana y el velo, «descubrió patentemente ser la mesma figura de la muerte, descarnada y fea». Esta figura, «muerte viva», recita un largo poema compuesto en versos endecasílabos épicos con poca o ninguna rima. Proclama ser Merlín, del que se rumorea que es hijo del Diablo y «príncipe de la mágica y monarca / y archivo de la ciencia zoroástrica». Nótese ahora cómo regresa un aire de optimismo cuando Merlín dice que se preocupa ampliamente de los caballeros andantes. Cuenta cómo supo que Dulcinea sufrió una «transformación de gentil dama / en rústica aldeana» y dice que ha venido «a dar remedio que conviene / a tamaño dolor». Merlín alaba a DQ como un guerrero español, y ahora sabemos cómo va a ser desencantada Dulcinea: «para recobrar su estado primo / la sin par Dulcinea del Toboso / es menester que Sancho tu escudero / se dé tres mil azotes y trecientos / en ambas sus valientes posaderas / al aire descubiertas». Esperad, ¿significa esto que SP debe ser azotado 3,300 veces en cada nalga, y así en total recibir 6,600 azotes?

La reacción de SP resulta hilarante: «¡Válate el diablo por modo de desencantar! ¡Yo no sé qué tienen que ver mis posas con los encantos!». Dice que si Merlín no puede encontrar otro modo de salvar a Dulcinea, entonces «¡encantada se podrá ir a la sepultura!». Enfadado, DQ hace uso de un discurso formal. Nótese también que nuestro caballero se ha dado cuenta de que hay dos formas de

La llegada de Merlín y Dulcinea

LEC

CIÓ

N

19«una ninfa, vestida de mil velos de tela de plata, brillando por todos ellos infinitas

hojas de argentería de oro»

63 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

contar los azotes de SP: «Tomaros he yo... don villano, harto de ajos, y amarraros he a un árbol, desnudo como vuestra madre os parió, y no digo yo tres mil y trecientos, sino seis mil y seiscientos azotes os daré». Recuérdese la suerte del zagal Andrés, atado a un árbol y azotado por su amo Juan Haldudo. La novela ha realizado un círculo completo desde DQ 1.4. Ahora Merlín intercede en favor de SP: «No ha de ser así, porque los azotes que ha de recebir el buen Sancho han de ser por su voluntad, y no por fuerza, y en el tiempo que él quisiere». Esto es crucial: Merlín insiste en una ley natural fundamental. SP no debe ser tratado como un esclavo; ¡debe aceptar libremente los azotes!

SP se niega mediante un término latino usado por los curas para renunciar a Satán durante los exorcismos: «¿azotarme yo...? ¡Abernuncio!». En este momento, el narrador hace que Dulcinea, «la argentada ninfa», se levante, se quite el velo y dirija un largo discurso en contra de SP. Lo reprende por su egoísmo y cobardía. Puede entender su reticencia si le hubieran pedido que matara a su familia, «con algún truculento y agudo alfanje». Pero no es el caso. Grita a SP, haciéndose eco del tema del escudero como análogo de su propio asno: «¡miserable y endurecido animal!». Es más, cuando Dulcinea le pide a SP que la mire a los ojos, revierte la frase del final de DQ 2.33 pronunciada por la Duquesa: «pon, digo, esos tus ojos de machuelo espantadizo en las niñas destos míos». Se lamenta de su estado alterado, así como de su juventud que «se consume y marchita debajo de la corteza de una rústica labradora», explicando que si ahora parece ser hermosa, se debe solo a que Merlín ha hecho una excepción, para que SP acepte. Su punto final es que si SP no la libera para ayudarle a ella, al menos lo haga por su amo: «hazlo por ese pobre caballero que a tu lado tienes». Volviéndose mundanamente divertido, afirma que DQ está tan ansioso que su alma está atrapada entre su estómago y su boca. Hilarantemente, DQ comprueba su garganta y está de acuerdo con esto: «aquí tengo el alma atravesada en la garganta, como una nuez de ballesta». SP también está atrapado, tanto entre su amo y Dulcinea como entre el Duque y la Duquesa. Al igual que Dulcinea, la Duquesa insiste en que SP responda, y al igual que DQ, el Duque corrige la mala pronunciación de “abrenuncio”.

«¡Válate el diablo por modo de desencantar! ¡Yo no sé

qué tienen que ver mis posas con los encantos!»

“Preferiríano hacerlo”.

—Herman Melville,

Bartleby, el escribiente: Una historia de Wall Street

65 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N 2

0

La penitencia de Sancho PanzaA l final del capítulo, SP intenta evitar los azotes proféticos. Objeta a la táctica de Dulcinea, a su «modo de rogar», en dos

planos principales: primero, lo deshumaniza con insultos como «alma de cántaro» y «bestión indómito»; segundo, no ofrece recompensarlo a él de ningún modo: «¿Qué canasta de ropa blanca... trae delante de sí para ablandarme?».

Recordad un tema importante de la novela: SP quiere ser un empleado, no un esclavo. A través de una sugerente serie de refranes, subraya el dinero en lugar de requerimientos como la mejor manera para conseguir que alguien trabaje: «aquel refrán que dicen por ahí, que un asno cargado de oro sube ligero por una montaña, y que dádivas quebrantan peñas, y a Dios rogando y con el mazo dando, y que más vale un toma que dos te daré». A continuación, enlaza la falta de compasión de Dulcinea con las amenazas de su propio amo, aludiendo claramente al conflicto entre Andrés y Juan Haldudo en DQ 1.4: «Pues el señor mi amo... dice que si me coge me amarrará desnudo a un árbol y me doblará la parada de los azotes». Finalmente, lo convierte en algo político: «no solamente piden que se azote un escudero, sino un gobernador», y «vienen a pedirme que me azote de mi voluntad, estando ella tan ajena dello como de volverme cacique». Esta última declaración parece irónica, porque SP quiere, por encima de todo, gobernar, pero también está subrayando que no quiere gobernar como un déspota.

Ahora, el Duque y la Duquesa entran en la discusión. El Duque dice que SP no gobernará si no acepta los azotes: «En resolución, Sancho, o vos habéis de ser azotado o os han de azotar, o no habéis de ser gobernador». La Duquesa saca a relucir la deuda del escudero con DQ y utiliza entonces su propio refrán para apelar a la mejor parte de su naturaleza: «un buen corazón quebranta mala ventura». En este punto, SP realiza una última objeción técnica, apuntándole a Merlín que el mensajero del Diablo del capítulo anterior les había ordenado que esperaran a Montesinos, «y hasta agora no hemos visto a Montesinos ni a sus semejas». Merlín responde que los diablos mienten, e insiste en que SP acepte los azotes por el beneficio de su alma así como el de su cuerpo: «para el alma, por la

Cap

ítul

o 35

66 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

caridad con que la haréis; para el cuerpo, porque yo sé que sois de complexión sanguínea, y no os podrá hacer daño sacaros un poco de sangre». Esta referencia a la teoría médica medieval implica que el elemento fuego estaba asociado con el humor de la sangre. Por consiguiente, la penitencia de SP sugiere a la Inquisición, como si nuestro escudero fuese a ser quemado como un hereje. Toda esta representación sin sentido anticipa el materialismo científico de hombres como Hobbes, quien rechazó la existencia del alma, y Harvey, quien descubrió el propósito real de la sangre.

La reacción de SP resulta sarcástica: «hasta los encantadores son médicos». Al final, SP acepta representar la penitencia. Su discurso conclusivo tiene dos aspectos interesantes. Primero, SP formula su castigo como si fuese a hacer que el mundo viera que Dulcinea es, a pesar de todo, hermosa: «porque goce el mundo de la hermosura de la señora doña Dulcinea del Toboso, pues según parece, al revés de lo que yo pensaba, en efecto es hermosa». Segundo, utiliza términos contractuales y comerciales para admitir los azotes aceptándolos por su libre albedrío: «con condición que me los tengo de dar cada y cuando yo quisiere, sin que se me ponga tasa en los días ni el tiempo, y yo procuraré salir de la deuda lo más presto que sea posible». SP incluso especifica que Merlín debe llevar una cuenta precisa de los azotes: «Iten, que si me errare en el número el señor Merlín, pues lo sabe todo, ha de tener cuidado de contarlos». El capítulo treinta y cinco concluye con música y un estallido de «infinitos arcabuces». Todo el mundo homenajea a SP, especialmente DQ, «dándole mil besos en la frente y en las mejillas».

«Pues el señor mi amo... dice que si me coge me amarrará desnudo a un árbol y me doblará la parada de los azotes»

67 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 34 - 35

68 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

La caza y la guerra proporcionan un contexto temático a los capítulos treinta y cuatro y treinta y cinco. Las referencias a los musulmanes también están por todos lados. La imagen de Sancho colgado de un árbol que rasga su túnica verde resulta emblemática. Si el Caballero del Verde Gabán era una figura erasmista, ¿podría ser que los erasmistas, quienes eran pacifistas radicales, se quedaran “colgados” en el asunto de la guerra? Del mismo modo, introducido en un punto más o menos en la mitad de la segunda parte, la penitencia como medio para lograr la salvación de Dulcinea inaugura un tema importante de la novela, que durará hasta los capítulos finales. Nótese que el rechazo de SP a admitir los azotes es un aspecto principal de este tema. Por un lado, esto tal vez indique que los diferentes grados de preocupación por las mujeres cuentan como la diferencia fundamental entre el cristianismo y el islam. Por otro lado, SP argumenta exitosamente que su penitencia debería ser un acto voluntario más que una sumisión a las imposiciones de otros. Es más, SP ofrece implicaciones políticas claras en el contraste entre gobernar como un cruel cacique y gobernar como un gobernador compasivo. Y a la par de esta línea de pensamiento, SP le reprocha a Dulcinea por no querer pagarle, es decir, por abusar de él como de un asno o un esclavo más que incentivarlo a colaborar como un ser humano. Al final, el discurso legalista y contractual del escudero triunfa. Quizás esto explique por qué el capítulo treinta y cinco, que es como una pesadilla, finaliza de modo optimista, con la gloriosa y natural armonía de un nuevo amanecer: «las florecillas de los campos... los líquidos cristales de los arroyuelos, murmurando por entre blancas y pardas guijas... La tierra alegre, el cielo claro, el aire limpio, la luz serena, cada uno por sí y todos juntos daban manifiestas señales que el día que al aurora venía pisando las faldas había de ser sereno y claro». Pero, ¡un momento! El Duque y la Duquesa tienen en mente más planes sádicos.

Recapitulemos

“Vine nada más a decirte que te quiero y como no estás, te lo escribo”.

—Elena Poniatowska, “El recado”

70 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

21

Carta de Sancho Panza a Teresa

E l capítulo treinta y seis comienza con una larga secuencia episódica en el palacio ducal, que expande los seis capítulos que preceden al comienzo del gobierno de SP de su isla en el capítulo cuarenta y dos. La serie empieza con una fantasía caballeresca que implica el conflicto de la condesa Trifaldi con el gigante Mambruno, y termina con la aventura de Clavileño,

en la que DQ y SP realizan un ascenso cósmico sobre un mágico caballo de madera.

Antes de comenzar todo esto, el narrador nos informa de que los papeles de Dulcinea y Merlín fueron representados, respectivamente, por un pajecillo y el máximo gerente de la hacienda del Duque, es decir, el mayordomo. Nótese la confusión sexual. En su última aparición, la Dulcinea súper hermosa era, en realidad, un muchacho. A continuación, tenemos un cómico diálogo entre el escudero y la Duquesa sobre la penitencia del propio SP, en el que nos enteramos de que, hasta el momento, SP solo se ha infligido a sí mismo «cinco azotes... con la mano».

Hay aquí otros dos detalles importantes: Primero, la Duquesa insiste en que, para que los azotes sean efectivos, SP debe utilizar una «disciplina» o flagelo. Sus palabras hacen referencia a una forma severa de pedagogía y conceden un gran valor a la libertad de Dulcinea, aludiendo a la visión de Cervantes en cuanto al propósito de su propia novela: «la letra con sangre entra, y no se ha de dar tan barata la libertad de una tan gran señora como lo es Dulcinea». Segundo, el comentario final de la Duquesa suena inofensivo, pero contradice directamente la respuesta de la Contrarreforma a la doctrina de Lutero de sola fide, que desafió la visión católica de que todos los actos de caridad llevan a la gracia: «advierta Sancho que las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito ni valen nada». Este es un gran problema: la frase fue censurada en la edición de Valencia de 1616, y se expurgó de todas las ediciones realizadas entre 1632 y 1839. Nótese también cómo la respuesta de SP alude a la misteriosa reaparición del arnés (ramal) de su asno en la primera parte: «Déme vuestra señoría alguna diciplina o ramal conveniente, que yo me daré con él».

Cap

ítul

o 36

71 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

A continuación, SP le da a la Duquesa una carta que ha hecho que alguien escriba a su esposa Teresa. La carta es fascinante por muchas razones. 1) Basándose en El asno de oro de Apuleyo, alude a los azotes del escudero en relación a su gobierno, así como a la condición humana de su asno: «Si buenos azotes me daban, bien caballero me iba: si buen gobierno me tengo, buenos azotes me cuesta» y «El rucio está bueno y se te encomienda mucho, y no le pienso dejar aunque me llevaran a ser Gran Turco». 2) Revela la codicia y la corrupción de SP y su búsqueda de posición social a través de su gobierno: «Mujer de gobernador eres» y «De aquí a pocos días me partiré al gobierno, adonde voy con grandísimo deseo de hacer dineros, porque me han dicho que todos los gobernadores nuevos van con este mesmo deseo». 3) Se refiere, otra vez, al problema de la pérdida de los cien escudos en la primera parte: «No ha sido Dios servido de depararme otra maleta con otros cien escudos como la de marras, pero no te dé pena... todo saldrá en la colada del gobierno». 4) SP le dice a Teresa que no hable a otros de su buena fortuna, porque la gente llegaría a malas conclusiones: «pon lo tuyo en concejo, y unos dirán que es blanco y otros que es negro». 5) SP revela su visión desilusionada tanto sobre su amo como sobre sí mismo: «Don Quijote mi amo, según he oído decir en esta tierra, es un loco cuerdo y un mentecato gracioso, y que yo no le voy en zaga». 6) Asombrosamente, SP fecha su carta el 20 de julio de 1614, es decir, justo antes de la publicación de la segunda parte de DQ. Esto representa una ruptura radical en la línea temporal de la novela, lo que ha generado un debate entre los estudiosos. ¿Es este otro patinazo de Cervantes o está intentando llamar nuestra atención sobre el contexto histórico de la segunda parte? En cuanto a la segunda posibilidad: del mismo modo, el gobierno de SP se referirá a la expulsión de los moriscos ordenada por Felipe III entre 1609 y 1614.

Después de leer la carta dirigida a Teresa, la Duquesa expresa dos objeciones. En primer lugar, olvidando aparentemente la presión ejercida por el Duque a SP en el capítulo previo y socavando la autoridad de su marido, afirma que el gobierno de SP no depende de los azotes: «cuando el duque mi señor se le prometió, no se soñaba haber azotes en el mundo». Su segunda objeción va al grano de las cuestiones de la codicia y la corrupción: «la codicia rompe el saco, y el gobernador codicioso hace la justicia desgobernada».

Tras el almuerzo en el jardín con el Duque y DQ, tenemos otra intromisión impactante, anunciada por una extraña mezcla de música militar y fúnebre: «a deshora se oyó el son tristísimo de un pífaro y el de un ronco y destemplado tambor. Todos mostraron alborotarse con la confusa, marcial y triste armonía». Nótese cómo SP se esconde otra vez bajo las faldas de la Duquesa: «el miedo le llevó a su acostumbrado refugio, que era el lado o faldas de la duquesa». Esto es una cómica bufonada, pero también hay aquí algo que conecta con las relaciones entre los sexos y el liderazgo político.

«cuando el duque mi señor se le prometió, no se soñaba haber azotes en el mundo»

72 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

L a escena es una oscura repetición del encuentro con Merlín y Dulcinea: «dos hombres vestidos de luto... tocando dos grandes tambores, asimesmo cubiertos de negro... el pífaro negro y pizmiento como los demás». Finalmente, llega «un personaje de cuerpo agigantado, amantado... con una negrísima loba... le ceñía y atravesaba un ancho tahelí, también

negro, de quien pendía un desmesurado alfanje de guarniciones y vaina negra... cubierto el rostro con un trasparente velo negro». Este hombre es la esencia de la «negrura», y el único detalle que contrasta es «una longísima barba, blanca como la nieve». El narrador subraya esta característica: «la más horrenda, la más larga, la más blanca y más poblada barba que hasta entonces humanos ojos habían visto». La barba incluso explica su nombre: «Trifaldín el de la Barba Blanca». Así que, claramente, la barba es un símbolo. Veo aquí una referencia a las políticas raciales, pero tiene que haber algo más que eso. Recordad la reacción horrorizada de SP a la humillación de DQ, cuando los sirvientes del Duque le lavaron la barba en DQ 2.32.

La novela ha dado ahora un giro político e internacional. El hombre es un embajador de la condesa Trifaldi, también conocida como «la dueña Dolorida», del mítico reino oriental de Candaya. Busca la ayuda de DQ. DQ ofrece su ayuda, defendiendo por enésima vez a los «caballeros andantes» frente a todos esos hombres de letras, eclesiásticos y caballeros cortesanos que son corruptos e inservibles a la hora de salvar el mundo. Esta fantasía caballeresca nos recuerda a las contadas por DQ, así como por la princesa Micomicón en la primera parte y por la Dulcinea encantada en la segunda. Nótese también que DQ ofrece otra de sus inesperadas frases fálicas, salvo que en esta ocasión la dota de un extraño lenguaje comercial: «le libraré su remedio en la fuerza de mi brazo», lo que significa algo así como “Voy a acelerar su encargo con la fuerza de mi brazo.” En otras palabras, es otro caso de aristocracia caballeresca que desciende al mundo burgués.

El conflicto de la condesa Trifaldi con el gigante Malambruno

LEC

CIÓ

N

22C

apít

ulo

37

El capítulo treinta y seis continúa la aventura de la condesa Trifaldi. Primeramente, tenemos la intervención egocéntrica de SP, quien está más preocupado por su futuro gobierno que por el destino de Trifaldi: «No querría yo que esta señora dueña pusiese algún tropiezo a la promesa de mi gobierno». El escudero introduce entonces una anécdota que relaciona ambos tópicos (gobierno y mujeres) con la medicina. Recuerda a «un boticario toledano, que hablaba como un silguero». Como fuente del pensamiento misógino de SP, el farmacéutico dice que «donde interviniesen dueñas no podía suceder cosa buena». Esto contrasta irónicamente con la dependencia de SP de la Duquesa y su preocupación por la carta dirigida a Teresa. De nuevo, es importante recordar que el pensamiento político clásico acude constantemente a la medicina, relacionando la salud de la República con la del líder educado correctamente. La innovación de Cervantes consiste en relacionar la enfermedad política –concretamente la violencia, la arrogancia y la corrupción– con la misoginia.

Adoptando una actitud feminista, DQ regaña a su escudero –«Calla, Sancho amigo»– e insiste en que debería respetar a las mujeres necesitadas, especialmente a las condesas, reinas y emperatrices. Subrayando la tensión entre sexos, doña Rodríguez interviene en la discusión, defendiendo e identificándose con las dueñas de las que SP se burla. Nótese la complejidad. Doña Rodríguez critica a los reyes caprichosos y, entonces, relaciona el peligro de la misoginia con el acto de afeitar barbas: «Dueñas tiene mi señora la duquesa en su servicio que pudieran ser condesas si la fortuna quisiera, pero allá van leyes do quieren reyes... y quien a nosotras trasquiló, las tijeras le quedaron en la mano». Esta es una crítica al chovinismo masculino de algunos hombres como Enrique VIII de Inglaterra, sobre quien no cae la ley. Es una defensa católica figurada del contrato matrimonial como antídoto a la tiranía híper-masculina, un aspecto mayor de la crítica de la Contrarreforma al Protestantismo.

SP se aferra a su misoginia, citando la opinión de su propio barbero de que las mujeres necesitan límites severos. Esta es la famosa “cuestión femenina”, conocida en francés como la querelle des femmes, un debate popular en los salones culturales de Italia, España y Francia. Cervantes se inventa un tema para esto: «el coloquio dueñesco». Al igual que las poderosas mujeres Medici en las tempranas cortes modernas, tanto doña Rodríguez como la Duquesa defienden la virtud de las mujeres. Según Rodríguez: «Siempre los escuderos son enemigos nuestros». Añade, en un lenguaje muy elevado, que ella mandaría a todos los escuderos «a los leños movibles», eso es, los sentenciaría a remar en las galeras. La Duquesa está de acuerdo: «Yo creo... que mi buena doña Rodríguez tiene razón, y muy grande». Añade que es importante refutar «la mala opinión de aquel boticario, y desarraigar la que tiene en su pecho el gran Sancho Panza».

74 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

23

E n el capítulo treinta y ocho «la condesa Trifaldi» llega oficialmente. Aquí Cervantes combina referencias a los triángulos con varios artículos de su vestido: «La cola o falda, o como llamarla quisieren, era de tres puntas, las cuales se sustentaban en las manos de tres pajes asimesmo vestidos de luto, haciendo una vistosa y matemática figura con aquellos tres

ángulos acutos que las tres puntas formaban». Los críticos han interpretado este pasaje como una alusión al linaje de los nobles Osuna o bien a las sirenas. En ambos casos, Trifaldi es una figura burlesca y lasciva. Pero hay también aquí un eco de la geometría euclidiana, con su insistente énfasis en los triángulos. Finalmente, el narrador nos cuenta que Cide Hamete Benengeli investigó el significado del nombre de Trifaldi, y encontró que «de su propio apellido se llamó la condesa Lobuna, a causa que se criaban en su condado muchos lobos». Pero ella misma logró una transformación: «empero esta condesa, por favorecer la novedad de su falda, dejó el Lobuna y tomó Trifaldi». ¿Qué convierte a las lobas en mujeres vestidas con vestidos de triple cola? Es un enorme emblema del efecto civilizador del comercio de textiles.

A Trifaldi la acompañan «doce dueñas, repartidas en dos hileras», todas vestidas intrincadamente y «con unos velos negros» que esconden sus rostros. Hay aquí más notas cómicas sobre la confusión de si son hombres o mujeres. El lector atento reconoce que Trifaldi debe ser el «mayordomo» del Duque. También recuerda al papel de Dorotea. Trifaldi habla «con voz antes basta y ronca que sutil y delicada» y tiene un lapsus al principio de su discurso: «Vuestras grandezas sean servidas de no hacer tanta cortesía a este su criado, digo, a esta su criada». El ridículo se incrementa en el discurso de Trifaldi debido a su abuso del sufijo superlativo -ísimo, que añade un sentido de “extremadamente” o “máximo” a su lista de adjetivos y nombres.

Cap

ítul

o 38Las relaciones

entre hombres y sus objetos de amor

75 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Por supuesto, Trifaldi llega buscando a nuestros héroes: «el acendradísimo caballero don Quijote de la Manchísima y su escuderísimo Panza». Se tira a los pies de DQ y le alaba: «¡oh caballero invicto!». Dado el tono más oscuro y desilusionante de la segunda parte, esto es de mal agüero. Trifaldi también utiliza la ‘F’ medieval de DQ, en lugar de la moderna ‘H’, y utiliza irónicamente los dos significados de “fabuloso”, que puede significar “magnífico” o “falso”: «¡oh valeroso andante, cuyas verdaderas fazañas dejan atrás y escurecen las fabulosas de los Amadises, Esplandianes y Belianises!». Cuando Trifaldi se vuelve hacia SP, se enfoca en la relativa bondad del escudero y en el tamaño de las barbas: «¡Oh tú, el más leal escudero que jamás sirvió a caballero andante en los presentes ni en los pasados siglos, más luengo en bondad que la barba de Trifaldín, mi acompañador, que está presente!». SP extiende su comparación profesando su propia humildad moral en términos de vello facial: «De que sea mi bondad, señora mía, tan larga y grande como la barba de vuestro escudero, a mí me hace muy poco al caso: barbada y con bigotes tenga mi alma cuando desta vida vaya». Al igual que los asnos, las barbas suponen cierta dificultad para los lectores modernos. Simplemente, recordad que se refieren al tema del temperamento político y también a “la cuestión femenina”.

La historia de Trifaldi es otro resumen de las novelas de caballerías que hace Cervantes. A la condesa se le ha encomendado la educación y el cuidado de la bella y joven princesa Antonomasia, la hija de la reina Maguncia, quien es, a su vez, la viuda del rey Archipiela. Antonomasia es la futura heredera del reino ficticio de Candaya, situado en la punta de la península de la India, al otro lado de la isla de Sri Lanka. Finalmente, don Clavijo es un joven caballero de la corte de Candaya, de quien la princesa Antonomasia se enamora; y su rival es el malvado gigante Malambruno, quien también es brujo, y quien también resulta ser el primo de la reina Maguncia. En el capítulo treinta y nueve, tendremos noticia de la muerte de la reina Maguncia y de las maldiciones que Malambruno echa a la princesa Antonomasia, a don Clavijo y a la condesa Trifaldi y su séquito de doncellas.

«¡oh valeroso andante, cuyas verdaderas fazañas

dejan atrás y escurecen las fabulosas de los Amadises, Esplandianes y Belianises!»

76 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

L a historia de Trifaldi es también la suma total de la larga lista de relaciones problemáticas, que aparecen en el libro, entre hombres como Grisóstomo, Cardenio, Fernando, Lotario, Anselmo, Viedma, don Luis, Eugenio, y don Quijote y sus objetos de amor femeninos Marcela, Luscinda, Dorotea, Camila, Zoraida, doña Clara, Leandra y Dulcinea, así como varias parejas importantes

que vendrán todavía en la segunda parte. Los nombres de Archipiela y Antonomasia tienen cierta connotación trascendental y climática, ya que aluden, respectivamente, a las islas que SP gobernará y a la lista de las mujeres perfectamente hermosas que dirigirán los argumentos de Cervantes. Es más, hay una exageración paradójica relacionada con “Antonomasia”, quien es la figura del discurso que vuelve un nombre en un arquetipo, o viceversa (cf. DQ 1.33: «por excelencia y antonomasia, de todos los que los conocían “los dos amigos” eran llamados»). Esto sería como llamar a un personaje masculino cualquiera “señor Epíteto.”

Los pasajes que concluyen el capítulo treinta y ocho describen la aventura amorosa entre Antonomasia y Clavijo. Antonomasia es otra belleza épica –«con tan gran perfeción de hermosura»– de la que todo el mundo se enamora: «De esta hermosura... se enamoró un número infinito de príncipes». Clavijo es todo un seductor: «confiado en su mocedad y en su bizarría y en sus muchas habilidades y gracias». Clavijo también toca la guitarra, escribe poesía y baila. Finalmente, tiene otro talento: al igual que nuestro loco hidalgo, «sabía hacer una jaula de pájaros, que solamente a hacerlas pudiera ganar la vida» (cf. DQ 2.6). Nótese que este extraño detalle económico es la habilidad definitiva de Clavijo. Después, Trifaldi señalará que el problema a los que se enfrentan los amantes es la «desigualdad»: Clavijo es un pobre caballero (otra vez, igual que DQ) y Antonomasia, la heredera de un reino.

La aventuraamorosa entre Antonomasia y Clavijo

LEC

CIÓ

N

24

77 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Al igual que en tantas otras historias de amor de Cervantes, Clavijo se vale de Trifaldi como intermediaria para seducir a Antonomasia. Nótese cómo su poesía y su canción surten efecto no en el deseo de la damisela, sino en la propia Trifaldi. Téngase en cuenta también cómo este detalle es lo que hace este cuento caballeresco abiertamente político, además de que aquí nos encontramos una clara referencia de Cervantes a la República de Platón, el origen de la filosofía política occidental. Trifaldi lamenta que ella misma se rinde ante los versos de Clavijo y que también está de acuerdo con el desdén de Platón hacia los poetas: «he considerado que de las buenas y concertadas repúblicas se habían de desterrar los poetas, como aconsejaba Platón» (cf. República 3.398). Pero entonces redirige la verdadera culpa hacia quienes consumen poesía: «Pero no tienen ellos la culpa, sino los simples que los alaban y las bobas que los creen». Este toque cómico sugiere tanto el antagonismo de Cervantes contra la censura como su defensa de la libertad artística. También sugiere que en DQ 2 se trata a Platón con respecto a temas más importantes que el supuesto odio hacia la poesía que tenía el filósofo.

Finalmente, nos enteramos de que Trifaldi sirve de «medianera» en las relaciones entre Clavijo y Antonomasia. El joven hombre visita a menudo la habitación de Antonomasia, a pesar de que la princesa toma la precaución necesaria para hacer que él se case con ella. Esto recuerda la seducción de don Fernando a Dorotea en DQ 1.28. Al revés que en otras historias de amor de nuestra novela, aquí, el embarazo de la joven mujer es un problema explícito que requiere un contrato formal aprobado por un vicario: «no sé qué hinchazón del vientre de Antonomasia, cuyo temor nos hizo entrar en bureo a los tres, y salió dél que antes que se saliese a luz el mal recado don Clavijo pidiese ante el vicario por su mujer a Antonomasia, en fe de una cédula que de ser su esposa la infanta le había hecho, notada por mi ingenio con tanta fuerza, que las de Sansón no pudieran romperla».

La forma literaria indica a menudo una función literaria. Nótese cómo Cervantes se vale aquí de una compleja forma de zeugma: la “fuerza” del contrato se mantiene por el plural del pronombre “las de”, que significa las “fuerzas” del Sansón bíblico. Finalmente, debemos retroceder para entender la gramática de esta frase, de modo que entendamos que el pronombre final “la” se refiere a “cédula”. Este no es un juego de palabras accidental. Este tipo de contratos de matrimonio privados se prohibió en el Concilio de Trento y, al igual que hizo Dorotea en la primera parte, Cervantes está de nuevo en contra de la jurisprudencia oficiosa. SP concluye el capítulo concediendo a todo esto cierta relevancia universal: «También en Candaya hay alguaciles de corte, poetas y seguidillas, por lo que puedo jurar que imagino que todo el mundo es uno».

«no sé qué hinchazón del vientre de Antonomasia, cuyo temor nos

hizo entrar en bureo a los tres»

“Vine nada más a decirte que te quiero y como no estás, te lo escribo”.

—Elena Poniatowska, “El recado”

79 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N 2

5

Trifaldi termina la historia de Antonomasia y ClavijoE n el capítulo treinta y nueve, Trifaldi termina la historia de Antonomasia y Clavijo. La reina Maguncia estaba tan triste por el

matrimonio de su hija «que dentro de tres días la enterramos». Aquí Cervantes utiliza cómicamente el eufemismo cuando SP observa: «Debió de morir, sin duda». SP sigue señalando que la reina Maguncia no tiene razón para estar triste. Adopta

la visión meritocrática y humanística de DQ sobre que los caballeros como don Clavijo pueden llegar a ser reyes y emperadores. DQ aplaude esta visión: «Razón tienes, Sancho... porque un caballero andante, como tenga dos dedos de ventura, está en potencia propincua de ser el mayor señor del mundo».

Trifaldi vuelve a su historia citando un verso abreviado del segundo libro de la Eneida de Virgilio: «quis talia fando temperet a lacrimis», que significa “¿quién, escuchado estas cosas, puede retener las lágrimas?”. Esto alude a cuando Eneas habla de la caída de Troya en la corte de Dido en Cartago, y recuerda al lector informado la historia del caballo de Troya. A continuación, Trifaldi cuenta cómo el gigante Malambruno apareció en el funeral de Maguncia «sobre un caballo de madera», y transformó entonces a los amantes, respectivamente, en «una jimia de bronce» y «un espantoso cocodrilo de un metal no conocido». También colocó una placa de metal entre ambos, con una profecía: «No cobrarán su primera forma estos dos atrevidos amantes hasta que el valeroso manchego venga conmigo a las manos en singular batalla». Esta doble metamorfosis, que requiere un acto profético de heroísmo para que se deshaga, recuerda el argumento fundamental de la novela de Cervantes El coloquio de los perros. Nótese también que se asocia a Malambruno con el moro o el turco enemigo cuando amenaza con decapitar a Trifaldi con una enorme cimitarra, «un ancho y desmesurado alfanje».

Cap

ítul

o 39

80 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

El detalle final de la historia de Trifaldi es hilarante, pero también simbólico a varios niveles. Primero, la misoginia de Malambruno lo relaciona con SP. Trifaldi cuenta ahora cómo el gigante hechicero «hizo traer ante sí todas las dueñas de palacio, que fueron estas que están presentes», y lo acusa «de haber exagerado nuestra culpa y vituperado las condiciones de las dueñas, sus malas mañas y peores trazas». Malambruno realiza entonces su encantamiento final, que hace que les crezcan barbas a todas las mujeres de la corte de Candaya. Nótese cómo el uso de la perspectiva que hace Trifaldi hace que toda la audiencia sienta que le crece la barba repentinamente: «sentimos todas que se nos abrían los poros de la cara y que por toda ella nos punzaban como con puntas de agujas. Acudimos luego con las manos a los rostros y hallámonos de la manera que ahora veréis».

En otro nivel, estas barbas tienen una connotación racial, como la “cabra manchada” de Eugenio al final de DQ 1: «la Dolorida y las demás dueñas alzaron los antifaces con que cubiertas venían, y descubrieron los rostros todos poblados de barbas, cuáles rubias, cuáles negras, cuáles blancas y cuáles albarrazadas». Un último detalle sugiere que esta historia es una alegoría del conflicto entre moros y cristianos. El lamento final de Trifaldi se hace eco de las hijas del Cid, cuando suplican por su sacrificio en el poema épico de España: «pluguiera al cielo que antes con su desmesurado alfanje nos hubiera derribado las testas». Todo el mundo está en shock, y Trifaldi concluye con una hilarante hipérbole: «¿adónde podrá ir una dueña con barbas?... hecho un bosque su rostro?». La condesa, entonces, parece desmayarse, y el capítulo termina.

«¿adónde podrá ir una dueña con barbas?... hecho

un bosque su rostro?»

Resumen Capítulos 36 - 39

82 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Los capítulos del treinta y seis al treinta y nueve contienen algunos de los pasajes más confusos de la novela en lo que se refiere al género sexual. Sabemos que la última Dulcinea era un hombre; SP ha redactado una larga carta a su mujer, y esta misiva es criticada por la Duquesa; la increíble condesa Trifaldi llega acompañada por las otras mujeres de la corte de Candaya, a las que se les ha maldecido con que les crezcan las barbas; y la falta de respeto de SP hacia las mujeres crece hasta llegar a ser un importante defecto de carácter, ampliamente criticado por la Duquesa y doña Rodríguez. Al igual que hicieron en el argumento de Micomicón de DQ 1, los símbolos de mestizaje racial y las alusiones a la cuestión morisca pululan por el cuento caballeresco de Trifaldi. En cualquier caso, «el coloquio dueñesco» y las barbas simbólicas conducen la nueva narración. Si la fantasía esclavista de SP era el problema en el argumento de Micomicón, la actitud negativa hacia las mujeres de SP es el problema en el argumento de Trifaldi. En un nivel puramente psicológico, Cervantes, una vez más, anticipa los elementos básicos del ensayo de Freud “Romances familiares”, según el cual el heroico niño edípico rescata a su madre de su malvado padre. Pero las fantasías de Cervantes son más específicas: Pandafilando representaba el pecado español de la trata de negros en el comercio transatlántico; Malambruno representa la exclusión patriarcal de las mujeres de los roles y decisiones políticos y sociales. En ambos casos, sin embargo, la fantasía caballeresca es inseparable de la cuestión de qué tipo de gobernante será SP. Al igual que Andrés el pastorcillo en la primera parte, en la segunda parte, tanto la Duquesa como doña Rodríguez, y tal vez Teresa Panza, tienen dudas sobre nuestro escudero.

Recapitulemos

“Las esferas de las estrellas fácilmente aventajaban en magnitud a la tierra. Y esta misma me pareció tan pequeña que sentí pesar por nuestro imperio, con el cual ocupamos apenas un punto de ella”.

—Cicerón, El sueño de Escipión

84 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

26

Don Quijote debe romper el hechizo de las doncellas

E l capítulo cuarenta ofrece un preludio a la aventura de Clavileño. Lo primero que vemos es una de las famosas interrupciones narrativas de Cervantes. Un narrador de tercer orden interviene y argumenta que todos aquellos que están disfrutando de la historia «deben de mostrarse agradecidos a Cide Hamete, su autor primero, por la curiosidad que tuvo en contarnos

las semínimas della». Así que tenemos otro caso de mise-en-abyme extremo, en el que nos vemos forzados a ser conscientes de que estamos leyendo una ficción dentro de una segunda ficción, y que el Duque y la Duquesa, quienes son a su vez personajes ficticios, están representando un tercer tipo de ficción dentro de todas las demás.

Pero la intervención del narrador es todavía más complicada. El término semínima, o negra, hace que la narrativa de Cervantes sea análoga a la composición musical. Después, Cervantes incluso compara el texto de Hamete con la pintura. Finalmente, subraya la extraordinaria habilidad multifacética de la novela que: 1) da acceso al interior de los pensamientos de sus personajes, 2) describe cosas o ideas que pueden ser tácitas, 3) revela las minucias del mundo material, 4) provee información que puede clarificar nuestras dudas, 5) resuelve discusiones y 6) muestra los puntos más sutiles que nuestra curiosidad puede desear conocer: «Pinta los pensamientos, descubre las imaginaciones, responde a las tácitas, aclara las dudas, resuelve los argumentos; finalmente, los átomos del más curioso deseo manifiesta». Cuando el narrador alaba a Hamete –«¡Oh autor celebérrimo!»–, está seguramente alabando al mismo Cervantes. Finalmente, deja saber que él sabe que su arte entretendrá a los lectores para siempre, en un futuro lejano de la humanidad, y que sus personajes vivirán «siglos infinitos, para gusto y general pasatiempo de los vivientes». Vaya, ¡estas sí son palabras atrevidas!

Con una hilarante hipérbole, SP lamenta el destino de Trifaldi y sus doncellas: «Malambruno, ¿y no hallaste otro género de castigo que dar a estas pecadoras sino el de barbarlas?». Una de las damiselas confirma la gravedad de la maldición: «si por el señor don Quijote no somos remediadas, con barbas nos llevarán a la sepultura». La respuesta de DQ es igualmente hiperbólica: «Yo me pelaría las mías... en tierra de moros, si no remediase las vuestras». Las palabras del hidalgo ponen sobre la mesa el tema de moros contra cristianos, ya que afeitar a un hombre, entre los moros, digamos en Argel o Túnez, sería señalarlo como criminal.

Cap

ítul

o 40

85 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Trifaldi recupera la consciencia y especifica que DQ, el «libertador» de las doncellas, debe romper el hechizo de sus barbas. Debe cabalgar sobre un caballo de madera mágico para encontrarse con el gigante Malambruno en Candaya y vencerlo en combate. Lo divertido aquí es la precisión euclidiana de Trifaldi con respecto a las distancias: «si se va por tierra, hay cinco mil leguas, dos más o menos; pero si se va por el aire y por la línea recta, hay tres mil y docientas y veinte y siete». Más importante es su descripción de la trayectoria de la propiedad y el valor relativo del caballo de madera. Fue fabricado por Merlín, quien siempre fue exigente, incluso aburguesado, en cuanto a quién pudiera usarlo: «prestósele a Pierres», un caballero de uno de los libros de caballerías, pero después de esto «no le prestaba sino a quien él quería o mejor se lo pagaba». Ahora, sin embargo, Malambruno lo ha robado «con sus artes». Es más, DQ encontrará que el caballo es mejor que las mulas alquiladas que tanto aparecen en nuestra novela: «cabalgadura harto mejor y con menos malicias que las que son de retorno». Otro curioso detalle económico aparece cuando Trifaldi describe las habilidades mágicas del caballo de madera: «hoy está aquí y mañana en Francia y otro día en Potosí». Potosí fue la última mina en Perú que tanta plata proporcionó al imperio español. Finalmente, SP añade cómicamente su preferencia subjetiva por su asno: «Para andar reposado y llano, mi rucio, puesto que no anda por los aires; pero por la tierra, yo le cutiré con cuantos portantes hay en el mundo».

“Debe cabalgar sobre un caballo de madera mágico para

encontrarse con el gigante Malambruno en Candaya y

vencerlo en combate”

86 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

S ancho Panza tiene curiosidad por conocer a Clavileño. Y nosotros también deberíamos tenerla, y más si recordamos que el narrador dice que Rocinante «parecía de leño» en DQ 1.43. SP pregunta cuántos pueden cabalgar a Clavileño. La condesa Trifaldi responde que puede llevar a

dos personas, «y por la mayor parte estas tales dos personas son caballero y escudero, cuando falta alguna robada doncella». Nótese que la confusión de los sexos de las doncellas barbudas se extiende ahora hasta SP, situándolo en la posición de una damisela secuestrada por DQ. Cuando SP pregunta el nombre del caballo, Trifaldi pospone nuestra satisfacción dando primero una lista de caballos que NO lo son: no es el caballo Pegaso, perteneciente al héroe Belerofonte, ni Bucéfalo de Alejandro Magno, ni Brillador de Orlando, etc. Esta lista termina ominosamente con el caballo Orelia, del último rey visigodo Rodrigo, a cuyo lomo perdió España en manos de los moros.

Nótese que SP añade a Rocinante a la lista de caballos épicos. Es más, una vez que Trifaldi nombra a «Clavileño el Alígero», SP le pide que repita cómo se guía este caballo, y utiliza un lenguaje con implicaciones políticas: «¿con qué freno o con qué jáquima se gobierna?». Este énfasis en la brida como la manera de “gobernar” a Clavileño recuerda la curiosa brida del asno de SP en DQ 1. Sin embargo, en lugar de ser una sátira en contra de la esclavitud, Cervantes está adelantando un discurso irónico sobre el gobierno. Vimos esto en el capítulo treinta y ocho, cuando Trifaldi hizo referencia a La república de Platón. Ahora ella alude al tema moral del “dorado término medio”, encontrado en la Ética a Nicómaco de Aristóteles (1,104a), las Odas de Horacio (2.10), y Las metamorfosis de Ovidio (2.137). Dice que el caballo debe guiarse a medio camino entre el sol y la tierra: «por el medio, que es el que se busca y se ha de tener en todas las acciones bien ordenadas». El tema es el futuro gobierno de SP. ¿Acaso tiene él el carácter equilibrado y los valores necesarios para navegar en el laberinto político que le espera?

«Clavileño el Alígero»

LEC

CIÓ

N

27

«propuso en su corazón de acompañar a su señor hasta las últimas partes del mundo, si es que en ello consistiese quitar la lana de aquellos venerables rostros»

Subrayando su propia importancia, SP rechaza al principio la idea de acompañar a su amo a lomos de Clavileño: «apenas puedo tenerme en mi rucio, y sobre un albarda más blanda que la mesma seda». También protesta que ya ha tenido suficiente con azotarse a sí mismo «para el desencanto de mi señora Dulcinea». Al ser presionado, SP apela sarcásticamente en dos ocasiones a la justicia del rey: «¡Aquí del rey!». En otras palabras, ahora retira su simpatía por las damas barbudas y una vez más provoca la ira de doña Rodríguez y, específicamente, la de la Duquesa: «Mal estáis con las dueñas, Sancho amigo... mucho os vais tras la opinión del boticario toledano». DQ pone fin a la discusión. Su comparación de su espada con una navaja alude a su decapitación sonámbula del gigante Pandafilando para liberar a la princesa Micomicona en DQ 1.35: «yo sé que no habría navaja que con más facilidad rapase a vuestras mercedes como mi espada raparía de los hombros la cabeza de Malambruno». Aquí sigue otra alusión a Troya, en esta ocasión de tono feminista. Trifaldi dice que incluso las damiselas pueden rastrear a sus ancestros «por línea recta, de varón en varón, del mismo Héctor el troyano», y, aun así, todavía serán menospreciadas por pajes, farmacéuticos y escuderos. Según el narrador, este último discurso hace que SP dé un paso atrás: «propuso en su corazón de acompañar a su señor hasta las últimas partes del mundo, si es que en ello consistiese quitar la lana de aquellos venerables rostros». SP muestra humildad y compasión de nuevo, abrazando la perspectiva feminista de su amo.

88 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

28

E l capítulo cuarenta y uno narra la Aventura de Clavileño. Según se acerca la noche, DQ teme que la ausencia del caballo se deba a que él no haya sido designado para tal aventura. Pero, finalmente, cuatro salvajes, que recuerdan a la representación teatral en la boda de Camacho, colocan a Clavileño en el jardín. Uno de los salvajes repite la explicación de Trifaldi sobre que

el caballero, acompañado por su escudero sobre las ancas de Clavileño, será transportado para conocer a Malambruno, y señala de nuevo la clavija en la parte trasera del cuello que debe girarse para comenzar el vuelo. Añade que ambos jinetes deben viajar con los ojos tapados para evitar tener vértigo. SP vacila otra vez, exclamando que él está contento donde está –«que bien se está San Pedro en Roma»– y que quiere enfocarse en su gobierno. Es otra alusión a la ortodoxia religiosa. El Duque se explaya en el tema del cristianismo de SP cuando insiste que la isla estará lista para el escudero sin importar cómo o cuándo regrese: «Que ahora volváis sobre Clavileño con la brevedad que su ligereza promete, ora la contraria fortuna os traiga y vuelva a pie, hecho romero, de mesón en mesón y de venta en venta, siempre que volviéredes hallaréis vuestra ínsula donde la dejáis».

Nótese que esta idea de que nuestros héroes pueden convertirse en peregrinos vagando de posada en posada suena como su situación actual. La novela es la historia del moderno peregrinaje de DQ y SP. Juntos, nuestros personajes sufren una crisis postmedieval sobre su religión e identidad étnica según se ven forzados a adaptarse a la nueva realidad burguesa. Otros dos detalles refuerzan esta idea. Primero, SP se pregunta si puede invocar la ayuda de Dios en relación a los poderes mágicos de Clavileño: «tápenme estos ojos y encomiéndenme a Dios, y avísenme si cuando vamos por esas altanerías podré encomendarme a Nuestro Señor o invocar los ángeles que me favorezcan». Asombrosamente, Trifaldi afirma que no hay problema con eso, ya que el gigante brujo es cristiano: «Malambruno, aunque es encantador, es cristiano». Segundo, cuando DQ expresa su gratitud a SP por haber aceptado participar en el vuelo –«aunque tonto, eres hombre verídico»–, el escudero no le entiende bien y responde de un modo que sugiere la mezcla racial «No soy verde, sino moreno... pero aunque fuera de mezcla, cumpliera mi palabra». Wow. Verde y marrón: los colores de la esperanza de una vibrante cultura multiétnica entre Europa y África. Pero esto es ficción dentro de la ficción, ¿no?

Cap

ítul

o 41

La Aventurade Clavileño

89 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Justo antes de emprender el vuelo, DQ expresa sus dudas sobre Clavileño, lo que hace más explícitas las alusiones al caballo de Troya en este episodio. Quiere revisar el interior del caballo: «yo he leído en Virgilio aquella del Paladión de Troya, que fue un caballo de madera que los griegos presentaron a la diosa Palas, el cual iba preñado de caballeros armados, que después fueron la total ruina de Troya; y, así, será bien ver primero lo que Clavileño trae en su estómago». Trifaldi lo disuade. Nótese que la confusión de los sexos continúa, ya que SP debe cabalgar «a mujeriegas» en respuesta a la incomodidad del caballo de madera.

La escena es el trágico apoteosis de nuestros personajes. Al igual que Ícaro, según alcanzan una altura elevada, caen. Esto sucede en dos niveles, literal y político. Literalmente, DQ y SP creen que se elevan sobre la tierra, pero el narrador nos deja saber que están engañados. Los espectadores les gritan mentiras –«¡Ya, ya vais por esos aires, rompiéndolos con más velocidad que una saeta!»–, y el Duque, la Duquesa y su asistente se valen de «unos grandes fuelles» para echar aire a nuestros héroes. Políticamente, los signos del poder imperial contrastan con los signos del fracaso. El narrador describe a DQ, quien cabalga sin estribos, como si fuera una figura de un tapiz gigante: «no parecía sino figura de tapiz flamenco, pintada o tejida, en algún romano triunfo». Esto alude a la forma de arte más cara del periodo, que fue utilizada por los Habsburgo para difundir la propaganda imperial en la corte. Por el contrario, SP teme que las cosas vayan terriblemente mal: «¿qué mucho que tema no ande por aquí alguna región de diablos, que den con nosotros en Peralvillo?». Su referencia a la “región de diablos” deshace la visión imperial previa, y su referencia a una ciudad de La Mancha famosa por su justicia arbitraria socava la posibilidad de toda ley justificada y de procedencia divina promulgada por los Habsburgo.

Una anécdota final contada por DQ refuerza las críticas al imperio español en el episodio de Clavileño. Cuando DQ le dice a SP que confíe en el consejo de Malambruno de taparse los ojos, cita el caso de un hombre llamado Torralba, quien aseguraba haber volado desde Madrid a Roma en 1527 para ser testigo del saqueo de la Ciudad Sagrada por las tropas de Carlos V. Esta es una historia doblemente incriminatoria. Primeramente, DQ se refiere a uno de los eventos más vergonzosos de la historia militar española. Segundo, como Torralba confesó a la Inquisición que era un brujo y que los demonios lo habían llevado volando hasta Roma, la analogía no halaga al caballero y el escudero, quienes también están coqueteando con la magia diabólica. Finalmente, la extraña referencia de SP a «Magallanes» sugiere otra vez el ámbito global del imperio español.

«¡Ya, ya vais por esos aires, rompiéndolos con más

velocidad que una saeta!»

90 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E l vuelo de Clavileño llega a su fin cuando el Duque y la Duquesa encienden petardos en la cola y en la tripa del caballo. La explosión lanza por los aires a DQ y SP y chocan contra el suelo. Todos los del séquito del Duque y la Duquesa fingen estar inconscientes, y DQ y SP encuentran un último mensaje de Malambruno: «a un lado del jardín vieron hincada una gran

lanza en el suelo, y pendiente della y de dos cordones de seda verde un pergamino liso y blanco». Las «grandes letras de oro» del texto confirman que DQ ha tenido éxito en su aventura «con solo intentarla», que la condesa Trifaldi y su séquito han sido liberadas de la maldición de la barba y que Antonomasia y don Clavijo han recuperado «su prístino estado». Malambruno está «satisfecho a toda su voluntad», una frase usada en los recibos comerciales de intercambio para reconocer que el pago se ha realizado correctamente. Una vez más, la fantasía medieval de DQ recoge términos modernos burgueses. Finalmente, la carta de Malambruno establece que, cuando SP termine de azotarse, Dulcinea se verá libre: «la blanca paloma se verá libre de los pestíferos girifaltes que la persiguen y en brazos de su querido arrullador». DQ declara el final de la aventura como sigue: «La aventura es ya acabada sin daño de barras, como lo muestra claro el escrito que en aquel padrón está puesto». Esto es un comentario reflexivo: Cervantes concibe su texto satírico como algo parecido al croquet o el billar, es decir, un juego cuyas dificultades pueden franquearse sin herir a los participantes.

Ya hemos visto en la segunda parte de la novela que Cervantes reflexiona sobre los detalles controvertidos de la primera parte, especialmente los relativos al asno de SP. Las dudas de SP antes de montar sobre Clavileño, junto con su trompazo final en el suelo, hacen que este episodio sea un eco de la extraña patada en la cara que el barbero recibió al intentar montar la mula del cura en Sierra Morena en DQ 1.29. Nótese que tanto el estado del barbero como la momentánea pérdida de su barba se repiten en lo que a escuderos y barbas se refiere en esta nueva aventura. Cervantes desafía a los críticos, diciendo: “No habéis estado atentos antes, así que ahí va de nuevo, os lo enseño otra vez”.

Don Quijote,el liberador delas doncellas

LEC

CIÓ

N

29

91 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

En un nivel más sofisticado, el episodio de Clavileño es el preludio figurado final del reinado de SP. Subraya la imposibilidad de conseguir cualquier perspectiva divina que pudiera perfeccionar el gobierno. Cervantes usa una estrategia narrativa conocida en la literatura clásica como “teichoscopía”, lo que significa “revista desde la muralla”, según la cual los héroes ponderan las circunstancias políticas y militares de sus naciones desde lo alto. Uno de los orígenes de esta estrategia es la Ilíada de Homero (2.121-244), cuando Helena es convocada por el rey Príamo para mostrarle los héroes griegos en la llanura por debajo de Troya. Otro caso de “teichoscopia” es la descripción de Cicerón del paseo de Escipión con su bisabuelo según van reflexionando sobre Cartago “desde un lugar elevado lleno de estrellas”. El uso del tropo por Cicerón es abiertamente político y moral, siguiendo la tradición de Platón, quien usaba la vista desde arriba para enfatizar la vanidad y la pequeñez de las preocupaciones humanas.

La burla de Cervantes a la perspectiva absoluta se ve subrayada por el intercambio de SP con el Duque y la Duquesa al final del capítulo cuarenta y uno. SP miente diciendo que echó un vistazo por debajo de la venda de los ojos y miró hacia abajo, a la tierra: «por junto a las narices aparté tanto cuanto el pañizuelo que me tapaba los ojos y por allí miré hacia la tierra, y parecióme que toda ella no era mayor que un grano de mostaza, y los hombres que andaban sobre ella, poco mayores que avellanas». La Duquesa señala inmediatamente su error: «está claro que si la tierra os pareció como un grano de mostaza y cada hombre como una avellana, un hombre solo había de cubrir toda la tierra». SP la desmiente: «con todo eso, la descubrí por un ladito y la vi toda». De nuevo, dado que la tierra es redonda, según Copérnico y Magallanes, la Duquesa señala correctamente que es imposible observar la tierra en su totalidad: «que por un ladito no se vee el todo de lo que se mira».

Pero SP lleva más allá los límites de su mentira, afirmando que vio la constelación de las Pléyades, conocida en español como «las siete cabrillas». Incluso dice haber desmontado de Clavileño y haber jugado con estas cabrillas «casi tres cuartos de hora». Estas cabras permiten a Cervantes dotar a la aventura de connotaciones raciales y políticas. Por ejemplo, haciéndose eco de la “cabra manchada” de Eugenio en DQ 1.50, SP describe sus múltiples colores: «Son... las dos verdes, las dos encarnadas, las dos azules y la una de mezcla». Aludiendo al macho alfa, el Duque pregunta: «¿vistes allá entre esas cabras algún cabrón?». Pero SP quita importancia al interés que el Duque tiene en la autoridad, y responde que ningún macho cabrío ha llegado nunca tan lejos: «No, señor... pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna». El episodio termina irónicamente cuando DQ indica que respalda la ficción de SP y espera que ahora acepte su propia versión de lo que sucedió en la Cueva de Montesinos: «Sancho, pues vos queréis que se os crea lo que habéis visto en el cielo, yo quiero que vos me creáis a mí lo que vi en la cueva de Montesinos. Y no os digo más». Este es un momento increíble. ¿Acaso no están todas las relaciones humanas basadas en las mentiras mutuamente respetadas? Y un último punto sobre las cabras. ¿Recordáis a Zoraida, casi al final de DQ 1? Su nombre en árabe significa Pléyades. ¿Está entonces SP retozando simbólicamente con Zoraida mientras DQ está sentado sobre un caballo de Troya? ¿Qué quiere decir Cervantes con esto?

92 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 40 - 41

93 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Desde las profundidades con Montesinos a los elevados cielos con Clavileño, estamos ahora casi preparados para el experimento político más tangible en la isla terrenal de SP. Nada resulta fácil aquí, nada es fácilmente reconocible. Cervantes reconoce la ficción de la autoridad, ¿pero acaso significa eso que no hay amenazas ni caballos de Troya en la temprana España moderna? ¿Dónde está el peligro real en este episodio? Los petardos en la tripa del caballo de guerra aluden a la población cripto musulmana que todavía residía en España hacia 1609. Lo siento, pero lo de Cervantes es la ironía, no la moralidad absoluta. Puede ser crítico con la política de expulsión y al mismo tiempo entender que podría ser el único recurso lógico. ¿Habría sido España mejor con una ciudadanía mezclada? Tal vez no. ¿Son las ciudades modernas como Bruselas, París, Londres y Malmö mejores con una gran población musulmana? Pero, entonces, ¿qué se supone que debemos hacer con el divertido retozo de SP con Zoraida? Antes de pensar algo más sobre este problema, leamos más y consideremos algunas de las sabias palabras de los consejos principescos que DQ ofrece a SP el gobernador en los capítulos cuarenta y dos y cuarenta y tres.

Recapitulemos

“Gana más quien no necesita nada y logra inspirar respeto”.

—Erasmo,

La educación del príncipe cristiano

95 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N 3

0

Sanchose preparapara gobernarL os capítulos cuarenta y dos y cuarenta y tres contienen dos series de consejos para príncipes que DQ ofrece a SP, antes

de que éste vaya a gobernar a su isla en el comienzo del capítulo cuarenta y cuatro. Cervantes comienza esta secuencia reconociendo que el viaje cósmico a lomos de Clavileño en el capítulo anterior estaba dirigido a transmitir un tema clásico, eso

es, la humildad política. SP explica esto cuando el Duque le dice que se prepare para mandar en su isla: «Después que bajé del cielo, y después que desde su alta cumbre miré la tierra y la vi tan pequeña, se templó en parte en mí la gana que tenía tan grande de ser gobernador, porque ¿qué grandeza es mandar en un grano de mostaza, o qué dignidad o imperio el gobernar a media docena de hombres tamaños como avellanas, que a mi parecer no había más en toda la tierra?». SP se refiere otra vez a El sueño de Escipión de Cicerón, un texto fundamental para Cervantes a lo largo de su carrera. Y el humor de su solicitud final incluye al Duque en la lección de humildad: «Si vuestra señoría fuese servido de darme una tantica parte del cielo, aunque no fuese más de media legua, la tomaría de mejor gana que la mayor ínsula del mundo». Aquí hay implicaciones graves, dado que el imperio español abarcaba en ese momento todo el globo y que España intentó conquistar Inglaterra en una fecha tan reciente como 1588.

El Duque se enfoca ahora en la corrupción política. Primero, SP insiste otra vez en que sus intenciones son puras: «y esto no es por codicia que yo tenga de salir de mis casillas ni de levantarme a mayores, sino por el deseo que tengo de probar a qué sabe el ser gobernador». El Duque, sin embargo, anticipándose a Lord Acton, asegura que el poder es tentador: «Si una vez lo probáis, Sancho... comeros heis las manos tras el gobierno, por ser dulcísima cosa el mandar y ser obedecido». La idea de que los reyes están trastornados por su propia divinidad tiene orígenes antiguos, y fue popular en los manuales de consejos en la Contrarreforma, así como en autores de la España medieval, como don Juan Manuel y Juan de Mena (cf. El conde Lucanor y Laberinto de Fortuna). El Duque revisa la importancia de vestir como un rey, haciéndose eco del debate de las letras contra las armas que vimos en DQ 1.38 y también

Cap

ítul

o 42

del tema de “el mundo entero es un escenario” que vimos en DQ 2.11-12: «iréis vestido parte de letrado y parte de capitán, porque en la ínsula que os doy tanto son menester las armas como las letras, y las letras como las armas». La respuesta de SP recuerda la moralidad cristiana de los humanistas erasmistas: «bástame tener el Christus en la memoria para ser buen gobernador».

En este punto, por segunda vez, DQ lleva a SP a una habitación para hablar en privado, en esta ocasión para darle consejos de príncipes. Como en DQ 1.11, el hidalgo obliga a SP a sentarse a su lado. Percibimos dos cosas: Primero, DQ está envidioso: «contra la ley del razonable discurso, te vees premiado de tus deseos... sin más ni más te vees gobernador de una ínsula, como quien no dice nada». Segundo, DQ ve la arrogancia como el principal problema de SP: «Todo esto digo, ¡oh Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced recebida». Finalmente, formula sus consejos en términos náuticos, una metáfora que ya hemos visto en la primera parte, especialmente en La historia del cautivo: «está, ¡oh hijo!, atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto deste mar proceloso donde vas a engolfarte, que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones».

«Todo esto digo, ¡oh Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced

recebida»

97 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

31

Don Quijote le da consejos principescos a Sancho Panza

E xisten numerosas fuentes para el consejo que sigue, entre las cuales se encuentran Isócrates, Esopo y Erasmo. El tema principal es que SP debe permanecer humilde recordando su lugar de origen. El hidalgo quiere reprimir el orgullo étnico del escudero. El primer consejo de DQ es cristiano. Por encima de todo, SP debe temer a Dios, «porque en el temerle está la sabiduría».

Su segundo consejo es socrático y platónico. Sancho debe conocerse a sí mismo: «has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse».

El sentido del mérito de Cervantes, profundamente humanista y opuesto al derecho de los nobles, domina este pasaje, contraponiendo dos temas interrelacionados: humildad y linaje. SP: «no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes». DQ: «Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje... y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio». Esto toca el tema converso: «no hay para qué tener envidia a los que padres y agüelos tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale». SP debe ignorar a todo aquel que le acuse de tener sangre impura. Si actúa bien, estará libre de «la murmuración maliciosa, de quien no hay estado que se escape». Igualmente, DQ recuerda el significado étnico del jamón en la temprana España moderna. Así como un pavo real se avergüenza de sus pies, los humildes orígenes de SP como granjero de cerdos lo guardarán de generar vanidad: «vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra».

Después viene un interesante consejo sobre las mujeres. Parte de esto puede sonar duro para los lectores modernos pero, como Erasmo y Vives, DQ defiende firmemente la noción de que SP debería educar a su esposa: «enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza». Al mismo tiempo, Cervantes siempre representa la otra perspectiva. En consecuencia, DQ le dice a SP que tenga

cuidado de las mujeres hermosas. El resto de esta primera tanda de consejos se refiere a evitar la corrupción, mantenerse objetivo y favorecer la misericordia y la compasión sobre la justicia pura y el rigor legal. El tema general de la corrupción aparece otra vez en la sutil alusión de DQ al “juicio de residencia” en su consejo sobre cómo apañarse con las mujeres. Esto se refiere a un proceso obligatorio para todos los funcionarios públicos que se llevaba a cabo al final de su servicio –¡una tradición absolutamente maravillosa del gobierno de la temprana España moderna!

También recibimos un buen juicio sobre las eternas dificultades planteadas por la resbaladiza pendiente de la magnanimidad, por un lado, y por la peligrosa crueldad de la imparcialidad, por otro. SP no debería ser un juez arbitrario: «Nunca te guíes por la ley del encaje». Debería ser amable con los menos afortunados, pero tampoco predispuesto hacia ellos: «Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico». Al mismo tiempo, DQ dice repetidamente que debe evitar los sobornos: «Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre» y «Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia». El capítulo cuarenta y dos termina con una transición desde el alma de un príncipe hasta su cuerpo: «Esto que hasta aquí te he dicho son documentos que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir para adorno de tu cuerpo» (cf. Kantorowicz) A simple vista, DQ se vale de «documentos», que parecen ser “instrucciones” en un sentido general, en lugar de información escrita. En los próximos capítulos, sin embargo, podremos ver que la falta de un registro de las leyes políticas es un serio problema para SP.

“DQ le dice a SP quetenga cuidado de lasmujeres hermosas”

99 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

A l comienzo del capítulo cuarenta y tres, el narrador nos recuerda que la locura de DQ está limitada al asunto de las caballerías; por lo demás, él es una «persona muy cuerda» y «mostraba tener claro y desenfadado entendimiento». Esto es fundamental para la contradicción que procede de la hipocresía del carácter de DQ: «de manera que a cada paso

desacreditaban sus obras su juicio, y su juicio sus obras». Solamente entendemos esto una vez hemos llegado a este punto en la novela: la chalada hipocresía de DQ es el problema esencial de la política y el poder. ¿Cómo puede un príncipe hacer coincidir alguna vez sus acciones con su filosofía? ¿Cómo puede un príncipe mantener sus principios a la vista de tantos conflictos de interés?

Ahora viene una segunda ronda de consejos de DQ. Según el narrador, SP escucha los «consejos» de DQ con gran interés. El símil del narrador resulta extraño y, una vez más, relaciona política y género sexual: «como quien pensaba guardarlos y salir por ellos a buen parto de la preñez de su gobierno». Ahora, DQ da consejos de tipo personal. Le dice a SP «cómo has de gobernar tu persona y casa». Nótese aquí la ironía, ya que DQ ha sido todo un inepto a la hora de cuidar de su persona y gestionar su propia casa desde DQ 1.1. Esta segunda ronda de consejos es irónica porque DQ critica a su propia casta: «que te cortes las uñas», por ejemplo, se refiere a la tendencia del hidalgo de mantener las uñas largas, como muestra de desprecio por el trabajo manual. El segundo punto de DQ es también subversivamente antiimperialista, recordando el tono anti-Habsburgo de DQ 2.8. DQ le dice a SP que se vista bien, porque esto reflejará una personalidad mesurada. ¿Y quién es el ejemplo clásico de vestirse descuidadamente? Uno de los grandes tiranos de la historia, «Julio César». Aquí DQ alude a Cicerón, el más grande filósofo político defensor de la república. DQ, entonces, regresa al cuidado y composición del séquito de SP, y ofrece un consejo innovador: «si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo». Este «nuevo modo de dar librea» es una versión moderna de san Martín dando la mitad de su manto a un mendigo. Así que los tres primeros ejemplos de consejos que DQ ofrece en este capítulo enfatizan la humildad sobre la exhibición del poder y el prestigio.

La segunda ronda de consejos principescos de don Quijote

LEC

CIÓ

N

32C

hap

ter 4

3

A continuación, DQ le dice a SP que hable despacio, coma moderadamente y controle la ingesta de vino. Debe evitar rellenar sus carrillos con comida y eructar. Nótese qué bellamente se desarrolla este pasaje. Cuando SP no entiende el significado de «erutar», “eructar”, DQ ofrece una lección de la naturaleza orgánica del lenguaje, explicando que el vulgar «regoldar» ha sido reemplazado por el erudito latinismo «erutar». Pero el siguiente consejo del caballero reconoce que el lenguaje evoluciona tanto desde abajo como desde arriba: «no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles». La respuesta de SP de que no puede controlar sus refranes es una clara alusión a la relación irónica entre los modales en la mesa y el lenguaje previamente presentado por DQ en su lección sobre los eructos: «viénenseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen por salir unos con otros». Cervantes apreció la belleza creativa tanto del registro del lenguaje elevado como el de abajo.

Después, DQ recomienda que cuando monte un caballo, SP debería usar estribos y sentarse recto, y no en el modo en el que cabalga a su «rucio». Tampoco debería dormir demasiado, ya que esto indica vagancia. Nos quedan dos partes del consejo, la primera de las cuales es la más importante de todas. Una vez más, DQ subraya la importancia de no discutir nunca sobre el linaje. Es la parte del consejo repetida tanto en el capítulo cuarenta y dos como en el cuarenta y tres: «Este último consejo que ahora darte quiero, puesto que no sirva para adorno del cuerpo, quiero que le lleves muy en la memoria, que creo que no te será de menos provecho que los que hasta aquí te he dado: y es que jamás te pongas a disputar de linajes». Finalmente, el hidalgo repite con detalle que el escudero gobernante debería vestirse apropiadamente, llevando siempre pantalones largos y nunca bombachos.

Surge un grave problema al final del consejo de DQ. Por segunda vez, usa un curioso término «documentos». Sin embargo, nuestro héroe enfatiza la naturaleza contingente, casuística, de su consejo para el príncipe SP: «andará el tiempo, y según las ocasiones, así serán mis documentos, como tú tengas cuidado de avisarme el estado en que te hallares». Así que SP tendrá que dar cuenta de sus circunstancias a DQ, de modo que el caballero pueda seguir guiándolo en su gobierno. Pero esto socava del todo el propósito de DQ de darle a su escudero consejo en primer lugar. Todavía peor, SP no puede recordar ninguna de las recomendaciones de DQ: «¿de qué han de servir, si de ninguna me acuerdo?» y «no se me acuerda de más de ellos que de las nubes de anteaño». SP le propone a DQ que le escriba su consejo: «será menester que se me den por escrito, que, puesto que no sé leer ni escribir, yo se los daré a mi confesor para que me los encaje y recapacite cuando fuere menester». Nótese que esto anticipa nuestro sentido moderno de escribir una constitución formal.

«jamás te pongas adisputar

de linajes»

101 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LESS

ON

33

E n este punto, DQ está horrorizado: «¡Ah pecador de mí!... y qué mal parece en los gobernadores el no saber leer ni escribir!». La conversación vuelve al tema de la tendencia de SP a abusar de los refranes, pero nótese cómo se mantiene la filosofía política. Los refranes de SP respaldan la idea maquiavélica de que “la fuerza hace el derecho”. Dice repetidamente

que no hay diferencia entre saber leer o escribir o no, ya que será poderoso: «teniendo yo el mando y el palo, haré lo que quisiere», «las necesidades del rico pasan por sentencias en el mundo», y «tanto vales cuanto tienes, decía mi agüela». Del mismo modo, DQ insiste en que la dependencia de los refranes que tiene el escudero le traerá una revolución popular: «estos refranes te han de llevar un día a la horca, por ellos te han de quitar el gobierno tus vasallos o ha de haber entre ellos comunidades». Esto se refiere a la revuelta de los comuneros de 1520-21 al comienzo del reinado del primer rey Habsburgo en España, Carlos V. Incluso podemos leer una referencia velada al asunto de la propiedad privada cuando SP insiste en que los refranes son todo lo que tiene en la vida: «¿A qué diablos se pudre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna otra tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes?».

La ironía de Cervantes continúa cuando SP afirma que se le acaban de ocurrir cuatro refranes y luego enumera seis. Algunos de estos parecen hilarantes y fuera de lugar, como el de «a idos de mi casa y qué queréis con mi mujer, no hay responder»; otros son contradictorios, como la cita de Mateo 7.3 –«Es menester que él que ve la mota en el ojo ajeno vea la viga en el suyo»–, que enfatiza la humildad, y «más sabe el tonto en su casa que el cuerdo en la ajena», que reafirma el ignorante uso del poder político de SP. DQ está de nuevo horrorizado: «sobre el cimiento de la necedad no asienta ningún discreto edificio». También está mortificado –«si mal gobernares, tuya será la culpa y mía la vergüenza»–, y no augura nada bueno al gobierno de SP: «has de dar con toda la ínsula patas arriba».

Los refranes de Sancho

102 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Al final, sin embargo, SP recupera el respeto de DQ, ya que retoma los temas de la ecuanimidad humanista y la humildad cristiana: «mientras se duerme todos son iguales, los grandes y los menores, los pobres y los ricos» y «más quiero ir Sancho al cielo que gobernador al infierno». DQ está deleitado: «por solas estas últimas razones que has dicho juzgo que mereces ser gobernador de mil ínsulas». Un punto final aquí. Dado el hecho de que Thomas Hobbes fue uno de primeros lectores serios de la novela de Cervantes, es de esperar que una de las metáforas más llamativas que realizó este inglés sobre la crítica política y materialista del pensamiento metafísico estuviera inspirada en este pasaje. Hobbes se burlaba de la creencia supersticiosa en los espíritus, señalando que los clérigos no pueden explicar cómo el alma humana puede estar contenida por su dedo pequeño y no en mayor abundancia en el resto del cuerpo. La preocupación de SP por su alma sugiere este problema: «más quiero un solo negro de la uña de mi alma que a todo mi cuerpo».

«has de dar con toda la ínsula patas arriba»

103 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E l capítulo cuarenta y cuatro se abre con una paradoja metatextual increíble. Habiendo confiado en una estructura de muñecas rusas formada por los múltiples marcos de sus múltiples narradores a lo largo de la novela, Cervantes va más allá con su innovación, tal y como hace con otras tantas convenciones narrativas (cf. el diálogo interior de SP sobre la pérdida de su asno

en DQ 2.10). Aquí se nos comunica que algunos lectores dicen que «en el propio original desta historia» al comienzo de este capítulo uno lee que el traductor no fue fiel al texto de Cide Hamete, ya que tradujo incorrectamente la queja del autor moro en contra de sí mismo en lo referente al tema sobre el que ha elegido escribir. Pensad sobre esto. ¿Cómo podríamos llegar a tomarnos esto seriamente, o incluso llegar siquiera a entenderlo? ¿Cómo puede establecer el texto original que su propia traducción es errónea? Para hacer las cosas más complicadas aún, nuestro narrador explica que lo que algunos han dicho que el texto original estableció, tampoco fue traducido adecuadamente por el narrador original. ¡Vaya lío!

Como en alguna otra parte de DQ 2, este alucinante constructo narrativo coincide con la furiosa respuesta de Cervantes al hecho de que ciertos lectores de DQ 1 habían puesto ciertas objeciones a algunos aspectos de su texto. Cide Hamete se queja de que los usos de la narrativa convencional le prohíben utilizar «digresiones y episodios más graves y más entretenidos». Siente que estar limitado «a escribir de un solo sujeto y hablar por las bocas de pocas personas» lleva a «un trabajo incomportable», y va más allá, señalando que ha intentado evitar este problema en la primera parte incluyendo los cuentos interpolados del «Curioso impertinente» y del «Capitán cautivo». Entonces se queja de que muchos lectores ignoraron estas novelas debido al incordio o la prisa, perdiéndose, de este modo, «la gala y artificio que en sí contienen». Finalmente, Cide Hamete presume de que, como él tiene la «habilidad, suficiencia y entendimiento para tratar del universo todo», los lectores no deberían subestimar su trabajo. Es más, deberían, irónicamente, alabarlo, «no por lo que escribe, sino por lo que ha dejado de escribir». Detrás de este chiste, Cervantes nos está diciendo que deberíamos prestar atención, ya que su texto es más sutil y sofisticado de lo que aparenta.

La intrusión de Cide Hamete Benengeli

LEC

CIÓ

N

34C

hap

ter 4

4

104 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Así que el Duque y la Duquesa mandan a SP a su isla, asignándole a su propio mayordomo como guía. Nótese que podemos dudar de que esto sea una isla: «enviaron a Sancho con mucho acompañamiento al lugar que para él había de ser ínsula». Subrayando el punto de Cide Hamete sobre prestar atención, nuestro gobernador percibe algo: «así como Sancho vio al tal mayordomo, se le figuró en su rostro el mesmo de la Trifaldi». Cuando se lo señala a DQ, el hidalgo no solo rechaza la posibilidad –«que al serlo, implicaría contradición muy grande»–, también rechaza el esfuerzo de SP en descifrar la realidad: «no es tiempo ahora de hacer estas averiguaciones, que sería entrarnos en intricados laberintos». DQ incluso parafrasea el Padre Nuestro: «es menester rogar a Nuestro Señor muy de veras que nos libre a los dos de malos hechiceros y de malos encantadores». Nótese también cómo SP y DQ cambian lingüísticamente de lugares. El escudero gobernador dice que estará vigilante, «a ver si descubre otra señal que confirme o desfaga mi sospecha», usando la ‘F’ medieval, mientras que el hidalgo opta por la ‘H’ moderna: «Así lo has de hacer, Sancho».

«habilidad, suficiencia y entendimiento para

tratar del universo todo»

105 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

L a partida formal de SP está marcada por tres temas. Primero, la atención a la vestimenta, que es acorde a su nuevo estado social: «vestido a lo letrado, y encima un gabán muy ancho de chamelote de aguas de leonado». Secundo, la atención al asno de SP, adornado de manera similar a su amo: «iba el rucio con jaeces y ornamentos jumentiles de seda y flamantes».

El escudero vigila y evalúa a su asno más que el emperador de Alemania (una sarcástica bofetada a los Habsburgo españoles): «Volvía Sancho la cabeza de cuando en cuando a mirar a su asno, con cuya compañía iba tan contento, que no se trocara con el emperador de Alemaña». Tercero, la atención al intercambio emocional entre caballero y escudero: «tomó la bendición de su señor, que se la dio con lágrimas y Sancho la recibió con pucheritos». En este momento significativo de DQ 2, Cervantes divide su narrativa entre las historias de los dos protagonistas.

El capítulo concluye con una de las doncellas de la Duquesa dando la serenata a DQ desde el jardín bajo la ventana del hidalgo. Hay un largo preámbulo a esta escena. DQ se ha entristecido por la ausencia de su escudero –«apenas se hubo partido Sancho, cuando don Quijote sintió su soledad»–, y la Duquesa, al darse cuenta de esto, le ofrece los servicios de «cuatro doncellas de las mías, hermosas como unas flores». Esta es una implicación erótica, y el humor de este episodio deriva de los esfuerzos de DQ de mantenerse recatado, como si él fuera una virginal damisela y las mujeres de palacio agresivos pretendientes: «no serán ellas como flores, sino como espinas que me puncen el alma». DQ rechaza la oferta de la Duquesa debido a su lealtad a Dulcinea, y ella respeta sus deseos, mostrándose esperanzada de que SP termine por propinarse los azotes que rompan el encantamiento: «los benignos cielos infundan en el corazón de Sancho Panza, nuestro gobernador, un deseo de acabar presto sus diciplinas, para que vuelva a gozar el mundo de la belleza de tan gran señora».

Don Quijote rechaza la oferta de la Duquesa

LEC

CIÓ

N

35

106 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Tres temas más salen a colación antes de la ronda a DQ. Primero, hay unas referencias escatológicas curiosas. La Duquesa provee a su invitado unos orinales –«los vasos necesarios»– para que pueda retirarse en privado. Y cuando DQ se desviste para irse a dormir, el narrador enfatiza extrañamente que no se tira pedos, específicamente no da rienda suelta a «suspiros ni otra cosa que desacreditasen la limpieza de su policía». ¿Qué significa toda esta indecencia? Ya al final, es una hilarante preparación para la historia de amor fallida que está a punto de desarrollarse. También podría tener implicaciones políticas.

Segundo, recordando el importante tropo de DQ 1, la Duquesa observa que DQ debe de estar cansado por su reciente «molimiento». Él responde que su paseo a lomos de Clavileño fue, en realidad, bien tranquilo, y se pregunta por qué Malambruno querría destruir un caballo tan bueno: «no sé yo qué le pudo mover a Malambruno para deshacerse de tan ligera y tan gentil cabalgadura y abrasarla así sin más ni más». Esto nos recuerda la importancia del asno de SP, pero la Duquesa también se hace eco del tema del caballo de Troya, observando que las cenizas de Clavileño y la carta de Malambruno han hecho eterno «el valor del gran don Quijote de la Mancha».

Tercero, Cervantes expone la extrema mortificación de DQ debido a una carrera en sus medias, que no tiene modo de reparar. Este pasaje tiene implicaciones genéricas y temáticas. Enlaza la caída del caballero de encima de Clavileño, del modo épico-caballeresco, con su enfoque en su pobreza material, del modo burgués-picaresco. Nótese también que el dinero y los textiles de color verde, dos temas importantes en la segunda parte, son el corazón de esta escena: «se le soltaron... hasta dos docenas de puntos de una media, que quedó hecha celosía. Afligióse en estremo el buen señor, y diera él por tener allí un adarme de seda verde una onza de plata (digo seda verde porque las medias eran verdes)»

107 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

L legados a este punto, Cide Hamete Benengeli se inmiscuye por segunda vez en este capítulo. Ahora habla sobre la pobreza. Es un pasaje increíble, y las palabras de Hamete son de nuevo problemáticas, irónicas y sofisticadas. El autor moro no se queja de la existencia de la pobreza per se, sino más bien de la extraña tendencia entre los cristianos de alabar la pobreza

como una virtud. En particular, cuestiona la lógica del gran poeta medieval Juan de Mena: «¡Oh pobreza, pobreza! ¡No sé yo con qué razón se movió aquel gran poeta cordobés a llamarte “dádiva santa desagradecida”!». Hamete revela que está muy familiarizado con la doctrina cristiana: «aunque moro, bien sé, por la comunicación que he tenido con cristianos, que la santidad consiste en la caridad, humildad, fee, obediencia y pobreza». Incluso cita a San Pablo. En cualquier caso, Hamete distingue entre la pobreza espiritual y material, y discute que la obsesión puritana con lo segundo es insana: «pero, con todo eso, digo que ha de tener mucho de Dios el que se viniere a contentar con ser pobre». Pero la ironía más intensa viene cuando el moro adopta el punto de vista de los españoles etnocéntricos: «¿por qué quieres estrellarte con los hidalgos y bien nacidos más que con la otra gente?». Entonces Benengeli realiza una clara alusión al retrato del patético hidalgo de El Lazarillo de Tormes: «¡Miserable del bien nacido que va dando pistos a su honra, comiendo mal y a puerta cerrada, haciendo hipócrita al palillo de dientes con que sale a la calle después de no haber comido cosa que le obligue a limpiárselos». La crítica del autor moro al culto a la pobreza se funde ahora con una burla de la obsesión española por el honor y las apariencias públicas. Increíblemente, el narrador nos cuenta que todas las ideas de Benengeli le surgieron en realidad al mismo DQ cuando rasgó su media. Finalmente, DQ se centra curiosamente en «unas botas de camino», que SP se había dejado olvidadas. El caballero encuentra consuelo en las botas de su escudero porque son lo suficientemente altas como para cubrir la nueva señal de pobreza que tiene su media. ¡Recordemos este interés en el calzado!

El romancede Altisidora

LEC

CIÓ

N

36

Ahora Cervantes parodia el tipo de escena de amor popularizada por las novelas sentimentales y de caballerías, así como por la tradición de los romances españolas. En el jardín bajo la ventana de DQ, una de las doncellas de la Duquesa, Altisidora, conversa con su amiga Emerencia. Sus nombres son toques cómicos de otro truco que se le va a gastar a nuestro caballero. El narrador nos dice que DQ abraza esta nueva fantasía: «para dar a entender que allí estaba dio un fingido estornudo». Altisidora se queja de su amor no correspondido hacia «este nuevo Eneas, que ha llegado a mis regiones para dejarme escarnida». En otras palabras, Altisidora construye una alegoría en la que DQ es Eneas y ella es Dido. Esta burla a Virgilio es un gesto antiimperialista en la literatura española que Cervantes hereda de Garcilaso. Nótese también cómo los papeles básicos de los amantes caballerescos han sido invertidos: Altisidora toca un arpa y canta en el jardín, mientras DQ escucha desde su ventana.

El romance de Altisidora es tan recargado y tan patético como los arroyos españoles que dice que marcan la extensión de la fama de Dulcinea. Su alabanza a DQ es absurda: «caballero el más valiente / que ha producido la Mancha, / más honesto y más bendito / que el oro fino de Arabia». Compara cómicamente su propio sufrimiento al de Job –«das las feridas y niegas / el remedio de sanarlas»– y al de María Magdalena: «los pies quisiera traerte / que a una humilde esto le basta». Siente envidia de Dulcinea: «Muy bien puede Dulcinea, / doncella rolliza y sana, / preciarse de que ha rendido / a una tigre y fiera brava». Nótese cómo el sexo de DQ ha cambiado y nótese también la persistencia de felinos en DQ 2. El mercado económico también es un tema, ya que Altisidora dice que daría su mejor falda para ser como Dulcinea: «y diera encima una saya / de las más gayadas franjas». Salen a colación las cuestiones de la raza y la etnia cuando la doncella presume de que su complexión es «algo menos que mediana» y confiesa que ha sido vencida por las flechas del amor y se ha enamorado de DQ en la «aljaba» árabe. El momento político más radical en el romance de Altisidora se da cuando dice que daría a DQ “La sola”, una famosa perla perteneciente a los Habsburgos españoles, y cuando le llama «Nerón manchego del mundo» por haberla incendiado. Esta yuxtaposición no halaga demasiado al imperio.

La reacción de DQ revela su hilarante confianza en su propia habilidad para atraer a las mujeres: «dando un gran suspiro, dijo entre sí: “¡Que tengo de ser tan desdichado andante que no ha de haber doncella que me mire que de mí no se enamore!». Lamentando que Altisidora y Maritornes beban los vientos por él, y con insinuaciones sexuales, promete mantener «la incomparable firmeza mía». Expresa su lealtad a Dulcinea mediante una alusión al molino de viento de DQ 1: «para sola Dulcinea soy de masa y de alfenique, y para todas las demás soy de pedernal». Cierra entonces la ventana de un golpe y se va a la cama frustrado como si fuese una adolescente.

«para dar a entender que allí estaba dio un fingido estornudo»

109 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 42 - 44

En los capítulos cuarenta y dos y cuarenta y tres, DQ articula dos tandas de consejos de príncipes para nuestro escudero-gobernador. La primera tanda enfatiza la humildad y el mérito versus el prestigio y el linaje. DQ también defiende la educación de las mujeres siempre y cuando seamos conscientes de su astucia, y dedica un largo pasaje a la dificultad de cómo evitar la corrupción y mantener los principios, mientras se muestra, al mismo tiempo, magnanimidad hacia los menos afortunados. La segunda tanda de consejos enfatiza el comportamiento y el vestido modestos, así como el tratamiento adecuado de los sirvientes, pero también se hace eco de la futilidad de discutir sobre el linaje. El consejo de DQ finaliza con la preocupación sobre el hecho de que SP no sabe ni leer ni escribir, pero la expresión de humildad final del escudero lo redime ante los ojos de su amo. El capítulo cuarenta y cuatro está dominado por las dos intrusiones de Benengeli. La primera es una burla magistralmente laberíntica hacia los lectores que han sido críticos con las innovaciones textuales de Cervantes. La segunda, que surge de la vergüenza de DQ por una carrera en la media, es una ingeniosa crítica de la obsesión cristiana por la pobreza en combinación con un ataque a la hipocresía de la casta holgazana de los hidalgos. Finalmente, tenemos la hilarante canción de Altisidora, que parodia las dinámicas del amor de los romances tradicionales en España. Cervantes invierte los roles de género de los amantes, haciendo que DQ represente la parte de una recatada damisela y Altisidora la de un agresivo seductor. Lo más importante, Cervantes ahora ha dividido sutilmente su narrativa por la mitad. En los capítulos que siguen, irá y vendrá entre SP en su isla y DQ en el palacio ducal. Nótese, por encima de todo, su modo bellamente informal de invitar a sus lectores a acompañarle en esta nueva doble narrativa: «nos está llamando el gran Sancho Panza, que quiere dar principio a su famoso gobierno». Esta voz narrativa, cada vez más amigable y personal, es todavía otro aspecto estilístico de DQ que hace de Cervantes el primer novelista moderno.

Recapitulemos

“Históricamente, una de las mejores maneras de proteger el valor del dinero contra el avance del gasto político fue el patrón oro –el pago del dinero en oro por encargo. Esto le puso un freno al político”.

—Warren Randolph Burgess

112 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N 3

7

Sancho resuelvetres casos legalesE l capítulo cuarenta y cinco de DQ 2 se refiere a tres casos legales sobre los que SP debe decidir para asumir su poder en la

Isla Barataria. La continuidad simbólica entre estos tres casos revela la preocupación de Cervantes por la política monetaria inflacionaria que estaba disminuyendo el poder adquisitivo de las monedas más comunes de Castilla. Este destructivo poder

de la inflación es también el significado esencial de la aventura de los gatos en el capítulo cuarenta y seis. Finalmente, veremos que el capítulo cuarenta y siete es un resumen, una meditación sobre la corrupción política en general, aunque de nuevo con un énfasis particular en las cuestiones fiscales. Como es habitual, los detalles complican todo. Recordemos que DQ 2 es un atolladero político. A veces, SP hará gala de brillantez y rectitud moral, pero el simbolismo y las ironías de su gobierno son problemáticos y ominosos a lo largo de su reino.

El narrador abre esta secuencia con un apóstrofo paródico a Apolo que insinúa el alcance global del imperio español. A esto le sigue una descripción de la vestimenta formal del nuevo gobernador: «con mucha pompa le llevaron a la iglesia mayor a dar gracias a Dios, y luego con algunas ridículas ceremonias le entregaron las llaves del pueblo». En adición a esta burla al poder político, cuando SP se sienta en su trono, el narrador nos recuerda que el gobernador no sabe leer. SP contempla la escritura que hay en la pared enfrente de él: «y como él no sabía leer, preguntó que qué eran aquellas pinturas que en aquella pared estaban». Esto se refiere al nefasto rey Belshazzar en Daniel 5. Recordemos que las palabras que Daniel lee para el rey babilonio son pesos y medidas monetarias, que Daniel entonces interpreta como verbos que significan que los días del rey han sido “medidos”, que él “ha sido pesado” y encontrado “insuficiente”, y que su reino será “dividido” entre sus enemigos. En otras palabras, la alusión a Daniel mediante la escritura en la pared enfrente a SP es, por sí misma, una alusión a la política monetaria y al poder blasfemo.

En el caso de SP, la escritura es relativamente inofensiva. El mayordomo del Duque, lee: «Hoy día, a tantos de tal mes y de tal año, tomó la posesión desta ínsula el señor don Sancho Panza, que muchos años la goce». Como en algún otro lugar, la humildad de SP es lo que le salva. Reacciona en contra de la idea de que debe llevar un título: «yo no tengo don ni en todo mi linaje le ha habido». Así que SP comienza su mandato siguiendo el consejo de DQ en contra de la arrogancia de los privilegios jerárquicos y étnicos.

Cap

ítul

o 45

Valor futuro de una suma presente de dinero:

E V = P V * ( 1 + i )

113 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

El primer caso de SP se centra en un sastre que engaña a un campesino. Hay aquí dos alusiones al antisemitismo. Primeramente, el sastre se disculpa por su profesión (asociada a judíos y conversos) y admite que el regateo que le hizo el granjero pudiera haber sido motivado por «la mala reputación de los sastres». Segundo, el granjero le da al sastre una tela y le pide que le haga «una caperuza», lo que posiblemente alude al gorro puntiagudo que llevaban las víctimas de la Inquisición. Sin embargo, la esencia de la historia se centra en la cantidad de tela usada y el número de caperuzas producidas. El campesino se mantiene en sus trece de que tendrían que haber salido más caperuzas de la misma cantidad de tela, y la respuesta del sastre es producir un puñado de caperuzas diminutas. Nótese cómo este cuento refleja el efecto de la inflación monetaria: la cantidad y calidad de los bienes disponibles por un precio establecido se deprecian para reflejar la reducción del poder adquisitivo de una moneda artificialmente debilitada. Experimentamos algo similar cuando los productos enlatados y las barritas de caramelo se vuelven más pequeños en lugar de que su precio sea mayor. SP dicta que el campesino pierda su tela y que el sastre pierda el precio de su trabajo. En otras palabras, todo el mundo pierde cuando las cantidades y las medidas se modifican. Cervantes da un último golpe al gobierno en general cuando SP también dicta que las caperuzas diminutas sean donadas a los prisioneros, quienes sin duda las encontrarán inútiles.

El segundo caso de SP continúa con el tema monetario del primero. Aquí tenemos un acreedor y un deudor. El acreedor quiere que le devuelvan su dinero, pero el deudor jura que ya le ha pagado. Una de las moralejas de este cuento es que, cuando pides prestado dinero a alguien, debes tener un contrato y testigos; pero el punto más profundo es que el engaño monetario favorece a los deudores frente a los acreedores. Esto explica la percepción salomónica de que el deudor está escondiendo el dinero prestado en su bastón. El deudor jura por la cruz que hay en la vara de SP que le ha devuelto el dinero a su acreedor, pero SP considera que el hombre hace este juramento porque antes de hacerlo le pasó su bastón al acreedor, devolviéndole, técnicamente, el dinero.

Pero el misterio es, en realidad, más profundo. Cervantes está criticando los chanchullos monetarios de los reyes Habsburgo. El acreedor le prestó al deudor monedas de oro, eso es, no las adulteradas monedas de cobre. La frase usada para describir la cantidad del préstamo subraya la importancia del dinero puro: «diez escudos de oro en oro» se refiere a las monedas valoradas en trece reales, a diferencia del escudo mucho más común, valorado en once reales. El «escudo en oro» era extrañamente preciso, porque contenía más oro, y por eso el episodio indica que Cervantes entendía la ley de Gresham, por medio de la cual el dinero bueno desaparece en presencia del dinero malo. Los lectores cuidadosos también apreciarán que, a pesar de que SP descubriera el dinero escondido, el acreedor todavía pierde el valor del dinero en el tiempo. Así que la moral es doblemente complicada: cuando le prestas dinero a alguien, tienes que estar atento a la composición de las monedas que se van a usar a la hora de devolver el préstamo, y además necesitas añadir el interés. Por otro lado, el caso ilustra la ley de Gresham, porque las mejores monedas de oro se sacan de la circulación. Y por otro lado más, el caso critica las leyes contra la usura, porque favorecen a los deudores. En otras palabras, también se está juzgando a los Habsburgo, quienes devaluaban constantemente las monedas en su propio beneficio, y las autoridades católicas, quienes se aferraban a la vieja visión de que cargar intereses a un préstamo era inmoral.

114

LEC

CIÓ

N

38

«¡Justicia, señor gobernador, justicia...!»C ervantes elige el oro como tema principal dos veces más en la transición del segundo al

tercer caso. Primero, según el narrador, SP declara que ha solucionado el caso del malvado deudor porque «él había oído contar otro caso como aquel al cura de su lugar», en una

aparente alusión a la colección de hagiografías medievales de Jacobo de Voragine, Legenda aurea o La leyenda dorada. Segundo, el tercer y último caso comienza con una referencia a la diosa griega Astrea, la última inmortal que vivió entre los humanos durante la Edad de Oro. Una mujer arrastra a un pastor delante de SP e invoca a Astrea: «¡Justicia, señor gobernador, justicia, y si no la hallo en la tierra, la iré a buscar al cielo!». Astrea era hermana de Dice, la diosa de la justicia, y ascendió a la constelación de Virgo para huir de la maldad humana: oro, justicia, pureza y maldad son aquí los temas, es decir, la política monetaria de nuevo.

Nótese también las dos referencias a la «limpieza de sangre», tema que ya hemos visto en otros lugares. La mujer afirma que se mantuvo virgen durante veintitrés años, defendiéndose «de moros y cristianos», para al final ser violada por ese pastor. SP dice que examinará al hombre y encontrará «si tiene limpias o no las manos». El pastor dice que pagó por tener sexo con la mujer, y ella lo extorsiona ahora para conseguir más dinero. Cervantes se burla de nuevo del gobierno en general, ya que esta extorsión comenzó cuando el pastor iba de camino a pagar sus impuestos. Al final, sin embargo, regresamos al tema monetario. SP ordena al hombre que le pague a la mujer veinte ducados de plata que lleva en una pequeña bolsa. Nótese la nueva unidad monetaria y el hecho de que la mujer compruebe la calidad del dinero antes de marchar: «primero miró si era de plata la moneda que llevaba dentro».

Cap

ítul

o 46

«¡Justicia, señor gobernador, justicia, y si no la hallo en la tierra, la iré a

buscar al cielo!»

Después de que se vaya la prostituta, SP le dice al hombre que vaya tras la mujer a recuperar su dinero. Cuando ella arrastra al pastor ante el gobernador una vez más, acusándolo de intentar robarle la bolsa de dinero, SP le pregunta si él consiguió robarle. Ella dice que no, ya que ella es demasiado fuerte para él; así que SP concluye que no hubiera sido posible que él la violara, por lo que ordena que ella le devuelva el dinero. Esto resulta divertido, pero también contiene dos referencias más a las políticas monetarias. Primero, cuando ella alardea de su fuerza, la prostituta anticipa el episodio de los gatos en DQ 2.46 y hace referencia al episodio del león de DQ 2.17 (que también trataba sobre dinero): «¡Otros gatos me han de echar a las barbas, que no este desventurado y asqueroso! ¡Tenazas y martillos, mazos y escoplos, no serán bastantes a sacármela de las uñas, ni aun garras de leones!». Segundo, cuando SP percibe que «las fuerzas de Hércules» no son suficientes como para agredirla, alude al símbolo de Carlos V que se encontraba en las monedas de la época. Finalmente, nótese cómo el consejo que SP ofrece a este hombre es una metáfora sexual para la importancia del patrón oro, que evita que los políticos les roben el dinero a los ciudadanos: «Buen hombre, andad con Dios a vuestro lugar con vuestro dinero, y de aquí adelante, si no le queréis perder, procurad que no os venga en voluntad de yogar con nadie». Aquí tenemos un consejo para el lector. No seas distraído con tu propio dinero y presta atención a los casos relativos al dinero en el texto de Cervantes.

Hay algo inquietante en la irónica relación entre los dos últimos casos. El fundador de la República de Roma, Lucius Junius Brutus, llevaba oro dentro de un bastón para recordarse a sí mismo que debía mantener sus pensamientos en secreto, y así evitar la ira del tirano Tarquino. Cuando Tarquino violó a Lucrecia, Bruto se rebeló. Él y sus aliados juraron no aceptar nunca más las leyes monárquicas. Dado que el hombre que llevaba oro en su bastón en el segundo caso es un fraude y dado que el tercer caso versa sobre una violación, parece que Cervantes construye aquí una alegoría anti-republicana: una especie de apoyo cínico a la monarquía de los Habsburgo como el menor de los dos males. El perspectivismo de Cervantes rechaza toda respuesta sencilla.

Las últimas palabras del capítulo cuarenta y cinco revelan el creciente afecto de Cervantes por su doble técnica narrativa: «Y quédese aquí el buen Sancho, que es mucha la priesa que nos da su amo, alborotado con la música de Altisidora». El capítulo cuarenta y seis es breve pero espectacular, y es uno de mis favoritos. Cervantes comienza con otro zeugma construido alrededor del término “puntos”, que significan primeramente “un momento temporal” y después “una línea en el tejido”. Altisidora ha dejado a nuestro héroe dando vueltas a sus pensamientos, los cuales «no le dejaron dormir ni sosegar un punto, y juntábansele los que le faltaban de sus medias». Nótese cómo este zeugma convierte al texto de Cervantes en una especie de tapiz que entrelaza varias historias. A la mañana siguiente, DQ se viste con las «botas de camino» de SP, un gorro verde, su manto escarlata, su «tajadora espada» y su enorme rosario. Después, se va desfilando arrogantemente hasta la galería principal. Extrañamente, el narrador nos recuerda que la Duquesa ha enviado la carta de SP a su esposa Teresa. La “cuestión de las mujeres” otra vez.

116 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

A ltisodora finge desmayarse (cf. Luscinda en DQ 1.27) y DQ la confronta: «Ya sé yo de qué proceden estos accidentes». DQ le dice a la amiga de Altisidora que ponga un laúd en su habitación con el que responderá a la doncella: «lo mejor que pudiere a esta lastimada doncella, que en los principios amorosos los desengaños prestos suelen ser remedios calificados».

Dos aspectos que debemos tener en cuenta en esta situación: Primero, DQ cita los Remedia amoris de Ovidio con respecto a su plan para desilusionar a Altisidora, y coincide con los tratamientos médicos del Renacimiento que recetan la música a los enfermos de amor. Segundo, DQ ha llegado a un punto trágicamente bajo según su propia escala de valores: se ha convertido en uno de esos caballeros cortesanos frívolos, arrogantes, intrigantes y sexualizados que tanto critica. Por otro lado, nótese la profundidad y versatilidad de DQ. Este episodio desafía seriamente nuestro estereotipo de DQ como un loco caballero militante. ¡Apuesto a que no sabíais que DQ pudiera tocar la guitarra y cantar! ¡Rambo es ahora Elvis!

Por supuesto, el Duque y la Duquesa han planeado otro truco cómico para su invitado. La preparación de DQ para ponerse a cantar es embarazosa. En lugar de un laúd, DQ encuentra una «vihuela» en su habitación, más parecida a una guitarra española moderna. Pero se lo toma con calma. Entona la guitarra y, sorprendentemente, escupe y se aclara la garganta. La canción de DQ es otro romance ridículo con información importante. Primero, diagnostica la causa de la enfermedad de Altisidora. Irónicamente, al igual que DQ al principio de la primera parte, y al igual que los hidalgos de la literatura barroca, ella sufre de demasiado tiempo libre, lo que los antiguos llamaban “otium”: «Suelen las fuerzas de amor / sacar de quicio a las almas, / tomando por instrumento / la ociosidad descuidada». Segundo, DQ recomienda trabajo y castidad como soluciones. Esto incluye un reconocimiento de que los hombres como él, y los dos tipos de caballero, son veleidosos: «Los andantes caballeros / y los que en la corte andan / requiébranse con las libres, / con las honestas se casan».

Don Quijote canta un romance a Altisidora

LEC

CIÓ

N

39C

apít

ulo

47

117 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

La conclusión de la canción, aunque prosaica a ratos, es un resumen excelente de la visión neoplatónica de la dinámica del amor en combinación con la reafirmación de DQ de su lealtad hacia Dulcinea. El amor verdadero marca el alma con una imagen original, y los amantes siguientes no pueden borrar esa impresión: «El amor recién venido, / que hoy llegó y se va mañana, / las imágenes no deja / bien impresas en el alma. / Pintura sobre pintura / ni se muestra ni señala, / y do hay primera belleza, / la segunda no hace baza. / Dulcinea del Toboso / del alma en la tabla rasa / tengo pintada de modo / que es imposible borrarla». El locus classicus de esta visión amorosa es el Simposio de Platón, también conocido en español como El banquete.

Ahora vienen los gatos. Desde arriba de la ventana de DQ, los esbirros del Duque y la Duquesa sueltan una cuerda llena de campanas y desatan un enorme saco lleno de gatos, cada uno de los cuales lleva campanas atadas en la cola. Dos o tres gatos se cuelan en la habitación de DQ a través de las rejas «y dando de una parte a otra parecía que una región de diablos andaba en ella». Como es habitual, DQ lucha contra lo que él percibe como «malignos encantadores», apuñalando a los gatos con su espada. Un gato se lanza a la cara de DQ y, cuando el Duque intenta ayudarle, DQ se muestra firme:: «¡No me le quite nadie! ¡Déjenme mano a mano con este demonio, con este hechicero, con este encantador, que yo le daré a entender de mí a él quién es don Quijote de la Mancha!». El Duque y la Duquesa están avergonzados por su broma –«se fueron pesarosos del mal suceso de la burla»– y DQ necesita cinco días en cama para recuperarse. Cervantes, entonces, corta hábilmente aquí para pasar al gobierno de SP.

118 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E l capítulo cuarenta y seis aludió cómicamente al amor neoplatónico en el romance que DQ canta a Altisidora. El capítulo cuarenta y siete se hace eco de las ideas de Platón a través del conflicto de SP con el doctor de su corte, Pedro Recio de Agüero, quien intenta controlar la dieta del gobernante. Dado el estado principesco de SP, el tema de la medicina es también

platónico. El objetivo de la filosofía política clásica es una república armoniosa y bien ordenada, y los términos relativos a la medicina y la salud predominan en los libros de Platón, como en la República, por ejemplo. Es fácil simpatizar con SP, quien simplemente quiere comer: «que me muero de hambre, y el negarme la comida, aunque le pese al señor doctor y él más me diga, antes será quitarme la vida que aumentármela». Recio es la versión médica del eclesiástico pesado que confrontó a DQ en el palacio ducal.

El conflicto entre SP y Recio es entre la gula y la abstinencia, lo que es un eco al conflicto entre la arrogancia y la humildad. Los símbolos y los juegos de palabras sugieren una lección sobre la limitación política. El doctor le niega a SP varios platos, golpeándolos con una «varilla de ballena en la mano». Procedente de las cerdas que hay en las bocas de las ballenas barbudas, esta varilla alude a Jonás, quien fue tragado por una ballena porque se negó a llevar a cabo las políticas de Dios. Del mismo modo, Recio se opone fuertemente a un plato de perdices, que alude a la crítica política de don Juan Manuel en El Conde Lucanor. Finalmente, el término «platonazo», o “plato grande”, alude irónicamente a la importancia de la noción de Platón de que el líder ideal sea humilde.

La filosofía médica de Recio evidencia la “navaja de Occam”, un principio lógico que establece que si todas las cosas fuesen iguales, la simplicidad triunfaría sobre la complejidad: «son más estimadas las medicinas simples que las compuestas, porque en las simples no se puede errar, y en las compuestas sí, alterando la cantidad de las cosas de que son compuestas». En otras palabras, un medicamento compuesto tiene el riesgo de haber sido mezclado erróneamente, lo que podría resultar en un veneno. Según progresa el

El conflictoentre Sanchoy Recio

LEC

CIÓ

N

40

119 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

capítulo, la preocupación de Recio por la abstinencia y la simplicidad parecen ser la lección política correcta. SP explota en un ataque de rabia tiránica: «tomaré esta silla donde estoy sentado y se la estrellaré en la cabeza». Esto alude a la referencia de DQ acerca de la reacción violenta del Cid ante el papa en DQ 1.19. SP se vale del lenguaje político, recordando la costumbre española de poner a prueba a los funcionarios al final de sus periodos de servicio y justificando su violencia como un asunto maquiavélico de “razón de estado”: «pídamelo en residencia, que yo me descargaré con decir que hice servicio a Dios en matar a un mal médico, verdugo de la república».

En cualquier caso, el episodio revela el “perspectivismo” de Cervantes, su uso de la ironía para cuestionar y poner en tela de juicio la aceptación del lector de los puntos de vista que pueden parecer, en un primer momento, racionales. Justo cuando SP ha sobrepasado su poder, comportándose como un déspota, llega una carta del Duque informando de que los enemigos tienen un plan para atacar la isla. Hay aquí un toque cómico, cuando SP no es capaz de leer la carta, y, entonces, pregunta: «¿Quién es aquí mi secretario?». Cuando un vasco da un paso al frente, SP le dice que «bien podéis ser secretario del mismo emperador». Este «recién nacido secretario» reemplaza ahora a Recio como nuevo consejero que respalda la idea de que, durante una crisis, como lo es una guerra, los mandatarios deben actuar como déspotas. Esto, por supuesto, es una justificación inmemorial del imperialismo. Ahora SP parece estar razonablemente paranóico e, irónicamente, adopta la abstinencia recomendada por Recio. Es más, como un príncipe maquiavélico, SP duda de la utilidad de la ortodoxia religiosa, y está de acuerdo con su camarero en no comer para evitar ser envenenado: «lo han presentado unas monjas, y, como suele decirse, detrás de la cruz está el diablo». SP envía la misión de vuelta al Duque, con recuerdos para su amo y un extraño recordatorio para la Duquesa para que no se olvide de enviar su carta a Teresa.

«has de dar con toda la ínsula patas arriba»

«que me muero de hambre, y el negarme la comida, aunque le pese al señor doctor y él más me diga, antes será quitarme la vida que aumentármela»

120 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

L as justificaciones del absolutismo en defensa del estado tienen consecuencias no intencionadas. Cuando la política externa nos exige concentrar el poder, solemos pasar por alto la corrupción interna. Esta es la lección de la conclusión de este capítulo. Justo cuando SP comienza a preocuparse por espías y ataques militares, llega un granjero a la corte con una solicitud. Un

cortesano afirma que el hombre es inofensivo: «parece una alma de cántaro, y yo sé poco o él es tan bueno como el buen pan». El narrador lo confirma –«de mil leguas se le echaba de ver que era bueno y buena alma»–, así como el mismo hombre: «soy casado en paz y en haz de la santa Iglesia Católica Romana». ¿Pero son acaso los narradores dignos de nuestra confianza en DQ? ¿Es la identidad religiosa una prueba de rectitud moral? Como si se confirmara que las cosas no son lo que parecen, justo después de que el hombre afirmara que está casado, señala que es viudo. Es más, su mujer fue asesinada por un mal doctor: «me la mató un mal médico». Recordemos que los doctores son metáforas de los consejeros políticos desde Platón a Cervantes.

El granjero introduce su petición con una tediosa, pero hilarante, descripción de sus circunstancias. Su hijo va a casarse con «una doncella llamada Clara Perlerina». La prueba de su belleza está en el ojo del espectador; ella es brillante de alguna manera pero horrible de otra: «es como una perla oriental, y mirada por el lado derecho parece una flor del campo; por el izquierdo no tanto, porque le falta aquel ojo, que se le saltó de viruelas». Su apellido indica que procede de la línea de los «perláticos», o que sufre de parálisis, o al menos en parte. Pero es peor que eso: le faltan dientes, tiene los labios multicolores, se inclina tanto que su boca toca las rodillas y tiene atrofiada una mano. Es como un retrato de Picasso: «perdóneme el señor gobernador si por tan menudo voy pintando las partes de la que al fin al fin ha de ser mi hija». Recordemos la metáfora de DQ cuando declara su amor eterno por Dulcinea en el capítulo anterior. La muchacha crea una rara impresión en el alma.

Sanchodefiende el estado

LEC

CIÓ

N

41

«de mil leguas se le echaba de ver que era bueno y buena alma»

Nótese cómo los circunloquios del granjero son una metáfora sobre cómo funciona la corrupción: debajo de todas estas distracciones, vemos que el hombre solicita ayuda. Una vez que sentimos pena por Clara Perlerina, el granjero informa a SP de que su hijo también es un desastre: «mi hijo es endemoniado... y de haber caído una vez en el fuego tiene el rostro arrugado como pergamino y los ojos algo llorosos... pero tiene una condición de un ángel, y si no es que se aporrea y se da de puñadas él mesmo a sí mesmo, fuera un bendito». Su petición, entonces, es para que SP escriba una carta para convencer al padre de Perlerina de que permita el matrimonio. ¿Suena razonable? Bueno, eso no es todo: «Otra cosa querría... sino que no me atrevo a decirlo... Digo, señor, que querría que vuesa merced me diese trecientos o seiscientos ducados para ayuda a la dote de mi bachiller». SP está indignadísimo, y otra vez amenaza con tirarle la silla a su interlocutor. Nótese cómo su reacción es una expresión de la lógica conservadora: «Hideputa bellaco, pintor del mesmo demonio, ¿y a estas horas te vienes a pedirme seiscientos ducados? ¿Y dónde los tengo yo, hediondo? ¿Y por qué te los había de dar aunque los tuviera?... Dime desalmado, aún no ha día y medio que tengo el gobierno, ¿y ya quieres que tenga seiscientos ducados?». Pero surge una gran ironía aquí. ¿Desde cuándo SP, quien robó cien escudos a Cardenio y soñó con vender a los ciudadanos de Micomicón como esclavos, se preocupa tanto por el tesoro público? Parece ser que el oficio hace al hombre.

«mi hijo es endemoniado... y de haber caído una vez en el fuego tiene el rostro arrugado como

pergamino y los ojos algo llorosos...»

122 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 45 - 47

El capítulo cuarenta y cinco comienza con un ominoso “texto en la pared”, o señal de advertencia, de carácter bíblico, y cuenta tres casos que se centran en ciudadanos que sustraen sus bienes a otros ciudadanos. Cervantes hace énfasis en las mediciones extrañas, en un elenco de unidades monetarias y en las misteriosas cualidades y localizaciones del oro y la plata. En lo relativo al capítulo cuarenta y seis, mi interpretación monetaria del simbolismo de los felinos no puede ser la última palabra. El arte de Cervantes no puede reducirse a un solo significado. Por ejemplo, ¿no hay algo aquí sobre la naturaleza femenina? Una vez me enamoré de una mujer que me dijo: “Soy como un gato: me paso a verte y luego me voy durante un tiempo”. Como en otro ejemplo, Mark Twain fue un gran estudioso de Cervantes. Uno de los episodios más famosos de la novela de Twain Las aventuras de Tom Sawyer gira en torno a un gato y el analgésico que la Tía Polly le prescribe a Tom para curar su mal de amores. El texto de Twain sugiere que hay algo sobre la melancolía amorosa y la crueldad hacia los gatos en la novela de Cervantes. Finalmente, en el contexto de la medicina cortesana y las dietas principescas, el capítulo cuarenta y seis concluye contemplando la capacidad de SP para el enojo extremo –«dejemos con su cólera a Sancho». Tal vez, el enfado de SP esté justificado a la hora de defender el estado tanto de enemigos externos como de los chanchullos domésticos. Pero me pregunto qué pensarán los baratarios.

Recapitulemos

Parte II

ActividadesCápitulos 24 - 47

124 Discover Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu/en

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 24 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

125 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadCápitulos 24 - 26

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 30 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

126 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadCápitulos 27 - 31

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 33 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

127 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadCápitulos 32 - 34

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 35 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

128 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadCápitulos 35 - 38

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 41 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

129 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadCápitulos 39 - 41

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 44 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

130 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

ActividadCápitulos 42 - 44

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 45 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

131 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

ActividadCápitulos 45 - 47

Una producción de UFM New MediaUniversidad Francisco Marroquín

Dirección del proyecto Stephanie FallaGuión y profesor Eric Clifford GrafEdición de guión Ainara Herrán Andrea M. Castelluccio Coordinación pedagógica Lisa QuanIlustraciones Gabriella Noriega Sergio Miranda Christopher RoelofsDiseño y diagramación Dagoberto GrajedaSitio web del proyecto donquijote.ufm.eduDirección Calle Manuel F. Ayau (6ta Calle final), zona 10 Guatemala, Guatemala 01010Teléfono (+502) 2338-7849

Guatemala, enero 2017

Este proyecto ha sido posible gracias a una donación de John Templeton Foundation. Con el apoyo de Earhart Foundation.

Las opiniones expresadas en el mismo son responsabilidad de su autor (o autores) y no reflejan necesariamente los puntos de vista de John Templeton Foundation.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Igual 3.0. (CC BY-NC-SA 3.0) Se permiten adaptaciones, distribución y comunicación pública, siempre que se tenga el reconocimiento de la obra y no se haga uso comercial de ella. Si se transforma o genera una obra derivada, solo se puede distribuir con licencia idéntica a ésta.

CRÉDITOSUna producción de UFM New MediaUniversidad Francisco Marroquín

Dirección del proyecto Stephanie FallaGuión y profesor Eric Clifford GrafEdición de guión Ainara Herrán Andrea M. Castelluccio Coordinación pedagógica Lisa QuanIlustraciones Gabriella Noriega Sergio Miranda Christopher RoelofsDiseño y diagramación Dagoberto GrajedaSitio web del proyecto donquijote.ufm.eduDirección Calle Manuel F. Ayau (6ta Calle final), zona 10 Guatemala, Guatemala 01010Teléfono (+502) 2338-7849

Guatemala, enero 2017

Este proyecto ha sido posible gracias a una donación de John Templeton Foundation. Con el apoyo de Earhart Foundation.

Las opiniones expresadas en el mismo son responsabilidad de su autor (o autores) y no reflejan necesariamente los puntos de vista de John Templeton Foundation.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Igual 3.0. (CC BY-NC-SA 3.0) Se permiten adaptaciones, distribución y comunicación pública, siempre que se tenga el reconocimiento de la obra y no se haga uso comercial de ella. Si se transforma o genera una obra derivada, solo se puede distribuir con licencia idéntica a ésta.

CRÉDITOS