curso descubre don quijote de la mancha: capítulos 1-23, parte ii - donquijote.ufm.edu

151
capítulos 01 - 23

Upload: ufm-curso-descubre-a-don-quijote-de-la-mancha

Post on 07-Feb-2017

50 views

Category:

Education


0 download

TRANSCRIPT

capítulos 01 - 23

La presente es una guía de la estructura del MOOC Descubre Don Quijote de la Mancha de la Universidad Francisco Marroquín que contiene una descripción detallada del contenido y actividades a desarrollar durante la Parte II del curso dividida en 3 módulos.

A través de ésta guía se pretende facilitar el proceso de mediación pedagógica de las instituciones educativas interesadas en la enseñanza de la literatura y las humanidades por medio de la mejor novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

Curso gratuito, masivo, abierto y en líneadonquijote.ufm.edu

Parte I1 - 52

Parte II1 - 74

2 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Curso Descubre Don Quijote de la Mancha

Descubre Don Quijote de la Mancha es un curso MOOC (curso gratuito, masivo, abierto y en línea) de la Universidad Francisco Marroquín que tiene como objetivo impulsar la enseñanza de las humanidades por medio de la mejor novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

El curso consiste en una serie de glosas detalladas de la primera y segunda parte de la novela de Miguel de Cervantes y Saavedra. El profesor Eric Clifford Graf presenta una serie de eventos y problemas importantes de la novela, ya que es un texto magistral del renacimiento con alusiones a Platón, Aristóteles, la Biblia y la Escuela de Salamanca.

El curso se imparte de forma asincrónica a través de la plataforma Open Edx y diversos recursos educativos como: vídeos disponibles en el canal de YouTube, transcripción de los vídeos en formato descargable, audios de las lecturas, evaluaciones, foros de discusión y sesiones en vivo.

Página descriptiva e inscripción: donquijote.ufm.edu

• Descripción del curso• ¿Por qué aprender sobre Don Quijote de la Mancha?• Acerca de la Universidad Francisco Marroquín• Profesor Eric Clifford Graf• Programa académico• Contenido de la Parte II• Actividades de la Parte II

Índice

Descripcióndel curso

Síguenos en facebook

/DonQuijoteUFM

3 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

“ “

La tiene como misión enseñar y difundir los principios éticos, jurídicos y económicos de una sociedad de personas libres y responsables. En los últimos años la universidad se ha preocupado por utilizar tecnologías innovadoras para enriquecer la experiencia de aprendizaje dentro y fuera del campus de estudios.

Acerca deUniversidad Francisco Marroquín

“No toda la vida se puede dedicar a los asuntos graves, como los negocios o el aprendizaje técnico. De vez en cuando es importante reírse y disfrutar del ocio. En la medida que Don Quijote entretiene y enseña, vale la pena y es útil. Además, como la libertad del individuo está entre los valores principales de ese libro, estudiarlo es, por definición, mejorar la condición humana”.

–Profesor Eric Clifford Graf

¿Por qué aprendersobre Don Quijote de la Mancha?

El programa que ustedes ofrecen es verdaderamente increíble. En la matrícula del programa para el Adulto Mayor en el Municipio de Rionegro Antioquia, Colombia nos hemos animado a inscribir a un grupo de literatura donde empezaremos con Don Quijote de la Mancha. Es un grupo con algunas limitaciones visuales, con poco conocimiento de Internet o baja lecto-escritura, pero la metodología que ustedes ofrecen, a través de vídeos, nos permite adaptarlo a nuestro grupo de 2,800 personas. Quisiera que todos conozcan esta magna obra de Miguel de Cervantes

Julian Salazar CorreaAbogado UCO / Trabajador Social UPB

Suscríbete a Youtube

DonQuijoteUFM

Eric Clifford Graf es catedrático de literatura en la Universidad Francisco Marroquín. Se doctoró en literatura española en la Universidad de Virginia (1997). Ha sido profesor de literatura española en las universidades de Smith, Illinois en Urbana-Champaign, Chicago, William & Mary y Wesleyan. Sus áreas de especialización incluyen: literatura española medieval y moderna, filosofía renacentista, historia de la novela y teoría literaria, política, cultural y económica. Además de su libro Cervantes and Modernity (Bucknell University Press, 2007) y sus múltiples ensayos sobre poesía, teatro y narrativa de Miguel de Cervantes. También ha publicado en revistas académicas sobre El poema de mio Cid, Garcilaso de la Vega, Juan de Mariana, El Greco, San Juan de la Cruz, Pedro de Calderón, José de Cadalso, Vicente Aleixandre, Julio Cortázar.

Página webhttp://ufm.academia.edu/EricGraf

Ensayos publicados en Amazonhttp://www.amazon.com/Cervantes-Modernity-Four-Essays-Quijote-ebook/dp/B00OM9MJJA/

ProfesorEric Clifford Graf

Síguenos en twitter

@DonQuijoteUFM

El curso MOOC Descubre Don Quijote de la Mancha aborda la primera parte (52 capítulos) y segunda parte (74 capítulos) de la obra Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. El curso completo está constituido por 6 insignias que el estudiante obtiene al avanzar en el contenido, a través de los recursos de aprendizaje.

Duración18 semanas con un total de 75 horas de dedicación.

DivisiónPalmerín de Inglaterra (Capítulos 1-14 del libro)Tirante el Blanco (Capítulos 15-28 del libro)Amadís de Gaula (Capítulos 29-52 del libro)

Tiempo de dedicación5 horas por semana

IdiomaTodo el material del curso está disponible en Español / Inglés

CertificaciónOptativa

Duración21 semanas con un total de 75 horas de dedicación.

DivisiónSantiago Matamoros (Capítulos 1-23 del libro)San Jorge (Capítulos 24-47 del libro)San Martín de Tours (Capítulos 48-74 del libro)

Tiempo de dedicación5 horas por semana

IdiomaTodo el material del curso está disponible en Español / Inglés

CertificaciónOptativa

Parte I - Capítulos 1 al 52 Parte II - Capítulos 1 al 74

Programaacadémico

6 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

• Asincrónica: El estudiante puede avanzar a su ritmo y en el horario de su conveniencia.• El estudiante puede consultar las lecciones y el material las veces que necesite.• Los módulos se aperturan de forma cronológica y dosificada para facilitar el aprendizaje de los estudiantes.• El contenido de cada módulo se activa de forma semanal y el estudiante recibirá notificaciones a su correo electrónico.

• La primera parte del curso (3 insignias) tiene una duración de 18 semanas.• La segunda parte del curso (3 insignias) tiene una duración de 21 semanas.• Se estima una dedicación de 80-95 horas por cada parte del curso.

Metodología

Duración

Específicas• Habilidad de identificar los elementos simbólicos y su significado dentro de los capítulos del libro de Don Quijote de la Mancha.• Capacidad de análisis y síntesis del contenido dentro de cada capítulo de la novela.

Competencias

Estrategiade enseñanza - aprendizaje

7 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

• La inscripción, acceso a los contenidos y recursos educativos del curso son gratuitos y de uso libre bajo licencias Creative Commons.

El estudiante tendrá a su disposición una serie de recursos de aprendizaje en diversos formatos. • Vídeos que presentan el contenido expuesto por el profesor.• Material en formato PDF o MP3 disponible para descargar.• Evaluaciones dinámicas que apoyan el proceso de comprensión del curso.• La obra completa en versión digital dentro de la plataforma. • Foros de análisis e interpretación de la obra a través de imágenes. • Sesiones en vivo para interactuar con el profesor.

Recursos de aprendizaje

• El estudiante puede optar a una certificación de USD $20 por cada módulo del curso Descubre Don Quijote de la Mancha.

• Se obtiene un certificado digital que puede compartirse con amigos y colegas a través del sistema de Open Badges.Certificación

Instrumentales• Capacidad de abstracción, análisis y síntesis.• Capacidad de comunicación escrita a través de los recursos en la plataforma y las sesiones en vivo.• Habilidad en el uso de tecnologías de la información y de la comunicación.• Habilidades para buscar, procesar y analizar información.• Capacidad de aplicar los conocimientos en la práctica.

Interpersonales• Habilidad para trabajar en forma autónoma.• Valoración y respeto por la diversidad y multiculturalidad.• Compromiso ético.• Capacidad crítica y autocrítica.

Sistémicas• Capacidad de aprender y actualizarse permanentemente.• Capacidad para motivar y conducir hacia metas comunes.

Costo

Competencias

8 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Lección 21: El mantra de Sancho Panza 65

Lección 23: «Con la iglesia hemos dado, Sancho» 72

Lección 22: El discurso de Sancho acerca de la infamia 67

Lección 24: El primer encuentro con Dulcinea 74

Lección 25: Don Quijote, el clásico amante romántico 76

Lección 1: Razón de estado 14

Lección 2: Don Quijote tiene la solución perfecta 16

Lección 3: El barbero cuenta la historia del loco de Sevilla 18

Lección 4: La orden de la andante caballería 20

Capítulo 01 - 02

Lección 5: Sancho Panza espera gobernar su isla 25

Lección 6: Don Quijote quiere saber lo que se dice de él 28

Lección 7: Sansón Carrasco afirma haber leído la primera parte de la novela 30

Capítulo 03 - 04

Lección 8: Se reflexiona sobre la primera parte de Don Quijote de la Mancha 32

Lección 11: «¿Al dinero y al interés mira el autor?» 38

Lección 9: Cervantes intenta definir un buen escritor 34

Lección 12: Sancho Panza cita un grito de guerra: «¡Santiago, y cierra, España!» 40

Lección 10: La novela perfecta según Cervantes 36

Capítulos 09 - 12

Lección 18: La relación feudal entre señor y siervo 58

Lección 19: Don Quijote afirma que es mejor ser ladrón que avaro 60

Lección 20: La aventura de don Quijote y Sancho inicia en El Toboso 62

Lección 26: Don Quijote se enfrenta a «Las Cortes de la Muerte» 78

Lección 27: «Señor, el Diablo se ha llevado al rucio» 80

Lección 28: El Caballero de los Espejos 85

Capítulo 05 - 08

Lección 13: Sancho se transforma 45

Lección 15: Las fantasías de Teresa y Sancho 49

Lección 17: La teoría de los cuatro linajes según don Quijote 53

Lección 14: La familia de Sancho Panza 47

Lección 16: Don Quijote y el humanismo 51

Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Parte IICápitulos 01 - 49

Contenido

Lección 34: La identidad del Caballero de los Espejos 98 Lección 48: La gran aventura en la cueva de Montesinos 136

Lección 41: El Caballero de los Leones 118

Lección 35: La conspiración del cura, el barbero y Sansón Carrasco 100 Lección 49: Don Quijote, Fúcar 138

Lección 42: El licenciado y Corchuelo se retan a la esgrima 120

Capítulo 13 - 15 Capítulo 20 - 23

Capítulo 16 - 19

Lección 29: El Caballero del Bosque y su escudero 88 Lección 43: La boda de Camacho y Quiteria 123

Lección 36: Los pensamientos íntimos de don Quijote 104

Lección 31: Sancho Panza el catador de vino 92 Lección 45: La segunda mitad de la boda de Camacho 130

Lección 38: «La aventura de los leones» 108

Lección 33: Sancho Panza, pacífico escudero 96 Lección 47: El descenso de don Quijote a la Cueva de Montesinos 134

Lección 40: Los poemas de Lorenzo de Miranda 116

Lección 30: «Divididos estaban caballeros y escuderos» 90 Lección 44: Interés y Amor pelean por la doncella 125

Lección 37: Don Quijote defiende los intereses del hijo de Miranda 106

Lección 32: Las hazañas del Caballero del Bosque 94 Lección 46: Don Quijote aconseja a Basilio 132

Lección 39: La vida familiar de Diego de Miranda 114

Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Parte IICápitulos 01 - 49

Actividades del Curso 142

“Hay una sola diferencia entre un loco y yo. El loco piensa que está sano. Yo sé que estoy loco”.

—Salvador Dalí

12 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Parte II Capítulos 1-23: Introducción

Cap

ítul

o 0

1IN

TRO

DU

CC

IÓN

A l comenzar la lectura de la segunda parte de DQ nos damos cuenta de que es claramente la continuación de la primera, a pesar de que se publicó en 1615, diez años después de su aparición. Ambas partes comparten la mayoría de sus temas, símbolos y personajes. La locura, el deseo, la violencia y la religión son temas clave nuevamente y la segunda parte de la

novela todavía se estructura según un conflicto básico entre la fantasía caballeresca y el realismo cotidiano. Los simbolismos de los asnos y las posadas también se transfieren de la primera parte. Del mismo modo, el cura, el barbero, el ama de llaves y la sobrina están presentes desde el principio e incluso Ginés de Pasamonte hace otra aparición.

Sin embargo, hay grandes diferencias estilísticas y discursivas. La segunda parte suena más natural que la primera, más íntima, más inmediata, como si el método de escritura de Cervantes se hubiera vuelto más espontáneo. Su tono es más oscuro: DQ, en lugar de un bufón y una amenaza general, es ahora una figura más trágica y humana. La segunda parte contiene aún más innovaciones, momentos textuales que nos parecen casi posmodernos gracias a su tendencia a romper o confundir los marcos narrativos. Por ejemplo, cuando SP cuestiona la veracidad de la visión que su amo tiene en la Cueva de Montesinos o cuando el caballero se lanza contra un espectáculo de títeres que otros personajes disfrutan creyendo que los títeres son seres humanos o cuando DQ y SP se dan cuenta de que son personajes de una novela que otros personajes han leído. Como parte de las innovaciones vemos que DQ y SP, a menudo, intercambian los papeles en la segunda parte. Mientras que nuestro hidalgo empieza aceptar la realidad, nuestro campesino insiste en interpretaciones fantásticas de los mismos fenómenos. Otra diferencia con la primera parte es el cambio de rumbo de los personajes, quienes en lugar de dirigirse hacia el sur, a la Sierra Morena, se encaminan hacia el este, a Zaragoza y Barcelona. Aparecen nuevos e importantes personajes como el duque y la duquesa y Sansón Carrasco, quienes interactúan con el caballero y escudero de manera que no se ve en la primera parte porque participan directamente en las fantasías caballerescas que ellos mismos construyen en torno

13 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

La segunda parte es un tono es más oscuro

al héroe. Otro ejemplo de las variaciones entre las dos partes lo encontraremos con las tres diferentes Dulcineas de la segunda sección, todas ellas comportándose de manera más provocativa y solicitándole acciones específicas a nuestro héroe. Por último, la segunda parte de DQ es una novela más abiertamente política que la primera. De hecho, el primer capítulo anticipa este aspecto que luego se va a desarrollar con mayor profundidad.

En las primeras líneas de la segunda parte, Cervantes reconoce la existencia del autor morisco original: «Cuenta Cide Hamete Benengeli en la segunda parte de esta historia». Esto no sólo vincula la segunda parte con el final de la primera, donde el narrador anticipaba una tercera aventura, sino que también convierte las ansiedades de la primera parte acerca de la futura expulsión de los moriscos en una amarga reflexión sobre la expulsión que sí se puso en marcha en España durante los cinco años anteriores a la publicación de la segunda parte. Cervantes, en esas primeras frases de la segunda parte, emplea el discurso médico aceptado en la época para informarnos de que DQ ha estado convaleciente, pero que «el corazón y el celebro» siguen siendo el problema. En otras palabras, sus temperamentos emocionales e intelectuales aún están desequilibrados. Es difícil no interpretar el estado alterado en el que se encuentra DQ como una metáfora de la expulsión morisca.

14 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Razón de estadoL a primera escena de la segunda parte comienza con una visita a DQ. El cura y el barbero «determinaron de visitarle y hacer

esperiencia de su mejoría». Ambos acuerdan no mencionar nada que esté relacionado con la fantasía caballeresca, que el narrador describe como una herida aún abierta: «acordaron de no tocarle en ningún punto de la andante caballería, por no

ponerse a peligro de descoser los de la herida, que tan tiernos estaban». Después de describir que DQ lleva un camisón de franela verde, «una almilla de bayeta verde» y un gorro rojo largo, «con un bonete colorado toledano», el narrador indica que DQ está tan seco como siempre: «no parecía sino hecho de carne momia». Estos colores y esta sequedad aluden a la imagen estereotipada de la época de un loco. Así que en términos de su presentación inicial en la segunda parte, DQ todavía padece de locura. Él recibe a sus amigos «con mucho juicio y con muy elegantes palabras».

Después de esta breve exposición, el tema político irrumpe cuando el narrador indica que, durante su conversación, el barbero, el cura y el hidalgo «vinieron a tratar en esto que llaman “razón de estado”». Debemos recordar que la teoría política desde los tiempos de Platón había empleado el discurso médico. Estados y líderes eran analizados como pacientes y evaluados en términos de su relativa salud. Una vez más, la locura de DQ representa el estado político de la España de los Habsburgo. Del mismo modo, la referencia explícita a la «razón de estado» conecta la novela con uno de los géneros más populares del Renacimiento: los manuales de consejos principescos que habían escrito pensadores desde Maquiavelo, Erasmo y Bodin hasta Rivadeneyra, Mariana y Hobbes. Cervantes es aún más específico: nuestro héroe y sus amigos son profundamente utópicos ya que hablan de diferentes «modos de gobierno». Observemos cómo el uso del verbo «desterrando» recuerda el tema del exilio de los moriscos, que se justifica precisamente

LEC

CIÓ

N

01

en términos de «razón de estado», es decir, como una medida necesaria para la preservación del estado: «enmendando este abuso y condenando aquel, reformando una costumbre y desterrando otra, haciéndose cada uno de los tres un nuevo legislador, un Licurgo moderno o un Solón flamante, y de tal manera renovaron la república, que no pareció sino que la habían puesto en una fragua y sacado otra de la que pusieron».

De igual forma que Cervantes se burla de legisladores y estadistas clásicos, lo hace también de la sobreabundancia de supuestos expertos políticos, también llamados “arbitristas”, que en la época ofrecían excesivos y ridículos asesoramientos sobre cómo resolver los problemas de la política interior y exterior de España. La ironía es que, a pesar de que DQ parece hablar con «discreción» y de manera que hace creer a sus amigos, el ama de llaves y la sobrina que él se ha curado –«del todo bueno y en su entero juicio»–, lo cierto es que los tres hombres caen engañados por su propia grandeza política.

16 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

02

L legado este punto, el cura descarta el plan de evitar los temas relacionados con la caballería y menciona que hay noticias en la corte «que el Turco bajaba con una poderosa armada». El comentario del cura es un intento de probar la locura particular de DQ porque esta noticia se relaciona con las numerosas llamadas de las milicias en los últimos años del siglo XVI. Estas llamadas

fueron las que justamente justificaron la supervivencia de la ya innecesaria casta de hidalgos. Por otra parte, el cura dice que Felipe III ha reforzado Nápoles, Sicilia y Malta, esta última isla famosa por haber sido defendida de los turcos por los Caballeros de San Juan de Jerusalén. No dejemos de observar cómo todo esto se relaciona con el propio heroísmo de Cervantes en la batalla de Lepanto.

Como era de esperarse, DQ muerde el anzuelo y dice que tiene la solución perfecta, pero no la comparte todavía. Esta es la primera oportunidad que tenemos de acceder al interior de los pensamientos de un personaje en la segunda parte. El cura reflexiona para sí mismo que DQ ahora ha caído de «la alta cumbre» de su locura hacia «el profundo abismo» de su ingenuidad. El primer conflicto de la segunda parte se presenta cuando el barbero sugiere que la solución de DQ podría unirse a «la lista de los muchos advertimientos impertinentes que se suelen dar a los príncipes». DQ se muestra claramente molesto y se burla del barbero llamándolo «señor rapador». Toda la simulación ahora cesa cuando el cura llama a nuestro héroe por su apodo, DQ. Cuando DQ dice que no quería compartir su solución con otros que podrían robar su idea, el barbero alude al ajedrez, jurando que no divulgará la idea de DQ «a rey ni a roque». Así también se refiere a un romance cuya letra menciona a un ladrón que le roba a un sacerdote 100 «doblas» y «la su mula la andariega», recordándonos, de esta manera, dos grandes temas de la primera parte: el dinero de SP y el asno desaparecido. Se presenta el primer caso de jerga burguesa en la segunda parte cuando el cura responde por el barbero utilizando un lenguaje contractual: «yo le abono y salgo por él». Cuando DQ pregunta quién responde por el cura, se da el primer caso de blasfemia de la segunda parte. El cura responde que no necesita que nadie responda por él y alude al sacramento de la confesión, alegando que su profesión es suficiente: «es de guardar secretos». La reacción de DQ es una burla de la frase que acompaña el cuerpo de Cristo distribuido durante la Eucaristía: «¡Cuerpo de tal!».

Don Quijote tiene la solución perfecta

17 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Como era de esperar, la solución que DQ argumenta es que el Rey destruya a los turcos contratando sólo a un puñado de hombres como Amadís de Gaula y Don Belianís. Sin embargo, como ya no se encuentran hombres como esos, el trabajo le va a caer a él. Aquí DQ invoca a Dios dos veces: «Dios mirará por su pueblo... y Dios me entiende». A estas palabras, su sobrina reacciona con miedo –«¡Que me maten si no quiere mi señor volver a ser caballero andante!»– ante lo cual DQ permanece desafiante: «Caballero andante he de morir».

18 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

03

El barbero cuenta la historia del loco de SevillaA continuación experimentamos una hermosa repetición de la técnica laberíntica de Cervantes propia de la primera parte:

mise en abîme o la estructura de “muñecas rusas”, un relato dentro de una narración, cuyo propósito es reflexionar sobre la narración inicial. El barbero pide al grupo que le otorgue «licencia» para contar una historia que ocurrió en Sevilla «por

venir aquí como de molde». Se trata del relato folclórico del interno que casi escapa de un manicomio fingiendo estar curado, pero al que Cervantes le da sus propios toques para acomodar a sus fines. Debido a que ocurre en el “Hospital de los Inocentes”, el relato vuelve a aludir al discurso médico de la discusión política anterior. También se trata de problematizar la filosofía y el conocimiento, porque el loco es un «licenciado» de Osuna, una universidad menor que el barbero compara con Salamanca. La historia también contiene otra de las críticas de Cervantes a la Inquisición. Se burla de la superficialidad de las diferencias entre las religiones como si las personas de diferentes religiones estuvieran eligiendo entre Júpiter y Neptuno. Se opone a la forma en que la Inquisición a menudo robaba y redistribuía la propiedad de las personas que acusaba de herejía. El enfermo, según el relato, escribía cartas al «arzobispo», cabeza de la jerarquía eclesiástica, en las que explicaba que sus familiares le habían internado con el fin de tomar el control de su «hacienda». Observemos cómo esto también alude a la propia situación de DQ al comienzo de la primera parte, donde su locura le había impedido continuar con la administración de sus bienes. Debemos tener en cuenta, además, que hay algo universalmente conmovedor acerca de la difícil situación del otro loco, compañero del licenciado, que desafía su diagnóstico de locura: «¿Tú libre, tú sano, tú cuerdo, y yo loco, y yo enfermo, y yo atado?».

19 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

«¿Tú libre, tú sano, tú cuerdo, y yo loco, y yo enfermo, y yo atado?»

Tanto la conclusión del relato como la reacción de DQ, subrayan la poderosa dinámica que interviene con la risa. El enviado del arzobispo, el capellán, tiene que reconocer que el hombre que había venido a liberar todavía estaba loco cuando dice que «Con todo eso, señor Neptuno, no será bien enojar al señor Júpiter». Como consecuencia, el capellán se convierte en objeto de la risa del rector y sus ayudantes, quienes le habían advertido de la imprudencia de liberar al licenciado. El capellán, por su parte, está claramente humillado: «por cuya risa se medio corrió el capellán». Como vimos al comienzo de la primera parte, DQ se enoja por esta risa. Se da cuenta de que el barbero lo ha comparado con un hombre loco que finge estar curado: «Yo, señor barbero, no soy Neptuno, el dios de las aguas, ni procuro que nadie me tenga por discreto no lo siendo». También, DQ llama dos veces el barbero «rapista», un término peyorativo, que también puede significar “ladrón”.

20 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

L o que sigue es otra de las energéticas defensas de DQ de «la orden de la andante caballería». Siguiendo a Virgilio y la Biblia, DQ proclama que el propósito del caballero andante es el de «el castigo de los soberbios y el premio de los humildes». Se lamenta sobre la falta de caballeros reales y la gran cantidad de caballeros cortesanos que hay en la actualidad, e incluso se

lanza a ofrecer un apasionado relato de la leyenda artúrica del “barco encantado”. Después de otro contraste nostálgico entre la Edad de Oro del pasado y la Edad de Hierro del presente –«agora ya triunfa la pereza de la diligencia, la ociosidad del trabajo, el vicio de la virtud»–, DQ alaba a una serie de héroes caballerescos. Encontramos sus favoritos de siempre, Amadís de Gaula, Palmerín de Inglaterra, Tirante el Blanco y Don Belianís, y también la contradicción ocasional cuando alaba al guerrero sarraceno Rodamonte y al cristiano Roldán. Justo cuando parece acercarse a la cima de su locura, DQ le da un sofisticado golpe final al barbero. Dice que si el Rey sigue su consejo «el Turco se quedará pelando las barbas», lo que significa que el turco no sólo se quedará tirándose de la barba de la vergüenza, sino también que tras su derrota se convertirá en barbero.

Esto sí que es divertido, pero también muy hostil: «Digo esto porque sepa el señor bacía que le entiendo». Contar y escuchar relatos es como un combate. ¿Está revelando Cervantes algo acerca de su arte? El barbero hace su retirada, pero el cura presiona a DQ sobre su obsesión de forma que nos recuerda la primera parte: «imagino que todo es ficción, fábula y mentira y sueños contados por hombres despiertos, o, por mejor decir, medio dormidos». DQ rechaza la crítica como si fuera un «error» e insiste en que los caballeros de las novelas de caballerías eran reales porque él los ha visto en persona. Haciendo alusión a la temática de la raza, describe a Amadís con la piel blanca, pero una barba negra, en oposición al ideal rubio, e insiste en que tenía «buena fisonomía». Sin embargo, DQ se muestra con dudas cuando el barbero le pregunta sobre la existencia de los gigantes. Hace referencia al filisteo Goliat como gigante bíblico e incluso trae a colación el descubrimiento arqueológico de unos huesos en Sicilia, cuya geometría sugiere

La orden de la andante caballería

LEC

CIÓ

N

04

21 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

que pertenecían a seres enormes. Al final sospecha de manera sorpresivamente lógica que el tamaño de Morgante era normal porque dormía bajo un techo como todo el mundo.

La confusión persiste en la descripción que nos da DQ de Reinaldos. A diferencia de su admiración en la primera parte, ahora DQ ve a Reinaldos como traidor, «colérico en demasía, amigo de ladrones y de gente perdida». Del mismo modo, su descripción de Roldán lo hace sonar como un famoso pirata otomano, «moreno de rostro y barbitaheño». Finalmente, todo esto hace que DQ vuelva al problemático triángulo amoroso entre Roldán, Angélica y el moro Medoro, que vimos hacia la mitad de la primera parte. Al principio DQ sigue el ejemplo del cura, considerando a Angélica una prostituta –«andariega y algo antojadiza»– y sugiriendo que el autor, Ariosto, la dejó al mando de «Catay» (China) porque él no quiso entrar en más detalles sobre ella. Entonces DQ hace su retirada, diciendo que libelos y sátiras están por debajo de su código de caballería e incluso cita un poema favorable sobre Angélica de Lope de Vega. En este punto, los gritos se escuchan en el patio y el capítulo termina. ¿Quién podrá ser?

22 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulo 01

23 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

La segunda parte comienza con una densa revisión de los aspectos principales de la primera parte, pero con algunos giros. Aparece la presencia árabe inmediatamente con la referencia a Cide Hamete, luego una revisión de la enfermedad de DQ, seguida de una de las incursiones más explícitas de la novela en la política del Renacimiento, especialmente la guerra en curso contra los turcos y el debate sobre la “razón de estado”, una excusa popular para los tiranos de la época. Debemos reconocer referencias familiares a la blasfemia y muy temprano en la novela otra intensa narración corta dentro del relato que desestabiliza las definiciones de locura y quizás incluso de herejía. El “cuerdo loco” se anticipa al héroe romántico del siglo XIX que lucha contra una sociedad opresiva. Además, observamos que la risa es ya un problema importante: verdadera, y aun así sádica, tanto dentro de la narración y por fuera. Por último, la defensa airada de DQ de la caballería se centra en las barbas (un tema recurrente en la segunda parte) y, por supuesto, la raza, ya que nuestro caballero contempla una vez más las dificultades étnicas implícitas en el triángulo amoroso formado por Angélica, Roldán y Medoro. Las pruebas textuales y arqueológicas resultan dudosas. Los enemigos bíblicos como Goliat podrían haber sido gigantes y los huesos hallados en Sicilia podrían confirmar su existencia; sin embargo, DQ señala que un lector atento puede cuestionar el tamaño de Morgante. Finalmente, en medio de un debate laberíntico sobre la pureza relativa de Angélica, oímos voces en el patio.

Recapitulemos

“¡Gracioso es el asno!”

—Fernando de Rojas, La Celestina

25 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Cap

ítul

o 0

2LE

CC

IÓN

0

5

Sancho Panza espera gobernar su islaL a llegada de SP produce una interrupción del final del capítulo uno. Las voces que se escuchan pertenecen a la sobrina y al

ama de llaves, quienes salen vehementemente a defender la casa de DQ. El ama de llaves insulta a SP, llamándolo «mostrenco» (vagabundo) y acusándolo de llevar a DQ por mal camino. SP responde con igual virulencia, llamándola «Ama de Satanás» y

alegando que era DQ quien lo engañó y que todavía no ha recibido la «ínsula» prometida.

No sólo la segunda parte es más política que la primera, sino que también se centra más explícitamente en la economía. SP dice al ama de llaves que ella está equivocada por «la mitad del precio justo», frase que alude al muy debatido tema de la época de si los precios se determinaban por mercado libre o, más bien, de acuerdo con los cálculos de algún regulador. La famosa Escuela de Salamanca, por lo general, apoyaba el libre mercado, mientras que los monopolistas, el gobierno y ciertos teólogos insistían en que los precios debían ser fijados por ellos. Irónicamente, a pesar de que SP acusa al ama de llaves de manipulación del valor de su relación con DQ, todavía tiene intenciones corruptas. Tiene la esperanza de recibir más beneficios por gobernar su isla que «cuatro alcaldes de corte». El ama de llaves vuelve a arremeter contra SP y le contesta que debería estar contento con lo que tiene: «Id a gobernar vuestra casa y a labrar vuestros pegujares», o sea, que trabaje sus pequeñas parcelas. Aquí tenemos la esencia de la novela de Cervantes en pocas palabras: el contraste entre el aventurerismo caballeresco y el simple, aunque aparentemente difícil, arte de la administración de la propia hacienda.

26 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Una vez solos, DQ regaña a SP por tergiversar la esencia de su relación durante su discusión con el ama de llaves. Él utiliza el discurso médico y anatómico con el fin de reafirmar una especie de vínculo natural y feudal entre amo y sirviente. Cervantes pone de relieve la importancia de esto al hacer que DQ comience con una frase en latín: «Engáñaste, Sancho... según aquello “quanto caput dolet”, etcétera... Quiero decir... que cuando la cabeza duele, todos los miembros duelen; y así, siendo yo tu amo y señor, soy tu cabeza, y tú mi parte, pues eres mi criado; y por esta razón el mal que a mí me toca, o tocare, a ti te ha de doler, y a mí el tuyo». La respuesta de SP es brillante y cómica, pero también restablece la tensión entre nuestros héroes que ya vimos en la primera parte. SP recuerda el episodio en DQ 1.17 cuando fue manteado por no a pagarle al posadero: «pero cuando a mí me manteaban como a miembro, se estaba mi cabeza detrás de las bardas, mirándome volar por los aires, sin sentir dolor alguno». DQ insiste en que sintió el dolor del escudero en un sentido espiritual y luego cambia de tema.

«Id a gobernar vuestra casa y a labrar vuestros pegujares»

““¡Gracioso es el asno!”

—Fernando de Rojas, La Celestina

28 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Cap

ítul

o 0

2LE

CC

IÓN

0

6

Don Quijote quiere saber lo que se dice de élT al vez motivado por la historia del barbero en el capítulo anterior, DQ quiere saber lo que se dice de él, en concreto, lo que

dicen los plebeyos, «el vulgo», la baja nobleza, «los hidalgos» y la alta nobleza, «los caballeros». También, cuando critica la corrupción y la adulación practicada por la clase política, recuerda la burla general del capítulo anterior a los consejos

principescos: «quiero que sepas, Sancho, que si a los oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja, otros siglos correrían, otras edades serían tenidas por más de hierro que la nuestra, que entiendo que de las que ahora se usan es la dorada». Observemos lo complejo de esto. DQ reconoce que, en comparación con la vida en otros países, los españoles están viviendo una edad de oro, pero aún así insiste en que es más corrupto de lo que debe ser.

La honestidad de SP es brutal cuando le responde. Los plebeyos creen que DQ está simplemente loco, «grandísimo loco»; los hidalgos piensan que ha ido demasiado lejos al llamarse «don» cuando lo único que posee son algunas vides y un par de campos, «cuatro cepas y dos yugadas de tierra»; y la alta nobleza está ofendida al ver que la baja nobleza se atreve a competir con ellos, sobre todo porque DQ es uno de los que usan ceniza para colorear sus zapatos, «dan un humo los zapatos», y que reparan sus medias negras con hilo verde, «toman los puntos de las medias negras con seda verde». Observemos que como al comienzo de la primera parte, la segunda abre con información detallada: tanto el hidalgo como el escudero son extremadamente pobres. Por último, SP informa que muchos cuestionan el carácter de DQ, llamándolo «loco, pero gracioso», «valiente, pero desgraciado» y «cortés, pero impertinente».

29 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

DQ ignora o rechaza estas críticas y señala que todos los grandes héroes han sufrido la calumnia: a Julio César lo llamaban demasiado ambicioso, a Alejandro Magno un borracho, a Hércules autoindulgente, a don Galaor demasiado pendenciero y a su hermano Amadís de Gaula un llorón. Sin embargo, cuando el caballero le consulta al escudero si hay algo más que deba decirle, la exposición de la segunda parte da un giro absurdo, que una vez más nos muestra el genio literario del autor. Cervantes no es sólo el inventor de la novela moderna, sino también de la novela posmoderna. Increíblemente, SP informa que su vecino Sansón Carrasco, que acaba de regresar de su primer año en la Universidad de Salamanca, está leyendo un libro sobre sus aventuras «con nombre del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha». ¡Fascinante! Si bien el mes que transcurre entre las dos partes de la novela no es suficiente tiempo para escribir y publicar un libro, SP se sorprende porque el autor describe «cosas que pasamos nosotros a solas, que me hice cruces de espantado cómo las pudo saber el historiador que las escribió».

Este toque de trauma existencialista se ve mitigado por una discusión en tono cómico entre el caballero y su escudero sobre la identidad del autor del libro de sus aventuras. DQ afirma que él debe ser un «sabio encantador», siguiendo una convención de los libros de caballerías y SP le informa a su amo que su nombre es «Cide Hamete Berenjena». DQ aclara que este nombre es moro y que «Cide» significa «señor» en árabe. Cuando SP se muestra a favor, porque «los moros son amigos de berenjenas», el caballero pone en duda que el escudero le haya dado el apellido correcto. Observemos cómo Cervantes se burla del racismo aquí. En este punto, SP sale corriendo para buscar al bachiller Carrasco que le dirá más a DQ.

30 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Cap

ítul

o 0

3LE

CC

IÓN

0

7

Sansón Carrasco afirma haber leído la primera parte de la novelaA l comenzar el capítulo tres vemos a DQ meditando sobre el libro mencionado por SP. El narrador subraya el problema

temporal y al mismo tiempo nos da acceso indirecto a los delirios de grandeza de DQ: «no se podía persuadir a que tal historia hubiese, pues aún no estaba enjuta en la cuchilla de su espada la sangre de los enemigos que había muerto,

y ya querían que anduviesen en estampa sus altas caballerías». DQ también se ve perturbado por ser el autor árabe: «de los moros no se podía esperar verdad alguna, porque todos son embelecadores, falsarios y quimeristas». Le preocupa que el autor pudiera haber tergiversado su fiel decoro o tal vez escrito algo contra «la honestidad de su señora Dulcinea del Toboso». DQ siempre ha mantenido «a raya los ímpetus de los naturales movimientos». ¿Recordáis a Maritornes? Ella puede dar fe de la capacidad de DQ para controlar sus pasiones, ¿no creéis?

En medio de estas preocupaciones, Sancho y Carrasco se hacen presentes repentinamente. A pesar de su nombre, Sansón es descrito como pequeño en estatura, de unos veinte y cuatro años, y con una cara redonda, nariz chata y una gran sonrisa, «señales todas de ser de condición maliciosa y amigo de donaires y de burlas». Carrasco juega inmediatamente con nuestro caballero, arrojándose a sus pies y jurando por su bata de bachiller –«por el hábito de San Pedro que visto»– que DQ es «uno de los más famosos caballeros andantes... en toda la redondez de la tierra». También elogia a Cide Hamete Benengeli por haber escrito las «grandezas» de DQ, así como al narrador cristiano por haber tenido la precaución de «hacerlas traducir de arábigo en nuestro vulgar castellano». Tengamos en cuenta que si DQ no se fía de autores árabes, su problema más inmediato es un falso vecino.

31 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

De hecho, Carrasco representa una serie de problemas. Estamos sólo al principio del capítulo tres y el comentario de Carrasco pone de relieve la alucinante estructura de mise-en-abîme de la narrativa que hemos visto en otros lugares. Suponemos que Cervantes es el autor, pero hay otros involucrados: el narrador cristiano, Cide Hamete y, presumiblemente, otro traductor morisco. Para colmo, ahora tenemos a Carrasco, o sea, otro personaje dentro de los marcos narrativos, quien afirma ya haber leído la primera parte de la novela. Él hace aún más. Señala que la novela ha sido publicada en Portugal, Valencia, Barcelona y Amberes; e incluso anticipa el futuro cuando observa que «no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga». Evidentemente, como también se desprende de la dedicatoria de 1615, para este momento Cervantes sabía que había escrito algo increíble. Ya había al menos nueve ediciones de DQ 1 que habían sido traducidas al inglés y francés en 1612 y 1614.

32 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

08

Se reflexiona sobre la primera parte deDon Quijote de la Mancha

A lo largo de la segunda parte, Cervantes desplegará este tipo de auto-reflexiones, en las que los narradores y personajes se refieren a la propia novela. El resultado es la inestabilidad cómica e intelectual. En el capítulo tres, la técnica se convierte en una crisis existencial. Carrasco alaba la exactitud del autor árabe y del traductor cristiano de la primera parte y luego

se centra directamente en la principal causa de la ansiedad de DQ: «la honestidad y continencia en los amores tan platónicos de vuestra merced y de mi señora doña Dulcinea del Toboso». Esta referencia a la teoría neoplatónica del amor de la época añade un aspecto filosófico a la novela, que la mayoría de los lectores modernos desconocen (cf. León Hebreo). Al mismo tiempo, esta es la primera respuesta de Cervantes a ciertos errores que los lectores dicen haber encontrado en la primera parte. SP sostiene que nunca ha oído a nadie referirse a Dulcinea con el título de «don» y «ya en esto anda errada la historia». Lo cierto es que DQ se refirió a ella con este título en dos ocasiones en la primera parte, pero SP no estaba presente. Por otra parte, Carrasco rechaza las críticas de SP: «No es objeción de importancia esa». ¿En serio? ¿El estatus de Dulcinea no es importante? La relativa precisión de la primera parte y la sofisticación en su comprensión de parte de los diferentes lectores son ahora un punto importante.

A continuación, DQ le pregunta a Carrasco cuál de sus aventuras recibe la mayor atención en el libro. El bachiller recuerda numerosos episodios: los molinos de viento, los batanes, la batalla con las ovejas, la aventura del cuerpo muerto en el camino a Segovia, la liberación de los galeotes, la batalla con el vasco, la aventura de Rocinante con las yeguas de Galicia, incluso el manteamiento de SP. DQ observa que todas las historias tienen sus «altibajos», pero Carrasco informa que, aun así, algunos lectores habrían preferido que

33 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

el autor pasara por alto «algunos de los infinitos palos que en diferentes encuentros dieron al señor Quijote». El escritor Vladimir Nabokov hizo esta misma queja más de trescientos años después. SP bromea que estos golpes son la esencia de la narración: «Ahí entra la verdad de la historia». Cuando DQ señala que Eneas y Ulises no eran tan perfectos como Virgilio y Homero los describieron, Carrasco hace una distinción teórica entre escribir «como poeta» y escribir «como historiador». Al parecer, Cide Hamete es un historiador.

Ahora SP se entromete en la conversación aparatosamente, alardeando de su propia importancia y peleando tanto con DQ como con Carrasco acerca de los detalles textuales. Dice que si la historia fiel es el objetivo del autor morisco, entonces «a buen seguro que entre los palos de mi señor se hallen los míos». DQ está molesto por la negativa de SP de olvidar ciertos eventos. El escudero está convencido de que él es uno de los principales «presonajes» de la novela y Carrasco corrige su pronunciación: «Personajes, que no presonajes, Sancho amigo». Carrasco informa que algunos lectores encuentran a SP demasiado crédulo en cuanto al «gobierno de aquella ínsula ofrecida por el señor don Quijote». El tema se vuelve político de nuevo cuando SP se define como calificado para ser gobernador y que ha habido muchos peores que él: «que a mi parecer no llegan a la suela de mi zapato». Por último, SP advierte que habrá problemas si el autor del libro ha calumniado su condición étnica superior: «si hubiera dicho de mí cosas que no fueran muy de cristiano viejo, como soy, que nos habían de oír los sordos». Carrasco responde con un golpe irónico: «Eso fuera hacer milagros». Hacer oír a los sordos sería un milagro, pero Carrasco insinúa que representar a SP como a un perfecto cristiano viejo sería representar a otro.

34 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

09

Cervantes intenta definir un buen escritorE n este punto, SP arma un debate fundamental sobre la escritura creativa: «Milagros o no milagros... cada uno mire cómo

habla o cómo escribe de las presonas, y no ponga a trochemoche lo primero que viene al magín». Las expresiones idiomáticas de SP y su evidente incapacidad para pronunciar “personas” hacen que su advertencia suene informal, pero no

lo es. Si los novelistas deben utilizar eventos fantásticos para darle vida a sus argumentos o no, hasta qué punto el discurso de un personaje debe corresponder con su estatus social y el nivel de espontaneidad que un autor debe tener mientras escribe son los principales temas de la época de Cervantes e incluso de la nuestra. La capacidad de un autor para encontrar la forma correcta de interconectar los argumentos secundarios, manteniendo una historia principal coherente y plausible, también fue objeto de acalorados debates. Se pueden escuchar en el comentario de SP ciertas alusiones a conceptos clásicos, como la insistencia de Aristóteles sobre las unidades de acción, tiempo y lugar o su énfasis en el realismo o la narración mimética.

Carrasco va al grano de la primera de las tres principales objeciones a la primera parte de la novela. De acuerdo con muchos lectores, El curioso impertinente, el relato intercalado de DQ 1.33-35, no tiene nada que ver con la historia de DQ. ¡Eso es significativo! Lo que Cervantes hace en realidad aquí es poner a sus personajes a decidir si es o no un mal escritor. Irónica y paradójicamente, la primera reacción de DQ es respaldar la crítica: «no ha sido sabio el autor de mi historia, sino algún ignorante hablador, que a tiento y sin algún discurso se puso a escribirla». Pensemos en esto: DQ acaba de calificar a Cervantes de idiota. Luego hace una dura analogía entre la endeble técnica de Cervantes y la de un cierto pintor de Úbeda, que era tan improvisado que tuvo que describir con palabras sus obras. Después de pintar «Lo que saliere», este pintor escribía «Éste es gallo» debajo de lo que nadie podría reconocer como un gallo. Sin embargo, el comentario final de DQ sugiere que los lectores de Cervantes son demasiado estúpidos para entender el verdadero significado de su arte: «así debe de ser de mi historia, que tendrá necesidad de comento para entenderla».

35 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Carrasco luego nos da información específica sobre quién estaba leyendo la novela de Cervantes: «no hay antecámara de señor donde no se halle un Don Quijote». Hmmm, al parecer, la novela fue leída por una clase ociosa educada, clase que podríamos ubicar en algún lugar entre los intelectuales y las masas. Para aquellos de nosotros que leemos Don Quijote como una sátira subversiva contra la ortodoxia de los imperialistas etnocéntricos, la posterior alabanza de Carrasco de la novela suena hipócrita: «en toda ella no se descubre ni por semejas una palabra deshonesta ni un pensamiento menos que católico». Además, cuando DQ concuerda, él se refiere al problema de la degradación monetaria que vimos a lo largo de DQ 1: «A escribir de otra suerte... no fuera escribir verdades, sino mentiras, y los historiadores que de mentiras se valen habían de ser quemados como los que hacen moneda falsa». La ironía aquí es que DQ dice que los malos autores que construyen mentiras para sus lectores son tan despreciables como los falsificadores que extraen la riqueza de sus conciudadanos. Y si los lectores se dan cuenta de que los reyes Habsburgo hicieron esto tanto como cualquiera, la novela de Cervantes no es ni simple ni inofensiva.

«en toda ella no se descubre ni por semejas una palabra deshonesta ni un pensamiento menos que católico»

36 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

10

La novela perfecta según CervantesD on Quijote y Carrasco están de acuerdo en que la escritura requiere sabiduría, habilidad y además en que los críticos suelen

ser ignorantes y arrogantes: «para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento». Cuando DQ hace hincapié en que esto es especialmente cierto de la escritura humorística, se refiere

a las figuras cómicas en el teatro de la época: «la más discreta figura de la comedia es la del bobo, porque no lo ha de ser el que quiere dar a entender que es simple». Carrasco luego menciona el problema adicional que enfrentan quienes escriben prosa: «como las obras impresas se miran despacio, fácilmente se veen sus faltas». Además, aquellos que no son escritores deberían callarse la boca: «aquellos que tienen por gusto y por particular entretenimiento juzgar los escritos ajenos sin haber dado algunos propios a la luz del mundo». Carrasco sostiene que los críticos no ven el bosque detrás del árbol porque ellos ponen demasiada atención «a los átomos del sol clarísimo de la obra de que murmuran». Incluso Homero cometió errores, pero luego Carrasco señala que lo que algunos piensan que son errores de hecho podrían ser lo que exalta la belleza: «quizá podría ser que lo que a ellos les parece mal fuesen lunares, que a las veces acrecientan la hermosura del rostro que los tiene». ¡Increible! ¡Cervantes le permite a Carrasco sugerir que sus supuestos errores podrían haber hecho de su novela una obra aún más perfecta!

El capítulo termina con una mirada a las otras dos quejas principales que los lectores han tenido sobre la primera parte. Este pasaje es confuso, incluso paradójico. Carrasco cita primero Eclesiastés 1.15, «stultorum infinitus est numerus», que significa “infinito es el número de los tontos”, pero luego se afirma que «infinitos son los que han gustado de la tal historia». Cambiando la marcha de nuevo, da voz a los lectores perplejos por la desaparición del asno de SP y los 100 escudos que SP encontró en la maleta en Sierra Morena: «se le olvida de contar quién fue el ladrón que hurtó el rucio a Sancho» y «También dicen que se le olvidó poner lo que Sancho hizo de aquellos cien escudos que halló en la maleta en Sierra Morena». En este punto Sancho se pone nervioso y se excusa, quejándose de «un desmayo de estómago». Antes de partir, sin embargo, él se compromete a responderles a Carrasco y al resto de los críticos: «satisfaré a vuestra merced y a todo el mundo de lo que preguntar quisieren, así de la pérdida del jumento como del gasto de los cien escudos». Después de que DQ y Carrasco acaban «el banquete» y toman una «siesta», SP regresa.

38 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

11

«¿Al dinero y al interés mira el autor?»E n el capítulo cuatro SP regresa a la casa de DQ totalmente preparado para contarle a Carrasco todo sobre el robo de su asno y lo

que hizo con los 100 escudos. Su explicación sobre cómo alguien le robó su asno mientras lo montaba es divertido y absurdo: «tuvo lugar de llegar y suspenderme sobre cuatro estacas que puso a los cuatro lados de la albarda, de manera que me

dejó a caballo sobre ella y me sacó debajo de mí al rucio sin que yo lo sintiese». Nos recuerda a esas figuras en las pinturas de Dalí apoyadas en tantas muletas. SP también nos recuerda su apego emocional extremo a su asno: «acudiéronme lágrimas a los ojos, y hice una lamentación». Entonces cuenta cómo se recuperó al animal, mientras estaba en compañía de la princesa de Micomicón: «viniendo con la señora princesa Micomicona, conocí mi asno, y que venía sobre él en hábito de gitano aquel Ginés de Pasamonte». La respuesta de Carrasco, que se centra en una incoherencia narrativa específica, es divertida por la forma en que le estalla la burbuja a SP: «No está en eso el yerro... sino en que antes de haber parecido el jumento dice el autor que iba a caballo Sancho en el mesmo rucio». SP no tiene una explicación: «A eso... no sé responder, sino que el historiador se engañó, o ya sería descuido del impresor».

Carrasco presiona aún más a SP en la cuestión de los 100 escudos: «¿qué se hicieron los cien escudos? ¿Deshiciéronse?». Ahora Sancho se pone a la defensiva. Admite que gastó el dinero en su familia y en última instancia culpa a su esposa: «si al cabo de tanto tiempo volviera sin blanca y sin el jumento a mi casa, negra ventura me esperaba». Sin embargo, insiste en que no tiene nada de qué disculparse: «responderé al mismo rey en presona, y nadie tiene para qué meterse en si truje o no truje, si gasté o no gasté». Incluso se afirma que los escudos son de alguna manera el pago por haber sufrido tantos golpes en compañía de su amo, señalando que el dinero no era ni la mitad de lo que se le debía: «en otros cien escudos no había para pagarme la mitad». Y protesta una vez más que nadie tiene derecho a juzgarlo: «cada uno meta la mano en su pecho y no se ponga a juzgar lo blanco por negro y lo negro por blanco, que cada uno es como Dios le hizo, y aun peor muchas veces».

Cap

ítul

o 0

4

39 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Carrasco aclara que los errores que ha mencionado son los principales y luego indica que el autor planea emitir una secuela: «en hallando que halle la historia, que él va buscando con extraordinarias diligencias, la dará luego a la estampa, llevado más del interés». La reacción de Sancho recuerda la «aprobación» del tercer censor al comienzo de la segunda parte, que también destacaba los motivos financieros de Cervantes para escribir: «¿Al dinero y al interés mira el autor?». Ese es un gran problema. Cervantes estaba obviamente consciente de estar justo en la cúspide de poder ganarse la vida como escritor. Para SP, la idea de un autor que grabara sus hazañas es la excusa perfecta para otra aventura: «si mi señor tomase mi consejo ya habíamos de estar en esas campañas deshaciendo agravios y enderezando tuertos, como es uso y costumbre de los buenos andantes caballeros». En estas palabras de SP, el narrador nos dice que «llegaron a sus oídos relinchos de Rocinante, los cuales relinchos tomó don Quijote por felicísimo agüero». En eso planean una tercera salida.

Una tercera salida

40 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

12

Sancho Panza cita un grito de guerra: “¡Santiago, y cierra, España!”C arrasco esboza el plan general: «era su parecer que fuese al reino de Aragón y a la ciudad de Zaragoza, adonde de allí a

pocos días se habían de hacer unas solenísimas justas por la fiesta de San Jorge, en las cuales podría ganar fama sobre todos los caballeros aragoneses, que sería ganarla sobre todos los del mundo». Esta información es históricamente

exacta: las únicas personas más obsesionadas que DQ con la caballería era la nobleza aragonesa. Cuando Carrasco dice que DQ debe ser más cauteloso porque el mundo depende de él, SP está de acuerdo en términos muy sofisticados. Alude a Eclesiastés 3.1-8 –«Sí, que tiempos hay de acometer y tiempos de retirar»– y luego cita un grito de guerra de la época de la Reconquista: «sí, no ha de ser todo “¡Santiago, y cierra, España!”». Por último, incluso se alude a la frase de Aristóteles que la virtud se encuentra en medio de los extremos: «entre los extremos de cobarde y de temerario está el medio de la valentía» (cf. in medio stat virtus).

Como de costumbre, SP no quiere tener nada que ver con la violencia: «pensar que tengo de poner mano a la espada, aunque sea contra villanos malandrines de hacha y capellina, es pensar en lo escusado». La razón es que quiere preservarse a sí mismo por su gobierno. Pero incluso en este tema, revela cierto escepticismo intelectual e incluso anticipa su propia trágica caída: «tan bien y quizá mejor me sabrá el pan desgobernado que siendo gobernador; ¿y sé yo por ventura si en esos gobiernos me tiene aparejada el diablo alguna zancadilla donde tropiece y caiga y me haga muelas?». Carrasco está impresionado –«habéis hablado como un catedrático»–, y en ese momento SP recupera su valor: «yo he tomado el pulso a mí mismo y me hallo con salud para regir reinos y gobernar ínsulas». Pero el comentario final de Carrasco es ominoso, insinuando que la fuerza del poder político va a corromper a SP: «los oficios mudan las costumbres, y podría ser que viéndoos gobernador no conociésedes a la madre que os parió» (cf. honores mutant mores).

41 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

SP está ofendido e insiste una vez más en su buena crianza. Tiene sangre cristiana pura y, como tal, nunca le faltará el respeto a nadie: «Eso allá se ha de entender... con los que nacieron en las malvas, y no con los que tienen sobre el alma cuatro dedos de enjundia de cristianos viejos, como yo los tengo. ¡No, sino llegaos a mi condición, que sabrá usar de desagradecimiento con alguno!». Debemos mantener la afirmación de SP en mente mientras leemos la segunda parte.

El capítulo termina cuando DQ le pide a Carrasco que componga un poema de despedida en su nombre a Dulcinea. Insiste en que el poema sea escrito como un acróstico, es decir, usando las primeras letras del nombre de «Dulcinea del Toboso». De esta manera, Dulcinea sabrá que el poema es sincero y ha sido compuesto para ella sola. ¡Atención! Notemos cuán abiertamente engañoso DQ es aquí. ¿Es este el mismo DQ que se dejaría poner en una jaula por su amada? Carrasco no puede pensar en una forma poética viable dado que el nombre de Dulcinea tiene diecisiete letras, pero él encontrará una manera.

«Dulcinea del Toboso»

42 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 2 - 4

43 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Lo más llamativo de los capítulos dos, tres y cuatro es la naturaleza existencialista y autorreferencial de la reciente composición de Cervantes, que llega a tal punto que incluso SP se confunde tanto que tiene que tomar un descanso cuando le empieza a doler el estómago. En primer lugar, SP informa que los miembros de todas las castas sociales critican a DQ. Luego se refiere a la noticia sorprendente de que un libro se ha escrito sobre sus aventuras. Esto es bastante inquietante; y la idea de que el autor sea moro es demasiado para digerir. Cuando Sansón Carrasco llega, las cosas se complican aún más, ya que él ha estado leyendo el libro en cuestión. Además, parece que hay errores graves en la narración. ¿Merece Dulcinea el título de «doña»? ¿Es adecuado el cuento interpolado de El curioso impertinente? ¿Y qué decir del asno intermitente de SP y el dinero que parece haber robado de la maleta en la Sierra Morena? En un momento dado, DQ declara que su propio autor debe ser incompetente e ignorante. Lo más sorprendente de todo es que Carrasco sugiere que todos estos supuestos errores en realidad podrían ser marcas de belleza. Por su parte, observemos cómo el carácter moral de SP es el verdadero problema. Toma las preguntas de Carrasco como una afrenta personal y se pone a la defensiva. Observemos también cómo SP insiste dos veces en su pureza étnica, se queja múltiples veces de los abusos de DQ y reitera su interés en gobernar su isla. Cervantes hace lo que quiere con nosotros, sus lectores, y si los rebuznos de Rocinante son una indicación, estamos en las vísperas de un maravilloso viaje a Zaragoza.

Recapitulemos

“Todas las familias que brillan hoy por su esclarecido linaje tuvieron principios bajos y oscuros”.

—Juan de Mariana, La dignidad real y la educación del rey

45 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Cap

ítul

o 0

5LE

CC

IÓN

13

Sancho se transformaL os capítulos cinco y seis de la parte dos ofrecen miradas separadas a las respectivas casas de SP y DQ. El discurso de DQ a

su sobrina sobre el significado del linaje, o lo que hoy llamaríamos “la herencia”, es uno de los pasajes más humanistas en todos los escritos de Cervantes. Podría equivocarme, pero diría que probablemente representa los valores propios del autor.

Igualmente interesante es el diálogo entre SP y su esposa Teresa, que en realidad se ocupa del mismo tema.

Lo que primero notamos sobre el capítulo cinco es que el narrador ficcional interrumpe repetidamente el discurso de SP con comentarios críticos de parte del traductor ficcional: «Llegando a escribir el traductor desta historia este quinto capítulo, dice que le tiene por apócrifo, porque en él habla Sancho Panza con otro estilo del que se podía prometer de su corto ingenio y dice cosas tan sutiles, que no tiene por posible que él las supiese». De esta manera, Cervantes logra tres efectos: 1) la transformación de SP será un tema importante en la segunda parte; 2) la burla a la noción aristotélica de la mimesis, demasiado simplista y limitadora de su creatividad; 3) la obligación de los lectores a tomar nota de la presencia del autor y de pensar críticamente acerca de todos los aspectos de sus personajes de ficción.

SP le anuncia a su esposa que tiene planes de salir en otra aventura con DQ: «porque lo quiere así mi necesidad, junto con la esperanza que me alegra de pensar si podré hallar otros cien escudos como los ya gastados». No sólo mantiene SP viva la cuestión de los 100 escudos perdidos, de nuevo destaca el afán de lucro con que lo hemos estado asociando a él y a nuestro autor. Cuando SP expresa sus sentimientos encontrados acerca de su partida, suena como un poeta culto jugando con una paradoja: «bien me holgara yo de no estar tan contento como muestro». Teresa no entiende: «no sé yo quién recibe gusto de no tenerle». SP explica: «me entristece el haberme de apartar de ti y de mis hijos; y si Dios quisiera darme de comer a pie enjuto y en mi casa, sin traerme

46 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

por vericuetos y encrucijadas, pues lo podía hacer a poca costa y no más de querido». Esto es algo laberíntico, pero si leemos con atención, en realidad no es una paradoja. SP no quiero tener que divagar, pero debido a que necesita dinero, él va. Esto nos recuerda la insistencia de la Escuela de Salamanca en la premisa que el hombre debe preocuparse por su propio bienestar.

No pasemos por alto la comedia aquí. SP expresa su obsesión que ya conocemos con el asno como si fuera un cruzado cuya dama debe asistir a su caballo de guerra: «os conviene tener cuento estos tres días con el rucio, de manera que esté para armas tomar: dobladle los piensos, requerid la albarda y las demás jarcias, porque no vamos a bodas». SP reitera que pronto será «gobernador de una ínsula». Teresa expresa su escepticismo respecto a sus ambiciones políticas. Ella hace un juego de palabras con “gobierno”, que significa también “juicio” o “sentido común”. Y si escuchamos con atención, hasta incluso ella suena anarquista: «Eso no, marido mío... vivid vos, y llévese el diablo cuantos gobiernos hay en el mundo; sin gobierno salistes del vientre de vuestra madre, sin gobierno habéis vivido hasta ahora y sin gobierno os iréis... Como esos hay en el mundo que viven sin gobierno, y no por eso dejan de vivir y de ser contados en el número de las gentes». Irónicamente, ella luego contradice su escepticismo, pues detecta la posibilidad de obtener beneficios personales: «Pero mirad, Sancho, si por ventura os viéredes con algún gobierno, no os olvidéis de mí y de vuestros hijos». Por cierto, esta es la primera vez que conocemos el verdadero nombre de Teresa. Ella se llamaba «Juana Gutiérrez» en la primera parte. Cervantes parece burlarse de sus lectores perfeccionistas, pero podría ser también que nos estuviera diciendo algo acerca de lo que significa ser una persona: el interés propio y la conciencia crítica de los demás.

47 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

14

La familia de Sancho Panza

L a discusión que sigue se centra en el futuro de los dos hijos de SP. Nos enteramos de que SP tiene una familia nuclear: «Sanchico tiene ya quince años cabales», a pesar de que no ha ido a la escuela y «Mari Sancha» cuenta con edad suficiente para casarse. SP fantasea con casarla con un miembro de la nobleza: «tengo de casar, mujer mía, a Mari Sancha tan altamente, que no la

alcancen sino con llamarla “señoría”». Teresa objeta con pragmatismo: «Eso no, Sancho... casadla con su igual». Le pide a SP que se centre en el dinero y que le deje a ella el asunto de casar a su hija: «Traed vos dineros, Sancho, y el casarla dejadlo a mi cargo». Ella no quisiera ver a su hija «en esas cortes y en esos palacios grandes, adonde ni a ella la entiendan ni ella se entienda». La respuesta de SP es divertida y también de mal agüero. Técnicamente, se hace análogo al famoso y rebelde criminal liberado a cambio de Cristo: «Ven acá, bestia y mujer de Barrabás... ¿por qué quieres tú ahora, sin qué ni para qué, estorbarme que no case a mi hija con quien me dé nietos que se llamen “señoría”?» (cf. Mc. 15.7).

Aquí el narrador interrumpe nuevamente para señalar el carácter inverosímil del discurso de SP: «Por este modo de hablar, y por lo que más abajo dice Sancho, dijo el tradutor desta historia que tenía por apócrifo este capítulo». El lenguaje de SP indica su opinión corrupta del gobierno como medio de obtención de la riqueza: «será bien dar con mi cuerpo en algún gobierno provechoso que nos saque el pie del lodo». También hay que prestar atención a la elección de SP de usar palabras árabes para ciertos textiles que representan el futuro lucrativo de su esposa. SP adopta la perspectiva medieval de un cruzado que se hará rico al reconquistar a los moros del sur: «verás como te llaman a ti “doña Teresa Panza” y te sientas en la iglesia sobre alcatifa, almohadas y arambeles, a pesar y despecho de las hidalgas del pueblo». Tengamos en cuenta, también, la tensión social expresada por un campesino que quiere competir con la casta hidalgo.

48 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Teresa puede querer riqueza, pero insiste en que Sanchica debería casarse con alguien de su propio rango. Teresa va a resistir el deseo de SP de ascender en la escala social gobernando sobre una provincia de frontera y a ella no le preocupan los títulos: «temo que este condado de mi hija ha de ser su perdición. Vos haced lo que quisiéredes, ora la hagáis duquesa o princesa, pero séos decir que no será ello con voluntad ni consentimiento mío... “Teresa” me pusieron en el bautismo, nombre mondo y escueto, sin añadiduras ni cortapisas, ni arrequives de dones ni donas». Ella también critica el deseo de DQ de transgredir la jerarquía social: «Idos con vuestro don Quijote... y yo no sé, por cierto, quién le puso a él don que no tuvieron sus padres ni sus agüelos».

49 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

15

Las fantasías de Teresa y Sancho Panza S ancho Panza es terco. Sigue fantaseando acerca de cómo se va a enriquecer a la hija de Teresa: «te la pongo en toldo y en

peana y en un estrado de más almohadas de velludo que tuvieron moros en su linaje los Almohadas de Marruecos». El juego de palabras aquí está en el uso de «almohadas», pero el error de SP alude a los moros «almohades» que habían

conquistado Andalucía en el siglo XII. Observemos cómo la presencia de los moros complica la cuestión del linaje. La identidad racial se pone de relieve de manera similar con la sutil alusión que SP hace a La Celestina de Fernando de Rojas, que giraba en torno a las prohibiciones contra el matrimonio entre cristianos viejos y conversos judíos. Cuando SP dice que su esposa no está siendo razonable, como si estuviera pidiendo que Sanchica «se arrojara de una torre abajo», se refiere al suicidio de Melibea en la novela de Rojas.

Aún tratando de convencer a su esposa para que Sanchica tenga un casamiento de conveniencia, SP ahora despliega un argumento filosófico sofisticado que una vez más hace que el narrador cite el escepticismo del traductor. SP se convierte en un neoplatónico, argumentando que lo que una persona llega a ser en la vida triunfa sobre lo que podría haber sido en el pasado: «todas las cosas presentes que los ojos están mirando se presentan, están y asisten en nuestra memoria mucho mejor y con más vehemencia que las cosas pasadas... De donde nace que cuando vemos alguna persona bien aderezada y con ricos vestidos compuesta y con pompa de criados, parece que por fuerza nos mueve y convida a que la tengamos respeto, puesto que la memoria en aquel instante nos represente alguna bajeza en que vimos a la tal persona: la cual inominia, ahora sea de pobreza o de linaje, como ya pasó, no es, y sólo es lo que vemos presente». Este complejo discurso sobre lo que define la identidad de una persona proviene de un hombre que pronuncia mal “persona” como “presona”. Tengamos en cuenta que el punto moral de SP es que la herencia racial no debería importar en lo más mínimo. Incluso dice que sólo la gente envidiosa se preocupa por el linaje, y ¿quién puede evitar ser envidiado?

50 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

El capítulo termina cómica e irónicamente. Como si fuese un sabio, ahora SP corrige la pronunciación de su esposa. Sonando corrupto de nuevo, y probablemente en alusión a los problemas fiscales de España bajo los Habsburgo, se compromete a enviar dinero tan pronto como él sea gobernador: «te enviaré dineros, que no me faltarán, pues nunca falta quien se los preste a los gobernadores cuando no los tienen». Cuando Teresa estalla en lágrimas, diciendo que el día que ella vea a su hija convertida en una condesa será el día en que su hija muera, el narrador transcribe la obstinadamente absurda respuesta de SP: «la consoló diciéndole que ya que la hubiese de hacer condesa, la haría todo lo más tarde que ser pudiese». Teresa se rinde, pero su último comentario contiene un toque feminista: «con esta carga nacemos las mujeres, de estar obedientes a sus maridos, aunque sean unos porros». Por supuesto, todo esto es ridículo: los dos padres están cantando victoria antes de que empiece la guerra. U otra manera de decirlo: están contando sus aceitunas antes de plantar los olivos. De hecho, todo este diálogo entre SP y Teresa parece derivar del famoso entremés de Lope de Rueda, Las aceitunas, en la cual una campesina fantasea sobre su futura riqueza sin habérsela ni siquiera puesto en marcha.

«te la pongo en toldo y en peana y en un estrado de más almohadas de velludo que tuvieron moros en su linaje los Almohadas de Marruecos»

51 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Cap

ítul

o 0

6

E l título que resume el capítulo seis, «De lo que pasó a don Quijote con su sobrina y con su ama, y es uno de los importantes capítulos de toda la historia», suena como las otras ridículas exageraciones que encontramos en DQ. Sin embargo, en el contexto de la atmósfera altamente racista de la Inquisición española, hay una pizca de sinceridad aquí. Esto se debe a que

el capítulo contiene el discurso más radicalmente humanista de DQ sobre el linaje. Los intelectuales humanistas, muchos de ellos autodidactas, desde Maquiavelo a Erasmo, argumentaron que la virtud personal no es una característica heredada, una idea subversiva para una sociedad de castas que ponía gran énfasis en la propia ascendencia.

Dos puntos sobre el principio de este capítulo. Cervantes utiliza el adjetivo “impertinente” dos veces, recordándonos su supuesta indiscreción compositiva de La novela del curioso impertinente de la primera parte. Además, su tono es una vez más político. El comentario de DQ, «si yo fuera rey», recuerda las reflexiones de los tres arbitristas en el capítulo uno. Cuando el ama de llaves argumenta que DQ debería ser un caballero cortesano en lugar de un caballero andante, él se lanza a explicar una distinción que hemos visto antes (cf. DQ 1.7): «no todos los caballeros pueden ser cortesanos, ni todos los cortesanos pueden ni deben ser caballeros andantes». Una vez más, DQ desprecia claramente a los caballeros decadentes, es decir, asesores cortesanos que gobiernan el mundo a una distancia segura, «mirando un mapa» y quejándose sobre «niñerías» y «otras ceremonias», tales como «si lleva o no lleva más corta la lanza o la espada». DQ parece loco porque sus ejemplos de «caballeros» superiores provienen de la literatura fantástica, pero si escuchamos con atención, está criticando la corrupción de la clase política moderna.

Don Quijote y el humanismo

LEC

CIÓ

N

16

52 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Ahora, la sobrina añade otra capa de significado a la discusión. Recordando la quema de los libros de la primera parte, dice que las novelas de caballerías de DQ son heréticas y que si no se les da muerte, entonces deberían al menos hacer que vistan como las víctimas de la Inquisición: «todo eso que dice de los caballeros andantes es fábula y mentira, y sus historias, ya que no las quemasen, merecían que a cada una se le echase un sambenito o alguna señal en que fuese conocida por infame». No olvidemos la imagen del hereje arrepentido que llevaba su «sambenito». Volverá a aparecer en unos futuros episodios importantes. Siguiendo con el tema, DQ etiqueta el comentario de su sobrina como «blasfemia». Con su manera peculiar, y en referencia a las distintas categorías de caballeros, nuestro hidalgo expresa su preocupación humanista con la virtud personal. Observemos también cómo sus palabras arremeten contra asesores cortesanos quienes abogan la devaluación monetaria: «algunos hay follones y descomedidos; ni todos los que se llaman caballeros lo son de todo en todo, que unos son de oro, otros de alquimia, y todos parecen caballeros, pero no todos pueden estar al toque de la piedra de la verdad». En su crítica de la política inflacionaria de Felipe III, Juan de Mariana la describió sarcásticamente como un modo de alquimia nefasta.

«todo eso que dice de los caballeros andantes es fábula y mentira, y sus historias, ya que no las quemasen, merecían que a cada una se le echase un sambenito o alguna señal en que fuese conocida por infame»

53 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

17

La teoría de los cuatro linajes según don QuijoteL a sobrina contraataca con otra distinción, una que socava la visión que tiene DQ de sí mismo. Ella afirma que, técnicamente

hablando, DQ no puede ser un «caballero», porque «aunque lo puedan ser los hidalgos, no lo son los pobres». En otras palabras, DQ es demasiado pobre para ser un caballero. Un verdadero caballero tendría que tener ingresos suficientes para

mantener su estilo de vida militar y político en la corte, mientras que el título inferior de DQ sólo indica que es descendiente de hidalgos. Cervantes nos ha preparado bien para el discurso que sigue. Precisamente en este momento de crisis sociológica y psicológica, leemos la apasionada teoría del linaje de DQ.

DQ dice que hay cuatro tipos de linajes: «unos, que tuvieron principios humildes y se fueron estendiendo y dilatando hasta llegar a una suma grande», «otros, que tuvieron principios grandes... y los conservan y mantienen», «otros, que, aunque tuvieron principios grandes, acabaron en punta, como pirámide, habiendo diminuido y aniquilado su principio hasta parar en nonada» y por último «los más, que ni tuvieron principio bueno ni razonable medio, y así tendrán el fin, sin nombre». Esta gama dinámica de posibilidades es lo suficientemente radical, pero aún más sorprendente son los ejemplos que DQ da para cada caso. Nada menos que los temidos turcos otomanos encarnan el ejemplo de los que se han transformado de humildes a grandes. La nobleza estática está representada por los príncipes que logran permanecer en paz con sus vecinos, «conteniéndose en límites de sus estados pacíficamente». El ejemplo que DQ ofrece de los linajes sin salida es sorprendente. Menciona a los faraones y Tolomeos de Egipto, los Césares de Roma y luego agrega una frase que se burla de las autoridades en todas partes: «toda la caterva (si es que se le puede dar este nombre) de infinitos príncipes, monarcas, señores». El resto son simplemente las masas. Al final, los faraones y los Césares del mundo parecen ser poco más que las masas. Tal vez sean aún peores.

Si Teresa sonaba feminista en su debate con SP, ahora DQ suena misógino en su respuesta final a las mujeres de su familia. Él está enojado por su escepticismo, pero advertimos también que su último punto descarta la idea de que la virtud pueda ser heredada: «De todo lo dicho quiero que infiráis, bobas mías, que es grande la confusión que hay entre los linajes, y que solos aquellos parecen grandes y ilustres que lo muestren en la virtud». No nos equivoquemos: esta es una meditación sobre la naturaleza y los orígenes de la virtud. El término se menciona ocho veces. Y DQ adopta claramente el punto de vista más liberal, humanista: «Al caballero pobre no le queda otro camino para mostrar que es caballero sino el de la virtud», y esos pobres caballeros que logran hacerlo se verán como «de buena casta, y el no serlo sería milagro».

Por último, recordando otro tema que vimos en la primera parte, nuestro hidalgo señala que hay dos rutas a la gloria: «las letras» y «las armas». Recordemos que el propio Cervantes ganó su fama tanto a través de la espada como de la pluma. DQ subraya esta combinación cuando cita directamente del «gran poeta castellano nuestro», es decir, Garcilaso de la Vega, el gran poeta petrarquista e anti-imperialista de la época de Carlos V. Tengamos en cuenta, sin embargo, que DQ reconoce que lograr la grandeza trae consigo la responsabilidad de elegir y actuar sabia y moralmente: «sé que la senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso». Muy parecido a SP, DQ ha respaldado la posibilidad de alcanzar la estatura social, independientemente de la herencia. Así, cuando SP llega al final del capítulo seis, el gesto de DQ tiene sentido: «salió a recebirle con los brazos abiertos su señor don Quijote». Y notemos la gran ironía que conecta la primera con la parte de la novela que se encuentra en la respuesta sarcástica de la sobrina que por sobre todo su tío es un poeta: «Ay, desdichada de mi... que también mi señor es poeta. Todo lo sabe, todo lo alcanza: yo apostaré que si quisiera ser albañil, que supiera fabricar una casa como una jaula». Esta jaula debería recordarnos la que se utilizó para transportar a DQ al final de la primera parte.

Hay dos rutas a la gloria: «las letras» y «las armas»

55 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 05 - 06

56 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Aunque no es inmediatamente evidente, los capítulos cinco y seis contienen mucho pensamiento filosófico sobre el valor individual. Al mismo tiempo, hay numerosos indicios de que Cervantes piensa que muchos de los lectores de la primera parte han pasado por alto la complejidad y seriedad de su arte. Por ejemplo, si, al igual que el traductor, desestimamos los discursos de SP como inverosímiles, es poco probable que reflexionemos sobre su significado moral, su crítica del privilegio jerárquico. Del mismo modo, si pensamos en DQ como un tonto “impertinente” que se atreve a reclamar títulos como «don» y «caballero», que él no merece legalmente, entonces corremos el riesgo de perder de vista un aspecto político importante. Ahora es un buen momento para reflexionar sobre el sutil cambio en el título de la continuación de Cervantes: Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Al mismo tiempo, hay que recordar que los héroes de nuestra novela, e incluso Cervantes mismo, tienen sus puntos ciegos: SP se aferra a una mentalidad racista propia de la Reconquista y ve el poder político como un medio de adquirir riqueza; y DQ, en la cumbre de su defensa humanista de la virtud personal, se olvida por un momento que los valores de los verdaderos «caballeros» incluyen el respecto de las mujeres.

Recapitulemos

“...también el trabajo humano es un artículo susceptible de cambio con beneficio, lo mismo que cualquier otra cosa”.

—Thomas Hobbes, Leviatán

58 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

18

La naturaleza de la relación feudal entre señor y siervoA l comienzo del capítulo siete, el ama de llaves le ruega al bachiller Carrasco que evite que su amo salga en otra aventura.

Después de un breve diálogo cómico, Sansón le pide que se despreocupe, que él va a pensar en algo: «sabe que soy bachiller por Salamanca, que no hay más que bachillear». Los malentendidos de la conversación, así como el constante énfasis en

el nivel académico de Sansón, son el contexto para que se inicie otra serie de confusiones entre SP y DQ. Asimismo, tengamos en cuenta cómo Cervantes narra diferentes eventos que están ocurriendo simultáneamente, de la misma forma que acaba de describir el aspecto interior de las casas de SP y DQ. El autor vincula estos eventos a través de una de sus figuras retóricas favoritas, el “zeugma”. Es decir, se usa un término en una frase que luego queda implícito en otra. En este caso, «tiempo» es el término que logra la vinculación: «el bachiller fue luego a buscar al cura, a comunicar con él lo que se dirá a su tiempo. En el que estuvieron encerrados, don Quijote y Sancho pasaron las razones que con mucha puntualidad y verdadera relación cuenta la historia». Este hermoso dispositivo tiene muchos propósitos. Por un lado, pone de relieve la compleja naturaleza del universo narrativo de Cervantes y de la realidad en general. ¿Puedes pensar en otros?

Echemos un vistazo a la conversación entre SP y DQ. SP anuncia que ha convencido a su esposa de que lo dejara partir de otra aventura. Pero su elección de palabras es incorrecta: «he relucida a mi mujer a que me deje ir con vuestra merced». DQ lo corrige: «Reducida has de decir». La ironía aquí está en que «reducida» significa “convencida”, pero la palabra «relucida» en la frase de SP también podría significar «re-azotada», o en otras palabras “severamente azotada”, que sin duda sería un tipo más grave de convencimiento. El acto de azotar un animal o a una persona va a ser un tema importante de la segunda parte. SP responde que su amo no le debería corregir tan bruscamente y que si DQ esperara un poco, SP estaría más abierto a la crítica. Una vez más la selección de palabras del personaje es confusa: «que yo soy tan fócil...». Esto podría ser una mala pronunciación de “focil”, que significa “sensible” o “defensivo”, o tal vez

Cap

ítul

o 0

7

59 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

SP quería decir “fácil” o “fácil de convencer”. Nótese que esto se refiere directamente a la naturaleza de la relación feudal entre señor y siervo: SP admite que es demasiado sensible o fácil de dominar. DQ prefiere una opción aún más obediente: «tú quieres decir que eres tan dócil, blando y mañero».

Esta confusión resulta el contexto perfecto para el verdadero tema sobre el que SP quiere conversar: la compensación por sus servicios. Irónicamente, dado que él afirma haber controlado a su esposa, SP dice ahora que Teresa lo ha obligado a ponerse serio con DQ. Luego agrega que cualquier hombre que no escucha los consejos de una mujer «es loco». Igualmente, irónico, dado que DQ ha llamado recientemente a las mujeres de su casa «bobas», nuestro caballero está totalmente de acuerdo. SP finalmente tiene el descaro de pedir un salario fijo: «que vuesa merced me señale salario conocido de lo que me ha de dar cada mes el tiempo que le sirviere, y que el tal salario se me pague de su hacienda, que no quiero estar a mercedes, que llegan tarde o mal o nunca». ¡Esto es muy significativo! La novela de Cervantes se ve muy moderna aquí. SP rechaza el orden feudal, que hace depender la suerte del siervo de la generosidad del amo; lo que él quiere es un contrato. Su lógica es también interesante. Su razonamiento se funda en la Muerte. Debido a que somos seres mortales, nuestro tiempo tiene valor: «nadie puede prometerse en este mundo más horas de vida de las que Dios quisiere darle».

«nadie puede prometerse en este mundo más horas de vida de las

que Dios quisiere darle»

60 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

19

Don Quijote afirma que es mejor ser ladrón que avaro

A hora nos encontramos con otro malentendido simbólico. SP dice que está dispuesto a descontar el valor de la isla prometida de su salario de manera prorrateada: «no soy tan ingrato... que no querré que se aprecie lo que montare la renta de la tal ínsula y se descuente de mi salario gata por cantidad». La frase correcta es “rata por cantidad” y DQ lo corrige con una

broma: «a las veces tan buena suele ser una gata como una rata». Hay otro nivel de ironía aquí. La palabra «gata» implica “latrocinio” o robo. DQ ha dicho que a veces es mejor ser ladrón que avaro. Los lectores atentos encontrarán una referencia al robo de SP de los 100 escudos de Cardenio de la primera parte.

DQ rechaza el pedido de SP. A un nivel cómico, lo hace porque él no recuerda a ningún escudero que recibiera salario en los libros de caballerías: «no me acuerdo haber leído que ningún caballero andante haya señalado conocido salario a su escudero». La novela da un giro moderno cuando añade que el mercado laboral es competitivo: «si no queréis venir a merced conmigo y correr la suerte que yo corriere, que Dios quede con vos y os haga un santo, que a mí no me faltarán escuderos más obedientes, más solícitos, y no tan empacados ni tan habladores como vos». En esto, SP se derrumba: «se le anubló el cielo y se le cayeron las alas del corazón». Para empeorar las cosas, llega Carrasco. Después de elogiar a DQ –«¡Oh honor y espejo de la nación española!»– y proclamar su deseo de que los enemigos de DQ nunca lo trampeen «en el laberinto de sus deseos», le ofrece repentinamente sus servicios: «y si alguna cosa faltare para ponerle en ejecución, aquí estoy yo para suplirla con mi persona y hacienda; y si fuere necesidad servir a tu magnificencia de escudero, lo tendré a felicísima ventura».

61 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Esto es divertido, por supuesto, pero también es un ejemplo de la teoría económica. Es el tipo de filosofía natural que los teólogos escolásticos tardíos de la Escuela de Salamanca usaron para sus análisis de las relaciones de mercado. Cervantes nos permite saber esto a través de dos aspectos de la respuesta de DQ a la oferta de Carrasco. En primer lugar, repite que el mercado laboral es competitivo: «¿No te dije yo, Sancho, que me habían de sobrar escuderos?». En segundo lugar, se pone de relieve la sutil sofisticación de Carrasco en relación con la Universidad de Salamanca, llamándolo «perpetuo trastulo y regocijador de los patios de las escuelas salmanticenses».

SP sabe que ha perdido toda capacidad de negociación y por eso da marcha atrás y se compromete a servir a DQ de manera feudal. Cuando lo hace, destroza la terminología legalista, a lo que el narrador revela que Carrasco está convencido de que SP es «uno de los más solenes mentecatos de nuestros siglos». Carrasco le entrega entonces a DQ una «celada de encaje» y DQ y SP finalmente parten. Nuestros héroes viajan como siempre, con «don Quijote sobre su buen Rocinante, y Sancho sobre su antiguo rucio», pero con algunos ajustes pragmáticos. Llevan comida y DQ también tiene una reserva de dinero para los gastos futuros: «proveídas las alforjas de cosas tocantes a la bucólica y la bolsa, de dineros que le dio don Quijote para lo que se ofreciese». También tengamos en cuenta que otro zeugma describe su salida: «dio Sansón la vuelta a su lugar, y los dos tomaron la de la gran ciudad del Toboso».

«don Quijote sobre su buen Rocinante, y Sancho sobre su antiguo rucio»

62 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

20

La aventura de don Quijote y Sancho Panza inicia en El Toboso

E l capítulo ocho abre con lo que probablemente es la formulación más abiertamente islámica de todos los textos de Cervantes: «“¡Bendito sea el poderoso Alá!”, dice Hamete Benengeli al comienzo deste octavo capítulo. “¡Bendito sea Alá!”, repite tres veces». Es fácil tomar esto como otra simple expresión de los juegos en cuanto a la problemática autoría de la novela.

Sin embargo, estas también son las primeras palabras del Corán y, como señala Francisco Rico, los moriscos españoles tradicionalmente cantaban la frase tres veces al atardecer. Observemos que mientras la primera salida de DQ comenzó al amanecer, la aventura de la segunda parte comienza al atardecer. ¿Y a dónde se dirigen nuestros héroes? El Toboso, una ciudad que algunos estudiosos consideran fue el hogar de muchos moriscos que se trasladaron allí después de la Guerra de las Alpujarras de 1568-1571.

A continuación, tenemos un recordatorio comiquísimo de los buenos augurios asociados con los sonidos de Rocinante y del asno de SP: «apenas se hubo apartado Sansón, cuando comenzó a relinchar Rocinante y a sospirar el rucio, que de entrambos, caballero y escudero, fue tenido a buena señal y por felicísimo agüero». Los “suspiros” de la montura de SP son un eufemismo de sus flatulencias, consideradas como buenos augurios desde la antigüedad. Sin embargo, Cervantes lleva el significado de las flatulencias todavía más allá: «aunque, si se ha de contar la verdad, más fueron los sospiros y rebuznos del rucio que los relinchos del rocín, de donde coligió Sancho que su ventura había de sobrepujar y ponerse encima de la de su señor».

Cap

ítul

o 0

8

63 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Ahora SP recuerda los episodios de la primera parte «en el corazón de Sierra Morena» y su visita a Dulcinea. Anticipa que no va a dar su bendición a DQ, a menos que ella lo haga desde las vallas de su corral desde donde la vio cuando le entregó la carta de DQ. DQ rechaza la imagen prosaica, diciendo que SP debe haber confundido las cercas con «galerías, o corredores, o lonjas o como las llaman de ricos y reales palacios». Este contraste cómico entre la fantasía caballeresca de DQ y la insistencia de SP en la realidad baja también contiene algo de la sofisticada teoría neoplatónica acerca de los efectos ennoblecedores del amor cortés. Según DQ: «cualquier rayo que del sol de su belleza llegue a mis ojos alumbrará mi entendimiento y fortalecerá mi corazón». SP responde que él no recuerda tal perfección solar: «el mucho polvo que sacaba se le puso como nube ante el rostro y se le escureció».

En este punto, DQ esgrime una alusión a la escritura como un proceso de tejido de hilos del gran poeta Garcilaso de la Vega: «aquellos versos de nuestro poeta donde nos pinta las labores que hacían allá en sus moradas de cristal aquellas cuatro ninfas que del Tajo amado sacaron las cabezas y se sentaron a labrar en el prado verde aquellas ricas telas que allí el ingenioso poeta nos describe, que todas eran de oro, sirgo y perlas contestas y tejidas». Bah, ¡esos textiles de nuevo! Sin embargo, dadas las descripciones contrarias de SP, DQ teme que algún enemigo haya distorsionado su realidad, tal vez incluso invertido la misma naturaleza de su historia: «la envidia que algún mal encantador debe de tener a mis cosas, todas las que han de dar gusto trueca y vuelve en diferentes figuras que ellas tienen; y, así, temo que en aquella historia que dicen que anda impresa de mis hazañas, si por ventura ha sido su autor algún sabio mi enemigo, habrá puesto unas cosas por otras». ¿Quién podría ser este mal mago? Independientemente de eso, observemos que la envidia, el motivo emocional de la violencia indicada por todos, desde Virgilio a Nietzsche, es la causa principal del problema de DQ: «¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!».

“...también el trabajo humano es un artículo susceptible de cambio con beneficio, lo mismo que cualquier otra cosa”.

—Thomas Hobbes, Leviatán

65 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Cap

ítul

o 0

8LE

CC

IÓN

21

El matra de Sancho Panza

L a respuesta egocéntrica de SP a esta línea de pensamiento es compleja. En primer lugar, afirma que es demasiado pobre para ser envidiado. Después defiende su honor personal al insistir en su ortodoxia y su pureza étnica. Tengamos en cuenta la forma en que expresa una cierta contradicción moral aquí: «siempre creo, firme y verdaderamente en Dios y en todo aquello que

tiene y cree la santa Iglesia Católica Romana, y el ser enemigo mortal, como lo soy, de los judíos, debían los historiadores tener misericordia de mí y tratarme bien en sus escritos». SP pide piedad de los autores misteriosos de su historia y al mismo tiempo se jacta de que él no tiene ningún tipo de piedad por los judíos. Por último, SP afirma que no importa lo que digan los demás, él siempre es justo con todo el mundo: «desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano». Este será el mantra de SP en la segunda parte. Cervantes nos está preparando para una examinación seria del carácter de SP.

SP termina este discurso ya contradictorio con otra especie de paradoja. El escudero aceptará la infamia si le concede la fama: «aunque por verme puesto en libros y andar por ese mundo de mano en mano, no se me da un higo que digan de mí todo lo que quisieren». Ante esto, DQ esgrime su propio discurso laberíntico, centrándose en ejemplos famosos de la lógica de SP. Aquí el hidalgo está rozando los límites de un ejercicio retórico común practicado por los eruditos humanistas del Renacimiento. Menciona que ciertas mujeres en la corte se sintieron ofendidas por haber sido dejadas de lado de una feroz sátira escrita sobre ellas. DQ recuerda a Eróstrato, quien incendió el templo de Diana sólo para poder ser famoso. Menciona a otras figuras que fueron igualmente destructivas, como César al cruzar el Rubicón y Hernán Cortés, «el cortesísimo Cortés», cuando quemó sus naves en Veracruz. Esto es confuso y bastante gracioso. DQ empieza deslizando los nombres de quienes son claros ejemplos de idiotas, pero termina con ejemplos de hombres que muchos consideraban héroes.

66 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Aún más confuso, son los demás ejemplos mencionados por DQ, que no encajan en absoluto con la idea paradójica de hacer algo malo para obtener la fama. Más bien, ellos expresan lo contrario: simple, auto-sacrificio heroico. Tenemos a Horatius Cocles, quien defendió el puente más antiguo de la antigua Roma contra los invasores; Caius Mucius Scaevola, quien puso su mano en el fuego cuando lo amenazaron con torturarlo; y lo más importante de todo, dada la propia profesión de DQ, Marcus Curtius, un caballero clásico que se lanzó a sí mismo y a su caballo en una «profunda sima ardiente», que había amenazado con destruir a Roma después del terremoto en 362 AC.

Sin embargo, el ejemplo más fascinante implica a nadie menos que Carlos V, a menudo considerado un César moderno. El Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico hizo una visita triunfal a Roma en 1536 después de haber conquistado Túnez el año anterior. Quería visitar el Panteón Romano, conocido en el siglo XVI como Santa Maria della Rotonda. Esta increíblemente famosa maravilla arquitectónica contiene una «claraboya redonda, que está en su cima», es decir, un tragaluz en el cenit de su cúpula, que es perfectamente esférica, o como dice DQ, «de media naranja». De acuerdo con DQ, el emperador recorrió este edificio y estaba de pie en la cúpula encima de este tragaluz mirando hacia abajo, cuando su guía, «un caballero romano», hizo una confesión impactante: «Mil veces, Sacra Majestad, me vino deseo de abrazarme con vuestra majestad y arrojarme de aquella claraboya abajo, por dejar de mí fama eterna en el mundo». El emperador le dio las gracias y le ordenó mantener su distancia. Sin embargo, en última instancia DQ rechaza el deseo de fama y sus palabras hacen hincapié en la importancia de no transgredir los límites de la moral cristiana: «Así, ¡oh Sancho!, que nuestras obras no han de salir del límite que nos tiene puesto la religión cristiana que profesamos». ¿Se trata esto de una lección para los cristianos viejos antisemitas?

67 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

22

El discurso de Sancho acerca de la infamiaS ancho Panza toma el nuevo tema, la moral cristiana, como una nueva línea de investigación. Una vez más, se confunde el

vocabulario: «querría que vuestra merced me sorbiese una duda». DQ lo corrige «Asolviese quieres decir». SP le pregunta sobre lo que pasó con todos esos Césares. DQ contesta que los paganos residen todos en el infierno y que los cristianos, «si

fueron buenos cristianos», están en el purgatorio o en el cielo. Esto alude a la famosa controversia sobre el destino de los buenos paganos que murieron antes de Cristo, pero también alude al debate moderno sobre el purgatorio, que distingue el protestantismo del catolicismo. Notemos cuán moral, e incluso teológico, se ha convertido este capítulo.

No pasemos por alto el humor. SP presiona a su amo, preguntándole específicamente qué pasó con las partes reales de los cuerpos de los Césares y si no se convirtieron en objetos sagrados como los que ahora atraen a los peregrinos cristianos. DQ parece demasiado hipnotizado por los ejemplos de la historia para comprender la esencia de la pregunta de SP. Con los Césares todavía en su mente, el caballero bromea que las cenizas de Julio César se colocaron «sobre una pirámide de piedra de desmesurada grandeza», que es hoy en día el obelisco “La Aguja de San Pedro”. También menciona que Adriano fue enterrado en lo que hoy es el Castel Sant’Angelo en Roma. Por cierto, este edificio sirvió como refugio para el Papa Clemente VII durante el saqueo de Roma de las tropas de Carlos V en 1527, evento que la gira triunfal del Emperador en 1536 se suponía había mejorado. SP va al grano: «¿cuál es más, resucitar a un muerto o matar a un gigante?». DQ afirma: «más es resucitar a un muerto».

68 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

¿Recuerdan cómo, cerca del final de la primera parte, SP consiguió que el supuestamente encantado DQ admitiera que tenía que hacer «aguas mayores»? Bueno, aquí encontramos de nuevo a SP satisfecho de sí mismo por arreglárselas para socavar la fantasía caballeresca de DQ: «Cogido le tengo». Él sugiere que se deben intentar ser santos en lugar de caballeros, porque las cadenas de un par de mártires torturados o las auto-flagelaciones de dos docenas de monjes disciplinantes son más apreciadas por Dios que los golpes de lanza, o «lanzadas», de los héroes militares. DQ admite que SP tiene razón, pero el caballero dice que no todos pueden ser mártires. Además, agrega: «religión es la caballería, caballeros santos hay en la gloria». ¿Qué santos son estos? Pensad en ello. Lo sabremos mucho más tarde.

Los héroes avanzan sin incidentes durante un par de días y después llegan, una vez más, «al anochecer», a «la gran ciudad del Toboso». Para decir la verdad, El Toboso no es una gran ciudad, sino más bien un pueblo insignificante. ¿O es que me equivoco? El capítulo termina con DQ eufórico por la visión de El Toboso; pero SP está deprimido porque ahora tiene un serio problema: «se le alegraron los espíritus de don Quijote y se le entristecieron a Sancho, porque no sabía la casa de Dulcinea, ni en su vida la había visto». Uh-oh.

68 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

69 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 07 - 08

70 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Esta parte de DQ está llena de juegos de palabras «fócil», «dócil», «rata», «gata», «sorbiese», «asolviese». Observemos cómo cada una es una alusión a temas reales: la sumisión de SP, la diferencia entre un ladrón y un siervo y la posibilidad de ser perdonado por los pecados. La discusión salarial está radicalmente explícita: la tensión entre caballero y escudero se convierte ante nuestros ojos en la de empleador y empleado. Por su lado, Cide Hamete canta gran alabanza de Alá al mismo tiempo que los héroes se acercan a El Toboso en la noche. La extraña creencia de que los pedos son buenos augurios da paso a otro debate sobre la pureza de Dulcinea y mientras tanto el antisemitismo y orgullo étnico de SP quedan claramente visibles. Debemos tener en cuenta cómo quedan densamente entretejidas las anécdotas históricas del capítulo ocho. Estas anécdotas comienzan como una meditación sobre el heroísmo, que contrasta con la búsqueda de la fama a través de actos criminales. DQ nos cautiva con su conocimiento arquitectónico durante su versión de la visita de Carlos V a Roma. Por último, tenemos el interés de SP en la santidad, en contraste con las cenizas de César colocadas en la parte superior de una pirámide. Si no recuerdo mal, en términos de linaje, las pirámides son como callejones sin salida. ¿Son los Césares callejones sin salida? ¿O pueden esperar haber dejado algún legado? Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre «cima» y «sima»? Si eres español, podrás escuchar una diferencia obvia, pero para los hispanoamericanos... Bueno, vamos a decir que el cénit de un hombre es el abismo de otro.

Recapitulemos

“Asno eres, y asno has de ser, y en asno has de parar cuando se te acabe el curso de la vida, que para mí tengo que antes llegará ella a su último término que tú caigas y des en la cuenta de que eres bestia”.

—Miguel de Cervantes,

Don Quijote de la Mancha

72 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Cap

ítul

o 0

9

E l capítulo nueve comienza con uno de los encabezados más absurdamente divertidos de Cervantes: «Donde se cuenta lo que en él se verá». Esto es obvio, ¿verdad? ¿O no lo es? ¿Cómo puede uno ver lo que se narra? ¿Y qué pasa si lo que se narra sucede en la oscuridad? La primera línea del capítulo también es ridícula. Es exactamente medianoche, más o menos: «Media

noche era por filo, poco más a menos, cuando don Quijote y Sancho dejaron el monte y entraron en el Toboso». Y según parece, sí hay luz de luna: «Era la noche entreclara». La luna es el símbolo de la diosa Diana, a quien vimos en el capítulo anterior, y a quien ahora comenzamos a asociar con Dulcinea. La luna también aparece prominentemente en las banderas islámicas de principios del siglo XIV. Debemos también tener en cuenta el sonido de los perros ladrando, interrumpidos por los sonidos de otros animales simbólicos de DQ: «De cuando en cuando rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos».

DQ toma esto como «mal agüero», pero sigue insistiendo a SP que le guíe «al palacio de Dulcinea». La respuesta de SP es blasfema y establece un conflicto entre nuestros héroes con respecto a la morada de Dulcinea: «¿A qué palacio tengo de guiar, cuerpo del sol... que en el que yo vi a su grandeza no era sino casa muy pequeña?». DQ insiste en que SP habría tenido que verla en «algún apartamento de su alcázar». Este término arábigo aparece en siete ocasiones en este capítulo, enfatizando así la diferencia de perspectivas que tienen escudero y caballero sobre Dulcinea.

Ahora DQ ve una enorme forma en la noche, que dice que debe ser el palacio de Dulcinea. SP dice que le guiará hasta allá, pero expresa su duda como si fuera Santo Tomás ante la resurrección de Cristo: «quizás será así; aunque yo lo veré con los ojos y lo tocaré con las manos». Cuando el alcázar de Dulcinea resulta ser una iglesia, leemos una de las líneas más famosas de la novela: «Con la iglesia hemos dado, Sancho». Hoy en día es un refrán que indica el peligro y la futilidad de contradecir a la autoridad intratable.

«Con la iglesia hemos dado, Sancho»

LEC

CIÓ

N

23

73 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu73 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Cuando SP supone que DQ debería reconocer la casa de Dulcinea, el enojo del caballero crece hasta tocar el tema de la ortodoxia religiosa: «Ven acá, hereje: ¿no te he dicho mil veces que en todos los días de mi vida no he visto a la sin par Dulcinea... que solo estoy enamorado de oídas?». SP se mete ahora en problemas: «pues vuestra merced no la ha visto, ni yo tampoco». ¿Mintió entonces a DQ sobre la embajada a El Toboso en la primera parte? SP se recupera de manera hilarante y absurda: «también fue de oídas la vista y la respuesta que le truje».

En este punto, aparece un campesino: «venía a pasar por donde estaban uno con dos mulas». Está cantando un famosa romance, con el que parece aludir al problema norte-sur de la identidad española: «Mala la hubiste, franceses, / en esa de Roncesvalles». Cuando DQ pregunta por la dirección del palacio de Dulcinea, el hombre explica por qué la desconoce –«yo soy forastero y ha pocos días que estoy en este pueblo sirviendo a un labrador rico»–, y sugiere a DQ que contacte con las autoridades religiosas del pueblo, quienes censan a todos los habitantes: «tienen la lista de todos los vecinos del Toboso». Todo esto nos lleva a una pregunta: ¿quién exactamente vivía en El Toboso a principios del siglo XVII? Algunos dirán que unos pocos moriscos que fueron realojados tras la Guerra de las Alpujarras de 1568-71. Esto haría que los curas locales estuvieran un poco nerviosos, ¿no?

SP sugiere ahora que caballero y escudero se retiren a un bosque cercano, y le ofrece buscar a Dulcinea a la mañana siguiente. DQ está complacido: «el consejo que ahora me has dado le apetezco y recibo de bonísima gana». SP se siente aliviado: «Rabiaba Sancho por sacar a su amo del pueblo, porque no averiguase la mentira de la respuesta que de parte de Dulcinea le había llevado a Sierra Morena». El narrador concluye el capítulo con una frase extraña. Nos adelanta que el siguiente capítulo contiene ciertos eventos que requieren nuestra atención y confianza: «nueva atención y nuevo crédito».

74 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

24

El primer encuentro con DulcineaE l gran académico de literatura comparada Erich Auerbach escribió un importante ensayo sobre el capítulo diez, en el que

argumentaba que este representaba la esencia de la novela de Cervantes, como conflicto entre fantasía y realidad. Advertimos un aspecto particular de este conflicto cuando SP va a buscar «los palacios o alcázares de mi señora». Auerbach no consideró

este contraste cultural entre el mundo árabe y el cristiano.

Según SP se dirige hacia El Toboso, recita un «soliloquio» en privado. Esto es algo más que el tipo de monólogo que podemos escuchar de Hamlet. SP mantiene, en realidad, una conversación consigo mismo: «“Sepamos agora, Sancho hermano, adónde va vuesa merced. ¿Va a buscar algún jumento que se le haya perdido?” “No, por cierto.” “Pues ¿qué va a buscar?” “Voy a buscar, como quien no dice nada, a una princesa, y en ella al sol de la hermosura y a todo el cielo junto.” “¿Y adónde pensáis hallar eso que decís, Sancho?” “¿Adónde? En la gran ciudad del Toboso”». Cervantes no es solo un maestro del diálogo, es un maestro del diálogo interior, que revela las ansiedades ocultas de los personajes. ¿A qué viene esta técnica ahora? ¿Qué nos dice sobre SP?

El problema más acuciante de SP es cómo encontrar una mujer que no existe. Decide improvisar, confiando en la credulidad de su amo: «Siendo, pues, loco, como lo es, y de locura que las más veces toma unas cosas por otras y juzga lo blanco por negro y lo negro por blanco... no será muy difícil hacerle creer que una labradora, la primera que me topare por aquí, es la señora Dulcinea». Entonces, llega a ver justo lo que necesita: «cuando se levantó para subir en el rucio vio que del Toboso hacia donde él estaba venían tres labradoras sobre tres pollinos, o pollinas, que el autor no lo declara». Hay dos aspectos de la descripción que sigue que nos resultan interesantes. Primero, hay mucha confusión sobre el sexo de las labradoras, lo que, según señala Francisco Rico, es un eco del debate sobre el sexo de los ángeles. Segundo, el narrador ofrece unas excusas excesivas sobre por qué esto no debería interesarnos.

Cap

ítul

o 10

75 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

¿Confiamos en este narrador? Hay también más juegos de palabras sobre los asnos de las mujeres. Cuando SP va a informar a su amo que ha encontrado a Dulcinea, utiliza erróneamente un término bíblico, en el que se refiere a los canaanitas de la antigua Palestina, enemigos de los israelitas: «Sus doncellas y ella... vienen a caballo sobre tres cananeas remendadas». DQ le corrige: «Hacaneas querrás decir, Sancho». SP repite entonces el tono esquivo del narrador: «Poca diferencia hay... de cananeas a hacaneas; pero, vengan sobre lo que vinieren, ellas vienen las más galanas señoras que se puedan desear». ¿Qué estarían haciendo los canaanitas en El Toboso?

En cualquier caso, DQ está entusiasmado. Recordando el tema del salario de SP, DQ le ofrece a su escudero el botín de futuras conquistas, e incluso añade un incentivo más realista: «te mando el mejor despojo que ganare en la primera aventura que tuviere, y si esto no te contenta, te mando las crías que este año me dieren las tres yeguas mías, que tú sabes que quedan para parir en el prado concejil de nuestro pueblo». SP acepta sabiamente los potros, porque «de ser buenos los despojos de la primera aventura no está muy cierto». Entonces, nos hemos de preguntar: ¿qué tan buenos serán los caballos criados en los prados comunales. Nos viene a la mente la famosa frase de Juan de Mariana: “Cuando un asno es de muchos, los lobos se lo comen”.

«Hacaneas querrás decir, Sancho»

76 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

25

Don Quijote el clásico amante románticoA hora tenemos un conflicto entre el punto de vista de SP y el de DQ: «Yo no veo, Sancho... sino a tres labradoras sobre

tres borricos». SP actúa como si se sintiera decepcionado, describiendo lo que ve de acuerdo a los dictados de la fantasía caballeresca: «¡Agora me libre Dios del diablo!... ¿Y es posible que tres hacaneas, o como se llaman, blancas como

el ampo de la nieve, le parezcan a vuesa merced borricos? ¡Vive el Señor que me pele estas barbas si tal fuese verdad!». Raro, ¿verdad? SP se acaba de apostar la barba a que sabe la verdad. DQ insiste en la realidad: «es tan verdad que son borricos, o borricas, como yo soy don Quijote y tú Sancho Panza». Pero... ¡un momento! DQ y SP son personajes de ficción. SP se dirige a Dulcinea: «Reina y princesa y duquesa de la hermosura, vuestra altivez y grandeza sea servida de recebir en su gracia y buen talente al cautivo caballero vuestro». DQ se ve forzado a seguir la iniciativa de SP, pero está visiblemente confuso: «ya se había puesto don Quijote de hinojos junto a Sancho y miraba con ojos desencajados y vista turbada a la que Sancho llamaba reina y señora». El narrador nos cuenta que Dulcinea es fea: «una moza aldeana, y no de muy buen rostro, porque era carirredonda y chata». Y es más, ella se enoja: «Apártense nora en tal del camino, y déjenmos pasar, que vamos depriesa».

Abatido, DQ le explica a Dulcinea qué ha ocurrido: «el maligno encantador me persigue y ha puesto nubes y cataratas en mis ojos, y para solo ellos y no para otros ha mudado y transformado tu sin igual hermosura y rostro en el de una labradora pobre». Pero insiste en que todavía la ama y le suplica que entienda: «no dejes de mirarme blanda y amorosamente, echando de ver en esta sumisión y arrodillamiento que a tu contrahecha hermosura hago la humildad con que mi alma te adora». Dulcinea intenta escapar, pero el daño que inflige a su burra se convierte en un problema: «como la borrica sentía la punta del aguijón, que le fatigaba más de lo ordinario, comenzó a dar corcovos, de manera que dio con la señora Dulcinea en tierra». DQ quiere ayudar a Dulcinea a regresar a su montura, pero ella lo rechaza, ya que puede montar tan bien como cualquier hombre: «haciéndose algún

77 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

tanto atrás, tomó una corridica y, puestas ambas manos sobre las ancas de la pollina, dio con su cuerpo, más ligero que un halcón, sobre la albarda, y quedó a horcajadas, como si fuera hombre». SP está sorprendido y suelta una curiosa exclamación: «¡Vive Roque que es la señora nuestra ama más ligera que un alcotán y que puede enseñar a subir a la jineta al más diestro cordobés o mexicano!» Incluso observa que su montura parece especialmente salvaje: «hace correr la hacanea como una cebra».

En esta escena, DQ anticipa el clásico amante romántico del siglo XIX desilusionado por su pérdida. Entretanto, SP ofrece un largo discurso sobre lo que acaba de presenciar. Es como si quisiera ver hasta dónde puede empujar a su amo. Finaliza con un hilarante retrato de Dulcinea: «para decir la verdad, nunca yo vi su fealdad, sino su hermosura, a la cual subía de punto y quilates un lunar que tenía sobre el labio derecho, a manera de bigote, con siete o ocho cabellos rubios como hebras de oro y largos de más de un palmo». La respuesta de DQ es también hilarante. Al principio se ve embelesado por la historia de SP. Incluso clama que Dulcinea debe tener otro lunar en la parte interna del muslo, pero duda sobre el detalle de los pelos: «muy luengos para lunares son pelos de la grandeza que has significado». En cualquier caso, él cree: «Yo lo creo, amigo... porque ninguna cosa puso la naturaleza en Dulcinea que no fuese perfecta y bien acabada». De nuevo, tenemos a un romántico en DQ: «soy el más desdichado de los hombres». Nuestros héroes dejan El Toboso para siempre: «volvieron a subir en sus bestias y siguieron el camino de Zaragoza».

«Yo lo creo, amigo... porque

ninguna cosa puso la

naturaleza en Dulcinea que no fuese perfecta y bien acabada»

77 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

78 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

26

Don Quijote se enfrenta a «Las Cortes de la Muerte» E l capítulo once funciona como un repaso alegórico del capítulo diez, excepto que es incluso más oscuro y diabólico. DQ está

tan en estado de shock –«tan fuera de sí»– que deja libre a Rocinante: «sintiendo la libertad que se le daba, a cada paso se detenía a pacer la verde yerba de que aquellos campos abundaban». El color verde domina la segunda parte. ¿Qué puede

significar esto? SP intenta animar a su amo: «¿Qué diablos es esto? ¿Qué descaecimiento es este? ¿Estamos aquí o en Francia? Mas que lleve Satanás a cuantas Dulcineas hay en el mundo». DQ reprende a SP por su blasfemia y se responsabiliza de la transformación de Dulcinea: «no digas blasfemias contra aquella encantada señora, que de su desgracia y desventura yo solo tengo la culpa; de la invidia que me tienen los malos ha nacido su mala andanza». Incluso continúa desmantelando el retrato que SP hizo de Dulcinea: «dijiste que tenía los ojos de perlas, y los ojos que parecen de perlas antes son de besugo [un tipo de pez] que de dama; y, a lo que yo creo, los de Dulcinea deben ser de verdes esmeraldas, rasgados, con dos celestiales arcos que les sirven de cejas». En lo que nos resulta ya una táctica familiar, la respuesta de SP es una especie de jujitsu absurdo: «también me turbó a mí su hermosura como a vuesa merced su fealdad».

SP dice que deberían seguir adelante, y DQ está a punto de responder, cuando «estorbóselo una carreta que salió al través del camino cargada de los más diversos y estraños personajes y figuras que pudieron imaginarse». Hay aquí seis figuras: 1) «el Diablo», que dirige la comitiva, junto con 2) «la Muerte», 3) «un ángel con unas grandes y pintadas alas», 4) «un emperador con una corona, al parecer de oro, en la cabeza», 5) «a los pies de la Muerte estaba el dios que llaman Cupido», y, para acabar, 6) «un caballero armado de punta en blanco». Esto nos hace pensar en una complicada versión del grabado en madera de Durero, El caballero, la Muerte y el Diablo.

Cap

ítul

o 11

79 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

«aquella mujer, que es la del autor, va de Reina»

DQ se enfrenta a estas figuras, tal y como hubiera hecho en la primera parte. El Diablo informa a DQ de que pertenecen a una compañía teatral situada en un pueblo cercano, y que representan un “auto sacramental”, obra de un solo acto, «Las Cortes de la Muerte», en la celebración de un festival que tiene lugar ocho días después de la fiesta del Corpus Christi. También le explica que trabajan para un director de teatro llamado Angulo el Malo, hombre que, de hecho, aparece en la novela de Cervantes El coloquio de los perros, de 1605. Otro detalle curioso aquí es la referencia del Diablo a una mujer, tal vez la esposa de Angulo el Malo, a la que el narrador no ha hecho referencia en la descripción inicial de la comitiva: «aquella mujer, que es la del autor, va de Reina». Por lo que parecería que en realidad hay siete figuras alegóricas.

DQ acepta la explicación, repitiendo el tema de santo Tomás: «así como vi este carro imaginé que alguna grande aventura se me ofrecía, y ahora digo que es menester tocar las apariencias con la mano para dar lugar al desengaño». Véase que DQ es ahora un personaje radicalmente diferente al que era en la primera parte. Ahora se desilusiona fácilmente, hasta tal punto, que tiende a que la realidad triunfe sobre sus fantasías caballerescas. En cualquier caso, la desilusión, o el «desengaño», es el tema que define al periodo barroco. Y por cierto, el término “barroco” deriva del término portugués para una perla de forma defectuosa.

80 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

27

«Señor, el Diablo se ha llevado al rucio»L a siguiente escena carnavalesca es muy extraña. Uno de los de la compañía, la figura del loco o del bufón, se burla de DQ

y Rocinante: «uno de la compañía que venía vestido de bojiganga, con muchos cascabeles, y en la punta de un palo traía tres vejigas de vaca hinchadas... llegándose a don Quijote, comenzó a esgrimir el palo y a sacudir el suelo con las

vejigas y a dar grandes saltos». Sorprendido, Rocinante «dio a correr por el campo». SP se baja de su rucio para ayudar a su amo, pero tanto caballero como Rocinante han caído redondos al suelo. Ahora el narrador describe al bufón como «el demonio bailador de las vejigas», quien, entonces, le roba el rucio a SP: «le hizo volar por la campaña hacia el lugar donde iban a hacer la fiesta».

SP está traumatizado: «cada vez que veía levantar las vejigas en el aire y caer sobre las ancas de su rucio eran para él tártagos y sustos de muerte, y antes quisiera que aquellos golpes se los dieran a él en las niñas de los ojos que en el más mínimo pelo de la cola de su asno». Ahora SP informa de algo diferente a lo que el narrador ha estado describiendo: «Señor, el Diablo se ha llevado al rucio». La respuesta de DQ refleja nuestra propia confusión –«¿Qué diablo?»– y la aclaración de SP especifica exactamente de quién estamos hablando: «El de las vejigas». Entonces, ¿el loco se ha convertido en el Diablo? Como vimos en la primera parte, el robo del rucio de SP no es un asunto cualquiera.

81 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

«Dejemos estas fantasmas y volvamos

a buscar mejores y más calificadas aventuras»

Como si fuera cosa del destino, «habiendo caído el Diablo con el rucio, por imitar a don Quijote y a Rocinante, el Diablo se fue a pie al pueblo y el jumento se volvió a su amo». En cualquier caso, DQ promete venganza: «será bien castigar el descomedimiento de aquel demonio en alguno de los de la carreta, aunque sea el mesmo Emperador». La compañía se pone en guardia y se prepara para liarse a pedradas con DQ. SP advierte en contra del ataque: «se ha de considerar que es más temeridad que valentía acometer un hombre solo a un ejército donde está la Muerte y pelean en persona emperadores». Podríamos esperar que DQ dijera algo como «Yo valgo por ciento». Pero, en cambio, observa que, como sus enemigos no son escuderos, corresponde a SP atacarlos. SP se niega, utilizando un lenguaje moralizante: «No hay para qué señor... tomar venganza de nadie, pues no es de buenos cristianos tomarla de los agravios... mi voluntad... es de vivir pacíficamente los días que los cielos me dieren de vida». DQ acepta esta lógica: «Pues esa es tu determinación... Sancho bueno, Sancho discreto, Sancho cristiano y Sancho sincero, dejemos estas fantasmas y volvamos a buscar mejores y más calificadas aventuras». El narrador está de acuerdo: «gracias sean dadas al saludable consejo que Sancho Panza dio a su amo».

82 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 09 - 11

83 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

En el capítulo nueve, el encuentro nocturno con El Toboso llega a ser un encuentro físico con la Iglesia. Entonces, en el capítulo diez, contemplamos los respectivos puntos de vista de SP y DQ con respecto a las perfecciones e imperfecciones de Dulcinea. También hemos visto una enorme variedad de monturas en el capítulo diez, que van desde todo tipo de burros y caballos, machos y hembras, hasta dromedarios y cebras. Finalmente, en el capítulo once, tenemos un auténtico y alegórico juego de asnos. Algo diabólico amenaza a nuestros héroes, y casi entran en guerra con una enérgica e ilusoria armada, que incluye al Emperador, la Muerte, y un Diablo, pero también a un Loco y una Reina. Al final, sin embargo, prevalece el razonable pacifismo de SP. Al-hamdu lillāh! O, como decimos en español, “¡Gracias a Dios!”

Recapitulemos

“¡ Ay de mí ! Que envuelto en fuegocaigo arrastrando mi sombra donde ya que no me vea yo a mí mismo...”

—Pedro Calderón de la Barca

El gran teatro del mundo

85 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

28

«Caballero de los Espejos»

L os capítulos del doce al quince tratan el encuentro de DQ y SP con Sansón Carrasco, quien está disfrazado del «Caballero de los Espejos», y Tomé Cecial, su escudero. El objetivo de Carrasco es vencer en combate a DQ para que éste regrese a su casa. Hay momentos divertidos a lo largo de estos capítulos, pero el asunto principal es la naturaleza problemática de vecinos y amigos.

Aquí, Cervantes explora tanto lo que mantiene unida a la sociedad como lo que la despedaza. Simultáneamente, estos capítulos son existencialistas: «el Caballero de los Espejos» es, literalmente, un reflejo de DQ, y DQ insiste reiteradamente en que él mismo existe, y en que él es quien es. También, el encuentro entre caballeros y escuderos anticipa episodios futuros: SP se emborrachará una vez más con otro de sus vecinos, y DQ entrará en batalla de nuevo con Carrasco.

El capítulo doce se abre con un diálogo repleto de errores entre DQ y SP sobre la troupe de teatro de Angulo el Malo. DQ afirma que se hubiera enfrentado a la compañía y hubiera ganado «la corona de oro de la Emperatriz y las pintadas alas de Cupido». En realidad, no se había descrito la figura de la emperatriz como la que llevaba la corona, ni era Cupido quien llevaba alas. SP responde aludiendo al tema de la impureza metalúrgica: «Nunca los cetros y coronas de los emperadores farsantes... fueron de oro puro, sino de oropel o hoja de lata». DQ está de acuerdo y se lanza a una defensa de la utilidad social del teatro, arguyendo que los actores, al igual que los autores, «son instrumentos de hacer un gran bien a la república, poniéndonos un espejo a cada paso delante». En efecto, esto también suena como una defensa de Cervantes al arte de la novela. Utilizando una analogía popular, DQ compara el teatro a la vida (cf. Shakespeare: “Todo el mundo es un escenario”). Al final de la obra, «quedan todos los recitantes iguales»; y al final de la vida, «a todos les quita la muerte las ropas que los diferenciaban, y quedan iguales en la sepultura». SP realiza entonces una comparación familiar entre la vida y el ajedrez. Pero estos son diferentes puntos de vista. ¿Es la vida entretenimiento o un torneo?

Cap

ítul

o 12

86 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

¿Es la vida entretenimiento

o un torneo?

DQ está impresionado por la sabiduría de su escudero y SP dice que su amo lo ha transformado: «algo se me ha de pegar de la discreción de vuestra merced». SP, entonces, se arrincona a sí mismo, realizando una hilarante analogía con la agricultura: «las tierras que de suyo son estériles y secas, estercolándolas y cultivándolas vienen a dar buenos frutos». Pero esto significa que DQ habla mierda: «Quiero decir que la conversación de vuestra merced ha sido el estiércol que sobre la estéril tierra de mi seco ingenio ha caído». Si este comentario lo hubiera hecho antes, SP se hubiera llevado una paliza, pero aquí DQ se ríe.

86 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

“¡ Ay de mí ! Que envuelto en fuegocaigo arrastrando mi sombra donde ya que no me vea yo a mí mismo...”

—Pedro Calderón de la Barca

El gran teatro del mundo

88 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

29

El Caballero del Bosque y su escudero

A continuación, el narrador describe la amistad entre Rocinante y el asno de SP. Según el narrador, el autor original dedicó muchos capítulos a este tema, pero, debido a que esto es una epopeya, –«heroica historia»–, el decoro exige dejarlo de lado. Sin embargo, el narrador sí le dedica varias líneas a esta amistad salvaje. Compara a Rocinante y al rucio con amigos

clásicos –«Niso y Euríalo, y Pílades y Orestes»–, y afirma que su amistad es superior a la de los humanos: «se podía echar de ver, para universal admiración, cuán firme debió ser la amistad destos dos pacíficos animales, y para confusión de los hombres, que tan mal saben guardarse amistad los unos a los otros». Nuestro narrador cristiano incluso defiende los excesos de Cide Hamete, para quien los hombres pueden aprender de los animales: «no le parezca a alguno que anduvo el autor algo fuera de camino... que de las bestias han recebido muchos advertimientos los hombres». Véase la relación amor-odio entre el narrador y Cide Hamete. A veces se burla de él, otras veces lo alaba.

Caballero y escudero duermen, pero otro caballero y su escudero, que dan de comer a sus caballos y descansan cerca, los despiertan. DQ y SP los espían. Aquí tenemos dos de las técnicas favoritas de Cervantes. Describe cómo los personajes actúan y hablan simultáneamente: «El decir esto y el tenderse en el suelo todo fue a un mesmo tiempo». E indica que uno de los personajes desea hablar a otro cuando es interrumpido por las acciones de un tercero: «Replicar quería Sancho a su amo, pero la voz del Caballero del Bosque... lo estorbó». Luego el Caballero del Bosque canta un soneto de amor no correspondido, al final del cual le dice a su dama que lo golpee: «Blando cual es o fuerte, ofrezco el pecho / entallad o imprimid lo que os dé gusto». Como gran parte de este episodio, el soneto se inspira en la poesía de Garcilaso de la Vega. Finalmente, el Caballero del Bosque se describe a sí mismo como un esclavo de su amada –«este tu cautivo caballero»– y dice que ha realizado grandes hazañas para ella –«ásperos y duros trabajos»– y que ha vencido a innumerables caballeros: «ha hecho que te confiesen por la más hermosa del mundo todos los caballeros», entre los que se encuentran «todos los caballeros de la Mancha».

Cap

ítul

o 12

89 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

«Nunca he visto yo escudero... que se atreva a hablar donde habla su señor»

Cuando DQ objeta –«yo soy de la Mancha y nunca tal he confesado»–, el Caballero del Bosque lo escucha: «¿Quién va allá? ¿Qué gente?». Aludiendo a su enfrentamiento con Cardenio en la primera parte, nuestros caballeros tienen mucho en común, especialmente su sufrimiento amoroso. Parece que son amigos, aunque el narrador nos cuenta que pronto se pelearán: «en buena paz y compañía, como si al romper del día no se hubieran de romper las cabezas». Esto es un encuentro típico entre caballeros de las novelas de caballerías. También se interpreta como una alegoría del origen de la civilización en una selva virgen, el tipo de argumentación entre dos individuos que dirigirá el pensamiento de Rousseau y Hegel siglos más tarde. Téngase en cuenta también que, cuando DQ desaprueba la impertinencia de SP, el Caballero del Bosque reivindica los viejos valores jerárquicos del feudalismo: «Nunca he visto yo escudero... que se atreva a hablar donde habla su señor». En este punto, los escuderos se alejan de sus amos. SP promete contarle su historia al otro. Él se encuentra entre «los más hablantes escuderos», juego de palabras que se hace eco de los “andantes caballeros”.

90 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

30

«Divididos estaban caballeros y escuderos»L a primera frase del capítulo trece enfatiza, y resuelve, el problema narrativo de eventos separados y al mismo tiempo simultáneos:

«Divididos estaban caballeros y escuderos, estos contándose sus vidas y aquellos sus amores, pero la historia cuenta primero el razonamiento de los mozos y luego prosigue el de los amos». Los escuderos se compadecen el uno del otro.

El otro escudero cita el Génesis 3.19: «comemos el pan en el sudor de nuestros rostros». Curiosamente, deja sin recitar la ominosa conclusión de ese verso: “polvo eres, y al polvo volverás”. Después, discuten sobre sus ganancias. SP espera una isla, mientras que el otro escudero quiere un puesto religioso confortable. SP evoca cuando el cura le había asegurado que su amo sería un emperador o al menos un arzobispo: «Debe de ser... su amo de vuesa merced caballero a lo eclesiástico... pero el mío es meramente lego... aunque me acuerdo cuando le querían aconsejar personas discretas, aunque a mi parecer malintencionadas, que procurase ser arzobispo, pero él no quiso sino ser emperador» (cf. DQ 1.26). SP concluye declarando que él es, esencialmente, incompatible con la Iglesia: «aunque parezco hombre, soy una bestia para ser de la Iglesia».

Cuando el otro escudero sugiere que regresen a las granjas en donde tendrían los medios para vivir suficientemente bien (cf. la sobrina de DQ, Voltaire y Ortega y Gasset), SP presume sobre el valor de su asno: «tengo un asno que vale dos veces más que el caballo de mi amo». Y otra vez: «A burla tendrá vuesa merced el valor de mi rucio». El otro menciona a sus tres hijos, y SP dice que él tiene dos. Poniendo especial énfasis en su hija –«a quien crío para condesa»–, SP dice que ella es «tan fresca como una mañana de abril». La respuesta del otro cruza la línea: «Oh hideputa, puta, y qué rejo debe de tener la bellaca».

Cap

ítul

o 13

91 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Las cosas se empiezan a poner muy incómodas. SP se ofende ante la idea de que su esposa es una prostituta, aunque debemos recordar que él usó la misma frase para describir a Aldonza Lorenzo en la primera parte (cf. DQ 1.25). El cambio también alude a las relaciones sexuales inadecuadas de la novela picaresca El Lazarillo de Tormes, en la que la mujer del héroe es la concubina del sacerdote local. Recordemos, también, que el hijo de SP, Sanchico, tiene un tío favorable: «su tío el abad» (DQ 2.5).

El otro escudero recula ante una situación potencialmente explosiva, insistiendo en que su intención era el halago: «¿Cómo no sabe que... aquello que parece vituperio... es alabanza notable?». Pero la supuesta impureza de la familia de SP sigue siendo un problema. Igualmente, SP habla sobre su propia inmoralidad. Espera ver de nuevo a su familia: «para volverlos a ver ruego yo a Dios me saque de pecado mortal». Pero con esta mención a Dios y al pecado mortal, SP confiesa abruptamente su crimen de la primera parte: «una bolsa con cien ducados que me hallé un día en el corazón de Sierra Morena». Por una parte, SP se siente culpable; por otra, presume. Véase cómo su propio recuerdo ha inflado el dinero de Cardenio hasta convertirse en ducados, una moneda ligeramente más valiosa que los escudos robados. SP incluso fantasea con hacerse rico mediante ciertos instrumentos financieros que generan ingresos: «echo censos y fundo rentas y vivo como un príncipe».

92 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E n este punto, el otro escudero da a entender la identidad de su amo, quien se está entrometiendo en la vida de otro caballero: «“Cuidados ajenos matan al asno”; pues porque cobre otro caballero el juicio que ha perdido se hace él loco». Los lectores cuidadosos sabrán ahora que el otro caballero es Carrasco, y nuestra impresión negativa del mismo crece cuando el

escudero le llama «más bellaco que tonto y que valiente». Los sentimientos de SP por su propio amo dan lugar a un tierno contraste: «Eso no es el mío... digo, que no tiene nada de bellaco, antes tiene una alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos... le quiero como a las telas de mi corazón». El asunto de la moralidad personal es ahora un tema central. El escudero de Carrasco es escéptico, y su advertencia a SP recuerda a una parábola evangélica, así como a un episodio del Lazarillo de Tormes: «si el ciego guía al ciego, ambos van a peligro de caer en el hoyo».

Luego, el escudero compara sus respectivas riquezas, SP es pobre: «solo traigo en mis alforjas un poco de queso». El otro escudero es rico, pero véase cómo sus palabras insinúan la amenaza de guerra: «Mejor repuesto traigo yo en las ancas de mi caballo que lleva consigo cuando va de camino un general». Más importante, sin embargo, es que el otro escudero es radicalmente generoso. Comparte con SP «una gran bota de vino y una empanada de media vara». Cuando SP alaba el vino –«¡Oh hideputa, bellaco, y cómo es católico!»–, su lenguaje alude al tema de la impureza racial y sexual, y lo remata con el tema de la identidad religiosa. Esto también obliga a SP a realizar una confesión moral a su vecino: «confieso que conozco que no es deshonra llamar “hijo de puta” a nadie cuando cae debajo del entendimiento de alabarle».

Sancho Panza el catador de vino

LEC

CIÓ

N

31«le quiero como a las telas de mi corazón»

93 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

«¿este vino es de Ciudad Real?»

Lo que sigue es algo parecido a una alegoría que relaciona la pureza del vino con la pureza de los ancestros de SP. Solo probándolo, SP reconoce el lugar de origen del vino: «¿este vino es de Ciudad Real?». El otro escudero está impresionado: «Bravo mojón!», lo que significa “buen catador” o “buen juez”, aunque en Andalucía este término también significa “excremento”. SP declara entonces que ha heredado el talento de catar vino: «tuve en mi linaje por parte de mi padre los dos más excelentes mojones que en luengos años conoció la Mancha».

El capítulo trece finaliza con una expresión de lealtad de SP: «Hasta que mi amo llegue a Zaragoza, le serviré, que después todos nos entenderemos». Esto enfatiza de nuevo que el punto final de la novela es Zaragoza, pero también indica la creencia absoluta de SP de que él y su amo llegarán a un entendimiento con respecto a su salario. Finalmente, nótese una voz narrativa cada vez más informal y moderna: «se quedaron dormidos, donde los dejaremos por ahora, por contar lo que el Caballero del Bosque pasó con el de la Triste Figura».

94 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

32

Las hazañas del Caballero del BosqueE l capítulo catorce se abre con el conflicto norte-sur, ya familiar, de la historia de España. «Casildea de Vandalia», es decir,

“Casilda de Andalucía”, le ha dado al Caballero del Bosque una serie de pruebas de Hércules. Tiene que parar la Giralda, una famosa veleta de Sevilla. Rememorando las palabras de César “Veni, vidi, vici”, él dice «Llegué, vila y vencíla». Tuvo que pesar

los Toros de Guisando, un conjunto de monolitos con forma de toro situados cerca de Ávila. Tuvo que explorar las profundidades de «la sima de Cabra», al lado de Córdoba, que muchos consideran la entrada al infierno. Véase que todo tipo de simas pasan a ser un tema importante en la segunda parte. El Caballero del Bosque rememora a Platón y la alegoría de la caverna: «desempeñéme en la sima y saqué a luz lo escondido de su abismo». Finalmente, declara que ha vencido a todos los caballeros de España. Está especialmente orgulloso de haber vencido a DQ, y lo demuestra citando unos versos de La Araucana de Ercilla: «y tanto el vencedor es más honrado / cuanto más el vencido es reputado».

Por petición de DQ, el Caballero del Bosque describe a DQ perfectamente. Más aún: «Si todas estas señas no bastan para acreditar mi verdad, aquí está mi espada, que la hará dar crédito a la mesma incredulidad». Esta jerga se hace eco de los desafíos de las novelas de caballerías, pero también es el segundo mayor énfasis sobre el término económico «crédito» en la segunda parte (cf. DQ 2.9). Es de notar que DQ se muestra controlado. Nuestro hidalgo dice conocer a DQ –«le tengo en lugar de mi misma persona»– y hace otra referencia a santo Tomás: «veo con los ojos y toco con las manos no ser posible ser el mesmo». Ofrece entonces la explicación de que algún mago ha debido hechizar al Caballero del Bosque, de modo que este crea que ha luchado contra él: «si ya no fuese que, como él tiene muchos enemigos encantadores, especialmente, uno que de ordinario le persigue, no haya alguno dellos tomado su figura para dejarse vencer, por defraudarle de la fama».

Cap

ítul

o 14

95 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

«y tanto el vencedor es más honrado / cuanto más el

vencido es reputado»

En cualquier caso, la explosión final de DQ es agresiva: «Y si todo esto no basta para enteraros en esta verdad que digo, aquí está el mesmo don Quijote, que la sustentará con sus armas a pie o a caballo o de cualquiera suerte que os agradare». Aquí está nuestro DQ de la primera parte, quien, incluso, se pone de pie de un salto: «Y diciendo esto se levantó en pie y se empuñó en la espada, esperando qué resolución tomaría el Caballero del Bosque». Los caballeros acuerdan un duelo al alba, el cual es anticipado por el narrador con caballeresca hipérbole: «en saliendo el sol habían de hacer los dos una sangrienta, singular y desigual batalla». También acuerdan que el perdedor «ha de quedar a la voluntad del vencedor». Véase el contraste entre este violento giro y la tranquilidad de sus monturas: «ya todos tres caballos y el rucio se habían olido y estaban todos juntos».

96 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

33

Sancho Panza, pacífico escuderoA continuación, se da otra hilarante conversación entre SP y el otro escudero, quien insiste en que, como es costumbre

en Andalucía, «nosotros también hemos de pelear y hacernos astillas». SP asegura que él es uno de esos «pacíficos escuderos» y que no quiere ver su cabeza «partida y dividida en dos partes» (cf. DQ 1.9). Es más, él va desarmado: «Hay

más, que me imposibilita el reñir el no tener espada, pues en mi vida me la puse». Debemos recordar que, sin embargo, en DQ 1.8 parecía que SP tenía una espada. El otro escudero propone pelear con zurrones, pero SP rechaza la idea: «bebamos y vivamos nosotros». El otro escudero insiste otra vez: «Con todo... hemos de pelear siquiera media hora». SP dice que eso viola su código personal: «no seré yo tan descortés ni tan desagradecido, que con quien he comido y he bebido trabe cuestión alguna por mínima que sea». Recuerdad esto: SP beberá y comerá con otro vecino en el futuro. El otro escudero se ofrece a ofenderlo: «le daré tres o cuatro bofetadas, que dé con él a mis pies, con las cuales le haré despertar la cólera». SP se enfada ahora: «no soy yo hombre que me dejo manosear el rostro de nadie». Recuerden esto también: SP se pondrá ansioso cuando la gente le toque la cara en futuros episodios. Finalmente, el pacifismo moral de SP sale vencedor: «lo más acertado sería dejar dormir su cólera a cada uno, que no sabe nadie el alma de nadie».

Según se va acercando el duelo de los caballeros, Cervantes nos ofrece otra parodia extrema del amanecer clásico, teñido de misticismo oriental según los pájaros multicolores van cantando diversas canciones: «ya comenzaban a gorjear en los árboles mil suertes de pintados pajarillos, en sus diversos y alegres cantos parecía que daban la norabuena y saludaban a la fresca aurora, que ya por las puertas y balcones del Oriente iba descubriendo la hermosura de su rostro». El cielo gotea «número infinito de líquidas perlas», y las plantas «brotaban y llovían blanco y menudo aljófar». Ya vimos este homónimo para las gotas de rocío o diminutas perlas en La historia del cautivo de la primera parte.

97 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Pero el exótico amanecer es groseramente interrumpido por un pasaje carnavalesco. Ahora que puede ver, algo de la nariz del otro escudero provoca el miedo de SP: «Mas apenas dio lugar la claridad del día para ver y diferenciar las cosas, cuando la primera que se ofreció a los ojos de Sancho Panza fue la nariz del escudero del Bosque, que era tan grande, que casi le hacía sombra a todo el cuerpo». El tamaño de la nariz –«como berenjena»– trae connotaciones étnicas, y las convulsiones de SP se describen mediante otro término arábigo: «como niño con alferecía». Del mismo modo, el duelo entre caballeros que sigue a continuación parodia un encuentro épico entre un español y un árabe. El Caballero del Bosque se revela ahora como el Caballero de los Espejos, con su armadura cubierta de «muchas lunas pequeñas de resplandecientes espejos». DQ pide ver su cara, pero el otro caballero dice que ya habrá tiempo para eso cuando termine la batalla. DQ se crece para la ocasión: «si Dios, si mi señora y mi brazo me valen, veré yo vuestro rostro, y vos veréis que no soy yo el vencido don Quijote que pensáis». Nótese la crisis personal aquí: DQ lucha contra la negación de sí mismo.

«si Dios, si mi señora y mi brazo me valen, veré yo vuestro rostro,

y vos veréis que no soy yo el vencido don Quijote que pensáis»

98 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

34

La identidad del Caballero de los EspejosE ntretejiendo diferentes narrativas, Cervantes nos hace volver la vista atrás, hacia el extraño escudero, cuya nariz llama la

atención de DQ: «Ofreciéronsele en esto a la vista de don Quijote las estrañas narices del escudero, y no se admiró menos de verlas que Sancho: tanto, que le juzgó por algún monstro o por hombre nuevo». Esta última frase sugiere

los conflictos étnicos de la temprana modernidad española. El término «hombre nuevo» alude a los conversos o moriscos, esto es, cristianos nuevos frente a cristianos viejos. En este punto, SP consigue que DQ le ayude a escapar del otro escudero subiéndose a un árbol. Esto afecta al resultado de la justa. El Caballero de los Espejos se detiene cuando ve a DQ ocupado con SP. Cuando DQ da media vuelta, por primera vez Rocinante corre de verdad: «que esta sola vez se conoció haber corrido algo». De este modo, DQ alcanza al Caballero de los Espejos con la guardia baja y lo golpea, dejándolo inconsciente en el suelo.

Ahora viene una gran escena de anagnórisis, en la que los dos grupos de personajes se reconocen el uno al otro. Levantando el yelmo de su enemigo, DQ se queda estupefacto al ver «el rostro mesmo, la misma figura, el mesmo aspecto, la misma fisonomía, la mesma efigie, la perspectiva mesma del bachiller Sansón Carrasco». Sospecha de brujería y SP tiene una idea brutal: «meta la espada por la boca a este que parece el bachiller Sansón Carrasco: quizá matará en él a alguno de sus enemigos los encantadores». DQ está de acuerdo: «No dices mal... porque de los enemigos, los menos».

99 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

«Don Quijote y Sancho volvieron a proseguir su camino de Zaragoza, donde los deja la historia, por dar cuenta de quién era el Caballero de los Espejos y su narigante escudero»

Ahora, el otro escudero corre a salvar a su amo: «ese que tiene a los pies es el bachiller Sansón Carrasco, su amigo». Pero el escudero está sin nariz y, así, SP está impactado de reconocer a su propio vecino: «¡Santa María, y valme! ¿Este no es Tomé Cecial, mi vecino y mi compadre?». ¡Sí, lo es! Y el otro caballero es «Sansón Carrasco, nuestro compatrioto». Recuérdese el tema. ¿Qué lo convierte a uno en vecino, amigo o compatriota? ¿Es la identidad étnica o algo más fuerte aún? Cuando Carrasco recupera la consciencia, DQ insiste en que declare la belleza superior de Dulcinea y, más aún, «aquel caballero que vencistes no fue ni pudo ser don Quijote de la Mancha». Carrasco debe hacer todo esto «para que detenga y temple el ímpetu de mi cólera y para que use blandamente de la gloria del vencimiento». De muchas maneras, la pacificación de DQ es el objetivo de toda la novela. Y tenemos un gran trecho por recorrer.

El capítulo termina con otra de las transiciones de Cervantes, cada vez más naturales e informales: «Don Quijote y Sancho volvieron a proseguir su camino de Zaragoza, donde los deja la historia, por dar cuenta de quién era el Caballero de los Espejos y su narigante escudero». Nótese el hilarante neologismo «narigante escudero», que desarma al “andante caballero”, así como el énfasis en Zaragoza como objetivo último.

100 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

35

La conspiración del cura, el barbero y Sansón CarrascoT ras la partida de DQ y SP, el capítulo quince revela que Carrasco ha conspirado con el cura y el barbero «para reducir a don

Quijote a que estuiviese en su casa quieto y sosegado». El verbo «reducir», que SP ya ha usado con respecto a Teresa, alude a la Inquisición. También significa “persuadir” o “convertir”, es decir, alejar a los pecadores de la herejía. En consecuencia,

DQ no es solo un hombre loco sino un apóstata. En cualquier caso, el plan era dejar que DQ se dedicara a la aventura y, después, que Carrasco lo venciera en combate y lo obligara a quedarse en casa por dos años. Su escudero sería Tomé Cecial, a quien el narrador describe como «compadre y vecino de Sancho Panza».

La parte más interesante del capítulo quince es la discusión sobre la locura que mantienen Carrasco y Cecial. Cecial señala la ironía de la derrota de Carrasco: «Sepamos, pues, ahora cuál es el más loco, el que lo es por no poder menos o el que lo es por su voluntad». La respuesta de Carrasco es más profunda que lo que pretende: «La diferencia que hay entre esos dos locos es que el que lo es por fuerza lo será siempre, y el que lo es de grado lo dejará de ser cuando quisiere». ¿Pero qué sucede si uno no desea estar cuerdo? Como Spock dijo en una ocasión, “En una sociedad demente, el cuerdo debe parecer que está demente”. Esta paradoja social es precisamente el motivo por el que los románticos del siglo XIX adoraban la novela de Cervantes. Pero la frase no es sólo filosóficamente traumática y reflexiva, similar a la historia de “El loco de Sevilla”, narrado por el barbero, también anticipa el resto de la novela, en la que DQ recupera gradualmente su cordura. Sin embargo, el capítulo finaliza ominosamente, ya que Carrasco se siente motivado ahora no por la amistad sino por la venganza: «y él quedó imaginando su venganza».

Cap

ítul

o 15

101 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 12 - 15

102 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Sin saberlo, DQ ha conocido y derrotado al Caballero de los Espejos. Hay implicaciones existenciales, pero también políticas. Por ejemplo, seguramente los reyes tiranos y los curas de la Inquisición española también leyeron Don Quijote de la Mancha. ¿Entendieron la sátira sobre sus políticas de persecución étnica y moral? ¿Está SP lleno de vino o lleno de mierda? ¿Está DQ en guerra contra brujos árabes o simplemente está peleando contra sus propios vecinos, que son simplemente como él? ¿Y qué hay de Carrasco? ¿En qué momento el deseo de ayudar o convertir al prójimo pasa a ser un violento acto de venganza? Finalmente, una vez más, de miles de maneras, la novela de Cervantes es también una sátira del conflicto étnico del sur de España. ¿Está bien asustarse de alguien por el tamaño de su nariz? Y parafraseando a Rodney King: ¿por qué no podemos llevarnos bien como Rocinante y el asno de Sancho?

Recapitulemos

“No hay arte que un gobierno aprenda más rápido de otro que el de drenar dinero de los bolsillos de la gente”.

—Adam Smith

La riqueza de las naciones

104 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N 3

6

Los pensamientos íntimos de don QuijoteE l capítulo dieciséis comienza con los pensamientos íntimos de DQ. Se siente tan satisfecho y orgulloso de su victoria sobre el

Caballero de los Espejos que se olvida de sus palizas anteriores. Además, ahora tiene una misión única. Debe liberar a Dulcinea de su encantamiento: «decía entre sí que si él hallara arte, modo o manera como desencantar a su señora Dulcinea,

no invidiara a la mayor ventura que alcanzó o pudo alcanzar el más venturoso caballero andante de los siglos pasados». SP interrumpe a DQ de sus cavilaciones, recordando las narices de su vecino: «¿No es bueno, señor, que aún todavía traigo entre los ojos las desaforadas narices, y mayores de marca, de mi compadre Tomé Cecial?». Mientras nuestros héroes debaten sobre la identidad del Caballero de los Espejos y de su escudero, SP revela la profundidad de su relación con Cecial. Sus casas comparten una pared por encima de la cual aparece a menudo la cara de Cecial: «la cara, quitadas las narices, era la misma de Tomé Cecial, como yo se la he visto muchas veces en mi pueblo y pared en medio de mi misma casa». La identidad étnica de Cecial es sospechosa. Su gran nariz significa que tiene linaje judío. Es un detalle usado por los cristianos viejos para ridiculizar a sus enemigos sociales, los conversos, tal y como puede verse en el famoso soneto antisemítico de Francisco de Quevedo “Érase un hombre a un nariz pegado”. Y gracias a SP, las dos caras de Cecial, con nariz y desnarigada, se han entrometido en los pensamientos de DQ sobre Dulcinea.

DQ no puede aceptar que el Caballero de los Espejos es Carrasco, su amigo: «¿He sido yo su enemigo por ventura? ¿Hele dado yo jamás ocasión para tenerme ojeriza? ¿Soy yo su rival?». Ofrece entonces una explicación familiar. La culpa es del encantamiento: «Todo es artificio y traza». Más aún, sus enemigos usaron este truco porque sabían que no es posible matar a su vecino: «porque la amistad que le tengo se pusiese entre los filos de mi espada y el rigor de mi brazo, y templace la justa ira de mi corazón». DQ demuestra aquí una ética cristiana. Por el contrario, también clama victoria sobre su enemigo: «he quedado vencedor de mi enemigo».

Cap

ítul

o 16

105 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

«he quedado vencedor de mi enemigo»

Con la victoria sobre el Caballero de los Espejos ante él, nuestro héroe conoce ahora a otro personaje: el acaloradamente discutido «Caballero del Verde Gabán». Este es un tipo de caballero radicalmente diferente, un caballero moderno. Para ser más precisos, es un gentilhombre, a quien el narrador describe como prudente y discreto. Nótese que el color dominante de sus arreos es el verde, con toques dorados y púrpuras de la realeza. Nótese también que tiene adornos importantes que muestran explícitamente sus raíces arábigas, especialmente la cimitarra: «alfanje morisco pendiente de un ancho tahalí de verde y oro». La crítica considera que este caballero es una figura erasmista, una especie de alter-ego razonable y humanista de DQ. Pero este «alfanje morisco» también indica el mismo conflicto étnico que hemos visto en otro lugar.

La calma impregna la escena. El caballero es educado: «los saludó cortésmente». Cuando adelanta a nuestros héroes, DQ le invita a unirse a ellos y el hombre acepta, al mismo tiempo que se disculpa por su grosería, ya que temía que su yegua pudiera provocar a Rocinante. Sabemos, de la primera parte, que esta es una posibilidad real. En cualquier caso, SP defiende la reputación del caballo: «nuestro caballo es el más honesto y bien mirado del mundo: jamás en semejantes ocasiones ha hecho vileza alguna». Y la vez que Rocinante no se comportó adecuadamente, DQ y SP tuvieron que pagar un precio: «la lastamos mi señor y yo con las setenas». SP alude a la multa antigua de tener que pagar siete veces el daño causado. El narrador subraya esta tranquilidad burguesa haciendo notar que DQ no lleva su yelmo: «iba sin celada, que la llevaba Sancho como maleta en el arzón delantero de la albarda del rucio».

El compañero de viaje mira fijamente y con asombro a DQ por un instante, con lo que DQ se presenta a sí mismo como un caballero medieval, motivado por la aventura y el amor. Cita una traducción española de Petrarca del Triunfo de amor: «que soy caballero: “destos que dicen las gentes / que a sus aventuras van”». Proporciona más detalles, admitiendo que empeñó sus propiedades –«empeñé mi hacienda»– y fanfarroneando sobre que, gracias a cierto libro, es ahora famoso en el mundo entero: «he merecido andar yo en estampa en casi todas o las más naciones del mundo: treinta mil volúmenes se han impreso de mi historia, y lleva camino de imprimirse treinta mil veces de millares, si el cielo no lo remedia». DQ exagera el número de libros que circulan sobre él por entonces, asegurando que hay veinte ediciones, aunque es bastante acertado con respecto al número de volúmenes futuros.

106 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

37

Don Quijote defiende los intereses del hijo de Miranda

E l Caballero del Verde Gabán está confuso pero también impresionado. Por un lado, le resulta difícil de creer: «¿Cómo es posible que hay hoy caballeros andantes en el mundo, y que hay historias impresas de verdaderas caballerías?». Por otro, comparte el deseo de DQ de asistir a «viudas», «doncellas», «casadas» y «huérfanos». Las últimas palabras de alabanza

del Caballero del Verde Gabán nos dan a entender la idea de Cervantes sobre escribir un tipo de narrativa caballeresca más noble y moral que superara los aspectos más violentos y sexuales de la fantasía caballeresca. Esto expresa perfectamente la perspectiva mantenida por Erasmo y su discípulo Juan Luis Vives, quienes habían perdido su popularidad en la Contrarreforma en España: «con esa historia que vuesa merced dice que está impresa de sus altas y verdaderas caballerías se habrán puesto en olvido las innumerables de los fingidos caballeros andantes, de que estaba lleno el mundo, tan en daño de las buenas costumbres y tan en perjuicio y descrédito de las buenas historias».

Por supuesto, DQ objeta. Pero «el verde» responde con incredulidad: «Pues ¿hay quien dude... que no son falsas las tales historias?». Nótese, sin embargo, que DQ se mantiene civilizado: «espero en Dios de dar a entender a vuesa merced que ha hecho mal en irse con la corriente de los que tienen por cierto que no son verdaderas». El otro caballero sabe ahora que DQ está loco. En cualquier caso, invita a sus visitantes a su casa a cenar con él y se presenta a sí mismo con gran detalle. Él también es un hidalgo, aunque mucho más adinerado que DQ. Su nombre es don Diego de Miranda. Lleva una vida modesta. Tiene familia, caza y pesca, y se jacta de tener una biblioteca de «hasta seis docenas de libros». Estos están en español y latín, algunos son historias y otros son libros devocionales. Nótese la crucial diferencia entre los libros de su biblioteca y los de DQ: «los de caballerías aún no han entrado por los umbrales de mis puertas». Repetidamente, Miranda parece ser una especie de católico reformado, de naturaleza erasmista. No está interesado en juzgar la moralidad privada de los demás y evita mostrar públicamente su religión: «no escudriño las vidas ajenas ni soy lince de los hechos de los otros; oigo misa cada día, reparto mis bienes con los pobres, sin hacer alarde de las buenas obras, por no dar entrada en mi corazón a la hipocresía y vanagloria». Su piedad es simple, elegante: «soy devoto de Nuestra Señora y confío siempre en la misericordia infinita de Dios Nuestro Señor». La respuesta de SP a todo esto es fascinante. Baja de un salto de su rucio y besa los pies de Miranda: «me parece vuesa merced el primer santo a la jineta que he visto en todos los días de mi vida». Miranda niega ser un santo, pero el gesto de SP rescata a DQ de su estado de melancolía.

107 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Ahora sabemos que el hijo de Miranda ha estado estudiando latín y griego en la Universidad de Salamanca, así como poesía lírica. Miranda admite que se siente turbado por el interés de su hijo por la literatura clásica. Hubiera preferido que estudiara derecho o teología. Por el contrario, su hijo participa ahora en una «justa literaria», es decir, una competición literaria. Hay algo profundamente autobiográfico en este pasaje, como si Cervantes estuviera proyectando su propia vida en la del hijo de Miranda. Y es DQ quien defiende los intereses del hijo, aconsejando al padre que debería ser amoroso y paciente con sus vástagos: «en lo de forzarles que estudien esta o aquella ciencia, no lo tengo por acertado». Debería permitírsele a un niño seguir sus pasiones: «sería yo de parecer que le dejen seguir aquella ciencia a que más le vieren inclinado». Ofrece entonces una alegoría de la poesía, que en esos tiempos incluía todo tipo de literatura creativa, comparándola con «una doncella tierna y de poca edad», a quien las otras ciencias deberían enriquecer con su conocimiento. También concede a la poesía el poder de crear una especie de oro metafórico: «Ella es hecha de una alquimia de tal virtud, que quien la sabe tratar la volverá en oro purísimo de inestimable precio». Teniendo en cuenta que el asunto de escribir por dinero aparece en las dos partes de DQ, tal vez este oro sea algo más que una simple metáfora. Al igual que Cervantes, DQ también rechaza escribir de acuerdo a los gustos del hombre vulgar, pero véase cómo define vulgar en un sentido democrático. Hasta los reyes y los duques pueden ser vulgares: «todo aquel que no sabe, aunque sea señor y príncipe, puede y debe entrar en número de vulgo».

Finalmente, en el discurso de DQ, escuchamos a Cervantes realizando una vigorosa defensa de los escritores modernos de «poesía de romance», o español moderno. Los escritores modernos deberían ser exactamente como Homero y Virgilio, quienes escribieron en sus lenguas maternas: «todos los poetas antiguos escribieron en la lengua que mamaron en la leche, y no fueron a buscar las estranjeras para declarar la alteza de sus conceptos». Entonces, insiste a Miranda con que debe ser abierto de mente con respecto a los intereses de su hijo: «que vuesa merced deje caminar a su hijo por donde su estrella le llama». Tal vez revelando la visión de Cervantes sobre su propio arte, DQ cita directamente a Ovidio, el gran autor latino de Las metamorfosis: «Est Deus in nobis», lo que significa “Dios vive en nosotros”, aludiendo a la función divina y profética de la escritura creativa. También cita a Horacio, quien incluso utilizó la poesía lírica en la forma de sofisticada sátira social: «si hiciere sermones al modo de Horacio, donde reprehenda los vicios en general, como tan elegantemente él lo hizo, alábale, porque lícito es al poeta escribir contra la invidia». Finalmente, DQ señala que la escritura creativa puede ser política y, por lo tanto, peligrosa para el escritor, aludiendo al exilio de Ovidio: «hay poetas que, a trueco de decir una malicia, se pondrán a peligro que los destierren a las islas de Ponto». Ahora, en este preciso punto, hay de pronto una presencia real: «alzando don Quijote la cabeza vio que por el camino por donde ellos iban venía un carro lleno de banderas reales». En otras palabras, el discurso de DQ sobre la escritura creativa se entreteje perfectamente con la aventura siguiente, y nosotros tenemos el perfecto derecho de asumir que será política y satírica.

108 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E l capítulo diecisiete narra la increíble y nunca suficientemente alabada «aventura de los leones». Es una de mis favoritas. SP ofrece lo que al principio parece un simple y bufonesco detalle. Acaba de adquirir «requesones», o cuajada, a unos pastores cercanos, y, debido a las prisas, los guarda en el yelmo de DQ. DQ pide su yelmo para prepararse para el combate. Mientras

tanto, Miranda cree que DQ está a punto de atacar una carreta que transporta el dinero del rey Felipe III: «no descubrió otra cosa que un carro que hacia ellos venía, con dos o tres banderas pequeñas, que le dieron a entender que el tal carro debía de traer moneda de Su Majestad, y así se lo dijo a don Quijote».

Hay una ironía múltiple aquí, que tiene que ver con nuestras diferentes percepciones de la realidad. DQ responde a la advertencia de Miranda opinando que uno siempre debe prepararse para lo peor: «Hombre apercebido, medio combatido». Señala que las amenazas son a menudo invisibles: «sé por experiencia que tengo enemigos visibles e invisibles, y no sé cuándo, ni adónde, ni en qué tiempo, ni en qué figuras me han de acometer». Al mismo tiempo, se pone el yelmo sobre la cabeza y de pronto piensa que su cerebro se está derritiendo. Cuando DQ acusa a SP de traición, el escudero asegura que ha sido víctima de enemigos ocultos: «debo yo de tener encantadores que me persiguen como a hechura y miembro de vuesa merced». Esto es hilarante, pero Cervantes también está estableciendo los fundamentos para otro episodio simbólico que tiene que ver con el cerebro en relación al combate, es decir, con la contemplación mental como preparación para amenazas desconocidas. Veamos más de cerca estas amenazas.

«La aventura de los leones»

LEC

CIÓ

N

38C

apít

ulo

17

109 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

DQ está preparado para combatir «con el mesmo Satanás en persona». El conductor informa a DQ que la carreta lleva «dos bravos leones enjaulados, que el general de Orán envía a la corte». Hay otra nota autobiográfica aquí: Cervantes emprendió una misteriosa misión a Orán en 1581, que supuestamente implicaba espionaje o diplomacia. Para continuar, DQ está confrontando claramente una extensión simbólica del personaje real: «las banderas son del rey nuestro Señor, en señal que aquí va cosa suya». Pero nuestro loco hidalgo no se echa para atrás: «¿Leoncitos a mí?». Al igual que «Con la iglesia hemos dado», esta frase es ahora un refrán que expresa determinación al enfrentarse a un peligro. El caballero del verde gabán intenta ahora parar a DQ, pero sus palabras también nos confirman la naturaleza política del conflicto: «estos leones no vienen contra vuesa merced, ni lo sueñan: van presentados a Su Majestad, y no será bien detenerlos ni impedirles su viaje». DQ no permite que otros determinen lo que él sabe o deja de saber: «yo sé si vienen a mí o no estos señores leones».

¿Cuál es la naturaleza de este conflicto político? Ya hemos visto una alusión al dinero. Nótese que la pobreza del conductor es también un tema: «quedaré rematado para toda mi vida; que no tengo otra hacienda sino este carro y estas mulas». Considero que este tema –y el hecho de que DQ sabe lo que él sabe– se refiere aquí a que la política monetaria inflacionaria de Felipe III fue devastadora para la gente pobre, ahorradores y gente con rentas fijas. La respuesta de DQ contiene un nivel más profundo de significado, relacionado con la pobreza y el ahorro: «presto verás que trabajaste en vano y que pudieras ahorrar esta diligencia». El lenguaje monetario del episodio continúa cuando el guardián de los leones insiste a DQ sobre el costo potencial. Dice que si DQ persiste en su desafío, le tendrá que compensar a él por su salario y sus honorarios: «protesto a este señor que todo el mal y daño que estas bestias hicieren corra y vaya por su cuenta, con más mis salarios y derechos». De nuevo, DQ no recula: «respondió don Quijote que él sabía lo que hacía».

En este punto, Cide Hamete ofrece la mayor alabanza a DQ que hay en toda la novela. Es un párrafo largo. Francisco Rico incluso señala cierta hipérbole hebraica: «¡Oh fuerte y sobre todo encarecimiento animoso don Quijote de la Mancha!... ¿Con qué palabras contaré esta tan espantosa hazaña, o con qué razones la haré creíble a los siglos venideros, o qué alabanzas habrá que no te convengan y cuadren, aunque sean hipérboles sobre todos los hipérboles?... Tus mismos hechos sean los que te alaben, valeroso manchego, que yo los dejo aquí en su punto, por faltarme palabras con que encarecerlos». ¿Por qué ahora? ¿Por qué este episodio en particular lleva a Cide Hamete a producir una alabanza tan excesiva?

«las banderas son del rey nuestro Señor, en señal que aquí va cosa suya»

110 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

«dos bravos leones enjaulados, que el general de Orán envía a la corte»

Todos huyen despavoridos, pero el león se muestra impávido: «enseñó sus traseras partes a don Quijote, y con gran flema y remanso se volvió a echar en la jaula». DQ urge ahora al guardián de los leones para que lo azuce. Él se niega y DQ declara su victoria. Ahora DQ hace señas a los demás para que regresen con el mismo trapo blanco que él había usado para limpiarse los requesones de la cara. Paradójicamente, esto parece una señal de rendición. Este trapo blanco, en conjunción con el desinterés del león por enfrentarse a DQ, parecería indicar que la inflación es demasiado sutil como para ser vencida. La política del rey significa que él gana, da igual lo que uno haga. En cualquier caso, según regresa el conductor, DQ tiene un gesto impertinente: «Sancho, dale dos escudos de oro, para él y para el leonero, en recompensa de lo que por mí se han detenido». No os llevéis a error, esto es un gesto subversivo hacia Felipe III. Y el guardián de los leones lo reconoce perfectamente: «prometióle de contar aquella valerosa hazaña al mismo rey, cuando en la corte se viese».

Y DQ lleva su encuentro con el monarca mucho más allá: «Pues si acaso Su Majestad preguntare quién la hizo, diréisle que el Caballero de los Leones». Esta es la primera vez desde que dejó su casa que DQ se da a sí mismo un apodo, reemplazando el «Caballero de la Triste Figura» de la primera parte. Esto sería suficiente para reconocer la importancia de este episodio. El narrador nos dice entonces que Miranda está maravillado, e incluso, de alguna manera, siente respeto por DQ. La perspectiva de Miranda es un maravilloso calco erasmista de la doble naturaleza de DQ: «un cuerdo loco y un loco que tiraba a cuerdo». El capítulo finaliza con un largo discurso de DQ en el que menosprecia otra vez a los caballeros cortesanos, por ser inferiores en relación a los caballeros andantes: «Pero el andante caballero busque los rincones del mundo, éntrese en los más intricados laberintos». Cuando DQ observa que los caballeros andantes sólo buscan la fama –«buscando peligrosas aventuras, con intención de darles dichosa y bien afortunada cima, solo por alcanzar gloriosa fama y duradera»–, parece que cita a Cicerón, el mayor enemigo republicano de los emperadores romanos. Es otra sofisticada bofetada a Felipe III y a sus consejeros.

111 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 16 - 17

112 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Las narices tienen un gran simbolismo durante el encuentro de DQ con el Caballero de los Espejos y el encuentro de SP con Tomé Cecial. En el comienzo del capítulo dieciséis se reflexiona sobre esto, lo cual nos permite continuar leyendo el episodio anterior como una parábola sobre moros y cristianos, sobre amigos y enemigos, y sobre lo que significa ser vecino en la España del siglo XVII. El nuevo caballero que hemos conocido se vuelve también simbólico poco después. El Caballero del Verde Gabán es una figura profundamente erasmista, esto es, en comparación con el combativo fanatismo de DQ, Miranda es razonable y moderado en su modo de vida y creencias. Durante su conversación con DQ sobre la educación de su hijo en la Universidad de Salamanca, tenemos otro detallado vistazo de los propios principios estéticos de Cervantes. Estos incluyen una férrea defensa de la poesía lírica española, pero también un claro reconocimiento de que la escritura creativa toma, a menudo, la forma de sátira política. Esto explica la importancia de Ovidio, Horacio y Cicerón en estos dos capítulos. A continuación, en el capítulo diecisiete, ejemplificando la sátira de Cervantes, tenemos el locamente heroico enfrentamiento de DQ con los leones de Felipe III. Aquí DQ es el clásico héroe romántico que impresionó a muchos lectores del siglo XIX con su lucha apasionada contra toda posibilidad de ganar: «Bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible». Pero también es el guerrero en contra de la invisible y siniestra práctica de la manipulación monetaria, que hiere al pobre robándole su riqueza y dándosela al rey y a sus consejeros de la corte, es decir, al estado. La inflación monetaria dirigida por el poder dominante es un problema laberíntico, además de universal. Esto explica por qué DQ se da a sí mismo un nuevo apodo, y por qué Cide Hamete está aquí más impresionado por el «Caballero de los Leones» que en ningún otro lugar en la novela, y por qué la figura erasmista representada por Miranda de pronto genera respeto por nuestro «loco que tiraba a cuerdo».

Recapitulemos

“La conexión entre la belleza femenina y el enamoramiento masculino es una de las secuencias de causa y efecto más regulares que observamos en la vida cotidiana”.

—E. H. Carr

¿Qué es la historia?

114 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

39

La vida familiar de Diego de MirandaE l capítulo dieciocho se centra detenidamente en la vida familiar de Diego de Miranda y contiene un par de poemas de su

hijo Lorenzo. De lo primero que nos damos cuenta es del encabezado del capítulo, que sirve para dos cosas: 1) nos recuerda la original locura de DQ, refiriéndose a «el castillo o casa del Caballero del Verde Gabán», lo que sugiere una especie

de punto medio entre la perspectiva del narrador y la de DQ; 2) de nuevo se burla de las críticas de la primera parte de Don Quijote añadiendo «con otras cosas extravagantes», lo que significa eventos extraordinarios pero también cualquier cosa que pueda distraer del argumento tradicional.

Tras una breve descripción de la casa de Miranda, que incluye una «cueva», donde se almacena la comida familiar, el capítulo realiza una breve referencia al asunto de la etnicidad de Dulcinea. Cuando DQ ve grandes jarrones de barro –«tinajas»– de El Toboso, el caballero recita unos de los versos más famosos de Garcilaso: «Oh dulces prendas, por mi mal halladas, / dulces y alegres cuando Dios quería». Esto les parecerá a algunos lectores una absurda parodia, pero dado que los versos de Garcilaso defienden a la reina africana Dido cuando fue abandonada por Eneas, y dado que DQ contempla los jarrones de barro que fueron fabricados por los moriscos tobeseños, y dado que Felipe III ya había echado a los moriscos de España en los años anteriores a DQ 2, dado todo esto, digo, hay algo conmovedor en estos versos. Cervantes revela la poesía amorosa de Garcilaso como si tuviera una agenda trans-étnica, y señala la expulsión de los moriscos como una traición inhumana con graves consecuencias para la economía doméstica de España.

Cervantes continúa burlándose de los lectores superficiales, haciendo que el traductor morisco también evite «frías digresiones».

Y resulta complicado cómo ocurre esto. El narrador cristiano dice que el autor original pintó la casa de Miranda con gran detalle, «pero al traductor desta historia le pareció pasar estas y otras semejantes menudencias en silencio, porque no venían bien con el propósito principal de la historia». Por irónico contraste, leemos, también con gran detalle, que SP desviste a DQ y que nuestro loco hidalgo, entonces, se lava: «se lavó la cabeza y rostro, y todavía se quedó el agua de color de suero». Este último detalle del color del agua se debe a la compra de Sancho de «sus negros resquesones, que tan blanco pusieron a su amo». Este contraste de colores sugiere el tema racial de nuevo.

Cap

ítul

o 18

Así que entramos en un mundo burgués: «quería la señora doña Cristina mostrar que sabía y podía regalar a los que a su casa llegasen». La narración alude constantemente al tema erasmista de la extraña pero a la vez perspicaz locura de DQ. Esto toma forma a través de una serie de apartes entre Miranda y Lorenzo en los que hablan sobre su invitado. Por ejemplo, el padre explica a su hijo que «le he visto hacer cosas del mayor loco del mundo y decir razones tan discretas, que borran y deshacen sus hechos».

Al mismo tiempo, el tema cambia hacia la poesía y la educación. DQ pregunta sobre la poesía de Lorenzo, y cuando el jovencito se muestra humilde, nuestro caballero le da el visto bueno: «no hay poeta que sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo». Lorenzo es magnánimo hacia otros poetas: «No hay regla sin excepción... y alguno habrá que lo sea y no lo piense». La respuesta de DQ es cínica: «Pocos». El hidalgo, entonces, exhibe un amplio ingenio, explicando a Lorenzo, quien ha entrado en una competición poética, que debería luchar por el segundo puesto, ya que el primer premio se dará injustamente, o a una persona poderosa, o mediante un soborno. Lorenzo se siente intrigado y realiza otro aparte: «Hasta ahora... no os podré yo juzgar por loco».

DQ se lanza ahora en un largo discurso sobre la ciencia de la caballería andante. Hay nuevos temas aquí. Un caballero necesita ser jurista –«jurisperito»–, con conocimientos de «la justicia distributiva y comutativa», refiriéndose al difícil equilibrio entre derechos de la comunidad y los relativos al individuo. Resulta interesante que DQ evite la tercera categoría clásica de justicia, es decir, la que implica las obligaciones del estado hacia sus ciudadanos. También dice que un caballero debe ser un «teólogo» así como un «médico», a quien define como «principalmente herbolario». Nótese esta visión relativamente científica de la medicina. Un caballero debe ser también un «astrólogo» y «ha de saber las matemáticas». DQ cita entonces las virtudes de la fe, esperanza y caridad, así como prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Se mueve rápidamente entre las virtudes prosaicas y trascendentales. Un caballero debe saber nadar y herrar caballos. Esto resulta irónico, dado que sabemos que las pezuñas de Rocinante están en estado de putrefacción. Pero también debe ser fiel a Dios y a su dama, y por encima de todo lo demás, debe defender la verdad incluso aunque le cueste la vida. Este último comentario suena radical, pero véase la moderación física de DQ. ¿Ha cambiado a nuestro héroe la visita a la casa de los Miranda?

Lorenzo duda de que haya habido caballeros andantes. De nuevo, DQ parece notablemente tranquilo ante este «error». Dice que va a «rogar al cielo» por la iluminación de Lorenzo. DQ transforma las acciones de un caballero en algo parecido a una actitud filosófica. Así, suena conservador en el fondo, ya que expresa una visión cínica del estado actual de las cosas: «triunfan ahora, por pecados de las gentes, la pereza, la ociosidad, la gula y el regalo». Del mismo modo, Lorenzo concluye que DQ está loco, pero reconoce que todavía puede aprender de él: «Escapado nos ha nuestro huésped... pero, con todo eso, él es loco bizarro, y yo sería mentecato flojo si así no lo creyese». Nótese la tranquilidad de la escena: «de lo que más se contentó don Quijote fue el maravilloso silencio que en toda la casa había».

116 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

40

Los poemas de Lorenzo de MirandaC ontemplemos ahora a los poemas de Lorenzo. Hay algo autobiográfico en la participación de Lorenzo en una «justa literaria».

Parte de la primera poesía de Cervantes procede de una competición similar, y nada menos que de Zaragoza, en el mismo sitio de las «justas del arnés» en las que DQ espera participar. Lorenzo presenta su primer poema con humildad: «solo por

ejercitar el ingenio la he hecho». Esto es una forma poética particular: una glosa, en cuyas últimas líneas de las estanzas se hace eco de las líneas de la estanza inicial, que es una cita de otro poema. El tema aquí es la celeridad del tiempo: tempus fugit en latín. Es más, la marcha implacable del tiempo significa que la muerte es una gran motivadora: «me da la vida el temor / de lo que será después». DQ está entusiasmado y sitúa a Lorenzo en una tradición académica de gran poesía, desde Atenas a París y de Bolonia hasta Salamanca.

Lorenzo recita entonces un soneto sobre Píramo y Tisbe, los trágicos amantes que Ovidio hizo famosos. Es una revisión de un soneto imperialista de Diego Hernando de Acuña, y un bello ejemplo del estilo manierista. Pero también remite a la historia de amor de Cardenio y Luscinda, y alude a la pared entre las familias de SP y Tomé Cecial. Es más, anticipa la historia de amor de Quiteria y Basilio en el siguiente capítulo. De hecho, el «tan estrecho estrecho» que el amor se atreve a cruzar –«que amor suele de hecho facilitar la más difícil cosa»– resume justamente todas las historias de amor en DQ, tal vez más especialmente la de Viedma y Zoraida, quienes cruzaron el “Estrecho de Gibraltar.” DQ está de nuevo entusiasmado por «el artificio deste soneto».

DQ permanece durante cuatro días en casa de Miranda antes de partir para Zaragoza. Hay un doble significado en la descripción de la ruta por parte del narrador: «el día de las justas de Zaragoza, que era el de su derecha derrota». La frase «derecha derrota» significa “camino recto” pero también “derrota legítima”. Se trata de una ironía cristiana: El destino de DQ es, de algún modo, su derrota triunfante. El narrador también anticipa el futuro episodio de la Cueva de Montesinos y la inminente investigación de los míticos orígenes

117 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

de los Lagos de Ruidera por parte de DQ. A continuación, las palabras de despedida de DQ a Lorenzo reiteran el tema matemático. Alude al tópico pitagórico de la vida como ‘una’, que representa el camino que se bifurca entre la virtud y el vicio, excepto en el caso de la vida de DQ, que se bifurca entre la poesía y la caballería andante. DQ alude entonces a una famosa línea de la Eneida de Virgilio, una de las favoritas de Cervantes, la que usa, por ejemplo, como base para su novela ejemplar El coloquio de los perros. La idea es que los caballeros andantes buscan elevar al humilde y rebajar al orgulloso: «se han de perdonar los sujetos y supeditar y acocear los soberbios». Miranda y su hijo se sienten impresionados por las «entremetidas razones» de DQ. Según parten nuestros héroes, el narrador se hace eco de la perspectiva de DQ: «con la buena licencia de la señora del castillo, don Quijote y Sancho, sobre Rocinante y el rucio, se partieron».

«se han de perdonar los sujetos y supeditar y

acocear los soberbios»

118 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

41

El Caballero de los LeonesE l capítulo diecinueve es un preámbulo filosófico a la boda de Camacho, que se encuentra en los capítulos veinte y veintiuno. La

confusión y los contrastes a lo largo de este capítulo nos llevan a poner atención en los detalles. En el camino, DQ se encuentra «con dos como clérigos o como estudiantes y dos labradores que sobre cuatro bestias asnales venían caballeros». Esto

se clarificará: Los clérigos son estudiantes, y uno de los labradores, en realidad, resultará tener cierta experiencia legal. Nótese el contraste entre cada uno de los estudiantes: uno trae «dos espadas negras de esgrima» y el otro una serie de textiles enrollados en «bocací verde». Esta tela se solía usar para cubrir libros, y el color nos recuerda a Miranda. Nótese también que los labradores llevan su propia mercancía: «Los labradores traían otras cosas, que daba indicio y señal que venían de alguna villa grande donde las habían comprado y las llevaban a su aldea». El énfasis de Cervantes en el comercio parece particularmente agudo aquí. ¿Por qué? El comercio contrarresta la violencia.

Como es habitual, los cuatro hombres están sorprendidos con DQ, quien explica su profesión y se muestra a sí mismo como «el Caballero de los Leones». Los estudiantes le invitan a una gran boda: «una de las mejores bodas y más ricas que hasta el día de hoy se habrán celebrado en la Mancha». DQ pregunta si «algún príncipe» se va a casar. No, más bien la boda es entre «un labrador y una labradora: él, el más rico de toda esta tierra, y ella, la más hermosa que han visto los hombres». Estos son Camacho y Quiteria, conocidos, por excelencia, como «el rico» y «la hermosa». Nótese los elementos esenciales del deseo femenino y masculino. Camacho representa lo que las mujeres quieren; Quiteria representa lo que los hombres quieren. Pero aquí está pasando más de lo que aparenta a simple vista. En el fondo, esta es una de las típicas historias de amor de Cervantes, basadas en el contraste entre dos formas básicas de estatus social en el siglo XVI español: riqueza y linaje.

De este modo, hay indicios de que Camacho es converso o de origen morisco, y por eso busca el estatus de cristiano viejo en la familia de Quiteria, quienes, por su parte, buscan riqueza: «algunos curiosos que tienen de memoria los linajes de todo el mundo quieren decir que el de la hermosa Quiteria se aventaja al de Camacho; pero ya no se mira en esto, que las riquezas son poderosas de soldar muchas quiebras». Esta idea de ocultar los orígenes raciales se refuerza por el hecho de que la boda se celebrará en un campo

Cap

ítul

o 19

que Camacho ha cubierto por completo con una pérgola para que proporcione sombra. También, como es costumbre en DQ, hay un hombre rival: Basilio. No nos sorprendemos al saber que Basilio y Quiteria fueron jóvenes amantes al modo de Píramo y Tisbe, y que terminaron con el proverbial muro entre las respectivas casas y el proverbial padre de la chica interviniendo a favor del rival del joven. Esto nos debería recordar el soneto de Lorenzo, pero también a Cardenio y Luscinda a SP y Tomé Cecial.

Si Basilio no tiene la riqueza de Camacho, tiene la juventud de su lado. Hay algo fálico en la extensa descripción de la destreza física de Basilio por parte del estudiante, la cual termina destacando su habilidad en el manejo de la espada: «juega una espada como el más pintado». Entendiendo la insinuación sexual, DQ se pone del lado de Basilio, y afirma que el chico merece «no solo casarse con la hermosa Quiteria, sino con la misma reina Ginebra, si fuera hoy viva, a pesar de Lanzarote y de todos aquellos que estorbarlo quisieren». Nótese que DQ respalda el adulterio y recuérdese que DQ se identifica frecuentemente con Lanzarote. La respuesta de SP también es sexual –«¡A mi mujer con eso!»–, aunque también se refiere a que desearía que DQ hiciese entender a Teresa su visión liberal del matrimonio. Aquí y más adelante, hay una confusión relativa a las opiniones de DQ y SP. DQ cambia de opinión repentinamente y responde a SP con una postura conservadora, argumentando que los padres deberían mantener un grado de «eleción y juridición» cuando llega el matrimonio. Su ampliamente detallado argumento suena racional. Pero vemos que incluso los momentos de lucidez de DQ muestran su inestabilidad. Esto no es lo que mantenía en relación a Marcela, por ejemplo. DQ parece ser arrastrado por su ingenio discursivo, y no por la auténtica lógica de su opinión.

En otra de las maniobras reflexivas de Cervantes, aparece el «nudo gordiano» en el debate sobre el matrimonio que ahora aplica a la narrativa misma. DQ pide al «licenciado» que continúe con la historia de Basilio. Pero el auténtico narrador parece no saber el estatus del estudiante, refiriéndose a él como «el estudiante bachiller, o licenciado, como le llamó don Quijote». El estudiante continúa hablando sobre la reacción de Basilio ante las noticias del plan de Quiteria de casarse con Camacho. Basilio pasa a ser el clásico héroe romántico, una especie de Heathcliff doscientos años antes de la novela de Emily Brönte Cumbres borrascosas: «anda pensativo y triste, hablando entre sí mismo... come poco y duerme poco... que no parece sino estatua vestida que el aire le mueve la ropa».

«con dos como clérigos o como estudiantes y dos labradores

que sobre cuatro bestias asnales venían caballeros»

120 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

42

El licenciado y Corchuelo se retan a la esgrimaS ancho Panza da ahora rienda suelta a una retahíla de refranes sobre la naturaleza voluble de la mujer: «entre el sí y el no de

la mujer no me atrevería yo a poner una punta de alfiler... el amor, según yo he oído decir, mira con unos antojos que hacen parecer oro al cobre, a la pobreza, riqueza, y a las lagañas, perlas». Véase la teoría subjetiva del valor otra vez; y al

igual que en DQ 1, el tema de la política monetaria se equipara ahora al tema del adulterio. También SP parece haber experimentado la infidelidad de su propia esposa. Los problemas económicos y domésticos se mezclan cuando DQ se molesta porque SP abusa de los refranes, y SP, a cambio, se enfada con las intervenciones de DQ: «vuesa merced, señor mío, siempre es friscal de mis dichos y aun de mis hechos». DQ le corrige: «Fiscal has de decir». SP se vuelve ahora completamente impertinente: «no me he criado en la corte, ni he estudiado en Salamanca», afirmando que incluso algunas personas todopoderosas de Toledo no son tan agudas.

Ahora el estudiante interviene en la disputa entre DQ y SP. Primero, especifica que es licenciado. Luego defiende la aproximación liberal del lenguaje de SP. Sus palabras recuerdan el mercado de DQ 1.9: «no pueden hablar tan bien los que se crían en las Tenerías y en Zocodover como los que pasean casi todo el día por el claustro de la Iglesia Mayor, y todos son toledanos». Las palabras marginales de las tenerías y el mercado son también un eco de La Celestina de Rojas, y tienen también indicios de la picaresca cuando el estudiante, irónicamente, alardea de su propia educación: «pícome algún tanto de decir mi razón con palabras claras, llanas y significantes». Ahora, el otro estudiante se enfrenta a su amigo, diciéndole que si hubiera prestado más atención a la retórica que a la esgrima, se hubiera graduado el primero y no el último. El licenciado responde que el bachiller está equivocado con respecto a la esgrima. Ahora sabemos los respectivos estatus de los dos estudiantes, y la duda anterior del narrador con respecto a esto ha sido clarificada por el propio diálogo. Nótese también que el narrador llama repentinamente al bachiller por su nombre, Corchuelo. Esto sucede sin venir a cuento. El otro estudiante no le llama Corchuelo, y el narrador no da explicaciones sobre esto. Cervantes, aquí, nos dice algo sobre su propio arte, que envuelve precisión e ilusión de naturalidad, y, a veces, la ilusión de que aparezcan errores.

121 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Corchuelo reta al licenciado a un duelo de espadas. Reelaborando el duelo entre el Caballero de los Espejos y DQ, la esgrima pasa a ser el enfoque de lo que queda del capítulo. Y esto es un duelo tanto intelectual como físico: a pesar de que declara la superioridad intelectual sobre su amigo, Corchuelo es simplemente un bachiller, no un licenciado. Corchuelo piensa que el duelo es un desperdicio, burlándose de su supuesto estatus de ciencia matemática: «usad de vuestro compás de pies, de vuestros círculos y vuestros ángulos y ciencia que yo espero de haceros ver estrellas a medio día». Los demás solo pueden ver cómo la «mortal tragedia» comienza a suceder. Preguntémonos: ¿La tragedia de quién?

Cervantes describe el duelo de espadas con belleza cinematográfica. El modo en el que el licenciado se enfrenta al bachiller es cómico. Corchuelo da varios mandobles «sin número» y ataca «como un león irritado», pero no llega a ningún lado. El licenciado entonces le toma el pelo, marcando y haciendo trizas sus ropas: «le contó a estocadas todos los botones de una media sotanilla que traía vestida, haciéndole tiras los faldamentos, como colas de pulpo». En cualquier caso, enhebrando juntas «colas de pulpo» es una metáfora para el arte de la escritura en la novela picaresca de Cervantes El coloquio de los perros. Después de que el licenciado quita de un golpe el sombrero de Corchuelo en dos ocasiones, el bachiller se da por vencido. El gesto final de su rendición es, al mismo tiempo, impresionante y simbólico: «de despecho, cólera y rabia asió la espada por la empuñadura y arrojóla por el aire con tanta fuerza, que uno de los labradores asistentes, que era escribano, que fue por ella, dio después por testimonio que la alongó de sí casi tres cuartos de legua». Dada esta demostración de la fuerza de Corchuelo, la moral expresada por el narrador es explícita y paradójicamente ambivalente, porque favorece la inteligencia sobre la fuerza, pero también la derrota frente a la victoria: «el cual testimonio sirve y ha servido para que se conozca y vea con toda verdad cómo la fuerza es vencida del arte».

Resulta hilarante que SP sugiera que Corchuelo no debería retar a nadie a un duelo sino más bien a un concurso de lanzamiento. La respuesta de Corchuelo es que él ha aprendido humildad, lo que clarifica la paradoja anterior del narrador: «Yo me contento... de haber caído de mi burra y de que me haya mostrado la experiencia la verdad de quien tan lejos estaba». Ahora Corchuelo realiza un gesto increíble, uno que casi nunca hemos visto en DQ: «Y, levantándose, abrazó al licenciado, y quedaron más amigos que de antes». Finalmente, leemos otra referencia a las matemáticas cuando el licenciado ofrece otro discurso en defensa del arte de la esgrima: «con tantas razones demostrativas y con tantas figuras y demostraciones matemáticas, que todos quedaron enterados de la bondad de la ciencia, y Corchuelo, reducido de su pertinacia». Los últimos dos términos indican que Cervantes se está burlando de nuevo de la Inquisición, quien “redujo” (suprimió) a sus víctimas de la “pertinacia” (obstinación) de su herejía. La ironía, por supuesto, es que la Inquisición es una ciencia horrible. Hay mejores maneras de demostrar la verdad moral, como escribir o evitar la violencia.

Nuestros viajeros llegan al lugar de la boda. Llegan de noche, pero todavía hay luz por todos lados. La escena es de «un cielo lleno de inumerables y resplandecientes estrellas», todo complementado con la música de «diversos instrumentos». Entonces vemos que «los árboles... a la entrada del pueblo estaban todos llenos de luminarias». Nótese que reinan la alegría y la tranquilidad.

“La conexión entre la belleza femenina y el enamoramiento masculino es una de las secuencias de causa y efecto más regulares que observamos en la vida cotidiana”.

—E. H. Carr

¿Qué es la historia?

123 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N 4

3

La boda de Camacho y QuiteriaE l capítulo veinte describe la primera mitad de la boda de Camacho.

Comienza con la segunda descripción mitológica de la aurora que hay en DQ 2. La clave aquí es la elevada retórica de DQ, que contrasta con los

ronquidos de SP. Mientras SP duerme, DQ reafirma su fantasía feudal con respecto a la relación natural entre amo y sirviente. DQ se considera a sí mismo plagado de preocupaciones mundanas, mientras que su sirviente trabaja en gozo ignorante. Pero el lector sabe que SP tiene preocupaciones serias y que DQ es, en realidad, un representante horrible de su estado. El discurso de DQ no solamente es risible sino también problemático y temático.

También hay una crítica sutil a la Inquisición insertada en el discurso de DQ.

La línea «sin tener invidia ni ser invidiado» es un eco del famoso poema de fray Luis de León “A la salida de la cárcel”. El gran poeta y teólogo, quien enseñó en la Universidad de Salamanca, pasó cuatro años en la cárcel por supuesta herejía. Dadas las pruebas de los capítulos anteriores, sus alusiones a la Inquisición y sus referencias a la Universidad de Salamanca, la lógica distorsionada y la persecución religiosa se mantienen relevantes en el capítulo veinte. Finalmente, hay un increíble doble zeugma en el discurso de DQ: «los límites de tus deseos no se estienden a más que a pensar tu jumento, que el de tu persona sobre mis hombros le tienes puesto».

Cap

ítul

o 20

«sin tener invidia ni ser invidiado»

A un nivel muy obvio, “pensar” significa “dar pienso” en la primera oración, y significa “andar”, cuando se reduce al pronombre “el” en la segunda. Pero hay una tercera opción. Como SP es equiparado a menudo con su asno, “jumento” también puede ser la palabra a la que se refiere el pronombre “el”. ¡Pensad en esto! Y tened en cuenta cómo Cervantes relaciona todo esto con el tema étnico: SP no está despierto, por lo que DQ le pincha con su lanza, y SP huele tocino: «torreznos asados». Los productos del jamón son marcadores étnicos en el Siglo de Oro.

Contradiciendo su discurso anterior en defensa de los matrimonios concertados, DQ se muestra, una vez más, interesado en Basilio. Y ante la posibilidad de una fiesta nupcial, SP cambia también de opinión y apoya a Camacho: «yo soy de parecer que el pobre debe de contentarse con lo que hallare y no pedir cotufas en el golfo». Y ahora SP suena rotundamente capitalista: «Sobre un buen cimiento se puede levantar un buen edificio, y el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero». DQ le dice a SP que cierre el pico, y SP se refiere repentinamente a su contrato con DQ, un contrato del que no tenemos absolutamente ningún conocimiento: «debiérase acordar de los capítulos de nuestro concierto antes que esta última vez saliésemos de casa: uno dellos fue que me había de dejar hablar todo aquello que quisiese». Al igual que los lectores, DQ no recuerda este contrato. Volveremos a este tema de las relaciones entre empleador y empleado en futuros episodios.

En este punto, el narrador nos ofrece una cornucopia de platos diversos preparados para la fiesta nupcial. Sus detalles son hiperbólicos, una acumulación de imágenes que permite que la fiesta se desarrolle ante los ojos de SP como si fuera un ejercicio retórico excesivo. Encontramos aquí un gran detalle, que es otra alusión más al tema morisco relacionado con los mismos jarrones de barro de El Toboso que hicieron que DQ citara a Garcilaso en el capítulo dieciocho: «y seis ollas que alrededor de la hoguera estaban no se habían hecho en la común turquesa de las demás ollas, porque eran seis medias tinajas que cada una cabía un rastro de carne». Nótese el contraste entre los jarrones de estilo turco y estilo moro. Todo esto es «tan abundante, que podía sustentar a un ejército». A pesar de la alusión a la guerra, la magnánima fiesta llevada a cabo por la riqueza local produce paz. Sancho suplica saborear algo, y uno de los cocineros le ofrece todo lo que pueda comer en una extraña frase de tono legal: «Hermano, este día no es de aquellos sobre quien tiene juridición la hambre, merced al rico Camacho».

125 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

44

Interés y Amor pelean por la doncella

M ientras las festividades se realizan antes de la ceremonia, DQ escucha por casualidad una alabanza a Quiteria: «la más hermosa del mundo». Él, por su puesto, se ofende, pero se guarda sabiamente su objeción para sí mismo: «dijo entre sí: “Bien parece que estos no han visto a mi Duclinea del Toboso”». Lo que sigue es una representación de una alegoría

que toma forma dentro de una alegoría más extensa de la descripción de Cervantes. Al igual que el duelo de espadas en el capítulo anterior, el tema contextual es el conflicto violento o la guerra. Entre tantos bailes, el narrador se enfoca en uno que interpreta la representación de una batalla: «muchas y diversas danzas, entre las cuales venía una de espadas». Un espectador pregunta «si se había herido alguno de los danzantes», y el director del grupo de danza responde: «Por ahora, bendito sea Dios, no se ha herido nadie: todos vamos sanos». A continuación, viene una alegoría más formal. Dos grupos de bailarines se ponen uno enfrente del otro, uno guiado por «Interés» (el dinero) y el otro por «Amor» (la pasión). Esto representa claramente la lucha entre Camacho y Basilio por el afecto de Quiteria. Cada figura lleva su propio séquito de figuras simbólicas. Con «Interés» (Camacho) vienen «Liberalidad», «Dádiva», «Tesoro», y «Posesión pacífica»; con «Amor» (Basilio) vienen «Poesía», «Discresión», «Buen linaje», y «Valentía». Si estos dos pudieran juntarse, el mundo sería un lugar mejor, ¿o no?

A continuación, aparecen cuatro «salvajes» arrastrando un castillo de madera con una «doncella» dentro, que representa a Quiteria. Amor e Interés toman su turno recitando poemas que declaran sus respectivos poderes. Resulta interesante que el poema de Amor alude en dos ocasiones al tema de la cueva que hemos visto en la segunda parte: dice que es un dios poderoso en la tierra, en el aire y en el mar, pero también «en cuanto el abismo encierra / en su báratro espantoso». “Báratro” es un desfiladero profundo (sima) en Ática, en el que los griegos tiraban a los condenados a muerte. Cervantes continúa anticipando el próximo episodio sobre la Cueva de Montesinos. Interés responde ahora que él tiene más poder: «Soy quien puede más que el Amor». También hace una paradójica referencia al comercio, que es moralmente sospechoso, pero sin el que la vida normal es imposible: «Soy el Interés, en quien / pocos suelen obrar bien, / y obrar sin mí es milagro».

126 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

La alegoría termina con Interés y Amor peleando por la doncella del castillo. Interés saca un bolso gigante hecho de «el pellejo de un gran gato romano», que está lleno de monedas, y lo arroja al castillo. Su banda intenta arrastrar fuera a la doncella –«echándola una gran cadena de oro al cuello»–, pero Amor intercede. Al final, los salvajes restablecen la paz entre Interés y Amor y la doncella regresa a su castillo. DQ se da cuenta de que quien compuso la alegoría «debe de ser más amigo de Camacho que de Basilio» y aprecia la sátira en la representación. ¿Qué es lo que vosotros pensáis? ¿Qué es más poderoso en la sociedad moderna, Amor o Dinero?

El capítulo finaliza con otro breve debate entre SP y DQ. SP está ahora completamente a favor de Camacho: «El rey es mi gallo», dice, y en dos ocasiones repite, que «a Camacho me atengo». DQ observa que SP suena maquiavélico: «eres villano y de aquellos que dicen: “¡Viva quien vence!”». SP mantiene su defensa de la riqueza: «Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener». Hace entonces referencia a El asno de oro de Apuleyo, al igual que en DQ 1: «un asno cubierto de oro parece mejor que un caballo enalbardado». Finalmente, recuerda la famosa idea de la muerte como gran igualadora, una frase de Horacio que Cervante usa repetidamente: «con igual pie pisaba las altas torres de los reyes como las humildes chozas de los pobres». Hay algo político aquí, y DQ observa que SP suena como un predicador. SP expresa dos ocurrencias finales sobre su sencilla naturaleza religiosa, las cuales se hacen eco de la pacífica tolerancia del humanismo erasmista: primero, «Bien predica quien bien vive... y yo no sé otras tologías», y luego «tan gentil temeroso soy yo de Dios como cada hijo de vecino». DQ está impresionado, y el narrador nos deja con la irónicamente violenta imagen de SP regresando al fiestorro: «Y diciendo esto comenzó de nuevo a dar asalto a su caldero».

“La alegoría termina con Interés y Amor peleando por la doncella del castillo”

127 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 18 - 20

128 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

La calma y la razón caracterizan a la familia del Caballero del Verde Gabán. El duelo entre el licenciado y el bachiller muestra una violenta rivalidad, pero termina en reconciliación y en sabiduría cristiana. La visión de SP sobre la fiesta nupcial de Camacho es una cornucopia de fuertes matices capitalistas propuestos por el propio SP. Como muchos críticos han hecho, nuestros héroes vacilan en sus fidelidades. Al principio, DQ favorece el talento natural de Basilio, su destreza física y su amor, todo independientemente de las diferencias entre los amantes. Del mismo modo, SP dice que prefiere el amor y rechaza las preocupaciones por las diferencias sociales que tiene su propia esposa, Teresa. Entonces, DQ cambia de idea y apoya los matrimonios concertados. Luego, SP cambia de partido a favor de Camacho y la riqueza. Al final del capítulo veinte, después de haber sido testigos de la teatralización alegórica de Amor contra Interés, DQ cambia de opinión una vez más y expresa su apoyo a Basilio. De modo notable, SP, quien quiere el gobierno de una nación insular, suena pragmático y maquiavélico. En cualquier caso, el escudero también expresa principios sencillos sobre la coexistencia pacífica. La extensión de la ironía de estas opiniones saldrá a la vista en futuros episodios. Por ahora, deberíamos festejar el caos que siempre acompaña al amor y al deseo. ¿Pero qué pasa con esas molestas complicaciones causadas por el dinero y la posición social?

Recapitulemos

“Moisés era egipcio”.

—Sigmund Freud,

Moisés y la religión

monoteísta

130 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

E l capítulo veintiuno relata la segunda mitad de la boda de Camacho. Se abre con una descripción hiperbólica de la novia Quiteria por parte de SP, que se centra en sus adornos, mediante los cuales trasciende su estatus de campesina: «A buena fe que no viene vestida de labradora, sino de garrida palaciega». La visión definitiva de SP sobre su belleza incluye una triple

metáfora: «ella es una chapada moza que puede pasar por los bancos de Flandes». La alusión a «los bancos de Flandes» se refiere a los peligrosos bancos de arena frente a Flandes, a los banqueros de Flandes y a una cama hecha con pino de Flandes. SP se refiere a que Quiteria puede sobreponerse a las diferentes dificultades del matrimonio y conquistar el corazón de alguien tan rico como los mercaderes de Flandes. Su comentario sugiere que la historia de amor puede ser una alegoría para las relaciones internacionales, tanto las religiosas como las militares y las económicas.

En este punto llega Basilio y para la ceremonia. Lleva una provocativa sotana negra con destellos rojizos: «un sayo negro jironado de carmesí a llamas». También lleva una corona de ciprés fúnebre y sostiene un gran bastón. Parece diabólico, o tal vez condenado. Sus celos y su fatalidad nos recuerdan a los amantes de la primera parte, como el desafortunado Grisóstomo o el perturbado Cardenio. Basilio ofrece un dramático discurso en el que alega que como Quiteria se casó con él en secreto, mientras él esté vivo su rival Camacho no puede casarse con ella. En ese momento, clava su bastón en el suelo y le quita la parte de arriba, mostrando una pequeña espada. Finalmente, grita «viva el rico Camacho con la ingrata Quiteria largos y felices siglos, y muera, muera el pobre Basilio». Entonces se tira sobre la espada en un acto de suicidio romántico.

Con Basilio en los últimos estertores de la muerte, el cura se apresura a darle la extremaunción, pero él se niega salvo que Quiteria le conceda un último deseo: «en ninguna manera se confesaría si primero Quiteria no le daba la mano de ser su esposa». Al principio Quiteria está catatónica, impasible como en una obra de arte: «más dura que un mármol y más sesga que una estatua». Pero, ante la insistencia de DQ, así como del cura y de la muchedumbre, ella acepta. Incluso Camacho le da la bendición. El motivo es que si Basilio muere antes de confesarse, será condenado al infierno: «dando muestras de morir como gentil, y no como cristiano». Pero tan pronto como son declarados marido y mujer, Basilio salta sobre sus pies y saca la espada de su cuerpo. Ante esto, la multitud está atónita y proclama un milagro –«¡Milagro, milagro!»–, pero Basilio rechaza el impulso metafísico de la muchedumbre y afirma

La segunda mitad de la boda de Camacho

LEC

CIÓ

N

45C

apít

ulo

21

131 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

su propia ingenuidad: «¡No milagro, milagro, sino industria, industria!». Este es uno de los intercambios más rotundos de toda la novela, a la par de aquel en el que Zoraida, casi al final de la primera parte, declara llamarse «María». Es fácil imaginar este pasaje como fuente de inspiración del materialismo de Hobbes y Hume.

Aprendemos ahora que Basilio fingió su muerte, dirigiendo la espada hacia un tubo vacío de metal llenado con sangre. En cualquier caso, veremos otros cuantos bastones misteriosos en futuros episodios (cf. Sancho gobernador de Barataria y Altisidora). Cuando se revela que el «casamiento» entre Basilio y Quiteria ha sido «engañoso», la boda corre el riesgo de convertirse en una guerra civil entre bandas rivales. Esto nos recuerda las recientes batallas entre DQ y el Caballero de los Espejos y entre Corchuelo y el licenciado, así como la alegoría de la lucha entre Amor e Interés. Los partidarios de Camacho y los de Basilio se enfrentan: «Camacho y sus valedores... remitieron su venganza a las manos, y desenvainando muchas espadas arremetieron a Basilio, en cuyo favor en un instante se desenvainaron casi otras tantas». DQ inmediatamente se monta sobre Rocinante y blande su lanza a favor del clan de Basilio. Mientras tanto, SP se esconde detrás de las enormes vasijas de barro cuyo contenido ha estado comiendo: «se acogió a las tinajas donde había sacado su agradable espuma, pareciéndole aquel lugar como sagrado, que había de ser tenido en respeto». Nótese el poder sagrado de las jarras producidas por los moriscos de El Toboso.

DQ llama a la calma. Señala que todo vale en el amor y en la guerra, incluso dibuja una clásica equivalencia entre ambos: «advertid que el amor y la guerra son una misma cosa, y así como en la guerra es cosa lícita y acostumbrada usar de ardides y estratagemas para vencer al enemigo, así en las contiendas y competencias amorosas». Finalmente, desafía a cualquiera que quiera oponerse al matrimonio entre Basilio y Quiteria: «primero ha de pasar por la punta desta lanza». El cura también razona con el clan de Camacho, hasta tal punto que es ahora cuando sucede el auténtico milagro: «quedó Camacho y los de su parcialidad pacíficos y sosegados, en señal de lo cual volvieron las espadas a sus lugares».

Cuando los seguidores de Basilio regresan a su pueblo, invitan a DQ, «estimándole por hombre de valor y de pelo en pecho». Solo SP está consternado. La descripción del narrador de la tristeza del escudero es una sofisticada alusión al éxodo de Egipto de los judíos, cuando escaparon de la esclavitud durante el reinado del Faraón: «y así se dejó atrás las ollas de Egipto, aunque las llevaba en el alma». Esto crea un paralelo irónico entre la nación judía del Antiguo Testamento y SP, quien normalmente es un cristiano viejo orgulloso de su pureza religiosa.

«A buena fe que no viene vestida de labradora, sino

de garrida palaciega»

132 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

46

Don Quijote aconseja a Basilio

E l capítulo veintidós cuenta el descenso de DQ a la Cueva de Montesinos. Esta es una cueva real, localizada entre Ciudad Real y Albacete. Para un hombre que supuestamente se dirige al este hacia Zaragoza, DQ seguro que pasa mucho tiempo en el sur de La Mancha, al igual que hizo en la primera parte. Antes de dirigirse hacia la cueva, Basilio y Quiteria lo hacen su huésped

durante tres días. El narrador nos cuenta que están muy impresionados por su rara combinación de valor y discreción: «teniéndole por un Cid en las armas y por un Cicerón en la elocuencia». DQ expresa su aprobación a la «industria» de Basilio, argumentando que el fin justifica los medios: «No se pueden ni deben llamar engaños... los que ponen la mira en virtuosos fines». Pero entonces tiene unas palabras de advertencia a Basilio sobre la importancia de adquirir riqueza para mantener a su esposa satisfecha. De acuerdo al narrador: «que se dejase el señor Basilio de ejercitar las habilidades que sabe, que aunque le daban fama, no le daban dineros, y que atendiese a granjear hacienda por medios lícitos e industriosos». Hay ironía en este consejo venido de un hidalgo que no puede gestionar su propio patrimonio.

DQ ofrece entonces un sabio, si bien paradójico, consejo sobre cómo evitar los celos: «opinión fue de no sé qué sabio que no había en todo el mundo sino una sola mujer buena, y daba por consejo que cada uno pensase y creyese que aquella sola buena era la suya, y así viviría contento». Incluso dice que, a fin de sostener este espejismo, una mujer debe mantener su comportamiento adúltero en privado: «mucho más dañan a las honras de las mujeres las desenvolturas y libertades públicas que las maldades secretas» (cf. Zayas). SP balbucea para sí mismo que su amo es un listillo: «¡Válate el diablo por caballero andante, que tantas cosas sabes!». Cuando DQ le pregunta qué acaba de decir, SP asegura que simplemente estaba hablando de su esposa: «solo estaba diciendo entre mí que quisiera haber oído lo que vuesa merced aquí ha dicho antes que me casara». Por un lado, este es un moderno y divertido intercambio en el que SP evita la responsabilidad de su insulto intentando distraer a DQ. Por otro lado, la insinuación es que Teresa le ha sido infiel a SP. DQ confirma esta última idea: «¿Tan mala es tu Teresa?». SP entonces confiesa: «no es tan buena como yo quisiera». WOW. ¿Son los hijos de SP en realidad suyos?

Cap

ítul

o 22

Finalmente, DQ pide al «diestro licenciado» del duelo de espadas de DQ 2.19 que les dé un guía para ayudarles a llegar a la Cueva de Montesinos. Este le refiere a DQ con «un primo suyo, famoso estudiante y muy aficionado a leer libros de caballerías». Esta figura curiosa quedará innombrada. Sabe todo sobre libros e impresiones, y es experto en dedicar sus libros a gente importante. El narrador permite al primo describirse a sí mismo como un humanista dedicado a componer «libros para dar a la estampa, todos de gran provecho y no menos entretenimiento para la república». Hay varias teorías relativas a quién es exactamente esta figura. En algunos aspectos, sin embargo, es una cómica parodia del mismo Cervantes. Compone libros aparentemente inútiles y superfluos. Está actualmente trabajando en uno llamado «Metamorfóseos, o Ovidio español». La última parte es un eco de la descripción de sí mismo que realiza Cervantes en el cuarto soneto introductorio de la primera parte. Finalmente, aludiendo tanto al asno simbólico de SP como a la infidelidad de Teresa, el primo monta una bestia simbólica con una montura cubierta por una tela multicolor: «una pollina preñada, cuya albarda cubría un gayado tapete o arpillera».

«aunque le daban fama, no le daban dineros, y que atendiese a granjear hacienda por medios

lícitos e industriosos»

134 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

47

El descenso de don Quijote a la Cueva de MontesinosV emos la frivolidad de los intereses del humanista durante las conversaciones

mantenidas de camino a Montesinos. Su principal proyecto, al que también llama «el libro de mis Transformaciones», es una burla a Ovidio. Contiene historias

alegóricas sobre los orígenes de las maravillas naturales y arquitectónicas españolas, incluyendo algunas que ya hemos visto: la Giralda de Sevilla, los Toros de Guisando, e incluso Sierra Morena. Su otro proyecto es un añadido al famoso libro sobre los orígenes de las cosas del humanista italiano Polidoro Virgilio, impreso en 1499. La interpretación del primo sobre los orígenes de las cosas omitidas por su precursor lleva a un diálogo humorístico. Por ejemplo, él planea aclarar quién fue el primero que se acatarró y el primero que usó pomada de mercurio para curar la sífilis: «quién fue el primero que tuvo catarro en el mundo, y el primero que tomó las unciones para curarse del morbo gálico». SP sugiere cómicamente que incluya a Adán como el primer hombre que se rascó la cabeza, porque fue el primer hombre en tener cabeza, y a Lucifer como el primer acróbata del mundo, porque fue lanzado desde el Cielo: «vino volteando hasta los abismos». El primo y SP están parodiando los ejercicios retóricos e intelectuales tanto de humanistas como escolásticos.

El episodio de la Cueva de Montesinos imita un evento común de la épica clásica, conocido como katabasis, es decir, un descenso al inframundo, que se encuentra en Homero, Virgilio y Dante. El término también significa un viaje hacia la costa, como en la escena de apertura de la República de Platón. DQ desciende a la cueva, pero también busca acceso a la costa. Más tarde, terminará en Barcelona, y aquí intenta explicar el origen de los cercanos Lagos

de Ruidera, que se consideraba que eran alimentados por el río Guadiana, el cual desemboca en el Atlántico en la frontera con Portugal. Por supuesto, la crítica freudiana también adora este episodio. Según nos vamos acercando a la Cueva de Montesinos, Cervantes ridiculiza las expediciones intelectuales en busca de conocimiento; pero también prepara el escenario para el encuentro de DQ con el pasado primordial así como con el inconsciente diabólico del propio DQ, sus deseos reprimidos, su ello. También hay algo del regreso ansioso al canal de parto. La apertura de la cueva es ominosa: «llegaron a la cueva, cuya boca es espaciosa y ancha, pero llena de cambroneras y cabrahígos, de zarzas y malezas, tan espesas y intricadas».

DQ está atado a una larga cuerda, un cordón umbilical, y es bajado hacia el abismo. Indicando la ansiedad sobre los orígenes de España, DQ cita de una balada sobre el sitio de Granada durante la Reconquista: «tal empresa como aquesta, Sancho amigo, para mí estaba guardada». También realiza un curioso comentario sobre haber olvidado traer «algún esquilón pequeño» para marcar su posición. Recuerda la campana de la «cabra manchada» de Eugenio en DQ 1.50. Cervantes construye el suspenso magníficamente. DQ evoca a Dios y a Dulcinea según se aproxima a «el abismo», «la sima», «la boca de la cueva», y de pronto llegan volando «cuervos y grajos» y «aves noturnas, como fueron murciélagos». El descenso es tanto escalofriante como hilarante, como una escena sacada de un cuento de Poe. El primo y SP bajan a DQ usando una cuerda entera, «cien brazas de soga» o unos 170 metros. Esperan media hora y lo sacan. Extrañamente, no sienten que DQ esté al final de la cuerda: «volvieron a recoger la soga con mucha facilidad y sin peso alguno, señal que les hizo imaginar que don Quijote se quedaba dentro». Pero entonces, «llegando, a su parecer, a poco más de las ochenta brazas, sintieron peso». Si calculáis, veinte «brazas» eran simplemente la distensión de la cuerda, y DQ debía haber tocado el fondo de la cueva con ochenta «brazas».

Finalmente, a las diez «brazas» o diecisiete metros, SP ve a DQ y le grita hacia abajo: «Sea vuestra merced muy bien vuelto, señor mío, que ya pensábamos que se quedaba allá». Con mucha gracia, sin embargo, cuando lo sacan, DQ está durmiendo: «traía cerrados los ojos, con muestras de estar dormido» y les lleva cierto tiempo despertarlo. Extienden entonces la tela multicolor de la montura del primo «sobre la verde yerba» y se dan una comilona: «merendaron y cenaron todo junto». Las comidas son significativas en DQ, especialmente la siguiente, tan cercana al banquete de la fallida boda de Camacho. Doblan de nuevo la tela de la montura y se sientan en la hierba a discutir sobre lo sucedido. Nótese la insistencia de DQ en que la Cueva de Montesinos no es un «infierno». Esto sugiere que el episodio alude al rechazo protestante de la existencia del Purgatorio (cf. Sullivan sobre DQ y Greenblatt sobre Hamlet).

136 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

48

La gran aventura en la cueva de MontesinosE n el capítulo veintitrés, DQ relata qué vio en la Cueva de Montesinos. A «doce o catorce estados de la profundidad desta

mazmorra», encontró un saliente que hacía de entrada. Nótese que DQ, con su preferencia por «estados», ha aumentado ligeramente la longitud de las «brazas» utilizadas por el narrador. Cervantes juega con nosotros, pero esto también indica

que hay un problema. Si DQ solo descendió como veinte metros, esto deja unos 140 metros de cuerda sin explicación. ¿Entró DQ por la abertura y se quedó dormido? ¿O se cayó del saliente y acabó mucho más abajo dentro de la cueva? ¿Hay acaso otras explicaciones? Como nuestros orígenes, tal vez nuestro cordón umbilical siempre es un misterio.

Aquí DQ crea una paradoja. Dice que se quedó dormido pero que todo lo que vió inmediatamente después era real. Después de despertarse en un locus amoenus, comprueba repetidamente para asegurarse que no está soñando: «me tenté la cabeza y los pechos, por certificarme si era yo mismo el que allí estaba o alguna fantasma vana y contrahecha; pero el tacto, el sentimiento, los discursos concertados que entre mí hacía, me certificaron que yo era allí entonces el que soy aquí ahora». ¿Es esta prueba suficiente? En este punto, DQ ve una de esas estructuras bivalentes asociadas con Dulcinea: «un real y suntuoso palacio o alcázar». Conoce entonces a Montesinos, un hombre viejo con larga barba blanca y vestido como un erudito. Montesinos le dice a DQ cómo han llegado todos los habitantes de la cueva hasta allí. Todos han sido hechizados por el malvado mago Merlín: «aquel francés encantador que dicen que fue hijo del diablo». Puedo creermelo.

Una vez más, la fantasía caballeresca de DQ se centra en la Batalla de Roncesvalles. Aquí Cervantes ensambla la historia de Montesinos con los antiguos poemas épicos franceses y con los romances tardomedievales españoles. Mientras estaba tirado, muriéndose tras la batalla, su primo, Durandarte, cuyo nombre era originalmente el de la espada de Roldán, le prometió a Montesinos sacar su corazón con una daga y llevárselo a su amada Belerma. Pero ahora, bajo el hechizo de Merlín en la cueva, Montesinos y Belerma lloran la perpetua animación suspendida de Durandarte, quien se encuentra en medio de un palacio de cristal y suplica constantemente a su primo que le lleve su corazón a su amada. Montesinos lleva a DQ a ver a Durandarte, quien parece estar impasible ante cualquier tipo de presencia.

Cap

ítul

o 23

El humor de este capítulo procede de los contrastes burlescos entre los melodramáticos eventos caballerescos que se describen con gran retórica y los absurdamente mundanos detalles que se describen con un registro moderno. Por ejemplo, según DQ, Montesinos está desarmado pero lleva un rosario gigantesco: «un rosario de cuentas en la mano, mayores que medianas nueces, y los dieces asimismo como huevos medianos de avestruz». SP interrumpe diciendo que la daga debe estar hecha por «Ramón de Hoces, el sevillano», pero DQ objeta que hay demasiados años entre el actual Ramón de Hoces y la antigua Batalla de Roncesvalles. Otro ejemplo: cuando Montesinos intenta decirle a Durandarte que fue hace años a Francia con su corazón, específica que lo limpió con un pañuelo moderno: «le limpié con un pañizuelo de puntas». Incluso saló el corazón para preservarlo: «en el primero lugar que topé saliendo de Roncesvalles eché un poco de sal en vuestro corazón, porque no oliese mal y fuese, si no fresco, a lo menos amojamado».

La experimentación de Cervantes en cuanto a los géneros literarios incorpora finalmente la caballería fantástica a la parodia moderna de la clásica metamorfosis ovidiana. Nótese también el mise-en-abyme de todo esto: más allá de Cervantes, del narrador cristiano, del traductor y Cide Hamete, aquí DQ narra una visión en la que Montesinos narra la historia de Durandarte. Montesinos explica que entre los dolientes de Durandarte en la cueva estuvieron una vez su escudero Guadiana junto con doña Ruidera y las hijas y sobrinas de ésta. Pero Merlín los transformó en el río Guadiana y los Lagos de Ruidera. Finalmente, cuando Montesinos le dice a Durandarte que el gran héroe DQ ha llegado para romper el hechizo bajo el que se encuentran, su primo suspira y responde con un hilarante y prosáico término usado por los jugadores de cartas: «cuando así no sea, ¡oh, primo!, digo, paciencia y barajar».

Otro aspecto cómico del episodio se ve en las connotaciones freudianas de los detalles del sueño de DQ. El rosario de Montesinos recuerda al de DQ en Sierra Morena; la mano de Durandarte es similar a la de DQ en la primera parte, cuando se la ofreció a Maritornes; el hecho de que Durandarte sea el primo de Montesinos señala al primo innombrado que escucha con SP. Igualmente, una ansiedad general sobre los turcos es visible en las ropas que visten Belerma y su séquito: «todas vestidas de luto, con turbantes blancos sobre las cabezas, al modo turquesco». DQ describe a Belerma como, en cierto modo, fea, recordando a la Dulcinea realista que le dejó conmocionado en DQ 2.10: «era cejijunta, y la nariz algo chata», y sus dientes «mostraban ser ralos y no bien puestos». Tenemos aquí otro contraste cómico que conlleva implicaciones freudianas para nuestra interpretación de la cueva como canal de parto. Montesinos le dice a DQ que el estado decadente de Belerma no se debe a su ciclo menstrual, que no lo ha tenido por muchos años, sino más bien por el constante lamento por Durandarte.

«un rosario de cuentas en la mano, mayores que medianas nueces, y los dieces asimismo como huevos

medianos de avestruz»

138 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

LEC

CIÓ

N

49

Don Quijote, FúcarD on Quijote se siente ofendido cuando Montesinos compara la belleza de Belerma con la de Dulcinea, y realiza otra prosaica

interrupción: «Cepos quedos...señor don Montesinos: cuente vuesa merced su historia como debe, que ya sabe que toda comparación es odiosa». Nótese que hay una crítica metaliteraria del arte de la narración relativa al sueño de DQ

dentro de la Cueva de Montesinos. SP evoca al viejo DQ: «me maravillo yo... de como vuestra merced no se subió sobre el vejote y le molió a coces todos los huesos y le peló las barbas, sin dejarle pelo en ellas». DQ insiste en su propia urbanidad: «No, Sancho amigo... porque estamos todos obligados a tener respeto a los ancianos». Entonces debaten sobre la experiencia del tiempo. El primo objeta que todo esto no pudo haber sucedido «en tan poco espacio de tiempo». SP informa a DQ de que permaneció en la cueva «Poco más de una hora». DQ dice que estuvo ahí abajo por tres días completos, y SP explica esto como el efecto de un hechizo. De nuevo, en la segunda parte SP es más dado a adoptar la perspectiva irreal que DQ solía mantener en la primera parte. Nótese también que aquí tenemos el tipo de debate metafísico que anticipa a Hobbes. El primo pregunta si la gente hechizada come. La respuesta de DQ es hilarante: «No comen... ni tienen escrementos mayores». Añade que tampoco durmieron durante tres días. SP vuelve ahora un refrán moral en una cita literal: «dime con quién andas: decirte he quién eres». Traducción: DQ es un personaje hechizado en una fantasía caballeresca.

Pero nótese ahora cómo DQ insiste en la realidad. El tema de santo Tomás reaparece: «lo que he contado lo vi por mis propios ojos y lo toqué con mis mismas manos». DQ dice que había «otras infinitas cosas y maravillas me mostró Montesinos», pero ahora llega la parte más increíble de la aventura. De pronto, ve «tres labradoras que por aquellos amenísimos campos iban saltando y brincando como cabras». La referencia es a las Tres Gracias, pero, por supuesto, resultan ser Dulcinea y las dos mujeres que SP y DQ vieron en DQ 2.10. El inconsciente de DQ revela finalmente su verdadera preocupación. Montesinos insiste en que esas mujeres deben ser otros espíritus encantados, añadiendo que él incluso ha llegado a ver a Lanzarote ahí abajo. Recuérdese que DQ se ha identificado a menudo con Lanzarote.

«Cepos quedos...señor don Montesinos: cuente vuesa merced su historia como debe, que ya sabe que toda comparación es odiosa»

Ahora DQ discute con SP, quien sabe que estas mujeres eran invención suya. El escudero acusa a su amo de estar «contando los mayores disparates que pueden imaginarse». DQ se mantiene notablemente tranquilo: «Como te conozco, Sancho... no hago caso de tus palabras». Asombrosamente, mientras DQ pregunta a Montesinos cómo podría desencantar a Dulcinea y ésta se niega a hablar con él y se marcha cabalgando, una de las dos doncellas se le acerca con una petición concreta relativa a su señora: «suplica a vuestra merced cuan encarecidamente puede sea servido de prestarle sobre este faldellín que aquí traigo de cotonia nuevo media docena de reales, o los que vuestra merced tuviere, que ella da su palabra de volvérselas con mucha brevedad». ¡Así que DQ está a punto de conseguir las enaguas de Dulcinea, y todo porque ella necesita un préstamo!

DQ está asombrado por las necesidades mundanas de los hechizados: «¿Es posible, señor Montesinos, que los encantados principales padecen necesidad?». Lo que sigue se hace eco de los debates morales del momento sobre los instrumentos financieros, especialmente los relativos a la caridad versus el lucro y a los motivos por los que uno debería prestar dinero con intereses. Montesinos insiste en que la petición de Dulcinea es real: «esta que llaman necesidad adondequiera se usa y por todo se estiende y a todos alcanza, y aun hasta los encantados no perdona; y pues la señora Dulcinea del Toboso envía a pedir esos seis reales, y la prenda es buena, según parece, no hay sino dárselos». DQ no aceptará su aval, pero todavía le da a la doncella de Dulcinea cuatro reales, que es todo lo que tiene, «que fueron los que tú, Sancho, me diste el otro día para dar limosna a los pobres que topase por los caminos». DQ insiste en que desearía ser banquero para poder darle más: «Decid, amiga mía, a vuesa señora que a mí me pesa en el alma de sus trabajos, y que quisiera ser un Fúcar para remediarlos». Todo esto alude a las reiteradas bancarrotas de España en ese momento, pero también es una meditación importante en la relación temática entre el comercio y el encantamiento.

DQ ahora dice que se dedicará a desencantar a Dulcinea. SP está en shock y se pone agresivo con su amo: «¡Oh señor, señor, por quien Dios es, que vuestra merced mire por sí vuelva por su honra, y no dé crédito a esas vaciedades que le tienen menguado y descabalado el sentido!». DQ confía en que, con el tiempo, SP aceptará la verdad sobre lo que ha visto en la Cueva de Montesinos.

140 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Resumen Capítulos 21 - 23

141 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

En el capítulo veintiuno, la boda de Camacho parece tener un desenlace violento, pero termina felizmente. La «industria» de Basilio contrasta con el «milagro» del que muchos de los asistentes creen haber sido testigos. Hay referencias a Egipto, que aluden, con fuerte ironía, a los conflictos étnicos de España. El capítulo veintidós se burla del conocimiento humanista y escolástico, pero también reflexiona sobre la importancia de los libros en una república bien organizada. Se da entonces la hilarante confusión sobre el descenso de DQ a la Cueva de Montesinos. En el capítulo veintitrés, DQ se encuentra con Montesinos, Durandarte e incluso con Dulcinea, quien necesita un préstamo. El contraste entre la elevada retórica caballeresca y los detalles prosaicos son hilarantes, y todo esto se mantiene durante los episodios más debatidos de la segunda parte. Pero, por ahora, debemos reconocer el contraste continuo de Cervantes entre el dinero del mundo moderno y el obsoleto mundo de la fantasía caballeresca, así como entre nuestro mundo material y los lugares metafísicos como el Purgatorio o el Cielo. ¿Es la Cueva de Montesinos el Infierno o simplemente la vida cotidiana? Después de todo, ¿acaso necesitan préstamos las personas hechizadas o los espíritus?

Recapitulemos

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 01 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

142 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadParte IICápitulos 01 - 02

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 04 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

143 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadParte IICápitulos 03 - 04

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 06 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

144 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadParte IICápitulos 05 - 08

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 08 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

145 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadParte IICápitulos 08 - 12

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 10 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

146 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadParte IICápitulos 10 - 15

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 12 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

147 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadParte IICápitulos 10 - 15

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 17 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

148 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadParte IICápitulos 16 - 17

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 19 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

149 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadParte IICápitulos 18 - 19

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 23 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

150 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

ActividadParte IICápitulos 20 - 23

Ilustración por Christopher Roelofs

1

2

Una producción de UFM New MediaUniversidad Francisco Marroquín

Dirección del proyecto Stephanie FallaGuión y profesor Eric Clifford GrafEdición de guión Ainara Herrán Andrea M. Castelluccio Coordinación pedagógica Lisa QuanIlustraciones Gabriella Noriega Sergio Miranda Christopher RoelofsDiseño y diagramación Dagoberto GrajedaSitio web del proyecto donquijote.ufm.eduDirección Calle Manuel F. Ayau (6ta Calle final), zona 10 Guatemala, Guatemala 01010Teléfono (+502) 2338-7849

Guatemala, agosto 2016

Este proyecto ha sido posible gracias a una donación de John Templeton Foundation. Con el apoyo de Earhart Foundation.

Las opiniones expresadas en el mismo son responsabilidad de su autor (o autores) y no reflejan necesariamente los puntos de vista de John Templeton Foundation.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Igual 3.0. (CC BY-NC-SA 3.0) Se permiten adaptaciones, distribución y comunicación pública, siempre que se tenga el reconocimiento de la obra y no se haga uso comercial de ella. Si se transforma o genera una obra derivada, solo se puede distribuir con licencia idéntica a ésta.

CRÉDITOS