cuentos de luces y sombrasc0720067.ferozo.com/sala_lectura/adelantos/miedo.pdf · el sol es un...

Cuentos de luces y sombras

Graciela Bialet

IlustracionesNatalia Ninomiya

No_tengo_miedo Final_Bibliografika.qxp 16/11/2009 9:53 PÆgina 3

© 2009 Homo Sapiens EdicionesSarmiento 825 (S2000CMM) RosarioSanta Fe | ArgentinaTelefax: 54 341 4406892 | 4253852E-mail: [email protected]ágina web: www.homosapiens.com.ar

Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723Prohibida su reproducción total o parcial.

ISBN: 978-950-808-600-6

Esta tirada de 2000 ejemplares se terminó de imprimir en enero de 2010 en MCN Artes Gráficas S.R.L.Mendoza 1851/53 | 2000 Rosario | Santa Fe | Argentina

Graciela Bialet¡No tengo miedo! : cuentos de luces y sombras .- 1a ed. - Rosario : Homo Sapiens Ediciones, 2009.64 p. : il. ; 20x14 cm. - (La Flor de la Canela dirigida por Beatriz Actis)

ISBN 978-950-808-600-6

1. Literatura Infantil y Juvenil Argentina. I. TítuloCDD A863 928 2

No_tengo_miedo Final_AMALEVI.qxp 06/01/2010 16:02 PÆgina 4

ÍndiceHay miedos para todos los gustos....................................... 7Juegos de sombras para exorcizar miedos nocturnos ........................... 11A veces los juegos de sombras se dibujan solos ...................................... 12

1. Las formas del miedo .......................................................... 13

Imágenes ................................................................................................ 15– Cuaderno de bitácora ................................................................................... 20

Fotologs de cielos .............................................................................. 21

2. Los miedos se asustan cuandoles hablan de otros miedos ........................................ 23

La Luz Mala andaba por ahí .................................................. 25¿Qué hacen en la oscuridad? ......................................................... 32– Como todos saben, hasta el mismísimo sol vive

en medio de la oscuridad ............................................................. 33

Dioses soleados ......................................................... 33

El sol es un fósforo gigante .......................... 34

3.Un poco de luz por acá… .............. 37

Con el sol a cuestas ................................................... 39Mini diccionario de miedos o fobias ....................... 46

Ese espejo ............................................................. 48Los juegos de palabras y las cancionesdesafían cualquier miedo ....................................... 57

Si la luna… .................................................. 58

4. Del día a la noche y otra vezal día .............................................................. 59

Recorridos lectores ............................ 60


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or allá en las Sierras Grandes, dondeel viento y el aguilucho se enseñoreanentre las piedras y la paja brava, está

la Pampa de Achala. Donde las cabras sobrevivena los paisajes escarchados, donde nacen todaslas nubes del cielo, vivía Anselmo López.

Anselmo, como tantos, era un chico grande,el mayor de una familia de ocho hermanos.Tenía varias obligaciones: debía ayudar asu madre a cuidar a los más pequeños, ordeñarlas cabras todas las mañanas, hachar leñapara el fuego y, por supuesto, ir a la escuela.

Ir al colegio era lo que más le gustaba,no porque fuera un crío muy estudioso,sino porque para llegar hasta la escuela debíacaminar dos kilómetros, ¡pero dos kilómetrosde camino de tierra!

En sus diarias caminatas descubría y seasombraba con todo lo que veía.

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Las formas del miedo

Imágenes

P


Miraba las innumerables nubes del cieloserrano e imaginaba miles de figuras: perrosque corrían liebres, un hombre con sombreroy cuchillo en la mano que lo perseguía,una cabra arrodillada. Y mientras el vientocambiaba las figuras, Anselmo imaginaba unanueva fantasía. Así su viaje se hacía más cortoy mucho más divertido.

Una mañana, luego de haber ordeñadolas cabras y amontonado leña suficiente parala cocina, se puso su guardapolvo blanco,ató sus útiles escolares con el cinto de siempre,se despidió de su madre y partió a la escuela.

Ese día se había levantado un poco triste.Mientras tomaba su habitual ruta, recordaba

a su padre, que hacía ya tres meses había partidoa probar suerte, pues la vida en el campo se habíapuesto muy dura. Demasiadas heladas quemabanlo poco que se podía cosechar y no alcanzabapara subsistir. Así las cosas, tuvo que buscartrabajo en otro lado para mantener a la familia.

Anselmo extrañaba las caminatas con su papáal pueblo para vender la cosecha y las nocturnascacerías de vizcachas. Más aún, las charlas al ladodel fogón, donde el padre le contaba aventurasde su infancia e historias de la gente de Achala.

Pero se consolaba pensando que faltaba pocopara que su tata volviera de las canteras de Massé,que al fin y al cabo no quedaban tan lejos.

Mientras pensaba en todo esto miraba cómolas nubes formaban figuras y le asombró ver, conmucha claridad, la imagen de una cantera de cal.

Había trabajadores paleando y amontonandolas blancas piedras, y más arriba otros quedinamitaban la montaña. Pocos minutos despuésla gran explosión de la nube le impidió seguirformando su imagen.

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¡NO TENGO MIEDO!


Recuperado del susto, a Anselmole sorprendió darse cuenta de que las nubesformaban las imágenes a medida queél pensaba en algo. Para comprobarsu teoría se propuso pensar enotra cosa y ver si las nubeslo adivinaban, pero mientraslo intentaba sintió las campanadas deentrada a clase; había llegado a la escuela.

Ese día la señorita Chela lo retó varias vecespor no poner atención a la clase, pero Anselmoestaba muy ocupado en su descubrimiento yno veía la hora de poder volver a casa, porel simple hecho de emprender su caminata deregreso y probar nuevamente su descubrimientocon las nubes.

Cuando por fin llegó la hora, se despidiórápidamente de la maestra, de sus compañerosy salió casi corriendo.

Ya en el sendero habitual comenzó a recordarel día en que la señorita Chela los había hechojugar a ponerle la cola al chancho en la pizarra.

En ese mismo instante, una nube se convirtióen el rectángulo del pizarrón.

La señorita Chela, al lado, con un pañueloen la mano y a punto de elegir a un chico parael juego, cuando de pronto el chanchose escapó de la pizarra y la maestra lo corríaintentando volver a ponerlo en su lugar.

Anselmo se sentó en una piedra a reírse.¡Qué graciosa se veía la señorita Chelacorriendo a la bestia con un pañuelo ya los chicos haciendo una ronda a su alrededor!

De pronto todo desapareció y Anselmointentó pensar en otra cosa, pero por másesfuerzo que hizo no se le ocurría en qué.

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Imágenes


Como ya se le hacía tarde para regresara casa, decidió apurarse y contarle al otro díasu descubrimiento a la maestra, que era taninteligente y sabía tantas cosas.

A la mañana siguiente, luego de las tareashogareñas diarias, se fue a la escuela y al ratitode haber partido vio cómo una vizcachatrasnochada se zambullía en su cueva, pues noera hora de andar por ahí.

Y comenzó el juego en el cielo. Veía un cazadorcon su escopeta y la linterna alumbrando ala vizcacha, que inmovilizada por la luz temblabade miedo. De repente el disparo, pero, en vezde perdigones, del caño de la escopeta salíanestrellas.

—¡Qué disparate! —pensó Anselmo, y corrióa contarle su descubrimiento a la señorita Chela.

La maestra lo escuchó muy atenta y sinperder detalle. Los chicos también se interesaronen el tema. Cuando Anselmo terminó su relato,los compañeros se rieron y le dijeron que estabamedio loco, pero la señorita Chela, muypensativa, los invitó a salir al patio de la escuela.

Una vez allí pidió a Anselmo que pensaraen algo en particular pero que no lo dijera,y a los demás chicos, que miraran las nubes.Al ratito preguntó:

—¿Qué ven?—Una vaca —dijo Pancita.—No, no, es Doña Chacha trabajando en

su telar —interrumpió Jerónimo.—Ja, ¿no ven?, es mi mamá amasando

chipaca1 —aseguró Anita.Anselmo los escuchaba pensando que no

podía ser. ¿Cómo no se iban a dar cuenta de queera él mismo ordeñando a su cabra Coloreta?

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¡NO TENGO MIEDO!

1. Chipaca: pan con grasa ychicharrón, típico del noroesteargentino.


La señorita Chela trató de explicarlesque cada uno ve en las nubes lo que quierever, cada cual pone en ellas su propiaimagen, sus propios pensamientos.

Todos los chicos pensaronque debería ser así, pero a Anselmolo invadió una gran pena.

Él había comprobado que las nubesde la Pampa de Achala respondían asus ideas, y ahora la maestra veníaa decir que no, que eran de todos,que cualquiera podía manejarlas yformar imágenes. Le dio mucha rabia.

Pensando en todo esto se fue a su casa,pateando polvo y piedritas del camino.Esperaba que tal vez su mamá y sus hermanoslo entendieran y vieran en el cielo “sus”pensamientos y no cada uno algo distinto.

Para que sus nubes lo alentaran, levantó los ojos y vio en el cielo a un hombre caminandopor un largo sendero de algodón. Era robustoy se lo veía cansado, casi arrastraba un gran bultoque parecía un bolso. El hombre caminaba, aveces apuraba el paso y otras se sentaba adescansar un poco.

Anselmo se detuvo de golpe. ¡Él no estabapensando en ninguna persona caminando!, y sinembargo ese paisano seguía ahí, camina quecamina, cargando su bolso y su fatiga enun sendero que se perdía tras una loma.

—¡Entonces era cierto lo que me explicóla señorita Chela! —dijo, casi gritando en mediode la soledad serrana.

—Ya sé, alguien está pensando en esto y yo…¿y yo lo veo? —terminó dudando. Pero no,si la señorita Chela había dicho que cada uno

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Imágenes


veía sus propias ideas, cómo él iba a estarmirando las imágenes de otro. ¿Qué pasaba acá?

—¡Esto es un misterio! —dijo, y ya llegabaal límite de la loma, desde donde podía versu casa y las cabras en el corral cuando observó,con gran asombro, que el sendero de nubespor donde caminaba el hombre terminabaexactamente en la puerta de su casa.

Quedó como estatua, impresionado.De repente su cara se llenó de sonrisas ysus ojitos negros se salaron de lágrimas alegres.

¡Sus nubes no lo habían traicionado!Corrió por el sendero que iba a su casa

de piedras y adobe, saltó la tranquera y el montónde leñas. Atravesó en diagonal el corral paraacortar camino y por fin estuvo al frente dela puerta. La abrió con un solo empujón y vioa su papá rodeado por sus siete hermanosrecibiendo el mate de manos de su madre.

Y fue un instante, Anselmo saltó ylo abrazó. El corazón bailaba como loco dentrode su pequeño cuerpo. Y colgado al cuello desu padre, como un clavel del aire a la ramadel piquillín, le dijo al oído:

—Mis nubes me avisaron que habías vuelto.

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¡NO TENGO MIEDO!

Cuaderno de bitácoraEs un libro o agenda que usan los pilotos marinos para anotarel estado del tiempo, los vientos, los rumbos de navegación,la velocidad del barco, las distancias navegadas, averías y todoslos datos de importancia que ocurren durante una travesía.Así, el piloto que toma la siguiente guardia de conducción sabelo sucedido en el trayecto.


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