conocer tus emociones es el secreto de tu salud

Conocer tus emociones es el secreto de tu salud

Doctor Jorge Alberto Moffa



Redactora: Cecilia Oneto

“Si las emociones nos agobian, nos enferman”

Editorial Autores de Argentina

Moffa, Jorge Alberto Conocer tus emociones es el secreto de tu salud. - 1a ed. - Don Torcuato : Autores de Argentina, 2011. 190 p. ; 20x14 cm.

ISBN 978-987-1791-14-9

1. Medicina Alternativa. 2. Medicina Holística. I. Título CDD 610

Director editorial: Germán EcheverríaDiseño y diagramación: Justo Echeverría

Redactora: Cecilia Oneto

© 2011 Jorge Alberto Moffa

ISBN: 978-987-179148-14-9

Editorial Autores de Argentinawww.autoresdeargentina.comCorreo electrónico: [email protected]

Queda hecho el despósito que establece la LEY 11.723Impreso en Argentina - Printed in Argentina

“Sin las emociones tampoco podemos vivir,ya que se disfruta mucho de ellas.

Por eso, es bueno conocerlas y ver cómo llevamos en nuestra vida el balance de las mismas.”

“Cuando veas esas cosas que no quieres en tu vida, no pienses sobre ello, no hables sobre ello, no participes en grupos que hablen de ello.

Haz tu mejor esfuerzo por ignorarlo. Quita tu atención de las cosas que no quieres.”

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“El Universo siempre conoce el camino. El más corto, el más rápido, el más seguro,

el más armonioso entre tú y tu sueño.”

AGRADECIMIENTOS:

A mi madre Marta, a mi hermana María Luján, Luis a mis so-brinos Federico, Belén y Lautaro. Y a toda mi familia.

A mi colaborador Alejandro Jayme. Al primero que creyó en este libro: el padre Gabriel Segui

Trobat.A mis amigos Emma Toranzos, Cecilia Oneto, Padre Carme-

lo, al padre Bernardo, Mirella Masti, María Rita Nahúm, familia de Tette y Romano Bandoni, Nancy Rodríguez, María Cristina Lapastoressa y Rosita Pedrazzini.

A mi grupo de oración, padre Elías Cavero Domínguez, Cristi-na Casanova, Ana María Molinari, Ana Libachoff, Vitalina Pache-co, Marcela Tondi, Adriana Baldi, Hilda Boiardi, Juanita Pierucci, Alicia Salinas, Edith Vigano, Luis Marsili, Luis González, Juan Carlos Casanova, Marta Budigna, Susana Oliva.

A mis amados que ya no están, pero nos ayudan siempre con esa inmensa energía. A mi padre Emilio, a mis abuelos Ángela, María, Antonio y Alfredo, a mi padrino Baldomero y al padre Juan Francisco Díaz.

Y UN AGRADECIMIENTO MUY ESPECIALA TODOS MIS PACIENTES

DEDICADO A LA MEMORIA DE MI AMIGA, LA DOCTORA

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MARIA ALEJANDRA DE ARMAS, QUE ME IMPULSÓ A QUE LO ESCRIBIERA.

Gracias a Cecilia Oneto que le dio vida al mismo.

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EL AUTOR

El doctor Jorge Moffa cursó su carrera de Medicina en la Uni-versidad Nacional de Buenos Aires (UBA) y se recibió en 1983.

Se desempeñó como tocoginecólogo hasta 1986 en el Hospi-tal Interzonal Eva Perón.

Ejerció como clínico encargado de la salud y profilaxis de zo-nas periféricas en el Gran Buenos Aires durante 10 años.

Especializaciones Clinica Médica y gerontologíaCurso Superior de Medicina Alternativa de Naturopatía en

U.S.A.Curso de Terapias Alternativas de Medicina Psicosomática.Curso Superior de Infectología Clínica.Homologó su título de médico en Mallorca, España, y es re-

conocido como Médico de la Comunidad Europea desde diciem-bre de 2006, título otorgado por el Ministerio de Educación en Madrid.

También atiende pacientes en Italia, España y en Estados Unidos.

Ejerce en su consultorio particular de Medicina Psicosomáti-ca en el Gran Buenos Aires desde 1990.

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PRÓLOGO

“Aquel que habla todo el tiempo de enfermedad, la tiene. Aquel que habla todo el tiempo de prosperidad, la tiene.”

“La Medicina Holística sostiene que la obtención del estado de salud por parte de las personas implica la necesidad de dis-frutar una relación integrada entre cuerpo, mente y espíritu.”

Quiero trasmitir en este libro que muchas de las enfermeda-des que los pacientes presentan son de origen emocional, so-cial, y no solamente orgánico.

Hay una relación intrínseca entre nuestro cuerpo (con sus dolencias y enfermedades) y nuestra mente (sus emociones, caracteres). Y la relación con el entorno social (relaciones hu-manas con nuestros padres, abuelos, hermanos, familia actual, nuestro hábitat laboral, así como nuestra espiritualidad, creen-cias, alma, energía).

Todo esto influye para que uno sane o enferme de acuerdo con su actitud y la relación que tengamos con nosotros mismos y con lo que nos rodea. Influye en cómo nos vamos preocupando, en vez de ocuparnos (diferencia a veces difícil de apreciar), en este mundo actual, por el estrés psicofísico.

Tenemos que despojarnos de nuestras preocupaciones y en-tregarlas, ya que no nos van a ayudar a desarrollarnos en nues-tra vida y ocuparnos de las cosas que nos ocurren día tras día.

Deberíamos entender por “vida” que es una combinatoria de sentidos, mente, cuerpo y energía espiritual o alma, y que no solamente está limitada al cuerpo físico o a un conjunto de sín-tomas físicos, sino que posee una comprensión mucho más am-plia, esencialmente “holística”, que incluye todos los aspectos:

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mentales, corporales, energéticos y espirituales del ser humano, y agregando algo más: la salud social, es decir, el contacto que establece el ser humano con otros, con los alimentos y con el medio ambiente.

Esto nos lleva al conocimiento que las diversas causas de las enfermedades provienen de la pérdida del balance saludable de la unidad integral del ser de cada persona.

Ustedes dirán ¿cómo hacemos para despreocuparnos? La respuesta está en reconocer ese algo de espiritualidad que to-dos tenemos y entregar su preocupación a esa energía absoluta llamada Dios, Buda, Alá, etc., pero debe otorgarla con fe, si así lo hacemos podremos ocuparnos mejor de nuestras cosas.

Influye también nuestra postura frente a diferentes problemá-ticas que presenta el ambiente que nos rodea, tanto el laboral como el familiar y social. Si la misma es positiva, voy a lograr más fácilmente el objetivo o la sanación, en cambio si tomo una actitud negativa se dificultará más nuestra relación y sanación.

Por eso es importante cómo yo me declare ante diferentes situaciones. Teniendo siempre que lograr el balance entre la ra-zón y el sentir.

Muchos son pura razón y no dejan fluir su sentir por dife-rentes causas (se escudan para no sentir el dolor) y después sienten dolor por lo rígido que son (ausencia o admiración por el padre). Y otros son puro sentimiento y no razonan tanto (lo que sufren ante cualquier agravio), son más viscerales (falta o admiración de la madre).

Si tenemos en cuenta que entonces nuestra salud integral depende de la relación energía, mente y cuerpo, podemos llegar a entender más nuestra patología.

Nuestro cuerpo es como el interior de un hogar, (queremos un hogar que nos proteja y nos sea confortable), no tiene que tener ni goteras ni humedad.

Si podemos llevar nuestras emociones a cierto plano de equi-librio entre la razón y el sentir, impedimos la humedad.

Pero, por sobre todo, tenemos que poner muy buena mem-brana asfáltica para que no existan filtraciones ni goteras; ésta

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sería nuestra espiritualidad o energía.En el ambiente que nos movemos existen emociones encon-

tradas a las nuestras, o gente que realmente no nos quiere mu-cho, esto no va a afectar nuestra salud, siempre y cuando uno tenga una membrana asfáltica impermeable.

Por eso, muchas veces no le damos importancia a esto, y sin embargo tenemos un factor de riesgo muy significativo.

Al final de nuestro camino creo, y se ve en todas las religio-nes o creencias, que existe una vida después de esta, entonces salimos ganando, nos llevamos nuestras vivencias o emociones y nuestra espiritualidad o energía desarrollada.

Es muy importante mantener nuestro cuerpo con salud, para vivir en una perfecta armonía y no padecer enfermedades que no nos pertenezcan.

Trato de invitarlos a que observen más conscientemente y a reconocerse en sus modelos sin juzgarse o condenarse. Esto nos da la libertad de llegar por nosotros mismos a las intrigas y ver la propia situación con mayor claridad.

Esta filosofía de vida está relacionada con una visión pro-funda de la existencia y la conciencia: las formas de curación natural.

En sí misma, la enfermedad es la señal de que uno está des-equilibrado por haberse olvidado de quién es. Se trata de un mensaje directo que no sólo nos dice la forma en que estamos desequilibrados, sino que nos muestra, además, los pasos que debemos dar para volver al “yo” y a la “salud”.

Mi experiencia recogida a través de las conversaciones con los pacientes me llevó a analizar y a tratar de esquematizar es-tas impresiones para que sean más claras de entender.

Todos nosotros llevamos nuestra tradición familiar y somos parte de la historia de otras personas, y esta historia que nos vincula siempre tiene dos caras: una positiva y otra dolorosa.

A través de estas páginas trataré de hacerles entender, al menos desde mi óptica, cómo sanar las lesiones que provocan esas heridas y las posibilidades sanadoras para convivir con

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ellas.Si tenemos en cuenta que el primer sentido que se desarrolla

y el último en irse es el de la audición, nosotros comenzaría-mos a escuchar dentro del vientre materno aproximadamente a los tres meses de gestación. De ahí podemos percibir si somos deseados, queridos o no, las relaciones con nuestros padres co-mienzan desde ese momento, así como nuestras emociones en un futuro.

También es el último en irse, por eso es importante hablarles a las personas que están en coma, hacerles sentir nuestro afec-to, hacerles escuchar música, transmitirles ganas de vivir.

Encontrar el sendero de nuestra propia vida depende de cómo se sanen las heridas provocadas por nuestra historia pa-sada y, por lo tanto, modificando el presente para obtener un mejor futuro.

La esencia es quererse de la mejor manera (se entiende no egoísta), sacando de encima tanta hipocresía social y cultural.

La represión de nuestras heridas no ayudan; el que no ob-serva sus propias heridas será determinado por ellas. Es impor-tante saber reconocer los recursos positivos que tenemos para poder superarlas.

En este tipo de medicina, lo primordial es saber observar y escuchar detenidamente al paciente y respetar su necesidad de escucha, práctica generalmente ignorada en la sociedad actual.

La relación “médico-paciente” es tan fría en estos tiempos que he notado en muchísimos pacientes un gran asombro al ver que uno se toma el tiempo que cada uno necesita.

Por eso, en mi medicina trato de dejar ciertas prácticas médi-cas, como el uso de guardapolvo o casaca, el tener muebles de metal y no tener paredes frías. Se necesita un ambiente acoge-dor y no sólo poseer material médico, para lograr que el pacien-te esté distendido y cómodo. Es importantísimo que se sienta escuchado, comprendido y contenido por el profesional de la salud. Y que no se sienta una parte o un número con tiempos predeterminados.

Aunque no siempre es fácil comprenderlo, la esencia divina

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de nuestro Yo Superior tiende a elevarnos por entre los numero-sos obstáculos y experiencias que ofrece la vida, y que son otras tantas enseñanzas.

Los sentimientos negativos o la baja autoestima que inhiben la circulación de las energías espirituales hacia la realidad física no sólo perjudican el Yo sino también el cuerpo físico. Los pa-trones disfuncionales mentales y emotivos obstaculizan el movi-miento de la energía y alteran el equilibrio fisiológico.

Los factores ambientales infecciosos y tóxicos son influen-cias negativas importantes que es preciso vencer, pero la sus-ceptibilidad a tales agentes muchas veces indica el nivel de evolución de la conciencia individual y el equilibrio espiritual de una persona. Nuestra capacidad para resistir los ataques sutiles o manifiestos de microorganismos y sustancias nocivas, y para subsistir en un medio potencialmente comprometido, depende de nuestro grado de relación con el Yo Superior Divino de cada uno. Es fundamental que empecemos a comprender la necesi-dad de estar conectados con nuestras raíces espirituales. Ese elemento es un factor importante de la salud y el bienestar, aun-que muchos médicos tradicionalistas lo excluyan de la ecuación humana.

“Queremos que llegues al lugar donde comienzas a ofrecer tus pensamientos deliberadamente,

donde tú eres el creador de tu propia experiencia.”

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INTRODUCCIÓN:

“Pensamientos de estrés degradan seriamenteel cuerpo y el funcionamiento del cerebro.”

Para que podamos entender un poco este tipo de me-dicina, quiero compartir el relato de un paciente.

Dr. Moffa: Decime qué encontrás de diferente entre este tipo de medicina y la otra.

Sr. Jorge : ¿De qué estamos hablando, de la medicina o del médico? Yo me quiero referir primero al médico que la practi-ca, porque si no nunca hubiese entrado en esta medicina.

Dr. Moffa: Dale. Sr. Jorge : Yo lo que encontré en este médico fue algo

que no encontré en ningún otro: fundamentalmente, que me escuchen, que se tomen su tiempo, y que analicen el porqué; normalmente el médico medica, soluciona el problema en forma momentánea, pero no va al fondo de la situación para que ese problema no se repita, entonces lo primero que me gustó es que vi la búsqueda del por qué, el por qué existe ese problema. Va-mos a llegar al fondo de ese problema. Y después, la sinceridad de decir yo llego hasta acá, y si tengo que derivar, derivo, que no muchos médicos lo hacen. Y después de que un médico charle mano a mano con su paciente, sacándose la burocracia de mé-dico, estando una hora, hora y media, dos horas o el tiempo que el paciente necesita, para entenderlo, para interpretarlo, para meterse adentro de él; porque en cierta forma no es medicar…si yo vengo y digo: me duele el brazo, vos me vas a revisar el brazo, pero acá es una medicación compleja, es una medicación que viene desde los pensamientos, desde la cabeza, desde el

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interior de uno, entonces el médico, con el tiempo que dedica, ingresa dentro de la persona.

Lo que siempre me pregunté y me preocupó fue saber cómo ese médico, después de atender a cinco o seis pacientes de dos horas cada uno, puede desintoxicarse; porque sincera-mente eso nunca lo pude comprender. Acá es una ayuda que el médico le da al paciente, pero nunca entendí cómo el paciente puede ayudar al médico, porque yo creo que el médico tiene las mismas o más tensiones que las que le vamos dejando todos los días. Si vos me preguntás por qué te elegí…, primero porque no le pifiaste nunca, segundo porque sos un gran tipo, tercero porque cuando te necesité estuviste siempre, tanto con mi vieja o con mi viejo como conmigo, no sé qué más puede abarcar esa pregunta.

Dr. Moffa: No, es mucho…decime tu nombre. Sr. Jorge : Mi nombre es Jorge. Jorge Oscar Gagliardini.

Soy paciente desde hace…no sé, ya perdí la noción del tiempo, no sé si son quince años, diez años, no es importante el tiempo, lo que es importante es que no me cuesta venir; normalmente cuando uno tiene que ir al médico va mal predispuesto, apurado o a las puteadas, y para mí es uno de los pocos lugares a los que voy con toda la tranquilidad del mundo; y hay veces que a escuchar quizás un mal diagnóstico, pero de una forma bien dicha, que también eso es difícil de conseguir de un médico, que sepa decir un mal diagnóstico de una manera digerible para el paciente.

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