col_42-psiquiatría social

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  • 8/3/2019 col_42-Psiquiatra social

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    Psiquiatra social.

    Martn Vergara Renjifo.

    Salud Mental. Secretara de Salud Pblica Municipal de Cali, (Colombia).

    Marco de referencia.

    El municipio de Santiago de Cali presenta cambios que afectan la salud mental de sus habitantes. La patologa

    ocial prevalente da lugar a trastornos emocionales y mentales, y suscita nuevas necesidades de salud mental.

    El homicidio, la discapacidad por lesin intencional, el abuso sexual, el maltrato infantil y conyugal, el

    esplazamiento por efecto de la violencia poltica, la inseguridad, el consumo de sustancias psicoactivas, el

    mpacto social y emocional de los desastres naturales, el empobrecimiento de amplios sectores de la

    oblacin, producen malestar emocional y, frecuentemente, trastornos mentales severos. El impacto de estos

    rastornos sobre la salud pblica es bien importante si lo consideramos en trminos de carga de enfermedad,

    e comorbilidad, de demanda de servicios de salud y de costos.

    La generalizacin de estas conductas ha puesto en crisis la legitimidad de las instituciones, la cohesin de las

    edes sociales de solidaridad y confiabilidad y la capacidad de recuperacin de las comunidades frente a las

    ecuelas de la violencia. Esto se traduce, en trminos microsociales, como sentimiento de inseguridad sobre la

    ropia vida, sobre el futuro, sobre la identidad y, en los casos ms graves, como trastornos mentales que

    fectan la capacidad de convivencia y de trabajo y que se asocian con intentos de suicidio, depresin,

    nsiedad, somatizaciones, alcoholismo y consumo de sustancias psicoactivas.

    La respuesta a estos trastornos debe darse en el marco de la dinmica entre la persona y la sociedad. Sera

    neficaz e impracticable abordarlos como experiencias individuales y de tratamiento individual. La curacinasa por la reconstruccin del tejido social, por el mejoramiento de las condiciones socioeconmicas y por la

    eparacin, cuando hubiere lugar, de la injusticia.

    La patologa social prevalente

    da lugar a trastornos emocionales y

    mentales,

    y suscita nuevas necesidades de salud

    mental

    A las nuevas necesidades nuevas por sus caractersticas y por su magnitud se agregan las necesidades

    clsicas de atencin. La atencin de los enfermos neuropsiquitricos severamente discapacitados

    ersonas con esquizofrenia, demencia, retardo mental, epilepsia, psicosis afectivas y otros trastornos que

    equieren servicios y acogimiento por tiempo prolongado. Esta poblacin contribuye de manera muy

    ignificativa a la carga global de enfermedad y a los costos econmicos y emocionales que, a cuenta de la

    nfermedad mental, asumen los pacientes, los familiares, la sociedad y los servicios. En Cali, por ejemplo,onsumen 14 por ciento de la demanda hospitalaria del municipio en 1995.

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    Hay que responder con modelos

    orientados

    hacia la promocin y la prevencin, y

    capaces de atender

    la mayora de las demandas en el nivel

    local

    Qu hacer y qu no hacer.

    El error que no se debe cometer es traducir estas necesidades y estas demandas exclusivamente en trminos de

    emanda de atencin psicolgica y psiquitrica, en vez de mirar hacia mbitos que no competen a los

    specialistas de la salud mental y que ni siquiera dependen del sector salud. Hay que tener en cuenta el papel

    ue juegan las organizaciones sociales, y en particular la familia y los vecindarios, que dan cohesin a la

    ociedad y proteccin a los individuos (participacin comunitaria). Debemos considerar tambin losondicionantes fsicos y socioeconmicos del entorno y la funcin de otros sectores sociales como

    roteccin, justicia, educacin y vivienda en la conformacin de ambientes y de relaciones propicias para la

    alud mental. Las intervenciones requieren de la accin concertada con diversos sectores (intersectorialidad)

    omo condicin indispensable para atender integralmente a la poblacin de un determinado territorio.

    or otra parte la poltica debe reconocer el papel fundamental que juegan los servicios de salud y los

    specialistas en la atencin de problemas como el de la depresin, la ansiedad, o la psicosis, por ejemplo. El

    econocimiento de los componentes no psicolgicos de la salud mental y del papel que en ella juegan otros

    ectores y otros actores no debe opacar el papel especfico que juega el sector de la salud. De lo contrario se

    ae en generalizaciones superficiales y en propuestas vagas que hacen de la promocin y de la prevencin en

    alud mental una prctica light imposible de evaluar.

    El modelo dominante de atencin en salud mental, centrado en las instituciones y en los especialistas, ha sido

    uestionado. Gira alrededor de la institucin y de los profesionales especializados, no vincula a los familiares,

    s socialmente estigmatizante, no ofrece continuidad y no promueve la participacin de otros sectores ni de la

    omunidad. A este modelo hay que responder con modelos orientados hacia la promocin y la prevencin, y

    apaces de atender la mayora de las demandas en el nivel local. Esto supone un cambio en la tradicin de no-

    ntervencin en materia de salud mental de los servicios locales de salud.

    No conviene interpretar las necesidades

    de salud mental exclusivamente como

    demanda

    de atencin psicolgica y psiquitrica

    La poltica de salud mental debe implementar el componente de salud mental en los programas y servicios de

    a Red Pblica y propiciar la participacin de la comunidad y la intersectorialidad. Esto es posible si se toma

    a comuna como referente territorial. La comuna es la unidad operativa bsica para implementar, activar y

    valuar las estrategias municipales de salud mental. La territorialidad es ms que un terreno fsico; es una

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    ategora social y poltica. Comprende el territorio de la comuna pero abarca tambin la poblacin que lo

    abita, su entorno socioeconmico, su sistema de relaciones sociales y su ordenamiento administrativo. La

    onstitucin de 1991 le dio carta de ciudadana cuando entreg a las Juntas Administrativas Locales potestad

    ara elaborar planes y programas de desarrollo econmico, vigilar la prestacin de los servicios pblicos y

    iscalizar la inversin de los recursos estatales. La planificacin del ordenamiento territorial, que constituye

    na de sus principales responsabilidades, es el proceso que permite integrar y proyectar sobre el espacio de

    onvivencia las polticas sectoriales, la prestacin de los servicios de salud y la participacin comunitaria.

    A escala microsocial la unidad territorial mnima es el vecindario. La estrategia de rehabilitacin psicosocial y

    e participacin comunitaria en la prestacin de servicios a poblaciones vulnerables debe adelantarse

    lrededor de las redes vecinales de solidaridad. El apoyo a los enfermos que requieren cuidados prolongados

    discapacitados fsicos y mentales, vctimas de la violencia, personas con enfermedades crnicas, por

    jemplo encuentra en las redes familiares y de vecindario un recurso rehabilitativo de primer orden.

    Principios orientadores de la poltica pblica de salud mental.

    La poltica de salud mental pblica deben guiarse por los siguientes criterios:

    1. La salud mental est estrechamente vinculada con la calidad de vida. La poltica de salud mental hace

    parte de la poltica social.2. Los trastornos emocionales y mentales expresan y producen exclusin social. La atencin de los

    trastornos mentales y la promocin de la salud mental son formas de accin contra la exclusin social

    y hacen parte de la estrategia de convivencia ciudadana.3. Los servicios de salud mental actualmente operantes, centrados en la atencin especializada e

    individual, son incapaces de asumir el sufrimiento mental de la poblacin bajo su cuidado.

    4. La salud mental pblica debe reorientar los servicios y el marco conceptual que los orienta.

    5. La salud mental pblica se ocupa de la totalidad de la poblacin en mbitos geogrficos definidos. En

    ellos integra los servicios locales de salud, la articulacin intersectorial y la participacin comunitaria.

    6. La salud mental pblica no se ocupa de problemas o de enfermedades sino de personas y

    poblaciones cuya salud depende tanto del entorno fsico y socioeconmico, como de la calidad de las

    relaciones sociales y del acceso oportuno y continuo a servicios de salud idneos.

    7. La salud mental hace parte de la Red Pblica de Servicios y no de un rea especializada de atencin:

    debe permeabilizar los programas y los servicios locales de salud especialmente aquellos que se

    ocupan de grupos poblacionales vulnerables.

    Los servicios de salud mental deben

    activar

    los recursos familiares, las redes sociales

    y las organizaciones comunitarias

    8. La salud mental pblica debe implementar modelos orientados hacia la promocin de la salud mental,

    la contencin de factores ecolgicos y sociales nocivos, la prevencin de formas particulares de

    enfermedad mental, y la atencin en el territorio del mayor espectro posible de necesidades.

    9. Los servicios y los profesionales especializados en salud mental deben redefinir su articulacin con

    los servicios locales de salud.

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    10. Los servicios de salud mental deben prestarse lo ms cerca posible de la comunidad que los necesita.11. Los servicios de salud mental deben activar los recursos familiares, las redes sociales, las

    organizaciones comunitarias para promover la salud mental y prevenir, tratar y rehabilitar a las

    personas afectadas por enfermedad mental.