cartas a la redacción - educacionyfp.gob.es

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16—(460) REVISTA DE EDUCACIÓN NÚM. 81 ni más ni menos. "leer", "legere") ideas en un con- texto escrito. Falla, por tanto, en su base, no el Latín, sino todo, y el que el alumno típico, el total casi de los nuestros, se escuda en el formulismo muerto porque no puede hacer otra cosa de suyo o porque ya no puede hacer otra cosa por falta de base, por- que, curso tras curso, ha ascendido en sus "estudios" (no hay vocablo para expresar la realidad auténtica) muchísimo más desde un punto de vista administra- tivo —alumno de primero, de quinto, de sexto...— que en el aspecto que importa: el intelectual. Sí, sin ello sobraría el Latín, pero, para cuantos no creemos que el formulismo forme a nadie (y en apariencia somos muchos) ¿ qué no sobraría ? ¿ Será menos in- humana la vida profesional de otros catedráticos que la de los de Latín si, en nuestro blando ambiente de pasividad y dejar ir y escasísima exigencia, luchan por "formar" a sus alumnos seleccionándolos, a la hora amarga de la calificación, según criterios no for- mulísticos ni verbalistas o primordialmente memorís- ticos, sin pensar sino en lo que realmente les obliga: los programas, el ser de su materia y su "por qué", que es también su "para que"? Personalmente no lo dudo ni un instante... Pero los latinistas no pode- mos asirnos al recurso aparente de la "fórmula". F. Vivos° MART/NEZ. Catedrático de Latín. Cartas a la Redacción Comentarios a un Decreto de Educación. En el número 55 de la REVISTA DE EDUCACIÓN de la segunda quincena de enero de 1957, publicaba un escrito sobre la Coordinación entre la Enseñanza Pri- maria y las Enseñanzas Medias, y en tal articulo abogaba por la necesidad de que el ingreso en los estudios del Bachillerato fuese a los doce años, y que a los alumnos debía exigírseles la escolaridad nece- saria para pasar de la Primaria a las Enseñanzas Media. No tengo la menor pretensión de que mi hu- milde artículo haya sido tenido en cuenta por el Mi- nisterio de Educación, aunque, como decía también, habla sido escrito con las más altas miras y los me- jores deseos de orientación y solución; pero sí me causa una verdadera satisfacción la noticia de todos ya conocida de que en el Consejo de Ministros del pasado viernes día 21 de marzo, se haya ctprobdo un Decreto en virtud del cual se le da al Certificado de Estudios Primarios la validez académica y oficial de los dos primeros cursos del Bachillerato general y laboral, y los alumnos en posesión de ese Certifica- do pueden, mediante unas pruebas, pasar al tercer ario de Enseñanza Media. Esto supone una solución al grave problema del entronque entre ambas enseñanzas y el que los alum- nos, según yo exponía, tengan, antes de pasar al Ba- chillerato, la escolaridad necesaria e imprescindible para poder comprender y asimilar las disciplinas y textos de segunda enseñanza, escolaridad que el De- creto comentado fija en cinco años, lo que supone que se considera que el niño ingrese a los siete años en la primaria (dejando aparte la enseñanza del pár- vulo) y curse los cinco años de los grados elemental y de perfeccionamiento. Esta escolaridad, por otra parte, de acuerdo totalmente con lo que yo opinaba en mi escrito, ha de figurar en la Cartilla Escolar correspondiente y es la mejor garantía de /a prepara- ción eficiente del niño, ya que esta Cartilla ha de elaborarse con los exámenes trimestrales o pruebas que durante cinco cursos realizará el maestro y pun- tuará debidamente, y cuyas pruebas opino que deben ser principalmente a base de pruebas objetivas, de unas veinte preguntas cada prueba y asignatura, pun- tuables con cinco décimas cada pregunta que da el margen de notas del uno al diez. Estas pruebas objetivas tienen la gran ventaja de ser, primero: como su mismo nombre indica, emi- nentemente objetivas para eliminar las simpatías o antipatías que pudiera haber entre examinador y alum- no; segundo: que es para todos igual, ya que son. las mismas preguntas, y tercero, que se pueden hacer a un número considerable de alumnos a la vez, con lo que se gana muchísimo tiempo. El Decreto determina igualmente que el Certifi- cado se expida al alumno a los doce años, con lo cual se aumenta prácticamente en dos años la permanen- cia en la escuela, y así el chico posee la edad de má- ximo rendimiento, de máxima captación. Los libros de Bachillerato le serán mucho más comprensibles. Téngase en cuenta, además, que esta tendencia a la abolición de los exámenes de ingreso se sigue acen- tuando en todas las naciones y recientemente en Francia se dispuso que los alumnos de la enseñanza pública pueden ser admitidos en los Liceos sin exá- menes; pero si con un estudio previo de su expedien- te académico primario. Por otra parte, si hemos de ser lógicos en la vida y pensamos que los Institutos y Centros de Enseñan- zas Medias dan unos estudios y unos títulos que les sirve a los alumnos, corno es natural, para la ense- ñanza universitaria, por qué la Enseñanza Prima- ria no va a dar un titulo a sus alumnos que les ca- pacite para las Enseñanzas Medias? Además nie cons- ta por testimonios personales y de prestigiosos pro- fesores de enseñanza media y catedráticos de Ins- tituto, que siempre se encontraron con que los alum- nos preparados en la Escuela Nacional solían ser los mejor orientados para el Bachillerato y mayor ren- dimiento producían, hablando, claro está, en térmi- nos generales, sin que con esto se desvirtúen las ex- cepciones. Manifestaba el Sr. Ministro a los informadores al entregarles la copia del texto del Decreto sobre el Certificado de Estudios Primarios, que "CONSAGRA- MOS EL PRESTIGIO DE TODA UNA CLASE QUE TODO LO MERECE...; se refería, claro está, al maes- tro. Es de agradecer vivamente y sinceramente estos deseos sentidos por el Sr. Ministro como lo viene

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Page 1: Cartas a la Redacción - educacionyfp.gob.es

16—(460)

REVISTA DE EDUCACIÓN NÚM. 81

ni más ni menos. "leer", "legere") ideas en un con-texto escrito. Falla, por tanto, en su base, no el Latín,sino todo, y el que el alumno típico, el total caside los nuestros, se escuda en el formulismo muertoporque no puede hacer otra cosa de suyo o porqueya no puede hacer otra cosa por falta de base, por-que, curso tras curso, ha ascendido en sus "estudios"(no hay vocablo para expresar la realidad auténtica)muchísimo más desde un punto de vista administra-tivo —alumno de primero, de quinto, de sexto...—que en el aspecto que importa: el intelectual. Sí, sinello sobraría el Latín, pero, para cuantos no creemosque el formulismo forme a nadie (y en aparienciasomos muchos) ¿ qué no sobraría ? ¿ Será menos in-

humana la vida profesional de otros catedráticos quela de los de Latín si, en nuestro blando ambiente depasividad y dejar ir y escasísima exigencia, luchanpor "formar" a sus alumnos seleccionándolos, a lahora amarga de la calificación, según criterios no for-mulísticos ni verbalistas o primordialmente memorís-ticos, sin pensar sino en lo que realmente les obliga:los programas, el ser de su materia y su "por qué",que es también su "para que"? Personalmente nolo dudo ni un instante... Pero los latinistas no pode-mos asirnos al recurso aparente de la "fórmula".

F. Vivos° MART/NEZ.

Catedrático de Latín.

Cartas a la RedacciónComentarios a un Decreto de Educación.

En el número 55 de la REVISTA DE EDUCACIÓN de lasegunda quincena de enero de 1957, publicaba unescrito sobre la Coordinación entre la Enseñanza Pri-maria y las Enseñanzas Medias, y en tal articuloabogaba por la necesidad de que el ingreso en losestudios del Bachillerato fuese a los doce años, y quea los alumnos debía exigírseles la escolaridad nece-saria para pasar de la Primaria a las EnseñanzasMedia. No tengo la menor pretensión de que mi hu-milde artículo haya sido tenido en cuenta por el Mi-nisterio de Educación, aunque, como decía también,habla sido escrito con las más altas miras y los me-jores deseos de orientación y solución; pero sí mecausa una verdadera satisfacción la noticia de todosya conocida de que en el Consejo de Ministros delpasado viernes día 21 de marzo, se haya ctprobdo unDecreto en virtud del cual se le da al Certificado deEstudios Primarios la validez académica y oficial delos dos primeros cursos del Bachillerato general ylaboral, y los alumnos en posesión de ese Certifica-do pueden, mediante unas pruebas, pasar al tercerario de Enseñanza Media.

Esto supone una solución al grave problema delentronque entre ambas enseñanzas y el que los alum-nos, según yo exponía, tengan, antes de pasar al Ba-chillerato, la escolaridad necesaria e imprescindiblepara poder comprender y asimilar las disciplinas ytextos de segunda enseñanza, escolaridad que el De-creto comentado fija en cinco años, lo que suponeque se considera que el niño ingrese a los siete añosen la primaria (dejando aparte la enseñanza del pár-vulo) y curse los cinco años de los grados elementaly de perfeccionamiento. Esta escolaridad, por otraparte, de acuerdo totalmente con lo que yo opinabaen mi escrito, ha de figurar en la Cartilla Escolarcorrespondiente y es la mejor garantía de /a prepara-ción eficiente del niño, ya que esta Cartilla ha deelaborarse con los exámenes trimestrales o pruebasque durante cinco cursos realizará el maestro y pun-tuará debidamente, y cuyas pruebas opino que debenser principalmente a base de pruebas objetivas, de

unas veinte preguntas cada prueba y asignatura, pun-tuables con cinco décimas cada pregunta que da elmargen de notas del uno al diez.

Estas pruebas objetivas tienen la gran ventaja deser, primero: como su mismo nombre indica, emi-nentemente objetivas para eliminar las simpatías oantipatías que pudiera haber entre examinador y alum-no; segundo: que es para todos igual, ya que son. lasmismas preguntas, y tercero, que se pueden hacer aun número considerable de alumnos a la vez, con loque se gana muchísimo tiempo.

El Decreto determina igualmente que el Certifi-cado se expida al alumno a los doce años, con lo cualse aumenta prácticamente en dos años la permanen-cia en la escuela, y así el chico posee la edad de má-ximo rendimiento, de máxima captación. Los librosde Bachillerato le serán mucho más comprensibles.

Téngase en cuenta, además, que esta tendencia ala abolición de los exámenes de ingreso se sigue acen-tuando en todas las naciones y recientemente enFrancia se dispuso que los alumnos de la enseñanzapública pueden ser admitidos en los Liceos sin exá-menes; pero si con un estudio previo de su expedien-te académico primario.

Por otra parte, si hemos de ser lógicos en la viday pensamos que los Institutos y Centros de Enseñan-zas Medias dan unos estudios y unos títulos que lessirve a los alumnos, corno es natural, para la ense-ñanza universitaria, por qué la Enseñanza Prima-ria no va a dar un titulo a sus alumnos que les ca-pacite para las Enseñanzas Medias? Además nie cons-ta por testimonios personales y de prestigiosos pro-fesores de enseñanza media y catedráticos de Ins-tituto, que siempre se encontraron con que los alum-nos preparados en la Escuela Nacional solían ser losmejor orientados para el Bachillerato y mayor ren-dimiento producían, hablando, claro está, en térmi-nos generales, sin que con esto se desvirtúen las ex-cepciones.

Manifestaba el Sr. Ministro a los informadores alentregarles la copia del texto del Decreto sobre elCertificado de Estudios Primarios, que "CONSAGRA-MOS EL PRESTIGIO DE TODA UNA CLASE QUETODO LO MERECE...; se refería, claro está, al maes-tro. Es de agradecer vivamente y sinceramente estosdeseos sentidos por el Sr. Ministro como lo viene

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N121n4. 81 SITUACIÓN DEL ORIENTALISMO Mg LA ENSEÑANZA SUPERIOR OCCIDENTAL

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acreditando en sus múltiples disposiciones a favor dela Escuela primaria, y porque en todas cuantas oca-siones tiene que intervenir siempre se acuerda concariño de los maestros; pero también es preciso queel Magisterio valore en toda su importancia estasatribuciones; que se dé cuenta de su responsabili-dad, yo estoy seguro que sabrá hacerse digno de laconfianza que en él depositan, y que igualmente quesupo borrar el baldón del analfabetismo del suelo denuestra Patria, sabrá ahora que la cultura popularexige ha de ser la de un Certificado de Estudios pri-marios, que supone, por lo menos, el nivel culturalde un segundo curso de Bachillerato, y hay que aspi-rar que esto sea el mínimo de cultura que tenga elespañol, ya que los derroteros de la Ciencia y de losinventos en el mundo reclaman que cada día sea másalto el baremo educacional de los pueblos.

Y para terminar debo decir que ya que se le reco-noce al Magisterio la solvencia para poder educar einstruir a sus alumnos hasta el tercer curso de Ba-chillerato con una gran ventaja para los centros deEnseñanzas Medias, que manejarán unos alumnos mu-cho más aptos, debe tenerse en cuenta la situacióneconómica del maestro, y que conste que no me gus-tó jamás aludir en mis escritos esta faceta porque la

coneidero muy delicada; pero ha llegado la hora deque sean las promesas realidades, y tengo la seguri-dad que en la mente del Sr. Ministro y en la delCaudillo ocupa lugar preferente la dignificación ma-terial del maestro; pues como en ha dicho elseñor Tena Artigas en su m teca- coerencia pro-nunciada recientemente en el; toreó de Madrid alreferirse a la vocación en a Isierzo. , "8 consi-gue mediante la creación e,- tómicosque prestigien y hagan atra o- ,‘. *• , Todoesto se necesita can urgenc mora, niespera. Se van a crear veinticinco mi escuelas inks—de esto tengo deseos de escribir algunas lineas—,se precisan muchos y buenos maestros.

Termino congratulándome sinceramente de lo queconsidero un gran acierto, felicitando al Sr. Minis-tro por esta disposición que comento y esperando desu etapa de gobierno muchas cosas en pro de la En-señanza Primaria, que es el fundamento de la pros-peridad de la nación.

IGNACIO PÉREZ LANZA.Director del Periodo deConjunto de la Univer-sidad Laboral "José An-

tonio Giró/1".

Situación del Orientalismoen la enseñanza superior

occidentalLa separación —por no decir la oposición— entre

Oriente y Occidente, que fácilmente se nos presentahoy como una de las constantes de la historia de laHumanidad, es de hecho relativamente reciente. Entoda la Antigüedad, el comercio entre la India y elmundo mediterráneo desempeñó un papel de primor-dial importancia. Los diversos cambios de la hegemo-nía de Mesopotamia a Egipto y de Egipto a AsiaMenor, en el curso de tres milenios antes de la EraCristiana, fueron a menudo las repercusiones poli-ticas que comportó el cambio de ruta para el comer-cio con la India. Más tarde, el comercio chino fue elgran resorte de la economía romana. Y, en la prime-ra mitad de la Edad Media, el Imperio de Bagdad,Bizancio, las ciudades rusas vivieron y prosperaronpor ser sucesivamente paso obligado entre Europay Asia. Así, durante más de cuatro milenios las re-laciones Oriente-Occidente acusaron por si mismasel pulso del mundo civilizado. La invasión de las pro-vincias orientales del Imperio de Bagdad por los tur-cos nómadas hacia la mitad del siglo x constituyópara el mundo una catástrofe sin precedentes. Don-

de otrora existieron villas fabulosamente ricas —Bud-jara, Samarcanda, Kodjend— se instaló el desierto.Asia Central y, casi en seguida, el Asia Menor, quehabían sido hasta entonces el nexo de unión entreOriente y Occidente, se convirtieron en un gran va-cío, en una especie de tierra de nadie. El mundo civi-lizado, hasta entonces un todo unido, fué dividido endos mitades que desde entonces vivieron y se des-arrollaron enteramente por separado.

Culturalmente, cada mitad se encierra en un hu-manismo que no representa de hecho sino la mitad dela Humanidad y pierde totalmente el contacto conla otra mitad. Y cuando Europa, en el siglo xVi, re-descubre Asia, el mal se ha consumado. Europa —porno considerar aquí más que este aspecto del proble-ma— había ya logrado su tradición grecorromana enuna Historia, un Arte, una Filosofía, una Literaturaque formaba un todo perfectamente cerrado. La his-toria y la cultura del Extremo Oriente aparecieronno como un trozo perdido de la historia y de la cul-tura universal, sino como una especie de suplemen-to, de anexo, de apéndice. El esquema general de lahistoria "universal" (que en la práctica era la histo-ria mediterránea), estaba ya terminada; la historiadel Extremo-Oriente, en la medida en la que ellapodía ser conocida, era algo aparte que no entrabaen los programas de estudio habituales del hombremedio, quedando relegada a objeto de dedicación dealgunos especialistas eruditos. Por tanto, incluso des-pués del redescubrimiento de Asia, la cultura asiá-tica permaneció separada de la cultura occidental or-dinaria.

Esta característica de separación del orientalismoen el conjunto de la cultura de Occidente se refleja