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e wilinamewimximg EL SIGNIFICIADO Y LA FUNCIÓN DE LA EDUCACIÓN EN LA SOCIEDAD Y CULTURA GLOBALIZADAS1 JOSÉ GIMENO SACRISTÁN (*) RESUMEN. La globalización es un concepto útil para expresar una condición del mundo en la segunda modernidad en la que nos encontramos, consistente en que las partes del mismo —sean éstas países, grupos sociales, culturas o las actividades más diversas— participan de una gran red en la que cada pieza del todo (sus eco- nomías, las políticas que pueden emprender, las culturas que quedan deslocaliza- das y expuestas al «contagio» de las demás, la información que circula, etc.) es afectada y puede afectar a las demás sin perder su singularidad. Una perspectiva que sobrepase el reduccionismo economicista y se fije en la dimensión cultural de la tendencia globalizadora nos pone de manifiesto las contradicciones y ambiva- lencias de las que se derivan retos nuevos para la educación. Si creemos que ésta debe servir a un proyecto de ser humano y de sociedad, tendremos que aprove- char las posibilidades y afrontar los riesgos de la globalización formando a sujetos que la puedan reorientar. Educar para la vida es educar para un mundo en el que nada nos es ajeno. La educación se ve necesariamente obligada a replantear sus metas y a revisar sus contenidos y métodos. CON MOTIVO DE LA OPORTUNIDAD DE UNA ABERRANTE ACTUALIDAD La inmediatez de la experiencia que estoy viviendo mientras articulo una serie cíe ideas en torno al título cle este trabajo, me brinda una oportuna y muy lamentable ocasión para poner en evidencia algunos de los importantes retos que para la educa- ción presenta la condición de la ,globaliza- ción. Me estoy refiriendo al ataque bárbaro contra las Torres Gemelas de Nueva York y las consecuencias que va a traer a corto y largo plazo para todo el mundo en el or- den económico, militar y político, en las comunicaciones, en las practicas cle con- trol de los ciudadanos, en las relaciones in- ternacionales, en las interacciones entre las religiones y las culturas, en la vida de las ciudades, en las escuelas, en la investiga- ción, quizá en el derecho, en nuestros te- mores y fobias... Se realiza el atentado en unos mo- mentos en los que las imágenes de tan dantesco y atemorizador espectáculo pue- dan verse a la luz del día para que no nos (*) Universidad de Valencia. (1) Algunas de las ideas expuestas en este trabajo han sido tratadas en: J. GIMI:NO SACRISTÁN: Educar y con- vir en la cultura global. Madrid, Morata, 2000a. Revista de Educación, núm. extraordinario (2001), pp. 121-142 121 Fecha de entrada: 02-07-2001 Fecha de aceptación: 01-10-2001

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EL SIGNIFICIADO Y LA FUNCIÓN DE LA EDUCACIÓNEN LA SOCIEDAD Y CULTURA GLOBALIZADAS1

JOSÉ GIMENO SACRISTÁN (*)

RESUMEN. La globalización es un concepto útil para expresar una condición delmundo en la segunda modernidad en la que nos encontramos, consistente en quelas partes del mismo —sean éstas países, grupos sociales, culturas o las actividadesmás diversas— participan de una gran red en la que cada pieza del todo (sus eco-nomías, las políticas que pueden emprender, las culturas que quedan deslocaliza-das y expuestas al «contagio» de las demás, la información que circula, etc.) esafectada y puede afectar a las demás sin perder su singularidad. Una perspectivaque sobrepase el reduccionismo economicista y se fije en la dimensión cultural dela tendencia globalizadora nos pone de manifiesto las contradicciones y ambiva-lencias de las que se derivan retos nuevos para la educación. Si creemos que éstadebe servir a un proyecto de ser humano y de sociedad, tendremos que aprove-char las posibilidades y afrontar los riesgos de la globalización formando a sujetosque la puedan reorientar. Educar para la vida es educar para un mundo en el quenada nos es ajeno. La educación se ve necesariamente obligada a replantear susmetas y a revisar sus contenidos y métodos.

CON MOTIVO DE LA OPORTUNIDADDE UNA ABERRANTE ACTUALIDAD

La inmediatez de la experiencia que estoyviviendo mientras articulo una serie cíeideas en torno al título cle este trabajo, mebrinda una oportuna y muy lamentableocasión para poner en evidencia algunosde los importantes retos que para la educa-ción presenta la condición de la ,globaliza-ción. Me estoy refiriendo al ataque bárbarocontra las Torres Gemelas de Nueva York ylas consecuencias que va a traer a corto y

largo plazo para todo el mundo en el or-den económico, militar y político, en lascomunicaciones, en las practicas cle con-trol de los ciudadanos, en las relaciones in-ternacionales, en las interacciones entre lasreligiones y las culturas, en la vida de lasciudades, en las escuelas, en la investiga-ción, quizá en el derecho, en nuestros te-mores y fobias...

Se realiza el atentado en unos mo-mentos en los que las imágenes de tandantesco y atemorizador espectáculo pue-dan verse a la luz del día para que no nos

(*) Universidad de Valencia.(1) Algunas de las ideas expuestas en este trabajo han sido tratadas en: J. GIMI:NO SACRISTÁN: Educar y con-

vir en la cultura global. Madrid, Morata, 2000a.

Revista de Educación, núm. extraordinario (2001), pp. 121-142 121Fecha de entrada: 02-07-2001 Fecha de aceptación: 01-10-2001

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perdamos el mensaje que tal acción impli-ca. Los impactos en una y otra torre se handistanciado entre sí corno si el primero sir-viese para despertar a los medios de comu-nicación para que transmitieran en directoa todo el mundo el segundo y la implosiónfinal, dejándonos apiñados en torno al te-levisor, pegados a la radio, pendientes delas ediciones de urgencia de los periódi-cos. Todos éramos un poco o un muchoneoyorquinos en una particular aldea glo-bal provocada por el hecho y su noticia.Todos estábamos allí «en tiempo real» des-de nuestras casas. Sabíamos y sentíamos alunísono con los neoyorquinos; todos formá-bamos, puntualmente, una comunidad deconocimiento y sentimental. Buena parte denosotros tememos también por las víctimasinocentes de la represalia a Afganistán y porlas consecuencias imprevistas de la misma.Lazos de distinto signo entre diferentesgrupos de gentes que expresan su solidari-dad con causas enfrentadas. Una especiede comunión en la distancia se establecepor medio de lazos invisibles entre gentesque no se conocen generalmente de cerca,pero que sabemos que están ahí, comoiguales a nosotros.

Vivimos en un mundo enmarañadoque a todos nos concierne, para bien ypara mal. Aunque con diferentes grados deproximidad, componemos comunidadesque comparten experiencias más allá delas circunstancias locales que nos rodean acada uno. Estamos con otros más allá delcírculo de personas con las que establece-mos lazos directos.

¿Qué hay detrás de toda esta barbarie?Necesitamos comprender, súbitamente, loinconcebible tratando de establecer nexosentre hechos pasados y presentes que de-latan las interrelaciones entre los muy dife-rentes y desiguales pueblos de la Tierra,

entre los conflictos que les afligen. Tene-mos que saber cómo lo que hoy ocurre enun determinado lugar se explica por loocurrido en el pasado y lo que acontece enel presente en otros lugares, sin que ellosuponga disminuir las responsabilidadesdel desastre. Nos vemos obligados a com-prender cómo una sociedad depende solida-riamente de otras y cómo los enfrentamientosbélicos, las divisiones económicas y que serfieles de diferentes dioses produce catástro-fes locales que nos afectan a todos.

Identificados los autores como «árabes»o «musulmanes», supimos de agresiones apersonas con esas características y a nego-cios de su propiedad. La mezquita del ale-jado lugar de los hechos donde yo vivo eraprotegida por la policía, por si, a miles clekilómetros del escenario real, se desatabanrespuestas incontroladas. Gentes diferentesa los lugareños de acá y de allá se sintierony se sienten inseguros por su condición étni-ca, cultural y por su fe religiosa, porque secriminalice a todo un grupo en función cle lapertenencia cultural de los autores. De re-pente, se temía que los pueblos (sectoresde los mismos) se enfrentasen en nombrede sus dioses, dando razón a las tesis deHuntington (1997) sobre el choque de ci-vilizaciones y sus consecuencias en laconfiguración del orden mundial'. Esossucesos derivados nos recuerdan quepuede identificarse a grandes grupos apartir de cómo percibimos a determina-dos individuos y al revés. Los palestinosfueron puntualmente equiparados a losmalvados que han roto nuestra tranquili-dad y provocado el horror; su gendarmeparticular aprovecha la oportunidad paramasacrar ciudades palestinas. El conflictoenlaza a pueblos distantes (el uno, el po-deroso, avanzado y rico del norte; lootros, un ejemplo de la miseria del Sur).

(2) Algunas editoriales de libros de este autor, y otros que abordan temas semejantes aprovecharon la

oportunidad que el suceso les proporcionaba para relanzar la obra con el reclamo de »Llevaba razón...», .Se an-

ticipó a los acontecimientos..., con lo cual seguramente aumentara sus ventajas. Todo es aprovechable.

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Semanas después, el recuerdo sigueen nuestra memoria, pero empezamos aver otras consecuencias. Se anuncian pér-didas económicas en diferentes compa-ñías, bajada del turismo, despido de milesde trabajadores, miedo a la recesión eco-nómica. No sabemos cómo todo ello serámanejado y cómo afectará a la opinión pú-blica y al voto de los ciudadanos. Parece,pues, que todos vivíamos algo cerca de lasTorres Gemelas, que formábamos parte deuna comunidad virtual en torno a las mis-mas, aunque no lo supiéramos. El atentadolo ha visualizado y, en cualquier caso, nossalpican los escombros aunque no estemosinformados o no sintamos la pertenencia aesa comunidad invisible. Es evidente queestamos conectados unos a otros por el co-nocimiento —y aun en el desconocimiento—,por los sentimientos y la simpatía, por elrechazo a la barbarie y también por «losenemigos» que nos amenazan. Hemoscomprobado que nos unen lazos de inten-sidad desigual con diferentes gentes, quenuestro bienestar es interdependiente aun-que vivamos en continentes alejados y quenuestra seguridad puede resultar precariasi se agrava y no se resuelve el malestar deotros. Nuestras vidas transcurren en unoslugares, pero sus contenidos se llenan delos que proceden de otros muchos. «Lo aje-no» es aquello que, por una valoración de-fectuosa o por desconocimiento, creemosque no nos afecta y por lo tanto podernospermanecer indiferentes.

En nuestro pequeño e inmediato mun-do está el Mundo, seamos o no conocedo-res de ello, querámoslo o no, nos beneficieo nos perjudique. Esta interdependencia esuna condición de la realidad que muestrasu evidencia en lo que ocurre y en lo quenos pasa. La idea de que estamos en la al-dea global es una forma de resaltar la inter-dependencia entre seres humanos, países,pueblos y culturas, así como la fragilidadde los lazos que nos unen. De repente, senos ha metido en casa un mundo que sa-bíamos que existía pero que se mantenía a

la distancia que marca la actualidad de losmedios de información. Ahora no sólo sa-bemos que existe, sino que nos golpea supresencia, la de sus aberraciones, y tam-bién la de sus sufrimientos y problemas.En cada momento se alienta el uso de unascuantas idea clave para tratar de explicar elmodo en que se percibe el mundo paradar cuenta de cómo es. La globalización esel término puesto de actualidad para ex-presar las interrelaciones económicas, polí-ticas, de seguridad, culturales y personalesque se establecen entre las personas, paí-ses y pueblos, desde los más cercanos has-ta los más alejados lugares del planeta. Losmedios de comunicación evidencian esarealidad, al tiempo que la construyen deuna forma particular, de acuerdo con la se-lección particular de las informaciones quetransmiten.

Una dimensión más sutil del problemaque el trauma causado por estos hechosnos produce reside en la caída en la cuentadel papel que juegan algunas ideas —la cul-tura, las creencias religiosas— en sucesoscomo éste, más allá de otras consideracio-nes históricas, geopolíticas o económicasdeterminantes. La cultura cuenta para ver-tebrar malestares, infringir daños, minusva-lorar a los demás, sentirse superior a otros;para justificar y preparar la acción. Los quetenemos en nuestro particular haber histó-rico «reconquistas», »conquistas», «cruzadas»y variadas guerras de religión que pusieronlas espadas al servicio de la Cruz debería-mos saber mucho de eso. Los talibanesdestruyendo las estatuas de Buda nos irri-tan y nos retrotraen a nuestro pasado le-vantando nuevos templos allí donde sedaba culto a los dioses de los enemigosvencidos. En la Europa actual (Irlanda delNorte y País Vasco) se asesina y se muerepor proyectos políticos que sirven a causasque se amparan en motivos religiosos yculturales. Por razones de diferencias cul-turales (no sólo) se margina a los gitanos yse esclaviza a inmigrantes. Tenemos nues-tros propios talibanes bárbaros.

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Sin despreciar las complejas causaseconómicas y políticas para explicar loshechos que vivirnos, lo sorpresivo de estedesgraciado suceso, que ni el cine especia-lizado en desastres había podido imaginar(quizá sí los videojuegos que compramos anuestros menores, que traspasan cualquierfrontera entre lo posible e imposible, entrelo aceptable y lo aberrante) es que el aten-tado haya sido perpetrado gracias a la in-molación de quienes lo han realizado, ennombre de la llamada de su particular diosverdadero y en contra de los infieles queellos determinan. Se puede asesinar, moriry suicidarse por ideas, en nombre de lacultura erigida en única y verdadera, evi-denciándose cómo la arquitectura decreencias que estructuran nuestra mente, ala que se adhiere una espesa gama de sen-timientos, se convierten en una fuerza mo-triz de nuestro comportamiento individualy colectivo. Son ideas y sentimientos quenos constituyen hasta el punto de enfren-tarnos. No es algo original y sorprendenteque ocurra por primera vez en la historia.Queda claro que la cultura es campo de li-tigio y excusa para litigiar: unos lo hacenpor Alá, otros proclaman el God bless Ame-rica!(¡Dios salve a América!). En su terribleacción, los terroristas han sido movidos nopor una airada ocurrencia o impulso re-pentino, sino por un largo, cuidadoso, ra-cionalizado y bien pensado plan, fruto dementes de humanos bien construidas porla educación (algo que los nazis mostraronmuy bien en los campos de concentra-ción), que previamente se habían adueña-do de un conocimiento experto quehabíamos confiado que funcionase sola-mente en una determinada dirección de loque estimamos como desarrollo.

Hemos descubierto uno de los princi-pios que orientan a las sociedades moder-nas —occidentales—: la imprevisibilidad. Lassociedades abiertas no tienen los caminostrazados. Sólo que tal inseguridad no residesólo en la indeterminación que va cerran-do la toma de decisiones en una sociedad

reflexiva, sino que proviene también delos contrastes de un mundo en el que lasrelaciones entre pueblos y culturas partende tantas desigualdades, acentuadas por laglobalización, que no está integrado, querompe comunidades que se ven abocadasa reforzar sus lazos de pertenencia culturalpara defenderse. Lo que nosotros admiti-mos como civilización y nuestro estilo devida, para otros es algo diabólico y subde-sarrollado. Del miedo al enfrentamientoatómico vamos a pasar a sentir los conflic-tos provocados por las desigualdades quedesalojan del presente y de la historia apartes importantes de la humanidad. Elconflicto entre culturas delata en muchoscasos una oposición entre los marginadosy sus marginadores. Tomamos concienciaacerca de la existencia de un mundo glo-balizado en el que se producen acerca-mientos y trasvases de cultura, pero en elque, a la vez, también se acercan los con-trastes y los motivos para los enfrenta-mientos que son consecuencia de lasdesigualdades.

Nos resulta inverosímil que alguien sesuicide con sus víctimas estrellando unavión para dar fe de una causa. Creemosque la supervivencia de uno está por enci-ma de la desaparición del enemigo y ésaes la mínima convicción que nos quedapara estar seguros: «el otro no hará nadacontra mí que le perjudique a él«. Nadieque monta en un avión o en un tren sos-pecha del equipaje de quien tiene en elasiento de al lado. La confianza en esa ló-gica, base de la subsistencia en sociedad,había llevado a olvidar un hecho muy ele-mental: que hay individuos que puedenposponer el valor que dan a sus vidas some-tiéndolo a otros valores y representacionesmentales del mundo enraizadas en la cultu-ra. Es lo que ocurre cuando el honor delcombatiente se antepone a la huida para so-brevivir. Pedestales, estatuas conmemorati-vas y altares están llenos de ejemplosglorificadores del hecho de dar la vida y qui-társela a otros por las más diversas razones

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y sin razones: la gloria, la patria, la eterni-dad... Sólo que en estos casos se racionali-za la escala de valores aduciendo causasnobles. Una idea bárbara nutriendo a faná-ticos o fanatizándolos con ella es un po-tente motor en la vida de las personas, delos pueblos y de las culturas, como bienmuestra la historia. Las ideas cuentan en laconducta de las personas y en la de losgrupos sociales. Tanta preocupación de losintelectuales estadounidenses por la identi-dad (que es lo que nos identifica y con loque nos identificamos) y por su reconoci-miento no llegó a hacer sospechar que al-gunas identidades de grupos religiososfanatizados asumen que, al inmolarse, al-canzan el paraíso.

El mercado a escala mundial (que dis-ta de comprender a todo el intercambiocomercial) no ha integrado a los países y asus gentes, ni podrá hacerlo, dados los ba-jos niveles de competitividad desde el quemuchos parten, es claramente insuficiente.Las desigualdades en la salida no puedensino producir más que desigualdad acentua-da en el camino y en la meta. La globaliza-ción no puede quedar limitada a unaconexión entre «los de arriba», dejando ex-cluidos a «los de abajo». Intercambiar bienesy productos crea lazos de interdependencia(también de dependencia), pero no generaper se relaciones personales, lazos de solida-ridad, el compartir ilusiones y proyectos,comprensión y respeto al otro, etc. La so-cialidad se tiene que apoyar en otras inter-dependencias, en formas de integrar a lossujetos en actividades y proyectos comu-nes. Los intercambios comerciales dieronlugar a la aproximación de pueblos y cul-turas, a crear normas más universales parasu mejor funcionamiento. También genera-ron enfrentamientos. Pero una perspectivaneoliberal de mercados mundiales descon-trolados, al no distribuir riqueza, no acerca,ni aproxima o integra, sino que provoca mi-graciones, destrucción de redes comunita-rias, aumento de las desigualdades y excluyea países enteros. Es preciso considerar a la

sociedad y a las dinámicas que «enredan» alos individuos que la componen: sus inter-dependencias, conflictos, insatisfaccionesy modos de integrarse y sentirse no exclui-dos de ella. Sabíamos que el mundo estáinterrelacionado, ahora hemos comproba-do cómo lo está. Las Torres Gemelas eranun símbolo de unos valores esencialespara la civilización de unos y la objetiva-ción del enemigo para otros. Sin atender ala sociedad, a cómo los individuos se en-garzan en ella y a la cultura que les une oles distancia, el mercado puede conectar alos mercaderes, a los productores y consu-midores, pero, si no atiende a otras formasde interrelación, tanto en la pequeña esca-la como en la global, deshace lazos socialesde cooperación y el sentido de pertenecer aalgo junto a alguien.

Reparemos en una última evidencia: laracionalidad científico-tecnológica, el inte-rés por dominar y gobernar el mundo físi-co, el aplicar la lógica económica, nopueden por sí solas gobernar el mundo,dotar de sentido a nuestras vidas, vertebrarrelaciones armoniosas y llenar nuestras as-piraciones de conocer y de ser. Una simplearma blanca manejada por una idea y unosvalores puede hacer sucumbir a toda la pa-rafernalia tecnocientífica en la que se apoyanuestra forma de ser y vivir occidentales. Nohay escudo contra misiles que nos proteja deello. Las representaciones metales de los in-dividuos, las ideas sobre el otro, el entendi-miento de las situaciones humanas cleconflicto, las imágenes que elaboramos denosotros respecto de los demás son impor-tantes de considerar. Y ése es el terreno dela educación. La cultura es algo que carac-teriza a grupos humanos diferenciados,que cada individuo asimila cle forma singu-lar. Esto ha de ser considerado por la políticay la educación en el mundo interrelacionacloque nos aproxima física y simbólicamente atodos, en lo que nos une, pero tambiénrespecto de lo que nos separa. Ésta es unalección a extraer de lo ocurrido. Debere-mos quedar atentos a lo que sigue, puesto

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que algo nuevo se cree ha nacido. Lo real-mente novedoso es el habernos concien-ciado de ello, pues la realidad estaba ahí.

¿Podremos vivir juntos en un mundoque, al promover el acercamiento y en-cuentro de culturas, da lugar a mezclas de-siguales? Si los conflictos tienen en lascreencias, en la cultura, parte de sus causaso se articulan en torno a ella, quiere decir-se que algunas de sus raíces están en nues-tras mentes, puesto que las culturas no sonagentes con voluntad y capacidad de ini-ciativa para enfrentarse, sino que somoslos sujetos que las poseemos los que em-prendemos acciones. Si en nuestras men-tes anida la clave de algunos de esosconflictos y de la convivencia, en la educa-ción puede encontrarse alguna seguridadde poder resolver los primeros y paraasentar la segunda.

A QUÉ LLAMAMOS GLOBALIZACIÓN?

UNA CONDICIÓN DE LA REALIDAD

DE NUESTRO MUNDO

Entramos a discutir algunos aspectos for-males para explicar la complejidad y ambi-valencia que se conjuntan bajo el paraguassemántico de un concepto nuevo, globali-zación'. La realidad abarcada por él no estoda la realidad de lo que acontece; por locual no podemos darle un valor totaliza-dor, como muchas veces puede apreciarseen su utilización. Hace referencia a fenó-menos, procesos en curso, realidades ytendencias muy diversas que afectan a di-ferentes aspectos de la cultura, las comuni-caciones, la economía, el comercio, lasrelaciones internacionales, la política, elmundo laboral, las formas de entender elmundo y la vida cotidiana, como hemospodido ver, cuyo significado es poco pre-ciso. En cada una de sus manifestacionesadquiere una peculiaridad, por lo cual es

necesario precisar a qué lo referimos, aun-que existan interrelaciones entre las diná-micas a las que se aplica la globalización.Es un concepto utilizado para caracterizarla peculiaridad del tiempo presente, reco-nocido como la segunda modernidad, queempezó a fraguarse en las dos últimas dé-cadas del siglo xx. La globalización es unaforma de representarnos y explicar en quéconsiste esta nueva condición; un términoque se entrelaza con otros conceptos y ex-presiones profusamente manejados también:el neoliberalismo, las nuevas tecnologías dela comunicación y el mundo de la informa-ción. Todos ellos se ocupan de explicar fe-nómenos diferentes, aunque también seentrelazan estrechamente, no pudiendo refe-rirnos a cualquiera de ellos sin relacionarlocon los demás, pero ninguno de ellos agotaa los otros. En la medida en que cada unodespliega temas, problemas y consecuen-cias peculiares, podemos estructurar el cus-curso centrándolo sobre alguno de ellos.Entrelazados constituyen un sistema inte-lectual para captar el sistema-mundo.

Lo cierto es que de la conjunción delas fuerzas que aúnan los cuatro vectoresseñalados resulta una afectación importan-te de las políticas que gobiernan la socie-dad, que ha alterado notablemente elsistema productivo y las actividades laborales,las culturas locales, las relaciones sociales y elsentido y valoración del conocimiento. Detodo ello se deducen cambios importantespara el sentido y orientación de la política engeneral, así como para la de la educación enparticular (la concepción de la democraciay sus implicaciones en la educación, la or-denación del sistema educativo, la concep-ción y valoración del sujeto y la visión delaprendizaje: su finalidad, contexto, conteni-do y motivaciones). Desde las coordenadasde este contexto general, a la educación se larequiere para que se ajuste a los lineamien-tos que sirven a las prioridades marcadas.

(3) En el ámbito francófono se la reconoce como mundialización.

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Relacionessocialeso

a.

DemocraciaSujeto

Sistema educativoAprendizaje

e

LI

;

Sentido y valor del 14jconocimiento

3. Sociedad del 14conocimiento

1. TendenciaGiotralizadora

TABLA IEl contexto de la educación en nuestro tiempo

En este contexto tienen también que plan-tearse las posibilidades de su acción trans-formadora. La complejidad e incertidumbreen el nuevo panorama a la hora de optar poruna narrativa para darle sentido a lo que ha-cemos es francamente notable.

El mundo globalizado es un mundo enred, en la cual las partes son interdepen-dientes, constituyendo una red de intercam-bios, préstamos y acuerdos de cooperación;en el que se adoptan pautas de comporta-miento, modelos culturales de otros o algu-nos de sus rasgos; en el que se tejenproyectos y destinos (ahora hemos podidocomprobar que nuestra seguridad tambiénestá en esa red). Es un mundo con muchasposibilidades de comunicación, cuyas par-tes se conocen entre sí, se influyen unas aotras, se apoyan o se oponen. Nos hace-mos la idea de que constituye un todo,aunque con una débil cohesión. Ese entra-mado es el resultado de imposiciones de

los poderosos sobre los que están en infe-rioridad de condiciones, de hibridacionesculturales, sustituciones, yuxtaposiciones,etc. En ese mundo lo que le pasa a uno re-percute en los demás como si fuésemoscélulas de un órgano o partes de un mismocuerpo. La red conecta sociedades, luga-res, culturas, la actualidad de las vidas depueblos e individuos, la economía, la mi-seria, la contaminación medioambiental,los enfrentamientos o la política.

El fenómeno globalizador no es nue-vo. La creación del imperio romano, losviajes de Marco Polo o los de los vikingos,el imperio inca o la cultura occidental, laadopción del sistema métrico y el horariode trenes son fenómenos y expresiones deglobalización. Marx se ocupó de explicarlode otra manera, su pensamiento denuncia-ba un mundo capitalista globalizado y pro-metía otro también global. Una vez quetuvimos claro que navegar en línea recta

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conduciría al punto de salida, adquirimosuna visión total del mundo (del globo) yque éramos moradores de la Tierra y nosólo en nuestra tierra. Las naves espacialesnos mostraron su ridícula pequeñez y fra-gilidad. Las lecturas, los viajes y medios decomunicación llenaron de contenido laidea de la esfericidad de su superficie, lle-na de paisajes variopintos afectados porunas fuerzas que, desde el interior o desdela atmósfera marcan un funcionamientounitario del planeta. También hemos com-prendido que en la superficie esférica hanvivido y siguen haciéndolo gentes y culturasseparadas, pero que se han movido, despla-zado, enfrentado, anulado, convivido y fu-sionado unas con otras. Quizá ahora lonovedoso del fenómeno estriba en que seproduce a escala más amplia, a que es másevidente en algunos aspectos y, sobre todo,porque se ha acelerado gracias a las tecnolo-gías de la comunicación, porque ocurre enun contexto que llamamos sociedad del co-nocimiento o de la información.

Estamos ante un fenómeno que pre-senta algunas dificultades para manejarlocorrectamente y de forma unívoca en eldiscurso intelectual.

LA GLOBALIZACIÓN TIENE DESIGUALES

CONSECUENCIAS

Las interdependencias a las que alude sonasimétricas, pues, aunque todos seamos oestemos en los nudos de una tela de arañaque nos atrapa, lo estamos cle muchas for-mas: unos la tejen en mayor medida queotros y algunos gobiernan más que otroslo que pasa por la misma. Es decir, hay de-pendencias, además de interdependencias.De ahí que, mientras unos (países, grupos,personas) se aprovechan de ella (lógica-mente se convierten en sus militantes «glo-bafílicos»), otros la padecen y, si es quellegan a comprender lo que les pasa, son«globafóbicosn. La globalización, tal comose viene desarrollando, une y enfrenta.

Apreciar la dinámica globalizacloracomo una onda expansiva de carácter impe-rialista y laminaclora cle las singularidadespor donde pasa, nos asusta y nos previeneen contra, aunque los más feroces críticos dela globalización quizá vestirán corbatas ita-lianas de seda oriental, harán deporte concalzado de marcas norteamericanas y be-berán whisky en vez de vino tinto de la tie-rra que estimula la economía local.

LA GLOBALIZACIÓN ES ALGO MÁS Y MÁS

COMPLEJO QUE LOS MERCADOS

Para analizar la globalización existen dostipos de lógicas. Una, que concibe ese pro-ceso como si fuese algo dirigido desde unpoder dominante identificable, cuya refe-rencia fundamental es la transnacionalizaciónde los recursos financieros, la interdependen-cia de la economía desestatalizada y la mun-clialización de los mercados. Esta orientacióntiene sus adeptos y sus correspondientesdetractores. Desde esta perspectiva parcial,se analizan los mecanismos destructoresdel empleo, los efectos de las emigracio-nes, los riegos de la libérrima movilidad clelos capitales, etc. Una segunda forma deenfocar el problema consiste en ver la glo-balización desde dimensiones más ampliasque las referidas a la economía, el merca-do y las políticas económicas del capitalis-mo actual. Sin olvidar el efecto de esavertiente, es preciso descubrir otras mani-festaciones de un fenómeno multifacéticoen el que están implicadas otras alteracio-nes culturales, sociales y cle los sujetos.Como afirma Beck (1999), de nuevo apare-ce en esta doble opción metodológica: lacontraposición entre un análisis cíe basemás dominantemente marxista, frente auna perspectiva weberiana, de tipo mascultural. La Unión Europea, por ejemplo,tiene una moneda común que liga a laseconomías de los países que la componen,pero dista de tener una política educativaglobal para toda ella. Las razones de la uni-versalización del inglés en el mundo no

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son exactamente las mismas que las que ex-plican la difusión del español en los EstadosUnidos y el cómo se extiende la cultura his-pana. La difusión del primero puede expli-carse por el peso de la potencia que lorespalda, pero cabría preguntarse: ;La me-nor extensión del japonés refleja la poten-cia económica de Japón?

IMPLICA UNA RECONVERSIÓN DEL LENGUAJEPARA REFERIRSE A NUEVAS FORMAS DE ESTABLECER

.COMUNIDADES. QUE CUESTIONAN LAS REFERENCIAS

BÁSICAS DEL ESTADO Y DE LA CULTURA PARAEL INDIVIDUO

La tercera dificultad del concepto radica enque, al tratar de comprenderlo metafórica-mente como una red asimétrica, las posibi-lidades de poder «exportar» influenciashacia los demás o «globalizar» a otros en lonuestro son muy desiguales: unos dan oimponen flujos a la red, otros se someten alo que les viene o se les impone en ella. Estaimagen de mancha que unos expanden so-bre otros nos conduce a creer que algunosrasgos culturales, formas de expresión, laeconomía, etc. se globalizan a costa deanular a los que son engullidos: los quepueden dominan, anulan u oscurecen lassingularidades de otros pueblos. Es decir,la globalización aparece como si fuese unaonda expansiva que inunda, coloniza,transforma y unifica el mundo, partiendode un punto de origen desde el cual se co-loniza a quienes alcanza.

Pero, ¿dónde ponemos la fronterapara decir que Wall Street globaliza la eco-nomía del mundo entero y que un Estadocualquiera extiende (no decimos que glo-baliza) sus normas a toda una nación ogrupo de naciones? ¿Por qué la búsquedade la independencia de un país no la cali-ficamos como una reivindicación antiglo-balizadora respecto del colonizador? ¿Porqué la expansión de la cinematografía deHollywood por casi todo el planeta es unacolonización globalizante, o por qué alpredominio del pensamiento economicista

lo calificamos de globalizadores temibles,mientras que la influencia cultural sobregrandes masas de población de las religio-nes, por ejemplo, no las vemos así? ;Entrequé tipo de totalidades la adopción dealgo común o su imposición se apreciacomo cultura compartida y entre cuáles seconvierte en globalización? ¿Es la unidadelegida la de los Estados, las etnias, una tri-bu amazónica... ? ¿A partir de qué referen-te fronterizo establecemos la condena oalabamos la bondad de la unificación (nonecesariamente uniforme) que supone laglobalización que asimila individuos y gru-pos, suprimiendo diversidad? ¿Son esas fron-teras los Estados, las culturas, las tradicionesasentadas, o las marcan las voluntades de losindividuos? ¿Cuál es la comunidad propia delsujeto moderno que vive, trabaja y disfrutaen distintos lugares?

Cada grupo humano globaliza o ha ge-neralizado algo entre sus miembros, preci-samente para poder constituirse como talgrupo, trátese de una tribu, un estado, unanación, una comunidad de lengua o de re-ligión, una civilización, un imperio, etc.Cada uno de esos ámbitos comunitarios ysociales se han constituido gracias al esta-blecimiento de lazos, vínculos, interdepen-dencias e imposiciones. ¿A qué fronterasaludimos cuando nos referimos a la globa-lización que las traspasa? Una religión queengloba países y gentes en varios de ellos,¿acaso no transita fronteras entre grandescolectivos humanos? Una lengua en unacomunidad, ¿acaso no normaliza su usoentre comunidades que tienden a diferen-ciar dialectos en ella? El derecho interna-cional ¿no es una cobertura que traspasafronteras de países, comunidades cultura-les o religiones? Hemos heredado un mun-do con fronteras entre hombres y mujeres,entre pudientes y desheredados, entre fie-les de diversos dioses, entre ciudadanosdefendidos por distintos estados, de devo-tos de altares patrios contrapuestos, hemosvivido dentro de culturas que nos distin-guen a unos y a otros. ¿Con quiénes nos

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unimos y para qué? Vivimos en una comu-nidad, hablamos según lo hace otra comu-nidad, tenemos derechos compartidos conotra distinta, estudiamos las matemáticascomo todo el mundo, aprendemos la his-toria del propio país y compartimos algu-nos contenidos comunes con los de otrospaíses, nos alimentamos de forma un pocoparecida a como lo hacen otros muchos gru-pos. ¿En qué casos es o no es conveniente ytolerable ser globalizado o dejarse colonizar»voluntariamente con otros? ¿Qué fronteras tras-pasar y cuáles preservar? Evidentemente esta-mos ante un constructo provocador yestimulante.

Verdaderamente, esta última llamadade atención sobre la dificultad de estable-cer fronteras (respecto de las que calificarqué es admisible que se extienda y loadoptemos, y entre quiénes; y qué es con-veniente que no se expanda y entre quié-nes), tiene una importancia capital para laeducación, al convertirse en una referenciapara determinar el currículum. ¿Sobre quécontenidos culturales nos debemos apo-yar? Depende de la amplitud del «nos». Laeducación puede ser un instrumento paradar conciencia de esta realidad y colaborara desentrañarla. Éste sería el nuevo hori-zonte para el moderno principio de «edu-car para la vida» que nos demanda ahorauna alfabetización cultural más exigente demiras mucho más amplias.

LA GLOBALIZACIÓN ES UNA FORMA DE MIRARAL MUNDO EN EL QUE ESTAMOS

Las metáforas de la sociedad de sociedades(o en red) y la de hibridación entre socie-dades y culturas nos permiten descubrirmatices más sutiles para entender este fe-nómeno complejo de muchas caras, pluri-direccional y contradictorio, que es laglobalización. De esta forma se puede con-jugar el hecho de que los participantes ten-gan desigual capacidad de incidir, dejandoa salvo la posibilidad de la reciprocidadpara los que disponen de menor capacidad

de influencia. El mundo en red es un mun-do diverso en el que se producen conexio-nes múltiples entre distancias variables ycon contenidos distintos, en el que el prota-gonismo de los diferentes estados, pueblos yculturas es desigual. Todos los nódulos par-ticipan en la red, pero no por ello cada nudodeja de ser lo que es ni pesa lo mismo. Estamanera de ver la realidad que se globalizaa través de dinámicas complejas es atracti-va porque es más adecuada para compren-der los fenómenos culturales, donde lasinterdependencias no son tan lineales niunidireccionales como, por ejemplo, en loseconómicos.

Un mundo con estas características re-quiere de una explicación a través de algu-na teoría que dé cuenta de la red en dondese mezcla lo real, los pensamientos y losproyectos locales. Lo que es complejo ycontradictorio sólo puede ser comprendi-do desde el paradigma de la complejidad.La red es un tejido de hilos interdepen-dientes donde las conexiones lo son de as-pectos muy distintos y en la que operanfuerzas que actúan en direcciones no siem-pre y necesariamente coincidentes. La edu-cación en un mudo globalizado tiene quesuperar las obviedades y la claridad apa-rente de los fenómenos, abordar los temasy problemas de una forma interdisciplinary abandonar la tendencia a la especializa-ción que los trocea. Como sugiere Morin(2001), se precisa cultivar una «inteligenciageneral» que aborde de manera multidi-mensional los asuntos que son complejos.¿Qué tipo humano estamos formandocuando un estudiante sabe las reglas porlas que se combinan los elementos quími-cos si, a la vez, no puede explicar las cau-sas y consecuencias de la contaminaciónen el mundo o el terror a la guerra biológi-ca? ¿Por qué no se entiende que la educa-ción secundaria, por ejemplo, no debejuzgar a los estudiantes y jerarquizarlos porun conocimiento que ha perdido en dema-siadas ocasiones el poder de ser una inicia-ción a la ciencia (lo cual proclama ser) en

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las materias del currículum? Para entenderel mundo interconectado hay que propor-cionar conocimientos vertebrados entre sí.

De la necesidad de una mirada globalal mundo en red se derivan exigencias im-portantes para la formación y modo de tra-bajar de los profesores, lo mismo que parael diseño del texto desde el que se desple-gará el currículum, si es que deseamos queesa inteligencia general prospere. Ésta es lanueva forma de «educar para la vida».

LA GLOBALIZACIÓN COMO IDEOLOGÍA

La representación del mundo como unidadglobalizada, de la economía o de la cultu-ra, es una visión que nos puede gustar ono, al apreciar los efectos que produce y elideal que representa. En cierto modo consti-tuye una ideología. Como tal, presenta dosde sus rasgos característicos.

• La pretensión de erigirse en cosmovi-sión totalizadora de la realidad, yendomás allá de los datos que realmenteconocemos con seguridad acerca deella, lo que se traduce en visones de-formadas, tanto en el caso de los «glo-bafilicos» (el mundo se globaliza, perono tanto), como en el de los «globafó-bicos» (para quienes significa un de-sastre aniquilador de lo local, cercanoy entrañable).

• Constituye una visión moral de larealidad, cargada de valores positi-vos para los defensores y de contra-valores para los críticos. ¿Es tolerable,defendible y deseable la globaliza-ción, o no lo es? Depende.

Muchos de los procesos que implicanlas dinámicas de globalización son difícilesde valorar, pues resulta complicado elegirel punto de vista desde el que hacer las va-loraciones. Sus consecuencias son ambiva-lentes (con ella unos pueden perder y otrospueden ganar), y sólo a medio y largo plazoadquirimos conciencia de lo que repre-sentan sus efectos. ¿Es bueno globalizar lajusticia y juzgar a los tiranos en otros países

distintos a aquéllos en los que han cometi-do sus tropelías, como fue el proceso em-prendido contra Pinochet? ¿Es buenoextender la democracia occidental a lasformas de gobierno de las comunidadesindígenas? ¿Debe imponerse la prohibiciónde la ablación en las niñas en nuestra so-ciedad, cuando se considera buena en sucultura de origen? ¿Debemos aprender to-dos en la escuela una misma cultura? ¿Ad-quiriremos en el mercado prendas de vestirfabricadas en el tercer mundo porque sonmás baratas, aunque con esa compra este-mos destruyendo el empleo de quienes sonnuestros parientes y conocidos?

No es posible prescindir hoy de la glo-balización que supuso la unificación delhorario a escala planetaria, aunque sepa-mos que tiene un referente europeo. Re-sulta difícil el intercambio de productos sinla aceptación de un patrón moneda. Comono es posible la convivencia entre los queson diferentes sin universalizar ciertas nor-mas. La comunicación y los intercambiosentre personas, grupos y culturas implicantanto la existencia de algo distinto que in-tercambiar (pues de lo contrario no habríanada que tomar prestado, nada que añadira lo que uno ya tiene, comprar o vender alos demás), como la posibilidad de unosinstrumentos de comunicación y de reglaspara que los intercambios sean posibles,recíprocos, justos y voluntariamente asu-midos, contrariamente a como han sido losprocesos de colonización en el pasado.Como sugiere Apel (1999), a la universali-zación de la globalización hay que contra-ponerle una adecuada contraglobalizacióny no la negación o la resistencia sin más.La educación puede ser un instrumentopara una resistencia creadora.

LOS GRANDES EJES DE LA -ARQUITECTURA»DE LA MODERNIDAD HAN SIDO TRASTOCADOS

Dijimos que la «tendencia globalizante» vieneactuando en un contexto en el que operanotras concurrentes con ella: neoliberalismo,

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TABLA II

Las consecuencias de los cambios de escenario para la educación

FENÓMENOSCONCURRENTES EJES AFECTADOS CONSECUENCIAS DERIVADAS DEL NUEVO CONTEXTO.

SUS RASGOS PREDOMINANTES

Dinámica de globa-lización.

Nuevas tecnologías.

Sociedad de la infor-mación.

Neoliberalismo poli-tico y econötnico

Estado (E)

— Porosidad de las fronteras en las que le es posible actuar. Elterritorio sobre el que hacer la política económica, educativa,etc, es un marco sobre el que no tiene todo el poder.

— Adelgazamiento, disminución y desnaturalización del sectorpúblico que el Estado proveía y dirigía.

— Devaluación de la política como terreno de confrontación deposiciones y alternativas a favor del mercado.

— Cuestionamiento de la ciudadanía, de sus posibilidades y delmarco para su eiercicio.

Sociedad (So)

— Individualismo de los individuos en lo personal y en lo Laboral.— Devaluación de la participación en la demccracia al devaluarse la política.— Vaciado del contenido de ésta al desterritorializarse el ámbito

de decisiones sobre lo que afecta a los individuos.— Incremento de las desigualdades, de la segregación y exclusión.— Ruptura de lazos de colaboración en las comunidades.— Devaluación de la socialización de las instituciones vertebrado-

ras clásicas: familias, escuelas, iglesias, partidos políticos...— Aparición de agentes sociales sustitutos del Estado (ONG, etc.).— Aparición de nuevas solidaridades: en relación con la ecología,

con las generaciones futuras...— Sociedades inmersas en procesos de transición permanente.— Migraciones que conmueven el statu quo de las sociedades receptoras.

Cultura (C)

— Ampliación de la información virtualmente disponible, hasta lasaturación que conduce al desconocimiento.

— La información cambia el sentido del conocimiento y del saber.— Accesibilidad condicionada por el conocimiento previo: motivo

de la igualdad y de la discriminación.— Diferenciación del concepto de cultura. Dinámica parcialmente

independiente de las diferentes acepciones de la misma.—Problemas planteados por la multiculturalidad.

El trabajo (T)

— Primacía del trabajo que requiere competencia intelectual.— Volubilidad de los empleos y de las profesiones: inestabilidad

social y de las referencias para los individuos.—Empleo precario e inestabilidad familiar y de los sujetos.— Trabajo desestructurado: autoempleo.— Transnacionalización del conocimiento y de los medios de pro-

ducción, pero no de los trabajadores.— Provocación de inseguridad en la formación necesaria para

empleos cambiantes y volátiles.

Sujeto y construcciónde la subjetividad (Su)

— Derivaciones contrapuestas, en muchos casos mezcladas:a) Individuación, autonomía y libertad acentuadas (más

para unos que para otros), combinadas con la competitividad.b) Renuncia a la individualidad y entrega a la masa o a la

anomia. Refugio en el consumo.c) Privacidad e independencia personal, quizá a costa de aisla-

miento, insolidaridad y desarraigo.Individuos en libertad que han de ser capaces de elegir y seleccionar.

— Desarraigo respecto de las comunidades primarias.— Pérdida de referentes seguros para la identidad personal. Pro-

clividad a adoptar identidades colectivas.— Demanda de sujetos polivalentes, preparados para un aunbio continuo.— Futuro problemático como amarte seguro para un proyecto personal.

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E So

El paso a la nueva

1.modernidad

sociedad de la información, etc. El entrama-do de todo eso está provocando una serie detransformaciones sustanciales en cinco delos ejes básicos de las sociedades modernas:el papel del Estado, la estructuración de lasociedad, el trabajo, la cultura y el sujeto.Los cambios en esos ejes tienen importantesproyecciones para la educación: para elmodo de concebirla, para la jerarquía devalores a los que se cree ha de servir, paralas prioridades de las políticas educativas,el entendimiento de la calidad, el diseñode los currículos, los procedimientos decontrol de las instituciones escolares, etc.Resumimos, a grandes rasgos, las altera-ciones fundamentales que están teniendolugar y sus consecuencias más destacablesen la tabla II.

Una tendencia general subyacente pare-ce afectar al sujeto (Su), como consecuenciade esos cambios que nos conducen a otrotipo de realidad, que algunos denominan se-gunda y nueva modernidad: la acentuación

de la escisión y separación de las referenciasen las que enraíza su posición en el mundoy de los ámbitos en los que actúa. Al sujetole afecta la desintegración de los ámbitos enlos que encontraba su seguridad:

• La faceta de ser un miembro de lacomunidad social con la que man-tiene lazos de arraigo (So).

• Su papel de ciudadano amparadopor un Estado que le garantiza losderechos básicos de la ciudadanía yla seguridad necesaria para el des-pliegue de un proyecto de vida au-tónomo y libre (E).

• Su papel de trabajador útil en unaestructura productiva que le incluyecomo individuo útil y le proporcionauna narrativa para el desarrollo de subiografía personal (T).

• En tanto que es miembro de una cul-tura homogénea en la que su identi-dad ahora es más inestable (Cu).

TABLA IIILas excisiones de las referencias para los sujetos en la nueva modernidad

E

So

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LA EDUCACIÓN EN UN MUNDOEN EL QUE SE PRODUCEN PROCESOSDE GLOBALIZACIÓN

Al constituir la educación un rasgo de larealidad de la economía, de la sociedad yde la cultura, podemos presuponer que severá inevitablemente afectada por los cam-bios que suscitan los procesos de globaliza-ción, aunque no se pierden las referenciasde carácter más local sobre las que veníanactuando los sistemas educativos. El fenó-meno que nos ocupa proyecta requerimien-tos y consecuencias varias y contradictoriassobre los sistemas educativos. De inmediato,son denunciados porque sus objetivos yprácticas resultan disfuncionales para lanueva situación (más de lo que ya lo eran).Son, a la vez requeridos para servir, bien ala ideología y dinámica globalizante, bienpara resistirla.

Un primer efecto importante de la glo-balización, desde los años 80, bajo laorientación ideológica y política neoliberalque tiene en el mercado su eje de referencia,ha sido la deslegitimación y el vaciado delEstado puesto al servicio de la satisfacciónde los derecho básicos de las personas y,en particular, el de la educación en condi-ciones mínimas de igualdad. El resultadoha ido minando el discurso y las políticasde reparto de la riqueza que sustentan lossistemas públicos de educación. Al aumen-tar las desigualdades, se ha incrementado lapobreza que condena a la malnutrición ydesprotección de la infancia, no ya en el Ter-cer Mundo, sino en las sociedades ricas,constituyendo lo que Hewlett4 denominauna orientación antiinfantil de desaten-ción a los niños. Las políticas neoliberalessostenedoras de un mercado globalizadohan proyectado el economicismo en el quese apoyan los criterios acerca de lo que seentiende por calidad de la educación. Handesplazado la política educativa, de ser un

cometido del Estado, al ámbito de las deci-siones privadas. Han devaluado al sistemaeducativo como un factor de integración einclusión social, a favor del incremento dela iniciativa privada, de la ideología quebusca un mayor acoplamiento del sistemaescolar (los flujos de la población escolar,sus especialidades, sus curricula) al laboraly a las necesidades de la productividad eco-nómica, apoyándose y acentuando las desi-gualdades sociales. Para que la globalizaciónno sea sólo de mercados y capitales, sinoel origen de sociedades mas prósperas, loque se precisa potenciar son las políticasintegradoras, no es incremento de las desi-gualdades excluyentes.

Otros efectos corrosivos del fenómenoque nos ocupa, en lanza con la políticaneoliberal se refleja en las nuevas relacio-nes que se establecen entre las condicio-nes sociales, la educación y trabajo, en unmercado laboral que se vuelve precario yse desestabiliza. La precariedad repercuteen el deterioro del ambiente familiar en elque viven los niños, en general, y supone,como señala Chomsky (2001), una dismi-nución del «tiempo de alta calidad» que lospadres pueden dedicar íntegramente a laatención e interacción con los hijos.

Por otro lado, la volubilidad de lasocupaciones hace que las profesiones y losempleos, al cambiar con rapidez, pierdanel valor de ser unos referentes segurospara lograr y mantener la identidad y reali-zación de las personas, así como su inte-gración social (véanse: Beck, 2001; Gortz,1997 y Sennett, 2000). La educación sigueconstituyendo un capital humano para lanueva sociedad —incluso se incrementa suvalor para el desempeño de nuevas profe-siones—, pero es un capital que no se apo-ya en una moneda fuerte, cabría decir,porque el capital útil cambia de valorcon rapidez: la educación tiene que dotarde capital a unos sujetos para reforzar y

(4) En el informe de UNICEF: Child neglect in rich societies. 1993.

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reconstruir una capacitación en ellos quese devalúa. Aunque es discutible si la nue-va sociedad destruye más empleo que elque crea (véanse las tesis contrapuestas deRifkin (1996) y de Carnoy (2001) la preca-rización del mercado laboral devalúa a losque disponen de menos capital. A la edu-cación se le plantea el reto de prepararpara no se sabe muy bien qué, al descono-cerse qué saberes y competencias seránrentables en el futuro de los sujetos e «in-vertir« en ellas. Pedir al sistema educativouna mayor atención y adecuación a lasnecesidades de la sociedad es una pre-tensión cuyo triunfo socava las relacio-nes que pudieran haber existido entre laeducación y el empleo (Gimeno, 2001b),porque se está pidiendo una puesta alservicio de la productividad y de la compe-titividad que exigen los mercados globali-zados, al mudar rápidamente nos dejan sinreferencias claras.

En un tercer plano, los procesos de glo-balización afectan a la educación porque in-ciden sobre los sujetos, los contenidos delcurrículum y las formas de aprender. El con-cepto y demarcación de lo que se viene en-tendiendo por cultura en las escuelas en lanueva tesitura del mundo tiene que ser am-pliando para que todos se sientan incluidos.Es necesario, por otro lado, comprendercómo las fórmulas básicas de transmisión desaberes se ven alteradas por la preeminenciaque adquieren los canales de distribución delos saberes al margen de la educación for-mal. Esas dos exigencias tienen implicacio-nes muy directas para la ordenación delcurrículum y para formación de los profeso-res, que debería ser crítica, profunda y am-plia. Los profesores no van a ser suplidospor las nuevas tecnologías, pero puedenquedar desbordados y deslegitimados en elnuevo panorama. En la sociedad de la infor-mación los profesores han de informarsemás y mejor (Gimeno, 2001c), porque hande convertirse en mediadores que orien-ten, den criterio, sugieran y sepan integrarla información dispersa para los demás.

LA CULTURA EN UN MUNDO GLOBAL.DERIVACIONES PARA LA EDUCACIÓN

La cultura es dinámica porque la alteranlos sujetos que se la apropian y subjetivan.Ha estado y seguirá estando sometida aprocesos de globalización mucho antes deque se utilizase este concepto fundamen-talmente referido a las relaciones económi-cas y mercantiles. Es más, la ruptura de lasreferencias locales, el salir e indagar fueradel medio que nos limita, conocer lo quehacen otros, la creación de redes de suje-tos conectados entre sí, la expansión dedeterminados rasgos culturales (la música,por ejemplo), forman parte de la esenciade la cultura; y podría decirse que es, pre-cisamente, en este campo donde primerose desencadenó un proceso como el quevenimos comentando.

Lo que hoy se reconoce como el fenó-meno de la globalización acelera procesosexistentes en la dinámica de las culturas,adquiriendo nuevas dimensiones. La co-municación entre culturas, la adopción yabsorción de elementos culturales proce-dentes de otros, en ocasiones su imposi-ción, la universalización de ciertas pautasde pensamiento y de comportamiento civi-lizatorios o la confrontación entre culturasdistintas no son nuevos, sino que constitu-yen algo esencial en la tradición e historiade cada pueblo, así como también es unadinámica permanente en los individuos.No sólo el mundo es multicultural —diver-so—, sino también cada cultura y cada indi-viduo culturalizado en cualquiera de ellas.Todo es impuro, mezcla e hibridación. Estacondición se manifiesta de múltiples for-mas, cuya mejor comprensión necesita deuna distinción en lo que entendemos porcultura, pues éste es un término con unaenorme ambigüedad.

CULTURA EN SENTIDO CLÄSICO

En primer lugar, podemos distinguir unaacepción de cultura en el sentido clásico ymoderno que comprende el legado de la

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memoria histórica, que en buena parte estáformada por la tradición codificada pormedio de la escritura (junto a las realiza-ciones que conservamos del pasado y quellenan los museos y constituyen lo que sedenomina como patrimonio cultural). Estacultura «culta» está formada por los logrosmás apreciados en cada momento, quevan acumulándose, estructurándose y or-denándose en una serie de campos de sa-ber, de saber hacer y de formas deexpresión: las ciencias, las humanidades,las bellas artes, así como las habilidadespropias de cada campo que son precisaspara penetrar, adueñarse e incrementar to-dos esos ámbitos de la cultura. Es el senti-do de 4o culto», a lo que, desde la Greciay Roma clásicas, se le adjudicaba el poderde cultivar al ser humano (paideia), quetomaría después el humanismo a partir delRenacimiento europeo, ofreciendo un mo-delo de una «buena manera de ser», y pos-teriormente la Ilustración.

Los componentes de esta cultura cultatienen su origen en un territorio y proce-den de unos determinados autores, aun-que no siempre identificados, pero seentiende que todas las aportaciones hanpasado a constituir un legado anónimo va-lorado globalmente como positivo y dignode ser conservado, acrecentado y mejora-do. Es una cultura que tiende a desterrito-rializarse y deslocalizarse, desde el puntode vista geográfico y social (nada más con-cederse el premio Nobel de literatura, porejemplo, se traduce a otros idiomas, si esque no lo estaba ya). Este modesto escritolo hace un autor que, desde lo que haaprendido de otros, ofrece una visión queserá interpretada de nuevo por otros, no sesabe cuando ni dónde, a condición de quedispongan de una lengua que practicangentes de culturas (ahora en sentido antro-pológico) diferentes. Permanecerá a dispo-sición de una comunidad social, desdeluego, es casi seguro que no llega los queviven en Japón, por ejemplo. Esa comuni-dad es potencialmente tan amplia que

nadie va a considerar que él, personalmen-te, pertenece a ella, sin embargo este tra-bajo sí que les puede pertenecer.

El concepto de multicultu ralidad nose suele referir a esta acepción de cultura,a no ser que de ese modo se aluda al he-cho evidente de que existen y han existidodiversas tradiciones en las manifestacionesliterarias, artísticas, musicales, científicas,etc.; es decir, que no existe un solo canon,sino múltiples, pero con la peculiaridad deque, normalmente, desde cada uno deellos se han dado pasos para acercarse alos demás, buscándose entre sí e interesán-dose por lo que sabe «el otro». Quienescultivan y han sido cultivados por este tipode cultura, generalmente están inclinados aconocer al otro, a adueñarse de sus aporta-ciones, a mestizarse con lo ajeno, a «copiar»,sin que por eso se vayan a perder todas lassingularidades locales. Es así como la culturase ha hecho heterogénea. Así ha funcionadoel proceso en la literatura, en la utilizaciónde estilos arquitectónicos, en la ciencia yen las tecnologías (los autores del atentadode las Torres Gemelas, no han tenido obje-ción alguna para apropiarse de la culturatecnológica estadounidense). Esta culturaexige esfuerzo para apropiársela, lleva elsello de la tendencia universalizadora y,utilizada por la educación, pretender dotarde una nueva naturaleza al ser humano.

La globalización de las culturas cultas,la aproximación a lo que se sabe de ellas(lo que han hecho, pensado, sabido hacerlos demás, a su lengua, etc.) ha posibilita-do el poder disponer de un amplio capitalcultural a nuestra disposición que está enconstante proceso de progresión. Somospotenciales beneficiarios de un gran lega-do potencial. A partir de ahora va a sermuy determinante el qué quiero y el quépuedo de cada uno para explotar la infor-mación disponible. Pero la existencia deun capital cultural, no significa —como ocu-rre con el económico, utilizando la compa-ración que realiza Throsby (2001)— que estéactivo y, por lo tanto, disponible. Una gran

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riqueza cultural artística de un país, unagran tradición cultural, por ejemplo, pue-den quedarse inmovilizadas si no se ponenlos medios para poder hacerlas circular.Sin buenas bibliotecas y museos, sin me-dios eficaces de almacenamiento, clasifica-ción y recuperación de documentación, sinmedios de divulgación de los tesoros cul-turales, sin acceso físico fácil a los objetosculturales, con altos impuestos a la impor-tación de libros, con precios abusivos paraéstos, sin medios para adquirirlos, sin unapolítica facilitadora de exposiciones, sinbuenos informantes o mediadores (profeso-res, bibliotecarios, guías de turismo, etc.), depoco sirve el capital si queda inmovilizado.Es obvio que la existencia de un alto capitalno significa por sí mismo que fluya espon-táneamente y resulte accesible para que to-dos puedan «capitalizarse» con él. Lasdiferencias culturales, las desigualdades encuanto a la posesión de los medios de ac-ceso y la primera dotación de un capitalcultural básico de los individuos, y las acti-tudes y hábitos de éstos, hacen de la socie-dad que globaliza la información unaposibilidad que es una plataforma desigualpara los distintos países, pueblos e indivi-duos (Gimeno, 2001a). La sociedad de lainformación globalizada es hoy una reali-dad para unos pocos y una posibilidad fac-tible para otros pocos más. Para el resto esfuente de dominación y de desigualdad.

CULTURAS NACIONALES

Un segundo sentido de la cultura, de ori-gen alemán, utilizado por primera vez porKant, y al que después se le prestaría má-xima atención en el siglo xlx, es el que serefiere a aquélla como el conjunto de laexperiencia, tradiciones, modos de vida,de expresión, de saber hacer y formas deser de un pueblo o comunidad con las quese le identifica desde fuera y con las quelos individuos particulares se identificancomo seres que les unen a otros y son dela misma cultura. Esta acepción es la que

dio lugar a hablar de culturas nacionales ydespués a su acepción étnica o antropoló-gica, que está detrás de las expresiones: «cul-tura alemana», «cultura vasca», cultura.guaraní», «cultura rural», «cultura cristiana», etc.

En esta segunda acepción se amplíanlos ámbitos o contenidos de la cultura en-globando rasgos y aspectos muy diferentes(entre los que caben los de la cultura cid-ta, pues todo lo que no es pura naturalezaen el ser humano es cultura). Pero lo queresultará esencial es que la cultura adquie-re una referencia territorial (tiene su origen,su arraigo y su expresión fundamentalmen-te en un territorio delimitado con más omenos precisión) y una demarcación social(referida al grupo de personas, a las que selas suele considerar corno pertenecientes aesa cultura, aunque, generalmente, no sólo aellos pertenece). Lo importante de esta acep-ción es que en torno a la cultura se constitu-ye una comunidad social, una forma depertenencia y unos vínculos con los de-más. Al mismo tiempo se delimita a «losotros», que se ven como diferentes. Se acen-túa así el aspecto vivenciado de la cultura ysu papel en la construcción de la subjetivi-dad. Ella va con los sujetos, con sus modosde vivir; gracias a ella se relacionan y co-munican, constituyen comunidades, pormedio de ella dan sentido a todo lo queacontece y les acontece a ellos. Vivimos deacuerdo con una cultura: con la que la ha-cemos nuestra.

La globalización opera respecto deesta segunda acepción de cultura de mane-ra peculiar en las circunstancias actuales,tiene efectos contradictorios y es valoradade muy desigual forma. Señalaremos tresescenarios bien diferentes en los que ocu-rren procesos relacionados con la globali-zación de la cultura étnica.

ESCENARIO I

En primer lugar, gracias a las comunicacio-nes a distancia y al intercambio de produc-tos, los miembros de comunidades culturales

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distintas se pueden conocer unos a otros eintercambiar los rasgos, objetos, usos, etc.que les caracterizan sin necesidad de des-plazarse. Determinados elementos de unasculturas se deslocalizan con mucha facili-dad entre territorios y grupos sociales im-pregnando la vida cotidiana. Los procesosde hibridación que pueden tener lugar to-leran que cada grupo cultural anclado ensu territorio pueda seguir manteniendouna especificidad al tiempo que recibe yasimila influencias de otros, con lo cual ladeslocalización de rasgos culturales tienelugar, sin que apenas exista comunicaciónsocial entre grupos culturales. Es unamuestra de la separación entre lo cultural ylo social de la que hemos hablado. Secrean vínculos socioculturales cuando secomparten rasgos de cultura: cuando sehabla un mismo idioma o se es de la mismareligión, lo que deviene en tibios vínculossociales que pueden propiciar otros contac-tos. Cada cultura local en sentido antropoló-gico se contamina de otras, hasta el punto deno poder evitarlo, salvo que se prohiba ver,escuchar o saber acerca de otros.

Esos procesos no son nuevos. Se inicia-ron con el correo, experimentaron un granimpulso con la difusión de la escritura gra-cias a la imprenta, continuaron incrementán-dose de manera exponencial con eltelégrafo, el teléfono, la televisión, y ahorase amplían y aceleran más con las nuevastecnologías aplicadas a la comunicación.La aceleración y extensión de estos proce-sos amplía el ámbito de irradiación de lasinfluencias de las culturas dominantes enel mundo en red, incrementa los flujos deinformación, va contaminando e hibridan-do las culturas, de suerte que lo local, sinperder su identidad, se va enmarañandoen esa red que nos acerca a otros y quenos pone también más directamente enfrente de ellos por las diferencias que nosseparan. Se establecen proximidades y seaproximan las diferencias. Los conflictosraciales de base cultural, entre religiones ycomunidades lingüísticas, por ejemplo,

son muestras de confrontaciones provoca-das por el «acercamiento. físico de sus por-tadores. Porque quienes se enfrentan, nolo olvidemos, son ellos y las acciones queemprenden, no las culturas. Los conflictosentre credos o los conflictos lingüísticos, loson entre creyentes o entre hablantes porsentirse incompatibles con el «otro».

Esta aproximación y comunicación en-tre culturas ha sido y es producto naturalde los contactos naturales, la cual puedeser apreciada y querida no; aunque sabe-mos muy bien que también puede ser for-zada, impuesta y agresiva.

ESCENARIO II

Esa mezcla cultural sin intercambio socialde tipo personal entre seres humanos esparalela a la que tiene lugar gracias a losdesplazamientos que facilitan los medios detransporte, los intercambios comerciales, elturismo, el intercambio de especialistas o deartistas, gracias a las organizaciones interna-cionales, al trabajo en empresas multinacio-nales, etc. El visitante de otra ciudad y deotra cultura no sólo se abre a los otros, asi-mila de ellos, los puede conocer mejor, sinoque se reconoce a sí mismo de otra manera.Al menos le provoca la evidencia de su pro-pia identidad y que no está solo ni es elúnico en el mundo. Los abundantes y fre-cuentes desplazamientos provocan la des-localización de las culturas gracias a quelos individuos se desterritorialzan, aunquesea en momentos puntuales de sus vidas.Se asientan de este modo las bases paradesarrollar un cosmopolitismo en unos de-terminados sectores sociales que viven enforma real dentro de la globalización, seaprovechan de ella y la disfrutan. Pero es-tas posibilidades no debe hacernos olvidarque la mayoría de los humanos no puedeejercer ese cosmopolitismo, por lo cualles resultará difícil sentirse ciudadanosdel mundo globalizado, si bien su vidaquedará marcada, aun sin saberlo, por una

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realidad que les desborda y les afecta, aun-que no los incluya.

ESCENARIO III

La revolución industrial produjo el éxodode la población desde los núcleos ruraleshacia las grandes ciudades, provocandoruptura de raíces; desarraigos que supusie-ron cambios importantes para los desplaza-dos, obligados a asimilar nuevos elementosy rasgos culturales de las sociedades deacogida. Fueron migraciones, en un princi-pio, dentro de zonas económicas relativa-mente homogéneas desde el punto devista cultural, pues tenían lugar dentro delas fronteras de los Estados nacionales, aun-que comenzaron a movilizar mano de obra«extranjera» (palabra que significa extraño).Ahora, la globalización económica a nivelmundial destruye el tejido productivo depueblos y países enteros, provocando movi-mientos migratorios a mayor escala y haciaespacios más alejados culturalmente.

En ambos casos, trátese los desplaza-mientos voluntarios o de las migracionesforzadas, lo cierto es que el reconocimien-to de que la multiculturalidad existe, ya noprocede del hecho de saber que existenotras culturas a través de relatos de viajeroso de reportajes del National Geographic,sino que es una vivencia para los cosmo-politas que se desplazan, para los emigran-tes forzados y para sus receptores.

La globalización cultural en este senti-do tiene consecuencias ambivalentes queimplican llamadas de atención contradicto-rias para la educación. Suponen posibilida-des de acceder y de enriquecerse con loajeno, de revisar y relativizar lo propio, ad-quirir nuevas competencias, estímulos quecomplementan y mejoran la cultura esco-lar, etc. La recomendación sería hacer todolo necesario por extender el conocimientoacerca del otro y profundizar en él.

En la medida que la mezcla tenga ca-rácter masivo, sea impuesta, forzada, com-pulsiva o traumática, puede provocar

alteraciones de la identidad de las perso-nas, desarraigos, inseguridad y sometimien-to, lo cual se traduce en una globalizaciónmoralmente negativa que suele ser agravadapara quienes la padecen por el rechazo delas sociedades receptoras. Al lado de esto, lapérdida de la variedad cultural que de la quese suele culpar a la globalización nos pare-ce que es una objeción de segundo orden,puesto que hay variedades culturales quesus poseedores son los primeros que de-sean desprenderse de ellas y poder vivirmás dignamente o de otra manera. La he-terogeneidad cultural no es un bien en símismo, como tampoco lo es la diversidadbiológica en términos absolutos ((jquiénsalvaría a ciertos virus si pudiésemos supri-mirlos?). Lo importante de la diversidad esque hay seres humanos viviéndola y ellosson dignos de respeto al vivirla, tolerandosu diversidad. No ha de fomentarse o pre-servarse la heterogeneidad con políticas yprácticas dedicadas a ello, sino dejar quelas opciones continúen evolucionando,sólo que ahora se conocen más entre sí.Para juzgar las pérdidas de heterogeneidades necesario preguntarles a los poseedoressi se sienten libres de hacerlo o si son mu-tilados por dejar unos rasgos culturales yadoptar otros. El ser humano es la medidade las cosas y también de las culturas.

La educación puede seguir circunscritaa su pretensión genuina de cultivar y desa-rrollar con sus practicas los contenidos de-ducidos del sentido «culto» de la acepciónde cultura, pero está operando siemprecon sujetos transformados por los procesosque están teniendo lugar en este segundosentido de la cultura, pues ésta es la baseantropológica del ser humano. Se trata deprocesos que no tienen en las escuelas elescenario principal de su realización, sinoen la calle, en el trabajo, en las iglesias yen los medios de comunicación. A las es-cuelas les llegan los conflictos y, como es-pacio social que son, ellas son tambiénescenarios de las relaciones interculturalesentre grupos de clase social, religión o

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etnia diferentes. En los casos de choquecultural, la multiculturalidad es un reto aabordar con carácter de urgencia.

CULTURA DE MASAS

Finalmente, se maneja un tercer sentido dela cultura: la de masas, que hace alusión auna mezcla de componentes ampliamenteextendidos entre la población: de símbo-los, objetos, actividades culturales de ocio,asistencia a espectáculos, adquisición deelementos artísticos o expresivos que se po-pularizan (literatura popular, los best selers,cine, grabaciones musicales ampliamente di-vulgadas, productos publicitados, artesanía,etc.). Los medios de comunicación de ma-sas podrían considerarse por antonomasiacomo los instrumentos que crean y difun-den una cultura en la que se mezclan y fu-sionan contenidos correspondientes aotras culturas (en sentido étnico).

Estas tres acepciones de cultura nopretendemos que se entiendan como cate-gorías totalmente autónomas e inde-pendientes entre sí, pues sus contenidos osignificados se entrecruzan. Así, por ejem-plo, determinados elementos de la culturaclásica, como puede ser un cuadro de Mu-rillo, se incorporan como objeto de refer-encia de una forma de ser religiosa de unpueblo y pasan a ser imágenes decorativaspopulares en los calendarios tradicionales.Lo mismo que una escultura móvil de Cal-der es imitada de mil formas que se ofertanen los mercados callejeros. Determinadasesculturas de Picasso (producto culturalculto) podríamos confundirlas con otras fi-guras africanas (producto popular étnico)que se ofrecen en esos mismos mercados,si el objeto culto no apareciese en el con-texto de un museo, mientras que las popu-lares se nos mestran en el suelo, al pie desus vendedores. En realidad se producencontinuidades, solapamientos y préstamosentre las diferentes acepciones de la cultu-ra. Como afirma Serres (2001), la cultura esporosa y no tiene fronteras delimitadas. La

anunciada batalla entre lo local y lo global,la que se establece entre un sentido de cul-tura como caracterizadora de un grupo hu-mano determinado y una cultura globalmercantilizada que anegaría todo y arrasa-ría con la diversidad, es la expresión -se-gún este autor- de un temor que expresauna profunda incomprensión de lo que esel espacio cultural.

ALGUNAS CLAVES PARA REHACER ELPROYECTO DE LA EDUCACIÓN

Si consideramos que la educación debe se-guir proponiendo modelos de ser humanoy de sociedad, sin limitarse a adaptarse alas demandas del momento (lo que no sig-nifica desconsiderarlas), no podemos que-dar a la espera de lo que se nos demandedesde el exterior y reclame el mercado,sino que deberemos defender una deter-minada actitud comprometida con un pro-yecto democráticamente elaborado, quesirva a un modelo flexible de individuo yde sociedad. Si consideramos que la ten-dencia que venimos discutiendo, comootras, deben ser gobernadas por la socie-dad que no ve en todo esto una fatalidad ouna condición inexorable —al menos talcomo funciona—, sino que se pueden to-mar las riendas del proceso, entonces de-beremos plantearnos qué podemos haceren educación, qué ciudadano hay que for-mar, en qué condiciones, qué cultura espreciso facilitar, para qué tipo de sociedad,para qué mundo laboral, etc. Es decir, de-bemos partir de la intuición de lo que de-bería ser una sociedad convenientementeglobalizada. Lo cual no es nada fácil, consi-derando que son, precisamente, las institu-ciones educativas unas de las deslegitimaclasy relegadas por la dinámica de globalización.Es necesario rescatar la idea de que los siste-mas de educación han de estar al serviciode un tipo de sociedad aceptable; princi-pio que ha sido erosionado con la deca-dencia de los sistemas públicos. Si no hayun proyecto general, mal puede darse una

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TABLA IVCuadro resumen de las implicaciones de las diferentes acepciones de la cultura

ACEPCIÓN O TIPOSDE LA CULTURA COMO

OBJETODERIVACIONES EDUCATIVAS

La cultura culta comolegado de la memoriahistórica: las ciencias,las artes, las humanida-des, la tecnología_

- Es importante proporcionar a todos las herramientas de acceso a la informacióndisponible: lenguas, tecnologías...

- Reforzar el papel cultural de las escuelas en la sociedad de sociedades y comofuente de capital humano en la sociedad de la información.

- Progresivo incremento de la exigencia de un alto nivel de competencia en la.inteligencia general- que reclama una educación general profunda.

- Actualización constante del conocimiento. Una vida de aprendizaje permanenteque exige replantearse el papel y funcionamiento de las instituciones educati-vas, desde la educación primaria hasta la universidad.

- Importancia de las actitudes críticas para navegar en un mundo de informaciónsin «jerarquizar-, dispersa y variada. Capacidad para orientarse, analizar y optar.

- Valorar la universalidad de las aportaciones particulares al legado común.- Analizar la heterogeneidad de procedencias de la cultura que valoramos bajo

nuestro particular canon cultural.-Fomentar el aprendizaje interdisciplinar necesario para fundamentar la •inteli-

gencia general- capaz de comprender y actuar en el mundo complejo.

La cultura como formasde vida y expresión. Elsentido étnico de la cul-tura y los procesos deglobalización.

- Considerar la condición de la diversidad entre las sociedades modernas y la pluralidaddentro de cada una ellas.

- Vivir juntos, una vez que estarnos desterritorializados requiere:a) La apertura al conocimiento de otras culturas y descentración de la visión de la pro-

pia, comprendiéndola como un producto y un proceso vivo de mestizaje.b) Respeto y tolerancia activa hacia las formas de pensar y de ser de los .otros • a los

que vemos cano diferentes.-Criticar y revisar las opciones culturales propias sin caer en el relativisrno.- Rehacer el currículum evitando las deformaciones respecto de lo creemos ser y de guié-

nes procedemos.- Necesidad de reconocer aquellas diferencias culturales que no resulten atentatorias para

la dignidad de las personas y cuya negación sería considerada como una mutilación porparte de los afectados.

- Despotenciar las •identidades fuertes- y unidimensionales, aceptando las que son tolerantes.- Enfrentarse a los problemas de la multiculturalidad desde la perspectiva de la ciudadanía

democrática. .- Explorar y explotar las posibilidades de los medios clásicos y de las nuevas tecnologías

para aprovechar la extraterritorialidad de la cultura como medio de hacernos plurales yde acercamiento a los otros.

- Respetar la singularidad del individuo corno punto de partida para respetar, tolerar y con-vivir con los grupos de individuos que tienen característicos culturales semejantes.

Cultura de masas

- Considerar que constituye la fuente de nuevos referentes para las culturas delos escolares.

-Mezclar estímulos, visiones, realidades y ficciones que diluyan la realidad en laque cada uno se encuentra.

- Fuente de mitos e ideales de vida juveniles, en competencia con los que trans-miten las escuelas.

-Llenar de contenidos más sustanciosos la cultura convenida en objeto de los hái-

hitos de consumo.-Prestar atención a lo cotidiano que rellena nuestras vidas y es investido con

nuestros afectos, mientras la escolaridad, pretendidamente centrada en lo sus-tantivo y racional, no fundamenta hábitos ni actividades para hacer interesantela vida cotidiana.

- Necesidad de potenciar al sujeto para valore y sepa decidir en medio de apela-ciones a modos de vida fáciles y superfluos.

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respuesta coherente a la nueva situación.La globalización, configurando realidadesmás complejas y nuevas fuentes de desi-gualdad, necesita de más intervención para«domesticarla» en beneficio de todos, noabstenerse como si fuese un proceso de-sencadenado por extraterrestres.

Dadas las abundantes y controvertidasderivaciones que de lo comentado se de-ducen para la educación, optamos porenunciar en este limitado espacio algunosepígrafes de lo que necesita ser planeado yrevisado en relación con las acepciones decultura que hemos descrito.

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