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15 Página SIETE Domingo 8 de abril de 2018 14 Domingo 8 de abril de 2018 Página SIETE E l día 27 de marzo se hizo la presentación del número ocho de la revista, en el Centro Cultural de Espa- ña. En ella intervinieron el emba- jador Enrique Ojeda, el gran tra- ductor boliviano de obras clásicas griegas Mario Frías Infante, el pre- sidente de la Sociedad Boliviana de Estudios Clásicos Andrés Ei- chmann Oehrli y el rector de la Universidad Nuestra Señora de La Paz, Jorge Paz Navajas. Lo que si- gue, son las consideraciones que compartí esa noche. Bolivia posee dos grandes gru- pos de realidades humanas im- prescindibles. De un lado, aque- llas que constituyen lo exclusivo del país, que son las que emergen de las culturas indígenas. De otro, aquellas realidades que la sociedad boliviana comparte con casi todas las comunidades hu- manas del mundo (del presente y del pasado), la mayoría de las cuales se originaron en Grecia y Roma. Los dos grupos merecen atención y estudio, ya que sólo caben dos posibilidades: ser po- seedores conscientes, o bien ser poseedores inconscientes, con el peligro que eso supone para aquello que se posee. Para atender el segundo grupo de realidades, desde hace veinte años la Sociedad Boliviana de Es- tudios Clásicos viene desarro- llando encuentros internaciona- les bianuales, alternadamente en distintas ciudades del país. Y viene publicando la revista cien- tífica Classica Boliviana, cuyos últimos números salen cada año. En 2018 se presentará además un número extraordinario de Clas- sica Boliviana, titulado Ecos y res- plandores helenos en la literatura his- pana (siglos XVI-XXI), con más de treinta contribuciones de auto- res de Europa y América. Las actividades y publicacio- nes de la Sociedad Boliviana de Estudios Clásicos contemplan tres áreas de interés: Primero, interesan realidades, principalmente bolivianas, pero también de otros países, que nos vinculan con la Antigüedad griega y romana. Si deseamos interpre- tarlas con alguna garantía de éxito resultará indispensable echar ma- no de los estudios clásicos. El problema de ofrecer ejem- plos es que al enunciar el prime- ro se tiene la impresión de redu- cir el campo o de privilegiar de- terminada área o disciplina. Multiplicar los ejemplos empeo- ra todo, porque entonces el lec- tor cae en un «síndrome de labe- rinto», sin saber a dónde mirar. Ojalá con esta advertencia el lec- tor concluya: ajá, nada de lo que sigue es más representativo que cualquier otro ejemplo posible. Digamos que lees Castalia bár- bara de Ricardo Jaimes Freyre, Ítaca de Blanca Wietüchter o Hijo de Medea de Mónica Velázquez; y que lo haces sin apreciar los refe- rentes griegos. Imposible, ¿ver- dad? Porque esas obras nos vin- culan inevitablemente a la antigua Grecia. Y a la vez, ¿son bolivia- nas? Sin duda, pero no exclusiva- mente, porque son universales. De igual modo, podemos decir Andrés Eichmann Oehrli Sociedad Boliviana de Estudios Clásicos “Intere- san los he- chos, obje- tos y expre- siones que tuvieron lu- gar en las antiguas Grecia y Roma. El legado gre- corromano es de tal amplitud y calidad que ha incidido decisiva- mente en el modo de ser del mundo (...) hoy”. Reseña A propósito de Classica Boliviana. Revista de la Sociedad Boliviana de Estudios Clásicos l La publicación se dedica a difundir investigaciones del vínculo con la Antigüedad griega y romana, y sus hechos, objetos y expresiones. que Borges, Hesse o García Már- quez (cada uno a su modo nos entrega algo de luz clásica) son, en parte, nuestros, porque tie- nen sus «cómplices» aquí. Dejemos las musas para ir a un ámbito algo menos entretenido (al menos para mí) como es el De- recho. Ahí no hay casi nada que podamos considerar ajeno a los estudios clásicos, si bien con ello bien pudiéramos adormecer al dragón sonriente de Adán Bue- nosayres. En concreto, veamos el último Código de Derecho Proce- sal Civil boliviano, promulgado en 2013. Daniel Rubín de Celis de- muestra que dicho código posee elementos que se han mantenido a lo largo del tiempo desde la an- tigua Roma, mientras que otros resultan de desarrollos nuevos, en siglos posteriores, a partir de esa base. Lo interesante aquí es ver cómo determinados mecanis- mos y engranajes han demostra- do funcionar a lo largo de mile- nios casi sin hacerse notar, sin conflictos, en sociedades muy va- riadas. ¡Honor a quien logró dise- ñarlos con tanto acierto! Vamos ahora a «cosas del pasa- do», a los tratados escritos en la- tín, en Charcas, en los siglos XVI-XVIII. No se trata de que nos fosilicemos, interesándonos por (y dando valor absoluto a) lo an- tiguo, por antiguo. Pero sería bo- chornoso que, en nuestra socie- dad, no haya nadie capaz de des- cifrar unos textos escritos aquí, mientras que en otros lugares del mundo los consideran de una ca- lidad extraordinaria. Hablamos de las obras de José de Aguilar, de Francisco de Alfaro, de Feli- ciano de Vega, etcétera. Para es- tas obras bolivianas (y charque- ñas) que son consideradas de primera magnitud entre los es- pecialistas del mundo bien me- recen que hagamos el esfuerzo de formar especialistas bolivia- nos. Segundo, interesan los he- chos, objetos y expresiones que tuvieron lugar en las antiguas Grecia y Roma. El legado greco- rromano es de tal amplitud y ca- lidad que ha incidido decisiva- mente en el modo de ser del mundo tal como lo conocemos hoy. Ignorarlo sería condenarse a volver a descubrir la pólvora, en uno u otro campo, cada cierto tiempo (fuera de que resultaría a menudo una pólvora de inferior calidad). Conocerla con preci- sión permite extraer lo mejor en cada aspecto. Por ello nos senti- mos beneficiados cuando se nos ofrece una lectura competente de un diálogo de Platón o de una pieza de Aristófanes. Los ejemplos de avances desa- rrollados en Bolivia en este cam- po son de alta calidad: las tra- ducciones que Mario Frías In- fante nos ha regalado de Home- ro, de Sófocles y otros; los estu- dios y traducciones de filósofos griegos que hace Juan Araos Úz- queda; el trabajo de Pamela Val- dés sobre el Discurso XII de Lisias contra Eratóstenes; el Himno a Démeter, publicado recientemen- te en versión bilingüe por Marce- lo Villena y Libardo Tristancho, coordinados por Mario Frías. O el artículo de nuestro colega es- pañol Jesús de la Villa, publicado en el último número de Classica Boliviana, que permite una lec- tura más consistente de los diá- logos platónicos. Tercero, interesan los hitos re- conocibles en el camino que va desde Grecia y Roma hasta noso- tros, que permiten arrojar más luces sobre nuestra realidad. Es- to incluye, a partir del siglo XVI, todo aquello que se generó y se modificó gracias a la sinergia con las culturas americanas y otras (africanas, asiáticas) que forma- ron parte del nuevo sistema de comunicación (como lo enten- dería Niklas Luhmann). Aquí vuelvo a la dificultad de dar ejemplos sin que el árbol im- pida ver el bosque. Cada ejemplo será candidato a árbol, por lo que repito la misma advertencia. El profesor argentino A. Fras- chini se ocupa, en el número VIII de Classica Boliviana, de las es- trategias de Juan Scoto Eriúge- na, en el siglo IX, para dar voz la- tina a conceptos filosóficos grie- gos. Esto es algo que nos afecta directamente, aunque no nos ha- yamos dado cuenta. Porque nuestra filosofía, sin su inter- vención, no sería hoy la misma. De igual modo, conocer el aporte a la poesía amorosa, tal como se hacía en la Antigüedad, que ofrece la poesía provenzal, el Dolce still novo y las corrientes petrarquistas, es algo que hace posible aproximarnos a la poesía tal como la cultivaron nuestros poetas desde el siglo XVI. Las nociones jurídicas y políti- cas de la Antigüedad se vieron enriquecidas en el siglo XVI por los hallazgos intelectuales de la Universidad de Salamanca rela- tivos a la dignidad de la persona y de las comunidades humanas, y gracias a ellos nació el Derecho Internacional y, más adelante, los Derechos Humanos. Digamos también algo de las realidades resultantes de la inte- racción con culturas america- nas. Los ejemplos son inconta- bles. De la metalurgia a la medi- cina, desde las artes plásticas hasta la religiosidad. El logotipo de la Sociedad Bo- liviana de Estudios Clásicos está tomado de un keru (vaso ceremo- nial indígena) del siglo XVII que se encuentra en un museo muni- cipal de La Paz, en cuya superfi- cie se representa a un centauro, a una sirena y a la Hidra de Lerna. Es un ejemplo gráfico, como lo es también un grifo que se encuen- tra en Carabuco, que es parte de la pintura mural que encargó el cacique Siñani. El canto de los reziris, que se expresa en parte en latín y en parte en aymara, es otro ejemplo. O la poesía en que- chua escrita por Luis Jerónimo de Oré a fines del siglo XVI si- guiendo la estructura de la se- gunda Oda de Horacio. El recorrido, como se ve, pue- de hacerse escogiendo tramos de senda, combinando unas posibi- lidades con otras, según se pre- fiera. Está el entusiasta de las monedas de Potosí, que puede leer nuestros artículos dedica- dos a la numismática (también puede escribir otros para que los publiquemos). Está el aficiona- do a las sirenas y seres mitológi- cos que pueblan las portadas de nuestras iglesias altiplánicas. Está el curioso por las tradicio- nes clásicas que pueden descu- brirse, como huellas digitales, en obras de cualquier estilo, épo- ca y soporte. Hay de todo, y para todos. Bienvenidos al banquete. Imágenes de las portadas de los últimos cuatro números de la revista Classica Boliviana.

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Page 1: Boliviana de Estudios ClÀsicos Boliviana. Revista de la ... · Grecia y Roma. El legado greco - rromano esde talamplitud yca - lidad que ha incidido decisiva - mente en el modo de

15Página SIETE Domingo 8 de abril de 2 01814 Domingo 8 de abril de 2 018 Página SIETE

El día 27 de marzo se hizo lapresentación del númeroocho de la revista, en elCentro Cultural de Espa-

ña. En ella intervinieron el emba-jador Enrique Ojeda, el gran tra-ductor boliviano de obras clásicasgriegas Mario Frías Infante, el pre-sidente de la Sociedad Bolivianade Estudios Clásicos Andrés Ei-chmann Oehrli y el rector de laUniversidad Nuestra Señora de LaPaz, Jorge Paz Navajas. Lo que si-gue, son las consideraciones quecompartí esa noche.

Bolivia posee dos grandes gru-pos de realidades humanas im-prescindibles. De un lado, aque-llas que constituyen lo exclusivodel país, que son las que emergende las culturas indígenas. Deotro, aquellas realidades que lasociedad boliviana comparte concasi todas las comunidades hu-manas del mundo (del presente ydel pasado), la mayoría de lascuales se originaron en Grecia yRoma. Los dos grupos merecenatención y estudio, ya que sólocaben dos posibilidades: ser po-seedores conscientes, o bien serposeedores inconscientes, con elpeligro que eso supone paraaquello que se posee.

Para atender el segundo grupode realidades, desde hace veinteaños la Sociedad Boliviana de Es-tudios Clásicos viene desarro-llando encuentros internaciona-les bianuales, alternadamenteen distintas ciudades del país. Yviene publicando la revista cien-tífica Classica Boliviana, cuyosúltimos números salen cada año.En 2018 se presentará además unnúmero extraordinario de Clas-sica Boliviana, titulado Ecos y res-plandores helenos en la literatura his-pana (siglos XVI-XXI), con más detreinta contribuciones de auto-res de Europa y América.

Las actividades y publicacio-

nes de la Sociedad Boliviana deEstudios Clásicos contemplantres áreas de interés:

Primero, interesan realidades,principalmente bolivianas, perotambién de otros países, que nosvinculan con la Antigüedad griegay romana. Si deseamos interpre-tarlas con alguna garantía de éxitoresultará indispensable echar ma-no de los estudios clásicos.

El problema de ofrecer ejem-plos es que al enunciar el prime-ro se tiene la impresión de redu-cir el campo o de privilegiar de-terminada área o disciplina.Multiplicar los ejemplos empeo-ra todo, porque entonces el lec-tor cae en un «síndrome de labe-rinto», sin saber a dónde mirar.Ojalá con esta advertencia el lec-tor concluya: ajá, nada de lo quesigue es más representativo quecualquier otro ejemplo posible.

Digamos que lees Castalia bár-b a ra de Ricardo Jaimes Freyre,Ítaca de Blanca Wietüchter o Hijode Medea de Mónica Velázquez; yque lo haces sin apreciar los refe-rentes griegos. Imposible, ¿ver-dad? Porque esas obras nos vin-culan inevitablemente a la antiguaGrecia. Y a la vez, ¿son bolivia-nas? Sin duda, pero no exclusiva-mente, porque son universales.De igual modo, podemos decir

AndrésE i ch m a n nOehrliSociedadBoliviana deE st u d i o sClásicos

“Intere -san los he-chos, obje-tos y expre-siones quetuvieron lu-gar en lasantiguasGrecia yRoma. Ellegado gre-c o r ro m a n oes de talamplitud ycalidad queha incididodecisiva -mente en elmodo deser delmundo (...)h oy”.

Re s e ñ a

A propósito de ClassicaBoliviana. Revista de la Sociedad

Boliviana de Estudios Clásicosl La publicación

se dedica adifundir

investigaciones delvínculo con la

Antigüedad griegay romana, y sus

hechos, objetos yex p re s i o n e s .

que Borges, Hesse o García Már-quez (cada uno a su modo nosentrega algo de luz clásica) son,en parte, nuestros, porque tie-nen sus «cómplices» aquí.

Dejemos las musas para ir a unámbito algo menos entretenido(al menos para mí) como es el De-recho. Ahí no hay casi nada quepodamos considerar ajeno a losestudios clásicos, si bien con ellobien pudiéramos adormecer aldragón sonriente de Adán Bue-nosayres. En concreto, veamos elúltimo Código de Derecho Proce-sal Civil boliviano, promulgadoen 2013. Daniel Rubín de Celis de-muestra que dicho código poseeelementos que se han mantenidoa lo largo del tiempo desde la an-tigua Roma, mientras que otrosresultan de desarrollos nuevos,en siglos posteriores, a partir deesa base. Lo interesante aquí esver cómo determinados mecanis-mos y engranajes han demostra-do funcionar a lo largo de mile-nios casi sin hacerse notar, sinconflictos, en sociedades muy va-riadas. ¡Honor a quien logró dise-ñarlos con tanto acierto!

Vamos ahora a «cosas del pasa-do», a los tratados escritos en la-tín, en Charcas, en los siglosXVI-XVIII. No se trata de que nosfosilicemos, interesándonos por

(y dando valor absoluto a) lo an-tiguo, por antiguo. Pero sería bo-chornoso que, en nuestra socie-dad, no haya nadie capaz de des-cifrar unos textos escritos aquí,mientras que en otros lugares delmundo los consideran de una ca-lidad extraordinaria. Hablamosde las obras de José de Aguilar,de Francisco de Alfaro, de Feli-ciano de Vega, etcétera. Para es-tas obras bolivianas (y charque-ñas) que son consideradas deprimera magnitud entre los es-pecialistas del mundo bien me-recen que hagamos el esfuerzode formar especialistas bolivia-nos.

Segundo, interesan los he-chos, objetos y expresiones quetuvieron lugar en las antiguasGrecia y Roma. El legado greco-rromano es de tal amplitud y ca-lidad que ha incidido decisiva-mente en el modo de ser delmundo tal como lo conocemoshoy. Ignorarlo sería condenarsea volver a descubrir la pólvora,en uno u otro campo, cada ciertotiempo (fuera de que resultaría amenudo una pólvora de inferiorcalidad). Conocerla con preci-sión permite extraer lo mejor encada aspecto. Por ello nos senti-mos beneficiados cuando se nosofrece una lectura competente

de un diálogo de Platón o de unapieza de Aristófanes.

Los ejemplos de avances desa-rrollados en Bolivia en este cam-po son de alta calidad: las tra-ducciones que Mario Frías In-fante nos ha regalado de Home-ro, de Sófocles y otros; los estu-dios y traducciones de filósofosgriegos que hace Juan Araos Úz-queda; el trabajo de Pamela Val-dés sobre el Discurso XII de Lisiascontra Eratóstenes; el Himno aDémeter, publicado recientemen-te en versión bilingüe por Marce-lo Villena y Libardo Tristancho,coordinados por Mario Frías. Oel artículo de nuestro colega es-pañol Jesús de la Villa, publicadoen el último número de ClassicaB oliviana, que permite una lec-tura más consistente de los diá-logos platónicos.

Tercero, interesan los hitos re-conocibles en el camino que vadesde Grecia y Roma hasta noso-tros, que permiten arrojar másluces sobre nuestra realidad. Es-to incluye, a partir del siglo XVI,todo aquello que se generó y semodificó gracias a la sinergia conlas culturas americanas y otras(africanas, asiáticas) que forma-ron parte del nuevo sistema decomunicación (como lo enten-dería Niklas Luhmann).

Aquí vuelvo a la dificultad dedar ejemplos sin que el árbol im-pida ver el bosque. Cada ejemploserá candidato a árbol, por lo querepito la misma advertencia.

El profesor argentino A. Fras-chini se ocupa, en el número VIIIde Classica Boliviana, de las es-trategias de Juan Scoto Eriúge-na, en el siglo IX, para dar voz la-tina a conceptos filosóficos grie-gos. Esto es algo que nos afectadirectamente, aunque no nos ha-yamos dado cuenta. Porquenuestra filosofía, sin su inter-vención, no sería hoy la misma.

De igual modo, conocer elaporte a la poesía amorosa, talcomo se hacía en la Antigüedad,que ofrece la poesía provenzal, elDolce still novo y las corrientespetrarquistas, es algo que haceposible aproximarnos a la poesíatal como la cultivaron nuestrospoetas desde el siglo XVI.

Las nociones jurídicas y políti-cas de la Antigüedad se vieronenriquecidas en el siglo XVI porlos hallazgos intelectuales de laUniversidad de Salamanca rela-tivos a la dignidad de la personay de las comunidades humanas,y gracias a ellos nació el DerechoInternacional y, más adelante,los Derechos Humanos.

Digamos también algo de lasrealidades resultantes de la inte-racción con culturas america-nas. Los ejemplos son inconta-bles. De la metalurgia a la medi-cina, desde las artes plásticashasta la religiosidad.

El logotipo de la Sociedad Bo-liviana de Estudios Clásicos estátomado de un keru (vaso ceremo-nial indígena) del siglo XVII quese encuentra en un museo muni-cipal de La Paz, en cuya superfi-cie se representa a un centauro, auna sirena y a la Hidra de Lerna.Es un ejemplo gráfico, como lo es

también un grifo que se encuen-tra en Carabuco, que es parte dela pintura mural que encargó elcacique Siñani. El canto de losreziris, que se expresa en parteen latín y en parte en aymara, esotro ejemplo. O la poesía en que-chua escrita por Luis Jerónimode Oré a fines del siglo XVI si-guiendo la estructura de la se-

gunda Oda de Horacio.El recorrido, como se ve, pue-

de hacerse escogiendo tramos desenda, combinando unas posibi-lidades con otras, según se pre-fiera. Está el entusiasta de lasmonedas de Potosí, que puedeleer nuestros artículos dedica-dos a la numismática (tambiénpuede escribir otros para que los

publiquemos). Está el aficiona-do a las sirenas y seres mitológi-cos que pueblan las portadas denuestras iglesias altiplánicas.Está el curioso por las tradicio-nes clásicas que pueden descu-brirse, como huellas digitales,en obras de cualquier estilo, épo-ca y soporte. Hay de todo, y paratodos. Bienvenidos al banquete.

Imágenes de las portadas de los últimos cuatro números de la revista Classica Boliviana.