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El día 27 de marzo se hizo lapresentación del númeroocho de la revista, en elCentro Cultural de Espa-

ña. En ella intervinieron el emba-jador Enrique Ojeda, el gran tra-ductor boliviano de obras clásicasgriegas Mario Frías Infante, el pre-sidente de la Sociedad Bolivianade Estudios Clásicos Andrés Ei-chmann Oehrli y el rector de laUniversidad Nuestra Señora de LaPaz, Jorge Paz Navajas. Lo que si-gue, son las consideraciones quecompartí esa noche.

Bolivia posee dos grandes gru-pos de realidades humanas im-prescindibles. De un lado, aque-llas que constituyen lo exclusivodel país, que son las que emergende las culturas indígenas. Deotro, aquellas realidades que lasociedad boliviana comparte concasi todas las comunidades hu-manas del mundo (del presente ydel pasado), la mayoría de lascuales se originaron en Grecia yRoma. Los dos grupos merecenatención y estudio, ya que sólocaben dos posibilidades: ser po-seedores conscientes, o bien serposeedores inconscientes, con elpeligro que eso supone paraaquello que se posee.

Para atender el segundo grupode realidades, desde hace veinteaños la Sociedad Boliviana de Es-tudios Clásicos viene desarro-llando encuentros internaciona-les bianuales, alternadamenteen distintas ciudades del país. Yviene publicando la revista cien-tífica Classica Boliviana, cuyosúltimos números salen cada año.En 2018 se presentará además unnúmero extraordinario de Clas-sica Boliviana, titulado Ecos y res-plandores helenos en la literatura his-pana (siglos XVI-XXI), con más detreinta contribuciones de auto-res de Europa y América.

Las actividades y publicacio-

nes de la Sociedad Boliviana deEstudios Clásicos contemplantres áreas de interés:

Primero, interesan realidades,principalmente bolivianas, perotambién de otros países, que nosvinculan con la Antigüedad griegay romana. Si deseamos interpre-tarlas con alguna garantía de éxitoresultará indispensable echar ma-no de los estudios clásicos.

El problema de ofrecer ejem-plos es que al enunciar el prime-ro se tiene la impresión de redu-cir el campo o de privilegiar de-terminada área o disciplina.Multiplicar los ejemplos empeo-ra todo, porque entonces el lec-tor cae en un «síndrome de labe-rinto», sin saber a dónde mirar.Ojalá con esta advertencia el lec-tor concluya: ajá, nada de lo quesigue es más representativo quecualquier otro ejemplo posible.

Digamos que lees Castalia bár-b a ra de Ricardo Jaimes Freyre,Ítaca de Blanca Wietüchter o Hijode Medea de Mónica Velázquez; yque lo haces sin apreciar los refe-rentes griegos. Imposible, ¿ver-dad? Porque esas obras nos vin-culan inevitablemente a la antiguaGrecia. Y a la vez, ¿son bolivia-nas? Sin duda, pero no exclusiva-mente, porque son universales.De igual modo, podemos decir

AndrésE i ch m a n nOehrliSociedadBoliviana deE st u d i o sClásicos

“Intere -san los he-chos, obje-tos y expre-siones quetuvieron lu-gar en lasantiguasGrecia yRoma. Ellegado gre-c o r ro m a n oes de talamplitud ycalidad queha incididodecisiva -mente en elmodo deser delmundo (...)h oy”.

Re s e ñ a

A propósito de ClassicaBoliviana. Revista de la Sociedad

Boliviana de Estudios Clásicosl La publicación

se dedica adifundir

investigaciones delvínculo con la

Antigüedad griegay romana, y sus

hechos, objetos yex p re s i o n e s .

que Borges, Hesse o García Már-quez (cada uno a su modo nosentrega algo de luz clásica) son,en parte, nuestros, porque tie-nen sus «cómplices» aquí.

Dejemos las musas para ir a unámbito algo menos entretenido(al menos para mí) como es el De-recho. Ahí no hay casi nada quepodamos considerar ajeno a losestudios clásicos, si bien con ellobien pudiéramos adormecer aldragón sonriente de Adán Bue-nosayres. En concreto, veamos elúltimo Código de Derecho Proce-sal Civil boliviano, promulgadoen 2013. Daniel Rubín de Celis de-muestra que dicho código poseeelementos que se han mantenidoa lo largo del tiempo desde la an-tigua Roma, mientras que otrosresultan de desarrollos nuevos,en siglos posteriores, a partir deesa base. Lo interesante aquí esver cómo determinados mecanis-mos y engranajes han demostra-do funcionar a lo largo de mile-nios casi sin hacerse notar, sinconflictos, en sociedades muy va-riadas. ¡Honor a quien logró dise-ñarlos con tanto acierto!

Vamos ahora a «cosas del pasa-do», a los tratados escritos en la-tín, en Charcas, en los siglosXVI-XVIII. No se trata de que nosfosilicemos, interesándonos por

(y dando valor absoluto a) lo an-tiguo, por antiguo. Pero sería bo-chornoso que, en nuestra socie-dad, no haya nadie capaz de des-cifrar unos textos escritos aquí,mientras que en otros lugares delmundo los consideran de una ca-lidad extraordinaria. Hablamosde las obras de José de Aguilar,de Francisco de Alfaro, de Feli-ciano de Vega, etcétera. Para es-tas obras bolivianas (y charque-ñas) que son consideradas deprimera magnitud entre los es-pecialistas del mundo bien me-recen que hagamos el esfuerzode formar especialistas bolivia-nos.

Segundo, interesan los he-chos, objetos y expresiones quetuvieron lugar en las antiguasGrecia y Roma. El legado greco-rromano es de tal amplitud y ca-lidad que ha incidido decisiva-mente en el modo de ser delmundo tal como lo conocemoshoy. Ignorarlo sería condenarsea volver a descubrir la pólvora,en uno u otro campo, cada ciertotiempo (fuera de que resultaría amenudo una pólvora de inferiorcalidad). Conocerla con preci-sión permite extraer lo mejor encada aspecto. Por ello nos senti-mos beneficiados cuando se nosofrece una lectura competente

de un diálogo de Platón o de unapieza de Aristófanes.

Los ejemplos de avances desa-rrollados en Bolivia en este cam-po son de alta calidad: las tra-ducciones que Mario Frías In-fante nos ha regalado de Home-ro, de Sófocles y otros; los estu-dios y traducciones de filósofosgriegos que hace Juan Araos Úz-queda; el trabajo de Pamela Val-dés sobre el Discurso XII de Lisiascontra Eratóstenes; el Himno aDémeter, publicado recientemen-te en versión bilingüe por Marce-lo Villena y Libardo Tristancho,coordinados por Mario Frías. Oel artículo de nuestro colega es-pañol Jesús de la Villa, publicadoen el último número de ClassicaB oliviana, que permite una lec-tura más consistente de los diá-logos platónicos.

Tercero, interesan los hitos re-conocibles en el camino que vadesde Grecia y Roma hasta noso-tros, que permiten arrojar másluces sobre nuestra realidad. Es-to incluye, a partir del siglo XVI,todo aquello que se generó y semodificó gracias a la sinergia conlas culturas americanas y otras(africanas, asiáticas) que forma-ron parte del nuevo sistema decomunicación (como lo enten-dería Niklas Luhmann).

Aquí vuelvo a la dificultad dedar ejemplos sin que el árbol im-pida ver el bosque. Cada ejemploserá candidato a árbol, por lo querepito la misma advertencia.

El profesor argentino A. Fras-chini se ocupa, en el número VIIIde Classica Boliviana, de las es-trategias de Juan Scoto Eriúge-na, en el siglo IX, para dar voz la-tina a conceptos filosóficos grie-gos. Esto es algo que nos afectadirectamente, aunque no nos ha-yamos dado cuenta. Porquenuestra filosofía, sin su inter-vención, no sería hoy la misma.

De igual modo, conocer elaporte a la poesía amorosa, talcomo se hacía en la Antigüedad,que ofrece la poesía provenzal, elDolce still novo y las corrientespetrarquistas, es algo que haceposible aproximarnos a la poesíatal como la cultivaron nuestrospoetas desde el siglo XVI.

Las nociones jurídicas y políti-cas de la Antigüedad se vieronenriquecidas en el siglo XVI porlos hallazgos intelectuales de laUniversidad de Salamanca rela-tivos a la dignidad de la personay de las comunidades humanas,y gracias a ellos nació el DerechoInternacional y, más adelante,los Derechos Humanos.

Digamos también algo de lasrealidades resultantes de la inte-racción con culturas america-nas. Los ejemplos son inconta-bles. De la metalurgia a la medi-cina, desde las artes plásticashasta la religiosidad.

El logotipo de la Sociedad Bo-liviana de Estudios Clásicos estátomado de un keru (vaso ceremo-nial indígena) del siglo XVII quese encuentra en un museo muni-cipal de La Paz, en cuya superfi-cie se representa a un centauro, auna sirena y a la Hidra de Lerna.Es un ejemplo gráfico, como lo es

también un grifo que se encuen-tra en Carabuco, que es parte dela pintura mural que encargó elcacique Siñani. El canto de losreziris, que se expresa en parteen latín y en parte en aymara, esotro ejemplo. O la poesía en que-chua escrita por Luis Jerónimode Oré a fines del siglo XVI si-guiendo la estructura de la se-

gunda Oda de Horacio.El recorrido, como se ve, pue-

de hacerse escogiendo tramos desenda, combinando unas posibi-lidades con otras, según se pre-fiera. Está el entusiasta de lasmonedas de Potosí, que puedeleer nuestros artículos dedica-dos a la numismática (tambiénpuede escribir otros para que los

publiquemos). Está el aficiona-do a las sirenas y seres mitológi-cos que pueblan las portadas denuestras iglesias altiplánicas.Está el curioso por las tradicio-nes clásicas que pueden descu-brirse, como huellas digitales,en obras de cualquier estilo, épo-ca y soporte. Hay de todo, y paratodos. Bienvenidos al banquete.

Imágenes de las portadas de los últimos cuatro números de la revista Classica Boliviana.

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