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“CRUZANDO EL PACÍFICO” (I) LA ODISEA DE LA ESCUADRA ALEMANA DE EXTREMO ORIENTE EN LA GRAN GUERRA ROBERTO MUÑOZ BOLAÑOS Mientras Francisco Fernando y su esposa Sofía Chotek caían abatido por las balas de Gavrilo Princep en Sarajevo (Bosnia), el 28 de junio de 1914; seis buques alemanes, dormían placidamente, totalmente ajenos a lo que ocurría: En Tsing Tao (China), los cruceros acorazados Scharnhorst y Gneisenau y dos cruceros ligeros: Nürnberg y el Endem; en aguas mejicanas, el también crucero ligero Leipzig y en el mar Caribe, el crucero ligero Dresden, todos ellos pertenecientes a la Flota de Extremo Oriente, a las órdenes del vicealmirante Maximilian, conde Von Spee (Mille, 1982: 251). Estos buques habrían de protagonizar una de las aventuras navales más espectaculares de la Primera Guerra Naval. Y este hecho habría de tener lugar en un medio hostil, donde los buques alemanes tuvieron que combatir en condiciones de inferioridad, tanto numérica como técnica. ¿Por qué? Porque se trataba de naves más débiles que las de sus enemigos. Así, los cruceros acorazado Scharnhorst y Gneisenau, de 11.616 toneladas de desplazamiento, 23 nudos velocidad, y armados con ocho cañones de 210 mm –proyectiles de 108 kilogramos de peso- y seis de 150 mm –proyectiles de 40 kilogramos de peso-, estaban ya anticuados cuando se botaron en 1907-1908, y totalmente superados por los nuevos cruceros de batalla, mejor armados y protegidos y más veloces, de los que los británicos contaban nueve –Tres de la clase Invencible (de 17.250 toneladas de desplazamiento, 25 nudos de velocidad y ocho cañones de 305 mm –proyectiles de 386 kilogramos- como armamento principal), tres de la clase Indefatigable (de 18.750 toneladas de desplazamiento, 25 nudos de velocidad y con el mismo armamento principal que la anterior) dos de la clase Lion (de 26.350 toneladas de desplazamiento, 27 nudos de velocidad y ocho cañones de 343 mm – proyectiles de 635 kilogramos- como armamento principal)y el Queen Mary (de 26.780 toneladas de desplazamiento, 27,5 de velocidad y el mismo armamento que la anterior)-, y sus aliados japoneses, uno, el poderoso Kongo, de 26.232 toneladas de desplazamiento, 30,5 nudos de velocidad y armado con ocho cañones de 356 mm –protectiles de 695 kilogramos-. Así lo reconoce el capitán de Fragata Hans Pochhammer, segundo comandante del Gneiseneau: “No habían sufrido, durante la construcción, la influencia del desarrollo de los navíos acorazados que habían comenzado a sentirse en Inglaterra y cuyos primeros ejemplares fueron el acorazado Dreadnought y en crucero de combate Invencible” (Pochhammer, 1931: 9) Mientras que los cuatro cruceros ligeros citados, cuyo desplazamiento oscilaba entre las 3.278 y las 3.660 toneladas de desplazamiento, de 22 a 24 nudos de velocidad, y un armamento de diez cañones de 105 mm – proyectiles de 16 kilogramos- en todos ellos, además de una escasa autonomía. En este sentido, escribe el capitán de Fragata Luis de La Sierra: “… por un grave error de concepto en su construcción y empleo posterior, todos los cruceros ligeros alemanes citados no habían sido proyectados ni eran aptos para la guerra al comercio puesto que, resultando demasiado pequeños y estando concebidos para combatir en el Báltico o en el mar del Norte, su autonomía era desesperadamente limitada en los grandes océanos; su velocidad, inferior a la que alcanzaban la inmensa mayoría de sus contrapartes británicos, incluidos los potentes cruceros acorazados de Albión, y su artillería, aunque de excelente precisión, prácticamente de juguete e invariablemente compuesta por piezas de 105 mm y 40 calibres, que disparaban proyectiles de 16 kilos de peso y tenían un alcance máximo de 12.200 metros, cuando en las marinas de las demás potencias apenas existían crucero ligero alguno que no montase cañones de 152 mm, con proyectil de 46 kilos de peso y 15.000 metros de alcance” (De La Sierra, 1985: 15). 1

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Primera Guerra Mundial. Guerra Naval

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Page 1: Batallas de Malvinas y Coronel (I)

“CRUZANDO EL PACÍFICO” (I)LA ODISEA DE LA ESCUADRA ALEMANA

DE EXTREMO ORIENTE EN LA GRAN GUERRA

ROBERTO MUÑOZ BOLAÑOS

Mientras Francisco Fernando y su esposa Sofía Chotek caían abatido por las balas deGavrilo Princep en Sarajevo (Bosnia), el 28 de junio de 1914; seis buques alemanes, dormíanplacidamente, totalmente ajenos a lo que ocurría: En Tsing Tao (China), los cruceros acorazadosScharnhorst y Gneisenau y dos cruceros ligeros: Nürnberg y el Endem; en aguas mejicanas, eltambién crucero ligero Leipzig y en el mar Caribe, el crucero ligero Dresden, todos ellospertenecientes a la Flota de Extremo Oriente, a las órdenes del vicealmirante Maximilian, condeVon Spee (Mille, 1982: 251). Estos buques habrían de protagonizar una de las aventuras navalesmás espectaculares de la Primera Guerra Naval.

Y este hecho habría de tener lugar en un medio hostil, donde los buques alemanes tuvieronque combatir en condiciones de inferioridad, tanto numérica como técnica. ¿Por qué? Porque setrataba de naves más débiles que las de sus enemigos. Así, los cruceros acorazado Scharnhorst yGneisenau, de 11.616 toneladas de desplazamiento, 23 nudos velocidad, y armados con ochocañones de 210 mm –proyectiles de 108 kilogramos de peso- y seis de 150 mm –proyectiles de 40kilogramos de peso-, estaban ya anticuados cuando se botaron en 1907-1908, y totalmentesuperados por los nuevos cruceros de batalla, mejor armados y protegidos y más veloces, de los quelos británicos contaban nueve –Tres de la clase Invencible (de 17.250 toneladas de desplazamiento,25 nudos de velocidad y ocho cañones de 305 mm –proyectiles de 386 kilogramos- comoarmamento principal), tres de la clase Indefatigable (de 18.750 toneladas de desplazamiento, 25nudos de velocidad y con el mismo armamento principal que la anterior) dos de la clase Lion (de26.350 toneladas de desplazamiento, 27 nudos de velocidad y ocho cañones de 343 mm –proyectiles de 635 kilogramos- como armamento principal)y el Queen Mary (de 26.780 toneladasde desplazamiento, 27,5 de velocidad y el mismo armamento que la anterior)-, y sus aliadosjaponeses, uno, el poderoso Kongo, de 26.232 toneladas de desplazamiento, 30,5 nudos develocidad y armado con ocho cañones de 356 mm –protectiles de 695 kilogramos-. Así lo reconoceel capitán de Fragata Hans Pochhammer, segundo comandante del Gneiseneau: “No habían sufrido,durante la construcción, la influencia del desarrollo de los navíos acorazados que habíancomenzado a sentirse en Inglaterra y cuyos primeros ejemplares fueron el acorazado Dreadnoughty en crucero de combate Invencible” (Pochhammer, 1931: 9) Mientras que los cuatro crucerosligeros citados, cuyo desplazamiento oscilaba entre las 3.278 y las 3.660 toneladas dedesplazamiento, de 22 a 24 nudos de velocidad, y un armamento de diez cañones de 105 mm –proyectiles de 16 kilogramos- en todos ellos, además de una escasa autonomía. En este sentido,escribe el capitán de Fragata Luis de La Sierra: “… por un grave error de concepto en suconstrucción y empleo posterior, todos los cruceros ligeros alemanes citados no habían sidoproyectados ni eran aptos para la guerra al comercio puesto que, resultando demasiado pequeñosy estando concebidos para combatir en el Báltico o en el mar del Norte, su autonomía eradesesperadamente limitada en los grandes océanos; su velocidad, inferior a la que alcanzaban lainmensa mayoría de sus contrapartes británicos, incluidos los potentes cruceros acorazados deAlbión, y su artillería, aunque de excelente precisión, prácticamente de juguete e invariablementecompuesta por piezas de 105 mm y 40 calibres, que disparaban proyectiles de 16 kilos de peso ytenían un alcance máximo de 12.200 metros, cuando en las marinas de las demás potenciasapenas existían crucero ligero alguno que no montase cañones de 152 mm, con proyectil de 46kilos de peso y 15.000 metros de alcance” (De La Sierra, 1985: 15).

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Sin embargo, si la posible guerra se desarrollaba únicamente contra Rusia y Francia, losbuques alemanes tendría una superioridad manifiesta porque ambas naciones sólo podían disponerde las siguientes unidades: los cruceros ligeros rusos Askold (Características: 5.905 toneladas dedesplazamiento, 24 nudos de velocidad y armado con doce cañones de 152 mm y doce de 102 mm)y Jemtschug (Características: 3103 toneladas de desplazamiento, 24 nudos de velocidad, y armadocon ocho cañones de 145 mm) y los cruceros acorazados franceses Dupleix (Características: 7,600toneladas de desplazamiento, 20 nudos de velocidad, y armado con ocho cañones de 160 mm ycuatro de 100 mm) y Montcalm (Características: 9.400 toneladas de desplazamiento, 21 nudos develocidad y armado con dos cañones de 190 mm y ocho de 140 mm) (Churchill, 1944: 177). Pero,las opciones de la flota del Kaiser se ensombrecían si el Imperio Británico entraba en el conflicto,apoyando a los enemigos de Alemania. Este era el pensamiento general de la escuadra alemana,como expone el segundo comandante del Gneisenau: “Contra Francia y Rusia hubiese sido unaguerra fácil, para la cual estábamos preparados aún en estos mares lejanos, pero frente a lapotencia abrumadora que advertíamos dondequiera que mirásemos en los océanos inmensos, nossentíamos poseídos de un sentimiento, mezcla de rabia y de orgullo; éste, considerando todo lo queera necesario poner en juego para derribar a Alemania y aquella doblez y la perfidia que contranosotros se empleara” (Pochhammer, 1931: 21). Planteamiento lógico si se tiene en cuenta que enjunio de 1914, los británicos situaban las siguientes fuerzas en los océanos Pacífico e Índico(Churchill, 1944: 176-177):

a) Acorazados pre-dreadnought Triumph y Swiftsure (Características: 11.740 toneladas dedesplazamiento, una velocidad máxima de 18 nudos, una protección máxima lateral de 185mm, horizontal, de 80 mm, y de 254 mm en torres y barbetas, y un armamento de cuatrocañones de 305 mm –proyectiles de 382 kilogramos- y catorce de 190 mm-).

b) Cruceros-acorazados Minotaur (Características: 14.600 toneladas de desplazamiento, unavelocidad de 23 nudos, una protección lateral de 160 mm; horizontal, de 40 mm; en lasbarbetas, de 185 mm, y en las torres, de 203 mm, y un armamento de cuatro cañones de 234mm y diez de 190 mm) y Hampshire (Características: 10.850 toneladas de desplazamiento,22 nudos de velocidad máxima, una protección lateral de 158 mm; horizontal, de 52 mm; enlas barbetas, de 152 mm, y en las torres, de 127 mm, y un armamento de cuatro cañones de190 mm y seis de 152 mm).

c) Cruceros ligeros Dartmouth y Yarmouth (Características: 5.250 toneladas dedesplazamiento, 25 nudos de velocidad y un armamento principal de ocho cañones de 152mm), Newcastle (Características: 4.800 toneladas de desplazamiento; 26,4 nudos develocidad, y armado con dos cañones de 152 mm y diez de 102 mm), Raimbow(Características: 3,400 toneladas de desplazamiento; 18,5 nudos de velocidad y armado condos cañones de 152 mm y seis de 120 mm), Fox (Características: 4,360 toneladas dedesplazamiento; 18 nudos de velocidad y armado con dos cañones de 152 mm y ocho de 120mm), y Pyramus, Psyche, Philomel y Pelorus (Características: 2.135 toneladas dedesplazamiento; de 20 a 21 nudos de velocidad, y armados con ocho cañones de 102 mm).

En aguas de Australia, se encontraban patrullando las unidades de la Royal Australian Navy,integrada por las siguientes unidades:

a) Crucero de batalla Australia (Características: 18.800 toneladas de desplazamiento, 25 nudos

de velocidad, ocho cañones de 305 mm y una protección máxima vertical de 164 mm,horizontal, de 65 mm, y 178 mm en torres y barbetas).

b) Cruceros ligeros Sydney y Melbourne (Características: 5.400 toneladas de desplazamiento,25,5 nudos de velocidad y un armamento de ocho cañones de 152 mm) y Pioneer

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(Características: 2.135 toneladas de desplazamiento; de 20 nudos de velocidad, y armadoscon ocho cañones de 102 mm) y Encounter (Características: 5.880 toneladas dedesplazamiento, 21 nudos de velocidad y un armamento de once cañones de 152 mm).

Es decir, un conjunto de buques capaz de batir, sin grandes problemas a sus contrapartesalemanes, si la guerra estallaba entre ambos países. Y esta estallaría el 5 de agosto de 1914,sorprendiendo a los cruceros acorazados Scharnhorst y Gneisenau en Ponape (Islas Carolinas) –compradas a España por el gobierno alemán en 1899-, donde el 28 de julio, habían recibidos lanoticia de la declaración de guerra de Austria-Hungría a Serbia. El 6, apareció el Numberg. Ante lasituación creada, Von Spee preparó sus buques para un largo crucero, ordenando que sedesembarcase todo el material inútil. Dicha escuadra fondeaba en Pagán, en las Marianas -tambiénvendidas por España-, el 11 de agosto. Al día siguiente, llegó el Emden, con el crucero auxiliarPrinz Friedrich y el carbonero Markomannia, procedentes de Tsing-Tao, que traían bastimentos detodas clases. Dos días después, la flota se hacía de nuevo a la mar. El objetivo era claro: la guerra alcomercio aliado y no el combate contra los buques enemigos. Así lo explica Pochhammer: “…nuestra [misión era llevar a cabo la guerra al comercio y perturbar su vida económica, respetandosiempre lo estatuído en las reglas del Derecho Internacional. Un combate con fuerzas navalesenemigas no estaba, pues, justificando, sino en el caso de que tratasen de estobarnos el desempeñode esta misión, lo cual procurarían evidentemente lograr por todos los medios. Debían buscarnos yatacarnos, mientras nosotros habíamos de procurar evitarlos y llegar a las grandes derrotascomerciales con los menos entorpecimientos posibles y debiendo contar con el número, ladistribución y la potencia de los buques de guerra enemigos” (Pochhammer, 1931: 24). Eldesarrollo de los acontecimientos que veremos a lo largo de estas líneas se ajustán perfectamente aeste planteamiento. Sin embargo, este plan no iba a desarrollarse con los planes iniciales de VonSpee porque al saber el almirante alemán la amenazante actitud adoptada por el gobierno japonés-el 15 de agosto, el gobierno del Mikado enviaría un ultimátum al de Berlín exigiéndole, en el plazode siete días, la rendición incondicional de la base naval de Tsing-Tao, “redactando su demandacon las mismas frases con que diecinueve años antes, había sido advertido, a sugerenciasalemanas, para abandonar Port Arthur” (Churchill, 1944: 177)-, renunció a su plan inicial deatacar el tráfico marítimo aliado en el Pacífico occidental y, el 13 de agosto, ordenó levar anclas yarrumbar hacia levante. Su intención era atravesar el océano Pacífico y caer sobre el tráfico aliadoque traía carbón y embarcaba cobre y guano en los puertos de Chile.

No obstante, no todos los buques de la flota alemana iban a estar a las órdenes directas deVon Spee en esta misión porque a las ocho de la mañana del 14, en el buque insignia, elScharnhorst, se izó al viento una señal que decía: “Deseo a usted los mayores éxitos”(Pochhammer, 1931: 25), dirigida al Emden. El citado crucero ligero, al mando del capitán defragata Karl von Müller, seguido por el carbonero Markomannia, pronto desapareció, rumbo alocéano Índico para iniciar una de las carreras de corsario más brillantes de la Historia. Carrera quele llevaría a hundir 16 buques aliados, con un desplazamiento de más de setenta mil toneladas y quefinalizaría el 9 de noviembre de 1914, al ser destruido por el crucero ligero australiano Sydney, enlas islas Cocos (Indonesia).

El 22 de agosto, tras rellenar de carbón en Eniwetok, en las Marshall, la escuadra alemana sehizo de nuevo a la mar, y Von Spee envió al Nürnberg a Honolulú en busca de información y paraenviar mensajes, mientras aquélla fondeaba, cinco días después, en el atolón de Majuro, dondepronto llegaron el Cormoran y dos barcos germanos de aprovisionamiento. Dicho crucero auxiliar yel Eitel Priedrich se destacaron, el 30, para hacer la guerra de corso por su cuenta. A continuaciónsalió la escuadra, que arrumbó hacia el este, con objeto de atravesar el Pacífico. Tenían 16.000millas por delante, en aguas totalmente enemigas.

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Los buques alemanes volvieron a carbonear el 8 de dicho mes en la isla Christmas, británicapero desguarnecida, donde se incorporó el Nümberg, que acababa de cortar, en la isla de Fanning, elcable telegráfico submarino que enlazaba Australia con Canadá. El citado crucero informó a VonSpee de que las tropas aliadas habían desembarcado el 30 de agosto en el puerto de Apia, en Samoa-Nueva Guinea –antigua colonia alemana-, lo que le llevó a decidir el ataque por sorpresa a losbuques de guerra enemigos que pudieran quedar en la antigua colonia alemana.

BUQUES BRITÁNICOS Y ALEMANES PARTICIPANTES EN LAS BATALLAS DE CORONEL Y DE LAS MALVINAS

Nombre Botadura Desplazam.

(t)

Protec.Lat.Máx,

(mm)

Velocidad(Nudos)

Armamento (mm) Comandante Peso andanada

(kg)

BRITANICOS

Inflexible 1907 17250 178 258x30516x102

R.F. Phillimore 3080

Invincible 1907 17250 178 258x30516x102

T.P.H. Beamish 3080

Good Hope+

1901 14100 152 232x23412x152

Ph. Francklin 707

Carnarvon 1903 10850 152 224x19012x152

H.L. Skipwith 544

Cornwall 1902 9800 102 23 14x152 W.M. Ellerton 408 Kent 1901 9800 102 23 14x152 J.D. Allen 408 Monmouth

+ 1901 9800 102 23 14x152 F. Brandt 408

Glasgow 1909 4800 - 252x15210x102

J. Luce 147

Canopus 1900 12.950 294 18.54x30512x152

H. S. Grant 1814

Defence 1908 14600 171 234x23410x190

F. Wray 1143

Bristol 1911 4.800 262x15210x102

B.H. Fanshawe 96

ALEMANES Scharnhorst

+1907 11600 150 22.5

8x21012x150

F. Schultz 888

Gneisenau +

1907 11600 150 22.58x21012x150

J. Maerker 888

Leipzig +

1906 3278 - 22 10x105 L. Haun 80

Dresden +

1909 3660 - 24.5 10x105 F. Lüdecke 80

Nürnberg +

1908 3550 - 23.5 10x105 K. Von Schönberg 80

En efecto, en dicha fecha, una numerosa escuadra anglo-francesa, en la que figuraban elcrucero de combate Australia y el crucero acorazado francés Montcalm (Características: 9.637toneladas de desplazamiento, 21 nudos de velocidad, y un armamento compuesto por dos cañonesde 192 mm y ocho de 163 mm) había puesto en Apia a mil quinientos soldados neozelandeses. VonSpee reconoció dicho puerto en la mañana del 14 de septiembre, pero al estar totalmente vacio,renunció a su plan. Sin embargo, ocho días más tarde, bombardeo las baterías de Papeete (Tahití) –colonia francesa-, hundiendo al cañonero de esta nacionalidad Zelee.

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El 26 de septiembre, carboneó sus buques en las islas Marquesas, poniendo a continuaciónrumbo a la isla de Pascua, donde efectuaría un rendez vous con los cruceros Dresden y Leipzig, ydos carboneros, adonde llegaron el 12 de octubre. El comandante de Dresden, capitán de NavíoFelix Lüdecke le informó entonces que varios buques británicos, entre ellos los cruceros acorazadosGood Hope y Monmouth, y el ligero Glasgow, habían seguido sus pasos (Pochhammer, 1931 35).El 19 de octubre, la escuadra de Von Spee abandonó la citada isla, y puso rumbo al este. Diez díasmás tarde a la de Mar Afuera, en el Archipiélago de Juan Fernández. Tras carbonear del vaporgermano Amasis, las unidades de Von Spee zarparon y pusieron rumbo a las costas chilenas,avistándolas el 30 de dicho mes, culminando así el cruce del océano Pacífico, “lo que por sí soloera ya un valioso éxito logístico y estratégico” (De La Sierra, 1986: 55). Fue en ese momento,cuando navega junto a la costa occidental del país andino, cuando supo Von Spee, por el capitán deun barco alemán, que el crucero ligero inglés Glasgow acababa de entrar en el puerto chileno deCoronel para tomar carbón. Como dicho buque tendría que salir veinticuatro horas después, segúnlas normas del Derecho Internacional en tiempos de guerra, el almirante de la Kriegsmarinearrumbó hacia el golfo de Arauco, a 14 nudos, para tratar de hundir al buque británico.

Mientras el almirante germano tomaba esta decisión, la Royal Navy ya había tomado unaserie de disposiciones para acabar con los buques alemanes, que habrían de recaer sobre elcontralmirante Sir Christopher Cradock, al mando de la escuadra inglesa del Atlántico Occidental yque arbolaba su insignia en el crucero acorazado Suffolk (De la clase Monmouth, cuyascaracterísticas eran: 9.800 toneladas de desplazamiento, 23 nudos de velocidad y armado concatorce cañones de 152 mm), a la que pocas horas después se incorporaría el ligero Bristol. ElAlmirantazgo británico y especialmente su Primer Lord, Winston Churchill seguían con alarma laaproximación a las costas sudamericanas de la escuadra de Von Spee. Por eso, decidieron mandar elsiguiente telegrama, fechado el 14 de septiembre, a su nuevo buque insignia, el crucero acorazadoGood Hope (Churchill, 1944: 223):

Almirantazgo al contralmirante Cradock, H.M.S. Good Hope17.50 del 14 de septiembre

Los alemanes están reanudando su comercio en la costa occidental de América del Sur; el Scharnhorsty el Gneisenau llegarán probablemente al estrecho de Magallanes.

Concentre una escuadra suficientemente fuerte para enfrentarse con el Scharnhorst y el Gneisenau,haciendo de las islas Falkland su base de carboneo y dejando fuerzas suficientes para combatir con el Desden yel Karlruhe.

El Defence va a reunirse con usted procedente del Mediterráneo y el Canopus está en ruta a Abrolhos.Debe retener usted como mínimo una unidad de la clase County y al Canopus con el barco almirante hasta quese haya incorporado el Defence.

Cuando tenga usted fuerzas superiores, debe explorar seguidamente el estrecho de Magallanes,manteniéndose en condiciones de retornar y cubrir la costa de Plata o, según información, buscar hacia elNorte, incluso hasta Valparaíso, para destrozar los cruceros alemanes e interrumpir el comercio alemán.

De modo que en Port Stanley (Islas Malvinas o Falklands) se reunieron los siguientesbuques: el acorazado Canopus, de 13.000 toneladas y 18 nudos -teóricos-, los cruceros acorazadosDefence, Good Hope y Monmouth, el ligero Glasgow y el auxiliar Otranto. Pero el Canopus nodaba entonces más de 15 nudos efectivos (Churchill, 1944: 225), y el Defence, que en conjunto erael mejor de aquel grupo de buques de guerra fue destacado por el Almirantazgo, el 14 de octubre, aMontevideo (Uruguay) para formar una división junto al Carnarvon (Churchill, 1944: 225).Cradock envió al Pacífico al Monmouth, al Glasgow y al Otranto, para proteger el tráfico mercantealiado, y el 22 de octubre les siguió, con el Canopus y el Good Hope. Desde el archipiélago chilenode los Chonos, donde los ingleses tenían una base secreta de aprovisionamiento, puso un radio alAlmirantazgo, el 26 de octubre, reclamando al Defence y haciéndole saber que tendría queprescindir, por su escasa velocidad, del Canopus, que se emplearía en labores de “convoyar a loscarboneros” (Churchill, 1944: 228). Pero el Almirantazgo no aceptó la propuesta de Crardock, y el

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Defence quedó en Montevideo. No obstante, Churchill y sus almirantes no tenían ningún temor aque la escuadra de Cradock pudiese sufrir algún percance grave, ya que la sola presencia delCanopus disuadiría a los alemanes. Por eso, repetidas veces habían insistido a dicho almirante deque no prescindiese del veterano acorazado (Churchill, 1944: 227-229). Al mismo tiempo, temiendoque la escuadra alemana pudiese doblar inadvertidamente el cabo de Hornos y caer sobre el intensotráfico inglés del Río de la Plata, no quería que el Defence se moviera de Montevideo, dondemontaba guardia la agrupación del contralmirante Archibald P. Stoddart -cruceros acorazadosCarnarvon y Cornwall, crucero ligero Bristol y cruceros auxiliares Macedonia y Drama-, que sólocontando con dicho buque podría derrotar a la germana.

Pero Cradock descubrió que el Canopus no podía navegar en formación a más de 12 nudos(Churchill, 1944: 225), y sabía que la agrupación alemana daba, teóricamente al menos, los 22,5nudos. Por tanto, podía intentar enfrentarse con ella, apoyándose en el Canopus, sabiendo que losalemanes evitarían el combate y huirían gracias a su mayor velocidad, u optar por hacerlo, sin estaracompañado del veterano acorazado. Cradock decidió inclinarse por la segunda opción, sabiendo deantemano que no tenía ninguna posibilidad de vencer. Y esta decisión la tomó incluso sin saber quese le había negado el Defence: “Sin esperar al Defence, aun en el caso que se lo hubiéramospodido enviar, y dejando detrás al Canopus, para proteger a los barcos carboneros, estaba yaremontando la costa chilena. Pero aún cuando dejo al inexpugnable Canopus detrás porque eramuy lento, tomó sin embargo con él al mercante armado en crucero Otranto, que apenas era unpoco más rápido. Estaba, pues, mal preparado tanto para navegar como para luchar” (Churchill,1944: 228-229). Las razones de porque lo hizo se las llevó a la tumba, pero es obvio que pudopensar que se ponía en duda su capacidad combativa, y eso en una armada articulada entorno a lamística nelsoniana de la ofensiva a ultranza, era algo imperdonable.

El 1 de noviembre de 1914, la escuadra alemana de Von Spee navegaba hacia el sudeste. Elvapor Titania, al que previamente se había transbordado un pequeño cañón de desembarco, apresóaquella mañana al velero noruego Helicon, fletado por el gobierno de Londres y con dos miltoneladas de carbón inglés a bordo, y como cerca de su posición, se movían varios barcosmercantes, Von Spee ordenó a sus tres cruceros ligeros que se destacasen para reconocerlos. ElLeipzig tuvo que emplear la radio, y sus señales fueron captadas por el Glasgow. Parecía que elbuque de guerra alemán se encontraba cerca de la flota británica; de manera que Cradock decidióarrumbar hacia él, formando una barrera de exploración en línea de frente y con una distancia dequince millas entre buques, con el Glasgow, incorporado a las 14:30 horas, en cabeza, seguido porel Otranto, el Monmouth y el Good Hope.

A primera hora de la tarde, el Nürnberg detuvo y registró a un vapor chileno, unas cincomillas a la altura del cabo Carranza (Chile). La visita duró cuarenta y cinco minutos, y los marinoschilenos vieron a otros dos cruceros alemanes, cinco y diez millas, respectivamente, mar afuera(Pochhammer, 1931: 50). Dicho vapor quedó en libertad y entró en Valparaíso (Chile), donde, el 2de noviembre, el cónsul general británico en Valparaíso, Alan MacLean pondría un mensaje alAlmirantazgo dándole cuenta de la presencia y situación de la escuadra alemana. Sólo entonces, el 3de noviembre, cuando la escuadra enemiga estaba perfectamente localizada, decidió elAlmirantazgo enviar a Cradock el Defence (Churchill, 1944: 230) Pero ya era tarde. Desde dos díasantes, el contralmirante inglés, con su buque insignia y la totalidad de su gente, yacía en el océanoPacífico. ¿Qué había sucedido?

A las 16: 50 horas del 1 de noviembre, cornetas y tambores tocaron zafarrancho de combateen todas las unidades de Von Spee. “Salía del camarote en aquel momento y, creyendo que setrataba de un error, subí al puente. Todos los que tenían prismáticos miraban por la amura deestribor hacia el claro horizonte, justamente por barlovento. Con los ojos brillantes, el oficial dederrota me mostró cuatro palos finos entre penachos de humo, y pronto surgieron dos mástiles

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más” (Pochhammer, 1931: 51). Pertenecían al Glasgow, al Otranto y al Monmouth, pues, habiendoadvertido el primero de ellos, a las 16:54 horas, a los buques alemanes, se replegaban a todamáquina sobre el Good Hope. En aquel momento, el acorazado Canopus se encontraba a unas 300millas por el sur de las unidades de Cradock, de manera que su intervención quedaba descartada.Sin embargo, los cruceros acorazados germanos llevaban dos calderas apagadas, que hubo queencender a toda prisa y comunicar más tarde. De manera que estos buques tardarían hora y media enpoder desarrollar toda su velocidad (Pochhammer, 1931: 51).

Pero esto lo ignoraba Cradock. Sólo sabía que el enemigo, al que suponía capaz de darinmediatamente los 22 nudos y que entonces se hallaba a 17 millas del Otranto, que no andaba másde 17 nudos, podría cazar a este crucero auxiliar durante el crepúsculo vespertino, puesto que el solno se pondría hasta las 1900 y aquél duraría casi una hora. De abandonar a su suerte al Otranto, eraindudable que los restantes buques ingleses, que andaban prácticamente lo mismo que los alemanes,podrían escapar sin necesidad de disparar un cañonazo. Incluso, dado que la escuadra alemana sehallaba muy desperdigada, tardaría en concentrarse y, sobre todo, en poder desarrollar toda suvelocidad, sólo con que Cradock hubiera arrumbado hacia el sur a 17 nudos, habría, muyprobablemente, conseguido evitar la batalla. Churchill considera que la decisión de Cradock fueerrática porque la velocidad de los alemanes con mar gruesa no podía superar los 22 nudos y la delOtranto, 17, y teniendo en cuenta que no quedaban más de dos horas de luz; los alemanes nuncahubieran podido siquiera dar caza a este crucero auxiliar antes de que cayese la noche, haciendoimposible el combate (Churchill, 1944: 231). Pero, Cradock, como ya hemos indicado, ignoraba lasituación a bordo del Scharnhorst y del Gneisenau, y, por otra parte, no era hombre capaz deabandonar a la que creía segura destrucción a uno de sus buques. Así que se dispuso a librar batallacuanto antes y en las mejores condiciones tácticas posibles (De La Sierra, 1986: 60), con objeto dedañar a los buques alemanes; pero sabiendo que sus posibilidades eran escasas (Véase Cuadro I). Eneste sentido, Pochhammer escribe: “No obstante, el almirante Cradock debía esperar que sus<<blues jackets>> [<<chaquetas azules>>, sobrenombre de los marineros de la Royal Navy] noscausarían averías tales que no podríamos mantenernos en la mar durante mucho tiempo. Auncuando no nos aniquilase, su misión quedaba cumplida infligiéndonos grandes averías que noimpidiesen causar mayores daños; el encuentro lo consideraba un deber, sin duda, pero era unafortuna para nosotros, pues difícilmente se nos presentaría condiciones tan favorables”(Pochhammer, 1931: 52).

A las 17:10 horas, Cradock ordenó a sus unidades que concentraran sobre el Glasgow, queera el más próximo a los cruceros acorazados alemanes, y arrumbaran al sur. Por su parte, Von Spee,deseando interponerse entre la escuadra inglesa y las aguas territoriales chi1enas, no dudó enaceptar la desventaja táctica que para el combate suponía la posición del Sol, que entoncesdeslumbraba a sus apuntadores, pues lo tenían de cara. A las 17:30 horas, el almirante británicoenvió un mensaje al Canopus: “Voy a atacar a enemigo” (Churchill, 1944: 232), y seguidamenteordeno a sus buques que cerrasen distancias sobre los cruceros acorazados alemanes para forzar elcombate antes de la puesta del sol. Pero Von Spee hizo lo propio y mantuvo una distancia balísticade aproximadamente 17.000 metros. De manera que ambas agrupaciones pronto volvieron adirigirse al sur y quedaron navegando en rumbos ligeramente convergentes. No haber insistido enacortar la distancia lo más rápidamente posible, aun dejando atrás al Otranto, fue un grave error deCradock (De La Sierra, 1986: 62), ya que hubiera podido utilizar todas sus piezas de artillería,incluidas las de 102 mm.

Mientras la distancia disminuía, los buques de Cradock proseguían hacia el sur, a 15 nudosefectivos, en línea de fila y por este orden: Good Hope, Monmouth, Glasgow y Otranto. Hacia las18:07 horas, ambas formaciones quedaban a unos 13.000 metros de distancia. Von Spee habíaaleccionado a los comandantes de sus buques para que, en caso de mala mar, los crucerosacorazados no disparasen contra el enemigo hasta llegar a unos ocho mil metros, a fin de asegurar la

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puntería vertical (Pochhammer, 1931: 53), y lograr así el máximo daño sobre los navíos ingleses. Alas 18:20 horas, cuando ya anochecía, Von Spee colocó a sus unidades en línea de marcación ababor de tal forma que quedaron difuminadas para los telemetristas británicos, a la vez que lasbritánicas se recortaban perfectamente en el horizonte, por tanto, en condiciones muy ventajosaspara sus enemigos. Poco después, y de acuerdo con las órdenes de Von Spee de “Repartirse losblancos, a partir de la izquierda” (Pochhammer, 1931: 52), Scharnhorst rompió el fuego con alzasde 10.400 metros, sobre el Good Hope, siendo inmediatamente secundado por el Gneisenau, contrael Monmouth, y por el Dresden y el Leipzig sobre el Glasgow y el Otranto. Los buques británicosrespondieron sin pérdida de tiempo, pero no con el acierto de los alemanes a los que favorecía sumejor visibilidad, como ya hemos indicado, de tal forma que hicieron blanco a la tercera salva.Pochhammer, por el contrario, achacó este éxito al magnífico adiestramiento y al gran material de laque disponían los alemanes (Pochhammer, 1931: 53). De la misma opinión era el oficial británicoDixon, quien reconocía que los alemanes disparaban magníficamente (Dixon, 1983: 24). Elcombate de las Malvinas demostrará lo acertado de estos planteamientos.

Con dicha tercera salva, parece ser que el Scharnhorst inutilizó la dirección de tiro principaldel Good Hope, y que el Gneisenau logró algunos impactos directos en el Monmouth. Entonces,Von Spee ordenó caer a babor y moderar la velocidad a 12 nudos. A partir de ese momento, losblancos se sucederían sin interrupción sobre los buques de Cradock, de tal forma que los incendioscomenzaron a iluminar al Good Hope y al Monmouth, especialmente en el segundo, donde unproyectil de 210 mm había perforado la torre de proa y producido un incendio de cordita. Unaviolenta explosión en los pañoles de pólvoras proeles, que al parecer abrió a dicho buque unaconsiderable vía de agua, deshizo la torre A y lanzó por los aires el carapacho (Pochhammer, 1931:54). También el Glasgow había sido alcanzado por varias granadas, pero eran de 105 mm., lo que noprodujo grandes daños. Pese a todo, los buques de la Royal Navy seguían combatiendo, yprecisamente entonces resultó alcanzado el Gneisenau por dos granadas de 152 mm. Una de ellasatravesó al buque de parte a parte, por encima de la coraza vertical, a la altura de la cuaderna 89,bajo 1a cubierta acorazada, pero sobre la línea de flotación. Las grandes olas penetraron por losabiertos agujeros, que a duras penas pudieron ser estancados. La otra alcanzó la barbeta de la torrepopera Bruno, sin perforarla, pero atoró momentáneamente dicha torre de 210 mm y provocó unincendio (Pochhammer, 1931: 54).

Los buques ingleses habían ido cayendo a babor, probablemente pensando Cradock enutilizar sus torpedos, logrando que la distancia llegase a ser de 4.900 metros. Entonces, Von Speeordenó meter decididamente hacia fuera. El Monmauth, con una gran vía de agua y muy escorado ababor, tuvo que salirse de la formación y arrumbar hacia el norte, para tratar de dominar lascrecientes inundaciones, desapareciendo pronto en la oscuridad. Los dos cruceros acorazadosgermanos concentraron entonces su artillería sobre el Good Hope, que pronto ardía de proa a popa,aunque sin dejar espasmódicamente de disparar. Hacia las 19:23 horas volaron los pañoles demuniciones centrales de dicho infortunado buque: “Una columna de fuego más alta que los palosque se reflejó un instante en las nubes, salieron del centro del crucero enemigo, que parecía estaral rojo blanco, restos inflamados de toda especie, que volaron como meteoros, y luces rojas yverdes, que parecían cohetes de señales, se elevaron al propio tiempo. Después, una formidableexplosión, como de un pañol de municiones, hizo callar el fuego del Good Hope, y el nuestro cesótambién inmediatamente” (Pochhammer, 1931: 55). Según Pochhammer, a las 1926, tras aquellacatástrofe, el Otranto escapó hacia el oeste, mientras el Glasgow hacía lo propio por el noroeste,para tratar de salvarse. A las 19:30 horas, Von Spee ordenó a sus cruceros ligeros que buscaran ytorpedeasen al enemigo. Entonces intervino en la batalla el Nürnberg. Tras perseguirinfructuosamente al Glasgow, más veloz -26 nudos- y que arrojaba un gran penacho de humo porsus tres chimeneas, se topó con el Monmouth, al que inicialmente confundió con el Dresden,también de tres chimeneas y sin montaje a proa. El destrozado buque inglés no contestó la señalalemana de reconocimiento, y, a continuación, los proyectores de arco del Nürnberg aclararon el

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equívoco cuando la distancia entre ambos buques era ya tan exigua que, al meter el inglés todo eltimón a una banda, seguidamente para presentar a su enemigo el costado de estribor, donde iban lasúnicas piezas de artillería aún capaces de disparar -los alemanes oyeron las pitadas de loscondestables ingleses ordenando a los artilleros, que trataban de sofocar los incendios, cubrir dichaspiezas-, el Nürnberg creyó que intentaba abordarle y abrió el fuego. “El Nürnberg terminórápidamente con él, porque no podía errar un solo disparo de a esta distancia; el crucero enemigose tumbó lentamente a una banda; la cubierta, destrozada, fue mostrándose poco a poco; los palos,con señales izadas todavía, se fueron inclinando y aparecieron los fondos de buque, pintados derojo; fue un cuadro altamente emocionante según los testigos oculares. <<¡Pobre gente!>>hubieron de pensar igualmente, porque el alemán es valiente, pero no duro de corazón”(Pochhammer, 1931: 56). Los náufragos del crucero británico iban a correr una triste suerte porqueel capitán del Nürnberg, desconociendo la realidad de la situación, no quiso arriesgarse y losabandonó a su suerte. Tampoco el Glasgow y el Otranto intentaron recoger después a los náufragosde los dos cruceros acorazados ingleses, cuyo final debió de ser breve dada la bajísima temperaturadel agua. A las 21:20 horas, la victoriosa escuadra alemana invirtió el rumbo y se alejó hacia elnorte; ya que a Von Spee no le interesaba en lo más mínimo intentar hundir al Canopus, pues ese noera su objetivo. La batalla de Coronel había terminado, pues. Los británicos habían perdido doscruceros acorazados de escaso valor militar, y lo que era más duro, la totalidad de las tripulacionesde ambos buques -920 marinos británicos en el Good Hope y 735 en el Monmouth, incluyendo alcontralmirante Cradock y su Estado Mayor-, que sumaban 1.635 fallecidos. Los germanos, por suparte, sólo tuvieron dos heridos leves, en el Gneisenau.

En el Reino Unido, aquella aplastante derrota cayó como una bomba, y causó también granimpresión en los países neutrales, pues había acabado con el mito de la invencibilidad de la RoyalNavy. En el Almirantazgo, el recién nombrado Primer Lord del Mar, el mítico almirante sir JohnFisher, que ya contaba con setenta y cuatro años de edad, lo primero que hizo al tomar el mando fuerelevar al vicealmirante Sir Frederick Charles Doveton Sturdee, Jefe del Estado Mayor, al queconsideraba responsable indirecto de la derrota de Coronel, por el de su mismo empleo Sir HenryFrancis Oliver. Pero, para paliar el desprestigio que significaba este cese, Fisher le entregaría elmando de la agrupación que habría de vengar la derrota que acababa de sufrir la Royal Navy.Mientras en Alemania, la noticia de la victoria de Von Spee era recibida con alborozo: “La jovenMarina alemana había hincado ya sus garras en este enemigo que quitaba el pan a los nuestrospara reducir por hambre al pueblo alemán, haciéndole dócil para que se plegase a sus designios,tratándole duramente” (Pochhammer, 1931: 57).

El 3 de noviembre de 1914, la escuadra alemana entraba en Valparaíso. Estaba formada porel Scharnhorst, el Gneisenau y el Nümberg, mientras el Dresden y el Leipzig lo harían días después.Los tres mil alemanes residentes en dicha ciudad chilena -de los que varios centenares quisieronenrolarse (Pochhammer, 1931: 60-1)- festejaron de manera entusiasta a sus compatriotas de laKriegsmarine, celebrándose una recepción donde el cónsul alemán en dicha ciudad propuso unbrindis “Por la ruina de la Marina británica”, que no fue respondido por los marinos alemanes,que por boca de su jefe, el propio Von Spee respondieron con otro de muy distinto tipo: “Yo brindopor la memoria de un glorioso y honroso enemigo” (Bennett, 1962: 110). El almirante alemán talvez recordó la gran amistad que, antes de la guerra, había tenido con Cradock, hecho muy comúnentre los marinos de ambas naciones. Churchill rendiría tributo al almirante alemán en susmemorias por esta frase, reconociendo su carácter caballeroso (Churchill, 1944: 237).

Tras avituallar sus buques en dicha ciudad chilena, y sin esperar a que transcurriese lasveinticuatro horas a que tenía derecho, Von Spee abandonó Valparaíso, dirigiéndose a la isla de MásAfuera, junto a la que ancló el 6 de noviembre, para carbonear del velero francés Valentine,

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abarrotado con carbón y recién apresado por el Leipzig, y del noruego Helicón (Pochhammer, 1931:67). Tras realizar esta faena, la escuadra alemana se hizo a la mar el 15 de noviembre y arrumbaronal sur, para pasar al Atlántico. Tres días después se le incorporaron el Dresden y el Leipzig,procedentes de Valparaíso. En el golfo de Peñas, las unidades alemanas volvieron a carbonear,transbordándose, del Gneisenau al Scharnhorst, municiones de 210 mm. Allí llegaron otros vaporesalemanes que, además de bastimentos, traían importantes noticias: “Una escuadra japonesa decruceros acorazados descendía por el norte” (Pochhammer, 1931: 64). Más que japonesa, setrataba de una agrupación operativa aliada formada por el crucero de combate Australia, procedentede Fidji, el ligero ingles Newcastle (Características: 4.800 toneladas de desplazamiento, 25 nudos develocidad y armado con dos cañones de 152 mm y diez de 102 mm), el acorazado japonés pre-dreadnought Hizen (Ex ruso Retvizan. Características: 12.780 toneladas de desplazamiento; 18nudos de velocidad; una protección máxima vertical de 229 mm, horizontal, de 76 mm, y de 229mm en torres y barbetas; y un armamento de cuatro cañones de 305 mm y doce de 152 mm), y loscruceros acorazados de la misma nacionalidad Idzumu y Asama.(Características: 9.700 toneladas dedesplazamiento, 21 nudos -20 en el Idzumu- de velocidad, y un armamento de cuatro cañones 203mm y catorce de 152 mm). Es decir, un conjunto de buques que podría batir sin ninguna dificultad ala escuadra alemana.

Von Spee ordenó zarpar el 26 de noviembre, con el objetivo de doblar el Cabo de Hornos, ycaer sobre el trafico inglés de Río de la Plata: su gran objetivo. El 2 de diciembre, el Leipzig apresóal velero inglés, el Drummuir, que llevaba cerca de tres mil toneladas de carbón. Poco después, laescuadra alemana fondeaba en el canal de Beagle, donde permanecería del 3 al 6 de diciembre,mientras tomaban combustible. Von Spee celebró algunas conferencias con los comandantes de susbuques de guerra, y, según el relato de Pochhammer, fue el comandante del Gneisenau, el capitán denavío Maerker, quien preparó el bombardeo de Port Stanley, en las Malvinas, que Von Spee habíadecidido, sabiendo que carecía de baterías de costa y pensando que al destruir los depósitos decarbón y víveres de aquella base naval británica, así como la gran estación radiotelegráfica, lasituación mejoraría para su escuadra en el Atlántico Sur, además de que sería un hecho deresonancia mundial (Pochhammer, 1931: 71).

La idea era buena, pero Von Spee tenía que haberla rechazado porque el momento deponerla en práctica había pasado ya. La batalla de Coronel, aquel humillante revés para la RoyalNavy, databa de hacía un mes y medio, y era de prever que el Almirantazgo británico ya hubieratomado medidas en el Atlántico Sur, suponiendo que la escuadra alemana, desaparecida tras susalida de Valparaíso (Chile), intentaría depredar el importantísimo tráfico inglés del Río de la Plata,como indica Pochhammer (Pochhammer, 1931: 71). Por otra parte, los alemanes sabían que loscruceros de combate de la serie lndefatigable, construidos precisamente para ser utilizados en elocéano Indico y el mar de la China meridional, no estaban allí, y que la Escuadra de Alta Mar -laHochsee Flotte- había sido y seguía siendo absolutamente pasiva desde que comenzó el conflicto,máxime tras el combate de Heligoland, y la negativa del Kaiser a empeñar sus buques (Churchill,1944: 173). Entonces, ¿por qué el Almirantazgo no iba a trasladar alguno de sus poderosos crucerosde batalla al Atlántico Sur para acabar con los buques alemanes? Además, el gasto de municiones delos buques germanos en Coronel había sido considerable -637 proyectiles el Scharnhorst, 442 elGneisenau y 407 el Leipzig-, de modo que a bordo de los cruceros acorazados sólo quedaban ahora445 granadas de 210 mm por buque, y si, como era de suponer, había unidades enemigas en lasMalvinas y se tenía que librar un nuevo combate, los cruceros germanos quedarían con sus pañolesde municiones prácticamente vacíos. ¿Y cómo intentar así el regreso a Alemania, o siquiera laguerra al tráfico? Porque el almirante germano ya había recibido instrucciones de “abrirse caminohacia la patria, con todos sus buques”, para lo cual el Estado Mayor General había previsto“salidas enérgicas de la Escuadra de Alta Mar” (Pochhammer, 1931: 70); tomado medidas a fin deque dichas unidades pudieran hacer carbón para llegar a las Canarias, o al menos a Cabo Verde, y

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dispuesto la salida de un vapor con municiones para el Scharnhorst. Por todo ello, no hay duda queel ataque a las Malvinas fue sin duda, el gran error de Von Spee (De La Sierra, 1986: 71).

Mientras los alemanes tomaban la decisión que acabamos de comentar, en Londres, elalmirante Fisher, secundado en todo por Winston Churchill, había enviado, el 4 de noviembre, elsiguiente mensaje al almirante Jellicoe: “Ordene Invincible e Inflexible que carboneeninmediatamente al completo y salgan con toda urgencia a Berehaven. Se necesitan urgentementepara un servicio en el exterior. El almirante y capitán del Invencible deben pasar al New Zealand;el capitán del New Zealand al Invincible. Se ha dado la orden al Tiger de incorporarse a usted contoda urgencia; déle usted las órdenes necesarias” (Churchill, 1944: 234). Dos días después, esdecir, el 6 de noviembre, entraba el Tiger (28.500 toneladas estándar, 28 nudos, ocho piezas de 343mm.) en Scapa Flow. Además, el Princess Royal sería enviado a Jamaica, vía Halifax, por si laescuadra de Von Spee decidía cruzar el canal de Panamá y entrar en Nueva York, mientras que elInvincible y el Inflexible, al mando del vicealmirante Sturdee, se trasladarían lo antes posible a lasMalvinas.

En los astilleros del arsenal de Devonport (Plymouth), ambos cruceros de batalla tendríanque someterse a un rápido recorrido de servicios antes de iniciar su largo viaje al Atlántico Sur. El 9de noviembre, el almirante de dicho arsenal informó al Almirantazgo que la fecha más tempranaposible para dejar listos a dichos buques de línea sería la medianoche del 13 de noviembre. Yentonces se produjo uno de esos hechos que hacen, a veces ininteligible la Historia. Ante estanoticia, Churchill exclamo: “¿Le meto mano?”, mientras que Fisher dijo: “¡Viernes y trece! ¡Vayaun día para salir!”, y aquel comentario llevó al Primer Lord del Almirantazgo a ordenar alalmirante de Devonport que los cruceros saliesen a la mar el miércoles día 11, si hacía falta, con losoperarios del arsenal a bordo (Churchill, 1944: 237). Esta diferencia de tan sólo cuarenta y ochohoras en el momento de zarpar iba a significar el fin de los buques de Von Spee.

Pero Fisher y Churchill decidieron que aunque los cruceros de batalla eran suficientes paraaniquilar a la escuadra alemana en el Atlántico Sur había que evitar por todos los medios que losbuques de Von Spee pudiesen escapar cambiando de rumbo. En Suva (Fidji), por si los alemanesintentaban depredar las derrotas marítimas de Australia y Nueva Zelanda, había quedado basada unaescuadra japonesa compuesta por el acorazado Kurama (Características: 14.600 toneladas dedesplazamiento, 20,5 nudos de velocidad, y armado con cuatro cañones de 305 mm y ocho de 203mm), dos cruceros de combate y dos ligeros, además de un crucero acorazado francés y del ligerobritánico, Encounter. Otra agrupación operativa nipona se situó en las Carolinas. En Montevideo seencontraba el acorazado Albion, de la misma clase que el Canopus, los cruceros acorazadosDefence y Minotaur y cuatro cruceros ligeros, todos ellos ingleses, a los que pronto se incorporaríanel Invincible y el Inflexible. Junto a las islas de Cabo Verde montaba guardia el acorazado pre-dreadnought Vengance, de igual clase que el Canopus, los cruceros acorazados Black Prince(Características: 13.500 toneladas de desplazamiento, 23 nudos de velocidad y armados con seiscañones de 234 mm y diez de 152mm) y Warrior (Características: 13.500 toneladas dedesplazamiento, 23 nudos de velocidad y armados con seis cañones de 234 mm y cuatro de 190mm) y tres cruceros ligeros. En Jamaica, se situaron dos cruceros ligeros ingleses y uno francés, alos que se uniría el de batalla Princess Royal, como ya sabemos. A Ciudad del Cabo había llegado elMinotaur, y a Port Stanley, el Canopus (Churchill, 1944: 235). Es decir, para tratar de aniquilar alas cinco unidades de Von Spee, y sin contar los citados buques de guerra japoneses y franceses nilos numerosos cruceros auxiliares británicos que vigilaban por doquier, el Almirantazgo habíamovilizado treinta unidades de la Royal Navy, veintiuna de las cuales estaban acorazadas (De LaSierra, 1986: 72-73).

El 26 de noviembre, el Invincible y el Inflexible carbonearon en el archipiélago de losAbrolhos, próximo a las costas del Brasil, donde se incorporaron a la agrupación de Sturdee seis

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cruceros, dos de ellos acorazados, procedentes de Montevideo -aunque el Defence pronto marcharíaa El Cabo-. Los dos cruceros de batalla no habían utilizado la radio desde que dejaron Gran Bretañay no lo hicieron hasta que llegaron a Port Stanley, donde la escuadra británica dio fondo en lamañana del 7 de diciembre e inmediatamente inició la faena del carboneo. El vicealmirante Sturdee,que creía a la agrupación de Von Spee aún estaba en las proximidades de Valparaíso, proyectabahacerse a la mar dos días después -el 9-, para doblar el cabo de Hornos con el fin de buscarla en elPacífico Sur. Sin embargo, la escuadra alemana se aproximaba a las Malvinas donde recalaron a lastres de la madrugada del 8 de diciembre. Es decir, ambas agrupaciones habían coincidido en dichasislas con una diferencia de poco más de doce horas. Y sería ahí, donde terminaría la odisea de laescuadra de Von Spee.

A las 05:00 horas del 8 de diciembre, el Gneisenau y el Nürnberg abandonaron la formacióngermana, y arrumbaron al norte para llevar a la práctica el proyectado bombardeo de Port Stanley.Al llegar por el sur, las colinas de la isla Soledad impedían ver a los buques alemanes el interior delcitado puerto hasta llegar cerca de la bocana. Así que los marinos alemanes, cuyas dos unidades yahabían sido descubiertas por los ingleses, al principio sólo pudieron percibir la gran humareda quedesprendían las chimeneas las unidades de Sturdee y al Canopus, al levantar precipitadamentepresión en calderas. El acorazado inglés, que tenía averiadas las máquinas, desde hacía varios díasse hallaba fondeado, por orden del Almirantazgo, en las aguas de poco brazaje del puerto interior,para defender la estación radiotelegráfica con sus baterías de 305 mm., puesto que no había cañonesde costa como ya sabemos.

A las 8:00 horas, los marinos alemanes descubrieron por fin a los buques ingleses, y sureacción fue, inicialmente, de gran frialdad: “Primero creímos ver dos buques, cuatro más tarde, yseis finalmente, y así se lo comunicamos por radio al almirante Von Spee. El enemigo parecía serinferior a nosotros, lo mismo en potencia que en velocidad, y, en el caso de que nos persiguiese,era de esperar que pudiéramos romper el contacto con él antes de la noche” (Pochhammer, 1931:72). No obstante, los marinos de Von Spee se disponían a llevar a la práctica el previsto bombardeo,cuando llegó la primera salva de 305 mm disparada por el invisible Canopus, y poco después laorden de Von Spee de suspender la operación y de incorporársele. ¿Pudo la escuadra alemana haberaprovechado la ocasión para inutilizar en sus fondeaderos al Inflexible y al Invincible? De haberconocido su presencia en Port Stanley, y como medida desesperada, es probable que Von Speehubiera tratado de hacerlo (De La Sierra, 1986: 74). Pero lo único que sabía en ese momento es queen el puerto británico es que en el puerto figuraba algún lento acorazado inglés y de la que sin dudacreyó poder librarse fácilmente a base de velocidad. Por eso, el Gneisenau y el Nürnbergarrumbaron inmediatamente hacia el este y una hora después se incorporaban a la escuadra, quehabía puesto la proa al sudeste, es decir, hacia los barcos de aprovisionamiento que se le enviaban-Baden, Santa Isabel y Seydlitz-, mientras levantaba presión de calderas y se preparaba para unposible combate (Pochhammer, 1931: 75).

Mientras tanto, en Port Stanley, la actividad era ya más que febril, ya que se hacía precisoterminar el carboneo de los buques británicos que había comenzado a las 07:50 horas del día 8,cuando la estación de señales de Sapper Hill comunicó que “dos buques sospechosos seaproximaban por el sur” (Churchill, 1944: 238), el Invincible, el Inflexible y el Bristol se hallabanaún en plena faena. Esto explica porque la agrupación de Sturdee no pudiese hacerse a la mar hastapoco después de las diez de la mañana. Cuando fueron visualizados desde los buques alemanes, losmarinos del Reich no tardaron en percatarse de que su situación era irreversible: “Dos buques sedestacaron de los restantes perseguidores y parecían mucho más rápidos, potentes y grandes quelos otros. Todos nuestros prismáticos estaban fijos en sus cascos, medio envueltos en humo-prosigue el segundo comandante del Gneisenau-, a fin de tratar de distinguir cualquier detalle quesirviera para identificarlos. ¿Serían japoneses? La única posibilidad verosímil era que se tratasede cruceros de combate británicos, y esta suposición era amarga, muy amarga; porque significaba

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que íbamos a tener que combatir a vida o muerte, acaso tan sólo para encontrar un final honroso”(Pochhammer, 1931: 73). Y así era, dada la diferencia de fuerzas existente. Los cruceros de batallaingleses eran más veloces, estaban mejor blindados y tenían una artillería muy superior y de mayoralcance que el Scharnhorst y el Gneisenau (Véase Cuadro I). Además, con el despejado día, deverano, prácticamente por delante y unas condiciones de mar y visibilidad ideales para el combate,la flota alemana estaba condenada de manera irreversible. Sturdee ordenó al Bristol y al cruceroauxiliar Macedonia que diesen caza a los tres barcos mercantes alemanes, ya citados, señalados porla estación de Point Pleasant -situada al sur de la isla Soledad-, mientras él, con las restantesunidades, arrumbó hacia el Glasgow, que seguía a prudencial distancia a la escuadra de Von Spee.

El combate de las Malvinas se inició hasta las 12:55 horas, cuando Sturdee pudo, por fin,ordenar una velocidad de 25 nudos y la distancia entre el Leipzig, en cola de la formación alemana,y los cruceros de batalla británicos era de 16.000 metros, comenzando entonces el cañoneobritánico. No obstante, Sturdee ordenó acortar distancias, de tal forma que los grandes proyectilesde 305 mm. comenzaron a ahorquillar al Scharnhorst y del Gneisenau. La situación se hizo prontoinsostenible para los buques alemanes, y a las 13:20 horas, Von Spee dio a sus tres cruceros ligerosla orden de desperdigarse y escapar hacia el sur, aunque para ello tuviese que sacrificar alScharnhorst y al Gneisenau (Pochhammer, 1931: 73). Desde el puente de los cruceros-acorazadosalemanes se pudo ver alejarse al Leipzig, Dresden y Nürnberg, para que pudieran continuar laguerra al tráfico británico. Pero, los británicos no estaban dispuestos a perder esta presa. Así que elGlasgow -26 nudos- y los cruceros acorazados Kent y Cornwall -con una velocidad teórica de 23,5nudos, pero que en esta ocasión lograrían rebasar los 24- se lanzaron inmediatamente en supersecución, de acuerdo con lo que previamente les había ordenado Sturdee (Bassett, 2006: 38). ElScharnhorst y el Gneisenau, por su parte, arrumbaron ahora hacia el norte y cuando la distancia erade 15.400 metros, el buque insignia alemán comenzó a disparar, con sus piezas de 210 mm, y a latercera salva alcanzó al lnvincible. Sturdee con los dos cruceros de batalla –en el Inflexible arbolabasu insignia- y el Carnarvon, cayó a babor y adoptó un rumbo sensiblemente paralelo al de VonSpee. En estas condiciones, se inició un duelo artillero que duró tres cuartos de hora y que iba aresultar favorable a los alemanes, pues el almirante germano que era mejor táctico que Sturdee,cayó con estudiada lentitud hacia su enemigo, logrando que el alcance fuera disminuyendopaulatinamente hasta los 11.000 metros, lo que permitió a sus buques utilizar también las piezas de150 mm. y alcanzar repetidamente al Invincible. Aceptar un combate en estas circunstancias, siendosuperior en velocidad y alcance artillero que su enemigo fue un grave error del almirante británico,aunque no tuviese consecuencias irreversibles para sus buques –los proyectiles alemanes estaban ensu límite de alcance con lo que llegaban sin la suficiente energía cinética para penetrar la coraza delos navíos británicos-, aunque la cubierta exterior del Invincible quedó hecha muy perforada -estebuque recibiría un total de veintidós impactos directos, mientras que las granadas caídas en lasproximidades ametrallaron profusamente su obra muerta- y el Inflexible recibió dos impactosdirectos (De La Sierra, 1986: 78; Mille, 1982: 270; Bennett, 1962: 148).

Los buques alemanes también fueron alcanzados. El Gneisenau recibió dos impactos de 305mm: uno sobre la casamata de 210 mm. de popa, a estribor, cuyos cascotes atravesaron la cubiertaprotectora y llegaron hasta las carboneras, matando a un fogonero e hiriendo a varios hombres; elotro abrió un agujero en el costado de babor, a la altura de la cubierta principal, sin importantesconsecuencias. Un cascote procedente de una granada que estalló cerca, en él agua, perforó el cascode dicho buque y llegó hasta un pañol de municiones de pequeño calibre, que tuvo que serpreventivamente inundado. Por su parte, el Scharnhorst recibió otros dos proyectiles, que, alparecer, tampoco le afectaron seriamente. Por tanto, los británicos habían logrado cuatro blancos entres cuartos de hora de combate (Pochhammer, 1931: 74). Con razón escribió Mille que “el tiroinglés no fue muy brillante” (Mille, 1982: 270)

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Sturdee por fin se dio cuenta que el combate no trascurría por los derroteros que él quería, ya las 14:00 horas ordenó arrumbar al norte para romper temporalmente el contacto. Von Speeaprovechó el respiro que le concedía el enemigo, para poner la proa en dirección sudeste, con lavana esperanza de que la visibilidad empeorase por aquella parte del horizonte y le permitieraescabullirse. Pero el vicealmirante británico pronto le siguió a toda máquina, y a las 14:50 horas,desde 17.000 metros de distancia, las unidades británicas volvieron a disparar sobre los crucerosacorazados alemanes. Cuando el alcance, inexorablemente en disminución, llegó a los 15.000metros, el almirante germano cayó a. babor y arrumbó al sudeste, para que pudieran entrar en fuegolas piezas de 210 mm. de proa y de la banda de babor de sus buques, siendo imitado por Sturdee,que esta vez no permitió que la distancia disminuyera más. Era el final de los buques alemanes:“Comprendimos que la batalla de aniquilamiento comenzaba, que las travesías en pos de la guerraal comercio habían dado fin, y que el Sol lucía para nosotros por última vez; nadie se descorazonópor ello, no obstante”, escribió un testigo presencial, el capitán de Fragata Hans Pochhammer(Pochhammer, 1931: 75). Y así fue, porque los marinos alemanes combatieron en las Malvinas,hasta el mismo dramático final, que todos sabían inevitable, con un coraje que causó la admiraciónde sus adversarios, como veremos.

Pero la suerte estaba echada, y los impactos en los cruceros acorazados alemanescomenzaron a sucederse con efectos devastadores, como nos explica un testigo de excepción, elcapitán de fragata Hans Pochhammer, a bordo del Gneisenau: “El cuadro era idéntico en todas lascasamatas; hombres con la cara y los brazos ennegrecidos por el humo de la pólvora, cumpliendocalmosamente las órdenes que recibían, en un ambiente cada vez más enrarecido por el humo;tronaban las piezas, reculando y entrando nuevamente en batería, y en el intervalo entre dosdisparos se escuchaban las voces animadoras de los oficiales; la voz rítmica, tranquila de lossirvientes de las transmisiones, y el sonido agudo de los timbres que daban la orden de fuego.Cadáveres imposibles de reconocer tumbados en cualquier parte, y, en algunos se les había podidocubrir con una bandera, y, en los mamparos, grandes manchas de sangre o pedazos de cerebroincrustados. Nadie ponía atención a tan triste cuadro; la batalla estaba en su apogeo, los nerviosexcitados y los blancos eran cada vez más frecuentes. A causa de la gran distancia a queestábamos combatiendo, los proyectiles enemigos caían con grandes ángulos y penetraban en lascubiertas menos protegidas, en vez de herir en la parte de la coraza vertical; por ello, penetrabanfácilmente en el buque, yendo a producir grandes daños en los compartimientos inferiores. A decirverdad, el jefe de las casamatas de 15 centímetros y sus bravos artilleros no estaban menosexpuestos que sus compañeros de arriba, devolvían al enemigo tiro por tiro. La estaciónradiotelegráfica, que estaba en cubierta, fue destruida, y un suboficial perdió la cabeza, que le fuearrancada por un proyectil; otro de éstos penetró en el puesto de socorro de popa, librando a losheridos de todos sus sufrimientos; el primer médico y el Pastor de la escuadra murieron allí, en elacto” (Pochhammer, 1931: 76). Estas circunstancias dantesca no impidieron a la tripulación de estebuque alemán comportarse con un heroísmo que fue dignificado por los británicos, a través de sujefe, el vicealmirante Sturdee: “Lucharon de un modo magnífico, con una disciplina que debió dehaber sido soberbia…” (Bennett, 1962: 151)

El otro crucero acorazado, el Scharnhorst, debió recibir también un castigo durísimo, sinembargo carecemos de un relato de lo ocurrido en el mismo, porque no hubo un solo supervivienteentre no habría de salvarse ni un solo hombre para poder contarlo, sabemos que este buque sufriótambién un castigo terrible. Hacia las 15:15 horas, cuando Sturdee invirtió el rumbo para librar a subuque insignia de la gran humareda que producía el matalote de proa, es decir, el Invincible, VonSpee hizo lo propio, y al cruzarse ambos cruceros acorazados germanos, los del Gneisenauobservaron que el buque insignia germano navegaba ya muy hundido en el agua, tenía unapronunciada escora a babor y presentaba grandes agujeros a proa y a popa. Sus cuatro chimeneas ylos dos mástiles habían desaparecido, y los incendios devastándole, “pero la insignia del almiranteseguía flotando orgullosamente en el palo de proa, lo mismo que en el de popa y en el pico

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ondeaban las banderas nacionales” (Pochhammer, 1931: 76). Von Spee “debió presentir que el finde su buque estaba cercano, y de la misma manera que primero sacrificara los crucerosacorazados para salvar los ligeros, ahora pretendía combatir con el buque insignia para salvar alGneisenau. Con su tenaz voluntad de sacar el máximo partido de los medios combatiendoencarnizadamente mientras fuese capaz de mantenerse a flote, permitiendo que escapásemosnosotros, metio a estribor, yendo hacia el enemigo, sin duda con la intención de lanzarle sustorpedos, decisión tan bella como arrogante” (Pochhammer, 1931: 76).

A las 1604, el Scharnhorst, con la cubierta del castillo casi a la altura de la mar y grandesincendios que devastaban al buque de proa a popa, hizo su último disparo, con la torre Antón,cuando ya no estaba ni a dos metros por encima del agua (Pochhammer, 1931: 76) Luego lashélices, aún en movimiento, comenzaron a emerger, mientras el navío se acostaba sobre la banda debabor y se hundía de proa. Con un ángulo de inclinación muy pronunciado, siete minutos después,el maltrecho buque se sumergió de proa y desapareció en el abismo, en los 52º 30' sur y 56º 50'oeste, dejando en la superficie del mar a un puñado de náufragos que, aún en pleno combate, nadiepudo recoger y que perecieron en su totalidad. Desde el Gneisenau, “todos los testigos sintieronuna angustiosa sensación de soledad, algo semejante a lo que se experimenta cuando se pierde almejor enemigo” (Pochhammer, 1931: 76). Con este buque se marcho el vicealmirante Von Spee, unmarino al que no olvidaron en su Patria. Así, en 1917, fue botado un poderoso crucero de batalla de31.000 toneladas, con su nombre, que nunca llegaría a entrar en servicio. Durante el acto, elpríncipe Enrique de Prusia, dijo: “El conde de Spee condujo su escuadra a la victoria en la luchapor la libertad de los mares; cayó en la brecha con sus barcos y sus dotaciones, combatiendo por elporvenir de Alemania” (Pochhammer, 1931: 91). Y en el periodo de entreguerras, la marina de laRepública de Weimar habría de dar su nombre a un “acorazado de bolsillo” que había de convertirseen uno de los buques más famosos de la Segunda Guerra Mundial.

Por otro lado, el hundimiento de Scharnhorst, dejó con el mando a flote al capitán de NavíoMaerker, comandante del Gneisenau, quien, viéndose pérdido, ordenó entonces acortar distancias ytratar de causarle los máximos daños antes de que se produjera su hundimiento (Pochhammer, 1931:77). Pero, cuando el navío alemán obedecía las órdenes de su comandante, se produjo un hechotrágico para los marinos de esta nacionalidad: el crucero acorazado Carnarvon, más lento que los debatalla, se unió con sus piezas de 190 mm., al cañoneo de sus compañeros de escuadra contra el yasolitario buque de la Kriegsmarine, “como si no tuviésemos bastante con los otros dos”(Pochhammer, 1931: 77). El final del buque alemán era entonces inminente, como escribePochhammer: “La capacidad de resistencia de nuestro crucero disminuía lentamente, como pudecomprobar yo mismo durante una ronda por los compartimentos inferiores que pasé en aquellosmomentos; los muertos y restos de todas clases se acumulaban por doquier; un agua heladorapenetraba por las escotillas y los agujeros abiertos por los proyectiles; se intentaba dispararsiempre, allí donde algún cañón se hallaba aún en estado de poder hacerlo; se llamó a las reservaspara cubrir las bajas, y donde los ascensores estaban inutilizados, las municiones se servían amano” (Pochhammer, 1931: 77). Por su parte, otro testigo presencial, en este caso británico,Spencer-Cooper narra que “A las 1615, el Invincible rompió el fuego sobre el Gneisenau, quecambió de blanco y, a las 1625, logró centrar a dicho crucero de combate. Durante el cuarto dehora siguiente, nuestro buque fue alcanzado tres veces, pero el alemán sufrió un castigo terrible.Los proyectiles se habían llevado repetidamente su bandera, pero una y otra vez habían vuelto aizar otra. La mortandad y destrucción causada por nuestros tres buques en el Gneisenau eraimpresionante, y resultaba asombroso lo que aguantaba. Sin embargo, hasta las 1715 no mostró elmaltrecho buque signos de estar herido de muerte. Pero seguía disparando, y todavía consiguió unblanco efectivo –el último que disparó- en este período” (Spencer-Cooper, 1919: 96). A las 1725, elGneisenau lanzó un torpedo que se perdió, y poco después dejo de disparar. La bandera alemanaseguía ondeando en el buque alemán, aunque más de la mitad de su valerosa dotación había muerto.Los británicos cesaron entonces de disparar, pensando que el crucero acorazado se rendía. Pero

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entonces, la torre de proa del Gneisenau hizo un último disparo con uno de sus dos cañones, y aquelproyectil se incrustó en el costado del Invincible, por debajo de la flotación (Pochhammer, 1931:77). Esto provocó que los británicos volvieran a reanudar el fuego. Ante esta situación, y poco antesde las 18:00 horas, el capitán de navío Maerker ordenó hundir y abandonar el buque; órdenes que secumplimentaron disciplinadamente. En cubierta se entonó el “Deutschland, Deutschland UberAlles” (Pochhammer, 1931: 78), y se corearon con todo entusiasmo los patrióticos gritos dados porel comandante: “Tres vivas por el Emperador y por el <<Bueno y valiente Gneisenau>>”(Pochhammer, 1931: 78). Los ingleses detuvieron nuevamente el fuego. El Gneisenau comenzó aescorar a estribor, despacio, y hacia las 18:00 horas, siempre con la bandera al viento, dio lavoltereta y quedó con la quilla al cielo, para terminar por hundirse, casi verticalmente, de popa, enlos 52º 42' sur y 56º 50' oeste. Se llevaba a su comandante, el capitán de Navío Maerker que noquiso abandonar su querido buque, y más de la mitad de su tripulación, que había caído durante elcombate.

Unos cuatrocientos de sus hombres quedaron sobre las frías aguas -10 centígrado detemperatura-, de manera que fueron muchos los que sucumbieron debido a síncopes cardíacos, y losingleses, que arriaron sus botes, sólo pudieron salvar a 187 náufragos -entre los que se encontraban17 oficiales y 31 suboficiales-, pues todavía algunos marinos alemanes fallecieron después de serrecogidos, tal vez porque los buques británicos no arriaron con suficiente rapidez sus botes (Yates,1995: 212).

Si el final de los cruceros acorazados alemanes era irreversible, el de los ligeros, a pesar delintento de Von Spee, también iba a ser trágico. El Nürnberg y el Leipzig, que inicialmentearrumbaron al sudeste, fueron perseguidos por los cruceros acorazados Kent y Cornwall, a loscuales se incorporó poco después el Glasgow. Eran unidades mejor blindadas, más veloces y muchomejor armadas que los pequeños cruceros ligeros alemanes (Véase Cuadro I), a los que sólo lallegada de la noche o la mala visibilidad hubieran podido salvar del hundimiento. Pero eso noocurrió. Hacia las 18:00 horas, el Glasgow abrió fuego sobre el Leipzig, que quince minutos mástarde recibía un impacto de 152 mm que echó abajo el mastelero del palo mayor. El buque germanose defendió valerosamente, pero fue perdiendo velocidad, y una hora después también disparabacontra él el Cornwall. Tras una lucha desesperada, en la que el crucero alemán consiguió alcanzar alGlasgow con dos proyectiles y al Cornwall con dieciocho –demostrando, como en los casosanteriores, la brillantez de los artilleros alemanes, a la que ya hizo referencia Pochhammer en labatalla de Coronel-, hacia las 19:00 horas, ya sin municiones, el comandante del Leipzig, que ardíade proa a popa, ordenó hundir y abandonar el buque. Como no había arriado bandera, los inglesessiguieron disparando contra él, de manera que, entre los muertos en combate y los ahogados en lasglaciales aguas, pereció prácticamente toda la dotación del Leipzig, buque que terminó por dar lavoltereta y hundirse a las ocho de la noche. Con él se fueron su comandante y unos 280 hombres, yaque los británicos sólo pudieron recoger a 18 náufragos -entre los que figuraban cuatro oficiales ydos suboficiales-. El Leipzig yace para siempre en los 53º 55' sur y 55º 12' oeste (De La Sierra,1986: 84).

Por su parte, el Kent consiguió situarse a distancia balística del Nürnberg, poco después delas 17:00 horas, abriendo el fuego. Entonces el crucero germano, viéndose perdido, viró en redondohacia su muy superior enemigo, sobre el que comenzó a disparar tan pronto pudo. En este desigualcombate, librado a unos cinco mil metros de distancia, el Kent recibió treinta y ocho impactos de105 mm. de calibre, pero, exceptuando el que le produjo un peligroso incendio de municiones enuna de las casamatas, aquellos impactos sólo causaron, como era de esperar, menores averías,cuatro muertos y doce heridos al crucero acorazado británico, que, por su parte, destrozó a suadversario. El Nürnberg se hundió hacia las 19:30 horas, en los 53º 30' sur y 55º 00' oeste. Spencer-Cooper explica que “mientras el crucero se hundía, un puñado de alemanes se congregaron en latoldilla, donde permanecieron agitando de un lado para otro la bandera de su patria hasta

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hundirse con el buque” (Spencer-Cooper, 1919: 100) Con el Nürnberg se fueron 290 valerososmarinos alemanes, ya que sólo diez de sus hombres pudieron ser rescatados con vida, pereciendotodos los oficiales. La causa de este desastre hay que buscarla en el hecho de que la mayoría de losbotes del Kent habían quedado deshechos por las granadas alemanas.

No corrió la misma suerte el Dresden, a quien la impericia del capitán de Navío Luce,comandante del Glasgow, permitió escapar.

De los tres transportes que acompañaban a la escuadra de Von Spee, el Bristol y elMacedonia capturaron, ordenaron evacuar y seguidamente hundieron a cañonazos al Baden y alSanta Isabel, cuyos tripulantes fueron recogidos. Sólo logró escapar el Seydlitz, que fue “capturadoalgún tiempo después, en Argentina” (Pochhammer, 1931: 81). En total, en la batalla naval de lasMa1vinas, la Kriegsmarine perdió dos cruceros acorazados del modelo pre-dreadnought y otrostantos cruceros ligeros, y 1.985 marinos de todas las graduaciones –entre ellos el propiovicealmirante Von Spee, y sus dos hijos, el teniente de navío Otto Von Spee, destinado en elGneisenau, y su hermano menor, el alférez de Navío Heinrich Von Spee, en el Nürnberg-,sobreviviendo solamente 187 tripulantes. Por su parte, los ingleses sólo sufrieron dos muertos ysiete heridos, pero el lnvincible tuvo que permanecer, casi dos meses en Gibraltar, para entrar endique, y no se reincorporaría a la Grand Fleet hasta fines de febrero de 1915.

Sin embargo, a pesar de que la victoria había sido completa, en el Almirantazgo británico seconsideraba que la huída del Dresden era una demostración de la escasa capacidad táctica deSturdee, que a pesar de su enorme superioridad, había sido incapaz de acabar con todos los buquesalemanes. De hecho, se le ordenó que persiguiese al citado navío sin descanso. Persecución que seiba a prolongar durante tres meses, provocando una auténtica ruptura entre Sturdee y Fisher cuyarelación nunca había sido buena. Un ejemplo de lo que decimos es el siguiente telegrama delvencedor de las Malvinas al Almirantazgo: “Considero impropio que se me exija, en trestelegramas separados, que aporte razones que justifiquen mis acciones subsiguientes”; a lo queFisher contestó: “El último párrafo de vuestra transmisión resulta improcedente, por lo que esaclase de observaciones no debe repetirse” (Bassett, 2006: 40). Al final, se ordenó a Sturdee queregresase a Gran Bretaña, quedando Stoddart al frente de las fuerzas que debían destruir alescurridizo crucero alemán. Pero, ¿por qué era tan difícil cazar a un buque inferior en velocidad,armamento y protección a los navíos británicos -Kent, Glasgow, Bristol y el crucero auxiliarOrama- que le perseguían? Porque tenía como oficial de Inteligencia a un marino que ya formaparte de la Historia: el entonces subteniente Wilhem Canaris, futuro jefe del Servicio Secreto deHitler. Fue este brillante oficial el que engañó durante tres meses a los británicos, pero no pudoevitar su hundimiento el 14 de marzo de 1915, en las islas de Juan Fernández, a manos del Kent, elGlasgow y el Orama, que no dudaron en romper el fuego, aunque el buque alemán se encontraba enaguas territoriales chilenas. Tras un breve combate, su comandante, capitán de Navío Lüdecke, trasuna inútil y breve resistencia, ordenó abrir los grifos de fondo, volar los condensadores, izarbandera blanca y abandonar el buque en los botes. Las bajas sufridas por el Dresden fueron: 7muertos, 15 heridos graves, 14 leves y un desaparecido (Bassett, 2006: 38-48). Con el desaparecíael sexto y último crucero de la Flota Alemana de Extremo Oriente que había sido capaz de atravesartodo el océano Pacífico, burlando a la todopoderosa Royal Navy. Pero, ¿cuáles fueron lasconsecuencias de la destrucción de esta escuadra?

Desde un punto de vista material, la pérdida de seis cruceros no muy potentes no afectó a lacapacidad combativa de la poderosa Kriegmarine, ni tampoco aumento la superioridad que la RoyalNavy tenía sobre ella. Pero si supuso que los océanos quedaron libres de buques de guerra alemanes,desapareciendo así la posibilidad de que se dislocase el tráfico comercial británico, la peorposibilidad para una nación que si bien, dada su superioridad naval, no podía ser invadida, si podíaser rendida por hambre si se impedía que las tan necesarias provisiones que llegaban por el mar,

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alcanzasen sus puertos. Este era el objetivo que perseguía Von Spee, que siempre consideró que elregreso a Alemania era imposible, pero si que podía dañar este tráfico. Objetivo que le habíamovido a realizar su increíble hazaña, y que no pudo cumplir al ser destruidos sus buques en labatalla de las Malvinas. Y así lo entendió Churchill cuando escribió refiriéndose a este combate:“La consecuencias del mismo fueron de mucho alcance y afectaban simultáneamente a nuestraposición en todas las partes del globo. La tensión había remitido en todas partes y todas nuestrasacciones, de guerra y de comercio, continuaron sin perturbación alguna en todos los mares delglobo. En menos de veinticuatro horas se cursaron órdenes a una gran cantidad de barcos inglesespara que regresaran a la metrópoli. Por primera vez nos vimos en posesión de un margen inmensode barcos de ciertas clases, de marinos instruidos y de suministros navales de todas clases, yestábamos en situación de emplearlos en condiciones ventajosas. El público, totalmente satisfechocon el carácter de aniquilamiento de aquellas victorias, estaba en absoluto inconsciente de laimportancia de éstas en el conjunto de la situación naval” (Churchill, 1944: 240).

Por último, y para terminar este artículo, no podemos dejar de mencionar un hecho de sumaimportancia y que pocas veces se da en el campo de batalla: la caballerosidad y el reconocimientomutuo que existió entre los contendientes, plasmado en las misivas que se cruzaron el capitán deFragata Hans Pochhammer, el oficial de mayor graduación alemán superviviente, y el vicealmiranteSturdee. Así, Pochhammer escribió a su contraparte británico: “Laméntamos, como ustedes, elactual desarrollo de la guerra, puesto que durante el tiempo de paz hemos tenido el gusto deconocer en persona a la Marina inglesa y sus oficiales” (Bennett, 1962:155); siendo contestado porSturdee con las siguientes frases: “Sentimos una viva admiración por las excelencia de los cañonesde sus navíos Por desgracia, nuestros dos países están en guerra; los oficiales de una y otraarmada que poseen amigos en la Marina enemiga están obligados a cumplir con su deber, tal comosu almirante, su capitán y sus oficiales hicieron hasta el fin con gran honor” (Bennett, 1962: 150).Esta caballerosa relación entre ambas marinas existió durante las dos guerras mundiales, salvocontadas y desgraciadas excepciones por ambos bandos.

BIBLIOGRAFÍA

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