areíto sábado 25 de abril, 2015

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Areíto Zona de la Cultura y de las ideas www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Aimée Piccirillo SÁBADO 25.04.2015 El oficial que empezó la Revolución de Abril Pá g i n a 2 Pá g i n a 3 Pá g i n a 4 Pá g i n a 5 Pá g i n a 6 Héctor Lachapelle Díaz Mario Peña Taveras General Yege Arismendy General Abelardo Freites Báez General Morillo López La revolución de abril “es el acontecimiento histórico más importante del siglo XX” Yo me siento orgulloso de haber pertenecido al CEFA” Las Fuerzas Armadas “deben entender que no se debe desconocer un Gobierno legítimo; por eso somos juzgados como los malos” Nosotros fuimos la única dependencia de San Isidro que se pronunció a favor de la constitucionalidad y el retorno de Juan Bosch” REVISTA LIFE

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Page 1: Areíto sábado 25 de abril, 2015

A re í t o Zona de laCultura y de

las ideas

w w w. h oy.co m .d oEditor: BavegadoDiseño: Aimée PiccirilloS Á BA D O 2 5.04 .2 015

El oficial queempezó laRevol u ci ó nde Abril

Pá g i n a 2 Pá g i n a 3 Pá g i n a 4 Pá g i n a 5 Pá g i n a 6

Héctor Lachapelle Díaz Mario Peña Taveras General Yege Arismendy General Abelardo Freites Báez General Morillo López

La revolución deabril “es ela co nteci m i e ntohistórico másimportante delsiglo XX”

Yo me sientoorgulloso deh ab e rp e r te n eci doal CEFA”

Las Fuerzas Armadas“deben entender queno se debedesconocer unGobierno legítimo;por eso somosjuzgados como losmalos”

Nosotros fuimos laúnica dependencia deSan Isidro que sepronunció a favor dela constitucionalidady el retorno de JuanB o s ch”

REVISTA LIFE

Page 2: Areíto sábado 25 de abril, 2015

2 Sábado 25 de a b ri lde 2 015H OY A RE Í TO

50AÑOS

1965-2015

HECTOR LACHAPELLE DIAZ

D espués de dos años conspirandocon militares y civiles no solo paraderrocar al Triunvirato sino paraevitar el Golpe de Estado contra

Bosch, a Héctor Enrique Lachapelle Díaz lesorprendió el 24 de abril en el restauranteMario almorzando con un grupo de conju-rados y según los planes acordados se re-portó seguido al Campamento 16 de Agos-t o.

Estaba cancelado desde que se descubriósu rebeldía, por lo que Hernando Ramírez lecolocó insignias de capitán y le entregó ropade combate. José Aníbal Noboa Garnes pusoen sus manos un fusil G-3. Recibió órdenesde tomar a Radio Santo Domingo, perocuando llegó con dos camiones de guardiaslos locutores tenían el control.

“Tuvimos forcejeos con miembros de laPolicía de un destacamento que quedaba allado y los sometimos a la obediencia. Fren-te a la emisora se encontraba una multitudaplaudiendo y vociferando: ‘¡Juan Bo! ¡JuanBo ! ’. Entraban el general de brigada pilotoChaguito Echavarría y el coronel Bompen-siere Morel, quienes me informaron quehabía uno o dos tanques de guerra en laDoctor Delgado con San Martín, que tu-viera cuidado”.

Son los relatos intermedios de casi cincohoras de conversación con Lachapelle por-que los primeros se iniciaron en 1963. Do-mina la actuación de todos en el conflicto.Detallista, más que hablar dicta volviendotras sus declaraciones para corregir. Si olvidaun dato, su esposa Gladys se lo recuerda.Tiene casi listas sus memorias.

En una estación de gasolina en la SanMartín esquina Oviedo, donde trabajó al serinhabilitado, había formado un grupo deconspiradores llamados “Los muchachos dela bomba”, entre los que estaban GuillermoPulgar Ramírez, Noboa Garnes, Jesús de laRosa Canó, Luis Carlos Tejada González, ofi-ciales, y José Francisco Peña Gómez, RafaGamundi, Emmanuel y Mundito Espinal,Domingo de la Mota, William García Duval,William Páez Piantini, Pitita Hernández Es-trella, Fory Román Martínez, Píndaro Ob-dulio Peña Perelló, Luis Armando Asunción,Mario Báez Asunción, Ernesto Quiñones,Nelson Caba y otros.

Fue allí para que lo vieran uniformado ydesde una marquesina improvisaba un dis-curso llamando a apoyar el retorno de Boschal poder cuando se presentaron tropas deCaballería de la Policía con fustas y sablesesgrimiendo armas largas.

“Desplegué a los soldados bajo mi mandoy apuntándole le dije al teniente coronelamigo del barrio María Auxiliadora: Ya seacabó eso de abusar del pueblo, de conti-nuar en su actitud les dispararemos”. Losagentes se retiraron.

A partir de entonces estuvo en todos losprocesos de la guerra y al lado del coronelCaamaño desde el mismo 24 cuandoeste lo invitó a entrar a la ciudad,solos, para hacer contactos“con personas que él tenía”.Fueron además a la casa del lí-der a buscar una libreta connombres y “al primero que lla-mó fue al doctor Daniel Ozuna”.Al otro día llegaron donde “Cu -s a” Deñó a repartir armas y adiferentes puntos de CiudadNu e va .

Caamaño yLachapellese cono-c i e ro n

en el CEFA, siendo el primero instructor dedesembarco anfibio. Héctor, entonces te-niente, era su alumno.

El 25 de abril, estando los militares cons-titucionalistas en control del Palacio y Do-nald Reid detenido en su despacho los visitóuna comisión compuesta por Pedro Barto-lomé Benoit, de la Fuerza Aérea Dominica-na; Pedro Medrano Ubiera, del CEFA, y uncoronel de la Policía apellido González paracomunicarles que había que detener los en-frentamientos y para eso el general Juan delos Santos Céspedes les iba a hablar por te-léfono desde San Isidro.

Timbró el aparato, respondió Emilio Lu-dovino Fernández y luego “de los consabidosSí Señor”, expresó a los “re b e l d e s” que decíaDe los Santos que los aviones que estabansobrevolando la casa de Gobierno los iban aametrallar si no accedían a formar una JuntaMi l i t a r.

Por el bando revolucionario estaban Her-nando Ramírez, Vinicio Fernández Pérez, loscapitanes Lachapelle y Mario Peña Taveras.Estos últimos contestaron: “Nosotros noaceptamos ni formamos parte de Junta Mi-litar, hemos derrocado al Triunvirato para re-poner en el poder a Juan Bosch”.

Fernández anunció: “Dice De los Santosque entonces va a ametrallar el Palacio”, loque ocurrió inmediatamente a lo que el co-ronel Benoit comentó: “Son unos bandidos,ni porque sus representantes estamosa d e n t ro”. Afuera hubo heridos partidariosde los constitucionalistas. Imperó granconfusión hasta que se produjo la salida deReid Cabral.

“NUNCA CONSIGUIERON ABLANDAR-N OS ”

Héctor Enrique nació el 25 defebrero de 1939 en Villa Altagra-cia, hijo de Luis Enrique Lacha-pelle Urbáez y Mercedes Díaz de

Lachapelle. Ingresó al Ejército el 1 de febrerode 1957 y luego fue transferido a la AcademiaMilitar Batalla de las Carreras. Después pasóal CEFA. Está casado con Gladys Bello Veloz,madre de sus hijos Héctor Enrique, RafaelTomás, Josie Altagracia y Jackie Estrella.

En las fotos de la revolución se apreciatierno, invariable al lado de Caamaño, quien,a su juicio, “captó muy rápidamente la si-tuación que se vivió en el país a partir del 24de abril y adaptó sus actuaciones a las cir-cunstancias que el pueblo demandaba”.

“Desde su primer discurso en la Puertadel Conde, al cual lo acompañé, evidencióque algo bullía en su mente, y de ahí en ade-lante, ver cómo nos apretaban las fuerzasnorteamericanas y de otros países que nosintervinieron, y las artimañas de las nego-ciaciones con la OEA, influenciaron pode-rosamente en él”, agrega.

Narra que hubo ocasiones en que estandoprogramada una reunión con este organis-mo, antes de la hora indicada los atacaban“pero nunca consiguieron ablandarnos”.

Pondera a Jottin Cury, Héctor Aristy, HugoTolentino, Salvador Jorge Blanco “y la actitudposterior de Antonio Guzmán”, influyentespara el cambio del coronel, quien le dijo enuna ocasión: “Yo que fui pro yanqui toda lavida y no son más que unos bandidos”.

Relata que el 27 de abril se celebró unareunión entre Narciso Isa, Asdrúbal Do-mínguez, José Israel Cuello y Carlos Dorecon el coronel Caamaño, Claudio CaamañoGrullón, Montes Arache, Jesús de la Rosa yLachapelle para preparar un documento alpueblo dominicano anunciando la forma-ción de un Comando Constitucionalistapara enfrentar a las fuerzas reaccionarias“en vista de que muchos líderes políticos ymilitares constitucionalistas se habíano c u l t a d o”.

Caamaño aprobó el texto que fue distri-buido y leído por radio y salió publicado el29. “Exhortaba a la lucha por la vuelta a laconstitucionalidad y la reposición de JuanBosch en la Presidencia”. Y se trazaban pau-tas al pueblo y militares en armas.

Lachapelle, jefe de Operaciones del Ejér-cito Constitucionalista, precisa cada paso dela guerra, desde el 28 cuando se acordó unprimer cese de fuego, del cual fue firmante,extendiéndose hacia los trágicos sucesos delhotel Matum.

Considera que la revolución “es el acon-tecimiento histórico más importante del si-glo XX” y afirma sentirse orgulloso de haberparticipado en esa gesta “no obstante los pe-ligros que sabíamos corríamos porque hace50 años estábamos inmersos en la GuerraFría, se debatían las potencias mundiales”.

“Fue un movimiento hermoso que de-mostró que militares y pueblo hacen unaunión tan monolítica que nos hizo capacesde enfrentarnos a la potencia más grande delmundo en pos de que en el país se respetarala Constitución de la República”. f

‘‘ Fuimos capacesde enfrentar a

la potencia más grandedel mundo”

ANG

ELA

PEÑ

A

La Revolución de Abril“es el acontecimiento histórico másimportante del siglo XX”

MILVIO PÉREZ1. Lachapelle yCaamaño calman lamultitud.2. En su despachoco n s t i t u ci o n a l i s t a .3. Lachapelle yCaamaño en eledificio Copello.

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PABLO MATOS

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A RE Í TO 3Sábado 25 de a b ri lde 2 015 H OY

50AÑOS

1965-2015

CAPITAN PEÑA TAVERAS

El oficial que empezóla Revolución de Abril

C uando Héctor García Tejada llegó leagarré la pistola con la mano izquier-da, pegué mi ametralladora en su pe-cho y le dije: “¡Mayor, está detenido!”.

Quiso reaccionar pero el sargento Darío de laCruz Liriano le presionó con su arma orde-nándole: “¡No se mueva!”.

Mario Peña Taveras, quien relata el hecho,era entonces el capitán que desde junio de1964 integraba un movimiento conspirativocon otros militares en la jefatura de EstadoMayor del Ejército y con este apresamientoocurrido el 24 de abril a la 1:45 de la tarde,comenzó a materializar la trama.

La acción era observada por el tenientecoronel José Silvestre García, quien corrió aavisarle al superior, Marcos Aníbal RiveraCuesta: “¡General, ahí viene el capitán PeñaTaveras como un loco con el mayor GarcíaTejada preso!”.

“Entramos y el primero con quien me en-cuentro es el mayor Pompeyo Vinicio RuizSerrano, le agarré la pistola” y le apuntó: “¡Es -tá detenido!”. Quiso resistirse pero RiveraCuesta gritó: “¡Pompeyo, dale el arma, que tem a t a n”.

Peña Taveras se acercó a Rivera Cuesta or-denándole entregar la suya, anunciándoleque estaba preso y este “no supo qué hacer,se quedó inmovilizado. Yo me colgué la ame-tralladora en el hombro derecho y con mismanos le solté la pistola de la cintura”.

Pasó al despacho del subjefe, coronel Ma-ximiliano Américo Ruiz Batista, acompaña-do del teniente Santiago de Jesús Fañas Rivasdándole las mismas instrucciones que a losanteriores y este abrió una gaveta y exclamó:“Aquí está mi pistola, no voy atirar un tiro por nadie”.

Cuando retornaron dondelos demás capturados, Riverapreguntó a Peña Taveras si sehabía vuelto loco y al capitánno le salió la voz pero luegocontestó: “Nuestra idea ibamucho más lejos, pensába-mos fusilarlos a todos por el apoyo al Go-bierno corrupto del Triunvirato y no lo he-mos hecho porque se han portado como loque son, unos cobardes”.

Hoy, convertido al evangelio, Mario Peñadice que pudo actuar por obra de Jesucristo.“Me impulsaba un poder que no veía, peroque sentía”.

Así comenzó la revolución en los cuarte-les. Hernando Ramírez preguntó al ahora lí-der de la oficialidad qué hacía con los presosy él le contestó: “¡Lléveselos para su cam-pamento!”. Ramírez replicó que la fuerza aé-rea lo podía bombardear y Peña le manifestóque en caso de que eso ocurriera los fusilaraantes de que fueran rescatados.

Llamó a Peña Gómez a Radio Comercial“y le informé que comunicara al pueblo quese había iniciado la revolución con la deten-ción de los miembros del Estado Mayor”. Ellíder del PRD dudó: “Capitán, llámeme otrooficial que lo confirme porque los militaresnos han engañado muchas veces”. El segun-do teniente Salomón Bastardo Díaz lo co-r ro b o r ó .

CONVERTIDO EN UN TITÁNMario nació el 9 de abril de 1924 en Car-

pintero, sección Hato Nuevo, San Juan de laMaguana, hijo de Rey María Peña y Mag-dalena Taveras. Trabajó agricultura junto asu familia e ingresó al Ejército en 1945.

Desde hace 60 años está casado con Mer-cedes Antonia Rodríguez, madre de sus hijosMario Antonio, Mario Héctor, Mario Bien-

venido, Mario Freddy, Mercedes Antonia,Maritza Magdalena, Miriam y Mercedes Al-tagracia. Reside en Miami.

Entre sus compañeros de confabulaciónpara derribar al Triunvirato estaban Santiagode Jesús Fañas, Reynido Cuevas Medrano, Li-mardo Peña Taveras, Pedro José Lantigua Bra-vo, Darío de la Cruz Liriano, José del CarmenBatista Gil, que se reunían en su casa del en-sanche Luperón donde los vigilaba el G-2.

Estaban comprometidos, además, Gio-vanny Manuel Gutiérrez Ramí-rez, Pedro Augusto Álvarez Hol-guín, Juan María Lora Fernán-dez, Eladio Ramírez Sánchez,José Aníbal Noboa Garnes.

El 24 de abril Peña Taveras seerigió en un jefe consultado, vi-sitado, demandado, intimida-do. Le llamó el general Juan de

los Santos Céspedes para proponerle la for-mación de una Junta Militar, y Hernando Ra-mírez le telefoneó para decirle que EmilioLudovino Fernández, Atila Luna y Julio Al-berto Rib Santamaría habían creado unaJunta Militar y solo faltaba él, relata.

“Me extraña que me lo diga, porque us-ted sabe que eso no es lo queprometimos al pueblo”. Co-menta que esta llamada le in-dicó que Ramírez “había acep-tado la formación de esa juntaque era la pretensión de los ofi-ciales que traicionaron al país yde la embajada norteamerica-na…. Usted sabe que el puebloestá en la calle luchando con las armas, sa-lirle con una Junta Militar constituye unat ra i c i ó n”, le respondió.

Se comunicó con los comandos militaresdel interior pidiéndoles respaldo. Casi todoslo apoyaron hasta el 27 de abril “cuando secambiaron para el otro lado”.

Recibió innumerables llamadas del Pala-cio Nacional “con improperios y amenazas”.Jacinto Martínez Arana, ayudante de ReidCabral, le dijo que el Presidente quería ha-blarle. “Dígale que no quiero pero que vengaaquí al Estado Mayor”.

Entonces advirtió a sus compañeros: “Esposible que tengamos una visita ingrata, lade Donald Reid, tan pronto se acerque,abran fuego a fin de que no quede nadie vivo.Felizmente para nosotros y para Reid Cabral,no fue”.

Salvador Lluberes Montás le conminó air a la casa de Gobierno; lo llamó el triunviroRamón Cáceres Troncoso y le dijo: “Us t e dno sabe lo que le va a ocurrir si no depone” yél respondió que a quien le iba a ocurrir loque él pensaba que le pasaría, era a él.

El periodista Gustavo Marín le anuncióque Donald Reid quería negociar y él lecontestó: “No quiero nada con él, y menosde negocios, soy militar, no comerciante”.

Le visitó el agregado naval de la embajadanorteamericana y prepotente cuestionóquién era el capitán Peña Taveras. “Yo soy,¿en qué puedo servirle?”. Le preguntó lo queestaba pasando y el intrépido capitán res-pondió: “Un asunto dominicano y solo le de-bemos explicación a los dominicanos”.

Allá llegaron Antonio Imbert, el coronelValdez Hilario y, para su asombro, BelisarioPeguero Guerrero que fue a ponerse a susórdenes. “Yo estoy con la revolución porqueWessin es mi enemigo y Donald me descon-sideró”, expresó el jefe policial.

“Si eso es cierto, vaya al Palacio y gestionela libertad de Peña Gómez”. Fue y lo soltaron.Regresó con una insignia de coronel paraque Peña Taveras se cambiara la de capitán,

lo que rehusó el rebelde solda-d o.

“Desapareció y cuando vol-vimos a saber de él estaba enHaina conspirando contra lare vo l u c i ó n”.

“Estas son verdades que so-lo las sé yo y esos 24 hombresque me acompañaron”.

Estuvo en la jefatura hasta el 26 de abril alas 6:00 de la tarde “porque era el único pun-to de contacto con las unidades leales alp u e b l o” y esa noche pernoctaron en la igle-sia Santo Cura de Ars, después estuvo a lasórdenes de Caamaño y tenía su comando enla 19 de Marzo esquina Salomé Ureña, el úni-co de militares.

Al finalizar la guerra fue nombrado agre-gado militar de la embajada dominicana enChile. Estuvo en el servicio exterior durante20 años que aprovechó para estudiar, co-menzando desde séptimo grado. Cursóciencias sociales, jurídicas y políticas, ad-ministración de empresas, diplomacia.

Su actuación en la guerra fue breve peroefectiva. “Sin vanidad ni orgullo, sin jactan-cia, nosotros no seguimos a nadie, todosnos siguieron a nosotros”. f

ANG

ELA

PEÑ

A

Peña Taveras en fecha reciente.

Diego Guerra, mayor general Indar Jitt Ritckey, enviado especial de la ONU y Mario Peña Taveras, durantela guerra.

‘‘ No seguimosa nadie,

todos nos siguierona nosotros”

‘‘ Dígale aDonald Reid

que venga él aquí,al Estado Mayor”

NAPOLEÓN MARTE

MILVIO PÉREZ

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4 Sábado 25 de a b ri lde 2 015H OY A RE Í TO

50AÑOS

1965-2015

PABLO MATOS

GENERAL YEGE ARISMENDYEncabezó cadetes constitucionalistas de San Isidro

“Nosotros fuimos la única dependenciade San Isidro que se pronunció a favor de laconstitucionalidad y el retorno de Juan Bosch”

E l mayor general (retirado) Rafael An-tonio Yege Arismendy, quien paraabril de 1965 era capitán, hace la afir-mación aludiendo al Cuerpo de Ca-

detes, del cual era comandante. Fue la ca-beza de más de 145 soldados que abando-naron el cuartel con destino al este y se cons-tituyeron en una gran barrera humana paraque ninguna fuerza contraria al movimientopudiera pasar a unirse al CEFA.

Formaba parte de los conspiradores con-tra el Triunvirato y el 25, después del acuar-telamiento y de horas inciertas, se reunieronel mayor Johnny Contín Curiel, subdirectoren funciones de director, pues el titular, co-ronel Pedro Medrano Ubiera, estaba en elPalacio Nacional en las discusiones para laformación de una Junta Militar “y él enten-día que podía ser parte”. Participaron ade-más, Bienvenido Ruiz Mancebo, el brigadierIván Grullón, actual rector de la UASD, y JulioDomínguez Fernández, para buscar alterna-tivas a la situación. Yege Arismendy era el demayor antigüedad.

“Yo propuse asaltar los carros y tomar pre-so a Wessin y parte de su Estado Mayor”, perolo que primó fue abandonar la academia, yesa tarde “Contín bajó impartiéndome la or-den de que saliéramos y acampáramos enlas inmediaciones del ingenio San Luis, ha-cia el oeste”.

“Ya yo había convocado al capitán Fran-klin Imbert y a los brigadieres del tercer añopara que tomaran las armas que había en eldepósito y por primera vez desacaté una or-den: marché hacia el este donde después deobtener unos camiones nos dirigimos haciaSan Pedro de Macorís”.

Junto a Montero Santana ocupó otros trescamiones llenos de copra y con Arias de Mo-ya se presentó a la fortaleza “M é x i c o”. Aris-cos, los centinelas y el comandante, capitánVillanueva, recibían explicaciones de su de-cisión cuando a un cadete se le escapó undisparo. “¡Un contingente de 265 cadetes es-tá ahí afuera dispuesto a tomar la fortaleza!”,amenazó Yege. Entraron y acapararon las ar-m a s.

Después, agrega, ocupó “los puentes es-tratégicos. La principal defensa se establecióen el Higuamo. Un camión Catarey lo atra-vesó con la idea de impedir que pasaran re-fuerzos de la región este a San Isidro”. A las7:00 de la mañana del 26 proclamaron que sesumaban al movimiento constitucionalistade Santo Domingo.

Recuerda que se encontró con el padreRicardo Santelises, párroco de la catedral ycon el comandante de la unidad naval surtaen el puerto, Rodríguez Sthal. “Contín tuvocontacto con el mayor de la fortaleza, MiguelÁngel Corominas, quien dio instrucciones aVillanueva y me pidió: “Cuídeme esos mu-c h a c h o s”.

Yege explica que su atención estaba pues-ta “en las operaciones tácticas, de defensa,organizativas, como son las de un coman-d a n t e”.

“Contín habló con Molina Ureña porquese corría la voz de que Juan Bosch aterrizaríaen el ingenio Consuelo y tomamos medidaspara que no fuera un avión de la fuerza aé-re a”, narra.

Mientras el pueblo se les unía, Yege en-viaba cadetes a Hato Mayor, El Seibo, La Ro-mana, para que se incorporaran. Ningunoaceptó, lo que hicieron fue intentar atrapar alos emisarios. “Ya el 26 no volví a ver al mayorCo n t í n”, expresa.

“CO M U N I S TA S ”Rafael Antonio nació el 3 de enero de 1936

en Santo Domingo, hijo de Rosa María Aris-mendy Silva y Jacobo Yege Cheij. Antes deingresar a la Academia Militar, en 1956, ha-

bía estudiado ingeniería.Está casado con Eunice Pereyra. Es el pa-

dre de Evelyn Eunice, Rosanna Altagracia,Rafael Antonio y Juan Carlos Yege Pereyra yde Elian Rafael y Leafar Antonio Yege de Je-s ú s.

Atrapados, comenzaron a ser bombar-deados con propaganda que los señalabacomo comunistas. Su posición era ya insos-tenible. De ocho oficiales, cuatro no estabande acuerdo con la rebelión por lo que es-tuvieron bajo control de sendos brigadieresevitando delaciones.

Aviones P-51 de la Fuerza Aérea hirieronal cadete Rivera Feliciano. A los demás lasráfagas les pasaban cerca.

Luego de entregar a Rivera a las monjasdel hospital para que lo curaran “recibo unemisario del mayor Contín, que no sé dóndeestaba, avisando que unos amigos habíanencontrado un lugar por el río Soco para quenos escondiéramos. Reaccioné molesto, in-dignado, respondiendo que nosotros no nosestábamos escondiendo”.

Dispuso esperar la noche para marcharhacia la Capital cortando la línea telefónicapara evitar que los siguieran. Llegaron a Sa-bana de la Mar y en un lanchón tomado cru-zaron la bahía de Samaná. Ordenaron al ma-quinista girar hacia Sánchez, este se negaba“y le rastrillé el Fal en la cabeza”. Al llegar aese municipio asaltaron la dotación militar.La de Samaná, comandada por el capitánCalcagno, “nos estaba esperando para ame-trallar nos”.

En Sánchez, narra, la disyuntiva era eltransporte. Uno de los oficiales, PorfirioRuiz, era hermano del inspector del ejército,contrario al movimiento, y puso a Yege encontacto con Adriano Valdez Hilario que ex-clamó: “¡Carajo, déjese de vainas! ¡Regre-sen!”. Yege contestó que no y él replicóque Wessin los estaba espe-rando con los brazosabier tos.

“Sí, pero con lospuños cerrados”,contestó Yege. Val-dez Hilario les ofre-ció camiones deNagua que Yege

rechazó y Valdez manifestó: “Si es así, buenasuerte, Dios los acompañe. Ustedes sonunos traidores”.

El comandante de Nagua, Miller Céspe-des, envió los vehículos pero los cadetes losemboscaron, bajaron los guardias y regre-saron a Santo Domingo.

“Nuestra idea era seguir hasta el puente yponer a salvo el resto de los cadetes”.

El comandante se fue a la NunciaturaApostólica en busca de protección pero elmitrado no estaba. Uno de los camiones co-metió el error de desviarse de la ruta e ir don-de estaban los oficiales del Cuerpo de Ayu-dantes “a preguntar por Lachapelle, NúñezNogueras, y ahí se encontraba Montás Gue-rrero con efectivos del Batallón de Montañasde San Cristóbal”. Los cercaron y se coloca-ron en posición de combate. “Pudimos ha-ber repelido pero la mayoría estaba en loscamiones y se produciría una mortandad”.Depusieron las armas.

Los confinaron al campamento de la Po-licía, frente al Palacio de esa institución. Díasdespués los trasladaron a San Isidro, some-tidos a un Consejo de Guerra. Su abogadofue Julio César Castaños Espaillat.

“Desafiamos a Wessin a que bajara por-que los jueces, mayor Juliao, que se sumó anosotros en San Pedro de Macorís y un civilascendido a teniente, no contaban con po-der para enjuiciarnos. Tomaron decisionesbien fuertes”, declara. Los mandaron a LaVictoria hasta que se firmó el Acta de Re-conciliación cuando Yege se integró al co-mando del edificio Copello, a las órdenes delpresidente Caamaño.

Al concluir el conflicto fue designadoAgregado Militar en Italia. Espera que “nun -ca jamás nos veamos en situación de que pormezquindades y obcecación pongamos el

país en un estado de retroceso como el quetrajo como consecuencia el Golpe de

Estado y la misma revolucióndonde hermanos tuvimos

que enfrentarnos”. f

‘‘ Le rastrilléel Fal en la

cabeza alm a q u i n i s t a”

ANG

ELA

PEÑ

A

Yege en los días de la revolución. Con uniforme de general.

MILVIO PÉREZ

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A RE Í TO 5Sábado 25 de a b ri lde 2 015 H OY

50AÑOS

1965-2015

GENERAL ABELARDO FREITES BAEZ

E n la oficina del mayor Cruzado Piña,Juan René Beauchamps Javier, queera del CEFA, manipuló una ametra-lladora Thompson y exclamó enfu-

recido: ‘¡Aquí vamos a tener que tomar unadeterminación o nos vamos a tener que ma-tar todos!’. Lo calmaron”.

El general Abelardo Freites Báez cuentaese y otros episodios ocurridos en un de-sasosegado San Isidro el 24 de abril cuandose llamaban unos a otros sorprendidos: “¿Túno tienes puesta La Voz Dominicana? Hayun lío, están llamando a militares y civiles auna revuelta, que vayan al puente Duarte”.

Freites Báez, entonces primer teniente,abordó su Opel Kadet, atravesó ese enlacepor un huequito que habían dejado los ca-miones Catarey y llegó como un cohete a SanIsidro donde se enteró de que oficiales ha-bían hecho preso al Estado Mayor del Ejér-c i t o.

Enrique Pérez y Pérez, López Pérez, Ra-miro Matos, Cruzado Piña y tenientes co-roneles pilotos se movían exclamando queno lo podían tolerar aunque oficiales subal-ternos entendían que no debía haber en-frentamientos, cuenta.

Reinaba la preocupación de que en eserecinto se repitiera lo del Ejército. Juan de losSantos Céspedes (Pimpo) jefe de Estado Ma-yor de la Fuerza Aérea, ordenó a Freitesconstituirse en su guardaespaldas porquetemía que lo hicieran preso y buscó un parde oficiales de Infantería para que lo cuida-ran de noche.

Parece que estaba tenso. Convocó a unareunión con “Bodden, Bibone Chávez, Mor-tiver Echavarría. Yo era infantero y les sugerí:no lo hagan preso, pero al poco rato salierona b ra z a d o s”.

Cuando llegó la noticia de que a los civilesles estaban entregando armas y que “habíauna cacería contra los policías”, aumentó elnerviosismo. “Wessin quería que la Aviaciónle tirara al campamento rebelde 16 de Agos-t o”.

El domingo 25 una unidad de contrague-rrilla o paracaidistas, a la cabeza de SalvadorLluberes Montás, que estaba fuera del pe-rímetro de la Base, entró corriendo y rodeó lajefatura. Hubo una situación de pánico y seordenaron medidas. “Nos íbamos a matartodos pero estos alistados conversabanamablemente, no sabían lo que pasaba, fueuna confusión tremenda”.

En el ínterin se reunieron Pérez y Pérez y elcoronel Bartolomé Benoit en busca de unarreglo a la situación pero no pudieron pasardel puente, primero se lo impidieron losconstitucionalistas “y después se produjouna descarga desde una embarcación de laMarina de Guerra que disparó contra el Pa-lacio Nacional. Eso hizo que todo el mundose resguardara” en el CEFA pero De los San-tos fue a hablar con Wessin, se detuvo en elescuadrón de combate y dijo al coronelMontesanos Malagón, jefe de Operaciones:“Si yo no regreso o te llamo en media hora, túsabes lo que debes hacer”.

Freites quedó “sudando, chequeando poruna ventana si se acercaba un P-51”, con-fiesa. Pero Wessin salió bastante afligido” yDe los Santos normal.

BATALLA DEL PUENTEEl lunes 26 se formó una compañía mixta

de fusileros, músicos, cocineros de la FuerzaAérea para ir al puente, entre los cuales es-taba Freites como segundo al mando del ca-pitán Díaz. Bajaron hasta el destacamentode la Policía de Villa Duarte. En ese instantesonó un disparo de cañón de las fuerzas re-beldes, “y una unidad de tanques Hartrackfue impactada, muriendo de inmediato unteniente apellido Paulino, del CEFA”.

El comando de Freites, desprotegido, lle-gó al hospital Darío Contreras donde habíaninstalado una ametralladora.

Se planificó el ataque del 27. El CEFA y laAviación formaron tres compañías. Freitesiba a la vanguardia con varios compañeros.Contaban con cuatro aviones P-51 y unovampiro, cuya misión era de ablandamiento.Describe el armamento de los constitucio-

nalistas y agrega: “Nosotros teníamos el do-minio de los aviones, los tanques del CEFA yuna unidad de artillería que se quedó antesde pasar”.

“Comenzaron los aviones a tirar, ellos seguarecieron, ahí mataron al teniente BisonóMera, del Ejército. El blindado pasó adelan-te, y ya iba una unidad por la Doctor Be-tances cuando todavía no habíamos cruza-do el puente. La comandaba BeauchampsJavier que iba sentado en la torreta y un dis-paro le dio en el glúteo izquierdo”.

Los demás comenzaron a devolverse peroles ordenaron retornar. “El mayor GildardoPichardo, de gran coraje, instruyó: “¡ Va m oarr iba!”. Yo iba detrás con las unidades deinfantería como ayudante del teniente co-ronel Ramiro Matos”.

“Yo no podía cruzar el puentesolo, me iban a cazar, había ti-ros atravesados”.

Considera que hubo ex-cesos de ambos bandos.Cree que la segunda rondade sus aviones estuvo demás. Una camioneta de laPolicía hizo creer a los re-volucionarios que estabacon ellos y mató dos. En re-presalia, un tanque se co-locó frente al destaca-mento de Mejoramien-

to Social y disparó un cañonazo, narra.

EXPLOSIÓN MORTALAbelardo, quien es licenciado en econo-

mía, nació en Azua el 26 de junio de 1938,hijo de Abelardo Freites Oviedo y AndreaBáez. Ingresó como cadete en 1956. Es el pa-dre del general de brigada (r) Abelardo Frei-tes Reyes, de Pablo Abelardo Freites Beso-nias y Roseli Freites Reyes de Vicente.

Afirma que “todas esas armas eran de laSegunda Guerra mundial, no tenían pólvo-r a”, al explicar por qué algunos tiros no die-ron en el blanco.

Volvió al comando del CEFA, en los “Apar -tamentos Aybar” y allí sonaron disparos. Su-bieron a la tercera planta él, Ramiro Matos,Pérez y Pérez, Lluberes Montás, Gildardo Pi-chardo, un sargento paracaidista apellidoNavarro “y encontramos al teniente NadalPou con un fusilito de mira telescópica”. Bajóuna parte y se quedaron Ramiro, el sargento,tres alistados y Freites.

“Sentí una explosión y salí disparado dosmetros del suelo, no podía respirar, no oíanada, tenía los ojos cerrados por un frag-mento y una perforación en el lado derechodel pecho. Sentía que respiraba por ese hoyo,me puse la mano y era otro fragmento que sehabía quedado entre las costillas, me frac-turó el pulmón… Otro fragmento entró y sequedó en el cuello. Traté de pararme pero nopude, tenía el brazo partido y un cuerpo en-cima. Ese cuerpo tenía parte de la cabezallevada pero supe quien era por el riche: eraNadal Pou”.

Llora. Luego continúa: “Como pude me loquité, me arrodillé, me levanté y comencé abajar las escaleras”. En un camión lo llevarona San Isidro, donde al llegar perdió el co-nocimiento. Lo operaron de emergencia.

A Ramiro Matos lo hirieron en un brazo yen un ojo que perdió.

El disparo fatal provino de un tanque deguerra de ellos mismos que apuntaba haciala Vicente Noble y “dizque se confundió, viomucho movimiento, creyó que eran los re-beldes y disparó con un L-60”.

Para Freites, quien todavía tiene lesionesde la guerra, la revolución dejó un mensaje:“Jamás debimos enfrentarnos”. Las FuerzasArmadas “deben entender que no se debedesconocer un Gobierno legítimo; por esosomos juzgados como los malos”.

“Si nazco de nuevo estaré en el bandoconstitucionalista. Vi todos los casos desdeotras perspectivas y comprobé la heroicidadde este pueblo. Pero mi conexión era con elgeneral De los Santos y él me impidió ra-zonar otra cosa que no fuera: yo estoy en la

i n s t i t u c i ó n”. f

‘‘ We ssinquería que la

Aviación le tirara alca m p a m e n t oreb elde”

ANG

ELA

PEÑ

A

Las Fuerzas Armadas“deben entender que no se debe desconocerun Gobierno legítimo; por eso somosjuzgados como los malos”

Freites como segundo teniente del Ejército.

General de Brigada Fuerza Aérea Dominicana.

PEDRO SOSA

MILVIO PÉREZ

Page 6: Areíto sábado 25 de abril, 2015

6 Sábado 25 de a b ri lde 2 015H OY A RE Í TO

50AÑOS

1965-2015

GENERAL MORILLO LÓPEZ

“Yo me siento orgulloso dehaber pertenecido al CEFA”

ANG

ELA

PEÑ

A

Y o fui leal a Donald Reid hasta el úl-timo día, por disciplina militar. Leagradecí lo de Belisario, eso me com-prometió a estar a su lado”.

El general José de Jesús Morillo López,quien hace la afirmación, se refiere a la in-tervención del presidente del triunviratocuando él y Francisco Alberto Caamaño serebelaron contra Belisario Peguero, jefe de laPolicía Nacional, por la corrupción reinanteen la institución. Es un caso con muchos in-cidentes que culminó trasladando al enton-ces coronel Morillo al CEFA, como inspectorgeneral, y a Caamaño a la Fuerza Aérea.

Estos oficiales se trataban como familia.Morillo había sido secretario de Fausto Caa-maño, padre del líder de Abril, cuando estefue jefe de Estado Mayor del Ejército y mi-nistro de las Fuerzas Armadas. Pero el “her -m a n o” mayor no apoyó ni acompañó al me-nor en la guerra constitucionalista.

Dice que no podía, porque ya había dis-persado y apresado rebeldes en Radio SantoDomingo y frente al Palacio Nacional cum-pliendo instrucciones de Reid Cabral. Peropudo unirse después, se le observa, y se em-peña en afirmar que ya no era posible.

A pesar de su comportamiento, Caamañolo buscó para que se integrara cuando Mo-rillo aún no había retornado a San Isidro. Senegó. “Nos despedimos con un abrazo y ledije: si nos encontramos en la guerra nosmataremos; si salimos vivos volveremos aser lo que somos: hermanos”.

“Ellos no me dijeron nada de eso”, excla-ma refiriéndose al movimiento. “El ViernesSanto se aparecieron en mi casa de la Sa-rasota 30, Caamaño, Montes Arache y un ofi-cial de la Marina, jugamos una partida dedominó pero hablaron de otra cosa. Quizáfueron a tratarme el asunto pero no se atre-vieron o no cogí la seña”.

Exclama con un “¡ C l a ro ! ” que peleó con-tra el pueblo. “Yo vine al puente, era del CE-FA. Cuando intervino la Fuerza Interameri-

cana de Paz (FIP), el Ejército se había dis-p e r s a d o”.

Reitera que después de su actuación en laemisora oficial, “ya yo no podía pensar enrevolución. Si Caamaño me llama antes, mevoy con él”.

Manifiesta sentirse orgulloso de su par-ticipación en el lado contrario, no le afecta nile preocupa ni le avergüenza. “Imposible, enuna contienda bélica hay dos frentes. ¿Quiénganó? Nadie. Ahí intervino Estados Unidos.Estuve en un lado y me siento orgulloso”,repite. “Accidentalmente caí en uno y ahí te-nía que quedarme”.

Significa que respeta la actitud de Caa-maño de irse con los constitucionalistas. “Yome siento orgulloso de haber pertenecido alC E FA”.

Se pregunta: “¿Qué alegría puede produ-cir una guerra donde hubo tantos muertosinnecesarios? ¿Qué se logró a favor de la Re-pública? Muertos de lado y lado. Yo tambiénpude haber resultado muerto, porque a unaguerra se va a pelear”.

Sobre Caamaño expresa que “la muertees lo que lo inmortaliza, si no lo hubiesenmatado cuando regresó al país, pasa comouno más del montón”.

Para el afable y franco militar, “la guerrano terminó a favor del bando constitucio-nalista y no hubo un cambio en el país, ahíno hubo ganadores ni perdedores, terminóen base a un acuerdo”.

No reconoce al Presidente en armas co-mo el adalid de abril. “Se convirtió en héroepor Balaguer cometer el error de ordenar sumuerte, dijo que aquí no había cárcel paraun hombre como el coronel Caamaño”.

LOS APRESAMIENTOSJosé de Jesús nació en Mao el 21 de di-

ciembre de 1923, hijo del general FranciscoMorillo, desiderista, y Francisca Antonia Ló-pez. A la muerte de Arias la familia fue apre-sada y luego deportada a Cabo Haitiano.

Está casado con Margarita Aristy Brito. Esel padre del general Nelson Morillo Rodrí-

guez, exjefe de la Policía; del general JoséOsvaldo Morillo Rodríguez, José Miguel

Morillo Tejada, Rosalba Teresa MorilloRodríguez (fallecida); Iraida MorilloTejada y Pedro José Morillo Rodrí-g u ez .

Su intervención en abril de 1965fue una de las más comentadas, con-denada por los constitucionalistas y

celebrada por los contrarrevolucionarios. Enlas primeras horas de la tarde del 24, despuésque Peña Gómez anunció por radio que sehabía producido un Golpe de Estado contrael triunvirato, el jefe de la Policía, HermánDespradel Brache, comunicó a Morillo queDonald Reid les ordenaba que fueran de in-mediato a su despacho. Instruyó a Morilloque fuera a restablecer el orden en RadioSanto Domingo de la que se había apode-rado un grupo de locutores.

Acompañado del teniente Andrés AvelinoSoriano Tejeda y Julio Rocha Bello, del Cuer-po de Ayudantes de Reid Cabral, y de refuer-zos del CEFA, se presentó cuando tambiénllegaba Peña Gómez, al que detuvo. “Uno delos oficiales le propinó un culatazo en la ca-beza, encañonándolo con la intención ded i s p a ra r l e”, lo que impidió Morillo López,que lo envió preso al destacamento situadoal lado.

“Los revoltosos Tomás Pujols Sanabia, Jo-sé Antonio Núñez Fernández, Mario BáezAsunción, Luis Armando Asunción, LuisAcosta Tejeda, Pedro Muñoz Batista, MiguelSoto, el primer teniente Ramón García Ger-mán, “Nemen Yeara Naser” y otros fuerontrasladados al Palacio de la Policía por unapatrulla comandada por el coronel RamónAdames Ovalles.

“El director de la emisora, Julio Félix Gim-bernard, fue desarmado y golpeado por Ra-fael Corporán de los Santos y Tito Campu-s a n o”, quienes huyeron al ver la Policía, re-f i e re.

Peña Gómez, aclara, “no llegó a entrar, elgrupo de periodistas y locutores fue el quehizo el llamamiento. Él lanzó una proclamapero a través de Radio Comercial”.

Luego de la renuncia de Donald Reid, Mo-rillo se marchó con soldados del CEFA al Es-cuadrón de Caballería, en la avenida Inde-pendencia y después se unió al Batallón deMontaña del Ejército. “Al llegar frente a lamaternidad, francotiradores nos hicieron untiroteo, detuvimos la marcha y nos refugia-mos en el Palacio de la Policía”.

Ahí vivió el acoso de los agentes de Be-lisario. “Había un rencor, me perseguíandonde quiera que me movía”. En un heli-cóptero casi alzando el vuelo encontró paz altreparse raudo por la escalerilla y regresó aSan Isidro, “uniéndome de nuevo a miscompañeros de armas”.

En 1966 Morillo López fue designadoAgregado Militar en México. Pero el 1 deagosto Balaguer lo reconoció por imponerel orden “a ese cuerpo seriamente desar-ticulado por los graves sucesos que desen-cadenó la revuelta del 24 de abril”. Lo de-signó jefe de la Policía. El Listín Diario es-cribió un editorial manifestando que el elo-gio de Balaguer hacia el general era justo yque este llegó “en momentos muy difíciles,con el terrorismo rampante, con desordenen las calles y la Policía bajo presiones des-m o ra l i z a d o ra s”.

El 13 de agosto de 1966, el general ÁlvaroBraga, comandante de la FIP, se despidiófelicitándolo por “garantizar la seguridad ytranquilidad del pueblo dominicano”.

Sobre su conducta en la revolución opi-na que “ser adversarios en una contiendabélica no quiere decir que necesariamenteseamos enemigos al terminar la guerra”. Yagrega que en el conflicto “ninguno se casó

con la gloria”. f

1. Morillo López, al centro, dirige apresamientos en Radio Santo Domingo. 2. Morillo López, periodistas y “revoltos os” el día 24.

‘‘ H e rm a nDespradel Brache

me fue a buscar pororden de Donald Reid”

ARISMENDY LORA

1 2MILVIO PÉREZ