agnes heller. teoria de las necesidades de marx

Upload: ma-magdalena-d

Post on 16-Oct-2015

6 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • Teora de las necesidades en Marx

    Agnes Heller

    Traducido por J. F. Yvars Ediciones Pennsula, Barcelona, 1978

    Segunda edicin, 1986

    Ttulo original : Bedeutung und Funktion des Begriffs Bedrfnis im Denken von Karl Marx Giangiacomo Feltrinelli Editore, 1974

    La paginacin se corresponde con la edicin impresa. Se han

    eliminado las pginas en blanco

  • Prlogo

    Nacida en Budapest en 1929, alumna y asistente de Lukcs hasta 1958, ao en que abandon la universidad (siguiendo al maestro) y fue expulsada del partido como representante de unas ideas falsas y revisionistas, re- habilitada posteriormente y aceptada como investigado- ra por la Academia Hngara de Ciencias (Instituto de Sociologa), Agnes Heller puede ser considerada la figura de mayor relieve terico del grupo de pensadores conoci- dos en la actualidad como la escuela de Budapest. Ya en 1968, cuando firmaron, en el curso de una convencin in- ternacional organizada por la revista filosfica yugoslava Praxis, un documento contra la intervencin sovitica en Checoslovaquia, estos pensadores fueron blanco de los dirigentes del partido. A comienzos de 1973 se abre una investigacin contra sus escritos: un grupo de estu- diosos de las ciencias sociales de la Academia examin sus posiciones polticas para cribar su alcance terico y particularmente su peso poltico. Sobre la base de los re- sultados de la investigacin, publicada despus en la re- vista Szociolgia, a mitad de mayo de aquel ao el Comit Central del partido emiti un comunicado de apenas dos hojas mecanografiadas de extensin en el que se condenaban decisivamente tales posiciones como ex- presin del tradicional revisionismo de derechas y al mis- mo tiempo del nuevo izquierdismo de cuo occidental: como posiciones, en definitiva, filoburguesas y antimarxis- tas. El economista y socilogo Andrs Hegeds, de pasado poltico stalinista (fue el ltimo primer ministro del pe- rodo de Rkosi), Maria Mrkus, tambin estudiosa de problemas econmicos y sociales, Mihly Vajda, Gyrgy Mrkus, Jnos Kis y Gyrgy Bence, dedicados todos ellos al campo tericofilosfico, y naturalmente Agnes Heller,

    5

  • eran separados de este modo de la Academia de Ciencias (Hegeds, Kis y Vajda, los nicos que eran miembros de l, fueron expulsados del partido). Los seis pensadores citados,1 muchos de los cuales remiten directamente a Lukcs, han sido as reconocidos oficialmente como cons- tituyentes de un grupo unitario de opinin: objetivo ex- plcito de la medida era apartarlos de la vida cultural hngara, impedir que sus escritos fueran publicados y pudiesen circular, apartar por consiguiente las ideas consideradas peligrosas. A. Heller, al igual que los dems, se halla actualmente marginada en su pas y vive de tra- ducciones.* Espera tiempos mejores y entre tanto se ocu- pa en un proyecto filosfico de gran envergadura, una antropologa marxista general de la que esta Teora de las necesidades en Marx puede considerarse un avance, el esbozo de una parte. Las dems estarn dedicadas a tra- tar los afectos, las pasiones, el problema de la segunda naturaleza y, por ltimo, la teora de la personalidad. Una antropologa crtica en oposicin a todas las antro- pologas vulgares que consideran la naturaleza humana como algo inmutado e inmutable y que en consecuencia pretendera ensayar ese difcil encuentro entre nivel his- trico y nivel terico general que al menos un sector del marxismo contemporneo ha planteado como su princi- pal objetivo (por ejemplo, Sartre).

    A. Heller arriba a esta enorme tarea terica despus de haber desarrollado un trabajo largo, rico en resulta- dos, y ya ampliamente reconocido a nivel internacional, centrado en los temas de la moral y de la vida cotidiana en relacin con el horizonte de la historia. Se trata del mbito de problemas que la autora ha recogido y here-

    1. Se trata de los nombres ms significados: otros alumnos de Lukcs son Mikls Almsi, Ferenc Fehr, Gza Fodor, Mria Ludasi, Dnes Zoltai. Entre sus investigaciones, adems de aque- llas de carcter filosfico y sociolgico, hay que recordar las de temtica esttica y literaria.

    * Desde enero de 1978 Agnes Heller pertenece al Departa- mento de Sociologa de la Universidad australiana de La Trobe. (N. del T.)

    6

  • dado conscientemente de Lukcs y que recorre sus libros ms significativos, desde la primera tentativa de cons- truir una moral marxista (De la intencin a las conse- cuencias, escrito en 1957 pero no publicado hasta 1969) hasta las obras del perodo 19581963, La tica de Aris- tteles y El hombre del Renacimiento (son los aos du- rante los cuales, abandonada la universidad, fue docente en la escuela secundaria, y hasta las ms recientes acerca de la Sociologa de la vida cotidiana y sobre Valor e his- toria.2 En la segunda mitad de los aos 60 su reflexin ha alcanzado a diversos pases europeos, los Estados Unidos, Canad y tambin Japn y Brasil, a travs de traducciones, conferencias y cursillos.

    El eco internacional ha pesado sin duda en las recien- tes decisiones del partido hngaro en razn a la consi- deracin obvia de que una mayor difusin de ideas err- neas comporta una mayor peligrosidad. Sin embargo, conviene aadir, mientras A. Heller se haba limitado a proyectar su teora marxista de los valores y al cultivo de sus propios estudios de tica, permaneciendo por ello, al menos formalmente, dentro de los lmites de la pura prctica filosfica, el discurso haba sido tolerado fcilmente. Pero cuando a travs del desarrollo del pro- pio discurso emerge una vinculacin cada vez ms sensi- ble entre teora y prctica, es decir, cuando la teora co- mienza a cargarse de acentos revolucionarios y halla al- guna confrontacin con la prctica social especfica, la hngara, y en general, la occidental, salta entonces la seal de peligro. La clasificacin de los valores se revela un discurso sobre y por el comunismo.

    Tambin para A. Heller el ao decisivo es 1968. No slo porque, como los restantes miembros del grupo, debe pensar y decir frente a los sucesos de Praga, frente al socialismo realizado, sino tambin y fundamentalmen-

    2. Se puede aadir el desarrollo del ensayo Hiptesis para una teora marxista de los valores, al que A. Heller hace a me- nudo referencia (cfr. trad. cast. ed. Grijalbo, Barcelona, 1974).

    7

  • te porque percibe en las revueltas estudiantiles occiden- tales la expresin concreta de una crtica que desde el nivel de la poltica y de la economa consigue penetrar en el interior del modo de vida burgus. La prioridad de la vida cotidiana, de las relaciones sociales asumidas en el plano ms directo de la experiencia, del valor sobre el hecho en ese sentido, se hace, para A. Heller, histrica- mente visible.

    En dos ensayos concretos,3 Agnes Heller expresa la exi- gencia de vincular el tema lukcsiano de la vida cotidiana (tema que, como se recordar, es propio tambin de Le- febvre y de Kosik) al concepto marxiano de revolucin: el nexo es posible precisamente por el radicalismo de la re- vuelta estudiantil. Debemos considerar una ilusin meta- fsica, afirma,4 aquella segn la cual deberamos abolir primero la alienacin econmica y poltica para luego es- tar en condiciones, post festum, de humanizar las relacio- nes cotidianas entre los hombres. Por ello es necesario volver a asumir la idea marxiana de comunismo y de mo- vimiento comunista como proceso global; segn A. Heller en esa idea conviven dos instancias de fondo e irrenun- ciables: la de la realizacin individual y la de la comuni- dad como el lugar de la democracia directa. La vida in- dividual, en trminos del joven Marx, se realiza cuando la vida se convierte en objeto para el hombre, esto es, cuando el hombre puede vivir parasmismo consciente- mente como gnero; la vida individual, por consiguiente, se contrapone al hombre particular cuyo fin es la auto- conservacin y cuya necesidad consiste en la identifica- cin con todas las convenciones y exigencias del sistema. De ah la exigencia revolucionaria de una reestructura- cin global de la vida cotidiana (que no puede limitarse a ser la humanizacin del trabajo productivo), la exigen- cia poltica de un nuevo modo de vida. Es fcil captar las

    3. Teora marxista de la revolucin y revolucin de la vida cotidiana y (en colaboracin con Vajda) Estructura familiar y comunismo, AutAut, nm. 127, enerofebrero, 1972.

    4. A. HELLER, Teora marxista de la revolucin..., cit., p. 65.

    8

  • resonancias marcusianas. Pero hay que percibir tambin la diferencia y la especificidad: el sentido de esta forma de proyectar la revolucin en el contexto social y poltico de un pas socialista. Por ejemplo, el mero hecho de hacer valer la exigencia de la revolucin. O que la inte- gracin de la clase obrera, que A. Heller asume como trasfondo de su discurso, no constituye la integracin econmica promovida por los altos niveles de desarrollo del capital, sino integracin poltica en el horizonte de una ideologa socialista, deterioro del potencial de lu- cha y del potencial crtico, poder material de la ideo- loga.

    Conviene leer tambin la otra exigencia que la autora avanza en ensayos que siguen al filo de 1968: una socie- dad verdaderamente socialista debe tener bases comuni- tarias. De ah la estrecha relacin entre el comunismo y la superacin de la estructura familiar, sobre la que A. Heller (y Vajda) insisten como expresin ms tpica de la necesidad comunitaria.

    Ahora bien, si consultamos los resultados de la inves- tigacin llevada a cabo sobre la escuela de Budapest,5

    vemos que con respecto a Agnes Heller (al igual que para con los dems) el punto flaco es precisamente el hecho de que hable de revolucin, y adems lo haga con una actitud crtica respecto a las directrices del partido: la autora ataca, critica la ideologa oficial. Pero la batalla terica muestra en seguida su trasfondo poltico. Por en- cima del voluntarismo, el partido combate en su raz el pluralismo del grupo, la frase de A. Heller que afirma: es preciso experimentar por otras vas. La acusacin de pluralismo es en efecto la censura de la exigencia revolucionaria. De ella se derivan todas las otras acusa- ciones: el haber sostenido en todo momento teoras si- milares, el hablar de comunidades imprecisas que se plantean anlogos objetivos que los enemigos del socia- lismo, la identificacin de las necesidades radicales con

    5. Una versin italiana de los resultados de la investigacin ha sido publicada en AutAut, nm. 140, marzoabril, 1974.

    9

  • la actitud hippy y finalmente el antimarxismo. A un ni- vel superficial, la acusacin de pluralismo est motivada por el abandono, siempre por parte de A. Heller, del mo- vimiento obrero revolucionario. En las conclusiones ofi- ciales de la comisin tambin es evocado Marcuse. Se tiene la impresin de que toda la requisitoria pretende ser la liquidacin final de las posiciones marcusianas.

    Sin embargo, una vez ms, es necesario observar las diferencias ms all de las analogas: ver cul es el espe- sor concreto y crtico del humanismo de A. Heller, si efectivamente su teora de las necesidades radicales sig- nifica el abandono del sujeto revolucionario marxiano y, por consiguiente, de la clase obrera.

    La concrecin de la postura tica se hace ms sensible en los ltimos escritos, el ensayo Teora, praxis y necesi- dades humanas.6 y, particularmente, la presente Teora de las necesidades en Marx. Son estos los escritos que, no por casualidad, la comisin de investigacin toma direc- tamente como objeto de examen, y a los cuales, al mismo tiempo, hay que referirse para intentar dar una respuesta a los problemas suscitados anteriormente. Ante todo con- viene observar cmo el discurso de Heller se ha organiza- do en torno al concepto de necesidad, nocin que perma- nece estrechamente ligada a la temtica del valor y que precisamente constituye su fundamento materialista, la base real que permite situarse ms all de todo idealismo tico y la consiguiente apropiacin de un espacio polti- co. El concepto de necesidad proporciona la posibilidad de un anlisis terico e histrico simultneamente, mien- tras que el de valor falto de un soporte material co- rre continuamente el riesgo de deslizarse hacia una posi- cin ontolgica, hacia el anlisis esttico y esencialista de la naturaleza humana, y por consiguiente idealista. Agnes Heller no abandona el tema del valor (que incluso

    6. A. HELLER, Teora, praxis y necesidades humanas. Dada la importancia del trabajo se ha considerado oportuno publicarlo como apndice a este libro. (N. de los E.)

    10

  • sigue constituyendo el rasgo distintivo de su marxismo), pero ahora lo sita dentro del tema de la necesidad, como carcter de un tipo de necesidades: el carcter cualitati- vo, histricamente determinado. En este momento el an- lisis parte, como hemos observado, de una evidencia fac- tual: la aparicin histrica de las necesidades radicales. En Teora, praxis y necesidades humanas (que remite a finales de 1961) A. Heller introduce orgnicamente su nuevo punto de vista, fruto tambin de las discusiones lle- vadas a trmino por el grupo. La premisa es poltica: slo un tipo de praxis es efectivamente revolucionaria y es aquella que toma cuerpo en la revolucin social total, que supera no slo el reformismo socialdemcrata (la re- forma de toda la sociedad por medio de reformas parcia- les) sino tambin el rasero de la revolucin poltica. Esta ltima no desarrolla un poder de masas; en sus ejemplos histricos (la autora remite cautamente al modelo de la Revolucin francesa) ha visto someterse hasta desapare- cer totalmente su propia base de masas: sucede as que la masa vuelve a la vida privatizada del bourgeois, mien- tras que una minora se fosiliza en la existencia alie- nada del citoyen..7 En esta distincin entre revolucin poltica y revolucin social se fundamenta la crtica y la hereja de Agnes Heller. Pero tambin para Marx pa- rece responder anticipadamente a las palabras de la co- misin de investigacin la revolucin poltica es slo un momento de la revolucin total, as como la emancipa- cin poltica constituye un momento parcial de la eman- cipacin humana. Fundamento de la praxis totalizadora y asimismo tiempo verificacin prctica de la teora son tambin para Marx las necesidades. Pero el mbito de las necesidades puede ser un contorno vago, indeterminado, totalmente emprico: hay que construir su teora, distin- guir un tipo, un sistema de necesidades de tipo distinto y sistema diverso, las necesidades alienadas de la socie- dad capitalista. En el anlisis de A. Heller emerge la con- viccin de que el plano de las necesidades determina y

    7. Cfr. Apndice, p. 168.

    11

  • remite a s toda la teora marxista: la transicin revolu- cionaria es revolucin de un sistema de necesidades ba- sado en la necesidad de poseer a otro sistema de necesi- dades, radicalmente distinto, fundado en la riqueza de las necesidades cualitativas. Bajo esta ptica no existe ninguna ambigedad en la concepcin que Marx tena del comunismo.8

    La relacin misma entre teora y praxis (a propsito de la cual la marxologa ha vertido ros de tinta) puede hallar aqu una interpretacin no teoricista: la eficacia prctica de una teora depende de su habilidad para se- guir la pista de las necesidades humanas concretas.9 Vea- mos la relacin entre la teora as entendida y los diver- sos niveles de la praxis, del cambio polticosocial. Si el reformismo hace referencia a necesidades manifiestas pero todava no directamente expresadas (aqu la rela- cin coincide totalmente con la estructura de la produc- cin de mercancas), tampoco la fase de la revolucin poltica consigue superar las necesidades desarrolladas por el capitalismo y el ascetismo revolucionario de la van- guardia remite en realidad a una de las necesidades cuan- titativas dominantes en la sociedad capitalista, la necesi- dad de poder. Slo mediante la revolucin total la teora no queda detenida en la contradiccin entre necesidades y existencia: se efecta entonces un proceso cuyo sujeto son las masas y en el que las propias masas estn en con- diciones de transformar conscientemente toda la estruc- tura de las necesidades (y de los valores) a travs del proceso de su objetivacin.

    La necesidad radical es esa necesidad no integrable en el capitalismo que se desarrolla contradictoriamente du- rante el desarrollo mismo del capitalismo. Su base es ma- terial, pero su nivel es cualitativo y el modo es el de la consciencia individual y social. Estamos en las antpodas de todo cientifismo, tanto de aquel del partido que res- ponde por boca de sus expertos a la escuela de Buda-

    8. Ibid., p. 172.

    9. Ibid., p. 173.

    12

  • pest, como del occidental, por ejemplo de un Althusser. Por otra parte, slo malintencionadamente podra hablar- se aqu de un marxismo tico objetivamente social dem- crata. El discurso no lo permite. Estoy convencida, afir- ma Agnes Heller, de que las condiciones para un proyecto de revolucin social estn presentes y pueden ser des- cifradas en el comportamiento de estratos cada vez ms amplios de la poblacin:10 y pone aqu el ejemplo del fenmeno estudiantil y de la juventud y de las necesida- des inteligibles en l. Se trata de un descifrar, de una lectura, no de la identificacin de fuerzas sociales y po- lticas: contina siendo la bsqueda de las condiciones tericas. Las conclusiones de la investigacin del partido atacan decididamente sobre este punto: El significado de todo ello es que en los pases socialistas no se est realizando la concepcin marxiana de la revolucin; que en la clase obrera, en el movimiento obrero no se verifi- can las necesidades radicales dirigidas a la transforma- cin de la estructura de las necesidades, mientras que s, es posible su verificacin en las comunas de los hip- pies, que en los pases capitalistas con alto nivel de de- sarrollo asumen en las luchas sociales slo papeles de breve duracin y de valor a menudo dudoso, que se retiran de la sociedad y pretenden realizar sus ideas in- genuas en islotes al margen de la sociedad. En el lugar del programa revolucionario del movimiento obrero, en el lugar de la revolucin de la clase obrera, se sita el movimiento contracultural y la revolucin de las comu- nas; he aqu el programa revolucionario, el programa de la nueva izquierda de Agnes Heller.

    El tono es cortante, pero nada dice de las necesidades radicales. El sujeto que presuponen, escribe A. Heller,11

    es una clase obrera que haya alcanzado la consciencia de su misin histrica, una clase obrera que haya desa- rrollado una consciencia conforme a esa misin. Por consiguiente una clase obrera. Y esta debe constituirse.

    10. Ibid., p. 180.

    11. Ibid., p. 180.

    13

  • Naturalmente, aade la autora, si damos algn crdito a la afirmacin de Marx de que la clase obrera slo puede liberarse a s misma si libera al mismo tiempo a toda la humanidad.

    La Teora de las necesidades en Marx no se presenta como un tratado sistemtico. Posee la forma de material de trabajo todava no elaborado por completo, ni siquie- ra lingsticamente. Son grupos de observaciones, de ha- llazgos en Marx, la base presumible sobre la que A. He- ller ir construyendo orgnicamente su antropologa.

    Pero se trata, a la vez, de un material rico en suge- rencias y en autnticos descubrimientos. La pregunta sobre el impulso merced al cual A. Heller advierte la ne- cesidad de releer a Marx (qu son y qu papel juegan en Marx las necesidades radicales) la sita en el terreno de un marxismo no escolstico, no codificado, en consecuen- cia no cerrado en sus propias definiciones. Estamos por ello frente a una lectura distinta, motivada no ya por la exigencia de volver a Marx, sino de ir ms all de Marx. El marxismo no constituye un espacio terico que haya que amurallar y defender: la tarea fundamental no es la de rectificar, esto es, conducir de nuevo a Marx a una concrecin cuyo modelo sea la ciencia y tras ella la razn poltica. Por el contrario, hay que enriquecer a Marx, ad- vertir sus desigualdades, sus dificultades o incluso sus impedimentos histricos, interrogndolo a partir de las urgencias prcticas y tericas del presente. El trabajo de A. Heller termina con estas palabras: Engels se ha re- ferido orgullosamente al desarrollo del socialismo de la utopa a la ciencia. En la actualidad no se puede negar que esa ciencia contiene no pocos elementos utpicos.

    Para Agnes Heller, cientfico es aquel modo de leer a Marx partiendo de la pregunta sobre las necesidades ra- dicales. Es decir, el criterio de cientificidad estriba en la capacidad y el rigor de la interrogacin sobre el comunis- mo como necesidad, la capacidad para captar ese nivel te- rico en el interior de la contradiccin que caracteriza la fase actual del capitalismo: la necesidad de dar respues-

    14

  • tas acerca del individuo, de lo social, sobre el papel y el carcter del trabajo, sobre el sentido de la riqueza general. De volver a discutir categoras que parecen obvias y sim- ples, como la de igualdad e incluso la misma de necesidad. Luego se podr estar o no de acuerdo con las respuestas, pero lo ms importante para que el marxismo no se con- vierta en una enorme construccin inerte es la reactiva- cin de la posibilidad de obtener respuestas.

    La polaridad respecto de la lnea oficial es neta. Lee- mos una vez ms en los resultados de la investigacin sobre la escuela de Budapest: Esta concepcin va di- rigida no slo contra el marxismo, sino contra la ciencia en general. La ciencia se convierte por tanto en el crite- rio de verdad: la verdad, sostienen los expertos de la comisin, no es una cuestin prctica.

    Pero en qu medida se encuentra realmente ms avanzado el marxismo occidental, una vez traspasadas las simples formulaciones? Est dispuesto nuestro marxis- mo a plantearse efectivamente la cuestin del comunismo, o slo a plantearla de hecho dentro de Marx? A. Heller escribe en cierto momento que la verdadera genialidad de Marx estriba precisamente en sus oscilaciones, en cier- tas ambigedades incluso de fondo, en el hecho, por con- siguiente, de no haber querido cerrar dogmticamente la teora all donde la prctica y la historia permanecan (y permanecen) abiertas. Para la comisin hngara de investigacin este es un ndice de pluralismo a suprimir Y para nuestro marxismoleninismo, dentro y fuera del partido?

    No es difcil concluir que la tentativa de Agnes Heller de lectura de Marx a travs del problema de las necesi- dades, si la observamos dentro de este contexto de he- cho y de mtodo, representa tambin para nosotros una novedad terica de crecida incisividad. El redescubri- miento en Marx de las necesidades radicales (en todo Marx, afirma la autora, pero con mayor madurez y orga- nizacin en los Grundisse, que de esta manera se confir- man en efecto como el momento ms avanzado de la re- flexin marxiana) como nivel subjetivo, pero factual, de-

    15

  • terminado histricamente, de las contradicciones del ca- pitalismo avanzado, concierne en igual medida a la situa- cin de los pases socialistas y a la occidental: el pro- blema es el mismo y se configura como el problema de la constitucin de una consciencia revolucionaria adecua- da. Marx afirma en los Grundrisse que es la propia socie- dad capitalista mediante el desarrollo de sus antinomias la que produce aquello que denomina consciencia cla- ra.*

    Agnes Heller se aleja y se diferencia particularmente de Marcuse cuando afronta y subraya como decisivo el tema marxiano de la contradiccin, y en consecuencia, cuando advierte un nexo dialctico imprescindible entre condiciones y consciencia, entre necesidades necesarias** y necesidades radicales, entre el elemento material y cuantitativo y el elemento cualitativo. Cuando la autora contrapone a una actitud economicista (tambin los eco- nomistas clsicos hablaban de necesidad, pero Marx asu- me un concepto de necesidad irreducible al plano econ- mico) la actitud valorativa, parece escucharse ya el coro de los cientficos de las diversas capillas contra este nue- vo marxismo tico. Pero en este caso actitud valorativa quiere decir, en ltima instancia, que slo otras necesida- des pueden poner lmite a las necesidades dadas y que la asuncin consciente y la realizacin prctica de ello cons- tituye la clave del comunismo. Que esta clave, adems, est contenida en la contradiccin histrica: que es ne- cesario leer la contradiccin sin convertirla en un con- cepto naturalista totalmente objetivo.

    En este punto se debe ser capaz de percibir las osci- laciones de Marx, la genialidad de no haberse encerrado en la posicin naturalista hacia la cual, segn A. Heller, tiende en efecto, y a la que histricamente estaba indu-

    * Sobre el concepto de enormes Bewusstsein., vase cap- tulo IV. (N. del T.)

    ** El traductor al castellano se ve incapaz de subsanar tan impertinente tautologa sin recurrir a parfrasis oscurecedoras del texto. En alemn notwendigen und radikalen Bedrfnissen. (N. del T.)

    16

  • cido por el bajo nivel de desarrollo del capitalismo. Y aqu sobre todo (cfr. cap. V: El sistema de necesidades y la sociedad de los productores asociados) se recogen los anlisis ms frtiles del libro, cuando la autora a pro- psito de la sociedad de los productores asociados, es decir, del comunismo nos sita ante las diferencias y los desajustes entre los Grundrisse y el Programa de Go- tha por un lado, y El Capital y las Teoras sobre la plus- vala por otro. Dos modelos de comunismo, en cierto sentido interrelacionados: por una parte el trabajo con- vertido en necesidad vital, la riqueza general como nivel cualitativo del que la riqueza material constituye una con- dicin; finalmente el dominio del trabajo intelectual sobre el fsico; por otra (particularmente en las pginas de El Capital.), la sociedad que se constituye como nico indi- viduo y el trabajo que se iguala como trabajo simple. Sin embargo, se pregunta A. Heller, si estamos en El Capital, cmo es posible el paso a la fase superior del comunis- mo? Slo mediante un salto del reino de la necesidad al reino de la libertad (la famosa pgina del libro III), cuya constitucin material no aparece clara, que se presenta utpico en sentido negativo e incluso firmemente deudor de la influencia hegeliana. Como es sabido, Marcuse apo- ya sus argumentos sobre el comunismo precisamente en ese salto.

    Tras esos modelos, no exentos por cierto de incon- gruencias y que suscitan ms interrogantes de los que re- suelven, pueden detectarse dos teoras distintas de la contradiccin que utiliza Marx: una de tipo hegeliano basada en el deber como necesidad social, en la cual se conjetura un avance necesario natural al comunismo; y una segunda, totalmente original, ligada al carcter feti- chista del capitalismo y por consiguiente a la hiptesis del proceso histricosubjetivo. En esta segunda teora de la contradiccin, a travs del concepto de necesidades radicales, se puede construir la idea (traducible y tradu- cida en la prctica revolucionaria) de la necesidad no natural, histrica, a partir del presente.

    Centrndose en este ncleo son abundantes las suge-

    17

  • rencias particulares y las hiptesis de investigacin que se suscitan. Un registro especfico queda constituido por las referencias implcitas al socialismo realizado par- ticularmente en lo que respecta a la fetichizacin de la necesidad social (cfr. el inicio del cap. III: Las necesi- dades sociales): quin decide, se pregunta la autora, el reconocimiento de la universalidad de las necesidades? Los representantes de las necesidades sociales se en- cargan de decidir las necesidades de la mayora y de ellas deducen las presuntas necesidades todava no reconoci- das, en lugar de las autnticas.

    PIER ALDO ROVATTI

    18

  • Ihr lacht wohl ber den Trumer, der Blumen im Winter sah?

    (Rete si quieres del soador, que vio abrirse las flores en invierno!?)

    FRANZ SCHUBERT y WILHELM MLLER, Die Winterreise, Frhlingstraum.

    19

  • OBSERVACIONES METODOLGICAS

    En este trabajo se analiza la teora de las necesidades en Marx sobre la base de sus obras principales.; pero, na- turalmente, sin un examen de contenido de toda la obra. El lector avezado podr hallar a buen seguro en esa gi- gantesca opera omnia precisiones que contradigan algu- nas afirmaciones o deducciones de mi trabajo. Lo cual es, por otra parte, inevitable puesto que Marx, como vere- mos, incluso en sus obras principales, no se sirve de una terminologa precisa y expone incluso ideas vlidas slo momentneamente, dando as pie con frecuencia a inter- pretaciones diversas. Estoy convencida de que no es po- sible ninguna interpretacin de Marx que no pueda ser refutada con citas. Sin embargo, refutar no est por casualidad entre comillas. Lo que me interesa es la ten- dencia principal a menudo las tendencias principales de su pensamiento, que he intentado examinar como refe- rencia al problema.*

    * En las citas de las obras de MARX, las cursivas son de A. Heller; cuando son del propio MARX, aparecern en cursiva entre comillas simples. (N. del T.)

    20

  • I. Observaciones preliminares: el concepto marxiano de necesidad

    Resumiendo la originalidad de sus descubrimientos econmicos en relacin con la economa poltica clsica, Marx enumera los siguientes puntos:

    1. El trabajador no vende al capitalista su trabajo, sino su fuerza de trabajo.

    2. Elaboracin de la categora general de plusvala y su demostracin (beneficio, salario y renta del suelo son slo formas fenomnicas de la plusvala).

    3. Descubrimiento del significado del valor de uso (Marx escribe que las categoras de valor y valor de cam- bio no son nuevas, sino que proceden de la economa po- ltica clsica).

    Si se analizan los tres descubrimientos que Marx se atribuye, no es difcil demostrar que de algn modo to- dos ellos estn construidos sobre el concepto de nece- sidad.

    Examinemos primeramente el valor de uso. Marx de- fine la mercanca como valor de uso del siguiente modo: La mercanca es (...) una cosa apta para satisfacer ne- cesidades humanas, de cualquier clase que ellas sean.1 A este respecto es irrelevante el hecho de que se trate de necesidades del estmago o de la fantasa. La satisfaccin de la necesidad constituye la conditio sine qua non para cualquier mercanca. No existe ningn valor (valor de cambio) sin valor de uso (satisfaccin de necesidades), pero pueden existir valores de uso (bienes.) sin valor (va- lor de cambio), si bien satisfacen necesidades (segn su definicin). Quede claro desde ahora que Marx acostum- bra a definir mediante el concepto de necesidad, pero no define nunca el concepto de necesidad, y ni siquiera des- cribe qu debe entenderse con tal trmino.

    1. MARX, El Capital, F.C.E., Mxico, 1971, vol. I, p. 3.

    21

  • El valor de uso aparece definido inmediatamente por las necesidades y esto es tambin vlido, indirectamente pero con igual cantidad de referencias, para la idea a te- nor de la cual el trabajador vende al capitalista su fuer- za de trabajo: el trabajo da valor de uso y como contra- partida recibe valor de cambio. Ahora bien qu define el valor que recibe, es decir, el valor de la fuerza de tra- bajo? Como es sabido, el valor de los medios de subsis- tencia necesarios para su reproduccin. Considerando dada la productividad, la cantidad correspondiente de va- lor es fijada nuevamente por las necesidades del trabaja- dor. La totalidad de las necesidades para la mera super- vivencia (comprendido el sustento de los hijos) represen- ta el lmite inferior. Pero Marx insiste ms de una vez en la historicidad de estas necesidades, en su dependencia de la tradicin, del grado de cultura, etc.; punto este so- bre el que volveremos.

    Por consiguiente, el trabajador vende al capitalista su fuerza de trabajo, esto es, un valor de uso. Como sabe- mos, por definicin el valor de uso satisface necesidades: las necesidades de la produccin de plusvala y por con- siguiente de valorizacin del capital. (Si la fuerza de tra- bajo no produjese plusvala y el capitalista no comprase fuerza de trabajo el sistema capitalista dejara de existir.) La ley de la acumulacin capitalista, que se pretende mistificar convirtindola en una ley natural, no expresa, por tanto, ms que una cosa: que su naturaleza excluye toda reduccin del grado de explotacin del trabajo o toda alza del precio de ste que pueda hacer peligrar se- riamente la reproduccin constante del rgimen capita- lista y la reproduccin del capital sobre una escala cada vez ms alta. Y forzosamente tiene que ser as, en un rgimen de produccin en que el obrero existe para las necesidades de valoracin de los valores ya creados, en vez de existir la riqueza material para las necesidades del desarrollo del obrero. 2

    Por ahora tengamos presente que la observacin se-

    2. Ibid., vol. I., p. 524.

    22

  • gn la cual la riqueza material debera servir a las nece- sidades del desarrollo del obrero, se fundamenta total- mente en una valoracin extraeconmica. Pero volvamos a la categora de plusvala. Hemos visto ya que tambin la produccin de plusvala satisface una necesidad (la necesidad de valoracin del capital). Pero con las ne- cesidades Marx define tambin la posibilidad de produc- cin de la plusvala. A lo largo de toda la obra de Marx reaparece constantemente la idea de que la posibilidad de producir plusvala se realiza cuando una determinada sociedad es capaz de producir ms de lo suficiente para la satisfaccin de sus necesidades vitales. Marx en efec- to no afirma que la produccin de plusvala tenga lugar en cada caso de este tipo, sino solamente que no es po- sible sin este surplus. Cundo se realiza la produccin de plusvala y cundo no constituye en cada ocasin un problema particular, es funcin de la interaccin de innu- merables factores.

    Considerada en su gnesis histrica, la produccin de plusvala plantea y reproduce la propiedad privada y lo que, al menos en la gnesis, es idntico a ella: la divisin del trabajo. El desarrollo de la divisin del trabajo y de la productividad crea, junto con la riqueza material, tam- bin la riqueza y la multiplicidad de las necesidades; pero las necesidades se reparten siempre en virtud de la di- visin del trabajo: el lugar ocupado en el seno de la di- visin del trabajo determina la estructura de la necesidad o al menos sus lmites. Esta contradiccin alcanza su cul- minacin en el capitalismo, donde llega a convertirse (co- mo veremos) en la mxima antinomia del sistema.

    Por consiguiente, hemos observado que entre los des- cubrimientos econmicos que Marx indica como propios, el concepto de necesidad juega uno de los papeles prin- cipales, cuando no representa incluso el papel principal. Basta una ojeada a las categoras rechazadas consciente- mente por l para reconocer que la necesidad no juega en ellas funcin alguna. La economa poltica clsica no atri- bua ninguna importancia al valor de uso y, a este res- pecto, en consecuencia, no se planteaba ningn problema.

    23

  • Si efectivamente el trabajador vendiese al capitalista su trabajo, echaramos a faltar ambos momentos de este acto correspondientes a las necesidades. Y finalmente si se hablase de beneficio, salario y renta del suelo, tampoco aqu aparecera ninguna referencia a la necesidad.

    Pero esto no significa que el concepto de necesidad haya sido ignorado con anterioridad a Marx; tambin en la economa poltica clsica es ste un concepto incluso decisivo, pero en una perspectiva y en un con exto com- tpletamente distintos de los de Marx. El anlisis y la cr- tica de la necesidad tienen lugar desde el punto de vista del capitalismo. Tal anlisis o crtica es por ello pura- mente econmico.: el valor econmico constituye el valor nico, el mximo, que no puede ser trascendido desde nin- gn otro punto de vista. Las necesidades del trabajador aparecen como lmites de la riqueza y son analizados como tales. Pero al mismo, tiempo la necesidad que se manifiesta en forma de demanda solvente es una fuerza motriz y un medio de desarrollo industrial. En los Ma- nuscritos de economa y filosofa de 1844 Marx rechaza ya enrgicamente la concepcin puramente econmica de la necesidad, ya que sta se desprende de la posicin del ca- pitalismo. Respecto a la economa poltica escribe: Todo lo que excede de la ms abstracta necesidad (sea como goce pasivo o como exteriorizacin vital) le parece (al economista) un lujo.3 Y ms adelante: La sociedad como se manifiesta a los economistas, es la sociedad civil en la que cada individuo es un conjunto de necesidades y slo existe para el otro, como el otro slo existe para l, en la medida en que se convierten en medio el uno para el otro.4

    En opinin de Marx, la reduccin del concepto de ne- cesidad a la necesidad econmica constituye una expre- sin de la alienacin (capitalista) de las necesidades, en

    3. MARX, Manuscritos de economa y filosofa, trad. F. Rubio Llorente, Alianza, Madrid, 1969, p. 169.

    4. Ibid., p. 169. La valoracin negativa es inequvoca: se re- fiere al imperativo kantiano segn el cual el hombre no debe ser para el hombre simplemente un medio.

    24

  • una sociedad en la cual el fin de la produccin no es la satisfaccin de las necesidades, sino la valorizacin del ca- pital, en la que el sistema de necesidades est basado en la divisin del trabajo y la necesidad slo aparece en el mercado, bajo la forma de demanda solvente. Volveremos a examinar ms adelante la estructura de las necesidades de la sociedad de los productores asociados que Marx nos presenta; aqu slo queremos poner de relieve algu- nos aspectos. La sociedad de los productores asociados no se distinguir del capitalismo por el incremento cons- tante de la productividad. El aumento de la produc- cin slo se halla en correlacin con la cantidad (y la calidad) del valor de uso: eleva la riqueza mate- rial de la sociedad, satisface y al mismo tiempo produce necesidades. Por el contrario no est en relacin directa con la produccin de valor (valor de cambio), puesto que ste se encuentra en correlacin con el tiempo de trabajo necesario.5 Pero a travs de la mediacin de la ley del valor el aumento de la productividad puede ser puesto tambin en relacin con las necesidades; gracias a l se obtiene una disminucin del tiempo de trabajo, con la consiguiente posibilidad para el trabajador de satisfacer necesidades ms elevadas. Pero esto, segn Marx, no pue- de jams suceder en el capitalismo, en parte porque la valoracin del capital pone lmites a la reduccin del tiempo de trabajo, en parte tambin y veremos que ste es el motivo determinante porque ab ovo no puede desarrollarse a la medida de los hombres una estructura

    de necesidades que haga posible el empleo del tiempo libre para la satisfaccin de necesidades superiores. Esta posibilidad slo puede ser realizada en la sociedad de los productores asociados, donde las necesidades no se manifiestan en el mercado. En esta sociedad es de im- portancia primordial la valoracin de las necesidades y la consiguiente reparticin de la fuerza de trabajo y del tiempo de trabajo.; de este modo se modifica toda la es- tructura de las necesidades (incluso el trabajo se convier-

    5. Cfr. MARX, El Capital, cit., vol. I, p. 12.

    25

  • te as en una necesidad vital): los hombres participan de los bienes conforme a sus necesidades, y no se convierten en primarias las necesidades dirigidas a bienes materia- les, sino las dirigidas a las actividades superiores, par- ticularmente las dirigidas a los otros hombres entendidos no como medio sino como fin. En este caso ya no de- bera parecer casualidad que el concepto de necesi- dad juegue ocultamente el papel principal en las cate- goras econmicas marxianas, como tampoco es azar que el concepto de necesidad no quede definido en las crticas de la economa poltica (y del capitalismo). Las categoras marxianas de necesidad (veremos que ofre- ce diversas interpretaciones de ellas) no son por lo gene- ral categoras econmicas. En sus obras la tendencia principal estriba en considerar los conceptos de necesi- dad como categoras extraeconmicas e histricofilos- ficas, es decir, como categoras antropolgicas de valor, y por consiguiente no susceptibles de definicin dentro del sistema econmico. Para poder analizar las categoras econmicas del capitalismo como categoras de necesi- dades alienadas (no son acaso fenmenos de alienacin la necesidad de valoracin del capital, el sistema de ne- cesidades impuesto por la divisin del trabajo, la sucesi- va aparicin de las necesidades en el mercado, la limita- cin de las necesidades del trabajador a los medios ne- cesarios para la vida o la manipulacin de las necesida- des?), debe instituirse la categora positiva de valor del sistema de necesidades no alienadas, cuya completa expansin y realizacin queda situada por nosotros en un futuro en el cual la economa estar tambin subor- dinada a ese sistema de necesidades humano.

    Antes de examinar ms de cerca la concepcin filos- fica de la necesidad en Marx, observemos brevemente las diversas interpretaciones de este concepto que utiliza. Marx no nos ha dejado ninguna obra filosfica o econ- mica digna de relieve en la que no haya intentado repe- tidamente, a menudo incluso con diferentes planteamien- tos, clasificar los tipos de necesidad. La clasificacin es llevada a cabo ya desde el punto de vista histricofilos-

    26

  • ficoantropolgico, ya a partir de las objetivaciones efec- tuadas por las necesidades y en correlacin con ellas, ya segn el aspecto econmico (particularmente en el anli- sis de la demanda y de la oferta) o bien incluso mediante la aplicacin, conscientemente valorativa, de la categora de valor de riqueza humana. Aadamos que en casi to- das las especificaciones citadas est contenido el momen- to del juicio de valor, incluso cuando no es utilizada in- mediatamente una categora de valor como criterio para la clasificacin.

    Tan diversos puntos de vista conducen, en la clasifican cin misma, a una cierta heterogeneidad. Lo cual no com- portara ninguna dificultad en la descripcin de la pos- tura marxiana si las diversas perspectivas fuesen explci- tamente distinguidas en todo momento. Pero a menudo los puntos de vista mismos no son claros e inequvocos. No lo son en particular porque ms de una vez la clasi- ficacin se fundamenta sobre una actitud valorativa no consciente. Adems, en la clasificacin de las necesidades de raz econmica, prevalecen a veces conceptos filos- ficos y, last but not least, el statu quo de la sociedad capitalista influye en ms de una ocasin en la clasifica- cin histricofilosficoantropolgica. Esta ltima cir- cunstancia y no un feuerbachismo mal superado constituye la causa de que Marx no supere un concepto naturalista de necesidad, aunque intente realizarlo con frecuencia. Queda fuera de discusin la clasificacin de las necesidades con relacin a las objetivaciones, esto es, respecto de los objetos en general, y en sentido amplio respecto a las actividades, los sentimientos y las pasiones. (Que el objeto de la necesidad y la necesidad misma se hallan para Marx siempre en correlacin lo veremos en el curso del anlisis del concepto filosfico de necesidad.). Los tipos de necesidad se configuran segn los objetos a que estn dirigidos, es decir objetos que comportan ac- tividades. La distribucin marxiana ms general conside- ra en este sentido bienes materiales y espirituales, pero se habla tambin de la necesidad poltica, de la ne- cesidad de vida social, de la necesidad del trabajo (de

    27

  • actividad) En tales divisiones la actitud valorativa no presenta ninguna posicin efectiva. La satisfaccin de la necesidad material no constituye slo la condicin pri- mera de la vida fundamental del hombre, el refinamiento de esas necesidades es asimismo un signo del enrique- cimiento del hombre; sin embargo, tambin puede obje- tivarse una necesidad espiritual. La valoracin concier- ne a la totalidad de la estructura de la necesidad, y sobre esto, volveremos ms adelante.6

    La clasificacin histricofilosficoantropolgica se basa en las siguientes categoras: necesidades naturales y necesidades socialmente determinadas (sinnimo de las primeras son a menudo las necesidades fsicas, las necesidades necesarias;* a las segundas corresponden las necesidades sociales, al menos en el sentido amplio de la palabra). Pero cmo interpreta Marx estos con- juntos?

    En los Manuscritos de economa y filosofa de 1844 escribe: ...el hombre produce incluso libre de la nece- sidad fsica y slo produce realmente liberado de ella.7

    La necesidad fsica corresponde aqu a la biolgica, esto es, a aquellas necesidades dirigidas a la conservacin de las meras condiciones vitales. Marx en este contexto (a pesar de la apariencia terminolgica) se ha alejado, como sucede en numerosas obras de madurez, de la interpreta- cin naturalista. Y eso acaece no tanto all donde habla de un contenido humanosocial radicalmente nuevo de las necesidades estrictamente biolgicas (contenido que pres- cindiendo de algunas formulaciones es en Marx incluso ms tarde muy claro), como donde considera la reduc- cin de las necesidades humanas a necesidades de con- tenido social incluso las de naturaleza biopsicolgi-

    6. En prrafos particulares de Marx se capta naturalmente cierta insistencia en una o en otra direccin, pero sta es siem- pre funcional al anlisis del problema y no permite sacar con- secuencias respecto a la totalidad de su concepcin.

    * Vase nota de la pg. 16. En adelante, en lo que al concep- to se refiere, cfr. dicha nota. (N. del T.)

    7. MARX, Manuscritos de economa y filosofa, cit., p. 112.

    28

  • ca como un producto de la sociedad capitalista. Es la sociedad burguesa la que subordina los sentidos humanos a las burdas necesidades prcticas y las hace abstrac- tas, reducindolas a meras necesidades de superviven- cia. Precisamente por ello las necesidades dirigidas a la supervivencia no pueden formar grupos autnomos de necesidades de carcter general desde un punto de vista histricofilosfico.

    Desde una perspectiva econmica se hace inmediata- mente necesaria una clasificacin que ms o menos modificada, es decir, con una interpretacin diferente volver a encontrarse de nuevo en los escritos de madu- rez: la distincin entre necesidades naturales y social- mente determinadas. Como ya hemos mencionado, el punto de vista econmico constituye una explicacin de la gnesis de plustrabajo y plusvala y de la posibilidad de su existencia. Lo cual es motivado tambin tanto por el statu quo existente en la sociedad capitalista, punto de partida del anlisis marxiano, como por el descubri- miento del hecho explotacin. en calidad de motivo conductor de la crtica del capitalismo.

    Debemos ocuparnos ahora de los contextos en que apa- recen estas categoras (donde subrayaremos los momen- tos ms importantes). En los Grundrisse Marx habla de la capacidad de consumo como fuente de las necesidades de la sociedad capitalista y distingue las necesidades pro- ducidas por la sociedad de las necesidades naturales.8

    Respecto al capitalismo escribe: En su aspiracin ince- sante por la forma universal de la riqueza, el capital, em- pero, impulsa al trabajo ms all de los lmites de su ne- cesidad natural y crea as los elementos materiales para el desarrollo de la rica individualidad, tan multilateral en su produccin como en su consumo, y cuyo trabajo, por ende, tampoco se presenta ya como trabajo, sino como desarrollo pleno de la actividad misma, en la cual ha

    8. MARX, Elementos fundamentales para la crtica de la eco- noma poltica, trad. Pedro Scarn, ed. Siglo XXI, Madrid, 1972, vol. I, p. 14.

    29

  • desaparecido la necesidad natural en su forma directa, porque una necesidad producida histricamente ha sus- tituido a la natural.9 Y ms adelante: El lujo es la an- ttesis de lo naturalmente necesario. Necesidades impres- cindibles son las del individuo reducido l mismo a un sujeto natural. El desarrollo de la industria suprime esa necesidad natural, as como aquel lujo (en la sociedad burguesa, por cierto, slo contradictoriamente, puesto que ella misma slo contrapone al lujo determinada me- dida social como la necesaria).10 En El Capital la cate- gora de necesidades naturales aparece a travs de la determinacin del valor de la fuerza de trabajo.: Las ne- cesidades naturales, el alimento, el vestido, la calefaccin, la vivienda, etc., varan con arreglo a las condiciones del clima y a las dems condiciones naturales de cada pas. Adems, el volumen de las llamadas necesidades natura- les, as como el modo de satisfacerlas, son de suyo un producto histrico que depende, por tanto, en gran parte, del nivel de cultura de un pas y, sobre todo, entre otras cosas, de las condiciones, los hbitos y las exigencias con que se haya formado la clase de los obreros libres. A di- ferencia de las otras mercancas, la valoracin de la fuer- za de trabajo encierra, pues, un elemento histrico mo- ral.11 Finalmente el valor de la fuerza de trabajo aparece definido del siguiente modo: El valor de la fuerza de trabajo se determina por el valor de los medios de vida consuetudinariamente necesarios para el sustento del obrero medio.12 La clasificacin citada emerge aqu nue- vamente. Sobre la diferencia del valor de la fuerza de trabajo segn los diferentes pases escribe tambin Marx: Por eso, cuando se compara los salarios de diversas na- ciones, deben tenerse en cuenta, todos los factores que in- fluyen en los cambios de la magnitud de valor de la fuer- za de trabajo, el precio y la extensin de las necesidades elementales de la vida del obrero, tal como se han desa-

    9. Ibid., vol. I, pp. 266267.

    10. Ibid., vol. II, p. 17.

    11. MARX, El Capital, cit., vol. I, p. 124.

    12. Ibid., vol. I, p. 434.

    30

  • rrollado en la naturaleza y a travs de la historia.13 Por lo que respecta al anlisis de la demanda quisiera refe- rirme a la afirmacin marxiana de que la produccin ma- terial ha sido siempre el reino de la necesidad y seguir sindolo asimismo en la sociedad de productores aso- ciados.14 Con el desarrollo de las fuerzas productivas se extiende este reino de la necesidad natural puesto que se desarrollan con l sus necesidades.15

    De todo esto se desprende que la categora de nece- sidades naturales al menos desde los Grundrisse hasta el tercer libro de El Capital no ha cambiado de signi- ficado, pero s se ha modificado el concepto de necesi- dades necesarias. Analicemos primeramente el conjunto de las necesidades naturales.

    Las necesidades naturales se refieren al mero man- tenimiento de la vida humana (autoconservacin) y son naturalmente necesarias simplemente porque sin su sa- tisfaccin el hombre no puede conservarse como ser na- tural. Estas necesidades no son idnticas a las propias de los animales, puesto que el hombre para su misma autoconservacin necesita tambin de ciertas condiciones (calefaccin, vestidos) que para el animal no representan una necesidad. Por consiguiente, las necesidades nece- sarias para el mantenimiento del hombre como ser na- tural son tambin sociales (es conocida la afirmacin de los Grundrisse que sostiene que el hambre que se satis- face mediante cuchillo y tenedor es distinta de la satis- fecha con carne cruda): los modos de satisfaccin hacen social la necesidad misma. Sin embargo, el enunciado del concepto de necesidades naturales como un conjunto de necesidades independiente, enfrentado con el concep- to de necesidades sociales o socialmente producidas es contradictorio: o por lo menos no puede encuadrarse coherentemente en ese contexto la teora marxiana de la necesidad. Examinemos ahora las necesidades como es-

    13. Ibid.. vol. I, p. 469.

    14. Cfr. ibid., vol. III, p. 759.

    15. Ibid., vol. III, p. 759.

    31

  • tructura de la necesidad (ms adelante veremos que el propio Marx lo realiza). Si creemos que nicamente pode- mos interpretar toda la estructura de las necesidades en conexin con el conjunto de las relaciones sociales (y una cita de la Miseria de la filosofa lo demostrar), en- tonces slo debern existir necesidades socialmente pro- ducidas y debern poseer tamben este carcter las ne- cesidades naturales (en las cuales la modalidad de la satisfaccin modifica la necesidad misma).

    Como hemos visto, a criterio de Marx, la produccin industrial genera la posibilidad de resolver, aunque de un modo contradictorio, la oposicin entre necesidades naturales y necesidades producidas socialmente ya en la sociedad capitalista, aun cuando ello reproduzca tem- poralmente la contradiccin. La superacin del antagonis- mo entre necesidades naturales y producidas social- mente es por consiguiente una consecuencia del distan- ciamiento de los lmites naturales.; el retroceso de los l- mites objetivos y de los subjetivos se encuentra en rela- cin.: Marx no distingue entre naturaleza interna y exter- na. Pero si a partir de esta genial reflexin no es necesario fundamentar el conjunto independiente de las necesidades naturales, tambin entonces la naturaleza externa existe slo para el hombre a travs de la accin recproca con la sociedad, mediante el proceso de la socializacin, en el intercambio orgnico entre hombre y naturaleza.

    Aunque el conjunto de las necesidades naturales no es interpretable en el todo de la filosofa marxiana, la idea que Marx quera expresar mediante la creacin de este conjunto se manifiesta, no obstante, de manera plausible: es a travs de la produccin industrial, con el desarrollo en sentido capitalista de la productividad, como el mante- nimiento de la mera existencia fsica puede dejar de ser para el hombre irrevocablemente un problema y un fin en s mismo en funcin del cual configurar la actividad cotidiana; los hombres no trabajan ya slo para llenar su estmago y el de sus hijos y para protegerse a s mismos y a su familia de la muerte por aterimiento.

    El desarrollo de la produccin industrial ofrece no

    32

  • slo la ocasin de satisfacer ampliamente las necesida- des naturales, sino que, en la medida de lo posible, li- quida el problema de una vez por todas. Segn los Ma- nuscritos de economa y filosofa de 1844, es en el fondo la sociedad capitalista la que persigue la reduccin a ne- cesidades fsicas, en otras palabras, la que constituye el conjunto autnomo de las necesidades naturales; por el contrario, en escritos posteriores el mismo paso se perfila como la reproduccin capitalista de la oposicin. Sin lugar a dudas en este cambio de acento se expresa una relacin (juicio) de valor ms positiva hacia el modo de produccin capitalista.

    En efecto, la institucin de un conjunto separado de necesidades naturales, en nuestra opinin, no se inser- ta de una forma orgnica en la teora filosfica general de las necesidades de Marx, ni en la actualidad mantendra- mos en una teora marxista de las necesidades un con- junto tal, que sin embargo sera interpretable en todo momento con relacin a ella. A nuestro criterio las ne- cesidades naturales no constituyen un conjunto de ne- cesidades, sino un concepto lmite.: lmite diferenciable segn las sociedades superado el cual la vida humana ya no es reproducible como tal; dicho en otras palabras, el lmite de la simple existencia (la muerte masiva de hambre en la India o en el Pakistn, expresa precisamen- te esa superacin). Sera puro aristocratismo en nues- tro mundo al menos eliminar ese concepto lmite de la discusin sobre las necesidades. Por ello no hablar de, necesidades naturales sino de lmite existencial para la satisfaccin de las necesidades.

    Dijimos con anterioridad que el concepto de necesi- dades necesarias se va modificando de los Grundrisse a El Capital. Mientras que en los Grundrisse se correspon- de ste perfectamente con el de necesidades naturales, en El Capital queda subrayada la diferencia. Las necesida- des necesarias son aquellas necesidades surgidas his- tricamente y no dirigidas a la mera supervivencia, en las cuales el elemento cultural, el moral y la costumbre son decisivos y cuya satisfaccin es parte constitutiva de la

    33

  • vida normal de los hombres pertenecientes a una de- terminada clase de una determinada sociedad. Denomi- namos medio necesario para la supervivencia en un determinado tiempo o para una determinada clase, a todo lo que sirve para la satisfaccin de las necesidades (vita- les) y de las necesidades necesarias. Segn esta inter- pretacin el concepto de necesidades necesarias es ex- traordinariamente importante, aunque se trate de un con- cepto descriptivo. Si indagamos empricamente qu nece- sidades deben ser satisfechas para que los miembros de una determinada sociedad o clase tengan la sensacin o la conviccin de que su vida es normal respecto a un determinado nivel de la divisin del trabajo llegamos al concepto de necesidades radicales. La dimensin y el contenido de las necesidades necesarias pueden por con- siguiente ser distintos segn las pocas y las clases. Para un trabajador de los EE.UU. en la actualidad son vlidas necesidades necesarias distintas de las caractersticas de un trabajador ingls del tiempo de Marx o de las pro- pias de un trabajador indio contemporneo. Tambin Marx se pronuncia en este sentido sobre las necesidades en la Miseria de la filosofa, cuando registra la contradic- cin entre las necesidades y las posibilidades del trabaja- dor. Lo cual significa que las necesidades necesarias de los trabajadores no pueden ser satisfechas, puesto que no estn cubiertas por su demanda solvente.

    Hemos dicho tambin que consideramos la categora de las necesidades necesarias como un concepto des- criptivo extraordinariamente importante, y por as decir, sociolgicamente relevante. Pero su contenido filosfico se disuelve precisamente debido al carcter descriptivo del concepto. Cuando Marx habla de las necesidades ne- cesarias de los obreros ingleses de su tiempo, entiende con ello no slo las necesidades materiales, sino tambin las de carcter no material, interpretables a travs del concepto de media (Durchschnitt.). Figuran tambin en esta categora la enseanza, los libros y la adscripcin a un sindicato. Pero dado que la satisfaccin de esas nece- sidades (en un determinado tiempo y en determinadas cir-

    34

  • cunstancias) depende de los medios materiales y es ad quirible con dinero (en el caso de la pertenencia a un sindicato Marx requiere que se exija una cuota sindical), hay que entenderlas como necesarias y la cuanta del valor empleada para su satisfaccin incluye el valor de la fuerza de trabajo. No obstante, no pertenecen a esa ca- tegora las necesidades individuales, de las cuales no es posible establecer una media, y particularmente aque- llas cuya satisfaccin no resulta adquirible. De este modo necesidades homogneas forman parte de catego- ras diversas (como veremos ms adelante, la carne en lasnecesidades necesarias, las alcachofas en las de lujo), por el contrario, necesidades heterogneas se alinean en la misma categora (el consumo de aguardiente y la cuo- ta sindical en las necesidades necesarias).

    Pero cuando Marx define las caractersticas de las ne- cesidades necesarias no empricamente sino filosfica- mente, llega desde el punto de vista del contenido a resul- tados totalmente distintos. El reino de la produccin ma- terial es y lo sigue siendo tambin en la sociedad de productores asociados el reino de la necesidad. En este sentido las necesidades necesarias son aquellas ne- cesidades siempre crecientes generadas mediante la pro- duccin material. En la sociedad de los productores aso- ciados se deben estimar y distribuir las necesidades ma- teriales (de consumo y de produccin) en corresponden- cia tanto a la fuerza como al tiempo de trabajo. En este contexto y a travs de esta interpretacin las necesidades espirituales y morales y las dirigidas a la colectividad apa- recen contrapuestas a las calificadas de necesidades nece- sarias. Estas ltimas no quedarn fijadas al menos en el futuro por el lugar ocupado en la divisin del traba- jo, puesto que son individuales no se pueden expresar con ninguna medida, dado que su satisfaccin no es adquiri- ble (y ms todava porque no proporciona dinero). stas seran por consiguiente las necesidades libres, caracte- rsticas precisamente del reino de la libertad.

    Pero volvamos brevemente una vez ms al problema de la determinacin naturalista de las necesidades natu-

    35

  • rales. En vista de que la necesidad es para Marx una especie de correlacin sujetoobjeto, es obvio que el pro- blema se presenta tambin desde el punto de vista del objeto (el objeto de las necesidades) es decir, desde el punto de vista del valor de uso. La interpretacin natura- lista de las necesidades presupone la interpretacin na- turalista del valor de uso, as como la superacin de las primeras plantea la superacin de ste ltimo.

    Respecto a este problema nicamente podemos indi- car una tendencia.: sucede que dentro de una misma obra Marx da interpretaciones diferentes. En El Capital el valor de uso viene definido como la forma natural de la mer- canca que expresa la relacin entre el particular y la na- turaleza. (Una definicin anloga se encuentra ya en los manuscritos econmicos de 18571858.) Tambin en las Teoras de la plusvala hallamos una concepcin natura- lista similar o incluso ms radical: El valor de uso ex- presa la relacin natural entre las cosas y los hombres, la existencia de las cosas para los hombres. El valor de cam- bio es (...) la existencia social de la cosa.16 Sin embargo, en el mismo volumen se lee lo siguiente: La forma mate- rial autnoma de la riqueza desaparece, y ya no aparece ms que como manifestacin del hombre. Todo eso que no representa el resultado de una actividad humana, de un trabajo, es naturaleza y como tal no es riqueza social. El fantasma del mundo de las mercancas se desvanece, y ya no aparece ms que como objetivacin siempre efme- ra y renaciente del trabajo humano.17

    Si investigamos ahora el modo en que Marx ha reagru- pado las necesidades desde el punto de vista econmico (segn las categoras de la oferta y la demanda) nos ale- jamos, aunque momentneamente, de las concepciones discutidas con anterioridad. Los conjuntos de necesida- des respectivamente necesarias y de ostentacin o bien verdaderas y de ostentacin o bien verdaderas e imaginarias no poseen para Marx siempre e incondi-

    16. K. MARX, Teoras sobre la plusvala, en MEW, 26, 3, p. 291.

    17. Ibid., p. 421.

    36

  • cionalmente un significado econmico.18 Pero la divisin slo es interpretable unvocamente mediante categoras econmicas, aunque la mayora de las veces contiene ele- mentos histricofilosficos y sustenta muy a menudo acentos valorativos. Se plantea as el problema de la po- sibilidad de asociar las necesidades o los objetos a que van dirigidas, en funcin de su contenido y calidad, con las categoras de necesidad o de ostentacin, o bien si es nicamente o en primer lugar la demanda solvente la que decide si una necesidad y su objeto correspondien- te son de lujo.

    En la Miseria de la filosofa las dos soluciones no quedan diferenciadas adecuadamente. En cualquier caso Marx propende a la interpretacin puramente econmica. En polmica con la concepcin de Proudhon, segn la cual los objetos ms usados son al mismo tiempo los ms tiles (y en consecuencia se debera, por ejemplo, situar el aguardiente entre los bienes de consumo ms tiles!), Marx considera que es la produccin la que decide sobre el contenido concreto de las necesidades necesarias: cuan- to mayor sea la fuerza de trabajo empleada en la fabri- cacin de un artculo, tanto ms se aproximar ste al conjunto de los productos de ostentacin. En la misma obra aparece tambin una definicin no econmica que contradice la interpretacin comentada. Escribe Marx: ...los objetos ms indispensables como el trigo, la car- ne, etc., aumentan de precio, mientras el algodn, el az- car, el caf, etc., descienden continuamente en proporcin sorprendente. E incluso entre los comestibles propiamen- te dichos, los artculos de lujo, como las alcachofas, los esprragos, etc., son hoy, relativamente ms baratos que los comestibles de primera necesidad. En nuestra poca, lo superfluo es ms fcil de producir que, lo necesario.19 Pero en esa interpretacin producto de lujo o necesi-

    18. La pareja necesidades naturalesnecesidades de lujo apa- rece nicamente en los Grundrisse, donde Marx, como hemos vis- to, todava no distingue entre las primeras y las necesidades ne- cesarias.

    19. MARX, Miseria de la filosofa, Aguilar, Madrid, 1969, p. 97.

    37

  • dad de lujo ya no constituyen una categora econmica, sino que se manifiestan como pendant del concepto socio- lgico descriptivo de necesidades necesarias y en su de- finicin juegan un papel determinante los elementos mo- rales e histricos, la costumbre, etc. Por ello es nece- sidad de lujo todo lo que por costumbre no pertenece al sistema de necesidades de la clase obrera. La interpreta- cin econmica, por el contrario, considera artculo de lujo aquel cuyo objeto (posesin, consumo) queda fuera de la capacidad adquisitiva de la clase obrera. En este ltimo sentido, por consiguiente, no se puede afirmar que los productos de lujo sufran una disminucin de precio tal como para poder ser considerados baratos, sino ni- camente que el producto menos caro entre otros de simi- lar destino (por ejemplo, los comestibles) ya no es un pro- ducto de lujo. (Puede mostrarse con ejemplos que eso ha sucedido de hecho: en la actualidad el azcar y las alca- chofas ya no constituyen en absoluto bienes de lujo.)

    Problemas similares se plantean en relacin a la mis- ma clasificacin en el libro segundo de El Capital, donde los bienes de consumo aparecen subdivididos del siguien- te modo: a.) ...medios de consumo necesarios, siendo in- diferente para estos efectos que se trate de productos como el tabaco, que pueden no ser artculos de consumo necesarios desde un punto de vista fisiolgico; basta con que se consideren habitualmente como tales; y b.) me- dios de consumo de lujo, que slo se destinan al consu- mo de la clase capitalista y que, por tanto, slo pueden cambiarse por la plusvala invertida como renta, la cual no corresponde jams a los obreros.20 Creo que sta es

    la nica interpretacin de relieve en vista a la determina- cin de los productos y de las necesidades de lujo, apli- cada concretamente en situaciones concretas

    Ningn producto o necesidad concreta posee la pro- piedad de ser un producto o una necesidad de lujo. Esto viene determinado nicamente por el hecho de que el ob- jeto sea posedo o usado (y por tanto quede satisfecha la

    20. MARX, El Capital, vol. II, p. 360.

    38

  • correspondiente necesidad) por la mayora de la pobla- cin o bien nicamente por la minora que representa un nivel ms elevado de poder adquisitivo, y ello en virtud de la divisin social del trabajo. Como consecuencia de la creciente productividad, as como a tenor de los cambios de la estructura social, necesidades originariamente de lujo se convierten en necesidades necesarias, sin ninguna modificacin de su aspecto cualitativo. (Igualmente puede suceder lo contrario. Ya Marx ha sealado que al inicio del proceso de reproduccin capitalista en Ingla- terra algunas necesidades se convirtieron en necesidades de ostentacin.) Por ello acepto esta concepcin marxia- na y creo que slo se puede interpretar la categora de las necesidades de lujo en sentido econmico.

    A este problema no se hace referencia aqu, sino en anlisis posteriores. Sobre la fase de prosperity del ca- pitalismo Marx escribe lo siguiente: ...la clase obrera (...) participa tambin momentneamente en el consumo de artculos de lujo normalmente inasequible a ella....21

    Sin embargo, apenas la clase obrera presenta una de- manda solvente, sta no satisface necesidades de lujo: de acuerdo con lo supuesto, tales necesidades dejan de ser de lujo. Esta ambivalencia del concepto de producto de lujo y de necesidad de lujo no est en contradic- cin con la concepcin general de Marx, para quien la totalidad de la poblacin slo puede disfrutar de tales necesidades de lujo en perodos excepcionales y b eves. rA la prosperidad sigue la crisis: los mismos artculos (y la satisfaccin de las necesidades relativas a ellos) se tor- nan nuevamente inalcanzables. Bajo la gua de la expe- riencia del desarrollo capitalista se podra afirmar ms bien (cosa que Marx por otra parte siempre ha sosteni- do) que toda sociedad basada en la divisin social del tra- bajo reproduce esos conjuntos econmicos especficos de necesidades (las necesidades necesarias y de ostentacin). nicamente la sociedad de productores asociados pue- de superar esa oposicin, no slo porque las necesida-

    21. Ibid., vol. II, p. 366.

    39

  • des de lujo dejan de existir, sino tambin porque se transforma el sistema de las necesidades necesarias, dando va franca al desarrollo de las necesidades libres individuales. Por nuestra parte argimos nicamente que las necesidades de lujo son definibles segn su conteni- do y su calidad, y que las necesidades en general pueden ser subdivididas en necesidades necesarias y de lujo en funcin de su calidad o cantidad concreta.

    Determinadas categoras con carcter especficamente valorativo aparecen tambin en los conjuntos anterior- mente tratados. A pesar de que Marx haya escrito asi- mismo sobre los valores de uso reales e imaginarios,22 la tendencia principal oscila hacia la eliminacin de las categoras valorativas. Sin embargo base y medida para cualquier reagrupamiento o clasificacin es la necesidad como categora de valor.

    Para Marx, en este caso, al igual que en otras ocasiones, la categora de valor ms importante es la riqueza.; fac- tor que constituye tambin una crtica al uso que la eco- noma poltica clsica haca de la categora de riqueza, identificndola sin ms con la riqueza material. Para Marx el presupuesto de la riqueza humana constituye slo la base para la libre efusin de todas las capacida- des y sentimientos humanos, es decir, para la manifesta- cin de la libre y mltiple actividad de todo individuo, La necesidad como categora de valor no es otra cosa que la necesidad de esa riqueza. En los Manuscritos de eco- noma y filosofa de 1844 escribe: Se ve cmo en lugar de la riqueza y la miseria de la Economa Poltica apa- rece el hombre rico y la rica necesidad humana. El hombre rico es, al mismo tiempo, el hombre necesitado de una totalidad de exteriorizacin vital humana.23 Y ms adelante: la propiedad privada no sabe hacer de la necesidad bruta necesidad humana.24 Marx rechaza la sociedad de la propiedad, privada y capitalista, par-

    22. Cfr. MARX, Teoras sobre la plusvala, en MEW, 26, 1, p. 130.

    23. Manuscritos de economa y filosofa, cit., p. 153.

    24. Ibid., p. 157.

    40

  • tiendo del valor de la necesidad humana rica. Aqulla es incapaz de transformar las burdas necesidades en necesidades humanas ricas, a pesar de la cantidad de riqueza material que produce.

    La elaboracin de la categora de valor necesidad es obra del joven Marx. En la madurez esa categora es su- ministrada como nocin primitiva, hasta el punto de que no considera necesario analizarla de nuevo, an cuando recurre a ella con frecuencia de manera especfica. Nos referimos a aquellas citas en que Marx contrapone las necesidades de valorizacin del capital a las necesidades de desarrollo del obrero, o bien, de un modo todava ms determinante, al concepto de necesidades radicales que hace las veces asimismo de categora de valor (ms ade- lante volveremos sobre el papel clave que juega este con- cepto en la teora marxiana).

    Pero estos puros conceptos de valor se encuentran tambin a menudo como conclusin de la crtica del ca- pitalismo. No es que se produzcan demasiados medios de subsistencia en proporcin a la poblacin existente. Al revs. Lo que realmente ocurre es que se producen pocos para sostener decorosa y humanamente a la poblacin.25

    Pero resulta superfluo tomar los ejemplos de las ca- tegoras de valor para demostrar que todo juicio con res- pecto a las necesidades es medido sobre la base del valor positivo de las necesidades humanas ricas. Qu otra cosa serva a Marx como fundamento para rechazar la divisin en necesidades de ostentacin y necesidades ne- cesarias? De qu otro modo poda rechazar una socie- dad que por un lado crea riqueza y por otro pobreza? En razn de qu otro criterio se podra condenar una estruc- tura econmica si no fuese porque su dinmica est mo-

    tivada por las necesidades de valorizacin del capital y no por las necesidades de desarrollo del obrero? Desde qu otro punto de vista podra partir Marx para contra- poner al reino de la produccin material como reino de la necesidad otro reino, el de la libre manifestacin

    25. MARX, El Capital, vol. III, p. 255.

    41

  • de s, de la libertad? Cmo podra de otro modo tener en tanta consideracin, para un modelo positivo de futu- ro, la elevacin del trabajo a necesidad vital y el tiempo libre destinado a actividades multiformes, comparndolo con la riqueza real de la sociedad? Cmo de otra forma podra afirmar la positividad de la propiedad individual que se concreta con la desaparicin de la propiedad pri- vada, y la distribucin de los bienes segn las necesida- des individuales.? Con aguda mirada Bernstein se perci- bi de la actitud valorativa de Marx e intent separarla del anlisis econmico de la sociedad capitalista cuan- do por el contrario los dos aspectos son inescindibles. Sin premisas de valor Marx sera un crtico inmanente del ca- pitalismo y sin una investigacin inmanente del capita- lismo sera un anticapitalista romntico.

    42

  • II. El concepto filosfico general de necesidad.

    Alienacin de las necesidades

    Marx desarrolla el concepto filosfico general de ne-

    cesidad en los Manuscritos de economa y filosofa de 1844 y en La ideologa alemana. Por consiguiente, en la posterior exposicin nos referiremos preferentemente a estas obras. Parte de los problemas no vuelven a apa- recer en los escritos posteriores, o al menos no lo hacen de forma sistemtica; otros, sin embargo, se presentan en las obras de madurez con interpretaciones modifica- das en diversa medida. En nuestro trabajo consideramos aquellas variaciones del pensamiento de Marx de que tenemos evidencias suficientes (que se detectan particu- larmente en los Grundrisse.) confrontndolas con elabora- ciones precedentes.

    La necesidad del hombre y el objeto de la necesidad estn en correlacin.: la necesidad se refiere en todo mo- mento a algn objeto material o a una actividad concre- ta. Los objetos hacen existir las necesidades y a la in- versa las necesidades a los objetos. La necesidad y su ob- jeto son momentos, lados de un mismo conjunto. Si en vez de analizar un modelo esttico analizamos la din- mica de un cuerpo social (en el supuesto de que ese cuerpo social admita una dinmica), entonces la pri- maca corresponde al momento de la produccin.: es la produccin la que crea nuevas necesidades. En efecto, tambin la produccin que crea nuevas necesidades se encuentra en correlacin con las ya presentes: La di- versa conformacin de la vida material depende en cada caso, naturalmente, de las necesidades ya desarrolladas, y tanto la creacin como la satisfaccin de estas necesi- dades es de suyo un proceso histrico.1

    1. MARX, La ideologa alemana, ed. Pueblos Unidos, Montevi- deo, 1968, p. 83.

    43

  • Naturalmente, por objeto de la necesidad no hay que entender tan slo objetualidad cosal. El mundo en su to- talidad constituye un mundo objetivo, toda relacin so- cial, todo producto social es objetivacin del hombre. Ms adelante Marx distinguir entre objetivacin (Objectiva- tion.) y objetualizacin (Vergegenstndlichung.), pero ello no implica modificaciones relevantes a nivel terico de la concepcin de las necesidades. En el proceso de obje- tualizacin del hombre se expresan los sentidos huma- nos, y la relacin humana objetualizada ya presente es la que desarrolla en cada hombre, en la medida de lo po- sible, sentidos y necesidades humanas: ... la objetuali- zacin de la esencia humana, tanto en sentido terico como en sentido prctico, es, pues, necesaria tanto para hacer humano el sentido del hombre como para crear el sentido humano correspondiente a la riqueza plena de la esencia humana y natural.2 El objeto ms elevado de la necesidad humana es el otro hombre. En otras pala- bras: la medida en que el hombre como fin se ha conver- tido en el ms elevado objeto de necesidad para el otro hombre determina el grado de humanizacin de las ne- cesidades humanas.

    Tambin las necesidades animales se manifiestan siem- pre dirigidas a objetos. Sin embargo las necesidades ani- males y sus objetos vienen dados por la constitucin biolgica del animal. Pueden asimismo desarrollarse, pero slo respecto al modo. Por el contrario, con el retroceso de los lmites naturales, las necesidades humanas se diri- gen cada vez ms claramente a la objetualizacin (en el sentido de actividad y tambin de objetivacin). El hom- bre crea los objetos de su necesidad y al mismo tiempo crea tambin los medios para satisfacerla (los cuales pueden corresponderse, pero no incondicionadamente). La gnesis del hombre es en el fondo la gnesis de las necesidades.

    La teora de la gnesis, aqu formulada, se encuen- tra en dos prrafos prximos de La ideologa alemana.:

    2. MARX, Manuscritos de economa y filosofa, cit., p. 150.

    44

  • El primer hecho histrico es, por consiguiente, la pro- duccin de los medios indispensables para la satisfaccin de estas necesidades [las animales A. H.].3 E inmediata- mente despus: ...y esta creacin de necesidades nue- vas constituye el primer hecho histrico.4 Ambas citas expresan el mismo pensamiento desde perspectivas dife- rentes. En la produccin de los instrumentos aptos para satisfacer necesidades elementales, la necesidad de los instrumentos es ya una necesidad nueva que se diferencia de la animal. Mediante la expresin potica primer he- cho histrico se describe, por consiguiente, la creacin de necesidades nuevas, no dadas en la constitucin biol- gica, esto es, las cualidades de la necesidad.

    La necesidad humana se realiza, as pues, en el pro- ceso de objetualizacin; los objetos dirigen y regulan al hombre en el desarrollo de las necesidades respectivas. Las necesidades son explicitadas sobre todo en las ob- jetivaciones y en el mundo objetualizado, y las activi- dades que se objetualizan crean nuevas necesidades. La tendencia objetual de las necesidades indica tambin al mismo tiempo su carcter activo. Las necesidades com- portan pasiones (Leidenschaften.) y aptitudes (Fhigkei- ten.) (pasiones y capacidad para apoderarse del objeto) y as tambin las aptitudes implican necesidades. La capa- cidad (Fhigkeit) para la actividad concreta es por con- siguiente una de las mayores necesidades del hombre. (ste es el fundamento filosfico, luego tan determinan- te, de la concepcin marxiana de la elevacin del traba- jo a necesidad vital.)

    En general denominamos necesidad solamente a la propiamente humana referida a objetivaciones y dirigida hacia ellas; en el animal se trata de necesidad (Bedarf.), instinto, drive, etctera. No obstante es este un problema terminolgico que en nuestra opinin solo es importan- te por resultar decisivo para el anlisis de la psique so- cializada (en el caso, por ejemplo, de aquello que como

    3. MARX, La ideologa alemana, cit., p. 28.

    4. Ibid., p. 29.

    45

  • las necesidades gua los instintos, drives humanos, y ms todava, deseos, pasiones, nostalgias, dirigidos a ob- jetos particulares de las necesidades). En el animal no es posible distinguir de este, modo entre la actitud hacia los objetos y el objeto particular de su drive. La nece- sidad como exigencia, creada por las objetualizacio- nes, dirigida a clases de objetos cualitativamente dis- tintas y el deseo individual orientado por esas necesida- des hacia determinaciones concretas de tales objetos (donde la primera puede ser vista como relacin de va- lor, mientras que la segunda puede no serlo), estn ca- racterizados por una ntima complejidad estructural. Por consiguiente, la aplicacin especficamente histricoan- tropolgica del concepto de necesidad parece por lo me- nos sensata; lo cual es vlido no slo respecto a necesi- dades o deseos perfectamente libres de motivos biol- gicos. La necesidad sexual dirigida hacia la madre desde hace milenios se contrapone a las normas sociales que regulan la sexualidad (y a la relacin de valor inherente a la necesidad); de otro modo no producira ningn com- plejo (en el sentido psicolgico de la palabra).5

    No hay que entender que nos hemos alejado del an- lisis del pensamiento marxiano. Marx efectivamente se apresta en diversas ocasiones a distinguir las necesida- des de los deseos dirigidos hacia objetos concretos.

    Al investigar las relaciones psicolgicas con las nece- sidades (es decir, su aspecto psicolgico) Marx se mues- tra esencialmente ilustrado y su pensamiento es afn al de Fourier. En La ideologa alemana, en polmica con Stirner, escribe: el que un apetito (Begierde.) llegue a ser imperativo o no (...) depende de que las circunstan- cias materiales (...) permitan satisfacer esos apetitos nor- malmente y, de otra parte, desarrollar un conjunto de

    5. En este caso los objetos de la necesidad (por consiguiente las necesidades mismas) se explicitan social o individualmente (si estn interiorizados) a travs del impulso biolgico, que cumple la funcin de universal (por ejemplo, se trata de drives sexuales o de autoconservacin).

    46

  • apetitos. Y esto ltimo depende, a su vez, de que vivamos en circunstancias que nos consientan una actividad mul- tilateral y, con ello, un desarrollo de todas nuestras ca- pacidades.6 En un prrafo despus suprimido del manus- crito de la misma obra, se examina a fondo este proble- ma. Consideramos correcto referirnos a l en nuestro tra- bajo, pues parece indudable que Marx consideraba como suyo cuanto en l expona. La argumentacin correspon- de esencialmente a lo que precede y en la ltima redaccin ha sido asimilada en estos trminos: La organizacin comunista opera de dos maneras sobre los apetitos que las condiciones actuales producen en el individuo: una parte de estos apetitos, a saber, aquellos que existen bajo cualesquiera condiciones y slo en cuanto a su forma y orientacin son modificados por las diferentes condicio- nes sociales, tambin se modificar bajo esta forma de sociedad slo en cuanto se le den los medios para su desarrollo normal.; otra parte, por el contrario, justa- mente los apetitos que deben su origen slo a una deter- minada forma de sociedad (...) sern totalmente despo- jados de sus condiciones de vida.7 Luego Marx habla de pasiones (Begierden.) cuya fijeza no es superable, aque- llas, por consiguiente, que se basan en motivos biolgi- cos, y contina: los comunistas aspiran tan slo a una organizacin de la produccin y la circulacin tal que les posibilite la satisfaccin normal vale decir, limitada slo por las propias necesidades de todas las necesi- dades..8

    Notemos ante todo que el lmite normal juega un papel decisivo en las tres referencias. (La normalidad cumple a menudo en Marx la funcin de criterio valorati- vo; pinsese en la Introduccin a la Contribucin a la cr -tica de la Economa Poltica, donde se habla de la antigua Grecia como infancia normal de la humanidad.) Si el hombre es rico en necesidades, si slo otras necesidades

    6. Ibid., p. 296.

    7. Ibid., p. 681.

    8. Ibid., p. 682.

    47

  • ponen lmite a la satisfaccin de sus propias necesidades, entonces los deseos van dirigidos en un sentido normal, no estn fijados exclusivamente a un nico objeto y, en consecuencia, pueden ser satisfechos normalmente.

    Marx no vuelve a ocuparse de los aspectos psicolgi- cos de las necesidades, pero es indudable que a este res- pecto no ha superado nunca el punto de vista ilustrado racionalista. No se trata slo del hecho de que en la so- ciedad de los productores asociados cuente con una estructura psquica y de consciencia profundamente dis- tinta de la actual, sino tambin de que o pone jams en duda esta posibilidad, ni siquiera este proceso; tampo- co suscita la cuestin del tiempo en que deber verificar- se el cambio psquico. Mientras los hombres cambian la sociedad, se transforman tambin radicalmente a s mis- mos; se trata de un proceso natural (es decir, nor- mal) cuyo resultado es indudable.

    Para prevenir malentendidos quisiera clarificar que no pretendo defender frente a Marx la posicin de la na- turaleza humana eterna. En el comunismo se encuentra ya la afirmacin de la posibilidad de que la psique hu- mana cambie radicalmente en el proceso de superacin de la alienacin. Sin embargo, por una parte, este proce- so es mucho ms largo y complicado de lo que Marx pen- saba; por otra, no creo que pueda existir una sociedad (y una psique humana) en la que sea posible eliminar cual- quier contraste entre deseos y necesidades. El hecho de que slo otras necesidades ponen lmite a la satisfaccin de las necesidades, todava no afirma nada sobre su rela- cin con las pasiones. Adems, la previsin de que slo otras necesidades pondrn lmite a las necesidades puede ser verdadera respecto a la relacin recproca entre ne- cesidades, susceptibles de satisfaccin (aunque tambin en este caso sea dudoso qu tipo de necesidades limitan a otras.), pero no universalmente vlida, puesto que las necesidades materiales estn limitadas por la produccin, mientras que los ms variados objetos ponen lmites a otras necesidades.

    El problema de la alienacin de las necesidades cons-

    48

  • tituye el ncleo del anlisis filosfico de las necesidades en Marx. Tambin a este respecto, como hemos visto, sirve de criterio valorativo el hombre rico en necesida- des. La alienacin de las necesidades equivale a la alie- nacin de esa riqueza.

    De esta manera, el hombre rico en necesidades cons- tituye una construccin conscientemente filosfica que no se remite a hechos empricos. No ha existido nunca una sociedad en la que los miembros de una determina- da clase o capa estuviesen caracterizados por la riqueza de necesidades. El individuo de la sociedad antigua lo era slo en apariencia.: su riqueza era limitada, era la ri- queza de un hombre que todava no se ha liberado del cordn umbilical de la comunidad natural. Es cierto que esa poca estaba caracterizada por la actuacin de sentidos humanos y tericos; es tambin cierto que dentro de esta estructura de necesidades predominaba la calidad y no la cantidad.9 Pero la estructura de la comu- nidad, que circunscribe la expansin ilimitada de la pro- duccin, no slo determina la limitacin de la versati- lidad del individuo, sino que hace efmero y reversible el perodo histrico de la universalidad (de las necesida- des ricas) que en efecto, decae en el desarrollo histrico posterior.

    Adems, las necesidades estn repartidas cualitati- vamente dentro de la divisin del trabajo de las socieda- des basadas en comunidades naturales. El siervo de la gleba tena necesidades cualitativamente distintas de las propias del propietario terrateniente, no porque no pu- diese adquirir los objetos de sus necesidades, sino a causa de que stos eran naturalmente. (en el sentido del carcter natural de la vida de la comunidad) diferen-

    9. En El Capital Marx subraya, refirindose tanto a Platn como a Aristteles, la superioridad a este respecto de los pensa- dores antiguos en comparacin con los idelogos de la sociedad burguesa. Observa luego irnicamente cmo la expropiacin que ha originado los poetas trgicos y los filsofos griegos debe ser juzgada de un modo distinto de la que ha producido nicamente magnates textiles.

    49

  • tes desde el punto de vista cualitativo. Ya por este moti- vo las necesidades deban permanecer unilaterales y limi- tadas, no podan individualizarse y quedaban subordina- das todas ellas a la estructura de la comunidad. Los go- ces de todos los estamentos y clases precedentes, en suma, tenan que ser o infantiles o agotadores y brutales, por- que siempre estaban divorciados de la actividad vital conjunta, del verdadero contenido de la vida del indi- viduo, y por ello se reducan ms o menos, a que se ad- judicara un contenido aparente a una actividad huera y balad10 El individuo rico en necesidades, como tipo socialmente caracterstico, es, por consiguiente, una cons- truccin filosfica no actual, sino que debe realizarse en el futuro.: Ni objetiva ni subjetivamente existe la natu- raleza inmediatamente ante el ser humano en forma ade- cuada.11

    Sostuvimos que el concepto de hombre rico en ne- cesidades, segn la intencin de Marx, constituye una construccin filosfica pura slo en parte. Marx pretende en todo momento basarla en hechos empricos particu- larmente significativos y a tal propsito se sirve del con- cepto de esencia humana.12 La esencia humana (la ri- queza del hombre), cuyos conceptos constitutivos son uni- versalidad, consciencia, socialidad, objetivacin y liber- tad, se configura en sus caractersticas dinmicas cuando el ser humano se eleva a hombre. Lo que diferencia al hombre como ser social del mundo