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ACTIVIDADES ECONÓMICAS. 7. EL SECTOR PESQUERO

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  • ACTIVIDADES ECONMICAS.7. EL SECTOR PESQUERO

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A 173

    7.1. Planteamientos iniciales

    El presente texto se inscribe en una mirada terica, afn adiversos campos del pensamiento social geografa, sociolo-ga, antropologa, economa, que trata de poner enrelacin procesos econmicos, ideolgicos y polticos dealcance global con dinmicas locales, endgenas, que guar-dan relacin con culturas empresariales y sistemas econmi-cos locales. Esta perspectiva viene exigida tanto por la textu-ra de relaciones caractersticas de las sociedades contempo-rneas (Beck, 1998), en la que se articulan dinmicas localesy globales que slo son separables con intenciones analti-cas, como por la importancia socioeconmica de la actividadpesquera en Andaluca, que es marcadamente local. Esto es,con la metodologa cuantitativa habitual en los informes eco-nmicos, basada en la estructura del PIB segn sectoreseconmicos y sus referencias a la distribucin territorial deesos guarismos, el relieve de la pesca no es significativopara 2000, 0,43% del PIB; ahora bien, hemos de hacer unpar de puntualizaciones: a) la pesca se ubicaba en 1995 en elsegundo lugar de los sectores econmicos andaluces, slosuperada por la agricultura, y b), si tenemos en cuenta lasaportaciones sectoriales relativas al total nacional de cadasector, representa un 15,6% de la renta nacional pesquera.

    Adems, si descendemos a escala municipal, cobranprotagonismo realidades socioeconmicas muy significativasen las que la pesca se convierte en una sector estratgicopara un buen nmero de familias (Florido, 2002b). As, lapesca, tal y como se desarrolla en Andaluca, involucralocalmente a colectivos sociales, estructurados en gruposfamiliares, bien delimitados, profesionalmente ligados casiexclusivamente a la actividad pesquera y con problemas parasu reorientacin formativa y profesional hacia otros sectores;por otro lado, la actividad extractiva demanda un buen nme-ro de labores conexas imprescindibles para su desarrollo ypara su comercializacin. As se generan clusters empresa-riales radicados localmente que pueden quedar muyafectados cuando las condiciones globales de la actividad

    pesquera son transformadas: cierre de caladeros, crisis derecursos, polticas restrictivas, tendencias comerciales a granescala, etctera (Consejera de Agricultura y Pesca, 2001a).Para valorar este hecho hay que tener en cuenta que lainmensa mayora de la flota andaluza, y espaola, de corto ymedio alcance, desembarca sus capturas en las lonjasradicadas en los puertos base o en un hinterland prximo; demodo que en los municipios litorales donde se asientaslidamente la actividad extractiva existe un conjunto deactividades conectadas que conforman una parte significati-va de estructuras econmicas locales.

    Si esta perspectiva es necesaria en trminos genricos,recientes procesos poltico-econmicos de largo alcancehacen imprescindible esta perspectiva; a saber: 1) el cierre decaladeros norteafricanos para la flota de medio alcance anda-luza; 2) la reconfiguracin de las relaciones econmicas anivel mundial y, en particular, las que afectan a las actividadesextractivas, de modo que la pesca conoce una dinmica dereubicacin territorial y social hacia aquellos pases queocupan posiciones subalternas y dependientes en el sistemamundial; y 3) como consecuencia de la dinmica anterior, lareestructuracin de los flujos comerciales a escala mundial:las tendencias de liberalizacin han inundado los mercadoseuropeos tambin los andaluces de producciones comuni-tarias y extracomunitarias, condicionando los precios mediosde las producciones pesqueras a la baja y estimulandocapturas sobre especies con demanda en un mercado msamplio que el regional/nacional. Todo esto es el resultado dela poltica de abastecimiento del mercado pesquero comuni-tario, que parece haberse convertido en una de las piezasclave, junto con la poltica medioambiental, de toda la polti-ca pesquera en Europa; hasta el punto que las estrategias deabastecimiento en el campo pesquero pueden ayudarnos acomprender los procesos recientes en la poltica de acuerdospesqueros con terceros Estados, el impacto en la produccinandaluza de importaciones de zonas perifricas, y la

    supresin de ayudas a pblicas a los productores pesqueros(Franquesa, 2001); dinmicas todas ellas que estn afectan-do a los productores y puertos pesqueros de Andaluca.

    Por otra parte, el anlisis de la evolucin reciente de laactividad pesquera andaluza no puede desarrollarse sin teneren cuenta, as mismo, la transformacin estructural de lossectores econmicos en las sociedades litorales de la comu-nidad, una de cuyas dinmicas ms descollantes en las dosltimas dcadas ha sido la de su terciarizacin, proceso quese identifica sobre todo con el fortalecimiento de actividades,estrategias empresariales, capitales y mercado de trabajorelacionados con el turismo y el sector inmobiliario hasta elpunto de conformarse en un nuevo monocultivo. As, laconstruccin y la hostelera en Andaluca se sitan entre lasprimeras actividades econmicas que aportan al conjunto dela renta nacional del estado espaol el 14% y el 13,9%,respectivamente (Delgado, 2002, 110 y 113).

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    Al estar la actividad extractiva pesquera controlada secular-mente por el Estado, hay una inercia administrativa para larecogida de datos como el nmero de barcos y pescadores.Ahora bien, varios son los problemas con los que se enfrentael investigador del sector pesquero: la distribucin de losdatos entre diversas agencias de la administracin teniendoen cuenta que la poblacin de familias marineras cuenta conun sistema propio de Seguridad Social bajo el control delInstituto Social de la Marina y, sobre todo, la fiabilidad dedatos que puedan servir para valorar la intensidad producti-va: desembarcos, potencia de los motores Especialmentedifcil es la valoracin de la importancia econmica y laboralde la actividad pesquera a nivel municipal y regional, porquelas estadsticas al uso no suelen desagregar la pesca respec-to de la agricultura y es difcil cuantificar la importanciaeconmica y laboral de otras actividades conexas como elprocesamiento, la comercializacin o el suministro de equi-pos, que nos podran dar una medida ms ajustada del pesode la actividad pesquera a nivel local. Y sin embargo, lacalibracin de la importancia social y econmica de la pescaen cada marco municipal, como se ha visto, parece funda-mental para valorar la incidencia de la pesca en el desarrollosocioeconmico de Andaluca, para lo que han sido seleccio-nados dos indicadores indirectos (VAB de la pesca/VABmunicipal y poblacin de pescadores/poblacin municipal).Este dficit ha sido parcialmente subsanado por la elabora-cin de informes ad hoc para la Unin Europea (UninEuropea, 1999 y 2000) con el objeto de valorar el grado dedependencia econmica de la pesca de los municipios anda-luces y los posibles efectos de las drsticas polticas dedesmantelamiento del sector pesquero. El inconvenientede estas aportaciones es que no tratan a Andaluca comounidad estadstica: en su defecto, la regin atlntica s quedaas concebida, mientras que la mediterrnea se difumina en elconjunto del litoral mediterrneo espaol. La labor deorganismos de investigacin en materia pesquera durantelos ltimos aos, colaborando las ms de las veces con la

    administracin, como el Instituto de Desarrollo Regional de laUniversidad de Sevilla, es otro factor que reduce el nivel deincertidumbre estadstica y de informacin en este sector.

    La asuncin de competencias de la Junta de Andalucaen materia pesquera ha favorecido que la Direccin Generalde Pesca y Acuicultura de la Junta de Andaluca haya idodotndose de instrumentos de medicin estadstica msajustados, siendo sta adems una de las tareas encomen-dadas por la Unin Europea a todas las administracionesnacionales: as tenemos acceso a desembarcos por puerto ocenso de buques, cuya representacin estadstica es, actual-mente, mucho ms fiable que hace unos aos. El hecho deque tambin sea el gobierno regional el que asuma las com-petencias de ordenacin portuaria en el caso de entidadesque no sean de inters general, facilita esta dinmica. Porello, la evolucin de la flota, de los desembarcos y de los pre-cios de primera venta en las lonjas son fcilmente accesiblesy reflejan la dinmica de la pesca andaluza en sus parmetrosms sobresalientes: su rentabilidad media, el grado de espe-cializacin en las capturas o la reduccin de las unidadesproductivas. Ahora bien, hay un aspecto que consideramosrelevante para valorar la actividad pesquera y su sustratosocioeconmico y que no es directamente accesible por losdatos estadsticos actualmente disponibles: las lgicas deorganizacin de las pesqueras, unidad de anlisis que inclu-ye embarcaciones, con unas caractersticas tcnicas y deorganizacin laboral peculiares, y las estrategias de los pes-cadores para dedicarse a un conjunto limitado de especiesobjeto. Un conocimiento ms exacto de las pesqueras a nivellocal sera fundamental para entender la viabilidad de lapesca en el convulso marco de la comercializacin pesqueraactual y para calibrar la sostenibilidad de las relaciones conlos ecosistemas martimos, tal y como se ha realizado enalgn estudio particular (Garca del Hoyo, 2003).

    Un rasgo que caracteriza a los pescadores andaluces essu voluntad por mantener la actividad, a pesar de las dinmi-cas inestables del marco geopoltico. Esta dinmica se puede

    justipreciar mediante el volumen de inversiones de las empre-sas (de pequeo y mediano calibre y complejidad, en todocaso) para la modernizacin y nueva construccin de embar-caciones, tal y como queda reflejado en la distribucin de lasayudas estructurales al sector pesquero proveniente deinstrumentos financieros especficos para el sector de laUnin Europea, y que han sido administrados por el gobiernocentral y regional (desde 1994, Instrumento Financiero para laOrientacin de la Pesca IFOP e Iniciativa ComunitariaPesca).

    Debe tenerse en cuenta que un nuevo fenmeno queatraviesa el conjunto de municipios pesqueros andaluces yque guarda relacin con lo que se acaba de decir no estcontabilizado en las fuentes estadsticas habituales; a saber,el crecimiento de una flota pesquera de pequeo tonelaje noprofesional (los deportivos), activada por colectivos comojubilados y parados, la mayor parte de los cuales procedendel desalojo de la mayor parte de la flota exterior andaluzaaunque tambin provienen de otros sectores sociolabora-les. En todo caso, es de destacar que estos pescadoresdesarrollan una actividad econmica orientada al mercado,con capacidad para alterar las dinmicas de los mercadoslocales de primera venta, siendo la restauracin turstica y elmercado de algunas especies crecientemente comercializa-das como el pulpo los principales destinos de su actividad.

    Por ltimo, cabe sealar que una de las estrategias pol-ticas de la Junta de Andaluca, resultado de sus competen-cias en materia portuaria, ha sido incentivar los amarres deflota deportiva, actividad que se relaciona con el turismolitoral de niveles socioeconmicos medio y alto, de ah laconveniencia de incluir esta variable en el anlisis.

    7.2. Justificacin de variables y crtica de fuentes estadsticas

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    7.3. Contextualizacin de la pesca andaluza en el marco espaoly europeo

    La insercin de Espaa en la Comunidad Europea a mediadosde la dcada de los ochenta es el factor ms decisivo paraentender la evolucin reciente del sector pesquero andaluz.Este hecho cobra ms relevancia si se observa a la luz de lainercia histrica del conjunto de flotas andaluzas y espaolas,muy potenciadas desde principios de siglo y, en particular,desde el desarrollismo de los aos sesenta y setenta, coinci-diendo precisamente con la reestructuracin del orden oce-nico, que favoreca la soberana territorial y de los recursos delos estados ribereos en detrimento de las flotas forneas(Surez de Vivero, 1985). Al respecto, las flotas andaluzas, enlas modalidades de cerco, deriva, palangre y arrastre, se hab-an extendido por todo el litoral septentrional y occidental afri-cano, desarrollando un modelo productivo intensivo sobrediversas bases socioeconmicas: tanto industrial (MonteroLlerandi, 1985), como, sobre todo, artesanal de larga distancia(Florido, 2002 a). Esta trayectoria histrica supona que la flotaespaola, de la que la andaluza supona en torno al 20% en eldecenio de los ochenta, era la ms importante del conjunto dela Unin Europea, con aspectos caractersticos que reclama-ban una perspectiva poltica particular: peso superior de laactividad extractiva por encima de la de transformacin ycomercializacin, predominio de flotas de pequea escala y, almismo tiempo, existencia de flotas de medio alcance, en dife-rentes modalidades, a lo largo de las costas norteafricanas, loque exiga el desarrollo de un buen nmero de acuerdospesqueros con pases terceros. Teniendo en cuenta que lacompetencia de firma de acuerdos pesqueros es exclusiva dela Unin Europea, parece evidente que la situacin presente yla proyeccin del sector pesquero andaluz ha de vincularsenecesariamente a los planteamientos polticos de esta institu-cin para este sector.

    Al cabo de este perodo, las caractersticas estructuralesde la flota andaluza en su conjunto se asemejan a las de laflota europea, en el sentido de que el peso especfico ms

    destacado lo tienen los buques de menor tamao: as, apro-ximadamente el 80% de la flota comunitaria tiene menos de12 metros de eslora, y la mayor parte de la misma pertenecea Espaa y a Grecia (FAO, 2002), mientras que en el casoandaluz este porcentaje es incluso superior: la presencia detonelaje de flota industrial es muy reducida como resultadode la progresiva destruccin de tonelaje en las modalidadesms intensivas, particularmente las que faenaban en aguasextracomunitarias. Al observar el mapa 7.1, se puede apreciarla desaparicin absoluta de flota artesanal en diferentes puer-tos, sobre todo en la costa mediterrnea. En cualquier caso,el concepto de flota industrial que se maneja por parte de laadministracin autonmica puede no coincidir con el que esutilizado en el mbito acadmico, de modo que si se hubieseutilizado ste, la presencia de las flotas artesanales en elmapa sera todava ms significativa.

    Cindonos a la ltima dcada, la situacin del sectorpesquero andaluz es resultado de tendencias polticas auspi-ciadas desde la Direccin General de Pesca de la ComisinEuropea; en particular: una poltica de abastecimiento delmercado de productos pesqueros que ha fomentado lasimportaciones de producciones de pases terceros tantosfrescas como congeladas, una decidida reduccin de lacapacidad y potencia de la flota pesquera comunitaria y, almismo tiempo, la modernizacin de las estructuras pesque-ras; lo que ha supuesto importantes inversiones de los arma-dores de buques, cofinanciadas por las administraciones enespecial, a travs de instrumentos financieros encuadrablesen el conjunto de ayudas estructurales europeas.

    Desde el punto de vista de las transacciones internacio-nales, la insercin de Andaluca en el contexto europeo hasupuesto la inmersin en las dinmicas comerciales a granescala de este espacio geoeconmico, lo que supone unnotable crecimiento de la balanza negativa del saldo comer-cial de producciones pesqueras, tanto en el interior del resto

    del Estado espaol, como en relacin con otros estados(Consejera de Agricultura y Pesca, 2003, 22 y 23). En trmi-nos absolutos, la balanza negativa es ms acusada en elvalor (se ha incrementado en un 17,5 en el perodo), que en elpeso de los intercambios (incluso ha decrecido en un 30,5%,ms por un aumento de las exportaciones que por el decre-mento de las importaciones, que han permanecido en magni-tudes similares). Ahora bien, los efectos que estas tendenciaspueden tener sobre los armadores y marineros andaluces sonms que controvertidas si tenemos en cuenta que el descen-so de la produccin pesquera regional, en la ltima dcada,ha alcanzado el 38%, mientras que el descenso del valoreconmico ha alcanzado el 48%: es decir, que en el nuevotejido de intercambios econmicos pesqueros los pescado-res andaluces aparecen como agentes econmicos en unasituacin comprometida. La evolucin de los precios mediosen los mercados de primera venta quiz sea uno de los mejo-res indicadores para apreciar la comprometida situacin de laflota andaluza. La evolucin de los precios medios desde1985 en pesetas constantes (de 1985) hasta 1999 ha conoci-do un decremento de casi el 29% (Consejera de Agriculturay Pesca, 2001a, 54), lo que incide muy negativamente en losniveles de renta de los armadores (y de los marineros) si setoman stos globalmente. La evolucin de este parmetrohabra que relacionarla con la conformacin de oligopoliosen el mercado estatal y regional pesquero y su articulacinjerrquica con nuevos agentes a nivel internacional.

    Sin embargo, se estn conformando grandes centros decomercializacin sobre la base, principalmente, de produc-ciones extra-andaluzas y segundas ventas en nuevos encla-ves cuyas flotas pesqueras han conocido una fortsima crisisen las dos ltimas dcadas: Huelva, Cdiz, El Puerto deSanta Mara, Algeciras que parece haber perdido capacidadde absorcin de esta produccin pesquera exterior en 2002,Mlaga o Almera (mapa 7.2).

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    Los objetivos de reduccin de la flota pesquera comuni-taria se ha cuantificado entre 1995-2000, en nmero debuques, en un 4,09% (FAO, 2002). Ha estado argumentadaen todo momento a partir de la sobrecapacidad del conjuntode buques comunitarios; sin embargo, parece que no estconsiguiendo los efectos esperados, como la propiaComisin reconoce (Comisin Europea, 2001). Para entendereste desajuste entre planificacin y dinmica reciente de lapesca, hemos de tener en cuenta la optimizacin de los equi-pos de pesca por parte de los empresarios pesqueros anda-luces, tanto en los caladeros propios como en los exteriores.Al menos hasta 1999, las tendencias en las flotas andaluzasrelativas al peso de los desembarcos (ligeramente crecientedesde 1997) y de la flota (descendente desde 1985) han sidodivergentes, de modo que la reduccin de la capacidad no sehaba reflejado en la reduccin en las capturas. Slo un

    El cese de la actividad extractiva del Norte de Marruecos, a30 de Noviembre de 1999, ha sido el hecho social y econ-micamente ms significativo del sector pesquero andaluz ensu etapa reciente, por lo que merece un comentario especfi-co. Sus efectos socioeconmicos no alcanzan solamente alsector extractivo, sino que afectan al conglomerado empre-sarial ligado a suministros y equipamientos y al tejidoempresarial de la comercializacin (Consejera de Agriculturay Pesca, 2001b); e incluso ha terminado por tener conse-cuencias en las organizaciones representativas, de tipoestrictamente poltico por tanto, de los sectores extractivosms afectados: las Organizaciones de Productores, quehaban sido fortalecidas por la administracin autonmica ypor la Unin Europea, se han convertido en figuras asociati-vas residuales en el sector pesquero andaluz.

    Regionalmente, el proceso ha afectado ms, tanto ennmero de barcos como de tripulaciones, a los puertos atln-ticos; sin embargo, los colectivos pesqueros de Mlaga yAlmera, en sus modalidades de arrastre, han sido igualmen-te daados (mapas 7.3 y 7.4). El problema de la flota de cercode Barbate ha cobrado peculiaridad porque el conjunto de suflota ms potente tena como territorio histrico de pesca, deforma casi exclusiva en las ltimas dcadas, los caladerosalauitas. Lo mismo cabe decir de la flota palangrera deAlgeciras. El episodio de Maruecos se ha sumado a otrosprecedentes, como el de la flota de merluceras con base enCdiz, que venan faenando en Senegal y cuya actividad estmuy limitada en la actualidad.

    El sistema de ayudas europeo se ha destinado extraordi-nariamente a sufragar la destruccin del tonelaje de una

    buena parte de estos buques (65 buques a principios de2004) y a las familias de las tripulaciones afectadas. De todosmodos, ms de la mitad de esta flota (55%) ha decididoseguir faenando, tanto en el caladero nacional (58 unida-des) como en aguas exteriores (37), mediante frmulas comolas sociedades mixtas o la exportacin de los buques a ter-ceros pases. Porcentualmente, la flota arrastrera, particular-mente la especializada en el marisco, ha sido la ms afecta-da por la no renovacin del acuerdo.

    Este contexto explica que Andaluca mantenga en laactualidad una balanza comercial deficitaria con Marruecos,competidora con este pas en sus producciones estratgicaspero con mucho menos capacidad industrial y tecnolgicapara incorporarse a los flujos comerciales de Norte a Sur.Segn el Instituto de Comercio Exterior, el incremento

    anlisis de las estrategias de los armadores puede ofrecerinformacin sobre esta dinmica (Florido, 2004). Al correla-cionar desembarcos con capacidad de flota, tal y como sehace en la siguiente figura, puede suceder que a la tendenciaregresiva del tonelaje de la flota le corresponda la estabiliza-cin o suave incremento de las capturas, como ocurre enAndaluca a partir de 2000, cuando ya no estn presentes lasproducciones marroques capturadas por buques andaluces.

    La capitalizacin de las embarcaciones, traducible bsi-camente en la optimizacin de los equipos de pesca, comoresultado de las aportaciones financieras que proceden de laComisin Europea, es el proceso en el que hay que contem-plar este mantenimiento de las capturas en los caladerosandaluces.

    Figura 7.1. Relacin entre desembarcos (Tm) ycapacidad de la flota (TRB), 1998-2003.

    Fuente: Direccin General de Pesca y Agricultura; Instituto de Estadstica de Andaluca.Junta de Andaluca. Elaboracin propia.

    7.4. Marruecos

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    El resultado de este conjunto de dinmicas es la prdida deimportancia cuantitativa del sector pesquero andaluz, tantoen la evolucin de cada uno de los parmetros selecciona-dos, como en la evolucin del peso de la economa pesque-ra en el conjunto de la economa pesquera espaola, que yaha sido cuantificada: de representar casi el 25% de la rentaen 1981 pasa a representar el 15,6% en 1995, retrocediendodel primer al segundo puesto del conjunto de actividadeseconmicas (Delgado, 2002, 109 y ss.). El retroceso se com-prueba tanto en las macromagnitudes el VAB de la pescaandaluza en el conjunto de la economa regional ha pasado

    de 0,87% en 1990 a 0,43% en 2000, mientras que la ratio deempleo ha descendido del 1,42% al 0,37%3 , como en losparmetros estadsticos propios de la administracin pes-quera: nmero de embarcaciones, capacidad de la flota,peso y valor de los desembarcos, y nmero de trabajadores.

    Veamos los datos de esta dinmica en los mercados detrabajo directamente relacionados con la extraccin pesque-ra, tanto si se contempla desde una perspectiva diacrnicacomo si se hace calibrando a Andaluca en el marco estatal.

    Si descendemos a escala local (mapa 7.5), se puedeapreciar que todava existen municipios en los que la pescaes un mercado de trabajo de relativo peso, sobre todo enpuertos de Huelva (Ayamonte, Isla Cristina, Punta Umbra), enla costa meridional de Cdiz (Conil, Barbate, Tarifa) y en los

    enclaves orientales de Garrucha y Carboneras. Estos casosponen de manifiesto que la perspectiva macroregional, queafecta al conjunto de Andaluca, puede no ser valida paracomprender algunas realidades locales.

    En total, se puede estimar una reduccin global de lapesca andaluza en torno a una cuarta parte en sus macro-magnitudes principales: 25,3% en el nmero de embarcacio-nes; 27,5% en la capacidad de los buques; 26,4% en elvolumen de los desembarcos de pesca fresca y 18,5% enel nmero de trabajadores. Estas dinmicas reflejan, por unaparte, el impacto del cese de la actividad en Marruecos, peroal mismo tiempo, la estabilidad relativa de los segmentos deflota que permanecen en la estructura del sector pesqueroandaluz; a saber, las flotas de tamao mediano y con estrate-gias muy especializadas en algunos tipos de especies comer-ciales. Adems, tanto las relaciones entre TRB/unidad pro-ductiva (24,7/24,0), como la de tripulantes/ barcos (4,8/5,2)han permanecido prcticamente inalterables en el ltimoquinquenio.

    porcentual del valor de estas importaciones entre 1998 y2003 ha sido del 52,95%, y del 24,85% en tonelaje1. Lo queviene a demostrar que en las transformaciones y desplaza-mientos estructurales a los que se ve sometida la actividadpesquera andaluza se encubre adems un nuevo episodio dela dependencia de la fase extractiva respecto de la comercia-lizadora en el conjunto de la cadena econmica de la activi-dad pesquera y de cmo las nuevas dinmicas tienen un efec-to ms negativo sobre el trabajo que sobre los movimientos decapital. Es de destacar, en este sentido, cmo algunosempresarios industriales y potentes productores del sector

    agroalimentario no han dudado en exportar sus capitales alNorte de frica2, tratndose de sectores econmicos de grantradicin en Andaluca, y que una parte importante de lasimportaciones de produccin congelada pesquera provienede sociedades mixtas participadas por capital espaol. Comocorolario, el ao 2000 ha marcado un hito en la evolucin dela estructura comercial de los productos pesqueros en elmercado andaluz, pues por primera vez el peso de las impor-taciones (95.077 Tm) ha superado al peso de la produccinregional incluyendo acuicultura y almadrabas (89.838 Tm).

    Al respecto hay que tener en cuenta que el marco degeografa econmica y poltica macroregional se significa, almismo tiempo, por la industrializacin de la pesca marroqu yde otros estados de frica Occidental, en una manifestacinde nacionalizacin econmica en estos territorios (Surez deVivero et al., 1999). De hecho, la poltica de reduccinpesquera tambin tiene en la poltica de desarrollo europeauno de sus instrumentos ms destacados.

    7.5. La reestructuracin del sector pesquero andaluz en el nuevo marco

    1 La evolucin del valor de las exportaciones de producciones pesqueras fres-cas a Andaluca ha sido, desde 1998, las siguientes (en miles de euros): 1998:82.690; 1999: 83.039; 2000: 117.739; 2001: 117.739 [sic.]; 2002: 126.482.Fuente: ICEX. 2 De las setecientas empresas espaolas instaladas en Marruecos en 1999, msdel 20% son andaluzas.

    3 Sin embargo, este dato se obtiene a partir de las altas registradas en laSeguridad Social, que no se corresponde con el nmero real de tripulantes,dadas las prcticas laborales en el sector.

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    Los datos referentes al porcentaje de stocks de capital pri-vado por sectores de actividad ponen de manifiesto el estan-camiento, y aun retroceso, de la valoracin econmica de lapesca martima andaluza, cuantificable en un 10% entre 1995y 1998 ltima serie disponible (Mas Ivas et al., 2003). Pero losdatos se revelan ms significativos si tenemos en cuenta laevolucin del stock de capital privado en una serie temporalms larga, por ejemplo, desde 1985, fecha de la insercin deEspaa en la CE. En este caso, resulta que Andaluca es unode los territorios cuyo decrecimiento del stock de capital en elsector de la pesca martima ha sido ms acusado: un 34,2%,similar al de Galicia (Mas Ivas et al., 2003).

    De todos modos, desde 1999 estos datos deben ser rec-tificados para acentuar esta tendencia debido a la imposibili-dad de faenar en Marruecos, lo que ha reducido los porcen-tajes de capital ligados a la extraccin pesquera, particular-mente en Andaluca4. Ahora bien, el nuevo marco de econo-ma poltica macroregional ha abierto buenas perspectivasdel negocio comercial. As, las cifras del sector pesqueroandaluz en su conjunto si incluimos las aportaciones de las

    actividades comerciales y de la acuicultura: la valoracin glo-bal de la produccin pesquera en 2000 fue ligeramente supe-rior a 1999, a pesar del cese de la actividad en Marruecos5pueden encubrir las tendencias regresivas apreciadas en elnmero de barcos, en el tonelaje de la flota o en el nmero detripulantes; aspecto ste que incide en la idea sealada: ladifcil posicin del sector extractivo andaluz en el marco deeconoma regional que hemos apuntado.

    Ahora bien, la evolucin de las inversiones en el sectorpesquero se convierte en un parmetro que pone de mani-fiesto cmo la racionalidad econmica de los pescadoresest muy orientada hacia el mantenimiento de la actividadpesquera a pesar del contexto de crisis de economa poltica.De hecho, desde la aplicacin de ayudas estructurales abuques de menor tonelaje, en el marco del IFOP, los armado-res andaluces se han caracterizado ms por privilegiarestrategias inversoras en la modernizacin de buques y equi-pos y en la construccin de nuevas unidades, que en la des-truccin de tonelaje, que era una de las lneas prioritarias de

    la poltica europea; de modo que los objetivos de reequilibrioentre recursos y estructuras pesqueras, siguiendo el razona-miento de la Unin Europea, no se cumplen. En 2000, el IFOPse haba convertido en el principal instrumento financiero del

    1998 2.569 63.563 101.530,5 195.571.135 12.333

    1999 2.542 60.296 103.049,3 192.583.660 11.698

    2000 2.462 59.050 75.111,3 153.336.963 12.348

    2001 2.395 54.998 78.386,0 162.738.759 12.060

    2002 2.257 53.443 74.739,6 163.024.028 10.630

    2003 2.089 46.348 No disponible No disponible 10.063

    Fuente: Direccin General de Pesca y Agricultura; Instituto de Estadstica de Andaluca. Junta de Andaluca. Elaboracin propia.

    Cuadro 7.1. Evolucin de la flota andaluza (unidades productivas, capacidad y tripulantes) y su produccin, 1998-2003.

    UNIDADESPRODUCTIVAS CAPACIDAD

    DESEMBARCOS(TONELADAS)

    VALOR DE LOSDESEMBARCOS

    (EUROS)TRIPULANTES

    Figura 7.2. Significacin de los pescadores andalu-ces en el contexto estatal, 2003.

    Fuente: Instituto Nacional de la Seguridad Social. Datos relativos a las altas del RgimenEspecial del Mar.

    Figura 7.3. Evolucin de trabajadores de pescamartima en Andaluca, 1998-2003. Nmero de altas en el Rgimen Especial de la Seguridad Social del Mar.

    Fuente: Instituto Nacional de la Seguridad Social. Datos relativos a las altas del RgimenEspecial del Mar.

    4 Una cuantificacin de las consecuencias en el terreno laboral y econmico,incluyendo el impacto sobre empresas auxiliares, en Consejera de Agricultura yPesca, 2000.

    5 As, incluyendo el valor de la pesca fresca, la congelada, las almadrabas y laacuicultura marina, apenas se pas de 35 euros, significativo sobre todo porquerompa una tendencia negativa continua desde 1997. Fuente: Direccin Generalde Pesca y Acuicultura, Junta de Andaluca.

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A 179

    Plan de Modernizacin del Sector Pesquero Andaluz estandopresente en el 88% de los proyectos y acumulando el 91%de la inversin total entre 1997 y 1999, muy por encima dela aplicacin de la Iniciativa Comunitaria Pesca (Instituto deDesarrollo Regional, 2000).

    Segn esta misma fuente, tambin se conoce la distribu-cin territorial de las inversiones acogidas a estos programas.En particular, interesa llamar la atencin sobre las inversionesen la renovacin de la flota, que fueron para el perodo 1997-1999 las ms cuantiosas (el 79% de las inversiones del Plan deModernizacin). A diciembre de 1999, los puertos mediterrne-os se haban acogido ms que los suratlnticos a expedientesde nuevas construcciones y modernizaciones (mapa 7.6), aun-que el cmputo global de las inversiones haya sido menor portratarse de barcos de diferentes caractersticas. Carboneras,en la totalidad de su flota, Garrucha y Almera (por encima del60% de su tonelaje), Motril, Estepona, Roquetas de Mar yMarbella (entre el 50% y el 60%) destacan en la vertiente medi-terrnea. En la atlntica: Rota (con expedientes de nueva cons-truccin que afectan al 80% de su tonelaje, lo que implica larenovacin casi completa de sus embarcaciones), Conil (porencima del 75%), Punta Umbra (por encima del 50%), Lepe(4%), Ayamonte y Sanlcar de Barrameda (casi el 40%) son los

    casos ms sealados. Los casos de Rota y Conil se significanadems por haber seguido planes de puerto que garantizancierta coordinacin, desde la perspectiva local, en la renova-cin de las embarcaciones.

    Todava a partir de 2000, ya paralizada la flota enMarruecos, la distribucin de las ayudas estructurales alsector pesquero andaluz demuestra la concentracin delesfuerzo inversor y estratgico de los armadores en el man-tenimiento y mejoramiento de sus buques. As, por encimadel 50% de los proyectos presentados guardaba relacin conlas nuevas construcciones y la modernizacin de los buques,tendencia que puede estar estimulada por la desaparicin deesta lnea de ayuda a partir de diciembre de 2004 segn elreglamento IFOP actualmente vigente.

    En todo caso, la dinmica entronca con la que se haconocido en la inversin privada en el sector pesquero anda-luz entre 1995 y 1998, al alza en trminos absolutos, como sedemuestra en el siguiente grfico (figura 7.5):

    como la que vena faenando en aguas exteriores (Florido,2004). Se trata de una dinmica de fondo de trascendentalimportancia para calibrar la evolucin reciente, y futura, delsector pesquero andaluz, que implica la concentracindel tonelaje y el capital, el incremento de la potencia y el man-tenimiento del empleo en los segmentos de flota de menoresdimensiones, lo que ha venido a transformar las estrategiasproductivas de los armadores y las relaciones entre flota yrecursos. Algunos especialistas ya han cuantificado este pro-ceso que podemos calificar de artesanalizacin (Garca delHoyo, 2001, 22 y 23) para un largo perodo que recoge el lti-mo cuarto de siglo: entre 1975 y 1998, el incremento en barcosen este segmento de flota ha sido de casi un 12% en nmerode barcos; de un 21% en capacidad y de un 80% en la poten-cia. Claro que la evolucin global de estos mismos parmetrosen Andaluca ha sido manifiestamente descendente en virtudde la destruccin de las flotas ms mecanizadas.

    En los ltimos aos, en definitiva, se ha promovido larenovacin de las unidades productivas por parte de losarmadores ms modestos, lo que ha conllevado que lasempresas armadoras interesadas, la mayor parte estructura-das sobre relaciones familiares, reunieran tonelaje procedentede diferentes unidades productivas a desguazar acumulandoas una mayor capacidad para sus nuevos barcos, sobre todosi se tiene en cuenta la transformacin en el cmputo de lacapacidad de los buques impuesta por la AdministracinComunitaria: de TRB que mide la capacidad de carga delbuque a GT que mide el volumen del conjunto de la embar-cacin, incluyendo las estructuras que estn encima decubierta (mapa 7.7).

    Si se observa la evolucin de la destruccin de tonelajeen las modalidades bsicas del sector pesquero andaluz, sepuede apreciar cierta estabilidad, con un ligero descenso,tanto en las unidades productivas como en el tonelaje,tendencias de contraccin que son ms acusadas en elsegmento artesanal. Esta dinmica se puede explicar por elproceso de concentracin de tonelaje que las empresasarmadoras familiares realizan para presentar proyectos denuevas embarcaciones para su financiacin pblica parcial.El mapa 7.8 pone de manifiesto que hay puertos, fundamen-tados en la actividad de flotas de pequeas dimensiones(Chipiona o Rota en el Oeste, Carboneras en el Este), cuya

    Figura 7.4. Distribucin de las inversionesfinanciadas por el IFOP en el sector pesqueroandaluz, 2000-2003.

    Fuente: Direccin General de Pesca y Agricultura. Junta de Andaluca. Elaboracin propia.

    Figura 7.5. Distribucin territorial de la inversinbruta en pesca martima, 1998. Miles de euros.

    Fuente: Elaboracin propia, a partir de Mas Ivas et al. (2003).

    Este proceso de inversin ha fortalecido tambin, en elltimo quinquenio, a un segmento de la flota pesquera anda-luza en particular: el denominado artesanal, aunque es muyllamativo que tambin hubiese favorecido las inversiones ensegmentos de flota que atraviesan una situacin de crisis,

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A180

    flota ha crecido en el ltimo lustro. En otros casos, comoConil, ha habido una reduccin en el nmero de barcos, peroesta variable encubre profundos procesos de renovacin delas embarcaciones, que representan una de las alternativasviables del sector pesquero andaluz: su reconversin haciapesqueras artesanales de alto valor comercial.

    Por tanto, cuando se hipotetizaba que el carcter artesa-nal ha sido uno de los factores que explican el envejecimien-to de la flota andaluza, su inadecuada organizacin empresa-rial y su ineficiencia econmica (Lpez y Santiago, 1995), nose tena en cuenta que la evolucin reciente del sector pes-quero andaluz iba encaminada hacia la consolidacin de estesegmento de flota que se est convirtiendo en uno de losbaluartes para el futuro de la pesca andaluza. Desde el puntode vista poltico, adems, esta evolucin socioeconmica hatenido su refrendo poltico con la consolidacin de las cofra-das y asociaciones de pescadores de pequea escala (Ruizy Valcuende, 2001), activndose nuevos mbitos polticos,como las diputaciones provinciales, y diversas medidas deeconoma poltica en apoyo de la flota artesanal.

    Queda claro, por tanto, que la flota andaluza se estructu-ra en cinco grandes modalidades: arrastre, cerco palangre,rastro y artesanales polivalentes, que, con buques de mayo-res dimensiones y mayores exigencias financieras, desarro-llan pesqueras muy centradas en algunas especies objeto.La importancia social de estos barcos depende de los insu-mos de fuerza de trabajo, ms altos en las flotas de cerco. Acontinuacin se han de destacar los buques que desarrollandiversas modalidades artesanales, sobresaliendo sobre todaslas que se dedican a pesqueras de enmalle, alternando diver-sas especies objeto a lo largo del ao. Su importancia radicaen que su estructura econmica se solapa parcialmente conlas estructuras familiares, de modo que la organizacin de lapropiedad y del producto, la transmisin de los conocimien-tos especficos y los reclutamientos laborales siguen las msde las veces lineamientos familiares.

    Para calibrar la posicin de las flotas andaluzas en elnuevo contexto, valorando al mismo tiempo la expresin terri-torial de todo el proceso, debemos incluir en el anlisis lasituacin actual de las ventas en las lonjas, relacionando losprecios totales con los precios medios (mapas 7.9 y 7.10).

    Desde esta perspectiva, podremos apreciar cmo pequeospuertos que disponen de una renovada flota de pequeasdimensiones se colocan en una situacin ptima en el con-texto del sector pesquero andaluz: Chipiona, Rota, Conil,Tarifa, Garrucha.

    As pues, ya cerrado Marruecos, el mismo marco de eco-noma poltica que pone en riesgo la sostenibilidad econmi-ca de flotas de gran capacidad productiva en el caladeronacional (cerco y arrastre sobre todo, en puertos como IslaCristina, Barbate, Mlaga, Almera), est sin embargo favore-ciendo las opciones econmicas de flotas que se han espe-cializado en capturas de gran valor comercial. En primerlugar, hemos de destacar las estrategias de los pescadoresde especializacin comercial. Se puede subrayar la concen-tracin del valor desembarcado en lonja en diversos puertos:

    para 1998, Carboneras (78%, en besugo, pez espada y pezsable), Tarifa (99% en voraz besugo de la pinta), Barbate(91,6% en boquern, sardina y atn), Chipiona (casi un 73%en langostino, aceda, choco y breca), Punta Umbra (77,5%en chirla y sardina). Guarismos que son mantenibles al cabodel quinquenio ltimo, salvo en el caso de Barbate, cuya flotacerquera ya no puede faenar en Marruecos y vende en laslonjas gaditana y onubenses producciones de boquern ysardina aunque en menor magnitud. Ahora bien, los costesmedioambientales de este tipo de dinmicas deben ser vigi-lados en extremo, porque pueden desembocar en el colapsode algunas pesqueras, como sucedi desde 1998 en Tarifacon la pesquera del voraz (Garca del Hoyo, 2003).

    En algunos puertos, adems, entidades representativasde diverso tipo han desarrollado estrategias comerciales para

    Figura 7.6. Evolucin de la flota (n de barcos) pormodalidades de pesca, 1998-2002.

    Fuente: Instituto de Estadstica de Andaluca. Elaboracin propia.

    Figura 7.7. Evolucin de la capacidad de la flota(TRB) por modalidad de pesca, 1998-2002.

    Fuente: Instituto de Estadstica de Andaluca. Elaboracin propia.

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A 181

    romper las relaciones de fuerza del mercado regional yestatal, promoviendo diversas iniciativas para concentrary, sobre todo, diferenciar la oferta: as ha ocurrido enCarboneras (atn y pez espada para comercio internacional),diversas flotas artesanales de la provincia de Cdiz (Rota,Conil de la Frontera) y Punta Umbra. Por ltimo, es resea-ble el esfuerzo inversor de las administraciones, en particularla autonmica en el marco de las ayudas estructuraleseuropeas, para la informatizacin de algunas lonjas: Adra,Roquetas, Barbate (especies de cerco), Conil de la Frontera yPunta Umbra.

    El litoral andaluz acoge un total de cuarenta y una instalacio-nes para embarcaciones deportivas, de las cuales, tres (ElRompido, Gallineras y Sanlcar de Guadiana, todas en elAtlntico) son fondeaderos. Los treinta y ocho puertos depor-tivos tienen una capacidad total de 12.072 amarres, repartidosa razn de 7.734 en el Mediterrneo y 4.338 en el Atlntico.Esta distribucin refleja el mayor desarrollo de la actividadturstica en la costa mediterrnea en la que esta actividad seinicia ms tempranamente. No obstante, y pese a la menorlongitud de las costas atlnticas y a la posterior incorporacinde sus municipios a la actividad turstica, el nmero de atra-ques ha experimentado un notable crecimiento con la cons-truccin de puertos de gran capacidad: Mazagn (497); Rota(496); Chipiona (355); todos ellos por encima de la media delnmero de atraques, que est en 317.

    Su distribucin espacial (mapa 7.11) igualmente secorresponde con la pauta de localizacin de la actividad turs-tica, en la que la provincia de Mlaga ocupa una posicindominante, aunque la evolucin histrica del turismo a lolargo de la costa corre paralela a la construccin de nuevasinstalaciones, lo que se refleja en el incremento de esta ofer-ta en las provincias de Huelva, Cdiz y Almera.

    Puede subrayarse el rasgo de especializacin portuariaexistente en toda la costa: slo seis puertos del Atlntico ycinco del Mediterrneo acogen la doble actividad pesquera ydeportiva, al mismo tiempo que cabe sealar la equiparacindel nmero de puertos pesqueros, trece, en las costas al estey oeste de la Punta de Tarifa.

    El caso de la pesquera de almadraba es particularmen-te llamativo, al significar un modo peculiar de insercin deuna produccin pesquera artesanal por los insumos defuerza de trabajo y las tcnicas de captura, pero que requie-re una concentracin de capital propia de empresasplenamente capitalistas en circuitos comerciales internacio-nales. A travs de contratos particulares entre los concesio-narios de la explotacin de las almadrabas (cuatro, entreConil y Tarifa) y agentes comerciales japoneses, el atn alcan-za precios en primera venta muy superiores a los precios delonja, aunque muy inferiores a los del mercado de destino

    (Japn), expresando as las paradojas de la articulacin de lapesca artesanal andaluza en los mercados pesqueroscrecientemente internacionalizados. Los precios se hancuadruplicado entre 1990 y 2002, pero el valor aadido esaprovechado fundamentalmente por los agentes que colocanel producto en los mercados de destino. Con todo, esta din-mica ha propiciado el montaje inminente de una nuevaexplotacin almadrabera en Chiclana de la Frontera.

    7.6. Los puertos deportivos

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A182

    El sector pesquero andaluz ha afrontado en los ltimos aosuno de los procesos crticos ms sobresalientes de su histo-ria contempornea. La no renovacin del acuerdo enMarruecos ha supuesto la ruptura de una inercia histrica dems de cien aos, que haba comprometido tanto a grandescapitales, sobre todo en la primera mitad de siglo, como aempresas armadoras ms modestas. Territorialmente, estehecho supone el fin de una de las tendencias ms reseablesde la pesca andaluza en la era industrial: el predominio de lasflotas suratlnticas sobre modalidades intensivas, asociadasa procesos de transformacin y comercializacin de granalcance. As, la desaparicin de los caladeros norteafricanossupone la necesaria reconversin de las estructuras endge-nas: una parte de los capitales se ha destinado a negocioscomerciales o a la exportacin del tonelaje a los nuevos

    territorios productivos en el marco de economa regional.Pero estas iniciativas tienen poco impacto para el empleo y lacreacin de riqueza en el solar andaluz. Por el contrario, unbuen nmero de armadores, incluyendo entre stos losmodestos, se han decidido por invertir en el sector extracti-vo, aprovechando las oportunidades financieras ofrecidas enel marco de la UE. Como estrategia productiva reciente, se hade destacar su especializacin en algunas modalidades depesca y capturas comerciales de gran valor, tctica que sereforzada por acciones comerciales de entidades representa-tivas de este sector de flota. El resultado es la reestructura-cin en tonelaje, nmero de embarcaciones, tipo de empleo,modalidades de pesca y dinmica bioeconmica de la pescaandaluza, remodelacin que se sustenta sobre todo enmodalidades artesanales. Por ello, un buen nmero de

    familias de diferentes puertos de los litorales atlntico y medi-terrneo andaluz, desde Isla Cristina hasta Carboneras, sigueconformando la estructura social del sector pesquero anda-luz. Si la importancia cuantitativa de este mbito econmicono es muy relevante desde un enfoque global, sin embargo,desde una perspectiva microsocial es ms que importanteuna apuesta poltica por el mantenimiento de las condicionesde sostenimiento econmico y biolgico de la pesca andalu-za, y esta apuesta no puede dejar de tener en cuenta lasdinmicas macroeconmicas que estn afectando al sectorextractivo y que lo colocan en una posicin dependiente ydeficientemente articulada con los nuevos mercados regiona-les e internacionales.

    7.7. Consideraciones finales

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A 183

    Actividades econmicas. El sector pesquero en Andaluca. Significacin de la flota artesanal. Volumen de pesca.

    7.1. RELACIN DE BARCOS ARTESANALES SOBRE BARCOS INDUSTRIALES. 2002.

    20 0 20 40 60 80 Km

    N Relacin< 22 < 66 < 12>= 12Sin flota industrial

    7.2. VOLUMEN DE PESCA FRESCA SUBASTADA EN LAS PRINCIPALES LONJAS. 2002.

    Fuente: Censo de Embarcaciones, 2002. Consejera de Agricultura y Pesca.

    Fuente: Anuario Estadstico de Andaluca, 2003. I.E.A. Consejera de Economa y Hacienda.

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A184

    Actividades econmicas. El sector pesquero en Andaluca. Distribucin local de la flota que faenaba en Marruecos.

    7.3. MARINEROS. 1995-1999.

    7.4. TONELADAS DE REGISTRO BRUTO. 1995-1999.

    Fuente: Direccin General de Pesca y Acuicultura. Consejera de Agricultura y Pesca.

    Fuente: Direccin General de Pesca y Acuicultura. Consejera de Agricultura y Pesca.

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A 185

    7.6. PROPORCIN DE TONELADAS DE REGISTRO BRUTO RENOVADAS O MODERNIZADAS. 1999.

    N

    20 0 20 40 60 80 Km

    Porcentaje10 < 2425 < 3536 < 4344 < 6263 < 100

    Fuente: Instituto de Desarrollo Regional.

    Actividades econmicas. El sector pesquero en Andaluca. Dependencia de la pesca y toneladas de registro bruto.

    7.5. PORCENTAJE DE PESCADORES SOBRE OCUPADOS. 2001.

    N

    20 0 20 40 60 80 Km

    Porcentaje00,1 < 11 < 33 < 9>= 9

    Fuente: Censo de Poblacin y Viviendas, 2001. Instituto Nacional de Estadstica.

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A186

    Actividades econmicas. El sector pesquero en Andaluca. Importancia de la flota pesquera.

    7.7. NMERO DE EMBARCACIONES. 2002.

    7.8. EVOLUCIN. 1998-2002.

    Fuente: Censo de Embarcaciones, 2002. Consejera de Agricultura y Pesca.

    Fuente: Censos de Embarcaciones, 1998 y 2002. Consejera de Agricultura y Pesca.

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A 187

    7.10. PRECIO MEDIO. 2002.

    Fuente: Anuario Estadstico de Andaluca, 2003. I.E.A. Consejera de Economa y Hacienda.

    Actividades econmicas. El sector pesquero en Andaluca. Pesca subastada.

    7.9. VALOR TOTAL. 2002.

    Fuente: Anuario Estadstico de Andaluca, 2003. I.E.A. Consejera de Economa y Hacienda.

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A188

    Actividades econmicas. El sector pesquero en Andaluca

    7.11. NMERO DE AMARRES EN PUERTOS DEPORTIVOS. 2003.

    Fuente: Empresa Pblica de Puertos de Andaluca. Consejera de Obras Pblicas y Transportes.

    Actividades econmicas. El sector pesquero en Andaluca.

  • ACTIVIDADES ECONMICAS.8. LAS NUEVAS LGICAS DE FUNCIONAMIENTO

    INDUSTRIAL Y SUS EFECTOS TERRITORIALES

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A 191

    8.1. Consideraciones previas

    8.2. Anlisis de las fuentes e indicadores seleccionados

    La profunda crisis socioeconmica iniciada en la dcada de lossetenta, que ha supuesto la transicin desde la fase de acumu-lacin denominada fordista hacia otra nueva bsicamenteconocida como de especializacin flexible, es un proceso queest directamente vinculado con la Tercera RevolucinIndustrial. Se pone con ello de manifiesto el papel estelar juga-do por la industria en la citada crisis, pues una buena parte delas transformaciones socioeconmicas y territoriales ocurridasdesde entonces estn estrechamente relacionadas con losnuevos comportamientos de dicha actividad productiva.

    Si, por una parte, las nuevas tecnologas permiten reducirel consumo de energa y de otros insumos, por otra, han con-tribuido a acortar el ciclo de vida de los productos, potencian-do, a su vez, el inters por la innovacin, y aunque el esfuerzovinculado a la incorporacin de conocimientos puede hacersepresente en cualquier rama industrial, resulta mximo en aque-llos sectores que se identifican con actividades de alta tecno-loga: informtica, telecomunicaciones, aeronutica, biotecno-loga Se produce as una recomposicin jerrquica entre lasindustrias, pasando estas ltimas a ser valoradas como secto-res motrices, mientras entran en decadencia aquellas otras quehan alcanzado una elevada madurez tecnolgica.

    Como es sabido, para poder realizar anlisis territoriales de laindustria la fuente bsica de informacin utilizada en Espaaha sido el Registro Industrial, al aportar datos sectorial y espa-cialmente desagregados de los establecimientos industriales.Aunque los estudiosos de esta temtica han venido poniendode manifiesto repetidamente las insuficiencias del citado

    Registro, sealando que su utilizacin haca necesaria una sis-temtica depuracin previa, dicha fuente proporcionaba unainformacin de una gran utilidad para el estudio geogrfico dela industria. Lamentable e incomprensiblemente, en los lti-mos aos se ha perdido buena parte de esta fuente enAndaluca; de tal modo que, en la actualidad, slo es posible

    utilizar el llamado Movimiento Industrial que, si bien recogaantes datos muy variados (nmero de nuevos establecimien-tos, empleos por ellos generados, caractersticas de las inver-siones realizadas, ramas en las que se invierte), ahoranicamente permite analizar en su conjunto el total invertido,distinguiendo entre nuevas industrias y ampliaciones.

    A su vez, la creciente automatizacin de los procesos pro-ductivos que permite a las industrias sustituir mano de obrapor capital (ordenadores, robots, maquinaria de control num-rico), contribuye a una creciente reduccin de las tareasdirectamente productivas mientras crecen en importanciaaquellas otras previas o posteriores al proceso de fabricacin(gestin y planificacin, I+D, logstica, controles de calidad,servicios post venta), lo que da lugar a la llamada terciariza-cin industrial. Junto a lo anterior, las nuevas tecnologas per-miten tambin segmentar en fases procesos de fabricacinantes integrados que pueden realizarse en establecimientos dela misma firma o en empresas distintas, es lo que se conocecomo descentralizacin productiva; tales procesos propician laproliferacin tanto de PYMEs, con la consiguiente reduccindel tamao medio de las fbricas, como de flujos entre esta-blecimientos, empresas y territorios que suponen la formacinde empresas-red y de redes de empresas.

    De este modo, la industria, tras una primera etapa en laque se vio sometida a un fuerte proceso de reestructuracin,con la consiguiente reduccin de capacidad productiva, ladestruccin de empleos y el cierre de muchas empresas, haconseguido readaptarse a las nuevas condiciones socioecon-

    micas, volviendo a ser considerada una actividad con una grancapacidad para incidir en los procesos de desarrollo (Benko yLipietz, 1994; Castell y Hall, 1994; Mndez y Caravaca, 1996...).

    Los impactos territoriales derivados de los procesos dereestructuracin productiva estn siendo de muy distintosigno, aunque todos responden a las diversas formas de arti-culacin de las economas y las sociedades en un sistemamundial. En general, puede observarse una desconcentra-cin territorial selectiva hacia mbitos perifricos ya se tratede pases y regiones antes desindustrializados, entornosperiurbanos, ciudades pequeas y medias e incluso espaciosrurales de aquellas actividades ms tradicionales que suelencompetir por precios, mientras siguen concentrndose en losespacios centrales las industrias ms innovadoras y dinmi-cas que basan sus estrategias en la diferenciacin y en lacalidad de sus productos.

    Con este marco general de referencia, el anlisis delcomportamiento del sector industrial en Andaluca resulta unaspecto de indudable inters para conocer las tendencias enlos procesos de desarrollo territorial de la regin.

  • S E G U N D O I N F O R M E D E D E S A R R O L L O T E R R I T O R I A L D E A N D A L U C A192

    Junto a lo anterior, y como ya se seal en el captulo 5,hay que recordar as mismo que tampoco puede contarsecon la informacin que hasta 1990 aportaba el Censo deLocales, puesto que no se ha realizado el correspondiente alao 2000.

    De nuevo, los datos de consumo elctrico industrialsuministrados por Sevillana-ENDESA, aun con los problemasya comentados en anteriores captulos, resultan, por tanto,de gran importancia, puesto que permiten analizar la distribu-cin municipal de dicho sector productivo.

    No obstante, para intentar completar dicho anlisis sehan utilizado tambin los datos de poblacin ocupada en laindustria correspondientes a los dos ltimos Censos dePoblacin; esta informacin est referida al municipio endonde vive la poblacin que trabaja en el sector, lo que obvia-mente no es lo mismo que el nmero de empleos que gene-ra cada empresa industrial, y aunque a escala regional no seproducen demasiadas distorsiones con la utilizacin de estavariable, s existen problemas con su uso en las reas metro-politanas en las que dentro de cada municipio son mayores

    las diferencias existentes entre poblacin ocupada y empleo;puesto que, en buena parte de los casos, la poblacin quevive en un municipio realiza su trabajo en otro.

    En definitiva, si el problema de la escasez de indicadoresterritorializados dificulta considerablemente el anlisis de ladistribucin espacial de las actividades econmicas, losproblemas se hacen especialmente significativos cuando setrata de conocer las nuevas formas de articulacin territorialde la industria.

    8.3. El proceso de reestructuracin industrial en Andaluca

    Como fue la tnica general en los pases y regiones del entor-no, en la segunda mitad del decenio de los setenta la indus-tria andaluza se vio seriamente afectada por la crisis econ-mica y los consiguientes procesos de reestructuracin delsistema productivo. La localizacin en Andaluca de algunasde las actividades ms perjudicadas por la evolucin de losprecios y la debilidad de la demanda (fertilizantes, construc-cin naval...) contribuy en buena medida a que entre 1975 y1981 se perdiera un total de 100.146 empleos industriales,bastantes ms de los que se haba conseguido crear durantela etapa expansiva anterior (Banco Bilbao Vizcaya).

    La incidencia de la crisis en Andaluca afect tan dura-mente al ya antes dbil sector industrial que la participacinregional de dicha actividad productiva en el total nacional des-cendi entre 1975 y 1985 desde el 9,6% al 8,5% con relacina la produccin, aunque se mantuvo respecto al empleo;hecho ste que muestra la existencia de ciertas diferencias enla forma de llevarse a cabo los procesos de reestructuracin deuna industria regional caracterizada por una menor productivi-dad media de las empresas, con todo lo que ello supone a lahora de competir en mercados cada vez ms abiertos. El pro-ceso de reestructuracin productiva haba afectado en mayor

    medida a la industria andaluza que a la media espaola, que-dando la industria regional en peor situacin relativa que la quetena antes de iniciarse la etapa desarrollista.

    Pero la recuperacin econmica generalizada desdemediados de la dcada de los ochenta modific de nuevo lasexpectativas del sector industrial y, en abierta contradiccincon las tesis que se centraban en los procesos de desindus-trializacin y el paso a la sociedad post-industrial, se empeza afirmar que se haba inciado una nueva y extraordinaria olade reindustrializacin por todo el mundo que niega los mitosdel postindustrialismo (Castell y Hall, 1994, 29). Estainversin de tendencia pudo apreciarse en Andaluca, puestoque las tasas de crecimiento anual de la produccin industrialse situaron en torno al 9% entre 1984 y 1989, valores supe-riores a los alcanzados por el sistema industrial espaol en suconjunto (Aurioles y Villena, 1991; Alcaide, Gonzlez y Flores,1992; Castells y Hall, 1992). En ese momento parecanabrirse en la regin nuevas expectativas, en estrecha relacincon el desplazamiento hacia el sur que experiment la activi-dad industrial en algunos pases desarrollados (Sunbeltnorteamericano, isla de Kyushu en Japn, Baviera, elLanguedoc-Roussillon, La Terza Italia y el Mezzogiorno en

    Europa...), llegndose a sealar que Andaluca parece que-rer transformarse en un momento histrico de grandescambios en la economa y en la sociedad en el mbitomundial (Castells y Hall, 1992, 27).

    Tales comportamientos podan relacionarse tanto confactores de carcter interno como externo. Por una parte,pareca iniciarse una progresiva evolucin desde una actitudinmovilista, tradicional en la regin, a otra ms dinmica yemprendedora, junto a una mayor capacidad para atraer ini-ciativas externas, de lo que constituye una prueba el incre-mento del 77,6% en la inversin industrial durante el perodo1985-1989 y del 150,9% de la inversin extranjera en laindustria entre 1986 y 1989 (Castells y Hall,1992); por otra,tanto la incorporacin a las Comunidades Europeas como laExposicin Universal de 1992 impulsaron mejoras infraes-tructurales que eran sin duda imprescindibles, aunque nosuficientes, para el desarrollo industrial de Andaluca.

    En este estado de cosas, el nuevo giro experimentadopor el comportamiento de la economa a escala nacional einternacional a comienzos de los noventa volvi a frenar eldinamismo de la industria andaluza. A principios del citadodecenio, se empez a percibir una sensacin generalizada

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    de crisis que en algunos casos afecta a sectores completoso casi completos (aeronutica, fertilizantes, minerales, cor-cho, electrnica y construccin naval) y en otros a unidadesemblemticas dentro de la Comunidad Autnoma (GeneralTextil, El guila, Colecor, Cenemesa, Ebro, Suzuki Santana,etctera) (Aurioles, 1993,91). Se perdieron 6.238 empleosindustriales entre 1990 y 1992, aunque la coyuntura recesivase dej notar algo ms tarde en el valor aadido, que siguiaumentando hasta 1992 para reducirse entre este ao y elsiguiente. De este modo, la participacin de la industria en laproduccin total de Andaluca decreci 1,7 puntos entre 1985y 1991, pasando del 18,0% al 16,3%; igualmente el peso dela produccin industrial de la regin en el total nacional dis-minuy hasta representar nicamente un 8,4%, mientras semantena algo ms alto, en el 9,8%, el peso del valor aadi-do. El comportamiento de los puestos de trabajo industrialesfue, sin embargo, una vez ms, distinto puesto que inclusoaument ligeramente su participacin en el empleo totalregional del 15,5% al 15,7%, y an ms respecto a su pesoen el conjunto de Espaa del 8,8% al 9,9% (INE; IEA; BancoBilbao Vizcaya).

    Se pona as de manifiesto que se haban sacado algunasconclusiones algo precipitadas, confundiendo comportamientos

    Como es sabido, y tambin en consonancia con lo que hasido habitual en otros pases y regiones del entorno, la distri-bucin espacial de la industria andaluza es desequilibrada.Destacan, sobre todo, por su mayor importancia las reassiguientes:

    La aglomeracin urbana de Sevilla, que concentra entorno a una cuarta parte de la industria regional. Setrata de una industria bastante diversificada, si bienpredominan las empresas de material de transporte,

    metlicas y alimentarias. En relacin con las primeras,es necesario destacar que los procesos de descentra-lizacin productiva del sector aeronutico estnimpulsando la creacin de una red de empresas auxi-liares que parece tener buenas expectativas de futu-ro. En general, predomina la empresa muy pequeaque encuentra grandes dificultades para ser competi-tiva (Brenes et al., 1993 a y b). Con la creacin delParque Cientfico-Tecnolgico Cartuja 93 se estn

    concentrando en dicho espacio una serie de empresase instituciones ligadas a las nuevas tecnologas, perohabr que esperar an unos aos para conocer si conesta actuacin se consigue impulsar comportamientosinnovadores en el tejido industrial del entorno.

    Mlaga, como segunda aglomeracin urbana deAndaluca, cuenta tambin con una cierta importanciaindustrial. Desde un punto de vista sectorial destacan,por una parte, industrias tradicionales, como las

    coyunturales con procesos de fondo, puesto que la industriaandaluza no ha experimentado cambios sustanciales durantelos ltimos aos y sigue manteniendo el mismo peso relativoen el conjunto de Espaa; en 2000 un 8,4% y un 8,8% respec-tivamente en la produccin y en el empleo (INE; IEA).

    Tales comportamientos del sector hay que relacionarloscon el tipo de industrias existentes en Andaluca, pues, engeneral, las industrias que ms destacan en la regin sonactividades calificadas como de trnsito porque tienencomo caractersticas comunes su proyeccin hacia los mer-cados externos, su dependencia de inputs importados [...] yla debilidad de sus ligazones con los sectores clave de laeconoma andaluza (Castells y Hall,1992, 55). En efecto, laestructura sectorial de la industria andaluza mantiene su tra-dicional especializacin en sectores maduros con bajademanda e intensidad tecnolgica, mientras contina siendomuy limitada la presencia de actividades de demandafuerte y de intensidad tecnolgica alta, que son las mscompetitivas en los mercados mundiales (Comisin de lasComunidades Europeas, 1993; Castao, 1994).

    No se han producido sustanciales modificaciones en ladistribucin por tamaos de las industrias y siguen predomi-nando las muy pequeas, fundamentalmente ligadas al mer-

    cado local, que utilizan mtodos de produccin y gestin muytradicionales y que, por ello, encuentran grandes dificultadespara ser competitivas. Junto a las anteriores, se encuentrantambin localizadas en Andaluca algunas grandes empresas,muchas de ellas multinacionales, que en su mayor parte estnsubordinadas a ncleos centrales de decisin situados fuerade la regin (Delgado Cabeza, 1981 y 2002).

    Se pone as en evidencia que la industria andaluza hareaccionado muy sensiblemente a los procesos de reestruc-turacin que implica la transicin hacia un nuevo modelo deacumulacin. No puede extraar este hecho pues, comoconstituye la tnica general, los procesos concretos de ajus-te de los distintos mbitos a la lgica productiva emergenteestn en buena parte condicionados por las estructuras eco-nmicas, sociolaborales, institucionales y territoriales porcada uno de ellos heredadas y por el tipo de relaciones questos mantienen con el exterior. No obstante, no se puedeolvidar que puede influir considerablemente en la evolucineconmica de cada territorio el aprovechamiento racional delconjunto de recursos disponibles y la capacidad mostradapor los agentes econmicos y sociales, privados y pblicospara hacer frente a los nuevos retos.

    8.4. Un modelo de localizacin industrial desequilibrado

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    alimentarias y, por otra, empresas ligadas a lasnuevas tecnologas. La existencia de estas ltimasresult determinante para la creacin en Mlaga delParque Tecnolgico de Andaluca, cuya evolucinparece estar siendo bastante positiva, aunque, comoen el caso de Sevilla, an no se conoce si est contri-buyendo a difundir comportamientos innovadores enlas industrias localizadas fuera del recinto.

    En la Baha de Cdiz, por su parte, incluyendo tambinpor su proximidad al municipio de Jerez aunque dehecho no forme parte de la baha, se localizan indus-trias especializadas en dos sectores: material de trans-porte y alimentacin. En el primero ha tenido siempreun gran peso la empresa pblica; en cuanto a la indus-tria alimentaria es sin duda la vitivincola la ms repre-sentativa, localizndose principalmente en Jerez y elPuerto de Santa Mara. Tanto unas como otras hangenerado una industria auxiliar de cierta importancia.

    Con caractersticas bastante similares entre s, el entor-no de Huelva capital y la Baha de Algeciras son otrasdos reas industriales significativas en Andaluca.Predomina en ellas la industria qumica de base, ligadaa las refineras de petrleo y muy capitalizada. Lasexpectativas que en los aos sesenta despertaron

    estas dos reas no se cumplieron y la industria en ellasinstalada no slo no ha contribuido a mejorar en lamedida de lo esperado el nivel socioeconmico de lasrespectivas poblaciones, sino que ha generado impor-tantes costes sociales debido al elevado grado de con-taminacin que produce. Como sealaba Labasse ensu momento, los traumatismos que ocasiona unaindustrializacin brutal y que no ha ido precedida por elestmulo del medio ambiente son tanto ms violentoscuanto ms frgiles son los fundamentos de la vidaeconmica y social (Labasse, 1973, 264).

    En Jan, los municipios de Linares, La Carolina,Andjar y Bailn cuentan tambin con un ciertodesarrollo industrial, y las actividades predominantesson las incluidas en los sectores de cermica, vidrio ycemento, material de transporte y farmacutico. Juntoa ellas, destacan las dedicadas a la fabricacin deaceite, estrechamente relacionadas con los recursosagrarios de la provincia.

    Frente a lo anterior, un buen nmero de ciudades peque-as e incluso algunas clasificadas como medias, as como lamayor parte de los municipios rurales, permanecen casivacos de industria; aunque en ciertas reas y enclaves sta

    adquiere bastante significacin, reduciendo la importanciarelativa de la produccin agraria con la consiguiente diversifi-cacin de sus respectivas economas. Es el caso, por ejem-plo, de algunos municipios en los que una cierta tradicinartesanal o una mayor cultura emprendedora ha permitido elcrecimiento de algunas ramas industriales: Lucena (Crdoba),Ubrique (Cdiz), Valverde del Camino (Huelva), Mancha Real(Jan), Antequera (Mlaga), Estepa (Sevilla)... (LpezOntiveros et al, 2003).

    El mapa 8.1 recoge la distribucin municipal del consu-mo elctrico en las empresas industriales correspondiente alao 2002, y aunque a grandes rasgos no parece haberse alte-rado significativamente el modelo de localizacin industrial enla regin, s se observan algunas diferencias respecto al mapacorrespondiente al primer IDTA, habiendo aumentado elnmero de municipios que, al consumir ms de 25 GWh/ao,estn incluidos en los dos intervalos ms altos.

    En estrecha asociacin con la segmentacin en fases de losprocesos de fabricacin, la descentralizacin productiva y eldesarrollo de los medios de comunicacin y de transporte, seha podido observar en las ltimas dcadas una cierta difusinespacial de la industria que hace unos aos lleg a despertaralgunas expectativas respecto a una posible evolucin haciamodelos territoriales ms equilibrados.

    Por una parte, asociadas a las transformaciones socioe-conmicas estructurales, se producan prdidas de empleoindustrial en los ncleos centrales de las aglomeracionesurbanas, a la vez que tena lugar un proceso de difusinindustrial selectiva hacia los municipios que conforman lascoronas metropolitanas. Hay que relacionar tales procesoscon tres tipos distintos de comportamiento empresarial: el

    cierre de factoras en las ciudades centrales y su trasladohacia otras reas para evitar as las llamadas deseconomasde aglomeracin; las reducciones de empleo experimentadaspor las industrias tradicionales sometidas a duros procesosde reconversin para seguir siendo competitivas; y, porltimo, la descentralizacin productiva llevada a cabopor las empresas, con la consiguiente subcontratacin de

    8.5. Cambios e inercias en las pautas de localizacin

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    determinadas tareas, lo que, adems, supone una disminu-cin de sus plantillas (Mndez y Caravaca, 1993 y 1996).

    Por otra parte, se poda observar tambin una cierta ten-dencia a la dispersin territorial de la industria hacia ciudadespequeas y medias, lo que llev a la formulacin de las tesissobre modelos de industrializacin difusa defendidas en eldecenio de los ochenta (Vzquez Barquero, 1986; LpezGroh, Coord., 1987; Costa Campi, 1988...). En este sentido,despert expectativas desconocidas hasta entonces laindustrializacin de las reas rurales (Quevit, 1986), que fueconsiderada una oportunidad sin precedentes para impulsarel desarrollo territorial, entendiendo ste no como una impo-sible y absurda igualdad entre los distintos mbitos espacia-les, sino como un proceso basado en la utilizacin racional yequilibrada de las potencialidades y recursos propios decada rea (Zoido et al, 2001). En este ltimo sentido, en unestudio realizado hace ya ms de una dcada (VzquezBarquero, 1987) se seleccionaban en Andaluca un total de 23reas/municipios considerados como rurales con capacidadde desarrollo endgeno: Alcal la Real, Alcaudete, Andjar,Bailn, Benaojn-Montejaque, Campillos, Chiclana, Estepa,Guillena, Hutor-Tjar, La Rambla, Linares-La Carolina,Lucena, Mancha Real, Morn de la Frontera, Olula del Ro,Macael, Puente Genil, Priego de Crdoba, Purullena, beda,Ubrique y Valverde del Camino.

    Tambin en relacin con los procesos difusores, lossistemas productivos locales o distritos industriales empezarona ser considerados como espacios emergentes en la nuevalgica territorial que ahora se perfila (Benko y Lipietz 1994;Caravaca, 1998). Como es sabido, se trata de ciertos territoriosespecializados en una rama industrial en los que proliferan lasiniciativas locales, acompaadas a veces por la llegada deinversiones exgenas; apoyadas en un contexto social favora-ble, las empresas compiten y cooperan a la vez, beneficindo-se de economas que son externas a las empresas pero inter-nas al distrito (Becattini, 1979,1987 y 1996; Moulart ySwygedow, 1991; Mndez, 1994; Mndez y Caravaca, 1996...).En esta lnea, en un trabajo realizado para el conjunto deEspaa en la dcada de los ochenta (Costa Campi, 1988), enAndaluca se consideraba a todos los municipios y reas selec-cionados por su capacidad de desarrollo endgeno, ya antescitados, adems de Dos Hermanas, Macael y el Valle del

    Guadalhorce, como sistemas productivos locales. La clasifica-cin de algunos de estos mbitos en dicha categora resultabastante discutible y exige un anlisis previo mucho ms exa-hustivo y pormenorizado, pues, segn la tipologa establecidapor Garofoli (1986) en la mayor parte de los casos habra quehablar ms bien de reas de especializacin productiva forma-das por PYMEs ligadas a ciertos recursos o tradiciones quecompiten en los mismos mercados, pero que mantienen entreellas muy pocas interrelaciones. Como se sealaba en sumomento los intentos de ofrecer una panormica generalsobre la identificacin y localizacin de los sistemas producti-vos locales realizados hasta el momento, si bien suponen unvalioso esfuerzo y un estmulo a continuar en esa lnea deinvestigacin, aparecen sesgados por la incorporacin de unafuerte carga subjetiva en la seleccin de ncleos y reas, ofre-ciendo unos resultados que en bastantes ocasiones se revelanpoco compatibles con los alcanzados en estudios monogrfi-cos sobre mbitos menos extensos (Mndez, 1994, 18).

    Dada la capacidad que parece mostrar este tipo dembitos para dinamizar la industria en ciudades pequeas ymedias, resulta de gran inters para los procesos de desarro-llo territorial, por lo que parece necesario profundizar en elconocimiento de los existentes en Andaluca; dado que exis-ten en la regin mbitos cuyo comportamiento responde enmayor o menor medida al que se considera propio de los sis-temas productivos locales o distritos industriales. La industriadel mrmol de Macael, la del mueble en Lucena, ManchaReal y Valverde del Camino, la del calzado en este ltimomunicipio, la del cuero en Ubrique o la agroalimentaria deEstepa son, por ejemplo, algunos de los casos ya analizados(IFA, 1997; Caravaca, Gonzlez, Mndez y Silva, 2002).

    En general, estos procesos de difusin espacial de laindustria se observan claramente si se utilizan determinadosindicadores. As, como puede observarse en las figuras 8.1 y8.2, recogidas en el Primer Informe de Desarrollo Territorial deAndaluca, en abierta contraposicin con el tradicional com-portamiento concentrador de esta actividad productiva, losmovimientos difusores resultan bastante llamativos en laregin al analizar la evolucin del empleo industrial durante eldecenio de los ochenta y primera mitad de los noventa.

    Durante el primer perodo analizado, 1981-1990 (figura8.1), un total de 142 mbitos municipales (el 50,7 % de los

    280 que contaban con ms de 100 empleos industriales en1990) experiment una evolucin positiva, mientras que los138 restantes, entre los que se incluan las 8 capitales de pro-vincia y algunas de las ciudades mayores y ms industrializa-das (Jerez de la Frontera, Algeciras, Alcal de Guadara, DosHermanas...), sufrieron prdidas netas en el empleo industrial.Aunque con una menor significacin territorial y un ciertoretraso respecto a lo ocurrido en las principales aglomeracio-nes metropolitanas espaolas (Mndez y Caravaca, 1993)tambin en Andaluca pareca frenarse el crecimiento de lasciudades centrales, mientras se dinamizaba el de los ncleosque conforman las coronas perifricas; el caso de Sevillaresulta el ms significativo, aunque tambin pueden obser-varse en Granada comportamientos de este tipo.

    En la primera mitad de la dcada de los noventa, 1991 a1996, los movimientos difusores de la industria siguieronproducindose (figura 8.2). Por una parte, aument el nme-ro de municipios que contaban con ms de 100 empleos enel sector, alcanzando ya una cifra de 310 en 1996, de los que172 (53,8% del total) crearon empleo neto, mientras que 148experimentaron prdidas. Entre estos ltimos se encuentranlas ciudades de Cdiz y Sevilla, nicas capitales provincialesque redujeron su empleo industrial en este segundo perodo,si bien ahora en mucha menor medida que durante la etapaanterior; sigui creciendo, sin embargo, la industria en losmunicipios del entorno de casi todas las grandes ciudades,ponindose en evidencia que el proceso de periferizacin nohaba concluido. Por otra, el balance entre creacin/prdidade empleos fue positivo en algunas ciudades medias y mbi-tos rurales, resultando llamativa la creacin neta de empleosen algunos municipios de Almera, que destacan con muchoen esta figura, lo que representaba un importante cambio enuna provincia que hasta este perodo haba permanecidoprcticamente vaca de industria; en buena medida talcrecimiento est asociado al dinamismo econmico experi-mentado por el sistema productivo agroalimentario.

    Dada la ya antes comentada imposibilidad de utilizarcomo fuente informativa el Registro Industrial, para poderanalizar los cambios ocurridos durante los ltimos aos se hatenido que utilizar como indicador alternativo la poblacinocupada en la industria. Hay que tener en cuenta que, comoya se seal anteriormente, existen diferencias significativas

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    Figura 8.1. Evolucin del empleo industrial, 1981-1990.

    Fuente: Zoido, F., Coord, 2001.

    Figura 8.2. Evolucin del empleo industrial, 1991-1996.

    Fuente: Zoido, F., Coord, 2001.

    EVOLUCIN POSITIVA (puestos creados)

    >= 10.0005.000 a

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    Como complemento a los anteriores anlisis cuantitativosresulta, as mismo, de inters considerar las diferencias cua-litativas que presenta la industria localizada en los distintosmbitos. En este sentido, y teniendo en cuenta las nuevaslgicas de comportamiento empresarial y el papel centralasumido por la innovacin y las nuevas tecnologas en estafase de acumulacin capitalista, para profundizar en elconocimiento de la estructura industrial de los municipios

    resulta especialmente til la clasificacin de las industriassegn su nivel de intensidad tecnolgica, puesto que permi-te identificar aquellos mbitos municipales cuyo comporta-miento est ms o menos ligado a las nuevas tecnologas.Dicha clasificacin coincide adems a grandes rasgos conla realizada teniendo en cuenta las cuotas de demanda conque cuentan las distintas ramas industriales en mercadostan abiertos y mundializados como los actuales, ponindo-

    se de manifiesto la estrecha relacin existente entre innova-cin y competitividad.

    De este modo, la diferenciacin por ramas de actividadaqu utilizada se hace atendiendo a dos criterios: la importan-cia relativa de la innovacin y el grado de internacionalizacinde los intercambios (Castao, 1994), pudindose establecerlos siguientes grupos de empresas:

    entre la citada variable y el empleo, puesto que mientras la pri-mera mide dnde vive la poblacin que trabaja en este sectorproductivo, el segundo considera dnde se localizan lasempresas industriales que generan empleo; es por ello por loque este primer indicador, aunque tiene validez a escala regio-nal, no resulta adecuado para analizar el comportamiento de laindustria en las aglomeraciones urbanas, puesto que en ellasbuena parte de la poblacin vive en un municipio distinto deaquel en el que realiza su trabajo. Por otra parte, dado que lainformacin sobre poblacin ocupada procede de los Censosde Poblacin, slo ha sido posible analizar la evolucin experi-mentada por dicha variable entre los aos 1991 y 2001.

    Segn muestra el mapa 8.2 son bastante ms numero-sos los municipios en los que la poblacin ocupada industrialha experimentado un crecimiento neto en el perodo analiza-do, mientras que la reduccin ha sido fuerte en las principa-les ciudades. Sin entrar a comentar pormenorizadamente loocurrido en las aglomeraciones urbanas, por las razonesanteriormente sealadas, s puede decirse que se observanen ellas los mismos movimientos difusores que se hacan yavisibles en los mapas sobre la evolucin del empleo industrialcorrespondientes a otras etapas y anteriormente comentados(Figuras 8.1 y 8.2). Junto a lo anterior, llama sobre todo la

    atencin el crecimiento de la poblacin ocupada en este sec-tor productivo en la mayor parte de los municipios costeros,donde se destaca de nuevo el comportamiento de los queconforman El Poniente almeriense y, tambin muy especial-mente en este caso, de los situados al sur de la provincia deCrdoba y en el eje transversal que une a dicha capitalprovincial con Mlaga.

    En contraposicin con estas tendencias difusoras, puedenobservarse tambin otras que parecen contribuir al manteni-miento del tradicional modelo concentrador, ponindose as demanifiesto la complejidad de la relacin industria/territorio. Eneste sentido hay que recordar que, frente a las interpretacionesque insistieron en la existencia de movimientos difusores de laactividad industrial, existen otras que las matizan, destacando,por el contrario, el reforzamiento de los procesos concentrado-res (Mndez y Caravaca, 1993; Benko y Lipietz, 1994; Scott,1994...). Como recuerda De Mattos si durante los periodos derecesin o crisis econmica se observa una mayor dispersinterritorial de las actividades y de la poblacin, y, consecuente-mente, una cierta atenuacin de las desigualdades....en losperiodos de recuperacin del crecimiento econmico estecomportamiento muestra habitualmente signos de reversin(De Mattos, 1998, 14).

    Para poder conocer con ms nitidez si estn cambiandoo no las estrategias espaciales de las industrias en Andalucay cules son los mbitos territoriales que resultan ms atrac-tivos para la instalacin de nuevas empresas, se ha analiza-do lo que se ha dado en llamar la natalidad empresarial, esdecir el comportamiento de la industria de nueva creacinsegn el Movimiento Industrial registrado durante el perodo1996-2002. Como muestra el mapa 8.3, que recoge las inver-siones realizadas en nuevas industrias, se observa una mayorinercia en las tendencias de localizacin industrial, siendo losmunicipios ms industrializados los que concentran mayorvolumen de inversiones. Se pone as de nuevo claramente enevidencia el peso de las zonas tradicionalmente ms indus-trializadas: aglomeracin urbana de Sevilla, entorno deHuelva, bahas de Cdiz y Algeciras... El comportamientoterritorial reciente de las empresas de nueva creacin parece,pues, reforzar el tradicional modelo de localizacin industrialde la regin en coincidencia con lo que ocurra tambin conel anlisis de este parmetro en perodos precedentes, comoya se puso de manifiesto en el primer IDTA.

    8.6. Diferencias en el comportamiento territorial de los distintostipos de industrias

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    Las industrias consideradas de intensidad tecnolgi-ca baja. Son las que se corresponden con los secto-res considerados maduros, utilizan sobre todo inno-vaciones de proceso y cuentan con un grado de inter-nacionalizacin bajo. Los subsectores incluidos eneste grupo son: alimentacin, bebidas y tabaco, vidrioy cermica, construccin naval, refino de petrleo,productos metlicos, papel e imprenta, madera ymueble, textil, calzado y cuero.

    Las de intensidad tecnolgica media se dividen, a suvez, en dos subgrupos. Uno de ellos se caracterizapor la innovacin de proceso y un grado de interna-cionalizacin alto o medio y lo forman las industriassiguientes: automvil, qumica, maquinaria no elctri-ca y metales ferrosos. En el otro predomina la innova-cin de producto, pero su nivel de internacionaliza-cin es medio o bajo, integrndolo las ramas indus-triales de: caucho y plstico y metales no ferrosos.

    Por ltimo, las industrias llamadas de intensidad tecno-lgica alta son las que realizan mayores gastos en I+D,desarrollan ms innovaciones de producto y mantienenun alto grado de internacionalizacin en sus intercam-bios. Se incluyen en este grupo las siguientes ramas:aeroespacial, maquinas de oficinas y ordenadores,electrnica y componentes, farmacutica, biotecnol-gica, instrumentos de precisin y maquinaria elctrica.

    Desde una perspectiva territorial, que es la que aqu inte-resa, hay que tener muy en cuenta que la localizacin indus-trial es cualitativamente selectiva, siendo las actividades con-sideradas ms tradicionales, menos innovadoras y que peorse integran en los mercados mundiales las que se encuentrandistribuidas de forma ms difusa por el territorio; mientrasque se concentran en los espacios ms centrales las clasifi-cadas como de intensidad tecnolgica alta y que cuentan

    con una fuerte demanda, por lo que son las que mejor pue-den competir en los mercados mundiales, siendo por elloestas ramas las consideradas lderes en esta nueva fase dedesarrollo capitalista.

    Para llevar a cabo este anlisis en Andaluca hubiese sidointeresante poder contar con informacin sobre el empleogenerado en estos tres tipos de industrias, puesto que, al serste el indicador utilizado en el primer IDTA, hubiese permitidohacer un estudio evolutivo; no obstante, dada la imposibilidadde contar en esta ocasin con los datos del Registro Industrialy no existiendo fuentes alternativas que recojan esta variable,se han utilizado de nuevo los datos de consumo elctricoindustrial facilitados por Sevillana-ENDESA.

    Como muestran los mapas 8.4, 8.5 y 8.6, que recogen ladistribucin municipal del consumo elctrico en industrias deintensidad tecnolgica baja, media y alta respectivamente, elcomportamiento territorial de los tres grupos de empresas seajusta a las tendencias generales antes apuntadas, siendonecesario llamar la atencin acerca de las fuertes diferenciasexistentes en la regin respecto al comportamiento de lasindustrias que forman parte de las tres categoras estableci-das. De la lectura de los citados mapas puede concluirse losiguiente:

    En primer lugar, son las actividades de intensidad tec-nolgica baja y demanda dbil (Mapa 8.4), considera-das por tanto ms tradicionales y menos competiti-vas, las que se distribuyen de forma ms difusa por elterritorio. No hay que olvidar que es este tipo deindustria la que suele localizarse en las ciudadespequeas y medias y la que, en determinados casos,da lugar a la formacin de distritos industriales, comoes sabido, uno de los tipos de espacios consideradosemergentes en esta fase productiva (Caravaca, 1998).Pese a lo anteriormente sealado, son slo tres losmunicipios en los que el consumo elctrico en este

    tipo de industrias supera los 100 GWh/ao: Sevilla,Crdoba y Motril, volviendo a destacarse en el mapala aglomeracin metropolitana de Sevilla.

    Por su parte, segn muestra el mapa 8.5, la distribu-cin territorial de las industrias de intensidad tecnol-gica media y demanda media no difiere sustancial-mente de la anterior, aunque son ahora ms numero-sos los municipios que se incluyen en el intervalo msalto (diez en total), coincidiendo bsicamente estemapa con el que recoge el consumo elctrico total eneste sector productivo.

    Bastante llamativo resulta, por ultimo, el mapa 8.6,que recoge el consumo elctrico en sectores de inten-sidad tecnolgica alta y demanda alta, puesto que sereduce considerablemente el nmero de municipiosque cuentan con industrias de este tipo, hasta elpunto de que ninguno de ellos supera los 100GWh/ao, por lo que no se incluye ninguno en el inter-valo ms alto, y nicamente Sevilla capital, con 55,8GWh/ao, supera el umbral de los 25 GWh/ao, quees el segundo de los intervalos establecidos. Se poneas una vez ms en evidencia la debilidad de la indus-tria andaluza.

    Pese a que la variable utilizada es ahora el consumoelctrico, los citados mapas coinciden a grandes rasgos conlos correspondientes al ao 1996 que utilizaban como indica-dor al empleo y que se recogen en el primer IDTA; no obstan-te, son ahora bastante ms expresivos los vacos existentespara las ramas industriales clasificadas como de alta intensi-dad tecnolgica que, como ya se ha indicado, coinciden conlas de demanda fuerte.

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    Como se ha venido sealando a lo largo de este captulo, enlneas generales puede decirse que no se han producido cam-bios significativos en el comportamiento territorial de la indus-tria andaluza desde 1996, ao de referencia del primer IDTA.

    Hay que tener muy en cuenta que el grave problema querepresenta la prdida de una fuente tan importante para elanlisis geogrfico de la industria como el Registro Industrial,pese a las indudables deficiencias que siempre ha tenido estafuente informativa, no ha permitido reali