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ABRIL 2015

CON REFLEXIONES DEL PAPA FRANCISCO

¡Venga tu Reino!

Miércoles 1 de abril MIÉRCOLES SANTO Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Jesús, como Judas, los hombres seguimos traicionándote hoy, a pesar del gran amor que permanentemente nos das. Perdóname, Señor, por las veces que te he traicionado, sobre todo en esas pequeñas y frecuentes caídas cotidianas que podría superar siendo fiel a tu gracia. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, ya no quiero traicionarte; dame la gracia de comprender tu sacrificio en la cruz y las consecuencias de mis caídas. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25 En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: ¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús? Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselo.

El primer día de la fiesta de los panes ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El respondió: vayan a la ciudad a casa de fulano y díganle: "El Maestro dice: mi hora esta ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa". Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua.

Al atardecer se sentó a la mesa con los doce. Mientras comían, dijo: Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: ¿Acaso soy yo, Señor? El respondió: El que ha moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del Hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del Hombre va ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¡Acaso soy yo, Maestro? Jesús le respondió: ¨Tú lo has dicho¨. Palabra del Señor Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Inicia la pasión de Cristo. «Este acto dramático marca el inicio de la Pasión de Cristo, un doloroso camino que Él elige con libertad absoluta. Él mismo lo dice claramente: "Yo doy mi vida.. Nadie me la quita: la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y el poder de recobrarla". Y así comienza el camino de la humillación, del despojo, con esta traición. Es como

si Jesús estuviera en el mercado. 'Este cuesta treinta denarios'. Y Jesús recorre este camino de la humillación y el despojo hasta el final.

Jesús alcanza la humillación completa con la "muerte en la cruz". Se trata de la peor de las muertes, la destinada a los esclavos y a los delincuentes. Jesús era considerado un profeta, pero muere como un delincuente. Mirando a Jesús en su pasión, vemos como en un espejo también el sufrimiento de toda la humanidad y encontramos la respuesta divina al misterio del mal, del dolor, de la muerte […] Esta semana nos hará bien a todos nosotros mirar el crucifijo, besar las llagas de Jesús, besarlas en el crucifijo. Él ha tomado sobre sí el sufrimiento humano, se ha endosado todo ese sufrimiento.» (Catequesis, S.S. Francisco, 16 de abril de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Tomar el crucifijo en la mano, en estos días que restan de la Semana Santa, y besarlo muchas veces diciendo: 'Gracias, Jesús, gracias, Señor'.

«Si caes, levántate de nuevo, renueva tus propósitos y adelante.» (Cristo al centro, n. 452)

Jueves 2 de abril JUEVES SANTO Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, en este día santo iniciamos el Triduo Pascual con la celebración de la instauración de la Eucaristía, donde Tú te entregas por nosotros de modo completo y total. Quiero poner en tus manos todo lo que soy, mis aspiraciones y sentimientos, deseos y temores, esperanzas y anhelos, sin reserva alguna. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús, dame la gracia de valorar la Eucaristía, como fuente de gracia, para poder servir a los demás. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 13,1-15 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo le había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quita el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: "Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los pies?" Jesús le replicó: "Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde". Pedro le dijo: "Tú no me lavarás los pies jamás". Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tendrás parte conmigo". Entonces le dijo Simón Pedro: " En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza". Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos". Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos están limpios".

Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo que soy el Maestro y el Señor les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan". Palabra del Señor.

Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

La herencia de Jesús. Jesús es Dios y se ha hecho siervo, servidor nuestro y esta es la herencia. También ustedes deben ser servidores los unos de los otros. Jesús ha hecho este camino por amor y también ustedes deben amarse y ser servidores en el amor. Jesús hace este gesto de lavar los pies, que es simbólico, lo hacían los esclavos, los siervos a los comensales. Jesús hace un trabajo, un servicio de esclavo, de siervo. Y esto lo deja como herencia entre nosotros. Por ello debemos ser servidores los unos de los otros".

En este día que la Iglesia conmemora la Última Cena, también hace en la ceremonia este gesto de lavar los pies que nos recuerda que debemos ser siervos unos de otros. Los invito a todos a pensar en el corazón «en los otros», en el amor que Jesús nos dice que debemos tener con los otros y pensar también cómo podemos servir mejor a las otras personas porque así lo ha querido Jesús de nosotros. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 17 de abril de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). «Arrodillarme», al hacer con humildad un acto concreto de servicio a quien tengo cerca. «Este servicio hacia los hombres debe ser ciertamente gratuito y el que se consagra a

él debe sentirse sometido a todos y servir a los hermanos como si fuera deudos de cada uno de ellos.»

(San Gregoria, Sobre la conducta cristiana)

Viernes 3 de abril VIERNES SANTO Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Padre, en tus manos encomiendo mi oración. Revive mi fe, mi esperanza y mi amor para que en este día en que conmemoramos tu humillación y sacrificio en la Cruz, sepa abrirte mi mente y mi corazón, para ser y vivir como un verdadero discípulo y misionero; sólo unido a Ti, mi vida será santa y feliz. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús, ayúdame a comprender la inmensidad de tu amor para que nunca me avergüence o sea indiferente a tu sacrificio en la Cruz, por amor a mí. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 18, 1-19, 42 Apresaron a Jesús y lo ataron En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas.

Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo: "¿A quién buscan?" Le contestaron: "A Jesús, el Nazareno". Les dijo Jesús: "Yo soy". Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: "Yo soy", retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar: "¿A quién buscan?" Ellos dijeron: "A Jesús, el Nazareno". Jesús contestó: "Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen éstos se vayan". Así se cumplió lo que Jesús había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me diste". Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: "Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?". Llevaron a Jesús primero a Anás El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: "Conviene que muera un solo hombre por el pueblo".

Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: "¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?" Él dijo: "No lo soy". Los criados y

los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.

El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contesto: "Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo".

Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciendo: "¿Así contestas al sumo sacerdote?" Jesús respondió: "Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?" Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

¿No eres tú también uno de sus discípulos? No lo soy

Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron: "¿No eres tú también uno de sus discípulos?" Él lo negó diciendo: "No lo soy”. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja le dijo: "¿Qué no te vi yo con él en el huerto?" Pedro volvió a negar, y enseguida canto un gallo. Mi Reino no es de este mundo Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua.

Salió entonces Pilato a donde estaban ellos, y dijo: "¿De qué acusan a este hombre?" Le contestaron: "Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído". Pilato les dijo: "Pues llévenselo y júzguenlo según su ley". Los judíos le respondieron: "No estamos autorizados para dar muerte a nadie". Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.

Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús le contestó: "¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho?". Pilato le respondió: "¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?" Jesús le contestó: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí". Pilato le dijo: "Conque, ¿tú eres rey?" Jesús le contestó: "Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz". Pilato le dijo: "Y ¿qué es la verdad?"

Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo: "No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?" Pero todos ellos gritaron: "¡No, a ése no! ¡A Barrabás". (El tal Barrabás era un bandido). ¡Viva el rey de los judíos!

Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los saldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima un manto color púrpura, y acercándose a él, le decían: "¡Viva el rey de los judíos!", y le daban bofetadas.

Pilato salió otra vez afuera y les dijo: "Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa". Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: "Aquí está el hombre". Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron: "¡Crucifícalo, crucifícalo!" Pilato les dijo: "Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él". Los judíos le contestaron: "Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios".

Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: "¿De dónde eres tú?" Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces: "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?" Jesús le contestó: "No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor". ¡Fuera, fuera! Crucifícalo Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: "¡Si sueltas a ése, no eres amigo del César!; porque todo el que pretende ser rey es enemigo del ‘César". Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman "el Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: "Aquí tienen a su rey". Ellos gritaron: "¡Fuera, fuera! ¡crucifícalo!" Pilato les dijo: "¿A su rey voy a crucificar?" Contestaron los sumos sacerdotes: "No tenemos más rey que al César". Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Crucificaron y con él a otros dos Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, se dirigió hacia el sitio llamado "la Calavera" (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio Jesús. Y Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito: ‘Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos’. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca del lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato: "No escribas: ‘El rey de los judíos’, sino, ‘Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos’". Pilato les contestó: "Lo escrito, escrito está". Se repartieron mi ropa Cuando crucificaron a Jesús, los soldados, cogieron su ropa, he hicieron cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Por eso se dijeron: "No la rasguemos, sino echemos suertes, para ver a quién le toca". Así se cumplió lo que decía la Escritura: Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica. Esto hicieron los soldados.

Ahí está tu hijo - Ahí está tu madre Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: "Mujer, ahí está tu hijo". Luego, dijo al discípulo: "Ahí está tu madre". Y desde aquella hora, el discípulo se la llevó a vivir con él. Todo está cumplido Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: "Tengo sed". Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo: "Todo está cumplido", e inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Inmediatamente salió sangre y agua Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz.

Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con la lanza e inmediatamente salió sangre y agua.

El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: No le quebrarán ningún hueso; y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que atravesaron. Vendaron el cuerpo de Jesús y lo perfumaron Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo.

Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mezcla de mirra y áloe.

Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos, con esos aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca, allí pusieron a Jesús. Palabra del Señor.

Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

¡Cuánto somos amados! «Frente a la Cruz de Jesús, vemos casi hasta tocar con las manos cuánto somos amados eternamente, frente a la Cruz nos sentimos 'hijos' y no 'cosas' u 'objetos', como afirmaba San Gregorio Nacianceno dirigiéndose a Cristo con esta oración: "Si no existieras tú, mi Cristo, me sentiría criatura acabada. He nacido y me siento disolver, como duermo descanso y camino, me enfermo y curo, me asaltan sin número los tormentos, gozo del sol y de cuanto fructifica la tierra. Después muero y la carne se convierte en polvo como la de los animales, que no tienen pecados. Pero yo, ¿qué tengo más que ellos? Nada sino Dios, si no existieras tú, Oh, Cristo mío, me sentiría criatura acabada. Oh, Jesús, guíanos desde la cruz hasta la resurrección, y enséñanos que el mal no tendrá la última palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón. Oh, Cristo, ayúdanos a exclamar nuevamente: ayer estaba crucificado con Cristo, hoy soy glorificado con Él. Ayer había muerto con Él, hoy estoy vivo con Él. Ayer estaba sepultado con Él, hoy he resucitado con Él".» (Palabras de S.S. Francisco, al finalizar el via crucis, el 19 de abril de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Participar, preferentemente en familia, en la celebración del Viernes Santo. Si las circunstancias no me lo permiten, reflexionar con alguien cercano, la oración de san Gregorio Nacianceno. (Ver reflexión)

«En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes.» (Santo Tomas, Sobre el Credo)

Sábado 4 de abril SÁBADO DE RESURRECCIÓN Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor Jesús, tu resurrección es la prueba más grande de que el amor puede triunfar en el mundo y en mi vida, si soy dócil a tu gracia y vivo conforme a la voluntad de quien, con tanto amor y ternura, me ha creado y me ha redimido con su preciosísima sangre. Envía tu Espíritu para que esta oración me ayude a reafirmar que el amor es más fuerte y que contigo es siempre posible levantarse de las caídas e infidelidades. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús, transfórmame en un auténtico testigo de la resurrección, que con decisión busque experimentar tu amor y misericordia, para poder irradiarla a los demás. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Marcos 16,1-7 Transcurrido el sábado, María Magdalena, María (la madre de Santiago) y Salomé, compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro. Por el camino se decían unas a otras: "¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?". Al llegar, vieron que la piedra estaba quitada, y eso que era muy grande.

Entraron en el sepulcro y vieron a un joven vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo: "No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. No está aquí. Ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían puesto. Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: 'Él irá delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como él les dijo' ". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

¡Pongámonos en camino! «En la vida del cristiano, después del bautismo, hay también otra ‘Galilea’, una ‘Galilea’ más existencial: la experiencia del encuentro personal con Jesucristo, que me ha llamado a seguirlo y participar en su misión. En este sentido, volver a Galilea significa custodiar en el corazón la memoria viva de esta llamada, cuando Jesús pasó por mi camino, me miró con misericordia, me pidió seguirlo; volver a Galilea significa recuperar la memoria de aquel momento en el que sus ojos se cruzaron con los míos, el momento en que me hizo sentir que me amaba.

Hoy, en esta noche, cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Cuál es mi Galilea? Se trata de hacer memoria, regresar con el recuerdo. ¿Dónde está mi Galilea? ¿La recuerdo? ¿La he olvidado? Búscala y la encontrarás. Allí te espera el Señor. He andado por caminos y senderos que me la han hecho olvidar. Señor, ayúdame: dime cuál es mi Galilea; sabes, yo quiero volver allí para encontrarte y

dejarme abrazar por tu misericordia. No tengáis miedo, no temáis, volved a Galilea.» (Homilía de S.S. Francisco, 19 de abril de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Dar un tiempo adicional a mi oración, para hacer una reflexión profunda sobre el sentido que tiene mi vida: ¿Cristo tiene un lugar? ¿Qué lugar? ¿Mi testimonio ayuda a los demás? Y proponerme un medio concreto para celebrar mañana una auténtica Pascua de Resurrección. «El hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo –no solamente según

criterios y medidas del propio ser inmediatos, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes- debe, con su inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y con su muerte, acercarse a Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en Él con todo su ser, debe ‘apropiarse’ y asimilar toda la realidad de la

Encarnación y de la Redención para encontrarse a sí mismo.» (San Juan Pablo II, Encíclica Redemptor hominis, II, 10)

Domingo 5 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, creo que Tú eres la fuente de mi vida, porque Tú eres la vida misma. Tu resurrección de entre los muertos me da la esperanza de que, algún día, voy a resucitar de entre los muertos para gozar para siempre del cielo. Por eso necesito vivir con más ahínco e ilusión la caridad, confiando y aprovechando las innumerables gracias con las que enriqueces mi vida. Te quiero y deseo encontrarme contigo en esta oración. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, que esta oración acreciente mi fe para que el anhelo de vivir contigo en la eternidad, me motive a compartir la alegría de tu resurrección con los demás. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 20,1-9 El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto". Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo pero no entró.

En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. Porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Venid y veréis. «Esta es la culminación del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia: Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera resucitado, el cristianismo perdería su valor; toda la misión de la Iglesia se quedaría sin brío, pues desde aquí́ ha comenzado y desde aquí́ reemprende siempre de nuevo. El mensaje que los cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, mur ió́ en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte.

Por esto decimos a todos: “Venid y veréis”. En toda situación humana, marcada por la fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no es solo una palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel: es un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos por la vida, compartir con quien carece de lo necesario, permanecer junto al enfermo, al anciano, al excluido... “Venid y veréis”: El amor es más fuerte, el amor da vida, el amor hace florecer la esperanza en el desierto.» (Homilía de S.S. Francisco, 20 de abril de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Organizar una actividad especial, preferentemente con la familia, para celebrar el domingo de resurrección.

«Cristo padece, muere y resucita para hacer morir en nosotros el pecado y comunicarnos su vida.» (Cristo al centro, n. 578)

Lunes 6 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) ¡Cristo ha resucitado! ¡Ha resucitado verdaderamente! Gracias, Jesús, por salvarme. Te quiero, y quiero abrirte mi mente y mi corazón en esta oración para crecer en la fe, la esperanza y el amor y así, no tener miedo de salir de mí mismo para compartir con los demás mi alegría pascual. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús Resucitado, permite que esta oración renueve la experiencia de mi amor en Ti, para extender con alegría el Reino de Dios. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Mateo 28, 8-15 Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea; allí me verán".

Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Éstos se reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones: "Digan: 'Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo'. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier complicación."

Ellos tomaron el dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy. Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

No tengan miedo. «‘No tengan miedo’, ‘no teman’: es una voz que anima a abrir el corazón para recibir este mensaje. Después de la muerte del Maestro, los discípulos se habían dispersado; su fe se deshizo, todo parecía que había terminado, derrumbadas las certezas, muertas las esperanzas. Pero entonces, aquel anuncio de las mujeres, aunque increíble, se presentó como un rayo de luz en la oscuridad. La noticia se difundió: Jesús ha resucitado, como había dicho… Y también el mandato de ir a Galilea; las mujeres lo habían oído por dos veces, primero del ángel, después de Jesús mismo: ‘Que vayan a Galilea; allí me verán’. ‘No teman’ y ‘vayan a Galilea’.

Galilea es el lugar de la primera llamada, donde todo empezó. Volver allí, volver al lugar de la primera llamada. Jesús pasó por la orilla del lago, mientras los

pescadores estaban arreglando las redes. Los llamó, y ellos lo dejaron todo y lo siguieron.

Volver a Galilea quiere decir releer todo a partir de la cruz y de la victoria; sin miedo, ‘no teman’. Releer todo: la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los entusiasmos y las defecciones, hasta la traición; releer todo a partir del final, que es un nuevo comienzo, de este acto supremo de amor.

También para cada uno de nosotros hay una ‘Galilea’ en el comienzo del camino con Jesús. ‘Ir a Galilea’ tiene un significado bonito, significa para nosotros redescubrir nuestro bautismo como fuente viva, sacar energías nuevas de la raíz de nuestra fe y de nuestra experiencia cristiana. Volver a Galilea significa sobre todo volver allí, a ese punto incandescente en que la gracia de Dios me tocó al comienzo del camino. Con esta chispa puedo encender el fuego para el hoy, para cada día, y llevar calor y luz a mis hermanos y hermanas.» (Homilía de S.S. Francisco, 19 de abril de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Hoy, voy a hacer un esfuerzo especial para hablar bien de los demás, especialmente de aquellos con los que tiendo a estar en desacuerdo.

«La expresión exterior tiende a manifestar lo que se cree en el corazón.» (Santo Tomas, Suma Teológica).

Martes 7 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, yo creo que estás aquí presente. Me conoces y, a pesar de mis debilidades, pecados e imperfecciones, me quieres cerca de Ti; gracias por tu amor y tierna misericordia. Hoy te ofrezco mi mente, mi corazón y mi voluntad. Moldéame y transfórmame en un discípulo misionero de tu amor. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, dame una fe viva y operante, una fe que me mueva a buscarte y a reconocerte en los demás. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 20,11-18 El día de la resurrección, María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: "¿Porque estas llorando, mujer?" Ella les contestó: "Señor, si tú te lo llevaste, dime donde lo has puesto".

Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: “Mujer, ¿por qué estas llorando? ¿A quién buscas? Ella, creyento que era el jardinero, le respondió: “Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto? Jesús le dijo: "¡María!" Ella se volvió y exclamó "¡Rabuní!", que en hebreo significa 'Maestro'. Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios' ".

María Magdalena se fue a ver a los discípulos y les anunció: "¡He visto al Señor!", y les contó lo que Jesús le había dicho". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

¿Qué camino sigo para encontrar al Cristo vivo? «María Magdalena llora, lo ve pero no lo reconoce, se da cuenta de que es Jesús sólo cuando Él la llama por su nombre; los discípulos de Emaús, deprimidos y con sentimientos de derrota, llegan al encuentro con Jesús dejándose acompañar por el misterioso viandante. ¡Cada uno por caminos diferentes! Buscaban entre los muertos al que está vivo, y fue el mismo Señor el que corrigió el rumbo. Y yo, ¿qué hago? ¿Qué camino sigo para encontrar al Cristo vivo? Él estará siempre cerca de nosotros para corregir el rumbo si nosotros nos hemos equivocado.

"¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?" Esta pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia atrás, a lo que fue ayer, y nos empuja a avanzar hacia el futuro. Jesús no está en la tumba, él es el Resucitado, el Viviente, el que siempre renueva su cuerpo que es la Iglesia y lo hace andar atrayéndolo hacia Él.

"Ayer" es la tumba de Jesús y la tumba de la Iglesia, el sepulcro de la verdad y la justicia; "hoy" es la resurrección perenne a la que nos impulsa el Espíritu Santo, que nos da plena libertad.» (S.S. Francisco, catequesis del 23 de abril de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Hacer una visita, de al menos 15 minutos, a Cristo Eucaristía, preferentemente con alguien más. «No se contenta el Señor con una fe interna, sino que pide una confesión exterior de

ella, ungiéndonos a una mayor confianza y a un mayor amor.» (San Juan Crisóstomo, Homilía sobre san Mateo)

Miércoles 8 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, como los discípulos de Emaús yo también experimento frecuentemente el desaliento ante las dificultades de la vida pues olvido que Tú me acompañas en mi camino, que siempre estás ahí, dispuesto a perdonarme, a consolarme, a enseñarme la verdad de tu Evangelio. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, abre mi entendimiento y mi corazón para mantener permanentemente una relación viva contigo y, así, poder dialogar con los demás de manera auténtica. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Lucas 24,13-35 El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia el pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a conversar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas vienen hablando tan llenos de tristeza?"

Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabe lo que ha sucedido allí estos días en Jerusalén?". Él les preguntó: "¿Qué cosa?" Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el Nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Como los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron.

Nosotros esperábamos que él sería el liberador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron".

Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y que duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él. Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!".

Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "De veras, ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón." Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Dialogar: acercarse con amor y ternura. «Pensemos en el episodio de los discípulos de Emaús. Es necesario saber entrar en diálogo con los hombres y las mujeres de hoy para entender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas, y poder ofrecerles el Evangelio, es decir Jesucristo, Dios hecho hombre, muerto y resucitado para liberarnos del pecado y de la muerte. Este desafío requiere profundidad, atención a la vida, sensibilidad espiritual. Dialogar significa estar convencidos de que el otro tiene algo bueno que decir, acoger su punto de vista, sus propuestas. Dialogar no significa renunciar a las propias ideas y tradiciones, sino a la pretensión de que sean únicas y absolutas.

Que la imagen del buen samaritano que venda las heridas del hombre apaleado, versando sobre ellas aceite y vino, nos sirva como guía. Que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos especiales, sino de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el camino. No tengan miedo de hacerse ciudadanos del mundo digital. El interés y la presencia de la Iglesia en el mundo de la comunicación son importantes para dialogar con el hombre de hoy y llevarlo al encuentro con Cristo: una Iglesia que acompaña en el camino sabe ponerse en camino con todos.» (Mensaje del Papa Francisco para la XLVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, junio de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Voy acercarme a ese miembro de mi familia que se encuentra alejado de la fe para, en un diálogo respetuoso, trasmitirle mi experiencia y alegría pascual.

«La caridad lleva siempre a la comprensión.» (San Juan Crisóstomo, Homilía sobre san Mateo)

Jueves 9 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, en esta oración, Tú también vienes a mi corazón y me dices: «La paz esté contigo». ¡Cuántas cosas me roban a veces la paz que Tú me das! El ruido, la falta de vida interior, el activismo, la opinión de los demás, me hacen perder mi centro y el fin de mi vida. Por eso te busco hoy en la oración, quiero dejarme transformar por tu gracia. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, que esta oración me lleve a buscarte con ahínco en la Eucaristía y en tu Evangelio; hazme un creyente y un apóstol de tu amor. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48 Cuando los discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz este con ustedes". Ellos desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: "No teman; soy yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona, Tóquenme y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que tengo yo".

Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creer de pura alegría, y seguían atónitos, les dijo: "¿Tienen aquí algo de comer?" Le ofrecieron un trozo de pescado asado; él lo tomó y se puso a comer delante de ellos.

Después les dijo: "Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos".

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo: "Esta escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Encontrar a Cristo en el Evangelio y la Eucaristía. «El camino de Emaús se transforma así en símbolo de nuestro camino de fe: las Escrituras y la Eucaristía son los elementos indispensables para el encuentro con el Señor. También nosotros llegamos a menudo a la Misa dominical con nuestras preocupaciones, nuestras dificultades y desilusiones. La vida a veces nos hiere y nos vamos tristes hacia nuestra “Emaús”, dando la espalda al designio de Dios. Nos

alejamos de Dios. Pero nos acoge la Liturgia de la Palabra: Jesús nos explica las Escrituras y reenciende en nuestros corazones el fuego de la fe y de la esperanza y en la comunión nos da fuerza.

Palabra de Dios y Eucaristía: leer cada día una parte del Evangelio, recuérdenlo bien, leer cada día una parte del Evangelio y los domingos ir a hacer la comunión, a recibir a Jesús. Así sucedió con los discípulos de Emaús, han recibido la Palabra, han compartido la fracción del pan, y de tristes y derrotados que se sentían, se sintieron alegres. Siempre, queridos hermanos y hermanas, la Palabra de Dios y la Eucaristía nos llenan de alegría. ¡Recuérdenlo bien! ¡Cuando tú estás triste o algo así, toma la Palabra de Dios! ¡Cuando tú estás desanimado, toma la Palabra de Dios y ve a la Misa del domingo a hacer la Comunión, a participar del misterio de Jesús! Palabra de Dios, Eucaristía: nos llenan de alegría.» (S.S. Francisco, ángelus del 4 de mayo de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Para encontrarme con Cristo, reflexionar sobre un pasaje del Evangelio diariamente. «Jesús no es una idea ni un sentimiento ni un recuerdo. Jesús es una “persona” viva

siempre y presente entre nosotros. Amad a Jesús presente en la Eucaristía.» (San Juan Pablo II, 8 de noviembre de 1978)

Viernes 10 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Jesucristo, creo en Ti y en todo lo que nos has revelado a través de tu Palabra. ¡Eres mi Señor! Espero en Ti, sabiendo que es infinita y eterna tu misericordia. Sólo el pecado me podría apartar de tu amor. Bien sabes que soy débil, pero confío en que tu gracia me mantenga cerca. Te amo, guía mi oración para que pueda crecer en este amor. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, envía tu Espíritu Santo para que esta oración me ayude a saber reconocerte y acogerte en mi corazón, y pueda, así, dar un testimonio auténtico de tu amor. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14 En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "También nosotros vamos contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.

Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han pescado algo?". Ellos contestaron: "No". Entonces él les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red, por tantos pescados.

Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, Simón Pedro, se anudó a la cintura la túnica pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.

Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar". Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de peces grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: "Vengan a almorzar". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle "¿Quién eres?» porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.

Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Predicar con la vida. «Recordémoslo bien todos: no se puede anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de la vida. Quien nos escucha y nos ve, debe poder leer en nuestros actos eso mismo que oye en nuestros labios, y dar gloria a Dios. Me viene ahora a la memoria un consejo que San Francisco de Asís daba a sus hermanos: predicad el Evangelio y, si fuese necesario, también con las palabras. Predicar con la vida: el testimonio. La incoherencia de los fieles y los Pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir, mina la credibilidad de la Iglesia.

Pero todo esto solamente es posible si reconocemos a Jesucristo, porque es él quien nos ha llamado, nos ha invitado a recorrer su camino, nos ha elegido. Anunciar y dar testimonio es posible únicamente si estamos junto a él, justamente como Pedro, Juan y los otros discípulos estaban en torno a Jesús resucitado, como dice el pasaje del Evangelio de hoy; hay una cercanía cotidiana con él, y ellos saben muy bien quién es, lo conocen. El evangelista subraya que “ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor”. Y esto es un punto importante para nosotros: vivir una relación intensa con Jesús, una intimidad de diálogo y de vida, de tal manera que lo reconozcamos como “el Señor”. ¡Adorarlo!» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de abril de 2013). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Voy a buscar a un amigo a quien mi mal ejemplo o la falta de auto-control, le ha dejado una experiencia negativa. A través de un generoso acto de caridad y/o de comprensión, voy a reparar mi falta.

«¿Quieres alabar a Dios? Vivan de acuerdo con lo que pronuncian sus labios. Ustedes mismos serán la mejor alabanza que pueden tributar, si es buena su

conducta.» (San Agustín, Sermón n. 34).

Sábado 11 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Cristo resucitado, en esta oración, quiero olvidarme de mí, vaciarme por completo de mi yo, de mis maquinaciones y peticiones para abrirte mi corazón, reconociéndote como mi único Dueño y Señor. Ayúdame a confiar plenamente en Ti para luego poder entregarme y decirte con mi vida que te amo. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, dame tu gracia para que en este día todo suceso, circunstancia y acontecimiento lo aproveche como una ocasión para predicar tu Evangelio. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15 Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios. Ella fue a llevar la noticia los discípulos, los cuales estaban llorando, agobiados por la tristeza; Pero cuando la oyeron decir que estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.

Después de esto, se apareció en otra forma a dos discípulos, que iban de camino hacia una aldea. También ellos fueron a anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no les habían creído a los que lo habían visto resucitado. Jesús les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda la creatura". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Donde hay alegría, surgen vocaciones. «Los discípulos a su vez han recibido la llamada a estar con Jesús y a ser enviados por Él para predicar el Evangelio, y así́ se ven col mados de alegría. ¿Por qué́ no ent ramos tambié n nosotros en este torrente de alegría?

“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada”. Por lo tanto, la humanidad tiene una gran necesidad de aprovechar la salvación que nos ha traído Cristo. Los discípulos son los que se dejan aferrar cada vez más por el amor de Jesús y marcar por el fuego de la pasión por el Reino de Dios, para ser portadores de la alegría del Evangelio. Todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de la evangelización. […] En muchas regiones escasean las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. A menudo esto se debe a que en las comunidades no hay un fervor apostólico contagioso, por lo que les falta entusiasmo y no despiertan ningún atractivo. La alegría del Evangelio nace del encuentro con Cristo y del compartir con los pobres. Por tanto, animo a las comunidades parroquiales,

asociaciones y grupos a vivir una vida fraterna intensa, basada en el amor a Jesús y atenta a las necesidades de los más desfavorecidos. Donde hay alegría, fervor, deseo de llevar a Cristo a los demás, surgen las verdaderas vocaciones.» (S.S. Francisco, Mensaje para la 88ª Jornada Mundial de las Misiones, 14 de junio de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Rezar un rosario por las vocaciones, pidiendo la intercesión de María, para que todos tengamos la disposición de escuchar la voz de Dios que nos llama a la nueva evangelización.

«Son pocos los operarios que hay para recoger tan abundante mies, lo cual no podemos decir sin que nos cause profunda pena, porque aun cuando hay quienes

oigan cosas buenas, escasean los que las dicen.» (San Gregorio Magno, Homilía 17 sobre los evangelios)

Domingo 12 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Jesús, ayúdame a comprender lo que hoy me quieres decir con tu Evangelio. Sé que siempre estás dispuesto a abrir tu costado, a mostrarme tus llagas e invitarme a tocarte por medio de la fe, porque tengo un corazón duro, frecuentemente indiferente al gran amor que me ofreces en la Eucaristía. Por eso, hoy, inicio mi oración diciendo con Tomás, ¡Tú, Señor, eres mi Dios! Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Espíritu Santo, ven y guía mi oración. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31 Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron se al Señor se llenaron de alegría.

De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envió yo". Después de decir esto sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedan perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedan sin perdonar".

Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Galileo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos, acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree" Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que crean sin haber visto".

Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre. Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa).

Creer para dar testimonio de la misericordia de Dios. «Jesús se apareció de nuevo en el cenáculo, en medio de los discípulos: Tomás también estaba; se dirigió a él y lo invitó a tocar sus llagas. Y entonces, aquel hombre sincero, aquel hombre acostumbrado a comprobar personalmente las cosas, se arrodilló delante de Jesús y dijo: “Señor mío y Dios mío”.

Las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Por eso, en el cuerpo de Cristo resucitado las llagas no desaparecen, permanecen, porque aquellas llagas son el signo permanente del amor de Dios por nosotros, y son indispensables para creer en Dios. No para creer que Dios existe, sino para creer que Dios es amor, misericordia, fidelidad. San Pedro, citando a Isaías, escribe a los cristianos: “Sus heridas nos han curado”.

San Juan XXIII y san Juan Pablo II tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano, porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia.» (Homilía de S.S. Francisco, 27 de abril de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Hacer una visita al Sagrario, después o antes de la celebración de la Eucaristía, preferentemente en familia, para decirle a Jesús que crees en Él y lo reconoces como tu Dios y Señor. «Oh, amor tierno y generoso de un Dios para con tan viles criaturas como nosotros, que tan indignos somos de su predilección!, ¡cuánto respeto deberíamos tener a ese grande sacramento, en el que un Dios hecho hombre se muestra presente cada día

en nuestros altares!» (Santo Cura de Ars, Sermón sobre el Jueves Santo)

Lunes 13 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, tengo hambre de todas las gracias que Tú deseas regalarme en esta meditación. Creo en tu bondad. Me gustaría ser más como tu hijo, Jesucristo, que siempre fue fiel a tu voluntad. Quiero vivir mi vida en clave del amor, aunque esto implique sacrificio; con tu gracia, sé que puedo lograrlo. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Espíritu Santo, fuente de luz, ilumíname para que esta oración me ayude a hacer una profunda revisión sobre mis actitudes y motivaciones, para descubrir si son cristianas. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 3, 1-8 Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces, si Dios no está con él".

Jesús le contestó: "Yo te aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios". Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede nacer un hombre, siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y nacer?" Jesús le contestó: "Yo te lo aseguro, el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: "Tiene que renacer de lo alto". El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa).

Renacidos por la fuerza del bautismo. El 'renacer de lo Alto', renacer del Espíritu que dio vida al primer núcleo de los primeros cristianos, cuando 'aún no se llamaban así'. Tenían un solo corazón y una sola alma.

Una comunidad en paz. Esto significa que en esa comunidad no había lugar para el chismorreo, para las envidias, para las calumnias, para las difamaciones.

El amor cubría todo. Para calificar una comunidad cristiana sobre esto, debemos preguntarnos cómo es la actitud de los cristianos. ¿Son mansos, humildes? ¿En esa comunidad hay disputas entre ellos por el poder? ¿Disputas de envidia? ¿Hay chismorreo? No están en el camino de Jesucristo. Esta peculiaridad es muy importante, muy importante, porque el demonio busca separarnos siempre. Es el padre de la división […]

Y esto es lo que explicaba Jesús a Nicodemo: este nacer de lo Alto. Porque el único que puede hacer esto es el Espíritu. Esta es obra del Espíritu. La Iglesia la hace el Espíritu. El Espíritu hace unidad. El Espíritu nos empuja hacia el testimonio. El Espíritu te hace pobre, porque Él es la riqueza y hace que tú cuides de los pobres. Que el Espíritu Santo nos ayude a caminar en este camino de renacidos por la fuerza del Bautismo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 29 de abril de 2014, en Santa Marta). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Poner en mi agenda la fecha para mi próxima confesión, que prepararé con un buen examen de conciencia.

«El sacramento de la regeneración nos ha hecho partícipes de estos admirables misterios, por cuanto el mismo Espíritu, por cuya virtud fue Cristo engendrado, ha

hecho que también nosotros volvamos a nacer con un nuevo nacimiento espiritual.» (San León Magno, Carta 31)

Martes 14 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Oh Señor, Tú has dicho que tenemos que renacer de lo alto y aunque el Espíritu sopla donde quiere, yo creo que tu voluntad no es arbitraria, es la voluntad de la verdad y del bien que quiere que no me quede caído cuando tropiece con un obstáculo para la santidad. Yo espero en Ti y te amo, pero quiero esperar y amar con más firmeza. Quiero, con la ayuda de tu gracia, nacer de nuevo, convertirme en un verdadero hijo tuyo, un apóstol de tu Reino. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús, que esta oración sea una alabanza a tu inmensa misericordia y amor. ¡Aleluya! Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 3, 7-15 En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: "No te extrañes de que te haya dicho: 'Tienen que nacer de lo alto'. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu". Nicodemo le preguntó entonces: "¿Cómo puede ser esto?"

Jesús le contestó: "Tú eres maestro de Israel y ¿no sabes esto? Yo te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán si les habló de las celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa).

El cristianismo es una persona, elevada en la Cruz. No se comprende bien si no entendemos lo que Jesús nos dice en el Evangelio. Jesús dice a los judíos: "Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que soy yo". En el desierto ha sido por tanto elevado el pecado, pero es un pecado que busca la salvación, porque se cura allí. El que es elevado es el Hijo del hombre, el verdadero Salvador, Jesucristo.

El cristianismo no es una doctrina filosófica, no es un programa de vida para sobrevivir, para ser educados, para hacer las paces. Estas son las consecuencias. El cristianismo es una persona, una persona elevada en la Cruz, una persona que se aniquiló a sí misma para salvarnos; se ha hecho pecado. Y así como en el desierto ha sido elevado el pecado, aquí que se ha elevado Dios, hecho hombre y hecho pecado por nosotros. Y todos nuestros pecados estaban allí. No se entiende el cristianismo sin comprender esta profunda humillación del Hijo de Dios, que se humilló a sí

mismo convirtiéndose en siervo hasta la muerte y muerte de cruz, para servir. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de abril de 2014, en Santa Marta). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Voy a rezar para que alguien que conozco pueda experimentar la misericordia de Dios en el sacramento de la confesión y/o en la oración. Si es posible, voy a ayudarlo directamente para que esto suceda. «Con estas palabras identifica su gloria con su elevación en la cruz. La cruz de Cristo es, en efecto, su gloria y su exaltación, ya que dice: Yo cuando sea levantado en alto,

atraeré a mí a todos los hombres.» (San Andres de Creta, Disertación 9, en el Domingo de Ramos)

Miércoles 15 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Dios mío, gracias por amarme tanto. Tu Palabra es la verdadera luz que necesito, porque sé que te interesa mucho mi salvación, para que pueda, así, gozar eternamente de tu presencia. Dame la gracia de corresponder a tu amor de manera creciente. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesucristo, que mi oración me lleve a vivir contigo y por Ti; a vivir en la luz de tu verdad convirtiendo mis tribulaciones en una ofrenda para glorificar la inmensidad de tu amor. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21 "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo en él no perezca, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.

La causa de la condenación es ésta: Habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a la ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa).

Dios nos ama con amor gratuito y sin límites. «El Evangelio de hoy nos propone las palabras dirigidas por Jesús a Nicodemo: “Dios, amó tanto al mundo, que dio a su Hijo unigénito”. Escuchando esta Palabra, dirigimos la mirada de nuestro corazón a Jesús Crucificado y sentimos dentro de nosotros que Dios nos ama, nos ama de verdad, y ¡nos ama mucho! Esta es la expresión más sencilla que resumen todo el Evangelio, toda la fe, toda la teología: Dios nos ama con amor gratuito y sin límites. Así nos ama Dios. […]

San Pablo nos recuerda: “Pero Dios, que es rico en misericordia --no olvidarlo nunca, es rico en misericordia-- por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo”. La Cruz de Cristo es la prueba suprema del amor de Dios por nosotros: Jesús no ha amado “hasta el extremo”, es decir, no solo hasta el último instante de su vida terrena, sino hasta el extremo límite del amor. Si en la creación el Padre nos ha dado la prueba de su amor inmenso dándonos la vida, en la Pasión de su Hijo nos ha dado la prueba de las pruebas: ha venido a sufrir y morir por nosotros. Y esto por amor.

Así de grande es la misericordia de Dios, porque nos ama, nos perdona con su misericordia, Dios perdona todo y Dios perdona siempre.

María, Madre de misericordia, nos ponga en el corazón la certeza de que somos amados por Dios. Esté cerca de nosotros en los momentos de dificultad y nos done los sentimientos de su Hijo.» (S.S. Francisco, Ángelus del 15 de marzo de 2015). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Voy a invocar al Espíritu Santo con una oración breve, espontánea, cuanto se me presente una dificultad el día de hoy.

«Símbolo de la fe, la cruz es también símbolo del sufrimiento que conduce a la gloria, de la pasión que conduce a la resurrección. Por la cruz, llegar a la luz; este

proverbio, profundamente evangélico, nos dice que, vivida en su verdadero significado, la cruz del cristiano es siempre una cruz pascual.»

(San Juan Pablo II, Homilía en Río de Janeiro, 1980).

Jueves 16 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor Jesús, creo en tu gracia y en tu amor por mí, por eso pongo en tus manos este momento de oración. Sé que a través de esta experiencia puedo experimentar tu amor y llenarme de tu gracia. Sabes que soy débil y tiendo a perder el ánimo, la confianza. Necesito de tu gracia para aumentar mi fe, esperanza y amor. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús, ayúdame, dame la luz de tu Espíritu para no dejarme atrapar por lo pasajero y transitorio del mundo. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 3,31-36 "El que viene de lo alto está por encima de todos. Pero el que viene de la tierra es de la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel al que Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu.

El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en contra de él". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa).

¡La Vida Eterna comienza ya en este momento! «Ya en esta vida nosotros participamos de la resurrección de Cristo. Si es verdad que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, es también verdad que, en un aspecto, ya estamos resucitados con Él. ¡La Vida Eterna comienza ya en este momento!

Comienza durante toda la vida hacia aquel momento de la resurrección final ¡Ya estamos resucitados! De hecho, mediante el Bautismo, estamos insertos en la muerte y resurrección de Cristo y participamos de una vida nueva, es decir la vida del Resucitado. Por tanto, en la espera de este último día, tenemos en nosotros una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por eso también el cuerpo de cada uno es resonancia de eternidad, por tanto ha de ser respetado siempre; y sobre todo debe ser respetada y amada la vida de todos los que sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, de esa condición de vida eterna hacia la que caminamos. Este pensamiento nos da esperanza. Estamos en camino hacia la resurrección. Esta es nuestra alegría: un día encontrar a Jesús, encontrar a Jesús todos juntos. Todos juntos, no aquí en la Plaza, en otra parte, pero alegres con Jesús. Y este es nuestro destino.» (S.S. Francisco, catequesis 4 de diciembre de 2013).

Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Participar en una hora eucarística, preferentemente en una capilla o iglesia cercana, para pedir por todos los sacerdotes. «Si tenemos fija la mirada en las cosas de la eternidad y estamos persuadidos de que

todo lo de este mundo pasa y termina, viviremos siempre contentos y permaneceremos inquebrantables en nuestro entusiasmo hasta el fin. Ni nos abatirá

el infortunio, ni nos ensoberbecerá la prosperidad, porque consideramos ambas como caducas y transitorias.» (Casiano, Instituciones 9, 11).

Viernes 17 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, quiero querer lo que Tú quieres; para eso necesito conocerte más de cerca. Porque si quiero ser tu amigo, conocerte de verdad, necesito mantenerme cerca, estar contigo para participar de tu gracia y del gozo de tu resurrección para así cumplir y abrazar en todo tu voluntad y vivir el mandamiento supremo que es el de la caridad. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, refuerza este deseo de mi corazón de mantenerme siempre cerca de Ti, para así, con tu gracia, poder multiplicar y obsequiar a los demás los dones que me vas a regalar hoy en mi oración. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 6,1-15 En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le digo a Felipe: "¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?". Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan". Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?" Jesús le respondió: "Díganle a la gente que se siente". En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se les fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos sobrantes; para que no se desperdicien" Los recogieron y con los pedazos de los cinco panes llenaron doce canastas.

Entonces la gente, al ver el signo que había hecho, decía: "Éste es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo". Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo. Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa).

Conocer a Dios por el camino de amor. El que ama conoce a Dios; el que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. Pero no amor de telenovela. ¡No, no! Amor sólido, fuerte; amor eterno, amor que se manifiesta en su Hijo, que ha venido para salvarnos. Amor concreto; amor de obras y

no de palabras. Para conocer a Dios hace falta toda una vida; un camino, un camino de amor, de conocimiento, de amor al prójimo, de amor a los que nos odian, de amor por todos. […]

El Señor tuvo compasión de la cantidad de gente que había ido a escucharlo, porque eran ovejas sin pastor, desorientadas. Y hoy mucha gente está desorientada en nuestras ciudades, en nuestros países. Por eso, Jesús les enseña la doctrina y la gente le escucha. Cuando luego se hace tarde y pide que les den de comer, sin embargo, los discípulos responden un poco nerviosos. Una vez más Dios ha llegado primero, los discípulos no habían entendido nada:

Así es el amor de Dios: siempre nos espera, siempre nos sorprende. Es el Padre, es nuestro Padre que nos ama tanto, que siempre está dispuesto a perdonarnos. ¡Siempre! No una vez, 70 veces 7. ¡Siempre! Como un padre lleno de amor y para conocer a este Dios, que es amor, debemos subir por el escalón del amor al prójimo, por las obras de caridad, por las obras de misericordia, que el Señor nos ha enseñado. Que el Señor, en estos días en que la Iglesia nos hace pensar en la manifestación de Dios, nos dé la gracia de conocerle por el camino del amor. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2015, en Santa Marta). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Hoy seré generoso en ayudar a los demás, confiando más en la gracia de Dios que en mí mismo. «Son innumerables las ocasiones que tienen los seglares para ejercitar el apostolado de la evangelización y de la santificación. El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural tienen eficacia para atraer a los

hombres hacia la fe y hacia Dios.» (Concilio Vaticano II, Apostolicam actuositatem, n. 6).

Sábado 18 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, yo creo, espero en Ti y te amo. Sé que estas virtudes teologales me permiten reconocer tu presencia, tu cercanía. Tú nunca me dejas y me pides que no tenga miedo, que confíe en tu Providencia que me conduce siempre al bien. Por eso me aferro hoy a Ti en esta oración, porque eres la única fuente del verdadero amor. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Dios mío, infunde en mi alma el fuego de la caridad; lléname de tu caridad divina para que pueda amar como Tú a todos los demás. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 6,16-21 Al atardecer del día de la multiplicación de los panes, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm. Ya había caído la noche y Jesús todavía no los había alcanzado. Soplaba un viento fuerte y las aguas del lago se iban encrespando.

Cuando habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre las aguas, acercándose a la barca, y se asustaron. Pero él les dijo: "Soy yo, no tengan miedo". Ellos quisieron recogerlo a bordo y rápidamente la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían. Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa).

No tengan miedo, hagan el futuro. «Estén bien alerta cuando hay grupos que buscan la destrucción, que buscan la guerra, que no saben trabajar en equipo. Defiéndanse entre ustedes, como equipo, como grupo, y trabajen fuerte allí. Sé que están trabajando muy bien, y muy bien apoyados. Y el Ministerio de Educación, sé que los apoya. Sigan adelante por este camino de trabajar en equipo y defenderse de aquellos que quieren atomizarlos y quitarles esa fuerza del grupo. Que Dios los bendiga.

Pregunta del presentador: ¿Qué mensaje le quiere decir Francisco a estos cinco chicos que lo escucharon y a todos los miles de niños de todo el mundo que están siguiendo ahora esta comunicación? ¿Qué mensaje les quieres dar a todos?

R. Una cosa que no es mía –Jesús la decía muchas veces–: “No tengan miedo”. Nosotros en mi país tenemos una expresión que no sé cómo la traducirán en inglés: “No se arruguen”. No tengan miedo, vayan adelante, tiendan puentes de paz, jueguen en equipo y hagan el futuro mejor porque acuérdense que el futuro está en las manos de ustedes. Sueñen el futuro volando, pero no olviden la herencia cultural, sapiencial y religiosa que les dejaron sus mayores. Adelante y con valentía. Hagan el futuro.» (S.S. Francisco, palabras con motivo del lanzamiento de la Plataforma de Scholas, 5 de septiembre de 2014).

Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Hoy, voy a hacer una visita a la Eucaristía para renovar mi plena confianza en Cristo.

«Las oleadas son numerosas y peligrosas las tempestades, pero no tememos el naufragio: estamos consolidados sobre la roca. Aunque el mar se enfurezca, no

demolerá la roca. Aunque las olas se agiten, no podrán hundir la barca de Jesús.» (San Juan Crisóstomo, Homilía antes de partir para el destierro).

Domingo 19 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, en esta oración, Tú vienes a mi corazón y me dices: La paz esté contigo, porque bien sabes cuántas cosas me roban esa paz que Tú me das: la falta de vida interior, el activismo, la opinión de los demás. Tú no eres un fantasma, estás vivo y te nos das en la Eucaristía, en la oración, ¡Aleluya! Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, que abra mi corazón y me deje transformar en tu presencia para gozar de tu paz y de tu amor. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48 Cuando los discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.

Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz este con ustedes". Ellos desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: "No teman; soy yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona, Tóquenme y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que tengo yo". Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creer de pura alegría, y seguían atónitos, les dijo: "¿Tienen aquí algo de comer?" Le ofrecieron un trozo de pescado asado; él lo tomó y se puso a comer delante de ellos.

Después les dijo: "Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos".

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo: "Esta escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Miedo a la alegría. «El mismo Señor se aparece en la sala y les dice: “Paz a ustedes”. Varios sentimientos irrumpen en el corazón de los discípulos: miedo, sorpresa, duda y, por fin, alegría. Una alegría tan grande que por esta alegría “no alcanzaban a creer”. Estaban atónitos, pasmados, y Jesús, casi esbozando una sonrisa, les pide algo de comer y comienza a explicarles, despacio, la Escritura, abriendo su entendimiento

para que puedan comprenderla. Es el momento del estupor, del encuentro con Jesucristo, donde tanta alegría nos parece mentira; más aún, asumir el gozo y la alegría en ese momento nos resulta arriesgado y sentimos la tentación de refugiarnos en el escepticismo, “no es para tanto”. Es más fácil creer en un fantasma que en Cristo vivo. Es más fácil ir a un nigromante que te adivine el futuro, que te tire las cartas, que fiarse de la esperanza de un Cristo triunfante, de un Cristo que venció la muerte. Es más fácil una idea, una imaginación, que la docilidad a ese Señor que surge de la muerte y ¡vaya a saber a qué cosas te invita! Ese proceso de relativizar tanto la fe que nos termina alejando del encuentro, alejando de la caricia de Dios. Es como si “destiláramos” la realidad del encuentro con Jesucristo en el alambique del miedo, en el alambique de la excesiva seguridad, del querer controlar nosotros mismos el encuentro. Los discípulos le tenían miedo a la alegría… Y nosotros también.» (Homilía de S.S. Francisco, 24 de abril de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Voy a dejar a un lado mis temores y mi reticencia para invitar hoy a alguien a misa, y compartir mi alegría pascual.

«Una persona alegre obra el bien, gusta de las cosas buenas y agrada a Dios. En cambio, el triste siempre obra el mal.»

(Pastor de Hermas, Mandamientos, 10,1)

Lunes 20 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Jesucristo, este tiempo de oración es el momento más importante de mi día. Aquí estoy confiado y agradecido por la inmensidad de tu amor. No quiero que mi oración tenga intereses mezquinos, ni que sea una rutina o devoción sin sentido. Tú conoces mis intenciones y el gran amor que te tengo. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús, ayúdame a buscarte en todo lo que hago. Que todas mis obras vayan encaminadas a darte gloria Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29 Después de la multiplicación de los panes, cuando Jesús dio de comer a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la multitud que estaba en la otra orilla del lago, se dio cuenta de que allí no había más que una barca y de que Jesús no se había embarcado con sus discípulos, sino que éstos habían partido solos. En eso llegaron otras barcas desde Tiberíades al lugar donde la multitud había comido el pan. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste acá?" Jesús les contestó: "yo les aseguro, que ustedes no me andan buscando por haber visto signos, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna, y que les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello".

Ellos le dijeron: "Y, ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?" Respondió Jesús: "La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quién él ha enviado". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Por la fe, buscar y dejarse encontrar por Dios. El buscar y encontrar a Dios en todas las cosas deja siempre un margen de incertidumbre. Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien. Esto es una clave importante, que si uno tiene respuestas a todas las preguntas, estamos ante una prueba de que Dios no está con él. Recordemos a los grandes guías del pueblo de Dios, como Moisés, que siempre han dado espacio a la duda. Les invito a ser humildes, tenemos que hacer espacio al Señor, no a nuestras certezas.

Recomiendo buscar a Dios para hallarlo, y hallarlo para buscarle siempre. Es la experiencia de los grandes Padres de la fe. Les invito a releer el capítulo 11 de la

Carta a los Hebreos. Abrahán, por la fe, partió sin saber a dónde iba. Todos nuestros antepasados en la fe murieron teniendo ante los ojos los bienes prometidos, pero muy a lo lejos... No se nos ha entregado la vida como un guion en el que ya todo está escrito, sino que consiste en andar, caminar, hacer, buscar, ver... Hay que embarcarse en la aventura de la búsqueda del encuentro y del dejarse buscar y dejarse encontrar por Dios. (Cf Comentario de S.S. Francisco, en entrevista de Antonio Spadaro, el 27 de septiembre de 2013). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Leer y meditar el capítulo 11 de la carta a los hebreos, sobre los modelos de fe en la Historia Sagrada para seguir el ejemplo de Cristo (capítulo 12, 1-4).

«Después que uno estudia la Escritura se vuelve sensible, es decir, adquiere el discernimiento y gusto de la razón para distinguir lo bueno de lo malo, lo dulce de lo

amargo.» (Santo Tomás, en Catena Aurea, vol. 1)

Martes 21 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, gracias por darme un nuevo día. Este regalo me mueve a buscarte en la oración; quiero escucharte para conocer el camino que puede transformar este día en una alabanza a tu Providencia. Mi fe me dice que no puede haber nada mejor que seguir tu plan; mi esperanza se cimienta en tu gracia; y mi amor quiere crecer para ser más y mejor persona. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Dios mío, que nunca sea indiferente a tu Pan de vida. Que esta oración me ayude a valorar la comunión sacramental como el mejor bien y la mejor gracia que puedo recibir. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35 En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: "¿Qué signo vas a realizar tú, para que lo veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo".

Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; Es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo".

Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Aprender a reconocer el Pan que da la vida. «Además del hambre físico, el hombre lleva en sí otro hambre, un hambre que no puede ser saciado con el alimento ordinario. Es hambre de vida, hambre de amor, hambre de eternidad.

Y el signo del maná —como toda la experiencia del éxodo— contenía en sí también esta dimensión: era figura de un alimento que satisface esta profunda hambre que hay en el hombre. Jesús nos da este alimento, es más, es Él mismo el pan vivo que da la vida al mundo. Su Cuerpo es el verdadero alimento bajo la especie del pan; su Sangre es la verdadera bebida bajo la especie del vino. No es un simple alimento con el cual saciar nuestro cuerpo, como el maná; el Cuerpo de Cristo es el pan de los últimos tiempos, capaz de dar vida, y vida eterna, porque la esencia de este pan es el Amor.

En la Eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros: un amor tan grande que nos nutre de sí mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la

experiencia de la fe significa dejarse alimentar por el Señor y construir la propia existencia no sobre los bienes materiales, sino sobre la realidad que no perece: los dones de Dios, su Palabra y su Cuerpo.» (Homilía de S.S. Francisco, 19 de junio de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Hacer una comunión espiritual durante el día y enseñarle a alguien más esta oración.

«La comida material primero se convierte en el que la come y, en consecuencia, restaura sus pérdidas y acrecienta sus fuerzas vitales. La comida espiritual, en

cambio, convierte en sí al que la come, y así el efecto propio de este sacramento es la conversión del hombre en Cristo, para que no viva él sino Cristo en él; y en

consecuencia, tiene el doble efecto de restaurar las pérdidas espirituales causadas por los pecados y deficiencias, y de aumentar las fuerzas de las virtudes.»

(Santo Tomás, Comentarios IV al Libro de las sentencias).

Miércoles 22 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, te abro mi mente y mi corazón para recibir tu gracia que quiere fluir de tu corazón al mío. Quiero recibirla e irradiarla en mi familia, en mis amigos, en quien pongas en mi camino, sobre todo en aquellos que tengan vacío el corazón porque no han tenido la experiencia de tu amor. Con el fuego de tu amor en mí, quiero ser una humilde luz para los demás, para tu gloria. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, ayúdame a que esta oración me ayude a fortalecer la convicción de que la voluntad de Dios es lo mejor para nosotros. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 6, 35-40 En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Y la voluntad del que me envió es que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucité en el último día." Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Hacer la voluntad del Padre no es fácil. Lo contrario a cumplir la voluntad de Dios comenzó en el Paraíso, con la no obediencia de Adán. Y esa desobediencia ha llevado el mal a toda la humanidad. También los pecados son actos de no obedecer a Dios, de no hacer su voluntad. Sin embargo, el Señor nos enseña que este es el camino, no hay otro. Y comienza con Jesús, sí, en el Cielo, en la voluntad de obedecer al Padre.

Pero cumplir la voluntad de Dios «no es fácil». No fue fácil para Jesús que fue tentado en el desierto y en el huerto de los olivos. Tampoco lo fue para algunos discípulos, que lo dejaron porque no entendieron qué quería decir hacer la voluntad del Padre.

Tampoco es fácil para nosotros desde el momento que cada día nos presentan en una bandeja muchas opciones. Y así, ¿cómo hago para hacer la voluntad de Dios? Pidiendo la gracia de querer hacerlo. […]

Que el Señor nos dé la gracia, a todos, que un día pueda decir de nosotros lo que ha dicho de aquel grupo, de aquella multitud que lo seguía, los que estaban

sentado en torno a Él, como hemos escuchado en el Evangelio. Y así hacer la voluntad de Dios nos hace ser parte de la familia de Jesús, nos hace madre, padre, hermana, hermano. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 27 de enero de 2015, en Santa Marta). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Ante las contrariedades y dificultades de este día repetir, interiormente, con mucha fe y confianza: Que se haga la voluntad de Dios.

«Para honrar a Dios, sométanse enteramente a su voluntad y no crean que les servirán mejor de otro modo, pues no se le sirve nunca bien, sino cuando se le sirve

como Él quiere.» (San Francisco de Sales, Epistolario)

Jueves 23 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor Jesús, creo en Ti, Rey y Señor del cielo y de la tierra. Confío en tu bondad y en tu tierna preocupación por mi bien, y por el bien de cada persona. Te amo y deseo corresponder a tu gracia. Soy un pobre y débil instrumento, pero sé que Tú puedes hacer cualquier cosa, si soy dócil a tu gracia. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús, que mi oración me ayude a comprender y agradecer el inmenso don que recibimos en la Eucaristía. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51 En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ése sí ha visto al Padre.

Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron: Éste es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Encuentro con Cristo en la Eucaristía. «Es necesario tener siempre presente que la Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra de aquello que Jesús ha dicho o hecho. No. ¡Es precisamente una acción de Cristo! Es Cristo que actúa ahí, que está sobre el altar.

Y Cristo es el Señor. Es un don de Cristo, el cual se hace presente y nos reúne en torno a sí, para nutrirnos de su Palabra y de su vida. Esto significa que la misión y la identidad misma de la Iglesia surgen de allí, de la Eucaristía, y allí toman siempre forma. Una celebración puede resultar también impecable desde el punto de vista exterior. ¡Bellísima! Pero si no nos conduce al encuentro con Jesucristo, corre el riesgo de no traer ningún alimento a nuestro corazón y a nuestra vida.

A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra existencia y permearla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vida. El corazón se llena de confianza y de esperanza pensando en las palabras de Jesús recogidas en el evangelio: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”. Vivamos la Eucaristía con

espíritu de fe, de oración, de perdón, de penitencia, de alegría comunitaria, de preocupación por los necesitados, y por las necesidades de tantos hermanos y hermanas, en la certeza de que el Señor realizará aquello que nos ha prometido: la vida eterna. ¡Así sea!» (S.S. Francisco, catequesis, 12 de febrero de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Leer el Catecismo de la Iglesia, nn. 1406 al 1419, para conocer y reflexionar sobre el misterio de la Eucaristía. «No existe verdaderamente nada más útil para nuestra salvación que este sacramento en que se purifican los pecados, aumentan las virtudes y se encuentra la abundancia

de todos los carismas espirituales.» (Santo Tomás, Sermón para la fiesta del Cuerpo de Cristo).

Viernes 24 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Jesús mío, creo que estás presente en la Eucaristía, con tu cuerpo y con tu sangre, con tu alma y tu divinidad, tal como lo estás en el Cielo. Te agradezco este don tan maravilloso que me confirma el gran amor y la inmensidad de tu misericordia. ¡Gracias por quedarte con nosotros y darme la posibilidad de recibirte en mi pobre corazón! Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Ven, Espíritu Santo, llena mi mente y mi corazón del fuego de tu amor, para que pueda encontrar en esta oración luz para saber vivir y trasmitir a otros la ternura que envuelve tu Eucaristía. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59 En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Jesús les dijo: "Yo les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo: no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre". Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm. Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Comunicar la ternura de la Eucaristía. «Esta fe nuestra en la presencia real de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, en el pan y en el vino consagrados, es auténtica si nos comprometemos a caminar detrás de Él y con Él. Adorar y caminar: un pueblo que adora es un pueblo que camina. Caminar con Él y detrás de Él, tratando de poner en práctica su mandamiento, el que dio a los discípulos precisamente en la última Cena: “Como yo os he amado, amaos también unos a otros”. El pueblo que adora a Dios en la Eucaristía es el pueblo que camina en la caridad. Adorar a Dios en la Eucaristía, caminar con Dios en la caridad fraterna.

Hoy, como obispo de Roma, estoy aquí para confirmaros no sólo en la fe sino también en la caridad, para acompañaros y alentaros en vuestro camino con Jesús Caridad. […] Os aliento a todos a testimoniar la solidaridad concreta con los hermanos, especialmente los que tienen mayor necesidad de justicia, de esperanza, de ternura. La ternura de Jesús, la ternura eucarística: ese amor tan delicado, tan

fraterno, tan puro. Gracias a Dios hay muchas señales de esperanza en vuestras familias, en las parroquias, en las asociaciones, en los movimientos eclesiales» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de junio de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Jesús está vivo y presente en la Eucaristía, voy a anunciarlo de alguna manera, especialmente a través de actos concretos de caridad. . «Para animar a los católicos a profesar valientemente su fe y a practicar las virtudes cristianas, ningún medio es más eficaz que el que consiste en alimentar y aumentar

la piedad del pueblo hacia aquella admirable prenda de amor, lazo de paz y de unidad, que es el sacramento de la Eucaristía.» (León XIII, Breve apost. Providentissimus, 1897)

Sábado 25 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, Tú eres el centro de mi vida y me llamas a predicar tu Reino. Tu resurrección me invita a poner mi mirada en el cielo. ¡Cuánto tengo que aprender! Gracias por este tiempo de oración en él quiero profundizar en todas estas verdades de mi fe, para hacerlas vida, día con día. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor, dame la gracia para concebir mi existencia como una misión: extender tu Reino en mí, en mi familia, y en la vida de todos los hombres que aún no lo conocen, o no lo aceptan. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20 En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos, y éstos quedarán sanos".

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Llamados a ser discípulos misioneros. «Al celebrar la canonización de un gran misionero del Evangelio, san José Vaz, al igual que muchos mi sioner os en la histori a de l a Iglesi a, él respondió́ al mandat o del Señ or resucitado de hacer discípulos en todas las naciones. Con sus palabras, pero más aún, con el ejemplo de su vida, ha llevado al pueblo de este país a la fe que nos hace partícipes de “la herencia de los santos”. […]

San José Vaz nos da un ejemplo de celo misionero. A pesar de que llegó a Ceilán para ayudar y apoyar a la comunidad católica, en su caridad evangélica llegó a todos. Dej ando atr ás su hogar, su fami li a, l a comodidad de su ento rno fami liar, respondi ó́ a l a llamada a salir, a hablar de Cristo dondequiera que fuera. San José Vaz sabía cómo presentar la verdad y la belleza del Evangelio en un contexto multireligioso, con respeto, dedicación, perseverancia y humildad. Éste es también hoy el camino para los que siguen a Jesús. Estamos llamados a salir con el mismo celo, el mismo ardor, de san José Vaz, pero también con su sensibilidad, su respeto por los demás, su deseo de compartir con ellos esa palabra de gracia, que tiene el poder de edificarles. Estamos llamados a ser discípulos misioneros.» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de enero de 2015).

Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Para prepararme espiritualmente para la Eucaristía de mañana, voy hacer un repaso de mis actividades de esta semana: ¿son las actividades de un discípulo misionero de Cristo? De las conclusiones que saque, preparar mi ofrecimiento o mi acto penitencial.

«Las personas que han amado a Dios sin reservas tienen capacidad especial para amar al hombre y entregarse a él sin intereses personales y sin límites.»

(San Juan Pablo II, 10 de noviembre de 1978)

Domingo 26 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor mío, entregarse a Ti es el fin último del hombre, es nuestra primera y gran obligación en la vida. Tú eres mi destino y la razón de toda mi existencia. En este momento, con un acto libre de mi voluntad, y como pequeña y humilde muestra de mi amor, quiero entregarme completamente a Ti. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús, mi buen Pastor, conduce mi oración para convencerme que sólo encontraré el sentido de mi vida cuando decida dártela, sin condiciones, en vez de tratar de apoderarme de ella. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 10, 11-18 En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí, y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil, y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor.

El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

¿A quién me gusta seguir? Jesús es el Buen Pastor, las ovejas escuchan su voz y lo siguen. No era ni un fariseo casuístico moralista, ni un saduceo que hacia negocios políticos con los poderosos, ni un guerrillero que buscaba la liberación política de su pueblo, ni un contemplativo del monasterio. ¡Era un pastor! Un pastor que hablaba la lengua de su pueblo, se hacía entender, decía la verdad, las cosas de Dios: ¡no negociaba nunca las cosas de Dios! Pero las decía de tal forma que el pueblo amaba las cosas de Dios. Por esto lo seguían.

¿A mí a quién me gusta seguir? A quienes me hablan de cosas abstractas o de casuísticas morales; los que se dicen del pueblo de Dios, pero no tienen fe y negocian todo con los poderes políticos, económicos; los que quieren siempre hacer cosas extrañas, cosas destructivas, guerras llamadas de liberación, pero que al final no son el camino del Señor; o un contemplativo lejano?

Que esta pregunta nos haga llegar a la oración y pedir a Dios, el Padre, que nos haga llegar cerca de Jesús para seguir a Jesús, para asombrarnos de lo que Jesús nos dice. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 26 de junio de 2014, en Santa Marta). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Voy aprovechar el cambio de actividades familiares, por ser domingo, para buscar modos concretos […] de servir humildemente a los demás, tratando de conducirlos hacia Jesús, nuestro Buen Pastor. «Yo soy el buen pastor. Es evidente que el oficio del pastor compete a Cristo, pues de

la misma manera que el rebaño es guiado y alimentado por el pastor, así Cristo alimenta a los fieles espiritualmente y también con su cuerpo y su sangre. Eran como ovejas descarriadas –dice el Apóstol-, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de

sus almas.» (Santo Tomás, Comentarios al Evangelio de san Juan, 10, 3).

Lunes 27 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, inicio mi oración con humildad y esperanza. Sé que tienes algo que decirme. Te abro mi corazón y mi mente y te ofrezco mi voluntad porque confío en tu amor y en gracia para llevar acabo todo lo que hoy me quieras pedir. Te ofrezco esta oración por los miembros de mi familia que están lejos de ti. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Jesús, tómame de tu mano, quiero acrecentar mi vida de oración y de apostolado, no dejes que tome la puerta ancha que me aleja de la abundancia de la vida que Tú me ofreces. Evangelio del día, (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10 En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños".

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les quería decir. Por eso añadió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado.

Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará; podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

No dejar que la esperanza se apague. Aquí hay muchos jóvenes. Jóvenes, queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo con el bien. La Iglesia los acompaña ofreciéndoles el don precioso de la fe, de Jesucristo, que ha «venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Hoy digo a todos ustedes: No están solos, la Iglesia está con ustedes, el Papa está con ustedes. Llevo a cada uno de ustedes en mi corazón y hago mías las intenciones que albergan en lo más íntimo: la gratitud por las alegrías, las peticiones de ayuda en las dificultades, el deseo de consuelo en los momentos de dolor y sufrimiento. Todo lo encomiendo a la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida, la Madre de todos los pobres del Brasil, y con gran afecto les imparto mi Bendición. Gracias. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 25 de julio de 2013). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Hoy haré un sacrificio (una renuncia a algo bueno), para ofrecerlo a Dios por la fidelidad a su vocación cristiana de todos los creyentes.

«Aquel buen Pastor que dio su vida por las ovejas salió a buscar la oveja perdida, por las montañas y colinas donde tú ofrecías sacrificios a los ídolos. Y, cuando

encontró a la oveja perdida, la cargo sobre sus hombros –sobe los que había cargado también el madero de la cruz- y así la llevó nuevamente a la vida eterna.»

(San Gregorio Nacianceno, Disertación 45).

Miércoles 28 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor Jesús, creo en que Tú eres mi amigo y salvador. Confío en tu providencia, aunque a veces no entiendo qué sentido tienen las cosas que me suceden; te amo y te doy gracias por este momento de oración que sé me iluminará para crecer hoy en el amor. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración)

Dame, Señor, la fuerza para guardar silencio y escuchar con el oído de mi alma tu

voz. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30 Por aquellos días, se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno. Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico de Salomón. Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente".

Jesús les respondió: "Ya se lo he dicho y no me creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre, dan testimonio de mí. Pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

¿Estoy inquieto por escuchar la voz de Dios? «En Agustín es precisamente esta inquietud del corazón lo que le lleva al encuentro personal con Cristo, le lleva a comprender que ese Dios que buscaba lejos de sí es el Dios cercano a cada ser humano, el Dios cercano a nuestro corazón, más íntimo a nosotros que nosotros mismos.

Pero igualmente en el descubrimiento y en el encuentro con Dios, Agustín no se detiene, no se arrellana, no se cierra en sí mismo como quien ya ha llegado, sino que continúa el camino. La inquietud de la búsqueda de la verdad, de la búsqueda de Dios, se convierte en la inquietud de conocerle cada vez más y de salir de sí mismo para darlo a conocer a los demás. Es justamente la inquietud del amor. Desearía una vida tranquila de estudio y de oración, pero Dios le llama a ser Pastor en Hipona, en un momento difícil, con una comunidad dividida y la guerra a las puertas. Y Agustín se deja inquietar por Dios, no se cansa de anunciarlo, de evangelizar con valentía, sin temor, busca ser la imagen de Jesús Buen Pastor que conoce a sus ovejas, más aún, como me gusta repetir, que “percibe el olor de su rebaño”, y sale a buscar las perdidas. Agustín vive lo que san Pablo indica a Timoteo

y a cada uno de nosotros: anuncia la palabra, insiste en el momento oportuno y no oportuno, anuncia el Evangelio con el corazón magnánimo, grande de un Pastor que está inquieto por sus ovejas.

El tesoro de Agustín es precisamente esta actitud: salir siempre hacia Dios, salir siempre hacia el rebaño... Es un hombre en tensión, entre estas dos salidas; no “privatizar” el amor... ¡siempre en camino! Siempre en camino, decía Padre, usted ¡siempre inquieto! Y ésta es la paz de la inquietud. Podemos preguntarnos: ¿estoy inquieto por Dios, por anunciarlo, para darlo a conocer? ¿O me dejo fascinar por esa mundanidad espiritual que empuja a hacer todo por amor a uno mismo?» (Homilía de S.S. Francisco, 28 de agosto de 2013). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Examinar mi corazón para ver si realmente escucho la voz de Dios. Escuchar su voz implica formarme y conocer la Palabra de Dios; hacer silencios en mi interior para preguntarle a Jesús cuál es su voluntad; significa orientar todo lo que hago al cumplimiento de su voluntad. De este examen, sacar un propósito concreto que me lleve a escuchar mejor a Cristo.

«Que nuestra vida tenga su centro en nuestro interior, donde Cristo habita.» (San Bernardo, Sermón 5).

Jueves 29 de abril

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor Jesús, me postro ante Ti con una gran confianza, seguro de que este tiempo que voy a pasar contigo en oración hará una diferencia en mis actitudes y me acompañará durante todo el día. Te agradezco tu amor incondicional e inagotable y te ofrezco, humildemente, mi deseo de amarte y servirte más en mis hermanos. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Dios mío, te pido la gracia de no tener miedo de apostar todo por Cristo; enciende en mí el deseo de creer y de construir mi vida con Él y por Él. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 12, 44-50 En aquel tiempo, exclamó Jesús con fuerte voz: "El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no siga en tinieblas.

Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica, yo no lo voy a condenar; porque no he venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.

El que me rechaza y no acepta mis palabras, tiene ya quien lo condene: las palabras que yo he hablado lo condenarán en el último día. Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que mi Padre, que me envió, me ha mandado lo que tengo que decir y hablar. Y yo sé que su mandamiento es vida eterna. Así, pues, lo que habló, lo digo como el Padre me lo ha dicho". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Cristo quiere nuestra salvación. «Este es el camino de la historia del hombre: un camino para encontrar a Jesucristo, el Redentor, que da la vida por amor. En efecto, Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. Este árbol de la Cruz nos salva, a todos nosotros, de las consecuencias de ese otro árbol, donde comenzó la autosuficiencia, el orgullo, la soberbia de querer conocer –nosotros-, todo, según nuestra mentalidad, de acuerdo con nuestros criterios, incluso de acuerdo a la presunción de ser y de llegar a ser los únicos jueces del mundo. Esta es la historia del hombre: desde un árbol a otro.

En la cruz está también la historia de Dios, para que podamos decir que Dios tiene una historia. Es un hecho que Dios ha querido asumir nuestra historia y caminar con nosotros: se ha abajado haciéndose hombre, mientras nosotros queremos alzarnos, y tomó la condición de siervo, haciéndose obediente hasta la

muerte en la Cruz, para levantarnos: ¡Dios hace este camino por amor! No hay otra explicación: solo el amor hace estas cosas. Hoy miramos la Cruz, historia del hombre e historia de Dios. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 14 de septiembre de 2013, en Santa Marta). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Hoy voy a rechazar las preocupaciones sobre las que nada puedo hacer, para actuar con confianza y decisión en las que sí puedo cambiar.

«Si el alma llegara a levantar los ojos hasta su cabeza, que es Cristo […], sería

realmente feliz por la penetración de su visión, al poner sus ojos donde el mal no puede oscurecerlos.»

(San Gregorio de Nisa, Homilía 5)

Viernes 30 de abril Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor Jesús, con demasiada frecuencia olvido que mereces el primer lugar en mi vida. En este momento, sin embargo, te reconozco como mi Rey y Señor. Sé que estás presente en mí y que deseas que me llene con tu gracia. Gracias por tu misericordia. Te ofrezco mi amor. Te amo y quiero que seas el Rey de mi vida. Petición (pide eso que sabes que te ayudará a hacer mejor tu oración) Señor Jesús, libérame de mí mismo, de mi egoísmo, para dejarme transformar por tu gracia. Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Juan 13, 16-20 En aquel tiempo, después de lavarles los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: "Yo les aseguro; el sirviente no es más importante que su amo, ni el enviado es más que quien que lo envía. Si entienden esto y lo ponen en práctica, serán dichosos. No lo digo por todos ustedes, porque yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla el pasaje de la Escritura, que dice: El que compartía mi pan me ha traicionado. Les digo esto ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, crean que Yo Soy. Yo les aseguro: El que recibe al que yo envío, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado". Palabra del Señor. Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Cristo se hace presente en su Iglesia. «Los Doce eligieron colaboradores, a quienes comunicaron el don del Espíritu que habían recibido de Cristo, por la imposición de las manos que confiere la plenitud del sacramento del Orden. De esta manera, a través de la sucesión continua de los obispos, en la tradición viva de la Iglesia se ha ido transmitiendo este tan importante ministerio, y permanece y se acrecienta hasta nuestros días la obra del Salvador.

En la persona del obispo, rodeado de sus presbíteros, está presente entre vosotros el mismo Jesucristo, Señor y Pontífice eterno. Él es quien, en el ministerio del obispo, sigue predicando el Evangelio de salvación y santificando a los creyentes mediante los sacramentos de la fe; es Cristo quien, por medio del ministerio paternal del obispo, agrega nuevos miembros a la Iglesia, su Cuerpo; es Cristo quien, valiéndose de la sabiduría y prudencia del obispo, guía al pueblo de Dios, a través de su peregrinar terreno, hasta la felicidad eterna.

Recibid, pues, con alegría y acción de gracias a nuestro hermano que, nosotros obispos, con la imposición de las manos, hoy agregamos al colegio episcopal. Debéis honrarlo como ministro de Cristo y dispensador de los misterios de

Dios, a él se ha confiado dar testimonio del Evangelio y administrar la vida del espíritu y la santidad. Recordad las palabras de Jesús a los Apóstoles: “Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”». (Homilía de S.S. Francisco, 30 de mayo de 2014). Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito (Proponte uno personal, el que más amor implique. Si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación). Voy hacer una oración especial por todos los obispos y sacerdotes del mundo, para que sean fiel imagen de Cristo. «Si no tienes veneración suma por el estado sacerdotal y el religioso, no es cierto que

ames a la Iglesia de Dios.» (San Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 526).