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ROPOHUAYTA Corrientes Pedagógicas Contemporáneas
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CONCEPTUALES PROCEDIMENTALES ACTITUDES
CORRIENTE PEDAGÓGICA LIBERADORA Contexto histórico de
su existencia. Carácter de clase de
educación por la que apuesta Paulo Freire.
Educación liberadora para aprender a leer la realidad.
Comprende el contexto histórico en la que se da los aportes de Freire
Transfieren el carácter de clase y las características de la educación liberadora por la que apuesta Freire en unos afiches pedagógicos.
Cumple con las normas de taller y
protege los intereses de la escuela
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POMASUNCO HUAYTALLA, Rocío
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERÚ
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE EDUCACIÓN ESPECIALIDAD: MECÁNICA AUTOMOTRIZ
ABRIL- 2011
FACAPSEMESTRE
IIISEMANA 4
CAPACIDAD Investiga el contexto histórico en la que se da los aportes de Freire explicando el carácter de clase y las características de la educación liberadora en el “Diseño y construcción de soportes metálicos para el acondicionamiento de los módulos automotrices” con respeto..
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CORRIENTE PEDAGÓGICAS LIBERADORA:
LOS APORTES DE PAULO FREIRE
CONTEXTO HISTÓRICO PEDAGÓGICO DE SU EXISTENCIA
Paulo Freire Neves nació en el estado de Recife, (Brasil), en 1921, hijo de don Joaquín
Temístocles Freire y doña Edeltrudis Neves. El período de su existencia estuvo rodeado
por la profunda crisis recesiva del capitalismo norteamericano, que sin dudas tuvo hondas
repercusiones en Brasil. Este hecho incluso le obligaría a trabajar a temprana edad como
profesor de portugués, pero a la vez seguir estudios de Derecho, Filosofía y Psicología del
Lenguaje. Ambas actividades le ayudaban no sólo a comprender las penurias y dificultades
que muestra la sociedad en la que se vive y que afecta de manera principal a los carentes
de los medios de producción, sino también a distinguir las falsas posiciones de personas e
instituciones Prelación a la situación de los explotados del mundo y especialmente los del
Brasil.
Esto motivaría para que Freire se haya alejado de las canteras religiosas y de la
sacrosanta iglesia católica de las que formaban parte. Así da a entender, cuando él mismo
hace alguna remembranza acerca de su existencia. “En esta época, a causa de la distancia,
entre la vida, distancia que en mi ingenuidad no podía comprender, el compromiso que ésta
exige, y lo que dicen los sacerdotes en los sermones del domingo, me alejé de la iglesia (no
de Dios), con gran tristeza de mi madre”.
Como todo ser humano guiado por convicciones políticas e ideológicas a favor de los
oprimidos de su país, también se dio tiempo para asumir las responsabilidades
sentimentales a partir de la constitución de su entorno familiar. Así él mismo reconoce:
“Como tenia una irresistible vocación de padre de familia me case a los 23 años, en 1944,
con Elza Maia Costa Oliveira de Recife, Hoy Elza Freire, católica como yo. Con ella
continué el dialogo que había aprendido con mis padres. Tuvimos cinco hijos, tres niñas y
dos muchachos, gracias a los cuales el campo de nuestro diálogo se hizo más amplio”.
Desde la segunda mitad del siglo XX, (1951) al crearse el Movimiento de Cultura
Popular, la unidad con los sindicatos rurales y urbanos, participan activamente en el
proceso de concientización de las masas empobrecidas. Pero de ningún modo debe
soslayarse factores políticos –sociales concomitantes vividos en América Latina, la
revolución cubana, la posición crítica respecto de Europa y de los Estados Unidos de
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Norteamérica, la critica de los propios sistemas políticos, la critica de las condiciones
sociales imperantes en la sociedades, la reformulación de la cuestión del cambio propio,
etc. Freire sostiene que el movimiento de Educación Popular fue una de las numerosas
formas de movilización de mas adoptadas en el Brasil. Es posible registrar numerosos
procedimientos de naturaleza política, social y cultural de movilización y de
concientización de masas, a partir de la participación popular creciente por medio del voto.
Por otro lado, en los años 1962 y 1964, Paulo Freire va siendo conocido tanto en su país
como fuera de él por la aplicación del método de alfabetización de la población adulta pero
con una cierta dosis de politización y el derecho a tener el voto. A tal punto que en 1964,
las fuerzas conservadoras de Brasil consideraron como algo subversivo este proceso de
alfabetización, llegando a encarcelar a Freire y al conjunto de responsables durante 70 días.
Por esta razón tuvo que pedir asilo en Bolivia y luego en Chile, porque como él mismo
denuncia que se le consideró como un “Subversivo internacional”, un “traidor de Cristo y
del pueblo brasileño”. “Niega usted – preguntaba uno de los jueces – que su método es
semejante al de Stalin, Hitler, Perón y Mussolini? ¿Niega usted que su pretendido método
lo que quiere es hacer bolchevique al país?...”.
El destierro de Freire se debía fundamentalmente a que él daba énfasis a la
concientización que en términos de concepción educativa equivalente a que los hombres y
mujeres explotados de Brasil despierten del letargo en que se hallaban y sobrepasen las
alienaciones que se imponían en lo cultural y económico. Entendía que la educación es
como el acto de conocimiento, como aproximación crítica a la realidad. A decir de
Augusto Salazar Bondy, (1975), Freire estimaba que una educación debe preparar al
mismo tiempo para un juicio crítico de las alternativas propuestas por la elites y dar la
posibilidad de escoger el propio camino. Estas son las razones por las que los grupos
reaccionarios de Brasil no podían comprender que un educador católico se hiciese vocero
de los oprimidos; con mayor razón les era imposible admitir que llevar la cultura al pueblo
fuese conducirlo a dudar de la validez de sus privilegios.
CARÁCTER DE CLASES DE EDUCACIÓN POR LA QUE APUESTA PAULO
FREIRE.
Entre el periodo de la persecución política sufrida por Freire y su asilo en Chile existe
una maduración en sus propuestas pedagógicas, sobre todo porque entiende la naturaleza
de dominación económica y política que vive Brasil de modo casi permanente por la
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dominación financiera y tecnológica internacional, bajo la complicidad de los militares y
las clases dominantes internas de este país, caso análogo a los demás países de América del
Sur, especialmente el del Perú. Esta es la razón central para la permanente explotación de
sus recursos naturales y la fuerza de trabajo de miles de millones de sus habitantes.
A la vez este es el marco social en el que Paulo Freire procesa mejor sus ideas sobre la
educación, la concientización, la libertad sus ideas sobre la educación, la concientización la
libertad del hombre brasileño, especialmente de los desposeídos, los analfabetos y por
cierto explotados por el capital financiero, norteamericano, y europeo. De este modo,
existe una coherencia fundamental entre los principios y la acción del educador. Su
concepción de la educación significó una apertura hacia la historia concreta, y no una
simple idealización de la libertad.
Estas ideas se evidencian cuando en 1965 Paulo Freire escribe el libro La Educación
como practica de la libertad, en el que sostiene que no existe educación sin sociedad
humana y no existe hombre fuera de ella. Y una parte de esta sociedad es sin duda Brasil,
sociedad que intensamente cambia y dramáticamente es contradictoria; sociedad en
“nacimiento” que presenta violentos encuentros con un tiempo que se desvanecía con sus
valores, con sus peculiares formas de ser y que “pretendía” continuamente en otro que
estaba por venir, buscando configurarse. Sin embargo, esta sociedad se halla dominada y
dirigida por una élite superpuesta, alienada y en la cual el hombre común es minimizado y
sin conciencia de serlo, era y es más “cosa” que hombre mismo. Mientras que la opción
por el mañana, por una nueva sociedad que, siendo sujeto de sí misma, considerarse al
hombre y al pueblo sujetos de su historia.
Opción por una sociedad independiente u opción por una sociedad que se
“descolonizase” cada vez más, que se desprendiese de las corrientes que la hacían y la
hacen objeto de otras, que a su vez son sujetos de ella. Este es el dilema básico que se
presenta hoy, en forma ineludible, a los países subdesarrollados al Tercer Mundo. En este
propósito, la educación de las masas se hace algo absolutamente fundamental entre
nosotros. Educación que, libre de alineación, era una fuerza para el cambio y para la
libertad. La opción, por lo tanto, está entre una “educación” para la “domesticación”
alienada y una educación para la libertad. “Educación” para el hombre objeto o
educación para el hombre–sujeto. He allí el dilema, que en si encierra una profunda
contradicción social, filosófica política y educativa.
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Estos planteamientos fueron enriquecidos, cuando en 1971, en una entrevista que le
hicieron la revista Risk, publicada por el Consejo Mundial de las Iglesias, del que el mismo
Freire formaba parte. Sostuvo que es imposible hablar de una educación neutral, porque, de
manera general, esto se presenta como algo obvio a la conciencia ingenua. Esto significa
reconocer que la labor de los educadores está orientada hacia la liberación de los hombres,
a su humanización, o a su domesticación, su dominación. En verdad, esta orientación
pedagógica de Freire debería ser atendida y puesta en práctica por los educadores,
aquellos que en gran parte se autodenominan “apolíticos”, “no comprometidos a nadie”,
“independientes” y cuanta sarta de mediocridad estilan expresar.
A diferencia de estos ingenuos educadores que son innecesarios para el tipo de país que
se es, Freire insiste en señalar: “Precisamente por esto, creo que es muy importante
aclarar las diferencias entre las distintas formas de acción que existen en el campo de la
educación, para hacer posible nuestra verdadera elección. Si mi elección es liberadora,
humanizadora, es necesario que yo conozca con absoluta claridad los métodos, las
técnicas, los procesos que tendré que utilizar cundo esté delante del educando.
Generalmente creeremos que estamos trabajando para el hombre, y con el hombre, por su
liberación, su humanización; sin embargo, al utilizar los mismos métodos evitamos que el
hombre se libere. Esto es así precisamente porque internalizamos en nosotros los mitos que
hemos recibido durante nuestra experiencia, en nuestra educación. Estos mitos hacen que
sea imposible para nosotros desarrollar un tipo de acción para la libertad, para la
liberación. De manera que no sólo es necesario saber que una educación neutral es
imposible, sino que es absolutamente necesario definir estas acciones diferentes y
antagonísticas.
Todo el empeño de Freire se basó en la búsqueda de ese hombre-sujeto que
necesariamente implicaría una sociedad también sujeto. Siempre creyó que dentro de las
condiciones históricas de su sociedad era indispensable una amplia concienciación de las
masas brasileñas, a través de una educación que les hiciese posible la autorreflexión sobre
su tiempo y su espacio. Freire estaba convencido, hasta el día de su muerte, de que la
“elevación del pensamiento” de las masas “que se suele llamar apresuradamente
politización” comienza exactamente con esta autorreflexión. Autorreflexión que las
llevaría a la consecuente profundización de su toma de conciencia y de la cual resultará su
inserción en la historia, ya no como espectadores, como lo son la mayoría de las personas,
sino como actores y autores de su destino y el de su país.
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Pero, Freire jamás pensó ingenuamente que la práctica de tal educación que respeta
en el hombre su vocación antológica de ser justo pudiese ser aceptada por aquellas fuerzas
conservadoras, cuyo interés básico es la explotación económica y social, la alienación del
hombre y de la sociedad brasileña y la mantención de esta tamaña alineación. De ahí que
se emplearan todas las armas posibles contra cualquier tentativa de concienciar, menos una
politización en perspectiva de una mejor toma de posición social, hecho que se
consideraba una seria amenaza con sus privilegios. Esto es enteramente cierto, en la
medida que las clases dominantes vean peligrar sus intereses económicas y propiedades,
inevitablemente recurren al uso de todo medio lícito e ilícito para preservar el statu quo
vigente, desde el uso del poder político del Estado, sus organismos o dependencias hasta
las formas mas sutiles de maniobra y engaño político.
Es verdad tanto ayer como hoy, como mañana, allí o en cualquier parte, que estas
fuerzas distorsionan la realidad y tratan de elevarse como defensoras del hombre, de su
dignidad, de su libertad, tildan todo esfuerzo de verdadera liberación de “peligrosa
subversión”, “masificación”, de “lavado cerebral”. En verdad, son ellas las que masifican
en la medida en que domestican y se apoderan de los estratos más ingenuos de la sociedad,
en la medida en que dejan en cada hombre la sombra de la opresión que lo aplasta.
Expulsar esta sombra por la concienciación es una de las tareas fundamentales de una
educación realmente liberadora y que como tal respete al hombre como persona.
Pero el camino hacia la sociedad “abierta”, es decir, democrática y autónoma, no
pasa solamente por trasformaciones sociales, estructurales, sino que también una cuestión
del proceso de toma de conciencia por parte del hombre y la sociedad ya que “sólo una
conciencia crítica es la característica de los estados verdaderamente democráticos”. La
educación por si sola todavía no opera ningún cambio social, pero por otra parte tampoco
se dan ningún cambio social sin educación, ya que sin un enfrentamiento crítico con las
consecuencias del cambio, éste conducirá a una nueva dependencia y adaptación crítica.
De esa manera se le prescriben al proceso educativo determinadas tareas y propiedad, una
pedagogía de los oprimidos está vinculada con determinados requerimientos al proceso
educativo; la educación tiene que ser creativa, participativa, dialogante, y tiene que ser un
proceso permanente.
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EDUCACIÓN LIBERADORA PARA APRENDER A LEER LA REALIDAD.
Paulo Freire a través de sus investigaciones realizadas y fundamentalmente por las
experiencias vividas en si tierra natal y otras y otras realidades se percata que por el
sistema de explotación económica y social los trabajadores y personas pobres no son
capaces de percatarse de su realidad, tampoco superar el estado cada vez mayor de
alienación en que se hallan. Por esta razón propone que se debe desarrollar una educación
sustentada en la concientización, relacionando la teoría y la práctica, empleando el método
problematizador sobre los hechos y asuntos sociales que impiden alcanzar una sociedad
solidaria y humanista.
En esta dirección Freire, a decir de Lucio Valer y otro, (1999), propone que el punto de
partida es colocar la educación como mediadora de la recuperación del “ser-persona”.
Pero, para ello, la educación, debe enseñar a recuperar el “tener” toda vez que el “tener es
condición necesaria para ser”. Al tomar conciencia de los que “tiene” o de lo que “no
tiene”, el aprendiz toma conciencia de los que “es”. Esto se logra, según Freire,
presentando situaciones concretas, donde el sujeto “no solamente aprende” códigos
lingüísticos o de saber, sino que “aprende a leer la realidad”. La situación debe colocarse
como un problema o conjunto articulado de cuestiones, a ser respondidas en grupo. El
colectivo, al problematizarse, aprende no solamente los saberes, sino que descubre su
situación de alienación, de la conciencia del “tener”, llega a la conciencia del “ser” sujeto y
no objeto.
Aquí subyace uno de los conceptos centrales de las ideas pedagógicas de Freire: la
concientización. Fue creada por un equipo de profesores del Instituto Superior de Estudios
del Brasil, hacia los años 1964, con el aporte del filósofo Álvaro Pinto y el profesor
Guerreiro. Desde entonces se tuvo una claridad sobre el término de concientización, que
equivalía a decir que la educación, como práctica de la libertad, es un acto de
conocimiento, una aproximación crítica a la realidad. Por su parte Jesús Palacios, (2001),
afirma que la concientización es el concepto que resume el programa de la pedagogía de
los oprimidos. Concientización quiere decir el paso de la conciencia ingenua, alienada y
oprimida a la conciencia crítica, al descubrimiento de la propia situación de opresión, al
acercamiento crítico a la realidad. La concientización entiende la educación como un acto
de conocimiento por el que la persona accede a la percepción de la realidad y llega a
conocerla en toda su complejidad y globalidad.
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La concientización implica tener en cuenta que una de las características del hombre es
que solamente él es hombre. Esto equivale a reconocer que solo él es capaz de tomar
distancia frente al mundo. El hombre, solamente, puede alejarse del objeto para admirarlo.
Objetivando o admirando los hombres son capaces de obrar conscientemente sobre la
realidad objetivada. Es precisamente esto, la “praxis humana”, la unidad indisoluble entre
la acción y la reflexión sobre el mundo.
La concientización, desde la perspectiva filosófica, implica que uno trasciende la esfera
espontánea de la aprehensión de la realidad para llegar a una esfera crítica en la cual la
realidad se da como objeto cognoscible y en la cual el hombre asume una posición
epistemológica. Como refieren Paulo Freire y Augusto Salazar Bondy, (1975), la
concientización es un test de la realidad. Es decir, a más concientización, más se “des-
vela” la realidad más se penetra en la esencia fenoménica del objeto frente a la cual uno se
encuentra para analizarlo. Por esta misma razón, la concientización no consiste en “estar
frente a la realidad”, asumiendo una posición falsamente intelectual. La concientización no
puede existir fuera de la praxis, es decir sin el acto acción-reflexión. Esta unidad dialéctica
constituye de manera permanente, el modo de ser o de transformar el mundo que
caracteriza a los hombres. Es por esta razón que Jorge Capella (1989), reconoce que para
Freire, la educación problematizante está fundada sobre la creatividad y estimula una
acción y una reflexión auténtica sobre la realidad, respondiendo así la vocación de los
hombres que no son seres auténticos, sino cuando se comprometen en la búsqueda y en la
transformación creadoras.
Sobre esta base la concientización se vuelve un compromiso histórico. O lo que es lo
mismo, es conciencia histórica. Es inserción crítica de la historia, implica que los hombres
asumen el papel de sujetos que hacen y rehacen el mundo. Ella exige que los hombres
creen su existencia con el material que la vida les ofrece. De esta manera se hace viable
una educación que posibilite al hombre discutir los problemas y lo inserte en esta
problemática, que lo oriente de los peligros de su tiempo para que, consciente de ellos,
gane la fuerza y el valor para luchar, en lugar de ser arrastrado a la continua explotación
económico-social y ser sometido a las prescripciones ajenas. En esta dirección Freire exige
que la educación coloque al hombre en diálogo constante con el otro, que lo predisponga a
constantes revisiones, a análisis críticos de sus “descubrimientos”, una cierta rebeldía, en el
sentido mas humano de la expresión; que lo identifique, en fin, con métodos y procesos
científicos.
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SOBRE EL PROCESO DE ALFABETIZACIÓN
Los aportes pedagógicos de Paulo Freire en materia de alfabetización y concientización
han estado guiados por la concepción filosófica de respetar y confiar en la capacidad
creadora del pueblo. Por ello solía afirmar: “negaremos siempre formulas dadas.
Afirmamos siempre que tenemos que cambiar junto con él, y no solo ofrecer los datos.
Experimentamos métodos, técnicas, procesos de comunicación. Superamos
procedimientos. Nunca abandonamos la convicción, que siempre tuvimos, de que solo en
las bases populares, y con ellas, podríamos realizar algo serio y auténtico”. Bajo estas
premisas, se organizó y desarrolló todo un proceso de alfabetización de la población
explotada y oprimida de Brasil, pero no al estilo tradicional, menos puramente mecánica,
orientado al aprendizaje de meros signos lingüísticos e inservibles en situaciones de
pobreza y extrema pobreza de explotadores. La alfabetización, -al igual que toda tarea de
educación-, sostiene Julio Barreiro al prolongar el libro de la Educación como Práctica de
la Libertad, no puede ser concebida como un acto mecánico, mediante el cual el educador
“deposita” en los analfabetos palabras, sílabas y letras. Sino pensando en la alfabetización
del hombre brasileño como una toma de conciencia de la ingerencia que hiciera en la
realidad social y económica. Un trabajo con el cual se intentaba junto a la alfabetización,
cambiar la ingenuidad en crítica.
Además se sustentaba en una alfabetización directa y realmente ligada a la
democratización de la cultura, que fuese la introducción a esta democratización. Una
alfabetización que no considerase al hombre espectador del proceso, cuya única virtud es
tener paciencia para soportar el abismo entre su experiencia existencial y el contenido que
se le ofrece para su aprendizaje, sino que lo considerase como sujeto, creador de la historia
y de sí mismo. En honor a la verdad, solamente con mucha paciencia es posible tolerar,
después de las duras jornadas de trabajo agrícola, ganadera, artesanal o comercial, o de un
día sin “trabajo”, lecciones que hablen de “más trabajo”, “democracia”: “crearemos más
trabajo para el pueblo”; “en el mundo predomina la democracia”. Lecciones que hablen de
salarios y panes, a los hombres que muchas veces no tienen salarios y dejan de comer
panes, por las agudas crisis que afecta a la absoluta mayoría de los países atrasados y
tercermundistas.
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Se pensaba en una alfabetización que fuese en sí un acto de creación que fuese capaz de
desencadenar otros actos creadores. En una alfabetización en que el hombre, no siendo un
objeto, desarrolle la impaciencia, la vivacidad, característica de los estado de estudio, la
invención, de reivindicación. De este modo, la alfabetización y por ende, toda la tarea de
educar, sólo es auténticamente humanista, en la medida en que procura la integración del
individuo a su realidad nacional; en la medida en que le pierda miedo a la libertad; en la
medida en que pueda crear en el educando un proceso de recreación, de búsqueda, de
independencia y, a la vez, de solidaridad. Se descubre así que alfabetizar es sinónimo de
concientizar.
En síntesis, la alfabetización está ligada al conocimiento peculiar de la comunidad,
como advierte Jesús Palacios, (2001), es descifrar el código particular de la comunidad:
como habla la gente, cómo viven, qué costumbres hay, qué dichos y giros especiales, cómo
es el estilo de vida, en una palabra, todo lo que pertenece al propio “lenguaje” de la
comunidad concreta; a continuación intentan descubrir los problemas y las condiciones
sociales de la comunidad. A partir de estas observaciones, se intenta procesar los
problemas principales, intentan localizar el “núcleo de las condiciones”. Estas
contradicciones la opresión de los trabajadores campesinos por parte de los terratenientes,
el analfabetismo, la alienación cultural de los habitantes del origen indio, la opresión de las
mujeres, la falta de trabajo, la carencia de servicios de salud, etc.; se convierten en el tema
de la “enseñanza”.
Desde el punto de vista metodológico, el proceso de alfabetización guarda relación con
la codificación de los temas tratados, que a su vez son presentados en forma de fotos,
diapositivas, películas, afiches, de modo que se conviertan en material didáctico. Las
reuniones tienen lugar en la plaza del pueblo, en la sala de reuniones de la comunidad, o en
la casa de un familiar. Por consiguiente, los participantes procuran “descodificar” los
problemas y asuntos presentados, es decir captan como problemas lo que ven, sienten y
conocen como experiencias cotidianas, por medio de la descripción, la discusión, el
análisis, la formulación de problemas, la reflexión sobre su experiencia, las posibilidades
de superar las dificultades y alcanzar mejores niveles de vida. Como enfatiza Jesús
Palacios, (2001), las realidad concreta es representada en la enseñanza como codificación.
Esta representación tiene lugar en forma problematizante, es decir que los problemas no se
tratan como cuestiones teóricas, sino que se exponen de manera que quede clara la
conexión con otros problemas. De esta manera resulta posible una comprensión crítica: si
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los participantes encuentran respuestas para los desafíos que plantean los problemas, esto
produce a su vez nuevos desafíos, nuevas preguntas que exigen respuestas, preguntas que
los propios participantes se van a plantear, respuestas que ellos mismos deben darse. Como
señala Freire: “temática que saliendo del pueblo, vuelve ahora a él, como problema que
deben descifrar, y no como contenidos que deban serle depositados”.
Bibliografía:1. SOTO MEDRANO Y NICANOR MOYA. Corrientes pedagógicas
contemporáneas. FPP.HH. UNCP.2004
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Contesta en hoja aparte cada una de las preguntas formuladas.
1. ¿Cuáles son los fundamentos de Paulo Freire para establecer el carácter
de clase de la educación?
2. En base a los planteamientos de una educación liberadora para aprender a
leer la realidad identifique en nuestro contexto dichas propuestas.
3. Fundamente si la alfabetización propuesta por Freire podría ser aplicable a
nuestra realidad peruana
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