una perspectiva batesoniana

14
Instituto Milton H. Erickson de Santiago 1 Una Perspectiva Batesoniana 1 G. Combs and J. Freedman Si Milton Erickson es nuestro símbolo de qué hacer en psicoterapia, Gregory Bateson representa cómo pensar en psicoterapia. Realmente, a medida que comenzamos a comprender sus pautas de pensamiento, vemos que Bateson aporta un modelo de cómo pensar acerca del pensamiento. Ninguna revisión de su obra puede realmente hacer justicia a su trabajo, de modo que recomendamos que usted lea sus libros si aun no los ha estudiado. Nos hemos inspirado especialmente en las ideas de Espíritu y Naturaleza. 2 Lo que ofrecemos en este capítulo es una introducción a la forma batesoniana de pensar y sus relaciones con el uso de metáforas en psicoterapia. Al hacer esa selección, no podemos ayudar [a una comprensión cabal de Bateson] puesto que cometemos distorsiones y supresiones, de modo que advertimos que estas ideas sólo son nuestras comprensiones de una pequeña porción del trabajo de Bateson. Estilo de enseñanza de Bateson Al leer a Bateson creíamos que Bateson había enunciado explícitamente un aserto u otro. Al buscar en sus libros para encontrar exactamente dónde lo afirmó, hemos decubierto que no lo afirmó. A veces encontramos un lugar donde parecía que era así, quizá en el siguiente párrafo, pero no era así. Al intentar enseñar a otros su forma de mirar el mundo, es raro que Bateson intentara dar una descripción exacta; en lugar de eso presentaba ideas interrelacionadas en la forma de historias, observaciones aparentemente dispersas, chistes y símbolos como las conchas marinas o los cangrejos cocidos, confiando en que su audiencia hiciera sus propias conexiones. Fritjof Capra (1988, p. 176) 3 ha descrito cómo en sus conversaciones con Bateson, «Bateson trazaba su hilado de ideas y yo comprobaba ciertos nudos en esta red haciendo comentarios breves y preguntas rápidas. Se mostraba especialmente agradado cuando yo era capaz de ir por delante de él y moverme en esa red. » La siguiente conversación, reconstruida por Capra, ilustra el estilo interaccional preferido de Bateson. Los participantes son Capra y Bateson, que están sentados afuera de la portería en Esalen. Incluímos una porción aquí para que usted pueda sentir el estilo de comunicación de Bateson. 1 "A Batesonian Perspective"; in G. Combs and J. Freedman, Symbol, Story and Ceremony. Using Metaphor in Individual and Family Therapy. New York: Norton, 1990, p. 27-41 (Traducción de Mario Pacheco) 2 G. Bateson, Espíritu y naturaleza. Amorrortu Editores, Bu enos Aires, 1993

Upload: juan-anselmo-cuellar-fuentes

Post on 01-Jul-2015

296 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

1

Una Perspectiva Batesoniana1

G. Combs and J. Freedman

Si Milton Erickson es nuestro símbolo de qué hacer en psicoterapia, Gregory Bateson

representa cómo pensar en psicoterapia. Realmente, a medida que comenzamos a comprender

sus pautas de pensamiento, vemos que Bateson aporta un modelo de cómo pensar acerca del

pensamiento. Ninguna revisión de su obra puede realmente hacer justicia a su trabajo, de modo

que recomendamos que usted lea sus libros si aun no los ha estudiado. Nos hemos inspirado

especialmente en las ideas de Espíritu y Naturaleza.2

Lo que ofrecemos en este capítulo es una introducción a la forma batesoniana de pensar y

sus relaciones con el uso de metáforas en psicoterapia. Al hacer esa selección, no podemos ayudar

[a una comprensión cabal de Bateson] puesto que cometemos distorsiones y supresiones, de modo

que advertimos que estas ideas sólo son nuestras comprensiones de una pequeña porción del

trabajo de Bateson.

Estilo de enseñanza de Bateson

Al leer a Bateson creíamos que Bateson había enunciado explícitamente un aserto u otro. Al

buscar en sus libros para encontrar exactamente dónde lo afirmó, hemos decubierto que no lo

afirmó. A veces encontramos un lugar donde parecía que era así, quizá en el siguiente párrafo, pero

no era así.

Al intentar enseñar a otros su forma de mirar el mundo, es raro que Bateson intentara dar

una descripción exacta; en lugar de eso presentaba ideas interrelacionadas en la forma de

historias, observaciones aparentemente dispersas, chistes y símbolos como las conchas marinas o los

cangrejos cocidos, confiando en que su audiencia hiciera sus propias conexiones.

Fritjof Capra (1988, p. 176)3 ha descrito cómo en sus conversaciones con Bateson, «Bateson

trazaba su hilado de ideas y yo comprobaba ciertos nudos en esta red haciendo comentarios

breves y preguntas rápidas. Se mostraba especialmente agradado cuando yo era capaz de ir por

delante de él y moverme en esa red. » La siguiente conversación, reconstruida por Capra, ilustra el

estilo interaccional preferido de Bateson. Los participantes son Capra y Bateson, que están sentados

afuera de la portería en Esalen. Incluímos una porción aquí para que usted pueda sentir el estilo de

comunicación de Bateson.

1 "A Batesonian Perspective"; in G. Combs and J. Freedman, Symbol, Story and Ceremony. Using Metaphor in Individual and Family Therapy. New York: Norton, 1990, p. 27-41 (Traducción de Mario Pacheco) 2 G. Bateson, Espíritu y naturaleza. Amorrortu Editores, Bu enos Aires, 1993

Page 2: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

2

«La lógica es una herramienta elegante,» dijo [Bateson], «y hemos recorrido mucho en los últimos mil o dos mil años. El problema es, usted sabe, cuando la aplica a los cangrejos y propósitos, mariposas y

formación de hábitos» —su voz se desvaneció de a poco, y añadió después de una pausa, mirando hacia el océano— «usted sabe, todas esas cosas bellas» —y ahora, mirándome directamente [Capra]—

«la lógica no funcionará bien.»

«¿No? » «No funcionará bien», continuó diciendo animadamente, «porque la fábrica de las cosas vivas no

las juntó en base a la lógica. Vea, cuando usted encuentra series de causas circulares, que siempre obtiene en el mundo viviente, el uso de la lógica lo hará entrar en paradojas. Considere el termostato,

un órgano de los sentido simple, ¿sí? »

Me miraba, preguntando si lo seguía, y al ver que era así, continuó. «Si está encendido, está apagado; si está apagado, está encendido. Si es sí, es no; si es no, es sí.»

Se detuvo ahí, para dejarme perplejo con lo que había dicho. Su última frase me recordaba la

paradoja clásica de la lógica aristotélica, lo cual, desde luego, me tuvo absorto. De modo que me arriesgué a decir.

«¿Quiere decir que los termostatos mienten?»* Los ojos de de Bateson se abrieron: «Si-no-sí-no-sí-no. Vea, la cibernética equivalente a la lógica es la

oscilación.»

Se detuvo nuevamente, y en ese momento tuve súbitamente un insight, haciendo una conexión con algo que me había interesado por largo tiempo. Estaba muy excitado y le dije con una sonrisa

provocativa: «¡Heráclito lo sabía!»

«Heráclito lo sabía» repitió Bateson, respondiendo a mi sonrisa con una sonrisa.

«Y también Lao Tzu», expresé. «Sí, desde luego, y respecto a los árboles allí. La lógica no funcionará con ellos.»

«Entonces, ¿qué usa usted en su lugar?»

«La metáfora.» «¿La metáfora?»

«Sí, la metáfora. Así es cómo la fábrica de conexiones mentales junta las cosas. La metáfora es el fondo de los seres vivos.»

La metáfora como la lógica de la naturaleza

Puede que usted haya escuchado la siguiente historia. Era la favorita de Bateson:

Un hombre quería quería saber algo acerca del espíritu, averiguándolo no en la naturaleza, sino en su

gran computadora privada. Preguntó a ésta (sin duda en su mejor lenguaje Fortran): «¿Calculas que

alguna vez llegarás a pensar como un ser humano?» La máquina se puso entonces a trabajar para analizar sus propios hábitos de computación. Por último imprimió su respuesta en trozo de papel, como

3 F. Capra, Uncommon wisdom: Conversations with remarkable people. New York: Batman * (G.C. y J.F.) Capra está refiriéndose aquí a la paradoja de Epiménides, el cretense, que dijo, "todos los cretenses son mentirosos." Si la afirmación es verdadera, entonces el hablante es un mentiroso, de modo que la frase es una mentira. Si la afirmación es falsa, entonces Epiménides no es un mentiroso, de modo que su afirmación es verdadera.

Page 3: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

3

suelen hacerlo las máquinas. El hombre corrió hacia la respuesta y halló, nítidamente impresas, estas palabras: ESTO ME RECUERDA UNA HISTORIA. (Bateson, 1979, p. 14)4

En esta anécdota, Bateson está detallando su noción que la metáfora es la lógica de la

naturaleza. Creía que la metáfora era inludible en los sistemas vivos, y que todo pensamiento que

tenemos es respecto a algo. En las palabras de Bateson, «Cuando pensamos en los cocos o en los

cerdos, no hay cocos ni cerdos en el cerebro» (1979, p. 32)

Se inicia con un cerdo real5 "ahí afuera" en el mundo. Para que percibamos el cerdo,

algunos indicios del cerdo deben afectar nuestros órganos de los sentidos. En el caso de visión,

primero la luz debe rebotar en el cerdo, donde es reflejada diferencialmente, refractada, y

absorbida, y después rebotar en los bastones y conos de nuestra retina. Lo que rebota en nuestra

retina no es el cerdo, sino que la luz que proviene del cerdo, de modo que no es el cerdo, sino que

es una metáfora del cerdo, esa es la primera información del cerdo que llega a nuestros cuerpos.

La luz es transformada después en una reacción electroquímica que viaja a través de los

nervios, de modo tenemos una metáfora (cambios en la actividad electroquímica de las células

nerviosas) para una metáfora (cambios de la luz que golpea a la retina) para el cerdo. En cada

sinapsis de nuestro sistema nervioso a través de las cuales viaja la información del cerdo, ésta es

transfomada —de una pauta de impulsos eléctricos a pautas químicas (neurotransmisores) que

fuyen a través de la sinapsis y nuevamente a una metáfora eléctrica. A través de ese proceso que

no comprendemos muy bien aun, la información neuroquímica es transformada en "consciencia"

con la idea de un cerdo.

Pero no es un cerdo. Es una pauta de símbolos neuroquímicos que hemos aprendido a

asociar con la cosa en el mundo externo que los símbolos fonéticos «c», «e», «r», «d» y «o»

representan. Usted puede advertir, además, que las letras deben ser combinadas en una cierta

secuencia, una cierta historia si usted quiere, antes que representen a un cerdo.

En esta forma, Bateson argumentaba persuasivamente que en la mente todo es una

metáfora. Desde luego, es increíblemente engorroso llevar a nuesto percatarnos consciente todas

las transformaciones que ocurren momento a momento en la percepción, pero no es un ejercicio

trivial recordarnos ocasionalmente aquello que está ocurriendo fuera de nuestra consciencia.

Nunca podremos saberlo todo respecto a la realidad externa. Lo mejor que podemos hacer

es buscar más y más metáforas funcionales para ella —que funcionen en más contextos y en la

comunicación con más personas. Ya que todo es una metáfora, la habilidad para trabajar con

metáforas es esencial para la comunicación efectiva.

4 G. Bateson, Espíritu y naturaleza. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1993 (p. 23) 5 (N.T.) Sin duda aquí se ha deslizado un error de los autores al usar la palabra "real", puesto que entra en contradicción con lo que se afirma más abajo respecto «a esa cosa en el mundo externo que los símbolos fonéticos "c", "e", "r", "d", y "o" representan.»

Page 4: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

4

El nombre no es la cosa nombrada

Bateson estaba encariñado con la afirmación de Korzybski: «el mapa no es territorio.» Lo

encontraba muy útil para sortear toda clase de confusiones mentales. Como en la metáfora de los

cocos y los cerdos, nunca podemos conocer ningún territorio en forma directa. Todo lo que

podemos conocer son los diversos «mapas» de ellos o nuestras metáforas de aquellos.

Todo mapa (o cualquier tipo de descripción) existe en un nivel lógico diferente a lo que está

describiendo. Es «meta» a lo que describe, y puede ocurrir una confusión si la descripción es tratada

como un miembro de la clase que describe. En otras palabras, la palabra «cerdo» no es un cerdo.

Usted no podrá nutrirse con la palabra [«cerdo»], a no ser que usted cocine uno.

Bateson encontró útil la teoría de los tipos lógicos de Whitehead y Russel para comprender y

trabajar con esas confusiones potenciales. Esta teoría fue desarrollada para tratar con la ocurrencia

de paradojas en la lógica clásica. Afirma que ninguna clase puede ser un miembro de si misma. En

otras palabras, un nombre está en un tipo lógico diferente que la cosa a la cual denomina. Aunque

esta afirmación puede parecer trivial e incluso obvia, Bateson encontró que no era del todo inusual

que en las ciencias de la conducta se cometan errores de tipo lógico.

Si queremos evitar esos errores cuando usamos metáforas, es importante que recordemos

que la metáfora no está en el mismo tipo lógico que la idea que representa. Una metáfora puede

señalar una idea, pero nunca SER la idea. Los significados múltiples son posibles en el espacio entre

la idea y la metáfora.

Aprendizaje a través de la abducción

Bateson usó una multiciplidad de metáforas para ilustrar la utilidad de las descripciones

múltiples. Un ejemplo simple es la visión binocular. Cada ojos nos da una descripción del mundo.

Cuando las imágnes de cada ojo son combinadas en nuestra mente, emerge una nueva

descripción, una mucho más vívida, el sentido de profundidad.

Es correcto (y mucho mejor) comenzar a pensar en las dos partes de la interacción de nuestros dos ojos,

cada uno dando una visión monocular de lo que ocurre, y entregándonos juntos la visión binocular. Esta

doble visión es la relación. (Bateson, 1979, p. 147, itálicas en el original)

Bateson acuñó el término abducción para describir el tipo de razonamiento (del mismo tipo

lógico que deducción e inducción) en el cual usted junta dos o más sistemas, modelos o metáforas

y busca las pautas que los conectan.

Al trazar una distinción, usted distingue algún tipo de diferencia. Si esta página fuera

uniformemente blanca, sin variaciones en el color, no contendría información. El negro debe

distinguirse del blanco para que puedan advertirse las letras y las palabras. La posibilidad de leer

emerge de las múltiples distinciones trazadas —una letra de otra, una palabra de otra, un

Page 5: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

5

significado de una palabra de otro significado posible, etc. — y cada una de esas distinciones es

una relación. El negro tiene significado en relación con el blanco; la «a» tiene significado en relación

con la «e», la «i», la «o», y la «u». Incluso en el nivel más simple, dos o más cosas deben estar en

alguna relación antes que alguna de ella tenga significado.

Bateson aprendió del mundo natural al distinguir pautas de relación en un sistema complejo,

y al examinar otros sistemas complejos buscando la presencia o ausencia de esas mismas pautas. Al

construir un mapa a lo largo de los sistemas, pudo refinar su comprensión de las relaciones dentro de

cada sistema. Al mismo tiempo, comenzó a distinguir pautas de relación entre dos sistemas

complejos, pautas que describen una conexión más amplia. A veces describió el trabajo de toda su

vida como una búsqueda de «las pautas que conectan todo el universo biológico.»

En psicoterapia, la metáfora es una herramienta maravillosa para la descripción doble.

Permite que el cliente aprenda a través de la abducción. Si un terapeuta, por ejemplo, les relata a

los miembro de una familia una historia respecto a personas en una situación similar a la de ellos,

tienen la posibilidad de observar su situación en relación a las personas en la historia. Podrían ver

pautas en su situación que nunca han visto antes. Una vez que han percibido esa pauta nueva,

pueden aplicarla, y en la aplicación distinguirán más pautas.

Una sóla metáfora es una versión particular de una parte particular del mundo. Cuando las

personas tienen solamente una metáfora para una situación, su creatividad está limitada. Mientras

más metáforas tengan para elegir en una situación dada, tendrán más opciones y mayor

flexibilidad para manejarla. El hallazgo de metáforas múltiples expande la esfera de la creatividad.

Una definición diferente de la mente

Bateson nos brindó una forma nueva de pensar lo que constituye una mente. Muchas

personas en la cultura occidental piensan que la mente es algo que ocupa un cerebro individual. El

concepto de Bateson era más amplio.

Para ilustrar su definición de la mente, Bateson (1972, pp. 458-459)6 le pidió a las personas

considerar el conjunto de eventos que la mayoría de las personas describirían como «un hombre

derribando un árbol con un hacha.» Describió al árbol, el corte en el árbol, la cabeza del hacha, el

mango del hacha, y el hombre manejando el hacha.

A medida que el hacha vuela a través del aire, modifica progresivamente la forma del

corte en el tronco del árbol, y el cambio en la forma del corte modifica las decisiones del hombre

respecto a cómo hacer oscilar el hacha la vez siguiente. Bateson afirmó que cualquiera que

explicara este conjunto de fenómenos, necesitaría prestar atención para captar «las noticias de la

diferencia» que estaban siendo comunicadas en cada paso, una y otra vez, a lo largo del circuito.

El cambio en la forma del corte en el árbol es recibida por la retina del hombre como noticias de la

diferencia, los cambios en la retina dan noticias de la diferencia al sistema nervioso central, el

6 G. Bateson. Pasos hacia una ecología de la mente. Una aproximación revolucionaria a la autocomprensión del hombre. Planeta-Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1991

Page 6: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

6

sistema nervioso central pasa las noticias a los músculos, los músculos envían información al mango

del hacha, el mango del hacha "le dice" cómo moverse a la cabeza del hacha, y la cabeza del

hacha continúa cambiando la forma y el tamaño del corte.

Cualquier explicación de los procesos mentales implicados necesita incluir todas las partes

del circuito y las transformaciones del mensaje en cada interfase. Por consiguiente, la mente

implicada en el corte de un árbol no se detiene en las fronteras del cuerpo del hombre.

Para Bateson, la mente era más un proceso que una cosa, y las fronteras de una mente

estaban definidas funcional y pragmáticamente. Cada elemento implicado en la diseminación de

noticias de una diferencia particular era parte de la mente que estaba distinguiendo la diferencia.

Sugiero que la delimitación de una mente individual siempre debe depender del fenómeno que

deseamos comprender o explicar. Obviamente hay muchas vías para los mensajes fuera de la piel, y aquellas y los mensajes que son transportados deben ser incluidos como parte del sistema mental

dondequiera que sean relevantes. (Bateson, 1972, p. 458)

De este modo, ningún sistema que muestra características mentales puede tener una parte que tenga el control unilatera l del todo. E n otras palabras, las características mentales del sistema son inmanentes,

no en alguna parte dada, sino que en el sistema como un todo. (Bateson, 1972, p. 316, itálicas en el

original)

Cuando Bateson estaba considerando materias como la ecología global o las razas

armadas, consiedaraba que todo el mundo natural estaba interconectado en esta forma. Creía

que había una unidad necesaria entre la mente y la naturaleza.

Cuando usamos la noción de Bateson de la mente, podríamos trazar una distinción respecto

a una parte de una persona, la persona como un todo, una pareja, un grupo de trabajadores, una

nación, o alguna otra entidad. La pregunta de dónde trazar la distinción es importante, y la

respuesta es siempre arbitraria y relativa. No conocemos una regla que determine cuál debe ser el

tamaño apropiado del mapa, pero creemos que es esencial respetar la naturaleza arbitraria de las

fronteras que hemos establecido.

Nuevamente, la forma de pensar de Bateson respecto a las cosas nos obliga a recordar que

todo pensamiento está basado en una metáfora y depende del tipo de metáfora que usemos. La

«mente» que distinguimos puede covariar con la metáfora que usemos. Si examinamos una

situación a través de la metáfora de «familia», trazaremos un conjunto de distinciones, y la noticias

de esas distinciones fluirán a través de ese conjunto de elementos —una mente. Si examinamos la

misma situación a través de de la metáfora «comunidad», trazaremos otras distinciones, y esas

noticias fluirán a través de una mente diferente.

Page 7: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

7

Coevolución

Cuando Bateson dirigió su atención al proceso de la evolución, su interés en la relación y su

predilección en encontrar nuevas pautas, lo llevaron a una descripción nueva de ese proceso.

Habló de la evolución del caballo en el contexto de las llanuras herbosas para ilustrar su

perspectiva.

La evolución del caballo a partir desde el Eohippus no fue un ajuste unilateral de la vida en la llanura. Es

seguro que las hierbas fueron evolucionando pari passu con la evolución de los dientes y las pezuñas de los caballos y otros ungulados. El césped fue la respuesta evolutiva de la vegetación a la evolución del

caballo. Evolucionaron en el contexto. (Bateson, 1972, p. 155, itálicas en el original)

No debiéramos pensar en [la evolución] sólo como un conjunto de cambios en la adaptación animal a la vida en las llanuras herbosas, sino como una constancia en la relación entre los animales y el

ambiente.. Es la ecología quien sobrevive y evoluciona lentamente. En esta evolución, los [organismos] interrelacionados —los animales y la hierba— pasan por cambios que son adaptativos de un momento a

otro momento. Pero, si el proceso de adaptación fuera toda la historia, no podría haber una patología

sistémica. Los problemas surgen precisamente debido a que la «lógica» de la adaptación es una «lógica» diferente a la de la sobrevivencia y la evolución en los sistemas ecológicos. (Bateson, 1972, p. 338, itálicas

en el original)

Bateson vio a todo el ecosistema de la llanura como una mente en la cual los diferentes

elementos (caballos, hierba, estiércol de los caballos, bacterias, pumas predadores, etc.) existen en

una relación de evolución. Toda evolución es coevolución. Cualquier cambio en un elemento es

percibido como una noticia de la di ferencia en la relación con los otros elementos. Las «noticias »

proponen cambios en los otros elementos si la relación entre ellos se mantiene.

Para Bateson, el cambio (del cual la evolución es un ejemplo) nunca fue una proposición

unlitareral. La hierba cambia en relación con las pezuñas de los caballos. Los dientes de los caballos

cambian en relación con la hierba. Y cada cambio en si mismo existe en relación con su

complemento, el cual es la estabilidad.

Esta idea de coevolución es importante en el sistema terapeuta-cliente. Los clientes no

cambian en forma unilateral. Cambian en relación con los cambios en el terapeuta y con los otros

elementos del contexto terapéutico. El terapeuta elige una metáfora particular en relación a lo que

el cliente comparte, y el cliente elige compartir en relación a la metáfira escogida por el terapeuta.

Además, es importante considerar la evolución del sistema cliente y los diversos sistemas de los

cuales el cliente es parte, así como también las noticias de las diferencias se comunicarán desde el

trabajo terapéutico a esos sistemas.

Page 8: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

8

Ecología de ideas*

Bateson usó el modelo presentado más arriba —caballos y hierba, y todos los otros seres que

al coevolucionar interdependientemente conforman algo como un clímax del ecosistema de la

pradera— como una metáfora para el flujo de ideas interrelacionadas en un sistema mental.

La relativa constancia —la sobrevivencia — de las relaciones entre los animales y las hierbas es

mantenida por los cambios en ambos [organismos] interrelacionados. Pero cualquier cambio adaptativo en cualquiera de los [organismos] interrelacionados, si no es corregido por algún cambio en el otro,

siempre hará peligrar la relación entre ambos. Esos argumentos proponen un nuevo marco conceptual para [diversas ideas]. Dejan de ser un asunto de la psicología individual y se hacen parte de la ecología

de ideas en los sistemas o «mentes» cuyas fronteras coinciden con la piel de los participantes individuales.

(Bateson, 1972, p. 339)

En la mente, las ideas viven a cada lado, y de tiempo en tiempo van de uno a otro lado, a

veces apoyando y otras veces entrando en conflicto. A través del tiempo, crecen y decaen en

vigor, desarrollan una colaboración protectora, se atacan, permanecen dormidas, emigran,

copulan, se extinguen, y se diferencian en nuevas especies de ideas.

Coevolucionan en un proceso de comunicación y adaptación mutua a lo largo del tiempo.

En la mente de un sistema cliente-terapeuta, las ideas que prosperan son aquellas del cliente y del

terapeuta que tienen a confirmarse y apoyarse unas a otras a lo largo del tiempo. La comunicación

del terapeuta se relaciona y es parte de una pauta que incluye las comunicaciones del cliente y

vice-versa.

Al igual que los caballos y las hierbas se gobiernan o se restringen mutuamente, facilitando

ciertas posibilidades y minimizando otras, ideas, en la mente que constituye un sistema terapeuta-

cliente, restringiéndose en forma mutua a medida que evolucionan. Las metáforas que

proponemos, como terapeutas, en la ecología terapéutica de ideas puede tener una profunda

influencia en la evolución de los ecosistemas, así como las respuestas y las ideas de nuestros clientes.

Conceptos como «esquizofrenia» pueden convertirse en metáforas organizadoras alrededor

de las cuales coevoluciona un sistema de invitaciones recíprocas a un estilo de vida esquizofrénico.

Encontrar una metáfora nueva que sea aceptable al sistema más amplio, puede invitar al

subsistema cliente a desarrollar un estilo de vida más satisfactorio. Desde luego, los clientes pueden

dar significados diferentes a los que intenta dar el terapeuta con sus metáforas. En consecuencia, es

importante dar atención a cómo el sistema más amplio recibe la invitación de uno.

En una ecología de ideas, es muy importante el proceso a trav és del cual el significado es

atribuido y construido. El significado de una noticia de la diferencia que viaja a través de una red

interrelacionada puede cambiar. Puedo intentar comunicar el significado que soy un terapeuta con

una buena reputación y un buen entrenamiento, manteniendo mi diploma colgado en la pared de

* Gran parte de esta sección es un parafraseo y condensación del artículo de Bogdan (1984), "Family organization as an

Page 9: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

9

la consulta, pero el efecto del diploma en la ecología de ideas que emerge con un cliente dado,

dependerá del significado que encuentre éste. Si el cliente toma mi exhibición del diploma como un

signo que deseo impresionar a las personas con mi aprendizaje, puede concluir que soy un inseguro,

un idiota con exceso de educación, y abandonar la terapia.

La influencia del terapeuta sobre cualquier sistema cliente depende de la percepción que

éste tenga del terapeuta y de la situación terapéutica. En la misma forma, la influencia del sistema

cliente sobre el terapeuta depende de la percepción del terapeuta. Si el terapeuta quiere tener

alguna influencia en la evolución del sistema cliente, debe unirse lo suficiente con ese sistema para

funcionar como parte de una mente más amplia que los incluya a ambos.

Creemos que los terapeutas que son capaces de percibir, comprender y utilizar el dominio

de las metáforas de los diversos sistemas cliente, tienen una mejor oportunidad para participar en la

coevolución saludable de esos sistemas, que esas terapeutas que no poseen esas habilidades.

Esencialmente, esa habilidad es la disposición a ser cambiado por un sistema cliente, así como

también cambiarlo.

Cibernética

Bateson estuvo presente en el nacimiento de la ciencia moderna de la cibernética.

Generalmente se le da el crédito por aportar las ideas de la cibernética al campo de la terapia

familiar moderna.

La palabra «cibernética» está basada en una raíz griega que tiene relación con el timonel

de un bote. De este modo, la metáfora en la cual está basada la cibernética es una metáfora de la

dirección —de advertir y corregir los errores para moverse hacia una meta.

La noción clave en la cibernética simple es la retroalimentación. Al dirigir un bote, el piloto

envía un mensaje al timón. El bote responde entonces en la misma forma que el cambio en el timón.

Si la dirección ha sido exitosa, el piloto debe advertir entonces si la respuesta está en línea con el

destino del bote o si debe ser enviado un mensaje para corregir el mensaje previo. La detección del

piloto, su juicio, y la corrección de la respuesta del bote al primer mensaje, conforman un ejemplo

de retroalimentación.

La mayoría de las primeras investigaciones en cibernética fueron llevadas a cabo durante la

Segunda Guerra Mundial, y se relacionaban con la mejoría de la habilidad de un proyectil

antiaéreo para hacer blanco en aeroplanos en movimiento. Esto implicaba bucles [loops] de

comunicación, donde cada circuito del bucle implicaba la comunicación de la diferencia entre

donde estaba apuntando el proyectil y donde estaba el aeroplano en el bucle previo.

Si usted quiere regresar a la descripción de Bateson de un hombre talando un árbol, usted

puede ver que él estaba describiendo un circuito cibernético. La cosa que él no hizo al introducir al

hombre, el árbol y el hacha, fue la noción de propósito. A la vez que es cierto que cada elemento

en la metáfora puede ser visto como parte de un sistema mental, también es cierto que el

ecology of ideas: An alternative to reification of family systems. Family Process, 23: 375-388

Page 10: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

10

subsistema denominado «el hombre» está dirigido hacia una meta. Si no se une adecuadamente a

los otros subsistemas implicados, no puede alcanzar la meta. Debe advertir las respuestas del árbol a

cada oscilación del hacha. Debe ser receptivo a cómo responde el hacha a los mensajes que le

envían los músculos. Si no cierra el círculo de retroalimentación, no será capaz de alcanzar su meta.

Los terapeutas y los clientes se unen para alcanzar un propósito. Cremos que el trabajo del

terapeuta es ser un guía experimentado para los clientes, siguiendo de cerca la retroalimentación

de ellos y del contexto más amplio, sugiriendo una ruta segura para el alcance de la meta y

ofreciendo nuevas sugerencias basadas en la retroalimentación del curso [de la terapia]. Ser

realmente un buen guía es una tarea engañosa. Si nos esclavizamos a lo que creemos que es una

dirección correcta, sin desviarnos en lo absoluto de ella, y guiamos a los clientes de modo

autoritario, ellos pueden alcanzar su destino, pero pueden no ser capaces de continuar su viaje sin

el uso continuo de un guía. El sistema terapeuta y cliente pueden unirse en una ecología de ideas,

de modo que ninguno prospere sin el otro. Pueden, de hecho, convertirse en adictos mutuos. Si

asumimos poca responsabilidad al disponer una dirección, preferentemente co-derivando con

nuestros clientes, podemos tener un viaje interesante en el cual todas las partes aprendan mucho,

pero no llegar a ningún destino en particular.

Las preguntas de cuán agresivamente se debe actuar en la retroalimentación, cuán

estrecho debe ser el curso de acción, y cuánta responsabilidad delegar como un buen guía, están

interrelacionadas, y es importante que sean respondidas. La noción de Bateson acerca de los

procesos estocásticos es útil a este respecto.

Procesos estocásticos

Bateson (1979, p. 165) habló de la evolución y el aprendizaje como los «dos grandes sistemas

estocáticos». La palabra «estocástico» proviene de la raíz griega «óô ïãáóôé÷üò [hábil en conjeturar]»

que se relaciona con el tiro al blanco usando un arco. Bateson lo usó para referirse a los procesos en

los cuales los eventos son dispersados en una forma azarosa, de modo que alguno de ellos alcanza

un resultado preferido. Cualquier secuencia de eventos que combina componentes al azar (como

la puntería imperfecta de un arquero) con un proceso selectivo (como el acto de tirar al blanco),

de modo que solamente ciertos resultados perduran al azar, son estocásticos (Bateson, 1979).

Debido a que la metáfora es indirecta, multidimensional y tiene significados múltiples, es una

comunicación que incorpora algo de azar. Cuando nosotros como terapeutas tenemos una idea

particular y usamos una metáfora para expresarla, puede pensarse que la comunicación es

dispersada en una forma parcialmente azarosa. Después podemos advertir las ideas y metáforas

que nuestros clientes nos ofrecen de vuelta. Podemos ofrecer otras metáforas respondiendo a las

comunicaciones de los clientes y manteniendo en mente nuestros propósitos (los cuales cambian a

medida que el sistema cambia a través de la comunicación). A través del tiempo podemos advertir

cuáles aspectos de nuestras ideas, que han coevolucionado con las ideas de los clientes,

sobreviven en la ecología de las ideas. El uso de la metáfora para unirse a los clientes en el espíritu

Page 11: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

11

más amplio del sistema terapéutico nos permite crear experiencias que tienen algún propósito, a la

vez que permite a todas las partes aprender por ensayo y error.

Cuando expresamos nuestras sugerencias a los clientes en la metáfora, ofrecemos un

espectro de posibilidades, que el cliente y el terapeuta pueden explorar juntos. Podemos tener un

propósito claro en nuestra mente y permitir a los clientes, además, un rango de alternativas para

que respondan, incluida la oportunidad para que comprendan nuestra metáfora en una forma muy

distinta a los fines para los cuales fue construida. Basados en la retroalimentación que percibimos y

en nuestro propósito en un momento dado, podemos ofrecer una metáfora diferente, y permitir

nuevamente una amplitud de alternativas.

Respeto por los procesos inconscientes

Bateson tenía mucho cariño por un pasaje de "Los dichos del viejo marinero" de Coleridge.

En esta parte del poema, el barco en el cual viaja el marinero está casi condenado. La mayoría de

los tripulantes han muerto de sed, y el barco es incapaz de moverse debido a la falta de viento. El

marinero ha traído este infortunio al asesinar a un albatros, el cual ahora cuelga de su cuello como

una señal del curso de la cosas que ha engendrado.

Más allá de la sombra del navío, Yo observaba las serpientes del mar, se movían

En estelas de brillante blancura

Y cuando emergían, la luz encantada Caía detrás de ellas en lentejuelas blanquecinas.

En la sombra del barco

Yo miraba sus rico adornos;

Azul, verde brillantes, de negros aterciopelados. Nadaban enroscándose; cada una de sus estelas

Trazaba unrelámpago de fuego dorado sobre las olas.

¡Oh,qué alegría en esos seres vivos!

Ningún idioma podría celebrar dignamente su belleza. Al verlos, de mi corazón brotó

Una fuente de amor; sin darme cuenta los bendije:

Sin duda mi angel de la guarda se apiadó de mí Porque si darme cuenta los bendije.

En ese instante pude rezar; Y mi cuello se liberó al fin de una pesada carga.

El cuerpo del Albatros cayó y se hundió

Page 12: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

12

En el mar, como si fuera plomo.7

La lluvia cae después de este evento. Bateson creía que el evento curativo aquí, fue aquel

que trajo la belleza salvaje de las serpientes marinas, y el marino pudo ser un participante en el

espítiru amplio de la naturaleza. Esto solamente podía sucedir sin «darse cuenta». Estar consciente

de lo que está sucediendo requiere una perspectiva disociada, la cual requiere una retirada de la

participación directa.

Bateson era un apasionado defensor de la conectividad. Para él, el propósito consciente

era muy útil si estaba conectado y equilibrado con un propósito no consciente. En nuestro enfoque

terapéutico, creemos que la fijación de propósitos y el planeamiento son esenciales, pero deben

estar equilibrados por un respeto a los procesos no conscientes y una disposición a perdernos por

momentos en la pauta más amplia.

El uso de la metáfora ayuda a asegurar que respetemos los procesos no conscientes.

Bateson habló respecto a este tema, en esta forma:

Lo que la consciencia nunca podrá apreciar sin ayuda (sin ayuda del arte, los sueños y cosas

parecidas) es el carácter sistémico de la mente. Esta concepción puede ilustrarse prácticamente con una analogía: el cuerpo humano viviente es un

sistema complejo, integrado cibernéticamente. Este sistema ha sido estudiado por los hombres de

ciencia, principalmente los médicos, durante muchos años. Lo que ellos saben actualmente sobre el cuerpo puede compararse acertadamente con lo que la conciencia, sin ayuda, sabe acerca de la

mente. Por ser médicos, tenían ciertos fines: curar esto y aquello. Sus esfuerzos de investigación estuvieron, por lo tanto, focalizados (de la misma manera como la atención focaliza la conciencia) en aquellas

cortas cadenas causales que podían manipular, mediante drogas u otras intervenciones, para corregir

estados más o menos específicos e identificables o síntomas. Cada vez que descubrían una "cura" eficaz para algo, dejaban de investigar en esa zona, y la atención se dirigía hacia otra. Podemos ahora evitar la

poliomelitis, pero nadier sabe mucho más que antes sobre los aspectos sistémicos de esa apasionante

enfermedad. La investigación sobre ella ha cesado, o a lo sumo se limita al mejoramiento de las vacunas existentes.

Pero de una bolsa llena de trucos para curar o prevenir una lista de determinadas enfermedades no podemos sacar una sabiduría general. La ecología y la dinámica poblacional de la especie han sido

dislocadas; los parásitos se han hecho inmu nes a los antibióticos; la relación entre la madre y el neonato

ha sido casi destruida, y así sucesivamente. Característicamente, los errores se producen cuando la cadena causal alterada es parte de una

estructura grande o pequeña de un sistema. Y el resto de nuestra tecnología (de la cual la ciencia médica es sólo una parte) hace lo posible por perturbar el resto de nuestra ecología.

De todas maneras, lo que en este trabajo me propongo no es atacar la ciencia médica sino demostrar

un hecho inevitable: que la mera racionalidad teleológica, sin la ayuda de fenómenos tales como el arte, la religión, el sueño y otros semejentes, es necesariamente patogénica y destructora de la vida; y que su

7 [N.T.] Aquí se ha transcrito la traducción de Christian Clear de ese poema; en Mary C. Bateson, Cómo nació Algels Fear. En Y. Winkin (Dir.) Bateson. Primer inventario de una herencia. Nueva Visión, Buenos Aires, 1991, p. 23-36

Page 13: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

13

virulencia surge específicamente de la circunstancia que la vida depende de circuitos interconectados de contingencias, en tanto que la conciencia sólo puede ver pequeños arcos de aquellos circuitos que

interesan a la actividad humana. En una palabra, la conciencia, huérfana de ayuda, tiene siempre que complicar al hombre en algún

tipo de estupidez, del que fue culpable la evolución cuando obligó a los dinosaurios a adoptar los valores

de sentido común de una carrera armamentista. La evolución inevitablemente reconoció su error un millón de años después y los borró de la faz de la tierra.

La conciencia no tutelada tiende siempre necesariamente al odio; no sólo porque es de buen sentido común exterminar a los otros tipos, sino por la razón más profunda de que, al ver sólo arcos de circuitos, el

individuo es continuamente sorprendido y se irrita necesariamente cuando su política de cabeza dura se

revierte para estragar la vida del inventor [...] Tal es el mundo en que vivimos —un mundo de estructuras en circuito— y el amor sólo puede sobrevivir

si la sabiduría (es decir, en un sentido, el reconocimiento del hecho de la circuitidad) cobra una voz

eficaz. (Bateson, 1972[1991, p. 173-174])8

Coda

Para Bateson la forma favorita de la metáfora era aquella parecida a una historia, y que

definió como «un pequeño nudo o complejo de esa especie de conectividad que denominamos

relevancia» (Bateson, 1979, p. 14) En otras palabras, las historias son como la mente conecta los bits

individuales de datos.

El siguiente pasaje, escrito realmente por la hija de Bateson, Mary Catherine, es lo que

Bateson denominaba «metálogo» —una especie de diál ogo fabricado que usaba en la enseñanza.

Incluimos éste aquí porque nos gusta, porque ata muchos de los cabos que hemos discutido más

arriba, y porque se refiere a las historias.

Hija: De manera que los seres humanos piensan valiéndose de historias. Pero, quizá te engañes sobre

la palabra «historia». La computadora emplea una frase que se usa para introducir una clase de historias... Y un chiste es una clase de historia...; dijiste que el mito de Kevembuangga no se refiere al

pasado sino a algo diferente. ¿Qué es, pues una historia? Y además, ¿hay otra clase de historias, como los sermones predicados junto a los arroyos? ¿Y los árboles? ¿Piensan en historias? ¿O cuentan historias?

Padre: Ciertamente no lo hacen. Mira, alcánzame esa concha que está en la repisa. Lo que tenemos

aquí es toda una serie de diferentes historias y por cierto que muy bonitas. Hija: ¿Por eso la pusiste en la repisa de la chimenea?

Padre: Esto que aquí ves es el producto de un millon de pasos; nadie sabe cuántos pasos de sucesivas

modulaciones en sucesivas generaciones de genotipo, de ADN, etc. Esto es pues una historia, porque la concha debe tener la clase de forma que puede evolucionar a través de una serie de pasos. Y la

concha está hecha, como tú y como yo, de repeticiones de partes y repeticiones de repeticiones de partes. Si consideras la columna vertebral del ser humano, que también es algo muy hermoso,

comprobarás que ninguna vértebra es como otra sino que cada una es una especie de modulación de

la anterior. Esta concha representa lo que se llama una espiral que va de izquierda a derecha, y las

8 [N.T.] Aquí se ha preferido incluir la traducción castellana, ya clásica, de Pasos hacia...

Page 14: Una Perspectiva Batesoniana

Instituto Milton H. Erickson de Santiago

14

espirales también son cosas muy bonitas; esta forma puede aumentarse en una dirección sin alterar las proporciones básicas. De manera que la concha contiene la narración de su crecimiento individual

dentro de su forma geométrica, así como contiene la forma de su evolución. Hija: Lo sé... una vez estuve mirando una cimofana y vi en ella la espiral, de modo que conjeturé que

procedía de algo vivo.

Padre: Y luego, como ves, aunque la concha presenta protuberancias que le impiden rodar por el fondo del océano, así y todo está raspada y desgastada; pero ésta es otra historia.

Hija: Mencionante también la columna vertebral, de manera que las historias del desarrollo y evolución del ser humano están también en la conversación. Pero aunque en realidad no menciones el

cuerpo humano, hay configuraciones comunes que constituyen una base de reconocimiento. Eso es lo

que quiero decir —o parte de lo que quise decir— cuando años atrás declaré que cada persona es su propia metáfora central. Me gusta esa concha porque es como yo, pero también porque es muy

diferente.

Padre: Muy bien, lo cierto es que yo cuento historias y a veces Gregory es un personaje de la historia y a veces no lo es. Con frecuencia el cuento sobre un caracol o sobre un árbol es también una historia

sobre mi mismo y también una historia sobre ti. La verdadera destreza está en saber lo que ocurre cuando las historias se colocan la una junto a la otra.

Hija: ¿Parábolas paralelas?

Padre: Luego está esa clase de historias que llamamos modelos , los cuales son generalmente esquemáticos y que, como las parábolas expuestas por los maestros de religión, existen precisamente

para facilitar que pensemos sobre alguna cuestión. Hija: Bueno, pero antes que te ocupes de los modelos, deseo señalar que las historias sobre caracoles

y árboles son también historias sobre ti y sobre mi en combinación. Y yo siempre respondo a las historias

que no cuentas así como a las que cuentas y siempre hago lo posible para leer entre líneas. Pero ahora puedes hablarme de modelos o hasta de Kevembuangga si así lo deseas. Ya he oído hablar antes de

esas cosas. (Bateson y Bateson, 1987[1991, p. 46-47])9

9 G. Bateson y Mary C. Bateson. El temor de los ángeles. Ed. Gedisa, Buenos Aires. (Las páginas transcritas corresponden a esa edición. N.T.)