sindrome toxico mineral

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SINDROME TOXICO MINERAL INTRODUCCIÓN Los minerales son compuestos químicos, en los que se encuentran presentes todos los elementos naturales, y por lo tanto su manipulación en un yacimiento o en una colección presenta los riesgos generales inherentes a la manipulación de cualquier producto químico. Afortunadamente el coleccionismo de minerales se extiende cada día más, pero también son cada día más las personas, incluidos niños, que están en contacto con materiales potencialmente peligrosos sin saberlo. Una actitud sin temores exagerados, pero también con algunas precauciones, es sin duda la adecuada. En estas páginas se indican los principales riesgos que presentan los minerales. Debe tenerse en cuenta que la lista de minerales peligrosos no es exhaustiva, por lo que el que un mineral no sea mencionado aquí no significa en absoluto que sea inofensivo. El conocimiento de su composición permitirá en general formarse una idea acerca de sus propiedades. Ya en el siglo XVI, el alquimista Paracelso, el primero que describió un método para el aislamiento del arsénico, sostenía que "sólo la dosis hace el veneno". En cantidades grandes, cualquier substancia representa un riesgo. La halita, la vulgar sal de cocina, puede causar la muerte de una persona que ingiera,

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SINDROME TOXICO MINERAL

INTRODUCCIÓN

Los minerales son compuestos químicos, en los que se encuentran presentes todos los elementos

naturales, y por lo tanto su manipulación en un yacimiento o en una colección presenta los riesgos

generales inherentes a la manipulación de cualquier producto químico. Afortunadamente el

coleccionismo de minerales se extiende cada día más, pero también son cada día más las personas,

incluidos niños, que están en contacto con materiales potencialmente peligrosos sin saberlo. Una

actitud sin temores exagerados, pero también con algunas precauciones, es sin duda la adecuada.

En estas páginas se indican los principales riesgos que presentan los minerales. Debe tenerse en

cuenta que la lista de minerales peligrosos no es exhaustiva, por lo que el que un mineral no sea

mencionado aquí no significa en absoluto que sea inofensivo. El conocimiento de su composición

permitirá en general formarse una idea acerca de sus propiedades. 

Ya en el siglo XVI, el alquimista Paracelso, el primero que describió un método para el

aislamiento del arsénico, sostenía que "sólo la dosis hace el veneno". En cantidades grandes,

cualquier substancia representa un riesgo. La halita, la vulgar sal de cocina, puede causar la

muerte de una persona que ingiera, de una vez, la cantidad que corresponde al tamaño de un

ejemplar no muy grande de colección, y sin embargo no se la considera habitualmente un mineral

venenoso. Esto debe tenerse en cuenta cuando se examinan las listas de substancias que se

consideran como un riesgo para la salud en la industria. La misma halita, el talco o el carbonato

cálcico están considerados materiales con riesgo. Las cantidades que maneja un coleccionista de

minerales, y la forma en que lo hace, no son equivalentes, y por lo tanto tampoco lo son los

peligros que corre. 

En la mayoría de los casos, además de la toxicidad propia de los elementos químicos

constituyentes del mineral, debe tenerse en cuenta su solubilidad. Para que un elemento ingerido

pueda resultar efectivamente tóxico es necesario que se absorba en el tubo digestivo, y para eso

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debe estar en forma soluble. Por ejemplo, la witherita, (carbonato de bario), se disuelve en el

medio ácido del estómago y el bario, elemento muy tóxico, pasa al organismo. La baritina, (sulfato

de bario) es extremadamente insoluble, y por tanto prácticamente inofensiva, utilizándose por

ejemplo en medicina como contraste en radiografías del aparato digestivo. También depende del

estado de agregación del mineral. Un ejemplar pulverulento se disolverá siempre más fácilmente

que uno compacto o que un cristal.

 Desde el punto de vista del riesgo para los niños hay que tener en cuenta así mismo el aspecto

atractivo del mineral, que tenga colores vivos, o que pueda confundirse con una golosina, así

como la menor dosis necesaria para causar un efecto peligroso. 

Minerales venenosos

Los minerales de arsénico son los más importantes de entre éstos, tanto por su abundancia como

por su elevada toxicidad, y siempre deben manejarse con precaución. Todos aquellos que son

solubles, como los óxidos y los arseniatos de metales alcalinos y algunos de los alcalinotérreos son

muy peligrosos, deben manejarse con extremo cuidado y no dejarse nunca al alcance de niños. 

Entre estos minerales están la arsenolita, claudetita (poco más de 100 miligramos de cualquiera de

ellos pueden causar la muerte), farmacolita, picrofarmacolita, weilita, bukowskita, guerinita,

haidingerita, rauenthalita, hoernesita, mcnearita.

Al disminuir la solubilidad, disminuye el riesgo, pero otros arseniatos, como la escorodita, eritrina

o annabergita, y sulfuros como oropimente y rejalgar, exigen aún adoptar ciertas precauciones. En

el extremo de la escala de peligrosidad de los minerales con arsénico están minerales como el la

arsenopirita (mispiquel) o la mimetita, con los que basta el sentido común. Aún así, siempre

teniendo en cuenta que se trata de minerales de arsénico. 

Debe tenerse en cuenta también la presencia de minerales peligrosos "camuflados". Por ejemplo,

la alteración por la acción de la luz del rejalgar produce óxidos de arsénico, así como la oxidación

del arsénico nativo, y ya hemos dicho que su solubilidad los hace muy peligrosos. La arsenopirita,

al aire libre en las escombreras o expuesta al agua en las galerías mineras, se altera fácilmente,

formando una costra que incluye arseniatos más o menos solubles. Por lo tanto debe tenerse

cuidado especialmente con los materiales de escombreras que contienen minerales de arsénico (no

sólo filones de sulfuros; el mispíquel abunda también en algunas pegmatitas), no comiendo ni

fumando sin lavarse antes las manos. 

Son especialmente peligrosos los antiguos hornos de tostación y sus chimeneas, conductos, etc.,

que pueden estar recubiertos de una gruesa capa de óxidos de arsénico. En algunas escombreras o

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minas de carbón en las que se ha producido una combustión espontánea pueden aparecer también

óxidos o sulfuros de arsénico.

 El antimonio es un pariente próximo del arsénico. Aunque es menos venenoso, debe tenerse

cuidado especialmente con los minerales pulverulentos llamados a veces ocres de antimonio,

producto de alteración sobre todo de la estibina. Entre ellos están la cervantita, senarmontita,

estibiconita, bindehimita y otros, que abundan en las escombreras de las minas de antimonio.

Estos minerales representan un riesgo adicional cuando los ejemplares de antimonita se tratan con

ácidos para eliminar la calcita que la acompaña, y a veces engloba completamente los cristales. En

primer lugar se forman compuestos de antimonio solubles y venenosos. Pero además puede

formarse el hidruro de antimonio, un gas muy tóxico. Este compuesto se forma en presencia de

metales atacables por el ácido que se está usando, como por ejemplo el hierro, por lo que nunca

deben emplearse objetos metálicos (recipientes, pinzas, etc.) cuando se limpien con ácido

minerales de antimonio. El bismuto, tercer miembro de esta familia, no suele representar un riesgo

serio debido a su relativamente baja toxicidad y la insolubilidad de sus minerales.

 Como ya se ha dicho antes, la solubilidad es decisiva en el caso del bario. Los minerales solubles,

como la witherita, alstonita y baritocalcita pueden ser peligrosos, sobre todo en forma

pulverulenta. Lo mismo sucede con los fluoruros. La villiaumita es muy venenosa, y su color rosa

y su exfoliación hacen que un niño pueda confundir ciertos ejemplares con un caramelo. Una

pieza de ese tamaño puede resultarle mortal. La fluorita, en cambio, no requiere evidentemente

ninguna precaución especial en su manejo. 

Los minerales solubles de hierro y cobre, como la calcantita y melanterita, son relativamente

venenosos, y de hecho causan intoxicaciones de niños con cierta frecuencia, probablemente al

confundir sus cristales (artificiales en la mayor parte de los casos) con caramelos. La calcantita es

especialmente peligrosa, ya que tiene un sabor metálico dulzón que no resulta especialmente

desagradable, así como la melanterita. Este último material (de origen artificial) es una de las

causas importantes de intoxicaciones infantiles en Estados Unidos. Otros minerales de hierro son

menos tóxicos y en muchos casos su sabor es suficientemente repugnante como para que la

cantidad ingerida, y el riesgo corrido, no resulte muy grande.

 

Un científico especialista en alimentos escribió una vez que, a dosis excesivas, todo puede resultar

nocivo, incluso el amor de una madre. Lo mismo puede decirse de la halita, silvina, carnalita,

sulfatos y carbonatos de sodio, y potasio, nitratos, y fosfatos y boratos solubles, que en general no

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representan un riesgo cuando se encuentran en una colección de minerales, aunque los boratos (de

los que unos cuantos gramos pueden ser letales para un niño) tienden a acumularse en el

organismo, y los nitratos unen a una cierta toxicidad la posibilidad, en determinadas circunstancias

de intervenir en la formacion de nitrosaminas, substancias reconocidas como cancerígenas. 

Los llamados "metales pesados" son todos venenosos, pero en la naturaleza se encuentran en

general en forma de minerales muy insolubles, y los ejemplares de colección no suelen representar

un riesgo. El plomo es el más importante, por su gran difusión, debiendo adoptarse algunas

precauciones en casos de ejemplares pulverulentos, como suelen ser los de minio, coronadita

(mineral más común de lo que parece) y algunos de cerusita o anglesita. La anglesita es

relativamente soluble en agua (casi un gramo en dos litros), pero se disuelve muy lentamente. La

cotunnita es aún más soluble, pero muy rara. El carbonato de plomo pulverulento, conocido cbn el

nombre de albayalde, equivalente a la cerusita, y utilizado antiguamente para la gfabricación de

pinturas, ha producido muchos millares de intoxicaciones, y cientos de muertes. El riesgo de

intoxicación aguda por plomo puede ser también importante en el caso de beber agua de las

corrientes o filtraciones de una mina, una barbaridad evidente pero más común de lo que se

pensaría a primera vista. La manipulación de compuestos de plomo durante mucho tiempo puede

dar lugar a intoxicaciones crónicas, ya que este metal tiende a acumularse en el organismo.

 El talio es un elemento muy peligroso, por su toxicidad aguda y por los riesgos a largo plazo, ya

que también se acumula en el organismo. Sus minerales (como la lorandita, raguinita, pierrotita y

galkhaita) son raros, pero deben manejarse con precaución, sobre todo si están acompañados de

productos de alteración pulverulentos, que se forman fácilmente. 

El cadmio es también tóxico, con efectos acumulativos semejantes a los de otros metales pesados,

pero incluso más difícilmente reversibles. El único mineral relativamente frecuente de este metal

es la greenockita, que es ligeramente soluble en agua y además aparece prácticamente siempre en

forma pulverulenta. Aunque este materiall, artificial, se utilizó antiguamente incluso para colorear

jabones, los datos de la bioacumulación de cadmio en los riñones son cada vez más preocupantes,

de modo que también es preferible ser cuidadosos en este caso.

 

En el caso de la pirolusita, y en general de los óxidos de manganeso, su peligrosidad no está tanto

en su contenido de manganeso como en su acción oxidante y en la posibilidad de que forme cloro

con el ácido clorhidrico del estómago. Su habitual aparición en forma pulverulenta incrementa

también sus riesgos al aumentar su reactividad. 

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El mercurio representa un caso especial. Sus compuestos solubles son muy venenosos, pero

extremadamente raros en la naturaleza. Sin embargo el propio mercurio metálico es un tóxico

acumulativo por inhalación. Aunque no lo parezca, las pequeñas gotitas de mercurio se evaporan

(muy lentamente, claro está) pudiendo pasar a través de los pulmones al sistema nervioso. Allí se

acumula, pudiendo ocasionar en casos extremos trastornos neurológicos gravísimos e incluso la

muerte. Los ejemplares con mercurio nativo deben guardarse pues en cajas herméticas, y el

cinabrio u otros minerales, limpiarse muy cuidadosamente hasta eliminar cualquier rastro de

mercurio, incluyendo el presente en las grietas, y sellándolas si esto no es posible. El calomelanos,

al alterarse por la acción de la luz, forma mercurio metálico y cloruro mercúrico, también

conocido como "sublimado corrosivo", un producto muy peligroso. Esto debe tenerse en cuenta al

manipular ejemplares antiguos de este mineral. 

El selenio es el elemento en el que la dosis indispensable y la que resulta tóxica están más

próximas, siendo la primera sólo diez veces más grande que la segunda. En algunas zonas, su

presencia en la hierba, que lo capta desde el suelo, hace que ésta resulte nociva para el ganado.

Usualmente, los minerales de selenio algo solubles no pasan del tamaño de "micromounts", pero

no obstante su toxicidad debe tenerse presente. 

Minerales cancerígenos

Aunque afortunadamente son relativamente pocos, uno de ellos, o más bien una familia, el

asbesto, está muy difundido. El mas peligroso es el llamado "asbesto azul" o crocidolita, pero

ningún componente de la familia está exento de riesgos. El peligro está en el paso a los pulmones

de fibras diminutas de estos minerales, producidas en la extracción o limpieza de ejemplares.

Cuanto más pequeñas son las fibras, mas peligrosas resultan. En consecuencia deben adoptarse

precauciones, evitando procesos como el serrado de piedras en seco, o utilizando mascarillas en

trabajos en minas en las que esté presente este mineral. Debe tenerse en cuenta la existencia de

asbesto "invisible", por ejemplo en ejemplares de serpentina, incluso en los de calidad de talla. Es

preferible que los piroxenos y anfiboles fibrosos (del tipo de la bisolita) estén en cajas cerradas.

Un material peligroso, que debe manejarse con cuidado, es la magnesioriebeckita que acompaña a

los cuarzos azules de algunas ofitas, Dentro del urazo es obviamente inofensiva, pero cuando

forma masas fibrosas deben extremarse las precauciones. Los ejemplares con este material

deberían conservarse en recipientes cerrados, para evital la liberación de partículas al aire.

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La carcinogenicidad de los silicatos depende en gran parte de las carecterísticas físicas de las

fibras, de tal forma que otros silicatos también pueden ser peligrosos. La erionita, una zeolita, es

también carcinógena por inhalación, y consecuentemente debe manejarse con cuidado. En algunas

zonas de Turquía se producen muchos casos de mesotelioma por la presencia de esta zeolita en el

suelo, y el uso para el recubrimiento de paredes de materiales que la contienen. No existen

evidencias de que otras zeolitas fibrosas también lo sean, pero aún así, es razonable tener un poco

de cuidado con ellas. Gran parte de los silicatos fibrosos menos comunes no se han estudiado en

absoluto. 

En general, respirar polvo de cualquier mineral puede resultar muy nocivo para la salud. En las

minas en activo se toman usualmente las precauciones adecuadas, que deben extrapolarse a las

actividades de recolección de minerales en minas abandonadas, escombreras, etc., y a la

preparación y manipulación de los ejemplares.Algunos derivados de metales como el cromo o el

níquel se consideran como factores de riesgo de cáncer en toxicología industrial. Sin embargo, en

el caso de ejemplares mineralógicos, las especies comunes son extremadamente insolubles o no

están en el estado químico necesario, mientras que las que podrían ser cancerígenas (por ejemplo,

la lopezita) son sumamente raras. 

Minerales radiactivos

El uranio es por si mismo un elemento tóxico, afectando especialmente a los riñones, lo que debe

tenerse presente al manejar sus minerales. Además, tanto sus minerales como los de torio

presentan básicamente tres tipos de riesgos debidos a la radiactividad. Estos riesgos son la

irradiación externa, la irradiación interna por ingestión y la irradiación interna por inhalación de

los productos de fisión del radón. 

El primer riesgo no suele ser excesivamente serio por varias razones. En primer lugar, una parte

importante de la emisión del uranio y torio es en forma de partículas alfa. Su poder de penetración

es muy reducido, deteniéndolas en su mayor parte una pequeña capa de aire, o una hoja de papel.

Por supuesto, el propio mineral detiene todas las que proceden de su interior. Además, al

disminuir la radiación recibida con el cuadrado de la distancia, simplemente colocando los

ejemplares en la parte más interior de los cajones o vitrinas se reduce mucho la dosis. Evitando

actuaciones evidentemente imprudentes, como coleccionar muestras de tamaño grande y muy

ricas, almacenar muestras duplicadas debajo de la cama, llevarlas en el bolsillo, o convertir la casa

en una "anomalía radiactiva", como cierto coleccionista americano, cuyo desván fue detectado en

una campaña de prospección aérea de minerales de uranio, la irradiación externa no es muy

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preocupante. 

La irradiación interna por ingestión puede evitarse no comiendo ni fumando mientras se

manipulan los minerales, lavándose las manos después, etc. Como en el caso de la toxicidad, la

solubilidad del mineral, y su grado de división, resultarán también importantes. Afortunadamente,

en este caso muchos minerales con tendencia a aparecer en forma pulverulenta, como la carnotita,

son también muy insolubles. 

La emisión de radón puede ser el mayor riesgo de los minerales radiactivos. Este gas es un

producto de desintegración del radio que a su vez lo es de la del uranio. En los minerales primarios

antiguos, estos elementos están en equilibrio, mientras que en los secundarios, más modernos en

general, es posible que el contenido de radio y la emisión de radón sea menor. El torio también

emite radón en su desintegración, pero otro isótopo diferente. El radón es un gas químicamente

inerte, con una vida corta. El riesgo principal aparece cuando se desintegra, dando lugar a isótopos

químicamente muy reactivos y de vida relativamente larga, que se unen a cualquier partícula

presente en el aire (procedente, por ejemplo, del humo del tabaco) y pueden así alcanzar e irradiar

los pulmones. Se considera que esta irradiación es un factor de riesgo importante en la aparición

del cáncer del pulmón. Las medidas de precaución a adoptar pueden ir desde guardar los minerales

radiactivos en lugares ventilados a hacerlo en recipientes herméticos. 

Dado que el humo del tabaco actúa de forma combinada con los productos de desintegración del

radón, una forma muy razonable de reducir el riesgo global es dejar de fumar. Si a la reducción de

riesgo se une la estimación del ejemplar de colección (o de los libros, o de los viajes de búsqueda)

que uno puede comprarse cada año con el valor del tabaco que quema, la elección para cualquier

fumador está clara: Pasar a ser ex-fumador. 

CARACTERISTICAS DE LOS MINERALES

MACROMINERALES

 

Azufre:

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Función: Necesario para la asimilación de la proteína corporal, importante para el hígado y las

células de la piel y para todo el metabolismo.  Es útil en el tratamiento de la piel (eccema,

psoriasis, dermatitis).

Alimentos que lo contienen: Judías, ortigas, queso, huevos, frutos secos, salvado, pescado, carnes

magras, acelgas, cebollas, nabos, coliflor, grosella negra y roja, ajo, ostras, puerro, espinacas, col

rizada, tusílago, eufrasia e hinojo.

 

Calcio:

Función:Este mineral reconstruye huesos y dientes y colabora en la coagulación de la sangre.

Ayuda a prevenir las hemorragias e inflamaciones y asegura una respuesta normal del músculo y

de los nervios.  Ayuda a metabolizar el hierro.

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Dolores en las articulaciones aumento del

colesterol, calambres musculares, nerviosismo, raquitismo, osteoporosis, caries dental, entre otros.

 

Su exceso puede producir:

Estreñimiento, nausea y dolores abdominales.  En casos severos, delirio y estado de coma.

 

Alimentos que lo contienen: Lácteos (leche, queso, yogurt), espárrago, judía, coliflor, almejas,

remolacha, repollo, zanahoria, apio, almendras, berro, espinaca, cebollas, limones, mandarinas,

bayas de saúco, ortiga, berro, nabo, cabezas de nabos, verduras, alfalfa, equiseto, colinabo, hojas

de frambuesa y semillas de calabaza.

 

 Cloro

Función: Activa y regula la función muscular. Necesario para la digestión normal. Activa las

secreciones y los enzimas gástricos.

 

Alimentos que lo contienen: Algas kelp, aceituna, trigo integral, queso, col, apio, dátiles, huevos,

endibias, pescado, patatas, ostras, espinacas, cebolla v chucrut.

Fósforo

Función: Se combina con el calcio para formar los huesos, mantiene el sistema alcalino, activa los

enzimas y el metabolismo de las grasas y los hidratos de carbono.  Ayuda a la regeneración

celular.

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Su deficiencia o carencia puede producir: Huesos y dientes frágiles, fatiga, inapetencia y

propensión a infecciones.

 

Su exceso puede producir: Dificultad de absorción del calcio.

Alimentos que lo contienen: Manzanas, alfalfa, almendras, cebada, judías, salvado, queso, huevos,

lentejas, hígado, leche, espárragos, col, maíz, apio, coliflor, pescado, higos, centeno, trigo integral,

guisantes, lechuga, espinacas, tomates, uvas, frambuesa, mandarinas, berro, col rizada, lecitina y

todos los productos de la soja, rizoma de lirio.

Magnesio

Función:Fortalece el sistema cardiovascular esencial para la estructura de los huesos y para los

nervios. Activa enzimas necesarios para el proceso digestivo.

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Riesgo de diabetes, fatiga, arritmias, espasmos

musculares y nerviosismo.

 

Alimentos que lo contienen: Miel, almendras, cebada, acelga, berro, judías, almejas, maíz,

guisantes, ciruelas, higos, uvas pasas, patata, dátiles, chirivías, col verde, diente de león, coles de

Bruselas, plátanos, zanahoria, pescado, bayas de saúco, limones, frambuesa, endibias, ortiga,

alfalfa y berro.

 

 Potasio

Función: Esencial para el crecimiento normal, los músculos sanos y los nervios.

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Debilidad muscular, nauseas, cansancio e insuficiencia

cardiacos.

 

Alimentos que lo contienen: Alfalfa, judías, aceitunas, salvado, granadas, frutos secos, ciruelas,

patata, apio, uvas pasas, espinacas, cerezas, lechuga, limones, col rizada, verduras de hoja verde

de todo tipo, plátanos, remolacha, col, zanahoria, uvas y mandarinas.

Sodio

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Función: Ayuda a los músculos a funcionar y protege los tejidos cuando se pierde agua en el

cuerpo.

 

Su exceso puede producir: Nausea, presión alta y retención de líquido. Alimentos que lo

contienen: uvas pasas, zanahoria. leche, acelga, nabo, berro, germen de trigo, apio, huevos,

espinacas y cerezas.

 

MICROMINERALES

 

Cobre

Función: Necesario para la formación de hierro y hemoglobina.  Esencial para la formación de

colágeno.

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Caída del cabello y canas prematuras

 

Su exceso puede producir: Destrucción del tejido ocular. Las personas con problemas en la vista

deben equilibrar su consumo de cobre con el de hierro, zinc y calcio.

 

Alimentos que lo contienen:

Judías, hígado, setas, guisantes, verduras de hojas, frutos secos, alimentos de origen marino,

grosella negra y roja, cereales integrales, col rizada, patatas, espárragos, melocotones, salvado y

berro.

 

Flúor

Función: Protege y preserva los huesos.  Interviene en el metabolismo del calcio y el fósforo.

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Aparición de caries dentales y fracturas óseas.

 

Alimentos que lo contienen: Trigo rojo, remolacha, productos lácteos, col, ajo, espinacas,

alimentos de origen marino, trigo-integral, centeno, y berro.

 

Hierro:

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Función: Necesario para el desarrollo de los glóbulos rojos y para transportar oxígeno a las

células.

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Anemia, cansancio, tristeza, depresión y caída del

cabello.

 

Su exceso puede producir: Cardiopatías en los hombres, producción de radicales libres y cáncer. 

 

Alimentos que lo contienen: Almendras, miel, coco, remolacha, hojas de remolacha, col rizada,

coliflor, apio, diente de león, acelga, yema de huevo, cogollo de lechuga, hígado, todo tipo de

alimentos de origen marino, dátiles, ciruelas, uvas pasas, berro, naranjas, aves de corral, grosella

negra y roja, frambuesa y hojas de frambuesa, aíbaricoques, perejil, ortiga, alfalfa, capullos de

trébol rojo, judías, habichuelas, copos de avena, amapola, alcaravea, anís, romero, hinojo, salvia,

caléndula y semillas de calabaza.

 

Manganeso

Función: Esencial para el crecimiento y para la respiración tisular.  Favorece los reflejos

musculares. Previene el cansancio.

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Acumulación de colesterol mal en las arterias,

raquitismo, infertilidad

 

Alimentos que lo contienen: Plátanos, judías, remolacha, salvado, acelga, guisantes, verdura de

hojas de todo tipo, cereales integrales y almendras.

 

Selenio

Función: Necesario para el pelo, la piel y las uñas saludables, y una ayuda para las membra¬nas

mucosas y los vasos sanguíneos, útiles en caso de agotamiento, impotencia y deficiencias

minerales de tipo general.

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Trastornos en el cuero cabelludo y uñas, trastornos

gastrointestinales y neurológicos.

 

Page 12: Sindrome toxico mineral

Alimentos que lo contienen: Cebollas, avena, equiseto, cebada, levadura de cerveza, avena,

germen de trigo y aceite de sésamo.

Yodo

Función: Necesario para la salud y las funciones glandulares de la tiroides. Necesario para el

metabolismo normal.

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Bocio, disfunción tiroides, cansancio, colesterol alto,

aumento de peso, estreñimiento. 

 

Alimentos que lo contienen: Todo tipo de alimentos de origen marino, plantas marinas, salvado,

brócoli, mantequilla, zanahorias, cerezas, cebollas, ajo, higos, setas, avena, almendras, espárrago,

judías, col rizada, apio, acelga, diente de león, yema de huevo, cogollo de lechuga, hígado,

grosellas, ciruelas, dátiles, uvas pasas, berros, naranjas y aves de corral.

Zinc

Función: Es importante para el funcionamiento correcto de la glándula prostática y los demás

órganos reproductivos.   Previene el acné y ayuda a la regulación de las glándulas sebáceas

 

Su deficiencia o carencia puede producir: Debilidad de las uñas y manchas blancas en ellas,

alteraciones en el crecimiento, fatiga, acné y retardo en la maduración sexual. 

 

Su exceso puede producir:

Parece estar relacionado a la enfermedad de Alzheimer.

 

Alimentos que lo contienen:

Ostras, remolacha, brócoli, germen de trigo, salvado de trigo, leche, yema de huevo, guisantes,

judías, berro, hígado, diente de león, lentejas, semillas, espinacas, pescado, lechuga roja,

manzanas, col y frutos secos.

 

 Minerales peligrosos

 

Existen minerales que el organismo no necesita, pero que los recoge de los contaminantes

industriales del aire, el agua y de ciertos hábitos nocivos como fumar (el humo de los cigarrillos

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contiene no sólo nicotina sino una sustancia tóxica producida por la combustión del papel, los

preservantes, aromatizantes y saborizantes) y que representan un peligro para la salud.

 

Algunos de estos minerales peligrosos son:

 

Cadmio:

Deteriora gravemente los riñones y favorece la osteoporosis. Se encuentra en algunos alimentos

marinos (ostras) y en vísceras animales (hígado). Los fumadores lo inhalan en gran cantidad.

 

Plomo:

Suele proceder de las emanaciones de los automóviles y es absorbido por los pulmones. Las

cañerías de plomo para la conducción del agua y las soldaduras de plomo en las latas de conserva

son también altamente contaminantes. Produce dolores de cabeza, vértigo, insomnio, irritabilidad,

debilidad y anemia.

 

Mercurio: Es generado de la utilización de combustible fósil, la fabricación de pinturas, los

procesos en las minas y la preparación de la pasta de papel. Igualmente, los compuestos de este

mineral, como

el mercurio etílico, nos llegan por medio de abonos fungicidas en los cereales o a través del

pescado. Su acumulación en el organismo afecta al sistema nervioso.

 

La mejor protección contra estos minerales peligrosos es consumir alimentos de origen biológico o

con la menor cantidad posible de preservantes y colorantes.

ENFERMEDADES PRODUCIDAS POR MINERALES

1. por inhalación de polvos inorgánicos (minerales): silicosis, neumoconiosis del minero del

carbón y enfermedades relacionadas con la exposición al asbesto (amianto)

2. por inhalación de gases irritantes, humos y sustancias tóxicas en general

3. asma profesional

4. por inhalación de polvos orgánicos

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INHALACIÓN DE POLVO INORGÁNICO (MINERALES)

 Son frecuentes, siendo la silicosis una de la neumoconiosis más extendida, ya que el sílice está

presente en toda la corteza terrestre. Cada vez las campañas de prevención reducen de una forma

más patente, los riesgos laborales de los trabajadores expuestos.

Silicosis

Es una neumoconiosis caracterizada por la fibrosis pulmonar

difusa secundaria a la inhalación repetida de polvo que

contiene sílice en forma cristalina. Hasta hace pocos años, era

una enfermedad frecuente debido a la gran cantidad de fuentes

de exposición; hoy en día, su prevalencia ha disminuido. La

silicosis aparece cuando se respiran polvos que

contienen sílice libre (SiO2), como el cuarzo, la arena y el

granito (60 por ciento de SiO2). En España destacan las

actividades laborales relacionadas con la minería en general y, en particular, con la de carbón,

plomo, mercurio y tungsteno, los trabajos en canteras y la construcción en obras públicas - muy

desarrolladas durante el período 1950-1970 - y los trabajos relacionados con la industria

siderometalúrgica y de la cerámica. Una de las exposiciones más nocivas es la que sufren los

trabajadores que emplean el chorro de arena en las fundiciones para desincrustar las piezas

metálicas o limpiar las piezas de fundición.

De las diversas teorías patogénicas invocadas, la inmunitaria es la más aceptada, aunque el

mecanismo global no está totalmente esclarecido. Las partículas de sílice serían fagocitadas por

los macrófagos alveolares, los cuales, a su vez, se activarían y estimularían el desplazamiento de

otros macrófagos y células con potencial fibrogénico hacia la misma zona. La recurrencia de estos

fenómenos en forma repetida explicaría el hecho de que la silicosis sea una enfermedad pulmonar

profesional progresiva e irreversible.

Tras la exposición prolongada, las partículas de sílice tienden a depositarse en grandes cantidades

en los alvéolos y, sobre todo, en los nódulos silicóticos, que constituyen la lesión morfológica

característica de esta neumoconiosis. Dichos nódulos, de 2 a 3 milímetros de diámetro y formados

por capas de tejido colágeno dispuestas en bulbo de cebolla, se distribuyen por todo el parénquima

pulmonar, sobre todo en los campos superiores y medios, y pueden calcificarse. Estos hallazgos

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corresponden a la denominada forma simple, que puede evolucionar hacia la forma complicada,

también conocida como fibrosis masiva progresiva, caracterizada por masas fibróticas

redondeadas acelulares, de bordes irregulares y diámetro variable (aunque en general superior a 10

mm) y de localización exclusivamente apical. Estas masas tienden a confluir en conglomerados

cada vez mayores. También se han descrito otras lesiones silicóticas, con infiltración celular

intersticial generalizada, acumulaciones intralveolares de material proteináceo PAS-positivo y

escasos nódulos silicóticos concomitantes. Esta forma, denominadasilicoproteinosis, es propia de

exposiciones muy intensas. Los ganglios linfáticos intratorácicos, en especial en los hiliares,

pueden hipertrofiarse y, por último, calcificarse.

Los ganglios hiliares mediastínicos suelen hipertrofiarse (y calcificarse, en cáscara de huevo) en

cualquiera de los estadios radiográficos de la silicosis:

1. Tuberculosis (silicotuberculosis). La silicosis predispone claramente a la infección tuberculosa.

2. Síndrome de Caplan. Se caracteriza por la triple asociación de silicosis, factor reumatoide

positivo e imágenes radiográficas redondeadas, de localización bilateral y periférica, con

diámetros entre 0,5 y 5 cm, que corresponden a nódulos fibróticos reumatoides. Es extensivo a

cualquier enfermedad pulmonar profesional por inhalación de polvos inorgánicos y se considera

que representa la hiperreactividad del tejido pulmonar de los individuos previamente afectos de

artritis reumatoide.

3. Insuficiencia respiratoria, con hipercapnia o sin ella, e hipertensión pulmonar secundaria.

4. Esclerodermia.

5. Hipertrofias ganglionares mediastínicas.

No se dispone de tratamiento para esta enfermedad. La prevención es la única alternativa

potencialmente eficaz y sólo en la medida en que, al cesar la exposición al agente causal, se

interrumpa la progresión de las lesiones de la enfermedad pulmonar profesional.

Neumoconiosis del minero del carbón

Es secundaria al depósito de grandes cantidades de polvo de

carbón en el interior del parénquima pulmonar, afecta

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exclusivamente a los individuos que trabajan en las minas de carbón. En España se desconoce su

incidencia, ya que en la práctica no se establecen diferencias con la silicosis. Si los terrenos donde

asientan las minas de carbón contienen sílice, esta neumoconiosis puede estar asociada a silicosis.

Las minas que entrañan el riesgo de provocar esta neumoconiosis son las de antracita y hulla. Esta

modalidad de enfermedad pulmonar profesional, que en su presentación más simple suele cursar

de forma asintomática, presenta las mismas características patogénicas que la silicosis.

Exposición al asbesto (amianto)

Se pueden agrupar de la siguiente forma: a) asbestosis pulmonar; b) lesiones pleurales (placas

hialinas, fibrosis y derrames); c) atelectasia redonda; d)mesotelioma maligno difuso pleural,

y e) carcinoma broncopulmonar. El términoasbesto (amianto) incluye un conjunto de minerales

fibrosos metamórficos (silicatos) caracterizados sobre todo por su indestructibilidad y elevado

punto de fusión. La importancia epidemiológica actual del asbesto obedece a la multiplicidad de

las fuentes de exposición derivada de sus numerosas aplicaciones. Existen dos tipos de exposición:

la industrial o laboral y la no industrial. La primera puede ser propiamente ocupacional, por la

manipulación directa del mineral, o paraocupacional, es decir, por contigüidad al ser manipulado

por otros individuos en el mismo lugar de trabajo. La segunda puede ser, a su vez, doméstica, por

inhalación de las fibras en la propia vivienda tras ser transportadas en la ropa o en el cabello desde

el sitio de exposición por uno de sus miembros, urbana o industrial y por ingesta de diversos

productos (líquidos o sólidos) que contengan el mineral.

La asbestosis pulmonar es la única neumoconiosis propiamente dicha que se produce por la

exposición al asbesto. Se caracteriza por la fibrosis pulmonar que se extiende hasta la pleura

visceral y respeta la hoja parietal. Si la exposición es muy intensa puede aparecer al cabo de pocos

años, aunque por lo general se desarrolla entre los 10 y los 15 años. La asbestosis pulmonar puede

considerarse como la segunda neumoconiosis en importancia después de la silicosis. Las lesiones

microscópicas son similares a las de la fibrosis pulmonar idiopática o secundaria. El macrófago es

el elemento clave en la respuesta celular del huésped frente a la agresión de la fibra de asbesto.

Aunque esta célula fagocita las fibras cortas y las elimina de las vías respiratorias terminales, no es

capaz de cercar y transportar las fibras largas. La fagocitosis incompleta de estas fibras conduciría

a la liberación de enzimas lisosómicas y factores fibrogénicos a partir de los macrófagos. La

sintomatología suele ser escasa y poco específica. El dato clínico más relevante es la disnea,

inicialmente de esfuerzo y, en estadios más avanzados, de reposo. La tos suele ser seca, aunque si

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coexiste hábito tabáquico se vuelve productiva. La acropaquia, que puede estar presente en el 50

por ciento de los casos, es un signo específico propio de numerosas enfermedades intersticiales

difusas pulmonares. Por el contrario, los estertores bilaterales teleinspiratorios, que no se

modifican con la tos ni con los movimientos respiratorios profundos, representan el signo clínico

más característico; su localización posterobasal, en particular subaxilar, es típica y se detecta en

más del 70 por ciento de los pacientes. Radiográficamente cabe destacar la existencia de imágenes

lineales irregulares, localizadas con preferencia en los campos inferiores. A medida que la

enfermedad pulmonar progresa, estas imágenes se ensanchan y extienden hacia los campos

medios. Un dato característico de la asbestosis es la frecuente asociación de lesiones pleurales, en

forma de engrosamiento de la hoja parietal, con calcificaciones o sin ellas, relacionadas también

con la exposición al asbesto.

Las complicaciones de la asbestosis son la insuficiencia respiratoria no hipercápnica crónica, cor

pulmonale y la neoplasia broncopulmonar. El efecto carcinogénico de la asociación sinérgica

asbesto-tabaco determina la elevada prevalencia de carcinoma broncopulmonar en los trabajadores

del asbesto que son fumadores. El mesotelioma maligno peritoneal es de menor prevalencia que la

variedad pleural y tiende a asociarse a la asbestosis pulmonar, a diferencia del de localización

pleural, que suele presentarse de forma aislada.

No existe tratamiento alguno, con excepción del uso de medidas de tipo sintomático. Lo más

eficaz, como siempre, es la aplicación rigurosa de medidas preventivas que impidan el desarrollo

de las lesiones neumoconióticas.

Las lesiones pleurales Incluyen placas hialinas, fibrosis y derrames pleurales, que pueden

aparecer de forma aislada o combinada y asociarse a la asbestosis pulmonar. Se localizan en

ambas hojas pleurales, con preferencia en la parietal. Requieren un tiempo prolongado de latencia,

casi nunca inferior a los 20-25 años, y cursan de forma asintomática. Desde el punto de vista

patogénico, se consideran el resultado de la irritación mecánica de las hojas pleurales por parte de

las fibras de asbesto que, tras ser inhaladas, alcanzarían las zonas más periféricas del tejido

pulmonar. Una vez calcificadas, las placas de localización pericostal se visualizan con facilidad y

remedan gotas de cera o adoptan una forma muy típica en semiluna, cuando se disponen sobre una

o ambas cúpulas diafragmáticas. No requieren tratamiento. La fibrosis pleural, de presentación

unilateral o bilateral - y, por lo general, extensa -, está producida por la colagenización del tejido

conjuntivo pleural subyacente y afecta ambas hojas pleurales, en particular la parietal. Elderrame

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pleural suele ocurrir durante los primeros años de la exposición. No presenta características

especiales.

Atelectasia redonda (síndrome de Blesovsky). Aunque la exposición al asbesto representa la

causa más frecuente, cualquier reacción pleural inflamatoria con derrame pleural acompañante,

sobre todo de origen tuberculoso, puede ser el origen de este síndrome. Consiste en un nódulo

subpleural periférico, bien delimitado, preferentemente situado en la língula, que puede

acompañarse de discreto derrame pleural. Se especula que podría ser consecuencia de la

compresión sobre el parénquima pulmonar secundaria al derrame pleural original, o de la fibrosis

retráctil pleural que replegaría la pleura visceral.

Mesotelioma maligno difuso de la pleura. Se caracteriza por un tiempo prolongado de latencia,

siempre superior a los 20-25 años, extraordinaria agresividad clínica, gran dificultad diagnóstica y

posibilidades terapéuticas muy limitadas.

 INHALACIÓN DE GASES IRRITANTES, HUMOS Y SUSTANCIAS TÓXICAS EN GENERAL

 Este apartado incluye una amplia gama de enfermedades, en general, de carácter agudo, aunque

algunas de ellas - como la beriliosis - pueden ser también de presentación crónica. Las sustancias

responsables de estas enfermedades pueden clasificarse en dos grandes grupos: a) gases irritantes

y sustancias sensibilizantes y b) metales.

Los elementos menos solubles, - como el amoníaco -, actúan de forma predominante sobre las vías

respiratorias superiores, mientras que los más solubles - p. ej. óxido nitroso - penetran en mayor

profundidad y son causa de bronquiolitis y/o edema pulmonar. Existe un elevado número de

sustancias sensibilizantes que pueden causar problemas respiratorios al ser inhaladas, casi siempre

de forma fortuita o accidental y tras un corto período de exposición. Los efectos inmediatos

(agudos) suelen consistir en traqueítis, bronquitis y bronquiolitis aguda y/o edema pulmonar de

reversibilidad y pronóstico variables e impredecibles; las consecuencias a largo plazo (crónicas)

son menos conocidas y, cuando aparecen, se caracterizan por un cuadro obstructivo difuso de las

vías respiratorias. La inhalación de humos procedentes de materiales diversos resultantes de la

combustión en incendios puede causar cuadros pulmonares variables (asfixia, edema pulmonar,

broncospasmo, bronquiolitis, intoxicación por monóxido de carbono) dependientes de su

composición fisicoquímica. Algunos pueden provocar incluso lesiones obstructivas residuales de

la vía respiratoria principal. La exposición aguda y masiva al óxido nitroso, observada a veces tras

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el almacenamiento de grano en los silos, se denomina enfermedad de los ensiladores. En este

grupo podrían incluirse algunos casos de asma ocupacional, como la debida a exposición al

diisocianato de tolueno, o urbana, como la inhalación de soja (epidemias de Barcelona).

Entre las enfermedad por humos de metales cabe destacar la bauxitosis, laestannosis y

la beriliosis secundarias, respectivamente, a la inhalación de humos producidos por la

manipulación industrial de bauxita, estaño y berilio. La beriliosisadopta dos formas de

presentación clínica: la aguda, a veces muy grave, es infrecuente y cursa con edema pulmonar, y la

crónica, más conocida y extendida, es de carácter sistémico y multiorgánico y de difícil

diagnóstico diferencial con la sarcoidosis.

POLVOS ORGÁNICOS. ENFERMEDADES INTERSTICIALES DIFUSAS DEL

PULMÓN.

 Las enfermedades intersticiales difusas del pulmón constituyen un grupo de afecciones en las

cuales las principales alteraciones anatomopatológicas inciden en las estructuras

alveolointersticiales y también, en muchas ocasiones, las pequeñas vías aéreas y las arterias y

venas pulmonares. Se han empleado numerosos términos para describir este tipo de enfermedades.

Uno de los más utilizados es el de enfermedades intersticiales difusas crónicas del pulmón, debido

a que la gran mayoría de ellas tienen una evolución lenta (meses o años). Un término empleado

erróneamente es el de fibrosis pulmonar para reflejar el hecho de que las enfermedades

intersticiales difusas del pulmón pueden conducir en algunos casos a la formación de fibrosis

pulmonar. Actualmente, la terminología más aceptada es la de enfermedades intersticiales difusas

del pulmón, considerándose la clasificación anatomopatológica de Liebow como descriptiva.

La etiología de las enfermedades intersticiales difusas del pulmón es muy variada. En la actualidad

se conocen unas 160 causas diferentes, aunque sólo en el 35 por ciento de los casos es posible

identificar el agente causal. En relación con su etiología, las enfermedades intersticiales se dividen

en dos grandes grupos, como son las enfermedades de etiología conocida, que son las que vamos a

describir por relacionarse con el presente tema, y las enfermedades de etiología desconocida, que

suelen tener más repercusiones sistémicas. Entre las enfermedades de etiología están:

1. Enfermedades producidas por polvos inorgánicos o neumoconiosis, entre las cuales las más

frecuentes son la silicosis, la asbestosis pulmonar y la neumoconiosis de los mineros de carbón, ya

mencionadas previamente.

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2. Enfermedades producidas por polvos orgánicos o alveolitis alérgicas extrínsecas, causadas por

la inhalación repetida de partículas orgánicas (proteínas séricas de animales, bacterias termofílicas,

hongos). Las más frecuentes son el pulmón del granjero y el pulmón del cuidador de aves.

3. Enfermedades producidas por sustancias químicas, gases, vapores y aerosoles. Entre las

sustancias químicas cabe mencionar al paraquat (herbicida de amplio uso que resulta muy tóxico

sobre todo después de su ingesta accidental) y las fibras sintéticas, aunque su incidencia es

realmente baja. Diversos gases, humos y líquidos en estado físicamente disperso pueden ocasionar

lesiones en el parénquima pulmonar en relación con la composición del tóxico y con el tiempo de

exposición. Entre los gases destaca el oxígeno, cuya respiración prolongada a altas

concentraciones puede ser tóxica para el pulmón. La acción nociva de gases y vapores tóxicos

depende de la intensidad y la duración de la exposición: los poco solubles (dióxido nitroso, cloro y

fosgeno) producen con facilidad lesiones parenquimatosas, descritas en apartados anteriores,

siendo los vapores nitrosos los más comúnmente inhalados (silos de grano, manipulación de ácido

nítrico). En cambio, los solubles, como el amoníaco, pocas veces causan lesiones

parenquimatosas.

4. Enfermedades producidas por fármacos

5. Radioterapia

 WEBGRAFIA:

Crystalline silica and risk of lung cancer in the potteries. Cherry NM, Burgess GL, Turner S,

McDonald JC. Occup Environ Med 1998 Nov;55(11):779-85

Respiratory symptoms and pulmonary function in coal miners: looking into the effects of simple

pneumoconiosis. Wang X, Yu IT, Wong TW, Yano E. Am J Ind Med 1999 Feb;35(2):124-31

Mineralogical analysis and exploration of asbestos diseases. Pairon JC, Martinon L, Brochard P :

Rev Mal Respir. 1999 Jan;16 Suppl 2:S9-17