salud emocional y límites
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PREGUNTAS PENDIENTES:
¿Cómo se ve a sí mismo mi
hijo?
¿Cómo es la autoestima de
mi hijo?
¿Mi hijo se desarrolla
emocionalmente?
¿Logro hablar con mi hijo sobre sus
emociones?
La autoestima es la conciencia de una persona de su propio valor, con determinados aspectos buenos y otros mejorables, y la sensación gratificante de querernos y aceptarnos como somos y en nuestras relaciones.
Mayor posibilidad de dependencia de otros e inicio de adicciones durante la niñez y la adolescencia.
Dificultad para atreverse a explorar su mundo más allá de la familia.
Actitudes de rebeldía, irritabilidad que son difíciles de manejar.
Obediencia sin límites que genera vulnerabilidad a malas influencias sociales.
Poca tolerancia a la crítica
¿PUEDE CAMBIARSE LA AUTOESTIMA? Se aprende, se cambia y la podemos
mejorar.
¿A PARTIR DE CUANDO SE FORMA? A partir de los 5 - 6 años.
¿CÓMO SE DESARROLLA LA AUTOESTIMA? Aprendiendo cómo los ven padres, maestros, compañeros, amigos,
etcétera
Los criterios mediante los cuales las personas se evalúan a sí mismas son culturales y los trasmite la familia.
Ser gordo, flaco, lindo, feo, blanco, negro, rubio o tener capacidad para luchar, honestidad, capacidad para soportar el dolor, la astucia para ganar dinero, los modales, capacidad para manipular a las demás personas, etc...
“¡Otra vez te fue mal! …siempre todo lo haces mal, eres un
inútil.
“¡No, no lo hagas … tú no sabes…déjamelo a mí…!”
“No tenemos porqué premiarte por eso… no haces más que tu obligación”
¿CÓMO REACCIONAMOS ANTE LAS MALAS CALIFICACIONES, LOS ERRORES DE
NUESTROS HIJOS O CUANDO NO HACEN TODO LO QUE ESPERARÍAMOS DE ELLOS?
La familia se basa en pautas culturales y sociales y en base a eso nace la expectativa hacia los hijos y la expectativa de los hijos hacia ellos mismos.
Si en la familia al adolescente/joven no se le reconoce nada y le hacen ver que lo que hace es LO HABITUAL y no interesa, no tendrá estímulos
para intentar avanzar …
No siempre es el modelo ideal el que es transmitido a los hijos, ya que hay padres que transmiten una autoestima baja a sus hijos porque de niños también la tuvieron.
Otras de las causas es que crean una presión en sus hijos, por los logros que los mismos padres tuvieron y los hijos no.
“Según se hayan comunicado nuestros padres con nosotros, así van a ser los ingredientes que se incorporen a nuestra
personalidad, nuestra conducta, nuestra manera de juzgarnos y de relacionarlos con los demás”
Los padres y madres que dañan la autoestima de sus hijos no siempre lo hacen intencionalmente, ya que ellos
fueron educados del mismo modo
Padres mártires Padres dictadores
Controlan al hijo haciéndolo responsable de su sufrimiento y culpable por todo lo que pueda querer o hacer que no le caiga bien.
Mártir: Ves como me sacrifico por ti y no te importa
Controlan al hijo atemorizándolo cuando hacen algo no autorizado, son estrictos y todo parece enfurecerlos.
El hijo es condenado de manera inapelable, con burlas, gritos, despliegue de poder y dominación.
Dictador: No vas, yo no tengo que darte explicaciones,
no lo haces porque te lo
ordeno y punto-
TRES IMÁGENES EN LA MENTE DE NUESTROS HIJOS
LA IMAGEN QUE TIENE DE
SÍ MISMO
“una persona que puede llegar a
triunfar”“una persona de
poco valor”
LA IMAGEN DE SÍ MISMO TAL
COMO DESEARÍA QUE
FUERA
Si la distancia entre estas dos imágenes
no es grande se puede decir que se acepta a sí mismo
como persona
LA OPINIÓN QUE TIENE DE SÍ MISMO EN
RELACIÓN CON OTRAS
PERSONAS
“una persona que por las
características de su familia merece no ser tratada igual”
1. Autocrítica dura y excesiva que lo mantiene en un estado de insatisfacción consigo mismo.
2. Hipersensibilidad a la crítica, por la que se siente exageradamente atacada/o, herida/o; cultiva resentimientos contra sus críticos.
3. Indecisión crónica, no por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse.
4. Deseo innecesario por complacer, por el que no se atreve a decir NO.
5. Autoexigencia esclavizadora de hacer “perfectamente” todo lo que intenta, que conduce a un desmoronamiento interior cuando las cosas no salen con la perfección exigida.
6. Irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aún por cosas de poca importancia, todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.
7. Exagera la magnitud de sus errores y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar nunca a perdonarse por completo
1. Es capaz de obrar según crea más acertado, confiando en su propio juicio.
2. Tiene confianza en su capacidad para resolver sus propios problemas, sin dejarse acobardar por los fracasos y dificultades que experimente.
3. Se considera y realmente se siente igual a cualquier otra persona aunque reconoce diferencias en talentos específicos
4. No se deja manipular por los demás, aunque está dispuesto a colaborar si le parece apropiado y conveniente.
5. Reconoce y acepta en sí mismo una variedad de sentimientos e inclinaciones tanto positivas como negativas y está dispuesto a revelarlas a otra persona si le parece que vale la pena.
6. Es capaz de disfrutar diversas actividades como trabajar, jugar, descansar, caminar, estar con amigos, etc.
7. Es sensible a las necesidades de los otros, respeta las normas de convivencia generalmente aceptadas
1. Establecer una comunicación clara.
2. Ajustar el orden familiar, límites y reglas.
3. Intentar comprenderles emocionalmente.
¿QUÉ PIENSAN
LOS HIJOS?
Tienden a interpretar que ellos provocan lo que sucede a
su alrededor
Los padres pueden aclarar al hijo la situación comunicándole directamente y con claridad lo que ocurre
¿QUÉ PUEDEN HACER LOS PADRES?
Pueden sentirse con libertad de expresar comentarios, lo cual
les sirve para verificar o no sus
sospechas
NO DEBEMOS EMITIR MENSAJES CONTRADICTORIOS: Cuando una madre dice: «no estoy enfadada», mientras su rostro manifiesta que está rabiosa, atrapa a su hijo en una situación sin salida.
El hijo no puede intentar remediar el enfado de su madre, puesto que ella no lo reconoce, pero por otro lado le está transmitiendo que ha hecho algo mal.
Esto requiere que los padres fijen reglas claras y se mantengan firmes en su posición.
Es esencial que ambos padres no se contradigan y lleguen a acuerdos antes de establecer estas reglas.
De lo contrario el hijo aprovechará esa brecha para ganar poder, o se sentirá dividido sin saber a quién obedecer.
LAS REGLAS FAMILIARES DEBEN EXISTIR, PERO SE HAN DE IR MODIFICANDO DE ACUERDO A LAS NECESIDADES CRECIENTES DE LA FAMILIA
Déjame restregarte las
rodillas y la espalda, a ti no
te quedan bien…
¡Esto no lo soporto!
Los límites personales son el espacio físico y psicológico de cada persona.
A medida que los hijos crecen sus límites se establecen más claramente y los padres “quedan fuera de ellos para muchas cosas”.
Esto requiere que los padres sean flexibles y permiten la autonomía paulatinamente.
Cuando los adultos no reconocen ni expresan sus sentimientos les disgusta que los manifiesten sus hijos.
Ocurre especialmente con emociones como la ira o la tristeza.
Comentarios como: «no deberías sentir eso», son paradójicos, pues uno no
puede evitar lo que siente, y transmiten la
sensación de ser inadecuado.
Comprenderles emocionalmente
Oportunidad de expresión
de las emociones
Autocontrol de la
expresión emocional
Equilibrio e
intensidad emocional
Ser más conscientes de sí mismos y de la relación que mantienen con sus
hijos, desarrollar cierta apertura para aceptar los cambios, y
acompañarlos con sentido del humor y paciencia.
Ser conscientes de que sus hijos tendrán las habilidades para crecer en el contexto que la familia provee