retorica para la audiencia

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Además de ser un manual de retórica y un diccionario de figuras retóricas, este libro es un curso de retórica, con clases amplias de introducción al campo y lecciones específicas sobre las distintas figuras.

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Page 1: RETORICA PARA LA AUDIENCIA
Page 2: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

r

nqTonrqHpara la

AUDIENGIA

Juan Rivano

Page 3: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Se prohibe cualquier tipo de reproducción total o parcial. Ningunaparie de este libro puede ser reproducida, trasmitida o almacenada,

iea por procedimientos mecánicos, ópticos o químicoq incluidas las

fótocopias. El editor autoriza citas en revistas, diarios o libros,

siempre que se mencione la fuente.

O Juan RivanoO Bravo y Allende Editores

Primera Edición. I99BInscripción N' 106828I.S.B.N. 956-7003-s0-5

Tianscripción desde el manuscrito original y correción de textos:

Marta Enríquez

Diseño de portada y diagramación:Juan Simón Valdebenito B.

Se terminó de imprimir en

Impresos MantorSerrano 225, Santiago de Chile,en el mes de diciembre de 1998.

Impreso en Chile / Printed in Chile

Page 4: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Indtce Temáüco

Prólogo

I: DE LA RETORICA

L La ¡etórica: manipulación de lo probable............................... 13

2. Los tres momentos de la persuasión retórica..........................173. Persuasión retórica: probabilidades, signos y entimemas ........204. El timemas; prueba retórica versus prueba silogística............. 24

5. Retórica de la oposición .............................276. Retórica de la correlación. ..........................307. El esquema a fortion .............. .....................32B. Retórica en el t¡anscurso del tiempo ..........359. Retórica de exhibición...... ..........................3610. Retórica de equivocación ...........................37il. Retórica entre la implicaciones buenas y las...........................41

implicaciones malas de los hechos

12. Retórica entre opinión común y fuero interno .......................4213. Retórica de contragolpe.... ..........................4314. Retórica de contrariedad ............................45

II: DE LAS FIGURAS RETORICAS

I l.a retórica como envoltorio .......................472. Lr figuración retórica ............... ..................50.'!. I laccr y deshacer el habla figurada .........54.1 I l¡bla eulógica, neutra y dislógica ..............575. Máxin,as, proverbios, refranes: cristalizaciones e....................59

instnrn.rentos retóficos(i l.¡ ¡udicncia del retórico . ..........65I Lls li¡iuras retóricas: Criterios de clasificación .......................68ll lriflur¡s de comparación: parábola, fábula, alegoría,.. 71

¡r;rrrlt'1o, sirnil y metáfora

') Ll sinril ...........................75

Page 5: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

10. La metáfora . . . ......... B0

11. El paralelo . ..........9212. Figuras de reducción: Metonimia .......... ...95

13. : Sinécdoque. . .. 99

14. Figuras de repeiición, epizeuxis, anáfora, epístrofe,.......... . ' 103

anistrofe, epánodos, epanalepsis, poliptoton,anadiplosiq concatenación, tautología, aliteración

15. Mes ail¿ de1 "arte de bien decir" ......... ...... .. . .......... ... 108

16. Variación gradual: Climax y anticlímax........ ... .... -.. .' 116

17. Variación lradual: hipérbole, eufemismo, Iitote, ...... ..... " 124

Dresunta retórica

18. hellciones culturales del habla hiperbólica . .. ... . .....'IZ7

19. Figuras de contraposición: Antítesis...... ..... . . .. ' 13270. " :Paradoja....... ¡3721. :Oximóron......... ..........-.-........... 142

22. :lronía................ . . 145

23. :Prolepsis . 148

24. :Ambigüedad .. .. . ... .l5l25. Figuras de sustitución y supresión: Epíteto,...... ..... . 159

z6'"'"1"il:;:'"h'.Tlr:': 167

27. : Atenuación y paralipsis, perifrasis. ........... ............ ..'17328. Figuras en "juego de palabias":Zeugma............. .. . . . ' 178

29. " :gndiádt".......-............................................................18430. :Hipálage . ""191

Epílogo

Page 6: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

"Oyendo hablar d'e metonimias, metáforas-, abgo(as yotras palabras, ¿no pensaría uno que significm alguna

lorma rara v exónca?' Sin emiargo, indican frases no mejores que las que

em7lea ffii doméstica."

Montcngne

Page 7: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Nota del Edttor

El presente ensayo fue escnto en los comienzos de 1980 y ha arculadoparcíalmente entre sus amigos.

Juan Riuano analíza aquí los tópicos de Ia Retórtca y de la mano deAristóteles desúbe, de manera t'ácíly con humor,los excesos de un díscursoque oculta y disimula Ia falta de humanidad de una época que recién

tratamos de comprcnderEstas páginas t'ueron escrítas durante el exilío de su autor en Suecíd,

donde no ha dejado de pensar nuestra soaedad en sus mas uanados temas.

Diciembre de 1998

Page 8: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Rctóric,l t)nkt l¿ /t ¿¡ crL hn R \ü,)

Prólogo

En mis años de muchacho, escuché muchas veces una cancion

popular que ahora mismo entono en mi memoria. Su letra imitaba

esos avisoi que vienen en la prensa, cn la secciótl "Coneo Sentíntental"

o "Corazones Solítatios". Se trataba cle una personita que estoy viendo

iaunque no se me escapa que en esos avisos pueden embaucarlo a unoy donde dice "g'acíosa, llenita' la ietra de la cosa puede resultar uniaco de papa$. De una colegiala se trataba en esa canción que recuerdo;

una colegiala que jan.rás salió de su pensiór.r. "Bordo bíen" decía, "y

sietnpre tuue a gala serla dueña de mi corazón" -o señora de sus pttsiones,

que ira 1o que a mí me parecía que quería clar a entender con "dueña

ie mí corazón" , aunque es seguro que la muy pícara quería significar

otra cosa. Su propósito, agregaba, era el conocimiento del amor, del

que no sabía una iihba. "Nmca tuue atnores", se quejaba; que no sabía

el sabor del amot pero quería a un hombre que le dijera qué es amor

Ter minaba diciendo que mientras Cupido ies enseñaba a todos cosas

deliciosas y sublimes e1r su caso no fuera más allá de hacerla salta¡

arriba de lá cama no más ver un ratón en el cuarto. Venía su anniculum,

también, como es de rigor en estos casos. Y aquí es donde todo el

¿sunto tomaba cuerpo para mí. Ya se dijo que bordaba bien. Además,

había estudiando latín, geografía, había cursado "la retórica en un mes" ,

conocía "la arnnnía del uíolín" y un poquito de francés. Los versos

finales no los recuerdo bien; pero hablaba de su Ideal, de eso estoy

rr-ly seguro; y de que rimaba "Ideal" con "madngal' ; de donde a mípur'lo menos no me cuesta deducir que siguió también un curso de

¡roética.

I

Page 9: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Re¡ónat taru l¡t A di¿,tc¡a- .nn Rlvtút)

Cabe ya imaginar ya que todo esto lo cuento por ese curso de

rctórica, hecho en un mes por mi pobre colegiala. A 1o que sólo debo

agregar que por esos años, sin tener muchas noticias de retórica, suponiaque más adelante en mis estudios me tocaría también mi curso al

respecto. Vana esperanza.Y tal es el primer motivo, en el orden cronológicg que detecto

tratando de explicar elimpulso que me ha nacido por escribir las páginas

que siguen. El segundq en el mismo orden, me remite también a misaños de preparatorias cuando mis profesores primarios (de mi afecto yreconocimiento por ellos -entre ángeles socialistas y arcángeles

masónicos- he hablado en otro lugar] me informaron que losestudiantes medievales tenían distribuidos sus cursos en dos cicloq eltríuíum y el quadnL,ram, que elprimero comprendía gramática, retóricay lógica, y el segundo, aritmética, música, geometría y astronomía.Aunque en estas divisiones se trataba de estudios superiores, la verdad

es que de todas estas ciencias me enseñaron los rudimentos en mis

años de preparatorias. Con excepción de lógica y retórica. Perq hacia

el final de mis años de enseñanza secundaria, tuve mi curso elemental

de lógica (y de mi querido profesor hablé también en otro lugar). Sólo

quedaba retórica. Pero, como dije, de esta parte de1 tríuíum no luvecu¡so. Ni un mes, ni una semana, ni un día de retórica-

Eltercero de mis motivos es cuarto y últrmo en el orden cronológico.Tiempo atrás, discípulos míos que quiero y que no se olvidan de mime enviaban noticias desde Chile sobre las peripecias de la lógica: que

su enseñanza en los cursos medios fue declarada optativa, que losprofesores pueden elegir entre lógica y psicología y que esta últimacobra invicta las palmas de 1a predilección pedagógica.

O sea: de las partes del tnuíum elemental sólo quedaba gramática,

carencia que obró en mi como un incentivo casi intolerable (más como

un empellón que un incentivoJ. Porque siempre tuve como cosa más

firme que un triángulo equilátero que la gramática no puede vivir sin

la lógica (ni la lógica sin la gramáticar como va de suyoJ, y que de ellas

dos, ésquinas de la base, la retórica no es más que el vértice donde se

encuentran esas dos bellezas cada vez que se les ocurre salir a lucirse

por el mundo.El cuarto motivo no es motivo propiamente sino símbolo de toda

Page 10: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Re¡óñca gard La Atti¿'tcit - IMn Riua¡o

una constelación de experiencias surgidas sin cesar y por décadas;

expe¡iencias de Iecturas, lecciones, conferencias, cursos, discursos y

discusiones de todas Ias especies, de todas las horas y lugares, en su

mayoria inmensa promovidas por otros, pero en pequeña proporción

poi mí también, u ue..t puru diversión e instrucción de mis alumnos,

oventes v lectores, a veces Dara su enoio y su desdén.' En fin, este motivo-símbolo qu. digo (o got, de agua que colmó el

vaso, porque tiene también de eso) se dio a ver en un articulo aparecido

en un diaiio de Londreg durante la guerra entre Inglaterra y Argentina

en torno a la soberanía de las islas que los ingleses llaman Facklands y

los argentinos Malvinas. En este artículo, y entre otras cosas, ensayaba

John Fowles, su autot un paralelo entre una historia de Cabriel Carcía

Márquez titulada "Crónica de una Muerte Anunciada" y la también

unrniirdu invasión de las dichas islas por los generales del gobierno

militar argentino de esos años.

Hay tris cosas en este artículo de Fowles y se combinan las tres en

este motivo que digo:primera, que uno anuncia a voces que va a ve-ngar

su honor puiu qué se 1o impidan y agaftM entonces pan y pedazo:

salvar el honor sin perder el pellejo. -Segunda,

si ocurre que nadie cree

lo que se anuncia, entonces, no queda más que actuar encerrado como

está uno en sus propias anunciaciones. Tercera, un encierro así, encierro

en las palabras, viéne con la lengua que hablamos, el español' Dice

Fowles:"Aunque para García Márquu el Franco úlümo de la existencia es

euídetitemente Ia inescapable naturaleza peruersa de las cosas, me

inclinaría también a una especial y latal capacidad del lenguaje

español de poner a quienes lo hablan bajo m hechizo, de manera que

nó purden ptrsar por sí mismos, síno tan sólo reaccionar (matar o

morir) ante Ia resonanna de aertas palabrai'(The Guardian, agosto 14, 1982)

Un iuicio como éste, parece tan increible que uno podría saltarlo a

oies iuntos. Pero consideiando una conexión del tamaño de la guerra

de lai Facklands-o-Malvinas, el asunto cambia intolerablemente de peso.

Y se puede comprender entonces que_ las cosas no resistan más tanta

acumulación, que los motivos se combinen y sumen tuerza más que

ll

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l¿ llr¡lie cú ltku Lü\ ú

suficientc para un impulso como éste de dar un vistazo a la retórica.Se dice por todas partes, en todos los tonos y contextos, que somos

un " czntinente retóríc0", en manos de abogados, escribanos, tribunos,rronistas, poetas, curas, en fin, gente que adquiere, mantiene y aplicael poder unicamente mediante la palabra, prodigada arnunoi ll.n.r.No se oi¡ía una barbaridad como ésta y con tanta frecuencia si fueraer.rtera faisedad; ni hace falta andar mucho camino para darse cuenta.

Digamos, pues, no sea más que por apreciarnos mejor: "Y biett, si,samos un clntinente retórico". Pero, haciendo esto, ¿hemós dado valideza una consideración crítica de la retórica? Para hacér paralelos: ¿Vamosa ser_menos lógicos porque hayamos eliminado las-exigenciai de losestudios de lógica de nuestros programas de enserianza? ño estoy -uyseguro,_pero parece que habiendo fundado la lógica Aristótiles yhabiet]do antes de ello razonado Sócrates como nadiJdelque tengamosnoticias 1o ha hecho, cualquier retórico latinoamericano-podría- delaren ridículo mi defensa de la enseñanza de la lógica. Pero, ¿no valdria lapena saber cómo se las arregla par a dejarme en ridícuio?

Sin decir nada sobre 1o ya insinuado acerca del poder de las palabras.En general, el asunto es así: yo delego el poder en otro y lopongo a

su servicio porque éste me convence con sus discursos. Simplificando,hay siempre dos que pugnan por obtener mi partícula de poder. Nopugnaran.estos dos si sus razones coincidieran; ni pugnaran timpoco siluera evidente para mí que uno tiene la razón. Si pugnan .r potqu. yo,mientras pugnan, estoy privado de una percepción asi. ¿Qué ocurre,entonces/ conmigo si la pugna se decide no por los argumentos de unode estos dos sino por la fo¡ma como les saca brillo y loi expone? Comosea, parece que no ocurriría lo mismo si no sé retórica que si he hechoun curso/ no sea más que en un mes.

Page 12: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Retüici la L h Aftl¡ücú .hñ¡ Riw¡,to

1.

De ln Prueba Retónca

1

Recurriendo a distinciones comunes, 1a retórica tiene que ver conlas palabras, sean habladas o escritas. Seguramente hay mucha retóricaen existencia sin que intervengan para nada las palabras: basta ver ungailo en el corral, un frente neoclásico en el Barrio Alto, un vestido denovia en una vitrina o un general a caballo en la parada militar, paraestar de acuerdo. En los olores hay retórica, en el andar, en el girar lacabeza, er, el gesticular, el sonreír; sobre todo, en 1a mirada hay retórica;y en el tono de la voz. En el salón, en este gesto hay elipsis, hipérboleen el más allá; la sinécdoque está en todos los trajes y vestidos; ¡ycuánta metonimia en los semblantes de todosl

Pero, en fin, mejor dejar estas cosas para cuando sean obvias, paracuando la retórica sin palabras, después de sabe¡ de la retórica verbal,quede al alcance de la mano del lector.

No hay que examinar la distinción que todos empleamos entreprosa y poesía. Ni preocuparse mucho sobre la división de la retóricaen retórica prosaica y retórica poética. En general, toda la retórica quese encuentra en poesía se encuentra en prosa, y viceversa; de maneraque basta ocuparse de una de estas divisiones del lenguaje para cubrirsatisfactoriamente todo el campo de la retórica.

No siempre [quizás nuncaJ se dicen llana o naturalmente las cosas;

l3

Page 13: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Re¡óñca lan l.t Aúdie¡cia .han R 'd o

pero se supone que cuando se las dice llanamente, ahí no hay retórica.Así, se considera a veces que la retórica está en el habla artificiosa,rebuscada, caprichosa, elusiva o figurada. Pero en este puntq ya no es

seguro proceder con divisiones. Quiero decir que retórica verbal yretórica no verbal es una distinción sin problemas; que retórica prosaica

y retórica poética tampoco los tiene. Pero, mientras para unos 1a

distinción entre el habla natural y habla figurada deja a la retóricaprosaica en esta última división, para otros no es así en absoluto. Por

ejemplq si digo "Sahó del anrto", parece que me expreso con llanezay sin figuras. Pero, el que disputa conmigo puede traer la noticia de

que "Salió del cuarto tan rápido como pulo", mostrando que hay omisiónen mi aserción; y la omisión puede muy bien en este caso ser retórica.Si, por el contrario, digo "Salió del cuaxo tan rápido como pudo" meexpreso aparentemente con llaneza. Pero el que disputa conmigo puedetraer la noticia de que saliera o no saliera rápidamente del cuarto el

resultado es ei mismq mostrando que hay adición en lo que digo; y laadición en este caso puede muy bien ser adición retórica.

Conside¡aciones como éstas muestran que una misma expresiónpuede ser natural o llana, por una parte, en tanto quer por otra, puede

ser elusiva o rebuscada. Pero sirven también para requerir unacontraposición más ceñida del habla retórica; una contraposición que

podemos describir así: habla ajustada versus habla no-ajustada. Si

simplemente dlgo "Salió del cuarto" cuando es relevante agregar "tanrápido como pudo,, no me expreso ajustadamente, por omisión; si digo

"Salió del cuarto tan rápido como pudo" cuando no es relevante agregar

"tan rápido como pudo" , no me expreso ajustadamentg por adición.

Esta contraposición se puede recoger con la frase de "exceso o defecto"

o la otra de "condiciones necesarías y suficientes". En el habla ajustada

no hay ni exceso ni defecto; en el habla ajustada se dice sólo 1o que es

necesario decir y sólo lo que es suficiente para que la cosa quede dicha.

Conve¡samente: el habla retórica es ora defectuosa ora excesiva; ora

innecesaria, ora insuficiente.

Pero, aunque importante, la distinción entre habla ajustada y habla

t4

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Rerónca td t lí llu¿¡e c¡n . lua Ríwto

no-ajustada no es ni con mucho adecuada a 1a retórica. No es necesarioargüir que hay habla no-ajustada que no es retórica. El mero descuidoal hablar no quiere decir que se hable retó¡icamente. Asi, el hablar no-ajustado se puede dividir en hablar no-ajustado por descuido y hablarno-ajustado por propósito; y sólo en esta última división podemosrspirar a circunscribir 1a retórica.

Pero, para muchos, el hablar no-ajustado con propósito nocomprende toda la retórica que hay: en el ot¡o hemisferio de la división

-dicen- el del habla justa, hay también retórica. ¿Cómo podría serasí? Aqui, la división del habla justa es en verdadera y probable; y encsta división la retórica queda comprendida en 1a parte del habla justaprobable.

Así, parece que tenemos encerrada la retórica en las divisiones delhablar ajustadq pero probable; y el hablar no-ajustado con propósito.

¿Scrá así? Quizás. Thn elusiva es la retórica.De todos modos, un camino muy equivocado no hemos hechq si

r'onsideramos la retórica en perspectiva histórica. Porque la divisiónlntrc la ¡etórica del habla probable pero recta y la retórica del hablaro rccta pero deliberada ha sido hecha desde antiguo; y ha divididolrnbién a quienes la hacen en adversarios: para unos, solamente algo, r,rno la primera división comprende la retórica; para otros, la retóricas,ilLr cs empleo deliberado del habla-no ajustada.

Vcamos más de cerca ambas divisiones de la retórica. Las cosas

¡,r,rblbles son las que f¡ecuentemente ocurren pero no siempre; y sonrrcnos o más probables según es menos o más frecuente que ocutran.Asi, t¡uc haya ocurrido o haya de ocurrir una cosa que es sólo probable, s usunto que podemos dudar;pe¡o, también algo sobre 10 que podemos,'¡rllr hablando rectamente de su probabilidad. Hablar rectamente de1,, ¡,r,rblblc con vistas a obtener una decisión es cosa que, según diceArisl{ltclcs, corresponde al retórico. Pero, no cuesta ver que con el¡rr:irro to(¡lc se muestra que se puede hablar de modo no recto de lo

I'r,'l,rrlrl,; y csto con propósito: el propósito de obtener una decisiónr rr¡¡t1¡¡¡i¡¡ ¡ h que resulta de escuchar al que habla de lo probable con

lrllI( zit

l5

Page 15: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

R,tt,túttr ln AúlEún hñ lt¡ú D

Se va ciñendo así un poco el dominio de la retórica. Y se torna

vívido también, considerando la oposición dramática entre los que

hablan con rectitud de lo probable y los que no 1o hacen asi y

deliberadamente.

Tenemos el cuadro de una disputa sobre lo probable frente a una

audiencia que debe decidir Ahora, si conside¡amos las instancias reales

de esta contienda vamos a encontrar, de una parte, su elemento: las

asambleas, los tribunales, los congresos, las grandes manifestaciones

públicas, las redes de comunicación (radio, prensa, cine, televisión] en

iuyos extremos numerosos están atendiendo los oídos y los ojos de la

gente; y, c1e la otra, los que contienden entre si con vistas a obtener en

su favor la decisión de ]a audiencia.

También, con una representación así, se amplía nuestra perspectiva

Lo primero es la condición y el número de ios que deciden No hay

que decir que no es 1o mismo juzgar una drsputa sobre lo que

conocemos 6i.n que sobre lo que sabemos vagamente o tan sólo por

las noticias que nos llegan de la disputa misma. Ni hay que agregar

que según crezca el numero de los jueces *la audiencia- en esta

segundá condición, ya no es sólo estrictamente sobre lo probable que

se-puede disputar Galileo y sus oponentes no drsputaban sobre 1o

probrbl.; o sl se quiere, disputaban de algo así sóio con relación a la

pobre condición de sr rudienciu. De doüe resulta que según sea la

condición de ésta podemos dispútar hasta acerca de la cuadratura del

círculo. No sólo es'o: el que sostiene que se puede cuadrar el círculo se

puede encontrar en ventaja respecto del que lo niega; y los jueceg

decidir por enorme mayoría que el círculo se puede cuadrar

A muchos parecerá cosa ir¡ebatible que si alguien disputa sobre lo

probable y disputa bien, se impondrá sobre todos sus adve¡sarios frente

a todos lbs jueces. Con esta cot.rvicción se ocupa Aristóteles de la

retórica: como arte de disputar bien sobre 1o probable; como arte de

asegurar que lo probable prevalezca ¡rtte quienes deben iuzgar."Ci.tto, Arirtét.l.s se ádelanta a reconocer que el retórico puede

hacer mal uso de su arte y asi prevalecer eventualmente lo menos

Page 16: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Rt!ótnn btut l¡ ^ 'Ln

nú hú¡ Rü\rr)

l)rob¡blc sobre 1o más probable; y hasta 1o injusto sobre lo justo. Pero,

rrsirlismo, parece no duclar que entre dos adversarios igualmente dueños

,h l ¡rte de la retórica el que sostiene lo más probable y habla con másjrrstL'za cle 1o más probable prevalecerá.

Scguramente algo así ha de ocurrir cuando se cumplen las siguientes..,,n,licio,.rcs: conocimiento de lo probable, disposición en su favor;

r onocimiento del arte de la retórica; lucces imparciales y razonables.

I)L'nranera que todo viene a parar en esto:la medida en que de hecho

torlus cstas condiciones se cumpien; o siquiera algunas, o siquiera una.

2

Ill arte de la retórica, dice Aristótcles, 'puede definirse como Ia

trtlacidad de aplicar en cualquíer caso [os medios disponíbles de

¡tt-sttttsiótr" . La retórica, para este autot es así un arte general. Y parece

rrsi, en efecto: cada arte dispone de sus medios y modos de instruir o

¡( rsrLadir en su particular esfera. Así, la retórica se ocuparia de la

¡r(,rstlasión comirn a todas las artes y sería, en este sentido, arte de

iltlr's.

I'ero, de los medios que se emplean para persuadi¡ el mismoAristóteles se adelanta a reconocer que no todos pertenecen a la

r.tririca, sino únicamente Los que recurren a la palabra. Así, dice este

,rlrlor que "los testígos,la euidencía dadabaja tortura,los contratos escntos,

1,t., ltyrr, los juramentos 110 sln adrninistrados por el que habla sino que

¡ \/¡iri r.t sr disposición' . (Retórica, Libro I, Cap. 2)

Nritese, al pasar, que Aristóteles es liberal como pocos en el empleo

,l, lrr palabra t'persualión" , que entre nosotros no sale del ámbito de las

¡',rlrrhrls y las razones. Lo más fuerte en el empleo de esta expresión

ii,''r..' que ver ordinariamente con la reconvención, la admonición, ia

1,r,rtr'sta. Para Aristóteles, por ei contrario, los torturadores y sus

Lr\trui.ncntos son tan persuasores y persuasivos como ias razones. Av, ( ('s, cierto, en novelas, pelícuias o en coloquio cotidiano se oyen

Page 17: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

frases como_: "Lo persuadieron a su manera" , "Bien, tettdremos que rea,Lrrira otros rnodos para persuadí o", "Con el prisionero no recurríeran a Iapalabra para persuatlirlo"; pero er.r todos estos empleos se entiende'persuadír" en sentido figurado, no recto.

De la persuasión que resulta de las palabras hay tres especies: "laque depende del carácter personal del que habla"; '|la que depende deponer a.la audienaa en cíerta dísposición de espíritu";la que "dipende dela, prueba, o prueba aparente, que suministra il dit*rto áel oraá0r". Así,el buen orador de acuerdo a Aristóteles debe ser experto en tres cosas:en moral, con vistas a producir Ia mejor impresrón de su carácter antell audiencia; en psicologia, con vistas a identificar y suscitar en suaudiencía las emociones adecuadas a la decisión que.l. eJJa espera; yen dialéctica (o lógica) con vistas a la verdad o mayor probrbilidud áesu discurso, construido de acuerdo a ios argumentos que el casorequiera.

Todavía, la ¡etó¡ica se divide de acue¡do a la audiencia del oradorPorque los fines de la retórica son distintos según cambia 1a audiencia,que puede ser ia asamblea, eltribunal, o el público que escucha duranteuna conmemoración o ceremonia. Así, las partes de la retórica deacuerdo a este criterio son: retórica política, retórica forense y retóricade ceremonias.

l1dúñ4 jrnnt ltl /ldi¿"üa . hút nr\üb

Los fines de cada una de las tres partes antedichas son,resp_ectivamente, el bien público, la justicia y la honorabilidad. Y haytambién una correlación de tales fines con las nartes del tiemno: norouecon las partes deltiempo: porque

con vistas a hechos futrrros: seos; selas leyes se crean (retórica polítical con viitas a hechosalegan (retórica forense) con vistas á hechos pasados; y las personas ohechos se honran [y también se deshonran, no olvidarJ en función devaloraciones presentes (retórica de ceremonias).

De esto último, en verdad, no dice mucho Aristóteles; nada, enespecial, sobre la relatividad implicada en esta noción que conecta eltiempo y la retórica. Porqu-e todo prtldo fue alguna vez presente ytodo presente lue siempre luturo, hasta cl presente. De modo que, silas valoraciones cambian con el tiempo, es obvio que lo que una vez se

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Rptnnd tntt lú Aúvucú hru Rit'ttt¡

lronró otra vez se deshonrará, y viceversa, lo que una vez se deshonró,otrr se hon¡a¡á -de 1o que no parece necesario dar ejemplos, tal es larhunclancia de estos casos.

Sobre lo que forma el asunto de las deliberaciones políticaq enumera('st('autor: recursosr guera y paz, defensa, exportación e importación,lcgislación. Sobre lo que ocupa a los oradores de ceremonias son lavirturl y el vicio, la nobleza y la abyección, que se expresan en multitud(l('cspecies como la justicia, el coraje, la temperancia, prudencia,s;rbiduría y sus contrarios. En cuanto a la retórica forense o jurídica se

lrifirrca, obviamente, en defensa y acusación que obran a la vez sobre, l mismo asunto en orden a establecer si hay o no transgresión de las

l,'yes, y restablecer ia justicia si es el caso que no la hay.

Más adelante tendremos que recordar a Pascal, pero digamos yarrt¡rri {Aristóteles también hace la comparaciónJ que elretórico es comorrn ¡rintor que ofrece a la audiencia su respetable autorretrato pintado,,,r palabras; y el ¡etrato de la audiencia también, para que ésta se vearr si misma como é1 quiere que se vea. Es como un sofista el retóricqrlr sofista que elige los argumentos que más le acomodan con vistas a, stlblccer su proposición. Como dijimos, aunque Aristóteles consideraLr lcturica como un arte respetable, no desconoce el reve¡so del buenr, tririco. Dice:

I;.s ltotción del mismo arte discernir los medíos reales y los aparentesl( persuasiónt tal como es funaón de Ia dialéctica (lógca) dncemtrIos síktgísmos reales de los aparentes. Lo que hace de un hombre un".;ofísta" no es su capacídad, sinl su prlpósitl moral. Sín embargo, en

rt:tónca, el térmíno "retónco" puede desmbir el arte del orador tanto(on\o sLL propósitl m|ral. En díaléctica (lógtca) es dit'erente: un hombret t ' sot'ista" porque tíene cierta especíe de propósito moral; y " dialéctico"(lógico) no en respectl de su propósíto moral, sino de su faatltad.

I l¡str en nuestros días tiene amplio lugar una ambivalencia así del\t tn'tino "retóríca''. Basta abrir un diccionario para averiguar que larr'trlricr ticne status en ambas modalidades: como "arte del discurso

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l,'n tút !¿rd l¿ ilú¿i. c htutillr\rú)

bíen compuesto" y como "elocuencia artificial y uacía". Por cjemplo,Thomas Szasz, en un libro en que se refiere a la pugna entre el escritorKarl Kraus y los psicoanalistas que comenzaban a surgir en torno a

Freud, opone la noble retórica de K¡aus a la mala retórica de los

freudianos, y argumenta que en nuest¡os tiempos asistimos a 1a

decadencia del arte retórico:

"Cuando se píensa que hace un siglo Ia retónca se consideraba lamás ünportante de las disciplínas l'Lunanistas en nuestros colegios yse contrdsta este hecho con la sítuacíótt tan dit'erente que preualece

Itoy día, nos uemos t'onados a aceptar que wt gran cambio de ualores

ha tenido lugar"

[RichardWeaveq citado en KarlK¡aus and the Soul-Doctors, p.43.)

3

El dialéctico (el logico] prueba sus proposiciones mediantesilogismos y mediante inducciones. El retórico hace lo mismo; sólo

que, actuando ante una audiencia que no es apta para seguir los detallesde la prueba dialéctica, procede de manera sinóptica. En labios delretórico, ios silogismos del dialéctico se transforman en entimemas ylas inducciones en e.jemplos.

Ordinariamente -y Aristóteles no es ell esto una excepción- unhecho así fque la audiencia no es apta, es decir, que el número de los

que escuchan y su grado de educación impone una diferencia esencial

en el trato y exposición de las materias que se discuten, en especial, en

el modo de la prueba] no pasa más allá de señalarse, sin atender al

determinismo que asoma en ello, ni mucho menos a sus implicacrones.Por ejemplo, la clencia de 1a prueba parece quedar al margen de uncor.rtraste asi y se la remite a un "discurso sin audíencia" o con "audíenciairlenl".

No se considera para nada que la prueba tiene que efectuarsetambién ante una audiencia y que en esta medida no le queda más que

ser prueba retórica, o prueba mediante entimemas.

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Ratón l't¡tu l¿ Aú¿i\ti¿ .h@t R¡|\rú)

Siendo el campo de la retórica, especialmente, "[o probable,(ltúiflgente a uariable",los entimemas del retórico se forman con este

m¿terial. Con probabilidades y con signos, dice Aristóteles. De donde

rrsulta e1 carácter práctico de los argumentos retóricos.

Sob¡e cómo se hacen los entimemas y cómo se emplean 1as

probabiLidades, considérese el ejemplo siguiente: que "la ayuda'narteamericana a los contrareuoltLcionarios en Honduras acarrea el

,.[escensa dela alfabetización e¡tNicaragra'. Aquí, tratando de completari,l silogismo, o más bien la cadena siLogística, tendríamos esto: Que 'latNrtda n|rteallrciicana a los contrareuolLLcionanos acarrea el incremento

,i' nL fuena de combate; que el incremento de su fuena de combate acarrea

d increnento de la fuena de combate nicaragüense; que el incremento de

la lttena de canbate nicaragiiense acarret el ittcremento del presupuesto

nilítar; que el íncremento del preutpuesto milítar acarea Ia distninuciót't

It:[ presipuesta de educación; qtrc la disminución del prest'tpuesto de

ttlttcacíótt acarrea el descenso de Ia alfabetización en Nícaragua."

Como se ve, el entimema de este ejemplo se forma sólo con los

( \L¡emos de la cadel.ra silogística. El retórico no se detiene er.r 1os

t,sl¡bones intermedios. Como dice Aristóteles, la audiencia los suplirá.

l,l cuestión, claro está, es si siempre es así el encadenamiento y si

sicmpre se conduce así la audiencia (1i de conducirse así, si siempre

srrplc los n.rismos eslabones). Porque si clencaclenamiento no es siempre

,,sio la audiencia no se conduce siempre así, el retórico puede producirrn cntimema aparente y la audiencia tenerlo por genuino.

Este ejemplo muestra tamblén como se hacen los estimemas con 1a

l,nrbabilidad. Porque la ayuda norteamericana puede no acarrear el

incrcmento de la fuerza de combate contrarevolucionaria. No es

ncccsario que io acarree. Ni es necesario, en caso de acarrearlo, que de

,lkr resulte el inc¡emento de la fuerza de combate nicaragüense; ni es

t;rnrpoco necesario que el incremento del presupuesto militar acarree

ll rlisminución del presupuesto de educación, etc.

Iistc ejemplo áel impacto de la ayuda norteamericana a 1a

, ortrarevolución sobre 1a alfabetización del pueblo nicaragüense se

2l

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Rctóti tard ld tl die .id htu Rvüto

presta múy bien para que el lector aprecie sin más asistencia laimportancia del entimema en ei discurso retórico. Porque él habráescuchado en incontables ocasiones entimemas así. "Esta ayuda está

afectando a Ia alfabetízación", dice un ministro de educación a la prensa;y todos, desde el periodista que toma apuntes hasta el último de sus

lectores, suplen 1o que falta para completar el silogismo. Si en unamanifestación (otro ejemplo) en contra de la política de instalar plantasnucleares alguien lleva un cartel donde está escrrlo "Nuestros hijos tronos perd.onarán", todos sabemos completar el silogismo, o cadenasilogística, que va desde la instalación de plantas nucleares, pasandopor el riesgo seguro de accidentes, yendo por 1a polución radioactiva,hasta terminar en ias maldiciones de nuest¡os hijos. Los grafiti de losservicios públicos, los rayados de las mura11as, los afiches de propagandason casi siempre ingeniosas construcciones entimemáticas. La cruzswástica (o la swástica, como simplemente se dice) es un símbolocargado de proposiciones nefastas que todos suplen no más ve¡loaparecer Así, cuando un demagogo le cuelga este símbolo a otrq laaudiencia está inmediatamente en condiciones de sacar conclusioneslapidarias a granel: belicista, racista, elitista, nihilista, sangurnariq sadista,

asesino, enemigo del genero humano.

Sobre el empleo de signos en la fo¡mación de ios entimemas,Aristóteles comienza por dividir los signos en falibles e infalibles. Delos primeros, los falibles, su ejemplo es: "EI hecho de que Sócrates t'uesabio y justo es un sígno de que los sabios sott justos" (entimema: "Saüío

y, así, justo"). De los segundog los infalibles, su ejemplo es: "El hecho de

que tiene fiebre es un sigto de que está enfermo" (entimema: "Estando

febnl, había que auenguar la naturaleza de su enfermedad"). Como se

ve, en la primera especie de signo se toma lo particular como punto departida. En la segunda, se parte de una generalización. Sin embarggno parece haber diferencia esencial en los signoq puesto que la uniónde la sabiduría y la justicia en Sócrates no es algo que sugiera la mismaunión en otro, como no opere en la mente de quien así lo infiere, porimpiícita que sea, una generalización -la sabiduría y la justicia van

siemprejuntas- desde la cual se va a los casos partícuiares.

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Rttjncd pdta h Aúieücu hnn Rnll,ü)

E1 mismo ejemplo de Aristóteles sobre Sócrates puede orientarnossobre una fuente inextinguible de esta especie de signos: los que seproducen por el solo impacto que un carácter o penonalidad imponecl nosotros y que nos hace pensar que las cosas que en dichapcrsonalidad van juntas, 1o hacen por alguna intrínseca relación. Asi,.Jcsirs nos hace unir mansedumbre y religiosidad; Diógenes, nos hacerrnir s¿biduría y renuncia; Otelg celos y estulticia; Tersites, envidia ynnledicencia.

[.os que Aristóteles llama "ejemplos" implican, como ios signos,

¡3'neralización y subordinación a lo general. El ejemplo de Aristótelesls así: que Dionisio, al pedir guardia personal, está t¡amandolr rmsformarse en tirano. Los ejemplos son Pisístrato de Atenas yli rigcnes de Megara: ambos pidieron guardia personal y seIrnslrorma¡on en tiranos cuando la obtuvieron. Ya el hecho de recurrir,r ,l,rs cjemplos para probar un caso está dejando a la vista que los,j, nrplos sor.r inducciones: se va de casos particulares a una regla que,l, sprrús sc aplica en general.

'lirmbién, 1os ejemplos se dividen: según los hechos son reales (como

l,'., rlt' Pisistrato y Teágenes) o inventados. De estos últimos, diceArst(it(,lcs que hay dos especies: el paralelo y la febula. El paralelo es

lr , ( r ('ntcmcnte empleado por Sócrates que 1o construye como analogia.l','r , j<'rr¡rlo: si los oficiales públicos se eligen echando suertes, asit, rr, h íun tnmbién que elegirse los atietas que van a los juegos olímpicos,,, ,.1 lrombre de la tripulación que \¡a a encargarse del timón. Este

' ¡, rr¡,l,, cs también característico de la llamada "ironía socrá,tica". De, ',t,r ,., 1r;rbla¡á más adelante.

L,rs l;ibulrrs son como los paralelos, sólo que tienen la forma de unalrL.t,'r rr l)tlr cjcmplo, el zorro del que cuenta Esopo: estaba lleno de

l,1L,tr i,, l)( 11) rcchazó el ofrecimiento que ie hizo el erizo de sacárselos,

¡,,'r,¡rr, r,strbnr.r ya bren gordos con su sangrg mientras que los nuevosr, rr'lrr.rr llrrcrts y terminarían con é1. Esta fábula está en paralelo con,1 ,¡rr, lr;rbírr ,,ngordado a costas del erario público, pero que mejor,1, t.'l,,rr ,'r,r'nrlrirn otros a tomar su lugar y a hincharse con el resto,l,l,l,',,',,

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Rptt t.lt tt L¡tAtÍliptlcin ..hrüt Rr\ n)

En las fábulas. también, suele haber mucha ironía. Por ejemplo,sobre los ratones y la idea que tuvo uno de sus genios: ponerle al gato

un cascabel. El ratón preguntó "¿Y quíén le pone el cascabel al gato7"

No hizo más que i¡onizar a costa de dicha idea en la forma más comúnde ia ironía: la incongruencia de las ideas con la realidad.

Así, hay entimemas y ejemplos en el discurso retórico segúnAristóteles. Los entimemas se construyen con probabilidades [1oprobable es lo que es frecuente que ocurra) y signos que son infalibles(como ei dar leche lo es de haber parido) o no (como el ser sabio lo es

de ser justo]. Los ejemplos son de hechos realmente ocurridos (comola caída del Shah de hán, la caída de los dictado¡es de Cambodia,Uganda, Haití o Filipinas, ejemplos frecuentes de los discursos políticosactuales en cuanto argumentan la caida de otros tiranos) o de hechos

inventados (como ias analogías o paralelos de Sócrates y las fábuias o

paralelos de Esopo).

Pero, vale la pena revisar en sección aparte io que Aristóteles tieneque decir de1 entimcma -que él nombra también "silogismo retórico".

4

Del silogismo ¡etórico o entimema, dice Aristóteles: "Debe consístír

de pocas proposiciones, menos de las que forman wt si[ogismo notmal.Porque si una ualquiera de las proposicíones de éste es urL hecho familiar,no hay siquiera necesidad de mencíonarla; e[ que oye la agrega. Así, paramlstrar que Dorios ha uencido en una competencia cuya premio es unacorona basta dear: Porque ha uencída en los juegos olímpicos; sín tener

que agregar:Y en los juegos olínpicos el premio es wn corona; plrque esto

todos lo saben" .

Quizás hay que decir también aquí que no pocos saben -aunqueAristóteles no se ocupa del asunto- qrle por su forma misma el

entimema es como cuchillo de doble filo. Dejar sin decir lasproposiciones que todos saben puede no ser riesgoso si no son muchas

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Rttórt¡ lar¿ li t\ü¿orcnt hnr¡ !uüú)

y si son bien sabidas. Pero, puede, también, ser riesgoso incluso cuando

son bien sabidas y pocas. Por ejemplo, todos conocen la proposición"Todo con metlida"; es una máxima -es decir, de acuerdo al mismo

Aristóteles es parte de un entimema o silogismo que puede explicitarsenrás o menos así:

EI daño está en el exceso o en el det'ecto;

plr tanto, sin exceso ni defuto no hay dañ0.

Asi, nadie discute la frase "Todo con medida". Pero, ¿qué dirían, por

ejemplo, las naciones poderosas y opulentas del mundo si la. misma

liase ie explícita como e1 argumento anterior con elexceso y el defecto?

l\'ro, ésta is sólo una proposición; de todos sabida ¡1 además, por todos

rhbacla. Hay otras qué, dándose por sabidas no lo son tanto. Por ejemplo:"l,u guerra es üdeseable', 'Tados los países deben desarro[larse", "Es

im prescindíble estrechar Ia dístancía etttre las naciones ricas y las naciones

¡obres", y muchas otras proposiciones como éstas eutran como, ntrmemás en mil discursos políticos. Pero, ¿cuáles son 1as premisas de

,lt,lcle resultan? De acuerdo a la delinición de entimema, quedan sin

r I cir porque todos las saben. Pero, ¿las saben todos? ¿Y son las mismas

I'rs tlue cada uno sabe?

A 1o que hay que agregar que, según se acumulan los entimemas en

,,1 tliscurso retóiico, se acumulan también 1as proposiciones que quedan,,in decir El mismo Aristóteles se hace cargo de buena parte de la( onsideración que hacemos aquí y que importa tanto para 1a evaluación

,l, l tliscurso retórico. Dice, er.r Retórica, Libro ll, Cap. 7:

dgLnn íntpresiótt prod,tLce en la audíencia un artificio que los

,.rt.t'ítrn'es de díscursos ernplean cott surno exceso cuando dícen "¿Quí¿tI

n,¡ l,¡ sa[¡e?" o "Es de todos sabíd0". El qLte oye se auergíienza de su

i!:tloroncia y está d¿ acuerdo cott el orador en tener parte en el

t t)tu)cílnient} que todos poseen.

Asi, no sólo una máxima puecle prsrr sitt examen, sino una

1,,,,1,,,.i.ión cualquiera cuyas piemisas se dau entonces por sabidas

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R.úncd ldru ld An¿i¿ cu ht t Rúrút¡,

por la mera circunstancia de que se dice "Es de todos sabido..." y quela gente prefiere dar por sabido lo que "es sabido por todos".

También, hablando de máximas, en Retórica, Libro II, Cap. 21,leemos:

La máxíma es una proposicíón general y la gente gusta de oír que se

declare en términos generales lo que elln ya cree eir alguna coiexiónparticular; plr ejemplo, sí ocurre que una persona tíene malos uecínos

o malos hi¡os, estará de acuerdo con cualquíera que le díga: "Nada es

más embarazoso que tener uecínos" o "Nada es más insensato que serpadry'' . El oradar, pues, tiene que adiuinar las opíníones que sus Wentesya. tíenen y sobre qué las tienen; y en seguida expresar en términosgenerales las mismas opíníones sr¡bre lo mismo.

La máxima, nos dice Aristóteles/ es parte de un entimema; y unentimema se concede porque se tienen por sabidas sus premisas. Peroen el ejempio descrito aquí (como en los miles que se pueden imaginar)no hay nada sabido, excepto que uno detesta a sus vecinos o a sus

hrios.

Nadie va a poner en cuestión -no só10 por consideraciones detiempo, espacio, entropía y economía en general, sino hasta por razonesestéticas- el buen derecho del silogismo retó¡ico o entimema paraocupar un lugar destacado

-esencial, se puede decir- en el discurso

retórico. De donde, combinando esto con lo anterior, no queda másque reconocer que 1a retórica es un arte difícil para el oradorescrupuloso, fácilpara el inescrupuloso y elusivo para quienes padecenlos efectos de su ejercicio.

Si hay una simple explicación de una imperfección así -que elentimema sea, como dijimos, un cuchillo de doble fllo- ella pareceresidir en lo que Aristóteles 11ama los jueces del discurso retórico -esdecir, la audiencia. De que sean muchos, de diferente condición,escasamente versados sob¡e la cuestión de que se trata, si noenteramente ignorantes y extraños también al arte con que se la trata.

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Retónca !¿rah A ¡lic crt .hkrt Rüd"o

Porque se debe a estas condiciones -casi se puede decir* formalesrle toda audiencia que debemos renunciar a la prueba detallada de loque decimos y recurrir a artificios sínópiticos para decirlo dando porsabidas muchas cosas sea que se las sepa o nor o arreglándonos de unmodo u otro para que se acepten como si fueran sabidas sin que importemucho si lo son.

Nada se presta mejor que esta observación de Aristóteles -¿quién

¡racleciendo entre la audiencia los encantos del retórico no se habráhccho con la mitad menos visible de su conciencia una observaciónirsi?- sobre la fó¡mula "Es de todos sabído... " para tener como a bultoo i'n grueso el propósito central del discu¡so retórico: que sean, detodos los miembros de la audiencia, aparentemente sabidas 1as cosas,

lrrnque realmente no se las sepa enteras o no se las sepa ni siquiera en

l)urte.

Ciaro está, para un logro así, se necesita más, no basta un discursoirl)irrcntemente coherente o coherente de verdad para que a uno ler lr'an. Uno, en primer lugar, tiene que pa¡ecer o ser creible. La audiencia,trrrnbién, la audiencia sobre todo, tiene que estar deseosa de creer -rr. sca más que la mitad más uno de la audiencia. Y el discurso,lirrllmente, debe ser hermoso -hermoso sobre todo, además de, oIlcrente.

5

Aristóteles opina que el eje en torno ai cualgira el discurso retórico,., r'l entimema; y dice que hasta el tiempo en que é1 se ocupa der,tr'rrie¿ nadie ha atendido a este aspecto-"sustancla de Ia persuasiónr ' /rl.ic¡r '- sino a elementos que no son esencíales, como la manera de

,,1r ( it¡r prejuicios, piedad, indignación, desprecio, emulación, envidia,, rr. jo, amistad, temor, etc. Y así como aquí nos hemos referido a lasr (

'r(li( ioucs de la audiencia y a la exigencia de contar con una, comol,r frrr'ntc de los males de la retórica, así también le parece a él querrrr, Iro ticnc que ver con la retórica

-sobre todo la forense- el que

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Ildótu¡ tJ i! ld tt ¡lú,ot h"üt Rt\rtt

l1o podamos tener leyes sulicientemente específicas, tanto como paraque se apliquen solas, sin requerir de jueces. Porque es claro que si losjueces r.ro fueran necesarios, no habria o¡adores forenses porque nohabría tribunales; aunque no es muy claro cómo podríamos establecerleyes sin tener que discutir previamente ante una asamblea si son o noadecuadas, oportunas y convenientes.

Sobre el carácter cer.rtral del entimema o silogismo retórico todavez que sc trate de este arte debemos esta¡ de acuerdo con Aristóteles.Pero que, después de é1, se hayan producido cambios en el sentido dedar al er-rtimema y 1a prueba retórica el lugar que este autor les reconoce,eso es ya cuestión dudosa. Porque, si antes de este filósofo los hombresse ocupaban casi enteramente de los aspectos inesenciales de1 discursoretórico, después parece indisputable que han seguido haciendo lomismo. La retónca ha llegado a cnorgullecerse de se¡ después deAristóteles, a¡te del "ói¿n decir", arte de "entbellecer los discursas", deper'uadir o Jisrrrdir

'obre curlquier caus:.

Un buen ejemplo es nuestro mismo Diccionario de la Lengua: notrae más que dos o tres acepciones de la palabra "retórica"'. ' arte de biendecír, embelLecer la expresíón de las conceptos, de dar al lenguaje escitoeficacia bastante para deleitar, persuadír o conmouer". Nada hay aquí decspecífico sobre e1 argumento, elelemento retórico esencial de acuerdoa Aristóteles. Sí, una segunda cláusula sobre Ia "maLa retórica"'."despectíuamente, usa ímpropio 0 üxtenpestiul de este arte" .

Pero veamos qué tiene que decirnos Aristóteles sobre las líneas delargumento retórico, o esquemas de la prueba retórica, como podríamos1lamarlas tambiér.r.

Primerq nos presenta la prueba de algo con ayuda de lo que se leopone. Por ejemplo,'La tenperancia es benet'icíosa, porque la lícencia es

perjudícial". Así, ir.rteresado cn sostcner una proposición, el ¡etó¡icopuedc atender al sujcto contrario y averiguar si posee 1a cualidadcontra¡ia a la que quiere establecer, y ia medida en que aquélla es

aceptada. Por ejempLo, todos están de acuerdo en que el ahorro es

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tu¡óricd ttdrd l¿ )tlinctut hkü. Rtr.l a

r'ncomiable; por tanto, el despilfarro es repudiable. Todos están de¡cue¡do en que el amor de un amigo es el más caro de los bienes; pc,rtanto, la traición a un amigo es el más insensato de los actos.

E1 argumento con contrarios se presta, eso sí, a toda especie demalabarismos. Puede decirse que una mitad de 1a estrategia del aduladorticne que ver con este esquema, puesto que lo vemos siempre atraer al¡clulado sea por el elogio de éste y los suyos, sea por el dislogio dc sus

lrlvc¡sarios. A éstos los pinta con los peores colores; de modo que el

'rclulado da por cierto que a é1 io adoran los n.rejores. También, hasta

los nilios saber.r simular la expresión clelrostro cuando quieren engañar,tle modo que corresponda a la disposición contraria a la disposición ent¡ut realmente se encuent¡an. El vendedor nos dice que ia tela quepcclimos no la expenden ellos de ninguna manera, haciéndonos deducir

¡or qué no la venden y por qué venden la que venden. Todosrcaccionamos a las innovaciones porque las cualidades de 1o nuevo 1as

s,'ntinros contra¡ias a lo establecido. "Mejor diablo conocido que diablo

¡,or conocer', "Cualquiera tiempo pasado fue mejor".

Ll lobo lleva piel de corclero para que lo tomen por lobo. Larnturaleza hace a menudo como el lobo y es prócliga en toda variedad,lL' simulaciones. Puede decirse que en esto busca anular 1a agencia del

¡rrincipio aquí examinado mediar.rte otros: que ias cualidades de 1o

\( nrcj¿nte son semejantes.

L)ijimos, siguiendo a Aristóteles que este esquema de contrariosrli¡tricre: atender al sujeto contrario y averiguar si posee la cualidad{ ()ntrrria a la que se desea establecer y la medida en que aquélla es

r( {'Pt¿tda.

lll retórico, si se propone engañar, puede:

;r) Invcntar el sujeto contrario;l,J Intentar la . ualidad contraria;, ) Inclucir la aceptación delsujeto contrario y la cualidad contraria.

2g

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Re¡ónc¡L lanl¿ A ¿iencu.hldr Riúd¡a

El mundo de las contiendas políticas abunda en estas calamidades.

Todos sabemos qué logró la propaganda nazi en la produ cción de "razas

ínferiorel'. De un día para el siguiente despertamos definidos de otra

manera.

6

Otra línea o esquema argumental que trae Aritóteles en su Retórica

sebasa enlas ideas'correlatiias.Porlos ejemplos que vienen en el párrafo

respectivo [Retórica, Libro Il, cap. 23), parece que Aristóteles sólo

piensa en los miembros de una acción: el agente y el paciente. Pero,

iiaro está, hay multitud de otras correlaciones. Dice Aristóteles: "Si es

uerdadero que alguno dio trato nable o iustl a otrz, se drgüirá que hte

rpcibíó trato noble o justo: o que donde es legítímo imponer obedienria

debe tambíén serlegítímo obedecer la imposición ". Nos advierte asimismoque es posible aplicar indebidamente esta figura y concluir algo falso.

Él .¡.rnplo que irae al respecto es del Alcmóón, áe Teodectes,

- ¿No hubo quién aborrecíera eI crimen comettdo en tu madre?

- ¡Ah, ahí hay dos cosas que examinart.- ¡Cómo así?-irrgoron que mi madre debía morir: no que yo debía matarla.

Ejemplo que viene a enfatizar esta regla: Ias correlaciones deben

,., *.nuinu, iorrelaciones. Por eiemplo: re-poso y movimiento forman

unaiorrelación; frente y fondo forman una correlación; también objeto

y sujetq arriba y abajo, doble y mitad, y multitud de otros binomios

i.-.iunt.r forman correlaciones. Pero, tales son correlaciones en

geneial. Para ser correlato de un frente no basta ser fondo: un fondo Aiespecto de un frente B puede ser frente respecto de un fondo C;

taóbién, un paciente A reipecto de B puede ser agente respecto de C

(por ejempló, el hilo a quien el prdri golpea y por quien la madre

lloraJ. Así también, como en el ejemplo puesto arriba, si es justo que

algu,en muera, no cualquiera puede justificarse de matarlo

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tuúnet lant hAklk ¡ctu, hxrt tlirt¡ a

, Esta observación permite desarmar muchas paradojas de antiguolin4e. PorqLre si alguien se mue\¡e en el car¡o d. un tr.n, el carro está('n reposo respecto de su movimiento; pero, también el carro está ennrorrimiento con relación a la linea fórrea; y combinando estas dos¡rroposiciones. es claro que el carro está en reposo y en movimientq yvrr no se pueden hacer entimemas como si debiera estar del todo en, , ¡,oso o del todo en movimiento.

Los entimemas que se sacan de "A es míhet"tnano" no son los mismos¡l ¡ \r' saLan de "X es ni enenigo", y hay que tratarlos con sumo cuidado.''r ,rrtrr.rs. X y.A r".ultan ser la misma percona, ¿soy e1 encmigo de mil)r'nrrlro o el he¡mano de mi enemigo?

l)t'bc considera¡se también que las cor¡elaciones pueden entrar en.r,1, r;rs ,'nLimáticas. Si es justo dar la tic¡ra o q,,írrrc la trabajan,

i r//r/r{?,j ¿s justo qtLe quíerLes la trabajan La posean", es un entimema¡,,'r ,,rr.r.clación.'tüs.justlqueqLLienesposeen[atierra justamente, plsean1,, ,1t1,' ¡,, , rrro p.rl4uce", es también entímema. Combinando ios dos,', r,r r rr,s ll resultado: 'Si es jasto dar la tierra a quienes la trabajan,i,rf,)rlr,.r r-! jltstl que éstls plsean lo que la tiena produu". Oe dondér, rlrr (luc no podemos sin riesgo grande hacer léyes que reduzcan olLt, r l,,s lrrccios de los productos de la tierra, porque mientras es iusto,l ' ' 1, , , r l,rs leyes no e. iu:,to quitar a quienei trabajan la rierra lo quc

tr1 l.I , r)tt' lcs pertenece.

I ¡ , , , i,rrelrtrvos, también, se p¡estan pata construir entimemas de',,.,,.,.1r,1 ¡',,¡ nicmplo, .Cómo podria mi casaesr.ara Ia izquierda de| , r' r ,..r.r ,lr( Ir lLrya esté a la de¡echa de ]a míal O;cómo podríamos

,, Lr lrr.rir u los que la trabalan sin quitársela a los qre no'lo hacen?

ll,r,lL(.(onlo los políticos para espigar correlaciones; porque DaraL i r ' \.to\ ,lc Lrn lado no tienen solución sin perderlos á. oiro irdo¡', Lr ,,'rr,,lutiiin de los intereses *que 1o qle a unos beneficia a,tr,, 1,, r¡rrrliur.Ibrlo quesecuenta, Churchillno tenia tanto problema,, , r ,hrr,,,,r,r cl gobierno polaco en el exillo durante la'Sesunda

' , " .' ' \l,rr',lr rl, r'no cntendia que los tuviera Roosevelt. pero Este rí

3l

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ll¿tir¡.i t¡ht l¿ A iüür hküt Rinüo

lo entendía: se debia a la cor¡elacrón entre su política polaca durantela guerra y los votantes de ascenclencia polaca y ciudadanos de EstadosUnidos.

7

Otro esquema argumental se identilica fácilmente con la frasecomun a fortiorí (con mayor razón). El ejemplo de Aristóteles es: "Si r¿i

síqtLiera los dioses san ln1níscíentes, segLtramente no lo sot¡tos [os mortales".Y el principio de esta figura para este autor es así: "Si una cualidad noexiste rlonde de hecho es más plausible que exísta, claratnente no existedonde Io es menos". Esta forma o esquema argumental trenecontraposiciór.r. Y Aristóte1es 1a formul¡: Si una .ualidad existe dondees menos plausible que exista, también existe cionde 1o es más. Si noha¡' ¡ror.ur en el comedor, tampoco las hay en el living; si hay moscasen el living también las hay en el comedor.

Aristóteles considera asimismo el argumento en paridad, que ya noes a fortiori. Ejemplo suyo es: Si Héctor hizo bien en matar a Patroclo,entonces, Paris hizo bien en matar a Aqr.riles.

Pero hay más que decir sobre la figura a t'ortion. Cuando las cosas

se ocultan, por ejemp1o, se contraviene a propósito el princrpio de esta

figura. Porque uno busca las cosas donde es más plausible que estéU ysi r.io las encuentra allí, ciertamente no \¡a a ir a buscarlas donde es

menos piausible.Así se ocultan 1as cosas del que las busca. Pero, andandoel tiempo, vuelve a muclarse esta est¡atagema -como ocurre en elcaso de La Carta Robada, de Edgar Allan Poe- porque, habiendodescubierto el trastrocamiento de la figura a /onion mediante el cualse ocultan las cosas, el ladrón las busca donde es menos plausible queestén, con lo cual se las deja ahora clonde es más plausible.

Una variación así del principio de esquema a fortíon se aplrca a

manos llenas donde sea que haya estratagemas que desplegar Desdeluego, el retórico r.io va a la zaga en esto: cn sus discursos, deja donde es

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Retónc¡ pa h /lu¿iencia . hldr Riv¿ttu

nrir:; plausible que estén las cosas que quiere que se vean y traslada,l,,nrlc es menos plausible que estén las cosas que quiere ocultar. Por, i, ruplo, y simplificando: las cualidades encomiables del dictador se

l)or)('n en ei lugar de los elogios; y las cualidades censurables *sus, rn)(.ncs, robos y atropellos- en el lugar de los chistes y chascarros.

lil urtimema con los dioses y la omnisciencia que trae Aristótelesn,'s sirvc como indicador hacia otro campo de aplicación de este,\(llrr'ur¿1. Porque los dioses y las cosas de los dioses nos sobrepasanrrrlirritrmente; y mientras no haya dudas sobre la realidad de los seres,lrvirrris, sus hechos y su idiosincrasia, tend¡emos mil maneras de,.rrsl¡rrir entimemas a fortilri donde todas las cosas humanas que, l, l,,rrros alabar o repudiaq alabadas o repudiadas qtedarán a fortioril,.r nr( m comparación con las cosas de los dioses. Si Zeus no es capaz, l, r csistir los encantos del sexo femeninq ¿qué queda para los hombres¡pi ¡ro son más que mortales? Si llevado de una pasión así el dios deI.,, (lioscs no vacila en seduci¡ violar y raptar, ¿cómo no va a hacerlor¡irrll i tr|lquier vecino?

l,o r¡rrr: nos lleva a la noción de exenpla. Potque para muchos unal,rrr, i, n principal de los mitos sobre los hechos de los dioses, semidiosesr lr, rot s consiste en suministrar ejemplos de conducta, reglas moralesy r , r L r r t s Aristóteles colocaría aparatos así en la categoría de 1o que élll,rrrru ,'jcmplos; perq no caben dudas de que hay en todos ellos como.rl¡',r, sr'nciai un ingrediente de forzosidad que no admite argumentos.I lr lr ircipio general rezaría más o menos así: Si las acciones de dioses,., rr,liriscs y héroes se subordinan a ciertas reglas generales así debenl',',, rlo t lrtrtíon las acciones de los hombres comunes.

'lirtlo t'l asunto con argumentos a t'ortiorí de esta especie reduce la

' \r',t( n(i¡ cle los seres superiores, aunque superiores, a 1a

, , , r ,r r, rrs r rr¡biiiclad de sus hechos con los nuestros. Con esta reducción,,., rrr( slnr rr los ojos un nuevo campo del entim ema a fortiorí: el delos., r,,, :,rpr,riores reales; es decir, reyes, tiranos, pontífices, generales,,.rrLl¡ rrirl(s, rlcmagogos y toda la va¡iedad de los que logran reunir en.1r, rrinos mucho poder Hay una tendencia en los hombres comunes

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lr't')nLr I ¡ t li 1ú¿¡r,ü hrtr kr,rü

a translormar en arquetipo o paradigmas los hechos de estos hombresy a imitarlos como pueden y donde pueden (los biosociólogos,antropó1ogos, etólogos, culturólogos actuales t¡atarían de esta tendenciacomo una estrategia más, y de las buenas, de sobrevivencia). Lajustificación de nuestros hechos parece cosa segura por estasubordinación en que los ponemos con los hechos de los hombresgrandes.

De allí, también, la importancia pedagógica y disciplinaria de exhibirtan sólo los hechos deseables de estos hombres;y ocultar los indeseables.Algo que ciertamente contribuye a 1a división de ias cosas en públicasy privadas. Con una perspectiva así, no tendría que asombrarnos elcontacto privado de los homl¡res grandes pero, no siendo común quetomemos esta perspectiva, no es esto lo que ordinariamente ocurre; ylos hombres comunes, cuando io ven, no pueden creer que los hombresgrandes coman, se sienten, beban y eructen igual que el1os.

Por esta fuerza persuasiva que el comportamiento de los hombresgrandes tiene sobre los hombres o¡dinarios y que transforman las reglasque rigen sus hechos, a foniori, en principios de 1os nuestros, resulta deenorme implicación lo que los hombres grandes hagan o no hagan enpúblico. Esto último, puede ser todo lo contrario de lo que hacen o nohacen en privado y, así, no pasar más allá de una exhibición, una poser

un gcsto ritual cle su parte. Pero no se queda en eso para los seres

ordrnarios que lo contemplan. Así se establecen reglas que nadie seguiriasi no hubiera esta referencia a una conducta arquetipica, muchas veces

inventadc y ad hoc.

Algo, esto último, que los propagandistas saben muy bien. Dondesea que haya grandeza, hay admiración, veneración, respeto,subordinación, aspiración emulante. Si un hombre se destaca del restode sus iguales sea en la escena, en el estadio, en la asamblea, todos losojos están fijos en é1, y hay en la gente una tendencia a expandir sustatus por imitación. La propaganda se encarga de encauzar estatendencia hacia los fines que le importan *sea vender raquetas detenis, sea aumentar el rendimiento del trabajo.

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)

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, I luy un esquema argumental que se refiere al tiempo. Aristóteles

',,'1,, ¡rone ejemploq pero ei principio es muy obvio. Eita especie de,r,'Ur |nros se produce cuando uno alega que si en el pasado hubiera

| !r ( )l)r('sto en asamblea realizar una acción tal o cual, no hubiera tenido

tr.¡rit.;,.os, sino aliento y hasta premio por hacerlo; pero, ahora,l'.rl'irlrtlola ejecutada, lo c-ensuran y hasta ló llevan a los tiibunales por, ll,' lil principio de esta figura consiste, pues, en abst¡aer el tiempo y

' ,i, 'r r,rr igual del pasado que del futuro odel presente. Si en el pasadó

rrr, l¡r¡l¡¡"rrn levantado una estatua por esto que hoy he cuÁplidq, r 0rr)o uo la haCen ahOra?

N,' (ucsta darse_cuenta de que este esquema del tiempo señalado| "

,r A r i\t(iteles es sólo parte del esquema entero. Tiene cuatio entradas:'1,". f ',r,r producir conclusiones ve¡daderas, dos para producir,,,rr, lrrsioncs falsas. Porque, dado un lapso o periodo de tiempq hay','..r'.,1 { cambian en é) y cosas que no cambián. El retórico,.nton..r,I,r,,l( lr'¡lltlmamente:

I r onsiderar el efecto del tiempo cuando las cosas cambian en eselr, r¡tl)r);

.' rro considerar el efecto del tiempo cuando las cosas no cambian, rr r.,r, tit'mpO;

¡ , ',, ¡,,r,rlc también, falsamente:

| , onsidcrar el efecto del tiempo cuando las cosas no cambian en, ., 1| ltl)o/ y

'I rr,, l¡n.^iderar el efecto del tiempo cuando las cosas cambian en, ,, Ir. ll)o.

\'lrrr lro convenció con su retó¡ica el gobierno militar durante la,,,,',¡,.,rrlr tk.l refe¡éndum de 1980, diciéndo a los electores que o

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Retóñcu túd h A ¿i. ül . Jud Ríu¿ro

apoyaban al gobierno o volvían a 1973, como si no hubiese ocuridonada en el intervalo. Y de la época de la apertura, en que el gobiernoabrió un poco las puertas a la convivencia libre, se dice que el alborotoque surgió impresionó tanto al dictador que volvió a cerrarlas, alegandoque nada había cambiado. Como ¡esulta evidente, es poco menos queimposible en un ter¡eno así detallar las cosas que han cambiado ylasque no. Las mismas cosas pueden haber cambiado -ora para bien, orapara mal- para unos y no haber cambiado para otros. Eligiendo biendónde decirlo, nunca van a faltar aplausos para el retórico que digaque las cosas -para bien o para mal- han cambiado y para el quediga

-para mal o para bien- no han cambiado en absoluto. Inclusopueden recibir aplausos ios que lleguen al extremo de decir que nadaha cambiado o que del pasado no quedan trazas.

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Aristóteles enumera tambiér, entre sus iíneas de argumento aquellaen que "se aplica al aduersano lo que éste ha dícho en cantra de unó". Loque quiere significar con esto se entiende mejor con el ejemplo queda, en que Ifícrates pregunta a Aristofón: ¿Traicionarias tú la fiota porsoborno? Y cuando Aristofón dice que nq concluye Ifícrates: Bien, sitú no lo harías, ¿cómo podria hacerlo yo7 En este casq como observaAristóteles,la comparación implicada no puede prestarse a dudas. Esta1ínea argumental es esencialmente la mrsma que encontramos en elargumento a f7rtiori, o una especie suya. Se puede, también, pensarque es demasiado extrema; por lo menos, su empleo explícito 1ó es ennuestro tiempo, en que obran como verdaderos prejuicios elhumanismoy. la psicología profunda. Lo menos que debe esperar quien aplicaabiertamente un argumento así es que lo tilden de elitista, aristóiratao que le cuelguen histerias de megalomania. No hay casi demagogo enestos días que no clame a todos los vtentos su origen humilde, su reipetode los otros, de su igualdad moral, de sus "derechos humanosi, ru"identidad cultural". Pero, de verdad, si se considera su aplicaciónimplícita, este argumento con la superioridad se hace a todas horas yen todas partes. El retórico se encarga de arreglar su casa, su atuendq

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',u r)ranera, su voz y vocabulario; el público se encarga de ponerlo por1,,', nrrbcs.

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lil rrgumento_que se lunda en los varios sentidos de ia palabra 1o, r,nrina Aristóteles.en_ Tópicos trata¡do de ia dialéctica; pero, igualI ,r,l,r hacerlo tratando de retórica. Podemos ayudarnos con ún e¡erñplo

l',r rr cntcnder mejor 1o que dice. Considérese la palabra "tnaiguli" yl.' . rr', s nspecies de triángulo que hay: equilátero, isósceles, .rirlenó.1,,1r¡,,.,1 ¡|16¡¿ la sentencia "Esta t'igura es un triángtlo". Si ie toma la1',rl,ltl "tnángulo" en el sentido de 'equilátero",Ia conclusión sera:'lt',t, t lipu'a es equilátera" . Lhora,la figura muy bien puede ser triánguloI rr,, s,'r cquilátera,sino isósceles o escalena. Desde luego, un entimema.rt. "lis triángulo,,luego, es equilatero - m los niños vaÁ a dejarlo pasar;r, r¡ l. ,r , r ,noc€rnoS 1as tres especies de triángulo, y no vr*os á .onfundii, I I ' ,'to COn SUS espectes.

l', r ,r, claro está, no todas las palabras gozan del status semántico de1 r ¡,,¡l;¡l¡¡" 'triángulo", con sus tres significados tan familiares y obvios.,\rr,,t.tt'lcs pone el ejemplo "rectttud" . Si se afirma la rectitud de algo,,, ,,{,n tln obvios los sentidos de esta palabra. Sr estamos de acue¡áo

, ',

,1'r,, llgo es rectq podemos encontrarnos después con que 'recto',selr,, rlr, cosaS que para nosotros no lo son. Ñosotros, por eiemplO,' ,llr, ': l\,.ltsJndo en la rectitud como honorabilidad; y nuestró ue.ino, r Lr r lr titud como honorabilidad y urilidad. Así, nosotros concedemosllL, rlllo rs recto, pafa encontrarnos con ia sorpresa de que entonces es

Lrt]

N,' L's nccesario advertir sobre la importancia de esta líneaL lrLrrr'rt¡l con las palabras de muchos seniidos; ni de las ocasiones,, r' r.rr' r', r) que se aplica para conducirnos a donde no queriamos jr.r', r ,r,lln fcspecto._Pard defenderse de un peligro asi, nada mejor

1,', ¡,,,rlil cuenta explícita de los sentrdos de las palabras implicaáasrr Lr r ,uAun.lcnto; en especiai, para saber cuales sentidos se cónceden

r , r.ri,.:. r(r. L)icho así parece simple;pero la dificultades que encuentra

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la aplicación de esta regla puede dejarnos lejos de una aproximaciónsiquiera a su cumplimiento. Tómese, por ejemplo, la palabra"democracia".Esta palabra aparece una y otra vez en doctrinas, aiticulos,discursos, congresos, manifiestos. Yendo de derecha a izquierda en eiespectro _politico, en todas partes surge .o-o un elementoimprescindible, como un parámetro podría decirse de todas las fórmulaspolíticas que_aspiren llegar a algún puerto: democracia popula4 socialdemocracia, democraciarepublicana, democraciaburguesa, democraciacristiana, democracia obrera, democracia autoritaria, dimocracia milita4frente democrático, partido popular democráticq etc. También, ennuestro tiempo, la palabra "democracía" apa¡ece contrastada a bultocon regímenes autoritarios, militares, dictatoriales y totalitarios -esdecir, casi suena como simple oposjción a tales formás de organizaciónpolitica. En fin, que los significados de Ia palabra "demicracía" sedespliegan en contextos a tal exlremo diferenies y bajo tal número derespectos que no se sabe muy bien qué logro podría alcanzar en estecaso la regla de explicitar el sentido de las palabras. Es como anticipar:"No me diga que usted es demóctata, si se proplne decirme algo o que

le explicitar el sentido de Ias palabras. Es como anticipar:que usted es demóctata, si se propone dearme ako o auepropone decirme algo o que

respectos que no se sabe muy bien qué I

entienla lo que me dice".

cuál metafísica hablan? Yo conozco la de Bradley". Anécdota queconsidero lraciosa y -uy inrttuittu.; p..qr. i, -it.fi*. J.*f.'"t

_ De allí otra línea argumental contraria a la anterior; con palabrasde Aristóteles: "det'ínir nuestro término, aueriguar su significado' esencialy emplear el resubado al razonar sobre el pinto en cuuíióo,,. Escurhéque en una ocasión, estando en Chile el filósofo Alfred Ayeq, oía comose hablaba de metafisica en una conversación social. " ¿Metat'ísíca7 ¿De

ciertos círculos ni más ni meños como 1o hace la democracia en losdiscgsos_y escritos politícos del presente; y porque requerir que sehable de la metafísica de tal o cual pensadoi y no d. la Metaffsica, entales medios es como si se dijera: "Más uale metafísícl en mano que cíenuolando".

Desde luegq no todo es mieles con un esquema argumental comoéste. El mismo ejemplo que destaca Aristótele, te preit. para que ledemos un vistazo al reverso del asunto. Es un paiaje dÉ la famosaApología de Platón:

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Rütnicn t)dnt l¿ Au¡liúrú hll Riud o

. t )tt.' s lo sobrenaturdl.l Seguramente, o un dias o la obra dp un dios.l\,,tt. cualquiera quc ffea quc la abra de un dios existe, no puede, t t!,tr crcpr en la existenaa de los dioses.

lrl lrgumento depende aquí tan estrechamente de la definición,,tr( nriis que un a¡gumento parece una tautología: Se ha dividido 1o,,1,r,'nrrtu¡al

-dios o la obra de un dlos- dé tal manera que no, ,,r,r¡,r'r'nde más que dos partes: una parte es causa y la otra efecto de¡ ',1,r ( ilrsa; de tal manera, no tiene nada de prodigioso que admitida lair',tlntia de la segunda parte quede admitida la existencia de la

| ,r rrr, r'u. Sin decir nada del carácter hipotético de toda la forma: dada

L r lr i¡ rrit csis -la obra de un dios* tengo la totalidad de lo sobrenaturall, .,lr".es y sus obras. Pero no habiendo más que una disposicrón

j', r ,,"m1 hacia la hipótesis, el mundo entero de lo sobrenaturil quedar,l;rile.

t )trrr uplicación de este esquema con divisiones tajantes se encuentra' r rr (liscurso de un senador de quien me contáron hace muchosr', ", Al p¡¡c..t r. proponía aplastar a sus oyentes con un contundente' rrr n(,nrir: El mundo -.comenzo- no se diuide mas que en das clases:, \l,lt)ttklores y explltados..." Iba aqui, cuando lo interrumpieron:',l\,,lrt,t decimos, Su Señoría, a qué clase peftenece usrel7' Nó podía

'1,, ¡¡ tl la de los explotadores"., pero si hubiera dtcho:',A la de los,,,,,',,.,.,,,,,,,,r", cl edificio del congreso se hubiera venldo al suelo con las

I ,r r¡uL'se presta, de pasada, a la línea argumental con divisiones,,rr\ ,,nrrin cn las novelas de misterio: El asesino sólo puede haber

, ,,rr r,io l)or-aquí, por allí o por allá; los motivos sólo pueien ser robo, \ , r)l rrzil; cl arma, un revolver; los sospechosos, A, B y C. El escritor

,1 , ,lr' ¡ltlrrcnr despliega aquí en una trama y como en contrapunto ios, r r¡, rrirs clc la divislón. El lector no tiene dificultades en tantear1rr¡','r,srs: un lugar de acceso es incompatible con B, que es cojo; el,r rr r , incompatible con A, que no sabe usarla; por eliminación de B, r ,, ,.linrina la venganza como motivq etc., etc.

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Las divisiones, en 1a reaiidad, suelen se¡ muy inadecuadas. Muchasnovelas policiales se apoyan en este hechq haciéndonos pensar que nohay más posibilidades que las que estamos imaginando ysorprendiéndonos de pronto con una que no habíamos considerado.-

Ocurre, también, con las divisiones, iuando no son exhaustivas, queigual se siguen empleando y hasta entran en la designación de 1o queno se había considerado. Por ejemplo, el miembró de \a "socíeáadcapitalista." que.no calza con la famosa división burguesía-proletariadoentra en clases de confuso status como pequeña-burguesía, proletariado-rural, proletariado colonial, proletan ado incipienti, lumpm probtariat,etc. O frente al capitalismo a secaq surge un capitalism; de estado, unneocapitalismo. Las economías mixtas, las funciones ideológicas -socialismo islámicq marxismo existencialista/ existencialismo ciistiano,nacional socialismo, etc.- son muestras de las dificultades queencuentran nuestras pobres divisiones cuando queremos hacer aigopráctico con ellas.

Como enseña el silabario de lógica, una división perfecta debe serexhaustiva y excluyente: debe cómprender en sus partes todo lodividido y no debe comprender 1o dividido en más de una división. Deno ser así -y en la realidad este va a ser siempre el caso con lasdivisiones- el entimema retórico con divisiones debe eludir losdefectos que éstas tengan. En caso contrariq al retórico le puede ocurrrrcomo al senador de nuestra anécdota: que no hay lugaipara él en elmundo; o como a los obreros del cobre en huelga'duñnre el eobiernosocialista a_quienes les cayó encima el veredicto di "aristocraciiobrera',,con 1o cual no les quedaba más que estar forzosamente en dos lugaresal mismo tiempo.

Esto, todavía con las divisiones: atender cuidadosamente al criterioempleado para dividir. El retó¡ico suele hacerlas tan hermosas que suaudiencia no puede menos que percibirlas y proceder tal coÁo lasdivisiones sugieren. De un califa, Oma¡, se dice que empleó el Co¡ánpara lrafar los _libros depositados en la biblioteca de Alejandría. Elcriterio fue: todo lo ve¡dadero está en el Corán. Aplicándoló los librosque decian algo verdadero eran superfluos, y los oiros, dañinos. Así se

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Retónat t¿ h A ic .ia .hkr¡ Riudho

rr( ( n(iió la biblioteca de Alejandría. David Hunlé tiene también un, rit( rio para incendiar bibliotecas: los libros tratan de verdadesrrr,rtL m;'rticas, de probabilidades factuales o de pura vaciedad, soffsteria,,lu.,ir!n. El peligro de las doctrinas religiosas y las ideoiogías políticasLlll( (Jpcran con divisiones sociales es asunto todavía más serio: ya no,,,

'rr l,,s libros los que van al fuego sino los "petros ínfrcbs",los "bandidos",l'r, '¡ttrias asociales" , etc.

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I lr. aquí un principio de oro para el rel6rico: " camúnmente,las cosasltt tt'tl ldtrto consecuencias buenas como malas" .De estamanera, estamos, rr ,,,ntliciones de recurrir a caminos opuestos con ocasión de lo que',¡ ,r l)r'oponer que algo se haga por el Éien que reporta, o.echaruilo¡','r ,'l rral que acarrea; defender las acciones de alguien por el bien,rrrl,li, utlo, o repudiarlas por sus malos efectos. El retórico que va ar,rrirr un asunto en sus manos tiene aquí una línea argumental tanr¡r¡)oltAnte que hará bien, tomando papel y lápiz, en separar, r rrr Lrtlosamente las partes del asunto en las divisiones pro y contra.t,'n t¡l división a su disposición verá de qué lado pesan las, ( l¡ stancias y qué camino tomar

( ilsi no hay que decirlo: cuando el retórico defiende trata de poner',,'1,, |, bueno sobre la mesa y todo lo malo debajo. No que 1o haga, r)l(,mn'rente, pero trata de hace¡lo. Asimismo, aquél a quien, r,r r(,sl)onde el ataque, trata de hacer justamente lo contrario. Y aquírr,, hry una mala perspectiva para apreciar el arte de la retórica. Der r,r l)rrtc, la pugna retórica -el pro y el contra* permite tener unar¡,r, 1 irrción más completa de las cosas. Asi, la "buena retónca" y la"ut,tl,t rdórica)'se complementan oponiéndose. Perq también (como, lrrlils veces el casoJ, lo que se decida puede no ser más que el, , ,.' rlt,rrlo una buena defensa o un mal ataque. Y esto es lo que implica(,r)rlliils cuando ilevando aAtenas el arte de la ¡etórica afirmaba que,

¡r rr, n lo clominara iba a triunfar siempre sobre quien lo ignorara, fueral,r , lrrsu justa o injusta. El empleo que trae Aristóteles para esta figura

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se puede tomar a la. letra, dejando a.la vista todo el escándalo que¡uede acarrear Ia ap)icación impune del argumento retórico:

La eduración conduce a Ia impopularidad. algo malo, y a la sabiduria,a[go bueno. De modo que uno arguye: No es bleno spr-educado, Dorqueno es bucno ser ímpopular; o respande: Es bucno ser educado'porár,es bueno ser sabio. (Rerórica, Libro II, Cap. 23 )

O también, a propósito de la supresión de la enseñanza de la lógicaen mí país:_ La^ enseñanza de la lógica es buena, porque permitedesencubrir las lalacias reróricas: por tinto, hay que inc[uirlá ., [".r"*pro€ramas de educación. Pero, también: La enseñanza de ia lógica esmala, porque su critica atenta contra la seguridad nacional: poitanto,hay que excluirla de nuestros programas je enseñanza.

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He aqui otro esquema argumental retórico que platón analiza conrncomparable penetración en su Gorgias y que Aristóteles consignatambién en su Retórica. Se apoya en uná dirtinción qu. muchos refranestraen, de común que es. Por ejemplo, frases nuejtras como "de dientesaJuera", "quien ue caras n0 ue corazones,,, ,,el ínfiemo está pauimentadocon buenas íntenciones" implican esta distlncién. AristOtÉles no iienereparos que hacerle: "Las cosas que las gentes apnrcban abíertamente nosln las que secretampnte aprucban". y agrega que mientras en oúblicolos hombres hacen discursos sobre la .¡uitiiia y la nobleza, en suintimidad no piensan más que en su conveniencia.

Ante un hecho así, Aristóteles recomienda ',establecer el Dunto deuista que el 0ponente n0 ha adoptado". No es muy exacto lo óue dice.Pero, si con una djstinción así se pueden consúuir enrimemas _¡ycuántos en efecto se pueden constiuirl- tiene que entra¡ en ello eljuicio de la audiencia. Formando nosotros parte de ;u audiencia v siendolantas veces.,,erdad.que nuestras palabras sobre Ja justicia stcia), Iaexplotación del hombre por el hombre,la delensa de los desamparaáos,

Re¡ótica lrdr¿ la A ¡eri¿ ha Riuao

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, I ,1,,s¿rrollo del subdesarrollq la protección de la naturaleza, elrechazo,1, |r carrera nuclear, etc. etc. no son más que palabras (algo que enrrrrLstra intimidad sabemos muy bienJ el retórico puede cóntár conrrr, strr acuerdo cuándo denuncia en otro (sea o no con verdad), una,1, r¡,licidad así.

( lrrando estamos enfrentados a un caso en que por todas las,r¡rrrit'ncias tendríamos que aceptar una relación verdadera entre las

¡',rlrlrms y las inclinacioneg nos parece cosa increíble que ello sea así.N,

'r ¡xrrcce increíble, justo por esa universalidad del principio que dividel,' (lu{'decimos de dientes afuera y Io que alimentamos en nuestro,,'rrzrin. En casos así, en caso de personas sinceras, el ¡etó¡ico tan,r¡)( ryl(lo se encuentra por su audiencia que puede elegir a regalo losrr\trunrcntos para destruir una "pretewión tamaña", yendo disde larr.nir ante "los santos y los profetas" hasta la indignación ante "losItr ¡ititas y los faríseos".

liso sí, la psicología profunda ha disminuido sustancialmente elr, rrrlirnicnto retórico de este esquema. Para responder a los discursos,¡rr, ,rlguien hace con la justicia, la honorabilidad, la conmiseración, enlrr¡ilr t[' ataclrlos con los instrumentos tradicionales del fariseísmo yl.r Iripocresía, ahora se recurre a sublimaciones, sustituciones,,1,',¡,lrrzamientog inversiones y racionalizaciones. Esta estrategia llega,r \'( ( ( s r cxtremos intolerables. Cuando el escritor aust¡íaco Karl K¡aus{,,1 ,¡rrr' liicimos refe¡encia más atrásJ exigía honrar la profesiónl,, ro(lista y en su pequeño periódico Die Frackel denunciaba la malar,t.rii¡ de Neue Freie Presse, los freudianos (a quienes también.rt,r, rrh;r) le dijeron que su caso era de trámite muy simple: envidia delt,, rr, putcrno: el diario grande que atacaba era elpene de su padre, y el, lr,rr r. r'hico suyq el pene suyo.

Reúnca paru k Aúiercia . luan Rivana

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l,l primer ministro de economía de la dictadura militar¡'r, 'b;rblcmente interesado en abolir sin más tiempo la capacidad de

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RcLhicr túra ü! A ¿i¿ncn ' h@t R \aa

compra que habían adquirido los trabajadores durante los gobiernosanteriores- empleó esta tautologia como consigna: "Hny que pagarpor las cosas lo que las cosas ualen". Digo tautología, aunque soyconsciente de que un retórico me puede replicar: Está usted equivocado,la tautologia es justo la contraria: "Hay que pagar por las cosas lo que

las cosas no ualen" .

En fin, como quiera que sea, con la consigna del ministro aquélpodia elaborarse esta conclusión: "Entonces, pague usted por el trabajoIo que el trabajo vale". Claro está, asesinaban y encarcelaban tandesconsiderada-mente por ese tiempo que no había quien se atrevieraa decírselo.

O considérese 1o que el padre de Desdémona responde a los señores

venecianos que le aconsejan que sonría un poco ante el secuestro desu hija por Otelo "Porque el que sonríe al ladrón, Ie roba un poco".

"Entonces", más o menos así replica el padre de Desdémona "¿porqué

no sonnen ustedes a los turcos que se han apoderado de Chipre? Así,recobrarían siquíera una parte de la isla".

También, hay ia historia de ese amo, seguidor entusiasta deldeterminismo moral, que castigaba a su esclavo. " ¿Porqué me golpeas",

argüía éste, "sí estaba determinado que actuara como lo hice?" "Tambiénestá determinado que te golpee", fue la respuesta del amo.

Todos éstos son ejempios dei mismo tipo de línea o esquemaargumental, que consiste en llevar la regla que alguien está empleandoen contra de ung a su propio terreno, empleándola allí en contra suya.

Con las reglas que el retórico aplica en la prueba retórica hay queaveriguar, entonces, todas las partes en que se aplican; en especial, las

partes próximas a é1, no sea que se le apliquen con más daño que a

uno yr como se dice, "le salga el tíro por la culata".

También ocurre que una regla se emplea muchas veces conabst¡acción verbal de otras reglas siendo que éstas están formalmente

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Rctóñqt pdlah Au¿ia cid .htor Riuaio

lr¡i,r,lrrs con la primera. Por ejemplo, el retórico argumenta en pro de

,rl r rllirrma agraria abstrayendo la fuerza, el presupuesto y la genteLlrl, :,('r('quiere para hacerla. Ni más ni menos que "hacer panqueques

.',t ,¡td,rar hueuos". Pero, obviamente, las dos cosas van juntas, hacer

l,. r(l ('rlues y quebrar huevos; ni un niño las separaría. Pero, se las.,, lj,r ir, y la existencia del dicho "hacer panqueques sin quebrar hueuos"

1, , rrr rr r también "dar coces contra el aguijón" , "queret tocar las campanas

\ r',tt tr n la procesión" , "rasguñar un uidno ", etc.) muestra la frecuencia, ¡,r (lll('uno incurre en estos absurdos. Son comunes, por ejemplo, en

1,, , ,lrscrrrsos políticos en tiempos de campaña electoral: se contend¡áLr rrrllrrci(rn, se entregará la tierra a quienes la trabajan, se aumentará el

l,r, ',u¡ucsto de educación, se industrializará el pais, etc. etc. Pero poco,, rir(lir sc escucha de los huevos que hay que quebrar para tamaño

1,,llr(lrr('que. Dice nuestro pueblo: "Otra cIsa es cTn guítarra"; dicet,nti¡i\t't. "Enla cancha se venlos ga[los", "Lahora de lauerdad", "Hechos

v uü lttldl)rastt.Todas éstas y otras frases semejantes denuncian la mismalrrr, rr rrrgumental retórica que consiste en abstraer verbalmente y

l,r( rrnir que está así separado lo que en la realidad se encuentra ligadorr r, lir,rltrblemente.

( )( urrc también que la regla se puede desplazar Como en el caso

,i,.1 'rlrogado

que defendía al panadero por un crimen pasional,r, ¡i,ry,'ndo: "¡No t'ue eI panadero quien.lo hizo, t'ue el mando celosot" Lar, ,l)u(,sta no se hizo esperar: "¡Vamas a colgar al mando celoso no all,,ntttt[üo!.'O cuandq preciándose uno de poeta y matemático se ler¡ ',1)ondió diciendo que los matemáticos lo tenían por el más grande

, 1,. l, rs poctas y los poetas por el más grande de los matemáticos. De unrr ,rrlrrr tur inglés de Platón que aprecio mucho, escuché que un escolar, ,r,,i igurl de famoso decía que era el mejor traductor de Platón entrel¡,,, (1r,., r.ro sabían ni griego ni filosofía.

14

( irn los contrarios también se hacen entimemas. Lo dice ya el refrán:

1,,,, ( xtrcmos se tocan. En buena lógica no hay problemas con la defensa

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Retónca t)an la Au¿i¿ cia hdn Riua o

(que sea peor o mejorJ mientras sea defensa. Pero, en buena retórica,

"la mejor deferca es el ataque". Algo que puede uno conceder y pasar

sin más asunto al "mejor ataque"; porque, con el mismo toque de magiaretórica, no puede haber dudas de que "el mejor ataque es la det'ensa".

O considérense la guerra y la paz. "Sólo mediante la guerra podemos

utabbcer ln paz". Q en el caso de las armas nucleares: "Nos armamospdra una guerra tan destructiua para uemos obligados a estar en paztt . yasí se completan las reglas con la paz: que estamos en paz porque nos

temen; que estamos en paz porque tememos; que estamos en pazporque nos temen y tememos.

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Page 46: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Reú¡icd t)¿ra la Aú¿ie ci¿ .ho Rit'o a

il.De las Figuras Retóricas

1

I ,r ¡rlrbabilidad suministra el material con que el retórico construye.,1. ¡ rlrnrcmas y de donde extrae sus ejemplos. No hay retórica de 1o

rl,,,rrlrovertible. Cierto, 1a retórica ama expresiones comot¡t',ttn)uertíblett pero, las aplica precisamente a lo controvertible.

l.l rLrnlinio de lo probable es siempre en mayor o menor medida el,1,,r1¡¡,,¡,, ,1. 1o debatible. A un ejempio, un contraejemplo; a un, '

t r r)L nrr un contraentimema. De allí el ot¡o elemento a que el retóricoI' , .rrr,, ])ura persuadir: el lenguaje.

l;r (( omo retóricos) empleamos figuras para ayudarnos, nos sirvenr,l'r lirs (lue representan el lenguale como medio de comunicación,,,,rr. r¡t'hículo de un mensaje, como atavío del pensamiento or , , , ¡rr rl rrlo del significado.

I ,rs rkrs últimas figuras nos si¡ven sobre todo; porque representan| , r , t, ,r it u cn 1o que ésta siempre tuvo de más característico: la atención

r , l , ¡rllsis en la manera de decir lo que se dice. Especialmente,

¡ , r, ,rrrrrr'vr el retórico 1a representación del lenguaje como atavío. Figura

, ,,,, l,r ,. url, atendemos también a 1o que hay de retórico más allá dell, rrlirr,rjr': cl atavío a la letra, no en figura. Y no sólo el atavío: todo 1o

,¡r, ,r' r'lcuentre en esta relación de vehículq medio, continente o,,,,¡rtrlcrrlo.

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Page 47: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

lletóñc¿ t)¿r¿ l¿ ArJu,¡t t. h,u Rutüú)

Apareccn, así, los sepulcros blalqueados, el vino nuevo en odresvrejos, la maia capa bajo la que se esconde elbuen tore¡o, elhábito quer.ro hace al monje, las caras que ocultan los corazones.

Pero mucho más aparece. Con una definición así -1a

retórica comomanera de deciq arte de bien deci¡, de imponerse sobre una audienciapor la forma como se dicen las cosas, la retórica como atavío, adorngcontinente verbal- ei mundo comienza a poblarse de retórica. Nosólo la indumentaria de las personas se torna retórica: la fachada desus casas, el alfombrado de sus pisos, los cuadros y gobelinos que cuelgande sus paredes, las coberturas de sus camas y tapizados de sus muebles,la casa entera fahora mansión) se olrecen como atavió retórico de lafamilia entera. Y así se sigue: por jardines, plazas y avenidas, hastapercibir 1a entera ciudad -Viena entera como quien dice, o Londres,si prefieren- en términos ¡etó¡icos.

Entra uno en el supermercado. iCuánta variedad de chocolatesl

¿Variedad de chocolates o variedad de envoltorio de chocolatesTEscucho eljuicio político de mi vecino en el bus: "¡Bah, es siempre Iaminta cueca, sólo cambia la gtútarra!"

Pero no tan sólo las cosas del hombre -su cuerpo, sus vestuarios,sus posesiones, sus instituciones, sus ritos- se lienan de ¡etórica conestas determinaciones en término de contenido y envoltorio. Hablamosdel discu¡so ¡etórico con metáforas traídas de la retórica de la naturaleza:

un discurso florido, un estilo árido, una frase enjundiosa. Un personajetle novela, de maneras iracundas "no hablaba, rugíd"; otro "imtmpe en

la sala como m uendava["; ofro "se deslizaba reptando hacía el cuarto de

Ia anciana"; la vieja profesora " grazna amenazante desde el pupitre".

La naturaleza hace retórica por todas partes; repele o atrae conlalsos entimemas. ¿Qué más retórico que un gallo en el corral? ¿Quémás retórico que un tigrc a mcdiodía escudriñando desde el cañave¡al?

¿Cómo lo figuraría Calderón? ¿Es un cañaveral carnívo¡o o un tigre de

bambú? ¡Veanl ¡La naturaleza misma parece un Gorgiasl Los ciervosy cervatillos se acercan, paciendo. El cañaveral es cañavera1. Nadie más

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Page 48: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

lletóAca p.tut l¿ A ¿úr¡t¿ .hxtL llit\üo

, ,1,,.r|osil de la lógica que la naturaleza. Ni nada más sofístico. Con, r rr :,¡¡t,to así de la 1ógica hace sus mimetismos. ¿A quién se le va a

',, r | | ir (luc un cañaveral contenga un tigre como un detalle suyoT ¡Ah,' r, r rr'rkr que quien ve cara no ve corazonesl Y en plena naturaleza.

,\ lr.r1' rrlilismo y arcadismol El tigre no se mueve un pelo. Q si se

r rr, \ ( , ( s puro cañaveral que mue\¡e la brisa. ¡Cómo io sabe el tigrel,{.rr, r,,l(lrico perfectol A1 tanto de la audiencia que más que a sus

',,, lr,n ¡rrcc nlierltras más cañaveral sea el cañaveral. El tigre no tiene,' ¡,, l,' tlt'tonto ent¡e todos sus pelos, todos, pelos de cañaveral.

;\,r, ¡rucs, con estas determinaciones ¡etóricas del contenido, su

' , , ,lt, ,r io, y la confección retórica del envoltorio, el mundo se llena' l, r , t,

'r it ,r, Y vienen ganas de exciamar parafraseando a Rubén Darío?

ii, /i) / ir 1/.s so,flos.

, \.tuttttL Lye es nO eS retórico?

{lrr,r trinstatación así, para empezar Pero no basta con esto. De laI rr, Lrr y Iu mala retórica, tratando de las probabilidades, hablamos ya,',, 1,,',,'. I fay también buena y mala retórica del habla, no sólo de la

1rrr, I ' r , r rlcmostración. Pero, no se va a juzgar la retórica del habla sin,r,, , , r lrr. Ilstamos de acuerdo: uno no es Cicerón porque haya seguido

,,. ' tLrr,( ) (l(,retórica. En eso, y desde hace mucho, estamos de acuerdor ,1,,, Ni nadie esAristóteles porque haya estudiado lógica. Nr Paganini

I ,,r L Lu, lu)/¡ estudiado violín. Etcéte¡a, etcétera. El talento no se hacg

'r,, l ! ¡ 1r r ¡111i ¡s 5e t¡ata de talento, sino de educación. Además, siendol ' l,,r'r, rr, sicnclo la retórica, artes tan generales, vamos a encontrarnos

,,r ,ll,rs r'n todas partes. Si, en alguna medida, podemos excusarnosl, r,, , rlrr'r' rlistinguir entre Paganini y el burro que tocó la flauta, no

¡, l, rrr,'s hrcer 1o mismo con las razones y los discursos y las figuras

¡, , , ,, ,,,lrlmos todos los días.

', trrtr tlc eso: educación. Quitar la enseñanza de la retórica y lal, IL, r,l( nucstros cursos eiementales es privar a nuestros hijos de, I l r¡ rrIos (lue son esenciaies a toda educación. Esto que se dice, tantas

' , , , \' ( (n tanta razón: que somos un continente retórico, ¿cuánta

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Page 49: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Rcúnca lan la Au¿E¡cia tud Rivano

explicación encuentra en el descuido de nuestra formación elemental?

Por lo menos, debe concederse que hay mucha diferencia entre elque padece los efectos de 1a retórica sin conocerla y el que sabe cuándoel discurso es retórico, por qué lo es y cómo. Para ello no es poco loque se logra identificando y examinando las figuras verbales delretórico.Y no va a costar mucho: porque diariamente las empleamos, aunquecon mucha frecuencia no sepamos lo que hacemos.

2

Buscando géneros o divisiones muy amplias para lo que hace con ellenguaje quien lo emplea retóricamente, lo primero que se ofrece es loque podemos llamar "figuración". Tan importante y extendida es laliguración en retórica que hay quienes reducen todo este arte alconocimiento y confección de las llamadas figuras retóricas o figurasdel lenguaje.

Todos están de acuerdo en las condiciones generales quecorresponden a la audiencia del retórico: (lJ que es numerosa; y (2)que no es experta en la cuestión tratada. En tales condiciones, así comoel ejemplo y el entimema son los récu¡sos naturales de la pruebaretórica; así lo son también las figurag del habla retórica.

Vista como división del lengua.je, el habla figurada se opone al hablaliteral. "Pluma" , en empleo literal, significa primero que nada las plumasque cubren el cuerpo de las aves. Todavía en empleo literal y primitivq"pluma" signrfica las plumas antiguamente empleadas pará escribirTodavía en empleo literal pero ahora traslaticio, "plumá" signilica elinstrumento de acero que aún emplean unos pocos para escribir Pero,la palabra "pluma" ya no es empleada literalmente cuando digg porejemplo: 'i Qzrlsiera tener la pluma de Queuedo!"

El lenguaje está lleno del empleo figurado de las palabras. Comocuando se dice "cabezas" por "corderos", "torturas" por "penas de amor",

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Page 50: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Re¡ónca patn Lu An¿ieicid . h.a Riua o

,'1, ' ¡',n ojri'.por "ju*icia retnbutiua" , "timonel del estado" por "presidente'I' I' t t, l,úllica", "padre de Ia patría" por "t'undador del esiadoi . Palabras,l' , ¡¡¡¡¡lq.¡l figurado frecuente son, por ejemplo "amargura',,

r.'t, lttt, t ión","ímpulso" , "duuiacíón" , "suspender", "atiael' , "peneiante,'1,I'r¡i', "¡¡¡¡¿¡6t', "agudo", "picante", "roca", "bruma", "nocie", v mlles

r,,.r.. .r,nlrs más que se puede decir que no hay palabra de empleo

L r , r ,r| , Irr(' no se pueda emplear en figura. ¿Piedra? muy s rmple:',corazónI ¡"',1,.¡ . rabeza de piedra . ¿Adoquinl Pues, asi llamaba mi profesori.,rl'.rro ir los menos dotados del curso: "Tú, adoquín, ¡aL pizanón!"I rrr¡ir,.¡o? Mi escuela deniño estaballenade cangrejos. De álacalufes,¡', l,rr, r, lrcs, canacas. De burros, potos de chimpancé, patas de 1oro.

I r ,,,rll cantidad sin núme¡o de lenguaje ffgurado que hay muestra,¡rr' l,r r,,torica es cosa mucho más común de Io que puede'pensarse.\,1, rl,r,,, Il abundancia de habla figurada, como diria Caláerón, es

1,,, lr , ,t ,r, rr: induce y vuelve a inducir figuración. Así, puede decirse quelr lrtiru,r, irin se hace sola o que nos dejamos llevar por la ffguración a

', irl,1,r,1,.s suyas que van de Suyo.

l',,r .jlnrplo, y volviendo a la palabra 'ph.nna ", considérese la,!1,1,r, r¡)r (on riesgos de vulgaridad del texto siguiente: "Su pluma es, ,,' ,rlt,r ,¡rtt le cosquillea la naríz míentras escribe, de allí los estomudosr lr r¡¡ //,),r(,.f que salpícan su pro.sa ". O considérese este lexto:,'¿padreL l,r ¡',trit) ¡Padrastro quená decír ustedl De "Timonel del estido,, se. , , .' ,' rrnt'diato a "Estado a Ia denua" y "Naufragio en las aguas1 , ',,|,,,r' ,lrl caos económíc0". De un tirón.

'r r 1,, r'irros cn la cita de Fowles que hicimos al comienzo: el habla,,1'r, r,rtLr t.l habla de figuras, el habla retórica- nos encarcela en

i,, tlc coherencia frecuentemente superficial, la coherenciar, i,, 1, l,r ( ohcrencia del ritmq el colorido, la figura.

ll,.r,¡rri Lrl cxcelente ejemplo que se presta en muchas direcciones¡.,r r rlLr',tr;rr lo clue quisiéramos dejar bien a la vista del lector cuandorr rl,r,rnrr\ (.n nuestfo tema con las orientaciones expresadas en lasl, ' ' . , ttltttnt.retórica" y "conünente retónco". Se trata de un pasajel. lr,, r l,r rr,'ilitla que viene en las memorias del poeta Pablo Nerudi,

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R¿tó'ica t¿r¡ ld /lú¿i cit . he R nto

publicadas bajo el título Confieso que he vivido:

... Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que

cantan, Ias que suben y bajan... Me pro*erno ante ellas... Las amo,

las adhiero, las persigo, las muerdo, Ias derrít0... Amo tanto laspalabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se

escuchan, hasta que de pronto caen...Vocablos amados... Bríllan comopiedras de colores, saltan coml platínadls pecesr san espuma, hilo,metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que lasquíero plner todas en mi poema... Las agaro al uuelo, cuando uanzumbando, y las atrapo, las limpio, Ias pelo, me preparo t'rente al plato,

las síento cnstalinas, uibrantes, ebúmeas, vegetales, aceitosas, como

frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces lasreuueluo, Ias a$to, me las bebo, me las zampo,las tnturo,las emperejilo,

las líberto... Las dejo camo estalactitas en mí poema, como pedaatosde madera bruñída, como carbón, como restos de naufraglo, regalos

de la o[a... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambiaporque una palabra se trasladó de sití0, o porque otra se sentó camo

una reinita adentro de una t'rase que no la esperabay que le abedecíó...

Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tíenen de todo loque se Les t'ue agregando de tanto rodar por el rí0, de tanto trat$migrarde patria, de tanto ser raíces... Son antiquísirnas y recientísimas...Víuen en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... Québuen idioma el mí0, qué buena lengua heredamos de los conquistadorestoruos... Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, porlas Américas encrespadas, buscando patatas, butít'drrds, t'njohtos,tabaco negro, oro, maí2, hueuos t'ntos, con aquel apetito ulraz que

nunca más se ha uísto en el mundo... Todo se lo tragaban, como

religíonx, pirámídes, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en

sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra...Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de losyelmos, de las herraduras, c0m0 piedrecitas, Ias palabras luminosasque se quedaron aquí resplandeaentes... el idíoma. Salínos perdiendo...

Salímos ganando... Se lleuaron el oro y nos dejaron el oro... Se Iolleuaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras.

¡Cuánta gracia y coloridol ¡Parecen que sonaran las palabrasl Que

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R¿¡i)nc¡ t). 1¿ A ¿ie cu nkür Rnano

,, ',,rr¡ri('ran, cayeranr rebotaran. Paiabras así, sin más, como si los' ',rr,¡rrrrlrrtlores hubieran llegado a un continente de choroyes mudos.l'.rl,rl

'r ;¡5 511p.¡¡¡is¡g5 a las palabras que h ablaban "nuestros aníepasado|'?

l'r1 rl,r¡¡5 1,s¡¡¡¡61¿5, palabras portuguesas, rnglesas o francesas. y ino esr ' r,1.rrl r¡rre se púede hace¡ ei mismo discurso sea de donde sei que.' t'y,.tt ' los .ca.nquístatlores toruos"7 Porque si son ingleses tienen sutr l,lt, 'r, sr r Shakespeare; si son itahanos su Dantg su Ariosto; sr alemanes,,r t ,or,llrr', su Heine; si franceses, su Descartes, Racine; si rusos, su

r lr, t,ri, lirlstoy. ¿Y__qué decir del oro que recogieron, las culturas que

'',,1,.rr,'n, los pueblos que esclavizaron? He aquí la retórica en acción:

"' ll, t¡tr,¡n cl oro y nos dejaron el oro... Se lleuiron todo y nos deiaron

t ,l ' N,,¡ tlt' jaron las palabras."Yde decir-y cosas asi obra eleniierror , t, ,r r, r

' r lL'l que habla Fowles- las palabras son todo: palabras, palabras,

t',1'1'r,,

lJ,' lrrry qLrc seguir más en esta vena para mostrar la plasticidad,¡', r , Lrrrrlritin los riesgos del habla figurada. Pero más podemos ver;t,,', lLr, , r ll medida.enque el habla figurada ha sjdo iniroducida por, I ' , r, rr io rctórico del habla, deja a la vista 1o que busca el retórico,,,, lr lrrirrmción. En primer lugar, si seguimos impleando el habla

lr¡'rrr,r,l,r r¡rrt' nuestros ancestros retóricos introdujeron es porquer r rr r rl,rr .rr t or sus figuras, sea imponiéndolas como sustitutos sénsibles,1, I lr,rl'lrr lrtt'ral, sea. imponiéndolas como representaciones de 1o quer,, , I r, r'. ( l( s( ripción literal. Así, "timonel del estado" y "padre de Ia patria',

,

,,,Il,rrr,'r caso. Así, enel segundo "pruAto", que es por comézón del, ¡,r, I I ",'v:nipulo" que es por pedrusco en el zapato.

l\'r ,J,'nrk'sc muestra que el retórico/ sea que las cosas, fenómenos,,,,rrl',,rt,rri('ntos, etc. tengan o no tengan designaciones literales, 1es

,1,1r' r .r l.rlus por igual el habla figurada. Las ofrece, así, a la,','t'r' n,,ron tlc la audiencia por medio de la representación sensible., r,r, rrrr,; friLil de seguir en todos sus detalles que la molestia de unI lrr,, r, ,,ntrt' la sandalia y la planta de pie? .Qué más dificil de

',,,,r1,r rr \' ,ll,scribir literalmente que la experiencia de un pedrusco

| , ¡n 11il , , n ,'l alma -digamos,

con su poquín de vergüenza- entrei, ¡ l,r,r,r ,l, l ,lcsco y la sandalia del entendimiento?

\ . r. Lr,, li¡iL rrrrs son como piezas maestras de 1a construcción retórica,

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Retótic¡t paru la Aúie cia . hun Rit)rüt)

no tan sólo un cuidado y embellecimiento del habla. Con ellas másque nada, establece el retórico la comunicación con la audiencia. Conellas orienta, esclarece, instruye. Cor.r ellas también tienta y desconcierta.Porque así como se hacen entimemas con el habla literal, así se hacentambién con el habla figurada. En verdad muchísimos más con el hablafigurada que con la literal. Y entimemas buenos y entimemas malos.De manera que hay que cuidar la patria que nos legaron los padres dela patria; pero hay que andar con mucho cuidado con el timonel delestado. Si hay un timonel del estado, no queden dudas: nos embarcamosya y formamos parte de la tripulación.

3

Con el habla literal se hacen figuras a veces impresionantes. Porejemplo: "Ios que quedan al margen de la marcha ineuersíble de laHistona". Con las figuras se hacen nuevas figuras y entimemas retóricos.Por ejemplo: "En su marcha írreuersible la Hístona no se detiene a contarlasbajas". Perq también, el retórico puede hacer 1o contrario: devolversedesde el habla flgurada, atacar las figuras, sea exponiéndolas mediantesu traducción literal, sea demostrando cuando carecen de traducciónliteral, justamente eso: que no son más que figuras. Por ejemplo: '-41

carro de la Hístoría del honorable senador le t'altan las ruedas y Ie sobranIos conductores". O también: "¿El carro de la Hktoria? ¡Sí, sí! E*á en Iaesquina, obstruyendo el tráfico como siempre. Va a ponerse en mouimientoatando los chanchos utelen" .

Estos hábitos metalingüísticos -este ir y volver entre el hablafigurada y el habla literal- no vienen mal para enfrentar al retórico.En la medida en que se adquieren y practican -en especial, el qucpermite ir del habla figurada al habla literal- la retórica resulta menos

tornadiza y menos nociva.Se puede pretender que ninguna dedicación requieren estas cosas,

de obvias que son; que a nadie que no sea un niño escapa la distinciónentre habla figurada y habla literal, ni la forma como se construyen y

aplican las figuras, ni la forma como se las neutraliza o desbarata. Y

Page 54: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Retr)nü ¡rard l¿ Au¿ip ci¿ . hxrt Rit,¿ n

.¡ I' r,ll)l(.lltc ocurre así con incontables personas en incontables' r',..'r, \ I\'rosi ocurriera así con todos yen todas las ocasiones, ouizás

'1,,r',1, r'ncontrarían empleo los demagógos, los prop agand istás 'y

los" . r"r' r,',, 11' todas )as creencias. porqué pir".e coir regLira que qurenes

, .r I 't r \rurl)re y. puntualm_ente distinguir entre habla'figurád. y hubl,

lrr, r,rl, y r.srán al tanto de las limitaciónes y espejismos"de lu pii-"r.,,,,, r,rr rr sr,guir la letra entera de los discú¡sos óu. ," hr."n v uon u',,r,, lrr,,lc.manera muy diferente de como quier.n qu. .on.luyrn,¡,,,, ,,,., l,ls hacen.

l', r. rorsidérense los hechos. ¿Qué cosa no lograron los que, ir, .rrr,rolr :r su audiencia con el "superhlmbre", la "langre aria,', sur',,,,..r.,rr fir.' rza superio¡ su amoralidad, su derecho absoluto alesoacio, rrr,,1'r.rr lit nte al ningún derecho de las "inmundas razas int'eriares,'7

l ,,r'1 hrr cr - si es cierl.o que el habla figurada y sus milagros son'' .' .1, r.,.1,'' s¿bidas y que a_nadie engañan- con los mil)o-nes que

¡',,1', , rr lrrs cleterminismos de la "máquina de la Histona" deios,,r' r1.t,r;, strs irreversibilidades, sus clases ascendenteq los entimemas, r,l rlrl ,1r.,, r ¡rrt: se urden con Ios "antagonismos de clases": ,Ias "coaücianes/' ,1r,,,,r , lrr "concíencia de clase", el "enemigo de clase',, eI "traidor de

. l.t , ' , lt " ittttnsít'icacíón de la lucha de clasesl'?

{ ) , r,,r)srrlcre^se ia evangelización de las áreas abandonadas y,,,, , ¡.rl'l,,s,lcAf¡icao Latinoamérica. ¡Qué de figuras con el"reino iei.,. ,r,/',,, I ¡Ouántas escaleras qu€ subir, cuántai iluminaciones que.r ,r urr.r ( on los ojos entrecerradosl ¡Y los balidosl ,'¡Il Señor es mi¡ t r,,t. tl \t,iior u mi pastor!"

r ) r¡)nl( s(' figuras de status más imponentes, como las empleadas, , 1,..l',,¡rrbrcs de ciencia. Por ejemplo, tan difundida y prerigiada esl. .l' . r,r',r ,l, Darwin sob¡e la evolución de las especies

-selección,',r,r ¡1,',()l)r('vivencia del más aptq lucha por la éxistencia- y tan¡, 'l'' r,,\ y tliiciles somos cuando oímos de ella por primera veá que,,, ,,,,,,r,1,.¡rrnros entonces ni volvemos después a consrderar que el1,,, rr1,.¡lu( s(' emplea aquí es ffgurado. Cierto, dados a p.nsu¡ ,rbe.o,

55

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R¿úticd ld l¿ Adie ci.t . ht¡ R rú¡o

qué expresan las palabras "seleccíón" , "lucha" y no nos cuesta concluirque enla teoría de Darwin no puede tratarse ni de selección en sentido

literal, ni de lucha en sentido literal. No nos cuesta nada concluir algo

así. La cuestión es si lo hacemos y si, no haciéndolo estamos dispuestos

a tomar como si fueran literales las figuras de esta doctrina, llevando la

"lucha por [a existenaa " a todas partes en formas vagas y omniabarcantes

como el "darwinismo social" , el "tlarwinísmo cubural", el "darwínísmoraaal, político económico, senml..."

La " corriente eléctríca" "f[uye" a tr av és de " conductores" . Nos h acem os

el cuad¡o de un "rio de electron¿s". Pero estas expresiones son figuradas.

Lo son igualmente las que empleamos hablando de la "sensíbilidad" de

una balanza, el "códígo" genético, la "íngeniería" socíal, el "umbral" óe

la sensación, el " subconscíente",la "asoaacíón" delas ideas, la "fidelidad"

de la memoria, Ia "presión" demográfica, la "expansión" cttllural.

No se cuestiona aquí, obviamente, el valor metodológico, heuristicgpedagógico y hasta lilerario de tales figuras; tampoco se deja de lado

que i tál ..pleo figurado de Ias palabras se puede asignar en general

un signilicado directo, independiente de lo que la palabra pueda evocar

.n ,u uro primitivo. Así, se determina la " sensibilidad" de una balanza,

el "umbral" dela percepción de diferencias cuaiitalivas.La "asociacíón"

de las ideas no es menos realni investigable porque no sea literalmente

asociación; ni 1o es la "presíón " demográfica, etc.

Todo 1o que cuenta aquí se refiere al hábito que tiene el retórico y

que nosotroi podemos adquirir sin gran esfuerzo: el hábito de atender

de qué lado del límite nos encontramos en el empleo figurado. T,o que

se tiata de ensayar aquí no es tanto la capacidad de construir figuras

(el retórico la tier.re por excelencia) como la de identilicarlas y estar

siempre en condiciones de desa¡marlas.

Por 1o demás no es ésta tarea hormigas. Ni de exploradores. La

cantidad de figuras retóricas en circulación es enorme. Pero las especies

no son tantas. Y parece que de tal modo se han aplicado los hombres a

producir habla figurada que ya no hay especies nuevas por producir

Page 56: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Rdt)ric¿ ttd l¿ /n¿n ¡ti¡ hút llrnüú

"l ln lunbre no debe subestimars¿ ", dice un personaje de Turgenev\ , rrrro si no bastara con esto pasa a subestimarse meticulosamente.I r lrt( rirtura rusa (por lo menos la que circula más entre nosotros),l,,rr,l;r t'n scres que se complacen en 1a retórica de la subestimaclón.I r, Irs otros, hay también. Chejov, ese observador incomparable, nos. r' Llir (ou una galería de personajes inflados en noches de cha as,

r ,r '

1, ,, rL' sicsta y horarios burocráticos de matar el tiempo.

ll, rrrlui aigo que ocurre con frecuencia y característicamente, ,r.rlIr t,stirmos en actitud retórica: sobrestimación y subestimación,' rl,,rl,,s liltasí,queel lenguaje entero se divide según se acomode a

lL, ur)() r) il lo otro. Por ejemplo, J. Bentham divide los términos en, rlr)t'r(os, tlislógicos y neutros. En esta época de terrorismo, hay, ¡, rrr ¡,l, rs clramáticos: elmlsmo homicidio es considerado asesinato por11,,, y il justiciamiento por ottos. Así, surgen tres nombres para un

',,' r'r,, ll,'cho: ajusticiamiento, homicidio, asesinato.

N,' Irrry que esforzarse mucho para apreciar la extensión de estas, lr'.r rrr, r, nrs. El mismo hecho, privar a una persona de su libertad, unosl, , ll.rr r rrn custigo otros venganza. El mismo hecho, tomar con violencia,1rr,,'r ,

' ¡¡j1'116, unos 1o llaman saqueo, otros expropiación. La educación,

t, ',r ur()s, cs un bien incomparable, para otros, puro adoctrinamientoi r, ,rrlrnt i(rn. Unos hablan del derecho de propiedad, otros nombran, 1., l,r,,picclad un robo. En Londres, se despide la armada británica

, , 'r r, , ( \ l)crlición gloriosa; en Buenos Aires, se la recibe como tropa delrlrl,Lr,,llros. l,os hechos heroicos del país ínvasor son las atrocidades,1, | 1'.¡1s i¡1'¿d1d6. Las bendiciones de ia religión, aquí, son el opio de1,,. ¡,1¡, 1111)q ur.r poco más aliá.

ll,ry rr¡ .orlo. ¿o aforismo de Pascal sobre cómo cambian las cosas

' ¡ rr r sl t stó de este o del otro lado del Rhin. Y nunca falta un Rhin; yr,'r r, r lrrrctlc estar uno a ambos lados del Rhin al mismo tiempo.\r ,lr1( (sto riltimo no es así de preciso. Por ejemplq hay otro dicho

, l, I rr r.,rlo P¡scal acerca del hombre como un compuesto de naturalezasrrrr.rl'.rritr)s, ángel y bestia. Lo cual muy bien puede permitirle saltar

| 1 Lrrurtc del lado del Rhin que le acomode.

51

Page 57: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Rcú¡icd p¿n l.t Adie ch . .htuvt Riud o

En fin, por más que se lamente, igual es un hecho que nunca faltanrazones para exaltar de una parte, lo que con razones igual de argüiblespodemos rebajar, de ia parte contraria. Por una pugna asi, no puedeentonces asombrar la división del habla misma en eulógica y dislógica;

ni que se suscite incluso la cuestión de si es posible el habla neutra,por lo menos allí donde el hombre está implicado.

Siendo siempre su propósito persuadir o disuadir a su audiencia de

tomar un curso de acción, el retórico encuentra en las divisioneseulógicas y dislógicas del lenguaje un auxiliar formidable. Lo que se

muestra así: que estando las cosas muchas veces por debajo o por encimade su valor efectivq ei retórico tiene buena tarea que cumplir exaltandolas cosas subpreciadas y rebajando las sobrepeciadas. Y tarea mala,también, como se comprende fácilmente: porque, sin ir más lejos, las

muchas cosas que están por debajo o por encima de io que valenordinariamente se encuentran en esta condición por obra del retóricomismo. Y estos cuatro trabajos -la exaltación debida y la indebida, yel rebajamiento debido y el indebido- el retórico los realiza mejorconociendo y teniendo a mano las partes eulógicas y dislóglcas dellenguaje.

Todo esto, aunque no lo conocemos siempre con nombres ydistinciones claras, lo sabemos todos. Así, cuando nos ofrecen un libroque trata de asuntos de este o del otro lado del Rhin, lo primero que

hacemos es averiguar de qué lado del Rhin es el autor Por ejemplo, la

historia es terreno fertiiísimo para la retórica del eulogio y el dislogio.

Es una experiencia llena de instrucción (aunque no siempre a mano,

puesto que uno puede pasar 1a vida entera como Segismundo encerrado

en una perspectiva inmutabie de las cosas) aquella que tenemos cuando

se produce un cambio cataclísmico en 1o que algunos llaman la" conelacíón de las fuenas políticas" dentro de una sociedad. Todos lodicen: se produce un vuelco; lo que estaba arriba baja, lo que estaba

abajo sube; 1o que se miraba desde la derecha ahora se contempladesde la izquierda, o al revés. Con cambios así viene, ent¡e muchas

otras cosas, la "revisión" de la historia. iEntonces es la hora del eulogio

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Page 58: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Re¡úric¿ para l¡ Añip cia . .tu"t Riúdna

y cl dislogiol Lo que era patria se transforma en fundo; los que eran"padres de la patna" se transforman en dueños del fundo; lo que era

rrhnegación se transforma en rapiña; 1o que era independencia se

lr rrnsforma en neo-colonialismo. En fin, que surge ante la vista de todosl,,s logros formidables del habla eulógica y el habla dislógica- A los, rrlogios de derecha, dislogios de izquierda; a los eulogios de izquierda,,lislogios de derecha.

Corno anticipamos, surge también en esta convulsión la cuestión,l, l habla neutra y su posibilidad en un elemento como el político y',, 'cial donde una estabilidad por contraposición exacta de las fuerzas

¡rrrcce pura utopía. Este tema encuentra amplio escenario en la división,l, l mundo en años no lejanos, cuando ante los problemas de la

l,,rllrización revolucionaria tomó cuerpo una tercera alternativa: la de

l,,s países no-aiineados o neutrales. No hay que ir muy lejos en este

, ',rtlro

de la no alineación para encontrarse ponderando si tal políticar( ) ( s más que pura retórica: la retórica de la neutralidad. Lo que siquiera,,( muestra claramente -en términos del manejo contemporáneo del

1,,,rlcr político a través de aparatos convencionales y hasta arbitrarios, ,,nro son los artefactos llamados estados y naciones- cuando la nación,l, l clso pertenece al llamado Tercer Mundo: porque parece cosa

'.vrrlcnte que si uno no tiene ni presupuesto ni capacidad técnica para

lrrrrnciar su neutralidad, todas las protestas de neutralismo no son más, ¡rrl rctórica.

.5

( )tra cosa encuentra hecha y a mano el ¡etóricq además del habla, rrlr'r¡¡ica y el habla dislógica: las máximas, sentencias, refranes,.rliol(,gmas, proverbios, dichos y aforismos. Son por sus cualidades

r r. rl t ria que parece hecha en especial para atraet encantar y convencer',,,,, srrbiduríá aceptada y popular (refranes y proverbios). Son, tambiénr,,,lrs de profunda percepción moral y práctica (sentencias y,,,,'rrnras). Su presentación literaria nunca deja que desear De su

1,r, r,,tl¿dno hay que hablar; ni de cómo suenan, bien colocados en el

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Page 59: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

l",r 1 l( rr)l)lo, a quien_ declama "el odío nada engendra,' se le pueden¡,,,,r,1r¡ ¡fbrismos de viejo cuño y gran ptesiigio como aquél del,' r1',, Irt lt's_ quc dice que las cosas están hechas con el amor y el odio;,i ',,,, ,)tro rlc He¡áclito de acuerdo al cual la guerra es la madre del,',1,r', lrrs cosa"^

| , r', sicilianos [y de Sicilia era aquel famoso Empedoclesl drcen ',lost tr¡,', sr¡¡ [¡p¡1ss *arídos"; pero diien también "loi asnos y las maidos

ll, rrrorlo que hay que andarse con cuidado al emplear máximaq¡,,'r,¡rr,,,'l ndversario puede devolver el golpe con la máxima opuesta.\ ,¡ vr'r t,s no cuesta inventar esta última si no existe. Si, por ejemplo,rrrr, r rirr c rluc "todas las cosas tienen su tíempl", se le pueáe reipondei,lr, l),rr cso se inventó el Juicio Final, para diferir por siempre elIr, rrr¡rrr rlf ia justicia. O si se dice que el corazón tiene razones que lar r','r' ,l,.cr)noce, se puede responder que lo que Ia razón desconóce es

t,,,r ',r . lnición misma irracional.

l\l,r'; hrctn los proverbios, máximas, refranes y sentencias en ayuda,1, l.r r,triricos. Considérese este dicho español: 'M bien sin má\, ni'l,rtt', ,itt prr:tuecho''. Llama_ en prirner lugar-la atención la forma lógica,r ,lIr'\,irne expresado: dos cláusulas nesadas coniuntamente. ni ,,r,,,,r

' ,t r ,r ¡rr rt'clen ser verdaderas. Esta es forma eleganie y simple con que

' | ,, t',r r,,' ¡uede conectar las proposicíones y adornar el discurso. Porr rrL¡,1,r, l,'t ehinos dicen: "nó hay más qui dos xpecies de personas

1.,',tt t' los nuertos y los que no han naalo'l algo que se puede emplearl, , r rr ,l ¡ rt.ntc ante un adversario, porqlJe "ni ha muerto tadauía, ni está

, ,,,ntlttr jóuenest'. Dicen "generoso es quien dalo que na tíeile,,; Dero,1r,, rr trr¡rhi¡ln "nt¡ipn nn tipnp nn l" ' Di.^. rl. -)5. "" --l-;. ^^-^, r' t nrlrit.n "quien na tiene no da. Dicen "/a nida es nada':;pefo, lr, , rr q1'1lr1l1¿,.t "cien nadas matan al asno". Dtcen "ninguna alianzá con,l t r r rttri', y también "los uecinos son medio panentes'i dicen "y L¿rrirurcD LaJ ueLlnos son menr, panentes ; üCen p^n que,tt ltrr't' t,uro no aprovecha"; y dicen también "pan rn sudado,' dulce y

,rr ,¡rr,.vit'rre expresado: dos negadas conluntamente: ni una

l',,,,. lr.rv más instrucción lógico-formal en el refrán "Ni úie¡r sin,'tl ¡,,l'utosú prouecho".Hay un juego profundo de antítesis: ,'üien y

6l

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Re¡óftd tr.a li /n¿ie,ctt hkl R wú

mal', "daño y prouecho". Cada antítesis va dent¡o de una de las dosc1áusulas. Además, nótese 1a implicación de los elementos antitéticos:bien implica mal, daño implica provecho (que esto stgntlíca "no haybien sin mal" y "no hay daño sín prouecho"). ! como si fuera pocgambas c1áusulas, est¡ucturadas en antitesis e implicación, están enoposición antitética: "bíen sín mal" y "daño sin prouecho ". Y toda estanqueza de principios formales

-negación conjunta, implicación yantítesis* puesta a la vista y disposición del retórico en la simple yhumilde const¡ucción de una parricula de discurso popular: "Ni ülensin rnal, ni daño sín prouecho".

O considérese el sigurente proverbio: "Las cadenas de oro soncadenas'. Tiae una lecclón formal también y al alcance de la mano: lainherencia del gónero en su especie. Y otra de sentido más práctico:que hablando de 1a especie no hay que olvidar fcosa que ocurre, aunqueno parezca así, con frecuencial que el género es su esencia misma, algoque el proverbio pone de relieve aquí en un vivo contraste haciendoimágenes con cadenas de oro.

Aquí hay otro, de mucha implicación, que al vuelo se lanza y alvuelo se agarra: "QtLien no sabe collar, no sabe hablar". Está estructuiadaen antítesis, también; pero expresa, de modo nada enigmático, elprincipio de identidad de los cont¡arios. Saber hablar, de acuerdo alprincipio corriente de identidad, es nada más y nada menos que eso:saber hablar Y saber callar es saber callar, si se quiere tener completoel cuad¡0. El refrán, por el contrariq pone el énfasis y llama nuestraatención sobre la combinación (o complementariedad como se diceahora) de dos operaciones que de acuerdo a ia lógica formal soncontradicto¡ias: hablar y estarse callado. Uno sabe habla¡, uno sabecallar; pero si habla cuando debe ca1lar o calla cuando debe hablar es

claro que aunque en un sentido llano sabe hacer las dos cosas, en elsentido cultural aquí implicado no sabe hacer ninguna de las dos. Elsaber hablar en términos culturaies se muestra así como otro artecualquiera de combinar contrarios. Como elmúsico combina el sonidocon el silencio, como el director de escena, el pintor, el cineastacombinan la luz con ia sombra. Se puede dect "Quien no sabe

6?

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Retot¡c¡ t¿tu ld.,ttulk".4 hkü¡ Riu¿ o

, tt',tt tl)rrcer, no sabe iluminar".

,l l'

,,r.luíotros proverbios con los que ei rerórico puede hasra llenar1, ,1,.,.1 rl, nrpo de su ejercicio profesional: ,'El

homüre esla rombro d,t,t ,tt,t\. (t i\dauo es Ia sombra de un hombre,,; ,,El uino es la leche de los

t, tr'l.rs" , "1,¿.ey y n6 entender es mirar y no rrr".'Ury rnuJor'r.ir."" a.Lr l' '¡

¡¡1¡ ¡ls éstos: que traen o rmplican ,.", " '."r,- ijr_i*, qr.,,r rrrr .n una especie de proporción: el hombre

"r.n.airaijn.on' r' ", . ,,nto ct esciavo es en relación con el hombre; el vino es en relación, ¡,' 1,.)s vicjos como la leche es en ,.lr.ion .on t, ni¡"r;

"ñiÉ"¿* .,, rr r,.l¡rrion con el leer como el ver .r .n ,.lu.ion-.on ll .l.rr. ^'

I'r, lu*,, así como están, estos dichos han transformado su formar" r, r,rt l\u ( uesta darse cuenta de que esta es asi: A es a B como C esr l) ( .rr una fo¡ma así de nrtron y'.onria.Ádo ior-.;..p1* ')ra"q,,,r,lt,r ( r l en " et hombre',, k,;;;;;';;' ;;"Á,i"i!i",!,ü)|

^ u,,',,1,t,t ,lc tmhombre,, el términoA * ij¿"it." .iiirii;; D'[;;" ""I .,

r, (,t)orciones matemáticas conünur,;J.;A;;;;p;íiió; fZl, tt ", 1 t,it.to es la leche de los uiejos,, faka.l ."rr," i¿rÁi"5i."." ;" f "¡

,r, '¡

,, rr L rorres matemáticas con un térmrno rncóg¡ito); (3)' en ,,leer y no, ttt,,t lt'r $ mírary no.u¿r',los término, B y D;;"h.;illi;á"';;r rus

; ,

l ,l'.lli:il en las proporcione,,rt.r¿ti.n, nlinrb;;;á;S""

rr t¡',It rmbrosj.

, 1 .t, 'r , icmplos permiten mostrar que el empleo Iterario y rerórico.,' r.r ,,l\¡"lorcr0nes tiene no poca relación con las proporiiones asi. r'', Lr\ n)¿nlpula el matemático. Con esta observáción se muestra

ill l,l ;.:il.lfilllroporcional que apu.... .on f,..,.n;l; ; .'.f.r,.,,I',¡,,\' r r,¡i,\ y maxrmas [asi como las que él mismo pueda aportar) ofrece', ,' r", r( (, rmplro campo de variaciones. y a p licaclones.' por ejemplq. r' ¡ ¡,'1,.¡!j6 ingles: b/ día úene ojos, lá rárh, otdlos;; o-erü'irrU.,I t.t.t ttttt,tt" tu utda es una página,de tu hístoria,,. Con esquemas así, el,, rL,r(. c\^tá en condiciones de elaborar airaurror'.o.ftator,

,,' l'r, trv,,\, muchas veces hermoSOs y memOrableS. --" r"

, , "r/:r' n'n también lo^s proverbios, y con mucha fue¡za, e] arte de la,,r,,rr.r L \erdad, Lan tuerte es Ia relación de fábula y proverbio que

a3-

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Reroncn ¡nn I r tln'h noa hnn RuLn'

uno se pregunta qué ftle primero, si los proverbios o 1as fábulas. Esta

relación sirve al retórico en lo que A¡istóteles consigna comoargumentos con ejemplos. Como decimos, 1as fábuias sugierenproverbios y los proverbios, fábulas. En especial, escuchando los

proverbios que tratan de animales no cuesta mucho encontrarse con

ia imaginación en plena fábula. Como en e1 caso de éslos: "Cuando un

z0rr0 muere no hay gallína que llore"; "Quíen quiere uíajar con zorros

eche los gansos adelante"; "A[ t'in, todos los zr¡rros paran en casa del

peletero"; "El asno carga uíno, perl bebe agua"; 'No todos los asnos andan

en cudtrc patu{; 'Los penos tienen cuatro pdtas, per7 no pueden seguir

dos caminos al mismo tíempo"; "Habló la uaca y dijo: ¡Muh!"

Los refranes no podían pasar por alto al retórico mismo y su

sospechosa habilidad ion las palabras. Casi sin excepción, los proverbios

za¡andean a1 retórico:

(1) Sobre la subestimación de la audiencia, por ejemplo: "El

bobalicótr, piensa que todos lo son".

[2) Sobre la superlicialidad de ]as much¿s palabras'. "Donde más

hondo e[ io, menor el ruida".

[3) Sobre el eufemismo como astucia de ocultamiento: "ln los

lab¡oí la miet, en el corazón la híel"; "Baio el buen dear está el engañ0".

(4) Sobre las generalidades y las esp ecificacio nes: "Mas aprouecha

un ejemplo que un prccepto".

[5) Sobre los límites del argumento te6rico: "Cuando llega Ia fuenase ua el derecho".

[6J Sobre las reglas elementales de la relación de los hechos: "Es d¿

genie auisada mirar la salída antes de Ia entrada"; " A enemigo que escapa,

puente de plata".

(7) Sobre las palabras: "El rLombre no quíta ni pone',; "Palabras

ueriaderas no son hámosas, palabras hermasas no son uerdaderas"; "Más

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R¿tóncd pord h Aúi¿ c¡.1 . ht.li Riu¿ o

, "tttt ltt luryLta que la espada".

, I tj ) Solrre 1a psicología y sus obviedades: "Cada uno lleua la lengua

,t I t nutrla que Ie duele"; "Dí mentiras y sacarás Ia uerdad"; ,,EI diseo

1,,¡, ltrrnasolofeo"; "El heredero llora por t'ueray canta por dentro".

(') ) I ). las concatenaciones populare s: "De una mmtira nacen ctento";t ttlt u .nucho abarca po,co,apríeta"; "Se necesíta entendimíento para

Irrt¡.tt :r' lrxri'; "Con la uerdad se puede entrar en todas partes, ha*ain Ia',tt,,,1", ' L¿ conciencia límpia depende de ln mala mimoría"; "Mentir y' "t¡t, t l,t'scldt¡ ¡mucho cuidado!"; "(Jna mentira puede ir de Bagdad a, ."t.t.ttttutt)1,[a mientras la uerdad se pone las saidalíai .

6

ll r,liirico.se dirige siempre a una audiencia. Pero, cuando surr,li, rr, il r'stá formada por un único miembrq mejor deja las esferas,, l',,,,,1,,r ,1,'l discurso retórico y se dedica llanamente al diálogo, o a la' ' ',,, ' , ,.r' r,,n. Si en lugar de uno, hubiera dos, tres, cuatro, todavía seriar , , , ,r rr,n( Lrl)le que conversara y se olvidara de hace¡ discursos. Ya oídos,1, l, 1,',,, ['s cliscursos retóricos tienen mucho de ridículq no sea más,¡,l' ¡,,,r l,rs cambios que se producen en la voz y en la fraseología de,¡,rr, l l,'s lr lrce.

| ,r rr,lrllica exige un público y utu escena. Y el retórico requiere, ¡, ¡ Lr r [,,];lrcia ante su público. Las técnicas modernas de comunicición

lr r r,lr,r, Irr televisión, el video casete- llevan la voz del retó¡ico yl, r, l,rrrrrr iones, aplausos y hasta murmuraciones de su audiencia a

',ir.r . r r r ( I r ( r r r. i rt r ésta se encuentra ahora reunida ante una pantalla, ol, ¡,' ¡,,¡ 1,¡¡ sus casas escuchando el receptor radial, o escuchando y', ,,,1', ,rl rr,torico y su audiencia en el televiso4 o leyendo lo que dijo,,, L I'r, nsr rlcl día siguiente. El público que está oyendo al ietórico

¡,',' r,r,lr,r, vicndolo y oyéndolo por televisión y leyendo lo que di.¡o en1., l,r, rr',,r cs tan grande en comparación con el que está ante él ent,',,',r r {l ( cabe preguntarse si este último es propiamente unar¡r,lr, rrr r,r rr lr que efectivamente se dirige el retóriio o más bien un

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Rc¡óricd t¿r¿ Lr Atulucia hkút Rittrú)

detalle de su representación ante ese amplio público. También, losmedios de difusión que intervienen son dife¡entes: unos van al oídqotros al ojo, otros ai ojo y al oído. El público, asimismq no es igualsegún cambien los medios. Siquiera en cantidad. Mientras que por latelevisión se puede llegar simultáneamente a los ojos y oídos di décenasde millones de personas,la prensa tiene muchas veces que conformarsecon decenas de miles.

¿Cómo hace el retórico hablando a distintas audiencias, unaspequeñas, otras enormes, unas concentradas, otras dispersas, unas sóloviendo letras, otras sólo oyendo palabras, otras oyéndolo y viendo sucara, sus a¡rugasj sus guiños, sus ojeras, el nudo de su corbata y hasta elmaquiliaje que le han puesto?

Ya Aristóteles distingue (Retórica, Libro III, Cap. l2) entre eldiscurso dicho de viva voz y el discurso escrito:

Cornparados con los otros, las discursos de los escntores prot'esíonales

suenan JTojos en las competencias ordles. Lls de los oradores, por elclntraria, son buenls si oídos, pero se uen superfíciales cuando llegana manos de un lectox Esto se debe, justamente, a que calzan nn bienen disputa, y contíenen por tanto muchos toques dramátícos que,priuados de vL expresión dramática, no logran aLmplir su rol propío yse uen entonces disparatados. Así, secuencias de palabras no conectadas,y repeticiorcs clnstantes de palabras y t'rases, son condenadas contoda propíedad en los dkanrsos escntos. Pero no en los hablados. Losoradores las emplean libremente plrque tienelx et'ecto dramático. Enesta repetíción debe haber uariedad en el tono, pauimentando el camino,por decírlo así, con uistas al efecto dramátíco; por ejemplo: "E*e es eluillano entre ustedes, que los engaña, que los det'rauda, que se prlponetraicionarlos."

Así, no pasó inadvertida a este observador infatigable y tanpenetrante la diferencia retórica entre hablar y leer La escritura traesilencio al inte¡cambio de ideas. No se necesita el oído para leer No se

necesita al que habla, ni nada de lo que dramatiza su hablar No se

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Page 65: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

r¡ ¡ , , rtir).srrs reiterácioneq sus énfasis, sus gestosr nada de la mímica,¡,r' ,rrr¡rlt,r cuando nos imparte de vivivoz su información, sur r Lr¡¡,¡¡¡¡j1 ¡1{6, sujuicio. Los recursos expresivos o dramáticos, si tenían,l,i,,rrrro tlc esclarecel, enfatizar, fiia¡ ya no son necesarios puestosI'r' rr,', rt,rltlo ya pur¿mente en el tiempo sino rambien en el esoacio

¡,',,1, rr r, 's

Ict'r y volve¡ a leer el discurso hasta entenderlo enteramente.\ ',r ,r,¡rr, llos rccursos expresivos tenian el destino de encantarnos oara,,, rr),)l(ilnros el juiciq entonces, mal lugar tienen donde no hácen¡,, r , , lr r(, (lucclar expuestos. Ese es grosso rn o/o el mensa.je que envía la' ,, rtlri) ir] orador; y al que tiene que ajustarse cuando esciibe.

\ ,rl nrensaje de la esc¡itura se suman otros: el mensate de larrrl,r(,rlir, cl dc la telegrafía, el cable, el periódico, el Lbro, la cámaraIrlrrr,r,l,,rr, l¿ cámara de televisión, la máquina' computadora, las, I r, r{,r( s satélites en torno de la tierra.

R.'. t-,i t ' A,.ú .;t. htul\rt..t|

|.rl. ...,,¡ ¡ ls5 ¡gd¡ss de traIsmisión; t¿I la audiencia que les es propia.t,,rr. lrirccel retórico? Aquí no puede evitarse ia imágen que hemos

, r,r,, t.rIrs tn el cine de un doctor Goebbels arengand-o a ]a masa der,,\ , r,.', .r lue l.la noche en que se encendieron pirasion miles de libros¡ ll I I /\ l,,r i t ia nazi, imagen que Se combina Sugestivam€nte con otrajl,r,l, llrtlt,r arcngando a la nación alemana ante una audiencia de,,,, ,,, ,,\ v rrrr ejercito de micrófonos.

Lr,r, r1r¡1 ¡g5pg¡¡6 al micrófono. Con respecto a la transmisión de¡,,I rl,, r(,s [r ¡sociación es otra: el retórico vestido de acue¡do a la ocasión

,i, , rr il si pacíficq de uniforme si belicoso, correcto en su corbata si',,,,,, rv,rrLrr, desmañado si revolucionario- haciendo cola ante la.,, lrlllrllt

I I L, n l-¡lt a uno, o lo escuchan; si 1o miran y lo escuchan tanto,,, ¡"r l',,r lo menos, asi parece pensar el fetórico que corre a hablarI l, . rr.r r,'fonos y a posar ante las cáma¡as.

,\'.r,,I todos ios medios de transmisión, son los que recurren a la' rrrr,r rliarios, periódicos, revistas, libros- los que menos atraen

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Page 66: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

alretórico. Son frios, irreversibles, sin dramatización, finales e inflexibles.Negro so_bre blanco decimos, dando a entender que hay algo deirrevocable en lo escrito.

. A¡istóteles (y con él todosJ pone el énfasis en la persuasión retóricay la divide en tres modos: el que depende del caráctir personai del quehabla. el que se refiere , ponu n Ia audiencia en cieria disposición dcespiritu, y el que tiene que ver (on el discurso mismo. Y dici con razóneste autor que éstos son modos de pe¡suasión en 1os discursos hablados;y por ello podemos imagina¡ también qué ha de sentir el ¡etórico antela escritura; oorqu_e_ ésta, tan pronto aparece, hace desaparecer laaudiencia; relega el brillo retórico a segundo plano; y pone todo elénfasis en el entimema -la prueba retórica, queiiene aúoia que valersepor sí misma.

La mejor esperanza del retórico (y parece cumplirsel es que la gentcrehuya 1a lectura. También -y otri viz tiene la fonuna de'su paiteque los nuevos medios de difusión le permitan hablar, mosirarse yactuar

Ret,in.r tat¡ ld l¡hp d¡ ¡ú,u Rr,,ttto

7

Todos_empleamog de vez en cuando, de modo poético y de modoretórico el lenguaje. Pero, los poetas y retóricos suelin empléarlos cadauno en su modo y propósito, en forma tan aparte de la usual que nadicpuede evitar una impresrón de impropiedad, exageración y hasta abuso.Incluso, en sus logros más beilos. Cónsidérese ii.s."n. de la amadamuriendo en los versos de Rubén Darío:

... y en una tarde tnste de los más dulces días,[a muerte, la celosa, por uer si me querías,

ic0m0 una margaríta de amor te dxhojó!?

O esta serie analógica de Epicteto:

"Si fuera un ruiseñor cantaría como un nLiseñor, sí t'uera un cisne,coml un asne ; pero como soy un ser racional debo cantar a díos himnos

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,lt ,l,l,lnza',.

t ) ( st(' comando de la doctrina cristiana:

''"t ttt t.'rt tltrrcho es para li una ocasión de pecar, sácalo y aftóialohtt,t,t ,b ti; ¡,ues más te.uale perder uno de tus miembros [ue no'quet,\1.' tu t ltüp0 spa arr7jado al infíerno".

( ) ,,slrs rrflrmaciones iniciales del Evangelio de Juan:

' I tt r'l ¡'rt¡pipi¿ era el Verbo, y el Wrbo era con Dios, y el Verbo era/ ,,,,, '

. { ) t( r ( lirvía, este dicho estoico : que sobre eI hombre íntegr| puede caer,l , ¡'l,t lt¡tlo sin que lo conmueud.

,lrr ' ,rros tsi, que,tanto abundan, a nadie escapa que se está haciendorrr', rrr\rrirt con el lenguaje. Como si en lugar de emplearlo para¡rl",rr,rr. L omunicar, describir advertir, aconsej"ar se lo eÁpleara prmI'r,'.r 1,,¡r,r hacer ruido, para moldear, hasta para sucudii y upaiearr 1,, , ,rrl,¡l \ron asi se hace sentir en lrases popu)ares como "licenciat""t".t . "li{t t rds,retóricas" . lenguaje figuralo . V su pertinen.iu, *rúi*n,' n r,,\lr',1 r:lt la atención minuciosa y tradicional en torno a estas

l,r 'rr r', ,,,n ,l lenguaje por pafle de quienes se ocupan ,1" .riudin. l.'',. rr..,. \ t;rmbien cuando se considera ia cuidadoia atención que ell,,l,l '

r.1,rrr,rda ¡ecibe del reróri(o mismo.

lr'- ' \r:l Jten(ión minuciosa y tradiclonal quisiera tratar un poco,.t,r, t\,,,1U( cntre nosotros haya tradición y minuclosidad al resoicto.l" I', l,',,,¡rlr¡rio. no Ia hay. por eso quisierá esbozar la tradición'de laslr¡'lr r,,, ¡rorq_ue_ careciendo nosotros del conocimiento detallado y.r r, rr,rrilo de lo.que hace el retóricq y padeciendo ,u, u.tifi.io, y, ¡, ,, r',rrrLrkrs también nosotros mismos"ptr pura costumbre y ciega,,,11r,,,r,'r, nos encontramos al respecto iornó en estado a l.'v"z j.,',,, , r( rir y desvergüenza, haciend-o y padeciendo a la buena de óios'" r,, \ r,rl})t'rzosas y no pocas veces rayanas en lo criminal.

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Y para que no hayan dudas sobre este modo imperfecto de nuestroconocimiento de la retórrca y sus frguras creo que basta con exhibiruna lista de los meros nombres de estas úliimas. Porque si lasconociéramos claramente y no a bulto y sin distinción, suj nombrestendrían que sernos familiares. Dicho de otro modo: si apareceu, comoaparecen por todas partes cada vez que leemos nuestra prensa, nuestraliteratura, cada vez que escuchamos a nuestros demagogos, a nuestrossacerdotes, abogados, profesores, o simple y más comúnmente cadavez que ensayamos nosotros mismos nuestras "dos palabritas", siaparecen/ digo, así y sin embargo no las conocemos de nombre -o, si

las conocemos, es ello muy in-ompleta e imperfectamente- pareccclaro que carecemos de ia capacidad de identlficarlas.

He aquí, como n.uestra de lo ante¡ior los nombres de algunas figurasretóncas: empczando por la. más f¿miliare': metálora, metonimia,sinécdoque, epíteto, paráboia, hipérbo1e, paradoja, antítesis,antonomasia, elipsis, c1ímax, aliteración, tautología, perífrasis, mímesiiapóstrole, litote. análora. cpistro[e, epanalepsis, poliptoton, anadiplosis,silepsis, zeugma, proJepsis, ¡aronomasia. metáresis, paraiipsis.

¿Verdad que son, casi sin excepción, nombres inusuales? ,Verdarlque siendo nombres extraños, si cor.tociéramos claramente lo qucnombran los habríamos reemplazado por otros hace tiempo ya? Péronada así ocur¡e.

Además, la sola inspeccrón de esta desacostumb¡ada nomenclaturabasta para dudar que la retórica en su detalle explícito y articulado scIr

cosa del conocimiento de nuest¡os mismos retóricos, Por lo menos,que asunto tan central a su cjercicio como éste de las liguras retóricasse contenga en una nomenclatura extraña, sólo famiiiar a unos cuantosespecialistas, mercce siquitra un poco de reflexión.

Cabe sospechar un celo esotérico; algo que se asocia con el lenguajccomo arma y poder. Y la eficacia dc este celo parece cierta, con cscdespliegue de noml¡¡es tan extraños que de só10 escucharlos nos

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Retóncn tatu lu tn¿kda ,n Rittua

,rlrrryr,rrtrrn Y como -incluso sabiendo griegq que ordinariamente no

' r l,, rr r,,. -- ,rnr rranan más como nombÁ báutiimales qu. d. ,*gunn,,Jr,r r'.,pccie, no podemos asimilarlos en la escuela (siquiera los pocos'¡''' ll' 1''rtro., a escu.har) sino medjante lnrgu, y urg., d.rarip,ion",.¡rr' .r1rIrl tros.de5aiientan, sin cor]tar que son pu]a enumeración,.,.r, rr.rti(.r. trbitraria, variante y confus;.

\' ,.r.cl aludldo respecto del lenguaje como arma v poder Darece,,,' l',, rtrl'l, que mucho se logrrria en ei empeño,Je quiiu al rJtárico'1 rr.r¡"¡r¡jj6 de sus armas y, sobre todo, su empleo inapropiado y,1,,r',rr,\. \i , mprendiéramos Ia rarea de idcntificar pa.a 1a gente común

l r', l¡irrls retóricas tan distinta y obviamente como sea"posible _es,l' , r, rrlcntifica¡las de manerá que nadie tenga difiiuLtades enr,,,'rr,',, r'las y nombrarlas (con sus nombres inusuiles u otros usuales'¡''' ¡'rr',1, rr sustituirlos) cada vez que sc encuentre con ellas. sral, r, r,l,r sua escuchando,sea oyéndose h¡blar a si mismo.

I lrr rnlnera de proceder consiste en -teniendo a la vista todas las

l,r'',r.,. r, ¡',ricas que se pueden espigar recurriendo a diccionarios,, r' r' lr¡rldirs, ensayos, tratados y manuales- identifica¡ en térmtnosl rr' r.rl, s l;rs operaciones que realiza el retóri.o al aplrcrr sus fiprrras.I r1 ,'¡', ¡.¡, js¡6q producen una clasificación de jar figuras retóricasr, I rtrr:rntcnte aceptabl€

-nunca insustiturbies, cierto, peror lrr r(,111('ntente segura en las tareas prácticas de análisis retórico. Tales

,'¡,, r,rr roucs son de: comparación, reducción, grado, sustitución,,,,rrlr,rJrrsición, supresión y repetición; a Jas que se agrega otra que|,, ||||'r.|||r,)s con la f¡ase 'juego de palabrai'.

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'' .l'. i¡nos: comparación, y agregamos que esta es la operaeión'.' ' ' '..i

,l' .figu¡as como_)a_parábola, la iábula, la alegoria, el paralelo,

| .''"r1 v lr metáfora, habremos dado un buen piimnr o¡so oara.t',. 1'r,rn,)i o¡denadamente Ias liguras del rerórico.

l.r lrrrábola nos es familiar por los evangelios. 'Hablaba enI , r r, r/r,f i.s ", 5¡ ¡li¡g ¿11í de Jesús, signiiicando casi qu-e lo hacía en enigmas.

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ltt t )n,,1 ! ú t I t,lit l¡ úr ht tú Rr' tN

Pero cl ¡ecurso de Jesús consistía en expresar sus idcas mediantchistorias que las ilustraban, aunquc fuera ello de modo remoto, y en

que tales ideas se mostraban apircadas y sensibles a todo el mundo. !la importancia toda de 1a parábola parece reducirse a eso: primero]que muestra la idea en la realidad (donde tiene que encontrarse si ha

de ser verdadera); segundo, que la muestra en concreto, en anécdota,haciéndola de fácil captación para las personas comunes; y terceroque, siendo en gcner al bien imaginacla la histola que ilustra 1a idea, slfi;a en la memo¡ia )'no se olvicla fácilmer.rte

-como la parábola dcl

h¡o pródigo, la de la semilla lanzada a los cuatros vientos, la del bucnsamaritano.

Las lábulas son parábolas; y toda h diferencia parece reducirse rr

que las primeras contienen historias en que interviellen animalcs,vegetales y hasta seres inanimados -como csc monte quc estaba polparir o esa lima a ia que una víbora mordía. Así, mientras la comparaciórrquc sugicre la parábola es directa -puesto

que la historia se refierc,rlmundo de los hombrcs la comparación de la fábula es indirectl,heterogénea, además dc mezclar las especies animadas e inanimacllscon chocante y fantástica arbitrariedad. Pero las cosas no quedan ahi;

poíque justamente estas cualidades de la fábu1a se prcstan tan bicu, y

a veces mejor que la parábola para suscitar la comparación. Algo qLr,,

se debe scguramcnte al contraste tan fuerte aquí implicado -prrrejemplo, una mona emperilollándose frente a un espejo o un lc,,r,dictanclo dec¡ctos con fuerza de le¡'. Desde iuego, los recursos d,.. l,r

lábula no f,-rcron nunca pobreza de la imaginación sino, por el contrali,,,astucia politica para saltar 1a censura hablando de 1o próximo como si

luera remoto.

Hay parábolas sabidas por todos como las dcl Evangelio cristianoHay fábulas sabiclas también por todos, como las de Esopo. Tan sabitll:ison incontables parábo1as y fábulas quc suclc r csumírselas en una sim¡r1,,

frase o aludí¡seias cori c1 título. Por ejemplo: "todauía estátt uerdt.s',"las cuentas rle la lechera", "el zorra con piel de oueja", "el traie rltletnperador", etc. Y así acuñadas son clc excelente empleo en ),,.secuencias entimemáticas o clemostrativas del retórico. Basta dctl

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Retóncn ! r¡ h Adí.ncia hn Riratn

t',,l,u,itt $tán uerdes" para que todo el mundo entienda que no ser, rt r rl, lr condición de una cosa, sir.ro de la impotencia de adquirirla.

l,,r,, litlwards en su libro Persona non Grata hace un contraster,tr, l;r oratoria revolucionaria de Fidel Castro y 1o que él llamaIr,r',, túryh hueca de nuestros hombres públícos"; y cuenta de uno de

, t¡,,(lr( hrcía argumentos con figuras de fábulas y parábolas como se

r,, 1r,,r ¡,lu í:

I ' t t )ttttotia de Fidel, sobre todo la que le conocí en Princeton, en un

t,tr,ltt rttrlimentario, era el extremo opuestl de Ia fraseología hueca de,ttt,,tr,¡s "hombres públicls", cuyas imágenes archimanoseadas se

ltr'.t,tlrn a toda c[ase de chktes y bromas en mis tiempos de jouent ¡ t t t t' t r ¡ i I u tio. Cuando hablab a cierto p ers o naj ote tnbuniao, t'amo s o

t t t rt ll)ocat esperábamos regocíjados que sacara a relucir Ia Caja,lt li un lora. La Naue del Estado y la Espada de Damocles t'ormaban¡', tt t,' r ld mísmo arsenal, y alguien tuuo, hace años, la idea de t'ormarut nttt\n imagínario can tales objetos. La Espada de Damocles se

, ,lul,iríu ut ma uítrina sobre almohadíllas de terciopela, y cerca de,ll,r tt lugar igualmente destacado, el uísitante encantraría tambiénLt t tr )ina de Ambrasí0...

( lr rr nrisma dificultad vale para la parábola y la fábula: que no traen',,rr',rrirr oricntación sobre e1 término de la comparación. La alegoria,, rr ,.¡¡1¡l¡j¡, se introduce siempre en relación explícita con algo que,ll r rlustm como la alegoría de la cave¡na, de Platón, que es una,,,rrrlr,rnr'irin con los procesos del conocimiento humano; como la,l 11,,r rr rlt' la multitud que asciende a una meseta, de A. Toyabee, que

' rr.r L ornparación con la historia de las civilizaciones; o como la,1,¡,,rlrr tle la escena teatral a que recurre K. Burke, que es una

, ',r rl,,rrrt irin con el ámbito todo de las motivaciones humanas.

I I ¡rrrrrlclo exige la presencia de los dostérminos de la comparación1,, rrrrno cl símil, si ha de serlo. También la metáfora ponc en claro

, I r ¡rrino cle la comparación: Segismundo dice: "ramíllete con alas",, ' r r¡l.r yri ha dicho "aue", y deja en claro que la metáfo¡a va en lugar

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Rrr,nt y,n la At'lwuoa tttan Rutto

del nombre. Con las parábolas y fábulas no hay tal explicrtación, demanera que muchas veces la audiencia no uu.ás al.lá, en el meioi delos casos, de atenerse a la hrstoria De alli el recurso de un, J'udomvirtud retó¡ica que consiste en adicionar la moral o moraleja.

. Incl''so cuando el término de la comparación se hace explícito enla parabola o la fabula, todavia no es claro qué comparacián se estáhaciendo. Por ejemplo, una parábola de Jesús iomienzá asi.. "El reino deIos cíelos cs senejante a tm hombre que sembró buena simíente en sucampo; pero.al tiempo de dormir uino utr. enem.ígo suyo que se¡nbró cizañaen medio del trigo, etc erc " Pero, diciendo la paraboia con su término decomprrrción en el comierrzo, a.i y todo se acercan desDues susJiscípulos y le piden: Erplicartos la parabola de la nzana'.

T¡mbién. una fábula o una parábola, esrando cl¡ro cual es el térmrnode comparación, puede no ser inequívoca. Considérese otra vez elevangeJio cristiano. Por ejemplo, la pirábola del teso¡o escondido: ,Es

también s.emejante,el re,ino de los cielos a un teslrl esclndido en eI campo,que si Lo halla un honbre,lo1ncubre, y gozoso del lmllazgo ,o, uerd, údácuanta tiene,y compra aquel campo". En este caso, el reino de los cielosse considera como tesoro valioso para el hombre; pero también, comocosa ajena que él indebidamente oculta, apropiándosela fi[almentegracias a una acción engañosa que deja mucho que desear.

O considérese la parábola célebre del traie nuevo del emoeradorEra un [raic hecho con rrn género que solamenle los malos funclonariosy los tontos no vcían; razón por la cual todos lo eioeiaban aunque noveían nada. Finalmente, un niño exclamó: "Pero, ¡i el ,^prrodor rodesn,udol' ¿Cuál es Ia nroraleja? Sabemos que el miimo Hani ChristianAndersen no estaba muy scguro, puesto [ue redactó dos finales -esdecir, dos moralejas. Pe¡o no sólo tiene dos. Podemos entenderla comouna lección sobre psicología dc la percepción: r,emos el traie inexistenrcdel. emperador.porqu. hry poj.ro.rr razoncs que aii io exigen.Podemos entendcrla, asinlismó, como un¡ lección politica: uernor.ltraie inexistente, porque eJ podcr nos hace ver lo inexistente. podemos

entenderla como una lección moral: r'emos lo inexistente porque estii

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R¿'ar t lM t ltl Aú¡k dr ttuu R 'nN

, ' tirL lr) nucslla vanidad, nuestta autoestima. O como una lección der ,lLr , l)( r(lrn.los nuestro empleo. O como la verdad de la máxima

r rirl,r, n L'v¡ngélica: hacernos como niños. Y hay más moraiejas de estal,l,ulr, r,rr cspecial, hacernos, no como los niños sino como los sastres,1, Lr lrislriria y confeccionar en el aire trajes que sólo los tontos y los,rrr ljlo', llo VCll.

| ), rnnlra que, en retórica, el empleo de parábolas y fábulas debe,t,,,,1, r rr t'sta indete¡minación o cambio de la comparación. Con las

¡ ,r 'l','Ll: y lábu1as sabidas por todos ordinariamente no surge este

1 ', l,l, rur, ¡rorque la comparación ha quedado como fija en la tradición.l', f, t rri ](lo se hacen nuevas ya es distinto y el retórico debe anda¡

' , ,,, , ,r,l'rrlo si no quiere que se vuelvan dei lado que menos espera. Si,

1,,,, , ¡, rrplo, rccurre a la historia de una mujer que arrastra sus hijos

1,,,r Ir,, lrlrriadas miserables de una población callampa, tiene que

' ',,,1.,' ,, ilt' la moraleja. Porque si su intención es "reuolucíonaría", la

,1, ,r ¡,!(.ntc puede ser muy otra y en vez de gritar por las armas paraI ' ltl,, t,ttiótt naciulalt', hacerlo por anticonceptivos para el control delr rr.rr,rliilutl. Claro, también, siendo la ambigüedad un instrumento deL

¡ ,r , ,lil, eción del retóricq bien puede emplearla urdiendo parábolas:

¡,,,r,¡r, si L'n su audiencia hay, digamos, un tercio de revolucionarios,,, r r,.r, ro rlc clcmógrafos y un tercio de buenos corazones, puede dejar,¡,,, ,,,,1'r trnl saque su propia moraleja y todos tan contentos.

II t, l sinlil, Atistóteles dice una y otra vez en su Retórica que es en

r' , J, , t . n ro la metáfora con la sola y leve diferencia de la forma como' '\|l(\ll:

t rt,tnlrt t:[ poeta dice de Aquiles que "saltó sobre el aduersario comotttt l,'iu" este es utx símil; cudndl dice de él "el león (Aquiles) saltó",,ttt,r tttrti{ora aquí, síendo ambos ualerosos, el poeta ha tronderidTr l,¡trilt.; el nombre de "león". (Los símíles) deben emplearse tal comol,t, ttttú[oras, puest7 que süI en uerdad lo mísmo, salvo Ia diferenaa

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mencíü1ada.(Retórica, Libro III, Cap. 4l

Pero, 1a difcrencia entre símil y metrfora no ptrece tan leve; y elmi(n,)o Ari\totcles,. aunque.ln hacer má, ¿5¡¡¡s dc lo que obs.rua ysrr ab¿ndonar h .lo. trin¿ de que

"1 ,imil es una metálora que dlfiere

tle csta sólo lcrb¿lmenre- lo señria mjs adelanre:

El s,ini[, cona yn se di¡0, es una metát'ora, que dit'iere de ésta sóla enla Janno pn qu? .c la cxprcta. y jurto porqua cs mas larv rcsultanenls, atractiua. Además, rLo dice llanameir, "e*0,' es "eio", y portanto Ia audicncia sp üúer¿sa m.t¡r¡s cn la idea

, O sea, l¿s exprcsioncs "Pedra es una gallina" y ',pedro es como una

gallna 'on esenri¡lmcnLe identicas parJ Ari,tóLeles. La dilerencra e,puranrente verbal, v mrtima: reside cn 1a partícula ',como,, que uoalleva. y la otr¿ no. Asi, obi.iamente, una es más corta que la ótra; dcdonde resulta que su empieo da más concisión al discuiso.

Pero, difieren también -dice estc autor- en el interés que suscitan

er.r la audiencia: ésta se interesa menosr por .i..plo, aunnio i. di..nque Pedro es como una galiina que cuando le díccn'peáro es una gallina.

En verdad, la dile¡encia entre símil y metáfora, como decimo¡ noparecc leve. Comp¡rar dos cosas no es todavía ideniifica¡las. Aristótelesdicc deAqrriles y eIleon:, Siendo anbos ualerosos, el poeta ha transt'erido

7 A,¡¿lt* cl tnnl,rc,dt [ron"; y pare(e con esto dar por sentadá qu,,

bajo el rc.pc, ro d, l¡ r airnrra Aquiles y el lcón son idenricos. El similno hace tanto como cso: sin salvar lá distancia y por.l .ñiurioconscrvándola bien_a 1a vista, e1 silil hu.. 1. .o.prrá.ión entre Aquiles1'el le6¡ .orr.lo_u desdc fuera, sln interiorizarla. Acaso, la valentia ,lcAquiles y ia valentia dcl león sern 1¿ misma valentia; pero .r" no toimpli, a el simrl. Si ñrcr, asi. qrrc Aquile. y el l.ón ,on iJénri.o.,

"nlalentía, entonces, todo lo que v,rle dc la valentía vale igualmente paraambos. Pero csto no resulta del simil. De la metáfora, sí"resulta. Lo quctiene quc tenerse muy a la vista cuando cl retórico falgo que u -.nudn

R.thr¡c¿ ln ld ttúli¿".il

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Re¡óric¿ tr¿tu la /luli¿ ct¿ . hx1,t Rinno

1r,,,, ) r'nrplea la metáfora y no el símii. Cuando el retórico dtce: "Pedra,. \,ttro 1ula gallina",la audiencia vuelve ia mirada desde Pedro a la¡''11,,,'r y la devuelve, ponderando, desde la gallina a Pedro. Cuandq en,,,,,r1,r,r, tlice: "Pedro es una gallina",la audiencia no tiene que estar,',,' ,,r,l,r y volviendo a mirar de una parte a otra: se la invita a ver dos

' , ' , r., rrl mismo tiempo y reunidas en una.

l,rr rcr:ión que el retórico trata de suscitar en su audiencia puede no

¡,r',,irrrirsc si emplea el símil, que invita a ponderar; y tiene más

| ,, , . l,ili(l¡des de llevarse a efecto si emplea la metáfora, que trae hecha

rrr,,r r,lL,ntificación que el símii só1o sugiere. No es sólo concisión 1o

,l'r, r,;nu cl retórico empleando la metáfo¡a en lugar del símil.

llr |unto todavía, aprovechando la presentación aristotélica delrrrrrl linósta,el símil viene después de la metáfora. Pero, uno está más

rrrr l¡¡¡1¡111¡ ¿ pensar que tendría que venir primero. Parece más natu¡al,1,, rr r¡uc construimos metáforas a partir de símiles, que decir que

' , ,rr ,l r rrirlos símiles a partir de metáforas. Aristóteles, por el contrario,, rrr¡rllrr, y más de una vez, la expresión"los símíles son metáforas", y no1r , r¡r¡1'5i[¡ "las metát'oras son simíles". La razón pudiera ser que el

"rt,r (,ntre manos es la retórica, no la lógica; y que tratando de la, ',, , l, ncil retórica,las metáforas superan ostensiblemente a los símiles,,, 1,,ill,i, bclleza y eficacia.

l'rr,,lc suponerse que es fácil hacer símiles; y seguramente es así

l'1r,r (l icn esté dotado para encontrar cosas semejantes a una cosa,l,,l.r llrr {emplo, el viento puede compararse con un aullido, unl'¡ rrr,Lr o ur.r gemido según sea el caso; el sol que se pone puede,,rrl)irilrse con un incendio en el horizonte; el rostro ruboroso de lar r.r,l,r trn una amapola.

N{ r ( ucsta nada ver que las comparaciones se agotan prontamente;I ,1, r;rnlo rcpetirse se transforman en clichés. En fin, alguna razónl,|,, lrrrlrt,t pero los símiles adecuados (ni que hablar de los bellos) no, r. l., , tluc más abundan en literatura. Por ejemplo, en una novela que

1,,' rrrr;r llersona postrada en cama y amenazada de ser asesinada, oye, ,, r l,r llrrvia nítida, como los dedos sobre una máquina de escribir Lo

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R.tónc. túar ld Aklie ci¿ . hxü.||.útu r

que es un buen símil y hace. oír la iluvia. pero, desg¡aciadamente, nosjqmple 9s asi. Para que el lector aprecie 1o que decimos sobre lasdificultades de hacer buenos símiies, juzgue é1 con su gusto los ejemplosque siguen y que he tomado según aparecen y según he ido tómandolibros al azar:

"Tenía los píes cansados,las rodillas frías, en el pelo tenía nieue helada

-que se hab.ía duprendido de algltn áúol- y ca¡ninaba como uttp abre animal c ansino... "

"A estas aLntras necesitaba saber qué pasó tan desesperadantente camoansiaba un dulce en los mlmenñs de fiebre ahd',.'

"... cotno retorcer una toall¿ tnojada hasta que se Ie arranque Iacabeza."

'5e callaron de golpe anarLdo el cabo introdttlo Ia llaue en el candado...P9.r t'in, lg puerta se abrió con wr chinído"largo y metálict, c01no siella también aúllnse de sed. La suaue luz de[ itaidecer cayó de golpesobre las sombras escuálidas deslumbrándalavaun ,n fágonoio".

' El sal había disípado los nublados y la bahía se extendia como unitrmenso prado uerde".

'Aua.nzó unos pasls en [a sombra que parecían hundirse comoalgodones".

"Los tres años (cursos) salían tumultuosamente del cotnedor y seesparcian clmo u a maucha por el descanpado...

"... h .izo,un

gesto uaglt cDma una tofiuga que se hunde en su caparazón,sumió la cabcza ucuancntp , lrp [as manls...

En estas citas, agregué_ contexto a los textos que así 1o requerian,pero muchas veces el símil como ocurre en nuestias letras no requierccontexto para que sepamos si es o no un buen símil. Si leemos ,'n¿mor

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Ild;tnd tr.t. h l\ú¿i.¡ctut httr Riuüu)

,,' t t, ¡ t l t :unbraslt, " p elo rubio como la mieL,',' se lataó como un bólido,,,,'rutt it)¡¡ro tm anünal", etc. etc. no tenemos que leer más para sabei

t,r, lr.r((.1 con el símil. Pero algunos rcquieren de conte*t'o purr r.,' ,1,11¡¡¡,

',¡" apreciados, como éste de Joige Edrvards, en su lltro Los

I ',rrritl¡rtlos dc Piedra: " Ellos caninaronTobre [a cuerda floia... como,,, l t t l i l ) ri :i t a qu e s e hubier a emb o r rac h ada e n lo s c a m a rirrr-. " Arí .o.o, r r, r,r rlit:u mucho, aunque impresiona ur.t poco. pero en el contexto

'r,,l,L r ¡rolirndamente: Se trata, en el pasaje, de aquellos miembros

'1, I , , l,¡5i' ¡l¡¿ q¡g optaron por elGobier;o pópular v que se hundieron,',, , I l,,s ¿user.ites al aniyersario bien regado.n qu.,a enmarca el, 1,t,,, t.)Lró decrr de ellos, de los convidados de piedia? ¿Eran,,,aunquel",t ..,.ut i,yriuacado ,nedio a mpdio [os nás itrtegros, üs de Jibra más

t t ,ltt, it\ 0rü1los más desesperados, los memts lúcidos en medío de la,tr1,,t1,,¡ 1[¡' esos añas, um eut'oría qLre no dejaba tle tener aspectos

t t t, t t I t t.\, ítLstíntos subterráneos, escasatne nte conscientis. de, ttrt,t,lts¡¡11¿¡i[¡, habían desdeñados ese miLi¡no de calatlo que nosotrosr1'lt',lrmos siempre, sabre todo en las montentos ¡nás ueriisitrcsos. de,¡,t\,,¡ lryligro y que ala larga nos perntitió sabreuiuir EI[os ío.iratron"l',, 1, t trcrda floja, empeñados ein ofrecer el espectáculo a una galería

nu .t)'.ttlt

tt'i.0, perl caminabtm coma tm equilibrista que se iubiera,,,t1",,r,dncla en los camarínes, mhtutos antes de saiír al escenario,1, I ' tt,r .y hubiera tírado las precauciones por la borda.

| ,r,.,s símil dc contexto, no de cliché; y no deja de alcanzar su,,r, rr,,rrr(lue nos parezca a¡bitrario y no carezca de defectos.;Oué1, ,', Lrl L tlLrilibrista emborrachándose en su camarín justo anteide,l' L s,,,n¡riol Lo menos que se puede decir es que el hombre ha¡ r I , ,, r.rnpletamente el juicio. Si hay algo que un equilibrista r.ro.l l, lrrru ..n absoluto es beber antes de subir a la cuerda. pero,

"rl ,,r¡ rt h¡rsel Este es el extremo artificial del sirnil; el otro, el real,i, 1,, rr,r rrn sector_ de un grupo social (símbolo de un grupo sociai1,,1, rr,,) r¡rrt'tiene las tierras, los negocios, las industrias, Ias iccio,r.r.,L l',,, r,,,,I qrupo qu.etiene el prestigio, la educación, el abolengo, losr" I ,l, , ,, , I rrLrsto y el degusto; pero qug curiosamentc, ha desctidado

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Retónca pa ¡r1|l rliucia hú¡Rtud o

hasta extremos muy peligrosos las formas políLicas de adminlstraciónd.e poder Este grupo, durante los años del gobierno popular, se divide(Jrace tie_mpo, como sugiere muy juiciosa"ment..l'rutor, que viencdividiéndoseJ: unos se unen al Gobierno Popular, otros se van a laoposición. Aquéllos, los que se unen al Gobierno populaq, se describenaqui, alternativamente, como "los más desesperados, los menos lúcídos',de una clase dada a la eufo¡ia de la desesperáción y ia autodestrucción.Esle no me parece un mal ejemplo para un estudío del simil por pancdel lector qu_e puede saborearlo con alguna experiencia del'asunro ydecidir qué le sobra y qué le falta y iuánto iiene de vrlor para lácomparación de un hecho social de implicaciones.

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. Con parábolas y fábulas, no llevando éstas consigo indicación sob¡cel término de comparación, podemos encontrarnJs preguntándonosmientras habla el_retórico: .Que es lo que quiere deiir?be alli quc,habiendo nesgo de que no se haga ia comparación que él .rp.rr, .iretórico tenga que conducirnos donde quieie medianie ,us .órrl.i.s.En los símileg por_el contrario, los térmlnos y su comparación vienenexplícitos y la audrencia no es requerida de otra cosi que iuzsar suadecuación. Distinto es el caso di la metáfora: ni sugiere'co;ro laparábola o la fábula, ni propone como el simil, siná que trae lacomparación hecha y simplemente declara y hasta rmpone s; resultado.

Hay más todavía con la metáfora: algo que viene implicado en cl'¿slo es pso ' de Aristóteles y que aquí heÁos descrito met;fóricamentc

diciendo que en la metáfora desaparece la distancia que el similmantiene entre los términos de 1a comparación. pero'no es fácilhabé¡selas con éste "más todauía" quehay'en él "es¡o ¿s ¿s0^ distintivode la metáfora frente al símil. Veamos cómo lo tratan algunos autores.Aristóteles, en primer lugaq dice en su Retórica:

Las metaforas, como lros epítetos, deben ser aderuadas, lo aue auíeredecir que deben conesponder aceptablemente bien ala cosa significada;

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R¿tótic¡t ld l¿ jt tie ci¿ .hn Riud,o

',,,.. l....t,ttt , .t,'. lu tinpropípdad.rcsalnrá.la lalta rle annonía cntre, , ,r' . , tatna. a.l potter[as una al lado de otra. Es cumaIt.,),¡utt¡rts( r¡ú rcstido Ie uendra bien a un anciano; cienaÁrni", noI

',t.t',t.,. ,tnn,,:í que i¿ sicnta a un jouen.¡lrl't,, IIl, (hp.2)

l), r, rrr lo tna aL lado de otra,,,_ m ás parece que habláramos de símilr" ,l ,'r, Lrj,'r:r;lo que despues de,odo.,.:oÁf rribl..""'1, ¿*ui",¡, ' , , r/.,r ,r(.,llrc (,1 \tmrl no es más que metáfOra.

l', r,, , l r,ir'n¡plo que da Aristóteles es más afín a la frase ,,¿s¡o es. , ,l, , nos importa al contraponer entre metáfora V si,ril."bl..o' I r ,.1 ¡¡¡¡¡¡1t1; no se coloca al lado del t o-Ur.; .i t onlUr.'ri *U*,

, .1 r, l\ t. o vistc con el manto. Asi, metafóricaÁeni., o"á._i, ¿*i,J,, l'.lLr .r1 1,\ iar ia adc.ua.ión o inadecua.ión d. lu *.i¡ iorr'uarurno,l,,,.r ,,i¡inilicada con la metáfora qr. r. propon. p.r.,i*"iñ.rfr.

l" , , 1,.rrr¡rlo, tlccinos "díctador ¿,i1¡¡ar , decimos grát"i. Éiririi "*li r .r r l. rn L,xtremo a otro de la comparación pro"puesta: "EI d¡Aador,''Jtt t, . . ,,.rt,t u,, gonla'. La merálora, p". i .J;;;;" i"-"* ¿.r, r,1,,, l, r.Ir tr \'l traie en su perrhera de una parte y el cuerpo humanoI r., ,,rr.. V,nros un gorila ron uniformc. El ejemplo no puedc ser'. r', rr rrirs gráfl, o: no hay respiro plra averigLrar'si .i ,tiforr. I.t,r .r I'r, ,,,no Dlen ¡l gorjja crl¿ndo decimos que el dictador militar' 'r , ,','r.t.r. l_¡) c\le caso, el gorila aparecc con eJ unilorme puesto.

I | 1','¡r,' ¡¡5¿ig en Retórica que puede serviraquí. Con respecto alr,,r'.. r, Lr's\ rrrso relórico, Aristóteles hace una división de Ias palabras:I.,r," .' \ tr r)a\, palabras comunes y palabras metafóricas. Las palabras,

,,.' ' ' rt, s,,n ideas. y por ranro las-pilabras qr. rna, nol ,*riJrn _ni' t,, , \l\r,¡itn jdeas nuevas. Ahora bien, las palabras eitrañas no

] I rl l;s* ideas: no expresan n.du, pu"sto'qu" ,"" .-i.r¡r, rcf, 1, |lL 1, i r]tplea muchas veces estas palabras extrañas porque no son

r',, '.l,rr.trsiones en.que le importa teneru su audiénciá distraida,t, . rrl rr.l,,sc.qré quiere exprerar cuando la verdad es que no es[á¡ r". rrr'1,, rr¡¡l¿J. En.uantoa Iaspalabrascomunes,expresin,si, idcas,

, ,l , L lLr( i'stls no son nuevas. Sólo ias metaforas hacen aigo ;r;; ü;.rm

8l

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R¿'4.t ti li Aúd)c ,in hu R¡t\úr,

novedades:

...las palabras extrañas merame te nos embrollan;Ias ordinarías noaplrtan más de lo que ya sabemos; es de la metáfora que podemos

obterLer algo nueuo. Cuando el poeta llama a la uejez un " tallo musü0"expresa una íden nueua, un nueuo hecho, mediante la noaón general

de "lozanía perdída" , común a ambas cosas.

(Retórica, Libro III, Cap. l0)

Lo que se dice aquí sobre "noción gene¡al" se aviene con la nociónde metáfora que encont¡amos en Poética:

(Hacer) maáfora cansiste en dar a ln cosa el nombre que pertenece altrd; siendo Ia tranderencía desde el género a Ia especíe, o desde Iaespeae al género, o desde la especie a la espeae, o sobre la base deanaLogía.

[Cap.2)

Así, 1a aplicación del nombre " rallo n¿6ri0" a la vejez coresponderíaa la tercera especie de hacer metáforas que consiste en nombrar unaespecie con el nombre de otra que se encuentra bajo el mismo género,

Lo nuevo, la nueva idea, consiste probablemente en que veamos la

vejez comprendida dentro de un o¡den en que hasta aquí no la habíamosvisto: la nombramos con el nombre de la especie "tallo mustí0", y al

nombrarla así hacemos que nuestra audiencia repa¡e en que vejez ytal1o mustio son especies de un mismo género: lozanía perdida.

Así, el "esro es eso", de acuerdo a la primera cita que hemos hecho,es ver una cosa en términos de otra (un cuerpo en un vestido)j mientrasque de acuerdo a la segunda, una cosa se identifica con otra mediant('el género que las subordina a las dos. En el primer sentidq la metáforues pura y uniorientada -es decr4 una cosa es ia metáfora y otra la cosn

significada- mientras que en elsegundo caso no hay nada formalmentr,que impida cambiar la relación, puesto que ambas especies están 0n

las mismas condiciones formales para desempeñarse como metáfora ocomo la cosa significada por la metáfora -se puede decir de unrr

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I 't" ' ll) ¡¡¡¡¡ipos6" o de una mariposa ,doncella".

ll,, ¡ , I)Lrrr cuestión académica preguntarse por 1o que ocurre en,,1,, rrl rr('ntc cuando se nor propon. una meiáfora. 3i la ¡elaciónl,r, r rlr( (spccies y géneros, como dice en una acepción Aristóteles,I r',, ,ll¡(, no ocurriría nada de misterioso: a lo sumo, se mostraría',,, r rr1¡ \ir t'specie de un género, se ordenarían dos cosas hasta aquil',.'r", l'.¡1,, 1¡¡ mismo genero, se descubriría el genero de dos especres,

' l'..'',.,,rl¡,,¡orel estilo de todo esto. Desde lu"ego, tiene impoitancia' ,1,1, , , r r rl.'s reiaciones; y su novedad nos atra; interesa. pero, una' ' .' ,l'1,, r¡l¿s y¿ no hay mas que hacer: Ia metáfora v la .osa

', ','l , .',i.r ¡r,'¡ l¿ ¡1e1if6¡¿ entran er) la relación esto es eso'óorque el¡, ,,, ,,, ,1,, rrnrbas es el mismo: lo que permrte deci "la ueiez )s ui tallo¡,r,,rr r' , \ (lltc ambos términos son éspecies del mismo género; y lo,1,r, ir,, , ,rtrrt' c interesa resulta de q ue hasta aqui no habíamios reparado, r , .t.r rliit(ión.

l', r,,, r's s¡¡¡1p¡s asi? ¿Es siquiera alguna vez así con las metáforas?l, lt t\rlt)ns mil.ítares son gorilas,'. ¿Cuál es aquí el género? Con lat ',,,,' l, nli,la" alavista, buicamos el género del cual "áíaador milítar,,, , 'rr/ r' s.n especies. Algo tiene el dictador militar de gorila; sobre

t "1,, ' Lr',t,r'rto, la_expresión, la mirada. perq ¿diriamos que algo tiene

| ¡,'rl.r ,1,. tiictador milita¡7 No es que -coino reza e] chist"e_ nos,, rr'rt)\;r olrcnder a los gorilas. La metáfora tiene orientación:va del, ',1''1,1, r.'.'i"rmilitar,nuncaal revés. pero, Ia explicación con esDecies

, , ' ',, ",, rLluiria Ia unionentación. y formaimente.

l',, lr,,r', nt¿nteniéndose en ia expLcación con especies y géneros, esl',,,r, lr inclinación de decir: cieito, de especie i espe;ie se hacen'', r,1,r.r,,, ¡rt,ro sin pasar por el género, sin que para nada medie el,.,, ', , l,rstr es_ esencial que no medie el géneró: se ve al dictador',1,r,'. 1' ¡', 1 ic dei género que sea) desde la especie gorila, directamente

.l l. '.' , ,t',

, rc gorila y sin que haya noticia ninguntde género ninguno., ' r A,.D¡ro no tmporta, ¿por qué tendrían que importar )as

1 ,, ,lr(, nos lleva a la otra noción de metáfo¡a: la de 'gonla" como::' ,, .rri () ,li'l dictador militar (aunque no deja de pertrirbar en este

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ll(tóri. t)¿n hl\r,lien.nr hm) tüunr

ejemplo que los caricaturistas nos ofreccn exactamente lo contrarro,un gorila con uniforme de general]. Es la noción de metáfora implicarllen este ejemplo de Aristóteles ia quc prevalece. Así, por ejemplo, leemosen A Grammar of Motivcs, de K. Burke:

Lametáfora es un recursa parl. uer aLgl en térffiiflos de al{o distinto...Sí empleamos la palabra " carácter" cotnl t¿nninl ge eral pára abarcarlo que sea que se consídere (nralquiera cosa, patrón, sítuacíórt,estructura, naturl.leza, pers|na, 0bjet0, acta, rol, procesu,aclntecimiento, etc.), entoruces, podemos rlecir que Ia metáfora nos dicr:

algo sobre un carácter en cuant0 se le considera desde el punto dr:

uista de otro carácter.Y consíderar a A desde el puntn rie uista de B es,

dxde luego, emplear B cünl una perspectíua sobre A.[pág s04l

Aquí ya no hay espccies ni géneros. Como ya se indicó, Burke cn srr

análisis de motivos recurre, é1 también, a una grandiosa alegoría, la rlt,ld¡amatismo y la escena (e1 mundo como teatror la vida como la tr¡nrlde una hrstoria, el hombre como actor]; de al1í el empleo de 1a exprcsii'rr"carácter'. Nada más cierto: en el teatro, todas las escenas, situacionls,ro1es, objetos, acontecimientos están en tal relación que uno cualquitr;res una perspectiva sobre todos los otros: así como \¡eo un cuerpo ('rltérminos del manto que viste, así veo a Os¡ic desde la perspectiva <1,,

Hamlet, o a Hamlet descle la perspectiva dc Osric.

Esta relación -una cosa desde la perspectiva de otra- put'rlr,asociarse con la noción propuesta por Samuel Johnson: "la exprcsiittmetafóríca es de gran excelencia en estilo, cuando se Ia emplea ltttpropiedad, porque nos da dr¡s ideas en una" . Lo que nos devuelvc otrrvez a las dos nociones dc metáfora espigadas er.r Retórica. Porquc lrrr

dos especies vejcz y tal1o n.rustio vienen dadas en una sola irh,lpor la mediación del género; y tan.ibiér.r por el "empleo adeanado" t¡tr',como vimos, debe cumplirse pa¡a que cl manto se ajuste al cucrp( r

Así, vemos dos ideas en una: ora por el género mediador, ora pt,r'l,radecuación de 1a metáfora.

Esta noción -dos ideas en una- casi nada nos deja de ei "¿sfo r,r

eso", de Aristóteles. l. A. Richards la utiliza en una formulación r¡rr,,

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,'i rr'.r , l r'lt ll cnto de interacción entre las dos ideas, y el surgimiento¡ ,11,, ru\'\,o debido a dicha interacción. ya se vió-que AiistOtel.,il" ¡ ¡1 ¡1 ¡rlin cip alme nte la atención sob¡e la novedad en la metáfora.

i l r ', liir L li L:nfatiza la inte¡acción y la creatividad de la metá{bra y', | , ,r , i,,l t,jcrnplo aristotélico del vestido, nos ofrece la metáfora dei

!.t¡,,,

l' tt, trrt)\ (lt: .pens6r en las metát'oras como filtros. Considérese la

,tt, tt, t,t I:lhanbre esmlobo".Aqui, potlemos decir,hay dos sujetos:' ', .' ' ¡ 'itt,.ipal. hr:nbu, (u hnnbr,i1. y ol sujcto subsidiario, k¡bot I 1 ,,',) ,lh,'r6 fi¡s , [a sentencíi metat'óííca en cuestión no' ',rtrtt,uit y sigrít'icado a wt lector ig.nrante de los lobos... Una¡ ' ,',',r ,¡trtllice "lobo", normalnetttc xta refinétdose a algo feroz,

t,,ttt,,'t,¡, r:ltuoso, e.tc.... El et'ecto, puts, de llamar (tnetat'ónáÁenrc)

' ",t lt,,ntl¡n: Lm "lobo,' es eu¡car el sistema errrro dí los lucares',,,)tt', !tsociados al lobo ... EI que escucha adecuadamenii flo

'''.'.,1 ,,rJ. ra llouado por dkho sistpma y <us imp[icacilnes a clnttruir1,r .t,tt Dttt c7,rrespmdiente sobre el sujeto príniípal.ll l,',lr,ls rnd Metaphors, p. 39-41)

, ,, ,,,'. r,,rr ,.i de m,.rilora puede muy bien aplicarre a Ia palabra. 'r ' ' '¡ J, :r,la por K. Lorentz Io siquiera por su traducror) cn el

=.,,,¡',r, l)ls¿jc de La Otra Cara del Espeió, donde ,..urr. , unur,' ,rr1:rrirln muy popular tratando del conocimiento humano:

J r r',r/,rr'' dc nuestras t'ormas tlel pnsamimto y la intuición. comot , . ,, t,., tli,lttl,la sustanciahdad, el tietnpo y el espacio, son funriones| ¡tr,:tttt rtrganizacíótr neurasensitiua, la que surgíó al seruicio del' t ttit, )tutilitl de la especíe. A traués de iro, golo, no uemls. l)or' ,,!', ,t)ut) lretend¿n los partídanos del idea[istio trascendental, inai I'tttt r iin inpreuísíble del ente en si, desprouista de trÁo tiau dr:

"' rl'r,r,r.y tle 'relació.n objetíua" con la rcál¡dad, sino una imayen',1 ¡,1,.1,t m.ívna) sólo que una imagen que ha sido simplificadi de.," ,,',,1,, nttlicalnente utílitano: heños dxarrollado únicamente un', .t¡tt¡ ltud aquellos aspectos de lo existente en sí, ante los que

Rd¡n.¿ t)¿tu la /t,¿ipüdt1 hú RMü,)

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R¿¡óñc¡ pan Ia Adi¿ncia Jtuú Rn'ano

resultdba tan importante para la uída de nuestra especíe establecer

una relación adecuada, que una presíón sufiaenu por parte de Iaselección prouocó la formacíón de ese órgano especíal.

De acuerdo a esta doctrina -expuesta

en términos, al pareccf,necesariamente metafóricos- las metáforas-{ilt¡o no harían más qucimitar a la naturaleza cuando hizo el cerebro que funciona como unaparato prodigioso de estos filtros.

También, podemos atender de pasada a lo que afirma Max Blacken el texto que hemos citado sobre la me tálora "El hombre es unlobo"ique dicha metáfora no comunica¡á su significado "a un lector ignoranllde los lobos'. Hasta podría decirse más: que hay que estar familiarizadocon los lobos. De otra manera, ¿qué mucho nos aportaría sobrc clhombre el mirarlo con un filtro que no conocemos bien? Lo que nollleva de la mano al asunto de las metáforas que se hacen recurriendo !filtros que no nos son familiares y que muchas veces no conocemos ('n

absoluto. Abundan en lugares donde "¿o hay lobos" , pero donde igunlse procede como si los hubie¡a. Por ejemplo, la metáfora "Los ojos lami amada son dos zafiros" la hacen a la vuelta de la esquina, sin qucnadie haya visto un zafiro en su vida. Una cultura dependiente, coloniitl,de traspasq una cultura que imita a otra cultura, una cultura en árcn¡de miseria donde lo mejor está en otra parte/ una cultura que se ve a llmisma en latitudes marginales, abandonadas, puede caracterizarsctambién por esta abundancia de nombres que no dicen nada, porquclos objetos que nombran son remotos y ajenos. Cierta literatura comrinentre nosotros está llena de piedras preciosas, héroes de sagas nórdreils,ciudades de las mil y una noches, castillos góticos, bestiarios exóticoqlugares inaccesibles de raro prestigio. Seguro que ese "personajotatríbuniao" de que cuenta Edwards consideraba su tribuna unaAcrópollry su senado un Capitolio.

Volviendo de nuestras tribulaciones a nuestro asunto y de acucrtlrt

a las doctrinas indicadas hasta aquí, la expresión meta fírica "El homltrues un lobo" puede explicarse de diferentes maneras. En eila, hombn, y

lobo son especies de un mismo género; o uno atavío del otro; o dol

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. L | , rr rnil; o la inte¡acción de dos rdeas; o la perspectiva de uno' ¡'rrrrlo,lc vista dcl otro. Ahora. ¡e,,o, ¡ropon. l¿ rnla.iól

¡,' ,.,,1,, ron 1a metáfora "t'íbro : el plan asoiiativo fcomo diríaI l. | ,, \r{l( mt de relaciones y asocldcioncs vinculado col l¿ nocLónI l,,l',, ,,( urplea como un filt¡o a través del cual miramos al hombre:: ¡ ,,llr() \('ordenan respecto de un sistema de coordenadas losI ',,, r,i.s r['una frgura geométrica a la cual aplicamos ese sistema de

, t, r, ,L n, ¡sí se ordenan el hombre y las cosas dei hombre cuando le,¡ 1,, rrr ,,,, ,'l liltro "loú0".

i 1,, 1',¡¡1¡¡ haber inconsistencia entre todas estas nociones dc,', rr,ir.r,i I'urccen más bien

-otra vez metafóricamente- vatiacioresl,,,,lrrrr,lizlciones de un tema que ya está en los textos citados de

\r,r,rr¡[,s. Dt todas, ciertamente, hay cosas que aprender. pero de:!,,,,.1'r.r siquiera desde ei punto de vista del emplio retó¡ico de la'", rl,'r r te:temos esa lección simple, seca y contundente que nosi, , \/,, ¿?.s ¿r.r0rr de Aristóteles. Porque en el "¿s¡o ¿s eso', fdesarróllesell" ,,, rro sustitución, comparación, perspectiva o intericciónl cstái' lr,, t,,rhr loque el retórico hace y lo que al retórico importa cúando.,,¡'1, rrlr'táloras.

r , .rr(l1r sc nos dice en el discurso retórico que el hombre es cl loboI | 1,,11¡lr¡-¡, que los fariseos son sepulcros blanqueados, los cristianos1 ,,,,, r¡11¡.1.r, los perseguidos políticos, gus;nos, los capitalistas

,¡,,t,r ¡,\ (,tc.r no hay mucho, si algo, de interacción o perspecliva en la,,,r, ',, ,,rr ilcl retórico, no hay mucho de búsqueda de algo nuevo, de

! ', , ,, ,1,'l sabe¡, de enriquecimiento del léxico, cn comparación conI .t , rl)irrccc en primer plano y a la vista de todos: la identificacióu,',,,r, ,lr.rrr rlc una cosa con otra que se propone o más bien se impone, l, 'rrlrlnciir. Vemos un gorila, vemos vampiros,

"emos sepuic.os

l 1Lr,,rrlris, perros, gusanos.

il,r,,.trl clete¡minación con vista a la acclón -la única cosa quc,,¡',rl.r ui rctórico- pasa por la identificación, la inmcciiata

r r,lr,,rr ion de la cosa significada con la metáfora, y no por alguna,., ,l,,ntlc debamos descifrar mensajes, aplirar liltros o adoptar

lldah.t I tnth l)rlt,ú1 trtü R t,rú)

87

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Retó dt tüt li Artlicr.n . \kú¡ Rtrü¡o

perspectivas. Operaciones como estas se realizan, quizás, en talleresliterarios, en cursos de poesía o en metodología; pero son de trámitedudoso en retórica.

Así, la división entre los que sustentan teorías semánticas de lametáfora (como los ya citadosJ y los que proponen una interpretaciónpragmática (como, por ejemplq D. Davidson para quien la metáfora"nos hace apreciar algún hecho no expresándoio o representándolo

sino como un dibujo o como un puñete en las narices") tendría que

cotejarse con lo que hacen escritores, críticos y metodólogos, de una

parte, con la metáfora y lo que hacen, de otra, los retóricos mismos -algo que, dicho sea alpasaq, vale también para explicarse ia preferencias

en el tratamiento de la metáfora sobre quienes filosofan sobre ésta:

hablan casi únicamente de las hermosas, elevadas o instructivas, como

si no las hubiera y en abundancia feas y nocivas, hechas para golpear yperseguir y asesinar, como si apaleáramos perros sarnosos o pisoteáramos

gusanos.

La noción de fiitro metaforico es lo que parece estar obrando muchas

veces en el uso de la metáfora por muchos escritores y retóricos. Se

t¡ata de los que la extienden, tratando de filtrarlo todo con ellas, como

si deseosos de mostrar que es muy adecuada. Una extensión así de

metáfora a filtro resulta cosa penosa de observar cuando la metáfora

de la cual se parte -como ocurre muchas veces y hasta con los mejores

escritores- es mala. Un ejemplo basta para precisar este punto:

La noche empíeza a uacíarse desde que salen los luceros. Una pilallena de agua azul muy negra. VáIuulas de oro dejan ír Ia sombrapoco a poco y sí no hay luceros se uacía por los t'uegos de las chozas o

por los fuegos de San Telmo, o por los fiiegos verdes, sakantes, de los

huesos de los muertos. (M. Asturias, El Alhajadito.)

El caso es claro: la metáfora de la noche como un líquido azul oscuro

que se vacia como por un filtro cuyos orificios son los luceros (para

empezat, si uno considera las estrellas tendría que no haber noche)

tiene problemas cuando no hay luceros (item más, sólo hay un lucero);

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R¿¡ónat ¡drd Llt Aú¿nltit . h¡üt 11ú,añ

1,,,r l. lilnto, la noche tiene que vaciarse por otras luminarias: las fogatas,1, 1 r rrrrriana, los fuegos fatuos.

l\ ro, ur lin, desde que encaja bien o mal su metáfora, el retóricor'rr, rr su dis¡rosición y tentación eso que Blackllamael "sistema enteroI' l,'' ltrgures comunes asociados al lobo'. El lobo es la variablerr,l, l)( r(licnte, como se entiende. Así, en otra aplicación, los gusanos,,,,,rvrl l¡ajo tierra; expuestos/ resultan asquerosos; siempre vanr',.1 r,r(los a la inmundicia, la carroña, los cadáveres; representan 10

,Lltrrrr,r, más bajo y despreciable en la escala de la generación y la, ,'r u|t iol.t. Así, se entiende que el retórico se frote las manos y no.,

¡ r,r r lL' t¡uó lado volverse primero desde que encajó su metáfora del

r'rr,, ro ills tan rica en dislogiosl (para decirlo de manera eulógica).l ), ',(l( (luc el enemigo po1ítico ha sido identificado con los gusanos se

i,,,¡'litg.r al alcance de ia mano una serie innúmera de metáforas: la

', trliil¡cl del gusano socavando la tie¡ra, la actividad del enemigo

1,, 'lrt rr o socavando el régimen adversario; ei elemento corrupto en que,, rrr( ve el gusano, el elemento antisociai en que se mueve el enemigo

¡,, 'lrtri o; los gusanos signos de corrupción orgánica, el enemigo político','1'rr,' tlc corrupción social; expulsarlos es arrancar al cuerpo de la,',, r, ,Lrcl los gérmenes de su decadencia. El gusano y sus cosas, en una

t',rl,rl,r¡, son la alegoría dei enemigo político y las suyas.

Ll nrctáfora, desde luego, es un indicador seguro del habla retórica.l J,

' ,,,,Ii cso: el recurso retórico a la metáfora tiene riesgos y tentaciones

,¡r, ( l rctórico muchas veces no sabe sortear. Una es la tentación de ir, l, lr nrr'táfora a la alegoría

-como ya se vio en el caso de los gusanos-

,,',r ,l rcsultado de arruinar la adecuación de la metáfora. Decir, por, ¡, rr¡rlo, que las cosas del mundo andan tan mal que las bisagras de las

l,rL, rlls del cielo rechinan de oxidadas que están, puede pasarlr r i¡rclo también- como extensión metafórica. Pero ir de las llavcs

, i, S:rn Pcdro a una cerrajería donde le arreglan la chapa, es demar^iado.'llmbién, la metáfora, mejor se conserva pura. Si sc construye

rr, trllirra sobre metáfora (lo que podemos llama¡ mezcla metafórica)lr, r( (lue procederse con cuidado. Por ejemplo: 'El ciego sol se e*rella,,, l,n tluras anstas de las armas" es finísimo y bellísimo ejemplo de

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Retóna' t.ttu hAu¿ie cid. huü¡ Rt'n¡o

metáfora sobre metáfora: " cíego sol" es metáfora por "quemante,uplendente sol'; pero, es de ciefos estrellarse; y e, de ciegoi qre sonpura luz hacerlo sobre "las duras aristas de las armas".

Perq en general, no siempre va bien con la mezcla metafórica. Esteejemplo de Camilo Cela sirve para darse cuenta: "A los familiarx dePiñor los barrió la escoba del tiempo, que no se harta jamás de cosechardifurtos". (Mazurca para dos Muertos). "Escoba del tiempo" pasa biencomo merálora, sobre rodo, como metáfora dislógica, cuando uno quierecontrastar el estetrcismo habitual y los clichés insufribles de lasmetáforas con el efecto del tiempo sobre las cosas. La pátina deltiempqpor ejemplo. En esta línea de iectura, una escoba

'puede "hartarie',:,

aunque ya no sabe uno donde ponerle la panza. "Hartarse de cosechar"ya es imagen más cuestionable para cambiarla con la "escoba deltiempo".Peor todavia cuando se cosechán.., cadáveres. La mezcla metafórica seprolonga también y mezcla con el símil. El mismo Cela recurre confrecuencia a la mezcla de símiles divergentes, hasta incompatibles. PorejempTo: "Las más grandes tragedías de los hombres parecen llegar comosin pensarlas, con su pasl de lobo cauteloso, a asestar su aguijonazorepenthrc y taímado como el de los alauanes" (Pascal Duarte). Pasos delobo y pinchazos de alac¡án. O ésta: "Hay oca,síones enlas que más ualeborrarse como un muerto, desaparecer de repente como tágado por latíena, deshílarse en el aire como el copo de humo". O ésta: "La ideadeIamuerte llega siempre con pasos de lobo, con andares de culebras, comotodas las peores imaginaaones". O ésta: "Hay rcrdades que se sienten enel cuetpo como el hambre o las ganas de orínar" (La Colmena). O ésta,con símiles encabalgados: " Cuando uino la guena y le llamaron a quintas,el guardía lulio García Monazo era ya un hombre lleno de uidÁ, comoun temero, czn ganas de saltar y bríncar como un potro saluaje" . (LnColmena).

Aristóteles dice que la metáfo¡a debe ser adecuada. Y como dicetambién que el símil es en todo metáfora menos en la partícula o fraseque en el caso del símil hace explícita la comparación, es claro queigualexige adecuación alsímil. No es nada de fácil decidi¡ si es adecuidonombnr "mariposa " a la amada, aunque no parece mal si va con vestido

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R¿¡ónc¡L ta la Au¿¡e"cítl .h(ut Ri|r'¡o

,rl)lr. y radiante por entre las flores del ;ardín. La metáfora, cuando, i, lrz y aclccuada, no demora en transformarse en cliché; y de cliché.', 1, ¡)irsar a cosa muerta, como "la oreja de Ia taza", "el alero de los

¡"'l,t*" o 'los pilares de Ia sociedad'.

l\'r r l¡ metáfora inadecuada abunda, sobre todo en nuestra literatura,l,,rrrir', pt)r ejemplo, los elementos tienen que ser corceles desbocados,,l,rrrrL, ¡ror todas partes hay crines, y todo es galopar. El silencio cae,1, ,,1, [rs cielos y la soledad invade la noche infinita latinoamericana.A ¡'rri,'n abre la ventana y se asoma al silencio; o el silencio es espesg,.', ,1, 1 cielo, se der¡ama por el bosque, suspende todas las cosai, las

¡', rr, trrr, las disuelve. Abundan también las metáforas más disparatadas, ,,rr nrincrales, montañas de minerales y piedras preciosas al por mayor.| ,,,, sirniles disparatados y amontonados como en saco de buhoneroll,.',,' hacer yo también mi parte) pueblan nuestra literatura. Por,1,.,'r¡rlo:

li.l oceano asemejaba a una ulsta laguna de turquesa líquida".

"rllttcra, restallaban las crines del uíento desatado en t'renéticost',tloltes".

'l:.1 tstupor, el desconcíerto y la ira se bajaron en el rostro de lost'i,tir:ros".

",llircra encontró la noche con los gnllos encendídos en sus ramas de,.nl,ra, la noche prendida con grandes [uceros húmedol'.

"l'r¿sentía que algo irreparable comenzaba a suceder Como el puntottt( se escapa de un tejido o de una medida de seda, rápido se,1,'.splazaba un sentimiento de uací0" .

"lh el agua oscura de su espíntu se hundía a ueces un remalazo dett0.\talgía".

l)cspués del Día, la Histona se dío uueba, como un dado que ruedatt)t pacl más ! se detiene y ahí quedó ([a hktoria, eI dado) inmóuil".

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_. - R*9!! !!!ú 4tt4j.!!!::!!! triú,ú

"Enuuelto en el crepúsculo, un uigilante fumaba contra un cerco't.

'Voltió del corredorcito... con un buho que pesaba como una pequeñaaraiia mojada por la lluuia".

"G,ractas -díjo,

y uoluíó a sonreír; t'ue hasta la uentana y se inclinósobre el silencio que empezaba a extenderse en la plaza...-"

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Elparalelo es figura predilecta del retórico cuando se trata de asuntospolitrcos. "Paralelo", jgual que el nombre de otras figuras retóricas, es

nombre _metafórico y no es claro si es buena o mala metáfora; porquelas metáforas se rompen mientras que las paralelas nunca se encuentran.Por ejemplo -a propósito de la ruptura de las metáforas- los gusanosde pronto se toman seres utilísimos en agricultura y en.q,iilibriotecológicos de toda especie (por no decir nada de la memoria de estosanimalitos que aprenden a salir de labenntos hasta con la colaJ; demaneru que meior se cuida el retórico de hacer metáloras dislógicascon ellos.

Con el paralelo ocurre también, muchas veces, que no demora entorcerse y divergir; lo que quiere deciq, en palabras no figuradas, quelos terminos comparados se tornan discrepantes. Aristótiles da esteejemplo de paralelo:

El retóríco puede argüir así: "Debemos preparamls para la guerracontra el rey persa y no pennitirle que tome posesión di Egipto. Porquten el pdsadl Darío no cruzó el Egeo antes de subyugar lEgtpto; perotan prlntl logró esto úkimo, lo cruzó. Y leqes, mm6ién, no-ios itacómíentras no entró en Egípto; perc tan prlnto cumplíó esto, cruzó elEgeo. Sí, pues, el actual rey persa toma posesíón de Egipto, tambiéncruzará y por tantl no debemos dejar qtLe lo luga.

Existe la historia de que Patton, el generai americanq ilevaba suscampañas en Africa y en el sur de Italia de acuerdo con todas las que

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l-

,rr, ,, \( gcstaron en los mismos lugares a trayes de la historia, v que unr.r',llntr' del Estado Mayor AIemán argüia siempre sus-futuros, ,,.\rrr, ltos cmplearrdo estc paralelo, cosa que nalii le..reia.

I.rr r'stos años,_desde la guerra de Vietnam;i después, desde la' r,,lrr ron irania, los comentarios de prensa, las'entrevistas a lideres

¡,,,1 tr,os, los foros internacionales sc han llenado de argumentos de' r r ( \l)ocie. En ias áreas subdesarrollatlas, dondequiera que los,,,r¡ rr( irnos enfrentan la eventualidad de inte¡venir .bn ,u, iu.rrm''

, ,,.,,1rrs, strrgc e1 a¡gumento del paralelo vietnamita. Ante la situaciónl,l'¡,ru¡,.¡ arguyó e1 paralelo con el estallido en contra de1 Shah deI r, t',sr'.ticnepor cosa cierta que los americanos actuaron en Ftlipinas,'1,¡1 1¡ l¡¿s¡ de una consicleración así. También, en la actualidád enrt)\ (or.no los de Corea del Sur y Chile se hace el paralelo con la

r, r',,lrri irin fihpina.

l rr .trna entrevista, años atrás, el poeta polaco Czeslaw Milosz''rr..,rl,:r cl abuso de etta ligura del paralelo que en.u opinión1, ,, rrr¡rcñaba un papel de ext¡aordinaria imphcación, en el ámLito deJ 1 'r,

rl politica rnlerna\ional. Un mundó dividido por lr ac.ión,',1', rirrlista de dos focos de poder era \isto en terminos de poder,1, rutlo. La imagen frecucnte era la metáfora dcl tablero de aicdrezI.rrrrrrlrrc tambiér.i .podriamos corsiderarla una reducción de un tipotr¡ \('vcrá más adelante]. La sola diferencia entre las fuerzas del Eiter i.',, ,l,,l.Oeste ¡esidía en signos exteriorcs como ia lengua, eluniforme,

, ,. r,l,,ologías. _ Desde el punto de vista del poder, las ideologías se

r' ,lr, r'n il esa historia de Slvift: unos dicen que el huevo a l, ópu ,e,1,r, ¡or 1a parte ancha, los otros que por la parte estrecha. Con una

¡ , r,,1,r1,¡liy2 así,.1o que hacían los rusos en Afganistán entraba casi por, ,,,1,, cn paralelo con 1o que hicie¡on los ámericanos en Vietnam.

,\',rrisnro, 1o que hicieron los americanos en Chile se veia lsual a lo,1 r, ,,braron los rusos en Polonia. Cuando JarLrzelski li¡io a- paris la

',,,r, lr,,rlumbre se amontonó en las calles gritándole: "¡pinochclski,l" ,,', h,'lskil"

\1,,lvicndo a Milosz, su reacción ante esta asimilación de los casos,1, t Irile y Polonia, puede tomarse, toda ella, como un caso vivo de los

R¿()ri j\¡nLtu /l ¡ln.ñt t¡"D' Itu\ü¡o

E--

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R¿tir¡ú t¡¡t¡ ld h wcu hnu Riftüa

estragos que puede producir una simple figura retórica. Hay miisestragos ocasionados por cse paralclo, evidentemente; estragos qu,'rfe.tan a ]as sociedades ¡ culturas del mundo lontemporánco:

.Decía Milosz, tonrando su punto de partida en el paralelo Chilc-Polonia:

... No deben plnerse en la misma balanza organismls que soncampletamente dit'erentes. No se puede to*pori u, limón con untriángulo. No pertetncen al misma reino.

En el pensamíento occidetttal, el paralelismo tiene um larga tradición.Pienso que el plan de la díuisión del mundo entre Aménca y la UniónSouiética, del. caal, u hoy dia Europa una uíuíma porjue Europacotno, unídad es rlestruiáa, fue caisado n, Iorgo

^rdido por r"t,

paralelísmo. (The New Yorle Reuiew of Books, Feb. 27, 1986)

Hay retórica también en esta argumentación de Miiosz. Unentimema que aplica él está construido con una metafora proporcional:Chile es a Polonia como un triángulo a un limón (o como un limón a

un triángulo, que para el caso es lo mismoJ t claro, Polonia es Polonjay Chile es Chile; pero no tanto así que pretender comparar a ambospaises sea como comparar un triángulo con un limón. Esta exageraciónpuede tomarse como un signo po¡ elreverso de los estragos qui suelencausar los paralelismos del retórico. De lo que implica Miloiz con "launidad de Europa", parece ser que en su opinión antes de la SegundaGuerra Mundial, había una Europa unida. A lo que no parece quedarmás que una simple respuesta: la unidad de Europa, no sólo antes de laSegunda Guerra Mundial, sino a través de toda su historia, quizás qucse¡á. Se entienden f¡ases como "balance europeo", pero así como valenantes de la Segunda Guerra Mundial, igual valen después.

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q4

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N!ótict tdtu¡ lú ll ¿it ¡tt| hxút Rü\ r)

/\ ,r ( ()nro la comparación nos sirvió para separa¡ las figuras hastar,¡rrr lr,rtrrtlus, así también la reducción nós permite separa;otras, sólo

' ¡1, rr,, l,rn tns. Por su carácte¡ reductivo merecen ponersé en esta especielr ru toltirli¡ y ia sinécdoque.

l -r r, tlucción que obra la metonimia se percibe muy bien cuando,,, 'rrl,r,rros nuestras afecciones con los nombres de sus correlaciones, ',r¡',rr,rL's [o concomitantes fisiológicos como otros prefieren llamarr. r rl, , 1 1l¡¡¡i¿¡iq¡gs). Por ejemplo, nombramos a la vergüenza, rubor;,l rrrr, rLr, palidez; a la ansiedad, palpitaciones; a la men1e, cerebro; ai, Lrl r)l( nto, cofazón.

l(, rrrrt'th Burke, en su Four Nlaster topes dice que ',1a estrategiaL,,, ,r ,le la metonimia consiste en comunica¡ un esüdo incorooral or,t.ru,il¡lc cn térmir.tos de un estado corporal tangible". y ag.ega que

, r r , r.,l rr'¡ mos 1o suficiente hacra el p asa dó descubrirem os, deide"luegq,¡rr, l.tlos nuestros términos para designar estados espirituales sonáé''rr) l r)l,touimi(0, que el lenguaje se desarrolla mediante extensión,, .'.',1,.'rj,a. tomando pa)abras del reino de lo corporal, )o visible, lor rr rrirb It' y.aplicándolas por analogía al reino de lo incorporal, lo in visitle,1,, rrrtlngible". Dice, finalmente, este autor:

,,,,n el curso.del tienLpo se oluída la ret'erencia corporal origtnal, y,'1,, sobreuíue la

_extensión íncarpórea metat'óríca (a- menudo"porquel,t¡ nisnas condíciones de uida ELe nos recordaban lo, ,rfeir,ráo,,,rl)óreas,se han alterado de tal mansa que la uenficación no ex,ktet,t ton el mísmo grado de manifesración en la "situaaón obietiua,,ni.v.na;y t'ínalmente lls pletas, recabra [a anginal relación, ,, ,rrrrro,tntliante "extetsión metat'ónca" desde lo ii,ttangible a un tanpibl;t,¡triualent,e (el prímer paso desdt lo material a lo espíriruál es, ,,mpensado por..un segundo pas.o desde lo espintual a lo material); y,r rrtt atíílugio "atcaizante" lo llamamos "metonímía".

listas observaciones de Burke valen en incontables casos. pararr,)\tr¡r uno: "tribulación" es por tríbulum) un rastrillo con puntas delr¡ ro Con que los campesinos latinos separaban el trigo d-e la pa¡a.

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Pero_ ya no tenemo s más el tnbulum; sólo nos quedaron las tribulacioncs,Es el poeta

-piensa Burke- el que tiene que devolver una refe¡encirttangible, corporal a ias intangibles e incórporales tribulaciones -extendiéndolas, acasq metafóricamente como ,cuchillos

del ahna" oalgo por el estilo.

También mencionamos cosas incorporales con cosas corporalclthablando de.los países y naciones. Quizis qué serán la belicosidad, luavidez, la industriosidad de las nacion.r; p"io muchas veces hablamossignificando algo así con lrases como "loi panzers alemanes',, "eI dólaranerícano'.',

-"los relojes suízos". En todos estos casos estamos expresantlu

algo invisible con algo material.

Con una doctrina como ésta sob¡e la reducción metonímica, cabcpreguntarse sobre la realidad de esas cosas invisibles, espirituales cintangibles que nombramos mediante metonimias. Porqug iados estospredicados

-€spiritual, invisible, intangible- podría ser que, si nosiempre, muchas veces las cosas sean ian riguiosamente invisiblcs,intangibles e inmateriales, que además no sein nada en absoluto. Eidecir

-volviendo a nuestro ejemplo- que hemos recurri do aI tríbulumpara_nombrar unas tribulaciones que no existen, hasta que un bucndía alguien, eventualmente un poetá, nos devuelve desde taies nebulosasal mundo de lo visible y 1o tangible.

Digo io anterror pensando en cosas nada de escasas:

. Como, por ejemplo, la uis impressa de los fisicos escolásticos, cl''Iugar natural de la lisic¡ dc AristóteleE e\ flopisto" de los químicosde1 siglo XVIII o el "éter" dc los físicos del XlX. Porque iguál que clrubor es metonimia de 1a vergüenza y la palidez metonimla del miedo,así también la inercia cle los cuerpos impulsados puede emplearse comometonimia de la "als impressa" y la caída de lós cuerpoi sólidos y clascenso de los gaseosos como metonimias de la tenáencia al "lugarnatural"; pero mientras que podemos conformarnos con que existenefectivamente la vergüenza y el temor, no estamos de acuerdo en larealidad de cosas como la "uk ítnpressa" o el "lugar nanral".

Rt¡óti t lart |oAú¿i¡rtcu tm Rr\úú

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, lluúrre¿ t\r¿ h |tútulci¿ . hk llittotú

, ' ' . .r,I, r,r, roncs quc pueden proyectarsc mu). leios, eD muchasr,, r,,I., \ v \t, ntpre con serias,imp]ic¡cioncs. E:tán, por ejemplo, las.,,, r, ,,, rr,r\ ,1,, , oias _inrangibles. rnvisibles, ir. riJri.l.l- l"Lo .lI i,.r".rr,, ,,1 rl.lonalismo. el posrtitismo. ei humanismo. Digamos:, , ., ¡¡., ¡¡,,¡¡¡l¡¡¿¡¡o., la vergüerrza con el rubor ,rro podemos no"mbrar1,,r.rr rr\ntl Lotr la reiorma agraria?Así como nontbramos el miedo,,'rrl ¡r,1i¡rir,7, ¡1¡ podcmos nombra¡ el comunismo conla electricidad?

,t,i' .,,,1r,, ¡l)rr\ha) otras que puedcn con.ebirre sin más trabajg son

r ' , r. r,,rrltiti ora del cristiani:mo ora del comunismo. y no cuesta',

" 1,, . ,,rr,, I'ir un erlren)o cn que.nos preguntemos: .Son estas cosas

. | ,,,I lt\r'lto. el cfl5ll¡nismo, et rr.ionrlismo, etc. _ algo más que' I , ,,¡¡¡¡¡¡111¡ tle sus metonimias?

, l, ',

l, , l, , .u¿l,pLrede tambien ponerse en relación con la noción usual'r, r,r. r,,rrnl¡, la quc nos enseñan, si hay tiempo, nuestros prolesurest. '. rr,r\ 5cgún ruestro Diccion¿rio Je la Lengur, Ia metonimia, , 'r, r,.tc i'n desigr.iar una cosa con el no.br. d. otri tornrnl" .Lf.""

¡,,, l..r ,rrLrsa o viceversa, el autorporsus obras, at ,ig,r; oá, l.'.rr"'. ''Ir..'.1r, .r,c., vgr. /d.r ,ot,o, poi la uejez, leeru vifiiiiáiáriiu l^,'I ,.,,,1, I trgilio. el latrrel por la glorin, err.

. lirrrrbii:n, de acuerdo a una manera de ver podemos considerar el"'1,,'r ,.rlo,efecto de Ia vergüenza:d*..u.rdo. orr. f irllr. r?li."ri.rr.r,'lr',,it.r de la cmoción] podemos conside¡ar, todó al contrariq la.,

'r',r rr.t como efecto de] rubor.o fillalmentc, de acuerdo a la áoctrina' r Lr.rl, liimo psicol isiológico considerar la vergüenza y el rubor cumo| ¡¡' ¡¡,r ¡¡r,s concomitantes. Pero, cn cualquierr-da artó, tres casos de' , r '

j' ' ;r l¡ r it¡da noción (omún de metonimia, igual sería metonimia'1.', nlnr por "uergüenza".y lo sería todavía sii¿fo ."nriJ.r¿ru*rl;'' ,,r/ . r \omo un mero signo de vergüenza.

I ,L r,,lruón.de.signoy la 4e concomitancia llevan naturalmente lar r, r(,,n \()brc los llamados ref]ejos condicionados. La vrsta delaiimento,'r,r Lr s¡irvacion dei perro lamoso de pavlor.. Si, cadr vez ouc sc¡ r't.r, lalimentosehacesonarunacampanillu,despuesdcun.i"rro

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R¿¡ónit tdr¿ l:t A ¿¡. cia. .hk"t Riua t

tiempo_el solo sonido de Ia campanilla produce la salivación. Algo t¡rr,.d" muchas maneras \ono( emo. rodos y desde siempre - por.¡ir¡i1,,,las omomatopeyas que empleamos para llamar'. lo, ,nimul.r; l,iprontitud con que aparecen los gatos t los perros en la cocina no rrr,,oír que se afila el cuchillo. No cuesta nada imaginar una fábula, ',hrirrde Gatol', donde algún micrfuz emplee la meionimia ,,la horá dt l,ucuchillol'para referirse a la hora de1 puchero.

Una relación de 1a especie reflejo condicionado vale muchas v,r,ren el empleo retórico de las palabras. Y hasta hemos oído de retónr lrpavlovianos revolucionarios referirse a 1a importancia de crear en l;r,,masas los reflejos condicionados que mejor sirven a la revolución. I'r,rmi parte, tengo una experiencia de mi infancia que contar SicrrrLrmuy niñ0, más de una vez escuché la lectura de tcxios evangélicos. l,r,que mucha impresión me hacía eran los sermones iracundós de.Jrrirrrel Bautlsta: "Generaciótt de uíboras, ¿quién os enseñó a temer la ira r¡tu,uendrá?" Pero, más todavía me impreiionaban las diatribas de JesÍrs ,,1contra de los escrib¿s y 1os iariscos.;Aqui sí que cabe la exprcsi,inmetalórica "truenos y rayosl. " Para mi, por io menos, era una tempestar I

" ¡.Ay de uasotros, escnbas y t'ariseos hpbcn rasl " No rengo que d..i, q,,,,no tenía siquiera una pizca de idea (ni la tuve por años de añosJ th,quiénes eran los escribas y los fariseos. Perq si alguien hubiera lanlarl,,en voz alta, en la noche o a la vLrelta de la esquina, no más quc llexclamación: iAy de_vosotro5... yo habria sahado completando por rrlcuenta: ...estribas y fariseos hipócritasl Tampoco hay que deciilo: Sirrslbcr qué era propian lentc un lariseo y sin h¡ber visto uno ni en Dintur:lsabía que cran hipocritas. Primero, la Iiipocresia era un signo del iarisco;a la vuclta de poco, la hrpocresía era una propiedad dJl fariseo; y n,rhabía p,a,sado muciro y ya eran en mi ménte 1o mismo: hipOütn yfariseo. Y mr:toninrias idénticas se producian con "colar la lech.e y trag,ttel cameLlo", "deuorar las casas de las uiudas", "sepulcros blanqíradis".No más oir estas expresioncs no quedaba elección: se t¡ataba de L,slariseos y sus cos¿s -cs d...il Jc los hipócritas y ia hipocresía,

No sé si exista un ejemplo de reducción ¡etórica más popular, cotrmás duración, más pronta, penetrante y acabada que el i-pacto sobn,

9u

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Retó c¿ tnr¿ la A ¿i. .ia . h@ Rúwb

¡,.rrrr r,r irrr(licncia de la diatriba de Jesús en contra de los escribas yl', I rr,r , ,,s l'rr:nso, en primerísimo lugar,.n lr rrdien.ia iná"iit. U"",.r. l,,r¡, r t¡,.los lo\ demás respectos desconor ido¡ iicgan a sernos más1,,, L,rrrlr,rn s tan sólo_porque son el blanco de un disiu¡so triunfante, r, ,, .t, srr¡radr irrdignación': "hipócntai', "sepulcros blanqueados,,,¡,¡.¡' '¡,¡,,i". "ttcrios y aegoi', "serpipntcs. raza de uiboras". É.ro, qu.

i ,, ,,,r,.r l, r), r'D05d:gu! :on signosl Más todavía, ¿quién no, Ji.. qu.

',' ', , rLilr lrildol Considérese, las meton imias de pensamiento,,;éstas'''' l'¡,¡r,r, r.ll. pcsar, rellexionar, hijar, tantear indagar, etc. En todas

' ll,. ., ,.:rrrros laesrrategia que señala Burke: nombrr"rá, lo iniungiUl..,..r, 1., r.u!iblc. Pero, ¡estamos de verdad

_nombrando aigol Trata'ndo'r' rr, llirr.tr que nombramos cuando decimos "pensamiento.,, ol,',,,,,I,''ros con nuevas metonimias o volvemos , ir, "i.irr. Sl,l ,' ¡1 ,¡¡¡ ¡, '', , ¡.¡¡ caso asi prolun das dudas, ¿por qué no Io hacemos en't,,,,,,1, 1 télebre discurso dirigido contra Ios escribas y ios fariseosl

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. l),,s,.1e que escuchamos "sinécdoque" por primera vez en los añosl, , r.' irirnra elemental queda en nuestra memoria _ si es que quedaIr,,' rIrít ota de blancos veleros. tse es mi caso, por lo menos. "Decir'. i r. , r vcz de naves es sinécdoque", ,. diio ,i nlr.rtro f rirnriio; y'.,, l,','luJe,nunca más.,,y decir,'bruror" por,'trabaladoresr, irrnUien;\ r,r,r.rs cabezas" por "tantos corderos',. Cogol nós enseió que losr, r\ os campesinosde la Rusia zarista, se coniuban como almis lo

rlrr, \fll)ongor es eufemismo además de sinécdoque.

I rr rcducción que obra la sinécdoque consiste también, a veces/ ent, rrr.rr lu cspecie por el género (en mi niñez, en mi provincia se decia,,t ti,nt'i' por "hombre") o el genero por la especie (los europeos dicen,tutrricano" por "norteamenca¿o ". Thmbien'se habla de sinécdoque

',rr.rrrr lLr,cl todo se reduce..a Ia parte. por ejemplo, ,'un cerebrrii .n iugu.,t' u ttombre rntelqente".

'Ilrrrremos la sinécdo.que "uelas,'. por ',naues,,. El retórico,' ¡ 'rl'l, i ndola, se ha lacilitado la manera de'decir clichés eulósi.o, *br.Lr Ar mada:las velas henchidas por el viento, radrantes, po¿.rolnr, uiro*s

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lldúti t¿r¿ hL/ltl¡. cút ¡tuIü Rí1rúr)

O considé¡ense los cisnes: como imágenes retóricas están bicu, ysiempre en sinecdoque, hay que agregar. porque así como vemos'1,,,lela' desplegadas, asr vemo\ Ios risnei .iempie en el la*o []os .irr,.sunánimes en el lago de rzur, Ji.c Ruben Dano), lo qur"'quiere d,.r rr

que sólo vemos la parte dq quc hJCer, gala Io, cisnes sobre la .,upr.rii. r,,Los cisnes son hermosos de forma_y muvrmicnto, \rstos asi, pero ya noIo 5on lanto camirando a orilla- Jel lago.

Y así me impresiona a mi -libcrado

ya de su compulsión retórlc¡esa diatriba de Jesús contra los escribas 1, los fariseoi: como si fue¡a Iljnrersa de,ja sinécdoqu" de.los cisr¡es, crrmo si Juera una sinerdor¡rr,.hecha con h mitad itlmersa, la mitad menos graciosa de estas criaturls

Hay un libro de F. Engels titulado ñrti-Dühring, que puede ofreccrst.aquí como un buer, ejemplo de sinccdoque retoiica con Dersonas. l,uparte -todo lo rebatible en Dühring desde el pLrnto'de vista rlt,Engels- se propone como si luera el tod"o. La parte acuátiea, podriamosJccrr, del cl.,nc Dührirrg. Y, on ..,, prr,* r.u;t,., sc qu"dan en peucr.rllo' lector". del libro de Errgel., <oniluyendo quc nn irl libro c.rá Lo,l,,lo que hay que decrr sobre Dührirrq. ¡Quien cs Dühringl Un scrr,,rcuyas pobres idcas qucdaron e\puc:l;s por ErrAels en el Airi-Dülrrin¡l\r mai nl menos que como lo. lrri.eo"..Qrriónes sori ]os iariscoslUnos sepulcros blanqueados, unos ciegor y ,t.iio, q u. nndaban colandola.]eche. micntras \e rragrbar el crnl"lló. urros hipó.ritas puesro\ r nevloencra por Je\us, nuestro señor.

Y con ejcmplos así, todos tendrán sus Dührings y sus fariseos qucagregarr en planos menos encumbrados pero en eiencia idénticos: asicomo de"cinros "ue1as p,.,r "naues", así cómo decimos "hipócrítas', por'.'Janslos', ¡sí decimos "tsntpideces" porlas palabras o los hechos de unhombre aplicándolc Lrn¿ tioble sinécdoque: eliminando los hechos suyosdonde no hay estupidez y tomando despues del resto sólo el ¡spectoestúpido. Y no ha¡ quc ¿trc6¿r \lue olru l.¿nto obra el rctórico cuanLh,en Iugar dc rebajar quiere cxlJtrr.: esta vez se olvida de la parte acuáticav sólo nos muestra Ia aere¡

- A todos, en especial a quien, s ( scriben, .ros es iamili¡r la nocionligurada de expurgar. Nucstro c|cciona¡jo Áice. Mandar la at$oridadcompetente tachar algunas palabra;. ell:4u[as e pasaies de r)etennittados

I

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Renjn tur¿l¿Aú¿ieücnt. ht¿ R¡t1r o

ltl ',t' tt uttlftsost sin pr¡hibir la lectura de éstos".

'\',r. , l un:r crpresión como "l¿o a eueuedo", en que estamos de. ,' '.i,,, r ,¡rrc hav_motonimia, puede haber sinerdoque rambien y" ', ''. l,'., ¡'¡¡165. De donde rro es dilicil darse cuenra áe la intrusiónl, I.r ',rrr,,,. rloque en muchos otros iugares.

li.,r .r'

jL,nrplo, "Cuena del Pacífico", es una fiase qug empleada por,rrr , lrI ro, es comúnmente sinécdoque de Guerra del pacifico ^(,,y

rrr',,1,,,¡rrt'triunfalista", agregaría un peruanol. pero, no nos hagamos,,,,1' ,, rrr¡r': la frase "Gue¡-ra del Pacíjico", cuándo es aplicada p"or unt,, lr,rrr,r, turnbién es comúnmente sinécdoque de Gueria del pácífico.

I r lrr'.1' 'r

r,r csti llena de sinecdoques así, -de velas que se cuentan porI '' ". r lrabría que prcguntarse si no cs ésta la princlpal razón de'lrr, lr.rirr tluc estar siempre escribién dola de nu evo. Yi a bria q u e h ace¡ser'

'1,r,rr lrr reflerión más inquietante de si no será la hiirori¿ pura','rr.l.,.l r,l. ¡1, puro ente abstracto, inaccesible, y si las historias reales

'¡rr, ,r, r'scriben tienen más posibilidad de ser que sinécdoques.

llrr;r sinécdoque de empleo retórico frecuente se da en lasr, , , r',roncs, comentarios y críticas literarias. Todos habrán leído notasl"l'l'.,1'r.'li,as donde se contienen lrases asi: ;por ftu una exDositión, ,/,,r,r,rr',r ,1" los hechos de mnyo de 1968!..." O: El'autor nos ifrere un

',.'lt.'t t,,n¡pleto de[ derutio de Bulnes...'O: Esta obra pororá o lo,,t,t,tl,'' ,lt: la posteridad como la palabra últíma sobre Freid, la uersión,1, ltutit,( a ínsuperaála.. " Pero, evidentemente, toda narración consiste, ',

,,,rr rcrlucción de la realidad, una reducción en palabras. Decimosrllr\ por "naues", apoyándonos en una reducción aceptable de lo

,1rr, ¡r.rt ibimos: una flota. Así, olrecemos también una reducción como.u lLtrrtor¡e¡bal aceptabie del decenio de Bulnes; y, claro, encont¡ar los'1, r .l1, r .¡ue lorman una corres pon derr cia con los hechos del deccnio'1, llrlr,, s,.lc la lorma como se enruentra la corr"spondencra que lus1,, r r r ili' reducir la flota, el rebaño o Ja tropa y decir i' uelas" por,itnues",

, , i/,i';rr ¿.r I' por "corderos" o " t'usiles" por " soldados" es asunto qu e p arece

,1, ,lrrrL¡so emperio. Así, nada hay de último e insuperable en los iibros,lrr.rlittiln de la histo¡ia.

t0l

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-l

Lo que sí puede una relación de hechos es reducrrlos a unos Do(l)ri¿ partir de los cualrs .,e originan rodos. En tal senrido, si algo así ,,,logru en un escnto sobre hechos históricos, sociales, politicos, etc., s,.puede decir, golpeando lrs tapas del r'olum en: " ¡Aquí xtá el dicenir't ltBuLtc.s!

Como se aceptará sin dificultad, muy frecuentemente vamos ir

encontrarnos con sinécdoques que no lo son. Siquiera en este últinrosenl.ido en que la sinécdoque se apoya en la redu.ción de algo I rrrrnucleo eser.ia, con(cnlr¿do. etc, que lo contiene en potencir, r,rrgermenr en principio, etc. Un cuerpo elector elige sus rcpresentantcsieslc crrerJro de rcpre.enla_rrer elig" u¡ gr5¡n.t-.: y el preridentc ,1.,

drcho gabinere emite dcclaracior.tes como si por su boca habla¡¡ l¡r

nación entera. Sinécdoque de sinécdoque de srnécdoque. Es claro qur,Ia reducción en este caso r.ro se puedó of¡ece, como un modelo. Lrrmera eristen. ir de la o¡osición esrá mostrando que el iefe del sabinct,,,al asumir l¡ .uoluntad d"l pueblo entero, em¡lea una srn"écdoqr',,.relonc¿. De dirtadorer. cn esla concxión. pur...i quc no es neces¡ri,rhablar

E1 concepto mismo de género es uno de ¡educción, legítrma en cstcca.o: asi, tomar cl genr ro en lrrgar dc la especie es buena iinecdoou.,. yhay. adema', hLreno

'ine,do_quc toda r'"2 q¡¡ la reducrión .r,u,,,, ymaniliesra..omo lor¡¿¡ el_¡l¿¡¡ por la casl, Ia lotogralía por el obj,.r,,,I: pcrcep' iun ¡or ln per, rl.ido, , t,..

_ Cada vezqrre hav.irre.,.loquccn el discur.o, nada mejorque arentl,.r.

a la forma dc la rcdu, cion lera qlLe qucde clara la razon de tomar Lr

pa¡te po_¡ el todo. La frasc "¡onar el rábana por las hojas'resulta tlcdesatender esta regla. No cstoy sL.Huro dc cuanto estaiia dispuesto lpagar ur.r cristiano por rno clc ios "clauos de Cnsro" , pero si estoy seguroque, no más conseguirlo, r'a a poncrsc r besarlo como si fue¡a ej mismoJesirs. ¿Cómo se pasa dc una cosa a la otra, de Jesús al clavo, sin qucintervengan la magia y Il superstrción? Magia, superstición yambigüedad: ¡orque asi ,. omo l¡t nrUhiLudcs irrumpirn no lu.rr rnn,

lUtat¡ct l¡tu li Atuli,r h ú Rú,a a

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R.nónc¿ pnrd Ld A ¿ic .id .nkü Rild"o

.11r, l,¡,r r( )zirr r I clavo sacrosanto/ así también no hay malos argumentos¡,., ' 1,,,,1,',r t¡te un "clauo de Crísto" tendría que esta¡ ent¡é las cosa, r r r ,

' ,,.lr,rr l;rs por un cristiano. Para esbozar uno de los tantos y haciendo

.,',,r,l, rir( ioncs de magia y de contagio: los leños de lá cruz son,i r.,.,urr,)s los clavos también lo son; y también el martillo. ¿por qué

,,,,,l r', r,lugo?

I | , ¡, rrplo delos "clauos de Cnsto" aplicado a la reducción dudosa,1, I r,,,1,, r la parte vale igualmente respecto de todas las reliquias,, ', ¡,¡r¡ l¡¡s r¡ue serían partes genuinas del santo en cuestión. Úesde,r r I r¡lrrr ,, L icrtas corrientes filosóficas y lógicas, no han encontrado nada.1, , .,,rrrtllloso en la noción de una totálidad orgánica de la cual se

¡,ri,,l, ,lrr ir que formalmente está implícita .n .rda un, de sus partes..\,r, Lr', sinócdoques hechas con partes de esta especie de totalldades, ,t,rr.rl ¡rscntadas en reducciones sanas. La moderna biologia da,¡ I , ,., .. rjrzón a quienes veneran las reliquias de esta condición -1,,,,,,,',,,rrbellos,dientes,prepucios,senosdesantasymártires-puesto,¡r' rrir .élula cualquiera del organismo humanó contiene siquierar. ,,r, ,,nr, nte la capacidad de desarrollar el organismo cntero.

14

| .rr r¡r lcando el criterio de repetición separamos las siguientes figurasr ' t,,r rt rrs: epizeuxis, anáfora, epístrofe, anástrofe, epanodot epanalesis,¡,',Ir¡ rIrrton, anadiplosis, concatenación, condupliiación, tauiología yrlrl, r,rt irin.

( irrro observamos, las figuras retóricas poseen casi todas nombres, r tr ,rrros y.cabe preguntarse de la medida en que ello contribuye ai no, l' ,l'r,r iable impacto que tienen. Digo "contribuye", porque adóptandorr',rrlrrls tan largos y de partículas extrañas para quie[no conoce el,,rr, 1i,,, las rehuímos, rehuyendo asi la posibilidad de aprenderlas; derr,rir(,rl qlle obran su efecto sin quién las identifique. Lo quc no es

' l, ,,¡rrlr:iable argumento en favor del poder de los nombres.

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- , Pero, yendo directamente a 1as rqui nombradrs, ¿ctráles su mrstcrio,Nn son mas que reperi,. rón..Jen,¡o Je rrra .lnurul, J. l.irrr, ,i1,,1,,,..,palabras. o 1rn.es. Se¿ún , amhie cl luErr ,lc e.ta., rcpeLicroncs caml,r;rrrlos nombres.

. -Que cosa .erá epizeuriri Puer. sim¡ls¡s¡1., lJ repetrciór d,. lr¡r,rpalaLrra o una f r¿sc. "¡Anada. anarla. antdda tnl.a! . ¡Eso quiet.t.:t t,\,,4uicres. nu,,r,,oral .on ,. iemp]os de emplco dc esta iigura.'Epiz, rrr r,\c.rormd con epr y zeugnynai que c\ como "p vrtg4r . peTo, es corttrirr

i:i:lli::, -rra lrgura como fiqLrra d,.r.eh"m,.niia"y e'fasis Se r,,f,ir,.rr¡\prostoncs hablando coll niños, con aninlales, col seres reprln,,,,,Pero, clarq eso no es todo con la repetición. Huy qoi.,*,'.it. u,,,,situación inesperada, súbita, se están repitiendo una'exDresión tantirsve( c\ quc si lcs mortraran la .. rrcn ta Jerpriés no lo . recrian. La

"fizc,,r i.,,tanrbicn, J''uedc dar sentldo. po, lo ,r",ros , n retorica, nl lr'rr¡, ..1, I

!:rmprnoro cn _un l.rmoso pocma de Lerr i. Car.roll: "Ln ¿ue din trt,u4es ps utrdodtro". L¿s multitudcs en lr\ n)alile.t¿,.ioncs pni¡tii,l,parec, r),,no ror'toc,"r.má\ qtre r",ta liqura ,r l" que r, rponden .on 1,,mtsma'. ;Amba. amba. arnba! o ;Q p tupra. qlk n era. qtp tn,r¡r,t!.

¿Q é cosa será anáfora? Constrúyase una secuencia de sentencmscon la misma palabra o frase inicial ;, se trenc ,rnu,l¡íi iiy"o ,,notra t,,u,6 Lt tnnuar [o uoy a ,ltnter ¡o[uu]'cs ¿nilora U,r :ccnilo d" mis ari,odc nrno esta \onstrrrido como tnilora l Ji.e ¿sl

Víuas kLe a cazar perdices:Víuas perdices cazó;Viuas las trajo a la casa;y Viuas se las camió.

La epístrole sc construye repitiendo una frase o Dalabra al final rl,,lna sentcnLi.t, tamhi,,n.col ¡r,,¡osito dc enL.is. No 4u¡si¿ra Dios,¡tttlo sepa, no quicra Di,.ts" y "Crnciris a Dios que te t'uisti, gracias a Dios,,son ep¡stroles; y tanrbr'1rr i'sr,r. iI t-:rr|, rlier: "...[leuaba u]n aftlDdJttb,ata de donnir. garro dc Junnir r,lr¡t,t< Ja dannir",y

",r, quc., ád.n,i,

de cpistrofe, ¡nálora de IL C. \\i,ll.: "Alti ¿tábnntos, lo j e:te flart yn1r0 espectr7t ell este cLnrta sílencilso, en esta posada uicii y sileicios,r,en este pueblítl de uiemes silencktsos' .

llp¡ótiút t)¡ t h Atululcit . hrttl Rrr ,

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Page 103: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Rttt¡td tt\r l¿ /I ¿n\nú . htuo1Utu1 r

L ilirnir cpat.iorlos es como epistrofe, só1o que la repetlción se da,, ' I , ,,rrl it'nzo o en el medio y elfinal. Cuando un rotito le dice a ot¡o,I \/,.grr. ''l'e uoy.a sacar la contnnelia hi¡o de una grandisima, te uoy' ,. ,, I.t,..'uttut,lia , es cprnoJos )o quc-Je dic., 1:Jo mejor mansrdl' , r.r l,' I tu,th qtt seria ha.iendoselo :aber:l;A mi uos no me uenís. ,r,7'i|/r//r/.T1"También es.epanodos de medio á lin el que se atribuye' r' '.',' A],r.¡n,lri crrando querLan lincharlo en Tacnr y linierun a.l . ," ,lr" nr, ior salíJ por I: ¡uerta dc ¿trás: yo ,rtrc por la ptrcrtat. u I.tt v.raldr¿ l0r la ptrcrta.principal,, rerpondio. y cuentan ,1ue

1,, ,.rrlitntando a la muititud aira,iu .on un discurso cligno de'su', r.r N,, r(ruerdo.el discurso, pero era unjucgo retórico mái o menos', , r \h, durnbre gritab.r str cpizeuris ¡Tacua y Arica peruanos,t.t ..,' \ .li(a.p.pruanos...' y AlessrnJri l: "n[r"rlró Jicienjoles que

',',1r. 1,. un plebiscito y que si éste, lib¡e e informado, determinaba

¡, 1.,¡n.r y,Arica deb:r pasar a la soberanía del perú, ahí estaría é1,,, , r', , r) la lil:, gritarrdo ";Tnctta y Arica pcruatns, Tacna v Arica¡ ,,¡ r,/,.il" y sin dejar dc rep..rir la epizcuxis .ruro "ntr. ios aolausosI' ]' rrrltltuJ. A:í mc lo conL¡ror por lo mtnos.

\ ¡rlrecida a las dos anteriorcs és la epanalepsis, o epanacliplosis,¡rr r.,,pite la palabra o frase con que enrpiéza al final. Son'ejemjlos dé

, .t r lr¡rrra

^éste que me digo a t,eces: "patia mía, ¿he de uoíuer'n uerte,

l',rrtt,t nía?, o éste de Darío:'La prüresa. está irirte ¿qu, tendrá lá

, li)liptoton, es un juego con las variaciones gramaticaies _casos,L r('lrcias, conjunciones- de una palabral por elemplo: ,la

.l, ttt,¡ttlcia es el gobíento del pueblo, por il p,,eb[o y para e[ purblo,, ",,l ,r.r. ón ('r'i poliproton. Tambi¿,t, é;tc de Crldc;;:

l', tt, uóate yo y tnuera,,¡t1,, tto sé, rendido ya,

't ,'l uerre ntLerte nte da,l no uerte qué me díera...

,1Lr, jtri:ga con las variaciones verbales de "uer",,morir', y "da¡.".

I .r., firLrra, poli¡toton, se p,odrrce con mucha lrectrencia v hasta.' r rrirrurdlirlad rratanrlo dc l¿s..livisiones del rienllo. p.rr cjempio:

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R(tóncd t¿tu ld,4udic cid .hk¡ Rü\úD

"Tiempo hubo, tiempo hay, perl yd n0 habrá jamás"; o como es comúlescuchar en las bravatas de los demagogosi,. ,Hemo,

dicho, decimos yd.iremos sietnpre.;. Una novela que re.uérjo -p..o .. oluide deltituliidel autor y de lo. detalles tod-os- esrá en mi memoria sólo por eslt.poliptoton que trae y que revela tan bien el descuido de mucho,escritores, ambicio.os.en 1o grande, desdeñosos er lo pequeño: ',Cogr,i

el bocadillo y le dio un bacado"..Vcrdad que tiene que É abersc mord;i,,los dedosl

. , He. aquí otro pasaie muy gracioso y_ no mala muestra de retórica y

habladurias, de Alejo Carpeniier: "-..'.hallabase uísi¡ando su diócesk ilb.uen Fray luan de las Cabezas Altantirano, obíspo de esta isla que antañolla.mábase Femandina,-plrque cuando la díuíió por uez prímira el GranAlmirante Don Cnstóbal, reirLaba en España un Rey Femando aue tant,montaba.como la .Reina, decían las ginxs de otrás tiempos, ároro po,a.quello de

_que de,ber de Re¡ tt mortá, a la Reína, y etx'est; de Iíoí daalcaba nadie, en fin de cue,ntas, sabe quiétr mlnta a quíén, plrque eso deque,monte el ua.rón o que eluarón sea tnontado, N asuito qui...- prosigua

tu historía en línea recta, -interrumpió el viajero* y no te metas en

curuas ní transuersales..." (Concierto Barroco)

El,poeta Ernesto Cardenal, en su llbro En Cuba, atribuye estavariedad de poliptoton a Fidel Castro. Dando cuenta áe un mu¡al decerámica,.muy.no-figurativo, supongo, engido en ei palacio presidencialy sobre el cual Ie ¡reguntaban, irónicos, unos delegados del Este ,'y

e*0, ¿qué signífíca? ", el Primer Ministro cubano respJnd t6: "Nada. Estono signit'íca lada. Son ttnas loanras que püttó un loco para algunas personasa quienes

.les gusta esta clase de locuias, y que t'ui patricinadá por los

locos que hicieron asta reuolución

"Mis exprxíorcs uan expresas expresamente" no sólo es poliptotonsino también redundancla lo clue nos lleva al te¡reno en que limitanredundancia y poliptoton. Si cambio el poliptoton anterioi por: ,Mís

expresíones uan dichas explícítanente", todo parecer cambiar por lomenos, las palabras cambian y la redrndancia qLeda implícita. Un srgnonada despreciable de lo qué hay de retórico en nu.rt.u iengua ei el

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Rcntncd tur¿ Ld Aúdi¿rc . .htut Rittoto

l, r,,r iL'l polipto_ton redundante. Pero hay bemoles en el asunto, y,,,r, , trr cultura lingüistica muy bien podría describirse como¡,,'l ¡,toliinica e incluso caracterizarse con un simple poliptoton. AquíI 1,,' ¡rr'tlir excusas, peror en fin... Tómese la palabra hueio y fórmense

, "t' "11:r hueuón, hueuada y hueuear', y si se considera un poliptoton

' " 'u, Ll h¡ruón anda hueueando con sus hpuadas,lrupyón se tenirá un,,,' lr, , inlalible sobre lo que queremos decir Obsérvese además que la, r l 'r , sirin final de nuestro ejemplo, hueuón,

-ordinariamente va en la

l,,r rir sincopada oz (véase H. Giannini Desde las PalabrasJ- sueler,,'rrr¡uñar casi como muletilla las frases todas del habla coloquial

l " 'J'rrl'rr

l,l trrutología, como la epizeuxis, repite;sóio que no lo hace con las

',,',,,rr;rs palabras. A veces ia tautología es por énfasis: Tod os salen, nadíe

.lut tltl (.letltra estautología por énfasis. Pero también, ia tautologia suele., r l)or engañor como si se tratara de dos cosas cuando en verdad se

r r ,rl ,r ( lc una. Por ejemplo, "Dije que no tenía níngun derecho a uiu/ nct,lt¡ ,¡trc podían matarlo ímpunemente ". Suele también emplearse porI ,r r( r llusto de variación verbal: 'IJn circulo cuadrado, un tígre sin rayas,

n¡t trrtebrado sín hueso" , porque todas estas cláusulas se iesuelven enr rr,r sola: "Un absurdo". Las hay también que son tautologías, sin que., rlL'n cuenta ni quienes las escuchan ni quienes las expresan: "Tolo; y,thltr t.on d.e ustedes..'. dicen los demagogos como si dijeran dos cosas,lr,,linras. Hay también taútologías que dicen lo mismo sóio que en, lLfi r t'ntes lenguas: " La perít'rasís es una círcunlocución", " Los cuadrupedasttt ttüt cuatro patas", "Los filósofos son amígos de la sabiduría"; pirque,

' , ,lLri:jéndolas átcen: "La perífrasis es wn perít'rasis", " Los cuadrupidos

..,,u ntadrupedos", elc.

No pocas veces la tautología en este último sentido se adueña del,lrsLrLrso. La gente vuelve de misa (o de sus reuniones po)iticas que1,,,' u cl caso es 1o mismo) muy edificada después de escuchr. que iosl,u('nos son buenos, los malos son malos, y que ei que perdona todosl,

's pccados les perdona todos los pecados.

l,o contrario de la tautologia es la ambigüedad. Esta, en lugar de,l, cir la misma cosa con palabras distrntas, dice cosas distintas ón las

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I ,t¡ir¡ci !.tu¡ lt Atuhc an hnú Rúntu

mismas palabras. Pero de la ambigüedad se tratará más adelante.

Nos queda la aliteración. Esta repite, n0 ya frases ni palabras dentrode la misma sentencia, sino una letra o una combinación de letras cndos o más palabras. Al poeta Pabio de Rokha le preguntaron en unrrocasión cieftos periodistas, en ánimo de provocar escándaio, cuálcseran en su opinrón los diez primeros imbéciles del país. No demoró t'lpoeta_en iniciar su recuento; y en segundo y tercer lugar (me parect,recordarl coiocó a dos antólogos chiier.ros. Empezó -tim6i¿n es ellrtigura retórica- murmurando que no sabía cual era cuá1 (siTu'eedledcceraT\r'eedledum oTrveedledum e¡aT eedlcdee), pero que la distincitjnno importaba puesto que los tomaba en conjunto. "¡Beatos y bnttos!"exclamó Pablo de Rokha refiriéndose a estos antólogos; y este es unejemplo de alrteración. Po¡ é1, cl lector encontrará que muchos nombrcsse construyen también así. Greta Garbo, por ejemplo, Marilyn Monroc,Brigitte Bardot.

También es aliteración la epanalepsis que anotamos antes: "lapnncesa está triste, ¿qué tentlrá la pnncesa? ", donde destaca ia consonantt'¡ antecedida de una consonante oclusiva (p, t, d). O ésta, del mismoDarío, que es, a la vez, epizeuxis, anáfora y alite¡ación?

¡Ya uiane el correjo. ya uiene el cortejo.ya se oyen los cldros clarínes!

15

Por todo lo visto, parcce obvio que no hay figuras más fáciles deidentificar qr:e las dcl capituio antcrior. Basta ateneise a una descripcióngeneral más o menos conto la siguiente: consisten, unas y otras, en larepetición de frases, palabras, conjuntos dc letras o letras simples (enespecial, consonantes) dentro de una sentencia o un conjunto'dcsentencias, los elementos que sc rcpiten lo hacen o en sucesión simplc(en especial, al comienzo de la sentencial o distribuyéndose entre elcomienzo y el final, el conienzo y el medio, el medio y el final, o al

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l,,rrl ¡| rnr¡ sentencia y al comienzo de la que sigue.

li'r¡rrc habíamos olvidado ¡eferirnos a esta Írltima, la anadiplosis,' , ' r t,,, lrr lu importancia que tiene. Y para que vean que es así, escuchenL . ,,lr os nombres qrie ie dan:_ espanástrofe, concatenación y

,,r,lrIliclción. Como una niña de lá meior familia. Se pa¡ece a la

', ri, 'r

r. r's también una colección de senteniias; pero la prime¡a oalabra,, lr,L,,r, tlt' una es la irltima de la anrerior ' EI iaya práduce el t'uego, elItr,.t.tt ¡.tn¡l¡¡¿¿ el.humo", "Protnetea nos trajo el t'uego;it prgo ,oí ,r;¡á ,l

It,, ,1,' 7.,'r,t eL odio de Zeus nos trajo a pandari; pandoia uün con stt, t1,r, ,1,, tlorLde salieron todds las desgracias"; estos son ejemplos derr,.r,L¡rlosis, figura que, como se ve, r. ptesto paro l,.on.rie,ru.ión d.1,, r,l, us, las causas, los motivos

-Hérodes mandó a pilatos; pilatosrr rr,lri l su gente. Pocas cosas producen satisfacción .onlo el, rL, ,r,lurrnliento causal, lógico o racional de los hechos. El retórico lo. rl,r'.y 16 d¿5ds¡^ t ner esta forma de o¡den en su discurso -a veces,' ,r l,.rr, en Ios hechos. a r eces sin nirrguna.

l\rr cjemplo: Si no hay pedidos, baja la exportaciou; si baia lar¡r.rtución, bala la producción; si baja Ia proáuccion, aurnenta

"l,1, ,, ¡¡¡¡rl¡¡ si aumenta eJ desempleo, aumenia el desorden social. Sin','rl,,r¡¡¡, y¿lg y mucho estar atento cuando se concatenan las cosas.l,rL ,l tjcmpio anterior pudimos, muy bien cortar Ia concatenación,'lt, u ¡tl<>: "Había denanda intenta sufictientu para c0túrarrestar e[ im\acto'.' 'lr r lt producción". Y esto tienen las concatinariones e importa mucho,, ' ,, h,ida¡lo nunca: que se ven muy bien, aunque con frecúencia tlenen

, ,l,rl¡oncs de mantequrlla. Son flojas también cuando son generales.

(.1'rrandó el paréntesis en to¡no de la anadiplosis, r,olvamos a laslurrirs cle repetición en general. Descritas comó se hizo al comienzol, , st, capitulo parecen -lo que es ya otro asunto- monótonas e

rr,,l, ¡,;;urr figuras ornamento (como las que se engarzan en tejidos,1,rl)i.cs, mosaicos, embaldosados); de todos roilor, no pri...,.,, t ,r trirvcnir y más bien coincidir con Ia noción de la retó¡ita .ónlo ,rt.Ll¡ ('xpresarse bien y con elegancia. Esta es, por 1o demás, la mane¡a, , 'rno se las presenta. Y como en general, se piesentan todai las figuras

tutiric¿t¡tr¡ 1¡ /lú¿nlcitt ¡utrR \ b

1{19

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\

Re¡órrt t)drd L¿ Au¿incn hkn Rítuúú)

retóricas.

Pero, incluso, es debatible que hablar con belleza y elegancia no s,'lmás que añadido que sóio atiende al buen gusto y que ni quita ni porrccon reiación a lo que se dice. Por ejemplo, considérese esta f¡asr.i[,Germaine de Staél "Taut comprendre c'est tout pardonner" que pucsliren español da la epístrofe: "Comprenderlo todo es perdonarlo todo".l:,1electo obrado por esta frase sobre nuestra c¡eencia se percibe ntrrybien cuando se la contrasta con esta otra, construida de acue¡do a otr;rfigura que aún no hemos visto y que se ilama antítesis: "Cornprenderlutodo es no perdonar nada'. O también, considérese -esta vez conempleo de todo y ninguno- esta antítesis de Jean Wahl fque cita ,,1

pensador chileno José Echeverría en su Libro de Convocacioncs)"Poner Ia libertad en todas partes equiuale a no ponerla en nínguna" y

compáresela con la tautología: "Paner la líbertad en todas partes equíwrlta poner la libertad en tldas partes". ¿No es para quedarse un buen ratopensando en el efecto de las figuras retóricas sobre la creencia, en climpacto sobre 1a audiencia de una simple composición verbai? Y cstono quiere decir que 1o que dice Jean Wahl sobre el sartrismo sea fals,,.Aquí es la forma literaria 1o que cuenta. En igual vena, confróntensc:

La antítesis,' H aced Io que y o diga y no lo que yo haga" con la antitcsisconversa: "Haced lo que yo haga, no lo que yo díga".

O también, el epíteto: "Fragilidad,tu nombre es mujer" con "MtjL't;tu nombre es frdgilidad" .

O la antítcsis: " Autor ongfual no es quíen no imita a nadie, sinl aquien nadie puede ímitar' (Chateaubriandl con 'Tras autlr lngnal,estela de imitadores".

O la epanodos: "Las crisis políticas son crísis morales" (Octavio Paz]

con la epanodos contraria: "Las crísk polítícas no son cnsis morales".

O la anáfora: "Cualquier asunto puede enseñarse efectiuamente en

alguna forma inte[ectualmente honesta a cualquier niño en anal4uier estado

0

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Ret¡tñ.a pdn ld Ar¿ic cia hkn Rivn¡o

,1, ,t,,ltsrtrrollo" (J. S. BrunerJ con "Nada se puede erceñar a un niño sitt,, tt¡ ltt r,tapa de duarrollo clrresplndientdt .

( I Lr rrntitesis: "Este es el puntl en que lns armas de la crítica son

', trtr¡,1,ntJas por la crítíca de las armas " (Man) con "Este es el punto en,¡rr, l,t r:rítíca es reemplazada por las armas".

, I i,r ;lrálora: 'Es tiempo que una uueua generación del gobierno enfrenteuttt t\)r lrablemas y nueuas

'ponunidades. Porque hay ttn nueuo mundo

,t, t\nktr (KennedyJ con "Es tiempo qup una generdción de gobiemot uh üttt: nueuos ptoblemas y oportunidades. Hay un mundo que-ganar".

Sl puede, claro está, seguir y seguir sin terminar nunca, mostrando.t,t ttl auselm que las figuras serían como los serafines del cielo -en,,'rn¡rlración con ellas mismas como realmente son- si se las, ,

'rrsiricrara puro embeliecimiento del lenguaje.

I lc aquí, un entremés retórico hecho con un pasaje de Lewis Ca¡¡ollt' un¡ nota al pie de página de Martin Garden. La Duquesa que yarrrtt's, cn la escena en la cocina, ha hecho oír a Alicia la senteniia 'Si

t ,ul¿ quien se metíera solo en lo suyo, eI mundo iría más rapido de lo que|rr', tiene esta conversación con la pequeña:

"lll juego ua un tantT mejIr ahora", dí¡o Alícía, pd,ra mantener un¡tco la conuersacíótr." Así es, dijo la Duquesa, "y la moral de e*o es: ¡Oh, es el amoq es el,mnr quíen hace que gíre el mundo!"'/lltuien dijl", murmuró Altcía casí para sí. "que gíra cuando cadaron n0 se mete nada mas que en Io suyo".'¡Ah, si! Significa lo mismo", respondió la duquesa, clauando sulutesuda barbilla en el hombro de Alicía rníentras agregaba, "y lannraleja de esto es: Tened cuidado del sentido y lás palabris wcuidarán solas" .

La duquesa parece aquí estar diciendo algo contra elcuidado retóricotlc las palabras, contra su empleo como fin, no como medio; algo que

l

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tiene mucho senticlo cuando se contrtsta con cl empleo retórico clcllenguaje. El retórico no va a ¡enuuciar lácilnrcnte.lnr.Ju..ián d. lmfiguras. Por ejemplo, en lugar de decir: ' La libertad ,r.o ,i,i-*-ro¿^ Lo,ac,tls cl_nn pre.tenden los existencialistas " opta por 1a paradoja.. "poner lalib,ertad at bdas parres eqtiua[r a ,,o po,rrrlo ,,, ,,irg,,ui .-Volr",,,lo .Alicia

.y h Duquesa:. Urro diría que la pequeñi está fabricandocontradicciones, sacando del cor.iterio lo qr.i. i.,. dl.ho la Duoucsa. Enia cocina, ante la intrusión de AIicia, la buqucsr d¡o qr.iri-.ormirian mepr sin intrrrsos;.y cn ei parque, drrranrc el juego d" croquet, llmrsma Uuquesa ante cl, progrcso dc ésic dicc quc es cl rmor Io quenace rodaf et mundo. Ninguna inconsistencia, drría uno. Tantpoco la,Dxquesa ve que haya contradjcción mientlas llos atengamos ai texto.Más aun: nos ofrece una reg1a. anti¡¡etórica: atenernos;1 senticlo, quclas pallbras surgirán por sr solas. Todo esto parece argüíble. Tambiénprrece cicrto qrre lo qrc lrene Jqui pro5ente Le\ rs Clrroll es el Rcrltenr,

.ut:rba sequetltur, de Catón. Pero, he aquí ei comenta¡io de MartinGa¡dner:

SegLLramente, pocos lectores atntrica os lLa recottocida esto Dlr [0qua.cs: una ingeniocisima uanación de! prnuet.bio bnran¡co '¡Tetrcdcuídado del patique que las libras se ruidárán s,,las'. La obseruacióndr la Duqtte.sa sc cita a t.eccs como tLna buetn regla a seguir al e¡cnbirp,ro.sa e, ürluso. poes|n. Erróneo, rlerd" luego.(Thc Annotatr:d Alice, p. l2ll

_ A esto no qreda más que antrcipar el comentario de la mismaDuqrresa:. ¡Des/r /rregol"Y la moraleja de esto es: " ¡Mientras nás conozcod 10. hotnbrcs. tnis quirro a ni ptrra!'

La consideración anterior sobre cl impacto de las figuras retóricassobre nuestra creencia valc, descir lucgo, en el caso de"las fiouÁ d.repetición; pero hay que dccir llgo crpecifico en el crso de éstas. Larepetición tiene efecto de énfasis; y el ónfasis influye en la creencia.También, tendemos naturalmcittc a repetir cuando nuestrossentimieDtos de at¡acción, aversi.r y er iden. ia ¡on luertcs frel uerdese

"l "iEureha, Eureha!" de Arquinride,). El r"1orr,-o, repiriendo, expresa

llttir¡üt lr¿tut fu /tú,|hrcú hkr¡ R¡úun)

lt2

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R(¡iri.¿ tdtu1l¿ A ¿i¡ll¡t h@t Rit41¡n

, ,,tos cfectos. O los simula y, simulándolos, los suscita en su audiencia.

Y la misma figura sirve para producir un efecto o el contrario. Por

¡, 'nplo,

el abogado de 1a acusación, en vena dislógica, apunta hacia elu tntlo "¿lnocente, ése, ese que ueis allí, inocente?" Por su parte, el

.rl,,,garlo cle la defensa, en vena eulógica, puede recurrir a la mismaI ry¡ra: ' ¿Culpable, ése, ese que uek allí, culpable?" O estas dos: "¿Cónop rttlcs hacerme esto, amigo, cómo puedes?" y "Cómo puedes hacerme esto,, ,uulla, cómo puedes?"

( ) considéresg otra vez, un pasaje de Cela. Este es rico en liguras,l, lus ya vistas. Uno de los personajes de su novela La Colmena ha',r,1,, tlctenido en la noche por un policia; no lleva documentos y libra,1, ir rl calabozo más por perspicacia del policía que por las

'rr,,,lrt'rcncias que suelta. Intelectual, despotricador a solas o entre,rrrruos, lc vienen los apuros del corazón y los nervios al primer tropiezo, ,,n ,'l bastón de la autoridad. Aquí, la mezcla de símíles sí que viene a

' tt rt¡. "Martín se lleua la mano a la t'rente. E*á sudando como unI'r't t m), c0t110 u1x gladiadar de ürcI, como un cerdo en la matanza". Pararr,r\ l)ronta percepción de 1o que sigue por partc del lector, el policia,¡rr, L¡ ¡1,,,t¿5 es quien tiene el diente de oro:

t\htrth empieza a pensar muy de prisa. ¿De qué tengo yo miedo? ¡!e,¡, t ¿l)c qué tengo yo miedo? ¿De qué, de qué? Tenía diente de oro ¡le,¡t! ¿l)a qué puedo yo tener miedo? ¿De qué, de qué? A mí me haríal,itt un diente de oro. ¡Qué lucido! ¡le, je! ¡Yo no me meto en nada!,lt.n twlal ¿Qué me puedenhacer a mí siyo no me meto en nada? ¡le,¡ r ¡Qué tío! ¡Vaya un diente de orot ¿Por qué tengo yo miedo? ¡Not'.tttrtt 1.u't0 para sustosl ¡le, je! De repentel ¡Zas! ¡un diente de or0!,llro, los papelest" Yo n0 tengo papeles. ¡le, jel Tampoco tengo un

,lt,'ttt t de oro. ¡le, je! En este pak a los escritlres n0 nls clnoce ni Dios.li to ¡ay, si Paco nuíera un diente de oro! ¡le, je! ' Sí, colabora, colabora,ut) \u$ blbo, ya. darás cuenta, ya..." ¡Qué nsal ¡le, je! ¡Esto es paratt,lt,trsc uno loco! ¡Este es un mundo de locost ¡De locos de atar! ¡DeLntt.t peligrosos! ¡le, je! A mi hermana le hacía falta un díente de oro.

:;t Íuttiera ditxerl, mañana le regalaba un diente de oro a mi hermana.

I t:l

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Raldd tt¡I1¿.4ú¡LEñrt . l¡n Rit¿t ,

i,lr,,l,e! ,Esta.

clarol. , Lo que,yo quiero es camer! ;Comer! ¿Es qucnabLo et1 tartn? ¡h. je! .O at ch'ini O,go pArgoÁ, Lqu¡ ),i, ar¡i*, ¿,nro Toda el nunda lo-cntiend¿ ¡r, ir:Tri" )l',r)i,ií.";'ér'iii ¿nt¡Catner!...;Ehl ;Esre,nundo ci ut¡a mvrda!... (p, ;iíj;j'

La repetición actúa sobre la creencia como mera fo¡ma o externomc( an j\mo: rero a( lrrr me jor..trando ,. ."rui"l ."1 .i".lr.",¿o

i""f l : iq: :l ry ejempJo, dividiend" .r .";i ;;i;;,lolj.u#"*,..! ur¡ d. \ cz soDre las parles qrre resultan dc la di|isión. iror eiempJo, l¡i,,]::9:1:-

reLorica E1 pu.¿blo ,h,a,a

jusricia,, se irrr.f"^. rn.iirr,":j:l)::"{'Til i:1" n e n: El p u eblo t onon,a. rt p rrbt o ¡ ui /oia i: )i * ¿t,\J, ¡d oemo\racra de mera demo,racia, pasa a-ia sinécduque:'c',bienn

del ptubio ' v de csra a Ia cpísrrole: ,óitir*"')i"priit, w,t[ pu"[l,, y ps¡¡1 el p,ribln . dc orrcn.itle .f*.,o1. ;;¡#.'""."

Mer,.urio e'e prrncint' shake5pe¿¡eano crer habla retórica,.onjurando ¿ Romeo ,bsoiro ¡nr" "li;i;;,;;;;li.i;:;;:r;J', ,".liBur¿ semeiant. dc reoericion u dir isión, y ." I"g;;;; ";.;,n)uro po,lotolino" h:.. un eniadenarnLnro .r..n,lrior..á. ri"e.¿*íii .""hs parres mjs preriadas de la betta:

'Te conjuro por los bríllantes oios de Rosalina, por su a¡iua t'rente ysus labios d¿ pscarla.ta. por su i,n pie. esbe[ta pierna y tretnulo muslo,I.los l,1.rLirs alh adyacent,s. para qtp t¿ ltas a.parezcas en tu prlDía/(ara" fllonreo y Julicta, A.io S.zun¿o irffi ii'-'ctt

tt vtut

, f¿usro cl ¡' ¡s6¡¡¡j¡ de j¡ cono.rcra obra cre coethe, cuando erletuieyo NI.lisr.,l,.lc. Ic ¡iJe que fe lirme un par de líneas sob¡e elconvenro df m¡rrrs, no se contenta con la pr rg"iru irOri^"í¿lr;t hnw pides uu tscrtltt, l.LdA¡tt,i si¡¡ r;l r"_L::- .r: . r . , ,lug alumno aprovechado de filosofiaLl .rd¡llurcI,.otvloe to qur intplica _ia.supercheria del contrato, lapalabra y la letra, el c.razó' v i, ,:onvcnción, l, f.t J ñ;;;;' ylo expresa en un dr.slli(!llc b, jlrsinro da figrrrr,

r ' ¡ qvlu¡ ¡\ rrtu-

¡Es,o nás! ¿Tatnbiiu ne pidtt tm ascrito. pcdante? ;No has conocidot,.da,uia uinguno houú n,,,i.palnl,ra.de t,o,itol ;NtLor,o-;;;;i;;r"tubtada para disponer d" tnis dins para ,iiijrr;" it",ríííí'*_ili-

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a

Rüi)tic¡ td l¿A ¿te c|t htu 1R aüú

,lrrtt¡¿dena sin cesar en todas sus corrientes, ¿y d mí ha de tenerme

'.rr¡L to trn papeL? Pero esta superchería e*á araigada en nasltros.

, t .)rriln tltLiere librarse de ella? ¡Díchosa aquél que ma.ntiene pura IaIt ,'tt su pechot Ningun sacrificil le pesará jamás. Un pergarnino sellado

t , I (spantaja ante el cual el mundo enterc se amedlelxta. La palabra, \l'¡nt ya en Ia pluma; Ia cera y el papíro tienelx el señoría. ¿Quétlrtt'r(s, pues? ¿[)ronce, mármol, pergamíno, papel? ¿Tengo que usarI' r r ri[, cincel, plumaT

{li:rusfo, I Parte, versión española de J. Roviralta)

N,r hay que decir que Shakespeare es un emporio de todas las figuras.',,'1'r, lu que comentamos aquí -la división retórica y la repetición-\, ,r\( lil respuesta deTercites cuando uno que viene a enfrentarlo en el, , ,rrrIrtc se identifica como hijo basta¡do de Príamo. Tersites responde

' ,,rr Lr t¡ue podríamos llamar "la epístrofe del bastardo":

l, tultréttyo soy bastardo. Adoro a [os bastardos. Me panerln b astardo

,t( ilstwerln bastardo. Soy de mente bastarda, de ualor bastardo;

l,'¡yítirLo en todo. IJn oso no muer¿e a un 0s0. ¿Por qué habría de

nt,,rlcr wtbastardo a unbastardo? ¡Ten cuidado! Omínosa contienda

l,tI(r tnsatros, ésta. si eI híjo de una ptLta se bate pTr una puta c\n el

Itr¡o rle otra, corre el ríesgo de que lo juzguen. Adiós, bastardo.('lioilo y Cresida, Acto V, Escena VII.)

Y l propósito de Shakespeare y el teatro, la distinción que ya

/\ r rsl(itcles observa entre ei discurso leído y el discurso hablado y a la

'1rr, yl nos referimos se hace muy evidente en la pieza de teatro escrita( lu(' ro es escrita para que el público la lea, sino para que la escuche.

I ,,,, t¡uc, más que ver, acostumbran leer piezas de teatro, cuando vienen.r .rrt ontrarse con ellas en el escenario, y por mucha imaginación que

t, r¡rrn, experimentan esta diferencia muchas veces como una,,rrnroción. Esto vale peculiarmente respecto de las figuras derr'lr.ticitin; leyendo, ordinariamente las saltamos o las leemos como

r,,lnntlrncia sosa; siendo para ser oídas tienen una fuerza dramática,llri no podemos leer y que puede sorprer.rdernos y hasta anonadarnos

i rlirr(lo cl actor ias recita. He aquí un pasaje, de Shakespeare, donde

ll5

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mistres Quikly,clama por Jas deudas de Falsralf y su pandilla pidienJ,,a los agenLes del Sherifl que no lo suelten, y que ., ,n Ur."'.l.ipl,,de lo que no se lee y hay que oir:

...Cien marcos es mucho crédito para.que una pobre muier sola en elmundo los pterda. y yo lo he coniedidi y ,o,rrríd;y";;;;;riür. i' n,'l/: : :!1 l^

d,, :,

* n- d a y e s r a t' a d a. D;, i, ; ; ;;; ; r ; ; ;;ii'í,| iío,!,,i",l\o

nay honradez p.n cstp lrato: a menos que t'uera' unáin orio, iiubestia para cargar bs pille¡as dr las b,ellicos' ¡atia ,irrriirririrí),')f,l,r^O:!:oto:* Ol. Bardolf. ;Cumprn uuestra oJicio, cumplid uuestrou)tLtu, sen0r r,arra v s¿ñor Lazo y señor Colmillo! ¡óumplídmr,cumplidne uuestro oiícío I(shakespeare, Enrique V]

Raóri.¡t |¿td t¿ Áüdprcu . h(,t Riu¿to

ll6

16

Si -como ya hicimos con la comparación, la reducción y lalillliió"; atendemos al gradq el ,.srlt.,lo

", lá .Lrit.r.,o"'i. f"srgurentes ligu.ras: hipérbole, Iitote, eufemism", pr.l""ir'r_,ori.r,

clrmax y anticlimax.

, ,9,]tlrr sir¡1 para una primera aproxima.ión a la variación sradualdcl habla retórica el texto siguienti, de pascal: - '-.."'ó"

Escrib.iendo, a ueces se me escapa. el.pensamiento; pero ello me hacerenrdar tní deb¡l¡dad: q* q io,a1 ir* ¿rúriiíi,rr';r'i;r,_,tanto clm0 mi pfisamiento oluidado, parq,,, no ,,ro,o';i,lir"roior*mi nadidad.(Pensée,438)

. Hay una secuenci¿ dt' trcs pasos en este discurso sobre el olvido:primero, un detalle dcl olvidn: ),,cso, ;i

"üd; ;;;;;*i'i,ijrijl",.,puro olvido ''es

fases. par".c, fo'ion l, .ri;;.i;;r';;;;i.riiiirla.rgrado o variación gradual. Dos lrrr., .on.uni.rri;;;;;'r;i;'"",impresión brusca dJ cambio ,t,l..nar, ¡"b.^'.ü,r.'"_0.*.ii""* l,

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RúóricÁ p¿ l¿ Aúi¿ncia la Rit)t 1a

.r rl lr( ¡r( il cn el empleo retórico del grado; y esto exige como mínimo,,,' rrr,,,lio cntre el início y el final.

l ',tr,pcnsamiento de Pascal se presta, también, para identificar dosl¡l'rrrs (lue van muchas veces correlacionadas: clímax y anticlímax;

t,,,'lr( al tiempo que se sube por sus cláusulas desde lo trivial a lo,1, rrrrlo -y eso es clímax- se desciende también por ellas desde la

' r',tr'ncia a la nadidad *1o que es anticlímax.

"l,,t t:locuencia -dice Pascal en otro texto de sus Pensamientos,1,.r, r, rrlo una metáfora que muchos hacen y que está ya a la vista en lar,r, r rr lirrse "figuras del díscurso"- es una píntura del pensamiento;y, así,

,yrttttt.s tlespués de haber pintado agregan todauía, hacen un cuad.ro en

Itty.,r rlc un retrato" .

l,s rlecir, si no pintamos con cuidado -si empleamos más palabras¡lr,'lils necesarias- t¡ansformamos la verdad (retrato) en ficción(, rrrrtlro). Por eso dice también, en otra parte, que "se requiere Io,r¡,r,trlable y Io real; perl es necesario que lo agradable resuke de lo,rt,ltdero".

Aplicando estas mismas ideas al primer texto de este excelente, ,,, r'itor, puesto más arriba, tendríamos que exigir que sea, dicho texto,rrrr letratq no un cuadro: lo que quiere decir que el clímax que va

,l, s,lc cl detalle de mi olvido ocasional, pasando por el olvido frecuente,,r lr meta de mi búsqueda que es mi nadidad tiene que responder al

lilr,lo de la asociación misma de las ideas -y, consideradas las cosas,

l)irr('cc que responde bien o, si no responde, que peca por defecto, derrir¡¡rrna manera por exceso. Clímax se dice también del punto más,rlto rle esta variación gradual; y anticlímax, del más bajo. Así, "No tratotttús que conocer mi nadidad" es clímax en el texto citadoj aunque,,¡rrizas por el sentidq sería preferible nombrarlo anticlímax. Se puede

¡l rcibir todo esto contrastando lo que dicen un Aristóteles o un Hegel,

¡nnr quienes el pensamiento es la más alta forma de actividad, y su fin,l,r nrris alta forma de existencia.

117

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Del clím¡x sc espera ordjnariamentc que cada paso sea un gradosuperior dci antcrior: pero no Ircne crempre que ser asi, sino quc muchasvcccs, sin imporrar cl prado ce lo\ pasus v por el solo ef(.cto de suacumul¡ción hasra "l js5"¡¡,,.. * if, ,"a"i" qr.'l."riollir" or,,hab]ar de ciímar. Hc aour rrn sje¡¡rjs ,le esro. Trarando d,.l irpr.tocn las elires r e, r¡o¿ mcric¿n ¿. di la . u Iru r¡

",""p., , iilüi ""

i"g*"m.ás quc j¡¡j1¿¡ pobre y hasta.ab,"r,lr,n";,;, ;i.;;;'l;;;;"ilrr,r.,cn un ensayo suyo titulado Brlcanes y Volcanes:

El a,parata t'nrmal del Estado. cou sus layes que se emitencaudalosanente y con s¡rs ü¡srcal¡dad,o",t ü ¿"*l ;,:,,;;,i,:;)"ttrctonp5'

¡l¿j6¡6 en el uacto toda una

t " g,ri, a, a y ;,)

"íí^ i i,i^io:?,' í i'^1 f,'::' i:: l::: ;:í", :i,lf;,? r1í:!^":.:r::.::i,r:¿,,,,1"s¿

t,t.i d0s p[at10s pa_trtrr, ti ^¡rli.irii""ii"¿,, ru J(!utas.rR ñ,,)tdc.tun par cüam.a. ,¡ue let.ntttn nurallas alredodor

:: : ;: : :::, !, ri ?, re p u b l i e a n o s. s u s h i t n n o s y : u s b o,, d r'iu,', u r',í o,,0,

^(uuurtu(us. sus rpsúonaas rpt¡oc. tlista.. sus palacias dc pobirmon,eoclásicos v quc amut[,a sus salo,rs ¿, ,,,r[i, ior,)"1_i1,,d.e e s p e j o s r o c o c ó. o U o, u b r o,, giL., r l ¡:,;; r-, ; ;, ; ; ;' ; ;;

t; ;' :,i r' ;::;:,r'p.ro,'l' rcciotrcs lttográlicnr.¡le pit,turas. itnpostura', qu, ,)t,íi),),, ,,,ocastanps a etre nundo a las prntetcns. gútiros. falsos,' clubl,'ioiioLuc,'no n.ezquilas, iglasias art no,uueau cnnto casas d, d.uentles, cuanelcs

d e p o I i c í a ca )n u ( a r t i I I 0 s,r, d ¡ r, o t r r, ii")l ri r rii''i r' Li !ii,,t ^renaciníento inglés tíenen sus tec,ltos,mt.t ti,rjilrtririr pr,ra'íirrii"*"para qup por rllos rcsltale sin dificulta,) ;la nicu,!

- Este es.u¡rcjcntplo,lc rerórica huena quc desgracjadamente y arasopor lo nrismo qrrc c\r. ¡uror denuncia,

"" iU, "?,

'"""i,,, f ",",latinoamcriclnts

Lo que.dice Pascal sobrr Ja rlo.uencr:r, se p¿rece a Io que todos::i::,:j:]: '*rir a rlcl ,'/.¡,,1¡

¿ .¡r',, r o., . i ,g,Jg;a"'a. ,.rTjJ"¿,JUUrr r¡u re(argar t ¡)t,((:ari,, t, D1!. ,,1 I"rlq¡¿¡a. NuestrO DiCcionariodc la Lengua dice dc ¿/orri,.lci.i '

t,obto,o í,,ili,ti,;,,,1j:';i,';',=";^,:;";),i';:;::i:,n,t:;;,Hfl:;í,!,!;para persualir a oyctttrs y icttor.,r"; y. rlt ret;ricn..y rrn1di¿r,., prin-',.r.

Rt¡ón t,¿nt I¿ Aútntú h R \ün

8

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Re¡ónca ttarn l¿ A ¿i¿ cn - .nnn Rirnno

,r( r l)cior1: " Arte de bien decir, de embellecer la expresión de lls clnceptls,,1, ,l,tr al Lenguaje hablado o escrito, efícacia bastante para deleitar,

¡,, tuadír o conmouer". En segunda acepción, agrega: "Uso irnpropío o

tttt tlestiuo de este arte". Así,la elocuencia aparece como el ideal del, ¡, r t icio retórico.

llxlemos conside¡ar la concepción pascaliana de la elocuencia, y lar', t'ifora de la elocuencia como pintura, tomando como parábola una

'l, l,rs ¡ventu¡as de Tyl Eulenspiegel-una que tiene que ver justamente, ,,r ( uadros y retratos. Porque había nuestro héroe picaresco aparecido, ,, ,¡n condado afectando de pintor de los mejores; por lo que el conde, ,tr vo de acuerdo en darle por adelantado cien florines por un retrato',rry. r'odeado de sus familiares y los principales de su co¡te. El conde, ,,r{ ('rtó un encuentro con los que Eulenspiegel tendría que pintar; y

' ',1,r firc la conversación que hubo:

I'rinr:ro uino el duque de Lúneburgt clmandante de Ia int'antería delt üt(l(. Era un hombre uolumínasl que trdnsportd.ba con diliathad su

ltrttza, repleta de alimentos. Se acercó a Eulenspiegel y munnuró en

'rt ortja: "Cuando hagas mi retrato, cuídate de eliminar, por lo menos,

l,t nitad de mí gordura, sí no quieres que ordene a mis soldados quett,tttlguen".l:l rltquc se retiró. Al día siguiente uino una noble dama, jorobada yt t,r tu lraser| plano como la hTja de una espada. "Señor píntor" , dijo,",r nnns que quítes mi joroba y me pongas dos en el lugar en que,ll,iurn estar, os haré secar en las nazmorras".L, t ,lt ma se retíró, y apareció una jouen dama de honor, rubía, lozanaI ttlu^ldt pero con sólo tres díentes bajo el labio supenor. "Señor

I'uttor", dijl ésta, "a menos que me retftttes sonríendo y mostrando,'u,t hilrra perfecta de dientes, os haré diuidir en pedaatos en manls,lt ni tmante. AIIí está, miradlo". Y apuntó hacia el capitán de

l,t ¡rrx'r'tiritt continuó hasta que Eulenspíegel quedó a solas con el

',,tnlt. l:.stc le rlijo: "Mí amígo, pennitídme aduertiros que sí tu cuadro

',tt u l¿ rlasgracia de no representar con fídelídad a todas estas

¡'r'r trntrts tto sea nás que an un simple rasgo, os haré decapítar como si

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fuerais ur polLa.

(Charles de Cosrer, Tyl EulenspicgelJ

Po¡ donde se ve que la concepción pasc^aliana de elocuenc.ia semcjirno poco.esas definiciones de cieitos fii¿r"t"r, j.n"i.iá".r'or. r*"¡,,conrpatibici cn \usparles ). f er[c\,",n;;,;.l;r;.' ;,; i"rlif f Jil', *rf,_todaria. Por eicmplo, .uan,io sc.crrcr.guc ,os \u(rpos e,Lán formatloi

ili :li::,: .]:, en ros indivisibles; o'q u, lr rerd,ad ",

ju . j."., u.,,,,,usr pr¡rsamlenlo con las,os¡s; o qrre-la ac.idn rltrui.ta es la ¿cción

!¡¡rntelesada; todo eilo no, pur.* .i;;;ilil';.r""jj.'i. ,¿t,,orrlo, pefo, que Ios parezc¿ asi no signiljca ,odrr;, qr., .n ü. rlntidr,tmpli.alos haya áronros, hryn u.raiá o.hr¡r?,'". j*,iJ.r".lil*

Así, también, no hav dificultad en,concebir la elocuencia srguiendo¿ Pascal, cor¡o ninrur¿ fi, I v vcrdadera, .irr que ell6 ,ilnlfiq"* qr.hala persorr,r :lgrrnr ., el Áurdo .n .on,lj.li,", ;; ,:;';iil.rr"lnc]uso, lo conrririo r(,nrlriamo\ que decir: qu* ri rrl ;.. ln ")oiu.n.,o,es cosa segura que a1lí donde lai palabras ,i"*,' i* -"ir"",r,

"fmundo (y er.itre las cosas det mundo, ;i;;q.;ii; l,il.".llii'or.¿,impedida; o, quizás, e\ susriruid¿ n", ",; j;.'r;;.i;'I.';l;ij.r.,,

i,": tl::::l:':11: ,:.f:5 a. rn,.,r)

"o r,-... ,..i,..i.;,,,iJ".1,1a.",

'Id sr('rucncra que se atielre. puntualmente, a la ta¡ea de. hace¡9:::ll*ttt barrrgas ¡ jorobas y'crear roitirn, nutgn, y'irr.,r"n ¡'rrr,,dentadur¡ -cn una palahra, la cloc,uencia,.,ori.r, é,i.-r*Áo"r, .rrit.odo¡. con.i..lcran nrah, siqur.rr dc dienter rfr.ru, p.. qu..l.rpro ypor tod,rs lJrlci J'Jt'cr c jer la rrnicd que se prarlica y ." urlorr.

,

"- Jii:.-rl" mucstrr rle io que tenemos en vista, sobre todo cuandose habla o es(rille ct1 rsfañoJ:

,habkyy d,pl .r¡¡'pi.n, ,1, tr,ltr¡,¡an,¡l6j y 11, ,6¡¡5¡7¡r¡o 4uc flota n

:!":::,,!,, de la ,al,n,J, l,,t¡t .tl,t,niun,ln ,0,,,0 ,t')ii. ,iilli" *,espe¡as t etteciauns: rt¿l sttrotr,, ,1,,nt¡a nttiry hrntnsa V ¡ri,r;";;;;rt,po r el, ual s.

.cuv a p i "!, l ¡ t ra: r,, tt. s t L ro j a, ;,;y; r ) ;;'ri r" #Üi;: d

^c*rechan febrihneitt¿ tl ¿b¿tt trt,n'til l,:t',,iil¡'.' ,';,:,,:;^i'fl:':;',';i,,!',:,'';i:,!::,',!l::,::i,':,,!::"::,;

Rdúrí úr l¿ Jtrttu(ú1 .huü Rún,.

t2a

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Ltin, donde paLpita el iris de los diamantes, donde la luz se quiebra,tt ,'l rojo de bs rubíes, en el azul misterioso de los zafíros, ei el aire,ltt' ttrrastra tentaciü1es de temuras y besos... (José A. Silva,li rrrrsposicioncs, en Prosa Modernista Hispanoame ricanal

S( \'c esta elocuencia retórica -tan bien como donde meior- enLr', liqLrras de grado o_variación gradual. "Color de rosa" dice Ía gentg' ,uy,¡t¡ las tírtas", "e[Iado lumtnoso";1o que muestra la popularidad derr, trilirras como aquéllas de la pintura.

\,lrrchas veces, sin una transición adecuada (es decir, sin clímax orLrrr'linraxl y delado a su solo efecto, un término o sentencia no se.¡r,,tr,ntlrá. Por sí sólo nos parecerá cosa rncreíble, e hiperbólica su¡,r, s,'ntación. A veces, ni la transición basta. El elemento ,itó.i.o no .,

Lrl i, iL,nte para tramitar el apotegma hiperbólico en que termina ell,.r\iri(r que sigue:

I :t I uxler, cíelos, pre tendo,

\rtl tlue me tratáís así,

, ¡ tl delíto cotnetít t)ntra uos1tros natierLdo;tu]tquet si nací, ya entiendo, yi: delito he cametido:I,,utrntte causa ha tenirlo¡,u,rtrd jltstícia y ngol

l,,,rs el delito mayor,1,,[ hombre es haber nacído.

Si luóramos rigurosos, si tomáramos a 1a letra el argumento anteriotLr., ¡rrotcstas de Segísmundo tendríar.r que terminar iquí. ¿eué delitolr r , ,rrrctido? Pues, el mayor de todos:nacer. No hay qué alegar contra, I , rrstigo, cualquiera sea, cuando se ha cometido elmato¡ de lós delitos.ll( ir(lui un buen ejemplo delpoder r etórico. "El delito mayor del hombre, ' lt,l¡tr nacirlo". Una cosa del todo increíble en versos exactos, que larl,¡,'s¡n bella y descaradamente, nos deja sin poder sacar el habla.

l\ r., hc aquí también uno de los muchos problemas que acarrea el

r2l

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. _ . L:!!-,, !!t!:, !!!ú¿ip cio .htu¡ Rü,|no

oficio de pintar con.las paiabras porque, si tomamos la hipérbole a laletra, el mundo está lleno de de]incuentes. y no hay uno qu. ,., -uyo,delincuente que el otro; todos sin excepción hun .om.iido .iÁuyo,de los delitos. Así .e ha hecho universal eiLe delito, asi vale sin excepciónpara todos, que yendo a las cosas que le ocurren a uno en el munáo notiene papei que cumplir, no imp)ica diferencia ninAuna. Igual locometiéramos que nq igual fuera delito que no. Estai .oru oi.rr..,lcon las hipérboles; y Segismundo no es una ixcepción. Tiene 0ue oonerrápidamente de iado eite deliro ho¡rible. el d" nr."r,

Sólo quisíera saberpara entender mis desuelos(dejando a uu parte, cie[os

el delito de nacer) ,

¿qué más os pude ofenderpara castigarme más?

. . Diferenre es-el climax que sigue y que contraslando la condiciónlibre del ave, el.félino,

^el prz, el arroyo con las cadenas de Segismundo

produce la explosión final:

En lbgando a esta pasión,un uolcán, un Enm hecho,quisíera arranrur del pecho

pedazos del cor¿zon...

La transición a cste cuarteto es larga, ágil, poderosa, de manera queel desenlace del clímax pierde casi todo iu ca¡ácter hiperbOllco.

. El recurso a la t¡ansición del clímax y del anticlímax para eliminarla condición hiperbólica dc un tórmino o una sentencia iuando se losconsidera aisladamente es cosa más que frecuente en el discursoretórico; sobre todo, cuando se defiende o se ataca. Un caso a punto ycasi obligado siempre quc se trata Je estos temas es el discurso deMarco Antonio al pueblo romrno después de la caída de Césa¡ antelos conjurados. Esta pieza excclente de discurso retórico está contenida

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Re¡óicd t¡t¡la tl ln (n¡ . hr t Rú\ ú

, r , l .lr¡lio Cósar, de Shakespeare. La conclusión "Bruto y sus Secuaces.' 'tt tr,útlores a la patria, y camiceros que merecen la muerte" no le hubiera

' rvirlr dc mucho a Marco Antonio si hubiera comenzado por ella:r' nr r (luc arreglárselas para ponerla altérmino de un largo y cuidadoso,

'uir\; o, mejo¡ de una combinación de clímax y anticiímax: clímax,¡,r, v,r clcvando a César desde la tierra al cielo; y anticlímax que va,, I'lj;ndo a Bruto y sus compañeros desde el cielo al infierno.

( ) considé¡ese el caso de Judas, ot¡o traldor famoso. Es uno ent¡el, , , r liict' apóstoles y ha sido elegido igual que ellos. ¿Qué decir? ¿Ha'.r,1,, r'[.gido tan sólo para que cumpla la misión de traidor? ¿Verdad, LrI t's demasiado? Entonces, tenemos que aceptar que Judas entra en,l rirupo de los que siguen a Jesús como un apóstol más entre losr¡,, rstoles. Llegada la hora, porque así estaba escritq porque así lo ordenal, ',r'rs tliciendo, justo cuando Judas, acaso al aza¡ lo hacía: "EI que mete

',ttrnig;o su mano en el plato, ése es el traidoq" he aquí que Judas setr,nslbrma en un traidor ¿Verdad que también es demasiado? Por tantq1r( r)( que haber en el orden mismo de los hechos una transición, un, lr rrrx: Por ejemplq Judas recoge el dinero que les dan;Judas controla, l lirrsto de ese dinero;Judas se molesta viendo que se gasta en bálsamo

¡,,rlrr .ltsús. Asi, lo que se puede integrar en un clímax de probidad,r, nrncia y filantropía -es deci¡ el celo financiero de Judas- puederrl( gr¿rse también en otro clímax, esta vez de avidez y avaricia: nada,l, brusco siseva desde la tentación del dinero alatraición. Obsérvese,¡rr,' hasta es posible para un observador no involucrado integrar los, I rs c]ímax en un fenómeno único que comprende sin contradicciónlrrs tlos versiones: clímax y anticlimax.

lin general, la hipérbole se atenúa en el contexto; pero, también enri,,r..'rll, nunca al extremo de ser meramente el máximo de unal rrircirin,

-como son el caso del clímax y el anticlímax. Por ejempiqr rirl(lo

-después de ejecutar una de las acciones más horrorosas

,llr('cncontramos ¡eferidas en el teatro trágico- se encuentran el.r

, .,,,'nrr Macbeth y Lady Macbeth y esta última dirige un gentle, tny/,,rill ¡ su esposq y éste, habiendo, como si fuera poco lo ya cjccutado,

',r ,litlr a espaldas de su esposa el asesinato de Banquo y su hijo, replica

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R¿tónc¿ t)rtu Ld A ¿ie ci . It¿l¡ R ta o

a.su inquisitiva paÍeja: be ínnlcent af the hnowledge, dearest chuch,hemosalcanzado ese extremo en que Ja hiperbo[e resulta extravagante.

17

En sí misma, la hipérbole se considera como ,,una exageración u,¡n

proposito de ent'asís". Asi enrendida, responde a la frase pop'ular ''cargrr[as.tintas': y es cosa análoga a las ]etias cursiv¿s d. los't.*tor. rln,golpes y gestos de Ia mano al hablar a jas caricaruras. La hiperbole, cL.esta manera, no es más que una especie de la variación eradual, soloqüe no en secuencia gradual, como el climax y el anticlímix. Se pare. t,al eulemrsmo. solo que el eufemismo se ttiene a una especie de énfasis:el eulemismoemplea co]ores rosa, dora las tintas, redondea las )erras, ynunca va tan Jejos como la hiperbole. Además, el eufemismo cumpláuna función más importante: desvia¡ nuestra atención de ciertosaspectos indeseables de las cosas. ,'Me comería un elefante,, es hrsérbolepara enfatizar el hambre; Sierro un prurito pn ,l ,ni^ago",.ufÉ^rrnopara suavizar la urgencia. "Se acerió cchando chíspas"Dor los oios" eshiperbole para enlatizar el enojo; "Sc acercó no'en ia meíar'de lasdkposíaonx", atenuación eulemistica. También, cuundo h.6lunáo d.su candldato favorito que acaba de enlrentar en la televisión a unadversario, dicen sus partidarios que ,,sencillamente

lo aniquih", ello eshlperbole.5i, por el contrario, y por consideración de quien escucha,dic.en que enJrentú a un campeótt resuelto, no lácil de diblegai' ello eseutemismo.

''Llatnar al.pan. pau. v al uinr¡, uüto' es máxima que muchas vecesem-ptea et rctorLLo [rilr¿ ílt¡r ar ¡ \u adversario cuando éste se anda .oneufemismo:. Hc aqrrí Lrl cjcmllo Je Aiejo Carpentier:

Ustedes me hac.en pensar -decía el pnmer Magístrado, íraanndo_

en esto,s generales eurzp¿t)s qlt( cuando pierden"wta batalla habtande,repltegue estra,t¿girc y rectiJi.cación de líneas, maneras elegantes dead.mrltr que |es dieron utvt pdliza.(El Recurso del Método)

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Asi como el eufemismo puede consrderarse una variación y unarr, nul( ión de la hiperbole y ésta como una exaltación del clímáx, así.r lrt,lt' puede c-onsiderarse una va¡iación del eufemismo. En el ejemplorrrrr.rirrr de eufemismo

-"ent'rentó a un campeón resulto, no iácii de

,/,,/,irgirr"- está comprendida 1a litot e "no t'ácíl¡. A cada¡ato recúrrimosr ,-,trr ligura, que consiste, como se ve, en emplear el té¡mino cont¡ario

,i,.1 rlLre sc quiere significar combinándolo cón la negación.

Lris ingleses dicen not bad no sólo para expresar que la cosa estál,r, rr, sino bastante bien. Y hay una escena graciósisima én una pelicula,( ;¡trtlin Kid, en que el acto¡ Charles Laughton, que représenta aiLrrroso pirata, visita una cárcel reclutando tripulación en nombre de'irr Mu jcstad. Asomándose a una mazmorra ateitada de candidatos a lalr,'r, r¡, dar.ido un respingo y poniendo esa cara de olla podrida como'.',1,',tl sabe, exclama: "¡Isto no esun jardín precisamenti!,,

lin la litote se expresa también fácilmente el grado (pude decir,t rrrrlrit:n, caracterizando la litote mediante una litoti: "En [a lüote no es

'hlí, il upresar el grado "). Si queremos expresar nuestro disAusto por laI'rrr lr dc alguien, suavizamos diciendo : "No tienen gracia''; peio podemos,rr( r)rllrr todavía: "No tiene mucha gracia", "No es muy groiioto qu,,lt[t nros".

lin una ve¡sión española de la Odisea que leí siendo muchacho, el¡,,'r nrí olvidado traductor pone en labios de Nausicaa, respondiendo al,r lrrcscntación de Odrseq una litote que nunca más olvidé: "Viaiero,ut) l¡(treces de raza uíl ni neao".

(imdo hay también cuando en lugar de atenua¡ recurriendo al, rrrrllrrrio y la negación, 1o hacemos recurriendo ala pregunta. " ¿Iba ar,,/,'r,rr s¡rs expres.iones?" es pregunta retórica para atenuar la simple,l' ' l.rrrrtión "No iba yo a tolerar sus presilnes".l'¿Dónde estaban uste'desuut'ittras nasltros aníesgábamos Ia uída en Síerra Maestra? " es pregunta

r ¡ rr)r ic¿r para atenuar la simple declaración: "LJ*edes no arriis¿aion lat'¡tlrr &m0 nosotros". Q si se prefiere, esta última es eufenlisrño de la

Rtrónca t(lru ür A lí."cid - .hküt Rit,ano

Page 124: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

hipérbole "Mientras nosotros lucltábamos ustedes e*aban debajo de lttc^ama". La pregunta "¿Terdrenos otra uez que recur.rir a las arnas?" siigura retórica para atenuar 'Tendremos que recurrir a las armas", efc.

También 1a pregunta retórica, como si imitando la litote, suel,combinarse con la negación y la afirmación. La pregunta del piofesor

;No e¡ a1 error?' vale por "Eso es rüt uror. Tamlien, " ¿Titryo qu"decírselo dos ueces?" vale por "Nu fpngo quc decírselo ioi rrrii .'L,pregunta retórica no es solamente atenuación; incluso, ordinarramentcse la conside¡a como una fo¡ma de dar más fuerza a ló que se afirma ose niega. A lo que se puede agregar - porquc todas estas cosas pueJ,,ser la pregunta retórica sin incompatibilidad - la n¿dl dr derpreciabl"función de incorporar a la audiencia como partícipe en lo que ei retóricojuzga o, más bien, darle la ilusión de participación, lo qúe no es pocaventaja.

Dijimos que la hipérbole ','Sencíllamente Io aníquíló" se puedesustituir por el etrlemismo "Enfrentó a wt campeón reiueho, no t'ácil dedobkgal.', y que ello puede hacerse por consideiación de quien eicucha.Aristóteles dice que la retórica se áivide de acue¡do a tres factores: elque habla, lo que dice y el que escucha. Este último es eljuezj y aunquese podria argumen(ar que ra_a decidir sobrc Io dicho en lunción ynada más que cn lun.ión de lo dicho mismo, es cierto cue no v¿ a

emitir el mismo juicio si el que habla es parco, desordenado, tartamudo,etc... y.si é1 mismo es sordo, sufre dél hígado, acaba de perder láhacier.rda,.etc... Tan verdadero es esto y bajo tintos respectos y manerasen general srbidas y probadas, que a quien argumenta qu. .i;ri.io r.decide sobrc el nrciito dc los'arguÁento, Jon pr.r.ind.náa de lacondición. de quicr los erpone y lá condición de quien los escucha, selepuededarto.h l¡ rrzón ton cl r¡rcgado,sí Je que no habria re(óricasi las cosas fueran como tcnclrian quc scr

El grado -sea ¡cal como crranclo ei hijo lamenta la muerte de su

madre, sea fingido como cuando ia Iamerltan las Iloronas que secontratan para qre lo hagan, sea ,ltentuado como en la hiperboie y elclimax, sea anulado como en cl anticlímax, atenuando ao-o.n lu

-. It¿¡óndr Nra t¿ /ttutk\1c¡¡¡ . hn ltiurüo

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Rc¡ór¡ca lrdr¿ La A ¿ieücn hutL Riüuto

lrt,,tr, y cl cufemismo o tergiversando como en el dicterio, el ditirambo1 Lr rlirrtriba- tiene esto de propio: que se encuentra en los tres,,,¡rl)()nr,ntes del acto retó¡ico. Hay grado -real o fingido- en la,,,,,.r, ll pcrsona o los hechos descritos, ensalzados, denigradoE etc.;

¡', , ,' lray también grado -real o fingido- en Ios seniimientos y, rr,,L ioncs del que emite el discurso retóricq en ios sentimientos y, n r., rol.lrs del que lo escucha o io lee. La comparación

-metáfora,','r,rrl, ¡rurábola, paralelo, fábula, alegoría- sólo se refiere al objetq no,l ,¡rr,, la aprecia. La ¡educción

-metonimia, sinécdoque- tambiénlli r,, (lr.rc ver tan só10 con el ob.¡eto del discurso. Por su parte, lar, ¡,r'lrcitin -anáfora,

epizeuxis, epístrofg etc.- sólo se refiére a las

l',,1,'1,rls y, mediante las palabras al grado de los sentimientos y las, rrrrioncs del retórico y su audiencia; pero no al objeto. Diciendo:",Afrr'rrlE mientes, mientest" el retórico no está diciendo que algo esrr, , \', (i s mentira; tampoco que está indignado tres veces, 1o que a:í, \l)r(,sl cs su firme convicción (o la ficción de convicción) de que lali, r,,or)a cn cuestión miente, tratando de suscitar en su audiencia una, rclrrr ia scmejante mediante repetición.

18

ll, r uerdo una historieta que escuché más de una vez siendo niñq a

I r , ¡rr,' mc tomó buen tiempo encontrarle la gracia. (Es una observación,¡,r, ,['be ser familiar a padres y pedagogos: que se cuentan cosasrrr,r,tcsibles a los niños y que éstos simulan entenderlas por purarrrrrl;rtitin, y también por pasar por aventajados, por vanidád, iosaslr, r(J son de poca monta en pedagogía, ni pequeña corrupción.) El

, lr\l('(lue digo era asi: Se abría un concurso con premio de-mil liLras, ',1 , r Iin¡s. Tema: El Elefante. El concursante inglés presentó un "Ensayo',,,1,r,'cl Elefante"; el alemán, el primer volumen de ocho sobre'la''lrrlrrtlucción a la Trompa de Elefante"; y el rotito chileno un, urr,L'millo de ocho-páginas a doble espacio y doble margen: "Chile y' I I'r,,1'l, ma del Elel"ante".

,,Scri¿ chiste también un título así: "Cultura Latínoamerícana e

llr¡irlnle"? ¿O "Eut'emísmo y Cultura Chilena"? Tiempo atrás leí enr r r.r r( \'ista americana algunas líneas sob¡e las histo¡ias de Gabrrel Garcia

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Márquez. El autor de aquella Jíneas echaba de menos cn la iiteratunrde los Estados Unido: ]¿ malcrr del escritor colomhiano (.n !rry,,\libros ocurren ro.ar gr¡ndc., grandirinras: por ejem¡lo, que \e (51irlloviendo por años,9uc de pronro l¿. gallinrs ,.omicnzan a pon.rm0r)tanas dc buevos, que Jas ra.as.omienzan a n,,lrjr terneros ou( (,sun gusto, que por días y días avatrza una rol¡ int.rminable de varonrsque aguardan para^ fornicar con una muchacha quc debe reunir unafortuna para reedificar la mansión incendiada de.su abuela, o que u1rdrctador [García Marquez Io.llama patrrarca) invita a ,u, Ái,.,iitru:; ygenerales a un banqu"t" donde les siiv" ¡¡ ¡¡, cnorme bandeia, as¡.[,al horno y_humeanrc todavia. ron rrniJorm¡., gorra. espada, ramitos J.',perejrl err las orejas y zanahoria en la boca, la gorda humanidad ,l.ladts¡s¡¡¡6 militar que rr¿maba darle un ¡ol¡c Je csrado. El nlsmoGarcía Márquez se adclanta a dccir que ésti, cxageracioncs no soninvenciones suyas, sir.ro que corresponden a la fo¡Áa como nar¡a elpueblo. A.lgo, dicho sea r I pasar, que no pa¡ecc valer con otros escritoresqtre más bien imir¿n a ectc riltimo prctenJiendo, por e¡emnlo. .tur .nun lugar la linea del horizonte sc bórró .desde .l .1,, .,, !u. ,rtoron ualguien, que hay en Santiago una casa llena de esprritui de clase altaque.tocan el piang visten smoking y beben chumpán; que en otr¿ casatambien anstó. rata y verarriega si i¿ installdo una c,lorme máou,naque ilena pasrllo' y corredores y que sc pone ¡ ftrncionar con r.uidosque llenan todo el balneario tun pionto el Benlamín depravado de lafamilia comienza a masturba¡se.

l,a hiperbole cs siempre exageración del graclo, sea cn lossentimieutos drl quc habla, sea en la cosa de que habia, sea en lossentimientos dcl quc escuch-a. FIe aquí un paiaje hiperbólico quecompuesto para un c1írnax dc fervo¡ u.ot y ,-orgriro ulianza 1as lindesdel ridículo. Es cuancLr chocan Hamlet y iacrtei sobre el cadáuei deOfelia:

HAMLET: Yo atnaba a Olelia. Cuaretrta mil hennatns no Dodríattco¡t.todasuca.t id,ad d,' ,un,,r ilt nlar ¿l nío... ¡l iue Dtos Mu;cstratneque haras. ¿Luc.haq uyuna,r, dtspedazarte? ¿Tragar ácido, acaso,clmerte un cocodrílo? Ptres,lo nisno haré yo.-¿A qié uienes aquí, a

Rt¡ónü tuíi l¿ lüli¡\kút hhrt ltitu,.

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I

lirrrrtr ¡rr', l,r Ii/rd¡¡,r Lr rri Rir dr!

ll ',,,,t, ,tr ,t htunillarme haciendl cabnolas saltando sobre su tumba?

tl,i t, ', t'u[tar uiua con e[!a v vo har¿ ltro ta tl!?Y hablando de

1,,,,,,,, ,,, ',t4att slbr¿ lsatr;s millonps de la]Pladas dc tiefta hasla

'1t,, rl strr[,t ,l'rrpru dn esaldarse al remlntar el sol transforme la

I t",t t I lttt¿ uen1lga.

11,, Ir,r1 quc rlecir que ia letra de esta interuención vociferante de

llllr J, I rr,, l.r \r{'e nadie: ni él nlisnlo por cxtremos que 5ean sus

.t1rr( n1os ni los que escuchan por más cuerdo que lo.consideren'

rrr, lrui¡ il pobre si le presentiran un pequcño cocodrilo en una

l' ,r' 1, 1,r '

( ,)n ( st¡ imagen de un cocodrilo a mano para servirlo tan pronto

, l,r t :,( ntr 1a ocisión se hacen patentes ciertas cosas En.primer lugar,

I' i,,r,,'1,,,1. tiene esto: que a veces la toma al pie de la ietfa quien la

, ' ,,j 1,,,, ., vr'ces la toma al pie de la letra quie; ia expresa, a veces 10

1,.,, ,,,' ,,si arnbas partes. Y tiene más todavía: que muchas veces, aunque

',, l,r ( 11 n cl que habla o no la crea el que escucha., uno.u.oko deben

r,,n,r lir ¡ la lctra sencillamente porque ha salido de los labios de uno

,, rr',,ü( nl ya en los oídos de los otros. Las arengas guerreras, los discursos

' ,, ,l't

', ,,r. l¡s cliatribas. dicterros v amenazas tienen con frecuencia estas

1,, 'l',1.',1,.r.

Por ejemplo: "Los ,iharemos al n'Lar", "Los sepultaremos, a

, //, . . r'rrr irijosy a loi hi¡os d, us hi¡os,'N a t.icnn derccho a Ia Hi,stona

, ,,u,lriur"ior'hudla di nr paso ¡ir el r¡rrr¡l0".Estos son ejemplos de

, , ,, , ,,lril,;s que muchos se preparan para engullir

1.,¡.¡ cindadanos todos así lo han comprendido" -frase que tantas

r,, * se lee en nuestra prensa seria- es hiperbole Tal c.omo los

''' tt' t t'u!t ,ni[ hermanos de'Ofelia". Pero los ciudádanos son millones de

. r , , ,,u( Llc lerdad eristenimicntras que la pobre Ofelia sólo tienc a

' .,,','.',lu Laertes. Nadie, además, equivo.a la ligura de H-amlct:'.t u ttt ttld tnil herntanos no podrian '" Pero' "El putblo ha

, ,,,,1',1'1,,1, l,,ln ,sienclo ¿ toda, luces hiperbole' suele tomrrsc al ['ic de

t.' I' tr:r lta'ta por el que la hace impriÁir' Y cada cuai ha..c 't

str modo

l , ' ,.r,, ricniia de los logros de Ia astuta retórica cuando s.: cn\ucnlra

1 J..i[ .on uno qui "no ha conprendido ". O consiclórensc frases

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------!

que se escuchan con frecuencia cn los discu¡sos de las camparlirs¡trlíti, rs. Por ejemplo: ";Err tni qol,icnto no hal,rá d,spoviioS,,,o hobr,idttc.Dtptcadal, ua habrd pprsc*idos... y asi rdelante cn una iarta anáfor.;r.No hJ tran\( urrido l¡ mita,l d, j periodo del carrdidato del raio, cuaI(.l,,r.r comicnz.a ¿ lornlar.c Ia Iegi.rn ,'le Io, de.to.cidos irente al o¡lari,,¡resi,len, ial. ;DijÁte qut: ¿n tu gol.ieno no'iba a l¡aber despoieidos!,,gritar.lmagírensc a1 presidcnte farándose err.u. dos pi"s en eJ bal.ón:;Y Ltieu! Era wm ltiperbole. ¡tol lJstedas. precisamoite. sou parte dl

¿xc¿sl quc,tr-ata..¿A q-ue uíenen a gritar entlnces, pedazos dr,sttyiluidadcs: ;Bah, ni d¿ retónca entirtd¿nt"

P¿r¿ t.erntintr, hc aqui un prsaie de un cscritor latinoamerjcaD,,quc puede:ervir como cjem¡Jar de retóricr hiperbólica:

S.i/, rr 1at t aias tatna ,,ntcagrala, dt rcuolucr las pagitns uiejas,dlttd,t ,la)t (anta cñtt ttt uoz y. sus ucsti¿ls de puúo< y en,ajcs, lost,rotüurir Llu¿ st' fustrrut por cl[tu]tnas. sút tetncr el pcso ¡ti contar laI,attga, a ta casa más nplia qu¿ se ha sabíJ,,labrar aún ¿l d.ccrr,tllu nnl. Qu( ,,1wdau nnle c[los cono ena]las y siu saulido camo¡roctsioucs de ancar y lutninanas dc lena.lns fi;sns cltt qrr'NurroYork ln ca[pbradq al print.r ceuknaia d.e su obra.los arcos dp Iriutú0,l,as paradas narrialcr, el Ltnil¿ dcsord¿tad,t, el gentío ejempla¿ elL)nnqud¿ ntaqti\ica. la oración t',tlninra y prolétí, a d,l ob¡rpi Je lo,ptrlt¿rtalttps (l le,mpll. radcarlo de hu*os de hjrne5, js¡/) /p5pg¿,dc l,¡t.rar.ln pra:idutria uino a postrarse ante e! padre Benipnu,t,iml,.landu dt. míedo, a,¡uél anti quictt a ntenudi ti,rAtirir" txItontLtrts, y peJía pt,rdón al ot'endida iott la misnta mano calosal dondey apla\tarou las La[as dcl indí0. tropezó el caba o dcl inr[,s v saltóat ptJa,:us I.a c,,rona que quiso Jaile su trupa au*,urnii; iq;rtto

tnt.¡o t{¿ ll¡shúry,,ü ,lttt , ra w¡a cunosidad , ta grajde quc setetia qrte hactr J ¡tt,tttt,. .t Ia t,¡,,Jtda...'(Martí: \\¡ashington y h Constituciirn, I_a Habana, 1972.)

Me viencn tambii:n aqLri, \.[urantcl]tc por mrs hábitos de crianzapn man a. arrebatos .lc rcr or i,. rr lrilrr r I ,oli, a y I,lnas de dccir que pasaj.,scomo este h¡cen nata cr l¡. njqinn. J" nueslra prensa.

tlÚúú.¿ t¡nt h t\úl¡¿1.it htu Rúruú)

130

Page 129: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Retóñd¡ t¡¡ lt Auli.üd¡ hn l Rin¡a

I l, .r(lri otro, de otro escritor famoso:

I ¡t,,lt ( )hilt, nlsotrls nada pldemos dar a los que petseuetan en la

ltt'lt,t l,tjo todos los rigores de las priuacíones y con ta,cuc.hi\Ia

, ' ttt utitttulora que, conti la espada de Damocles, pende a todas horas

.,,1r,, stts cabezas. ¡Nada[, excepto ideas, excepto c}nsuells, except|

, ,ttttttlus; armas, ningwm nos es dado lleuar a los combatíentes si no

,', l,r ,yu: la prcnsa libre de Chíle suministra a todos los hombres

l,l't,' ¡l.a pinsal ¡He aquí, tirano, el enemígo que sofacaste entre

,t',,',tra.s! ¡He aquí el uellocítro de oro que tratantos de clnquisrarl.

,l lt rt,yrí'como io prrnro de Francia, Liglate,ra, Brasil, Mon'teuideo,

t lnlr .y Oornentes ua a turbar tu sueito en medio del sílenao sepulual

,lt ttt\ ttíctimas; he aquí que te has uisto c7mpelido a robar el don de

lt tt)t,utts para paLíar el mal, don. que sólo fue dado para predicar el

I't,'tt! ¡l\c aqtLí que descíendes para justificarte, y que uas por lod,os

l',, ¡tttblos emlpels y americanos mendigando una pluma uenal,y

It,rrricila para que por rnedio de Ia prensa deftenda al que Ia ha

,,,,,t,1,:naáot ¿Por qué no perffiítes en tu patría la díscusión que

ttttt,tti(xLes ,n iodos los otros pueblos? ¿Para qué pues tantos mil[ares

,lt t,íttimas sacnficadas poril puñal; para qué tantas batallas, si al

',1,,t habías de concluir por la pacífíca discusión de Ia prensa?

(l) lr Sarmiento, Facundo)

l.rr tonsideración del niño en sus primeros años de escuela debe

.rt, rt lt r al cuidado de los excesos retóricos. Parece que en sus primeros

,r,, 's

r lc ejercicio lingüísticos, el niño no hace más que.ensayar y- ensayar

, I , rrrpléo literal Jel lenguaje y no tiene la habilidad todavía de

l,,rl,"riclas con su empleo figurado. Si oye, por ejemplo, de "mares

tüt t)urlltistablestt t " ejérciio ínuencible", "heroísmo espartano " se va a quedar,

',r n() con la cosa'misma con la letra de la cosa. Seguramente, los

r¡rl tlcnes autofitarios intuyen una respuesta así y no vacilan en

r,,'¡,rimir toda especie de exageraciones vacías en la mente de los

Ii( ( lulnOS.

19

l)mpleamos como criterio la co¡traposición en la clasificación de

Page 130: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

las tiguras qlle aqur.(e cnsava. porque en muchas ligura, é\ra es lurelacron mas*ostensihlc y porquc de ell¿ ¡¡..,,1,. el electo principal dr,taJes liguras. De ¡cucrdo a este cril erio._ sep aramos: dntttes;s, prrudo1.,oximoron. ironía, prolcp:is y ambigúedrd.

La contraposrción en estas figuras es, eso sí, sólo una especie dccontraposición. En generai, podemos ca¡acteriza¡la ao-o ,,nncontraposición que se forma con opuestos. por ejemplo: 'Viuírconhonoro norir cotL ¿loi.a" es antrtesis, peio en ella la ctntiaposición es doble:de un,a parte.la disyuntira e\ contrapo.icrón, pero es la oposición morir_vivir 1a que le da el ca¡ácter de figura de contraposición. p.ro .rt. .,un ejemplo srmple.

. Consi¡lérese, mejo¡ esta antítesis de Quevedo: ',La límosna es obrapía si sr hace con dürcro_ prlpio; más si (li que Díos no quiera) si hacec.on duterl a¡etn, senia obrn mtel". (Cartas del Caballero de la Tenaza)Aquí, hay_ una.forma antitética de'las cláusulas, forma que ,esuit, d.lsolo emplco de la adver,¡liva nas. pero, la anríLesil .,,¿r-ri.u,comprende dos oposiciones: pía-cruel y propia-ajena.

O,tonstruyamos inspirándonos en la oposición propia-ajena: ,,Tú

glz.ds la Jlft.una prapta, yo x{ro la rniseria ajetLa,,. Esta és antítesis todavianras compleja, nuesto que comprende los opuestos: yo_tu, sufrir_gozar,fortunr-miseria, propia-ajena. Así como est¿, nos sabe a mieles; y"nadiéva,a tuestionarla en público, aunque es seguro que todos la ti.in po.ridicul¡ en privrdo festo último es también una antítesis con naáie_todo, pLibitco-privaJo)

En profcsión rctórica, la antítesis anterior se debe considerar sólocomo una cntrc otras confeccionabies con el mismo material y queestán a mano del retorico scgún las reqrLiera. por e¡eápio,rntercamfiando ''¡ri'y 'yo" cn dicha antitesis queda: "yo goro lá-jortunoprlpia, tu sufres Ia nist'nn njrrra,,, que no está mal y quelal ¡euÉs de lapnmera, todos van ¡ cutstion¡r cn público y nadie va a rechaza¡ enpnvado.

Perq como no cuesta ver, con los mismos pares de opuestos pueden

R!¡ó¡i t¡'? üL t\ú¿m.h h(,tRituút.

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Rrtnncn ¡tr t h Arlntcnt hrtt Rirnro

, ir,.,Ir1rrs( nucvas antítesis. Por ejemplo, intercambiando los opuestosl',,r'r.r nris('r'ia qoeda'. "Tú glzas cln ld miserid propia, yo sut'ro con Ia

t,tr¡t,t t tluta". Intercambiando gozas-sufro, queda: "?ú sut'res con. Ia

I 4 t¡t¡ttt l)tol)idt y0 g0z0 cln la misena ajend". Intercambiando, al mismor ,, ,t,l !,

', lr1)pia-ajena y gozas-sufror queda: "Tú sut'res la fornna ajena,

',' ¡.,'.', l,t ntisería propia".

l.l,r r utsta mucho formar figuras en antítesis. Por ejemplo, el punto, llrL (los cosas opuestas limitan se puede considerar término de la

,,rr r , , r r rnrit'nzo de ia otra: el fin de la noche puede llamarse comienzo,1, I

' l'.r, 1, t'l fin del dia, comienzo de la noche. De estas denominaciones

', .,rlt,rrr figuras asomb¡osas. Por ejemplo, que "la luz nace de las.',ntl t,t.s", "que las sombras perecen en la luz".

A Lr ¡rlz se la puede llamar sepulcro de 1a guerra; a 1a guerra sepulcro,1, Lr ¡,;rz; y de allí resuita que todas las cosas están encer¡adas entre,1,,., ,, ¡rrrlr'ros y un retórico puede hacer chistes preguntando: "¿En qué

.t l,tú to o.\ enclntráis, seriorT" Unos dicen que la guerra es una agitación,1, l,r ¡uz, otros que la paz es un reposo de la guerra; de donde resulta

¡,r, l,r ¡irrcrra está en paz y la paz está en guerra, etc., etc.

( ) s,' pucden formar figuras antitéticas en cl entendido de que mayor

lr'.t,rrrr il que la que hay entre las cosas opuestas no puede haber entre1., . , ,,srrs, iiendo que al mismo tiempo parece que entre las cosas

,'t,r, \tirs no hubiera distancia ninguna (que los extremos se tocan,,,,,,,,, .,,. tlicc). Es el caso de los príncipes que se casan con pastoras y1, ,.,

¡ r, rslo rcs que se casan con princesas. "¡Cóno I

-estalla con pregunta

r r¡,r( r uu adversario politico en plena campaña pfesidencial- ¿l/dtr, t tlt t u nt( ttstedes que wt miembro de la alta burguesía ua a ser el líder

,t,l ¡rt,'l,li" Aquí, claro, se supone que no hay mayor distancia que la

, \ r'.rr'rtr cntre los opuestos. Pero se puede trastrocar el argumento en

r, ,r, , r'r rlirgico: "¡Vedlo aquí ante uosotros! Reniega de su rangl anstocrátict)

1 rt,r t,lrurificarie con el pueblo". O, si se prefrere: "Descíende de los altos

'.tt t tltt ltlTemplo a las humíAes nberas del lordán (o del Mapocho, que

1'.rr.r ,l ilSo es lo mismo) ". Como resultará obvio, las antítcsis -scall' '1,)Jir(ls,

sean disiógicas- que combinan el infinito de la distancia',,, r,rl (()n cl cero de la distancia demagógica forman legión, aunque

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Retóúcd t¡ Li Atulie ¿ia . .hn Riut,to

hay también quienes las consideran flojas y prelieren los mitos y laspatrañas: por ejemplo, que el pastor sea un príncipe encantado-o clcaballero candidato un auténtico miembro dé la clise obrera.

Las antítesis se forman también y por milloneq tomando comoperspectiva Ia posición que media entre los términos opuestos: pascal,

por ejemplo, delimita toda una exlensión de esta espeiie de antitesiscon este pensamiento, formulado también en pomposa antítesis:

¿Qué es el,hombre en el uniuerso? Nada, en relación con el infíníto;todo, en relación con la nada. (Jn mcdio entre el todo y la nada.

Este pen^samiento de Pascal esquematiza una idea del hombre quepare.ce confeccionada a la medidi para prodrgar antítesis sobre ;,su

condícíón, su dra.ma y su destino" y patn que el iombre guste a regalode la antítesis. Algo que se muestra mejor en este otro pensamientó deeste mismo autor que da sustancia a 1o ya enunciado:'

¡Qué quimera es, pues, el hombre! ¡Qué extraño ser! ¡eué monstruo,qué caos, qué

.co.ntradiccióu, qué prohgro! luu de ioáas las cosas,pob,re gusano de In tiena. Depósíto dela ierdad, sentina de la incertuay el enor La gloría y la uergüenza del uníuersin.

. Aún más elaborada, rebuscada y simétrica aparece esta noción enlos siguientes disticos de A. Pope:

Know then thyself, presume nlt God to scan;The proper sttdy of manhind is man.Plaud in this istlunus of a middle state,A beíng darhly wisr and rudely grear:With too much hnrul, dge for rhi scepti( side,With too much wea|ntss for thr stoii\ pnde,He hangs betwern¡ itt dlubt I0 o 0r rpst;ln doubt to deem hímself a god nr beast;In doubt hk mind or body to prefer;Born but to díe, and reas'nittgbut to err;

/

134

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Retóñc] ltn¡ h A ¿icückt . .h@1 Rn4ú

lltl.t trt igtarance, his reason such,

ll,,ttltr hc thuLhs too little or too much;t h,,,', al thotqht and passiott, all confused;

"t'll l,¡, lnnsclf abused or disabused;

t tt,tt,',l lnlf to rise and halfto fall;t ,t, ,tt lonl of all thutgs, yet the prE to all;',,,1, ¡r,lgtt of tntth, ín endless enor hurled;I ltt t,.lt¡ry, jest and nddle of the world!

l), un coro asi de proposiciones -cada una con un rango nada

,1, ,1,r,, ilblc de popularidad y aceptación- salen antítesis a granel:

,,1,,, 1'r grlrdezá y la miseria del hombre, lo angélico y lo demoniaco, ,' , l lr,,nrbrc, lo fáustico y lo qui.jotesco en el hombre; la fuerza b¡uta

r l,r ¡,rzrin rlivina, la libertad y el aherrojamiento; el pensamiento y el

rrr',r rrrlr r, t'l cgoísmo y la conmiseración, la carnalidad y 1a espiritualidad,1 .r,,,rr y lit necesidad, el estado de gracia y ei de caída, el de certeza y

, i ' l, rlrxrrancia, de posesión y exposiciór.r, de aspiración a lo infinito-y

,1, l,nrrrill¿ción en li nada. "No dejaretnos que preualezca en nosotras Ia

1.,',tt,t stl¡re e[ hombre"; "No tenemos nada que perder, y un mundo por

t',ttttu", "PoÍ la razón o la fuena";"Cuando las annas hablan, las leyes

, ,ll,ut : "Vino el demonio a tentarlo..."; "Voluntad de poder" , "Más allá

,l,l l,int y del mal", "Más a[lá del princípio del placer", "Culto de la

¡,, ,.,',,,,lii.lad" , "MegaLomanía", "Inautentiadad" , etc. etc. etc., son todas

1 , ., ,, , , ,rnstmidas oidinariamente sobre el trasfondo de una concepción

,l'l lr.nrbre de la especie esbozada por Pascal y Pope en las citas

fl r1r't t( rf('S.

l', rrr hay más (aunque todo 1o que hay no podemos siquiera,,,'r.rzur a esbozárlo iqui): y es que en la medida en que una, ,'r1 ( l)( i(in así del hombre'pasa como opinión aceptada, vienen

" l''.u Lr' . on ella innumerablet proposiciones que se pueden construir, ,,.ur r, , .r asuntos humanos respecta. Asi, sierldo uno ángel y dcmonio

r,,,Lr , rnlinito, espíritu y materia, azary necesidad, etc. etc se pueden

',,rr',rrril cntimemas según acomode; porque nadie puedc negar que

l,.r\ ( r) r1lro un ángel ni que hay en uno un demonio, de manera que se

, .t,r ,lisprnsado di hacei cosas demoníacas y justificado de exigirle a

135

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llitúL ttn¡' ltt Atú|ú\.ii l) t lli) h)

los demás que hagan cosas angélicas. Cuando el retórico se lleva lu

mano ai pecho, seguro que es el ángel el que la n.rueve para sujetar al

demonio que late dentro -aunque muy bien puecie ser al revés.

También, se pueden construir antitesis mezclando los opuestos.Cuando muchacho, circulaba un poema titulado Reir llorando. Loque sugiere inmediatamente 1a frase 'L[arar nendo". No sólo eso.Todoslos afectos, pa¡ccc, se pueden mezclar siquiera verbalmente. El odio ctcanñ0", clice una canción. El dolor es el placer cle los masoquistas; lircompasión es una especie hipócrita de i'goísmo; la envidia, r:nircombinación de odio y admiracicin. ¡Que no pucde hacer y deshacerel retórico con las ambigücdades de la psicología? Sobre todo, las

ambigiiedades de 1a psicología profunda. Si alguicn argumenta en contrildc la guerra y no se ¿comoda es un filisteo;si defiende la castidad dc sLr

hija es un hipócrita; si defiende tlaborto es un asesino, si 1o ataca es uucriminai.

También las ideologias mczclan los opuestos. Y que puedan hacerlono es mala prueba de 1o quc dice Pascal sob¡c los hombres, t¡atándolosde seres quiméricos, caóticos y contradictonos. Así, 1as oposiciones másiue¡tes se combinan en las ideologias: marxismo y cristianisrro,socialismo y democracia, nacionalismo y socia[smo, comunismo ymilitarismo, islamismo y marxismo.

Digamos toclavía [y para clcjar las cosas hasta aquí) que la antitesises una de las tcntacioncs más peligrosas del retó¡lco. Elpeligro le vien,'de la oposición simtltrica quc sugiere. Pa¡a ilust¡ar 1o que decimos,léanse estos versos dc R. Campoamor:

Las alntas nttry sitcerasconfundiendo mentirns y urtrddlesdespués que hacen dc sut:ños rcalidadeseleuan realídades a t¡uineras

que muestra muy brcn 1o c¡rrc queremos deci¡ puesto que estánconstruidos casi cxclusivaneutc cn lunción de la sin.retría verbal y con

]](i

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R.toticn t¡tu l4^ ¡? ci¡t htur RiLüx)

, r,r',r irtcnción al sentido: las almas sinceras no confunden mentiras

,,,,' ",

r'rhdes; y si llegaran a una confusión así, no harían de sueños

,,.,l,,l,r,lcs; y'ti hi.i.iun por quizás qué descuido esto último, no

' l, v,r irr.r sueños a quimeras.

t ) t onsiclérense esos versos de W B. Yeats:

I l, t,nu that I shall meet my fate',,,ltr¡ohere dmlng the clouds aboue;

llt,¡.;t' that I t'íght I do not hate

¡l¡,,,, that I guard I do not louP:.

I'.tlrirr ser que uno no odie a personas cont¡a las cuales lucha; pero

.,,,,,,i,',: qu. uno no r., u 1., perronas que protege [por las cuales

l,r, lr;r, supongo) es pura retórica de simetría.

20

Sihuscamos en eiDiccionario de la Lengua, sólo hay dos acepciones

¡,,,,,, lrr palabra "paradoja":

(l) Iispecie extraña y opuesta a la opinión común de los hombres;

( ,l ) Aserción inverosímil y absurda, que se presenta con apariencias

,1, v, ril¿clera.

S, rrgroga el empleo de la palabra "paradoja" en retórica:

I iiltro de pensamíento que cl1'Lsiste en e¡nplear expresilnes o frases

, y, r,' t t t,trcIue contradicciones".

\' , l l'jcmplo que trae de este último empleo es: 'Mira al auaro' en

.,, t r, ¡ttt:.rtS, pObfe".

I I.r, ,,,inrolo. la verdad, no vendría al caso; porquc es muy obvio

,,.,1,u,11 .,1 'sentido de la palabra "pobre" no ei el o¡ucsto d.l de la

,'', .¡'r ' ",'¡,,," :ro se quiere decir que el avaro abrrntlc v ¡ ll vcz no

137

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abunde en, digamos, oro sonante, lo que sí sería una contradicción. Loque se quiere decir implica el empieo f.igurado y el empleo literal,respectivamente, de Ias expresioires "pábrc" y'"ríco : el avaro ,,sliteralmcnte ri.o y üguradamente polrre, lo qu. no o, ni contradicciónnr novedad para nadie. No.hay, por lo demás, persona en el mundo queno sea,al tiempo rica_y pobre si uno sabe administrar las palabras. Porelemplo "Mira al pobre, en su míseria, rico".

, Ni se avienen tampoco las dos a.epciones que trae el Diccionariode ta palabra "paradoja." ton la definición que ofrece del empleo enretórica de la misma palabra. Porque rrna opinión puede ser extraña ycontraria a la opinrón común *por ejemplo, qúe la tierra está enreposo- sin_ se¡ contradictoria; ¡' ,na a,erción interosimil y absurda- .por ejcmplo, que los lcnusianos gustrn de servirse al hijo primogenitoa Ia parriJb- rrmlo(o ljene que ser contradictoria Erpieslonc'i qr"e¡vuelven contradir ción ron por ejempio: tigre uegetariaito . "dictadiradel

,p roletariado . " reuolución .pacílica" . "nt¿nt"orias1e rnj paraguas" t etc.

y de cslas trenen que traer lds paradoj¡s retóricas si han de envolvcrcont¡adicciones. En otras palabras: las paradojas retóricas de acuerdo¡l Diccionario no comprendcn paradojas de acucrdo al Diccionario.¿Será esto una paradoja?

Los diccionarios ingleses son más generosos. O encuentran másmaterial que recoge¡ Io que no es en modo alguno 1o mismo. ElWebsterde uso-corricnte,

_por cjemplo, trae seis acepciones fson, en rigor, misde seisj de la palabru paradox". Nrnguna de estas acepciones ioincide(on ninguna dn h., dot quo trre nuc;tro dictionario. ilelas aquí:

(l) ,A s!arctnent or ¡'rnpositian seenin¿ly self contradktory ar absurd,

aud yet explícable as ,x¡rrssi,,g a truii;

(2) Such sta;enrcnts collectiuely, r.tr the naküq of them;

(3) A self rcntradicrory and l,lu, pr!tplsítíon;

(4) An.argunenr nhich rhrotrgh a ualíd process of deduction arriuesto a selJ conrradictory condusion;

tuúr¡c¡t tú¿ h Atut¡¿rc h"ut Rr\üa

Page 137: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

RPt 'ndt t,ü,1l¡.n¿nmt hn Rit,arc

( ') rln opinion or statement contrary to receiue opiníon;

[t] hry pets,n, thíng, or act exhibiüng apparent contradíctions orr ir' ¿r ¡.risl¡r¡¡cics.

Asr, por ejemplo, la proposición "prepatarse para Ia guerra es la

,,1,t ,'t,t¡t,tra de córceruar Ia paz" es una paradoja de acuerdo a 0),I,tr,

,,1(r (lur' es aparentemente contraclictoria, realmente absurda y, con

i, ,,1,,, ,,, r.1¿deri de hecho y acaso demostrablementc verdadera.

l,rrrrbrérr, de acuerdo a (3), la proposición "Los gatos prefieren Ia

ll',','tltrt tle Kant" es una paradoja, puesto que además de falsa es

, , ,r rtr ;rilictoria; en cambio, 1'Los centauros pret'ieren la t'i[osofía de Kant"

r¡, ,\ tlr']a paradoja de acuerdo a esta misma acepción, porque no

, rr.,liL ndo los centauros no estamos en condiciones de decidir si es o

', r v(,llaclerar ni parece autocontradictoria, aunque el sujeto sí lo sea,

1,,,r ( lltc una vez que suponemos un centauro no hay nada de imposible, r , , rtr ibuirle preférencias filosóficas. Es el centauro el que cuesta tragar;

1,,,, ¡,'rlcrencias filosóficas vienen con é1. Dicho sea al pasar, una vez

,lr(: nos tragamos el centauro podemos ir al cine con él todos los días.

,\ ,lr¡ bie; sabe el retórico que 1o importante es dar por sentado el

, ¡ltlil rol

lil scntido (4) se aplica ejemplarmente a los argumentos de Zenón,

, ¡,ri,'n partiendo de loi principios de Parménides -"Es ,necesano que el

,,, v,,r"; "Es necesano que el no'ser no sea"; "Es imposible que el ser no

rr',r"; y "Es intposíble qie el rto'ser sea"- demostraba impecablemente

' ,l''1', 'ribi)idid logica del movimiento, de la diversid¡d, del cambio y.l' l,,s Iunómenos naturales todos.

Ll s, nrido (5) parece demasrado amplio. Decir, en tiempos de

r ¡¡.1,'fr¡l Colón: La tienaes redonda", seguramente representaba parr

',,,r..hos algo contrario a la opinión aceptada y en grado sumo

¡ ,,.',1'''¡i..o: decir, todavia en nuestro tiempo, que en fisica esprcio y

1r, rrr¡rr son dimensiones dependientes entre sí es cosa contraria a la

, ,¡,in ion corriente, y nada fácil de tolerar. Acasq también en su tiempo,

, ,:.,'rlt'rra paradó¡icá la existencia de microbios. La noción dc odio rival

Page 138: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

hacia el padre y deseo sexual hacia la madre en el pequeño infantcrigue sis¡d6, s.¿ ¡a'i rmpo.rble ile r. c¡r ar Así v todo ha y pro¡osicioncsen multitud, de aye¡ hoy o mariana, contrarras a la opiriión aceotaclaque uno no llamrria ¡or ello ¡araJojas: ¡or ejcmplo, ia relación'enrr.,cl t¡baco y cl cánce1_la exister.icia de un nuevo planeta, elestablecimiento de un gobierno mundial, la eliminación á. lar rr-u,nucleares, ]a eiiminación Je l¡ sociedad industrial o el reto¡no del osopanda. Y la razón de que no hablemos de paradoja en tales casos parececosa obvia: que no contravienen el sentiáo corún, l. verosimiiitud ola lógica; porque algo así -algo contrario al ser.rtido común, a laverosimilitud. a la lógica- debe darre para hablar de paradoja.

Y algo así forma el material del ¡etórico cuando estc recu¡re a lafigura conocida con cl nombre de paradoja;y 1a diferencia con el hombreorclinario es quc, mientras éste se encuentrá parulizado ante la paradojao cu¡ioso de encontrar su solución, el retóiiro la emplea sin'nada áe.:)g, sla parr pcnuadir, ser para di.uadi¡ sea para mirar.illar,5ca pararidiculizar. A.r la misma paradoia luede \orvir; dos retori(os enemigo).

. Por ejemplo, tómese el pasaje evangélico en que Jesús insulta a unahiguera porque buscando higos en ella no los encuentra. para un retó¡rcose trata¡á aquí de "ira díuina"; para el ¡etó¡ico adye¡sario se tratará de"íra

.sin objeto", por no decir insensata. O también, ante la explotación

del hombre por el hombre, un retórico ataca¡á la " socíedad' clasísta" ,e1r tanto que el ¡ctórico adversario exaltará la "sobreuiuencía del masapto". Anfe espccies como los versos:

Víuo sin uiuir et níy taft alta uída espero

que muera pjTqLte 1t0,tlLt(ro,

un retórico drría quc trata c1e cxpresar 1o inexpresable y su oponenteque son puro parloteo consonante. Ante 1a noción de un "utitínto detnuerte" un retó¡ico di¡í¿ qrrc cs proiunr.la trascendencia, su oponente,que es inconsistencia y derrotismo. Ante la doctrin a de I as "maiiuacionesincons^cieltcs',' , un rerórico d irá qr rc , ' ¡sicologir prolunda, su adversariohará fácil ridiculo de ell¡ dici,:ntlo a 1a asamblei que no se preocupen

Rtt,rn.r | ú,1 li.t ,lnt h tt R \tr¿

l4t)

Page 139: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

F'una ¡,¡n l¡.tttlvnú¡ hnn Rü\tt¡

r rrrr,, r I lo que quieren/ porque 10 que quieren de verdad es algo de lo

¡" '',, ri, ni idea. Ante Ia do.trina de una esencia bajo la apariencia,

,r' r,lijrico hará cosecha abundante de apariencias, su adversario le

,lrr r r¡rrL'por favor no pierda el tiempo en nimiedades y haga aparente

,1, rrr;r vcz la esencia.

l.rr ll novela Ei Sexto del piadoso y apasionado José M Arguedas,

l,.rr rrn pcrsonaje, un preso político, que dice un discurso a los del

¡,, rul lintre otras cosas, ésta:

t .)ttr las cárceles estén llenas de luchadores no es una prueba de que

l,t tirtnía sea fuerte. Es una confesiótt de su debílidad; descansa

ur(tonente en el poder de las annas en contra de la uoluntad de todo

I ¡ñs. A nosotros no nos amedrentan las balas. (p. 156)

No cuesta nada (y Arguedas también 10 pone en claro) imaginar al

,hr, r tor del penal a ii míima hora al otro lado de los muros diciéndole

,, ,,,,s subordinados punto por punto el discurso contrario

( ) ronsidérense lasparadojas con la justicia hechas porun personaje

l,r, u scntado detrás dé su escritorio en Ia novela de Ernesto Sábato,

Solrrt: Héroes y Tirmbas:

Iitt [h, para qué seguír, el hombr¿ es por nantraleza desígual y.es

utútil pietender furLdar socíedades donde los hombres sean igual.es.

,l,l,nús, obserui que sena una gran injLstícia: ¿plr qué un hlmbre

trrltojador ha de recibir [o mkmo que un haragán,? ¿Y por qué un

rrtúo, tm Edison, un Henry Ford debe ser tratadl lo mismo que un

iittl iz que ha naado para limpiar el piso de ura sala? ¿No Ie parece

,¡rr sr'na una enorme ínjusticia? ¿Y cómo en nombre de Ia justícía,

¡rtt:isamente en nombre d,e la justíaa, se ha de instaurar un régimen

,lt irjtrsticias? Esa es una de las talxtas paradojas,y siempre he creído

,¡tu, rlebería escnbírse largo y tendidl sobre el partiatlar.. (p 162 3)

21

t4l

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----

Unos dicen que el oximoron es unr especie de paradoja; otros., quces una especie de antítesls. Se distingue de ambas'fieurai, .n.ro.óiolpor su simpliridad. El orimoron c. licrl de consrr"ujr; y uunque clnombre no nos es famiJia¡ bastr mostrar uno para que el 1á.io..".ir..,;l3ah. así quc psl ps utr uxitnar,,u! ;Vava nowdad! E5ta reaccidn,

estamos seguros, va a prociucirse con tocias ias liguras retóricas quctienen nombres exrrlños ¡ara la gente sencilla; yia razón es simflc:los nombres sou extraños, pero no io que nombrán. Ocurre, pues, conlas ligtrras retóricas como le ocurria a ese gentilhombre de'Moiiére,que por más de cuarenla año. habia c.tado hablando en Drosa srnsaberlo. De esto, de ia denomin¿ción y cl concepto de lrs f,gurasretóricas, un poco hablamos ya. Pero vale la pena insistir. Las figurasson parte sustancial de la retó¡ica. Para algunos fly cuán iustifiüdosestán considerando los hábitos lingüisticos d. ci.it., cuituraslJ sontoda la retórier qle hay. De rlli la importancia de saber distinguir lastiguras, nombrarlas, defin_irlrs, caracterizarlas, y si posibie, a"unquctcntativament€, clasificarlas. Importa mucho saber^cuándo se estáhaciendo empleo retórico del lenguaje, cuáles son los entimemasretóricos, cuáles las figuras y si se están empleando o no con lentrmidad.Conocicndo l.as_form¿, gerrcrrler Llel entimema retórico y lai especiesde figuras del discurso retórico se está, con un poco de práctica, encondiciones de reducir pronta y seguramente los iiscursos'qu. ,. i.ano escu\han a sus tórmino¡ sustan.iales.

Volviendo a nucst¡o oximoron, he aqui ejemplos de esta figura:"Docta ígtorancia" , "Vídente ciega", "Muerti uiuíarc' , Dulc, amariura,,(y "amarga dulzura", como va de suyo), ,Arístocracia

obrera". íViuírpara morir", "Silencío elocuente' ,'Verdadera t'alsedad",,'Ríco en d|eudas","Muertos qrc canlünu", "Pnncipio del t'in,,, "¿Oyu el silencio?,', "Soñéque el Juego sc ht[nl'¿", Tu caridad acribilla ni corazón".

La palabra-".oximor¿1" r'stá fornada con las dos palabras griegas oxique signifita fiJudo, pLrntutlo; y noarós qtesignific; romo, J-b'otudo.Se puede deci tambicn, con nris tl¡boración y teniendo a la vista algocomo la geometría: oxi es por ,rgt'tlo y rnoorús por obtuso. Así, deür"oxímoron" con palabras griegas cs como mezclir agudo y obtuso; o,también, como decir, en espiñol, '4ndulcc" o ,'claíosn,ró".

Sólo que

Rútrln rún¡ ú Atuli¡.tctu hnü Rü\rúl

t12

Page 141: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Re¡óicn lnrn l0 /tudi¿ .ú hn¡ R r¡¡a

!, , r,/r/ri," -sea

en empleo literal sea en empleo metonímico de "agno ",, ,lttl,,,' - se aplica solamente en esos casos -en los casos en que la,,,,,,, s litcral o figuradamentg agria y dulce.Y lo mismo puede decirse

lr¡ v rl(' para la expresión "claroscuro". El caso de la figura oximoron, '. ,lr,,tirrto. Dccir de un escritor fsupongamos): "Escribe oximoron" es

l, rL( r(lo a deci¡ como lo hace nuestro pueblo "mezcla peras conrrr,rri. /r,r¡i.r''. En una palabra "oximoron" equivale a expresiones comortt thtr dceite COn r)ínLgte, perr\s c\n gatos, etc. etc."

I l, lilrri algunas definiciones de esta figura:

I I ) l\mtloja condensddt en dos palabras;

l.') I)igura que junta dos térmínos contradíctoríos e inclngruentest tt,t|¡ lara "sacar punta" a Ia sentencia o expresíón;

I i) (i) tradicciótx en los tétminos;

I l) ('nnjunaón íncongruente;

| ) I l;i{ura retórica que consiste en la combinación de dos conceptos, t l \ t t ¿ t l cnlente jpuestqs ;ltt) I:onna de antítesís en quet plr énfask o epigranra términos

t r ü t I rt dictlrios s0t1 ingeníosalnente combinado s ;li ) I:igura que consiste en reunír dos palabras aparentemente, , nt t rrulictaria.¡.

( orno l¿ antitesis y la paradoja, el oximoron es figura que se presta

l'.r,r |r litcratura y el lenguaje místicos, para la filosofias de aliento

l,,,,irrrtlo, para la expresión de intuiciones nuevas, para las grandes,,,rr.,unr¡ciones dialécticas y metafísicas, para las religiones de la razón

I Lr li, para la poesía lírica, para ciertas ideologias (como bajo muchosr, ,l)( ( ti)s el ma¡xismo y el freudismo). La raz6n es obvia: en todas, ,l,rs nr¡nifcstaciones culturales, en uno u otro sentido rclevante, l, rrrr'ntos contrarios se mezclan, se combinan, se fusionan o identifican.I rr nrístico llama a la luz oscuridad y a la oscuridad luz, vida a lar r r{ r t{' y nuerte a la vida, alma al cuerpo y cuerpo al alma. En filosofía

| , r ,

' Iu rrln lo que sube baja y lo que baja sube, lo que entra sale y lo quc

',,r1, urtra. Recue¡da las sentencias de las brujas en Macbeth: "Lo fco es

l',11,, v la be o es feo"; o la de Fausto: "Escuchalo bien, del uno harás

t43

Page 142: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

-!

Rúó.tc¿ tar¿ 1¿ Atuli. ctt htüt RMro

diez..."

En_filosofía, desde temprano se oyó de la oposicrón entre quienrs5eparabau Lriantementc :cr ) no-5cr y quienei en(ontraban que loshcchos, la realidaJ, rehu'ahan l¿ dicotomización, 1as categori;r*incomunicablc:, la lógi, a Je l¿ idcnLrdaJ y la no-, onrrrdi,, ión:

De algun tnodo el ser rLo es, de algLtt nodo el no-ser es;

Siempre.hay algo t'also en lo uerdadero, sienpre hay algo uerdaderoen lo falso;Es imposible que Ia Wnus de Milo sea bella desde todos los ángulos;es.t'Lecesario que sea t'ea desde ciertos ángulos para qtrc prLeda se,bella desde otros.

_ En contraste con estas proposiciones que parecen ias c¡eaturas clcla sensatez cn persona, salen al paso otras, aciso con más espacio ennuestra conciencia y más mrlrtantes, aunque de escasa resonancia en lapráctica de todos los c{ías. Como cuando se dice:

Lo real no es lo aparente;Lo aparente x lo t'ako;La fuz aborrece las tinieblas y las títíeblas aborrecett Lu luz;EI bíen y el mal san irreconcilíables;Si tu ojo ízqLierdo míra con ojo adiLbero, échalo t'ttera;Los qne no estátt conmígo están contra rní;Los hombres son a explotadlres o explltadls;Este es mí pueblo elegido.

El oximoron lo va a construir, por ejemplo, el marxista diciendo, enun plano, "de la burguesía nace el proletanado " y, en otro "el proletarioes el sepulturero de la burguesíct";o diciendo también [parodiando lahistoria del Ave Finrx): "dcl odio y la guerra de la sociedad c[asista naceel anor y la paz de la societlad sí¡t clases' (un odio amante y una guerrapacifistaJ; o, con más audacia: "la sociedad clasísta es (ímpücíta, potencial,dialéctico-hktóricamente) la sociedad sitt clas¿s". Pi¡o va también eimismo marxista a cscandaliz¡r con los oximo¡ones de su adversario,

144

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,1, ,,,r,, r,'rrrlo de reformistas, oportunistas, eclecticistas a quienes tratan

,1, ',,rrrlrinrr¡ sus principios con otros ajenos a su doctrina, unlendo el

,',.,r'r' (,,n ,'l ¡ceite, formando, por eiemplo o\imorones de la especie

,, ,' ,',,,,1 socialismo':' , "natxísmó nietzscheano" a "católico-marxista" '

R|¡ónüt !\tr¿ ht A idcrt húüt RtL\ttlo

145

22

(.)lri('n cmplea la ironía está siempre contraponiendo lo que piensan

' ,t1.:, 1 on lo q,.re piensa él; pero, empleando las mismas palabras que

' ,,,1,1, ,rn hs oiros. Implica, pues, en tales palabras un sentido opuesto'

, ,,,,',,,lir','sc ei caso di "los ióuenes ídealistas":

I lr Hrttpo de jóvenes revolucionarios se encontraba en las cá¡celes

,,,.,,,,l,iS.iu.dor'Allende tomó el poder en lgT0 Fueron dejados en

I'1 , rr r,l v la lrase fes un eoiteto) i'ióuetrs idealistas' empleada por el

tl'',.,1''',rr,te la Republica expieirba l¿ razón fundamental que sc

, r'rrr,, i)rra su liberación Y bien llegada la dictadura militar vino

.. '' , ll., l, ncrse\ución. el encarcelamiinto y ha'ta Ia liquidación en

,'.''''l':. .,',itidu,J.s de muchos ióvelcs; 1 "] dictador Pinochct c¡da

,,, ,¡1l,'.icjaba en claro que.riu, p.ttonut no recibiri¡n merced, se

,,1,,,,, ,, ,'llos con la misma expresión dcl Presidente AIIende: 'Jó¡'¿rl¿s

,./,.r/,,,r r. , pcro implicando algo muy,liferente y contrario a su scntidoI,r,

'.1 [''t'i cs un buen ejenlplo de transfornla,.'ión de una e-r¡resión

,,' 'rr' ,, , ulógica en figura de ironir.

( ) ( stc otro: El hijo -un bueno para nada, bohemio y demagogo

,1, , '1, nroclama antc los suvos, r la sobremesa: Lo que estP pdís

',,,,,,,'.!',,,lrsío.deuocíónysoli'daridad".supadre.enlugardede'irle,,,r, ,,,rrrril¡uvi. entonces, i las necesidades de la casa, no sea más que',,

. ',,',', ¡' rár, opta por la réplicr irónica: ", llisto.lo 4 ue.l¿,hací,a ttotar

,, t,, ,t,,nlic laioinoihtlTu eiergia, deuoción y solidaridad subre todo

tt,,,lt,latitladparalnfamtlia".Cliramente,enlaréplica,las.trcs.¡:1.abras. ','r. rr,.rl, s,lc está hiitoria -energia' detoción, solidarj'lad-srtrrilit¡nI

'.1',,lnt. Io conLrario de lo qúe significan en la proclanrr del hijo'

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Una obra maestra de ironía es la novela de Voltaire Cándido. linella, el asunto de londo es la c¡ítica Ia doetrina optirnrsta de lJtniz; l,rdo. trina de Leibn.iz, v el munJo cnrero ri5ro ;onro ij;u;r;;; ,uy,.I0d0 a(afte rcn utstas a lo meior en pstt mu d0 quc ps el ¡neior de tult,.t[os nutdos.pos.iblps ". a\r reza tal do.trin¿. Lo, penon¿ics princip¡1,*de la novela de Voltaire

-Cándjdo, su maestio pr"sio;r'u i, u. ,,Cunegunda- son lanzados a una Odisca de desastres"por .i ,un,l,,,euerras. terremo¡o\. pcs.tes. masacrc\ naulragios. torturis, violacionr,s,auLos de le. galerr.. es,lavitud, hc.hos todos puesLos en la superficl.icomo _medios para el mejor de ]os mundoi posibles; pero leíclosinlaliblemente bajo línea cómo descar¡ratlas y rnonrr.uoiur'0.u.ü* ,1"maldad. injusti.ia. crplotacion. arhrtrariedaá y locura.

La rronia es facil ,a ¡artrr de las palabras y las ideas; sobre toclq

.uando las rdras de los ot¡os no son las mismas que las de uno. Siaiguien le dice a su amada

-como es tan común an lur arqualur rorn,y los parques latinoame¡icanos-: "¡Vida, si ruuiera cuor. J¡,tii-*oouuidas serían para til ", a ella, si no esiá de acuerdq no l. ,, n.áriu, nud,rrsponder: ",Y si con la pnnera, nti pernto.. uw a llegar a uieja, ;:iué ,oya ha(,pr con las ntras tres? O, si alguien dice que hay qu. .rrubi...,

"lsoctatrsmo.en nuestro pais y olro piensa que igual puedc proponersc\ onstruir el cjr, ulo r u¡drado. tienc a su diiposición'la ironiu,

!;C¡rnu!

Y,t0n ellu. al ntism¿ tiempo y par el mistno inpulso, quedara coistruidoe1... ¡cnsnanismo!"

Es decir, que uno puede ironizar con las ideas de otro susc¡ibiéndolasenteras, con el añadido de un cololon hecho con ideas incomoatibles.Com(' el 5(nor, s(',¡rrc ls j¡¡, al policia: 'l.Jstcd habla con d Mi'nii¡stro devns y Comunicaciurrrs , a quien el policia respondió sin inmutarse:";Euirlente! y urt¿J. ,,,n N,'uion, rle tacln de la Via Láctea".

, Con las merls ¡,rlal,rrrs t ¡ todar,ía más fácil ironizar En nuest¡aslatltude5, la gentc s¡r' 1,. r, unirsc, ¿ ,¡blendas, de propósito v porentretenerse, a affeglar,l ¡nu dn" cn lon)o a una'borella de vino.Abundan los poetas \lue hl(L.rr r,.volucioncs en verso libre: v losnovelislas.que.piensanqurlos,li.ra.lor..,caudrllosy'patriarcas.ástánaguardando a la salida dc la imprcnta pam de"orar rus novelas v saber

B,etóti.d t)ar¿ la Adi¿,t\( hatü Rít\ü\)

116

Page 145: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

RP¡óncd ldtu h A ¿ieücít hn R¡n,(

l','r ln il (lu¿r atenerse. En las secciones lite¡arias de la prensa, muchas\ L , , ,. rr) sc sabe si le están tomando el pelo al iector, al escritor,,,rr, r(rrrlo o al mundo en su totalidad. La pura palabrería, el, rr, rr¡rlrunlicnto del lenguaje, las historias, situaciones y personajestr,r',,, rrrL.ntales hacen que el comentarista -en el café, en el bus, a lal,, ,r ,r , lpcritivo- ironice hasta sin quererlo. Si nos guiamos por las,,l,rl,rs y contrasoiapas de los libros, abundan las "ideologías" , lasrI t, t tt rt liuas", "nueuas corrientes", " escuelas literarias" y hasta

" t¡,rtt)t'isianestt. "Lo que ocurre",le dice uno a otro en el café, "es que tu

, ,ttt, r¡r ión del mundo es esencíalmente dít'erente de la mía". Y es dtfícll,1, , r,lir, ll pasar, quién se está riendo de quién.

l.r ironía es figura de burla y de crueldad. Cuando es de burla, no,r(,,lir r(.sponder si está construida con las meras ideas o las meras

1,,'1,,1'rrs, porque no cuesta mucho jugar con estas cosas. La ironía es, rrrr I L rr¡ndo está hecha con los hechos mismos; por ejemplq con lar r,rt, r iu tlc la decepción y el fracaso -es decir, cuando son los hechos,, I ,l, srncntido de nuestras ideas por los hechos, los que ia forman. Ar,,,r, tul es el contraste entre nuestras ideas y la realidad, que loslr, ( Iros nlismos sin más saltan como ironía. Un buen ejemplo, que se

r,l'rl, sin cesar en estos años, lo suministra la experiencia socialistalr, , lr,r ,'n Chile ent¡e los años 70-73. No cuesta nada i¡oniza¡ en casos.r'.r lrl ( l{rt sigue es, palabra más palabra menos, un discurso que escuché

'1, rlv;¡ 1'117 de un exiliado:

Lt li[¡tración popular t'ue tan Eande, tan contundente Ia uoluntad

¡,,¡ttl,r de cambio que la oposiaón se uio oblígada a conserurlr en susntttnos d Clngtesot el Poder ludícialy el Poder ComunaL Aumentabal tutntt.ntaba la líberacíón popular y la uoluntad de cambí0. Ni el

¡,,tto rlc los transportistas que inmouílízó el país entero pudo resistir\tt tttrilancha. Los médicos tambíén paralízaron ante el aL,ance del

¡,,,,1,,r popular que los tenía paralizados. Los obreros del cobre, tt,, utLtron sabre la capítal para uet más de cerca Ia uoluntad popular,1,' ,,rrtlio. Los comercíantes ceftaron sus negocios para no perderse elt \l¡t't táoi¡. Las uniuersidades ante tan co[osal t'enómeno se pasaron,t ltt t)fosicíón. En fin, tanto subió el plder plpular y la uoluntad de

\47

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R.rriút t¿ h/\ i¡.1c¡t¡. htút Rü\ut)

catnbil que tenninaran plr salir, ta lbié11 curiosls, a Ia arena, lostanques, las lragatas |os lighrcrs.

La llamada ironía socrática es así: Uno toma la palabra del otro conquien argumenta o disputa; y tomándola, la conduce a una conciusióninesperada; no sólo inaceptable, sino ridicula. Por ejemplo, cuando a lapregunta de Sócrates "¿Qué x la airtuli" responde Menón que es "lacapaciddd de malldar slbre las hombres" ,la ironía socrática no se haceesperar'. " ¿Tambiért la de Ln niño es esa uírnd7 ¿Y la de un esclauoT Ser

capaz de mandar sobre su dueñ0, ¿te parece qLte segLtína síendo esclauo sí

nnndase? " También es ironia de esta especie, y feroz la de Diógenescuando viendo ur.r gailo desplumado exclamó: "¡Miren! ¡EI hr.,ntbre de

Plarónl" porque er.r la Academia de Platón sc definía el hombre comobipeda ímplune".

23

La prolepsis pasa corrientcmente por figura de anticipación; y haytantas formas de enhebrar anticipaciones en e1 discurso que muchasvecesi en lugar de prolepsis, vendría mejor decir "disc¿rrso proléptico".

Claro que, si es por eso, igual valen las expresiones "discurso irónico","discurso antitética" , "disnrrso paradójica" , "disarrso anat'órico, metonínico,etc. etc.".

La razón de colocar ia prolepsis et.rtre las figuras de contraposiciónes que urdiénclose el discu¡so proléptico entre el pasado y el presente,entre lo quc cstá ocurrlendo y 1o que va a ocurrir, es como si el tiempose desdoblara, como si, paralelamente, fuéramos desde el pasado alpresente y dcsclc cl prcscnte al pasado, como si por la anticipación quetrae la prolepsis pcrmauentorente estuviéramos contraponiendo laacción consigo mismr. \,jsta dcsde acción ejecutacia a acción pore.jecutar

Por ejemplo, La Ilíada st'inicia con 1a prolepsis:

l4ll

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R,t,aL t tüú l,t ttr¡).1úr htnú 11"!!úr

!t, ltt lrna de Aquiles, qLrc talltas nlales lcarreó a los griegos, cantn

I ttt¡vt: Ml.tchas ilmas ualerosas precipitó al Auentl, muchos hérles

,lt', ,lt ¡n'esa a los perros y a los cueruos, porque así t'ueron,cnnp|idls1,,, ,rc,nu¡s de Zetts desdi el día en qtt elhi¡o de Arreo, rey de hotnbres,

t utt o tn tlisplúa con el gran Aqtúles.

t I s,'r, hay aquí dos anticipaciones o dos prolepsis:1a qu.e forma el

' ¡rll1l( nzo de La-llíada y la prolepsis que implica Ia frase "los arcanos

/, /, rr.i". Ellibro delGénesii contiasta con un inicio como éste.Tendría

ur t,no proléptico si comenzara así: "De Adán y Eua, p-adres de los

1",,,,1,n,s todos-y de las n'nles que trajerln sobre su descendetlcia, canta

lt,,,rt Nlttchaí atracidades, pierras y plagas cayeron sabre el nundo y

'tt,lt,ts alntas n'tarcharon aI ínlíertro por la desobediencia en que

tn ttrriL'ro tentadas por Ia seryiente'.

I lrry nruchos iibros que comienzan con este estilo prolé-ptico; y 1os

l, , ,',,,s, lsí y todq porl; contraposición que establece esta figura entre

l,,,rrr, rcsuitará de todr Ia acción v la acción misma Por ejemplo:'lr,llt,t tniró el reloj no ntas abrirlos íjos esa mañana Las ocho y medía.

, ll,, t , t trccrle al ntisml prlfeta EIías sí le dijera que al dia siguiente a esa

t,tt,tu,t h,rtr sLt cLtefpo yacería en la morgtte?"

i\, tualmente, se habla mucho de la estructura de la narración: el

rr, Lrl)(i entra como dimensión básica de tal estructu-ra y no es

r'1', , rrL'nte que Vayan muchos tiempos transcurriendo paralelos y hasta

' r \ rrlirrmcnte mientras se lee. Saber qué va a ocurrir es cosa más quc

1r, , u( nt(' ,:n las novelas actuales.

S,,n ¡rrolepsis, también, los anuncios a la entrada de ios lugares de

, ,¡,, , t rii Ltlos,'anuncios que anticipan lo que vamos a ver: una cabeza

l,.r lrrtc, ttr.t perro con seis patas o una gallina con uñas y con dicntes'

1.,,s ih¿rlatanes que vendeu sus unglientos cúralotodo en plazas,

t, ll¡1fl\'s y me¡cados'son también maesiros del arte prolcptic'r y nos

i,,',,,' nti,,die,ltes de su charla porque queremos saber qrtó v¿n a haccr

l, ,'lr',,'nte con esa enorme auiabtu qul asoma y vutlivc a asomar clel

, ,ro ( n rluc 1¿ tienen encerrada y a la quedan golpecitos en la cal¡eza

,1,, r, n,l,rlr': " ¡l'Jn momento, utx tnlmentito, Cleapava! ¡Ya ramas a úen10s

t49

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los /os]' En reuniones sindicales no cs lnfrecuente la cxpresión de unoen la galería mientras el líder adversario tomando 1a palabra arrea susfrases iniciales y prolépticas: "¡Ya, puh latoso, desenroila la culebral,'

. Prolepsis hay también en eldiscurso que anticipa una consideración,observaciór.r u obleción qur supuestamente vendrá de la parte cont¡aria.Por ejemplo: "... y si mí dacto colega considera que no eit'rente al pueblode P.... que hay que consrruir el puinte sina frenti al_pueblo dt q... porqu,pl tprrerc es tnás Jirme. cl cauce más ertrecho y d rráliro de mcrcancíamás intenso, yo tengo que hacerle abseruaq y con el debido respet| que...''La prolepsis de esa especie le da vivez ai drscurso, ensanchándolo, po.decirlo así, como en un diálogo. Da impresión de seriedad,'deconside¡ación cuicladosa dcl asunto, de conduición de una investigaciónprevia a 1a conclusión. El buen retórico airea sus discursos con" estosddalles, quc lo mucstran en cont¡ol del asunto disputado; si cs hábilen multiplicar los considerandos, puede, mauipulando detailes que auno no se le habian ocurrido, crear la impresion de que eJ asunto ie haexaminado exhaustivamente, dando la cuestión por ierminada con unasola intervención.

Algunos describen la prolepsis como 1a figura retórica mediante lacuai una cosa se presenta como ya hecha cuando su realización estápor delante, al tórmino de la acción que se está descrrbiendo. En estesentido, la prolepsts quedaría encerrada en el círculo de la narrativa.En represerrtatión cscueta, aigo como esto: "I/enía con ellos tambíénludas, el lscaiote, qut de.spués la entregó a los del Sanedrín,. Pero hayprolepsis también cuando cl retó¡ico da por hecho algo quc está porhacerse. Por cjcmplo: "El pueblo los condeió; la historia"los'expulso,'. Larxpulsión y ir ,,on.1enr, propiamente, están por delanie, son laconclusión dc LIna ¡, cióll ,¡rre rccien se iniciu o quc no se ini.ia todaviao que es imposible que nul.icl se rnitic (no ser más que porque en el\enlido impli( ¿Jo ni h.rv I'rr, blo rri hry hi.turia). Peio, aca.o no dejede haber aquí ¡ura narrrliv:r: :rri romo , l .tutor. dueño Jc su historra,puedc ¡6ys¡ 16., ¡echos

'cg,rn l, ¡,¡¡, ,,..' mcjor- dejlndo par¿ desnues

lo que va antes, poniendo antrs lo quc un'despues- asi tambiÉ,., elretórico procede ante su aucliencia con la histo¡iá: como si estuviera ya

R¿tú1nt tw¡ ld /Iúh.úit htuút Rú\ .

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, , rll,r s{)lo que escrita donde no queda más que convertirse¡,r,,1, ¡ ¡ 1r1¡¡¡ poder leer

24

L' ,rrrrhigüedad se dice, en especial, de las palabras. Y de las ideasI rrrl,r.rr l)r'ro no es infrecuente entender la ambigüedad como una,,rr,lr, r,in rie las cosas mismas. Considérense, por ejemplo, las especies

,,, rr',,r1, s rrgrrrpadas bajo el rótulo "monotremas" . ¿Son aves que maman, .,,rr nrrrlrifcros que ponen huevos? Seres ambiguos, podría decirse.I r , r r, r,l iiirr, claro, es qué opinarian ellos y en qué medida debemos¡r'l,urIs lmbigüedad a partir de las clasificaciones que hacemosrr,,,.,,tr,,s (), de una vez, en qué medida podemos tildar de ambiguasl r . i,li( ron{.s de la naturaleza.

I llrbl'rndo de la naturaleza, considérense todos esos procedimientosrr1,,,, r[' ocultamiento y engaño que clasificamos bajo el rótuloütutt ti\n10". ¿Es el hecho mismo -forma, colo¡ sonidq despliegue,

,,1',r ,r',¡rr'cto, etc.- ambiguor ambiguo sin relación a las otras especiesl, l,r', r urlcs la especie mimetizada se oculta sea para escurrirse sea

¡, rr,r rrtucarT O, en un plano más próximo, considérense las.,','l,rtiri, tl¡cles del carácte¡ la ambivalencia de las personas. ¿Qué más, l.r ( ()r)(lucta ambigua si no algo indeterminado en ¡elación con,,r,,tr,rs ('xpectativas, aunque no en sí mismo? Nuestras propias,, ,

',,,r, s pueden parecernos ambiguas a nosotros mismos, que las

, ¡,, r r t,rrros, sin que ello implique que sean en sí mismas ambiguas. Asil¡i rlior)('n, por ejemplq Freud y sus seguidores. Volvamos a nuestrol, ,1r., Si .ludas, primero, entrega a Jesús y, después, se cuelga, no hay

', ' l.r ,1,, lntbrguo en Judas: él es, justamente, una persona así. Y no es

I r rLrr, ;r lrr.rsona así, por io demás. Somos nosotros fsupongamosJ los

t., rt) son.los como Judas. Nosotros no entregamos a Jesús. Bucnq,11 ¡,r)iirros que lo entregamos. En este caso, 1o entregamos y quc

¡ r', , l siguiente. De ninguna manera puede ocurrir col.r nosotros quc

',,', ,,,lgucmos después de haber entregado a Jesús. Eso queda parar' rrli, rinlL-ntos ambiguos. En otras palabras, Judas es ambiguo no

151

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llcú¡c¡ ln h Aúli\rtit - .hrü ltlu r

porque en él haya ambigiiedad, sir.ro porque nosotros no podemosr€presentarnos los hechos -que entregue a Jesírs y que se cuelgr:e-sin postular clos Judas en uno.

En fin, sea que haya ambigiiedad en los hechos, sea que laambigüedad sólo surja en la relación de unos hechos con otros, quedatodavía esto: que hablando de las palabras, las ideas o los hechos se losencuentra ambiguos de dos mane ra: o porque tienen dos o más sentidoqo porque no se sabe qué sentido tienen y frente a ello sólo caben laincertidumbre, ia vacilación, la confusión. En ambos casos, hay en¡etórica las correspondientes figuras de anbigüedad.

Cuando una palabra se emplea en más de un sentido, en lugar ileambigua, mejor llamarla equívoca. Lo que importa aquí es que existereconocida y aceptadamente una variedad de sentidos de la palabra.Se puede decir que están establecidos en el diccionario. En empleocorricnte todas las ¡ahbras sorr equívocas.

Las liguras que se hacen en retórica con la equivocidad de laspalabras son las más veces para entretener y hacer reír. Mientras todosestán de acue¡do en los múltiples significados de una palabra, es

razonable sostener que no hay peligro de que la palabra introduzcaimpunemente dos significados en el discurso como si se tratara tansolo de uno. Por ejemplq cuando en sus Cartas del Caballero de IaTenaza dice Quevedo del que ha de cuidar su bolsillo:

... y enpezando n rlonnír dírá: "Bendito seáis uls, Señlr, que habéisperutitírlo que me desnde yo y que no me haya desnudado otroantes" ...

es una figura de ambigiicrlad, y graciosísima, la que construye esteautor, emplear.rdo dos scnticlos del verbo desnudar. Y otro tanto haceen el siguiente pasajc rntrocluctorio de su Carta a la Rcctora del Colegiode las Vírgenes, dondc aplica un empleo equívoco de una serie depalabras, usándolas sólo Lrna vcz, no dos, y haciéndolas equivocarmediante la asignación de complcmentos distintos que además nos

ls2

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ltnn t 1ar t h.\t'lnrn hnn Rn to

lr rt, r r(,ír por lo disparatados que son. Mejor citar entero este pasaje.

I tr r,rl¡ctado como tarjeta de presentación y contiene más figuras, ¡r, lrrs tlc ambigüedad:

lt,,n l:rancísco de Queuedo Villegas, hijo de strs obras, padrastro de

Lrt ,tjuns, l'tontbre ¿le bíen nacido para ma[, hijo de. algo, saior de

,,, t,l, t, coft'ade de Ia Carcajaday hernano del Regodeo; nozo dado alttttt o, prestado al diablo y encornendado a la came;que ha tení¿l yttttt', tt.sí en la corte conro t'uera de ella, nuchos cargos de conciencia;

,lttt ,ltscierule de [a casa de los Queuedo, pnr Io anal es de casa salar;

,lt ,tl:as atacadas; rasgadl de ojls y de uestido, ancho de t'rente y de

t tütt iurcia, negro de cabello y de uenfi,rra, falto de pies y de dicha,

r, i,lo dt: capa y de uergüenza,largo de zancas y de tazlnes, límpio de

,,nqrt: y de balsa, díce...

llstr'es un clímax de ambigüedad que termina por precipitarse a

rr,rvLsclclaspalabras"rasgado","amp[í0","negro","falto","raído","larga"

¡ " litnpí0".

A propósito de "hijo de algo", apréciese la ambigüedad en esta

, rr,'rrilll que lei en algur.ra revista o almanaque en mis arios infantiles,

¡l , l)llnca olvidé y de cuyo autor nunca supe:

litt.ttro don, señor hidalgo,

t, tl rlon del algodón,'l ttnl para tener don.

trtttsita tener algo.

Lr graci¿ de esta estrofa resulta de la versificación, la representación,¡rr. nos impone y, obviamente, la ambigüedad de la expresión "dorr"

,l (,irllilrccé tres veces, cada una con distinto sentido: primcro, 'rlorl", , ,rrr,, gracia de que uno está dotado, sea que le venga del ciclo o clc los

r', rr,s, cl don del señor hidalgo; segundo, "don" como obsequio o

¡,r.sL ntc, lá alhaja que viene en caja con fondo de algodoncs, cl don

¡,rr, sto sobre algodón; tercero, "don" como tercera silab¡ dc la palabra"'rir'rrr/rirr" que, para estar ente¡a, además y antes de 'dort", nccesita tcner

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Rt¡ór¡cn P.tutld A ¿i cii htu t R¡wuv)

" algo" .

La ambigüedad suelen emplearla los esc¡itores en los títulos de suslibros y jugar con ella en el desarrollo de la narración. Por ejemplo, enla obra de T Williams Un Tranvía llamado Desco, hay eso'en primerlugar: un tranvía con el nombre de "Deseo"; pero no puede sugerirnosalgo así el mero título; además, a t¡avés de lJ acción, ¡de cuántás cosaspuede ser metáfora la frase "ur¿ tranuía llamado dueo"1. Hay una obrade O Wilde, The Importance of Being Ernest. La palabra "ernest" es

'seríedad", en inglés; perq también corresponde ál nombre español"Emesto" y el sentido de la acción oscila gracias a la ambigüedád deesta palabra. Si uno ve en vitrha el títuio Demasiado para Concepción,puede entretenerse bastante tratando de advinar de qué se trati; y elautor puede no desencantarlo situando en 1a ciudad de Concepción a

1a pobre colegiala Cor.rcepción que por salir de su pensión ha quedadoembarazada y abandonada más allá de toda posible concepcién.

No se exagera diciendo que son millones y millones las aplicacioneshabladas y escritas en que se emplea esta ligura de ambigüedad queentre nosotros se conoce con e1 nomb re de "dob[e sentido". Ni se exageratampoco al considera¡ este juego retórjco con las palabras como unacaracterística cultural. Etltre nosotros son comunes las chanzas v loschistes basados en el empleo equívoco de las palabras. El don Otio denuestros chistes, nos hace reír casi únicamente por esta aplicación dela ambigüedad del sentido. Por ejemplo: le dicen que el cemente¡io se

parece a una banda de músicos porque en el cementerio hay tumba,tumba, tumba y 1a banda hace ¡tumba, tumba, tumbal Don Otto ríesu ioi, ojl y cuando cs su turno de contar la gracia en ot¡a reunión diceque en ei ccmenterio hay tumba, tumba, tumba, y que la banda hace

¡pomporopomponponl

He aquí otro jucgo con cquívocos de O. Henry:

Contraté a un mozo quíen se suponía que sabía conducir mulas yhacer trabajo de intérprete. Resultó que interpretaba muy bíett a lasmulas, míentras que conducía el inglés coru suma dureza.

De Quevedo se oían muchas historia en mis tiempos y mi provinciade niño. Seguro que muchas sc las colgaban, como esas colas que le

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Page 153: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

I<¿tónc tdrd h Aulie cit¡ hnú¡ Rüa o

'11, ll',ur ir uuo sin que se dé cuenta los compañeros traviesos. De lo'lr, rr) ( s ól mismo causa menor, con ese ingenio y gusto suyo por lo

lr rr,,, r r y lo picante. Recuerdq entre muchas historietas en que aparecía, I I r,rrr (Jrrcvedo como si fuera un simple pillastre ésta:

t,ttt, lu r.lesafíaron: "¡Que no os atreuéis a decirle a su mdjestdd, lnli,tttt,r, r¡ue es coja!" Queuedo aceptó de buena gana y al día siguíente,tut, tt¡tla la corte, entrando la Reína, se Ie acercó con dos hermosas

t tt\t t\, t un blanca y una roja, y con gracíosa reuerencia le díjo: "EntreLr l,l,tttt'u y La roja, escoja mi Reína, escoja".

| , lir irmbigüedad en lenguaje hablado no puede expresarse bien enl"rrr,r r'sr'r'ta. Uno puede fingir una escena y un diálogo: la Reina en, (,r1llil|u rcal, sin poder conciliar el sueño y dando con el codo en las

' , , ,trllrrs rlil Rey:

, t .)tu| habrá querido decirmeT

' (

')trutn?It',, ()ueuedo.

, t 't táuLo?

Ii\tt t n1añand. Me presentó dos rosas, una blnnca y una roja, díciendo:t',r tirr mi Reina, escoja.

, \' ,túl escogisteis?

,\' ,yí: importa cuál ucogí! ¡No se trata de eso!... ¿Qué me quiso,lt ir? {

,N,t ntiend.o nad,a!l: tt lt t sala,las mujeres cambíaban rkítas y miradas tras los abanicos.I ,,' honbres se mordían los labios.l','n), ¿por qué7

l|snja, mí Reína, escoja... ¿No os dais cuenta?

, l),' tluó?

, ^lt'

lí¿ió que elígíera entre ambas rosas o me díjo que soy coja?

,t onn!... ivoto a ... ¡Maiiana mismo haré...t u,ll,r.k¡ lo consídero de una manera, estoy segura de que me

,lt¡,, ,yn escogiera; cuando de la atra, juraría que me dijo que soy

t55

Page 154: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

R.tó cntn h|tulu¡ti¿ ,n 1Rr\ b

Como se ve, la contraposición fluctúa, como un péndulo; y uno

puede considera¡ sir.r forzar nada, al mismo Quevcdo indeciso sobrc

quó lue ln que diio a ]a Reina: si quc escogiera o que es coja.

De que hay ambigüedad cn este ejemplo, no cabe cluda; de que no

es la ambigüedad del equivoco tampoco. Las palabras se dicen y el qui'oye oscila entre sus significaciones alternativas; muchas veces,le ocurrc

otro tanto a la misma persona que las dice. Y muchas veceE también,

una ambigüedad así se da en las palabras escritas. Supóngase que unpresidente electo de la República Argentina escribe alas "madres de Ia

Plaza de Mayo" (esas pobres mujeres que claman por sus hijos e hi¡as

" desaparecidos'). "Os prometo hacer justícia". ¿Qué quiere decirprecisamente el presidente? ¿Qué entienden precisamente las madres

de la Plaza de Mayo? ¿Se conocen, se conocerán nunca, las especies y

el detalle del tr ato que se ha dado a esos miles de infortunados seres,

los "desaparecidos"? ¿Cómo cntonces tratar a los hecho¡es? ¿Hay leyes

con que medir 1o que se obró en la más negra de las noches? ¿Cómo se

hace justrcia, entor.rces? Aquí, la contraposición queda como inmersa,

como pura realidad ciega, meramente sentida: ¿Sabe nadie qué se dice

y qué ie entiende cuando se declara a este respecto: "Os prameto hacerjustícia'?

O considérese aquella proposición, popular en un tiempo no muylejano y suscrita por tantos escritores humanistas sobre "el honbre en

la sociedad sin clas¿s ", el hombre en una sociedad tal que ahora puede

por fin "desarrollar t0das sus potencialidades".Parece quela " solidaridad

íntentacional" era una cle estas potencialida áes; la "renLutcia a las t'inesegoístas", olra, eI "centralismo dentocrático" , Ia "crítica constnrctiua",la

"dkciplum partidana ", otras. "La dentLncia del orgttllo y el subjetíuísmo",

"el ualor autocrítico", "la supr:racíón del ulluntarisnú persottalisfa" seguian

er.r 1a hilera interminablt'dc las potencialidades humanas. Perq dejando

sin contar estas especilicaciones, o las que ver.rdrían desde la perspectiva

del Estado Policial, sus aparatos de interrogación, sus cárceles y campos

cle trabajos forzados, ¿qué signiiica "desarrollo de todas las potet'Lcíalidades

hunanas"T Ya no se trata clc murnurar uno para sí "Es...coja, mi Reün,

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r-

I

Rttóriút t¿ li /lú¿ü\1cü hkrt Rüwh

, . ,)¡tt'y preguntarsc "¿Qué es exactanterLte la que estoy diciendo? ; o,l , ,.r rilrir: Os praneto hacer justicia" , sin sabe¡ nadie qué está

"., 'Ll,rL nclo ni naclie qué está leyendo; por el contrario, hablar del

l, ',trnlk¡ de tr¡das las plte|lcialidades hunanas" es, rigurosamente,1,.,1,1,r, tlc todo no clicrendo nada, da¡ la apariencia de una cabeza

',Lrrrrlr rle todas las expectativas posibles cuando de verdad está más\.LL Il ( luc t'tul-ica.

i ) L onsidérense expresiones de cnorme implicación eu nuestrolr, rll)(J cor.rlo son "democracia' y ' socialísmo". Se podría de cir,

l,r, t rsirrr(lo significados, que socialista es la sociedad en que los

t, ,,tir( Llfios de los medios de producción están organizados; algo que,,r i,rr socialista va a aceptar. Pero, ¿quó más significa la palabra''',,, r,r/rsllo" que uo llos ponga cn situació11 de no poder decidir al,',,1'i,,rrl¿ qué estamos eract¿imcnte diciendo? O considé¡ese

'l' tt,¡L raciti': se pucde decir que la democracia es el régimen en quer, ,, l,

',. los individuos se organizan en un estado político. La diferencia,

,1,,,r,r, r's tluc cuando reducimos el socialismo a la organización de los

¡,r,,1'r, turios de los medios de producción estamos diciendo algo preci:0,1ll(lLrr'ltitdie 1o acepte; mientras que cuando reducinros la denocra.ia

r Lr ,,rgrrización de todas las volulrtadcs indivicluales en el cstaclo, noL,l¡, ¡,:, nrcra idea lo que estamos folmulando, sino quc rigurosamente

,'r,lr, srrbc con exactitud qué significa.

Ni nirtlic sabe exactamentc qué significa ser cristianq ser católico,, . L,r( rr( i¡lista/ positivtsta, pragmatista, materialista, comunista,i,' rrr,rlistl, hedor.rista, etc. etc. A Be¡trand Rusell se 1e oyó una vczl,, rr t¡rrc era empirista, aunque bien podria no ser más que una

¡ , , t, rsion su,va. Otro tar.rto se puede aplicar de antemano a todos los

t , , , , rL.s ch alguna confesión. Tal es, sc puede decir con seguridad, cll, .r ,r,, ilr'1as grandes palabras que se proponen aba¡car nuchas cos¡s:, , ,l,,Ln ,rl control del que las dice, porque resulta rn.rposiblc n priuri,l

'r, ,r lus ur un simple significado. De modo que, cuando palabras dc

' r.r L \l)( cic sc repiten en un mismo contexto retórico hay qttc ntentltr

', , , rrirlltltr; no sería nacia extraordinario que nos cl.lcontralru.nos ¡r.ite, Lrr.r Lr¡irrr.i rlc ambigüedad. Además, con tales palabras, 1l ambigiie clad

r57

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Rl¡iÁet lMt kr ll ¿n¡cxt . hkut L ú0

puede ser factu¡a del retórico; pero muchas veces se hace sola, sin

pedirle parecer a nadie; tantas son las cosas que se pueden entendcrcon tales palabras quc

-quitada la ambigüedad que casi siempre sur¡,r,

yendo desde el que habla hacia el que escucha- basta que se repitan,basta que salgan cle r-lna sentencia y entren en otra para que cambicnde significado. Se puede decir sin fallar que cuando el retórico emplclestas palabras no sabe é1 mismo 1o que está cabalmente diciendo.

Por ejemplo, esta tirada de más que frecuente ocurrencia: 'Torl¡r

hombre que se precie aspíra a la libertad. ¿QtLé sería del hombre sm Iulibertad? La esenaa más íntüna del hombre es la líbertad''. Sin un respirt,1a palabra "libertad" ha pasado de aspiración humana a condici,rnnecesaria de humanidad, y de condición necesaria de humanidad a la

esencia misma de la humar.ridad. ¿Qué cosa será la libertad que es todlestas cosas al mismo tiempo? Y ello sin contar todas las otras cosas, las

que van a salir sin falta a flote no más seguir empleando la palabra

"libertad'.

O considérese el siguiente discurso: "A su justicia burguesa,

respondemos cln nuestra justicia praletaria; a las tnazmorras sombrías

de v justícía rle clase responderetnos con el ágora abierta de la justícía

popular". ¿Qué significa aquí la palabra "ju*icia"? Parece que viajarainmodificada de una cláusula a otra. Pero, naclie va a discutir que cl

concepto de justicia lue aculiado sin considerar para nada el conceptocle clase social. Tar.r pronto se combinan las dos cosas

-justicia y clase

sociai- la palabra ')lstícia' se transforma en algo esencialmente distintoen cuanto a su significado. Más todavía: cuando se habla de justiciaburguesa y justicla proletaria, no sólo cosas contrarias se dicen, sino

dispares: una justicia se supone fundada en la explotacrón delproletariado por 1a burguesía; la otra, en la eliminación de 1a burguesiapor el proletariado.

O considérese todavia esta hipérbole: "¿lu*icia? Sólo el proletario

puede hacer justícia". En gcometria, las hipérbolas son curvas que a

partir de un punto comienzan a eievarse a grandes zancadas hacia el

infinito. Algo así ocurre con cstc cjemplo: empieza uno a consicierarlo

más de cerca y a corto andar no sabc de qué está hablando ni qué está

diciendo. La cosa "s¿ ha escapado al ínfiúto".

l5ti

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rRúónct trn la lltulie ci¿ . hkrt Riud a

25

l,;r sustitución y la supresión suelen ir juntas. Por lo menos, toda\ , ,, ( luc hay sustitución hay supresión de lo sustituido. Y aunque puede, , r)ruchos casos (como cuando un pobre se saca unu tnuélal haber,rL¡rr,sitin sin sustitución, no es éste en general el caso de la retórica.l\lrr,lrrs, muchas veces en retórica se suprime para sustituir. A veces,, L, r1o, cs 1o contrario: se suprime sin sustituir, pero no por muchorr¡ nrl)o, o no sin que nadie se dé cuenta de Ja supresrón no sea más quet,,,' , l hueco que la sustituye.

llt, lcído, por ejemplo, más de ur.ra Historia de la Unión Soviética.l rr ninguna he encontrado rastro de Tiotski. He leído alguna historia,lt ¡ :,lr gran potencia posterior a la caida del ahora infame Stalin, donden,,,, romb¡a a este titán de la historia soviética (porque lo es, gústenos,, rr.) nriis de dos veces, y apenas de pasada. Son supresiones difícileg,,r',r rrnposibles, que me recuerdan el KPDLGU grupo que se formórrrr,r l;rrdc, de 5 a 7, allá a finales de los años 60 en nueit¡o Institutol', ,l,uligico y cuyas siglas significaban "Komité para la Derogación delr | ,,y tlc la Gravitación Unive¡sal".

'lirrrbién, más adelante, durante Ia dictadura en Chile, campeó la'rtjr('\i(in de los hechos, y hasta de las personas. Por ejemplo en losr, rt,rs rlc cie¡cias históricas, sociales y humanas. En filosofía, se llegó a, 1, , lrrrrrr en algún Departamento de Educación o Decanato universitario,

1 r',, l,,stlc David Hume (el pobre incluidoJ adelante, todos los filósofos

' r,rr sujctos peligrosos y habia que suprimirlos del programa de, rr',1 rr,nza. Las excepciones señaladas eran el español Ortega y el alemánl l, r,[,ggcr

l,,r rlictadura argentina llegó aún más lejos: borró del mapa oficial a

lr, rrrl y sus seguidores. Y no hay que hablar de laAlemania nazi, c¡ue

1 , rr, rrlizii la supresión llevándola a la altura de la hoguera y los hornos, r' lltitlOl iOS.

\/, 'lvit'nc1o a la dictadura militar en Chile. De buena gana, cn los

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|t1'rtdt t¿nt1¡ A¡¿i¿1ün hú¡ Ri¡rro

medios oficialcs se hubi!'ra bo¡rado el último vestigio del gobternopopular dc 1os arios 1970-i973. En la irnposibilidad de hacerlo se

recurrió alcpíteto dislógico (uno de los artificios rctóricos que permitensuprimir sustituyendo) ,v se impuso 1a caracte¡ización de este periodo

cn la histo¡ia institucional chilena como "el períoda del caos y lauiolencía". En contrastc con tal hon'ible época, se caractenzó 1a dictadura

militar con e1 epíteto eulógico 'crz de la reconstrucciót nacíonaL . Por1o clemás, siempre clue hay un golpe militar se inicia con éI una "era de

Empleando. pucs, la supresión y la sustituciór.r como criterios de

clasificación cle las ligulas retóricas, separamos: epiteto, antonomasia,

sín.rbo1o, personificación, cir-cunlocuciil.l o perílrasrs, atenuación,paralipsrs y prcterición.

Epíteto es toda frase qr,re caracteriza cl nomb¡e. Por ejempio: "el

antígo predilecto de Aquilel', "el ntás anado de ltx díscípulos de Jesús",

"el ltéroe de Rancagn", "la de las ojas de lechuza", "el chacal dc

Nalnrc/trn'r¡". Basta la frase par¡ c\ocar el nombre. Así se dice, por lomenos, aunque no sier.r.iprc cs así. Por ejemplo, er.r 1os cuatro primeros

casos sabemos que se trata, rcsp ectivanente, cle Patroclo, Juan

Evangelista (cvangelista es también cpítcto) O'Higgins y Minerva. Pcrq

¿quiénes saben el nonrb¡e que corresponde a1 epíteto "chacal de

Nahueltaro'? Y ya que cstamos en eso, ¿quión sabe qué es Nahueltoro?

Con cstc irltino ejenplo se clestaca dramáticamente una funcióndel epítcto, quc algunos ponen incluso en srL clefiniciótt, pcro que otros

separan y no,.nbran rntonomasia; la lunción cie sustitui¡ el nombre al

que originalnrcntc sc rplicaba como adjetivación.Enfugar de "el alba"

recrLrro a1 lanioso rpitcto tle i-iomero y digo: "/a de los dedos de rosa",

crr lugar de Ncron, portgo: el íncerLthario de Rona"; cn lugar de Joc

Brolvn [un cómico dt. un¡ ]roca cno¡me de mis años de niño) pongo:"elbocade señonta '; er.r lugar dc cierto conocido rnilitar (quc no nombropor miedo de q,,re me fusihn) pongo: "el general de la ntLterte"; enlugarde don Quilote, pongo "ry' cabalk'ro de Ia tn*e figura", ctc. etc.

160

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Rc¡ótíci pa l¿ l|úi¿ cú . .hta RivaD

( r( rt¡mente, de los epítetos y antonomasias surgiefon los nombres;r 1 r :,( ponen todavía los sobrenombres. Por ejemplq "cara de tabla",r rro (luc la tiene con salientes escasas; "espaldudo" a uno de muchas, .y',rl,l ts; " ojos de lechuza" al que los abre enormes, etc. Del epíteto y larrr.rorrasia, por sinécdoque, se pasa a nombrar con ellos toda la

1,,, ,,',',r; luego, por sucesión familiar y finalmente por convención se,., ,,1 rrorrbre bautismal que nombra la persona como puro signo y no

¡,,,r,r1¡lrrna característica suya.1.,) (luc mucho importa del epíteto -y de la antonomasia, en

r ',¡,, t rrrl - es esta función (esta sinécdoqueJ que sustituye la cosa por

'rl r,r,rgo, clementq aspecto, hecho o carácte¡ suyo. Muchas veces se

¡',r',l, rlccir que la cosa se ha suprimido y en su lugar ha sido puesta,lr r , s¡rr'cic de tan dudoso sfalls que no puede sino resultar admirable1., ,rrrrplitud y prontitud con que esta sustitución es aceptada. Unarrrrr ,,trr cxcelente de este logro delepíteto es, otra vez, Stalin así comort,.r( ((, cn la consideración popular. Un Stalin antes del célebreI r11, :,rrno Congreso de 1956 y otro Stalin, después. Un Stalin arquitecto,l' l,r llnirin Soviética, conductor victo¡ioso delEjército Rojo, vencedor,1, l,r Alcmania nazi; otro Stalin asesino de millones, masacrador de, ¡¡1¡¡r.'sinos, monstruo del culto de la personalidad. Tal como Belcebú,1rr, 1r¡i¡1¿¡q es Luzbel luminoso y bellísimos, arcángel predilecto del, 1,,'r',r, y después, Lucifer que arrebata la luz y siembra las tinieblas,,rll

'' r,r cn el rango de los seres detestablesr negro, feísimo, repugnante.

Lr su¡rrcsión que, sustituyendo el nombre bautismal de la cosa por,¡r r rsAo suyo, obran el epiteto y la antonomasia se muestra,lr rrrrticamente cuando directa o indirectamente hacemos la, \l), u(r)cia del sujetq la cosa o el hecho así suprimidos. Sea en un, rrIr,lo o cn otro: seael chacal de Nahueltoro con quien, sin saber que, , l, lrt'nros comido porotos con chicharrones y vino tinto en graciosa

' , ,

' ,

' ¡ ,,rr ia todos los vierneq sea " el ruiseñor del siglo", poeta delicadísimo,

, 1, '.r,lisimo, aspirante al Nobel, con quien, también sin saber que es

, l lr¡ rros comido los mismos porotos con chicharrones, bebiendo clllrr',llro vino los mismos vie¡nes. "P¿ro ¡cómo! ¡No puede ser! ¿Ese es el

' l¡ t ,l ,lt Nahueltoro? Pero, ¡sí yo lo conozca! ¡Si es la mejor persona del,rrtth)lt O también, "¿y ése es el famoso plüa? ¡Bah, yo también Io

t6t

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1l¿btú luu ¡¡ Atulíüttu hxúl Rrrrr

cünzco! Va todos lLas uientes aL'Chancho en Misa'. ¡Se come tres platosde parotos con chícha¡rones de tna sentada!"

Se hacen también muchos chistes con la supresión rctórica. Llfórmula cs muy simple: consiste en restablecer 1o suprimido para locual basta quitarle a 1a cosa su pátina retórica formada principalmentcpor los epítetos. La literatura cómica, la comedia y 1a sátrra abundanen operaciones de esta especic, cn supresiones de sr.rpresión. Por ejempio,el Jr"rlio Cósa¡ de Bernard Shaui es un simplc vrejo ve¡de enredado enlas falclas, afeites y habladu¡ías c1c las cortesanas de Cleopatra; elGiordano Brur.ro, de Bertold Brecht, nos parcce más un hombre acosadopor un sastre -al que poco antes de ser detenido le envió hacer unabrigo- que por la Inquisición; el Poncio Pilatos de Anatole France,no cs más que un funcior.rario romano con mil cosas impottantes quchaccr y quren, cuantlo en el Purgatorio le preguntan sobre eifamosisimolallo judlcial de Jesús, no tiene ni el más remoto ¡ecucrdo del asunto.El asombro,la hila¡idad, 1a revelación pedagógica también que producc1a supresión de la supresiór'r retórica se contraponen a la estulticia, clsufrimiento y la tragedia que acarrea la supresión misma. He aqui unejemplo: en cl ario setenta, el director de cine Luchino Visconti filmilel cuento de Tomás Mann, Muertc cn Venecia. Se requería la actuaciónde un adolesccnte muy hermoso; y lo encontraron: un Bjórn Andersson,un joven sueco de I 5 años. El fiim de Visconti -dice un cronista suecol[i años después, a ¡aiz de su presentación en la televisión sueca k'dio a Andersson el epíteto "el jouett más bello del mmdo . Por lo demár,fue el mismo Visconti el quc acuñó la frase. Dicho joven es ahora unhomb¡c dc 3l años, casado; su esposa espera un h4o. La fama qucadquirió con Viscontr stilo le ha traído problemas: cuando ha buscack,clonclc actuar se lc dicc que no es al joven más bello dei mundo qucnecesitan por ahora. N¿die sabe cómo se llama, excepto que es eljovcnmás bello del n-iunclo y no hay quicn piense que pueda hacer otra cosuque posar en ese rol. Muchos dan por dcscontado que es homosexullo, por lo menos, bisexu¿1. I Ic ahí un resultado funesto de los epítetos.

La filosofía también (¿qrrión no?) cobra su cuota de retó¡ica cL,

supresión por vía del epiteto, aunque en variantes respecto de lo dich,,

t62

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R¿¡óñca para In A ¿i¿rcii . Itd Riva a

lr r'.r.r ,r,¡ur. La retórica popular quiere que el filósofo sea el estoico. De,r

ri rrl,r J cpitetos manufacturados -banquetes epicúreos, cerdos

lr, , l, rrristls, nihilistas piffónicos, etc.- pensadoies comó Epicuro, pirrón,Arr',rr¡ro no son filósofos. La imaginición popular ve rl filOrofo .n".,'

r.rr' s. r'n Séneca, en Epicteto, en MarcoAurelio. iEstosson filósofosl\'r l,'\ , pitetos comúnmente adscritos a ta]es nombres -personas,,r.r"r.r\, pacientes, humildes, etc.- se consideran como los eoitetos

,l, i r lil',solia misma. Y.del_epite(o se vd a la antonomasia. euiÉn dice,lt Llrri(.r).sea: "es un t'ilós1k", dice renuncia, racionalidad, iscetismo,t'.r1..rlr,l.rJ..aslidad. Las figuras, hechos, rnecdotas y apotegmas de urra' ''r', rr' filosófica se hrn ipropiado de la filosofia. Bista Jonsulru, un

rln r,rrnt¡rrc.para ver que es así. Aristipo no es ya un filósolo que merezca,, r r,¡ , ,,usicle¡ación, sino un payaso hédonistajDiógenes, un óobre diablo','lr, 'rl,', I'irrón, un enfermo mental.

1..,( Lrché, no me acuerdo bien de quién una anécdota cuya gracia se

' \t,ir',r ir parrir de estas implicacionis de la supresión .eá.iia d. l,lrl".',lr,r y srr sustitución por un rosario de almanaquc. No se si csrrt, ntr(il, pero viene al caso. Alguien.entró a Descirtes, cuchillo yt, r, ,l.r cn ristre, ante una mesa llena de apetitosas viandas. "¡Cómoi,,, ,, , L rr rro ,.1 transeúnte como si viera una coÁtradicción con su scrvilleta,l ' r' llt,,, " ¡m t'ilósot'o t'rente a una mesa digna de pantagruell" "¿y tlué?,, ,,,',¡',,rr,1iti Desca¡tes "¿Creía usted que esias víandas áquisitis lis creólt¡,", :ulo lara los animabs?"

A Lr ¡u¿l quiero-agregar aquí un pasaje que siempre me asomb¡ót ¡ .''.r ' I, . irlo con eufemismos) y que viené en un prólogo a una edicion. ¡.'',,'l,r ,l, Vidas de los Filósofos más llustres, traducida por José

",r,./ \ S.rnz. EI prólogo es suyo y el pasaje que cito no es ]o único'.,'¡ ¡¡l¡¡ 1¡¡1¡ que tfae:

.l,t', [&lores se reirán como yo al uer los caprichos, sandecesy necedades,l .ltistip,t..Teodoro, Diógenes y demis cínicos: la mirempsicosisltt,tt\rtro; el fanatismo republkanl de Solón y otros; las mánías deI ttttr; las a.prelxsilnes de Pirrón, Bíon, etc: el ateísmo de unos: el¡'."ltismo de otros; y,,en una palabra, ruantos dísparates hncían y,l,,t,tn dguros filósot'os de estos; puest coml yd díjimos, Ia lilrsofia

t63

Page 162: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

que n0 ua sujeta a Ia reuelación apenas dará paso sín tropiezos'

Cierto, el autor de estas lineas habla como católico, católico que st'

cirle incltno a los mandatos del Santo liibunal de 1a Inquisición; pero

eLlo sin,e para mobtr¡r además del efecto dcl epíteto, los aparatos

ideologicni dentro de Io'.uol": se labrica

Como se dilq de1 epíteto se va a la antonomasia, que. no es más quc

Lrr coiteto transformaio en sinonimo de la cosa "Rry de los annnales"

., o'it'on6masia por "1rorr"; "la mas cnrcl d, las lieras es anlonomlsi;t

Dor "ligrp , "¿l ínicndiano de Ilorr¡d". anlonontasil por 'Ncrón ' etc ''tt

i'rru oinunor, cso:i, ]as dos ligura, soll anlor'lomas)a: tanto decir (l

eoiteto'en lus¿r del ,rombre como decir elnombre en hrgar del epíteto'

Por ci,-'mplo,iecir de alquren que es un zorro, ut.r león, un Calígula, un

Creso, impiie rndo lo que estos animales y personas representan por

,n,nno.nri. - la nsLt'.i0, el valor, la crueldatl, 1a rrqueza. Pero es mú:

común da¡ el nombre cle simboio a esta última figura. Así Romeo y

Julieta son símbolos de amor eterno, Aquiles de valor, Ulises clc

sagacidad.

Mucho hay c1e símbolo en la asignación de los nombres a las cos¡s

y las personas. Para algunos, hay mucho de magia también' Leyendo rr

Ío, nntropólogo., Iro p;recc co'a simple Jccidir qué busca un primitiv'echándosc encintr una piel de tigre:si asuslar a l3 Sente' si translormarst

cn tigrt, si cer.rrse de iabúes, dé prestigio, si tan sólo adornarse con las

,ruoi d.l tisrr. Cuando trrunli un Iiéro. -un guerrero, un lídcr

,"volucion¡riu, un fundador de naciones, un conquistador, un

rcformaclor rcligioso, un dictador miiitat un tenista, también, un actor

de . rnc, r rrr \ i rtilltl,' ru\ L, un ¿tlcta- del epitcto sc va a la antonomasirt,

y de l; antonomasi¿ ¿l sirnbolo. Lo que es ante todo simb¡lo es cl

nombre dclcamp.ón. Scr ttu Mao, una Óarbo, un Priestley, un Pinochct

En vena eul,-,git). rrrr, lto\ ,liln el lloml'rc del campeón a sus hiios sirl

que puedacln'rr.'"n..rn, asi una explicación dtferente de 1a piel dc

tigre de los primitivos.

Hay nombres que son como racimos de epitetos. Tanto racimos

ll.tiricd 1'nru ltt ,l Frcu'

164

Page 163: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

R.túfl ltrd h /lú'liucrL . hn R \rú)

l,r, nos como racimos malos. O mejor, buenos y malos según sea ei, r,,r, Como se dice, a nadie le falta Dios, aunque no es c1 caso que,rllirrit'n, en el mundo católico, emplee nombres como Caín, Judas o

N,.rirn para darlo a sus hijos.

| ,os papas, por ejemplo, adoptan su nombre de acuerdo a este criteno,l, Lrscpítetosaél adscritos. No es poco lo que se sabe sobre lo que un

l,.rl)¡ tiene en vista simplemente atendiendo al nombre que aclopta,

.rrn(lrc a veces sea equívoco. No es fácil, por ejemplo, deciclir cual es

Lr rnkrnomasia de Pío XII, s:. " antenural de Occidente", o " antemural,lt ltt Aletnanía nazl". Lo que sí es un hecho es que cuatro papas le han,'r,,'rlirlo y ninguno ha querido "Pio" por nombre.

l,n rris años de nirio recuerdo que a los perros y gatos se les ponia,,,,,rrbrrs de seres c¡ueles o detestables (siempre bajo relación): Nerón,l\trl,r, Lucifer, Rasputín. Como implicando que estos nombres eran del,,,.,riirs, no de hombres; como haciendo uso de los animales como si

lrr, rn frascos donde conservar y exponer 1o vil y despreciable; comorir¡licando un juicio enorme y definitivo sobre ciertos hombres y sus

lr, , Iros. Se contaba un chiste, recuerdo, en que una relación así alcanzaba

¡lr,ril,rs hiperbólicos: ni las bestias podían emplearse como receptáculos

'1,, tunta vileza. En el chiste que digq un rotito venía por la calle

lirrrrrrrrlo: "¡Mussolitxi, MussoliníI" Un italiano, dueño del boliche de la, ,,,¡rrina, salía cor¡iendo y aclamando para encontrarse con que a los

)'rros ilcudía un quiltro sucio y flacuchento que saltaba feliz ante su

rrrr. Ante las protestas indignadas del bolichero itaiiano, el rotito

',¡,lier: "¡Clrira, oh!No se erLoja el perro y te enojáí uoh!"

( iin la eclosión industrial -tanto por la riqueza que crea, por los

t,,,,l,lrmas de destrucción ecológica que acarrea y las técnicas de

r rr .stigación que desarrolla- los estudios de las especies naturales se

1,.',' ,I..'sa¡rollado a extremos nunca antes imaginados. En las últimas,1,,;rrlrs ha cobrado lugar, prestigio y amplio interés la cicncia del, ,,rr r¡rurtamiento animal, la etología. Un efecto concomitante cle esta

,l, ,liLlcióntienequeverconel capítulo de la retórica de símboios que

,, r,'licre a los animales. Desde luego, nuestros retóricos siguen, rr¡,lcando los epítetos acostumbrados y que se 1e atribuyen al chacal,

Page 164: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Rttórlcl t)nn ltl Aú¿ucrt .hkrt Ru\uto

al gorila, al lobo. Pero mejor le dan una nue\¡a ojeada a estas nociones.

Ya no es seguro que sean la mitad de 1o populares y aceptadas que

fueron en el pasado.

Los símbolos, también, pueden originarse en metáforas que nomb¡an1o que no tiene nomb¡e propio y por una especie extraordinaria demanipulación de 1o así nombrado. Por ejemplo, 'limpieza del espíritu"es r.rombre metafóricoj 'limpieza del cuerpo" es nombre iiteral. Las

aguas con que lavamos nuest¡o cuerpo son aguas reales; las aguas conque lavamos nuestro espiritu son aguas de ficción. Ahora bien, para

lavar el espíritu recurrimos al agua real ftautismo, ablución); y esto es

1o que decimos al hablar de manipulación extraordinaria; porque el

espíritu, enfátican,ente, no se lava con agua. Y aquí es donde aparece

el símbolo: todo lo que se hace con agua con vistas a la purificaciónespiritual sc hacc srmbólicamente.

A partir de un ejemplo como éste, no cuesta mucho darse cuentade todo un mundo de actividades simbólicas. A la patria no se le hacen

reverencias con ei cuerpo, a 1os muertos no se les expresa nuestro dolorcon florcs, a los héroes caídos no se les dice nuestro reconocimientocon paraclas militares. Nuestras co¡onas de flores, nuestras inclinacionesy saludos ante un trozo de género, nuestras marchas y canciones no

son más que hechos y comportamientos simbólicos. Cuando elretórico,con encendidas palabras, apela a la patria, a los ancestrog a los padrcs

fundadores, hace lo mismo (¡y qué poco le cuesta simularlo si le vienebienl), porque la patria, los ancestros, los padres fundadores no oyen.Só1o nosotros poilcmos rcconocer y amar en silencio.

26

La personificació¡ rctónca prefieren nombrarla algunosprosop0peya. Según la definición más corriente, esta figura que pueblay hasta inunda las letras todas consiste en atribuir caracteristicas propras

de una persona human¡ a una cosa inanimada o a rJna abstracción -justo, algo así, hacía yo mismo rt'cién al decir que esta figura "puebla y

lti6

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R.lóri.d ptt. l¡t /lñ¡e dn . hn¡ RiLrú¡o

It,t',t,t i Lnrda las letras todas". Otra definición, casi tgual y tambren,,,llt(ntc, dice: atribución de ca¡acterísticas o cualidades humanas a

r,1,,,r,, lbstractas u objetos inanimados. Reuniendo, sin más

,r\ ! r rltuacioneq ambas definiciones en una, la personificación se dividiría, 'r

,l,rs rspecies:

( I ) I)ersonificación de una cosa inanimada. Por ejemplo. "Cuartito,,. tl, ,lttlce ¡norada de mí uída, t'iel testigl de ffii tierna juuentud". Aquí,,l "ttuutitl azul" del tango es considerado como testigo fiel. O esta

, 'tr,r lrrrsonificación de G. García Márquez: "Frí0, silencioso, dúúmíco,

,l ' ,ntlndo elabora su hemtmbre".

( .l ) Personificación de una abstracción o idea abstracta. Por ejemplo:' Lt ('.rntstitución Polítíca es rLuestro ángel guardíán" , según decía uno de

lrr', ¡rrofesores primarios. O esta otra, creo que del poeta Nuñez de

/\r( t, y que comienza: "Concíencia, nunca dormida, mudo y pertünz

tt',tr¡,o, qie no dejas sin castígo níngun crunen en la uida..."

l,,r definición de personificación (o prosopopeya) que trae nuestro

| )r,, ionario de la Lengua es más amplia y más comp)eja que las

r rrt, riures; dice así:

I itttra que consiste en atríbuír a las cosas inanimadas, incorpóreas o

,l,stracias, acciones y amlídades propias del ser anímado y corpóreo,

,, ltts del hombre al irracíonal, o bíen en poner e[ escritor o el orador

¡rlubras o díscursos enboca de persortas uerdaderas o fingldas, uiuas

t) ttü.tertas.

lrsta definición incluye ias dos especies ya indicadas de

l,, r\()nificación; pero es claro que agrega muchas más:

(3) Personificación de una cosa incorpórea. Por ejemplo, en un

,,r, rrro del escritor argentino Aroldo Conti: " ...abandonó el salótt en

l',ntut t:strepitosa Perseguido por la uoz tonante del maestro.. " O ésta, de

li,lxr A. Gonzale z'. ¡...el aura moríbunda... en los cipreses lóbregos

., 'llo:rt".

A lo cual hay que agregar las especies de personificación que no

r67

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R.¡ór¡.d t)ú Lt ln¿ic rtu . htut Rir¿ o

atribuye¡ "accíones y cualídades prlpias del hombre" stno ',acciones yanalidades propías del ser anírnado y czrpóreo (que tto es hombre)',. Así,se aSfegan:

(4) Personificación (no humana) de una cosa inanimada. por

ejemplo, ésta de Roa Bastos: "...|a puerta se abrió conun chimrlo largo ynpta[ico c0m0 si ella taml,ién aullnse de s¿d". O esta más que común ya propórito de auliar: "El uientq atllaba', que es atnbuir al'viento fcosircorpórea, puesto que es aire en ntovimientoJ acciones propirs del iobo.Y cuando el viento aullaba no es necesario agregar que ei casi seguroque la floresta rugía, las olas sc engrifaban y el marintero se encabriába.

(5) Personificación (no humanal de una cosa incorpórea. porejemplo: "la osamdad lo deuoraba ¡olo'. O esra propagandu famurn;"La pausa que ret'resca".

_ {6) Penonificación_ (no humana) de una tosa abstracta. Por ejemplo;"Ladictadura cambió de ptel".Y también: "Los die: mandamientos t'uerotrgrabados en piedras".

. Pero queda todavía. Primero, la frase "las del hombre al inacional";de la que resulta:

(7J Personificación en e1 sentido de atribuir a los animales accioncsy cualidades propias del hombre. Por elemplo, las fábulas de Esopo oesas historietas absurdas que comienzan: 'Aquella mañana el doctorllípopótann;e leuantó de excelente httmor;después de uestirsey desayunar,ui¿i'i a su ,líuic,t rn * uiejo Ford .

. Adenrás, nucstro l)iccionarro, en su última cláusula ("0 bien ponerel orador..") cor.rsiclcr¡ pcrsonificación algo muy diferenie de toio loanterior, y que más propio sería \lamar "representación " o algo así. Perqen fin, lo que importa es quc de aquí resultan:

(8) Personificación dc persona verdadera viva. Por eiemplo: "/¿/ apregwrtarle al Presídente si está dispuesro a renLmciar ¿Y qui os dírá?¡De aquí me sacan mue¡fo!, eso os dírá" .

168

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Retón¡:¡t l)ttut h A l¡e ckt - .nkü Rl/¡üto

[!)) Personificación de persona verdadera muerta. Por ejemplo: "Si

llrtm resucitara, diría: A mí no me pregutxtell nada, porque yo no tettgo

tllt, ueÍ cln reuoluciones al margen de la Histona".

fl 0) Personificación de persona fingida. Por ejemplo, y haciendo

t,(.rsonificación de personificación "¡Ah, si la lusticia bajara de su

¡,r'lcstaly entrara en esta salat. ¡Los ciegos son ustedes!, saldría gritando,r tropezones".

llstas son, de acuerdo a las distinciones populares indicadas, las( slx'cies de la personificación. No todas ellas; porque si nos ceñimosl,it'n a dichas fórmulas van a resulta¡ muchas más, según la

¡,, rsonificación atienda a la cualidad, la característica o la acción. Sin,l, cir nada de las personificaciones que no se refieren ni a la cualidad,rri a la caracteristica, ni a la acción -como el título del doctorlli¡ropótamo, por ejemplq o su cama, su buen humo¡, su Ford y su, otona de médico.

Como se ve, el término "personificacíótr" no es unívoco en estos

, nrpleos. Sólo es lejanamente comparable la imagen de un animal

' ()nduciéndose como una persona con la de una montaña

,rnduciéndose como un animal. Y casi no 1o es la imagen de un zor¡olrlciendo discursos con la de algo abstracto -la justicia, por ejemplqlrr cnvidia o la castidad- conduciéndose como una persona. El león( ou corona, cetro y arrestos reales no deja de ser un león, por mucho

'rsombro que produzca; pero una idea abstracta que nos habla, que

¡rsticula y nos amenaza desde una ventana es algo en esferas casi

'',l,limes dei absurdo.

Tampoco es lo mismo decir "personificaaón" en el caso de atribución,lc cualidades y conductas humanas, que deci¡lo en el caso de atribución,lc cualidades y conductas de seres no humanos -que por definiciónno son personas. Ni es tampoco lo mismo decír "personit'icanón " cn los

r. asos anteriores que hacerlo cuando un retórico habla en lugar de otra

¡rcrsona. Más instrucción tenemos atendiendo al género dc todas estas('species de personificación -es decir, a la sustitución en quc todastllas consisten. En todas las especies detalladas arriba hay, de un modo

. 169

Page 168: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

u otro, sustitución. Y tener bien iija l¡ atención en el género _es decir,atcnder^a que es ante toclo sustitucion Jo que sc"hace cuanclo sÉpersonifica- permite controlar er.r g.an medid'a la aplicación correctade esta figura. Suele ser dcl todo inofénsiva. por eiemólo, de las pers,:nasqts,e "no srrchan prenda " se dice "ctradas conto ri¡.ai", qu. es simil. Lapersonificación cr) estc caso ¡odria ser asi: A la. ostrár se 5¡!s qxs,c"rradas, r'ro hay modo Jc metcrles...trchillo. pero

-por condi.ronesde temp.eratura o yo no se que, porque no soy entenjido en ostras-suelen abrirsr una si y otras no. La ligura de personificación, entonces,srrrge esponlánea: por eiemplo, l¡ ostra .r/csc¡iilu", o "baió la yturdia".T¡mbiÉn, una aplicaciór más leliz de esra figurr d. párro,,ifi.u.io,,pu.ede contarnos de las ostras curiosas, que'no pudieron resrstir y" abrieron la puerta". Acaso sea una lrase acr,lada iomo ésta

-ostrascu.riosas- la que cstá en la base del fanoso poema de Lelis Carrollsobre ]a mo¡sa el carpintero y las ostras cunosas; poema que, por llenoOe afsurdlda,lcs ) s t5enttdos ql¡c c\to. (s mu) instruCtlVo, v graciosocle ieet recltar y escuchar.

Como clecimos, personificaciones como ésta de las ost¡as curiosasson evidentes e inofensivas. Distinta es la personilicación de lasinrágenes, en un pasaje -por lo demás también muy instmctivo ydelicioso-

_que leemos en las Confesiones de Agustir. ?atando de lamemoria y el olvido, se refiere este auto¡ a esa experiencia tan famrliara todos cuandq tratando de recordar, vamos soiteando las imágenesque se_ ofrecen a la memoria: "No, rro rs est0; n0, no es esto,. Es áecir,que sabemos mul'biun que las imágenes que se ofrecen no son las quebuse.¡nlos tunqr¡r no tencntos en la mente una imagen de la imagenque buscrrno.. En rl pasrjc Jonde trata este problemal Agustín recurrca unt_trgur¿ th pclsoniiicrciún: las imágenes son presentadas como untropel vocingie.r.r,l, niriil.rs dc 'ardin inlinril qu. ui.,,.n :tropel)ándoseal encuelttro deJ qur. tr,rt;r .l, record¡r diclcn.lo: ";Es, acaso, a mP"'¿Soy yo?" ""¿Acas,o y,,.'", lo quc es una personificacrón muy apropiada

para identitlcar el problentr, fiorque uunca más se olvida. pero, ello noquiere decir que una personrfrr¿ción de esta especie no acarree suspropias y nruy graves di[l.rr]tadc.. L¡s ostras son ostras, v toda laLmitación y cl sjnsenrido dc cstü l(rsonilicación de Lewis Carioll queda

R.tindL ttm ti ^tuliú.ú.

¡|¿r Rr\t r

170

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Rrt.n tn ln Ar'llru hrüt R 4 ,

r Lr vista justo en la medida en que están a la vista las ostras. Pero, es

' ,)',,r n)uy dilerente lo que ocurre con las imágenes de la memoria: no,, ,r r I)(rlueñas de jardín infantil, para empezar; ni sabemos estrictamente

lr¡ s()n sólo recurimos a metáforas para tantea¡ 1o que pudiera ser,,,r,r rilca cle ellas. La personifrcación de las imágenes es supresión de lo,lu, yl es supresión; po¡que ya es supresión la metáfora reptesentada

¡', 'r I'r palabra "imagen".

Ll vcrdad es que nunca se puede insistir suficientemente sobre laslr¡irrrls de personificación y/ en general, sobre todas las figuras que,.rr¡,oncn supresión y sustitución. Nunca dejamos de ceder a su, r( irnt¿miento, dejando fuera de la atención algo esencial. En el caso,

¡,,'r ,'¡e mplo, de la personíficación agustiniana de las imágenes olvidamosL lll( istas no son esas personificaciones que tanto recurren y que hastar,". , rrr antan que ni siquiera imágenes son.

l\'rsonifica también Agustín cuando habla de lo quer,rr ior¡es" -como la esencia, la definición y la especie de

l! ro, ¿puede haber algo más distante de la figura de una persona quer',', iones escolares como las de esencia, definición o especie? Agustín,, , 'rsrtlcrando que estas nociones no nos son otorgadas ni por la vista,rrr ¡ror cl oído, ni por el olfato, el gusto o el tactq se hace una pregunta:

, l','r rlonde entran en el espíritu o la mente? Con tal pregunta, aquellas,,,,, r,,nes quedan rigurosamente personrficadas, porque el problema

¡,1.rrrti'ado depende de que nos las representemos como algo que entra¡ r 1n lugat acción que es propia de un hombre que entra en su casa,

¡', ,r i' jr:mplo, o de un animal que entra en su madriguera, pero que no

1,rr, rlc atribuirse sin personificación retórica a las definiciones, losrl, r,'ros, o las especies. Con tal figura de personificación, la solución,l, I ¡rloblema se ir,vestiga buscando puertas por donde pudieran entrar, ,.r., rociones. Y se resuelve, eventualmente, al concluir después de ur.r

, \,rncn aparentemente meticuloso que no hay ninguna pucrta

'l,r,r|iada para el ingreso de estos seres y que, por tanto, dcbcn habcr

, .t,rlo siempre "allí dentro".Nadiecomo L.Wittgenstein para cr:iclarse,1, , onlusiones como ésta.

l7l

él llamaias cosas.

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R¿tinc¿ tt¡nr h ¡ldi. tn¡ h@t Rü,ta

La personificaciones de acuerdo a la última cláusula de la definiciónde nuestro Diccionario

-personificación en que ponen el orador o elesuilot "palrbras o disntrsos en boca de personas uerdaderas o fingidas,uiuas o muertas'* la tomamos en primera illstancia a l¿ letra y contodo candor: el que escribe o habl¡ sencillamente sustituye r orto qu.está ausente -que está ausente sea porque no se encuentra ahí, seaporque murió o sca porque es pura ficción y no só1o cstá ausente sinoque no está en ninguna parte. Por lo demás, la definición no dice másqur eso; es neutra, podríamos decir, ni eulógrca ni dislógica (como es ydebe ser el caso de todas las definiciones): no se refiere pará nada a ligenuinidad de lo quc cl orador o el escritor ponen en labios de otro. Elmal retórico (aunque muchos dirán entre sí que este es precisamentcel buen retórico) cuenta con esa buena fe nuestra que según 1a

definición parece responder naturalmente a la personifióación.-

Considérense, por ejemplo, terceras personas colectivas de las qucocupan a los poiíticos y de las que escriben los editorialistas de nuest¡aprensa poniendo palabras y discursos en su boca. Terceras personascomo "el país", "La inrnensa mayoría de los ciudadatns", t'la gentcinfonnada" , "los hambres honestos" , "la uohnttad ciudadana", etc. etc.Terceras personas que están ausentes cuando se habla en lugar de ellasy que lo están de tal manera qr¡e parece imposible decidir dónde scencuentran. Casi no hay que decirlo: en casos así hay que preguntarscpor el valor de las palabras y discursos que elorador o el escritor ponenen labios de estas terceras personas. Recuerdo, sin nunca olvidar, siendomuchacho, un domingo de sol en la Plaza de los A¡tesanos, en un¡¡eunión de los trabajadores donde escuchábamos los discu¡sos dcenccndidos politicos. Alguien en 1a tribuna decía cosas que no parecianmuy del agrado clc al¡¡unos. Y yo les digo, catnaratlas, erL el nombre dclptLeblo les díg0..' ltl laclo mio alguicn munnuró una aliteración entrt,dientes: "Err el notnbre de la p... que te pa...lo dírál' Lo que no era unumala lección dc pro...sopopeya al aire Lbre, ¿verdadl

Pero la personificacitiu no cnvuelve tan só1o este riesgo (que cldueño del periódico puedr apropiarsc aquí y allá 1a personificación rlt'Ia "opíníón pública" o que el dcmagogo, dueño del micrófono, puerlu

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lr,r( ,,r otro tanto con "el pueblo" y "la uohmtad de las masas"); también

¡,,r,,Ic cambiar la naturaleza, la cualidad o la condición de las cosas

j,, ,,,,,nificadas; en especíal pasarlas de ficticias a reales, de abstractas a

,,r, rttas, de irracionales a racionaies, de inertes a vivas; o al revés.

No hay que decir que los discursos de los líderes políticog de todas

1,, , l,l,r1ogías y doctrinis, están llenos de personificación retórica:hablan, ,' ,,,,n,bi-e dél pueblo, del país, de la patrra, la sociedad, el futuro y la

lrr,,rolia; o dicho de otra manera, el pueblo, ia patria, la historia, el

lrrrrrrr hacen uso de su garganta, dientes, lengua, paladar y labios para

1, ,l,l,rr -1o

que es prosopopeya por definición. Tampoco hay que decir,¡rr, plra eliós (para algunos siquiera) tales entidades se encuentran a

Lr lrst¿ de los ojos y al alcance de las manos y considerarían personas

1r\inils a quien cuestionara su realidad. Pero, abundan en ciencias

¡,,,liticrrs y sociales quienes piensan justamente lo contrario y no toman, ,' ,. rrcnta prru nada estos discursos que consideran charlatanería de

i, ril Como sea, nadie ha podido todavía dar, sin oposición seria,

',lrllrcia a frases, abstraccioÁes y ficciones como " soberanía nacional",' r't ¡l t núad colectíua", " contrato social", " sociedad t'utura", " sociedad

,,r¡italista", etc. etc. Todo lo contrario, los que sostienen que no son

rrris que figuras retóricas parecen tener la razón de su parte,

27

l,r atenuación y la paralipsis son figuras opuestas y su oposición en

r, r nrinos llanos es así: que en la atenuación se da a entender claramente

,l¡¡r que no se dice en-tanto que en la paralipsis se dice con todas sus

l, tr;rs algo pretendiendo que no se lo quiere decir. Son como figuras

rir\'(,rsas y por su forma misma se las podria bautizar como "las Jíguras

,l, l,t hipocresía". Con ejemplos se las percibe mejor:

(l) En mis tiempos de estudiante universitarlo, uno de mls, ,',,iliscípulos se preséntó a un concurso para una beca a España Se

tr,rllba, ireo recoldar, de un par de años de estudios humanísticos en

N,lr(lriá. Al término de la disiusión de sus mé¡itos en la comisión de

de estudi ante universitario, de

,Ir\r]rtcs que recomendaba a los candidatos idóneos, alguien hizo el

173

mls

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R¿úñdl1,¿rü 1¡¡ Au¿n!rctt hkü¡ R.r,a¡o

comentario final: '' ¡Bíen! cono ruuestra comisión se horLra, merecidamente,

de obrar con prescindencia absoluta de prejuicios religiosos, parece que

estamas todos de aanerdo en que los antecedentes del seíior Pérez sott

óptímos". Con tal intervención el barco de mi pobre condiscípulocomenzó a hacer agua y ¡adiós becal Guiándose por este ejemplq ellector puede espigar de su propia experiencia muchos casos parecidos.Y ve¡ además, ia razón de que clasifiquemos esta figura retórica entrelas de supresión, aunque es una especie ambrgua: pone 1o que dice sindecir en la categoría de lo que debiera ser suprimido; y lo pone en esta

categoría tan sólo porque no 1o suprime. Nos refe¡imos más atrás al

discu¡so de Ma¡co Antonio ante cl pueblo romano en la obra deShakespeare, Julio Cósar. La sentencia famosa -...and Brutus is anhonorable nrnn- repetida a intervalos inteligentemente medidos es

tun ejemplo excelente de atenuación.

(2) Al decir no diciendo de la atenuación se opone el no decirdiciendo de la paralipsis. El artille¡o retórico del ejemplo anterioq en

lugar de arreglárselas para no decir nada dejando bien en claro 1o quequería decir, pudo optar por decirlo de modo explícito agregando queen modo alguno quería decirlo: "los antecedentes del señar Pérez son

óptimos. Es cíerto que no es católico, pero lejos de ni decir estas cosas, que

no uiene aL caso".

La preterición no es más que una paralipsis muy acentuada. Muchasveces, cuando el retórico hace empieo de la paralipsis cae en 1a tentaciónde fingir un cochero al que se le desbocan 1os caballos: "No hablo de

sobomo, señor Presidente, no hablo de coímas,no hablo de precíos especíales,

d.escue¡ttos al por mayor, porcentajes de cotnisiótt; na hablo de uidaregaLada, señor Presidente, que cdda anal la tiene conro quiere y comopuede. ¿Mujeres, mansiones, yates, dutomóuiles? Nada de esas

munnuraciones itnpartan aquí. ¡Sí t'uera por murmuraciones! M ¿s con

Ias cuentasbrujas de los que uenden seruicíos al estado que uoy a enredarme

aryLí. A n1í et whkLy na me ua a nwrear Lo que quíero decír es otrac1sa...1l

Paralipsis f¿quién que es no es retórrco?) hab¡á también, y más dc

174

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lltt, L¡ tht l¡ At l4)cú túrt R tM

nit, en este mismo texto. Y como ya habrá percibido a esta altura millr'tor aventajado, el mismo reconocimiento que hago aquí de empiearrris paralipsis está expresado de modo retórico, tanto por la preguntar, turica que acabo de poner entre paróntesis eximiéndome de unairtlinación por el simple expediente de atribuirsela a todos, como en

I'r irase "más de una" que es de cantidad y atenuación. Considé¡ese lo,¡rrc se dijo más atrás sobre la ira de Jesús cuando insulta a la pobrelrirucra en la que no había higos. Se consideró allí que para un retóricort trataría de "ira díuüm" en tanto que "para su aduersanl se trataria,lr ira sh objeto por no decír ittsensata'. Aquí hay una tensión entre "ira

'in objeto" e "ira insensata". La ira sin objeto, ¿es insensata? La irarnsensata ¿es sin objeto? El texto se tiene que leer aquí en el contexto:,l(' rlna parte, uno quiere dejar bien a la vista su juicio frente a este

¡,,rsaje del Evangelio; de 1a otra, están las implicaciones de tal juicio."Iru sín objeto" parece una fórmula atenuada que puede aceptar eli L,rsot el jefe de uno, los familiares, amigos, relaciones. Hasta lost, rilogos pueden aceptarla. La tensión es así: Que se pregunta uno',rIá en str t'uero intema" st basta decir "ira sín objeto" para que quede,lieho "ira insensatd'. ¿No cabe especular que ira con objeto,,, ncillamente no hay

-quiero decir que 1a noción misma de ira implica

rrn.r pasión sin objetoT Entonces la ira sin objeto, ¿cómo va a ser

rnscnsata? Tautológica será, pero no insensata, etc. etc. Así, pues, mejor,lecir "ira insensata" , pero de forma retórica, decirlo sin decirlo.

Se emparenta también con las ante¡io¡es figuras la perífrasis o, ircunlocución. Ambos nombres, uno en iatín, el otro en griego,,,irniiican la misma metáfora que podríamos expresar en español,rirn)bién metafóricamente, con la fras e: "hacer un rodeo con las palabrai'.( rrn tales imágenes se ve que la perífrasis se ha entendido siempre,,rnro implicando "usar más palabras que las necesarias para ü(presarrun ídea", un rodeo implica más espacio recorrido para alcanzar la

nrr'tir que el que se recorrería si se fuera hacia ella en línea rccta. Sobre

Lr linalidad del habla circunloquial ya no hay acuerdo; u'ros danr, l,'r'ancia a la eficiencia, estilq estrategia de la circunlocucrón; otros, nlltizan la índole evasiva de este modo y su carencia casi absoluta de

r ,rlor estilístico. Para juzgar un poco todo esto podemos presentar algún

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R.tóticd tard L¡ Au¿ie .id hn t R \ ú

ejemplo:

- ¿Vacaciones?, repítíó incrédula el abíspo, ¿Decís que debe tomaruacnciones?

- Sí, aseueró el cardenal sín quitarle la uista de encima.- ¿Vacaciones ... Iargas?- Larguishnas...

Esta es una pasable reconstruccrón de un diálogo de una películaque vi siendo muchacho (en español, creo recordar, el título era LasSiete Perlas de la Corona). En este diálogo se está ordenando el

asesinato de una persona, aunque es cosa segura que el cardenal va a

protestar indignado. ¿Cómo se puede siquiera sugerir una enormidadcomo ésta? Alguien querría llamar eufemismo a la sustitución de "lrayque asesinar a X" por "X debe tomarse wn uacaciones largdsímas' .Yciertanente hay mucha coincidencia ent¡e eufemismo y perifrasis, nosea más que por elingrediente de elusividad que traen los eufemismos,

sin contar que casi siempre son más largos. Pero el ejemplo que damos

responde perfectamente a la definición de perífrasis. Y midiendo con

él las consideraciones que se hacen parece que todas tienen lugar; la

única que no parece concorda¡ es la relativa al estilo, puesto que nadie

puede negar que un texto no tiene nada que perder en estilo si en

lugar de la sencilla o¡den "Elíminenlo" se coloca algo como el dialogoanterior. Todo lo contrario, gana en vividez, en incisividad, hasta engracia.

Cierto,lo que cldiálogo de nuestro ejemplo gana en gracia lo pierdeen fuerza; y se dice también justo eso: que la perífrasis sirve para efectos

cómicos, y nada más. Como esa divertida historia del ualet qle para

decirle a la marquesa que su esposo elmarqués está muerto y enterradocomienza con la mucrtc dc la yegua tordilla, sigue con el incendio de

los establos propagado descle el palacio en llamas, desastre ocasionado

por el vuelco de un candelabro en el velatorio del marqués, quien

habiéndose a¡ruinado se disparó un balazo.

Pero nada de esto tiene que ser forzosamente así. "Ulta enfermedad

incurable" en lugar de "cáttcer' es perífrasis o rodeo con las palabras y

no tiene nada de cómico ni dc mal gusto. Como no 1o tiene la frase con

176

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Rtkri.. t)an1lu A1t.l ,tu. htrt Ritana

Llr ( tilntas veces oímos que un pariente se refiere a su propro y eventual,l, r t'so: "¿¡r ¿l caso que algo me ocurriera". Cuando, en escena, en lugar,1"'nnstro padre ha muerto" se dtce "el noble autor de tuestros días yatt, t'.ttú más co1L 1tlsotros " no tiene que haber pérdida ninguna de estilo, rr , lkr; ni de fuerza e ingenio; por lo menos, hasta el momento en quey,r (,stNrnos de pleno en el cliché.

Lrr circunlocución o perífrasis puede considerarse como código, r li,rnistico .._"¿la r una uacacíones larguísimas" por "asesinar"- como, ,rr it rrturización po pllar

-"patío de los callados" por "cementerio".Pero,

t,rrrrbión, esta figura puede presentarse en términos de explicitación,l, significados, equivalencia de descripciones, o especificación de,,'rr,liciones. En lugar de "elitnínese' la expresión popriar es 'sáquese

,l, l,t circulacíón"; perq en términos oficiales se puede escribir: "... notlrrutlos saber más de este asntto". Con perífrasis se puede ordenarrrrrr ircción gtavísima sin nombrarla para nada. Por e.jemplo, detallando, I rrrtr'facto que hay que monta¡ el lugar en que hay que montarlo y lalr¡)rir rn que hay que hacerlo detonar se está ordenando un asesinato

¡','litico sin haber nombrado la cosa y sin mezclarse para nada en su, t¡ { ución. Q saliendo del ámbito siniestro de aplicación de esta figura,, ,,rrsitlérese un preceptor de educación primaria que en lugar de repetirI rr'l)ctir a sus alumnos "¡Láuense, láuense!" opta -como

muchos en, 1,., lo 1o hacen- por una perífrasis hecha con la delinición de la¡ \ l)r ('sión "láuense"; por ejempio, algo así'. "Tomen agua, tibia si hay, y¡, rl,úttnse la piel para dísoluery desprender las suciedades que se adhieren,u h$ plrlsídadns y permítir así que la píel esté síempre en contacto

',,ltt,lttble con eI aíre y el sol". ¿Qué niño deja de lavarse después de un,1r,,, rrrso como éste?

l.l perífrasis o circunlocución no tiene que ser necesariamente la.rr¡r¡q'5if¡ de una expresión por otra que contiene más palabras.I ,)rsi(lérese la expresión empleada por el Secretario de Estado

r r r, r'icano Henry Kissinger: "duutabilizar" . Suena como eulemismo, rrrlrlr'irdo en lugar de "dembar", Kissinger

-hasta donde yo sé- fue

, | ¡r'imero en emplearla; lo hizo en relación con la política dc la,\,lrrrinistración Nixon en contra delGobierno Popular chileno, clegido

' r l1)70. Se pueden hacer muchos argumentos en favor del Sccrctario

117

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|l¿óri ltrí. LL|\útlnttí¡ hrü¡ lliL\ ¡o

de Estado: el principal, que desestabilizar no es derriba¡ que una cosa

inestable no tiene por qué venirse al suelo si uno se ancia con cuidado.A 1o que se responde también de modo simple: el significado de laexpresión: quitar estabilidad. Las cosas que no tienen estabilidad, caen.

"Desestabilizar" no trae más palabras que la frase sustituida; perq asi y

todo, es perífrasis. Y cs perífrasis porque hace un ¡odeo verbal: no

nombra la cosa di¡ectamente;1a nombra, pero desde fuera, rodeándola.Si alguien movióndosc dcntro de una tor¡c y viendo que es cóncav¡oye a uno de fuera decir que es cou\¡exa, creerá que está diciendo ot¡N

cosa, cuanclo la verdad es que está diciendo 1o mismo, sólo que no

entrando en la torrc, sino rodeándola.

28

Queda todavía el último grupo de figuras retóricas; último, sc

entiende, tan sólo de acuerdo a las pautas que nos hemos dado aquipara clasrficar En estc caso, cmplcamos la categoría de "juegos dtpalabras". No es tan última en rango, siquiera si consideramos que noestaría mal para echar en ella como en un "cajón d¿ sast¡e" todas las

figuras retóricas que hasta aquí quedan por clasificar Consideraciónqr:e, por lo demás, basta para dejar en claro el papel flojo que cabe a

este criterio de clasilicación en comparación con los empleadosanteriormente. Lo primero es que resulta difícil poner un límite al

lcnguajc rctórico y dccir en quó momento deja de ser algo que podemoscaracterizar con la frase "juego de palabral'. Lo segundo es que laexpresión ')regr" no es ni con mucho apropiada en un sinnúmero dcaplicaciones rctóricas del lenguaje en que, si bien se está haciendo algo

con las palabras qLre puede describi¡se con la metáfora "juego", mejorno hacerlo así, prlcsto cluc c1 asunto patentemente, no es ningún juego.

Decir, en lugar tlc "elrrnúrese físicamente", "dense wtas uacacíoneslargukitnas", puedc clcscribirse

-para seguir en la misma vena- como

"tomarse uacaciones can las palabras''; pero con ello no se ha superado

la índole superficial y frír'ola clel intento.

En fin, con un critc¡io rsi, jucgo de palabras, separamos las figuras

Page 177: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

I

Rqt¿ncd t)(n htltklic cid htuütRim.

r, r¡,ri(rs siguientes: Zeugma, silepsis, endiadis e hipálaje. podriarnos,r', , t .r ,,1rrs y distribuir Ias que so6ran entre las categoriai y,

"*puarrrr,I'L rt, r)r'tor de;amos una investigación y una gimnasia así a cargo dell,, r,,l {lrr(.sienta el tmpulso.

Alqtrrros caracterizan la figura retórica que lleva el nombre de, ¡ir'r¡rt Ique en griego signitica 'yrlgo") de un modo que recuerda lo

¡lu, nrltemáticos y lógicos llaman diitribución. para veilo claramentelr, ,rr1rrí un ejemplo de zeugma: decir: "Tenía las oreias enormes v los.'t". , ','tu,) dls agujeroi' en lugar de decir: "Tcnia lai orejas ,noir* yt' ,,t. t 1, ,.,

'ios como dos agujeros' . Pero, siquiera, tendria q uá com pietarse

,rrr,r noción.así de_zeugma con otra, rompiementaria o reciproca.'porque,.' J, ,

't: ";Alabado sea Dios y María Santísima! vale tanio como decir:

, ll,l ,t,lq sea Dios y alabada va Maria Santísima! .parece que, igual,'l'.,r l,' segundo vale tanlo como decir Io primeró. La uerdud"_y,\r,,tolcles. se encarga ya en observarlo en Retórica, Libro III, Cap\ I I'rs dos maneras de decl¡ son in tercambiables, v ,l ,"iórico, ,

'r r ,,s¡ronde decidir cuándo emplear cuá1. No cuesta obsÉrvar que una

r, rrr ,,n concisión lo que la otra gana en solemnidad; y el retórico sabe' ''.' '',1,'.s

una cosa u otra la que se requiere. Cuándo, por ejemplo, hay'¡u, ,i,.ir: "Donó a Pcdro. luan y Diego" y cuándo lo que ionuien" es

't t "h donó a ti, Juan: y a ti.Pedro; yatí,Diego'.

A It jo Carpentier -para tomar un ejemplo de este gran escritor-

rr.r, ,!r Lu)A misma_página de su jocoso, lúcido y demoledo¡ Recurso,l, l 1\lftodo estos dos texros:

\it llryaban a nuestros países los primeros dianos que se referían a lat;tt, nr Eurlpea -tema nl4eul, tema bueno, tcma brillante...

l\t lin podíase discutír, polemízar, clnjeturaf obietar (insubar a uortI tt l',t:, üiticar la neutralidad italiana, burlarsi de lis turros...

| , y( r)do en el contexto se percibe sin dificultad la solemnidad,'

''1,,,n¡ del primer texto y la urgencia de habladurías del scgundo.

L

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,, R.tóridrt)arutt¡^t,!::yy:.:ly:::l!l:1"

--lAsí entendido

-como "distribuaór" y como "forton oríón", p^ro I

emplear entera la analogía matemática- el zeugma no parece más I

qué un inocuo artilugio de estilo. Incluso, de esta manera, comprende Iy, lo queottorhusta infatizan al h ablar de esta figura y qu e ya.apareció |enel ejemplo "¡Alabado sea Dios yMaría Santbimal". Porque eladjetivo I"alabado" coincide en género con el sustantivo "Dios" pero no con el

I

sustantivo "María Santkima". Y esto es lo que destacan algunos (aunque I

otro: prefieren hablar aquí de silepsis) cuando hablan de zeugma: es {

decir,)a aplicación gramatical de una palabra a otras siendo que no iconcuerda con todas gramaticalmente, sea en génerq sea en número

I

falgo que se ve en el caso de exc]amar: "¡Alabados sean Dios y Maria I

Santísina!" donde, si distribuimos, no hay coincjdencia ni en género ni I

en número).

Pero aún este concepto de zeugma puede plantear serios problemas

Considérese, por ejemplo, este texto tomado del horroroso Informc

dc la Comisién Nacional sobre la Desaparición de Personas emitido

en 1984 por la comisión creada por el Presidente Alfonsín con el objeto

de invesiigar los hechos inhumanos de la dictadura argentina durante

la segunda mitad de los años 70:

Se cuentan por míIlares las uíctímas que jamw nuíeron vinculación

alguna (coi actos de terronsmo) y fueron sin embargo objeto de

honendos suplicios plr su oposición a Ia díctadura milítar, por su

particípación en luihas greníales o e*udíanüles, por tratarse. de I

trrot oZidot intelectuales que arcstionarlft el terronsmo de estado o, I

simplemente, por ser fami[í,ares, amigos o estar.incluidos enla agenda ]

de alguien consíderado subuersiuo. (Pág 480) l

Este es un caso de zeugma en sus dos formas (distribuida y i

factorizada) y aunque es largo de seguir y hasta complejo dc

enumeración parecc del todo inofensivo. Considérese, por contraste,

este otro zeugma dcl mismo libro, unas páginas antes, en ellugar de las

recomendaciones ante los poderes del estado:

. . .con Ia t'ína[idad de preve it repardr y finalmente eatar Ia repetición

de conculcaciones a los derechos humanos en nuestro país.

180

Page 179: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

Rt¡ón ¡ Nm l¿ tt ¿@út ¡tuút Ri¡,a o

lr ,,ste caso Ia.frase qLre se aplica a otras es "repetición de

"u, tl,irciznes a los derechos humanos"; y las otras a las cuales se aplica,,'n ".preuenir", ',reparar" y "euitar". "Preuenir la repetictótr áe las

,, 'r' ttltttcíones de los derechos huna¡ros", pasa bren; ,,euíiar la reDeticíón,lt Ltsü)n lcaciznx de los derechos humtanos", también pasa bien; pero,, ¡lr, hrcemos con la cláusula del medio? ¿podremos,'como el'texto'),liy,t, 'reparar la repetición de las concilcacíones de los derechos/rlrrr,rrro.s"7 Aquí viene al caso contrasta¡ entre la concisión falgo quel,

, ( orresponde por naturaleza a cosas como un informe"l y'la

.,,l,,rlnidad. Debido a la demanda de concisión surge el riesgo de error,, I riL,sgo de ayuntar, por ejemplo, en una misma" figur, áe zeug-u, ,,.,ir\ rlue no tienen en absoluto que ayuntarse.

, l)('ro hay otro concepto de zeugma, según el cual se nombra zeugma,, l,r figura en que una palabra se refie¡e a dos o más palabras de una',, r)l('ncia cuando su sentido vale propiamente sólo pára una de ellas./\ ( st(r concepto se agregar sin más transjcjón, este otro según el cuall,.rr zt'ugma también cuando una palabra se combina .on oirnr.n unurrsnrrr sentencia eu sentidos diferentes en cada caso. También -r, i¡L'cto de esta última definición- se confunden las denominaciones,y lrrry qu_ienes dicen que se trata aquí de otra figura, la silepsis -sóloL¡11 1n el caso especial en que se trata de dos aplicaciones di la misma1',rlrrlrra, una en sentido recto, la otra en sentido figurado. Busquemos{ t, ¡)rl)los para ílust¡ar cada una de estas definicjones:

ll)"La miró cgn t'uria, conlos zapatos bíen amanados y con un cáncer'tut .va se lo lleuaba". ,4quí la forma verbal "miró" se aplica¡'r,rrurrticalmente a los tres conceptos (alli reside todo el efecto de la, ,,rrstrucción), pero no hay sentido que podamos adscribir a la forma

','l,rl "¡li¡ó" en las dos últimas aplicaciones.

(Z)"Le sacó los trapos al soly doscientos dólares de la billetera". En, ,l( c:lso, la forma verbal "sacó" se aplica figuradamente al primer,'r'rl\h mento y de modo recto o literai al segundo.

Page 180: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

R¿¡ótica !( l A ¿i¿¡ci.t .hn Rnaún

(3) " Por ír a pelarme donde don Pepe, me pelan nple: el pelo,la cartera

v ei ielle¡0". Áquí la expresión "me pelan" se aplica a los tres

.o.ilernÉntos .on tres seniidos diferentei: literal, elprimero, figurados,

los dos últimos.

Aunque estos ejemplos son más bien para reí¡, no cuesta mucho

darse cuenta de que lós conceptos implicados en cada clase pueden

tener aplicacionei más serias. El primer ejemplo ilustra un artilugio

retóricó que acaso valga la pena nombrar "ímportación gratui,ta" Los

zapatos bien amarrados y el iáncer aparecen en un contexto al que no

pertenecen; aparecen como pura rdi.ión po. vía de una forma de

balabra. Para darle una proyección más seria a la importación gratuita,

considérese el caso d. una lÉy qu. ua . dictarse y que beneficia, digamoq

a los damnificados de un terremoto: la lista de los grupos que van a

recibir los beneficios consiste en:A, B, C, D; el texto de laley reza: "Por

daños sufridos en el úItimo teneffiltl y que at'ectan a A, B, C, D .. etc"

Ahora, ipóngase que en el último minuto alguien (un senador, un

diputado, un minrstio) consigue que se agregue a la lista el grupo Xque no ha sufrido los daños especiiicados. Entonces, el zeugma en que

,..*pr.r, esta ley es de Ia misma especie del ejemplificado en (lJ, y

no es para la risa.

También hay mucho de importación gratuita en el.común empleo

(en verdad, empleo a manos llenas) del adjetivo y las expresiones

.di.tiuur. EI escrltor Vicente Huidobro dice del ad¡etivo qte "sí no da

uiáa, mata" (en las circunstancias, sería preferible decir " ahoga"). Peto

no parece considerar este escritor el asunto más que desde un punto

de vista cstético. La lrase "importación gratuita" sirve para orienlarsc

sobre condiciones menos literirias de eite fenómeno generalizado de

la adietivación. Poroue la adietivación resulta la mercancia verbal más

baraia. Desde luego, sc puede hablar (pidiendo excusas) de culturas

de la adjetivación; ,. pu.d. también esperar algunas -relaciones más

concret;s de esta caídi verbal en el facilismo Tomo al azar abriendo

libros, y fórmese el lector su propio juicio sobre si sobran o no los

adjetivos en casos como los que siguen:

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'l;..rtaba ausente, perplejz, abszrtl (D. Moyano, Los Mil Días.)

'lncreíble. Verdaderamente asombroso. Filomena se sentía afóníta,t'ttupefacta:. aquel niño Ie causaba admiración, respeto, casi pánico;l(l (loytisolo, Duelo en el ParaísoJ

I tu glce extraño y proJundo, que otras ueccs había llegado a él comorrt rrJlejo momentáneo y t'ugaz se hízo puro y durable¡.( I. l. Arreola, Confabulario)

" . Cayo Hueso con su romántíco espigón y el uígoroso t'erry. El marttbiutl, uerde en la prot'undidad inueible, con la"oscurá mánada del,t.¡ rocas allá en lo hondo. La espuma gntesa y espumante darás del,t hólice en un rastro de Ceníaenta. La Habana cada uez más aba,ut'ts bella, más rosada gírando en la aurora. El Morro, ahiuo yl,,nnidable. El Muelle, pequeño y desconcertante..." (Luis Amadllllrrnco, Ciudad RebeldeJ

'lln cosmos líquído, fluido, en gestación noctuma, plasma subiendo yl,,tjando,la máquína opacay lenta mouíéndose a desgano,y de prlnto,,n chimdo, una canera. vertiginosa casi corttra la piá\, una fufa y un)'."r(0p0 de clntcnción o de fihro, el uientre de Pola, un ciplo nepro rcnt'\tr¿las glrdas y pausadas, cometas t'ulgurantes, rodar de in"mensos

¡lurctas uocíferantes, el mar con un plancton de susurro, susntnmuradas medusas, Pola microcosmos, Pola resumen de la nochet.tt.tiuersal en su pequeña noche t'ermentada donde el yoghurt y el uinol¡ltt¡rcl se mezclaban con Ia came y las legumbres, ientri de una,yrímica ínt'initamente ncay misteríosa y remota y contigua." (JulioI ortázar, Rayuela)

A veces, también, hay intercambio retórico de zeugma. Considérese,

¡', ,r t' jemplo, la divisa agitada en un tiempo: "lJniueriidad para todos".',r s,'procede.a aplicarla mediante división en grupos sociales, podemost ' ,nsfbrmar dicha consigna en el zeugma: "Uníuirsídad para'A, B, C y

/l', tlonde la lista se refiere a clases o grupos sociales. Aquí, todo hace

l)¡ r)slrr en un zeugma distributivo: El sentido de la frase "Uniuersidad1',rra..." se supone que es el mismo en cada aplicación. Es decir:

Retón tara La |tnlie ctu hxüt Rituüto

183

Page 182: RETORICA PARA LA AUDIENCIA

-I

ll¡¡óri t)ant lr A i.¡cid htur lliútú)

"tJtwersidad para A, tuúuersidad pat'a B, etc." Pero, saivo en ei caso de

ur.r empleo den.ragógico de la divisa, el zeugma distributivo no tiene

lugar donde valer, porque la Universidad tienen que cambiar y

escncialmente al ir de una clase social a otra (sobre todo, al ir a las

clases asalariaclas, mellesterosas y marginales). Así, hay una oscilación

r1e sentido, por 1o demás típica de casos como óste: nos cncontramos

c1'rtre un zcugma de la especie aplicada er.r el clemplo (3), aunque más

pa¡ece un zeugma de la especie aplicada en el ejemplo (l). Y ya no

iesultará tan loia cle remate una persona que ante el lema garabateado

en las parcclcs "Uníuersídad para todos" responda asintiendo: "Sl, la

miró cin t'una, can las zapatls bien atnarrados y con un cáncer que se lo

Ileuaba el d¡abla" .

29

Dijimos que "zeugtnn" es "yLtga" cn griego. El yugo es el aparejo

empleado paia montenerjunto loJbueyes, mientras arrastran 1a carreta.

Así, la meiefora "yrigo " apiicada a la figura examinada en el capítulo

anterior tiene más cl sentido de forzar que el de simplemente parear

-e. dc.ir, nrás apulrtr ha,, ia el emplco nlañoso de zcugma quc hacilsu emplco normal.

Nótese, también ftal vez mcjor aqur que cn L]ingtlna otra parte), cl

cfecto dc obnubilación o escamoteo que hemos señalado ya y cuyo

principio consistc en dejar sus nombres arcaicos (griegos casi todos) a

ios figuras rctr¡ricas. Porquc si en lugar dc dec\r "zeugna" (palabra quc

ni cn cl l)iccbnario de la Lengua está y que hay que desempolvar

mamotretos para iclentificar y malamente] di1éramos que hay 'ylgos"

en el discu¡so, y "yugos rekiicos" en el discu¡so retóricq no tendríamos

la menor dificultad cn crrtcntler y aplicar una noción así. Ante todo,

'desatanatnas" sin dilicult¡cl y casi por hábito allí donde e1 ¡etórico ata

y veríamos si vale y cuánto la distribución que el zeugma impiica osugiere.

La endíadis puedc poncr-se cn relación invetsa con el zeugma,

l1l4

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R.kiñt¿ t¿ti ld /l dit cii .hk t R ,n\o

.rLrr(luc ello vale sólo parcialmente. Siquiera, se oponen cn esto: que

rrrrr'nrras el zeugma simplifica la endíadis complica. También tienen

',,,rrbrc inusual esta figura: endíadis; y como todas sus compañeras

r, rrrlta más que simple de entender, identificar y manipular cuando se

',lviila uno de su nombre, sólo que sin soltar el significado. "Endíadís", , lrrrr la frase grrega en día dyoín que gráficamente podria traducirse' tuto a traués de dos".

'l'rmpoco, como en el caso de otras figuras retóricas, hay un conceptornr(r) cle endíadis. A veces, aparece como la figura que consiste en, \|rcsar un concepto con dos palabras en lugar de una. En otras,,, rrsiones, se la considera como un alargamiento innecesario, una figuraLlr r(, r'xpresa innecesariamente una cosa única con dos palabras. En los

,,,,uruales y enciclopedias de otras ienguas, tampoco hay mucho más

,lu( csto. A veces, se da ¡azón de esta operación verbal diciendo que es

rrrr;r iclca singular pero compleja la que se presta para el empleo de,.,trr figura -que consistiría, ahora, en sustituir una expresión simple

¡,,r1 trna expresión compleja. Endíadis es, por ejemplo, decir; "Le dieron,, ,spada y hierro" , en lugar de decir: "Le díeron con una espada de

hitrro"; o dectr: "Víento y huracán", en lugar de decir: "VientoIturucanado" .

La noción de endíadis puede ser diferente de un auto¡ a otrq pero

1,,. i'jemplos de esta figura que se dan por todas partes son los de una

L,rsc formada por sustantivo y adjetivo que se desdobla en dos.,rst irntivos; por ej emplo: " pecado y mu erte" en lugar de " pecado mortal",

r.rítos y oros" en lugar de "llorar a gntos" , "miedo y temblor" en lugarJ\' "temblor miedoso".

l)c la mera noción de endíadis como figura que recurre a dos

¡,,rllrbras en lugar de una resultan naturalmente dos aplicaciones en las

,l (, llocos insisten pero que se hacen en realidad y con frecuencia:

I I ) Más atrás drjimos "cuhura e hipérbole" , qte muy bien puede ser, ntliadis por '' arhura hiperbólica". Pod¡íamos decir también "mlntra yr'lriñca", tratando cle las culturas retóricas sin más. También, podría

I

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RPt,nd t\tr t li Arlvtu¡ ti ldr¡ür

decirse -en un sentido de endíadis ya aludido y en el que ya seinsistirá* "culturay endíadk". Y todo esto se avendría con la pieferinciageneral por 1a endiadis que transforma el esquema "ststantiuó + adjetíuo"en el esquema "sustal'Ltiul + sustanüuo". Pero, en los ejemplos mismos

-"cultura e htpérbob", "cubura y retórica", "cuhura y ,idíodis"- t"anticipa otra aplicación de la endíadis. En estos ejemplos, contamoscon adjetivos para devolvernos a ia figura original

-reipectivamente,''nltura hip.erbólica". 'rultttra retórica'. "nthuia end¡ad¡ia". Pero, ¿quódecir cuando no contamos con tales ad;etivos? Piénsese, por ejemplgen títulos de la especie tan vista por todos en vit¡ina: "HistonayTémira":,"Mar y Progreso , "MirLerales y Desarrcllo", "Religón y Ciencia", etc.etc. El autor del libro, ensayo o artículo tiene unaldea compleja (paraemplear la fórmula que suele venir cn la definición de endradisl. Pero,muchas veces no cuenta con una palabra simple o una fórmula simplepara expresar dicha idea. No la va expresar, por eiemplq diciendo"Religión Cientít'tca" Ni va a quedar claramente expuesto 1o que quiereexpresar en {b¡mulas como "Progreso Marítimo'¡, "Ensayo'Hisióríco,Técnico" , ' Desarrollo Mineralógíc0", etc. Así, si queremos mantener unadistinción entre la idea y su expresión, debemos considerar los casosen que no tenemos más recursos lingüísticos para expresar una ideaque recurrir a las palabras con que se expresan otras, como diciendo:"Entre eso está"; o, "Atienda a estas ídeas y tiene el asuntl entre suslímítes".

Un sentido así de endíadis es cosa que vale la pena tener en cuentamuchas veces. Considerese, por ejemplo, elpoemide Manuel Machadotitulado Castilh:

EI ciego sol se cstrellaen las durar arislas dc las armas,llagas de luz los petos y espaldaresy flamea en las puntas de las lanzas

El ciego sol, Ia sed y la t'atíga.Por la terrible estepa castellana,al dcstierro, con docc de Ins suyo,-poluo, sudor y híerro- el Cíd cabalga.

186

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R¡tóri tnrd|a,4 di¿ cit¡. htar Rtúna

Oerado está el mesón a píedra y lodo...Nadie responde. AI pomo de la xpaday aL cuento de las pícas el po*igoua a ceder.. ¡Quema el sol, el aire abrasa!

tl los terribles golpes;

tlr: eco ronco, uta uoz pura, de platav de crístal, responde... Hay una niñanruy débil y muy blanca

cn el umbral. Es todaojos azules y en los ojos lágrimas.

Oro pálido nimbasu carita curiosa y asustada..

'Buen Cid, pasad... El rE nos dará muerte,"amtinará la casa,'y sembrará de sal el pobre campo"tp.re mi padre trabaja..."ldos. EI cielo os colme de uenturas...,"¡Ert nuestro mal, oh Cid, no ganáis nadat"

t'alla la niña y llora sín gemíd0...

Un sollozo ntt'antíl mtza la escuadra,le t'eroces guerreros,

y una 1)02 inflexible gríta: " ¡En marchat"

I:l cíego sol, la sed y Ia t'atiga.I\¡r la terrible estepa cdstellana,ttl destíerro, con doce de los suyos,

po[uo, sudor y hierro- et Cid cabalga.

Iil lector puede ver que la endiadis es el recurso retórico principalr lt. cste poema entre los poemas. Cuando Machado escr tbe "al destierro,

,,ur rloce de los suyos -poluo,

sudor y hierro- el Cid cabalga " no son las

r,['as sucesivas, simultáneas o combinadas que corresponden a las

¡trrlrrbras "poluo ", "sudor" y "hiero" las que entran en una idea completa

IO7

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R.tónat ju l¿ /lkliurid ltrü¡ Ri1n .

que ei autor trata de expresar y que nosotros tratamos de formarnos;cs algo distinto, pero afín; algo que se da a trar'és de el polvo, el sudory el hierro, que queda (para emplear aquí una endíadis) ceñido,circunscrito, apur.rtado por todas estas palabras cor.t sus respectivas ideas.

Y 1o mismo vale p ara "el ciego sol,la sedy la fatiga"; y para "cerado está

el mesón a piedra y lado" , y parala voz cle la pequeña: "una uaz pnra, depLata y de cri*al";y paft "0ro pálida nímba su carita curíosay asustada";y para "utt sollozo ínfantíl cntzn la escuadra de feroces guenerost y unauoz fuflexíble gríta ¡En marcha!' EI le.tor puede encontrar otras figurasen esta notable composición poética; figuras de personificacion,hipérbole, metáfora.

(2) Para 1a segunda aplicación de esta noción de endíadis,combinamos la noción de " dos palabras en htgar de una" y la de 'bastacou tun palabra". Y de ello surge un sentimicnto para 1o que hemosseñalado mediante la endíadis "Cultura y Endíadis'; el sentido de quehay cultura donde se hablan y se cscriben muchas más palabras de las

necesarias. En cont¡aste con ellas podríar, nombrarse las culturas dezeugma (¿se admitirá decir "zeugmáticai'?). En las primeras se sacrifica1a concisión a la verbosiclad, justo al revés dc las segundas.

También, a la importación gratuita del zeugma responde laimportación gratuita de la endíadis. Es decir, no sólo hay a veces unamultiplicación innecesaria de las palabras sino que hay también palabras

que se agregan para formar endíadis y que no dicen absolutamentenada. O sea, sólo tenemos una apariencia de endíadis. Recuerdg a

propósito, qrLc durante la Segunda Guerra Mundiai hubo muchapropaganda norteamericaua (de toda hubo, claro está) para sumar a

los países latinoamrl icanos al 'esfueno bélico". Había que mantenerlos precios de los ¡lro(luctos estratégicos, habia que acelerar y aumentarsu producción, )rabia quc racionar los artículos de primera necesidad.Había países luchando por la libertad del mundo, aunque no es muyclaro -aho¡a

que tcncmos una perspectiva de medio siglo y hemoscrecido un poco si lo hacían por una cosa tan abstracta como lalibertad del mundo o por la apropiación económica de los mercadosde un mundo colonial que sc clerrumbaba. Una sugerencia así resulta

ll{l

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Rü,)n"t t',ún la ,t|,1úÍ hn Rü\uta

,1,' la irrupción industrial sin precedentes que vino después y que sigue

rodavía con índices cada vez más altos de producción de riquezas y(,\pansión de mercados. Pero, lcuidado nosotros también con caer €n

I'r ictórical Digo que en esos años de guerra tlos ahogaba la propaganda.

lilmica en primer L,rgar Heroísmo y amor de parte nuestra; sadismo e

,'rrcionalidad de párte del adversario. Había películas en que se

(.lntaban canciones de amistad, de buena vecindad y vínculos eternos.

¡(,iimo amaba América del Norte a los países latinoamericanosl Lo

,luc quiero recordar aquí de todo estq en mi intento de ilust¡ar la

rmpoitación gratuita en el caso de la endíadis, es una película de dibujos,

,1..'Walt Disney, donde los tres países que más importancia tenían para

l,r liberación dál mundo -USÁ, Méjico y Brasil estaban representados

por tres pajarracos: un pato (el pato Donald), un gallo y- un choroy

il¡ntaban 'ísíempre tnidól'estos tres; y en un momento, el creado¡ de

|r letra de la caÁción que cantaban dijó su denuncia retórica cuando el

rlrrllitogritó: "Y ¡untos bailamos la zanbay caramba "; alocual,cuando, I patJ qujso ,rbe, qu. era Ia caramba, replicó encogiéndose de

lrombros: "Pues, hombre, rLo sé".

También importa señalar aquí -muchos lectores lo saben ya o lo

lnn deducido por su cuenta- que lo que llamamos "importaaótt

r',ftttuita" no es propiedad del zeugma y de la endíadis He aquí otra

,urIcdota: En Suécii, unajoven estudiante de la colonia latinoamericana

,,htiene una calificación baja. Pedidas las cuentas en su casa, relata esta

lrisbria que sale a circulár entre manifestaciones de escándalo: "El

¡n,fuor ie pidió que t'uera ala pizana para que todo el curso se diuirtiera',,,tí

ní aceríto y mí sueco ímperfecto; estas muestrds de racísmo yo no las

il,a a tolerar; así, no firi a ia pízana' . De esta historia, lo que- queda

,l,rro es: "Il profesoi me pídíó que fuera a Ia pizdrra; yo no fuí a Ia

l,i:arra". Lo demás póngase a cuenta de la importación gratuita. De

¡,,rso, si hay algo que no caracteriza a los suecos es el ¡acismo.

O considérese este pasaje del autor E. Torres-Rivas, en un cnsayo..obre Centroamérica:

Ill cantactl entre eI capital mercanti[ y la economía precolonial dio

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R úrn t.ú t ln /w¡ncú htut Rtt\üh

lrigen a una estnrctura a{raria en la que t'ue predomínante e[ pnmero,y Ia economía natural indígena subordinada y sonetida a un proceso

de recomposición al seruício de la arumulación de capital de losíntereses hispánicos.

He aqui un buen texto para ejercicios de retórica. Lo que de todoé1 resulta claro es el impacto del comercio español sobre la economiade las comunidades indígenas centroamericanas; 1a suborclinación y elsometimiento son también hechos, y claros de entender hasta dondepodemos juzgar. Pero, que la economía de esos pueblos aborígenesfuera natural ya es asunto dificil de esclarecer. En primer lugar, qué sea

"economía natural"; en segundo, que no hubiera explotación en esas

regiones en la época anterior a la llegada de los españoles. Luegq está

la consabida ¡utina de la acumulación de capital: quizá qué significaráesta frase frecuente en té¡mino de los fenómenos reales; ni qué sentidodeterminado adscribir a la frase "al seruíao de la acumulacíón de capítal".La frase "acumulación de capítal" está cargada de ideología y demetafísica de la historia; más que descriptiva es militante. Por ejemplo,

¿por qué no decir "crecimiento de la actiuídad industría\", "incrementode la capacidad técnica", "aumento de los sistemas de comunicaaón"7"La acumulación de caphal" no sugiere más que eso: acumulación deuna cosa sumamente simbólica, alienante, c¡eadora de conflictossociales, sumamente odiosa, además. Finalmenfe, "acumulacíón d.e

capital ¿e los intereses híspánicos": todos conocemos las coplas de

Quevedo sobre Don Dinero, poderoso cabaliero, que nace en Las Indias,pasa por España y va a morir en Nápoles.

30

Nos queda todavía la figura retórica llamada hipálage {para dejarbellezas como la clipsis, la apóstrofe, la anástrofe, la metátesis, laonomatopeya, el anagrana, la paranomasia, la abducción, el epítome,la paradiástole y ciertamente muchas otras que me escapan al cuidadodel lector curioso). Esta figura, hipálage, es una entre las que algunos

consideran como figuras menores, aunque a mí se me escapa la razón

i90

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R¿¡ón p¿t¿ l¿ /l ie c¡o -.hú¡RútaD

,lc que las clasifiquen asi fsobre todo, cuando las veo en acciónJ.

Hipálage es por ypallagó, que en griego es como decir cambio ointercambio. Y en estos dos sentidos

-cambio e intercambio- se la, mplea con suma frecuencia y variedad. Algunos la conciben de formarnuy general, simplemente como una figura de dicción en que dos,'lcmentos de una proposición se intercambian, con cambio o reversiónrlc su relación. Con esta definición abstracta y general, la meratranslormación de voz activa a voz pasiva sería hipálage, como el cuento,lt'l grande y el chico que naufragaron en una isla desierta y que, después,lc algunos días sin encontrar raíz que comer se vieron obligados acchar suertes: el grande tomó la moneda y formuló las que aquí sí quest'rian propia, literal y hasta políticamente reglas del juego: "Si caecura, el grande se come al chico; si cae sello, el chico será comido por elp ande".

También, en las oscilaciones del orden explicatorio se formanhipálages; por ejemplo, cuando algún psicólogo nos dice que el ordensocial refleja el orden psicológico contra algún sociólogo que nos diceI'xactamente lo contrario, que el orden psicológico refleja el ordensocial. Se forman asimismo figuras de esta especie en las descripciones.Iin un cuento que leo encuentro este ejemplo: "... el mdsajistd se mTuíanmo un chimpancé símulando un hombre o como wt hombre simulandom chimpancé." Hay una novela de John Fowels, The Magus, dondeurcuentro este juego de réplicas que da para quedarse pensando un

l)oc0:

Híce una pausa. "Da usted la impresíón de cierta especíe de cirujanos.Mucho más interesados en la operacíón que en el paciente"."No me gustaría estar en las manls de un círujano que no procediera

así."

(Es decir, más interesado en el paciente que en la operación.)

Se dice también hipálage cuando lo que corresponde naturalmente¡ una palabra dentro de una f¡ase se hace corresponder a otra. Aquíhay cambio y no intercambio. Por eje mplo: "La luz del sol se derramabas,tbre las brillantes hofas ", que para una persona con hábitos conceptuales

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R(¡iti.¡ r¡ar l¿ Aú¿i¿rid hxot R¡1\ ú)

\¡a a sonar casi como sinsentido, puesto que el b¡illo de las hojas nopuede separarse ciertamente de las hojas, pero tampoco puede hacerlode la luz del sol. O esta otra: "EI viento murmuraba entre los árboles",porque si es cierto que los árboles no murmuran sin el viento tambiénlo es que el viento no murmura sin los árboles. Estos son ejemplos enque de dos condiciones necesarias a un efecto -el viento y los árbolescon vistas al mu¡mullo- separamos una y atribuimos cl efecto a laotra. A veces es peor: atribuimos el efecto a cualquier cosa, menos a lacausa. Por ejemplo: "Por la calle bullente, ibarL y uenían camiajes ypeatones"; srhay algo er.r todo este conjunto que no bulle es justamentela calle.

En estos ejemplos, como en tantos otros que el lector conocerá porsu propia experiencia o encontrará a manos llenas si los busca, ejemplosque son por lo demás los que complacen a los tratadistas, la hipálagede cambio puede pasar como licencia verbal inofensrva. Cosa casi deltodo " poética", licencia o juego verbal. Pero no cuesta mucho va¡iarlapara descubrir la cosa seria en que puede convertirse.

Considérese, por ejemplo, el conocido sílent ením leges inter arma,de Cicerón, que a mí me enseñaron asi: "CLtando las annas hablan [as

leyes callan". Es, primero que todo, antítesrs: hablar-callar, armasJeyes(fuerza-razón). Luego, comprende dos metáforas: las armas hablan, las

leyes callan. Además, ias metáforas envuelven personificación: objetosinanimados (armas) y objctos abstractos (leyes) son considerados comopersonas que hablan o callan. Pero hay hipálage aquí también, y una

especie que es, al tiempo, amplia e implícita. En la frase "EI caminanteabreuía el tiempl c0,1los reanerdos del calrirro", la hipálage es explícita:los recuerdos en vez de atribuirse a1 caminante se atribuyen ai camino;además, tanto "catninante" como "cantina" forman parte explicita de la

sentencia. Asi, la hipálagc es explicita. Por el contrario, en el ejemplo"Cuando las annas hablan, [as leyes callan" la situación es distinta: las

leyes son instrumcntos cre ados y empleados por el homb¡e. Y lo mismovale para las armas. Cuando se dice "Las arnns callan'', se implica "lasatmds que elnpleal'L lls hombres callan",lo que es metáfora por "lasannas de las hombres hatL cesatlo de disparar"; y esto último es hipáiage,

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lldirt t,ú¡ ld tn¡lv\r. hnü¡ Rit\ur¡

pucsto que propiamente son los hombres 1os que han dejado de dispararsus anras. Así, vemos s¡r dilicultad que la hipálage de cambio puedescr implícita, y que la hipálage implícita no sólo cambia la relación -no sólo cambia el atributo llevándolo del agente (el hombre) alir.istrumento (las armas) sino que no nos dcja ver la relación asr

t¡astrocada. Lo que el adagio de Cicerón dice, en ietras llanas, es:

"Cuando se ejerce la t'uena se licencía la razón (o se marghm o se

lxaloja)", algo que no qucda muy a la vista, una \¡ez por el cambio,()tfa vez po¡ la implicitación.

O considérese un¡ frase común y de curso fácil como muchas de sur'specie. "¡0s cañones sentbraron Ia nuterte' . Otra t,ez, aquí, hayp ersonificación: una cosa in¡nimada sicnbr¡. También, otra vez hayirqLrí metáfbra: " sentbrar Ia ¡nue¡re" r,a en lugar de " arrasar" o " deuastar" .

(Sr "sembrar la nnterte " es aquí metáfor a buena o mala puede disputarse;

¡rorrlue micntras para unos la comparación de "sembrar" con "arrdsar"strrir cosa torpe y hasta insana, para otros no dejaiá de ser algo queimpresiona, sea por 1a antítesis, sea por la paradoja, sea por ia habiiidadtlo expresar en el lenguaje de 1¿ vida las cosas de la muerte *así como,¡l rer'és, los escultores, por ejemplo, esculpen flores cn picdra,sufrimientos en mármol o actos sexuales en bronce.] Ftnalmente,también aquí hav hipálage, sólo que rmplicita: no son los cañones lost¡uc siembran la muerte, sino ios hombres que los construyeron y lostlue los emplean.

Po¡ donde se detccta una relación muchas veces existente entrelripálage y personificación. La regla para detectar esta relación es asi:

Si el viento mulmura, ningún problema: pura personificación. Si elviento murmura por entre el follaje, mucho cuidado: el viento nonrurmura así; son el viento y el follaje niuy, pero mr.ry juntos los qr-rc

nlurmuran. Si el águila trae cl veredicto de Zeus sea viniendo por laizquíerda sea viniendo por la derecha, también hay que ir más allá del.r personificación: el águila, por sí sola, no augura nada; es el augurmirando por donde aparece el águila quien augura.

Ejempios así, seguramente suscitarán la atención del lcctor hacia

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::li l,8rr:, rerórica menor, 1a hipálage de cambio. Considérese, por

.lemplo,, Lleno de^eüusiasnn, entró al partído del Fü\rcr,,. ,Entrói es

dqui pahbra m"trf oric¿, dc.d,.. lucgo. y "s el , o.o que un mínimo de Io

que s| na tl¿mado adefl.tací,it metalórica exige cn esle ejemplu queexisr¡ un:1 separrción enLre_la p.rronu qr..,,rr. rl panido í.] irr,i¿o:,"lll:].]l.1rlpr

'er,rrar" las cosas sc p.rtibe, di,ididu,, i. un, purte

el parrt0q de l¿ otra l^a p,. rsonr que cntra al partido. Cualqujera iea laLle5(.npr ron

,quc preiirrmos _sca dicicndo que Ia persona entra al

p¿ru0o, se¿ dr( Len,lo q e ei partido aum en ta en un micmbro_ estamosen ligura dc hililage, ),estamos atribuyendo mal: la cosa le ocurre al

l:l,,loo ,o quc no es propitmente así; la cosa le ocu¡re a unq lo que

ldmi'oru c\ rdcruado. Al hn dc \u, nt¿s, ut]o no cntra en un parti¡o.Algo se produce, algo se disarro a .,,rndo *o ."i*

.l"' J*,ia";pcro ni es adecuado at¡ibuirlo meramente al partido, ni ., uj..u.do

atribuirlo nteramente a uno. En este asunto están tan íntimamente

)li::'1r,iir uno.y el prrtrdo que la metáfora ,iir*r rt firiúr" ",illlOeCutda ¿? pnOi"?.

"

O considérese esa experrencia que todos conocemos desde nuestrai nlancra, cuando en una hermosa noche de luna y nubes flotantes vemos,con asombro, que el disco ¡adiante se mueve éntre l* nub.r. ion tnlc\pcriencia, no [cr]enros, de.pucs. rringun reparo quc hacer cuandoargurel) en vera poeb(d dicc: "Lr iuna ¡iiicia.urcaba rauda sobre unmdr de ubcs . ljesde luego. t¿mbién desde ninos, aprendemos quc noe{ r¿ tuna tl que.se mucve, yendo cn tal sentido, sino Ias nubes, vendoJU\lamen[o en el \ontido LonLrarjo. Con ]¿ hrna y la, nubes, esir_.,shaciendo hipálagc, estamos atribuycndo mov,m"í,". i.."-i .". *,ell::1":: y r( p,,\o :r i.r ,. osa que es[á en movimienro. y esta hl;;f.g.,\ol]lraTramcnt( ,r l,r c.qrrclrta que me trae el mensaje de mi amaja,,lporque,.ll.r i,r , sqr,¡, l¡13_ .¡rri, ro decir_ rosada y periumada, beraday cstrccnaJJ.sobt.r cl p,, hn cn un acto lrancamente hiperbólico depersor)tftcact0n cliir LIit, r, rr lo mls, t jene el mensaie escrrtó en. ima y laverdad es que lLrr: irr ( rnrcn Gumercinda la que lo trajo), está.onstruiJa

_sohre Ir h:rr, ,1,. c\ferien(ras, no .orno puro luJso depalabras: sobrc ia basr ,l,.,,rt,"ri..in...ias.clecrir., _ir;;;ü;; L l"""r,.lviento- aunquc Leng¿n llrr rargo de ilusión y paradoja. E*parian.iur,

Re¡ór¡cd t tu l¿ /lú¿i¿ c¡a . hR" Rít\Dta

t91

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l)irrir seguir con movimientos, como esa otra también inolvidabie quelr:rc' ¡165 ¿l viaiar en tren por primera vez, hacia la capital, cuando elI'rrisrie comienza a moverse ante la ventanilla; experiencia, ésta, mást,rrnpleja e instructiva puesto que elpaisaje lo áiviáimos (caii se jivldes.l6J s¡ ¡,.r zonas: paisaje cercanq paisaje medio y paisaje remoto; denranera que el paisaje cercano se mueve'con la vúócldaá del tren, ensrntido contrario; el paisaje medio se desplaza con un andar lentq en, I mismo sentido; y el remoto, no se mueve.

Las hipálages con el tren son clichés familiares: ,,por Ia uentanilla,.,ta cscapar el paisajl', "Los árboles huian hacia el hogar, cada uez núsl.t¡nn', "En la uentanilla. coml cn un telón rinematofráfíco se sucedíanLt imágenes' , etc. lncluso, para el,mucha< ho dado a lá reflexión, sur genr r)usideraciones^de ¡elatividad: .Qué es lo que se mueve, qué .i lu qu.cstá en reposo? ¿Cuál es la ¡eferencia firme en este iontraste'de'' nsacionesl Y si ocurre - como es el caso de lantos jóvenes que viajanpor primera vez hacia la Capital, a conquisrar el cántro de todos iosccntros- que nuestro joven va a seguir sus estudios en 1a Universidad,cabe que extienda sus ¡eflexiones ál extremo de pr.eunturi. ;i

", éi

rluien va a la Universidad o la Universidad )a que vieñe a é1.

. En una presentación de Dimit¡i Mere;kowski a los lectorcs ingleses,hecha por e_l traductor B. G. Guernay .n.r.nt.o una hipálage d"e ésteque puede llevarse a todos los lugares cuando se trata ie lás hechoshistórico,s, sociales,.culturales y las representaciones populares de taleshcchos. Se trata de la Florenciirenacentista, la época más alta alcanzadapor ltalia y con Ia cual tan pocos momentos en la historia del hombreI,rreden aspirar a compararse; se trata, con ¡alabras de Cuernav /erma cra

1an n.otable conro los genios que produjo... o que Ia produjerón".y

, sr es la hipálage. O considerese, rambien, lo que dice Leibniz en elogiotlc Neivton ("de toda la ciencia matemÁtica'este hombre ha hechi layirad mejoy'') y Jo q.ue responder Nervton (,,es que me empíné en losh.ombros d.e. gígantes"); o piénsese en esos poetas que son "rnstructores,le su pueblo." cuando igua) se puede decir, y acaso más propiamcnrc,,¡ue el pueblo es insrruitor de elios.

Rctónc¡ !¿tu l¿ tl ¡l¡c cia hk Rnta o

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Con Io cr¡al vamos entrando en el hemislerio de la hipálage deintercambio, la que se produce, por ejemplo, cuando alguien dicelcbosante de orgullo: "Yo, señor, pertenezco al partído socialista" y a qurenotro le responde: " ¿Se es soaalísta porque se pertenece al pdrtido soaalísta?

Yo creía que era al reués". La hipálage aquí es de especie familar y degran amplitud. Por ejemplo: "¿Se es crístiano porque se pertenece a unaiglesia cnstiana o se pertenece a una íglesía crístíana porque se es cnstianoT"

Dc donde surge otra que todos conocemos aplicada a los manicomios:"No son folos los Ete están ni están todos las que son".

Las dicotomías idt'olirgicas se prcstan también a 1a construcción dehipálages de intercambio. Por ejemplq se clice, que en los católicosprr.vaiece el ritual sobre el comportamiento, en tanto que en losr,.'lormaclos prevalece e1 comportamiento sob¡e el ritual. También, unosJicclr que "El 1)0eta no se hace, nnce"; otros que "El poeta no nace, se

l¿c¿". En psicología del aprendizaje mr profesor nos desafiaba sobre1os gatos: "¿Corren los gatitas nueuls detrás de ln pelata para después

correr delrás de las ratones o corren después los gatos maduros tras los

ratones p|rque creen que sorL pekttas?" Sobre el pecado capital de lagula, quc se muestr a muy en línea ideológica con las sociedades de la,'scasez cabe decir quc, sobre si vivimos para comer o comemos para

vivir, toda\'ía hay dísputa. En fin, casos así se pueden compendiar bajoel rótuio 'Hl¡álage de las cebras" quc nadie sabe decir si son blancascon rayas negras o negras con rayas blancas.

Las hipálages de intercan.rbio son muy fáciles de construir: bastaintcrcambiar las pal,rbras del caso y considerar después lo que resulta.Por elenrplo: "Las Jlorr:s del camino forman... un camino de flores";"Nose saüía si era un ángel de pie iutto a na estatua o... una estatua de píe

iuilto a ufl ángel"; "T-enía un no sé qué sobre los ojos y... los ojos sobre unno sé qué";"No hay más príncípe de los ingenios que... el ingenío de lospríncipes". O también son [áciles de hacer y populares ent¡e los escritoresparadojales las que se construyen con formulas de genitivo. Por ejemplo:"La esenaa de Ia uerdad es Ia uerdad de Ia esencía";"La hístona de la

filosofía u Ia filosot'ía de la historia"; "La lógíca de las paradojas es lapararloja de Ia lóg¡ca"; "La oscundad del ser es el ser de la oscundad",

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R.ktti.n t\m l¡ /lú¿,lr1u . l¡"t¡t Rü\on

I'ta.

De Bernard Sharv leí una \¡ez que una clama muy hermosa lc dilo:"rSe figtLra un hí¡o de los dos, con mi belleza y su ülelígencür ? " A 1o qur, l cscritor respondió "Se figura que nos saliera al reués, con n íntclígt,tLcia

t, mi betleza?" De los "ángeles con carA stLcia" cle una pclícula quc visrcndo muchacho nunca estuve scguro si eran ángeles con cara sucla osucios con cara de ángeles. Y había otra sobre un príncipc 1' un mendigou) que tampoco era claro si el principe era el mendígo o el mendigo el

¡rríncipe.

Con las máximas, muchas veces, se pueden formar hipálages. PorL' jemplo: De' Los arboles no de j an uer el bosque' sale " EI bosque no dej an:r los árboles"; áe "Cuando hablan los cañones callan las leyes" saleCuando hablan las lqes, callan los cañones"; de "El corazón tiene razlnes

qLte la ffizón desconoce" sale "La razón tiene razlnes que el corazón,lcsconoce".Se ve asi que hay que andarse con cuidado con las máximas,porque pueden darse vuelta y dispararse en contra de uno. A alguicnt¡ue dice sentencioso: lUn uerdadero amigo es Mx seprlcro " le puedcnrcsponder "Un sepulcro es un uerdadero amíg0".

Estudié no hace mucho una interesante publicación de MaryI)ouglas, cuyo fílulo es Purity and Danger: an Analisis of the Concepts,I Pollutían and Taboo, y no tendría quó dccir si hubiera sido: Pollz¡io¡rutd Taboo: an Analists of Puriry and Danger.Y hasta pod¡ía decirse srnrntento de bula: Purity and Pollution: an Analisis of the Concep* of'[iúoo and Danger. De Herodes se puede decir que por razones políticas"k¡s mató a todos par causa de uno", y de Califás que por las mismasrtv,ones "mató a uno por causa de todos". De un cura revolucionario leo..'n un libro sobre Cuba; Sardiña se llamaba y era capellán del Ejércitollebelde; se dice que decía: "Aquí nct hay la lglesia del Silenao síno el

Silencío de la lglesia" .

Cuentan también de Protágoras que llevó a los tribunaics a untliscípulo que no le pagaba. Habían acordado que lo haría si ganaba su

primer juicio. "Piensa",Ie dijo Protágoras, "éste es tu printer juicio: Si lo

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gano y0 me pagds p7r sentelxcia; si lo ganas tú me pagas por conuenia". Aio que el alumno, que era aventajado, respondió: "Y pietsa tú: si gano eljuicio no te pago, par setttencia; si lo garlas tú, ta)npaca te pago por conuenia',.

Tales son algunas de 1as incontables maravillas que se pueden urdircon los principios de esta figura, hipálage, quc en los manuaies deretórica pasa como cosa menor Todos han oído de ese aviso en lascarreteras; "Más uale perder un tnínuto en la uida que la uida en unminuto" que un amigo me cuenta que 1o lcyó cuando iba a ver a suamada en su auto y que desde entonces prefierc ir a ver a su auto en suamada. La propagancla hace maravillas con esta lorma: "EI emperadorde los champañes es el champan de los enperadores. Y esta últimatodavia, para terminar: Era en tiempos del Gobierno Popular, cuandol¡lt¡b¿ nruv J\o,o p¡ra cl colap.o. Eli un¡ ,.nrrer ista dc ¡iensa, alguien\on toJa irten(iórr lc ¡idró al presidcnt, Allend" qre cómentara iobr"el lena de nuestro cscudo na.ional: Por Ia razón o'[a fueza ". Recue¡doel pasaic, v mu¡ bicn, no solo porque sc transmirió ¡o' televirrón r.

eran ominosos tiempos para todos sin exccpción, sino porque desdcmis ¿ños de estudiante siem¡re me interesaron las argucias conirrpaLages. Par¡ salir del atolladero en que 1o tenía el entreviitador se Ic

"iurrió a Allende una hipálage de las que hemos llamado de cambio:"Usrari nt habla de la t'uena, ¿y qué me dice de la t'uena de Ia razón?"DigoJripálage dc,ambio porque qj hay arriburo que la razón no lientes la fuerza. E) periodista se calló; pero muy bien pudo encontrarse enel extremo de com¡lerar ia hi¡ilagc ,le inter.ambio: No, yo tn lepregunto por la fuena de la razón, le pregnto por la razón de li fuerca".

Sobre inrportación gratuita todavía, y para terminar: estoy casiseguro, aunquc hacc rie esto muchos años, que en una obra deTLrgueniev lcí un p¡saje quc se presta muy bien a la percepción ampliade este campo clc ia importación gratuita. Un personaje de este autor,consolando a un amigo tlc errores cometidos por éste, le dice más omenos 1o siguiente: "¡tly, hcrmanito, hettos proiedído torpementet" AIoque el otro respondc, tamhién más o menos así: "¡Esas me las conozcoya! Le dices a un tlnto: ¡Ay, sotnos Lolos tlntls nosotros dos! que n0 es

más que u'La manera de echar[c azúcar ala simple t'rase ¡Eres un bnbécil!"

R¡\úriar t¡ l¿ /Ituln r . hrrl(.ú\r )

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R!óncr tt¡n h,,1 ¿ntú . .hú,1Ri,Ma

Sobre importación gratuita todavia, y para terminar: estoy casi

scguro, aunque hace de esto muchos años, que en Lrna obra de'furgueniev 1eí un pasaje que se presta muy bien a la pcrccpciór.r ampliacle este campo de la importación gratuita. Un personajc clc cstc autor,consolando a un amigo de errores cometidos por éste, le dice más onenos lo siguiente: "¡Ay, hemaníto, hemos procedido brpementet ' l\1ociue ei otro responde, también más o menos así: '¡Esas me las conozcoyo! Le dices a un tontl: ¡,4y, samos unos tontos ttosotras dost que n0 es

más qrLe una.manera de echarle azúcar a la símple t'rase ¡Eres m ímbécil!"

También podemos hablar de importación gratuita en casos depatente vaciedad que el lector puede identificar con 1a ayuda de

cjemplos como éste, de E. Cardenal: "...nos bañábatnos en a{Ltastransparentes, de un color a piedras preciosas que desconozco... " Finalmente

[por lo menos aquí), pueden adscribirse a ia importación gratuita (hasta

puede alguno estallar " ¡hnpoxación gratuíta! ¡Qué cosas trae ustedl ¡TodaIa retóríca no es más qLte importacíón gratuíta!') la ir.rclinación rnuydudosa de ciertas culturas a estirar las palabras. Ya hizo burlaShakespeare de algo así haciendo decrr a Polonio sobre los actores quellegan a Elsinore: "Los mejores actores en el mundo, sea para la tragedía,para la comedia, lo hktónco, Io pastora[, lo pastoral-cómico, lo histórico-pastoral, lo tráglco histónco, lo trágico-cómico-hktónco-pastoral..." Pero

estas son expresiones compuestas, admitidas en general aunquc rnuchas

veces se leen expresiones como " socio-cultural" cuando basta con" cubural", "psíco-sensual" cuando basta con 'sensual", "orgánico-estructural" cuando basta con "orgánico". Hay casos de estiramiento de

las palabras sin composición y por el solo efecto dei estiramier,to quca muchos parece impresionar Por ejemplq en mis tiempos de estudianteen muchos lugares en vez de "teórico" había que decir "teorétíco" y lager,te salía arrancando. La palabra "íntencionalídad" la puso en boga el

psicólogo Brentano para caracterizar -como hacían los psicólogos

nedievales- los hechos de conciencia. Y yo no sé por qué embrujo de

estiramiento la palabra "intencíonalidad" comenzó allá por los rños 60a tomar el lrrgar de la palabra "íntención"; y ya no hay rcrlactor de

editoriales de prensa que se precie que vaya a rcbajarsc l clecir"intención" cuando de intención se trata. Otro caso ¡lareciclo es

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lttli¡i.t t,nnt l¡t /t ltú¡(it ht 1 R¡1\üú)

"tecnllzgía".ya nadie dice "técttica" ni "tócnico , sino, respectivamente,"tecnología" y "tecnológico", conlundienclo así ur.ra distinción que debe

hacersc: porque una cosa son las distintas técnicas y ot¡a su estudiogeneral y crítico -es cleci¡ la tecrrología. Ni más ni menos como una

cosa son las distintas ciencias y otra su estudio general y crítico, la

epistemología.

Algunos, en lugar de decir "causa", d'Lcen "causalidad"; otros, por"causaciótt", dtcen "catsalídad". Hasta me ha tocado leer "causalístico"

en lugar de "causal". El estiran.]iento parece también gustar por esto

ú1tino: que la palabra pasa de aguda o llana a esdrújuia: por ejemplo,' azúrea' en lugar de "azul", "nouelístíco' er.r lugar de "nouelado". Suena

itan mejor "probabilístíco" que "probable"! En mis años de liceo, de misprimeros contactos con Kant, recuetdo que había que d ecir "nouméníco"

y no "noumenal". ¿Por qué? Muy simple: porque había que decir"t'enoméníco" no "fenomenal" que quedaba para los saltos a caballo, los

partidos de fútbol, ias liquidaciones a precios de fábrica, pero de ningunamanera para la filosofía.

200

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It, t,,n, t tu t l t Atl¡ nt h'tt ltuot¡

Epílogo

Todo 1o auterior ha sido expuesto con el propósito de suministrar

al lector una semblanza de la más asombrosa de todas las bellezas, la

rctórica. No de toda ella. De su rostro y su busto, que serian

respectivamente la segunda y 1a primera parte de este tratadito Y así

como conúnment. "l

tottto .s Ál ntunto que importa al enamorado

por encima del busto, aunque éste no importe poco en modo alguno,

isi también Jas liguras retóricas importan más [por mucho que un

hombre tan penitrante y razona6le como Aristóteles piense lo

contrario). El tusto es la parte encargada de nutrir 1a descendencia y

AristótelÉs es fiel como ri..pr. u su musa luzgando inesenciales las

figuras retóricas y esencial la prueba retórica (donde interviene lo que

óillama entimema). Pero, para bien o para mal el mundo no quiere ircon Aristóteles (y no sólo^en esto no quiere rr con él].y ha atendido

siempre en primér lugar y a veces exclusivamente a la belleza del rostro

d. lá dnrrri en cuestión. Así, tratando de esbozar sus pareceres, nos

vemos obligados a dar la mayor parte de nuestro espacio a los de su

cara.

iY es tan, tan hermosa de ver las escasas veces que sonríe y nos

mira con simpatia; y tan odrosa también cuando gesticula, hace muecas

r hasta nos tr., lá l.nguu desde leios. tan desde lejos, quc casi no

irbemos cuánto nos disprecial Pero por[iando todavia con mi

comoaración- mi dama,-la retórica, no sólo es rostro y busto ¡Eso

oueáa oara las estatuas de corredores de bibliotecasl iCómo hacer para

mostraila entera sin que se pierda nadal ¡Sobre todo, cuando sc muestra

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hermosal ¡Cómo hacer no sólo para mostrarla, no sólo para exhibirlade cuerpo completq sus brazos y manos, sus hombros y caderas, susmuslos y tobillos, sino dejar también a la vista su andar y contoneaq, surespirar y agitar, sus decireq la dulcísima miel de sus labios, en fin,todas esas cosas suyas menores

-accesorias, contingentes, adjetivas,

como diría un sargento retórico del Regimiento Buin- pero cada unatan encantadora en su modo y circunstancia como para enamorar a lafrigidez en personal Pero, ioh, intento vano...l (como diría el mismosargento). Para lograr una representación así habría que contar conalgo más que las pálidas hojas de un cuaderno y las acepciones anémicasde un profesor de lógica. Estas cosas, por lo demáq no se dicen nuncacomo es debido. Hay que verlas, oírlas. Imagino que en un teatro alaire libre, con actores como Demóstenes, Cicerón, Luterq Erasmo,Shakespeare, Quevedo... Sin decir nada de lqp¡primeras figuras, GorgiaqProtágoras, Sócrates. Asi podría verse de lo más entera y hermosa laretórica. Q siquiera, no ya igual, pero viva por lo menos, podríamosencontrarla en alguna Plaza de la Revolución, en algún Hemiciclo delSenado, algún Palacio del Pueblo; con actores de segunda categoria,cierto, pero no despreciables, ora en trajes oscuros, ora en unifo¡mesbrillantes, frente a una audiencia... bueno, mesmerizada. Hasta en unbanquete podría aparecérsenos, hasta en 1as exequias de algúnprohombre, hasta en un aula universitaria a la hora de las distinciones,en la clausura de un concurso literariq en el inicio de las actividadesacadémicas. De otra manera, no sé cómo podríamos disfruta¡ sucontactq aunque sea huidizo, averso y hasta odioso. Ni conocer suidiosincrasia que ahora mismo disfruto escribiendo las líneas de esteepílogo mientras ella las recorre entre displicente y cómplice,tildándome las metáforas como si fueran callos de los pies, riéndose demis epítetos, ridiculizando mis hipérboles y mis aliteraciones,bostezando con mis paralelos de jardín infantil, mis clímax decalenturiento, mis^ similes, ul mis equivocos, ambigüedades, paradojas,antítesis, sinécdoques, que dc todo esto hay y no puede sino haber enestas líneas y donde quiera que haya letras, como el lector a quienestán dirigidas estas páginas ya estará en condiciones de ver mejor queyo.

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Pero, en fin, pienso que repasando y complementando conimaginación el esbozo que aquí se ofrece, la dama que les digo no va a

pasar inadvertida -sin que importe dónde y por cuánto tiempo asomey sin que cuente en qué diligencias ande- porque gusta por sobre

todo de hablar y nunca deja de hacerlo como aqui se ha descrito; y 1o

hace de preferencia en ambientes culturales de una descripción queme conlormo y mucho confiarle a ella misma, y en los que casi no hedejado de pensar pensar pensar redactando estas páginas.

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