resumen

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ASPECTOS DIFERENCIALES EN LOS TRASTORNOS DEL CONTROL DE LOS IMPULSOS En la primera mitad del siglo XIX, Esquirol introdujo el término “monomanía instintiva” para describir una serie de trastornos del comportamiento, caracterizados por la realización de actos impulsivos sin motivo, como respuesta a un impulso irresistible que se presenta de forma instintiva o involuntaria. Estos trastornos no fueron formalmente incluidos y reconocidos como enfermedades mentales hasta 1980, cuando la APA recogió por primera vez en su DSM-III, un apartado denominado: “Trastornos del control de los impulsos no clasificados en otros apartados” . Estos trastornos no fueron contemplados por la OMS como entidades independientes hasta 1992, bajo el epígrafe “Trastornos de los hábitos y del control de los impulsos” incluido en el apartado “Trastornos de la personalidad y del comportamiento del adulto”. Se incluyen cuatro diagnósticos específicos (ludopatía, piromanía, cleptomanía y tricotilomanía) y, a diferencia de la clasificación norteamericana, no codifica de forma independiente el trastorno explosivo intermitente, que queda incluido en el apartado de “Otros trastornos de los hábitos y del control de los impulsos”. CARACTERÍSTICAS GENERALES Los trastornos del control de los impulsos sin definidos por un patrón de comportamiento con características comunes: * Dificultad para resistir un impulso, deseo o tentación de llevar a cabo algún acto que es dañino o perjudicial para el propio individuo o para los demás. El individuo puede ofrecer, o no, una resistencia consciente a dicho impulso, y la realización del acto en sí puede ser premeditada y planificada, o no serlo. * Antes de cometer el acto, por lo general el sujeto percibe una progresiva sensación de malestar emocional, en forma de tensión o activación interior. *Durante la realización del acto, el sujeto experimenta placer, gratificación o liberación, por lo que el acto en sí mismo, es egosintónico.

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Psiquiatra de Genero

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ASPECTOS DIFERENCIALES EN LOS TRASTORNOS DEL CONTROL DE LOS IMPULSOSEn la primera mitad del siglo XIX, Esquirol introdujo el trmino monomana instintiva para describir una serie de trastornos del comportamiento, caracterizados por la realizacin de actos impulsivos sin motivo, como respuesta a un impulso irresistible que se presenta de forma instintiva o involuntaria. Estos trastornos no fueron formalmente incluidos y reconocidos como enfermedades mentales hasta 1980, cuando la APA recogi por primera vez en su DSM-III, un apartado denominado: Trastornos del control de los impulsos no clasificados en otros apartados . Estos trastornos no fueron contemplados por la OMS como entidades independientes hasta 1992, bajo el epgrafe Trastornos de los hbitos y del control de los impulsos incluido en el apartado Trastornos de la personalidad y del comportamiento del adulto. Se incluyen cuatro diagnsticos especficos (ludopata, piromana, cleptomana y tricotilomana) y, a diferencia de la clasificacin norteamericana, no codifica de forma independiente el trastorno explosivo intermitente, que queda incluido en el apartado de Otros trastornos de los hbitos y del control de los impulsos.CARACTERSTICAS GENERALES

Los trastornos del control de los impulsos sin definidos por un patrn de comportamiento con caractersticas comunes:* Dificultad para resistir un impulso, deseo o tentacin de llevar a cabo algn acto que es daino o perjudicial para el propio individuo o para los dems. El individuo puede ofrecer, o no, una resistencia consciente a dicho impulso, y la realizacin del acto en s puede ser premeditada y planificada, o no serlo.* Antes de cometer el acto, por lo general el sujeto percibe una progresiva sensacin de malestar emocional, en forma de tensin o activacin interior.*Durante la realizacin del acto, el sujeto experimenta placer, gratificacin o liberacin, por lo que el acto en s mismo, es egosintnico.*Despus de realizar el acto pueden aparecer, o no, sentimientos negativos como arrepentimiento, autorreproches, culpa, vergenza o remordimientos, cuando se consideran las consecuencias.

LUDOPATAEn la CIE-10, la OMS define la ludopata como un trastorno caracterizado por la presencia de frecuentes y reiterados episodios de participacin en juegos de apuestas, que acaban dominando la vida del enfermo en perjuicio de sus valores personales y sus obligaciones habituales; esta conducta persiste y a menudo se incrementa a pesar de las consecuencias negativas en el mbito personal, familiar, social, laboral y econmico. Los afectados pueden arriesgar sus empleos, acumular grandes deudas, mentir y cometer una gran variedad de delitos con el objeto de obtener dinero para jugar o para pagar las deudas contradas como consecuencia del juego. Los enfermos suelen describir la presencia de un deseo o impulso intenso de jugar difcil de controlar, junto con ideas o imgenes insistentes del acto del juego y de las circunstancias que lo rodean, empleando gran parte del tiempo en estos pensamientos o en conseguir dinero para llevar a cabo la conducta. El juego patolgico afecta a entre el 0.5 y el 2% de la poblacin adulta y tiene una prevalencia mayor en hombres, si bien se calcula que una tercera parte de los ludpatas seran mujeres. Se han descrito adems diferencias clnicas, genticas y de respuesta al tratamiento en funcin del gnero. La edad de inicio de ludopata es ms tarda en las mujeres, pero stas presentan un desarrollo del trastorno ms rpido que los hombre. La comorbilidad psiquitrica es muy alta (60-90%) en ambos sexos, siendo los trastornos afectivos ms frecuentes en las mujeres y el abuso o dependencia de alcohol ms frecuente en los hombres.

PIROMANAEs un trastorno del comportamiento caracterizado por una tendencia a provocar incendios o intentos de prender fuego a las propiedades u objetos de los dems, sin una motivacin aparente. Por lo general, los individuos que padecen este trastorno refieren un aumento de la tensin interna antes de la realizacin del acto, junto con una excitacin psicofisiolgica al consumarlo y/o contemplar las consecuencias del mismo. Otras caractersticas clnicas de este trastorno se refieren al inters y curiosidad que estos sujetos suelen mostrar sobre diversos aspectos relacionados con el fuego, al contemplacin del mismo, as como por las instituciones implicadas en la prevencin y extincin, participando con frecuencia en este tipo de tareas. Es un trastorno raro, ms frecuente en los hombres y con un inicio en edades tempranas de la vida.

CLEPTOMANASe caracteriza por los fracasos reiterados del individuo a resistir los impulsos de robar objetos que no se utilizan para un uso personal, o por fines lucrativos. Estos sujetos, que generalmente disponen de dinero suficiente para pagar los objetos que roban de esta forma impulsiva, suelen deshacerse de ellos, regalarlos o esconderlos, ya que el objetivo es siempre el robo en s mismo, no el objeto robado. El robo no en s mismo planificado, y se realiza en solitario, sin la colaboracin de terceras personas. Despus del robo, y entre los episodios, el cleptmano puede tener sentimientos de culpa, abatimiento, ansiedad, aunque esto no impide su repeticin. Son frecuentes los sntomas depresivos relacionados con esta conducta y el temor de ser descubiertos. A menudo las relaciones interpersonales, estn muy alteradas y estos sujetos muestran con frecuencia sntomas de un trastorno de personalidad. Afecta a menos del 1% de la poblacin y se diagnostica ms en mujeres, presentando una elevada comorbilidad psiquitrica, sobre todo con trastornos afectivos y trastornos de la conducta alimentaria.

TRICOTILOMANAEs un trastorno caracterizado por una prdida objetivable de cabello debida al fracaso reiterado para resistir los impulsos de arrancarse el pelo. Para poder realizar el diagnstico es necesario descartar la existencia de una inflamacin preexistente en la piel, as como el arrancamiento de pelo como respuesta a ideas delirantes o alucinaciones. Puede afectar a cualquier parte del cuerpo donde haya folculos pilosos, aunque es ms frecuente en la cabeza, seguido por las cejas y las pestaas. Los sujetos que padecen este trastorno suelen negar su comportamiento y tienden a ocultar o camuflar la alopecia resultante, siendo excepcional que los adultos busquen tratamiento por esta conducta, si bien pueden hacerlo por otros sntomas depresivos o ansiosos que con frecuencia la acompaan. Es ms frecuente en las mujeres, con una proporcin respecto a los hombres de entre 2 y 2.5 a 1 en la infancia, que se incrementa hasta 10:1 en la edad adulta. La comorbilidad psiquitrica en adultos es muy alta, sobre todo con trastorno de ansiedad, depresin y trastornos de la personalidad.

OTROS TRASTORNOS DEL CONTROL DE LOS IMPULSOS

Incluye otros tipos de comportamiento desadaptativo, repetido y persistente, no secundario a un sndrome psiquitrico reconocido y en el cual el enfermo fracasa repetidamente en su intento de resistirse a los impulsos de llevarlo a cabo, existiendo adems un periodo prodrmico de tensin y un sentimiento de alivio al realizar el acto. Este trastorno es objeto de debate en la actualidad, con una importante polmica sobre su validez diagnstica, ya que la conducta violenta episdica es bastante frecuente en la poblacin general, sobre todo en sujetos con trastorno de la personalidad, abuso de sustancias, trastornos mentales orgnicos (delirium, demencias, etc.) y retraso mental, por lo que, a falta de estudios ms especficos, el trastorno explosivo intermitente constituye una rara entidad cuando se excluye el resto de los trastornos que pueden presentar episodios de violencia. ASPECTOS DIFERENCIALES EN LA CONDUCTA SUICIDA

La existencia de una diferencia de gnero en el suicidio es un dato contrastado en la mayora de los estudios epidemiolgicos realizados en diversas culturas y pases: los hombres realizan ms frecuentemente suicidios consumados que las mujeres (entre 2 y 4 veces ms frecuentemente que las mujeres), mientras que en stas la frecuencia de los intentos de suicidio es superior que en los hombres (2 a 3 veces ms frecuente, aunque no faltan excepciones a esta distribucin de la conducta suicida, como el caso de las mujeres de la Repblica Popular China (o las norteamericanas de origen chino mayores de 45 aos) que consuman el suicidio con ms frecuencia que los hombres. Este predominio de las mujeres entre quienes realizan un intento de suicidio permanece estable a lo largo de las distintas edades de la vida y se encuentra documentada, en casi todos los pases.

Los mtodos utilizados en los intentos de suicidio son distintos en hombres y mujeres. La mujeres recurren ms frecuentemente a las intoxicaciones medicamentosas y prefieren los mtodos que no daen el cuerpo, en especial la cabeza. Los hombres por el contrario utilizan medios ms letales y violentos, como las armas de fuego y el ahorcamiento. En la autopsias psicolgicas de suicidios consumados en infrecuente encontrar antecedentes de intentos previos. Se han propuesto numerosas hiptesis para tratar de explicar las diferencias entre los perfiles de la conducta suicida masculina y femenina, desde las que lo atribuyen a una mayor actividad serotoninrgica de las mujeres a las que dan mayor importancia a los roles de gnero. As, artefacto metodolgico, causas hormonales, razones genticas, expectativas del rol femenino, si distintas explicaciones que ha sido esgrimadas. Con respecto a los sesgos metodolgicos, se ha argumentado que la investigacin basada en estadstica oficial tiende a infravalorar la magnitud del fenmeno, si bien en este caso lo hara a favor de la hiptesis de que las mujeres presentan ms conductas suicidas de menor letalidad y que los hombres, como se ha dicho, presentan mayor mortalidad por suicidios consumados. Otras explicaciones invocan razones de tipo psicopatolgico y patoplstico, es decir, las distintas formas de expresin que tiene la enfermedad mental en ambos sexos: mientras los hombres son ms proclives a las conductas antisociales, los conflictos en la identidad sexual y el consumo de alcohol y de drogas ilegales, las mujeres son ms vulnerables a los trastornos de ansiedad y depresivos, trastornos de la conducta alimentaria y abuso de frmacos. Es decir, la mujeres tienen menos dificultades para verbalizar sntomas de malestar psicolgico en los cuestionarios de cribado y presentan mayores conductas de bsqueda de ayuda, en las que algunos autores sitan ciertas formas de conducta suicida. Otros ha pues el nfasis en al hiptesis del sesgo metodolgico y esgrimen el mayor uso que hacen las mujeres de los dispositivos de salud mental, la mayor facilidad que tienen para reconocer problemas psicolgicos, la actitud ms positiva que demuestran hacia el tratamiento psiquitrico, el mejor cumplimiento teraputico.En la cultura occidental, la conducta de los hombres se rige por normas sociales que otorgan gran importancia a los logros personales, el xito y la competencia. Frecuentemente los hombres se sienten presionados para asegurar el bienestar econmico de su familia y tener xito en el trabajo. Suelen asumir el papel de proveedores y a menudo se les juzga en funcin de su status laboral. Numerosos estudios han relacionado el desempleo y la inseguridad laboral con elevadas tasas de estrs, enfermedad y mortalidad. La conducta suicida en hombres tambin es ms frecuente en un gran nmero de situaciones sociales estigmatizantes, como el encarcelamiento, la indigencia y la institucionalizacin por abuso de sustancias y enfermedades mentales.Las creencias sobre la masculinidad y la hombra conducen en ocasiones a los hombres a realizar acciones perjudiciales y a evitar conductas de proteccin de la salud. Mientras que las mujeres tienden a presentar ms conductas preventivas y de promocin de la salud, los hombres tienen mayores probabilidades de presentar ms de 30 conductas que aumentan el riesgo de morbilidad, dao fsico y mortalidad, como abuso de tabaco, alcohol y otras actividades de riesgo.Aunque las mujeres parecen estar ms expuestas al estrs, algunos estudios sugieren que los hombres sufren el impacto de mayores niveles de estrs laboral. Las mujeres utilizan estrategias de afrontamiento (coping) ms efectivas que los hombres, especialmente en casos de estrs interpersonal. En comparacin con los hombres, las mujeres tienden a buscar ms apoyo, reciben ms, y se declaran ms satisfechos con el apoyo recibido. Algunas estrategias de afrontamiento maladaptativas utilizadas por los hombres, como la inexpresividad emocional, la resistencia a solicitar tratamiento y el abuso de sustancias, pueden estar relacionadas con la elevada tasa de suicidios en hombres.Respecto a la aceptabilidad social del suicidio; en culturas orientales, como la japonesa, el suicidio se considera un acto caracterizado desde le punto de vista moral como positivo (esto se debe a que en Japn est muy extendida la creencia de que cualquier acto de autosacrificio es noble en s mismo, suele considerarse un acto potencialmente honorable, virtuoso e incluso bello de autosacrificio y la expresin mxima del deber hacia el grupo. La forma clsica de suicidio en Japn es el Hara-Kiri (trmino en lenguaje comn) o Seppuku (en lenguaje noble). Actualmente el nivel de suicidios en Japn est aproximadamente en la media internacional, con valores similares a pases como Noruega. Sin embargo hay una caracterstica especial: la proporcin hombre:mujer en Japn es 1:1, al contrario que en los pases occidentales, donde se encuentra entre 3:1 y 2:1, con claro predominio de los suicidios masculinos. Las diferencias en prevalencia e historia natural que presentan los trastornos psiquitricos en hombres y mujeres sugieren que las hormonas sexuales modifican la expresin de las alteraciones psicopatolgicas. La conducta suicida pudiera constituir un ejemplo de conducta sexualmente dimrfica, sometida a las influencias de los esteroides sexuales. La mayora de los estudios, encuentran un aumento de la frecuencia de intentos en la fase ltea y un aumento de los suicidios en la fase menstrual. Este efecto de los estrgenos sobre la conducta suicida puede estar mediado por sus acciones sobre el sistema serotoninrgico. La literatura cientfica disponible apoya la posibilidad de que en un modelo de vulnerabilidad- los estados hiposerotoninrgicos constituyan un factor de predisposicin o ditesis, y los niveles hormonales acten como un factor desencadenante. Estos modelos se fundamentan en dos premisas: 1. La existencia de un estado hiposerotoninrgico central como un factor predisposicin o ditesis al desarrollo de la conducta suicida; 2. Los cambios hormonales como un factor estresor o precipitante que contribuye a la hipofuncin serotoninrgica cerebral. As pues, la interaccin entre una alteracin del funcionamiento serotoninrgico (quiz determinada genticamente) y un medio hormonal que acenta esta disregulacin resulta en un estado de predisposicin o ditesis al desarrollo, ante los precipitantes adecuados, de conductas autolesivas o impulsivas en mujeres.ASPECTOS DIFERENCIALES EN LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

La enfermedad de Alzheimer constituye una de las causas ms frecuentes de trastorno mental en el mundo occidental y constituye por s sola entre el 60 y el 75% de todas las demencias. El predominio de mujeres entre la poblacin atendida de enfermedad Alzheimer es un hecho observado por la mayora de los clnicos, aunque en el mbito epidemiolgico todava no se ha establecido con firmeza que realmente obedezca a una incidencia mayor en el sexo femenino (factor de riesgo). Sin embargo, no existe todava una explicacin convincente del fenmeno de la mayor prevalencia femenina, se ha propuesto diversas explicaciones para esta observacin. En primer lugar, las mujeres viven ms que los hombres y estn ms representadas en los grupos de riesgo por edad. En segundo lugar, las mujeres tienen una supervivencia mayor una vez que se diagnstica la enfermedad de Alzheimer. Tercero se ha lanzado la hiptesis de que las diferencias de gnero en riesgo por edad pueden deberse a un inicio ms precoz en mujeres. Finalmente, el riesgo ms elevado en mujeres puede ser resultado de factores de riesgo, bien de tipo sociocultural (por ejemplo, un menor educativo en comparacin con el de los hombres de la misma edad) o especficos del sexo femenino, relacionados con factores hormonales. Tambin se ha estudiado cmo las hormonas femeninas influyen en la diferenciacin y crecimiento de determinados grupos neuronales, que resultan especialmente afectados en la enfermedad de Alzheimer. Respecto a los estrgenos y neuroproteccin, se menciona que a partir de los aos 1980 se conocen los dos tipos de receptores estrognicos intracelulares, denominados alfa y beta. Estos receptores se encuentran ampliamente representados en diversas regiones cerebrales, especialmente en el hipotlamo, hipfisis, hipocampo, corteza cerebral, cerebro medio y tronco del encfalo. Se ha documentado e efecto genmico de los estrgenos tanto por va directa como indirecta a travs de la activacin de segundos mensajeros, de los que resultan una serie de acciones neuroprotectoras y neurotrficas, estimulando la proliferacin y la plasticidad neuronal. Dada la amplia presencia de los receptores estrognicos en diversas zonas cerebrales, las acciones de los estrgenos sobre el SNC son tambin numerosas, afectando a diversas vas de neurotransmisin, como la catecolaminrgica, la colinrgica, la serotoninrgica y la GABArgica, de manera que existen numerosas explicaciones posibles para las acciones de los estrgenos a nivel cognitivo. Tambin se ha comprobado que los estrgenos aumentan la concentracin de la colinoacetiltransferasa, la enzima responsable de la sntesis de acetilcolina, un neurotransmisor implicado en la memoria, cuyos niveles se encuentran marcadamente reducidos en la enfermedad de Alzheimer. Por otra parte los estrgenos tambin pueden ejercer su accin neuroprotectora a travs del bloqueo de la apoptosis, del dao celular en hipocampo mediado por glucocorticoides o de sus efectos como antioxidante. Finalmente, la extensa localizacin de los receptores estrognicos con los del factor de crecimiento neuronal en reas como el crtex cerebral, hipotlamo y ganglios basales permite suponer que los estrgenos actan como un factor de mediacin que facilita la respuesta a las neurotropinas. Este conjunto de acciones ofrece una buena base para explicar el posible papel de los estrgenos en la enfermedad de Alzheimer.Existen numerosos indicios de que las hormonas sexuales modulan el funcionamiento cognitivo, aunque en trminos generales no se encuentran diferencias en el rendimiento intelectual entre hombre y mujeres. Por ejemplo, como trmino medio los hombres presentan mejor rendimiento en las funciones visoespaciales, mientras que las mujeres obtiene mejores puntuaciones en las pruebas de capacidad verbal. Adems, en mujeres sanas las capacidades cognitivas varan a lo largo del ciclo ovrico, con aumento de las capacidades de memoria y manipulacin motora fina y disminucin de la capacidad espacial en la fase estrognica alta. La mayora de los estudios realizados con terapia hormonal sustitutiva (TSH) en mujeres posmenopusicas, tanto natural como posquirrgica, apoyan un efecto beneficioso sobre las capacidades verbales, espaciales y la memoria, tanto a corto como a largo plazo, provocando rendimiento ms alto en memoria verbal, lenguaje y pensamiento abstracto. Tambin se han encontrado variaciones del metabolismo de glucosa en zonas especficas y del modelo de activacin cerebral a lo largo del ciclo menstrual en mujeres jvenes sanas, empleando tcnicas de tomografa por emisin de positrones y tomografa computarizada por emisin de fotones simples. Un estudio con PET en mujeres posmenopusicas, encontr que el grupo con TSH presentaba un aumento del flujo sanguneo en determinadas reas, especialmente en el hipocampo, circunvolucin parahipocmpica y otras regiones temporales integradas en el circuito de la memoria. Tambin se han encontrado resultados anlogos, aumento del flujo cerebral en regiones temporales y parietales en mujeres posmenopusicas con THS frente a otras que no tomaban estrgenos. Otros resultados son divergentes con estos hallazgos. Por ejemplo, en un estudio transversal sobre una muestra comunitaria incluida en el Rotterdam Scan Study, con un total de 372 mujeres y 351 hombres, con una media de edad de 70 aos y que nunca haban recibido THS, se encontr que las concentraciones ms altas de estradiol se asociaban a un volumen hipocmpico mas pequeo y a un peor rendimiento en pruebas de memoria y leguaje. Sin embargo, los estudios que ha examinado las concentraciones de estradiol, el estrgeno ms abundante antes de la menopausia no han encontrado de forma consistente diferencias de niveles entre mujeres posmenopusicas con enfermedad de Alzheimer y sin ella. Es posible que los estrgenos modulen los procesos que conducen a la enfermedad de Alzheimer antes de la menopausia, o quiz otras hormonas tambin puedan tener un papel relevante. Algunos investigadores han intentado explicar las diferencias entre sexos en cuanto a la prevalencia de enfermedad de Alzheimer por el efecto protector de la testosterona en hombres, ms que por la carencia de estrgenos en las mujeres. La testosterona es mucho ms abundante en hombres que en mujeres y en algunos estudios (aunque no en todos) las concentraciones de testosterona se han asociado positivamente con el funcionamiento cognitivo tanto en hombres como en mujeres de edad avanzada. Por otra parte, existen estudios en los que se ha encontrado una disminucin de las concentraciones de testosterona en hombres con enfermedad de Alzheimer y algunos autores han llegado a postular una THS con testosterona en hombres, por lo que podemos asistir a un cambio considerable de la opinin hasta hace poco predominante en cuanto a la relacin entre hormonas sexuales y enfermedad de Alzheimer. A lo largo de los aos 1980 y 1990 fue tomando consistencia la idea de que los estrgenos podan ser una herramienta teraputica para prevenir o tratar la enfermedad de Alzheimer en mujeres. La hiptesis se sostena sobre los hallazgos procedentes de las ciencias bsicas del efecto neuroprotector de los estrgenos, de los datos epidemiolgicos que establecan un mayor riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer en mujeres una vez controlado el efecto de la mayor longevidad del sexo femenino y especialmente del hallazgo, tanto en estudios retrospectivos como de cohorte de un menor riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer en mujeres con TSH.En conjunto, estos estudios muestran una reduccin del riesgo de enfermedad de Alzheimer de entre el 20 y el 70% en las mujeres con THS, as como una tendencia entre las mismas a presentar la enfermedad de Alzheimer a una edad ms avanzada. Por otra parte, los estudios que han investigado la eficacia de la TSH en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer tampoco han arrojado resultados favorables en conjunto, pese a los hallazgos esperanzadores en los trabajos iniciales con muestras pequeas. El primer estudio bien controlado sobre una muestra de 50 mujeres no encontr ninguna diferencia entre el grupo tratado con estrgenos o placebo. Posteriormente, otro estudio no encontr efecto alguno en la terapia con estrgenos comparado con placebo en un estudios de un ao de duracin sobre 120 mujeres con enfermedad de Alzheimer leve o moderada. Los resultados fueron similares en otro estudio controlado en 42 pacientes con enfermedad de Alzheimer de 16 semanas de duracin. En conclusin, lo estudios conocidos no avalan el empleo de la THS en la prevencin o tratamiento de la enfermedad de Alzheimer.LOS ESTEROIDES SEXUALES COMO AGENTES PSICOTERAPUTICOS

La conformacin de que los esteroides sexuales estn implicados activamente en el desarrollo y funcionamiento neurobiolgicos, ha propiciado estudio de su utilizacin en el tratamiento de diversas psicopatologas como son los trastornos cognitivos y las demencias, la esquizofrenia y los trastornos afectivos. Dado el efecto protector que parecen tener los estrgenos sobre la funcin neuronal, la investigacin sobre su utilizacin tanto para prevenir los sntomas de demencia como para paliarlos ha dado lugar a diversos estudios con resultados contradictorios. Unos han mostrado beneficios tanto en sntomas conductuales y cognitivos como en sntomas de demencia en personas ancianas, mientras que otros no han hallado ninguna eficacia en su utilizacin y adems han observado efectos secundarios colaterales.La evidencia de la que disponemos en este momento no justifica la terapia con estrgenos o progestinas en la prevencin, ni en el tratamiento del deterioro cognitivo. En cuanto a los andrgenos, la Contribucin Cochrane en 2001 public una revisin sistemtica de los efectos de la deshidroepiandrosterona (DHEA) y del sulfato de DHEA sobre las funciones cognitivas en el envejecimiento y en la demencia. La revisin slo consider aquellos estudios en los que las dosis, va de administracin y duracin del tratamiento, as como el perfil de efectos secundarios, estn basados en criterios clnicos. Se lleg a la conclusin de que el tratamiento con andrgenos no demostraba ningn beneficio en la memoria ni en otros aspectos de las funciones cognitivas. En animales de experimentacin, los estrgenos han demostrado que modulan los sistemas de neurotransmisin dopaminrgicos y serotoninrgicos, principales neurotransmisores implicados en la patognesis de la esquizofrenia.

La hiptesis de que los estrgenos tienen un efecto protector en la esquizofrenia (formulada a partir de diferencias observadas entre sexos en el ajuste premrbido: edad de aparicin, curso de la enfermedad, respuesta al tratamiento, ha sugerido la posibilidad de que suplementando con estrgenos la medicacin con antipsicticos se pude mejorar la respuesta teraputica. Es decir en mujeres con esquizofrenia, el estradiol puede tener propiedades antipsicticas o actuar como un catalizador en la respuesta a antipsicticos, o ambas cosas.La adicin de 100 microgramos de estradiol por va transdrmica en mujeres frtiles con esquizofrenia y en tratamiento con antipsicticos, aumenta la respuesta teraputica de los sntomas psicticos agudos y graves. El efecto es dependiente de la dosis y puede estar en relacin con los niveles de hormona luteinizante (LH) y prolactina. Las diferencias en sntomas extrapiramidales no han resultado significativas.Tambin se ha investigado la eficacia de la DHEA en el tratamiento de los sntomas negativos de la esquizofrenia. Se han observado mejoras significativas de los sntomas negativos, depresivos y ansiosos, en pacientes en tratamiento con antipsicticos que recibieron DHEA. Estos efectos parecen especialmente notorios en mujeres. La mejora de los sntomas negativos resulta independiente de la mejora de la depresin.

Aunque los esteroides sexuales ofrecen una va esperanzadora, los resultados obtenidos hasta la fecha no avalan su utilizacin como psicofrmacos. Sera necesario ampliar los datos de los que disponemos para definir su posible utilidad en algunas patologas.

La evidencia disponible en la actualidad no justifica la terapia con esteroides sexuales en la prevencin ni en el tratamiento del deterioro cognitivo. Los resultados obtenidos hasta la fecha sugieren que los esteroides sexuales pueden tener un papel importante en la evolucin y el tratamiento de la esquizofrenia, pero es necesario ampliar estos estudios antes de determinar su recomendacin. La evidencia disponible no justifica la terapia con esteroides sexuales en el tratamiento primario de los procesos depresivos.