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Resumen POEMAS DE VALLEJO

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POEMAS DE VALLEJO

CESAR VALLEJOCsar Vallejo es uno de los poetas peruanos ms reconocidos de todo el mundo, dada la impresionante innovacin que supuso su obra para la poesa del siglo XX. Naci el 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco y falleci en Pars a los 46 aos. Su poesa se caracteriza por presentar un lenguaje potico muy autntico que, si bien se apoy en sus comienzos ("Los heraldos negros") en las bases del modernismo, poco a poco consigui diferenciarse tanto que no tuvo punto de comparacin ("Trilce"). Adems cultiv la narrativa, ofreciendo obras como "Escalas" y "Paco Yunque", uno de sus relatos ms famosos. Se considera que Vallejo es uno de los autores que supo anticipar el vanguardismo; su legado como artista implic una renovacin del lenguaje literario al que se uniran muchos poetas que le sucedieron, como Huidobro o Joyce. La mirada de Vallejo siempre haba estado puesta en el viejo mundo y cuando finalmente consigui visitarlo se sinti tan cerca de todo lo que siempre haba deseado que jams dese volver a su tierra natal. Estuvo en Francia, Espaa y Rusia pero lamentablemente, a causa de trabajar excesivamente, falleci siendo an muy joven. Como se lo haba pedido su esposa, sus restos fueron enterrados en el Cementerio de Montparnasse.

INDICELos Dados Eternos5Los heraldos negros6Bordas de hielo8Sauce9Romera10Yeso11Mayo12Poemas de Trilce14La rueda del hambriento21Los nueves monstruos23Piedra blanca sobre una piedra negra27Y si despus de tantas palabras28Los mineros salieron de la mina30Masa32Cudate, Espaa, de tu propia Espaa!34Espaa, aparta de mi este cliz35Himno a los voluntarios de la38Repblica38

Los Dados Eternos

Para Manuel Gonzales Prada, esta emocin brava y selecta, una de las que, con ms entusiasmo, me ha aplau- dido el gran maestro.

Dios mo, estoy llorando el sr que vivo; me pesa haber tomdote tu pan; pero este pobre barro pensativo no es costra fermentada en tu costado: t no tienes Maras que se van!

Dios mo, si t hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios; pero t, que estuviste siempre bien, no sientes nada de tu creacin. Y el hombre s te sufre: el Dios es l!

Hoy que en mis ojos brujos hay candelas, como en un condenado, Dios mo, prenders todas tus velas, y jugaremos con el viejo dado. Tal vez oh jugador! al dar la suerte del universo todo, surgirn las ojeras de la Muerte, como dos ases fnebres de lodo.

Dios mos, y esta noche sorda, obscura, ya no podrs jugar, porque la Tierra es un dado rodo y ya redondo a fuerza de rodar a la aventura, que no puede parar sino en un hueco, en el hueco de inmensa sepultura.

Los heraldos negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no s! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... Yo no s!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro ms fiero y en el lomo ms fuerte. Sern tal vez los potros de brbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte.Son las cadas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algn pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no s!

Bordas de hielo

Vengo a verte pasar todos los das, vaporcito encantado siempre lejos... Tus ojos son dos rubios capitanes; tu labio es un brevsimo pauelo rojo que ondea en un adis de sangre!

Vengo a verte pasar; hasta que un da, embriagada de tiempo y de crueldad, vaporcito encantado siempre lejos, la estrella de la tarde partir!

Las jarcias; vientos que traicionan; vientos de mujer que pas! Tus fros capitanes darn orden; y quien habr partido ser yo...!

Sauce

Lirismo de invierno, rumor de crespones, cuando ya se acerca la pronta partida; agoreras voces de tristes canciones que en la tarde rezan una despedida.

Visin del entierro de mis ilusiones en la propia tumba de mortal herida. Caridad vernica de ignotas regiones, donde a precio de ter se pierde la vida.

Cerca de la aurora partir llorando; y mientras mis aos se vayan curvando, curvar guadaas mi ruta veloz. Y ante fros leos de luna muriente, con timbres de aceros en tierra indolente, cavarn los perros, aullando, un adis!

Romera

Pasamos juntos. El sueo lame nuestros pies qu dulce; y todo se desplaza en plidas renunciaciones sin dulce.

Pasamos juntos. Las muertas almas, las que, cual nosotros, cruzaron por el amor, con enfermos pasos palos, salen en sus lutos rgidos y se ondulan en nosotros.

Amada, vamos al borde frgil de un montn de tierra. Va en aceite ungida el ala, y en pureza. Pero un golpe, al caer yo no s dnde, afila de cada lgrima un diente hostil.

Y un soldado, un gran soldado, heridas por charreteras, se anima en la tarde heroica, y a sus pies muestra entre risas, como una gualdrapa horrenda, el cerebro de la Vida.

Pasamos juntos, muy juntos, invicta Luz, paso enfermo; pasamos juntos las lilas mostazas de un cementerio.

Yeso

Silencio. Aqu se ha hecho ya de noche, ya tras del cementerio se fue el sol; aqu se est llorando a mil pupilas: no vuelvas; ya muri mi corazn. Silencio. Aqu ya todo est vestido de dolor riguroso; y arde apenas, como un mal kerosene, esta pasin.

Primavera vendr. Cantars Eva desde un minuto horizontal, desde un hornillo en que ardern los nardos de Eros. Forja all tu perdn para el poeta, que ha de dolerme an, como clavo que cierra un atad!

Ms... una noche de lirismo, tu buen seno, tu mar rojo se azotar con olas de quince aos, al ver lejos, aviado con recuerdos mi corsario bajel, mi ingratitud.

Despus, tu manzanar, tu labio dndose, y que se aja por m por la vez ltima, y que muere sangriento de amar mucho, como un croquis pagano de Jess.

Amada! Y cantars; y ha de vibrar el femenino en mi alma, como en una enlutada catedral.

Mayo

Vierte el humo domstico en la aurora su sabor a rastrojo; y canta, haciendo lea, la pastora un salvaje aleluya! Sepia y rojo.

Humo de la cocina, aperitivo de gesta en este bravo amanecer. El ltimo lucero fugitivo lo bebe, y, ebrio ya de su dulzor, oh celeste zagal trasnochador! se duerme entre un girn de rosicler.

Hay ciertas ganas lindas de almorzar, y beber del arroyo, y chivatear! Aletear con el humo all, en la altura; o entregarse a los vientos otoales en pos de alguna Ruth sagrada, pura,Que nos brinde una espiga de ternura bajo la hebraica uncin de los trigales!

Hoz al hombro calmoso, acre el gesto brioso, va un joven labrador a Irichugo. Y en cada brazo que parece yugo se encrespa el frreo jugo palpitante que en creador esfuerzo cuotidiano chispea, como trgico diamante, a travs de los poros de la mano que no ha bizantinado an el guante. Bajo un arco que forma verde aliso, oh cruzada fecunda del andrajo! pasa el perfil macizo de este Aquiles incaico del trabajo.

La zagala que llora su yarav a la aurora, recoge oh Venus pobre! frescos leos fragantes en sus desnudos brazos arrogantes esculpidos en cobre. En tanto que un becerro, perseguido del perro, por la cuesta brava corre, ofrendando al floreciente da un himno de Virgilio en su cencerro!

Delante de la choza el indio abuelo fuma; y el serrano crepsculo de rosa, el ara primitiva se sahuma en el gas del tabaco. Tal surge de la entraa fabulosa de epopyico huaco, mtico aroma de broncneos lotos, el hilo azul de los alientos rotos!

Poemas de Trilce

I II IX X XVIII Trilce

I

Quin hace tanta bulla y ni deja Testar las islas que van quedando.

Un poco ms de consideracin en cuanto ser tarde, temprano, y se aquilatar mejor el guano, la simple calabrina tesrea que brinda sin querer, en el insular corazn, salobre alcatraz, a cada hialidea grupada.

Un poco ms de consideracin, y el mantillo lquido, seis de la tarde DE LOS MAS SOBERBIOS BEMOLES.

Y la pennsula prase por la espalda, abozaleada, impertrrita en la lnea mortal del equilibrio.

II

Tiempo Tiempo.Medioda estancado entre relentes. Bomba aburrida del cuartel achica tiempo tiempo tiempo tiempo.

Era Era.

Gallos cancionan escarbando en vano. Boca del claro da que conjuga era era era era.

Maana Maana.

El reposo caliente an de ser. Piensa el presente gurdame para maana maana maana maana

Nombre Nombre.

Qu se llama cuanto heriza nos? Se llama Lomismo que padece nombre nombre nombre nombre.

IX

Busco volver de golpe el golpe. Sus dos hojas anchas, su vlvula que se abre en suculenta recepcin de multiplicando a multiplicador, su condicin excelente para el placer, todo ava verdad.

Busco volver de golpe el golpe. A su halago, enveto bolivarianas fragosidades a treintids cables y sus mltiples, se arrequintan pelo por pelo soberanos belfos, los dos tomos de la Obra, y no vivo entonces ausencia, ni al tacto.

Fallo bolver de golpe el golpe. No ensillaremos jams el toroso Vaveo de egosmo y de aquel ludir mortal de sbana, desque la mujer esta cunto pesa de general!

Y hembra es el alma de la ausente. Y hembra es el alma ma.

X

Prstina y ltima piedra de infundada ventura, acaba de morir con alma y todo, octubre habitacin y encinta. De tres meses de ausente y diez de dulce. Cmo el destino, mitrado monodctilo, re.

Cmo detrs desahucian juntas de contrarios. Cmo siempre asoma el guarismo bajo la lnea de todo avatar.

Cmo escotan las ballenas a palomas. Cmo a su vez stas dejan el pico cubicado en tercera ala. Cmo arzonamos, cara a montonas ancas.

Se remolca diez meses hacia la decena, hacia otro ms all.

Dos quedan por lo menos todava en paales. Y los tres meses de ausencia. Y los nueve de gestacin.

No hay ni una violencia. El paciente incorprase, y sentado empavona tranquilas misturas.

XVIII

Oh las cuatro paredes de la celda. Ah las cuatro paredes albicantes que sin remedio dan al mismo nmero.

Criadero de nervios, mala brecha, por sus cuatro rincones cmo arranca las diarias aherrojadas extremidades.

Amorosa llavera de innumerables llaves, si estuvieras aqu, si vieras hasta qu hora son cuatro estas paredes. Contra ellas seramos contigo, los dos, ms dos que nunca. Y ni lloraras, di, libertadora!

Ah las paredes de la celda. De ellas me duele entretanto, ms las dos largas que tienen esta noche algo de madres que ya muertas llevan por bromurados declives, a un nio de la mano cada una.

Y slo yo me voy quedando, con la diestra, que hace por ambas manos, en alto, en busca de terciario brazo que ha de pupilar, entre mi dnde y mi cundo, esta mayora invlida de hombre.

Trilce

Hay un lugar que yo me s en este mundo, nada menos, adonde nunca llegaremos.

Donde, an sin nuestro pie llegase a dar por un instante ser, en verdad, como no estarse.

Es ese un sitio que se ve a cada rato en esta vida, andando, andando de uno en fila.

Ms ac de m mismo y de mi par de yemas, lo he entrevisto siempre lejos de los destinos.

Ya podis iros a pie o a puro sentimiento en pelo, que a l no arriban ni los sellos.

El horizonte color t se muere por colonizarle para su gran Cualquieraparte.

Mas el lugar que yo me s, en este mundo, nada menos, hombreado va con los reversos.

-Cerrad aquella puerta que est entreabierta en las entraas de ese espejo. -Esta? - No; su hermana.

-No se puede cerrar. No se puede llegar nunca a aquel sitio -do van en rama los pestillos.

Tal es el lugar que yo me s.

La rueda del hambriento

POR entre mis propios dientes salgo humeando, dando voces, pujando, bajndome los pantalones... Vca mi estmago, vca mi yeyuno, la miseria me saca por entre mis propios dientes, cogido con un palito por el puo de la camisa.

Una piedra en que sentarme no habr ahora para m? An aquella piedra en que tropieza la mujer que ha dado a Luz, la madre del cordero, la causa, la raz, sa no habr ahora para m? Siquiera aquella otra, que ha pasado agachndose por mi alma! Siquiera la calcrida o la mala (humilde ocano) o la que ya no sirve ni para ser tirada contra el hombre sa ddmela ahora para m!

Siquiera la que hallaren atravesada y sola en un insulto, sa ddmela ahora para m! Siquiera la torcida y coronada, en que resuenasolamente una vez el andar de las rectas conciencias, o, al menos, esa otra, que arrojada en digna curva, va a caer por s misma, en profesin de entraa verdadera, sa ddmela ahora para m!

Un pedazo de pan, tampoco habr para m? Ya no ms he de ser lo que siempre he de ser, pero dadme una piedra en que sentarme, pero dadme, por favor, un pedazo de pan en que sentarme, pero dadme en espaol algo, en fin, de beber, de comer, de vivir, de reposarse y despus me ir... Hall una extraa forma, est muy rota y sucia mi camisa y ya no tengo nada, esto es horrendo.

Los nueves monstruos

I, desgraciadamente, el dolor crece en el mundo a cada rato, crece a treinta minutos por segundo, paso a paso, y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces y la condicin del martirio, carnvora voraz, es el dolor dos veces y la funcin de la yerba pursima, el dolor dos veces y el bien de sr, dolernos doblemente.

Jams, hombres humanos, hubo tnto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera, en el vaso, en la carnicera, en la arimtica! Jams tnto cario doloroso, jams tan cerca arremeti lo lejos, jams el fuego nunca jug mejor su rol de fro muerto! Jams, seor ministro de salud, fue la salud ms mortal y la migraa extrajo tnta frente de la frente! Y el mueble tuvo en su cajn, dolor,

el corazn, en su cajn, dolor, la lagartija, en su cajn, dolor.

Crece la desdicha, hermanos hombres, ms pronto que la mquina, a diez mquinas, y crece con la res de Rousseau, con nuestras barbas; crece el mal por razones que ignoramos y es una inundacin con propios lquidos, con propio barro y propia nube slida! Invierte el sufrimiento posiciones, da funcin en que el humor acuoso es vertical al pavimento, el ojo es visto y esta oreja oda, y esta oreja da nueve campanadas a la hora del rayo, y nueve carcajadas a la hora del trigo, y nueve sones hembras a la hora del llanto, y nueve cnticos a la hora del hambre y nueve truenos y nueve ltigos, menos un grito.El dolor nos agarra, hermanos hombres, por detrs de perfl, y nos aloca en los cinemas, nos clava en los gramfonos, nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente a nuestros boletos, a nuestras cartas; y es muy grave sufrir, puede uno orar Pues de resultas del dolor, hay algunos que nacen, otros crecen, otros mueren, y otros que nacen y no mueren, otros que sin haber nacido, mueren, y otros que no nacen ni mueren (son los ms) Y tambin de resultas del sufrimiento, estoy triste hasta la cabeza, y ms triste hasta el tobillo, de ver al pan, crucificado, al nabo, ensangrentado, llorando, a la cebolla, al cereal, en general, harina, a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo, al vino, un ecce-homo, tan plida a la nieve, al sol tan ardio! Cmo, hermanos humanos, no deciros que ya no puedo yya no puedo con tnto cajn, tnto minuto, tnta lagartija y tnta inversin, tanto lejos y tnta sed de sed! Seor Ministro de Salud; qu hacer? !Ah! desgraciadamente, hombres humanos, hay, hermanos, muchsimo que hacer.

Piedra blanca sobre una piedra negra

Me morir en Pars con aguacero, un da del cual tengo ya el recuerdo. Me morir en Pars -y no me corro- talvez un jueves, como es hoy de otoo.

Jueves ser, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los hmeros me he puesto a la mala y, jamas como hoy, me he vuelto, con todo mi camino, a verme solo.

Csar Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que l les haga nada; le daban duro con un palo y duro

tambin con una soga; son testigos los das jueves y los huesos hmeros, la soledad, la lluvia, los caminos

Y si despus de tantas palabras

Y si despus de tantas palabras, no sobrevive la palabra! Si despus de las alas de los pjaros, no sobrevive el pjaro parado! Ms valdra, en verdad, que se lo coman todo y acabemos!

Haber nacido para vivir de nuestra muerte! Levantarse del cielo hacia la tierrapor sus propios desastres y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla! Ms valdra, francamente, que se lo coman todo y qu ms da...!Y si despus de tanta historia, sucumbimos, no ya de eternidad, sino de esas cosas sencillas, como estar en la casa o ponerse a cavilar! Y si luego encontramos, de buenas a primeras, que vivimos, a juzgar por la altura de los astros, por el peine y las manchas del pauelo! Ms valdra, en verdad, que se lo coman todo, desde luego!

Se dir que tenemos en uno de los ojos mucha pena y tambin en el otro, mucha pena y en los dos, cuando miran, mucha pena... Entonces... Claro!... Entonces... ni palabra!

Los mineros salieron de la mina

Los mineros salieron de la mina remontando sus ruinas venideras, fajaron su salud con estampidos y, elaborando su funcin mental cerraron con sus voces el socavn, en forma de sntoma profundo.

Era de ver sus polvos corrosivos! Era de or sus xidos de altura! Cuas de boca, yunques de boca, aparatos de boca (Es formidable!)

El orden de sus tmulos, sus inducciones plsticas, sus respuestas corales, agolpronse al pie de gneos percances y airente amarillura conocieron los trstidos y tristes,

imbuidos del metal que se acaba, del metaloide plido y pequeo.

Craneados de labor, y calzados de cuero de vizcacha, calzados de senderos infinitos, y los ojos de fsico llorar, creadores de la profundidad, saben, a cielo intermitente de escalera, bajar mirando para arriba, saben subir mirando para abajo.

Loor al antiguo juego de su naturaleza, a sus insomnes rganos, a su saliva rstica! Temple, filo y punta, a sus pestaas! Crezcan la yerba, el liquen y la rana en sus adverbios! Felpa de hierro a sus nupciales sbanas! Mujeres hasta abajo, sus mujeres! Mucha felicidad para los suyos! Son algo portentoso, los mineros remontando sus ruinas venideras, elaborando su funcin mental y abriendo con sus voces el socavn, en forma de sntoma profundo! Loor a su naturaleza amarillenta, a su linterna mgica, a sus cubos y rombos, a sus percances plsticos, a sus ojazos de seis nervios pticos y a sus hijos que juegan en la iglesia y a sus tcitos padres infantiles! Salud, oh creadores de la profundidad...! (Es formidable.)

Masa

Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia l un hombre y le dijo: No mueras, te amo tanto! Pero el cadver ay! sigui muriendo.

Se le acercaron dos y repitironle: No nos dejes! Valor! Vuelve a la vida! Pero el cadver ay! sigui muriendo.

Acudieron a l veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando: Tanto amor, y no poder nada contra la muerte! Pero el cadver ay! sigui muriendo.

Le rodearon millones de individuos, con un ruego comn: Qudate hermano! Pero el cadver ay! sigui muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra le rodearon; les vi el cadver triste, emocionado; incorporse lentamente, abraz al primer hombre; echse a andar

10 de noviembre de 1937.

Cudate, Espaa, de tu propia Espaa!

Cudate, Espaa, de tu propia Espaa! Cudate de la hoz sin el martillo, cudate del martillo sin la hoz! Cudate de la vctima apesar suyo, del verdugo apesar suyo y del indiferente apesar suyo! Cudate del que, antes de que cante el gallo, negrate tres veces, y del que te neg, despus, tres veces! Cudate de las calaveras sin las tibias, y de las tibias sin las calaberas! Cudate de los nuevos poderosos! Cudate del que come tus cadveres, del que devora muertos a tus vivos! Cudate del leal ciento por ciento! Cudate del cielo ms ac del aire y cudate del aire ms all del cielo! Cudate de los que te aman! Cudate de tus hroes! Cudate de tus muertos! Cudate de la Repblica! Cudate del futuro!

Espaa, aparta de mi este cliz

Nios del mundo, si cae Espaa -digo, es un decir- si cae del cielo abajo su antebrazo que asen, en cabestro, dos lminas terrestres; nios, qu edad la de las sienes cncavas! qu temprano en el sol lo que os deca! qu pronto en vuestro pecho el ruido anciano! qu viejo vuestro 2 en el cuaderno!

Nios del mundo, est la madre Espaa con su vientre a cuestas; est nuestra maestra con sus frulas, est madre y maestra, cruz y madera, porque os dio la altura, vrtigo y divisin y suma, nios; est con ella, padres procesales!

Si cae -digo, es un decir- si cae Espaa, de la tierra para abajo, nios, cmo vais a cesar de crecer! cmo va a castigar el ao al mes! cmo van a quedarse en diez los dientes, en palote el diptngo, la medalla en llanto! Cmo va el corderillo a continuar atado por la pata al gran tintero! Cmo vais a bajar las gradas del alfabeto hasta la letra en que naci la pena!

Nios, hijos de los guerreros, entretanto, bajad la voz, que Espaa est ahora mismo repartiendo la energa entre el reino animal, las florecillas, los cometas y los hombres. Bajad la voz, que est con su rigor, que es grande, sin saber qu hacer, y est en su mano la calavera hablando y habla y habla, la calavera, aquella de la trenza, la calavera, aquella de la vida!

Bajad la voz, os digo; bajad la voz, el canto de las slabas, el llandode la materia y el rumor menor de las pirmides, y aun el de las sienes que andan con dos piedras! Bajad el aliento, y si el antebrazo baja, si las frulas suenan, si es la noche, si el cielo cabe en dos limbos terrestres,

si hay ruido en el sonido de las puertas, si tardo, si no veis a nadie, si os asustan los lpices sin punta; si la madre Espaa cae -digo, es un decir- salid, nios del mundo; id a buscarla!

Himno a los voluntarios de la Repblica

Voluntario de Espaa, miliciano de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazn, cuando marcha a matar con su agona mundial, no s verdaderamente qu hacer, dnde ponerme; corro, escribo, aplaudo, lloro, atisbo, destrozo, apagan, digo a mi pecho que acabe, al que bien, que venga, y quiero desgraciarme; descbrome la frente impersonal hasta tocar el vaso de la sangre, me detengo, detienen mi tamao esas famosas cadas de arquitecto con las que se honra el animal que me honra; refluyen mis instintos a sus sogas, humea ante mi tumba la alegra y, otra vez, sin saber qu hacer, sin nada, djame, desde mi piedra en blanco, djame, solo, cuadrumano, ms ac, mucho ms lejos, al no caber entre mis manos tu largo rato exttico, quiebro con tu rapidez de doble filo mi pequeez en traje de grandeza!

Un da diurno, claro, atento, frtil oh bienio, el de los lbregos semestres suplicantes, por el que iba la plvora mordindose los codos! oh dura pena y ms duros pedernales! !oh frenos los tascados por el pueblo!

Un da prendi el pueblo su fsforo cautivo, or de clera y soberanamente pleno, circular, cerr su natalicio con manos electivas; arrastraban candado ya los dspotas y en el candado, sus bacterias muertas...

Batallas? No! Pasiones. Y pasiones precedidas de dolores con rejas de esperanzas, de dolores de pueblos con esperanzas de hombres! Muerte y pasin de paz, las populares!

Muerte y pasin guerreras entre olivos, entendmosnos! Tal en tu aliento cambian de agujas atmosfricas los vientos y de llave las tumbas en tu pecho, tu frontal elevndose a primera potencia de martirio.

El mundo exclama: "Cosas de espaoles!" Y es verdad. Consideremos, durante una balanza, a quema ropa, a Calderon, dormido sobre la cola de un anfibio muerto o a Cervantes, diciendo: "Mi reino es de este mundo, pero tambin del otro": punta y filo en dos papeles! Contemplemos a Goya, de hinojos y rezando ante un espejo, a Coll, el paladn en cuyo asalto cartesiano tuvo un sudor de nube el paso llano o a Quevedo, ese abuelo instantneo de los dinamiteros o a Cajal, devorado por su pequeo infinito, o todava a Teresa, mujer que muere porque no muere o a Lina Odena, en pugna en ms de un punto con Teresa... (Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia l, de frente o transmitidos por incesantes briznas, por el humo rosado de amargas contraseas sin fortuna) As tu criatura, miliciano, as tu exange criatura, agitada por una piedra inmvil, se sacrifica, aprtase, decae para arriba y por su llama incombustible sube, sube hasta los dbiles, distribuyendo espaas a los toros, toros a las palomas...

Proletario que mueres de universo, en qu frentica armona acabar tu grandeza, tu miseria, tu vorgine impelente, tu violencia metdica, tu caos terico y prctico, tu gana

dantesca, espaolsima, de amar, aunque sea a traicin, a tu enemigo!

Liberador ceido de grilletes, sin cuyo esfuerzo hasta hoy continuara sin asas la extensin, vagaran acfalos los clavos, antiguo, lento, colorado, el da, nuestros amados cascos, insepultos! Campesino cado con tu verde follaje por el hombre, con la inflexin social de tu meique, con tu buey que se queda, con tu fsica, tambin con tu palabra atada a un palo y tu cielo arrendado y con la arcilla inserta en tu cansancio y la que estaba en tu ua, caminando! Constructores agrcolas, civiles y guerreros, de la activa, hormigueante eternidad: estaba escrito que vosotros harais la luz, entornando con la muerte vuestros ojos; que, a la cada cruel de vuestras bocas, vendr en siete bandejas la abundancia, todo en el mundo ser de oro sbito y el oro, fabulosos mendigos de vuestra propia secrecin de sangre, y el oro mismo ser entonces de oro!

Se amarn todos los hombres y comern tomados de las puntas de vuestros pauelos tristes y beberan en nombre de vuestras gargantas infaustas! Descansarn andando al pie de esta carrera, sollozarn pensando en vuestras rbitas, venturosos sern y al son de vuestro atroz retorno, florecido, innato, ajustarn maana sus quehaceres, sus figuras soadas y cantadas!

Unos mismos zapatos irn bien al que asciende sin vas a su cuerpo y al que baja hasta la forma de su alma! Entrelazndose hablarn los mudos, los tullidos andarn! Vern, ya de regreso, los ciegos y palpitando escucharn los sordos! Sabrn los ignorantes, ignorarn los sabios! Sern dados los besos que no pudisteis dar!

Slo la muerte morir! La hormiga traer pedacitos de pan al elefante encadenado a su brutal delicadeza; volvern los nios abortados a nacer perfectos, espaciales y trabajarn todos los hombres, engendrarn todos los hombres, comprendern todos los hombres!

Obrero, salvador, redentor nuestro, perdnanos, hermano, nuestras deudas! Como dice un tambor al redoblar, en sus adagios: qu jams tan efmero, tu espalda! qu siempre tan cambiante, tu perfil!

Voluntario italiano, entre cuyos animales de batallaun len abisinio va cojeando! Voluntario sovitico, marchando a la cabeza de tu pecho universal! Voluntarios del sur, del norte, del oriente y t, el occidental, cerrando el canto fnebre del alba! Soldado conocido, cuyo nombre desfila en el sonido de un abrazo! Combatiente que la tierra criara, armndote de polvo, calzndote de imanes positivos, vigentes tus creencias personales, distinto de carcter, ntima tu frula, el cutis inmediato, andndote tu idioma por los hombros y el alma coronada de guijarros! Voluntario fajado de tu zona fra, templada o trrida, hroes a la redonda, vctima en columna de vencedores: en Espaa, en Madrid, estn llamando a matar, voluntarios de la vida!

Porque en Espaa matan, otros matan al nio, a su juguete que se pra, a la madre Rosenda esplendorosa, al viejo Adn que hablaba en alta voz con su caballo y al perro que dorma en la escalera. Matan al libro, tiran a sus verbos auxiliares, a su indefensa pgina primera! Matan el caso exacto de la estatua, al sabio, a su bastn, a su colega,

al barbero de al lado -me cort posiblemente, pero buen hombre y, luego, infortunado; al mendigo que ayer cantaba enfrente,a la enfermera que hoy pas llorando, al sacerdote a cuestas con la altura tenaz de sus rodillas...

Voluntarios, por la vida, por los buenos, matad a la muerte, matad a los malos! Hacedlo por la libertad de todos, del explotado, del explotador, por la paz indolora -la sospecho cuando duermo al pie de mi frente y ms cuando circulo dando voces- y hacedlo, voy diciendo, por el analfabeto a quien escribo, por el genio descalzo y su cordero, por los camaradas cados, sus cenizas abrazadas al cadver de un camino!

Para que vosotros, voluntarios de Espaa y del mundo, vinierais, so que era yo bueno, y era para ver vuestra sangre, voluntarios... De esto hace mucho pecho, muchas ansias, muchos camellos en edad de orar. Marcha hoy de vuestra parte el bien ardiendo, os siguen con cario los reptiles de pestaa inmanente y, a dos pasos, a uno, la direccin del agua que corre a ver su lmite antes que arda.