ofrenda de tradición prehispánica localizada en el paseo del río

13
Ofrenda de tradición prehispánica localizada en el Paseo del Río San Francisco, Puebla HUGO HERRERA TORRES JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ RAMÍREZ Este artículo expone el contextoy las características de una ofrenda de tradición prehispánica que fue depositada en un pozo de cinco metros de profundidad, el cual se localizó a unos cuantospasos de los terrenaspertenecientes al ex con- vento franciscano ubicado en el área del Alto al noroeste de la ciudad de Puebla de los Ángeles. Asimismo se incluye una descripción y clasificación de los diferentes materiales cerámicos, todos ellos correspondientes a la Colonia, que constituyeron esta rica ofrenda, entre los que se destacan las mayólicas de tipo SanJuan y San Luis, así como las boti- jas deprocedencia española. También se incluyen algunas comparaciones de eventos similares correspondientes a con- textosprehispánicos y coloniales anteriormente reportados para el área de Cholula. Introducción En el año de 1996 el proyecto Angelópolis, pa- trocinado por el gobierno del estado de Puebla, realizó obras de remodelación y acondicionamien- to urbano en el área conocida como Paseo del Río San Francisco, la cual se ubica al noreste de la ciu- dad. Tales obras abarcaron: los restos del antiguo convento franciscano, varías fábricas del comple- jo industrial y algunas viviendas, todo ello com- prendido entre el bulevar Héroes del Cinco de Mayo, la calle 12 Norte y entre la avenida 14 Oriente y calle 4 Oriente (fig. 1). La importancia histórica de esta área se conocía de antemano gra- cias a la temprana crónica de Motolinía, quien señaló al barrio del Alto de San Francisco como el lugar donde se efectuó la primera fundación de la ciudad de Puebla de los Ángeles.' Al tomar en cuenta estos antecedentes, el Centro Regional iNAH-Puebla puso en marcha un proyecto para efectuar labores de rescate arqueológico.2 Al incorporarnos al citado proyecto quedamos asignados a la sección ubicada en el extremo oes- te, donde había sido demolida una nave de la ex fábrica textil La Violeta, cuya construcción data de mediados de los ochentas, y que fue identifica- da como Unidad II-A. En esta área se llevó a cabo un interesante descubrimiento que consistió en una ofrenda depositada en un pozo, la cual estu- vo constituida por vasijas coloniales de cerámica dispuestas en varios niveles. Las particularidades de este hallazgo y las características de los mate- riales recuperados constituyen el tema del presente artículo. El contexto de la ofrenda localizada en la Unidad H-A Nuestra unidad de excavación estuvo delimitada al norte por el antiguo muro del convento fran- ciscano, al sur por una casa particular (propiedad de la familia Armenia), a su vez colindante con el antiguo curso del río Xonaca (hoy calle 6 Orien- Estudios Mesoamericanos Núm. 2, julio-diciembre, 2000

Upload: buinhu

Post on 10-Feb-2017

215 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Ofrenda de tradición prehispánica localizadaen el Paseo del Río San Francisco, Puebla

HUGO HERRERA TORRESJOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ RAMÍREZ

Este artículo expone el contexto y las características de una ofrenda de tradición prehispánica que fue depositada en unpozo de cinco metros de profundidad, el cual se localizó a unos cuantos pasos de los terrenas pertenecientes al ex con-vento franciscano ubicado en el área del Alto al noroeste de la ciudad de Puebla de los Ángeles. Asimismo se incluyeuna descripción y clasificación de los diferentes materiales cerámicos, todos ellos correspondientes a la Colonia, queconstituyeron esta rica ofrenda, entre los que se destacan las mayólicas de tipo San Juan y San Luis, así como las boti-jas de procedencia española. También se incluyen algunas comparaciones de eventos similares correspondientes a con-textos prehispánicos y coloniales anteriormente reportados para el área de Cholula.

Introducción

En el año de 1996 el proyecto Angelópolis, pa-trocinado por el gobierno del estado de Puebla,realizó obras de remodelación y acondicionamien-to urbano en el área conocida como Paseo del RíoSan Francisco, la cual se ubica al noreste de la ciu-dad. Tales obras abarcaron: los restos del antiguoconvento franciscano, varías fábricas del comple-jo industrial y algunas viviendas, todo ello com-prendido entre el bulevar Héroes del Cinco deMayo, la calle 12 Norte y entre la avenida 14Oriente y calle 4 Oriente (fig. 1). La importanciahistórica de esta área se conocía de antemano gra-cias a la temprana crónica de Motolinía, quienseñaló al barrio del Alto de San Francisco comoel lugar donde se efectuó la primera fundación dela ciudad de Puebla de los Ángeles.' Al tomar encuenta estos antecedentes, el Centro RegionaliNAH-Puebla puso en marcha un proyecto paraefectuar labores de rescate arqueológico.2

Al incorporarnos al citado proyecto quedamos

asignados a la sección ubicada en el extremo oes-te, donde había sido demolida una nave de la exfábrica textil La Violeta, cuya construcción datade mediados de los ochentas, y que fue identifica-da como Unidad II-A. En esta área se llevó a caboun interesante descubrimiento que consistió enuna ofrenda depositada en un pozo, la cual estu-vo constituida por vasijas coloniales de cerámicadispuestas en varios niveles. Las particularidadesde este hallazgo y las características de los mate-riales recuperados constituyen el tema del presente

artículo.

El contexto de la ofrenda localizadaen la Unidad H-A

Nuestra unidad de excavación estuvo delimitadaal norte por el antiguo muro del convento fran-ciscano, al sur por una casa particular (propiedadde la familia Armenia), a su vez colindante con elantiguo curso del río Xonaca (hoy calle 6 Orien-

Estudios Mesoamericanos Núm. 2, julio-diciembre, 2000

OFRENDA DE TRADICIÓN PREHISPANICA

Figura 1.- Área noreste de la ciudad de Puebla. Al centro se observa el área comprendidaen los trabajos de remodelación y acondicionamiento del Paseo del Río San Francisco.

Figura. 2. Exploraciones en el Paseo del Río San Francisco, Puebla.Planta de los vestigios arquitectónicos detectados en la Unidad II-A.

HUGO HERRERA Y JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ

te), al este por el edificio principal de la fábrica LaVioleta (ahora Centro de Alte Contemporáneo yMuseo de Sitio), al oeste la Unidad de Excavacióndenominada II-B o Complejo Hidráulico y haciala porción sureste una depresión natural del te-rreno correspondiente al antiguo embalse del lla-mado Estanque de los Pescaditos, desecado en losaños setentas y acaialmente transformado en unjardín.3

En la Unidad II-A fueron excavadas cuatro ca-pas principales, la primera fue un relleno de nive-lación, constituido por arena, piedras y restos delas cimentaciones de la fábrica mencionada. Bajoésta se encontró otra formada principalmente porhumus, en algunos sectores de este nivel se con-servaron restos de los andadores de un parque re-creativo llamado El Tívoli, cuya existencia docu-mentada se remonta a finales del siglo xrx y que,debido al creciente empuje del corredor fabril, fueclausurado a principios del siglo xx. En la exca-vación su presencia fue confirmada a partir deque fueron localizadas evidencias de antiguosandadores, delimitados por hileras de ladrillosdelgados y, en algunos casos, de xalnene, coloca-dos en posición vertical. Un tercer estrato, cons-tituido principalmente por arena, contenía eviden-cias de antiguos drenajes (tanto de concreto comode ban'o vidriado) y sistemas para la canalizacióndel agua a través de ductos fabricados con ladri-llos y algunos más modernos de metal. Finalmen-te iniciamos la exploración de una cuarta y últi-ma capa, situada a una profundidad promedio de0.80 m de nivel cero, que coiresponde a un estra-to geológico de tepetate de color ocre, cuya carac-terística más notable es su gran dureza, lo cual lohace ideal para la colocación de cimientos.

Fue en el cuarto nivel donde localizamos losrestos de una estructura habitacional (fig. 2), cu-yos restos se limitaron a los cimientos. La casa es-tuvo constituida por tres habitaciones, un primercuarto, de 3 m de largo por 2 de ancho, conserva-ba los restos de un fogón formado con ladrillosque presentaban la superficie quemada, y, ente-rradas en el tepetate, se encontraron dos vasijasde grandes dimensiones. Del segundo cuarto, sólo

Figura 3. Ejemplos de horadaciones excavadasen el tepetate, detectadas en el transcurso

de la exploración de la Unidad II-A.

se localizó un fragmento del muro este y restosdel muro sur. Ambas habitaciones no presenta-ron huellas de piso, por lo tanto suponemos quecontaban con apisonados de tierra.

El tercer cuarto, a diferencia de los anteriores,presentó las huellas de un piso constituido poruna base de arena y cal, sobre la que se colocarondelgados ladrillos o soleras, de los que sólo que-daron las huellas, sistema, que ubicamos para losinicios del siglo xvni.

Frente a los dos primeros cuartos fueron loca-lizados los restos de un empedrado, que indica-ban el lugar que ocupó el patio de la vivienda, elcual se desvanecía frente al tercer cuarto y se vol-vía a presentar alrededor del brocal del pozo.

Es de interés señalar que un elemento comúnen el tepetate fue la presencia de horadacionesintencionales de diversas magnitudes y formas(fig. 3), las cuales fueron cuidadosamente exca-vadas para extraer los materiales arqueológicos quecontenían.*

La mayoría de las horadaciones tenían el diá-metro y la forma adecuados para la colocación depilotes de madera, lo cual se pudo constatar allocalizar un muro en la Unidad I que conservabapilotes empotrados como parte de la cimentación.Aunque se pudo establecer que algunas hora-daciones fueron practicadas para colocar pilotesde madera que sostenían las constaicciones de laépoca del contacto (a juzgar por la temprana ce-rámica colonial localizada en el lugar) y poste-

OFRENDA DE TRADICIÓN PREHISPÁNICA

\ ^y

Segundo nivel

9Tercer nivel Cuarto nivel

Figura 4. Exploraciones en el Paseo del Río San Fran-cisco, Puebla. Unidad II, pozo con ofrenda cerámica.Disposición de las piezas en los niveles 1, 2, 3 y 4. Latercera deposición contuvo dos botijas y siete jarras degrandes dimensiones. La cuarta deposición también in-cluyó dos botijas, y seis jarras, este nivel finalizó a los4.86 m de profundidad.

nórmente reutilizadas para soportar la base detechumbres que protegían de los elementos natu-rales a los visitantes de El Tívoli, sin embargo,por su forma y tamaño, la función de algunashoradaciones constituyó un enigma.5

La exploración del "pozo"

Al detectar una nueva huella circular en el áreadel patio se procedió a realizar su sondeo; sinembargo, esta huella en particular, a diferencia delas anteriores, tenía un diámetro de 1.20 m, medi-da que se mantuvo uniforme en toda la estructurade lo que resultó ser un elemento mucho más pro-fundo. Esta estructura (en adelante referida comopozo), presentó en las paredes de la parte supe-rior pequeñas cavidades circulares, equidistantes,separadas por espacios alternos, que indicaban ellugar donde fueron empotradas estacas para per-mitir el acceso a su interior. El relleno estuvo cons-

tituido por tepetate pulverizado, en su mayoríaarena y, en menor cantidad, limo.

Dadas las características del relleno procedimosa una cuidadosa remoción del mismo, medianteun registro por niveles métricos de 20 cm. Losniveles superiores contenían basura (en su mayorparte restos óseos de gallinas, vacas y cerdos prin-cipalmente), piedras de diversas magnitudes, frag-mentos cerámicos, bloques de tepetate y fragmen-tos de dos metates. Después de retirar 1.20 cm derelleno, grande fue nuestra sorpresa al descubriruna deposición intencional de vasijas, que asoma-ban enterradas en una capa de fina arenilla.

Cabe señalar que después de extraer la prime-ra vasija y al observar la existencia de más deposi-ciones, consideramos que el peso de las dos per-sonas que nos encontrábamos dentro del pozopodría dañar los materiales y su contexto, por loque se instaló una polea que permitió extraer elrelleno y los materiales.

Descripción de las deposicioneslocalizadas al interior del pozo

De los 0.80 a los 3.20 m, el pozo contenía un relle-no formado, como ya mencionamos, por basura y

Figura. 5. Piezas localizadas en el pozo de la Unidad II-A. a) Figurilla zoomorfa incompleta; b) Pequeño burro;c) Búcaro del tipo Tonalá bruñido, y d) Figurilla de unencapuchado.

HUGO HERRERA Y JOSÉ ANTONIO ALVAREZ

(d)

Figura 6. Jarras que provienen del pozo explorado enla Unidad II-A, de San Francisco, Puebla. Todas cuen-tan con pintura roja, superficie pulida, base anular, asay vertedera, a) Jarra de 36.0 cm de altura, provienedel nivel 3; b) Jarra con asa trenzada, mide 22.5 cmde altura, proviene del nivel 5; c) Jarra del nivel 4,mide 23.0 cm de altura, presenta una breve perfora-ción en la parte media baja; d) Jarra del quinto nivel,mide 26.4 cm de altura; e) Jarra del nivel 3, presentaun pequeño orificio en la parte media y profusas man-chas de cocción.

diversos materiales. Posterior a los 3.20 m se locali-zaron varios depósitos de vasijas completas.

La primer deposición fue localizada a los 3-20m y abarcó hasta los 3.46 m de profundidad. Laspiezas se encontraron dentro de una capa de finaarenilla, bastante húmeda y uniforme. En este ni-vel fue localizada una pequeña figurilla zoomorfa(fig. 5a), así como dos vasijas, la primera corres-ponde a una jarra vidriada (fig. 7b), y la segundaa una olla en acabado alisado, decorada con esca-sa pintura roja.

Al continuar limpiando la arenilla comenza-ron a ser visibles los cuerpos de otras vasijas co-rrespondientes a la segunda deposición, que se

localizó a los 3.46 m y finalizó a los 4.06 m deprofundidad. Una vez que se retiró por completoel relleno encontramos un conjunto formado ex-clusivamente por dos piezas completas: una jarravidriada (fig. 7a) y una pequeña jarrita vidriadaen color verde, completa y en excelentes condi-ciones de preservación (fig. 7c). Ambas piezas seencontraban colocadas en forma horizontal, jun-to a un fragmento de olla que conservaba la mis-ma colocación. Las piezas se ubicaron cerca delas paredes del pozo, evitando el centro y recosta-das en el lecho de arenilla, patrón que se repitióen la mayoría de las deposiciones (fig. 4).

Bajo el anterior nivel detectamos un conjuntode nueve piezas agrupadas sin un orden aparente(fig. 4c), tal vez causado por el hundimiento de laarenilla. Tres de las piezas presentaron un acaba-do alisado: una olla y una jarra, ambas de dimen-siones reducidas, la figurilla de un personaje en-capuchado (fig. 5d), además de cinco mayólicas,entre ellas una miniatura, dos platos (ambos frag-mentados) y un tazón. En este nivel se destacóun búcaro que apareció fragmentado pero com-pleto (fig. 5c). La profundidad máxima de estenivel fue de 4.26 m.

Una cuarta deposición fue localizada entre los4.39 m y los 4.64 m de profundidad. Esta deposi-ción se encontró casi inmediata al nivel anterior,y consistió en diez piezas cerámicas (fig. 4d), seisfueron jarras de gran tamaño con pintura roja,escasamente pulida, dos botijas españolas, tambiénllamadas jarras oliveras españolas,6 una pieza vi-driada, y un fragmento correspondiente a la par-te superior de una vasija, en la que fue modeladauna efigie zoomorfa (fig. 5a).

La quinta deposición, localizada entre los 4.64y 4.86 m de profundidad, contuvo ocho piezas degrandes dimensiones, cinco de ellas fueron jarrasen acabado pulido, además de una jarra vidriaday dos botijas.

La excavación del pozo finalizó a una profun-didad máxima de 5 metros donde se encontró unpequeño tazón de mayólica completo, pero cu-riosamente con un pequeño defecto, al que nosreferiremos más adelante (fig. 7e).

OFRENDA DE TRADICIÓN PREHISPÁNICA

Al finalizar la exploración del pozo y su cuan-tiosa ofrenda cerámica, se contemplaron algunaspropuestas museográñcas que permitieran dar cuen-ta del hallazgo. En la actualidad éste permaneceabierto y sobre el brocal fue colocado un acrílicoque cuenta con un dibujo que representa en plantauno de los niveles aquí ilustrados (fig. 5).

Descripción de la cerámica ofrendada

Las características de los materiales cerámicos queconstituyeron la ofrenda, nos permitieron estable-cer una primera gran división en dos grupos prin-cipales. El primero, formado por las piezas quepresentaron atributos de tradición indígena, esdecir, vasijas en las que persisten formas y técni-cas de origen prehispánico. El segundo grupo cons-tituido por las piezas elaboradas en formas y téc-nicas incorporadas a partir de la conquista hispa-na, especialmente cerámica vidriada y mayólica.

La cerámica de tradición indígena está repre-sentada por catorce piezas, tres de ellas en acaba-do alisado, y once jarras con pintura roja pulida.En este grupo también quedó incluido el búcaro,de acabado bruñido, a pesar de tratarse de unapieza muy particular.

De las tres piezas alisadas dos provienen deltercer nivel y son: una pequeña jarra, cuya super-ficie es regular aunque ligeramente rugosa y unaolla incompleta, de cueipo esférico y amplio cue-llo, la cual presentó una huella sumamente exten-dida de hollín, seguramente por exposición al fue-go. La tercera pieza de acabado alisado es un inte-resante fragmento de figura zoomorfa modelada,que proviene de la cuarta deposición. Este frag-mento mide 10.4 cm de alto por 6.0 cm de espe-sor máximo. La superficie presenta residuos deun delgado recubrimiento de origen calizo y enalgunas zonas conserva restos de pigmento rojo.La figura representa la efigie de un murciélago yes probable que sea la parte superior de una vasijade mayores dimensiones. Como rasgos caracterís-ticos de este animal destacan las amplias orejassemicirculares que terminan en punta (fig. 7a).

(e)

(f)

Figura 7. Piezas de tradición hispana que provienen delpozo excavado en la Unidad I, de San Francisco, Pue-bla, a) Jarra vidriada con decoración sellada, motivosflorales en la parte superior; b) Jarra vidriada de asapequeña y base anular; c) Jarra pequeña vidriada ver-de, posiblemente se trata de una olivera utilizada paraservicio de mesa; d) Plato fracturado, del tipo San Luisazul/blanco; e) Tazón de mayólica del tipo San Juanazul/blanco, y f) Botija correspondiente al periodo colo-nial tardío.

En esta ofrenda la forma más común fue la ja-rra. Se recuperaron once de ellas con característi-cas muy similares entre sí: asa amplia, vertederade pico, base anular, superficie pulida y pinturaroja.7 Las dimensiones oscilaron entre 22.0 y 36.0cm de altura, y 10.0 por 26.0 cm de ancho. Undato interesante, en cuanto al tamaño de estas oncejarras, es que sus dimensiones son graduales, ejem-plo de ello son sus alturas en orden ascendente:22.0, 23.0, 24.0, 25.0, 26.0 cm, etcétera, por lo que

HUGO HERRERA Y JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ

no se cuenta con dos jarras cuyas dimensiones seanpor completo iguales. En cuanto a la forma pre-sentan notables similitudes; todas cuentan convertedera escasamente prolongada y asa vertical,excepto una jarra que lleva el asa trenzada, el res-to de las asas son anchas, planas, colocadas de laparte superior del cuerpo a la orilla del borde,con la salvedad de que en algunos casos no hayalineación entre la posición del asa y la vertedera.El cuerpo es un ovoide alargado, amplio en la partebaja, ligeramente más angosto hacia la parte supe-rior. Las piezas se sustentan sobre un pedestalcónico que mide entre 2.0 y 4.0 cm de alto. El asay la base son elementos que se integran perfecta-mente al cuerpo de la vasija.

La superficie extema de estas jarras fue alisadade manera homogénea, en seguida se aplicó unacapa delgada de pintura de color rojo, que se con-serva de manera intensa en algunas secciones, fi-nalmente fue pulimentado el exterior y la partesuperior del cuello; mientras que el resto de lasuperficie se conservó en color café. Ocasional-mente se observan intensas manchas de cocción(fig. 6b, c y e). Reiteramos que estas jarras repre-sentan la tercera parte del total de la ofrenda cerá-mica localizada en el pozo.

Una característica de evidente tradición indí-gena es que cuatro de las jarras presentaron unpequeño orificio, claramente intencional, ubica-do en la parte baja del cuerpo, es decir, se trata depiezas matadas. No existe duda alguna sobre laintencionalidad de estas perforaciones, prueba deello es que en ningún caso el orificio produjo otrasfisuras, siempre se ubicaron en la parte media bajade la pieza y fueron de tamaño uniforme (uno deellos es de escasos 3 mm de ancho). Dos de lasjarras matadas pertenecen al tercer nivel, las res-tantes al cuarto. En cuanto a su temporalidad lashemos ubicado como cerámica colonial (finalesdel siglo xvi y principios del XVll).

Conviene añadir que el antecedente prehispá-nico de estas vasijas, probablemente, es la jarradel tipo San Andrés, en el que también se presen-tan bases anulares, asas planas8 y bocas con verte-dera, así como el acabado pulido en color rojo.

En la ofrenda del pozo, la única pieza de aca-bado bruñido fue un búcaro del tipo Tonalá, cuyacronología inicia desde los principios del siglo xvi,y abarca la mayor parte de la Colonia.9 Se tratade una excepcional vasija, que destaca por su de-coración polícroma lograda mediante diseñosgeométricos y fitomorfos en colores rojo y ocresobre fondo crema. Cabe mencionar que lasexcavaciones en el área del Paseo del Río San Fran-cisco recuperaron un reducido número de tiestosde este tipo, sin embargo, el búcaro que provienedel pozo, fue la única pieza completa (fig. 5c).10

Por lo que respecta a las piezas de tradiciónhispana, se localizaron dos pequeñas figurillas enacabado alisado, cinco vasijas con recubrimientode barniz plúmbeo, cuatro de las cuales son ja-rras, tres de ellas aparecieron en los niveles uno ydos, cuatro oliveras o botijas de gran tamaño, dosde ellas provienen del nivel cuatro, otras dos delnivel cinco y varias piezas de mayólica, algunasde ellas incompletas.

Destaca la figurilla que representa a un peque-ño encapuchado o penitente, que mide 8.0 cm dealtura por 3.2 cm de ancho máximo y conservarestos de una capa caliza. Sobresale su largo gorrocónico, ligeramente inclinado hacia atrás, los ori-ficios para los ojos, son dos punzadas amplias yprofundas, los brazos largos, algo desproporcio-nados. Como particularidad, este personaje anó-nimo sostiene una especie de mazo sobre su cos-tado derecho (fig. 5d).

En las excavaciones de San Francisco, otrasfigurillas de encapuchados fueron localizados enel área del Complejo Hidráulico, aunque su par-ticipación siempre fue escasa. Figurillas colonia-les de encapuchados aparecen con cierta frecuen-cia en las exploraciones arqueológicas de contex-tos coloniales.11 Se ha mencionado que estasfigurillas representan a los encapuchados que par-ticipaban en las solemnes procesiones de la Se-mana Santa católica, ya que hasta nuestros días,personajes con atuendos similares desfilan en al-gunas regiones de España. En Puebla, la tradiciónpersiste en el carnaval de Huejotzingo y en lascofradías de encapuchados que desfilan en la Pro-

10' OFRENDA DE TRADICIÓN PREHISPÁNICA

cesión del Silencio, que se realiza la Semana San-ta en el estado de San Luis Potosí.

Otra figurilla en acabado alisado es un burropequeño, la forma y los rasgos del animal son su-mamente esquemáticos y fueron obtenidos me-diante un sencillo modelado por presión digital.Las extremidades son cortas y en la parte traserasólo se modeló una de ellas. Sobre su lomo llevacarga o quizá una frazada para montarlo. La su-perficie es de textura burda muy irregular, en elárea del cuello conserva restos de una banda pin-tada en color blanco.

Cabe señalar que desde finales del siglo xvii ydurante el siglo xvin, en los valles centrales deMéxico los artesanos iniciaron la tradición de ela-borar figuras como parte de un conjunto en elque se reconoce a María sentada sobre un asno, yaunque comúnmente han sido identificadas comorepresentaciones populares utilizadas en los naci-mientos, se trata en realidad de conjuntos llama-dos cuadrillas. También se sabe que estas cuadri-llas, obtenidas por encargo, eran utilizadas para"limpiar" a personas que sufrían mal de aire, yposteriormente depositadas por el curandero enpequeñas cuevas junto con el resto de los adita-mentos utilizados en la ceremonia.12

Entre las vasijas con recubrimiento de barnizplomizo, destaca una pequeña y extraordinariapieza vidriada en color verde, la cual pudo utili-zarse para el servicio de mesa y que probablementees un objeto importado (fig. 7b).

Otra jarra vidriada, de la primera deposición,cuenta con asa semicilíndrica y vertedera de pico,el barniz cubre el interior y exterior, excepto laparte que corresponde a la parte inferior del cuer-po, donde se observan escurrimientos de barniz.La pieza cuenta con decoración sellada, ubicadaen la parte superior, que consiste en una flor deocho pétalos, circundada por una banda formadapor pequeños recuadros (fig. 7a).

Es interesante mencionar que en comparacióncon las piezas en acabado pulido, la proporción dela cerámica vidriada fue mucho menor.

En relación con las oliveras, tres están com-pletas y una se encontró fracturada del cuello y

borde; ésta se distingue por ser la única que tiene,al exterior, un vidriado de color verde claro, y pre-senta dos perforaciones circulares en la parte su-perior, que seguramente sirvieron para atravesaruna cuerda y utilizar la pieza para el acarreo oalmacenamiento de agua.

Las oliveras localizadas en la ofrenda del pozosobresalen por sus gruesas paredes en las que seaprecian claramente las huellas del torneado. Laspiezas no se sostienen en pie por sí solas, el pesode una de ellas es de 3-36 kilogramos y tienen unacapacidad aproximada de 6.5 litros. Es muy pro-bable que se trate de vasijas de procedencia espa-ñola,13 mismas que fueron utilizadas para usosdomésticos y posteriormente formaron parte deesta vasta ofrenda.14

Las formas de las jarras oliveras, que provie-nen del pozo excavado en San Francisco, pertene-cen, de acuerdo a la clasificación propuesta porGoggin, al estilo del periodo medio,15 es decir,corresponden a una etapa bastante tardía de laColonia, y equivalente a las reportadas por LópezCervantes para la ciudad de México, cuya crono-logía aproximada es de principios del siglo xvii yfinales del xvm.16

En cuanto a las mayólicas novohispanas, laofrenda del pozo incluyó un plato del tipo SanLuis17 y un tazón del tipo San Juan,18 este últimolocalizado como pieza única en la parte más pro-funda del pozo.

El plato fracturado, del tipo San Luis, exhibeen el fondo un elemento floral, en azul cobalto,enmarcado con delgadas bandas. El ala fue dividi-da en 3 secciones principales que alternan con tressecciones secundarias de menor tamaño (fig. 9d).San Luis, este tipo cerámico fue fabricado en ellapso que va de principios a finales del siglo xvn,por lo cual su participación en la ofrenda nos per-mite asignar una temporalidad bastante aproxima-da para la deposición de las piezas.

Por su parte, el tipo San Juan es una mayólicaque se fabricó entre fines del siglo xvi y finalesdel xvn. En términos generales el tipo se caracte-riza por la sencillez de su motivo principal queha sido identificado como una flor estilizada tam-

HUGO HEREEEA Y JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ 11

bien identificada como palmeta persa,19 aunquelas características del motivo nos permiten consi-derar que representa una planta, posiblementeacuática (como si se tratara de un lirio), formadopor unos cuantos trazos de pincel. El tazón SanJuan, localizado en la parte final del pozo, corres-ponde a la variante azul sobre blanco. El esmalteque cubre la superficie es escasamente brillante, yla palmeta ubicada justo en el fondo se formamediante un par de trazos ejecutados con sumarapidez, sin embargo, constituye el elemento querompe con la monotonía del interior. La particu-laridad de esta pieza obedece a un defecto en sumanufactura. En la parte final del proceso de ela-boración se produjo en el fondo una estrecha fi-sura, la cual atravesó por completo la pared, de-jando el barniz aglutinado en los bordes de la grie-ta. Por lo tanto se trata de un desecho de produc-ción, inservible como recipiente para contener lí-quidos, fue ubicado, de manera aislada, en la par-te más profunda del pozo.

Ejemplos equivalentes de ofrendaslocalizadas en pozos

Se conocen, por lo menos, dos ejemplos de ofren-das con características por completo similares a lalocalizada en el Paseo del Río San Francisco. Laprimera de éstas fue reportada para la zona ar-queológica de Cholula y otra cercana a un sitioPreclásico con montículos sin explorar, conocidocomo La Magueyera, también ubicado en las cer-canías de Cholula.

Durante las exploraciones del proyecto Cho-lula, Jorge Acosta reportó un pozo localizado enla parte noroeste de la gran pirámide, localizado aescasos centímetros del nivel superficial, la partedel brocal, se construyó con adobes y en su ini-cio estaba tapado con lajas sobre las cuales fueronlocalizados los esqueletos de cinco perros (posi-blemente escuintles), asociados a ellos se recupe-raron pequeños fragmentos de vidrio de proce-dencia europea.20 Una vez retirados los entierrosy las lajas fueron localizadas, a una profundidad

de 1.20 m, siete deposiciones, además de dos en-tierros indígenas, los cuales se encontraban aso-ciados a fragmentos de cerámica española. La cons-trucción de adobe alcanzó una profundidad máxi-ma de 330 m, nivel donde penetró en una estruc-tura del periodo Clásico. A partir del nivel deltepetate, el pozo siguió bajando hasta alcanzar unaprofundidad total de 9.65 m. En el fondo del pozose hallaron los restos de cuarenta ollas vidriadas,correspondientes, aproximadamente, al siglo xvi.21

En las cercanías de Santa María Zacatepec ySan Pedro Tlaltenango, Puebla (al norte de Cholu-la), los arqueólogos de la FAIC localizaron un pozocon artefactos prehispánicos en un paraje deno-minado La Magueyera. Este pozo se ubicó cercade un barreal, el cual contenía un relleno de ceni-za, con artefactos prehispánicos.22

El pozo localizado en La Magueyera midió, enpromedio, de 0.78 a 0.80 cm de diámetro y fue,en cuanto a perímetro y perfil, trabajado de for-ma regular, con paredes bastante planas. La paredtenía pequeños huecos que estaban dispuestos endos líneas verticales con espacios alternos. Estepozo concluyó a una profundidad de 4.70 a 4.80m.23

El relleno del pozo explorado en La Magueyeraconsistió en ceniza mezclada con restos de car-bón, pedazos de barro duro, parcialmente quema-do y restos de cerámica. En su parte superior elrelleno de ceniza alcanzó una profundidad de 3.80m. En el relleno se recuperaron tiestos preclásicos,clásicos y posclásicos, entre estos últimos se en-contraron tepalcates cholultecas.24 Posteriormen-te fue localizado un relleno de suelo fino, que con-tuvo un depósito de vasijas, la primera capa dehallazgos se encontró a una profundidad de 3.80a 3-90 m. Algunas vasijas tenían una posiciónhorizontal; otras estaban colocadas verticalmen-te, llenas de barro fino sedimentado en capas de4 a 5 mm. Otras estaban llenas de suelo, sin ca-pas sedimentadas y algunas vasijas conteníantepalcates.25

En términos generales la ofrenda localizada enel pozo de La Magueyera fue descrita como undepósito de muchos jarros de uso doméstico, para

12 OFRENDA DE TRADICIÓN PREHISPANICA

líquidos, muy bien conservados, de acuerdo conel tamaño, utilizados como cántaros de agua,mientras que todo el resto fueron fragmentos quecon'esponden a otras funciones. La preponderan-cia de los fragmentos de jarros y el gran contin-gente de jarros enteros, sugiere que esta ofrendaestuvo relacionada específicamente con el agua.En cuanto a su temporalidad, todas las piezascronológicamente clasificables pertenecieron alPosclásico y algunas por su estilo decorativo fue-ron identificadas como cholultecas.

Otros ejemplos de ofrendas coloniales deposi-tadas en sitios prehispánicos han sido reportadospara Cerro Xochitecatl,26 y Monte Albán,27 sinembargo, las localizadas en Cholula y La Mague-yera guardan enormes analogías con la localizadaen el Paseo del Río San Francisco.

Consideraciones finales

Uno de los descubrimientos más relevantes, reali-zados en el área del Paseo del Río San Francisco,Puebla, sin lugar a dudas, es la ofrenda de tradi-ción prehispánica localizada en el pozo de la Uni-dad II-A, área ubicada en la parte intermedia en-tre el Estanque de los Pescaditos y el ComplejoHidráulico. Las múltiples implicaciones de esteevento apenas empiezan a ser exploradas y por elmomento sólo nos hemos concretado a dar cuen-ta del hallazgo y presentar algunas consideracio-nes generales.

La presencia de este pozo en las proximidadesde la unidad habitacional de inmediato sugiere quesu objetivo fue proveer de agua a los habitantesde la casa, sin embargo, durante la excavación nofue detectado un muro, o la huella, que nos indi-cara que efectivamente, en algún momento el pozoestuvo en servicio. Por lo tanto no se debe descar-tar la posibilidad de que el pozo fuese proyectadodesde un inicio para contener la ofrenda.

Un hecho definitivo es que durante la coloca-ción de los diferentes niveles deposicionales, elpozo se encontraba por completo seco, lo cual

permitió a los ofrendantes colocar las camas dearenilla y las diferentes vasijas por estratos. Estoimplica que si en algún momento su profundidadfue suficiente para contener agua, su desecaciónpudo ser consecuencia de una prolongada sequía.De ser cierto lo anterior, se reforzaría la idea deque la ofrenda y el ceremonial que la originó es-tuvo explícitamente vinculado con el agua.

La propuesta de relacionar directamente a laofrenda del Paseo del Río San Francisco con elvital líquido encuentra su apoyo en los reportesde las ofrendas similares localizadas en Cholula yLa Magueyera, que presentan una fuerte tenden-cia hacia el predominio de vasijas utilizadas parael acarceo y el almacenamiento de agua.

En cuanto al aspecto cronológico, la mayoríade los elementos encontrados, específicamente lasbotijas y las mayólicas, nos permiten considerarque las deposiciones fueron colocadas en el pe-riodo que va de finales del siglo xvii a mediadosdel siglo XVIII. Es interesante señalar que a pesarde que no fueron localizados objetos netamenteprehispánicos, o del contacto (como cerámica az-teca rv), la disposición de los conjuntos en formaestratificada y las piezas matadas indican la per-sistencia de una ceremonia cuya raíz, sin lugar adudas, es de clara tradición prehispánica.

Finalmente, se debe tener presente que los pri-meros ejemplos de ofrendas cerámicas en el áreadel Paseo del Río San Francisco, datan del perio-do Preclásico, lo cual indica que el área gozaba degran importancia para los grupos que desde esteperiodo se encontraban asentados en las proximi-dades.

El hallazgo de la ofrenda colonial recrea unatradición cuyos antecedentes indudablemente co-rresponden al periodo Posclásico, y corroboranla importancia religiosa que tuvo esta área para lapoblación indígena. Asimismo la persistencia delfundamento ritual del evento descrito, es un clarotestimonio de la forma en que una tradición his-tórica persistió a lo largo del tiempo, aun a pesarde la ardua labor realizada por los misioneros fran-ciscanos durante más de 200 años.

HUGO HERRERA Y JOSÉ ANTONIO ALVAREZ13

Notas1 La fundación se realizó el 16 de abril de 1531. En ladescripción que Motolinía brinda de esta área desta-can: las fuentes de agua algo gruesa y salobre [que] loindios llaman Cuetlaxcoapan... en comparación delas otras fuentes que están de la otra parte del río de losmolinos a lado está el monasterio de San Francisco; és-tas son de muy excelentes fuentes y de muy delgada ysana agua, una de estas nace en la huerta de San Fran-cisco, de ésta bebe toda la ciudad; aquí llaman los in-dios Vcilapan (Toribio de Benavente, Motolinía, Memo-riales, pp. 265-266).

2 Cuyo nombre completo fue Proyecto Arqueológi-co, Arquitectónico e Histórico del Estanque de losPescaditos, coordinado por el arqueólogo Carlos Cedilloy el arquitecto Sergio Vergara del iNAH-Puebla.

3 Es pertinente mencionar que en el lecho del Es-tanque de los Pescaditos fueron localizados dos cajetesde silueta compuesta «^respondientes al Preclásico tar-dío, similares a la cerámica Ocampo Negro reportadapara la región de Acatzingo-Tepeaca (Medina comuni-cación personal), y en otra sección del mismo las ex-ploraciones reportaron tres pequeñas vasijas miniaturaen acabado alisado, que fueron colocadas de maneraintencional, y que corresponden al periodo Clásico.

' En algunas horadaciones se localizaron grandesfragmentos de botellas elaboradas en loza de tipo Gres.El Gres es una cerámica de importación que fue elabo-rada durante el siglo xix en la fábrica escocesa deGrosvenor, los fragmentos de botellas localizados enesta unidad, corresponden al Gres sin decoración, uti-lizado para contener ginebra o cerveza. Para mayoresreferencias véase Patricia Fournier García, Evidenciasarqueológicas de la importación de cerámica en Méxicocon base en los materiales del ex convento de San Jeróni-mo,^. 131,137 y 141.

5 Horadaciones similares a las aquí descritas fueronreportadas para exploraciones realizadas en la Univer-sidad de las Américas, en contextos vinculados conCholula, algunas fueron definidas como depósitos debasura y otras como hoyos circulares, en este caso sesugiere que fueron hechas con la finalidad de extraertepetate para mezclarlo con agua y elaborar barro (Ca-talina Barrientes, Análisis de la cerámica del elemento10de la excavación UA-79-Sp, cap. 1, p. 6).

'' Esta denominación corresponde a Holmes, sin em-bargo el término es ambiguo como lo explícita Goggin,pues se desarrolló suponiendo que eran utilizadas paracontener aceites o aceitunas y como lo señalan Garai yNúñez el uso del término botija o botijuela está de acuer-do con la información documental. (Cf. W. H. Holmes,"Aboriginal Pottery of Eastern United States", enAnnualRepon, Burean of American Ethnology, núm. 20, John M.

Goggin, "The Spanish Oliver Jar: An Introductory Studyen Mintz, Sidney", en Cañbbean Antbropology, y A.Azkarate Garai-Olaun y J. Núñez Mareen, "Colecciónde botijas y botijuelas (Spanish Oliver Jar o anforetas)procedentes de la ermita de San José (Elonio, Bizkaia)",en Kobie, núm. xix, pp. 160-161).

7 A partir de la clasificación y estudio de los mate-riales cerámicos del Paseo del Río San Francisco, lasjarras descritas fueron denominadas como Huitzilapan(Arnulfo Allende Carrera, "Informe parcial del análi-sis de material cerámico", en Proyecto Estanque de losPescaditos).

* El asa, ancha, plana y colocada en posición verticales un rasgo común durante el Posclásico temprano. Al-gunos ejemplos han sido reportados para sitios ubicadosen el valle de Puebla y sur del estado, como Calipan(Eduardo Noguera, "Excavaciones en Calipan, estado dePuebla", en El México Antiguo, lámina 26, fig. 1),Tehuacan (Richard MacNeish etal, Theprehistory oftheTehuacan Va/ley, p. 197), Izúcar de Matamoros y Los Re-yes Metzontla.

9 Thomas Charlton y Reiff Katz, "Modern ceramicsin Teotihuacan Valley", en Ethnic and TourístArts, p. 53.

10 Además de su presencia en Puebla, la cerámicaTonalá Bruñida ha sido reportada para el ex conventode San Jerónimo de la ciudad de México (P. FournierGarcía, op. cu.; Daniel Juárez Cosío, El convento de SanJerónimo. Un ejemplo de arqueología histórica), y el deSanto Domingo de Guzmán en Oaxaca. La cerámicaTonalá Bruñida definida por vez primera por ThomasCharlton, a partir de sus exploraciones en Teotihuacan(Th. Charlton y R. Katz, op. cu.), era., en particular losbúcaros, muy apreciada y se utilizaban como perfume-ros, debido a que las arcillas empleadas para su fabrica-ción tienen la particularidad de impregnar al agua deun olor agradable. Esta loza también era muy estima-da en Europa, existen registros de la exportación debúcaros a España (P. Fournier García, op. cu., p. 242).

1 ' Entre los lugares que las reportan se encuentraTlatelolco, el ex convento hospitalario de Betlemitas yel ex convento de Santa Isabel en la ciudad de México(Francisco González Rui, La cerámica de Tlatelolco, lá-mina 55c; Enrique Nieto Estrada, "Figurillas deencapuchados recuperados en la ciudad de México: unaforma de control social", en Primer Congreso Nacionalde Arqueología Histórica, p. 484).

'' Numerosos ejemplos de estos conjuntos han sidodescubiertos en recovecos de las eminencias montaño-sas en los alrededores de Toluca y también ha sido se-ñalado que hace algunos años se les encontraba congran facilidad en el entorno de Atlapulco, camino deChalma (Felipe Solís y Jaime Bali, Ángeles en el artepopular mexicano, pp. 94-99).

14 OFRENDA DE TRADICIÓN PREHISPÁNICA

13 Aunque se desconoce con certeza su lugar de ori-gen, probablemente fueron manufacturadas en la regiónde Andalucía, y también es probable que en épocas tar-días fueran elaboradas en el Nuevo Mundo (GonzaloLópez Cervantes, Cerámica española en la ciudad deMéxico, p. 35).

14 Su uso como recipientes para el acarreo de aguaya a sido señalado (G. López Cervantes, op. cu., p. 35),y además se menciona que durante la Colonia estas pie-zas fueron destinadas para el transporte de productoscomo aceite, vino, aceitunas y alcaparras, y que tam-bién se emplearon, incluso, para depositar pólvora(ídem).

15 J. M. Goggin, op. cu.16 G. López Cervantes, op. cu., p. 33. Véase tam-

bién Kathleen Deagan, Artifactsof the Spanish Coloniesof Florida and the Caribbean: 1500-1800, vol. i, p. 33.

17 La mayólica del tipo San Luis fue definida porprimera vez a raíz de las exploraciones realizadas en elFuerte de San Luis ubicado en Florida (J. M. Goggin,op. czí.,pp. 154-166).

18 El nombre fue dado por Lister y Lister, quieneslocalizaron grandes cantidades de esta cerámica duran-te sus exploraciones en el barrio de San Juan Moyotlánen la ciudad de México (Robert Lister y Florence Lister,Sixteenth Century Maiolica Pottety in the Valley of Méxi-co, p. 141). Por su parte Goggin lo refiere como FigSprings (J. M. Goggin, op. cu., p. 151).

19 Aguirre etal., Catálogo de mayólicas, p. 7.20 La exploración del pozo localizado en Cholula,

dejó expuesta una construcción cilindrica de 76 cm dediámetro, elaborada con adobes de tamaño homogé-neo que fueron amarrados entre sí por un materialcementante que permitió formar uniones de gran es-pesor. Los adobes son de forma trapezoide, lo cual per-mitió formar con 12 de ellos un círculo perfecto. Algu-nos de los adobes presentaron marcas, sin duda alguna,de procedencia española (Jorge R. Acosta, "Sección 1.La gran cala", en Ignacio Marquina, coord., ProyectoCholula, p. 128).

21 ídem.22 PeterTschohl, Catálogo arqueológico y etnohistórico

dePuebla-Tlaxcala, t. 2, p. 388.

24Ibid.,p.4ll.^Ibid., p. 389.26 Carlos Lazcano, "La segunda ocupación en Xochi-

técatl", en Mari Carmen Serra, ed., Xochitécatl.27 Alfonso Caso et al, La cerámica deMonteAlbán.

ReferenciasAcosta, Jorge R., "Sección 1. La gran cala", en Ignacio

Marquina, coord., Proyecto Cholula. México, INAH,1970.

Aguirre, Allende y Cedillo, Catálogo de mayólicas. Pue-bla, Gobierno del estado de Puebla, 1996-1997.

Allende Carrera, Arnulfo, "Informe parcial del análisisde material cerámico", en Proyecto Estanque de losPescaditos. Informes, vol. n. Puebla, 1996.

Barrientes, Catalina, Análisis de la cerámica del elemen-to 10 de la excavación UA- 79-Sp. En los teirenos de laUniversidad de las Amérícas. Tesis. UDLA, 1980.

Benavente, fray Toribio de, Motolinía, Historia de losindios de la Nueva España. México, Porrúa, 1970.

Benavente, fray Toribio de, Motolinía, Memoriales oLibro de las cosas de la Nueva España y de los natura-les de ella. Ed. de Edmundo OGorman. México,UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1971.

Caso, Alfonso, Ignacio Bernal y Jorge Acosta, La cerá-mica deMonteAlbán. México, INAH, 1967. (Memo-rias, 13)

Charlton, Thomas y Reiff Katz, "Modern Ceramics inTeotihuacan Valley", en Ethnic and Tourist Arts,1979.

Charlton, Thomas, "Tonalá Bruñida Ware", en Archaeo-logy, vol. 32, núm. 1,1979.

Deagan, Kathleen, Artifacts ofthe Spanish colonies ofFlorida and the Caribbean. 1500-1800. Washington-Londres, Smithsonian Institution, vol. i, 1987.

Fournier García, Patricia, Evidencias arqueológicas dela importación de cerámica en México con base en losmateriales del ex convento de San Jerónimo. México,INAH, 1990. (Científica, 213)

Garai-Olaun, A. Azkarate y J. Núñez Mareen, "Colec-ción de botijas y botijuelas (Spanish Oliver Jar oanforetas) procedentes de la ermita de San José(Elorrio, Bizkaia)", enKobie, núm. xix. Bilbao, pp.153-182. (Serie paleoantropología)

Goggin, John M., "The Spanish Oliver Jar: AnIntroductory Study en Mintz, Sidney", enCaribbean Anthropology. Human Relations ÁreaFiles, 1970.

González Rui, Francisco, La cerámica de Tlatelolco.México, INAH, 1988. (Científica)

Holmes, W. H., "Aboriginal Pottery of Eastern UnitedStates", en Annual Report, Bureau of AmericanEthnology, núm. 20, 1903.

Juárez Cosío, Daniel, El convento de San Jerónimo. Unejemplo de arqueología histórica. México, INAH, 1989.(Científica, 178)

Lazcano, Carlos, "La segunda ocupación en Xochi-técatl", en Mari Carmen Serra, ed., Xochitécatl.Tlaxcala, Gobierno del estado de Tlaxcala, 1998.

Lister, Robert y Florence Lister, Sixteenth CenturyMaiolica Pottery in the Valley of México. Tucson,

HUGO HERRERA Y JOSÉ ANTONIO ALVAREZ 15

Universidad de Arizona, 1982. (Anthropologicalpapers of the University of Arizona, 39)

López Cervantes, Gonzalo, Cerámica española en la ciu-dad de México. México, INAH, 1976. (Científica, 38)

MacNeish, Richard etal, Theprehistoryofthe TehuacanValley, Ceramics, vol. ni, 1970.

Medina, Miguel, "Análisis de la cerámica recolectada enla superficie de las cuevas de Acatzingo-Tepeaca". enLas cuevas deAcatzingo-Tepeaca, Puebla: estudio arqueo-lógico, etnohistóricoy etnográfico. Tesis. ENAH, 2001.

Nieto Estrada, Enrique, "Figurillas de encapuchadosrecuperados en la ciudad de México: una forma de

control social", en Primer Congreso Nacional de Ar-queología Histórica. Memoria, Gobierno del estadode Oaxaca, 1998.

Noguera, Eduardo, "Excavaciones en Calipan, estado dePuebla ", en El México Antiguo J-V, núm. 3-5, 1940,pp. 63-126.

Reyes García, Luis, Cuauhtinchan del siglo xiialxvi,FCE, CIESAS, Gobierno del estado de Puebla, 1980.

Solís, Felipe y Jaime Bali, Ángeles en el arle popularmexicano. México, ASEMEX-BANPAÍS, 1994.

Tschohl, Petereía/., Catálogo arqueológico y etnohistó-rico de Puebla-Tlaxcala. México, FAIC, 1977.