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AUTORRETRATO DE LUIS GRANENA Luis Grañena (Zaragoza, 1968) entró en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza tras introducirse anterior- mente y por cuenta propia en el mundo de la ilustración. Años después, se licenció en Historia del Arte por la Uni- versidad de Zaragoza. A lo largo de su carrera profesio- nal ha elaborado ilustraciones de personajes de todo tipo, desde Steve Jobs a Chiquito de la Calzada. Ha trabajado durante diez años en el departamento de diseño del dia- rio Heraldo de Aragón. Sus caricaturas tienen un trazo tan fiel y definitorio que el caricaturizado en cuestión queda completamente identificable. Sabe captar la esencia de las personas a las que retrata, y lo hace con originalidad, con líneas con- cretas que delatan los aspectos más característicos de sus modelos. Sus figuras no son ostentosas ni están plagadas de detalles sobrantes. Aquellos que selecciona, aportan el toque fundamental a la ilustración definitiva. Es preciso y concreto. Con sus colores y líneas, crea texturas, rasgos, profundidad. Luis Grañena comenta sus diez mejores ilustraciones Ha obtenido varios premios de la Society of News Design (SND) gracias al repertorio de ilustraciones que ha pu- blicado en prensa. En 2009 arrancó de nuevo su camino en el ámbito de la ilustración, y estableció su labor pro- fesional en Valderrobres (Teruel). Tiene su sede en esta localidad turolense y en la capital aragonesa. Suele publicar en diarios como Libération (Francia), e Independent (Reino Unido), Financial Times (EE.UU), Berliner Mongesport (Alemania), Sabado y Expresso (Por- tugal) o La Vanguardia (España), entre otros, además de haber colaborado con revistas europeas. Algunos de estos periódicos forman parte de los clientes habituales de Grañena. Sin embargo, también está solici- tado por otros medios de comunicación como Heraldo de Aragón (España), La Tercera (Chile), e New Yorker o Vanity Fair (EE.UU). Luis Grañena se dedica a la ilustra- ción de manera independiente, puesto que colabora tam- bién con el estudio de diseño zaragozano Local Estudio. I

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Segunda parte del Número 0 de Contratapa.

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AUTORRETRATO DE LUIS GRANENA

Luis Grañena (Zaragoza, 1968) entró en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza tras introducirse anterior-mente y por cuenta propia en el mundo de la ilustración. Años después, se licenció en Historia del Arte por la Uni-versidad de Zaragoza. A lo largo de su carrera profesio-nal ha elaborado ilustraciones de personajes de todo tipo, desde Steve Jobs a Chiquito de la Calzada. Ha trabajado durante diez años en el departamento de diseño del dia-rio Heraldo de Aragón.

Sus caricaturas tienen un trazo tan fiel y definitorio que el caricaturizado en cuestión queda completamente identificable. Sabe captar la esencia de las personas a las que retrata, y lo hace con originalidad, con líneas con-cretas que delatan los aspectos más característicos de sus modelos. Sus figuras no son ostentosas ni están plagadas de detalles sobrantes. Aquellos que selecciona, aportan el toque fundamental a la ilustración definitiva. Es preciso y concreto. Con sus colores y líneas, crea texturas, rasgos, profundidad.

Luis Grañena comenta sus diez mejores ilustraciones

Ha obtenido varios premios de la Society of News Design (SND) gracias al repertorio de ilustraciones que ha pu-blicado en prensa. En 2009 arrancó de nuevo su camino en el ámbito de la ilustración, y estableció su labor pro-fesional en Valderrobres (Teruel). Tiene su sede en esta localidad turolense y en la capital aragonesa.

Suele publicar en diarios como Libération (Francia), The Independent (Reino Unido), Financial Times (EE.UU), Berliner Mongesport (Alemania), Sabado y Expresso (Por-tugal) o La Vanguardia (España), entre otros, además de haber colaborado con revistas europeas.

Algunos de estos periódicos forman parte de los clientes habituales de Grañena. Sin embargo, también está solici-tado por otros medios de comunicación como Heraldo de Aragón (España), La Tercera (Chile), The New Yorker o Vanity Fair (EE.UU). Luis Grañena se dedica a la ilustra-ción de manera independiente, puesto que colabora tam-bién con el estudio de diseño zaragozano Local Estudio.

I

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STEVE JOBS

Gracias, maestro

JAVIER GURRUCHAGA

¿En qué estará pensando...?

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MONSERRAT CABALLE

Una cantante de peso

JUAN JOSE MILLAS

Lectura obligada

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LUIS BUNUEL

El más surrealista de los aragoneses. ¡ La que lió con una navaja y el ojo de una vaca!

FRANCISCO DE GOYA

¿Qué tendrá el agua de Aragón?

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VLADIMIR PUTIN

¿En qué estará pensando...?

JUDIT MASCO

Jamás creí que podría hacerle una caricatura

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DIEGO ARMANDO MARADONA

Un futbolista 10

LIONEL MESSI

Marca de la casa

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DEL PLEITO AL TITULARLa relación entre la justicia y el mundo del perio-dismo no es fácil, pero se necesitan y se comple-mentan. Dilemas jurídicos como el derecho a la información guardan una estrecha relación con la ética del periodismo y cómo ésta debe presen-tar al público un hecho de resonancia social. El periodismo judicial no sólo se vincula a Tribu-nales, sino a gran parte de las secciones de un pe-riódico. En campos tan dispares como el deporte (como en el caso de la Operación Puerto) o el

corazón (Caso Blanqueo), se trabaja con infor-mación jurídica, y a veces se hace de forma frívo-la. Sobre cómo debe presentarse la información judicial, la relación con las fuentes y experiencias de las coberturas de grandes juicios trata este reportaje. Para ello entrevistamos a periodistas especializados en tribunales como Francisco Velasco (La Razón), Julio Martínez Lázaro (ex-periodista de El País), María Peral (El Mundo) y Gabriel González (Diario de Navarra).

J ¿Cómo prepara el seguimiento de un juicio?

Antes del juicio en sí hay que pasar por una fase que es la que lo va a alimentar: es la de instrucción. Suele comen-zar con la práctica de detenciones. La labor periodística consiste no sólo en informar de la situación en la que quedan los detenidos (libertad, prisión con o sin fianza, libertad con cargos...), sino también la de intentar obte-ner sus declaraciones. Estas se pueden conseguir en la sede policial, donde se dan las primeras tras la deten-ción; y en la judicial, ante el juez encargado de instruir la causa.

J ¿Qué tiene como objetivo esta preparación? ¿Qué relación mantiene con las fuentes durante la recopilación de información?

El periodista debe tejer una red de fuentes que le per-mita tener acceso a las investigaciones que se llevan a cabo por parte de la policía judicial a instancias del juez: informes, escritos y/o peticiones del fiscal. Es indis-pensable mantener un contacto fluido con las distintas partes personadas en la causa (defensa, acusación) para informar de las diligencias que soliciten a lo largo de la instrucción.

Hay que dejar claro que el juicio es la fase final, y que para llevarlo correctamente hay que haber recopilado mucha y buena información durante la de instrucción. Gracias a esto podemos llegar al juicio oral bien prepa-rados; aunque se puede realizar una muy buena infor-mación sin haber cubierto las fases anteriores, porque son muy diferentes. De hecho, en algunos países está prohibido informar sobre el proceso previo al juicio oral.

J ¿Hay algún juicio que le haya marcado de forma especial durante su carrera?

Es muy difícil resumir más de una década de periodismo judicial en un caso. Sin embargo, voy a aludir a proce-sos que guardan algo en común: los acusados eran en-cargados de velar por la legalidad y la incumplieron. El primero es el conocido como caso GAL. Fue impactante ver en el banquillo de los acusados a altos cargos de un gobierno elegido democráticamente -como un ministro

FRANCISCO VELASCO LA RAZON

del Interior, José Barrionuevo; o un secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera- por un delito de detención ilegal, enmarcado dentro de lo que se conoció como gue-rra sucia contra ETA. Se saltaron todos los términos y previsiones de lo que debe ser un Estado de Derecho: respeto a las leyes, a la legalidad, tanto por los ciudada-nos como por gobernantes.

J ¿Hay algún momento en particular que re-cuerde con fuerza durante el desarrollo de estos juicios?

La imagen de esos gobernantes a las puertas de la cárcel de Guadalajara, arropados a el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, es algo que difícilmente se puede olvidar por un periodista que cubrió ese proceso. Relacionado con este, no puedo obviar el conocido como caso de los fondos reservados, donde también se con-denaron a altos cargos de Interior (Rafael Vera, Julián Sancristóbal...) por apropiarse de diversas cantidades de dinero de unas partidas que, en principio, estaban destinadas a la lucha contra el terrorismo de ETA. No lograba comprender cómo podría suceder algo pareci-do; y más en unos años donde el terrorismo etarra fue especialmente duro.

J ¿Algún otro caso que le haya impresionado?

Como periodista me impactó mucho ver cómo uno de los jueces más aplaudidos y criticados casi a la par, de toda España, Baltasar Garzón, era expulsado de la ca-rrera judicial ni más ni menos que por haber vulnerado derechos esenciales de tres imputados (Francisco Co-rrea, Pablo Crespo y Antonio Sánchez), ya que grabó las conversaciones en prisión con sus abogados. Un juez, que debe velar por los derechos de todos los implicados en un proceso, había vulnerado el derecho de defensa, invadiendo el santuario de los presos, el lugar de la pri-sión para conocer la estrategia de defensa. Basta leer la

“Me impactó mucho ver cómo Garzón era expulsado de la

carrera judicial ”

Francisco Velasco

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sentencia del Tribunal Supremo para darse cuenta de la gravedad de los hechos por los que fue condenado. Fue un proceso que viví con una cierta tristeza, porque era ver cómo uno de los encargados de impartir justicia en este país era juzgado por todo lo contrario: saltarse la ley.

J ¿Considera que hoy en día el periodismo ju-dicial es más importante que nunca en la prensa española?

No diría que el es clave; creo que es clave el periodismo en sí, por la responsabilidad que tenemos de transmitir una información veraz, objetiva, lejos de cualquier tipo de sensacionalismo; y porque, con nuestro trabajo, va-mos a contribuir a la formación de la opinión pública. Sin embargo, sí es cierto que el periodismo judicial tiene unas peculiaridades muy distintas a otras áreas. Princi-palmente, que es una información en la que se van a ver afectados otros derechos fundamentales -al margen de la libertad de información y de expresión-, sobre todo el relativo a la presunción de inocencia, la intimidad o la propia imagen.

J ¿Cuál es la mayor responsabilidad que asu-me un periodista de tribunales?

Tenemos, en mi humilde opinión, que ser muy escru-pulosos a la hora de informar sobre cuestiones jurídicas Por ejemplo, es muy fácil ver publicadas frases como “Detenido por desviar fondos de un ayuntamiento” o “Detenidos por fraudes inmobiliarios en la Costa del Sol”. No nos damos cuenta de que con ese tipo de frases, ya estamos condenando a esas personas cuando ni si-quiera en ese momento han sido imputadas. Lo correcto sería decir: “Los detenidos están acusados o relaciona-dos con un presunto desvío de fondos”. Hay que recor-dar siempre que no somos ni jueces ni fiscales y, por tan-to, nuestra función no es la de acusar y, mucho menos, la de condenar. Nuestra labor es informar, dándole a la sociedad toda la información posible, para que ésta sa-que sus propias conclusiones.

J ¿Cree que se podría mejorar la información judicial en España?

Para mejorar, yo apostaría por la responsabilidad y deontología profesional: responsabilidad porque pode-mos hacer muchísimo daño a personas que posterior-mente no tengan ninguna implicación penal y que, con nuestras informaciones, hayamos sembrado de dudas su reputación y buen nombre. Deontología profesional porque sin ella es difícil tener unos valores por los que guiarse. Pero también, junto a esa responsabilidad inter-na de los periodistas hay una responsabilidad externa, es decir, una mayor publicidad y transparencia pública

a la hora de informar sobre los procesos. Cuanto más secretismo exista, más posibilidades hay de que se faci-liten informaciones erróneas, con todo el perjuicio que ello conlleva. Tampoco vendría mal replantearse ciertas cuestiones, como por ejemplo si, como en Francia o Ita-lia, se debe evitar la publicación de fotografías de los de-tenidos esposados. Habría que conseguir una especie de autoregulación entre los periodistas de tribunales.

J ¿Cómo puede prepararse un periodista que quiera dedicarse a la información de tribunales?

Para prepararse mejor no estaría mal conocer las sen-tencias relevantes del Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional, así como del Tribunal Europeo de Dere-chos Humanos sobre dónde se deben situar los límites a la libertad de información en los procesos judiciales.

JULIO MARTINEZ LAZARO EXREDACTOR DE EL PAIS

J ¿Qué estrategias utiliza para llevar la cober-tura de un juicio largo?

La estrategia depende de cada proceso, pero es fun-damental conocer su desarrollo: las declaraciones, re-cursos, incidentes, traslados a las partes, citaciones a testigos, fase de conclusiones..., que es lo que permite anticipar el paso siguiente. En cuanto a la fase juicio oral, si se trata de un macroproceso tendrá inevitable-

“Nuestra función no es la de acusar y condenar sino la de

informar ”

Francisco Velasco

mente sus días, con picos de audiencia en función del desarrollo de las sesiones. El resto dependerá de la ha-bilidad del periodista para narrar o para recuperar as-pectos interesantes que en días precedentes se hayan quedado en el tintero.

J ¿Cómo logra que el lector se interese por el desarrollo de un juicio?

Para mantener el interés del lector se debe procurar un tratamiento continuado, pero sin caer en la una exce-siva reiteración informativa, en publicar por pasiva lo que has dicho dos días antes, algo muy frecuente en los periódicos de hoy. El lector no es tonto y cuando lee dos o tres veces el mismo contenido aunque con distinto titular empieza a perder el interés. Especialmente en los procesos de contenido político relacionados con la corrupción, los medios, en función de su orientación, tienden a bombardear artificialmente al lector con una información desmesurada, diaria y las más de las veces reiterativa, que acaba desorientándole y hastiándole.

J ¿Cuáles son las fuentes más recurrentes en su sección?

Las fuentes más fiables son las judiciales y el personal judicial auxiliar, aunque no siempre son las más accesi-bles. Los fiscales tienen un alto grado de fiabilidad, pero como parte en el proceso tienden a llevar el agua a su molino, lo que en mayor medida hacen los abogados, que en ejercicio del derecho de defensa muchas veces intentan hacerte creer lo que resulta inverosímil. Obvia-mente hay que procurar captar fuentes entre todos los operadores jurídicos del proceso, aunque la realidad se impone: las acusaciones o las defensas siempre son más accesibles según el tratamiento que el medio informati-vo da al acusado en el proceso.

J ¿Cuál fue el primer caso que siguió?

El primero fue el proceso por los asesinatos de los abo-gados laboralistas de Atocha, que sorprendentemente para la época, acabó con durísimas condenas para los implicados, excepto uno de ellos, Fernando Lerdo de Tejada, al que el juez de instrucción facilitó la fuga. El juicio llegó a buen término gracias al buen oficio y la de-dicación del abogado José María Mohedano, verdade-ro impulsor de la acusación hasta llegar a las condenas que se dictaron. Las jornadas fueron muy tensas por la presión de los ultraderechistas que asistían a la vista y más de un día, inspectores de policía tuvieron que sacar-nos a los periodistas escoltados en grupos hasta la calle y meternos en un taxi para salir a escape de allí. Era la época de los primeros juicios a etarras en la Audiencia Nacional y también habría que poner buen cuidado en no meterte en un bar lleno de borrokas…

J ¿Cuáles han sido los procesos más estimu-lantes durante su carrera?

El proceso más interesante fue, sin duda, el del 23-F por el golpe de Estado de Tejero. Conseguí a través de uno de los abogados el resumen del sumario juez instructor, el general García Escudero, al día siguiente de que em-pezara a difundirlo la agencia Europa Press, que dio la primicia gracias a la labor de su periodista, José Yoldi, entonces mi competidor y luego mi compañero en El País durante más de 20 años. El resumen del sumario, de unos 500 folios, daba para semanas de información, pero como el general García Escudero era consejero de la Editorial Católica, editora del Ya, el periódico para el que yo trabajaba, el director decidió que siguiéramos dando la información de Europa Press para no dar la impresión de que el general lo había filtrado al periódico del que era consejero. Así que, durante semanas, tenien-do nosotros el documento original, estuvimos dando in-formación de agencia. Fue la mayor frustración de mi carrera.

El consejo de guerra del 23-F duró tres meses y tres días en sesiones de mañana y tarde, bajo disciplina mi-litar y con frecuentes incidentes protagonizados por los militares rebeldes. Fue un juicio de alta tensión, muy la-borioso y muy desagradable, que acabó con una senten-cia decepcionante, afortunadamente corregida al alza después por el Tribunal Supremo.

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El juicio que más atención mediática acaparó en esos años fue el del asesinato de los marqueses de Urquijo. Recuerdo que el director del Ya me ordenó comprobar in situ si era cierto que las colas para asistir a la vista se empezaban a formar a las seis de la mañana, cuando las sesiones empezaban a las 10,30.Y en efecto, tras pegar-me el madrugón comprobé que a esa hora había ya un grupo de personas en las escalinatas de las Salesas con un papel pegado en la frente con el número de orden en la cola, algo alucinante…

He informado también de la gran mayoría de proce-sos a etarras, muchos de ellos juicios de ruptura, con los acusados provocando su expulsión del tribunal; de los juicios a los GAL; del proceso a la Mesa Nacional de Herri Batasuna; o como enviado especial a macrojuicios como el caso Almería o el juicio por el asesinato del diri-gente abertzale Santi Brouard, etc.

Y en fin, el último gran juicio, el del juez Baltasar Gar-zón, a contracorriente de toda la derecha mediática y a sabiendas de que la sentencia no podía ser otra que la correspondiente a la operación de derribo patrocinada sin disimulos por la Sala Penal del Supremo. Lo más de-cepcionante fue comprobar el entusiasmo con que algu-nos magistrados de la izquierda judicial se sumaron a ese aquelarre, como colofón a muchos años de envidias y de rencores.

J ¿Por qué, desde su punto de vista, el perio-dismo judicial es clave? ¿Cómo podría mejorar? ¿Qué preparación hay que tener?

Es obvio que en el momento actual el periodismo ju-dicial está desplazando al periodismo de declaraciones políticas y que los procesos por corrupción a la clase po-lítica acaparan la atención informativa. Puede mejorar porque todo es mejorable, pero creo que la calidad de los informadores especializados de Tribunales, muchos de ellos licenciados en Derecho y con muchos años de experiencia a las espaldas, está fuera de toda cuestión. Frente a ellos, hay mucho periodista de investigación, o del corazón, que entra en un proceso como en una cacharrería y que da por buena cualquier revelación de cualquier fuente interesada o perfectamente insolvente. Para el periodismo judicial, la preparación jurídico-pe-nal, bien a través de una licenciatura o por la práctica de muchos años es esencial. Pero a la vista de cómo discu-

rren los tiempos, cada vez se va haciendo más impres-cindible una buena preparación económica para desbro-zar los intrincados circuitos de la corrupción a trasvés de la evasión fiscal, la ingeniería financiera, las comisiones empresariales a toda la clase política, etcétera.

“El jucio por el asesinato de los marqueses de Urquijo fue algo

alucinante ”

Julio Martínez Lázaro

J ¿Cómo prepara la cobertura de los juicios largos?

Lo más importante de la cobertura de los juicios largos o mediáticos reside en la preparación del juicio. Los abo-gados y jueces los preparan antes para anticiparse. No-sotros, los periodistas, debemos prepararnos para inter-pretarlos bien. Cuando uno controla la interioridad del juicio es mucho más sencillo extraer algún comentario jugoso de las vistas o de los informes periciales, porque sabe dónde está el detalle. Así se consiguen titulares con auténtico potencial.

Los periodistas de tribunales tenemos que seguir la tramitación previa al juicio en sí. Para el juicio es esen-cial tener los escritos de conclusiones finales. Particular-mente, me encanta ver el procedimiento entero, ya que es la única manera de conocerlo de verdad. Si no puedes hacer esto, es necesario obtener las conclusiones provi-sionales, las definitivas, las declaraciones de los que van a actuar en el juicio. En definitiva, todos los documentos que constituyen pruebas, aunque lo ideal es haber segui-do el procedimiento antes.

J ¿Cómo logra captar la atención del lector durante un procedimiento de varias semanas o meses?

Nadie puede aspirar a mantener una atención constante del seguimiento mediático en un juicio largo. Siempre hay picos. Los testimonios estrella son clave. Aunque hay casos paradigmáticos donde un alguien del que no esperas que diga nada suelta unas declaraciones increí-bles. Hay que estar en los juicios en todo momento, aun-que creas que va a ser un tostón.

J ¿Qué relación guarda con sus fuentes habi-tuales?

Cuando llegué al periodismo de tribunales no había ga-binetes. Tenías que buscarte la vida con los fiscales, con los abogados, con los jueces... Es más, creo que es muy sano para el derecho a la información que reflejemos una imagen fiel de lo que sucede en la justicia. Y creo que es posible una relación cordial y profesional con los jueces, cada desde su parcela. Te vas dando a conocer poco a poco con tu trabajo si éste es serio, fiable y técni-camente impecable.

MARIA PERAL EL MUNDO

Los periodistas de tribunales tenemos que saber de-recho, porque si no decimos muchas tonterías y pode-mos perder la credibilidad ante gente que sabe más que nosotros en la materia. Al principio estrechas relaciones con los abogados, aunque siempre hay que pedir los es-critos y no fiarte tanto de las palabras. También con los fiscales, ya que éstos defienden la legalidad allá donde esté. Al final vas creando un lazo de confianza que no es muy distinto al que une al periodista con su fuente en otros campos informativos.

J ¿ Y con los gabinetes?

Para los periodistas que buscamos informaciones pro-pias los gabinetes no son de gran ayuda. Ayudan para la información común, pero no dan exclusivas, y por ello interesan poco. Mi objetivo es contactar con la fuente más objetiva e informada sobre un asunto, que normal-mente suele ser el juez. El contacto con los jueces se lo crea cada periodista. Es mejor que los gabinetes no se-pan por dónde andas, porque pueden bloquearte a la hora de conseguir exclusivas para tu medio.

J ¿Cuáles son los juicios que más le han gusta-do seguir como periodista?

Es difícil de seleccionar. Soy mucho de vistas orales y me encantan las tramitaciones previas. Normalmente sigo

la actualidad del Tribunal Supremo y el Tribunal Cons-titucional, donde los procedimiento son muy singulares, de alto nivel, causas especiales... Ahí no suele haber mu-chas audiencias. Cuando tengo mono de audiencias me voy a Plaza de Castilla: juicios de los juzgados penales, audiencias provinciales para las apelaciones... A veces no voy a escribir nada, pero sirve para aprender y ver la sensibilidad de los tribunales para unos determinados asuntos.

Luego ya, y entrando más en casos concretos, me gus-tó especialmente el primero que seguí, el de la desapari-ción de Santiago Corella, alias El Nani. La policía estaba en cuestión durante la etapa de la transición y me resul-tó muy ejemplificador. También me entusiasmó seguir los procesos de ilegalización de Herri Batasuna. Estaba en juego la configuración del estado, y el juicio que llevó Garzón me pareció muy estimulante, me encantó. Se-guimos con mucha intensidad aquellos procesos. Cada juicio pone en su sitio a todo el mundo: abogados, fisca-les y periodistas.

“Los gabinetes no son de gran ayuda para los periodistas que buscamos información propia”

María Peral

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J ¿Cómo ve el estado actual del periodismo ju-dicial en España?

Depende del ámbito en el que te muevas. Empecé a tra-bajar en Ciudad Real, y no es lo mismo el periodismo de provincias que el de una redacción con 300 periodistas, donde cada uno está muy especializado. Los periodistas tenemos la obligación de no estafar a la audiencia que tengamos. Hay que saber de lo que se habla. Si estás en muchos sitios es más fácil equivocarse. Si alguien va a tocar información de tribunales, donde se maneja infor-mación muy sensible y que puede afectar de forma vital a algunas personas, tiene que saber derecho sí o sí.

J ¿Hace falta alguna formación especial para trabajar en la sección de Tribunales?

Personalmente, lo primero que hice cuando me envia-ron a la sección de Tribunales fue ponerme a estudiar Derecho. Así es más difícil que la fuente te engañe o te manipule. A los periodistas que vayan a trabajar en este sección les pediría que se formasen, aparte, por supuesto, de haber estudiado Periodismo. Creo en la titulación de los periodistas, pienso que no es una profesión que pue-de hacer cualquiera; y también pienso que hay que tener conocimiento de la materia de la que se vaya a escribir.

Y luego, creo que existe una gran responsabilidad por parte de las empresas periodísticas en este país, que no están dispuestas a invertir la formación de sus periodis-tas. Existe una cierta responsabilidad compartida entre el periodista y su empresa, pero al fin y al cabo el perio-dista es el máximo responsable de lo que escribe, y no puede equivocarse. Una gran parte de mi trabajo em-pieza cuando se da el cierre del periódico, me quedó es-tudiando, por ejemplo, la prescripción de un juicio que tengo al día siguiente. Creo que cualquiera que aborde una materia tan técnica como el derecho debe saber de lo que está hablando.

GABRIEL GONZALEZ DIARIO DE NAVARRA

J¿Cuál es la preparación habitual para llevar la cobertura de un juicio largo?

La mayoría de los juicios largos que tenemos en Navarra son con jurado popular y tratan casi siempre de críme-nes que fueron noticia. De entrada, lo primero que hay que tener en cuenta es que ha pasado bastante tiempo entre el crimen y el juicio, y por lo tanto hay que docu-mentarse con las noticias que se publicaron entonces y con los escritos de acusación y defensa (que facilita el gabinete) para conocer las diferentes versiones sobre los hechos y las posturas que van a ser objeto de discusión. Con esta documentación es recomendable publicar una noticia previa al juicio, para poner al lector en situación.

El primer día siempre hay que dar espacio al acusado. En días sucesivos, hay que saber equilibrar lo importan-te con lo interesante. Van a ser varios días de juicios, todos con sesiones muy largas, y al día siguiente tienes que darle al lector un motivo para entrar en tu noticia sin perder el rigor ni el equilibrio de lo que se ha visto en la sala. Si lo que ocurre en la vista con testigos y peri-tos tiene poco “gancho” puedes recurrir a una entrevis-ta con familiares, realizar un perfil del acusado... Para eso es muy importante tener contacto con los abogados (con mucho ojo, porque siempre intentarán convencerte de su tesis, y tú tienes que conocerla pero atenerte a lo que veas y escuches) y también estar dentro de la sala, no seguir el juicio desde la sala de prensa del Palacio de Justicia a través de las cámaras.

J ¿Cuáles son sus estrategias a la hora de se-guir la cobertura de un juicio?

La verdad es que es difícil hablar de estrategias a seguir. Cada juicio y cada caso son distintos y no sabes el juego que van a dar hasta que no están en marcha. Lo que sí tienes que estar es muy atento para que no se te escape lo importante y lo interesante. Si el juicio va a más, ga-naré espacio en el periódico, si no tiene interés, con el paso de los días irá perdiendo presencia. Es inevitable. Recuerdo también un caso de una estafa de 2001 que fue muy sonado en su día, pero el juicio tardó, creo, más de siete años en celebrarse. El principal acusado, la cara más visible y mediática, aceptó la condena el primer día del juicio. Y había señalados ¡30 días de juicio! Obvia-mente, a pesar de afectar esa estafa a más de 250 perso-nas y ascender lo estafado a más de 7 millones de euros, sólo tuvo presencia e el periódico en días contados. El caso había perdido muchísimo interés para la opinión pública.

J ¿Cuál es el caso que más le han impresiona-do a lo largo de su trayectoria?

El caso Nagore es el crimen con mayor repercusión me-diática que he vivido. Tal era la expectación que había tardes que en la puerta del Palacio de Justicia había car-teles que decían “Juicio de Nagore. Aforo completo”. La familia y una asociación se concentraban fuera todos los días reclamando justicia. Había muchas suspicacias con el caso, generaba comentarios y comentarios cada día en

“El caso Nagore fue una escuela de periodismo judicial tremenda.

Lo recuerdo agotador ”

Gabriel González internet, tertulias en televisión... Vivir todo aquello fue una escuela de periodismo judicial tremenda. Había que informar abstrayéndose de todo el ruido que se gene-raba a tu alrededor, siendo tremendamente respetuoso con el dolor de una familia, riguroso en cada palabra a la hora de contarlo... Lo recuerdo agotador. Después sa-lió el veredicto y le declararon culpable de homicidio en lugar de asesinato, como pedía la familia. Entonces con-seguí a través de un abogado las preguntas y respuestas del veredicto y al día siguiente las publicamos enteras, explicando a los lectores qué era la alevosía, por qué el jurado no la había apreciado... Fue curioso ver dentro de unas reacciones tan viscerales que generó aquel vere-dicto ver a la gente discutiendo de algo tan jurídico de si había o no alevosía.

En aquel juicio hubo acceso ilimitado de los medios a las imágenes (testigos incluidos y de cara), algo que se hizo para ofrecer una total transparencia pero que generó críticas porque de alguna manera la intimidad de los testigos, por ejemplo, se había visto vulnerada. Aquel caso generó muy buenos ejemplos de periodismo judicial pero también algunos de los peores, sobre todo en televisión, donde primaba el espectáculo sobre el ri-gor. Y aquella intención inicial del tribunal de ser trans-parente contribuyó a facilitar tal cantidad de material que muchos medios utilizaron para hacer espectáculo de algo muy duro y muy serio y que nunca debería tratarse con frivolidad.

J ¿Cómo ve al periodismo judicial en España?

Para exponer la situación actual del periodismo judicial sólo hay que acercarse cualquier mañana a un kiosko, escuchar la radio o ver la tele: la presencia de noticias judiciales es masiva. El periodismo en general se está

judicializando porque la vida en general se está judicia-lizando. Hay procesos que afectan a partidos políticos, gobiernos, instituciones, a la economía doméstica y a las finanzas; al ámbito laboral, a la vivienda, al mundo del corazón...

Esta proliferación de noticias no habla muy bien de la sociedad actual, pero ofrece una oportunidad para ejer-cer el buen periodismo que no deberíamos desperdiciar. Los periodistas, al igual que jueces, fiscales y abogados, siempre salimos mal parados en las encuestas de valora-ción de la ciudadanía. Y sin embargo, día a día sacamos a la luz procesos de indudable interés público que de otra manera seguirían ocultos e impulsamos con nues-tras informaciones procesos que de otra manera no se emprenderían.

El tiempo dirá qué aciertos tuvimos y qué excesos co-metimos, pero si una de las definiciones de periodismo es contar aquello que alguien no quiere que se sepa, creo que estamos ante una de las etapas doradas del perio-dismo judicial.

“El periodismo se está judicializando porque la vida

también lo está haciendo”

Gabriel González

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Me considero un testigo en primera fila de los grandes acontecimientos bélicos, so-ciales, políticos y deportivos de los últimos 45 años. Un reportero gráfico enamorado del ser humano.

CCC

LAS FOTOGRAFIAS

POR FERNANDO MUGICA

La imagen representativaLas imágenes deportivas suelen representar mejor que ninguna otra el momento decisivo de un acontecimien-to. Lo normal es que congele la acción en estado puro: el momento en que el puño de un jugador impacta en la cara de otro o la alegría desbordante del abrazo después de un gol. En ocasiones, la fotografía de deportes es el reflejo de todo el acontecimiento en su conjunto. ¿Cómo pudo ganar el Real Madrid al Barcelona? ¿En qué falla-ron nuestros jugadores o cuáles fueron sus aciertos? La imagen que comentamos no ganaría un premio en fo-tografías de acción pero representa la labor impecable de un conjunto de trabajadores en la tarea de rodear y entorpecer a la estrella del equipo contrario, en este caso a un jugador de fútbol espectacular como es Messi.

Simplificar en una imagen la comprensión de un hecho es una de las tareas más eficaces y difíciles que pueden darse en la fotografía de prensa. Exige, una vez más, la reflexión del fotógrafo, que no es un mero mecánico con reflejos suficientes para enfocar y detener una acción. Condensar un hecho en una imagen es más difícil y me-nos frecuente. Si se consigue, la imagen no puede ser más eficaz.

La estetica como simbolo de la importancia del hecho

En ocasiones, la fotografía debe ser más simbólica que explícita. El Papa hace su última salida del Vaticano. Via-ja a bordo de un helicóptero, distante de la prensa. No se le puede ver la cara ni, por tanto, los sentimientos que le embargan en ese momento (algo que sería deseable en una fotografía descriptiva de ese momento). El Mundo opta por una fotografía simbólica que puede representar para la Historia el emocionante y grandioso momento vivido en el último día de febrero de 2013. Los elemen-tos estéticos predominan sobre los descriptivos. El cielo anaranjado del atardecer refleja el momento del ocaso. La silueta negra del helicóptero destaca junto a las gran-des esculturas que representan los grandes hombres de la Iglesia en el pasado. Se pierde su estructura pétrea. El contraluz iguala en el tiempo figuras tan dispares como el helicóptero y las estatuas. Es probable que en el futuro veamos esta imagen como la representación histórica de los últimos momentos de Benedicto XVI cerca del Vati-cano. En ocasiones, la estética debe suplir a la falta de cercanía que impiden otros elementos de información.

Claridad y eficacia en el mensaje

La renuncia del Papa ha dado lugar estas semanas a nu-merosas fotografías en las portadas de los medios de co-municación. Abarcan las facetas positivas y negativas de lo que debe y no debe ser una fotografía de prensa. Entre las imágenes de Benedicto XVI rodeado de multitudes destacamos como muy positiva la publicada en la porta-da de La Razón.

En primer lugar es una foto editada suficientemente grande como para apreciar con claridad los detalles. Una fotografía de prensa debe ser, generalmente, la imagen de una persona concreta. Cuanto más importante sea la persona más fácil será que esa imagen consiga ser publi-cada. En el caso del papa no hay duda de esa relevancia. La imagen debe ser clara y el mensaje que lanza, muy directo. En este caso se ve al Papa de frente y se puede apreciar claramente su gesto, su estado de ánimo.

Se ve también con claridad que está rodeado de una mul-titud de fieles que lo aclaman. No se ven sus rostros pero su actitud, el movimiento de sus brazos es inequívoco. Para darle un matiz local, ya que la foto se publica en un periódico español, se puede apreciar muy cerca del Papa las banderas españolas que ondean con entusiasmo. La fotografía es nítida, esta muy bien enfocada y contiene todos los elementos que se necesitan: el amor a un Papa bien visible en uno de sus últimos actos públicos.

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Ni descriptiva, ni estetica

Podría ser el ejemplo perfecto de lo que no es una fo-tografía de prensa. No se ve el rostro del protagonista. Sabemos que es él por el solideo y un trozo de sotana blanca pero podría ser, por su pelo blanco, perfectamen-te, el Papa emérito. Al no vérsele el rostro no tenemos información de su estado de ánimo, de su aspecto físico, de cómo encara el momento histórico que vive. ¿Acaso la imagen quiere representar que el Papa da la espalda a los fieles? Supongo que no. Tampoco es la última ima-gen, ya que después de ese día se le volvió a ver.

El micrófono en primer plano rompe cualquier estética posible en la imagen. No se ve con claridad el lugar en el que se desarrolla la escena. A duras penas se adivina el interior de la cúpula del Vaticano. No se sabe si está solo o está acompañado. Todo hay que imaginárselo. No es descriptiva por tanto, y tampoco reúne las condicio-nes estéticas o simbólicas para que pueda ayudar a la comprensión de la grandeza del momento. Es una mala fotografía de prensa y una mala elección para la porta-da. Difícilmente conmoverá a nadie. El mensaje en una fotografía de prensa debe ser claro y evidente.

La sencillez de una informacion interesante

No hace falta más. Una buena fotografía de prensa no necesita de la espectacularidad de los grandes angula-res, de las tomas forzadas o de los grandes teleobjetivos para ser eficaz.

La imagen que plantea en su portada Diario de Navarra es perfecta en su sencillez. Cualquier cosa que ataña al Papa en estas fechas puede ser interesante. Las sotanas que vestirá son de interés público. Un sastre de Roma enseña con rostro de satisfacción el escaparate de su tienda donde se exhiben esas prendas. Se ha empleado un objetivo fotográfico simple, pudiera ser un 50 milí-metros, una lente que ve un campo de visión enfocado muy parecido al que capta el ojo humano.

Podría haberse adornado con espectadores curiosos o con algún aspecto que nos indique dónde está situada la tienda. El fotógrafo ha elegido conscientemente la sencillez y la eficacia. El mensaje claro, la descripción informativa sin más adornos. No será una imagen histó-rica ya que carece de simbolismo. Es puramente prácti-ca. Sólo pretende dar los mayores detalles posibles de lo que describe. A veces, es más que suficiente.

El ser humano como medida de las cosas

Los sucesos son difíciles de fotografiar frente a lo que pudiera parecer. Normalmente no describen el momen-to del hecho sino sus consecuencias. La imagen de un niño que salta al vacío en un incendio puede ser la ins-tantánea más espectacular y dramática. Pero es muy difícil que el suceso se produzca mientras el fotógrafo enfoca su cámara en ese lugar. Lo normal es llegar más tarde. El espectador quiere ver en ese caso el resultado de la tragedia. La imagen que comentamos muestra el incendio devastador de una fábrica de calzado en Logro-ño. El fotógrafo del diario La Rioja ha tenido en cuenta, a pesar de no haber vivido el acontecimiento en directo, algo esencial en todos los sucesos: el factor humano. En la imagen se ve claramente el edificio dañado y la magnitud del incendio. Pero se añade al ser humano que debe sufrir las consecuencias. No se le ve el rostro pero puede adivinarse lo que siente. Está solo ante los hechos. Su imagen está colocada en un lugar en el que su silueta destaca sin interferencias (un fondo liso azul cla-ro). Sus brazos en jarras parecen indicar determinación: “Volveremos a empezar”. Se respeta su intimidad a la vez que se da información. La reflexión del fotógrafo es la que le ha llevado a conseguir una imagen que aporta más que un edificio calcinado.

La distancia adecuada

En la fotografía de prensa, hay ocasiones en las que la clave es la distancia relativa en la que sitúan los suje-tos fotografiados. Una simple visita de la Familia Real a la clínica madrileña donde convalece el Rey es muy demostrativa. En primer plano podemos ver a la reina. Está muy sonriente y tiene un aire activo y relajado. Sin duda es la pose de la propia reina la que marca esos de-talles pero también está claro que el fotógrafo ha elegido ese momento distendido. La reina quiere reflejar nor-malidad. El Rey atraviesa por momentos de zozobra por su delicada salud, por su deteriorada imagen pública e incluso por su destino. La imagen de una reina vigorosa y distendida viene a ser como un bálsamo para todo ello.

Pero es la distancia de las infantas lo que marca de al-guna manera la esencia de la foto. La Infanta Cristina está al frente de una actualidad cruel por los avatares judiciales de su marido. En la imagen, las dos infantas, una a cada lado, refuerzan la idea de unidad en la fami-lia real. Están cerca pero a una distancia prudente. Es difícil de saber si el fotógrafo ha sido consciente de todo ello a la hora de plasmar la fotografía. Pero me atrevería a decir que sí. Muy consciente. Y por eso su imagen está viva, tiene fuerza y responde a la actualidad, una bue-na combinación disfrazada de instantánea espontánea. Toda fotografía de prensa está precedida por un acto de reflexión.