métodos exegéticos 12 redacción

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80 12. La redacción Hacia la década de los 50 del siglo pasado introdujo Hans Conzelmann en su obra “El centro del tiempo” otro método de estudio de los sinópticos, centrado en primer lugar en la redacción de la obra lograda por el agiógrafo a partir de sus fuentes escritas y orales; en última instancia busca- ba ese método mostrar la visión teológica del autor con base en la propia redacción de los escritos que tuvo a mano y de las tradiciones orales en que él mismo debió estar inmerso. Conzelmann denominó al principio ese método “historia de la redacción”, después le puso “crítica redaccio- nal”. El método parte pues del texto tal cual ha llegado hasta nosotros y analiza todos sus detalles para evidenciar el perfil redaccional del autor; con todo, el procedimiento no se limita al estudio meramente interno de la obra, sino que tiene muy en cuenta que los escritos y tradiciones insertos en la obra tienen tras sí un recorrido histórico, aspecto que se comprueba comparando, p. ej., uni- dades textuales comunes a los evangelios sinópticos y a Juan. La comparación de un evangelista con los otros aporta además puntos de vista respecto al carácter propio de cada uno desde los puntos de vista estilístico y teológico. La investigación de la redacción puso de manifiesto el perfil propio de cada evangelista, que según su propia experiencia redactó la obra respectiva sobre la persona y la vida de Jesús, sus di- chos y hechos, acentuando estos o aquellos aspectos, de acuerdo al momento histórico que vivió dentro de determinada situación comunitaria. Ahora bien, la libertad que tuvieron para lograr su tarea estuvo bastante determinada por la finalidad, también comunitaria, de conservar lo más fielmente posible la tradición sobre Jesús. La investigación de la redacción ayuda a distinguir los acentos interpretativos propios de los evangelistas en comparación con las tradiciones escritas y orales reelaboradas por ellos; por otra parte, también puede servir para depurar un tronco común de tradiciones cultivadas por el cristia- nismo primitivo, que arrojen una imagen teológica de la Iglesia de aquella época. Los evangelistas debieron proceder en varios pasos. En primer lugar, cada uno dispuso de fuen- tes que de alguna forma llegaron a sus manos. Segundo, no todo el material a disposición parece haber sido incorporado en sus respectivas obras; así lo insinúa, p. ej., el vacío lucano: la sección 6,45-8,3 de Mc fue descartada por Lc - si el evangelista realmente la tuvo a disposición; o la supresión del exorcismo de Mc 1,21-28 por parte de Mt. Tercero, los textos escogidos de entre las fuentes, empezando por las fuentes amplias (como las dos fuentes Mc y Q de que se sirvieron Lc y Mt), siguiendo por pequeñas colecciones (de las que debió servirse Mc) y el relato de la pasión, y terminando por los textos de procedencia indepen- diente, fueron dispuestos por cada evangelista de acuerdo a su visión personal sobre el orden de los dichos y hechos de Jesús; los textos seleccionados se debían pues disponer de forma que arro- jaran una “story”, un relato continuo, una relación de episodios con inicio y desenlace y, según se constata observando los cuatro relatos evangélicos, ellos difieren considerablemente el uno del otro. Cuarto, como lo muestra la comparación sinóptica, los evangelistas no reprodujeron el material escogido de forma literal, no eran meros copistas, sino que lo reelaboraron ampliamente de acuerdo a su estilo individual, a sus tendencias, a sus preferencias de uso del lenguaje, explica- bles por su desarrollo biográfico dentro de su entorno social, cultural y religioso; este estilo se puede evidenciar en su recurso significativo a elementos como extensión y formas de la oración, clases de palabras, figuras estilísticas, vocabulario, etc. Quinto, el relato evangélico logrado por cada evangelista se caracteriza no sólo por el cuño esti- lístico redaccional, sino ante todo por el perfil teológico que se deduce de la redacción, por los acentos interpretativos propios de cada uno. Las investigaciones redaccionales han logrado iden-

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Métodos Exegéticos

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  • 80

    12. La redaccin

    Hacia la dcada de los 50 del siglo pasado introdujo Hans Conzelmann en su obra El centro del tiempo otro mtodo de estudio de los sinpticos, centrado en primer lugar en la redaccin de la obra lograda por el agigrafo a partir de sus fuentes escritas y orales; en ltima instancia busca-ba ese mtodo mostrar la visin teolgica del autor con base en la propia redaccin de los escritos que tuvo a mano y de las tradiciones orales en que l mismo debi estar inmerso. Conzelmann denomin al principio ese mtodo historia de la redaccin, despus le puso crtica redaccio-nal. El mtodo parte pues del texto tal cual ha llegado hasta nosotros y analiza todos sus detalles para evidenciar el perfil redaccional del autor; con todo, el procedimiento no se limita al estudio meramente interno de la obra, sino que tiene muy en cuenta que los escritos y tradiciones insertos en la obra tienen tras s un recorrido histrico, aspecto que se comprueba comparando, p. ej., uni-dades textuales comunes a los evangelios sinpticos y a Juan. La comparacin de un evangelista con los otros aporta adems puntos de vista respecto al carcter propio de cada uno desde los puntos de vista estilstico y teolgico. La investigacin de la redaccin puso de manifiesto el perfil propio de cada evangelista, que segn su propia experiencia redact la obra respectiva sobre la persona y la vida de Jess, sus di-chos y hechos, acentuando estos o aquellos aspectos, de acuerdo al momento histrico que vivi dentro de determinada situacin comunitaria. Ahora bien, la libertad que tuvieron para lograr su tarea estuvo bastante determinada por la finalidad, tambin comunitaria, de conservar lo ms fielmente posible la tradicin sobre Jess. La investigacin de la redaccin ayuda a distinguir los acentos interpretativos propios de los evangelistas en comparacin con las tradiciones escritas y orales reelaboradas por ellos; por otra parte, tambin puede servir para depurar un tronco comn de tradiciones cultivadas por el cristia-nismo primitivo, que arrojen una imagen teolgica de la Iglesia de aquella poca. Los evangelistas debieron proceder en varios pasos. En primer lugar, cada uno dispuso de fuen-tes que de alguna forma llegaron a sus manos. Segundo, no todo el material a disposicin parece haber sido incorporado en sus respectivas obras; as lo insina, p. ej., el vaco lucano: la seccin 6,45-8,3 de Mc fue descartada por Lc - si el evangelista realmente la tuvo a disposicin; o la supresin del exorcismo de Mc 1,21-28 por parte de Mt. Tercero, los textos escogidos de entre las fuentes, empezando por las fuentes amplias (como las dos fuentes Mc y Q de que se sirvieron Lc y Mt), siguiendo por pequeas colecciones (de las que debi servirse Mc) y el relato de la pasin, y terminando por los textos de procedencia indepen-diente, fueron dispuestos por cada evangelista de acuerdo a su visin personal sobre el orden de los dichos y hechos de Jess; los textos seleccionados se deban pues disponer de forma que arro-jaran una story, un relato continuo, una relacin de episodios con inicio y desenlace y, segn se constata observando los cuatro relatos evanglicos, ellos difieren considerablemente el uno del otro. Cuarto, como lo muestra la comparacin sinptica, los evangelistas no reprodujeron el material escogido de forma literal, no eran meros copistas, sino que lo reelaboraron ampliamente de acuerdo a su estilo individual, a sus tendencias, a sus preferencias de uso del lenguaje, explica-bles por su desarrollo biogrfico dentro de su entorno social, cultural y religioso; este estilo se puede evidenciar en su recurso significativo a elementos como extensin y formas de la oracin, clases de palabras, figuras estilsticas, vocabulario, etc. Quinto, el relato evanglico logrado por cada evangelista se caracteriza no slo por el cuo esti-lstico redaccional, sino ante todo por el perfil teolgico que se deduce de la redaccin, por los acentos interpretativos propios de cada uno. Las investigaciones redaccionales han logrado iden-

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    tificar acentos claros en los evangelistas, p. ej., en Mc la incomprensin de los discpulos, la peti-cin reiterada de Jess de que se guarde silencio sobre sus acciones taumatrgicas para evitar la comprensin incompleta del misterio de su persona; en Lc la preocupacin por los pobres, la in-sistencia en la oracin, su comprensin de la historia de salvacin; en Mt el nfasis en la justicia, su conviccin del rechazo del pueblo judo de la oferta salvfica y su apertura a los paganos; en Jn Jess revela la vida al mundo y manifesta el amor fraterno a los suyos. Es evidente que este paso metodolgico se aplica a los evangelios. Por supuesto, entre los cua-tro evangelios Mt y Lc, que tienen abundantes textos comparables con Mc, y adems un buen nmero de textos comunes basados en Q, permiten distinguir buenos perfiles redaccionales esti-lsticos y teolgicos; el evangelio de Jn, como se sabe, posee un nmero considerable de textos comparables con los sinpticos, cuya comparacin corrrobora su estilo y su visin teolgica par-ticular. Mc, segn la teora de las dos fuentes, slo es comparable en los dichos comunes que tie-ne con Q; no obstante, ahondando en su estilo ha sido posible delinear su visin teolgica.

    12.1. Criterios metodolgicos

    Cmo reconocer la redaccin en un texto evanglico. 1. En general, la comparacin sinptica, cuando el texto que se estudia tiene paralelos en los otros evangelios, muestra que ste suele integrarse en la obra ante todo mediante ajustes en el encabe-zamiento y al final, de forma que encaje en el hilo expositivo o narrativo del evangelio; entre es-tos ajustes hay datos de lugar y tiempo, los evangelistas buscan ubicar el texto dentro del contex-to, lograr la transicin de una a otra unidad. Cuando el texto que se investiga no tiene paralelos en los dems evangelios, se parte del estilo del autor, que se reconoce por diversos signos, p. ej., por el vocabulario favorito (estadsticas de palabras recurrentes probablemente procedentes de la pluma del evangelista), por su estilo gramatical, para identificar los ajustes mencionados. 2. La composicin o redaccin en su globalidad se estudia atendiendo al marco geogrfico y cro-nolgico, que difiere de un evangelista a otro; en segundo lugar, en la tcnica de composicin re-currente en el autor (medios gramaticales, vocabulario empleado para enganchar los episodios, criterio utilizado para lograr el hilo narrativo o expositivo, p. ej., por la homogeneidad de la mate-ria, Mt, o por criterios ms bien cronolgicos, Lc), un tercer punto de vista lo aporta la considera-cin de las posibles razones teolgicas por las que ste o aquel evangelista omiti textos que s trae otro u otros evangelistas. 3. Los temas de inters para cada evangelista tienen mucha importancia en la redaccin, p. ej., en Mc el denominado secreto mesinico; en Mt la cuestin de la justicia; en Lc su preocupacin por los pobres, su nfasis en la oracin. 4. Las obras responden a la situacin en la que el autor y su comunidad viven inmersos, abordan problemas actuales y plantean pautas de solucin fundamentndolos en la vida, predicacin y ex-periencia de Jess. Aquella posible situacin es tambin parte constitutiva del aspecto redaccional de la obra.