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LCDE037 - Keith Luger - El Hombre Que Vino Del Año 5000

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KEITH LUGER EL HOMBRE QUE VINO

La conquista del espacio N037

KEITH LUGEREL HOMBRE QUE VINO DEL AO 5000

Coleccin LA CONQUISTA DEL ESPACIO n. 37

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.BARCELONA BOGOTA BUENOS AIRES CARACAS MEXICO

Depsito Legal B 6.095 1971Impreso en Espaa Printed in Spain 1.% edicin: abril, 1971

KEITH LUGER 1971 Sobre la parte literaria TRIAY 1971Sobre la cubierta

Concedidos derechos exclusivos a favor de EDITORIAL BRUGUERA, S. A. Mora la Nueva, 2. Barcelona (Espaa)Impreso en los Talleres Grficos de Editorial Bruguera, S. A. Mora la Nueva, 2 Barcelona 1971

Todos los personajes y entidades privadas que aparecen en esta novela, as como las situaciones de la misma, son fruto exclusivamente de la imaginacin del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes, entidades o hechos pasados o actuales, ser simple coincidencia

CAPITULO PRIMERO

Lo siento, seor Riley, pero debo decirle la verdad. Es lo que yo quiero, doctor Lowell. Que me diga la verdad. A eso vine. Lo suyo es cncer.Mark Riley, de veintiocho aos, alto, moreno, de ojos verdes, atirant los msculos.Cncer, doctor Lowell? S.Muy avanzado? Avanzadsimo.Qu me dice del quirfano? No hay solucin quirrgica. Usted se ha descuidado mucho, seor Riley. Si hubiese venido hace tres meses, se podra haber hecho algo. Aunque soy de la opinin que la operacin quirrgica slo habra servido para alargarle un ao ms la vida.Mark Riley se pas la mano por el cabello, y luego hizo la pregunta que le quemaba en los labios Cunto tiempo me queda?El doctor Lowell no contest. Hizo como que consultaba unos papeles en su mesa. Doctor, le he hecho una pregunta. Cunto me queda de vida?El doctor Lowell alz los ojos, detenindolos en el rostro de su paciente. No ms de dos meses, seor Riley. Gracias. Ha sido muy amable. Ya le he dicho que lo senta.Mark Riley comprendi que ya no podra volver a pilotar un avin. Trabajaba desde haca seis aos para una de las ms fuertes compaas de los Estados Unidos. Pilotaba los Jumbo, aquellos gigantescos aviones. Haba sido feliz porque, entre otras cosas, se iba a casar con la mujer ms preciosa del mundo, con Paula Jones, la hija de uno de los vicepresidentes de la compaa.Ya haba comprado la casa cerca de Nueva York, a la orilla del Hudson. Una casa maravillosa, con una terraza que daba al mismo ro. Naturalmente, no podra estar siempre con Paula Jones, pero, entre vuelo y vuelo, seran dichosos, y alguna vez Paula le acompaara a Pars, a Tokio o a cualquier otra ciudad.Todo eso haba saltado por los aires. Estaba condenado a muerte. Su situacin era como la de un asesino que estuviese esperando el momento de recibir la descarga en la silla elctrica, o a punto de respirar el gas letal que lo enviase al otro mundo.No tena salvacin. Gracias, doctor Lowell dijo con voz ronca. Abandon la consulta y pase por Central Park durante dos horas. De vez en cuando, se detena para ver jugar a los nios.La vida era maravillosa. Sonri con sarcasmo ante aquel pensamiento. Consult su reloj. Estaba citado con Paula Jones a las once en el restaurante del hotel Plaza para almorzar.Lleg con un poco de retraso.Paula Jones, esplndida, maravillosa, ocupaba ya una mesa. Mark, llegas tarde. Perdname. Tuve que hacer.Ella haba pedido un martini y Mark encarg otro para l.Paula dijo: Mark, no saba que conocisemos a tanta gente. Imagnate, ya voy por el nmero trescientos entre los invitados a la boda. Y todava faltan los tuyos. Imagino que nos reuniremos cerca de quinientos.Mark cerr los ojos con fuerza. Tena que armarse de valor. Paula, tengo algo importante que decirte. Paula sonri. No me digas que eres casado y que te tienes que divorciar para no ser un bgamo.Mark sonri con amargura. No, Paula, nunca me cas. Slo quera casarme contigo.Queras? Es que ya...? Tengo cncer la interrumpi.Fue brutal, pero tena que serlo. No, no poda andarse por las ramas en aquella situacin.Vio cmo el rostro de Paula perda el color.Qu es lo que has dicho, Mark? Cncer, y no hay lugar a dudas. Me han examinado durante una semana. Y eleg a uno de los mejores especialistas. El doctor Peter Lowell. Slo me ha dado un par de meses de vida.Paula bebi un largo trago del vaso. Oh, Mark... Pobre Mark.Slo dijo eso.El camarero trajo el otro martini.Mark no lo prob. Estaba esperando que ella hablase. Mark... y no pudo seguir. Paula... No hay futuro para nosotros... Quiero que hagas una cosa. Que te levantes de esa silla y te marches. No te volver a ver... Eres una estupenda chica. Lo renes todo, belleza, inteligencia... Encontrars a otro hombre muy pronto, y yo slo ser un recuerdo para ti.Paula se levant.Mark alz los ojos y se encontr con los de ella. Mark, quiero que sepas...De pronto, ella se mordi el labio inferior y se march.All qued a solas Mark. No, ella no haba podido decirle nada despus de su confesin. Pero no poda recriminarla. Paula no poda hacer aquel sacrificio, casarse con un enfermo de cncer que iba a morir en pocas semanas.Hizo una seal al camarero y pag la cuenta.Una hora ms tarde estaba en su apartamento, paseando de una pared a otra.Qu poda hacer durante aquellos dos meses, o quiz menos, que le quedaban de vida? Quedarse en el apartamento y emborracharse todos los das? No, no era hombre de esa clase. Su aficin era la pesca. As haba conocido a Paula. El padre de ella lo haba invitado a pescar truchas en una finca que posean en el Norte, prxima a la frontera canadiense.Ya estaba decidido. Ira a un pueblecito de la costa. Alquilara una casa y pasara los ltimos das de su vida pescando. Hasta que llegase el final.Prepar su equipaje en poco tiempo. Un hombre que iba a morir no necesitaba mucho.Eligi un par de caas, los carretes y los anzuelos. Luego abri un mapa sobre la mesa y estuvo observando la costa de Maine. Record que un amigo pescador le haba hablado de Rockland. Un poco ms arriba estaba Glen Cove, donde abundaba la pesca.No necesitaba despedirse de nadie. Ya se haba despedido de la nica persona que le importaba en el mundo, de Paula Jones.La compaa de aviacin, desde que se dio de baja, le enviaba su sueldo al Banco, y llevaba el talonario consigo.Poco despus, viajaba en su coche hacia Rockland. Slo hizo las paradas necesarias para comer o para llenar el tanque de gasolina.Llegado a Rockland, entr en una casa de artculos de pesca. Pregunt al empleado sobre Glen Cove y recibi la respuesta de que encontrara casas por alquilar. Le escribi en una tarjeta el nombre de Eric Dane, un agente de Bienes Races.Eric Dane result ser un hombre simptico. Puede elegir entre media docena de casas, seor Riley. Prefiero una que est cerca del mar y que no sea demasiado grande. Tengo lo que necesita.La casa le gust a Mark. Slo tena un living, un dormitorio y un cuarto de bao, con una terraza que daba a la costa.Acordaron el precio inmediatamente y Mark pag dos mensualidades.El seor Dane se despidi, desendole buena pesca. Mark Riley durmi aquella noche de un tirn, tras el cansancio del viaje.A la maana siguiente, fue a un almacn del pueblo con la intencin de comprar provisiones. Estaba eligiendo unas latas de conservas cuando, al volverse, tropez con una mujer.Ella tambin haba cogido unas latas, que se le cayeron al suelo. Perdn dijo Mark.Cogi las latas de ella y se las entreg. Entonces pudo ver su rostro. Era una joven de unos veinticuatro aos, morena, de ojos verdes, rostro muy bello. No tuvo importancia dijo ella.Se hizo cargo de las latas de conservas que l le alargaba y se apart.Mark compr lo que necesitaba y sali del almacn. Vio otra vez a la joven, que estaba intentando poner en marcha un jeep, pero no lo consegua.Puedo ayudarla? Soy Mark Riley. Susie Garland. Encantado, seorita Garland. Estuve muy torpe ah dentro, cuando tropec con usted, y si ahora la puedo compensar...Entiende de motores?Mark iba a contestar: Soy piloto de aviacin. Pero no lo dijo. S, algo.Hizo un examen del motor y regres junto a Susie Garland. No apriete el acelerador, seorita Garland. Y cierre el starter.Susie hizo lo que l le peda. Dle ahora a la llave de contacto.Susie hizo girar la llave de contacto y el motor se puso en marcha. Gracias, seor Riley. No hay de qu. Hasta la vista.La joven se march en el jeep.Mark vio a un empleado en la puerta del almacn.Me puede decir quin es ella? La doctora Susie Garland.Doctora? S, pero no ejerce en Glen Cove.Casada? No, vive con su to. Tambin es doctor. Se llama Douglas Hollman. Son unos tipos raros.Por qu los llama as? Viven en una casa solitaria, muy lejos de la poblacin. En el cabo que hay ms all de la baha.El empleado se ech a rer y luego prosigui. Dicen que el doctor Hollman hace extraos experimentos.Qu experimentos? Nadie lo sabe y por eso dicen que son extraos. Bueno, yo una vez fui con provisiones. Entonces no estaba con el doctor Hollman la seorita Garland, y o ruidos muy extraos.Desde cundo est la doctora Garland con su to? Ella lleg hace cosa de un mes. Al doctor Hollman le gusta mucho pescar. Por las maanas, se embarca en una canoa. Ya lo ver usted por ah si tambin viene a pescar. Gracias por su informacin.Mark se fue a su casa y meti en el frigorfico las provisiones.Cogi una de las caas, la ms flexible, y su bolsa, y se dirigi hacia la costa, ms all de la baha.A lo lejos vio el cabo y la casa solitaria. Era la nica que haba all y, por tanto, tena que ser la del doctor Hollman.Pesc unos cuantos camarones para usarlos como cebo. Se situ ante las rocas y lanz al agua el anzuelo. Al cabo de unos minutos, la caa le dio una sacudida. Cobr hilo y poco despus vio el enorme dentn de casi cinco kilos que haba mordido su anzuelo.Luch con el pez durante quince minutos y por fin lo sac. Era una gran pieza y se sinti satisfecho. Su amigo no lo haba engaado. Aqul era un buen lugar para la pesca.Durante la hora siguiente, pesc otros dos dentones, aunque no del mismo tamao que el primero. Se sinti fatigado. Casi se ahogaba. Su enfermedad segua su curso.Regres a su casa casi agotado y ni siquiera cen. Se tendi en la cama y poco despus qued dormido.Despert a la maana siguiente, muy temprano, a las seis. Se prepar un desayuno abundante, pero no comi ni la mitad de lo que haba cocinado. De nuevo cogi su caa y la bolsa y se march al lugar que ya conoca.Despus de pescar los camarones, lanz el anzuelo. Descubri un bote que haba aparecido por entre las rocas. Dentro iba un hombre.La canoa tena el motor fuera borda. Haba salido de entre las rocas con demasiada velocidad.Mark vio lo que iba a pasar. Dese equivocarse, pero no le fall su clculo.El hombre que tripulaba la canoa la quiso desviar, pero lo hizo demasiado tarde.La lancha choc contra una roca que estaba a flor de agua.Sobrevino un estallido.El hombre sali lanzado desde la canoa y cay en el mar, que estaba muy agitado por aquella parte. Mark no lo pens. Dej caer la caa que tena en la mano, salt de roca en roca y se arroj de cabeza al mar.Subi a la superficie y mir hacia el lugar en donde haba visto por ltima vez al hombre, pero ya haba desaparecido.

CAPITULO II

Mark Riley se zambull una vez ms, y brace. Vio al hombre como a unos cinco metros.Logr alcanzarlo por la cintura y lo atrajo hacia arriba.Aquel hombre haba perdido el conocimiento.Mark nad hacia la costa. Por fortuna, estaba muy cerca. Con no poco trabajo, subi al desvanecido a la roca.Mark se tom un descanso de unos segundos y luego le hizo al nufrago la respiracin boca a boca. Aquel hombre volvi en s.Qu pas? Su canoa choc contra una roca. Oh, s, lo recuerdo.Era un hombre de unos sesenta aos, de cabello blanco.A quin le debo la vida? Soy Mark Riley, pero no me debe nada.Cmo que no? Si no hubiera sido por usted, yo estara convertido en carnada para los peces... Oh, perdone, soy el doctor Douglas Hollman. Lo supona.Ah, s? Conoc ayer a su sobrina, doctor Hollman. Douglas Hollman empez a dar diente con diente. El agua est fra sonri Mark , eh, doctor? S, y ser mejor que vayamos a mi casa. Pero mi canoa se destroz. Lo llevar en mi coche. Es usted muy amable. Siento estropearle su sesin de pesca. Descuide, tengo mucho tiempo para pescar.Mark se dio cuenta de que su frase careca de sentido. No iba a tener mucho tiempo. Todo lo contrario. Le quedaba muy poco para pescar y seguir respirando. Fueron a la casa de Mark y ste sac el coche. Viajaron hacia el cabo.Susie Garland vino corriendo por un jardn. To, qu ha pasado? Naufragu. Pero no te preocupes. Ya estoy bien. Creo que ya conoces a mi ngel de la guarda, Mark Riley. Hola, seorita Garland.Ella salud con un movimiento de cabeza. Entraron en la casa. Haba un living muy grande. Srvase una copa mientras atiendo a mi to, seor Riley dijo Susie.El doctor Hollman y Susie subieron una escalera. Mark se acerc al bar y se prepar un whisky. Al cabo de un rato, baj Susie. Seor Riley, usted tambin tiene las ropas mojadas. No hubo tiempo para cambiarme. Por fortuna, tiene la misma talla que mi to. Por favor, acompeme y le dar ropa seca. La verdad es que se lo agradecer. Yo tambin me estoy quedando helado, a pesar del whisky.Subi con ella y Susie lo hizo entrar en un dormitorio. En seguida vuelvo.Reapareci trayndole ropa interior, una camisa, un grueso suter y unos pantalones de pana. Creo que le ir todo bien, seor Riley. Me conformar, aunque no est a la ltima moda. Susie sonri. Quiz le convenga tomar un bao caliente. De acuerdo. Le espero en el living.Mark Riley, al quedar a solas, se desvisti y tom el bao caliente. Se frot vigorosamente y, de pronto, sinti una aguda punzada en el pecho. Casi se desplom y tuvo que apoyarse en la pared.Era el maldito cncer. Aquel fro que se le haba metido en los huesos empeorara su situacin.Se visti con lentitud, porque el dolor de su pecho iba en aumento.Baj al living.Douglas Hollman estaba sentado en un silln y Susie preparaba bebidas en el bar.A qu se dedica, seor Riley? pregunt el doctor Hollman. Soy piloto civil.

De vacaciones? S contest Mark porque no quera decir la verdad, que aqullas eran las ltimas vacaciones que disfrutaba antes de emprender el viaje al Ms All.La joven vino sonriente hacia l con un vaso de whisky. Tome, beba. Gracias.Mark bebi un trago y sinti aquel dolor, un dolor agudo, terrible. Vio el bello rostro de Susie Garland entre una nube esponjosa. Todo empez a dar vueltas a su alrededor y se desplom.No supo cunto tiempo haba pasado.Al despertar, se encontr en una cama, en la habitacin que Susie Garland le haba destinado para que se cambiase.El doctor Hollman estaba encima de l, mirndole. Ahora se cubra con una bata blanca y un poco ms all vio a Susie Garland.Cundo empez a sentirse mal, seor Riley? pregunt el doctor Hollman. Oh, no tiene importancia. Pudo ser debido al fro que cog cuando me ech al agua. Mi sobrina y yo somos mdicos, seor Riley, y sabemos la verdad.La verdad?Le hemos examinado. Hemos tenido mucho tiempo para ello. Las dos horas que usted ha pasado sin sentido. Sabe qu enfermedad padece, seor Riley? Quisiera que me hablase con sinceridad. Lo s, doctor. Es cncer. S. Por eso estoy aqu, en Glen Cove. Me dijeron que me quedan menos de dos meses de vida.El doctor Hollman dio un suspiro. El diagnstico es correcto.Tambin est de acuerdo con los dos meses que me quedan de vida? Puede que menos. Quiz slo un mes.Douglas Hollman mir a su sobrina. La joven se adelant hacia el lecho donde descansaba Mark. Seor Riley, usted podra curarse.Cmo ha dicho, Susie? Que podra curarse. Mark arrug el ceo. El empleado del almacn me habl de algunas cosas raras que ocurran en su casa, doctor Hollman. Quiz es eso? Tiene un medio para curar el cncer? No contest Susie . Mi to no puede curar el cncer. Pero usted acaba de decir que me puedo curar. S, pero no depende de nosotros.Y de quin depende?Susie y su to cambiaron una mirada.Se lo dices t, Douglas? S, ser mejor que se lo diga yo.El doctor Hollman clav sus ojos en los de Mark. Seor Riley, llevo haciendo experimentos ms de diez aos.Experimentos sobre el cncer? No.Sobre qu, entonces? Sobre el futuro... Las nociones de espacio y de tiempo son relativas. He sido un entusiasta de las teoras de Einstein... Fui su discpulo... Trabaj con l durante un par de aos, hasta que el propio Einstein me apart de su lado.Por qu? Por miedo.Miedo? S, seor Riley. Einstein tuvo miedo por lo que yo estaba haciendo y, sobre todo, por lo que poda conseguir.Y cul era el fin que se propuso? Hollman se moj los labios con la lengua. Penetrar en el futuro contest con voz ronca.Se refiere a conocer lo que est por llegar? Algo ms que, eso el doctor Hollman hizo una pausa . Quise enviar a un ser viviente a una poca que todava est por llegar.Mark crey que se las tena que ver con un loco. Desvi sus ojos hacia Susie y la vio muy seria. Perdonen, pero todo lo que dicen no tiene sentido para m. Bueno, a decir verdad, he ledo algunas novelas de ciencia-ficcin, y tambin he visto alguna pelcula o telefilme de esas cosas. De hombres que son proyectados al futuro. Y siempre utilizan lo mismo. No lo llaman la mquina del tiempo? S asinti Hollman.Es eso lo que usted ha conseguido, doctor? Una mquina del tiempo? No, exactamente.Y qu es? Quiz tenga muy poco sentido para usted. Pero lo que yo realizo es una disolucin de los tomos. Una qu? El ser viviente est compuesto de tomos, que yo disuelvo.Quiere decir que los hace desaparecer? S.Y luego? Los proyecto hacia el futuro.Cmo puede proyectarlos hacia el futuro? Eliminando el espacio y el tiempo. O quiz sera mejor decir que juego con ambos elementos, el espacio y el tiempo, en mi impulsor.Su impulsor? Impulsor cerebral electrnico. Est bien, doctor. No me d detalles cientficos que desconozco. Usted dice que me podra enviar al futuro. A qu poca? Indudablemente, a un ao en que el cncer haya sido superado, en que tenga la misma consideracin que hoy da tiene entre nosotros un tifus, desde un punto de vista curativo.Y qu poca ser sa? No lo sabemos y, por tanto, tendra que proyectarlo a usted a un tiempo muy lejano.Cul? El ao 5000.Tan lejos, doctor? Es posible que el cncer se pueda curar dentro de cinco, de diez, o de veinte aos. Pero, en su caso, no podemos correr riesgos. Entiendo, contra ms lejos me mande en el tiempo, ms probabilidades existirn de curar el cncer. Exacto. Y por eso he pensado en el ao 5000, al objeto de que no haya lugar a dudas.Mark se ech a rer.Estoy soando, doctor? No.Est seguro?Susie cogi algo de la mesilla de noche y alarg la mano hacia Mark, el cual peg un grito. Eh, qu hace, Susie? Le he pinchado con un alfiler para que se cerciore de que no est soando. De acuerdo. Ya no tengo ninguna duda. Estoy despierto. Sigamos hablando de su famoso experimento, doctor Hollman. Lo ha probado ya? S.Con seres humanos? Me va a decir que usted ha estado en el ao 2000 o en el 3000? No, no he podido hacer la prueba conmigo.Con su sobrina? Tampoco. Slo he hecho experimentos con animales.Qu clase de animales? Conejillos de Indias. Y dgame una cosa, doctor. Cmo sabe usted que envi esos conejillos al futuro? Todos volvieron. O sea que usted los enva al futuro, y los hace regresar. Exactamente.Cuntas veces ha realizado el experimento? Seis veces.A qu poca los mand? Los dos primeros al ao 2000, los dos siguientes al 3000, y los dos ltimos al 4000.Cmo puede hacerlos regresar? Provocando una disolucin de tomos a la inversa. Esos conejillos de Indias volvieron de las pocas a las que usted los envi. Qu conclusiones sac? Los conejos volvieron en perfecto estado.Cunto tiempo estuvieron en esas pocas? El primer conejo slo permaneci un da. Luego fui aumentando la dosis de tiempo. El sexto conejillo que envi, lo tuve en el ao 4000 durante tres semanas.Y qu me dice del mundo en que ellos vivieron? Nada.Nada? No, seor Riley. No he podido saber nada. Pens que alguno de ellos me traera algn mensaje de los seres humanos que viviesen en esa poca. Pero no recib absolutamente ningn mensaje. Un momento, doctor Hollman. Suponga que el mundo se ha acabado para ese entonces, quiero decir que usted envi los conejos a una poca en que quiz los hombres han desaparecido de la tierra. Tambin me hice esta pregunta.Y cul fue su respuesta? Que cabe en lo posible. La humanidad, durante siglos, slo ha tratado de destruirse a s misma. Los pueblos han rivalizado en fabricar armas de destruccin. Quiz para la poca ms reciente de mis experimentos, la del ao 2000, ya no exista el hombre sobre la tierra. No lo he podido comprobar. Me parece un viaje muy arriesgado. Tendr que aceptarlo voluntariamente. Es una buena oportunidad para usted. Verdad, seor Hollman? Hasta ahora slo envi conejillos de Indias, y ellos no pudieron decirle lo que vieron. Pero ahora se le presenta la gran ocasin. Yo soy un hombre incurable, un hombre desahuciado por la medicina. Estoy condenado a morir en unas semanas. Quin mejor que yo para saber qu clase de futuro nos espera?El doctor Hollman enrojeci hasta la raz del cabello. Olvdelo, seor Riley.Dio media vuelta y sali de la habitacin. Susie se acerc al lecho.Debera pincharle otra vez, seor Riley! hgalo si le sirve de desahogo, Susie. No ha debido decir eso a mi to. Lo ha herido. Usted piensa que l quiere mandarle al futuro. Que lo quiere tratar a usted como a un conejillo de Indias.Y no es as? No, seor Riley. Mi to quiere pagarle por lo que hizo, hacer todo lo posible por salvarle a usted, y por eso le sugiri enviarlo al futuro... No sabemos con qu clase de mundo se encontrar all. Pero lo que s sabemos es que, si existe alguna probabilidad de que se salve, es sa. Slo se salvar si usted se encuentra con una humanidad que haya logrado encontrar una medicina definitiva contra el cncer. Pero usted ya eligi. Prefiere seguir aqu en la tierra, en el ao 1971.Susie no esper una respuesta de Mark, y tambin abandon la habitacin.

CAPITULO III

Era ya de noche.Mark Riley salt de la cama.Encontr un batn en un armario y se lo puso. Abri la puerta y sali a un corredor.Oy unos ruidos y record lo que le haba dicho el empleado del almacn.Era un zumbido intermitente. Proceda del fondo. Se dirigi hacia all. Delante tena una puerta. Sin dudarlo, puso la mano en el tirador y abri.Se encontr en una gran sala, casi a oscuras. Al fondo haba una serie de bombillas rojas y verdes que se apagaban y encendan, y de all proceda el ruido. De pronto se encendi una lmpara central.El doctor Hollman y su sobrina lo estaban mirando.Por qu entr aqu, seor Riley? pregunt Hollman. Lo siento. Quera hablar con ustedes. Ya hablaremos luego. Tiene que ser ahora, doctor Hollman. Estoy decidido. Puede hacer el experimento conmigo.Est seguro? S, doctor Hollman. He llegado a la conclusin de que en la Tierra soy un hombre intil. Peor que eso. Soy un moribundo.Hollman y Susie no dijeron nada.Mark avanz hacia ellos. Vio una extraa maquinaria, una especie de radar que giraba y daba vueltas. Cada vez que el radar apuntaba hacia un tubo de unos dos metros de anchura, se produca aquel parpadeo de las bombillas del fondo y, al mismo tiempo, el zumbido.Ese es el aparato? dijo Mark . Cmo lo llam? Impulsor cerebral electrnico? S, seor Riley.Dnde estn los conejillos que mand al futuro? Al fondo a la izquierda.Mark mir en aquella direccin y vio a los conejillos de Indias en jaulas individuales.Se acerc a los animales.No vio ninguna anormalidad en ellos.Habl al ms pequeo, como si lo pudiese entender: Cmo te fue por aquellos andurriales? Te encontraste con una mujer-pez? O fue un hombre con tres ojos? Los hombres vuelan ya sin necesidad de aviones? El conejillo lo mir y Mark sinti un escalofro por la espalda.Me quieres decir algo?No, el conejillo no le dijo nada. Se volvi hacia el doctor Hollman y su sobrina, la bella Susie.Cundo quiere empezar, doctor? Yo estoy preparado. Yo tambin Mark se mir el batn . Aunque quiz no est bien vestido para un viaje al ao 5000. A lo mejor me detienen por inmoralidad. O quiz para esa poca los hombres y las mujeres estn como Adn y Eva en el paraso?El doctor Hollman sonri. No sabemos cmo ser la moda en el ao 5000. Pero yo lo sabr, no? Eso espero. De acuerdo, doctor Hollman. Dgame lo que tengo que hacer. Mi sobrina le pondr una inyeccin.Para qu? Es una especie de lavado de cerebro.Con qu objeto? Le va a inocular una droga para que no sienta el vrtigo. Entiendo, algo as como una pldora para evitar los mareos en el avin. Tambin nosotros las recomendamos a los viajeros demasiado emotivos.Susie seal una camilla. Tindase, Mark.Mark se tendi en la camilla.Susie prepar la aguja hipodrmica, pero, cuando se acerc a Mark para inyectarle, se detuvo. Mark, no sabemos lo que va a encontrar all... Y no podr mantener contacto con nosotros. Se encontrar a solas en un mundo con ms de 3000 aos de adelanto con respecto al nuestro... Todava puede rectificar.Mark se toc el pecho.Y quedarme con mi cncer? Puede que tampoco se lo curen all... Y otra cosa. Los conejos volvieron, pero usted quiz no vuelva.Por qu es tan pesimista, Susie? Porque..., porque es usted un ser humano y no un conejillo de Indias. Tengo muy poco que perder. Slo la vida sonri l . Adelante, Susie.La joven mir a su to, y ste le hizo un gesto afirmativo con la cabeza.La joven clav la aguja hipodrmica en el brazo de Mark.Riley sinti pronto los efectos de la droga. Empez a adormilarse.Not cmo empujaban la camilla hacia el tubo y tambin se dio cuenta del momento en que lo introdujeron en l.Vio la cara de Susie sobre la suya. Buena suerte, Mark. Gracias.Ella se inclin y lo bes en los labios.Por qu hace eso, Susie? pregunt Mark casi en sueos. Acurdese un poco de m.Mark no le pudo contestar porque cay en un profundo sopor. El paciente est preparado, Douglas.Hollman se apret las manos contra el estmago. No s si debo hacerlo. Tengo serias dudas ahora. To, Mark no tiene salvacin. T lo sabes perfectamente. Va a morir en unos das. Pero me da miedo pensar en lo que pueda encontrar all. Si al menos supisemos qu clase de mundo ser. Mark nos lo dir cuando vuelva. Pero, podr volver? Volvieron los conejillos. Por favor, to. No puedes dudar en estos momentos.Douglas se acerc a una computadora electrnica. Movi un dial y luego otro, y por fin un tercero.Las bombillas verdes y rojas empezaron a encenderse y apagarse con ms rapidez.El radar evolucion con creciente velocidad, hasta que se convirti en una mancha.Susie tena los ojos fijos en la camilla donde descansaba Mark. To, Mark sigue igual. Aumenta la presin. No lo podr resistir. Su cerebro marca tres mil microvoltios. Hay que aumentarlos. Lo matars. Entonces, tendremos que suspender el experimento. Susie cerr los puos con fuerza. De acuerdo ella misma movi otra llave en la computadora.Del cuerpo de Mark brotaron chispas.Se est disociando!Es el magnetismo! Funciona mal! Douglas movi otra llave de la computadora. El cuerpo de Mark dej de despedir chispas.Empieza a disolverse! grit Susie.El zumbido era tremendo.Auriculares, Susie!El doctor y Susie descolgaron unos auriculares, que se pusieron en la cabeza.Los auriculares tenan hilos conductores conectados a la computadora.El cuerpo de Mark segua en la camilla, pero daba la impresin de que se iba haciendo invisible. Y todo l desapareca al mismo tiempo.Tiempo! dijo Susie.Douglas mir en un cuadro de mandos. Ao 1990. No puede disolverse antes del 5000. Disminuye la presin. Dos mil quinientos microvoltios... Ao 2300! Se est disolviendo demasiado aprisa. No pasar del ao 3000. Aumentar el magnetismo. De acuerdo. Aplcale cinco mil ondas. Ondas aplicadas.Ao? 3000. Ni siquiera hemos llegado al ao 4000, en que enviamos al ltimo conejillo de Indias. Seis ondas magnticas ms.Ao? 3800.Cmo est el paciente? Presin normal.Funcionamiento del cerebro? Ligera anormalidad en el lbulo frontal.Correccin tres grados! Correccin hecha.Ao? 4500. Hemos superado los 4000! Estado del paciente?La presin aumenta! Disminyela. Presin corregida.Ao? 5000.Corta! Interrumpe las ondas magnticas! Magnetismo interrumpido.Douglas cerr las llaves de la computadora.Los dos cientficos, inmviles, observaron la camilla. Mark Riley ya no estaba all.

CAPITULO IV

Mark Riley volvi en s.Durante los ltimos minutos haba tenido la impresin de haber cado en un pozo hondo, en donde un huracn lo arrastr vertiginosamente dndole vueltas y ms vueltas.Por ello, todava estaba un poco mareado. Pero viva. De eso estaba seguro.Dirigi una mirada a su alrededor y logr enfocar las imgenes.Se encontraba al lado de un campo y se fue su primer asombro. Era un campo de maz cuyas plantas medan ms de cinco metros y eran robustas. Tenan que serlo para soportar el peso de las mazorcas. Cada una de ellas meda ms de dos metros y tena uno de dimetro.De pronto oy un ladrido.Mir a sus espaldas y vio venir por un camino a un perro.Pero no era un perro como los que l conoca. Aquel perro tena un cuerno en la parte superior del hocico. Un cuerno puntiagudo, como de cincuenta centmetros. Avanzaba hacia l rpidamente, ladrando, mostrando las mandbulas de dientes cortantes.Mark conservaba aquel batn que le haba prestado el doctor Hollman y en el bolsillo no tena ningn arma.Se levant rpidamente y atrap un guijarro. Cuando el perro saltaba sobre l, le arroj la piedra. El perro recibi en los hocicos el proyectil y eso le hizo fallar el salto, aunque tambin Mark hizo por s mismo y se dej caer a un lado.El perro, llevado por su impulso, rod por el suelo yendo a parar muy lejos de Mark. Pero se revolvi en seguida.Haban quedado separados por una distancia de cinco metros.El perro ara la tierra, soltando ladridos.A Mark le extra que no atacase de nuevo. Pero ahora vio que el perro tena un collar y que el collar estaba emitiendo un sonido.De pronto oy una voz: Quieto!Era una voz femenina.Por el mismo camino que lleg el perro, vio aparecer a una mujer, pero era una mujer muy distinta a las de la poca en que l proceda.Se cubra con pantalones rojos muy estrechos y una blusa azul que dejaba todo su estmago al aire. Calzaba botas. Era hermosa, el cabello rubio, ojos verdosos y un rostro bellsimo. En el centro de la blusa mostraba un escudo con dos letras amarillas, G. P. Y la rubia manejaba una especie de pistola. Hola dijo Mark.Ella se detuvo y mir al perro, que segua ladrando. Calla, Richard orden al animal.El perro obedeci, aunque fij sus ojos en el hombre que poco antes haba querido destrozar.Cmo pudo escapar? pregunt la rubia. No he escapado de ninguna parte. Tengo rdenes de interrogar a los fugitivos. No soy un fugitivo. Muy bien. Si quiere morir sin confesin, es asunto suyo.La hermosa rubia ya tena el dedo en el gatillo. Mark ya se haba dado cuenta de que aquella pistola no era como las que l conoca. Espere un momento, seorita.Seorita? Es usted una mujer. Claro que soy una mujer. Pero no me llamo seorita.Y cmo se llama? Astrea. Escuche, Astrea. Quiero que me lleve ante su jefe.Mi jefe? S, el hombre que la manda. Ella se ech a rer.El hombre que me manda? Debe estar usted loco. No hay ningn hombre que me mande... Usted quiere confundirme... Pero no lo va a lograr. No s de dnde ha escapado. Pero, si no me contesta, lo reducir a polvo. As, al menos, servir de abono para este maz. Mark comprendi que aquella pistola no lanzara balas, sino algn rayo de la categora del lser o algo parecido. Astrea, yo no he podido escapar de ningn lugar de este mundo. Ande, dgame ahora que viene de Jpiter. No, no vengo de otro planeta. Entonces, es un terrcola. Soy un terrcola. Pero no pertenezco a su poca. Yo vengo del siglo XX.De dnde? Del siglo XX, exactamente del ao 1971. La hermosa Astrea se ech a rer. Ustedes siempre estn buscando trucos para escapar de nosotras. Y admito que el de usted es bueno. Pero no va a lograr nada. Le repito que vengo del ao 1971. Mi nombre es Mark Riley. Ah tiene, farsante.Mark vio la intencin de Astrea de disparar, y se arroj al suelo.Un rayo sali de la pistola y en el lugar donde deba estar Mark brot una llamarada.El perro salt sobre Mark.Astrea envi otro rayo y fue una suerte para Mark que el rayo atrapase al perro.Fue para no creerlo, pero Mark lo estaba viendo con sus propios ojos. En un instante, el perro se convirti en ceniza.Astrea! grit Mark . No vuelva a disparar! Ella estaba furiosa.Me ha hecho matar a Richard!Yo no quera que lo matase! Ahora le toca a usted! Mark se arroj sobre ella.Astrea apret otra vez el disparador de su pistola lanza-rayos, pero fall porque Mark le peg un testarazo en el estmago.Los dos rodaron por el suelo.Mark haba logrado sujetar la mano con que Astrea manejaba la pistola.Astrea luch a brazo partido con Mark.Riley no haba conocido a una mujer con tanta fuerza como Astrea. Ella lo lanz con una facilidad pasmosa lejos de s, y luego gate en busca de la pistola, que haba quedado abandonada.Mark corri tambin hacia el lugar donde estaba el arma.Los dos llegaron al mismo tiempo y, esta vez, Mark no tuvo en cuenta que luchaba con una mujer, y le peg con el filo de la mano un mandoble en la espalda. Astrea se derrumb y qued sin sentido.Mark se levant. El pecho le dola mucho. Estaba enfermo de cncer. Se estaba muriendo. No durara mucho. Cogi la pistola y se acerc a la joven, y esper a que ella se recuperase. De pronto algo empez a emitir un zumbido.Era algo que Astrea llevaba en su cinturn con que sujetaba sus pantaloncitos. Un emisor.Mark oy una voz: Jefe de la Guardia Popular llamando a Astrea... Jefe de la Guardia Popular llamando a Astrea...Mark no supo qu hacer. Responda, Astrea... Nuestra computadora anuncia la muerte de "Richard", su perro guardin... Informe, Astrea!El emisor qued silencioso. Astrea empez a moverse.Mark le apunt entre los senos con la pistola. Astrea abri sus hermosos ojos verdes y, al ver a Mark, dijo:No le valdr de nada su triunfo! Astrea, no tengo el menor inters en engaarla. Le juro que no pertenezco a su poca. A m me faltan ms de tres mil aos para llegar a su tiempo. He sido enviado desde el ao 1971.Miente!Mark apret los maxilares con fuerza. Cmo poda hacerla creer que estaba diciendo la verdad? Cmo dijo que se llamaba? inquiri Astrea. Mark Riley, y ya veo que ustedes no dan opcin a un juicio para que una persona se defienda. Yo le har una oferta, Riley. La escuchar. Volver al valle de las Cavernas.Valle de las Cavernas? Qu es eso? Usted lo sabe bien. No lo s. Todos los hombres deben estar all, y aquel que escape debe ser conducido a la prisin.Los hombres? Se refiere a todos los hombres? Su comedia no sirve para nada.No estoy haciendo teatro!De pronto se oy el ruido de un motor.Un vehculo apareci, ms all del maizal, por un camino. Iba sobre dos ruedas. Pareca todo de plstico. Mark pudo ver en el interior a dos mujeres. Ellas tambin lo vieron a l y de pronto ocurri lo ms inslito para Mark. De la parte superior del vehculo brot una hlice y aquel extrao artefacto ascendi de la tierra y se fue hacia arriba con una gran rapidez.Astrea sonri. Lo van a fulminar, Riley. Lo van a convertir en polvo.Dgales que se estn quietas! Se entrega? Me entrego con una condicin.Cul? La de ser escuchado. Trato hecho.El vehculo, que haba subido hasta unos mil metros, bajaba vertiginosamente.Astrea sac del bolsillo un transmisor. Astrea llamando a Vehculo Guardin. No disparis... El prisionero se entrega.Aquel extrao aparato, que serva para correr por tierra y para surcar el aire, disminuy su rapidez y se pos a unos diez metros del lugar donde se encontraban Mark y Astrea. Salieron de l dos mujeres. Su vestimenta era la misma. Blusa y pantalones muy cortos, con botas. Cada una de ellas portaba un arma parecida a la que Astrea haba usado contra Mark. Tambin eran rubias y, lo que ms asombro produjo en Mark, fue que sus rostros eran enteramente iguales al de Astrea.Son tus hermanas, Astrea? Hermanas? Quiero decir que si procedis del mismo padre y madre.Madre y padre? Qu es madre y padre? Creo que s a lo que se refiere. Empiezo a creer que procede del ao 2000.Las otras dos mujeres se acercaban cautelosamente, con el ndice en el disparador.Astrea les grit: No disparis! El prisionero tiene un arma repuso una de las rubias. Dme esa pistola, Mark dijo Astrea. Mark titube unos instantes.Me das tu palabra de que ser conducido hasta tu jefe, Astrea? Ahora te doy mi palabra. Y sabes por qu? Porque tengo curiosidad por saber ms cosas de ti. Y estoy segura de que mi jefe tambin querr saberlas.Mark le dio el arma. Astrea se puso en pie.Una de las rubias que se acercaban apunt a Mark y ste pens que haba cado en una trampa. Que lo iban a reducir a polvo, igual que al perro unicornio.No dispares, Leda! grit Astrea.Por qu no? Es un hombre. No es de los nuestros.Cmo? Eso dice l... viene de otra poca, del siglo XX. Leda y la otra rubia observaron atentamente al prisionero, y la llamada Leda sonri. Lo llevaremos ante el jefe.Mark dio un suspiro de alivio. De momento, haba pasado el peligro para l.

CAPITULO V

Mark Riley viaj en la parte trasera del vehculo. Mark pudo admirar aquella parte del mundo que perteneca al ao 5000.Vio enormes presas, pero no vio los ros que lo alimentaban.De dnde llega esa agua, Astrea? Provocamos lluvia artificial, que recogemos en pantanos.Mark comprendi que, mediante aquel procedimiento, no existira ningn desierto.Aquel extrao vehculo de transporte volaba a una velocidad superior a los mil kilmetros por hora. Mark vio una ciudad. Eran torres enormes, con una especie de caminos que los bordeaban en espiral. Pero, al estar ms cerca, observ que no eran caminos, sino cintas, en las que las personas eran transportadas a los pisos superiores. No se vea un solo vehculo terrestre, ninguno de aquellos automviles que l conoca. Leda, que era quien pilotaba el aparato, anunci por un emisor: Vehculo H-23, de la Guardia Popular, pidiendo aterrizaje.Una voz le contest: Vehculo H-23 puede aterrizar.El aparato descendi bruscamente y entonces Mark recibi una sorpresa ms. Todas las personas que iban en las cintas eran mujeres. Pero ninguna de ellas era rubia. Haba morenas y pelirrojas. Las morenas tenan el mismo rostro, distintos a las rubias y a las pelirrojas. Y todas las pelirrojas eran iguales, aunque con rostros distintos a los de las morenas y las rubias.Mark lleg a la conclusin de que el cabello determinaba la clase de rostro.Sinti un escalofro por la espalda al comprobar aquella uniformidad. Cmo un hombre se poda enamorar de una rubia, si todas eran iguales? O de una morena, si todas eran iguales? O de una pelirroja, si todas eran iguales? Pero, dnde estaban los hombres? El vehculo tom tierra en una de las altas torres. Salga, Riley orden Astrea.Mark sali del vehculo y las tres rubias lo hicieron a continuacin.Mark vio ms mujeres rubias con el rostro que ya conoca y aquella blusa azul, en donde estaban grabadas las letras G. P. Eran como Astrea, repetida infinidad de veces.Se oy una sirena y una orden lleg por un altavoz Personal del H-23, presntese con el prisionero en la jefatura.Astrea hizo una seal a Mark con la pistola. Sgueme.Mark obedeci y Leda y la otra rubia fueron detrs apuntndole siempre con el arma.Subieron en un ascensor hasta lo alto de la torre, que estaba toda encristalada.Cruzaron un corredor y penetraron en una gran sala en donde estaban en marcha una docena de computadoras, cada una servida por una mujer pelirroja.Mark se cercior de que el rostro de las pelirrojas era semejante, pero distinto al de las rubias.Al fondo, tras una larga mesa, haba una de aquellas pelirrojas, que se puso en pie. Su vestimenta era distinta, si es que poda llamarse vestimenta a una especie de bikini.Mark nunca haba visto un cuerpo tan perfecto como el de aquella pelirroja. Esta lo mir de pies a cabeza y pregunt:De dnde escap el prisionero?Las tres rubias guardaron silencio y los ojos de aquella pelirroja centellearon.Estoy preguntando! Astrea contest: Yo informar, Andrmeda... Sorprend al intruso en los maizales del Norte.Intruso? Es un fugitivo del valle de las Cavernas! No, Andrmeda. No sali del valle de las Cavernas. Es un hombre que viene del ao 2000.Andrmeda mir con desprecio a Riley. Una patraa demasiado infantil.Mark Riley habl:Es usted la que manda aqu? Soy jefe de la Torre de Control, si es eso lo que quiere saber. Y tambin le dir cul es una de mis atribuciones. La de impedir que cualquier hombre llegue a la zona de seguridad. Y usted lleg. Por tanto, debe ser convertido en ceniza. Espere un momento, Andrmeda. Astrea no le enga. Vengo del siglo XX... Observe mi indumentaria. Apuesto a que ningn hombre de su poca viste como yo. Admito que su indumentaria es muy extraa. Pero los hombres del valle de las Cavernas emplean muchos trucos para escapar.Mark ya estaba intrigado por aquello que le repetan una y otra vez.Quines son los hombres del valle de las Cavernas? Usted lo sabe bien. Nunca he estado all, y no puedo saber nada acerca de esos hombres. Mi tiempo es muy precioso y no puedo perderlo... Acaben con l!Las tres rubias apuntaron con las pistolas a Mark. Andrmeda, somtame a alguna prueba mdica grit Riley . Debo ser distinto a los hombres que usted conoce! Tiene que convencerse de que le estoy diciendo la verdad!Las mujeres rubias ya iban a disparar, pero Andrmeda levant una mano. Tengo curiosidad por conocer de qu truco se vali. Lo someteremos a la prueba.Mark dio un suspiro de alivio. Por segunda vez escapaba a la muerte.Andrmeda orden: Condzcalo a la sala de diseccin.Mark se estremeci. Diseccin, en el siglo XX, significaba prcticamente descuartizar a un hombre. Iban a hacer eso con l para convencerse de que no menta? Eh, Andrmeda. No quiero que me descompongan.Guarde silencio!Fue conducido a una planta inferior de aquella torre. Con l iban la pelirroja llamada Andrmeda y las tres rubias que lo haban hecho su prisionero.Entraron en una especie de laboratorio. En l trabajaban media docena de mujeres. Tenan el cabello verde y, como siempre, entre s, eran iguales, pero con el rostro distinto a las que haba conocido hasta ahora, a las rubias, morenas y pelirrojas.Mark ya no tuvo ninguna duda. Era el color del cabello el que determinaba la diferencia entre ellas. A cada color de cabello, corresponda un rostro.Aquellas mujeres de cabello verde vestan una especie de sarong, como las hawaianas que conoca. Todas fijaron en l su mirada con curiosidad.Andrmeda dijo: Traigo a este prisionero para que lo sometan a las pruebas de energa mental y fsica.Mark descubri que en cada sarong haba un nmero. Del 1 al 6. La que tena el nmero 1 hizo uso de la palabra. Tiendan al hombre en la camilla.Las mujeres de cabello verde, con el nmero 2 y 3, sujetaron a Mark por los brazos y lo llevaron a una camilla.Riley protest de nuevo: Andrmeda, qu me van a hacer? Le orden que se estuviese callado!Lo tendieron en la camilla y le aseguraron las piernas y los brazos con correas. Inmediatamente, le pusieron un casco en la cabeza con varios electrodos. Prueba de energa mental dijo la mujer con el nmero 1.Una de sus subordinadas trabaj en una computadora moviendo varias llaves.Mark sinti una fuerte conmocin en el cerebro. Crey que iba a perder el sentido. Prueba de energa fsica dijo la nmero 1. Otra vez sinti Mark aquel estremecimiento.Crey que el cerebro le iba a reventar y perdi el conocimiento.Cuando despert, se encontr tendido sobre una piel de leopardo.Era una habitacin muy espaciosa, con una grata temperatura.Mark ya no tena aquel batn. Estaba vestido de otra forma, con unos cortos pantalones de un color gris plomo y una camisa de manga corta de un tejido artificial muy fino, anaranjado.Se toc el pecho. No le dola ya.Haba una pantalla delante de l, que de pronto se encendi, y en ella vio a la pelirroja Andrmeda.Cmo est, seor Riley? Un poco aturdido.La pelirroja estaba tras su mesa y ahora se levant y vino hacia l, ocupando un primer plano en la pantalla. Seor Riley, su energa mental dio un ndice de 99. Nuestros hombres tienen un ndice de mentalidad 7.Y qu quiere decir eso? Su ndice de mentalidad es muy parecido al de nosotras. Necesita que le diga que nuestros hombres tienen un gran retraso mental con respecto a nosotras? De acuerdo, Andrmeda. Esa fue mi prueba mental. Qu hay de mi prueba fsica? Su prueba fsica fue decepcionante. Le faltaban tres das y doce horas para morir.Ustedes pueden saber eso? Nosotros sabemos exactamente cundo va a morir una persona gracias a nuestras computadoras.Y a qu se iba a deber mi muerte? A una enfermedad estpida. El cncer. Mark guard un silencio.Andrmeda sonri. S, seor Riley, usted sufra una enfermedad que para nosotros es una de las menos graves. Eso fue lo que le favoreci a usted y nos indujo a creer que no estaba mintiendo. Que proceda de una poca en que el cncer era el azote de la humanidad.Me curaron? No lo sabe usted? Me siento mucho ms fuerte. Ello es debido a que san.Cmo lo hicieron? Usted no lo comprendera. Recuerde que mi ndice de mentalidad es 99. Est bien, seor Riley. Aunque no tenga ningn sentido para usted, se lo dir. Fue sometido a radiaciones del Neutrn-42. Esas radiaciones atacan directamente los tejidos contaminados por el cncer. A continuacin, fue sometido a las radiaciones del Positrn-42, que regeneran esos tejidos. Eso fue todo. Debo darle las gracias. No me las d. Slo quisimos comprobar la veracidad de su historia.Ya est convencida? S, ya estoy convencida de que procede usted de otra poca. Del siglo XX repiti una vez ms Mark. He hecho un estudio del siglo XX. Nuestro cerebro archivador electrnico me ha facilitado la informacin que necesitaba para conocer su poca, seor Riley. La verdad es que la tena olvidada. Es curioso, muy curioso, el mundo en que usted viva. Quiero volver, Andrmeda.Adnde quiere volver? A mi poca.Andrmeda se ech a rer. Es usted absurdo, seor Riley.Por qu? Usted no puede volver.Que no puedo? No me he expresado bien, seor Riley. No le consentiremos que vuelva.

CAPITULO VI

Tras escuchar aquellas palabras de Andrmeda, Mark Riley apret los puos. Dgame, Andrmeda, por qu no quiere que vuelva a mi poca? Usted no puede contar nada de lo que ha visto aqu. He visto muy poco. Ha visto lo suficiente. Slo un campo de maz con mazorcas de varios kilos. Un perro unicornio. Un vehculo de pequeo tamao que corre por tierra y vuela por el aire. Unas mujeres que usan pistola con un rayo exterminador. Siga, seor Riley. Ha visto algo ms. S que ustedes provocan la lluvia artificial y que, gracias a ello, pueden irrigar cualquier clase de tierra, hasta las ms improductivas. Que no les hace falta caminar porque son transportados en cintas a su lugar de trabajo o a su casa. Contine. Que pueden curar el cncer con radiaciones. Y ya acab. Le falta decir lo ms importante que vio, seor Riley.Qu cosa? Vio mujeres. S, he visto mujeres. Rubias, pelirrojas, morenas y hasta con el cabello verde. Pero no vio a ningn hombre. S, eso es verdad.Por qu cree que no vio a ningn hombre, seor Riley? Quiz porque ellos no necesitan trabajar, y son ustedes las que lo hacen.Andrmeda lanz una carcajada. Miente muy mal, seor Riley. Usted sabe por qu no vio a hombres. Este es un mundo de mujeres. Slo de mujeres, donde los hombres estn desterrados en lugares inhspitos. Y aquellos que logran escapar de esos lugares, son encerrados en las prisiones. Espere un momento, Andrmeda; por qu hacen eso con los hombres? Por salvar nuestra revolucin.Su revolucin? Organizamos una revolucin en el ao 3027. Ese fue el ao en que logramos nuestra libertad.Lograron su libertad? Es que no eran libres? Slo aparentemente. Pero no le voy a contar nada acerca de nuestra revolucin, seor Riley. Es usted nuestro prisionero. Ser sometido a juicio.Por qu voy a ser sometido a juicio? Usted es un hombre muy peligroso. Si soy peligroso, les conviene reenviarme a mi poca. No hay nada que aconseje tal medida. Usted podra impedir la revolucin femenina, que en su mundo tendr lugar en el ao 3027. Yo no puedo conseguir nada contra eso. Tengo veintiocho aos y vivo en el ao 1971. Sepa una cosa, Andrmeda. El trmino medio de vida en mi poca es la de 75 aos. Quiero decir que yo vivir todo lo ms hasta el ao 2000 2030, y eso est a ms de mil aos de su maldita revolucin. Cmo podra yo impedirla? No correremos ningn riesgo. No se puede ir contra el tiempo, Andrmeda. Aunque yo pregonase en mi mundo lo que he visto, nunca podra variar las circunstancias. Adems, en Nueva York, el lugar de donde procedo, me pondran una camisa de fuerza y sera internado en una clnica de enfermos mentales. Guarde sus argumentos, seor Riley. Su juicio se celebrar dentro de una hora en el gran palacio del presidente de la repblica.Un hombre? No diga tonteras. Nuestro presidente es una mujer.Y cmo se llama? Venus, como todos los presidentes que hemos tenido. Comparecer ante Venus XXIV, y ella ser quien decida si ser internado en el valle de las Cavernas, o simplemente convertido en cenizas.Andrmeda dio media vuelta y se alej hacia su mesa.Espere, Andrmeda!Andrmeda no esper. Puls un botn y su imagen desapareci de la pantalla, que qued oscurecida. Mark apret las sienes con la mano y cerr los ojos. Pero cuando los abri se encontr en el mismo lugar que antes. No, no estaba soando. El doctor Hollman y su sobrina Susie Garland lo haban enviado al ao 5000 y estaba viviendo en el ao 5000.Una puerta se abri. Aparecieron dos mujeres con metralleta, pero Mark dedujo que no seran como las que l haba visto en su mundo, que disparaban balas, sino que lanzaran aquel rayo de la muerte.Esta vez eran dos morenas. Prisionero, sganos dijo una de ellas, que era enteramente gemela a la otra.Se cubran con aquellos pantaloncitos y las blusas que dejaban su estmago al aire y las botas, y posean piernas muy esbeltas bien formadas, de muslo redondo.Mark sacudi la cabeza en sentido afirmativo. Pas entre ambas.Fuera haba otras dos mujeres de la misma talla, la misma figura y el mismo rostro que las dos primeras, y ellas le precedieron en el camino mientras las otras dos quedaban a sus espaldas.No, no poda pensar en escapar.Viajaron en un ascensor hasta una planta muy baja de la torre.Entraron en una gran sala. En una pantalla estaban dando un espectculo. Era como una pelcula musical, un conjunto de mujeres, que podan llegar al centenar, evolucionaban sobre un lago, con esques acuticos. Pero ellas no necesitaban ser transportadas por canoas, ya que los propios esques eran los propulsores y componan bellas y extraas figuras, aunque la msica no era muy meldica, ya que era de percusin, y pareca brotar de instrumentos desconocidos para Mark Riley.En una mesa en forma de semicrculo haba cinco mujeres. La del centro tena una corona sobre su cabeza.Todas sonrean contemplando el espectculo de la pantalla. Ninguna de ellas pareca haberse percatado de la llegada del prisionero.En un momento determinado, termin el ballet acutico y la pantalla qued oscurecida.Entonces la mujer que tena la corona sobre la cabeza se levant y las otras cuatro la imitaron. Mark Riley vio por primera vez un rostro distinto a todos.La mujer de la corona no se pareca a ninguna otra de las que haba visto con anterioridad. Tena el cabello como la plata, los ojos grandes, rasgados, azul celeste y la boca ancha, de labios gruesos, muy rojos. Se cubra con una tnica bordada en oro que cea sus formas esplndidas. Que se adelante el prisionero orden.Mark fue hacia la mesa sin necesidad de que sus guardianes se lo indicasen.La mujer de la tnica cruz los brazos bajo los senos y dijo: Soy Venus XXIV. La presidente de la repblica de las mujeres. No lo ha denominado bien.Qu es entonces?

Presidente de la repblica femenina de la tierra. Mi enhorabuena. Hay cierto sarcasmo en su voz, seor Riley, y me imagino por qu. Considera que este puesto debe ser ostentado por un hombre. Segn la ficha que me han transmitido, usted procede de una poca prehistrica. Venus XXIV apret un botn de la mesa y se ilumin un trozo de ella. Tras observar la pequea pantalla la apag y mir otra vez a Riley . Viene del ao 1971. S, Venus. Pero nosotros no consideramos que sea una poca prehistrica. Para nosotros todo es prehistoria antes del ao 3027. El ao de su gloriosa revolucin femenina.Quin le inform? Andrmeda.Venus XXIV apret otro botn y habl con voz enrgica: Andrmeda, es condenada a treinta das de trabajos en las canteras por intromisin en las funciones del presidente.Una voz le contest: La condena empezar a cumplirse inmediatamente. Venus sonri a Mark. Seor Riley, su ficha dice que tiene un alto grado de inteligencia. Aunque hemos reparado y corregido su dolencia fsica. Un cncer... Dgame ahora, con qu objeto fue enviado desde una poca tan anterior a la nuestra? Slo vine para que me curasen el cncer.Espera que le crea? No, no espero que me crea, pero es la verdad. Sin embargo, existe una solucin equitativa para ustedes y para m. Quiero volver a mi poca.Hubo una pausa. Venus mir a las dos mujeres de la derecha y a las dos de la izquierda que presidan la mesa. Cada una de aquellas mujeres era una representante de las morenas, de las rubias, de las pelirrojas y de las mujeres de cabello verde.Las cuatro levantaron la mano con el pulgar hacia abajo.Mark Riley record aquel gesto. Era el que empleaban los romanos para decidir la vida o la muerte de un gladiador vencido en el circo.Venus habl. Ha sido sentenciado, seor Riley. Y por lo que veo, a muerte. No.Cul es entonces la sentencia? Ingresar inmediatamente en una prisin. Pero slo permanecer en ella hasta maana.Y luego? Ser transportado con otros reclusos al valle de las Cavernas.Por cunto tiempo? Para siempre. Est cometiendo un error, Venus XXIV. Yo no pretendo acabar con su revolucin. No es cosa ma. Yo no vivo en el ao 5000. He sido trasladado a esta poca gracias a un invento de uno de mis compatriotas, de un hombre de mi poca. Le repito lo que le dije a Andrmeda. No tiene nada que temer de m...Venus extendi el brazo derecho sealando a Mark. Llvenselo a la prisin, y si ofrece resistencia, fulmnenlo.Las cuatro mujeres morenas apuntaron a Mark con sus armas.Mark trag saliva. De acuerdo, Venus XXIV dijo con rabia . Aceptar su sentencia. Caso fallado dijo la hermosa rubia de cabello plateado . Retiren al prisionero.Mark se apart de la mesa y emprendi el camino de la prisin con sus cuatro guardianes.

CAPITULO VII

La crcel estaba en un stano que rezumaba humedad por sus paredes, lejos de la torre principal, donde Mark haba conocido a la presidente de la repblica femenina de la tierra.Haban viajado en una de aquellas cintas hasta una construccin de tres pisos.Mark observ los alrededores en el camino. Haba una gran reja que rodeaba el edificio, y no tuvo duda de que la reja estara conectada con cables de alta tensin, o quiz ya no empleasen la electricidad, sino la energa atmica.Bajaron por una escalera y Mark oy gritos y alaridos.Las carceleras eran indistintamente morenas o rubias.Mark fue introducido en un gabinete y lo colocaron ante una pantalla.Una mujer con un uniforme gris acero movi unas llaves. Ficha completa dijo al cabo de unos segundos. Se enfrent con Mark.

Seor Riley, tenemos todos sus datos. No puede ir a ninguna parte. Caera en nuestro poder en muy poco espacio de tiempo. Si intentase escapar, gracias a nuestra computadora de localizacin, seguiramos su huida a travs de una pantalla televisiva.Cmo se llama usted? Atlanta.Y cmo seguiran mi fuga, Atlanta? A travs de sus ondas electromagnticas, que han quedado archivadas. Si usted escapase, su ficha sera introducida en la computadora, y ella nos dara su imagen, donde quiera que usted se encontrase.Mark apret los dientes, rabioso. Aquellas mujeres haban inventado la forma ms maravillosa de capturar a un fugitivo. Gracias a las ondas electromagnticas, podan situarle segundo a segundo, donde quiera que fuese. Cmo iba a poder escapar de all? Celda nmero 4 dijo Atlanta. Perdn, Atlanta dijo una de las carceleras . Es la sala de dementes.He dicho celda nmero 4! Como usted ordene.Mark fue llevado por un corredor, cuyas puertas se fueron abriendo a su paso.Vio la primera celda y se horroriz al descubrir a los reclusos. Eran hombres, si es que se podan llamar as a aquellos seres que se encontraban tras de las rejas. Tenan larga cabellera y barba y se cubran con pieles. La frente de todos era estrecha, el hocico saliente. Eran la viva imagen del hombre primitivo, antes de que adquiriese inteligencia, y todos emitan gruidos y lo miraron con la misma curiosidad que lo miraran los simples monos o gorilas.Quines son sos?Atlanta, que caminaba a su lado, le contest Se escaparon del valle de las Cavernas. Seguramente porque no se divertiran demasiado. Guarde sus chistes, seor Riley. Son seres sin ninguna capacidad para razonar.En la segunda celda haba otra clase de hombres. Ya no tenan la frente tan estrecha, aunque seguan con su cabellera y barba, pero las facciones eran ms correctas.Y sos? pregunt Mark. Proceden de los pantanos. Cre que en su tierra ya no haba zonas pantanosas. Se producen filtraciones de agua debido a las lluvias artificiales. Esos hombres se dedican a la pesca. Todava no saben construir canoas. Pescan con arpones que ellos mismos fabrican con caas de bamb.En la tercera celda los hombres ya no tenan el cabello tan largo, y algunos carecan de barba. Imagino que stos ya saben hablar dijo Riley. S, seor Riley, ya saben hablar, aunque usan un lenguaje muy primitivo.Y dnde viven? En las praderas.Qu praderas? Se acuerda de un lugar llamado Europa? S, he ido alguna vez por all.Qu lugar visit? Pars. Atlanta sonri. Hubo una ciudad que se llamaba Pars.Y qu es ahora? Una selva. Todo lo que usted conoci con el nombre de Europa es una jungla, tal como estaba hace millones de aos. Esos hombres que ve usted ah proceden de esa jungla. Son los ms avanzados entre los hombres. Tienen constancia de que en otros tiempos fueron superiores a nosotros, y, de vez en cuando, tratan de rebelarse, pero nosotras obramos con rapidez y acabamos con sus organizaciones revolucionarias.Riley se detuvo ante aquella reja.Los hombres se apelotonaron para verle mejor.Me entendis? dijo Riley.Atlanta se ech a rer. Ande, seor Riley, hbleles. Gracias, har uso de su amabilidad.Los hombres que estaban encerrados seguan mirando a Mark con curiosidad. Oiganme todos dijo Mark , tienen una gran ventaja si se encuentran en una selva... La historia de la humanidad ha probado una y otra vez que es en las junglas donde se puede iniciar una guerra de Liberacin. Pero lo importante es organizarse. Cien o doscientos hombres, harn muy poco, una simple guerra de guerrillas. Hay que organizar un ejrcito y atacar puntos vulnerables del enemigo, apoderarse de sus armas para obtener las mismas ventajas que ellos.Atlanta solt una carcajada. Seor Riley, su discurso es muy hermoso, pero ellos no le pueden entender.Por qu no?Sabe cmo luchan contra nosotras? No lo puedo saber. Con lanzas, con arcos y flechas. Esas son las poderosas armas con las que cuentan para enfrentarse a nuestro rayo exterminador.Mark dio un paso hacia la reja. Hombres, me entendis?Ninguno de los reclusos le contest. Hacan gestos con la cabeza o se miraban unos a otros indicando que no entendan.Atlanta segua riendo su triunfo. No se canse, seor Riley. Ellos tienen un lenguaje muy primitivo. Nosotras nos hemos ocupado de que no puedan obtener ninguna educacin. Hace algunos centenares de aos empezaron a trasmitirse sus conocimientos. Y sabe cmo lo hacen? En piedras. Graban y dibujan, y los padres legan esos documentos a sus hijos.Y las mujeres con las que estos hombres tienen sus hijos? Son tan primitivas como ellos.Y por qu no acaban con ellas y acabaran con la raza que ustedes odian tanto? Ha hecho una buena pregunta. Dme tambin una buena respuesta. No hemos podido acabar con el hombre. Ellos, a pesar de su corta inteligencia, no se resignan a desaparecer. Tienen mujeres y las guardan en lugares inaccesibles. Apenas las vemos... Las ciudades de Europa desaparecieron en una guerra atmica. Todo el continente fue afectado. Y de pronto, a consecuencia de las reacciones atmicas, al cabo de muchos siglos, la flora estall incontenible. Crecieron los rboles y las plantas de una forma insospechada. No se le dio importancia a eso. Era una consecuencia de las radiaciones. Aquel continente fue abandonado a su suerte hasta que de pronto, nos dimos cuenta de que en l viva tambin el hombre. Indudablemente, la poblacin no se haba exterminado cuando tuvo lugar aquella conmocin atmica. Algunos grupos humanos lograron salvarse y ellos continuaron la especie. Dgame, Atlanta, qu parte de la tierra es sta? Lo que usted conoci como Amrica del Sur. Concretamente, el centro, donde estaban entonces las selvas de un pas llamado Brasil. Haba un ro, el Amazonas. S, seor Riley. Amazonas. De modo que al fin la leyenda se convierte en realidad. Esto es Amazonia, tierra de mujeres. Todo el mundo es nuestro. No estamos slo en el Brasil. Pero usted misma dice que en Europa hay otra clase de vida distinta a la de ustedes. S, una vida primitiva, como puede estar observando en los hombres que tenemos aqu encerrados. Y ya basta de explicaciones. Su celda es la nmero 4. Siga adelante.Mark continu su camino.Los alaridos y los gritos fueron ms audibles.Por fin llegaron al lugar de donde procedan. De la celda nmero 4.Los hombres que estaban all eran parecidos a los de la tercera celda. Algunos estaban tendidos en la dura piedra. Otros saltaban o se movan como osos, bambolendose de un lado a otro, sin detenerse en ningn momento.Atlanta hizo chasquear los dedos. Una de las carceleras abri la puerta. Instantneamente, dos de los hombres encerrados, saltaron por el hueco.Fuego! grit Atlanta.Las carceleras mandaron rayos con sus metralletas. Los dos hombres que haban escapado lanzaron chillidos al recibir en el cuerpo el rayo exterminador. Brot de ellos una llamarada y, unos segundos despus, estaban convertidos en cenizas.Los dems reclusos se apartaron de la puerta, aterrorizados. Entre, seor Riley orden Atlanta. Mark entr en su prisin.

CAPITULO VIII

Mark Riley pas por entre aquellos hombres primitivos. Junto a las paredes haba algunos jergones. Se sent en el ltimo, el que estaba en el fondo.Atlanta y las guardianes se marcharon.Los hombres que estaban all y que pasaban por dementes, segn haba anunciado Atlanta, continuaban movindose, pero alguno de ellos lo miraba de reojo o bien fijamente.Uno de ellos se dirigi hacia l.Fuera! dijo. Soy tu amigo le contest Mark. El otro seal el jergn.Mo...! Fuera...! Mo!Riley sonri. Aquellos hombres tenan ya arraigado el sentido de la propiedad y, por muy sarcstico que fuese, significaba el comienzo de una cierta cultura.Una voz le lleg por la izquierda: Ser mejor que no pelee con Brutus. Riley se extra.Aquella frase representaba una continuidad en un pensamiento.Mir al hombre que se haba expresado as. Era alto, de cabello muy rubio. Como los dems, se cubra con pieles. S, amigo dijo el rubio , ha odo bien. S expresarme en la forma que usted. Vengo de Amrica del Norte.Mark se levant tendindole la mano. Soy Mark Riley. Y yo Howard Marvin.Qu hace entre esta gente? Simul un ataque de locura, y eso me libr del rayo exterminador. De dnde es usted, Riley? Vengo del ao 1971.Marvin hizo un gesto de asombro y luego se ech a rer.Lo metieron aqu por contar buenos chistes? Estaba enfermo de cncer. Segn la presidente de esta repblica femenina, es una enfermedad estpida en estos tiempos, pero en mi poca no se conoce ningn remedio para curarlo. Fui enviado aqu por el doctor Douglas Hollman.Lo han credo? S. Entonces no tendr ms remedio que creerlo yo. Gracias, Howard.Qu se proponen hacer con usted, Riley? Segn parece, me van a confinar en el valle de las Cavernas. Mal asunto.Qu es el valle de las Cavernas? La prisin ms terrible con que ellas cuentan. Los hombres son encadenados. Trabajan con grilletes, como hace miles de aos, en las canteras, aunque tambin los trasladan por equipos para realizar obras pblicas. Son vigilados constantemente por enormes pantallas de televisin. Algunos tratan de escapar, pero en seguida son convertidos en polvo. Es un bonito panorama. Siento que le hayan estropeado sus vacaciones. S, me curaron del cncer, pero tengo la impresin de que voy a terminar mis das aqu. Entiendo a Venus XXIV. Ella teme que usted trate de evitar la revolucin femenina que tuvo lugar en el ao 3027. Pero eso es una contradiccin. Yo nunca podra evitar la revolucin porque pas hace dos mil aos. Hay otro motivo, Riley.Cul es? Usted es un hombre culto, demasiado culto para ellas, y por tanto, representa un peligro.Mark sonri.Cmo lo representa usted, Howard? S. Explqueme algo respecto a usted. Cmo ha logrado subsistir con un ndice de inteligencia muy superior a todos los hombres que he visto hasta ahora? Se acuerda de Los Angeles?Cmo no me voy a acordar? Soy piloto civil. Hace apenas dos semanas estuve en Los Angeles. Fue destruida tambin. De modo que ser destruida le corrigi Mark. S, en la gran guerra atmica del siglo XXI. Pero hubo una zona que no fue devastada.Cul? El valle de la Muerte, en California. All haba un laboratorio de estudios interplanetarios, y estaban bien preparados para cualquier catstrofe. Ellos saban que el gran desastre atmico llegara tarde o temprano. Aquellos hombres de ciencia tuvieron constancia de que podran ser los nicos supervivientes, en el caso de que sobre la superficie del planeta hiciesen efecto las radiaciones de las explosiones atmicas. As fue cmo se salvaron. Tambin contaban con que no podran salir a la superficie de la tierra en centenares de aos. De modo que vivieron como topos... Para qu extenderse ms...? Yo soy uno de los descendientes de aquellas familias. Ahora somos unos cuantos miles. Tenamos un jefe, Robert Duncan... Habamos creado mquinas poderosas, pero todava no era el momento del ataque contra las revolucionarias, estas mujeres. Son crueles, despticas, ambiciosas... Trat de convencer a Duncan para que no iniciase la ofensiva. Era necesario esperar un par de siglos, para que los de una prxima generacin tuviesen ms oportunidades de xito... Duncan no quiso escucharme. Dio la orden de presentar batalla. No se dio cuenta de que estas mujeres llevan dos mil aos dueas de la tierra, y que han tenido tiempo para organizarse porque todo lo hacen con la frialdad de las mquinas. Fue la hecatombe para nosotros... Nuestras armas no se podan comparar con las de ellas. Nos derrotaron, Riley... Miles de los nuestros sucumbieron. Yo fui el nico prisionero.Y cuntos quedaron en libertad? Un par de centenares que han vuelto a vivir como topos. Otra vez estn en aquellas galeras y tienen que volver a empezar. Habrn de pasar, no dos siglos como yo haba pronosticado, sino miles de aos, para que pueda iniciarse una nueva guerra contra estas mujeres. Hay una cosa que me preocupa. No he visto a hombres, quiero decir a hombres que puedan relacionarse con esas mujeres. Sin embargo, es necesaria la unin de un hombre y una mujer para seguir procreando. Marvin se ech a rer.Ha visto a las rubias? S.Ha distinguido a una de otra? No.Ha visto a las pelirrojas? S, y tampoco he podido distinguir a unas de otras.No deduce por qu son iguales las que poseen el mismo tono de cabello?Quiere decir que...? Mark qued en suspenso , son fabricadas en serie? Exactamente, Riley. Son fabricadas en el laboratorio, en probetas. Tienen todos los ingredientes que necesitan. Lo han logrado gracias a la qumica.Pero eso es monstruoso! He estudiado la historia, Riley, y en su poca, ya se hacan ensayos para lograr el ser humano en un tubo de cristal. Desgraciadamente fue as. Pero en mi poca todava las mujeres sentan amor por los hombres, incluidas las cientficas que hacan esos experimentos para lograr la vida en una probeta. Estas mujeres no saben lo que es el amor.Est seguro, Howard? Claro que lo estoy.Cunto tiempo lleva conviviendo con ellas? Dos meses.Y antes? Slo las haba visto en nuestras pantallas de localizacin.De pronto se oy el sonido de un gong. Es la hora de nuestra comida, Mark. Olvid su traje de etiqueta?Cree que me har falta? No, la verdad es que no. Contemple y ver que slo le hacen falta sus dos manos.Se abri un agujero en el techo y por all hicieron bajar un gran caldero que iba sujeto por una cuerda. Aquellos hombres no esperaron que el caldero llegase hasta el suelo, se lanzaron sobre l como fieras. Mark vio asombrado cmo aquellos hombres primitivos agarraban lo que contena el caldero con las dos manos, a zarpazos. Pareca una masa.Qu es eso? pregunt Riley. Una mezcla de patatas y maz con un poco de agua.Y qu hay para postre? Con eso termina el men.Hasta cundo? Hasta la noche, que repiten el servicio.Y come usted eso? Y usted tambin lo comer, Riley. Lo que ellos dejen. Yo paso. Podr soportarlo como yo, tres, cuatro, cinco das, pero al final comer. Con su permiso, voy a por mi racin. Pngase la servilleta.Howard Marvin sonri las palabras de Mark. Se fue al caldero, atrap a uno de aquellos hombres por el hombro y lo hizo volverse. Entonces le conect un derechazo en la mandbula. De esa forma, logr un hueco cerca del caldero.Mark Riley vio comer a Howard Marvin de aquella masa en el cuenco de la mano.Poco despus, Howard regres al lado de Riley. Ya termin el banquete.Mark observ que los otros hombres se echaban a dormir en los camastros o en el suelo. Ahora dormirn un rato dijo Marvin. Siempre viene bien una siesta despus de una comida abundante.Howard Marvin ri pegando una palmada en la espalda de Mark. Me gusta, Riley, y creo que quiz usted y yo podamos hacer algo.Por ejemplo? Escapar de este infierno.

CAPITULO IX

Mark Riley estaba pensativo. Le haban ocurrido muchas cosas desde que lleg al ao 5000.Sonri imaginando lo que diran sus contemporneos si les contase su aventura. Naturalmente, entre ellos, no estaban incluidos el doctor Hollman y Susie.Si l se pudiese presentar en Washington o en Londres, o en Mosc en la Sede del Gobierno de esos pases y dijese: Caballeros, vengo del ao 5000. Todo lo que ustedes estn haciendo actualmente en el ao 1971, es contribuir a que estalle una revolucin en el ao 3027, y esta vez no sern hombres como ustedes quienes traten de obtener el mando. Sern las mujeres.No, nadie lo escuchara.Tal idea fue como un campanillazo en su mente. Venus XXIV le haba dicho que no lo reenviaran a su poca por temor a que l impidiese aquella revolucin que estaba por llegar. Pero tena que haber otra razn. Venus XXIV, aparte de poseer aquellas cualidades a que se haba referido Marvin, la ambicin, la crueldad, el despotismo, deba poseer tambin una inteligencia privilegiada.Sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpe de gong y unas palabras que llegaron desde un altavoz: Prisionero Mark Riley, preprese a salir de la celda.Marvin, estaba durmiendo al lado de Riley, y despertQu es lo que han dicho? Que tengo que salir.Dnde? Para qu? Imagino que me llevan al valle de las Cavernas. Maldita sea. Haba contado con que le dejaran ms tiempo conmigo para preparar la fuga. Lo siento. No puedo esperar. Esccheme, Mark. Abrirn la puerta en un minuto. Lucharemos contra los guardianes. Es una locura. Ellas tienen armas. Con el rayo exterminador acabarn con nosotros en un abrir y cerrar de ojos.En aquel momento se abri la puerta enrejada. Otro de aquellos locos trat de escapar y sali por el hueco.Al otro lado estaba Atlanta con dos mujeres guardianes. Una de stas apret el disparador de su metralleta.El rayo de la muerte acab con el desgraciado fugitivo, convirtindole en un montn de cenizas. Atlanta ri desde el hueco de la puerta.Hay alguien ms que quiera intentarlo?Los hombres primitivos haban quedado aterrorizados.Marvin hizo una reverencia. Seorita Atlanta, me concede este baile? Y se puso a bailar solo.Atlanta borr la sonrisa de sus labios. Riley, estoy esperando.Mark ech a andar, pero Marvin lo cogi por el camino enlazndolo por la cintura y bail con l como si fuese su pareja. Mientras tanto, le habl al odo Estoy loco, recuerde. Vamos hacia la salida. No lo haga, Marvin. Calle y siga adelante.Fueron bailando hacia la puerta. Atlanta grit:Marvin, sultelo! Howard no solt a Riley. Ya estaban cruzando el hueco de la puerta.Fuego contra los dos! orden Atlanta.Mark vio que las dos mujeres guardianes se disponan a utilizar su metralleta.Entonces obr con rapidez. Peg un rodillazo en el estmago de Marvin hacindole caer en el interior de la celda.Las mujeres guardianes no dispararon.Mark ya haba salido y la puerta se cerr electrnicamente.Mark Riley dio un suspiro de alivio cuando vio que Marvin no haba sufrido demasiado dao. Se haba sentado sobre las baldosas y se masajeaba el estmago. Lo apunt con un dedo y dijo: No me gusta bailar con locos. Atlanta habl con voz seca: Basta, Riley. Lo estn esperando.Quin? Ya lo sabr a su debido tiempo.Con misterios tambin, preciosa seorita? Cuidado con lo que dice. Era un requiebro. Entrese de una vez por todas, Riley. Un requiebro de un hombre a una mujer en nuestra repblica es una condena a muerte. Oh, perdn. No lo vuelva a repetir. Lo tendr muy en cuenta. Eche a andar y recuerde las instrucciones que se le han dado hasta ahora. No intente escapar o ser muerto al instante. No se preocupe, Atlanta. Quiero seguir conociendo su maravillosa repblica.Mark fue sacado de la prisin y, siempre custodiado por Atlanta y las dos mujeres guardianes, lo condujeron al edificio principal.Llegaron ante una puerta, la cual se abri tambin electrnicamente.Mark oy una msica suave, muy distinta a la que haba odo con anterioridad. Vio un gran saln con divanes y almohadones de brillantes colores. Entre ah, Riley orden Atlanta.Mark entr y las puertas se cerraron a su espalda.Estaba a solas.Una voz le lleg desde el fondo. Acrquese.Era la voz de Venus XXIV.Mark se qued asombrado al ver a Venus en una piscina, de la que slo emerga la cabeza porque estaba cubierta por espuma color de rosa. Tena el hermoso cabello platino recogido con una cinta. Acrquese ms dijo ella.Mark dio unos pasos, llegando hasta el borde de la piscina.Ella le sonri.Qu es lo que le extraa? Que la presidente de la repblica me invite a contemplar su aseo personal. No es mi aseo personal, seor Riley.No? Es un bao para conservar mi juventud. Le falta agregar algo, Venus. Su belleza. Yo no soy bella. Yo soy como soy. Usted es bella, Venus. Cllese. Y tambin es hermosa.Los ojos de la mujer fulguraron.No le han advertido que un hombre no puede decir eso que usted dice a una mujer? S, y tambin me advirtieron que el hombre que se atreve a faltar a esa ley es condenado a muerte. Venus sac el brazo desnudo de entre la espuma roscea. Yo puedo ordenar que lo maten ahora mismo.l la estaba mirando fijamente a los ojos.Y por qu no lo hace?Ella entreabri los labios.Mark esper or la sentencia final. Pero lo que dijo Venus fue: Vulvase de espaldas.Por qu? Voy a salir del bao. No s por qu tengo que volverme de espaldas. Al fin y al cabo, usted no tiene belleza y yo no puedo admirarla.Qu? Oiga, Venus, es que con el tiempo han perdido el odo?No se haga el gracioso! No pretendo hacrmelo. Entonces, no acabe con mi paciencia. Mark hizo una inclinacin con la cabeza. A sus rdenes, emperatriz.No me llame emperatriz! Como usted quiera, presidente.Vulvase ya!Mark se volvi de espaldas.Oy un chapoteo cuando Venus sala de la piscina. Seora presidente, puedo ayudarla en algo? No, gracias. Lo deca por si no puede secarse usted sola la espalda. Puedo perfectamente secarme la espalda, sin necesidad de que nadie me ayude... Ya puede mirarme. Mark se volvi.Ella llevaba ahora tambin una tnica, de color azul brillante, que dejaba transparentar los hombros, el estmago y sus esbeltas piernas.Mark la admir de pies a cabeza.Qu es lo que mira con tanta atencin, Riley? Me sorprende, seora presidente. No cre que notase cierta intencin en la mirada de un hombre. Pues la noto porque mi cerebro es privilegiado. Tiene usted muchas cosas privilegiadas. Dgame una de ellas. Aparte de mi cerebro. Mark Riley recorri la distancia que le separaba de ella. Tres metros. Quedaron muy juntos. Su boca, Venus. Esa es una de las cosas privilegiadas que tiene, adems de su cerebro.Cmo lo sabe? No lo s, pero lo voy a saber dijo l y, enlazndola por la cintura, la atrajo hacia s y la bes en los rojos labios.

CAPITULO X

Venus apart su boca de la de Mark Riley. Tena los ojos agrandados.Qu es lo que ha hecho, seor Riley? No sabe lo que es un beso? Claro que lo s.Le dieron alguno? Jams! Entonces, cmo lo sabe? He visto pelculas en nuestro archivo. Pelculas del pasado. Un hombre y una mujer acercan su boca, la unen. Eso es un beso. Una estupidez.No ha sentido nada? Qu quera que sintiese? Bueno, quiz est un poco bajo de forma dijo Mark, y la volvi a besar, ahora con ms fuerza que antes.Venus no hizo ningn gesto para librarse de Mark. Fue l quien apart sus labios de los de ella. Y lo hizo muy lentamente.Dej de abrazar a Venus y ella perdi el equilibrio y se tambale.Y ahora, Venus? Ahora qu? Le estoy preguntando si sinti algn efecto. Tampoco. Miente... Acabo de descubrir que ustedes todava no han logrado anular su instinto.A qu se refiere? Al amor.Amor? Esa palabra no existe en nuestra repblica. Amor por un hombre. Los hombres son nuestros esclavos. Los necesitan. Los hombres son como animales. Ustedes han querido que sean unos animales. Pero no todos se encuentran en la misma situacin. Hay algunos que son bastante inteligentes. De modo que ha estado hablando con alguno de esos hombres-topo que viven en Amrica del Norte. Es posible. No son tan inteligentes como nosotros, y por eso los derrotamos. Los derrotaron porque las armas de ustedes son superiores a las de ellos. Pero yo no me refera al resultado de la guerra que han sostenido, sino a que esos hombres pueden competir con ustedes en lo que se refiere a inteligencia. Y si pueden competir en ese aspecto, tambin pueden sentir amor por ellos. El amor es una debilidad. No crea que est diciendo nada original. En todas las pocas ha habido seres humanos que han considerado el amor como una debilidad. Pero con eso nunca lograron terminar con el amor entre un hombre y una mujer.Esta vez acabamos con lo que usted llama amor! Usted sinti cierto inters por m. Mi nico inters es contemplar a un ejemplar de la especie humana que vivi hace ms de tres mil aos. Leo algo ms en sus ojos.Qu es lo que lee? Est deseando que la bese otra vez.Qu? Cuando un mi boca a la suya, sent cmo su sangre corra ms aprisa en las venas.Falso! Y tambin sent su corazn aumentar el ritmo de los latidos.No es verdad!Mark ech a andar hacia Venus y sta retrocedi.No se acerque, Riley!Por qu me teme? No le temo! Entonces, estse quieta.Me est desafiando? S, la estoy desafiando a que me pruebe que su nico inters por m es el cientfico.Ella qued inmvil. Muy bien. Se lo probar.Mark qued de nuevo muy cerca de ella. Alarg una mano y acarici el hombro de Venus.Sinti cmo ella se estremeca. Me est produciendo un escalofro, seor Riley dijo Venus , pero no crea que es por algo que tenga que ver con el amor. Simplemente, se trata de un contacto de su superficie fra con mi superficie tibia. La entiendo, un puro accidente fsico.Mark le acarici la espalda y acerc sus labios a los de ella. Pero esta vez detuvo su boca muy cerca de la de Venus y habl con un susurro: Es una gran victoria la que ustedes han conseguido al desterrar el amor entre un hombre y una mujer. Para qu es necesario si ustedes nacen de un tubo de ensayo? No necesitan para nada al hombre. Absolutamente para nada dijo Venus con voz queda, pero impuls su boca hacia la de Mark, buscndola con avidez.Mark dej que ella lo besase. Y las manos de Venus subieron y lo atraparon por el cuello, y los dedos femeninos le acariciaron la nuca.El ataque fue sbito, y acab tambin repentinamente.Venus salt hacia atrs, apartndose de Mark. Se retorci las manos contra el estmago.Qu es lo que he hecho...? Qu ha pasado? El amor, seora presidente.No! Ha deseado besar a un hombre.No! Y lo ha besado.Cllese! No sabe cunto me alegra que, despus de todo, ustedes sean tan normales en ese aspecto como las mujeres de hace tres mil aos.Venus apret los puos contra los redondeados muslos.Seor Riley, no diga una palabra ms contra m o acabar con usted! Sera muy sencillo acabar conmigo. Un simple rayo exterminador y me convertira en un montoncito de ceniza. No podra impedirlo, Venus XXIV. Ande, hgalo. Ordene mi desaparicin, si con eso queda satisfecha.Venus se dirigi hacia una mesa y puls un botn. Se abri la puerta del fondo y apareci Atlanta con las dos mujeres guardianes. Atlanta, este hombre del siglo XXI ha recibido informacin acerca de las gentes que viven en Amrica del Norte. Hay un loco en la misma celda donde Riley fue encerrado. Quiero ver a ese demente. Trelo inmediatamente. Sus rdenes sern obedecidas.Atlanta se march con los guardianes. Riley apret los maxilares con rabia. Venus, qu va a hacer con l? Estaba buscando informacin con respecto a la colonia subterrnea.Para qu? Para destruirla. Los ojos de Mark relampaguearon. Usted no puede hacer eso, Venus. No puede destruir a los hombres que estn a su altura de inteligencia. Con los que ustedes pueden emparejarse.Habla de emparejamiento como si fusemos animales!Se rebela al or hablar de emparejamiento? Entonces, debo decir que no puede destruir a esos hombres de los que ustedes pueden enamorarse?Son un peligro para nosotros! Y no porque vayamos a enamorarnos de ellos, sino porque es la nica colonia terrestre en donde los hombres han logrado supervivir con una cultura. Han estado dos mil aos esperando el momento para atacarnos, y ya lo hicieron. Pero los vencimos y no quiero que vuelva a ocurrir. He de acabar con esa colonia. La destruir totalmente. No dejar a uno de ellos vivo. Esccheme, Venus, dense una oportunidad a s mismas. Deben tener sus propios hijos. Los amarn. No sea estpido. No nos interesa la maternidad.Otra debilidad? Es eso, Venus? Lo considera otra debilidad de la mujer...? S.Qu queda de ustedes? El cerebro y el corazn.Cerebro y corazn...? Oh, no, por cerebro tienen una computadora electrnica y por corazn un simple filtro de sangre... Cul es su goce, Venus? Un bao de espuma roscea para conservar su juventud? Y para quin quiere conservar su juventud? Para que la contemplen sus pelirrojas, sus rubias, sus morenas...?No siga adelante! Ya habl demasiado, seor Seguir hablando hasta que me mande su maldito rayo! No puedo cambiar el curso de la historia volviendo a mi tiempo, pero puedo cambiarla a partir de ahora.Slo es un fanfarrn! Viene del ao 1971 y pretende darle lecciones a una mujer del ao 5000. No comprende lo absurdo de su pretensin? Yo soy superior, a usted en mentalidad! Es lo que usted cree. En pocas pasadas han existido siempre seres muy superiores a otros que viven centenares de aos despus. La inteligencia no se mide por la poca en que uno viene a la vida... Usted poseer conocimientos que yo no puedo tener, pero no por eso es ms inteligente que yo. Y hay una prueba de que yo lo soy ms que usted.Cul? Mi amor por el prjimo.Vyase al infierno con su amor al prjimo! Howard Marvin entr en la estancia custodiado por Atlanta y las dos guardianes. El cautivo de la colonia de Amrica del Norte anunci Atlanta.Venus observ atentamente a Marvin. Prisionero le dijo , t vas a hablar. T dirs dnde est tu colonia. Nos hars un plano de todas las galeras subterrneas.Howard se ech a rer. No, cario, yo no voy a decir nada.Ordenar que te atormenten y hablars!

CAPITULO XI

Howard Marvin mir fijamente a los ojos de Venus. Puede arrancarme la piel. Puede trocearme, pero no me sacar una sola palabra. Eso lo veremos.Mark se puso entre Marvin y Venus. No quiero que se le atormente.No me importa lo que usted quiera! grit. Este hombre debe volver con los suyos.Cmo? Ha de reinar la paz. Ustedes necesitan a hombres como Howard Marvin.No los necesitamos absolutamente para nada! Qutese de en medio, seor Riley! Venus, quiero que lo deje en libertad. Quiero que Howard Marvin vuelva con los suyos. Quiero que una comisin de ellos venga a hablar con usted. Que sea posible una vida pacfica entre ellos y ustedes. Que se destierre la violencia.Atlanta ri. Seora presidente, este hombre est loco, y debo llevrmelo a la celda de los dementes. Yo le dar all el tratamiento que merece.Mark se revolvi como una centella y le solt una bofetada.La jefe de las guardianes se derrumb en el suelo mientras lanzaba un grito.Las dos guardianes levantaron las metralletas y se dispusieron a disparar contra el hombre que se haba atrevido a golpear a su jefe.Quietas! orden Venus. Atlanta se levant llena de furia. Seora presidente, con el debido respeto, exijo la vida de este hombre.No puedes exigir nada!Me ha golpeado! Y usted ya conoce nuestra ley con respecto a los hombres! Ojo por ojo y diente por diente!Cllate!Atlanta fue a protestar de nuevo, pero la orden de Venus estaba llena de energa y guard silencio.Usted, tambin va a ser castigado, seor Riley! Los dos irn a la celda del tormento, aunque por distinta causa. Usted, seor Riley ser azotado y, en cuanto a usted, Marvin, ser atormentado hasta que hable. Esa es mi orden, Atlanta. Cmplela!Howard Marvin estaba en el potro.Sus miembros parecan ir a quebrarse de un momento a otro.Todo su cuerpo estaba baado en sudor.Mark Riley tena las manos sujetas con una argolla en la pared. Hasta ahora no haban empezado a azotarle. Estaba viendo cmo su amigo era atormentado. Atlanta acerc su rostro al de Marvin.Dnde est la colonia de los hombres-topo? No lo s.Lo dirs!Marvin le solt un salivazo a la cara.Atlanta solt un rugido mientras retroceda limpindose con el dorso de la mano.Otra vuelta a la rueda!Dos mujeres que estaban encargadas de aquella misin, dos morenas de esplndida hermosura, accionaron la maquinaria del potro. Las extremidades de Marvin se atirantaron ms y la vctima se desmay.No siga! dijo Riley . Est sin conocimiento! Se cree muy listo, eh? dijo Atlanta . Ha llegado su turno. Dadme un ltigo. Yo ser quien lo azote. Una de las guardianes le dio el ltigo.Atlanta lo hizo restallar.Qu hizo usted con Venus, Riley? Nada. Debi de hacer algo con ella para que impidiese que mis subordinadas lo fulminasen con sus armas. Riley guard silencio.Atlanta lanz la cola del ltigo que restall en las espaldas varoniles.Mark sinti un agudo dolor. Quiero saber lo que pas entre usted y Venus, seor Riley. Nos besamos.Qu? Nos besamos. Dir que usted la bes a la fuerza. A ella tambin le gust.Es falso...! Est mintiendo! Pregnteselo a ella.Atlanta le descarg otro latigazo mucho ms fuerte que antes.Ninguna de nosotras ha besado a un hombre, Riley! Eso es porque no han tenido oportunidad.Le voy a arrancar la piel! Puede hacerse varias petacas con ella. Tengo mucha. Yo le dejar muy poca dijo Atlanta y volvi a lanzar el ltigo contra las espaldas de Riley.En aquel momento se encendi una pantalla y en ella apareci Venus.Atlanta!La aludida, que se dispona a seguir golpeando a Mark con el ltigo, interrumpi el castigo. Mande, seora presidente.Qu dijo el prisionero Marvin? Nada. Se desmay en el potro.Mark volvi la cabeza y sus ojos se encontraron con los de Venus en la pantalla. Ella dijo: Ya veo que el hombre del siglo XX ha recibido su castigo. Slo fue el comienzo dijo Atlanta . Voy a seguir azotndole. Suspende el castigo. Con el debido respeto, quiero continuarlo.He dicho que lo suspendas hasta nueva orden! S, seora presidente.Atlanta arroj el ltigo contra la pared. Vamos orden a las guardianes.Las tres salieron de la mazmorra cerrando la puerta. En la pantalla continuaba Venus.Mark le sonri. Gracias por intervenir en mi favor, Venus. Atlanta me odia mucho y me habra dejado convertido en un despojo. Me est obligando a tomar una determinacin con respecto a ustedes.Qu clase de determinacin? La definitiva.Se refiere a la muerte? S, seor Riley. Puedo acabar con usted de una vez por todas, pero le conceder una oportunidad. Es muy amable. Hable con Marvin. Convnzale para que nos diga dnde est situada su colonia.Mark movi la cabeza en sentido negativo. No, Venus. No espere que traicione a Marvin.Tendr que hacerlo si quiere volver a su poca! Mark parpade. Si consigo que Marvin les diga dnde est su colonia, me devolvern a 1971? S. No est mal el premio de mi traicin. Imagino que usted amar a alguien en la tierra.Mark record a Paula Jones. Se iba a casar con ella hasta que supo que sufra del cncer. Pero luego aquella imagen fue borrada y en su mente apareci otra, la de Susie Garland. No tuvo tiempo para preguntarse por qu. Venus habl de nuevo a travs de la pantalla: Seor Riley, usted habr sido el nico ser humano que ha traspasado tres mil aos de su poca, y que volver a vivir con los suyos. No se da cuenta de la clase de experiencia que puede brindar a sus compatriotas? No traicionar a Marvin. Le dar algn tiempo para pensarlo. Hasta esta noche. No hace falta que me d ningn tiempo. Puede acabar conmigo ahora mismo. Sin embargo, le dar el plazo.La imagen de Venus desapareci en la pantalla. Mark mir a Marvin, que estaba volviendo en s. Howard.Qu, Riley? Se fueron? Nos dejaron solos por un rato. Esas malditas saben cmo hacer dao. Estn dispuestas a acabar con nosotros.Tuviste alguna duda de eso? ri Marvin. Venus me acaba de dar una oportunidad. Yo debo sonsacarte la localizacin de tu colonia y ella me devolver al ao 1971.Y qu le has dicho t? Si estuviese suelto, te rompera la boca por dudarlo.Marvin ri otra vez. Slo me faltaba eso. Que me rompiese la boca. Tengo ya rota hasta el alma. Tena la esperanza de que nos enviasen al valle de las Cavernas. All podramos haber hecho algo. Pero, tal como estn las cosas, no creo que salgamos vivos de esta mazmorra. Qu plazo te dio? Hasta la noche. Si pudisemos librarnos de esto...Mark mir la argolla a la que estaba sujeto. Dio un tirn fuerte, pero no consigui nada. Luego apoy uno de los pies en la pared y sigui tirando. Las venas de su cuello parecieron ir a estallar, y al fin se dio por vencido. Tengo que darte una mala noticia, Howard dijo . Tienes razn. Estamos los dos listos. No tenemos escape.

CAPITULO XII

En el laboratorio del doctor Hollman, en Glen Cove, estado del Maine, continuaba corriendo el ao 1971. Susie Garland pregunt: To Douglas, no puedes establecer contacto con Mark Riley? Lo he intentado muchas veces, pero no he recibido ninguna seal.Qu puede estar pasando? Desgraciadamente, no nos es posible saberlo. Desde que l se march, me estoy preguntando qu clase de mundo se ha encontrado. No