latín y español davila

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LAS LENGUAS ROMÁNICAS EN ESPAÑA Como sabes, en España se hablan varias lenguas. En el norte y el este peninsular, el castellano convive con el gallego, el vasco y el catalán. Habrás podido observar que el catalán y el gallego te resultan más fáciles de entender, mientras que el vasco apenas muestra parecido con ninguna de ellas. La razón es sencilla: castellano, catalán y gallego son lenguas hermanas, procedentes de la misma lengua madre, el latín, mientras que el vasco es de origen desconocido, anterior a la implantación del latín en la Península Ibérica y no procedente del indoeuropeo, que es la lengua hipotética de la que se deriva el latín y gran parte de las otras familias lingüísticas europeas (la familia germánica, eslava, celta...). Todas las lenguas que proceden del latín, y que son resultado de la fragmentación de este una vez desintegrado el Imperio Romano, se llaman lenguas románicas. Deben su nombre a la Romania, como se denominaba al conjunto de regiones que formaban el antiguo Imperio. También podemos referirnos a ellas como lenguas romances, como decía el poeta medieval castellano Gonzalo de Berceo: "Quiero fer la passion de Sennor Sant Laurent / en romanz, que la pueda saber toda la gent". Y es que romance se llamaba a la lengua vulgar que hablaba el pueblo, frente al latín, que en el siglo XIII, cuando Berceo escribió estos versos, ya sólo era una lengua culta de expresión escrita. El latín que sirvió como base a las distintas lenguas románicas no fue nunca el latín culto, sino el sermo vulgaris o latín vulgar, hablado por las gentes del pueblo. Paulatinamente, en un proceso que duró siglos, perdida ya la relación con Roma, este latín fue evolucionando de manera distinta en las diferentes zonas peninsulares donde se implantó. La invasión árabe, iniciada en el 711 d.C., originó un largo periodo histórico en el que los cristianos se organizan militarmente para recuperar los territorios perdidos. Surgen así los reinos peninsulares, bajo cuyo poder se fueron consolidando los antiguos dialectos del latín, de este a oeste: catalán, navarro-aragonés, castellano, astur-leonés y gallego-portugués. De estos dialectos medievales llegaron a constituirse en lenguas autónomas el catalán, el castellano y el gallego, separado ya

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LAS LENGUAS ROMÁNICAS EN ESPAÑA

Como sabes, en España se hablan varias lenguas. En el norte y el este peninsular, el castellano convive con el gallego, el vasco y el catalán. Habrás podido observar que el catalán y el gallego te resultan más fáciles de entender, mientras que el vasco apenas muestra parecido con ninguna de ellas. La razón es sencilla: castellano, catalán y gallego son lenguas hermanas, procedentes de la misma lengua madre, el latín, mientras que el vasco es de origen desconocido, anterior a la implantación del latín en la Península Ibérica y no procedente del indoeuropeo, que es la lengua hipotética de la que se deriva el latín y gran parte de las otras familias lingüísticas europeas (la familia germánica, eslava, celta...).

Todas las lenguas que proceden del latín, y que son resultado de la fragmentación de este una vez desintegrado el Imperio Romano, se llaman lenguas románicas. Deben su nombre a la Romania, como se denominaba al conjunto de regiones que formaban el antiguo Imperio. También podemos referirnos a ellas como lenguas romances, como decía el poeta medieval castellano Gonzalo de Berceo: "Quiero fer la passion de Sennor Sant Laurent / en romanz, que la pueda saber toda la gent". Y es que romance se llamaba a la lengua vulgar que hablaba el pueblo, frente al latín, que en el siglo XIII, cuando Berceo escribió estos versos, ya sólo era una lengua culta de expresión escrita.

El latín que sirvió como base a las distintas lenguas románicas no fue nunca el latín culto, sino el sermo vulgaris o latín vulgar, hablado por las gentes del pueblo. Paulatinamente, en un proceso que duró siglos, perdida ya la relación con Roma, este latín fue evolucionando de manera distinta en las diferentes zonas peninsulares donde se implantó. La invasión árabe, iniciada en el 711 d.C., originó un largo periodo histórico en el que los cristianos se organizan militarmente para recuperar los territorios perdidos. Surgen así los reinos peninsulares, bajo cuyo poder se fueron consolidando los antiguos dialectos del latín, de este a oeste: catalán, navarro-aragonés, castellano, astur-leonés y gallego-portugués.

De estos dialectos medievales llegaron a constituirse en lenguas autónomas el catalán, el castellano y el gallego, separado ya del portugués. El catalán es hoy hablado en las comunidades autónomas de Cataluña, Baleares y Valencia, donde recibe el nombre de valenciano; también se habla catalán en una pequeña franja del este de Aragón, limítrofe con Cataluña. El gallego, por su parte, es hablado en la comunidad autónoma gallega, mientras que el castellano es lengua oficial en toda España.

El castellano de la Edad Media

La lengua castellana deriva del latín vulgar arromanzado que se hablaba en Cantabria en el siglo IX. De ahí se fue extendiendo hacia el sur de la Península, como también lo hicieron el galaicoportugués y el catalán, a medida que avanzaba la Reconquista y se repoblaban los nuevos territorios. Además, el castellano se iba extendiendo hacia el este y el oeste hasta territorios en los que se hablaba el aragonés y el astur-leonés, respectivamente.

Los testimonios escritos en romance más antiguos aparecen en las Glosas Emilianenses, compuestas en el monasterio de San Millán de la Cogolla, y en las Glosas Silenses: son las anotaciones que unos monjes escribieron al margen de unas homilías a finales del siglo X. La

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primera manifestación literaria escrita que se conserva en lengua castellana es el Cantar de Mio Cid (sigloXII). Y el primer escritor con nombre conocido es Gonzalo de Berceo. Este poeta del mester de clerecía compuso sus obras en castellano (Los milagros de Nuestra Señora, Vida de Santo Domingo de Silos, Vida de Santa Oria) y de esta manera contribuyó a prestigiarlo.

Alfonso X el Sabio, en la segunda mitad del siglo XIII, creó la prosa castellana al promover la traducción de textos jurídicos, históricos y científicos al castellano. Además fijó normas gráficas que sirvieron como modelo hasta el siglo XVI y que contribuyeron a unificar la lengua castellana escrita.

Características del castellano medieval

Vocales y consonantes:

1. Pérdida progresiva, posiblemente por influjo del vasco, de F inicial latina: F- > h-.

2. Diptongación de la e tónica: E > ie, CERVU > ciervo, METU > miedo.

3. Diptongación de la o tónica: O > ue, BONU > bueno, COVA > cueva.

4. Sonorización de las oclusivas sordas en posición intervocálica: P > b, T > d, K > g, LUPU > lobo, SUPERBIA > soberbia, CATENA > cadena, TOTU > todo, AMICU > amigo, SOCRA > suegra.

5. Palatalización de lo grupos PL-, CL-, FL- en posición inicial: CLAVE > llave, PLAGA > llaga, PLENU > lleno.

6. Aparición de un sonido nuevo: la x se pronunciaba como la sh del inglés en shower: lexar ('dejar').

Morfología y sintaxis

1. Aparición de los artículos, aunque no se usaban tanto como en español moderno.

2. Había verbos intransitivos con el auxiliar ser en los tiempos compuestos: son llegados en lugar de han llegado.

3. Se añadían expresiones como no vale un figo para hacer más rotunda la negación.

4. Se empezó a usar la preposición a con el complemento directo de persona: a ti veo.

Vocabulario

Palabras de origen gótico. Ejemplos: brotar, rapar, guardia, ropa, parra, aspa, Álvaro, Rodrigo, Fernando.

Palabras de origen árabe. Ejemplos: alférez, acémilas, acequia, aljibe, noria, azahar, azucena, algoritmo, guarismo, Guadiana.

Palabras de origen francés y occitano: doncel, ligero, ruiseñor, linaje, hostal, salvaje.

El castellano del siglo XV

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El siglo XV es importante para la historia de la lengua castellana porque la expansión del idioma en la Península Ibérica era una realidad pero, sobre todo, porque empezaba la colonización de América. El castellano se estaba extendiendo por el sur y se iba imponiendo al astur-leonés y al aragonés, que quedaban cada vez más relegados a la vida privada, con lo cual se consolidaba la unidad lingüística en el centro de la Península. Este proceso de expansión y de unificación se vio favorecido por la difusión de la imprenta que ayudaba a fijar y divulgar textos con un menor número de variantes.

A todo esto hay que añadir que durante este siglo se siguió prestando al idioma la misma atención que en época de Alfonso X el Sabio. Dos personalidades destacan especialmente. Por una parte, Enrique de Villena, que había traducido la Divina Comedia de Dante y la Eneida de Virgilio, escribió el primer estudio sobre fonética y ortografía castellanas: el Arte de trovar; por otra, Elio Antonio de Nebrija, que redactó la primera gramática del castellano: Gramática de la lengua castellana. El propósito que animaba a Nebrija al fijar las normas para expresarse con corrección y elegancia en castellano aparece en el prólogo de su obra y muestra el interés que tenía por el idioma y por el futuro de lo que en él se escribiese: "lo que agora i de aquí adelante en él se escriviere, pueda quedar en un tenor y extenderse por toda la duración de los tiempos que están por venir, como vemos que se ha hecho en la lengua griega y en la latina".

Características del castellano del siglo XV

1. Prosigue la pérdida de la f inicial.

2. Se dudaba entre ome y hombre; tenedes, tengáis y tenés; sodes, sos y sois.

Palabras de origen francés. Ejemplos: paje, dama, galán.

Palabras de origen italiano. Ejemplos: corsario, piloto, atacar, escaramuza, belleza, soneto.

El castellano del Renacimiento y el Barroco

Durante los siglos XVI y XVII la lengua castellana se extendió por la recién descubierta América de la mano de los colonizadores. También acompañó a los judíos sefardíes en su salida de España cuando fueron expulsados por los Reyes Católicos al acabar la Reconquista; todavía hoy unos 200.000 descendientes de aquellos judíos hablan sefardí. El español se convirtió en una lengua de prestigio en Europa. El italiano incorporó hispanismos como grandioso, disinvoltura, cumplimiento, pícaro y el francés términos como fanfarron, compliment, morion, ajudant. La literatura española vivió un momento de esplendor con escritores como Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora o Pedro Calderón de la Barca, que sería conocido como los Siglos de Oro.

Características del español de los siglos XVI y XVII.

Consonantes

En esta época se fijó el sistema consonántico que todavía perdura hasta nuestros días. Apareció el sonido consonántico z y el sonido consonántico j.

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Morfología y sintaxis

1. Arraigó el superlativo en -ísimo.

2. Estaba extendido el uso de las preposiciones cabe y so, que hoy resultan arcaicas.

3. El verbo haber queda como verbo auxiliar y pierde el sentido de posesión a favor del verbo tener.

Palabras venidas de América. Ejemplos: tabaco, canoa, huracán, cacique, chocolate, tomate.

Palabras de origen italiano. Ejemplos: bisoño, escopeta, centinela, manejar, bagatela, capricho.

Palabras de origen francés. Ejemplos: sumiller, trinchera, bayoneta.

El castellano del siglo XVIII

En 1713 se fundó la Real Academia Española con el propósito de "fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza". Para llevar a cabo este objetivo publicó el Diccionario de Autoridades, en 1726; la Ortografía, en 1741; y la Gramática, en 1771. La labor que esta institución desarrolló, primero sola y, en siglos posteriores, en compañía de todas las Academias de los países en los que se habla castellano, iba a ser definitiva para mantener unido el español moderno.

PREFIJOS GRIEGOS Y LATINOS

Uno de los procedimientos para crear vocablos nuevos es la utilización de prefijos de origen griego y latino. Estos prefijos se anteponen a un lexema, aportando un nuevo significado y formando una palabra nueva.

Principales prefijos de origen griego

a-, an- (amoral, atípico)

anti- (antiinflamatorio, antibalas)

ana- (anacrónico, analogía)

cata- (cataplasma)

dis- (dislexia)

para- (paráfrasis, paradoja)

peri- (perímetro, periscopio)

Principales prefijos de origen latino

ante- (antesala, antemano)

con-, com-, co- (convenir, compadre, cooperar)

contra- (contraluz, contraindicación)

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de-, des- (degradar, desusar)

dis- (disgusto, disculpa)

en-, em- (encubrir, empapelar)

ex- (exponer, exportar)

extra- (extramuros, extraparlamentario)

in-, im-, i- (inútil, impreciso, irresponsable)

inter- (internacional)

intra- (intramuscular)

pos-, post- (posdata, postdorsal)

pre- (previsión)

pro- (proponer, procesión)

re- (reelaborar, recargar)

trans-, tras- (transatlántico, traspaso)

CULTISMOS Y PALABRAS PATRIMONIALES

Los cultismos son palabras de origen griego o latino que han sido introducidas en la lengua en diferentes momentos de la historia para designar ideas o conceptos nuevos o por necesidades artísticas o expresivas. Los cultismos conservan casi intactos los fonemas de la lengua de origen, ya sea latín o griego, y, por tanto, apenas han sufrido cambios fonéticos respecto a la palabra de la que proceden.

Ejemplos: fraternal, filial, acuático, ocular, auricular, fabular, parábola, milagro, espíritu, pleno, etc.

Las palabras patrimoniales son palabras que han estado presentes en la lengua desde que los romanos llegaron a la Península hasta la actualidad. Estas palabras, a diferencia de los cultismos, han ido evolucionando fonéticamente desde la palabra de origen; así, por ejemplo: abeja (< apicula), llamar (< clamare), viejo (< vetulus), piedra (< petra), toro (< taurus), ojo (< oculus), hacer (< facere), etc.

A menudo, una misma palabra latina (collocare) puede dar origen a dos palabras castellanas, un cultismo (colocar) y una palabra patrimonial (colgar). Estas parejas de palabras, con un mismo origen etimológico, pero con distinta evolución fonética, se denominan dobletes o pares románicos.

SIGLAS, ACRÓNIMOS Y ACORTAMIENTOS

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Las siglas son palabras formadas por las letras iniciales de cada una de las palabras que constituyen una denominación compleja. Normalmente, se utilizan para designar de forma abreviada a organismos, instituciones, asociaciones, sistemas, objetos, etc.

Ejemplos: FM (Frecuencia Modulada), UGT (Unión General de Trabajadores), CD (Compact Disc o disco compacto), OIT (Organización Internacional del Trabajo), CNT (Confederación Nacional del Trabajo), CC OO (Comisiones Obreras), FMI (Fondo Monetario Internacional), etc.

Las siglas se leen deletreándose (FBI, DDT) o se leen combinando el deletreo con la lectura de una parte tal como se escribe (CD-ROM). Todas las letras que componen la sigla se escriben en mayúsculas.

Los acrónimos son palabras formadas por las letras iniciales (ONU = Organización de las Naciones Unidas) o terminales (Banesto = Banco Español de Crédito) de una denominación compleja que se han incorporado a la lengua común y que se pronuncian como una palabra más. Ejemplos: radar (radio detecting and ranging, 'detección y localización por radio'), láser (light amplification by stimulated emission of radiation, 'amplificación de luz mediante emisión inducida de radiación'), OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), Talgo (Tren Articulado Ligero Goicoechea-Oriol), SEAT (Sociedad Española de Automóviles de Turismo), BOE (Boletín Oficial del Estado), IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido), etc.

Al incorporarse al léxico común de la lengua, tras una época en que aparecen escritos con mayúsculas, los acrónimos se escriben con minúsculas (sida, ovni), excepto si se trata de nombres propios que tengan más de cuatro letras, que se escriben con mayúscula inicial (Unicef, Renfe). En este último caso, la escritura puede vacilar entre escribir todas las letras con mayúsculas (UNICEF, RENFE) o conservar únicamente la mayúscula inicial (Unicef, Renfe).

Los acortamientos son reducciones de la parte inicial o final de una palabra para formar una palabra nueva.

Si se pierde uno o más fonemas de la parte final de la palabra hablamos de apócope. Ejemplos: boli, bici, cine, metro, tele, zoo, mili, mutua, moto, súper, busca, profe, radio, foto, etc. Si se reduce uno o más fonemas de la parte inicial de la palabra hablamos de aféresis. Ejemplos: bus, chacho, chacha, etc.

En los nombres propios de personas también se pueden producir apócopes (Rafa, Tere, Asun, Fede, etc.) o aféresis (Tina, Nando, Lina, etc.).

Algunos acortamientos pueden acabar por desplazar en el uso general a las palabras de las que proceden: cine (cinematógrafo), metro (metropolitano), taxi (taxímetro), etc.

ARCAÍSMOS Y NEOLOGÍSMOS

Los arcaísmos son palabras o expresiones que han caído en desuso y, por tanto, se consideran anticuadas. En muchos casos, corresponden a palabras que ya no se emplean porque han sido sustituidas por otras o porque las cosas a las que designan ya no se utilizan o no existen (objetos, costumbres, oficios, medidas, etc.).

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Ejemplos: doquier ('dondequiera'), vuestra o su merced ('forma de tratamiento o cortesía'), desfacer ('deshacer'), cabe (preposición con el significado de 'cerca de'), acullá ('a la parte opuesta de quien habla'), aqueste ('este'), etc.

Los neologismos son palabras o expresiones de nueva creación (ciberespacio, hipertexto, globalización, Internet, chat, etc.) o nuevos significados de palabras ya existentes (navegar, colgarse, dominio, aplicación, etc.). Es habitual la presencia de neologismos en el ámbito de la informática y las telecomunicaciones, ya que los frecuentes avances e innovaciones requieren que constantemente se creen palabras para designar nuevas realidades (técnicas, ideas, conceptos, objetos, etc.).