la inundaciÓn-cuento de kobo abe

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LA INUNDACIN, por Kobo AbPara estudiar las leyes del universo, un filsofo pobre pero honesto tom un telescopio y lo traslad hasta la terraza de su morada, desde donde sigui los movimientos de los cuerpos ms pesados. Como siempre, fue incapaz de descubrir ms que unas pocas estrellas fugaces y las estrellas en sus posiciones acostumbradas. No fue porque se sintiera aburrido, pero volvi su telescopio casualmente hacia la tierra. Un camino invertido oscil delante de su nariz. Apareci un trabajador igualmente invertido, caminando hacia atrs a lo largo del sendero. Recomponiendo esas imgenes en su cabeza, y regresndolas a su relacin usual, el filsofo ajust las lentes y sigui los movimientos del trabajador. Bajo las lentes de dimetro ancho, el interior de la pequea cabeza del obrero se volvi transparente. El obrero, en su regreso tras el relevo nocturno de la fbrica, no tena nada en su cabeza salvo cansancio. De todos modos, el perseverante filsofo, sin apartar las lentes, continu siguiendo el avance del obrero. La paciencia del filsofo pronto fue recompensada. Repentinamente, en el obrero tuvieron lugar los siguientes cambios. El perfil del cuerpo del obrero se volvi borroso. Fundindose, la figura se arrodill dbilmente y se disolvi. Slo quedaron las ropas, la gorra y los zapatos, en una masa de lquido carnoso. Finalmente, por completo fluido, se extendi plano sobre el suelo. El obrero licuado lentamente comenz a discurrir hacia los terrenos ms bajos. Corri hasta un hoyo. Luego se arrastr fuera de l. Este movimiento del obrero lquido, desafiando las leyes de la hidrodinmica, asombr tanto al filsofo que casi dej caer el telescopio. Fluyendo hacia delante, el obrero comenz a levantarse sobre la empalizada junto al camino, arrastrndose como un caracol que se desliza sobre su membrana, y desapareci de la vista al pasar al otro lado. El filsofo, apartando su ojo del telescopio, lanz un profundo suspiro. Al siguiente da, anunci al mundo la llegada de una gran inundacin.

En realidad, haba comenzado en todo el mundo la licuefaccin de los obreros y los pobres. Particularmente notables fueron las licuefacciones grupales. En una gran fbrica, se licuaron todos a la vez, formando una nica masa de lquido que fluy en una corriente por debajo de la puerta y, trepando la pared, sali por la ventana. A veces el proceso se inverta: despus de que los trabajadores se volvieran lquidos, slo la maquinaria, en la fbrica desierta, continuaba trabajando insensatamente hasta que por fin se descompona. Adems, de las crceles sala la licuefaccin en masa de los prisioneros y en los diarios se informaba continuamente de pequeas inundaciones provocadas por la licuefaccin de pueblos completos de campesinos. La fluidificacin de seres humanos, no limitada a este tipo de anormalidad, ocasion confusin en varias formas. Los crmenes perfectos debidos a la licuefaccin del criminal se incrementaron dramticamente. La ley y el orden se vieron amenazados. La polica, movilizando secretamente a los mdicos, comenz a investigar las propiedades de esta agua. Pero el lquido, completamente ignorante de las leyes cientficas de los fluidos, simplemente sumergi a los mdicos en una ridcula confusin. Aunque al tacto no era diferente del agua ordinaria, a veces se vea una fuerte tensin superficial como la del mercurio, y poda retener su forma como una ameba, as que no slo poda arrastrarse, como indicamos antes, desde un lugar bajo hacia uno ms alto, sino tambin combinarse perfectamente con las dems personas licuadas y otros lquidos naturales, o separarse con su volumen original. Otras veces, se rompa la tensin superficial como en el alcohol. En ocasiones, posea un extraordinario poder de infiltracin en relacin con los slidos. Por ejemplo, en ocasiones, probablemente por diferencias en su uso, a un mismo tipo de papel poda no provocar ningn efecto o disolverlo qumicamente. Los seres humanos licuados tambin podan congelarse o evaporarse. Sus puntos de congelacin o de evaporacin eran variados. Los trineos que corran sobre el hielo repentinamente podan ver que un caballo desapareca y el hielo se haba fundido; los participantes de los concursos de

patn se desvanecan en la nada. Otras veces, las piletas de natacin se congelaban en un instante en pleno verano, atrapando a las muchachas que haban estado nadando en poses glidas. Los seres humanos licuados se arrastraron subiendo montaas, se mezclaron con los ros, cruzaron ocanos, se evaporaron en nubes y cayeron como lluvia, extendindose as por todo el mundo. Nunca se poda decir qu iba a suceder, cundo y dnde. Los experimentos qumicos se volvieron poco menos que imposibles. Las calderas de las mquinas a vapor, a causa de una mezcla con personas lquidas, terminaron siendo completamente inservibles. Sin importar cuantas personas se hubieran introducido, era imposible que levantaran presin. O todas las personas lquidas se expandan violentamente y hacan explotar la caldera. Los peces y las plantas que tenan una relacin vital con el agua estaban en un estado de caos ms all de toda descripcin. Fue imposible calcular las transformaciones en los distintos campos de la biologa. Comenz la destruccin. El arroz explot como petardos. Especialmente graves fueron los efectos sobre los seres humanos que todava no se haban licuado, y en particular sobre los ricos. Una maana, el propietario de una gran fbrica se ahog en una taza de caf en cuanto puso sus labios sobre ella. Otro industrial se ahog en un vaso de whisky. Un caso extremo fue el de un individuo que se ahog en una simple gota de colirio para los ojos. Apenas se puede creer en estas cosas, pero todas sucedieron. Cuando se conocieron estos hechos, mucha gente rica contrajo hidrofobia en el verdadero sentido de la palabra. Un alto funcionario del gobierno hizo la siguiente confesin: "Cuando voy a beber un trago, miro el agua en el vaso y ya no me parece agua. En realidad, es mineral lquido, una sustancia perjudicial imposible de digerir. Si tomo un sorbo, estoy seguro de que inmediatamente me enfermar. Me veo invadido por miedos trgicos." An si no llegaba a la disfagia, por lo menos era hidrofobia. En todos lados hubo ejemplos de ancianas que desmayaron ante la mera visin del agua. Sin embargo, la vacuna antirrbica no funcion con nadie.

Por entonces, de un confn a otro del mundo, se alzaron voces invisibles en un coro que clam la llegada de una gran inundacin. Pero en un principio los diarios publicaron las siguientes causas, negando tenazmente esos rumores. a. La temporada de lluvias del ao, tanto global como regional, est debajo del promedio anual. b. Todos los ros de los que se inform que sufran inundaciones no excedieron la variacin de un ao normal. c. No se observaron anormalidad geolgicas o meteorolgicas. Estos eran los hechos. Pero tambin era un hecho que la inundacin haba comenzado. Esta contradiccin provoc una intranquilidad social generalizada. Para todos quedaba claro que sta no era una inundacin ordinaria. Ms tarde los diarios se vieron forzados a reconocer la realidad de la inundacin. Pero con su usual tono optimista, atribuyeron todo a algn accidente csmico, que no era ms que temporal, y pronto concluira solo. De todos modos, la inundacin se extendi diariamente, alcanzando a poblados y villorrios, a tierras bajas y colinas, y las personas de clase alta, los ricos, huyeron en estampida hacia los refugios en las tierras ms altas o en los distritos montaosos. Aunque comprendieron que esto era intil contra el pueblo lquido que suba incluso paredes, fueron incapaces de pensar en qu otra cosa hacer. Finalmente, incluso los presidentes y primeros ministros admitieron la urgencia de la situacin. Se dieron a conocer proclamas, sealando que para salvar a la humanidad de la extincin por la inundacin era necesario movilizar todos los recursos espirituales y materiales para acelerar la construccin de grandes diques y represas. Para ese propsito se reuni compulsivamente a decenas de miles de obreros. Entonces los diarios tambin cambiaron su actitud, divulgando las proclamas y alabando su alta moral y sentido del deber pblico. Pero todos, incluyendo a los presidentes y primeros ministros, saban que estas proclamas no eran nada ms que proclamas con buenas intenciones. Los diques y

dems construcciones contra el pueblo lquido no eran ms que la dinmica newtoniana contra la dinmica cuntica, algo completamente ineficiente. No slo eso, sino que adems los obreros que trabajaban en los diques rpidamente se convirtieron en lquido a este lado de la represas. Las pginas de ?asuntos personales? de los diarios se vieron saturadas con pedidos por personas desaparecidas. Pero los diarios trataban a estas desapariciones simplemente como efectos ms que como causas de la inundacin. Mantuvieron un silencio absoluto con relacin a la naturaleza contradictoria de la inundacin y de su causa esencial, negndose incluso a mencionar el tema. En ese momento, hubo un cientfico que propuso que el lquido que cubra la tierra fuera volatilizado a travs de la energa atmica. Los gobiernos, adoptando rpidamente esa propuesta, ofrecieron su asistencia en gran escala. Pero cuando trataron de comenzar se hizo evidente, ms all de las dificultades en llevarlo a cabo, que no se alcanzara su culminacin. Porque gracias a la licuefaccin de los seres humanos, que se estaba acelerando en progresin geomtrica, no haba suficientes obreros para llevar a cabo las tareas en los emplazamientos adecuados. Adems, la licuefaccin ya se produca entre los mismos cientficos. Las fbricas fueron destruidas y devoradas por las aguas. Acosados por los problemas de la reorganizacin y la reconstruccin, los gobiernos no pudieron predecir cundo comenzara la produccin del equipo nuclear vital. La inquietud y la angustia colmaron el mundo. Las personas se convirtieron en momias por la deshidratacin, emitan jadeos y carraspeos cada vez que respiraban. Hubo slo una persona que se mantuvo tranquila y feliz. Era el optimista y ladino No. No, por su experiencia en la inundacin anterior, sin perturbarse o entrar en pnico, trabaj diligentemente en su arca. Cuando pens que el futuro de la raza humana era confiado a l y su familia, se sumi en una exaltacin religiosa.

Finalmente, cuando la inundacin alcanz su casa, No, acompaado por su familia y los animales domsticos, abord el arca. Inmediatamente, el pueblo lquido empez a ascender por los lados de la barca. No lo reprendi en voz alta: ?Ey! De quin creen que es este bote? Soy No. sta es el Arca de No. No se confundan. Vamos, largo de aqu! Pero creer que el lquido, que ya no era humano, comprendera sus palabras, fue claramente un error de clculo y una conclusin apresurada. Para el lquido, slo haba intereses de lquido. Al siguiente minuto, el arca se llen de lquido y las criaturas vivas se ahogaron. El arca abandonada qued a merced del viento. De este modo la humanidad pereci en la Segunda Inundacin. Pero, si alguien pudiese ver en las esquinas o bajo los rboles de los pueblos en el fondo de las ahora pacficas aguas, hubiera podido ver una sustancia resplandeciente que comenzaba a cristalizar. Probablemente en torno del corazn invisible del pueblo lquido supersaturado. Tit. orig.: Kozui Traducido del ingls por Eduardo LpezAb Kobo (seudnimo de Kimifusa Abe, 1924-1993) fue una de las figuras dominantes de la literatura japonesa posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su obra es una extraa combinacin de surrealismo, literatura occidental y tradiciones japonesas. Su novela Dai-yon Kampoki (en ingls como Inter Ice Age ), de 1959, ambientada en el futuro cercano en un Japn amenazado por el derretimiento de las masas polares, es su trabajo ms cercano a la ciencia ficcin. En espaol se pueden leer La mujer de la arena (1964) y El rostro ajeno (1964).