la extirpación de idolatrias en charcas (bolivia) por roy querejazu lewis

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 LA EXTIRPAGION DE IDOLATRIAS EN CHARCAS, BOLIVIA Roy Querejazu Lewis La segunda parte de l-a evangelización consistió en l-a erradicación de 1o que los misioneros llamaron ,'idolatrías". A1 decir, t'segunda parte'r, no necesariamente significa que tal erradicación 1e siguió, a manera de complemento, a l-a evangelización. Más bien, en muchos casos, primero se procedió a la extirpación de 1o pagano, para luego, dejar e1 campo la evangelización propiamente dicha. Pero en realidad, con al-gunas variaciones de índol-e regional, la extirpación de idolatrías y la evangelización eran medios para conseguir un solo fin; 1a cristianización de los indígenas. Ambas estrategias eran parte de una sola acción. Desde un principio, 1a evangelización de1 indígena en Charcas y en el Perú, estuvo fundamentada en la propia verdad de1 Cristianismo, y no aceptaba Ia posibilidad de otra manera de enfocar eI origen de1 mundo, 1a permanencia del hombre en y proyección de sus creencias hacia el- más allá. Más aún, les fue casi imposible a los representantes de la fe Católica captar Ia esencia de l-a rel-ioi-ón nativa que estaba basada fundamentalmente en 1a naturaleza. Eduardo Galeano, acertadamente ha afírmado que en Ia cultura cristiana no existe una estrecha identificación de fa condición humana con la naturaleza, y tampoco se menci-ona esta palabra en sus Diez Mandamientos. Por 1o tanto, como el medio ambiente no era preocupación de los hispanos, y menos una religión nat.iva qr-re se preocupaba de su entorno, nunca se l-es pasó por 1a mente el- fundamentar su acción evangeJ-izadora a partir de esa otra concepción religíosa. La natural-eza para 1os hispanos era algo que debía explotarse a como lugar, y nunca buscar, como 1o hacían 1os indígenas, un eguilibrio, y vivir en comunión con e1la. Sencilla y llanamente, procedieron a e]i-minar todo lo sue no era CatóIico. Existía además, la creencia medieval de que todo 1o pagano en América era obra de1 Diablo, y, al decir de Irene Silverblatt (Dioses y diablos: IdolatrÍas y evangelización), se procedió a l-a "caza de brujos", creando los españoles "un profundo impacto en los Andes, alimentando ideol-ógicamente a los "extirpadores de idolat.rías" del Nuevo Mundo'r. La cosmología andina, por su parte, "no comprendía una noción de1 Ma1, ni su encarnación en un ser satánico como en las concepciones occidentales". Para la sociedad andina, la cosmovisión incluía fuerzas de oposición que eran más bien recíprocas y a 1a vez complementarj-as. Pero los primeros misioneros españoles "interpretaron 1a religión precolombina en términos del- Diablo cristiano y crearon brujas donde éstas no exi sl-íanrt (Silverbl-att 1982 :31, 39-40) . Si revisamos el- trabajo de Nathan Wachtel, en Los vencidos - Los indios de1 Perú frente a 1a conquistsa EspañoJ.a (1530-1570), podemos comprender el impacto gue signifi-có eI intento de dominio espirit.ual, que contribuyó a la "desestructuración def mundo indígena". La extirpación de Ia idolatría era para e11os un verdadero intento de "deculturación". Sin embargo, Wachtel sostiene que la evangellzación sóIo tuvo

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Artículo escrito por Roy Querejazu Lewis para Sequilao Nº 8 (1995). Revista de Historia, Arte y Sociedad. Lima - Perú. Páginas 43 - 59.

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LA EXTIRPAGION DE IDOLATRIAS EN CHARCAS, BOLIVIARoy Querejazu Lewis

La segunda parte de l-a evangelizacin consisti en l-a erradicacin de 1o que los misioneros llamaron ,'idolatras". A1 decir, t'segunda parte'r, no necesariamente significa que tal erradicacin 1e sigui, a manera de complemento, a l-a evangelizacin. Ms bien, en muchos casos, primero se procedi a la extirpacin de 1o pagano, para luego, dejar e1 campo libre a la evangelizacin propiamente dicha. Pero en realidad, con al-gunas variaciones de ndol-e regional, la extirpacin de idolatras y la evangelizacin eran medios para conseguir un solo fin; 1a cristianizacin de los indgenas. Ambas estrategias eran parte de una sola accin.Desde un principio, 1a evangelizacin de1 indgena en Charcas y en el Per, estuvo fundamentada en la propia verdad de1 Cristianismo, y no aceptaba Ia posibilidad de otra manera de enfocar eI origen de1 mundo, 1a permanencia del hombre en l- y 1a proyeccin de sus creencias hacia el- ms all. Ms an, les fue casi imposible a los representantes de la fe Catlica captar Ia esencia de l-a rel-ioi-n nativa que estaba basada fundamentalmente en 1a naturaleza.

Eduardo Galeano, acertadamente ha afrmado que en Ia cultura cristiana no existe una estrecha identificacin de fa condicin humana con la naturaleza, y tampoco se menci-ona esta palabra en sus Diez Mandamientos. Por 1o tanto, como el medio ambiente no era preocupacin de los hispanos, y menos una religin nat.iva qr-re s se preocupaba de su entorno, nunca se l-es pas por 1a mente el- fundamentar su accin evangeJ-izadora a partir de esa otra concepcin religosa. La natural-eza para 1os hispanos era algo que deba explotarse a como d lugar, y nunca buscar, como 1o hacan 1os indgenas, un eguilibrio, y vivir en comunin con e1la. Sencilla y llanamente, procedieron a e]i-minar todo lo sue no era CatIico.

Exista adems, la creencia medieval de que todo 1o pagano en Amrica era obra de1 Diablo, y, al decir de Irene Silverblatt (Dioses y diablos: Idolatras y evangelizacin), se procedi a l-a "caza de brujos", creando los espaoles "un profundo impacto en los Andes, alimentando ideol-gicamente a los "extirpadores de idolat.ras" del Nuevo Mundo'r. La cosmologa andina, por su parte, "no comprenda una nocin de1 Ma1, ni su encarnacin en un ser satnico como en las concepciones occidentales". Para la sociedad andina, la cosmovisin inclua fuerzas de oposicin que eran ms bien recprocas y a 1a vez complementarj-as. Pero los primeros misioneros espaoles "interpretaron 1a religin precolombina en trminos del- Diablo cristiano y crearon brujas donde stas no exi sl-anrt (Silverbl-att 1982 :31, 39-40) . Si revisamos el- trabajo de Nathan Wachtel, en Los vencidos - Los indios de1 Per frente a 1a conquistsa EspaoJ.a (1530-1570), podemos comprender el impacto gue signifi-c eI intento de dominio espirit.ual, que contribuy a la "desestructuracin def mundo indgena". La extirpacin de Ia idolatra era para e11os un verdadero intento de "deculturacin". Sin embargo, Wachtel sostiene que la evangellzacin sIo tuvo

SEQUILAO 8

alcances superficial-es, y la sociedad indgena desestructurada no tuvo en el cristianismo "ningn el-emento positivo de reorganzacin", es decir, de

"reestructuracin".

Segn el- autor (basado en el manual- de Confesin de Diego Torres), este choque de estructuras menta1es completamente extraas entre s, hizo que los indgenas vieran aI Cristianj-smo como rtrrna variedad de idolatria", mientras que sus dioses eran vistos por los hispanos como "manifestaciones def diablo".

Por otra parte, Ias grandes campaas de extirpacin de idolatras, a principios del siglo XVII, certificaron la vitalidad y conviccin de las creencias indgenas (I^Iachtel L976:2O9, 229, 23L, 233, 263) .Es bien sabido por 1os estudiosos del- tema que los misioneros catLicos util-izaron a los nios indgenas para delatar Ia exist.encia de idolatras (huacas naLural-es y artificiales). A1 formar, 1a Religin Popular Indgena, parte de esa esencia del ser indgena, que abarcaba tambin su cosmovisin, equilibrio con la naturaleza, ciclos rituales agrcolas, tradiciones, y todo el-Io, parte innata de su propia idiosincracia, el hecho de querer barrer con t.odo 1o que representaba su religiosidad, produjo en el1os una reaccin que se tradujo en una profunda resistencia pasiva que veremos en ms detalle ms adel-ante. Norman Meiklejohn sintetizamanera:

este impacto espiritual de la siguiente

sino tambin positivamente repugnante por su excTusivismo y su carcter coercitivo. Representaba un insul-to a sus creencias; haca que 7os nios se vofvieran contra sus padres y eJ hermano contra su hermano, yd que haca que uno espiara y denunciara al- otro. Vena a destrozar sus smboTos reTigiosos, quemaba y profanaba l-os sagrados vestigios de sus dirigentes y antepasados. No satisfecho con quitarTe su reLigin naturaT, 7e obTigaba a 7a misa, a las reuniones de doctrina cristiana y a La confesin anual-. Sj se resista, l-o humiTTaban, 7e rapaban el- cabe77o, 7o encarceJaban, Lo confinaban a una casa especiaT para adoctrinarlo hasta que abjurara de su fe y profesara en pb7ico La fe cristiana',religin nativa, Ios indgenas no se mostraron contrarios a 1o que vean como "dioses de 1os cristianos". Pensaban que aI haber conquistado su territorio tendran que haber conLado con "la ayuda de poderosos espritus'. En consecuencia, "pareca razonable reconocerles poder a estos espritus e inclusive rendirles alqn tipo de culto"Respecto a ]a incomprensin del sacerdote espaol hacia e1 indgena, el citado autor manifiesta qLle todo el1o parta de un desinters por entender "la mental-idad de los indgenas, su forma de pensar, de sentir, de aprender, de proceder". Luego aade: "Incapaz de apreciar o siquiera entender 1a cultura 'i-r^^-^ y u dPEyu d cIId, - ^11- tel misionero tenda a considerarlo dbiI, rrurvefrd retrogado, terco y estpido. Cuando volva a sus costumbres culturales y religiosas, l-o cual suceda tan pronto como el misionero Ie dejaba solo, era tenj-do por vicioso y hertico".D^r ^fr. nertF Meikla'inhn soqfin .nre debido a Ia naturaleza de Ia

rIVo sLo era ef cristianismo algo extrao y sin atractivos,

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QUEREJAZU/ EXTIRPACION DE IDOLATRIAS EN CHARCAS. BOLIVIA

Asimismo, Ios primeros misioneros catIicos en el- Alto y Bajo Per, supusieron equivocdamente que los indgenas renunciaran fcil-mente a su Religin Nativa al serles presentada 1a CatIi-ca. Meiklejohn finaliza sus comentarios sobre este tema aseverando que rrpoco o nada se esforzaron para .i avn] i r h^r I^d -,{^^--^ ^-4 I,v- .1* l-os indgenas deban ser crio^+"o,,-o y ru -,,imistas ] AL ^r1 ^^1-