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La distinción entre intereses subjetivos y objetivos y su importancia para la Etica GUNTHER Pxrzíc, (Universidad de Gotinga) El tema de mi conferencia de hoy pertenece al campo de la filosofía práctica. Desde que Aristóteles introdujo esta expresión, no ha dejado de discutirse si de lo que aquí se trata es de una teoría de la práctica, es decir, de una reflexión subsiguiente, en el sentido del búho de Minerva de He- gel, cuyo vuelo comienza sólo a la caída de la tarde, o de una teoría para la práctica, de una reflexión antecedente. En este último sentido entendió sin duda Marx su undécima tesis contra Feuerbach, según la cual hasta ahora los filósofos tan sólo han interpretado de varios modos el mundo. cuando de lo que se trata más bien es de cambiarlo. Pero también esta te- sis de Marx, cada vez que se la cita, es por desgracia equívoca y requiere por ello una interpretación, como antes el mundo. Según Marx, ¿deben los hasta ahora intérpretes del mundo tomar a su cargo el cambiarlo, o la cla- se de los filósofos ha de ser relevada por la de los revolucionarios? O, en opinión de Marx, ¿tienen los filósofos que suministrar tan sólo los princi- pios de acuerdo con los cuales luego otros pueden y deben cambiar el mundo, esto es, en sentido estricto —muy estricto— cambiar las formas de la sociedad humana? La relación entre filosofía y práctica y. en particular, la relación entre filosofía y política ha seguido siendo hasta hoy bastante problemática. Hacia el final de nuestras consideraciones retornaremos a esta cuestión. Por el momento quisiera proponer tan sólo a título de opinión personal mía que la influencia de la filosofía en la práctica puede ser sólo mediata. mas no es por ello menos importante. «Importante» es aquí un vocablo elegido con cuidado, que tiene tanto buenas como malas consecuencias de cierta consideración. Kant, en su escrito de 1795 A la Paz Perpetua’, ha señalado con precisión insuperable las razones por las que una unión personal del filósofo con el gobernante, tal cual la concibió Platón como ideal, no es posible, ni es tampoco deseable. Pero que, sin embargo, la ex- presión pública del filósofo es indispensable para «la aclaración del asun- 1. Kants Werke, Akademieausgabe. vol, VIII, p. 369. Revisa dc Filosofía. 3.” época. vol. III t 199<)). núm. 3, págs. 175-193. Editorial (ioinpluwnsc. Madrid

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Page 1: La distinción entre intereses subjetivos y objetivos y su ...de una reflexión subsiguiente, en el sentido del búho de Minerva de He-gel, cuyo vuelo comienza sólo a lacaída de

La distinción entre interesessubjetivosyobjetivosy su importanciapara la Etica

GUNTHER Pxrzíc,(Universidadde Gotinga)

El temade mi conferenciade hoy perteneceal campode la filosofíapráctica.DesdequeAristóteles introdujo estaexpresión,no ha dejadodediscutirsesi de lo queaquíse trataes de unateoríade la práctica, esdecir,de unareflexiónsubsiguiente,en el sentidodel búhode Minerva de He-gel,cuyo vuelo comienzasólo a lacaídade la tarde,o deunateoríapara lapráctica, de una reflexión antecedente.En este último sentidoentendiósin dudaMarx su undécimatesiscontraFeuerbach,segúnla cual hastaahora los filósofos tan sólo han interpretadode variosmodosel mundo.cuandode lo que se trata másbienes de cambiarlo.Perotambiénestate-sis de Marx, cadavez que se la cita, es por desgraciaequívocay requiereporello unainterpretación,comoantesel mundo.SegúnMarx, ¿debenloshastaahoraintérpretesdel mundotomara sucargoel cambiarlo,o lacla-se de los filósofos ha de serrelevadapor la de los revolucionarios?O, enopinión de Marx, ¿tienenlos filósofos quesuministrartan sólolos princi-pios de acuerdocon los cualesluego otros puedeny debencambiarelmundo,estoes,en sentidoestricto—muy estricto—cambiarlas formasdela sociedadhumana?

La relaciónentrefilosofía y prácticay. en particular, la relaciónentrefilosofía y política ha seguidosiendohastahoy bastanteproblemática.Hacia el final de nuestrasconsideracionesretornaremosa estacuestión.Por el momentoquisieraproponertan sólo a título de opinión personalmíaquela influenciadela filosofía en la prácticapuedesersólomediata.mas no es por ello menosimportante.«Importante»es aquí un vocabloelegidocon cuidado,que tiene tanto buenascomo malasconsecuenciasde ciertaconsideración.Kant, en su escrito de 1795 A la PazPerpetua’,haseñaladocon precisión insuperablelas razonespor las que una uniónpersonaldel filósofo con el gobernante,tal cual la concibió Platóncomoideal,no esposible, ni es tampocodeseable.Peroque,sin embargo,la ex-presiónpública del filósofo es indispensablepara«la aclaración del asun-

1. Kants Werke, Akademieausgabe.vol, VIII, p. 369.

Revisadc Filosofía. 3.” época.vol. III t 199<)). núm. 3, págs.175-193.Editorial (ioinpluwnsc.Madrid

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to’> del queactúapolíticamente.«Aclaración»,dice aquí Kant. no «con-ducción».Los practicantesde la política no debenesperarde las conside-racionesfilosóficasguiasparala acción.Lo quela tilosofía puedeofreccí’es claridad en los principios y una visión generalde los puntosde vistaquecompiten,quepuedenhacer Inástransparenteslas decisionespolíti-cas. En nuestropaís se ha hecho generaldesdehacealgunosañosel ha-blar del «déficit teórico» de la prácticapolítica. Especialmentelos políti-cos mismosse quejandeque, por el agobiode los asuntoscotidianosqueseacumulan,no encuentrantiempo para meditarsobrelas cuestionesdeprincipio y la política se convierteasí en algo de escasoaliento.Apenaspretenderádiseutirselo justo de estediagnóstico.Mas quedaabierta lacuestiónde la terapia.El lamentadodéficit teóricono se eliminará,desdeluego, porquese adoptecomo fundamentoideológico algunateoría queconciba unilateralmentela realidady no estécomprobadaempíricamente,y porquese la convierta en fundamentoya no revisabley en premisadelas decisionespolíticas. Las consecuenciasde semejantemodo de proce-der, es decir, de unapolítica fijada ideológicamente.puedensermáspeli-grosasquelos inconvenientesdel llamado«pragmatisíno»que se orientapor las opinionesextendidasdel sentidocomúne intentahallar solucio-nes concretasa las dificultades sieínpre renovadas,entre las que se en-cuentranespecialmentelas inesperadasconsecuenciasadicionalesquetienenlas medidasya adoptadas.Por otra parte,si una de las principalestareasde la política es la de adecuarpor medio de reformasapropiadaslas formas de organizaciónsocial a las situacionesrealescambiantes,serequierenprincipios quepermitan ver lo razonablede esoscambios.Entantoqueactuanteen la política, habríaque intentarllegar a tenerideasclarasde cómohande vivir los hombresunoscon otros,deen quémedi-da es tareade la política mejorar,porejemplo, las posibilidadesvitalesdecadaindividuo y atenuaral menoslas desigualdadesentre los hombresdadaspor la naturaleza.

Mi opinión es, másbien,que la función de la filosofía prácticaúniea-mentepuedeconsistiren aclararel trasfondode la discusiónante el queestascuestionesde principio han de considerarse.en deshacererroresconceptualesy en poner en tela de juicio simplificacionesdemasiadorá-pidas.Parailustrar esto sólo con un ejemplo —que hoy ha cobradounaapenasprevistaactualidad—,los problemasde la justiticaciónde la penacivil y, en especial,la cuestióndela licitud de la penade muerte,han sido, ami juicio, tanampliamentediscutidospor personasexpertasentrelos filó-sofos—especialmenteen la filosofía anglosajona—,que antenosotrosseencuentranhoy expuestosclaramentetodoslos argumentosimportantesen pro y en contra. Una decisiónracional seria aquellaqueprocedieseaestimarel pesode esosargumentos.peroen la quesiguesiendoinevitableun elementode decisión libre. Por el contrario,si se asistea la discusiónpública acercade esto,se tienela impresiónde que, por efectode fuertes

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emociones,dominantodavía en estecampoerroresconceptualespuestosaldescubiertodesdehacetiempoy argumentosengañososreiteradamenteanalizados.La filosofía prácticano puedecomprometersea ofrecer solu-cionesdefinitivasy terminantes;no puede.pues,descargarde esasdeci-sionesa los políticos y a todoslos quetienen quetomar decisionesimpor-tantes.Peropuedemejorarde maneraesencialla racionalidadde los pro-cesosde decisión.

Paravenir ahora al temapropiamentedicho, quiero introducir algu-nospresupuestosquemeparecenbienfundados,mascuyosargumentosafavor no puedodesarrollaraquí detalladamente.Lo quevoy a exponermerece,pues,por tanto su interéssólo si estándispuestosa compartircon-migo mis presupuestos,al Inenoshipotéticamente.

La primera premisaes la siguiente:la situación actualde la discusiónfilosófica se caracterizapor el hechode considerarcomo inaceptablelaopinión dominantedurantemuchotiempo de quesólo resultandiscuti-bIes racionalmentecuestionesmetaéticas.mientrasque las normasconcontenidopuedenser sólo expresiónde actitudesemocionalesy reflejanasercionescolectivashistóricamenteexplicablesen determinadassocieda-des. No sólo son científicamenterespetables,por una parte. las investiga-cionesde análisis del lenguajesobre cl status lógico de los enunciadosnormativos,o. por otra, las investigacionesempíricassobrela génesisy laimposiciónde las reglasdel comportamientosocialen sociedadesconcre-tas; es queademáslos contenidosde las normasmismasy las estrategiasdejustificación quese aducenparasu fundamentaciónpuedensometersea una discusión racional,en la que en cualquiercasopuedeestablecerseunadistinciónentrenormasmejoro másendeblementefundamentadasofundamentables.

La segundapremisaes de índole metodológica.Una teoría de la fun-damentaciónde las normasmoraleses tanto másplausiblecuanto máslleve, en su aplicacióna casosparticularessignificativos,a resultadosquenos parezcanobvios, es decir, quecoincidancon nuestrointuitivo juiciomoral. Este presupuestometodológicose diferencia del llamado intuicio-nismo ético, tal como fue mantenidoen particular por G. E. Moore y W.D. Ross.por el hechode quenosotrosno apelamosa evidenciaalgunadeesosjuicios individualescomo si éstosno requiriesenrevisión. No ha de,exeluirseel caso de que reexaminemosy en ocasionesmodifiquemosnuestraestimaciónmoral de unasituaciónconcreta.si éstase encontraraen contradiccióncon una teoría por lo demásbienfundada.La concep-ción segúnla cual nosotroshemosde partir de nuestrosjuicios moralesobtenidosen la apreciaciónde casosconcretos(sin tenerlos,contodo,porsacrosantos),correspondeen lo fundamentala los principios metodológi-cos queobservaAristótelesen la Etica a Nicómaco. Estambiénutilizada—

con el nombre de equilibrio reflexivo (reflective equilibrium)— por John

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Rawlsen su importantelibroA Theoryofiustice2.Y tambiénNicholasRes-cherusalacoincidenciacon semejantesjuicios «intuitivos>’ comopruebade la aceptabilidadde determinadasformasdejuego de teoríasutilitaris-tas3. En esto se remite a manifestacionesanálogasde W. D. Rossy H.Sidgwick que, desdeluego (como intuicionistasen sentidopropio), man-tienenla opinión de queesosjuicios intuitivos sondatosúltimos e inamo-vibles,mientrasquenosotrossólo pretendemosafirmarqueconstituyenelpuntode partidamásseguroquecabeencontrar.Comotambiénmuchosotros autoresque no consideranexplícitamenteeste modo de procedercomo principio metodológicotienenen cuentaen su apreciaciónde lasteoríasmoralesla adecuaciónde esasteoríascon nuestrosjuicios sobrecasosparticulares,a modode criterio de plausibilidadde tales teorías(elutilitarismo radical de J. C. Smart es una excepcióninteresante),piensoqueen esto existeun consensoconsiderable.Naturalmenteque esecon-senso,tomadoen sí mismo,no constituyeaúnun argumentoen pro de laverdadde semejanteopinión tan extendida.Ciertamenteexiste tambiénen la filosofía algoparecidoa los desfilesdemoda.Con todo, un consensosemejantepuedeservir comoindicio de que, en cualquiercaso,podríava-ler la penamantenerseen esaopinión a título de prueba.

Si lo hacemos,surgeal punto forzosamentela tercerapremisade laque quisiera partir. Si presuponemosquenuestrosjuicios en los casosparticularespuedenvalercomocriterios dela aceptabilidadde las teoríasmorales,existenentoncesmuy buenasrazonesa favor de la opinión deque,en todocaso,parareconstruirde manerasatisfactorianuestrasintui-cionesmorales,se utilizan algunoselementosdel utilitarismo y algunoselementosde la teoríade la universalizaciónen el sentidode Kant. En lasúltimasdécadasha sido mantenidapordiversosautoreslaopinión dequesólo pareceprometedoraunateoría de la Etica de esaíndole,quepermitala combinaciónde las concepcionesutilitaristasy formales(kantianas).

Como paradigmade unaconcepciónéticaqueerija como norma lacapacidadde universalizaciónde las máximasde conductapuedevaler,sobretodoen nuestropaís, ladoctrina del imperativocategóricode Kant.Elegir aquellasmáximasquesirvancomofundamentode unalegislaciónuniversalsignificaobrarracionalmente,y estosignificaa su vez quenoso-tros,en laelecciónde nuestrasmáximas,hemosde dejardeladolas pecu-liaridadesde nuestraexistenciaempíricaindividual. Es racionaldecir laverdadporqueun mentir conbuenéxito es sólo posibleen unasociedaden la quementirno es la normageneralde conducta.Es racionalcumplirsuspromesasporque.en unasociedaden laqueen generalno se cumplie-

2. J. RAWL5.A Theory ofJustice. Oxford, 1972,pp. 46-53.Traducciónespañola:7éoríadc la Justicia, Madrid, l979, pp. 66-73.

3. N. RE5CHER,Distributiveiustice,Indianapolis-NewYork-KansasCity. 1966,p. 18y 55.

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ran las promesas,las promesasyano se aceptarían.El queobrade mane-ra moralmenteincorrectapretendesacarprovechoparasuspropiosfinesde unadisciplinamoral deconductaquees comúnen la sociedada la quepertenece.pero pretendea la vez eximirsede esadisciplina,cuya generalobservanciaes lo quegarantizael buenéxito de su conducta.

Tal es la argumentaciónrelativa a los que Kant denomina«deberesirremisibles’>.Respectode los «deberesdevirtud>’, tales comoel manda-mientode ayudaral prójimo cuandoéste lo necesita,vienea cuentounaconsideraciónanáloga:nadiepuededesearvivir en un mundoen el quelos quepadecennecesidadsondejadosen la estacada,puesla posibilidadde padecernecesidadpertenecesimplementea la existenciaempíricadelhombre.El queesperaayuda,pero no estádispuestoa brindarayudaal-guna,obra eo ipso irracionalmente.Pero tambiénel que,en la confianzade quea él va a irle siemprebien, rechazacomo máximade conductalaayudadel prójimo necesitado,obracon todo irracionalmente,en la medi-da en quehacedependerdel hechomeramentecontingentede la favora-ble ¿ircunstanciavital suya la elecciónde sus reglasde comportamiento.Hoy existeentrelos teóricosde la moral un amplio acuerdoen queunacláusulacomo éstadela universalizabilidadtienequeserun componenteimportantedetodocódigo moraleficaz. Y esa eratambiénla intencióndela «regla de oro>’ conocidadesdela Antigoedady equiparadaa menudocon el imperativocategórico,peroquesin embargose funda másen la re-ciprocidadqueen la universalizabilidady laboraademásconelcriterio im-precisoy subjetivode si el correspondientedestinatariode la exigenciade-searía hacerel papelde aquélsobreelque recaensusacciones.La regladeoro permitiria evidentementea un masoquistatratara otros hombressa-dicamente.En Kant el criterio (reflexivo) es la cuestiónde si sepuedeque-rer racionalmenteque todosobren como unomismo quiereobrar,y aquíse abstraejustamentede lascircunstancias,deseoso aversionesempíricasdel individuo. En esto estriba precisamenteel importanteprogresodelpensamientokantianosobrela reglade oro, queKant tan a menudohapuestode relieve, sin encontrar,por lo demás,una aceptacióngeneralparaaquel.

La misma función —a saber,la de asegurarque se tomendecisionesmoralmenterelevantessin prevenciónpersonaly subjetiva, es decir. demodo imparcialy justo— tienenlas correspondientescláusulasdegenera-lizaciónqueson introducidaspor diversosautoresen la forma, porejem-pío, de reglasde imparcialidad,como en Rawls —en éste.por lo demas.con explícitarelacióna Kant—, o en la forma deunatesisde universaliza-bilidad, como en R. M. Hare<. En nuestrasconsideracionesno tendrá

4. R. M. HARE, Freedoinand Reason,Oxford, 1963.TambiénHarediceexpresamentequesu tesis de universalizabilidadesequivalente

a la «reglade oro”, al menosen una de susposiblesinterpretaciones,y consideraal

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consecuencianociva alguna el que resumamosestasdiversas tenden-cias,por considerablesquepuedansersusparticularesdiferencias.bajoelpuntode vistadequeexigenlacapacidadde generalizaciónde los princi-pios de las decisionesmoralmenterelevantes.Advierto depasoqueliare,en FreedomandReason,expresala opiniónde quesu tesisdela universali-zabilidadno es un principio moral, sino lógico. apesarde quesu aplica-ción tengaconsecuenciasparael obrar moralmenterelevante.Análoga-menteparecetambiénJohnRawlsconsiderarunaventajade su TheoiyofJusticeel queéstaaclareun conceptomoral fundamental—a saber,el dejusticia— mediantela racionalidadde las decisionesen unasituacióníd-potética(su ya famosaoriginal positionunderthe veil ofignorance).Estaopi-nión de ambosautorespodría,con todo, no serverdadera,pueshay unaexigenciamoral de decidir, en unasituaciónqueno coincidecon la hipo-tética«posiciónde partida»,comosi se estuvieraen esaposiciónde parti-da (quese caracterizaprecisamente,entreotrascosas,porquenadiesabequépapelindividual le va a corresponderen la sociedad).Tambiénes ver-dadpara 1-tare queel queexcogita su máxima de acción debeestardis-puestoa aceptarlas consecuenciasde su modo de obrar quepuedanse-guirse de la generalizaciónde la máxima también para él mismo, encuanto afectadopor semejantemodo de obrar.Pero queen estodebato-mar asimismoen consideraciónconsecuenciasque a él por principio nopuedenafectarlecabe sólo interpretarlocomo unaexigenciapropiamentemoral. SegúnHare. por ejemplo, podría un hombremantenermáximasracionalmentecoherentesque apuntarana una privación de derechosparalas mujeres(una vez excluidoel singularcasodel cambiode sexo).La universalidadde la máximaquealcanzamásallá de lasposiblessitua-ciones propiasdel agenterequiereuna fundamentaciónque superelasmerasconsideracionesde coherencia.Por eso nosotrosconsideramoselprincipio de la capacidadde generalizacióncomounaexigenciaindiscu-tiblementemoraL

Pero ¿es suficiente?La patenterespuestade la polifónica discusiónacercadel intento de Kant de una fundamentaciónde la Etica en un im-perativocategóricoreza así: no. El principio de Kantpuede,sin duda,fun-damentarobligacionesprima jácie. Todasesasobligacionesprocedendeno permitirsea si mismo situaciónpreferentealguna en la comunidadde las personasqueobranreflexionandomoralmente.Perocualquieradeesasobligacionespritnafaciepuedeentrarenconflicto conotrasobligacio-nesy ha de encontrarseentoncesun principio quedecida.el cual no pue-de ya descansaren merasconsideracionesde coherencia.La salida deproponeruna jerarquía entrelas obligacionesmorales.de modo que.por

imperativocategóricode Kant comounaconsecuenciade su tesis de universalizabili-dad, manifestandola opinión de quesu teoría se halla fuertementeinfluida por lasconsideracionesde Kant («a verygreatdebt to Kant>’): p. 34.

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ejemplo,la obligaciónde la veracidadprecedaen todocasoa la deleficazamoral prójimo, perola del desarrollodelas propiasdotesse postergueaésta(por aludir tan sólo a ejemplosde obligacionesdiscutidospor Kant).es algo quese revelaal puntocomo impracticable.Uno no mentidaparaayudara un conocidosuyo en unadificultad trivial: perosí, desdeluego.sin vacilación,aunqueesperoque con fastidio, para salvarlela vida encasode necesidad.Un ministroque.antelas preguntassorprendentemen-te incisivasdeun reporterode televisión,desembuchalealmentela verdadpuede—comociertosejemplosactualesponenantela vista—provocarelmayordaño.En casosde conflicto sólo puedeayudarnosel cuidadosocál-culo de los interesesquese hallanen juego(los nuestrospropiosy los delos directamenteafectadospor las consecuenciasde nuestro modo deobrar;de las consecuenciasulterioresy colateralesimprevisiblesno puedenadiesermoralmenteresponsable).Y estoquevale parael imperativoca-tegóricovale igualmente,si biena vecesde modomuy distinto,paratodaslasdemásteoríaséticasquehacenconrazóndeun principio degeneraliza-ción la basede ~afundamentaciónde las normasmorales:se necesitaporlo menosotro principio quepuedaerigirsecomocriteriodel cálculode losinteresesconcurrentes.

Ahora bien,este es el campode problemasen el que las diversasteo-ríasutilitaristasdominanla escenacon todo derechoy por razonescom-prensibles.Puespuedenapoyarseen nuestraconvicción intuitiva de quelos intereses,necesidadesy deseoshumanos,puestoque existen,poseenunacierta exigenciade sersatisfechos.En las impresionantespalabrasdeWilliam James:«Takeanydemand,howeverslight, whichanvcreature, Izow-everweak, maymake.Oughí it not, for frs own so/esake,to besatisfied?Ifnot,prove why not.» El principio fundamentalde una teoría utilitarista de lasaccionesmoralmentecorrectasse puedeexpresar.pues.así: «Unaacciónes moralmentecorrectacuandocontribuyea garantizara los inmediatao—en la medidade lo previsible—tambiéna los mediatamenteafectadospor susconsecuenciasun máximo de satisfacciónde susnecesidades,de-seoso intereses».Los principios utilitaristaspuedensuministrarun crite-rio de decisiónentreobligacionesprimaJadequecolisionen,en la medidaen quepermitenestablecerun ordenjerárquicoentrelos interesesaludi-dos por esasobligaciones.Que una fundamentaciónde la moral que seapoyeen principios de generalizaciónrequieraunateoría complementa-ria quehagaposibleun sosteniblecálculode intereseses cosaqueha sidodecididamenterechazadapor Kant. En este punto bastaconsiderarsudogmáticaposiciónen el escritotardíoSobreun PresuntoDerechodeMentirpor Filantropía ~.

5, WILLIAM JAMES, Essaysin Pragmaíism,cd. A. Castelí.NewYork. 1948.p. 73.6. Konts Werke, Akademieausgabe.vol, VIII, Pp. 425-430.

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Sin embargo,entrelos filósofos moralesde nuestrosdías,en la medidaen queaceptanel criterio de la universalizabilidad.existela opiniónbas-tanteunánimede quees precisoañadircriteriosde contenidorelativosalcálculo de intereses,cosaen la quela concepciónpreponderanteconside-ra que una teoría complementariasemejantehabría de orientarseporprincipios utilitaristas. Así dice, porejemplo.William Frankenaen su librodeEtica, comoconclusiónde su luminosadiscusiónde la teoría kantianay del utilitarismo: «Thereare at leasttwo basic aud independentprinciples ofmora/uy, thai of beneficenceor utility, which telís us to mavimizethe totalamountofgoodin dic world, and íhat ofjustice>». Del mismo modo encon-tramosen FreedomandReasonde R. M. Hare expresadala opinión de queunaunión del principio de la universalizabilidad,por unaparte.con lasconcepcionesutilitaristas,por otra,es de gran interésparala teoría ética.puesse abreasí una síntesisentre dospuntosde vista éticosquedurantemuchotiempo se hantenidopor contrarios.De estamanerapodría surgirun sistemade Moral quepudiesecomplacertantoa Kantcomoa los utili-taristas:a Kant por su forma y a los utilitaristaspor su contenido

Es realmentesorprendenteque,tanto aquellosteóricosde la Etica quese hanocupadoprimero del conceptode generalizacióny de su ejemplohistórico más significativo —a saber.de la Etica de Kant—. cuantoasi-mismo los autoresquehanpartido del análisisde teoríasutilitaristas,sehayanencontrado,comosi estuvierancitados,en unaposiciónintermediasemejante,queno puedellamarseunacomponenda.sino unasíntesis.Enefecto,los utilitaristashanprocuradola mayoríade las vecesurdir argu-mentossegúnlos cualesunaconsideraciónde imparcialidad—en el sen-tido de un principio de universalizabilidad—.queno hagasólo del máxi-mo de satisfacciónde las necesidadesel fin de todoobrar,sino quecon-sistaen quepeseotro tanto la justiciaen el repartode los beneficiosy lascargas,puedeser introducidaadicionalmentesin dinamitar aquel. Esteproporcionaunaconsideraciónde utilidad de segundogrado: unadefi-cienteatencióna las legítimas exigenciasy derechosde los particularesrespectodel bien comúnpor el quecompiten.así comoun reparto desi-gual demasiadoostensibleen lo tocantea sus oportunidadesy beneficiossociales,por la reacciónemocionalde angustiosainseguridado de suble-vación que encontraríaen los peor paradosy afectados,comprometeríaseriamenteel saldode felicidad de la generalidad;de modo queel princi-pio de justicia ha de observarsetambién por razonesutilitaristas.Comoinclusoyo mismomantuvealgunavez anteriormenteestepuntode vista’>.

7. W. K. FRANKENA, Ethic.’; EnglewoodCliffs, 1963,p. 35.Traducciónespañola:Eti-ca, México, 1965, p. 57.

8. R. M. ¡-¡ARE Freedomand Reason,Oxford. 1963, pp. 123-124.9. G. PAIZIO, Pladayerfíar utilitaristischeGrundsútzein der Ethik, in: «NeneSamm-

lung» 13(1973).pp. 488-500,especialmenteen p. 499~ de otro modoy. segúnme parece

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quisierade buengradoaprovecharestaoportunidadparaunacorreccióny retractatio: Incluso si los hombrestolerasensemejantesinjusticias sinemociónalgunw con todo no cabríajustificar moralmenteunasituaciónasí: el que tengaademásconsecuenciasadversasdesdeel punto de vistautilitario y hagasentirsusefectosdesfavorablementeen el saldode felici-dadde la comunidadno es esencialparael juicio moral,aunquenatural-menteagravaaúnmásla situación.Me parece.portanto,queen unacon-cepciónutilitarista no puedeintroducirseun principio dejusticia sin queello lleve a salir del terrenodel utilitarismo.

Acaso la concepciónmásclara de unafundamentaciónde las normasmoralesquerefleje estaduplicidadde los puntosdevistarelevantessealafundamentaciónde la Eticaqueha ofrecidoLeonardNelson,el quincua-gésimoaniversariode cuya muerte fue conmemoradoen Noviembrede1977 en Gotinga con un simposiointernacionalde filosotia. En esesim-posio R. Alexy se refirió en una interesanteconferenciaa la sorprendentecoincidencia—habríacasi quedecir identidad—entreel intento de Nel-son y la concepcióndesarrolladapor Hare <¼Análogamentea Hare, Nel-son ha hechode unaconsideraciónde generalizaciónla basede la refle-xión moral. Su llamada«ley de la ponderación»rezaasí: «No obresnuncademodoqueno puedascontartambiénen tu modode obrar conquelos intere-sesde los afectadospor él fueran tambiénlos tuyos»‘Y

Junto a este principio de la «abstracciónde la limitación numérica»,como lo llama tambiénNelson‘2, cuya consonanciacon la formulacióndel imperativocategóricode Kant es ciertamentepretendida,ha de habersegúnNelsonotro principio quehagaposiblela jerarquizaciónde los in-teresesconcurrentesquese encuentranen juego. SegúnNelson,debepen-sarsehipotéticamentela multiplicidad de interesesde las personasafecta-daspor el tipo de accióncomo reunidaen la propiapersonay hacerluegode los interesesmás importantesy de su realizaciónel fundamentodelobrarpropio. Perosemejanteprocederconducesólo aun resultadoacep-tablecuandose parte.no de la fuerzadetectadaempíricamentedeesosin-teresesparticulares.sino desu «valor>’.Es en la consideracióndel valor de

ahora,máscorrecto.in: 6. PATZíG,Ethik ohneMetaphysik.Gottingen. 1971,pp..52-6l.(Notadel traductor Los escritosde PatzigsobreEtica seencuentrantraducidosal caste-llano. in: 6. 1’.. Eticasin Metafisica, BuenosAires, 1975,y G. P.,Hechos,Normas,Proposi-<‘iones. Ensayosy conferencias,Barcelona.1986.)

lO. R. A~ l xx’, R, M. HaresRegelndes moralischenArgumentierensund L. NelsonsAb-wñgungsgesetz.in: PeterSchróder(cd.). Vernunft.Erkenntnis.SittlichkeitHamburg, 1979,Pp. 95-122.

II. L. NELSON. Kritik derpraktischenVernunft(1917).2.~ ediciónen las obrascomple-tas, in: L. NlEi.sON, GesammelteSchrifien in neun Banden. berausgegebenvon P. BERNAY5 u. a., Hamburg. 1964 ss.. vol. 4. p. 133. Traducciónespañola:Crítica de la RazónPractica, in: L. N.. Erica Crítica, BuenosAires, 1988. pp. 193-360:p. 338.

12. Loe, cit, p. 518.

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un interéssemejantedetectadoempíricamenteen dondese revelala ver-daderafuerzade eseinterés,o elverdaderointerés,quecorrespondejusta-menteal valorde] objetoal queel interésse dirige. Estolo explicaNelsoncon un ejemploque,a su vez, correspondede modo realmentesorpren-dentea un ejemplodiscutidopor Hare en el mismocontexto:Dos perso-nas,A y B, queviven en vecinashabitaciones,puedendar en un conflictode intereses,puesA desearíahacermúsicamientrasB mantieneuna fútilconversación,pero sonora,con alguienconocido.En el ejemplode liareun vecino de habitaciónquiereoír en su tocadiscosmúsicaclásica,y elotro quieretocarunatrompetade jazz>.

Ahora bien, mientrasqueliare sugiereque los vecinosde habitacióndebenponersede acuerdoen los tiemposen queuno y otro puedandedi-carsetranquilamentea su respectivohobby,a Nelsonse le presentacomoevidenteuna distinta solucióndel problema:como hacermúsicaes unaactividadde valorsuperiora la meraconversación,el interésde B tendríaquecederfrente al deA. La fuerzamanifiestaeínpíricamentede un inte-rés tieneque ser reducida(o elevada>,por medio de una adecuadadecí-sión de preferencia,a la fuerzaquecorrespondaal valordel interés.A éstele llama Nelson el principio de la «abstracciónde las faltas de reflexión o,brevetnente, elprincipio dela reduccióndeintereses’> ~. Si es necesarioconse-guir unaaceptablesoluciónde un conflicto de intereses,hande sopesarseentresí. no los interesessubjetivos,sino los objetivos.Mas¿dequémodoha de hacersetal reducciónde intereses,o, mássencillamente,cómopue-dedeterminarsequealgoes un interésobjetivo y verdaderoy cuántafuer-za lees la adecuada?Aquí se acogeNelson—hay quedecirlo así— aunaidealización:«El mérito depreferenciade un interés’ frentea otro quecolisionacon él se determinapor la fuerza relativo del interésqueen susatisfacciónten-dría unapersonaplenamenteformada, dondepor unapersonaplenamentefor-madaseentiendeaquella que,por unapart¿t disponede un pleno discernimien-a> y, por otra, prefieresiempre lo conocido comomós valioso a lo conocidocomomenosvalioso» ‘~. Esta construcciónrecuerdaal hombreexpertoentodoslos pleasuresde .1. StuartMill. queconoce tanto la poesíacuantoeljuegode billar y queporesosabequela lecturade poesíaha de preferirseajugaral billar. Y se halla expuestaasimismoa las objecionesmetódicasy de contenidocorrespondientes.¿Quiéndecide —preguntamosuna vezmás—quiénes el hombreplenamenteformado?¿Podemosdeterminarlodeotro modo queexaminandoprecisamentesi losjuicios de valor deuna

13. R. M. liARE. Freedomaid Reason,Oxford, 1963,p. ¡ ti.

14. L. NELSON. Krftik derpraktischenVernunft. loc. cit, p. 528.15. L. NELsON. Dic Theorie deswahrenInteressesund fine rechtlicheundpolitischeBe-

deutung(1913), in: GesainmelteSchrijten, vol. 8, Pp. 3-26. especialmentep. 13. Traduc-ción española:La Teoría del VerdaderoInterés y su SignificaciónJurídica y Política, in:L. N.. Etica Crítica. BuenosAires, 1988, Pp. 361-441:p. 371.

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personaatribuyenefectivamentea los verdaderosinteresesla fuerzaade-cuada?Nosmoveríamosentoncesen un círculoo necesitaríamosotra per-sona plenamenteformada que nos dijera quién puedeserconsideradocomopersonaplenamenteformada,y daríamosasíenun recursoinfinito.Ademásno resultaríatampocoevidenteobjetivamentequelos veredictosde unapersonasemejantepudierandefinir el méritode preferenciade losintereses.Segúnmis intuicionesno hay, en cualquiercaso, diferenciaal-gunasi estorboa mi vecino en su lecturacon el Arte de la Fuga o con elPaís de la Sonrisa, ni tampocosi él lee precisamentea Goetheo a Ray-mondChandíer.A la concepcióndeNelson hoy se la calificaría,y conra-zón. de «elitista>’; y por cuantoyo sé de Nelson,tampocome extrañaríaque ocurrieseque, en su concepciónde la «personaplenamenteforma-da». él hubierapensadosobretodo en LeonardNelson mismo.

Esteintento de distinción entre interesessubjetivosy objetivos, apa-rentesy verdaderos,es.pues.un caminoerrado;peroyo no he traídoa co-laciónaquíla teoria de Nelsonparacriticar algoqueya ha sido criticadopor otros,sino porquecreoquepodemosencontraren éste,cuyosescritoshan sido por desgraciadesatendidoslargamente,ideasimportantesquepuedenimpulsarla discusión.Es, ami parecer,tan importantecomover-daderoqueen la ponderaciónde interesesen situacionesdeconflicto nocabepartir siempreni tan sólo de la fuerzasubjetivacon queesosintere-sesson sentidospor los sujetos.Pues,si no, no estada—paradecirlo conlos sonorostérminosde Nelson— «la necesidadde valor más ínfimo careniede exigenciade satisfacción,con tal quesepresentasecon avidezsuficiente» QDejandoapaneel problemáticoasuntode la distinciónentrenecesidades«más groseras»y «másnobles»,Nelson considerala posibilidad de unerror teóricoquepuedaestara la basede un interéssubjetivo,comocuan-do a alguienle apeteceun alimentosin saberquecontieneun peligrosotó-xico. El interésverdadero,objetivo,presuponeuna informacióncompletade todaslas circunstanciasrelevantes.Y aúnes másimportantela indica-ción de Nelson de quetambiénpuedehaberinteresesobjetivosa los queno correspondaningúngénerode interéssubjetivoy que,con todo, mere-cenconsideración.Suejemploes el de un niño mimadoal quesuspadrestutelandel modomásexhaustivo,conlo que impidendejácto queel niñollegue a ser independientee incluso se desarrolleen él el deseode inde-pendencia.Aquí los padresactúanevidentementeen contradel verdade-ro interés de su hijo, si bien a ésteno le correspondeen él ningún génerode interéssubjetivo.

La consideraciónde estoscasosnos enseñaque no logrará servirnosningunateoría de la ponderaciónde interesesquese limite a registrarlosmerosdeseose interesesmanifiestosempíricamentede las personasqueencadacasohayaenjuegoy a hallarelprocedimientode cómocabeobtener

~6. L. NElsoN.GesanipnebeSchrijien, vol. 6. pp. 315-316,

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el máximo de satisfacciónde tales necesidades,intereses,deseosy prefe-renciasde laspersonasen cuestión.Algún tipo de«reducción»de los inte-resesdadosa los verdaderos,de los subjetivosa los objetivos,pareceserne-cesana.Mas ¿cómofundamentarun procedimientoque merezcanuestraconfianza?Lapersonaplenamenteformadaa la quequeríaNelsonconfiaresatareade la reducciónde interesesesun serde fábulao. si hubieradepresen-tarseen la realidad,seríaun falso profetao un dictador.Pero¿hayotrassolu-ciones?Estacuestiónse ha convertidonaturalmenteen un difícil proble-ma dela filosofía prácticaa partirdel momentoenque lasteoríasclásicasacercadelo quees «lo bueno»auténticamente,el supremofin de la acciónpara el hombre, se revelaron como especulacionesdogmáticas.Comomuestranespecialmentesus argumentacionesdel Gorgias y la República,paraPlatón no ofrecíaparticulardificultad la distinción entrelos verda-derosy los falsos interesesde los hombres,entresusinteresesobjetivosysubjetivos:el interésprimordial del hombreindividual era el de la saludde su almay éstaconsistíaa su vez en el ordeny la armoníadelas poten-ciasdel alma,es decir, en la justicia. El fin supremode todaslas accioneshumanastenía, pues.que hallarse en la atención a la «salvación delalma>’ y esto implicaba,por lo demás,queel biencomúndela polis habíade preferirse en todo caso al interés particular del individuo. Frente aaquel,los interesesdel bienestarcorporaleranconsideradoscomo de se-gundoorden.Una ordenaciónobjetiva de los bienes,independienteantetododel placery el displacer,veníadadayapor la naturalezade lascosas,era conocidaporlos filósofosy tambiénel legisladorhabíade regirseporella en el ordenamientode los problemassociales.ParaPlatón la vidadel individuo tienesólo valor en la medidaen queéstepuedaejercersusfuncionesen pro del bien del todo “. Y otro tanto ocurre con las tesis,másplausibles,sin duda, pero con todo aúndogmáticas,de Aristóteles.segúnlas cualesel fin supremodel obrarhumanoestáen el logro de laeudaimonia,definida por su parte como la actualizaciónde las capaci-dadesespecíficamentehumanas,a saber,del uso de la razón,tanto en lateoría comoen la praxispolítica. Paraestaconcepciónes imprescindiblela presuposicióndogmáticade quehayun fin supremonatural,conformeal cual cadaser ha de desarrollardel modo másperfectoposiblesu espe-

17. Basteaquí recordarel lugardel libro III de la República,406, en quePlatóncrí-tica la conductadel hombre que, aunqueestásiempreenfermo,graciasa cuidadosasprecaucionesy a la dietaalcanzauna elevadaedad,a lo cual llama él una«muertelenta».Y, frente aaquel,oponecomoejemplo al artesano,queno tiene tiempo paraenfermedadesy que.en vez de largascuras.al’ronta tranquilamenteel riesgode morirprontoo de quela naturalezase bastepor si misma,porqueunavida no llena de tra-bajono tiene,porlo demás,paraél valor alguno.La inhumanidadde esepasajequedamitigadaporel hechodequesepuedeadmitir quePlatón.sisehubieravistoen seme-jante situaciónen vez de llegar a los ochentaañoscon unasalud. alo queparece.In-quebrantable.se habríaaplicado sin vacilaciónesamáximaa si mismo.

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cificidad, y queel hombre,comoserracional,estáobligadoa interpretardelmodo máspuro posiblesu índole propia y a realizarla.

Así pues.Nelson,con suprincipio de la reducciónde intereses,se hareferidoaun problemaqueesperaurgentementeunasoluciónsatisfacto-ria, puesparadistinguir los verdaderosde los falsos interesesno cabe re-currir a la teoría dogmáticade los bienesde Platón (y concepcionesaná-logas),ni al juicio de la personaplenamenteformada:ni tampocopode-mosadoptaren la ponderaciónde los interesesel críterio liberal del laissez-jaire. que. por asídecirlo. aceptael surgimientoespontáneode los interesesque se presentanempíricamentecomo dinero moralmente contanteysonante.

Perotambiénen los planteamientosutilitaristas,queen generalinspi-ran muchamásconfianza,se presentael problemacon río menordificul-tad: la originariaversióndel utilitarismo en Bentham.con su primitivis-mo arcaico,considerabala cuantíade pleasure(placer,goce,agrado:noexiste traducción)como aquelloqueha de lograrseal máximo mediantelas accionesmoralmenterelevantes,y como indiferenteaquelloa lo queen cadacasoel placer se refiere; mientrasque J. StuartMill queríaquecontaranen el peso,no sólo diferenciascuantitativas,sino tambiéncuali-tativas,de pleasureNo hanconseguidosuperarse,sin embargo,las funda-mentalesy evidentesdificultadesen lo quetocaa la posiblecuantificacióny comparaciónde pleasures’. Y no cabe tampocoasentarde manerasufi-ciente, por ejemplo,la prohibición de matara personas.conargumentosutilitarístico-hedonísticos:haysin dudacasosen quela muerte(indolora)de un hombrepodría mejorarconsiderablementeel saldode placery dis-placeren el mundo.Nuestrasintuicionesinmediatasrelativasal derechodetodohombrea su propiavida no pueden,pues.dependerdeconsideracio-nessemejantesacercade la repercusiónde nuestravida en el saldode feli-cidad del mundo.

Estasson algunasde las principalesrazonespor las quelos represen-tantesde las concepcionesutilitaristashan terminadopor abandonaresasideasy, en vez de partir delpleasureo happiness(placero felicidad) comomagnitudescuantificables,cuyo máximo logro —consideradoen su canti-dad absolutao (merceda puntos de vista político-demográficos)en supromediopor cabezaen el grupo de que se trate— constituíasiempreelobjetivo de la acción,partenmásbiende laspreferenciasquetienenlos in-dividuos singulares,no requiriendodesdeluego tales preferenciasapun-tar al placero a la felicidad. Lo quesirve de criterio de acciónes la consi-deraciónde quéclasedeacciónes capazde satisfaceren la ínayorpropor-ción posibleesaspreferencias,ordenadassegúnsuurgencia.Estaconcep-ción vendríaa corresponderdel mejormodo posiblea nuestrastendenciasdemocráticasy liberales. A nosotrosnos gusta ver tratadosa todos losmiembrosde unacomunidad—inclusosi pudieranno sercompeteíitesoadultosen sentidoliteral— como adultospromotoresde suspropios inte-

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reses.Nos parecequecadacual habría de asumirel riesgode promoverinteresesque,al sersatisfechos,pudieranrevelarsecomolesivoso peligro-sosparaél. Y corresponderíaasimismoa unaconcepciónliberal el decirquecada uno es quien mejorha de saberpor sí mismolo quees buenoparaél y quees,por tanto,al librejuegode los interesessentidosy promo-vidos subjetivamenteal queha de confiarseen primer lugar el mejora-mientode la «calidadde vida» —por introduciraquíoficialmenteunaex-presiónque,comoquiendice, esperadesdehacealgúntiempo entrebasti-dores.Con todo, estaconcepciónes evidentementedemasiadobella paraserrealista.Recordemosla tesisde Nelsondequeexistentambiéninteresesobjetivos, massubjetivamenteatrofiados,reprimidos.Y sabemostambiénde interesesmuy apasionados,masno justificablesobjetivamente,que sedebena vecesa erroresde hecho,pero asimismo a influjos psicológicos.modas,coaccionesde grupo e intencionadamanipulación,interesesa losqueha de atribuirseincluso un caráctermorboso.En las sociedadesin-dustrialesde Occidenteincluso quienesquizá no necesitancochealgunotienensin embargoun vivo interésen su adquisición,porqueciertamente.sin coche,unono es bienaceptadoen nuestrasociedad.Estáfuera dedis-cusiónquela publicidadindustrial, pero tambiénel adoctrinamientopo-lítico, puedendespertarinteresesqueno tienen relaciónalgunacon lasauténticasnecesidadesde aquellos que, sin embargo,en definitiva lossienteny promueven.

Desearlaexpresarel dilema queaquíse manifiestaconlas palabrasdeDan W. Brock. tomadasde su excelenteinforme tituladoRecentWork inUtilitarianism ‘>. pues me parecedifícil encontraruna formulación mejorqueésta: «Lasvaloracionesde un hombreque hallamosexpresadasensuspreferenciasson resultadode diferentesnecesidadesbiológicasy delprocesode socializaciónpor elcual se incorporaa unasociedad,a un Es-tado y a diversosgrupos sociales.Tales valoracionesson conformadasesencialmentepor las condicionessocialesexistentesy hnbránde reflejary fortalecertantoesascondicionescomolas relacionesde podery autori-dad imperantesen esa sociedad,asícomo las expectativasde su entorno.Una teoríaéticaque reclameun máximo de satisfacciónde las preferen-cias tal como comparecenempíricamentetendrá,por tanto,queproducira suvez un efectode refuerzodel respectivoorden social existentey favo-recerlas tendenciasconservadoras.Cualquierotra soluciónexige en últi-mo término unafundadateoría de la valoraciónquepartade la basedcquealgunosestadosde cosasson valiososparala personaX, siendoindi-ferentesi X los valora o los prefiere...El atractivode este planteamientoestribaen que no nos sujetaa los valoresque se encuentranfundadosenel orden social existentey no atribuye asía las preferenciasefectivasnin-gún valor moral sin la consideraciónde su índoley de cómo han llegado

18. «AmericanPhilosophicalQuarterly” 10(1973),pp. 241-276.

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adarseo hansido manipuladas.Perola principal debilidadde esteplan-teamientoes tan evidentecomosuventaja:¿quiénha de decidir,y conquémétodo,lo quetienevalor, lo queha de preferirse.etc?Con granfacilidadesteplanteamientolleva a la concepciónde queexisten personasqueco-nocen mejor lo que es mejor paraotrasqueéstasmismas,con todoslosingratosfenómenossocialesy políticos concomitantes,por cierto dema-siadoconocidos>’½Estamos,pues,de hechoanteun dilemaamenazador:de una parte, una soberanaafirmación absolutade las escalasde valorpropias;de otra, una frágil toleranciaque renunciaa hacerla distinciónentre necesidadesauténticasy necesidadesimaginariaso manipuladas.Ahorabien,comounadecisiónentreinteresesquecompitenparececons-tituir un componenteirrenunciablede toda teoría queprometade la fun-damentaciónde las normasmorales,no podemoseludir esteproblema,sino quehemosde planteárnoslo.

Querríaofrecer, pues,en la última parte de mi conferenciapor lo me-nos unospuntosde vista quepodrían hacernosprogresaren la soluciónde estasdificultades.Mi tesisfundamentalserálasiguiente:los interesesylas necesidadesno hande considerarseo no considerarsesólo porquesedéno no se dén en alguien.Perola existenciade unanecesidadsubjetivaes,al menosprimafacie. un indicio de quepodríahaberunanecesidadob-jetiva. asícomo la falta de necesidadessubjetivaspareceprimafacie indi-car la falta de los interesesobjetivoscorrespondientes.Por consiguientelatarea demostrativaha de asumirlaquien quieraprescindiren sus decisio-nesde una situaciónde necesidado interésque se presente.

Con el fin deilustrar esto.mantengámonosprimeroen los ejemplosyapropuestosporNelson: el interéspor un alimentoseráconsideradopura-mentesubjetivo y no de tomar en serio en la medidaen que se muestrequeel interesadono conoceciertoshechosque haríandesapareceral pun-to su interés;porejemplo,el hechode queel alimentoestáenvenenado.Elquesus padresesténobligadosa teneren cuentael interésverdaderoy ob-jetivo de un niño por su libre autodeterminacióny autodesarrollo,inclusosi éste pudiera no correspondera ningún interés subjetivo del niño, sepuedefundamentarde la siguientemanera:es conformea la experienciaque, unavez adquirida,los adultosapreciansu independenciay queelniño bajo tutela constantealgún día sentirá la falta de independenciacomo un defectoconsiderablequeluego habráde ser dificil de remediar.Comoen casossemejantessuele acontecerasípor reglageneral,se puedetambiénpartir en estecasoparticular de quees de verdaderointerésparael niño no seguirsiendotuteladocon mimo.

Otro tantoocurriríaconel interésobjetivo deaquelque,encontrándo-se en un estadode depresióno en una traumáticatempestadcínocional,deseasequitarsela vida. No tendríamosen cuentasu momentáneointerés

19, D. W. BRoCK. loc, cit., pp. 224-245.

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subjetivo,porquepodemosprobarporla experienciaqueunamuyampliamayoríade los individuosa los que se ha impedidoel suicidio sueledes-puésaprobaresaintromisiónen su libertad de acción.Mas no cabeaquiinvocarun valorabsolutodela vida humana:en casosenlos quealguien(aconsecuencia,porejemplo,de unaenfermedadincurable)no puedaya es-peraren suvida ulterior nadamásquetormentosy en queningunaapre-miantetareapudieraya obligarle a sobrellevarpenastales,la obligaciónde impedir su suicidio seríaen todocaso muy problemática.

Un casomuy recurrenteperotambiénmuy trivial de la política munici-pal es el siguiente:cuandoen unaciudad se cierra al tránsito rodadounallamada«zonapeatonal’>,los comerciantesdel barrio en cuestiónsuelenprimero protestarvivamentecontradicha medida. Si la administraciónmunicipal no aceptasemejantesmanifestacionesde interéses queestá le-gitimadaparahacerlo,puespuederemitir ala experienciadequeencasossemejantesla situaciónde interéscambióen el plazode pocotiempo. Locomúna los dos casoshastaahoradiscutidoses lo siguiente:que el inte-résverdaderou objetivo es precisamenteaquelqueel interesado,trasunaexperienciamásampliagracias a la informacióncorrespondiente,tras lasuperaciónde un estadoemocionalpasajeroo trasla llegadadeunanue-va situación,estaríadispuestoa convertiren su interéssubjetivo.Algunosinteresessentidoscomoimportantesson reductiblesa decisionescolecti-vaso a condicionesindividualesdesocializaciónque, a su vez, no resistenuna inquisiciónen lo que tocaa su fundamentaciónracional.

Sin embargoestono es suficientey no lo es, desdeluego,especialmen-te si pensamosen las institucionesde unasociedadquehande satisfacerlos interesesdegrandesgruposhumanose inclusolos interesesde futurasgeneraciones.En estoscasoslas votacionesdemocráticasy las encuestasde opinión proporcionantan sólo un conocimientomuy fragmentariodelas efectivaspreferenciasde todoslos individuos,y eseprocedimientoestáobviamenteexcluido respectoa las futurasgeneraciones;y sólo en casospropicioses posibleuna logradaverificaciónracionalde lagénesisfácticade las necesidadese intereses.2<)

Una «reducciónde intereses’>,en el sentidode una ponderacióndepreferencias,sólo podráprocedersegúncategoríasmuyesquemáticas.Envez de recogerel acuerdode individuos,comoes posiblehaceren el casode conflictos individuales de intereses,tendrá que apoyarseen conoci-mientosempíricosquenosproporcionaninformacionesacercade quéne-cesidadesvitaleshande sersatisfechasen cada casoparaqueun indivi-duo en generalpuedaalcanzarel grado de bienestarvital y rendimientoquees condiciónnecesariaparaunaactividadpropiadela quepuedares-

20. Parael conceptode génesisfácticay racional, cf P. LOREN/EN y O. SUHWEM.MER, KonstruktiveLogik, Ethik und Wi.ssenschaftstheoriútMannheim-Wien-Zúrich.1973,asi comoR. ALEVe, Theorieder juristischenArgurnentation.Frankfurtam Main, 1978.

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ponder(y también parael bien de la totalidad). Semejantesnecesidadesprimariascomprendenla alimentación,la vivienda y el vestido,la aten-ción médicay un nivel de educacióny formaciónadecuadoa la respectivasituaciónsocial. Me pareceevidentequeel gradode obligaciónrespectoanecesidadesquevanmásallá deéstasdesciendede maneraimportanteencuantoobjetode medidasestatales.Incluso no carecede plausibilidadlaopinión de queesaspreferenciasquesobrepasanel standardmínimo pue-denmejordejarseabandonadasa la iniciativa de los individuosy sólo de-ben fomentarseoficialmentecuandosusatisfaccióncontribuyea la vez albien comun.

Desearíaseñalaraquíqueen estaclasede consideracionesse planteaigualmenteel problemade en quémedidatienenmoralmentederecholassociedadesindustrialesacomodadasa desatenderel queunagran partede la poblaciónmundial,ajenaa esassociedades,todavíano hayaconse-guido ni con muchola situaciónmínimacuya existenciase aceptaen ge-neralen esassociedadescomocondiciónde cualquiersatisfacciónde pre-ferenciasquevayanmásallá de ella. Es de esperarquetal indiferenciaohastafalta de interéscolectivo les llegue a pareceren un futuro próximo alos habitantesquevivan en la tierra algotan sorprendentecomo a noso-tros hoy la indiferenciacon que griegosy romanos,asimismosensiblesmoralmente,aceptaronla situaciónde los esclavosy con quela burguesiaaceptabaen Europaal principio de la revolución industrial la situaciónde los obreroscomoun sino inevitableque. naturalmente,siemprese cer-nía sobreotros.

Con la extensióndel campo sometidoa la ponderaciónde interesesallendelas fronterasde unasociedadse presentanevidentementecompli-cacionesconsiderables,queaúnse multiplican máscuandoaceptamossuampliacióna generacionesfuturas.Tambiénaquí hemosde hacerplausi-bIes ciertas limitaciones en la satisfacciónde interesesde los quevivenahora,en el sentidode la toma en consideracióndelos interesesobjetivosde nuestroshijos y nietos.Teniendoen cuentala inseguridadde los pro-nósticosdeevolucióna largoplazo.se podráen estoconseguirtan sólo re-glas muy generalesy limitarse másbien a la garantíade las necesidadesprimarias,que tienendesdeluegopríoridadabsolutatambiénparalos queviven ahora.Segúnestaconcepción.tendríanqueconsiderarsecomo es-trictamenteprohibidoslos modosde comportamientoquecon mayorpro-babilidad hubierande tenercomo consecuenciael que se dañarano in-cluso se destruyesenlas necesariascondicionesde existenciade futurasgeneraciones.

Por lo demás,habríaqueenjuiciar tambiéndesdeanálogospuntosdevista el argumentode los partidariosde una transformaciónrevoluciona-ria de las relacionessocialesexistentesde quepuedeexigirsea las genera-clonesactualesel duro sacrificiode unarevoluciónviolenta porqueno esonerosocomparadocon los sufrimientosquehabríade producirdurante

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generacionesel mantenimientode las formascapitalistasde economíaenlas democraciasparlamentarias,porno hablarde la felicidadquea la lar-ga podríandisfrutar los miembrosde una sociedadsin clasesen su ilimi-tada autorrealización.Frentea afu-macionessemejantes,que identifican el«verdadero»interésdel individuo queahoravive con su interés de clase(una primacíadel interéscolectivo, comoen Platón,e igualmenteinfun-dada),y a unaconcepciónqueexige al individuo padecermenoscaboin-clusoen suselementalesinteresesvitalesy acasoperderla vida porla feli-cidad de futurasgeneraciones,habríaqueobjetarante todo lo siguiente:En primerlugar,el quelas consecuenciasbeneficiosasquese atribuyena larevolución porsuspartidariosvayana producirsees cosaquea nadiese lepuede evidenciarcon una seguridadsuficiente como para ofrecer unabaseaceptablepara unaponderaciónde intereses.Y. en segundolugar.incluso si cupierafundamentarde modo suficienteunapredicciónempí-rica semejante(cosaqueno es deesperar),aúnen esecasoinverosímilha-bría queconsiderartambiénque aquí se trataríade segurossacrificios yesperadosbeneficiosde dosdistintasgeneraciones.Perodifícilmentecabefundamentarracionalmenteel queunoshombrespuedanhallarseobliga-dosa inmolar inclusosus máselementalesinteresesvitalesa la perspecti-va de ventajaspara otros. Sólo el individuo mismo podría disponeren talmanerade sus propios intereses,lo cual, consideradoracionalinente,constituiríauna injusticia consigo mismo.En vez de esassolucionesto-tales que postulan un estadode felicidad futuro de tal intensidadquecualquiersacrificioquehayade hacerseparallegar a él, comparadoconéste,puedeparecerinsignificante,una teoría racionalde la ponderaciónde interesesincluiría procedimientosde valoración hastacierto puntocomplicados,con distincionesde casos,categoríasde urgenciay conside-racionesde razonabilidad.Peroes que la realidades, asuvez, considera-blementecomplicaday, aunquenuestrasteoríasno deberíansertancom-plicadascoíno la realidad misma (puesentoncesde poco nos servirían),tendríanqueser con todo lo suficientementecomplicadascomopara re-produciradecuadamentelas diferenciasdel ámbitoobjetivo de quetraten.Se tienela impresiónde quelo quehoy vuelvea hacertan popularesa lasteoríasradicales—y estosignifica casi siempretambién simples—es,en-tre otrascosas,la pereza.

Frentea ello quedapor asegurarque todoslos intentos—como losemprendidosdesdePlatón y los quehoy son propuestossobretodo porteóricosmarxistas—de confundir la significativa y necesariadistinciónentrelos interesessubjetivosy objetivos («verdaderos>’)de los individuosconesaotra distincióntambiénsignificativaentreinteresesindividualesycolectivos(con lo cual sólo quedancomo«verdaderos»interesesde los in-dividuoslos quecoincidenconlos interesesde claseo. incluso,conlos in-teresesde la humanidad)abocana un peligrosoextravío.

Toda teoría aceptabledel juicio moral tiene, másbien,queconsiderar

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tres dimensionesde discusiónno reductiblesunasa otras: Primero,el as-pectode la universalízabilidad,queconsisteen quenadiepuedeexigir untrato preferenteparasusinteresesporel merohechode queseansuyos.se-gundo,el aspectode la reducciónde intereses quedistingueentreinteresesindividualessubjetivosy objetivosy determinael gradode intensidaddelos interesesdignosde consideraciónsegúnla urgenciadelas necesidadesobjetivasqueestána su base;y. finalmente,la cuestióncardinaldeen quémedida,cuandoexisteescasezde recursos,hayan de ser satisfechosesosinteresesob¡etivosde los individuos. Paraesta última cuestión.el puntode referenciamásdigno de confianzalo constituyenlos criteriosdel utili-tarismorelativosa la máximasatisfacciónposiblede todoslosinteresesobje-tivos individuales,entrelos quedesdeluego tambiénhande incluirsedeínodo adecuadolos interesesde los miembrosno sólo de nuestrapropiasociedady de futuras generaciones.

En lo querespectaa la distinción entreinteresessubjetivosy objetivos,el estadoactualde nuestroconocimientoes el de quevemosantenosotrosclaramenteel problemay al mismo tiempovemosla necesidady tambiénla dificultad de su solución. Acabo de intentaresbozaralgunosprimerospasosprovisionalesen direccióna esasolución.Esperoqueno eonstituyaun optimismo totalínenteinfundadoel que yo, a pesarde todo, crea verantemí el bosquejoa grandesrasgosde unateoría que.conel concursodemuchos,permitadesarrollarun instrumentoque un día no demasiadole-janopuedaservir también a los políticoscomo un hilo de Ariadna en ellaberinto de los interesesencontrados2~

(‘1 taducciónde Juan Miguel Palacios)

21. Como en estaconferenciasólo habíade mostrarsela importanciade la cues-tión de los <‘verdaderos>’interesesparala fundamentaciónde la Etica,paraunaorien-taciónmásamplia acercadeestosproblemasseremiteenparticulara: A. SEN, Collecti-veChoiceand Social Welfare, SanFrancisco.1970; J.RAwLs, A Theoryo¡Justice,Oxford,1972; J.C. HARsANYI. Essayson Ethics,Social Behaviorand ScientificExplanation, Dor-drecht, 1976.

Sobreel actualestadode la discusión proporcionaninformaciónlas contribucio-nessobreel tema‘<Social Ethics” de los tresprimerosfascículosdel añoII (1977)de larevista«Erkenntnis’>.enparticularlos trabajosde Harsanyi,Stegmoller,Scanlon.vonKutschera.Baier y Sen.