la culebra y la zorra

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LA CULEBRA Y LA ZORRA FABULA Un campesino encontró una tarde, de regreso a su casa, un grueso tronco de árbol aplastado a una serpiente. Era hermosa la culebra, con grandes manchas negras sobre la piel amarilla. Sus ojitos brillaban en la ancha cabeza abatida. Compadecido el hombre, levantó el tronco, después de grandes esfuerzos, y que libre la serpiente. El reptil se recogió, se hizo un ovillo y le dijo: - ¡Que hambre tengo! Te voy a comer. - No puede ser, repuso el labriego, pagas un bien con un mal. Busquemos un juez que decida esto. Acepto la culebra y caminando hallaron un perro flaco. Lo pusieron en autos y falló:

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LA CULEBRA Y LA ZORRA

LA CULEBRA Y LA ZORRA

FABULA

Un campesino encontr una tarde, de regreso a su casa, un grueso tronco de rbol aplastado a una serpiente.

Era hermosa la culebra, con grandes manchas negras sobre la piel amarilla. Sus ojitos brillaban en la ancha cabeza abatida.

Compadecido el hombre, levant el tronco, despus de grandes esfuerzos, y que libre la serpiente. El reptil se recogi, se hizo un ovillo y le dijo:

Que hambre tengo! Te voy a comer.

No puede ser, repuso el labriego, pagas un bien con un mal. Busquemos un juez que decida esto.

Acepto la culebra y caminando hallaron un perro flaco. Lo pusieron en autos y fall:

Muy bien pensando, culebra; yo, de joven, cuidaba la chacra y tena buena comida; ahora que soy viejo, me han echado de la casa y tengo que vagar por los campos. Es decir, que me han pagado un bien con un mal.

Busquemos otro juez, dijo el pobre hombre.

Bien, contest la serpiente, pero ser el ltimo.

Se caminaron a Machay y all encontraron a la zorra. Fue informada de todo. Mientras le contaban, escucho sentada sobre sus patas traseras. Cuando terminaron de hablar, dijo:

Bien; mas yo necesito, para fallar en justicia, reconstruir los hechos, debemos ir al sitio donde sucedi todo.

Y, sobre el terreno, conforme a lo estipulado, se coloc la serpiente en actitud y el hombre puso sobre ella el pasado tronco.

En efecto, as estaba, dijo la serpiente. Qu fallas?

La zorra mir largamente al campesino y le dijo:

Y si la tienes de nuevo all presa, en qu piensas?

PARABOLA

Era un nio que soaba un caballo de cartn. Abri los ojos el nio y el caballito no vio.

Con un caballito blanco el nio volvi a soar, y por la crin lo cogi....! Ahora no te escapars!

Apenas lo hubo cogido, el nio se despert. Tenia el puo cerrado. El caballito vol!

Quedase el nio muy serio pensando que no es verdad un caballito soando. Y ya no volvi a soar.

Pero el nio se hizo mozo y el mozo tuvo un amor, y a su amada deca:

Cuando el mozo se hizo viejo pensaba: todo es soar, caballito soado.

Y el caballito de verdad.

ANTONIO MACHADO

EL YACURUNA

CUENTO

El indio Fabin Sangama, en altas hora de una noche de tormenta, regresaba con su hijo de nueve aos de edad, de Yurimaguas al fundo Santa Rosa, donde viva.

Bajaban lentamente en su canota por el ro Huallaga, cuando de repente, Sangama se dio cuenta que una mujer desnuda y hermosa estaba agarrada a la proa de su canoa.

La canoa empez a sumergirse, e instantneamente sus ocupantes se vieron dentro de una casa, en el fondo del ro.

El techo de la casa era de arena. Los horcones, vigas y dems maderaje eran vboras de diferentes tamaos y grosores, y los bancos para sentase era charapas (tortugas de ro).

Muchas mujeres desnudas y de deslumbrante belleza estaba en la casa, y acostadas en un lecho de caracolillos, un viejo.

El hijo de Sangama iba a sentare sobre una charapa, pero sta, al darse cuenta s la de la intencin del chico, corri velozmente.

El nio se asust y lanz un grito. El viejo, al or el grito y ver nuevo huspedes, se dirigi y exclam, sentencioso: Micushar (comer). Una de las mujeres le hizo incorporare en su lecho.

El nio lloraba inconsolabremente y Sangama mascaba y mascaba tabaco.

De pronto, y sin saber cmo, Sangama y su hijo se encontraron nuevamente en su embarcacin, sin haber perdido nada de su equipaje.

La canoa se hallaba seca y siguieron rumbo a Santa Rosa, como si nada les hubiera sucedido, no obstante haber sido, por breves y fantstico momentos, huspedes del Yacuruna.

LAS ISLAS DE PACHACAMAC

LEYENDA

La leyenda sobre el origen de las islas Pachacamac dice as:

Haba dos curacas que se odiaban, cada uno de ellos tena sus hijos, hijo de un curaca de enamoro de una hija del otro curaca.

El padre de la joven, al darse cuenta de estos amores, la encontr en su palacio para que no la pudiera ver el hijo de otro curaca. Este joven, para poder penetrar al castillo, se convirti en un pjaro hermoso.

Un da, cuando ella estaba en su jardn con sus doncellas, se present el pjaro. La nia, al verlo tan hermoso, lo quiso aprisionar; pero viendo que no poda, llam a su doncella para que la ayudasen. Y as pudieron cogerlo.

La nia encerr al pjaro en su jaula y lo puso en su cuarto. Pasaron das y el pjaro se convirti en el hijo del curaca: volvi a su verdadero ser.

El padre despus de varios meses, se dio cuenta que su hija iba a ser madre. Entonces le pregunt cmo haba sido esto. Ella le contest que un da so que el pjaro que tena en su cuarto, se haba convertido en gente

En padre, al darse cuenta que su hija haba sido vctima de un ardid, mando que la matasen. Mas ella huy y al voltear la cara, vio con sorpresa, que la estaba persiguiendo el mismo pjaro, pero en forma repugnante.

Entonces. Para no ser alcanzada, se arroj al mar junto con su hijo. Al caer al mar, el nio se convirti en una isla pequea y ella, en una isla grande.

As es como se formaron las islas de Pachacamac.

LA TORTUGA QUE SE BURLA DEL VENADO

MITO

Haba una vez un venado que siempre caminaba por la selva con el deseo de encontrarse con una tortuga. Pasaba ya un mes y el venado no encontraba a ninguna tortuga.

El venado estaba un da muy cansado de tanto caminar por el bosque buscando a la tortuga y se echo a dormir. Estaba tan agotado que se durmi profundamente y no senta nada.

Una tortuga caminando y caminando pronto se top con el venado que estaba bien dormido. Y la tortuga le dice:

Amigo venado, yo he sabido que t me andas buscando Qu cosa quieres conmigo?

Pero el venado no le escuchaba porque estaba completamente dormido.

Entonces la tortuga comenz a echar abundantemente tierra sobre el venado dormido y despus lo dej siguiendo su camino.

El venado al poco rato se despert y al verse lleno de tierra exclam:

- Quin ha sido ese desgraciado que me ha echado tierra encima ensucindome? Dnde le encuentre, ah mismo lo mato!

Y la tortuga que estaba escuchando lo que hablaba molesto el venado pas por encima del hueco sin darse cuenta. Y el venado de tanto buscar y buscar a la tortuga acab murindose. En vano buscaba. La tortuga mientras tanto se rea y se rea.

BIOGRAFIA

Don Miguel. Grau, naci en Piura el 27 de julio de 1834. Desde los 10 aos de edad inici su vida de marino, al emprender un viaje a Panam en una goleta particular que naufrag. A los aos empez a trabajar en la marina mercante. Aprendi su profesin en la vida, antes que los libros. No tuvo la infancia de los nios mimados, porque desde temprano edad se entreg al trabajo, aprendiendo el oficio del hombre de mar.

En 1854 ingres a la escuela Naval, iniciando su vida profesional al servicio. De diversas embarcaciones, logrando sus ascensos en forma progresiva. De Inglaterra regres al mando de la corbeta unin.

Particip en el combate de Abtao contra los Espaoles.

AUTO BIOGRAFIA

Yo Julio Cesar Nuez Llecllish, nac en la localidad de Utupampa el 20 de Julio de 1976, durante la niez pas jugando en mismo lugar hasta llegar la edad escolar que fue hasta los 7 aos desde all empec estudiar en ese mismo lugar, hasta culminar los estudios primarios, luego pas en la colegio San Juan Bautista la Salle de Tingua, donde he culminado mis estudios secundarios. Despues de terminar postul en el Instituto Superior Pedaggico de Yungay, en donde ingres para continuar mis estudios superiores que ahora estoy por egresar en la especialidad de Biologa y Qumica, Promocin 1999.

DECIR LA VERDAD

(Ancdota)

A un nio le regalaron un hacha. Como no saba que hacer con ella, quiso podar un rbol y lo destroz. Lleg el padre y, no sabiendo quin haba hecho el dao, culpo a uno de los peones. Pero el nio confes su falta:

Fui yo quin destroz el rbol.

Y por qu lo dices?

Porque no s mentir.

Este nio que no saba mentir se llam Jorge Washington. Fue el libertador de los estados Unidos de Norte Americano.