cuento los ojos de la culebra

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Cuento: Los ojos de la culebra (Christian Reynoso T.) A partir de esta edición, el diario Los Andes se complace en publicar por entregas el cuento “Los ojos de la culebra” del escritor Christian Reynoso, autor de las novelas “El rumor de las aguas mansas” (Peisa, 2013) y “Febrero lujuria” (Matalamanga, 2007). Desde hoy, y cada domingo, nuestros amables lectores podrán seguir la trama de esta inquietante historia sobre el oscuro y violento mundo del contrabando en el altiplano peruano. Noticia: El 18 de mayo de 2007, alrededor de las ocho de la noche, en el mercado internacional Túpac Amaru de la ciudad de Juliaca, en medio de una fiesta popular, explotó una mochila que contenía 800 gramos de dinamita. Fallecieron instantáneamente siete personas y resultaron heridas más de medio centenar. Esas fueron las cifras oficiales brindadas por la Policía Nacional del Perú. Sin embargo, hubo una octava víctima —mujer— de la que nadie se enteró. Su cuerpo fue encontrado tiempo después, escondido en un almacén, en estado de descomposición y con signos de haber sufrido los efectos de la explosión. Esta mujer formaba parte de La Culebra. I Dicen que hay libros dedicados a las putas, ¿será cierto?, no lo sé. Pero lo que sí sé es que en el mundo hay un montón de libros dedicados a todas las cosas, ¿por qué no, entonces, a las putas? Yo leí uno que me regaló Sebastián como parte del pago de una deuda que me tenía. Si no lo hubiera hecho, nunca habría sabido de la existencia de ese libro. Era grueso, de

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Cuento: Los ojos de la culebra (Christian Reynoso T.)

A partir de esta edicin, el diario Los Andes se complace en publicar por entregas el cuento Los ojos de la culebra del escritor Christian Reynoso, autor de las novelas El rumor de las aguas mansas (Peisa, 2013) y Febrero lujuria (Matalamanga, 2007). Desde hoy, y cada domingo, nuestros amables lectores podrn seguir la trama de esta inquietante historia sobre el oscuro y violento mundo del contrabando en el altiplano peruano.Noticia:El 18 de mayo de 2007, alrededor de las ocho de la noche, en el mercado internacional Tpac Amaru de la ciudad de Juliaca, en medio de una fiesta popular, explot una mochila que contena 800 gramos de dinamita. Fallecieron instantneamente siete personas y resultaron heridas ms de medio centenar. Esas fueron las cifras oficiales brindadas por la Polica Nacional del Per. Sin embargo, hubo una octava vctima mujer de la que nadie se enter. Su cuerpo fue encontrado tiempo despus, escondido en un almacn, en estado de descomposicin y con signos de haber sufrido los efectos de la explosin. Esta mujer formaba parte de La Culebra.IDicen que hay libros dedicados a las putas, ser cierto?, no lo s. Pero lo que s s es que en el mundo hay un montn de libros dedicados a todas las cosas, por qu no, entonces, a las putas? Yo le uno que me regal Sebastin como parte del pago de una deuda que me tena. Si no lo hubiera hecho, nunca habra sabido de la existencia de ese libro. Era grueso, de unas quinientas pginas y letra chiquita. Cuando lo recib sent mucha pereza de leerlo todito, pero Sebastin insisti en que lo haga.Si vos quers ser una puta de clase A1, tens que leerlo me dijo con su forma esa de hablar, toda argentina.Convencida por la curiosidad de saber qu era una puta de clase A1, me decid a leerlo, de principio a fin, yo, que solo me haba interesado en catlogos de belleza y chismes de la farndula. Pero en honor a la verdad, qued atrapada con la historia desde las primeras pginas. Qu loco aquel autor que haba escrito todo eso! Cmo lo habra hecho?Te fijs, te fijs me deca Sebastin. Acaso no tena razn? Ya, cllate, argentinito! le contestaba. Me desconcentras.Cuando termin de leer el libro decid convertirme en una puta de clase A1 o, para entenderlo mejor, en una puta profesional, si es que as se puede decir. Dej el burdelito de media caa donde trabajaba, abandon a Sebastin, fui a ver por ltima vez el mar y part para esta ciudad del altiplano. Los rumores decan que aqu se poda ganar hasta el triple por los servicios que una brindaba. Al final, me di cuenta que la ventaja de ser una puta profesional era que por cada servicio poda recibir mayor cantidad de dinero. As, lo que ganaba con un hombre en un solo servicio, significaba para las que no eran profesionales, tres o cuatro servicios. Solo haba que saber comportarse como una profesional. No poda quejarme. Muy pronto empec a amasar fortuna. Cambi mi nombre de batalla, aqu sera Azucena. Mi cara bonita y mi colita respingada, blanca, de la costa, como decan los de aqu, me permita hacer y deshacer con los clientes. Claro que aqu el trabajo no se pareca en nada a la forma como se contaba en el libro aquel sobre la puta clase A1. All, la puta se llamaba Violeta y captaba a sus clientes en los salones de recepcin de los grandes hoteles de Nueva York. Prestaba sus servicios a altos ejecutivos y empresarios. Para m, en cambio, mi reinado fue el pequeo Taiwn del Per, como llaman a esta sucia ciudad de Juliaca, llena de tierra, desordenada y repleta de comerciantes. En vez de grandes hoteles eran habitaciones de burdel y en vez de altos ejecutivos eran los contrabandistas de La Culebra, que eran los que tenan ms dinero y poder en esta ciudad. Ellos podan dar el mundo entero por una movidita de colita con pasin y amor.Cuando escuch eso de La Culebra me dio mucha risa porque pens que hacan una comparacin entre sus miembros viriles y las culebras: largas, pequeas, gruesas o delgadas, hay de todas formas, no? Pero, poco a poco, me fui dando cuenta de que La Culebra era la forma cmo estos hombres y sus mujeres y amantes, conseguan tener cerros de dinero y poder econmico. En ello no haba nada de los rituales con culebras, boas, llamas, cuyes, huevos y hasta seres humanos, que por aqu, dicen, se hacen para pagar a la tierra.II

Empec a trabajar en El Fogn Chino, donde nos llamaban conejitas. Pero qu conejas ni conejas si ni siquiera podamos ponernos colitas atrayentes y orejas sexys para atraer a los clientes, porque el fro nos mataba. A comparacin de la costa, aqu, en la altura, el fro era insoportable y haba que combatirlo. Sobre todo nosotras, las nuevas, que no ramos de aqu y que estbamos recin subiditas. Tenamos que usar abrigos gruesos que tapaban nuestra ropa interior de encajes y que apenas podamos abrir para ensear nuestras cositas. Por eso, en cada una de nuestras habitaciones haba un pequeo fogn que nos calentaba durante la noche, a ello responda el nombre del burdel y a m me haca mucha gracia.El sol no calentaba nada, era un sol chuncho y cuando llova, el tiempo se pona insoportable. Horas de horas de lluvia, con fuertes truenos y rayos, como si el cielo estuviera cayndose. Eso perjudicaba nuestro trabajo porque los clientes detestaban venir. Nadie quera tirar en tormenta y con tanto fro.Haba un montn de burdelitos en otras zonas de la ciudad, pero pertenecan a los de baja categora. En cambio, El Fogn Chino era el ms respetado y visitado, y estar en su lista de oferta significaba ser una puta clase A1, y esto, sin contar que dentro de todo el personal, haba tambin diferencias y precios distintos. Con mucha suerte, desde el comienzo form parte de las escogidas. Acaso por mi colita respingada?Las primeras semanas de cada mes el trabajo se multiplicaba por mil. Muchas veces tuve que utilizar cremas protectoras porque mi chullito, como as llamaban aqu a la cosita, se irritaba e inflamaba por su uso sin descanso. Pero business eran business, deca Violeta en aquel libro. Entonces, mi chullito reciba a mil por hora a innumerables clientes. Venan de esta ciudad y de otras cercanas. Ingenieros, funcionarios, policas, universitarios, gente de paso, turistas, gringos y extranjeros que se haban enterado del Fogn. Otras veces, venan chiquillos, estudiantes en viaje de promocin, guapos y varios de ellos sin descartucharse. Era un chiste cuando te tocaba uno de esos. Temblaban los pobres de tener al frente a una mujer desnuda y para colmo, cuando probaban la mermelada, no queran irse. Pero nuestros clientes en su mayora eran los comerciantes y contrabandistas que, la primera semana de cada mes, festejaban el xito del negocio, despus de haberse entregado en vida y alma a organizar el paso de La Culebra. Pas La Culebra sin inconvenientes! festejaban, alegres, mientras pedan whisky y cerveza.Eso significaba para nosotras trabajo seguro durante una semana y mucho dinero por ganar. Pero otras veces, La Culebra no pasaba y tenamos que contentarnos con los mineros de Ananea, La Rinconada y San Rafael que venan la segunda semana de cada mes a la ciudad para vender y negociar el oro obtenido en las minas y, de paso, aprovechar y cambiar de minitas, es decir, cambiar de putitas, porque se aburran con las que haban en la mina. Para nadie era un secreto que en las minas del altiplano haba cientos de putas, sin carn de sanidad y con muchas limitaciones en la calidad del servicio, a comparacin de nosotras, eso s.Los mineros generalmente pagaban con pepitas de oro y a nosotras, que no ramos entendidas en ese negocio, nos resultaba complicado. No era, pues, dinero sonante y contante, y no podamos descartar que nos engaasen con el peso y con el producto. Adems, despus haba que cambiar las pepitas y ello acarreaba un peligro. Haba bandas que asaltaban a los mineros y a las tiendas donde cambiaban el oro. Por lo dems, cuando se juntaban contrabandistas y mineros, no haba descanso para nada. Trabajbamos desde el almuerzo hasta las cuatro o cinco de la madrugada, sin parar, polvo tras polvo.Al comienzo no entenda a qu se referan cuando hablaban del paso de La Culebra, de si pas o no pas; luego entend que eso era importante ya que de ese xito tambin dependa el nuestro. Haba tres pases al mes. Cada pase exitoso de La Culebra significaba que toda la mercadera ilegal trada desde La Paz y Chile, contenida en treinta o cuarenta camiones, haba pasado sin problemas los controles de la polica y los de aduanas, hasta llegar a Juliaca para de aqu ser enviada a Lima, Arequipa y Cusco. Cuando el pase no sala exitoso significaba que haban ocurrido problemas, enfrentamientos con la polica, disparos, muertos, decomisos, prdida de mercadera; en otras palabras, todo el trabajo y la plata invertida al agua. Y toda la ciudad pagaba las consecuencias de ello.As continuaba la rutina hasta que un da hubo una explosin en el mercado Tpac Amaru, el ms grande e importante de Juliaca, donde se celebraba una gran fiesta. Fue terrible. Sangre, mutilados, vidrios rotos, alaridos, todo se vio por televisin horas ms tarde. Murieron varias personas y los heridos se contaron por decenas. En las radios dijeron que se trataba de un atentado.III

A m no me gustaba la cumbia para nada, menos esa cumbia chichera y cursi que inundaba todas las radios y locales de esta ciudad.Bailemos esta cancin, preciosura me dijo el Comandante de la polica, con su aliento a ron con Coca Cola.Solo lo hago por ti, querido le contest, con el odio impreso en la mirada que todas las putas llevamos dentro cuando hacemos algo en contra de nuestra voluntad.Pero mi inters en la cumbia comenz el da que sucedi la explosin en el mercado Tpac Amaru. Ocurri que en el momento de la explosin, el grupo que estaba en el escenario, tocaba una cancin de Nctar, la famosa agrupacin de cumbia de la que todos sus msicos haban muerto, semanas atrs, en un accidente automovilstico en Argentina cuando hacan una gira. Durante ms de dos semanas comentaron la noticia en la televisin al punto de aburrir.Te mueves muy bien, preciosa. As sers en la cama? el Comandante me puso la mano en la colita.Solo tu billetera puede averiguar eso, hijo de puta le dije, desafiante, retadora, hacindole saber quin mandaba a quin.Ja, ja ri. As me gusta. Si as eres bailando, cmo sers en la cama?Se dijo que la explosin en el mercado la haba provocado un fantico de Nctar; un loco, llevado por el trauma de no aceptar la muerte de sus estrellas musicales. Y que, ahora, quera enterrar a todos aquellos que los imitaran. Explicaron que era algo as como el muchacho que dispar a un rockero famoso a pesar de ser un fantico suyo. Despus eso se descart y empezaron a hablar de mil cosas, pero a m me qued la duda y entonces empec a interesarme en la msica de Nctar. En mis ratos libres me dedicaba a copiar la letra de sus canciones y a tratar de descubrir algn mensaje. Con todo eso, su ritmo se me fue pegando y ms an cuando en El Fogn Chino empezaron a poner solamente sus canciones, todas las noches, para conmover y alegrar a los clientes y hacer que se emborracharan ms rpido y gastaran ms. Estaba bien ser puta, pero ser una puta que le gustara la cumbia ya era lo peor, que iba en contra de las putas clase A1. Dnde estaba Candy, la puta que era yo en la costa? Acaso, Azucena, la puta que era yo en el altiplano, haba cambiado? Eran las ciudades las que te cambiaban? Qu poder tenan? O era su gente la que te haca cambiar? Esa gente que tena dinero y poder. Lo era todo el dinero?Ya est terminando la cancin, ya no quiero bailar le dije al Comandante.Est bien me respondi tratando de besarme en el cuello, vamos a que demuestres tus dotes, putita linda.Te gusta insultarme, no?S, mi hijita.Cada insulto te costar un billete.Entonces no me cansar de decirte lo que me venga en gana el Comandante se entusiasm.Vamos, de una vez le dije, ponindome delante de l, cogindole la mano para llevarlo a mi habitacin. Saba que el ofenderme lo excitaba porque le haca nacer un sentimiento de posesin, as como un len que cuando caza a su presa puede hacer con ella lo que quiere. S que miras mi colita y te pones como un len, no, papito?

IVCon tantas horas de placer que le di al Comandante, hacindole todo lo que quera, me fue agarrando confianza. Cada vez que le daba un servicio se quedaba un rato ms para conversar. Peda una cerveza para m y l tomaba ron con Coca-Cola y me pagaba el tiempo extra. Me contaba que era soltero y sin hijos, y que estaba interesado en ascender en su carrera policial para llegar a ocupar el mximo cargo; por eso no se haba preocupado en formar una familia.Algn da llegar a ser general deca.T ya eres mi general le contestaba, para hacerlo sentir bien.No era mala persona ni cualquier cosa. Tena su pinta, su porte, como dicen, y era atltico y haca el amor bien. Alguna vez hasta pens que me estaba enamorando de l, pero no, no poda permitirme esas cosas. Adems, as como un da estaba conmigo, otro da estaba con la chilena o con la selvtica de Puerto Maldonado que tambin eran putas A1 como yo.Pens que porque me contaba algunas cosas suyas yo poda significar algo ms para l. Confund las cosas, pero no lleg a ms. Tan fcil como poda enamorarme poda desenamorarme. Adems, mi corazn y mi cabeza tenan siempre presente a Sebastin.En una oportunidad, mientras conversbamos, le pregunt si ya se saba quines haban sido los autores de la explosin en el mercado Tpac Amaru. Por qu preguntas eso? me contest. A ti qu te importa?Nada, no me importa. Solo me da curiosidad. En esta ciudad pasan tantas cosas que una ya no sabe qu podra pasarle.Mejor olvdate de eso no quiso hablar del tema. T sigue con tu trabajo.No le insist, pero me pareci extrao. Por qu no quera hablar de eso y me deca que lo olvide? Est bien, yo era una puta y l no tena por qu contarme esas cosas pero tampoco era para tanto. Solo era mi curiosidad llevada por lo que se hablaba en la ciudad: que el atentado haba sido una venganza. La venganza de un grupo de comerciantes de alto vuelo en contra de los contrabandistas de La Culebra, porque estos los haban desplazado del control que tenan sobre el contrabando de la zona sur, hacindoles perder dinero y mercadera.En El Fogn Chino este fue el chisme ms comentado durante un tiempo. Con el correr de los das todo lo que se deca se iba confirmando por boca de los propios comerciantes y contrabandistas que venan al Fogn, claro, en semanas distintas, porque si no, qu hubiera sido? Quiz ni el Fogn ni nosotros seguiramos aqu para contarla.Los de La Culebra como tenan dinero, a veces alquilaban El Fogn Chino solo para ellos. Traan su propio whisky importado y aqu compraban la cerveza. Mezclaban ambos para marearse ms rpido y desinhibirse. Cuando llegaban a ese estado nosotras entrbamos a escena. Nos pedan de todo: que les bailemos calatitas, que les hagamos posiciones atrevidas, que nos toquemos entre nosotras; as se iban emborrachando ms y ms hasta que empezaban a manosearnos para finalmente hacernos eso que tanto queran, turnndose unos a otros. A veces ya ni siquiera queran usar proteccin y tenamos que engaarlos para que lo hagan. A mayor borrachera los billetes salan de sus bolsillos ms rpido, a punto de quedar tirados en el piso como si no valieran nada y fueran papeles para barrer. Nunca antes haba visto eso en mi vida. Una vez que se servan de nosotras se ponan como locos y se emborrachaban ms para en seguida discutir, gritar y llorar. Pareca que les vena la sensacin de la culpa y empezaban a decir una serie de cosas relacionadas con padrinazgos, compromisos, juramentos de venganza y lamentos a causa de problemas y deudas.Nosotras nos ganbamos con todo lo que escuchbamos. El dueo del Fogn Chino nos adverta que no debamos hablar ni comentar lo que oamos. Pero ya para entonces el chisme corra por todas las habitaciones y de cualquier forma sala a la ciudad. Los de La Culebra no pagaban nuestro silencio. Eso tambin costaba, pues.Como el Comandante no quiso contarme nada de los autores de la explosin para confirmar lo que nosotras sabamos, empec a chantajearlo dicindole que si no me contaba, ya no le hara las cositas que le gustaban ya que solo yo poda hacrselas como l quera. Esa era mi ventaja sobre l y l lo saba. Al comienzo se resisti pero luego no aguant y empez a soltar todo lo que le preguntaba. Por supuesto, como todo hombre, muy bien poda mentir, pero a m me daba lo mismo. Solo quera satisfacer mi curiosidad y dejarme llevar por todas esas cosas tan cochinas y escabrosas que ocurran en esta ciudad. Era el morbo, o no.V

Todos en la comisara saban que yo era la preferida del Comandante, por eso, los policas de menor rango muy de vez en cuando venan a solicitar mis servicios, en especial cuando el Comandante se iba de viaje a Lima. Cada vez que lo haca, yo aprovechaba para pedirle que me traiga regalitos y ropa de las tiendas caras.Entre los policas que venan haba uno muy amable, de apellido Chambi, el alfrez Chambi que, poco a poco, se fue convirtiendo en mi amiguito. Cada vez que apareca le deca en broma: Ya lleg mi amiguito el polica!Me hablaba pestes del Comandante, seguro para que yo no le prestara tanta atencin. Me deca que era una mierda, que tena mujer en Lima y un montn de cosas ms, como si con eso yo iba a dejar de atenderlo. Total, hombre putaero, con mujer o sin mujer, nunca dejar de serlo. Tambin me deca que el Comandante era el primer corrupto de toda la polica, que le gustaba recibir coimas de los contrabandistas de La Culebra para que pasen los controles sin problemas. Nadie se salvaba en la polica, a todos les caa algo, porque todos tenan que estar embarrados para que no se delaten. l mismo no tena alternativa. Mejor era aprovechar los favores que ofreca La Culebra. Ni cojudo que fuera. A veces eran montos pequeos y a veces grandes y si no era dinero era la misma mercadera, sobre todo electrodomsticos que luego los vendan a travs de terceros. El caso era que todos sin excepcin reciban algo. Hasta haba tarifas ya establecidas, qu conchudos!, casi igual que nosotras que tenamos nuestras tarifas dependiendo de lo que el cliente quera. Los putas policas, le deca, ja.El comanche no es nada tonto, le cae una buena tajada deca Chambi. Sino de dnde crees que tiene todo lo que quiere y paga todo lo que t cuestas? En la comisara lo sabemos todo. O sea estoy fichada por los putas policas! le responda, en broma.No, no, al contrario, a ti, a la chilena y a la selvtica, se les tiene respeto por el Comandante. Felizmente! Sino imagnate lo que sera estar cuidndose de ustedes.Lo mismo dicen los contrabandistas, nadie quiere tener los con la polica. Esa es la verdad. Por eso nadie se hace problemas con las coimas y el pase de La Culebra, policas y contrabandistas, todos quedan felices. Y qu pasa cuando hay decomisos? Quiere decir que la coima no funciona? le preguntaba, curiosa.Lo que pasa es que de vez en cuando hay que hacer operativos para que no se diga que no hacemos nada. El contrabando ser ilegal pero hay miles de personas en el altiplano que viven y sobreviven gracias a l, sino se moriran de hambre. Siempre ser as, nunca se podr controlar. Bueno, basta de charla le cortaba la conversacin. Terminemos de una vez que tengo ms clientes y t no pagas tiempo extra.De tiempo en tiempo se escuchaba en las radios que La Culebra haba sido intervenida por la polica y que se haba decomisado gran cantidad de mercadera entre artefactos, ropas y alimentos, valorizados en cientos de miles de dlares. Se ha dado un duro golpe al contrabando, decan. Esa frase la escuch un montn de veces, pero parece que no siempre era verdad. Tambin daban a conocer los nombres de los detenidos y detenidas en el operativo; otras veces, anunciaban la muerte de alguno de los contrabandistas, porque siempre haba enfrentamientos. La Culebra iba bien resguardada, hasta con francotiradores en los toldos de los camiones. Utilizaban telfonos satelitales para comunicarse y estar al tanto de cualquier intento de decomiso. No podan perder as noms tanto dinero invertido. Delante de los treinta o cuarenta camiones iba una camioneta a la que llamaban liebre que abra camino y se cercioraba de que todo estuviese despejado para la gran avalancha de camiones que vena detrs, uno tras otro, a toda velocidad y sin parar, para que no haya opcin de detenerlos. Los vehculos que transitaban en el mismo sentido o en sentido contrario, tenan que hacerse a un lado, como sea, o salirse de la carretera para no ser embestidos. La gente corra espantada hacia los lados. Una vez, en medio del tiroteo entre policas y contrabandistas, una bala perdida le cay a un nio, matndolo ah mismo. Era hijo de uno de los conductores de La Culebra.El operativo se haca de sorpresa, en medio de cualquier carretera, pero casi siempre resultaba victoriosa La Culebra. Sus ojos lo ven todo, decan. Pero, claro, cuando haba coima de por medio ya no suceda nada. Los policas solo vean pasar los camiones delante de ellos sin levantar un dedo.Siempre que escuchaba de los operativos me imaginaba al Comandante y a Chambi, all, con sus uniformes y sus armas, en medio de la carretera, disparando a los camiones como si se tratara de una pelcula de accin, de esas donde los carros se persiguen y se disparan unos a otros y todos mueren. Por suerte, a ellos nunca les pas nada, a diferencia de otros policas que resultaban heridos y hasta muertos, aunque nunca se deca nada, para no quedar derrotados ante La Culebra.VI

Por un buen tiempo se dej de hablar de la explosin en el mercado. Solo se deca que las investigaciones seguan su curso. Adems, cada da ocurran otras cosas, que quemaron a un ladrn, que asaltaron una casa de cambios, que unos huelguistas saquearon Plaza Vea, que mataron a un minero, que no hay agua potable, que un profesor viol a una menor, que decomisaron coca, etctera, que, por supuesto, hacan que los sucesos del mercado quedaran en el olvido.Pero un da de fin de semana, viernes, lo recuerdo muy bien, a punto de que El Fogn Chino abriera sus puertas, las radios de la ciudad dieron la noticia de que horas antes se haba llevado a cabo un operativo contra La Culebra; que no haba sido como cualquier otro de rutina, sino que este haba permitido dar con los autores de la explosin en el mercado Tpac Amaru, segn dijeron.La noticia cay como una bomba en la ciudad. Ah mismo, gran parte de la poblacin y los comerciantes del Tpac se dirigieron a la comisara para ver las caras de esos malditos desgraciados que haban causado muerte y destruccin aquel da.Fue tal el inters que provoc la noticia que a pesar de ser viernes, no tuvimos nada de clientela, ms que unos cuantos borrachos que se quedaron sin plata apenas con tres rondas de tragos.Toda la noche se habl de los detenidos, del operativo y de la explosin. Al da siguiente, el Comandante mand a un polica a buscarme, para decirme que en la noche me esperaba en una casa cerca al Terminal Terrestre. Que no poda venir al Fogn Chino por razones de seguridad. Me caus risa, porque en medio de todo lo que pasaba, al Comandante se le ocurra tirar, qu gracioso!; as era la vida, las cosas tensas se solucionaban con un buen polvito. Pero, tan ansioso estara el Comandante para citarme de esa forma? El polica me dio los datos de cmo llegar y dijo que no faltara. Esa haba sido la orden del Comandante.Lo encontr nervioso y cansado, eso que llaman estrs, entonces antes que todo le di unos masajitos, luego me hizo y le hice todo lo que quera. No dur ni dos minutos, se vino como un loco, necesitaba mujer. Yo como estaba fuera del Fogn Chino tuve la sensacin de que no estaba haciendo mi trabajo. Sent que me acostaba con un hombre de verdad y no con un cliente.Pasamos parte de la noche juntos. El Comandante qued satisfecho. Me dijo que se haba encariado con mi colita y que un da hasta se haba soado con ella. Qu no dirn los hombres cuando se trata de tener un culito por delante! En algn momento empez a contarme, solito sin que yo se lo pidiera, una serie de cosas relacionadas al operativo hecho a La Culebra. Pero ms que una simple conversacin pareca que lo haca por una necesidad de hablar con alguien, de sacar ciertas cosas de lo profundo de l. Nosotras las putas podamos darnos cuenta de eso, sabamos que los hombres que venan a buscarnos no siempre lo hacan por placer sino porque necesitaban otro tipo de cosas, que los escuchen sin que les digan nada, que les den un poquito de amor y cario, no importa fingido. Y, por supuesto, nosotras tambin podamos dar eso, por qu no?, claro, siempre y cuando que te cayera bien el cliente, porque tambin haba muchos otros que eran una mierda, que crean que porque te pagaban, podan hacerte lo que les viniera en gana.Despus de esto, voy a pedir mi cambio y ascenso me dijo el Comandante. Ya estoy cansado de este altiplano tan bonito y misterioso pero al mismo tiempo tan complicado con todas las cosas que suceden.Me qued callada. Esper a que continuara, a que sacara todo lo que quera decir.Recibimos la llamada de un sopln continu. Nos alert que habra un pase de La Culebra muy grande, de unos sesenta camiones, pero que no solo traera mercadera de contrabando sino tambin cocana, varios cientos de kilos, camuflados en algunos camiones. Eso marcaba una diferencia. Si cogamos ese cargamento y descubramos la cocana a todos nos iba a ir muy bien, tendramos felicitaciones del jefe de la Direccin Antidrogas y podramos aspirar a ascensos. Sera un punto importante para nuestras hojas de servicio. Por eso nos animamos a armar el operativo.Pero el sopln poda estar mintiendo dije.Claro, pero tambin poda estar diciendo la verdad. Haba duda pero tambin certeza. Entonces esperamos a La Culebra en la zona de Checaya donde la carretera es ms ancha y se tiene mayores facilidades de movimiento. Tuvimos suerte, logramos detener a por lo menos la mitad de los camiones. Los dems huyeron. Hubo un tiroteo sorpresa de nuestra parte que los dej aturdidos, lo cual nos permiti actuar con rapidez. Otro contingente de nuestro comando vestido de civil esper en otro tramo de la carretera adivinando que huiran por ah. Fue as como diversas patrullas siguieron a los camiones. Una de ellas lo hizo hasta la Pampa, en las afueras de la ciudad, donde cinco camiones ingresaron a un garaje que result ser un almacn. Mis hombres dejaron que entraran sin alarmarlos, pero una vez adentro, armados y con ms refuerzos irrumpieron en su interior, inmovilizando a todos quienes se encontraban all. Fue cuestin de segundos. Cuando llegu yo avisado por la patrulla, hicimos una requisa a los camiones y al almacn. No encontramos nada de la cocana pero s decenas de decenas de televisores, refrigeradoras, hornos microondas, equipos de sonido, todos bien embalados. Tambin haba mquinas tragamonedas, bicicletas, motos, cajas de licores, cigarrillos, cerveza y balones de gas. Pareca el almacn de una fbrica. Pero ms grande fue nuestra sorpresa cuando, atrados por un olor pestilente que inundaba el corredor, encontramos en un cuarto que haca de bao, un cuerpo en estado de descomposicin, tapado con frazadas y plsticos, como si con ello intentaran neutralizar el olor. Daba ganas de vomitar. Orden quitar las frazadas y los plsticos y encontramos un cuerpo, un cadver. A la vista se notaba que varias partes del cuerpo haban sufrido quemaduras y excoriaciones. Dedujimos que se trataba de una mujer por las polleras y por el cabello largo. Por supuesto, las cosas cambiaron, ya no se trataba solamente de una requisa a La Culebra sino que se abra una investigacin por homicidio. Encontrar un cuerpo en ese estado no poda significar otra cosa.El Comandante dej de hablar y dirigi la vista hacia la puerta, casi adivinando que a los tres segundos tocaran.Disculpe, mi Comandante gritaron al otro lado. Qu desea? No ve que estoy ocupado contest, enrgico.Mi Comandante, hay problemas en la comisara. Ms de quinientas personas estn pidiendo que se les entregue a los detenidos. Quieren llevarlos al Tpac Amaru para que reconozcan su responsabilidad en la explosin y luego someterlos al castigo popular y quemarlos vivos, echndoles gasolina, segn gritan. Concha su madre! respondi el Comandante, ponindose de pie. Ni siquiera dejan tirar un polvo, carajo. Ya salgo! cogi su uniforme puesto en una silla y empez a vestirse, dicindome ms bajito: Los presos ya no estn en la comisara, los llevamos al penal, para evitar estas cosas.Le respond con una sonrisa. Al mismo tiempo alargu mi mano para decirle que no se olvidara de cancelar mi servicio. Precio especial, adems, porque haba tenido que salir con pretextos del Fogn Chino.VIINo volv a ver al Comandante nunca ms. Parece que al poco tiempo lo ascendieron o lo cambiaron. Mi amiguito Chambi en una de sus visitas me lo confirm. Tambin me cont que los contrabandistas detenidos en aquel almacn haban confesado ser los autores del atentado en el Tpac Amaru. El cuerpo de la mujer que encontraron en el almacn fue la sea que destap todo. Result muy sospechoso que ese cuerpo se hallara justamente ah. Luego de las investigaciones descubrieron que se trataba de la Mami Felcita, una contrabandista que desde haca aos diriga La Culebra y que era la jerarca de dicha mafia. Decan que sus ojos eran como de una culebra, escurridizos, que lo vean y saban todo. La explosin en la fiesta del mercado haba tenido como objetivo eliminarla. Pero acaso ellos no pertenecan a La Culebra? le pregunt a Chambi.Claro que s me respondi. Lo que pasa es que hubo traicin dentro de la misma Culebra.Entiendes?Me qued lela y asombrada. En esta ciudad poda pasar cualquier cosa si se trataba de dinero y poder econmico. La misma gente de La Culebra haba planificado el atentado para borrar del mapa a la Mami Felcita. Pobre! Y por qu ocultaban el cuerpo?No lo s, por algo sera Chambi respondi con cierta expresin de temor en los ojos. La Culebra nunca pierde, siempre gana, eso lo sabe todo el mundo.Con mis compaeras de putero despus nos enteramos que la Mami Felcita era la duea del Fogn Chino, es decir, la verdadera duea. Para no creer! Nunca la vimos ni la conocimos pero dicen que tena hasta cuatro maridos. Tan puta ha sido?, pregunt. No, no, no era nada puta, me dijeron, sino mandona le gustaba que le sirvan, por eso tena tantos hombres a sus pies.Igual, no creo que Mami Felcita haya sido de joven una santa. Una cree que todas son de su misma condicin, pues. Quiz haba llegado de algn lugar, as como yo, para hacer fortuna. Acaso yo misma no quera eso llevando esta vida?, aunque, claro, yo no quera nada de contrabandos ni culebras; a m me gustaba putear, dinero y vida fcil, as no todo fuese felicidad.Con lo que se descubri, en El Fogn Chino nos declaramos en duelo por Mami Felcita. No atendimos tres noches. Cerramos las puertas y pusimos una cinta negra en la entrada. Esos das me la pase escuchando Nctar y leyendo algunas partes del libro de putas A1 que Sebastin me haba regalado. Era mi biblia. Pens que quiz haba llegado el momento de partir y buscar ciudades ms grandes y menos complicadas que esta, pues vives equivocada, deca Nctar en una de sus canciones.VIII

Empec a planear mi viaje. Das antes de irme, Chambi, mi amiguito el polica, vino a buscarme, no para que le diera un servicio como era la costumbre, sino porque quera invitarme a salir el da domingo, mi da de descanso; quera llevarme a un sitio, dijo. Adnde? le pregunt. A un sitio, as como para pasear. Adnde vas a ir a pasear en esta ciudad? me re. Si no hay nada.Podemos ir al cine del centro comercial y luego a comer, o al revs contest Chambi, un poco avergonzado. Yo me re para mis adentros. Qu le pasaba a este? A qu vena todo esto de ir al cine? Estaba loco o qu? Acaso quera sacarme plan? Para pulsearlo y descubrir qu se traa entre manos, lo mir a los ojos directamente y lo gracioso fue que se puso nervioso y me evadi la mirada y hasta se atrac con las palabras. Me di cuenta, cmo no, que este Chambi estaba enamorado de m.No, no puedo le dije, hacindome la interesante, para ver cmo reaccionaba. Por qu? pregunt. T sabes muy bien, no soy mujer de esas que se engalanan con pasetos de enamoraditos. T mejor que nadie sabes cmo es mi trabajo. Acaso sers puta toda la vida? dijo, mirndome a los ojos, como recuperando la valenta. Si te vienes conmigo puedes dejar esto y hacer otra cosa, llevar una vida decente. Me re en su cara. Por favor, Chambi! Ests hablando sonseras, cosas que no se van a dar. Adems ya me he cansado de esta ciudad, pienso irme. Me mir con odio y se qued callado. Luego de un momento me dijo que ya lo saba, que algo de eso haba escuchado en la comisara, que todos hablaban de que me ira. Y cmo saben los putas policas que me ir?Se qued en silencio. Por primera vez en mi vida vi la cara de un hombre triste. Hasta me dio pena. Pero, claro, era algo impensable que yo me juntara con l para hacer una vida decente, como deca. Yo no era mujer de esas. A m me interesaba el dinero y la vida fcil. Tena que aprovechar al mximo mi juventud y mi colita respingada para sacar todo el provecho posible. Qu iba a convertirme en la mujer de un polica!, pues.Por eso he venido a buscarte. No quiero que te vayas, quiero que dejes de ser puta y que te cases conmigo. No me importa nada ms. Hablas en serio? No lo puedo creer! S, es en serio. Ay, Chambicito, no sabes lo que dices. Yo no puedo pertenecer a nadie, yo soy mujer de la vida, del mundo. Mejor olvdate todo lo que me has dicho. Y, si quieres, igual podemos salir, te acepto que me lleves al cine y a comer este domingo, pero no puedo comprometerme a nada ms.Ya se puso contento. Vas a ver que al final ya no querrs irte. Otra vez me re para mis adentros. Estaba loco. Cmo poda creer eso? Y una pregunta ms me dijo. S?Igual me dars tus servicios, no?Claro, papito, y te har un precio especial le ofrec, sin pensar, sin saber de dnde se me ocurra eso. Acaso por todo lo que me haba dicho? O por pena?Vendr todos los das, sin falta se entusiasm.IXAplac mi viaje un par de semanas para sacar provecho a los pasetos con Chambi. Hice que me comprara ropa cara y cosmticos de marca. El problema surga noms cuando se pona a hablar de que me retire del Fogn Chino; yo tena que hacerle entender que era mi trabajo y que l no tena por qu tomarse atribuciones que no le correspondan. Luego, con un buen polvito lo convenca y lo dejaba callado, claro, sin dejar de cobrarle. El trabajo era el trabajo. Con eso no haba que jugar.Una noche Chambi trajo una invitacin para un matrimonio al que lo haban invitado. Quera que lo acompae. Se casaba la hija de uno de los nuevos jefes de La Culebra. La chica acababa de terminar sus estudios en una universidad de Lima y ahora se casaba con un muchachito limeo, compaero de su clase. Se arm el muchachito! Tendr el futuro asegurado se burl Chambi.Seguro la chica est en Bolivia o en bolero dije yo. Qu?En bola, pues, sonso embarazada.Pero eso era lo que menos me importaba. Le dije a Chambi que claro que lo acompaaba porque ni tonta que iba a ser para perderme esa fiesta. Ped permiso en El Fogn Chino para esa noche, con cargo a recuperar. Y no pondrn una bomba los mismos de La Culebra como la vez pasada? le pregunt a Chambi.No. Habr vigilancia. Han tomado sus precauciones, hasta han contratado a la polica para que brinde seguridad. Por eso tengo invitacin, estaremos de civiles.Siendo as las cosas se me quit el miedo, porque de verdad, qu tal si pasaba lo mismo del mercado Tpac Amaru?La fiesta estuvo a todo dar. Se trajeron al Grupo 5, no lo poda creer!, y a otros cumbiamberos que tocaron con exclusividad para nosotros. Hubo variedad de tragos y asado de chancho con pastel de papa y ensalada. Los regalos llegaron en camiones. Cada uno ms repleto que otro, de acuerdo a la familia que lo enviaba. Con todo eso, fcil los casados ya tenan para poner una tienda de artefactos elctricos, pens.Entre los invitados estuvieron el nuevo Comandante de la polica y otros tombos de alto rango, segn me fue sealando Chambi. Tambin algunas autoridades del Municipio y del Poder Judicial y muchos comerciantes importantes de la ciudad y de La Paz, Bolivia, que eran conocidos como los Barones del contrabando.Lo gracioso es que entre los invitados reconoc a un montn de clientes que iban al Fogn Chino y que haban solicitado mis servicios. Casi todos me reconocieron, claro, cmo se iban a olvidar de m!, de mi carita, de mi colita y de todo el placer que les haba dado. Yo era inolvidable para cualquier hombre. Algunos se hicieron los locos y otros me sonrieron, conchudos, a pesar de que sus mujeres estaban ah. Y ellas se dieron cuenta y empezaron a mirarme con odio. Todas viejas, feas, rolludas, chatas, grasosas, gastadas y pollerudas, cunta envidia me tendran!, yo que estaba toda apretadita con mi minifalda y blusa de escote grande, ja.Con el correr de la fiesta y la borrachera, uno de los hombres de La Culebra que estaba solo, empez a echarme ojo y a hacerme conversacin alabando mi belleza. Lo clsico. Chambi tuvo que hacerse el desentendido y se fue a tomar con unos amigos. No poda reclamarle nada al hombre. La Culebra era quien mandaba en la fiesta. El hombre se dedic a servir mi vaso a cada rato y a preguntarme cosas. Saba quin era yo. l tambin se serva a vaso lleno y tomaba de un solo trago, al seco, para volverse a servir. Pareca que era un borracho de aguante. Mientras conversbamos no s cmo empezamos a hablar de la Mami Felcita. Result que l haba sido uno de sus maridos.Se puso a hablar de ella y del da que la polica haba encontrado el cuerpo. Dijo que esos mal nacidos que haban traicionado a La Culebra pagaran lo que hicieron, que no solo bastaba con que estuvieran en la crcel, que la venganza recin llegara. Aunque para l lo peor no era la traicin sino lo que haban hecho con el cuerpo de la Mami Felcita. Esos miserables la haban tenido as, pudrindose, porque queran chantajearlos con el cuerpo; les haban pedido a cambio una cantidad inalcanzable de dinero, como si ella fuera un trofeo de guerra; los amenazaron que si no accedan a su requerimiento iban a mutilar el cuerpo en varios pedazos para enviarlos a cada uno de los maridos y a las familias de La Culebra; y como para hacerles entender que hablaban en serio, les mandaron una mano de la Mami que incluso conservaba los anillos de oro que siempre llevaba puestos. Qu crueldad! Cmo podan hacer eso? Saban, de sobra, que ellos estaban desesperados; el cuerpo haba desaparecido desde el momento de la explosin y no tenan ningn rastro de l; por eso, esas bestias, lo tenan as, ptrido, lleno de gusanos, moscas y heridas; le haban echado unos lquidos para poder mantenerlo, pero igual era un asco; en el piso, debajo de las frazadas y plsticos, haba unos fluidos lechosos y amarillos, y hasta orines y caca de los perros que cuidaban el almacn.No s si el hombre deliraba o deca la verdad, pero igual me dio ganas de vomitar y tuve que ir corriendo al bao. Despus de arrojar todo lo que tena en el estmago sal al patio decidida a irme de la fiesta. Me senta mareada, no de borracha sino de asco. Ya no aguantaba, quera irme inmediatamente de esta ciudad.Empec a caminar hacia la puerta pero apareci Chambi, medio borracho. Me detuvo y me dijo no s qu. No le entend, mi cabeza pensaba en cmo irme. Qu te pasa? empez a gritar. Qu te pasa?No le hice caso. Sus gritos me desesperaron. Lo mand a la mierda, djame en paz, le dije, me largo de aqu. Y segu caminando. Gran puta y mierda, no te irs a ningn lado, carajo! Grit con violencia, como un loco. Te quedars conmigo!Entonces me detuve. Quin se crea que era para gritarme y darme rdenes de esa manera como si fuera mi marido? Quise darle un cachetadn y ponerlo en su sitio pero l retrocedi un poco y sac su pistola de reglamento. Vas a dispararme, acaso, maricn? le enrostr.Me mir un momento como si dudara de algo. Sent una picazn en el cuerpo y no s por qu imagin que as sera la mordedura de una culebra. Un fuego rpido ilumin el patio por un segundo y cerr los ojos. Escuch disparos y gritos de gente. Cuando por fin me atrev a abrir los ojos, despus de un ratito que pareci un milln de segundos, alcanc a ver a Chambi vomitando sangre por la boca y su pecho como un charco de color rojo. Ms all unos hombres de La Culebra me apuntaban con unas metralletas. Me desvanec.XDesde la ventana del bus, ahora que por fin me voy de esta ciudad, veo las ltimas calles y casas, antes de entrar a la carretera que va al Cusco. Sebastin est all, trabajando en un bar cerca de la plaza de Armas, y me dar alojamiento. Llegar para la hora del almuerzo. El chofer dice que el viaje dura mximo siete horas, que la carretera est pavimentada y que as se llega ms rpido. Pienso quedarme en el Cusco una o dos semanas y disfrutar al mximo de todo lo que se pueda.Desde que el bus sali del terminal me he fijado en las casas de esta ciudad; casi todas estn sin tarrajear y siempre tienen tiendas o grandes puertas de almacn. Qu feo! No hay ni una sola casa, as normal, que solamente sirva para vivir. Toditas tienen negocios o estn acondicionadas para vender algo, lo que sea; parece que la gente de aqu no est contenta si no vende algo.Y cmo ser el Cusco? Me han dicho que es bonito. Es la primera vez que voy. Sebastin dice que toda la ciudad es de piedra y que hay muchas cosas para conocer, pero no le creo tanto; lo que s me gustara es ir a Machupicchu, por todo lo que hablan y se ve en la televisin. Lo convencer para ir juntos.Del Cusco me ir a Puerto Maldonado. Mi excompaera del Fogn, la selvtica, me ha contado que all hay oferta de trabajo y que se gana buena plata. Dice que hace calorcito rico y no el fro chuncho de aqu; que hay mucho movimiento, que se puede pasar al Brasil como si nada, que muchos brasileros van y vienen, adems de los turistas interesados en la selva, los madereros, los comerciantes y los mineros informales que tienen mucha plata.Anmate me dijo. Hay buenas perspectivas, solo tienes que cuidarte de los mosquitos y hacerte vacunar contra la fiebre amarilla.Ella piensa volver, pero ms adelante porque todava quiere hacer plata por aqu, pero yo, con todo lo que he pasado, ya ni loca me quedo. As es la vida, perra vida. Pero peor es morirse sin haber hecho nada o haberse quedado de brazos cruzados, y yo todava tengo mucho por vivir, gracias a estas cositas ricas que Dios me ha dado. He estado pensando que all mi nombre de batalla ser Kiara.Ojal pueda dormir durante el viaje, aunque sea un par de horas, porque siempre que viajo no duermo. De todas formas me distraer escuchando msica por mis audfonos, para no pensar en nada, porque ya no quiero acordarme de lo que pas ese da del matrimonio. Pobre Chambi!, que en paz descanse, pero l noms tuvo la culpa, por borracho y por querer hacerse el vivo conmigo; claro que, en el fondo, l tampoco tuvo la culpa, pobrecito. Creo que la culpa la tiene esta ciudad que a todos vuelve as, desconfiados, unos de otros, donde solo importa el dinero y donde los que tienen ms, controlan la vida de los dems. Quin no piensa en dinero, pues? Si no, cmo vivir?Chambi muri por sonso. Los matones de La Culebra lo balearon sin asco cuando se dieron cuenta que me apuntaba con su pistola. Creyeron que era un infiltrado que iba a atentar contra los jefes del contrabando que estaban en la fiesta. Ni siquiera se les ocurri preguntar ni decir algo, nada, de frente dispararon. Y, claro, todo qued ah. Ah mismo arreglaron las cosas como si no hubiera pasado nada. A m me dijeron que me vaya de la ciudad lo ms antes posible, que nunca hable de lo ocurrido, que haga como si nunca hubiera estado aqu y hasta me dieron un buen regalito de muchos billetes que ah mismo puse en el banco junto con mis ahorros.No le dir nada a Sebastin de mis planes de irme a Puerto Maldonado, y tampoco le contar todo lo que pas aqu. Mejor que piense que me quedar en el Cusco. Igual no podra decirme nada y menos prohibirme. l tampoco tiene derechos sobre m. Eso s, lo animar a que se venga a Puerto y quiz un da podamos irnos al Brasil a visitar esas playas tan grandes y llenas de gente que siempre aparecan en las telenovelas brasileras que vea por televisin cuando era ms chica.Fin.