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Page 1: LA (ALIDAD DEL iABA(0 - mapa.gob.es

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N." 2-68 - H

LA (ALIDAD DEL iABA(0M. Llanos Company

Dr. Ingeniero Agrónomo.

^IINISTE8I0 DE A6BICQLTOiiA

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LA CALIDAD DEL TABACO

Con la evolución eaherinlentacía en el r^^vel de ;-i^la clelos pueblos cambian los gustos y las apetencias por tocl<^slos bienes de consumo. Ocurre tanto con los tra^licionale^conio con los que cada clía se otrecen nuevos al constin^iclc^r.

la tabaco no podía escapar a esta e^-olución ^- hol- es unhecho generalizado la nueva tendencia del tunlador, quepide un tabaco más suave, cle sabor menos i nerte. En I^spa-ña se está trabajando para poder oi_recer un hroducto se^;íinlas tendencias de los nuevos ^ustos. I'ara ello se estuciianvariedades y prácticas de cultivo cie esta ^lanta y técnicasde fermentación y de curado que pueclan proporcionar ta-bacos nacionales con bajo conteniclo nicotínico.

Por otra parte, se continíta trabaj andu también i^araconseg^uir tabacos con niejor combustibilidad. Esto íiltiniono es una novedacl, }- el empeño está dirigido, sobre toclo, ainforinar al ag^ricultor acerca de las técnicas, especialmentecíe abonado, que conviene emplear para conseguirlo.

C^oino cristalización de esta tendencia ^- de esta necesi-^dad se ha enil^ezaclo a clasificar los tabacos entreg^ados porel agricultor analizando su contenido en. nicotina ^- combus-tibilidad, de íorina que los más al^ropiados alcancen un n1e-jor precio que pueda estitnular de una tornla efectiva alcultivador. Por ello creernos que puede ser buen momentopara repetir o dar a conocer a los nun^erosc^s cultivadoresespañoles de tabaco los consejos que, llevados a la práctica,1es ayudarán en nluchos casos a alcanzar mejores clasifica-ciones }', por tanto, precios más remunerativos.

Y:, ^ ^^Í ^.t :á ^. n .i. s»' i'^C l. ..^. ^R a. ... ._ L ŝ :f, , . ^, ^s

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Fig. 1.-Tabaco en regadío a los pocos días de trasplantado.

La calidad del tabaco.

En todas las cosechas hay clos factores a considerar : sucalida^l y^ su canti^la^l. El ag^l-icultoi- sabe fl-ecuentementecómo actuar p^^ra conseg^uír una cosecha cuantiosa y conuna calidad cleternlina^la. Ln definitiva, es el gastio de pi-o-ducción }- la i^>rlna de }^a^ai- el hrodttcto lo que le deter-niinan a obrar en uno o en otr^^ sentid^, a fin cle c^btenerc^^nticlad ^^calida^l o ambas c^^sas, si ello es posible.

C^^n ser el tabaa^ tina ^le las cosechas en que la caliclaclse valora más que la cantidacl, la i^ornza de pag-o al a^-ri-cultor n^> estimulaba claramente, en .niuchos casos, la obten-ción de altas calidades. ^^1 establecerse, en la convocatoriade la campaña 1967-1968, ^tn pi-ecio especial pai-a los taba-cos que, al ser analizados, muestren ur1 bajo contenid^^ ennicotina y una duración de enc:endido suherior, se trata de^estimular una producción dil-igida a satisfacer la demandadel met-cado, buscanclo las calidades que desean la 117ayoríade los tumadores. ^ ^^ ^

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^Ol)1"e CStaS dOS C2,I"aCterlStlC2S qUe Van a etnplearSe C01110

elementos para clasificar un tabaco por su calidad, influyentactores que pueden ser manejados por el agricultor y otrosque escapan a la acción de éste. Entre los primeros estánel abonado, laboreo de las tierras, densidad de plantación,prácticas culturales (deshoje, cíespunte, deshijado), sistemade recolección y curado.

Entre los :factores que determinan el contenido nicotí-nicu de un tabaco v su duración de encendido y ctrya varia-ción no está al alcance del ag^ricultor, se encuentran, princi-palmente, el clima, la clase de tierra de cultivo _v el ag^ua dexiego de que dispone.

En muchas ocasiunes, el clima, la clase de tierra, el aguacon que se riega e incluso la variedad de la planta que secttltiva, determinan de tal modo su contenido nicotínico 0stt combustión, o ambas cosas, qtte el agricultor, manejan-do los otros factores que están a su alcance, no podría lle-gar a obtener un producto con las condiciones necesariaspara alcanzar la clase llamada «especial».

Se comprencíe, por consig^uiente, que todo lo que diga-mos en esta Hoja Divulgadora relativo a la manera másconveniente de cultivar el tabaco como medio de obtener ta-bacos pobres en nicotina y con buena combustión, no deberátomarse en el sentido de que cc,*^ ello se conseguirán en cual-quier caso estos objeti_^^es. En adelante, contorme la expe-riencia de cada campaña vaya acumulándose, es muy posi-ble que lleguen a delimitarse con mayor o menor seguridadzonas, comarcas, términos e incluso fincas donde convengacultivar tabacos que puedan valorarse por su alta calidad,y otros lug^ares donde la producción tabaquera sólo interesepor el rendimiento cuantitativo y, por tanto, no sea reco-mendable practicar aquellos consejos más costosos cle rea-lizar de entre los que se recomiendan para mejorar la ca-lidad cíel producto.

La nicotina.

Es un compuesto que se forma en las raíces de 1_a plantade tabaco, pasando de éstas ^'. resto de la misma. Los aná-

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Fig. 2.-En el momento de for-marse las flores y las cápsulas de]a planta se produce una disminu-cióu acusada del contenido en ni-cotina en sus hojas. Consecuente-mente, interesará hacer un des•

punte alto y tardío.

lisis 1-ealizado5 en la^ hojas ^-erdes del tabaco pal-ecen indi-car que los contenidos lnás elevad^>s de nicotina se localizanen las hojas altas ^le la l^lanta y los m^ís clébiles en las h^^-jas bajas. I'arece ser due en las h^^jas ^lel tercio infel-i^^r dela l^^lanta el r-cmtenido en nic^^tina deja cle aumentar, apro-^ilnadamente, cuando las i^lantas se encuentran a medio<lesal-l-ollo, mientras ^hle en las hojas lnedia^ y altas rc>nti-llúa aunlentand^^ hasta la rec^^lección. :^^í, estas hojas ^leltercio medi^_^, ^• sr^bre tc^d^^ las altas c^ cle corc^na, serían, enel monlent^^ cle la 1-ecc^lección, las nlás 1-icas en nic^tina.

Ma^durt^Ñ.-C^ulviene tener en cuenta también un tac-t^^r que pue^le influir cle f^^^rma clecisiva, haciendo variar estacc^nclusión. C^»n^> verel»ns más aclelante, con la nla^lllrez delas hojas se hr^xluce un aunlent^^ de su contenxdo en nico-tina, de t^^l-ma ^lue las hojas más lnadul-as tienen lnás ni-a^tina qtie las meclianamente ma^ltll-as ^- éstas más que las^^erdes u faltas <le ma^lurez. ^^1 c^^sechar por plantas ente-i-as ^ p^l- ma^1ul-aa- 1^1-imerc^ las hojas bajas, luego las deltercio medi^, ^- l^rn• últimr^ las de cor^ma, resulta que por su

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estado de maclttración serían las hojas bajei-as las que másiiicotina clebiei-an contener. Culllo, por otr^t harte, sun éstaslas que de una n7anera natural tienden a t^^rmar menos ni-cc^tina, no se lleg^a a una con ĉausión del todo clara en cuantoa^^^c^dei- afil-mar que, en ttna l^lanta cosecha^la el^tera, seanlas hojas bajer^s las más ^^obres en nicotina.

_^un cem estas limitaciones, creemos que ^ntecle deducirseuna consecuencia ^^ráctica de tiipo general, annque sujeta,c^mlo es nattu-al, a la comprobación práctica en cada casocc^nereto: da ^oztverT^ie7rci.a de la Yecoleeció^a ^^ ^rtiliÑ^rci^ó^^i ^tel^i.c laojc^s ^lel t,ercio i^iferi^n^^ de l^ ^lanta sej^u^r^^i^^ln^y^,e^^te del^z-esto ^^ c^^7^ aziteri,ori^^a^d al r1io^^rtel^ato de nradirrc^ de la^s nt^•asho jci.c, es ^^e^iy-, cortándolc^s c^ua-ndo co^^yiieirsa^^r a estar ^r^za-d 1r ras.

Durante el ctu-ado de la I^lanta, ^^ tamhién ^lurante suproceso cíe fei-mentación, el contenido nicotíilico cle las hc,-jas disu^itluye sensiblemente, l^or desc^^mlx^sición de esterninl^uestu ^jtiímic<^.

I'ig. 3. - Si se de-jan pasar las ho-jas de maduras,éstas experimentanun aumento de sucontenido en nico-tina. Conviene, portanto, empezar acosechar aprove-chando primero lashojas del tercio in-ferior, cuando sepresentan los sin-tomas que denotan

su madurez.

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Desf^a^ytite.-En el mo^nento de fornlarse las flores ^- lascápsulas de la planta se ha observado una baja importanteen el contenido en nicotina cíe las hojas. Parece que partede la nicotina de las hojas es empleacía l^or la planta paraformar sus flores y sus semíllas, con lo que las hojas se ve-rían em^obrecidas en este producto. Es tan^bién un hechodetnostrado que con el despunte alto (dejando bastantes ho-jas) y tarcíío (esperando para hacerlo a que el ramo floralesté bien fornlado ^- las flores abiertas), las hojas tienenmenor contenido en nicotina en el mon7ento de la recolec-ción. l.'or el contrario, despuntes bajos (dejando l^ocas ho-jas) v adelantados (antes de que se forme el ramo floralo con las flores aún cerracías) producen hlautas nlás ricasen nicotina.

lnteresará también, como consecuencia, el ^^esf^itrr-te a,ltoy^ t^ir^lí.o para conse^ttir plantas pobres en nicotina.

l^ecol,eccióra.-Comu ya se ha indicado, con la nladurez delas hojas, cuyos síntomas son bien conocidos l^or los agricul-tores, se procíuce un aumento en el contenido de nicotina, so-bre todo si se retarda la recolección, dejando que las hojasse ^asen cíe macíuras. Lsto no quiere decir que para eonse-guir una cosecha de bajo contenido en nicotina se deba cose-char antes de que las hojas se vean macluras, pero sí que con-vendría hacerlo escalonadanlente : ^^r^iriaero, las lao jas ba^ja^s(eliminando las que están en n^al estado), al prese^iatar lo.chri,r^^^.erus sízr.to^i^zas de ^nadur^ez, y^nás c^delante las r^ae^^^iasy las alt,as, al e^rapeza^r a^naciatrar, si es que se puede hacerla- ^recoleccióyz poY laojas. Eya caso de coseclaar y cu^r-aY po^•plaztitas, se^ría convey^-iente que las hojas del terci^o dajo .cecos^^^lzaran co^a a^rite^r-ioridcul, colg^ztizdolas sej^a^^a^!^aii^ierya,te esi,el seecr^tero, eortayado el re.et^ de la^ f^lcr-rzta llec^^^^o el rnor^i^e^r-to de »aadurez de las hojas.

T:l cultivador cleberá siempre tener ln-esente que, paraque stts tabacos lleguen a ser analizados coii objeto de con^-l^robar si su bajo conteniclo en nicotina ^• larga duración decombustión son suficientes para alcanzar ma}-or precio, lasl^artidas han de sutrir hriinero un e^anleii visual por parte

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rle los técnicos clasificadores, de forma que únicamente laspartidas bien presentadas podrán pasar a ser analizadas.Quiere esto decir que la forma de cultivar, cosechar y cu-rar, así como el enmanillado y enfardado, deben hacersepensando, en primer lugar, en presentar tabacos que nacladejen que desear.

Desbrote.--El desbrote que sigue al despunte puede ha-cerse a mano o empleando aceites desbrotadores que ho^-venclen para este fin algunas casas comerciales.

La operación del deshijado produce en la planta unaelevación de su contenido en nicotina. Según parecen cíe-mostrar algunas e^periencias francesas, el desbrote con losaceites desbrotadores de garantía hace disminuir el conte-nido en nicotina de los tabacos en relación a los tabacosdeshijados a mano.

Según parece deducirse de ciertas e^periencias, es bas-tante probable que el curado por hojas reduzca el contenidoen nicotina del producto respecto al curado por plantas en-teras.

Abo^yaczdo.-Una práctica culttu-al con la que el agricul-tor puede hacer variar a su favor el contenido nicotínico1e las plantas es el abonaclo, Está comprobado que el ni-trógeno aprovechable para las plantas, ^-a sea de origen na-tural o si es aportado por el abonado, aumenta el conter^idoen nicotina. Por el contrario, parece que la potasa influyeen pequeña cuantía, produciendo una baja en el contenicloen nicotina cíe las hojas.

I:n resumen, v como norma práctica a seguir por elagricultor, conviene que el abonado se haga a base de unafórmula equilibrada en los tres elementos ^i-itró ĉ̂ en^o, f óĉf n^-o

c ^ota^^sa.Entre los nitrogenaclos, los nitratos son los más perju-

diciales, por lo que no deben emplear-se o hacerlo con ^nu-cha moderación. De los potásicos, el cloruro resulta contra-producente, por lo que solamente el sulfato de potasa de-biera aplicarse para el abonado del tabacal. En términosgenerales, puede considerarse una fórmula equilibrada de

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Fig, 4.-El resultado definitivo del cultivo del tabaco depende en primertérmino del éxito en los semilleros.

abonado para el tabaco la que aporte, en cantidacles apro-aimadamente iguales, abono nitrog^enado (evitanclo los ni-tratos ) de un 20 por 100 de riqueza en nitrógen^ ; abonofosfatado con riqueza de un 16 a un 18 por 100 en anhí-círido fosfórico, y- abono potásico bajo forma de sulfato po-tásico de un SO por 100 de riqueza. En todo caso, la dosisde abono fosfatado podría ser algo más baja que la de cadauno de los otros dos.

Para qtte las plantas recién llevadas del semillero en-cuentren en el terreno de asiento los elementos nutritivosque necesitan y puedan asimilarlos con facilidad, conviene,en general, aportar el abono unos quince a veinte días an-tes del momento en que se va a trasplantar. La cantidacltotal de las tres clases de abonos variará según sea la ^^a-riedad de planta que se cultiva (de escaso o de g^ran cíes-arrollo), el clima, el suelo, el sistema de cultivo (si es enregadío o en secano), etc.

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La cantidad de fertilizantes a emhlear por hectárea esantty variable por depender del contenicío del sttelo en ele-anentos nutritivos, de los abonados de los cultivos que pre-cedieron al tabaco y de las disponibilidades de estiércolespor parte del cultivador, pero no obstante, ^^ con carácterg^eneral, la dosificación de tertilizantes puede oscilar entre500 y 1.200 kilos de abono mineral, en proporción cíe untercio de cada una de las tres clases : nitrogenados, fosfó-ricos o potásicos, o en todo caso, alao menos de abono fos-fórico que cualquiera de los otros dos.

Con estos números sólo se trata de orientar de una ma-nera apro^imada. La práctica del aáricultor tendrá siem-pre un valor más definitivo.

Fl estiércol es recomendable como mejoraclor de la es-tructura física de los suelos y- por aportar también elemen-tos nutritivos para las plantas. Conviene echarlo a la cose-o.ha anterirn- o, si el tabaco va después de barbecho, a laentrada del invierno, con objeto cíe que tenga tiempo dedescomponerse ^- alcanzar un estado asimilable convenientepara las plantas en el momento de hacer la plantación.

Otros fcrctoYes.-El clima influve sobre el contenido ennicotina del tabaco. Los climas secos y de mucha insolaciónproducen tabacos con más nicotina que los que se ^ultivanen lugares f rescos o de climas con veranos húmedos, detemperaturas más moderadas y- menos días de sol.

La densidad de plantación, es decir, la separación en-tre plantas es otro tactor que influye sobre la riqueza ennicotina del tabaco. Cuanto mavor es el marco de planta-ción (menos densicíad), se obtienen plaritas más ricas en ni-cotina.

Eí agricultor cuenta, por consig^uiente, con otro proce-dimiento de hacer descender la cantidad de nicotina de sustabacos : au^nentando ^-noderada^^ze^zte la^ densidcrd ^de f^la^zi-ta^ción (pozai^e^rdo la-s ^lantas alqo ^^T-á^s j^7ti^ata.c).

El espesor o grosor de las hojas y su color están rela-cionados con su contenido en nicotina. De alg^unas varieda-

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des de tabaco puede decirse que las hojas de color clai-ocontienen menos nicotina qtte ^ las oscuras. Las de tejidogi-ueso (hojas de mucho cuer-hol suelen tener más ^licotinaque las m^ís firlas.

Las clases de suelos influyen tambiél^i sobi-e la 1-iquezaen nicotina de los tabacos cultivados en ellos.

Las tierras compacta^ y arcillosas (tierras pesadas) pro-clucen tabacos con menos liicotina que las arenosas }- suel-tas (tierras li^;^eras).

Variedades de tabaco pobres en nicotina.

Existen variecíades de tabaco con escaso conteniclo ennicotina que han sido log^radas por el estudio y aislamientocle mutaciones muy poco irecuentes, hero que por sus ca-racterísticas comerciales no reúnen las condiciones mínimasque se exigen a una variedad para ser objeto de cultivo yaprovechamiento indttstrial.

Fíg. 5.-El agricultor puede influir decisivamente sobre la calidad de sustabacos por medio de una fertilización apropiada.

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Fig. 6.-Un despunte bajo íncrementa el contenido en nicotina del taba-co. Si bien las hojas alcanzan mayor desarrollo, el resultado puede sereconómicamente desfavorable al analizarse el tabaco presentado para la

clase «especial».

1^ctualmente, en España se ensayan alg^unas variedadesde tabacos de bajo contenido nicotínico obtenidas en otrospaíses, por si en el nuestru se desar^ollan de forma que pue-da animar a pensar erl su aplicación al gran cultivo. De serasí, se produciría semilla en canti,la,1 para entreg-arla alagricultor.

La combustibilida^ del tabaco.

. El ín^lice principal por el que se sttele lnedir la conll^us-tihilidacl ^]e un tabaco es el tiempo clue cltlra su combustióndespués de encendido. Puede hacerse la prueba en la hojaseca, antes o después de fern^entar, y también en la labordespués de indttstrializado y comercializado el producto, e^decir, en el cigarrillo, cig^arro puro o en labor de hebra opicaclura preparada para su venta en los estancos.

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Fig. 7.-E1 cuidado de los planteles de tabaco influye sobre el éxito en laplantación. La obtención de planta vigorosa y sana en el momento opor-

tuno es condición para dicho éxito.

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Fig. 8. - La composi-ción química y la es-tructura física de la.h o j a determinan lacombustión del taba-co. Ambos factores seven influidos princi-palmente por el abo-nado y composición delas aguas de riego.

Tainbién se consicleran otros tactores ^ara juzgar de lacalidad cle un tabaco por su combustión. ) 31 color de la ce-niza (blanco o gt-is claro es consecuellcia de una buena conl-bustión, y gris oscuro o negruzco indica una combustiónde^fectuosa), saboi- y aroma del hunlo.

Se tiene coinprobado que las hojas bajas }- medias ar-den mejor que las de corona. Este hecho se suma a los yadescritos al tratar de la nicotina del tabaco, para insistirsobre la^ conveniencia de ĉóseclaa.r escalolaa^^a,^ize^ate, a,^ro-Úeclaa^a^in j^r^i^7ze^^o las I2ojas bajcrs en el ^7ao^i^zento o^oytuno,sirr ^^eja^t•l^zs pascz^^se de i^aaadrr.ras, y e^m^learlns ^or s^e^a^raclode las ^.^el resto de la j^la^zta.

La ^composición qtúniica de la hoja y su estructura físi-ca detern^inan la forma de arder y la duración del encen-dido. Con la composición qttímica y la estructura de los sue-los donde se cultiva, son el^ abonado y la composición de las

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aguas de riego los i^actores que más influyen sobre la conl-posición y estructura de las hojas de las plantas y, por con-siguiente, sobre su combustión. I?stá totalmente comproba-cío que entre los elementos químicos asimilados por las plan-tas }- presentes eii sus tejidos, el cloro y el potasio son los^que de forma más patente influyen sobre la combustión de^tabaco. El potasio mejora de forma clara la combustión }-la <íuración del encenciido, mientras que el cloro la perjudi-ca, reduciendo su tiempo de duración.

El ag^ricultor n^^ puede hacer nada por c^ui^biar la com-pc^sición cle las aguas de riego de que dispone para regarsu plantación; pero sí pttede influir, a veces de manera de-cisiva, soure la composición química de la capa de sttelo su-herficial ^le don^lc se alinlentan las plantas para, c1e estem^^do, obter^^er tina cosecha de mejor calidad. Para ellocuenta con la posil^ilidad cle aportar los abonos más a pro-pósito, se^ún l^^s rasos _̂- en las dosis precisas.

^-olvemos a insistir aquí sobre la necesidad de aportarel abonaclo en forma de dosis equilibradas en los tres prin-cipios nutritivos básicos para las cosechas : nitrógeno, fós-foro }- potasa. I?n muchos lugares de Lspaña el agricultorcíe tabaco no emplea la potasa o, de hacerlo, la usa corrien-temente en forma de cloruro. Las sales cle cloro (c^loruros)^resultan altamente perjudiciales para la calidad del tabaco.

Las demás sales de pot«sio, tales como el carbonato, ni-trato, bicarbonato y sulfato, resultan altamente beneficiosaspara mejorar la calidacl cle la cosecha ^•, en particular, lacombustión del producto. 1?1 sultato de potasa se encttentraen el mercado espaiiol de abonos, aunque a precios más al-tos que el cloruro.

La potasa tomada por la planta en torma de sulfatoes transtormada por ésta en carbonato de potasa, que esel producto que, al arder la hoja, favorece y estimula sucombustión. I:'ara que el sttl^fato pueda transjormarse encarbonato potásico, como conviene para que mejore la com-bustión del tabaco, es preciso que ehista en el suelo el car-bonatc cálcico. Por consigttiente, la aportación directa decarbonato o bicarbonato potásico como abono, en vez de sul-

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fato, resultaría ventajosa, con objeto de obtener un pro-clucto de mejor combustión. Sería de desear que el merca-do español de abonos pudiera ofrecer al agricultor estosproductos, tal como ocurre en otros países.

El nitrato potásico como fuente de potasa para la plan-ta, con ser preferible al cloruro, puede ocasionar, especial-mente si se aplica en cantidades elevadas, una combustiónexplosiva e incompleta, por lo que deberá preferirse el em-pleo del sulfato.

PUBLICACIONES DE CAPACITACION AGRARIA

Bravo Muriilo, 101, Madrid-20.

Se autoriza la reproducción íntegrade esta publicación mencionando su nei,ósieo ^e^ai, M. 3.109 - 1958.origen, KHojas Divulgadoras del Mi- Gráficas Uguina.

nisterio de Agricultura». mTeléndez Valdés, ;.Madrid, 1968.